Carta Al Colegio San José-1
Carta Al Colegio San José-1
Carta Al Colegio San José-1
Señores y señoras
Comisión Directiva
Colegio San José
Por medio de la presente deseamos comunicarles que las y los estudiantes del Colegio
San José nos unimos frente a la necesidad urgente de presentar este pedido, derivada de los
hechos de público conocimiento sucedidos en nuestra institución el pasado miércoles 28 de
Julio del presente año, en los cuales una menor de 2° grado (de la cual pedimos que se
preserve y resguarde su identidad) fue abusada sexualmente por una persona dentro del
Colegio.
Es inminente resaltar que las y los estudiantes de todos los niveles educativos de la
institución nos encontramos en un indiscutible peligro. Nuestra integridad física y psicológica
se ve transgredida y violentada por los adultos que deberían cuidarnos y, lamentablemente, no
es la primera vez que sucede en la historia del Colegio. Por estos motivos les escribimos, en
nuestro nombre y en especial solidarización con la familia afectada.
Como sabemos, la escuela como tal constituye (o debe constituir) un espacio
sistemático de enseñanzas y aprendizajes, el cual debe ser protector y no vulnerador de las
infancias y adolescencias que lo atraviesan.
Entendiendo que se nos está negando el acceso a un derecho y que esto nos ha llevado
a no poder abordar las situaciones de violencias que nos suceden como institución de manera
adecuada, nos gustaría desarrollar que la integralidad de los objetivos de la ley 26.150
(aprobada en el año 2006 en nuestro país y que al día de hoy no se cumple efectivamente en la
institución) de Educación Sexual Integral abarca aspectos biológicos, psicológicos, sociales,
culturales, afectivos, éticos y jurídicos. Esto nos permite pensar la enseñanza de los
contenidos escolares vinculada a las vivencias de niños, niñas y adolescentes.
Además, es importante mencionar que en el año 2008 finalmente se crea el Programa
Nacional de Educación Sexual Integral, con la finalidad de hacer cumplir el derecho de los
niños, niñas y adolescentes a recibir esta educación en todos los establecimientos educativos
públicos de gestión estatal y privada.
Asimismo, en 2017, en el marco de la ley de Violencia de Género, se sanciona la ley
27.234: “Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la Violencia de Género” con el fin
de generar en los establecimientos educativos las llamadas "Jornadas Educar en Igualdad" las
cuales tienen como objetivo erradicar la violencia contra las mujeres.
Teniendo en cuenta este recorrido legal, político y sociohistórico que ha hecho nuestro
país en los últimos 15 años en pos de asegurar derechos a los niños, niñas y adolescentes, nos
parece indiscutible comenzar a nombrar (y a llevar a cabo) a la Educación Sexual Integral
como tal y no como "Educación para el amor", lo que significaría un cambio de perspectiva
imprescindible ante el momento devastador que estamos viviendo como comunidad
educativa.
Dado que este nombre, necesario, demanda al equipo docente y directivo formarse y
posicionarse en un marco de tratamiento integral de los aprendizajes, no sólo desde lo
cognitivo, sino también desde un plano afectivo, del cuidado, de dar lugar a la palabra, a los
vínculos, a las formas de identificar las violencias, haciéndose cargo de las prácticas concretas
existentes vinculadas con vivir en sociedad en estos tiempos.
Si bien sabemos que en la página web del colegio, en el apartado de Proyecto
Educativo Institucional se menciona un supuesto "Proyecto de Educación Sexual Integral"
nosotros bien podemos afirmar, desde las experiencias que vivimos y transitamos en el
Colegio, que esa educación no es más que una reducción de la ley a una "Educación para el
amor" que se enmarca sólo en concepciones religiosas de la vida, biologicistas y
reduccionistas, que dejan de lado el poder de transformación social y empoderamiento (ligado
al conocimiento integral) de las infancias y adolescencias al cual apunta la ley 26.150. Deben
saber ustedes que trabajar la educación desde la integralidad de la ESI es hacer a los niños,
niñas y adolescentes más libres, más empáticos y más críticos. También es darnos la
posibilidad del autoconocimiento, velar por vínculos menos violentos, enseñar el respeto,
dejar atrás viejas concepciones, trazarnos y acompañarnos en el camino para poder vivir una
sexualidad plena, entendiendo a la sexualidad como un aspecto innegable y constitutivo de
nuestras vidas, desde un sentido amplio.
Consideramos que a partir de lo expuesto anteriormente, queda tan claro como
argumentado nuestro posicionamiento ante lo sucedido y, sobre todo, nuestro pedido de cómo
se debería actuar de ahora en más. Resulta una real pena que tengamos que llegar a estas
situaciones (en las cuales se dejan rastros, traumas, daños físicos y psicológicos, miedos de
por vida a una niña) para que exista un punto de inflexión que permita que las autoridades
correspondientes tomen las medidas necesarias para generar una genuina transformación
desde y para la propuesta educativa.
Esperamos que esta vez la institución nos escuche y tome cartas en el asunto, que no
se quede simplemente un lamento que se pierda en el tiempo, sino que se haga cargo, de una
vez por todas, y se atenga a las normativas educativas vigentes para permitirnos acceder a lo
que por derecho nos corresponde, esto significa, como hemos mencionado: una efectiva
implementación de la ley de Educación Sexual Integral.
Si realmente desean velar por nuestra seguridad, integridad y bienestar, este es el
único camino. Formarse, instruirse, y darnos las herramientas que corresponden para poder
pensar nuestra vida en sociedad, conociendo las diversas aristas que conviven con nosotros.
Finalmente nos gustaría decirles que si lo que exigimos se hubiese implementado
como corresponde, probablemente no hubieran sucedido los distintos hechos que se han ido
conociendo, o se hubiera actuado de una mejor manera ante todos los casos de abuso sexual
que sucedieron aquí (y de seguro también tendrían lugar algunos otros, que, por miedo o por
no saber cómo, aún siguen ocultos).
Sinceramente deseamos que como Comisión Directiva estén a la altura de lo que la
situación particular, las leyes vigentes, nuestra nación y el tiempo histórico en el que vivimos
les demanda.