La Injerencia de EE - UU en América Latina
La Injerencia de EE - UU en América Latina
La Injerencia de EE - UU en América Latina
Como en otras regiones del Tercer Mundo, en América Latina el conflicto entre las dos
superpotencias se sobrepuso a complejos procesos locales de transformación social, económica y
política. La convergencia entre estos procesos dio pie a un periodo de más de cuatro décadas de
fuerte inestabilidad política y económica, de polarización interna y de episodios de dramática
violencia.
Pero el objetivo no era solo desarticular las operaciones de los grupos armados (que por
otro lado crecieron y se legitimaron frente a la clausura de los espacios de participación
democrática, al menos en la década de los sesenta) sino controlar cualquier espacio que permitiera
la expansión de esa “frontera ideológica”. Diferentes espacios de actividad política o de
elaboración y difusión de perspectivas críticas se transformaron en focos “subversivos” y por lo
tanto objeto de vigilancia, censura o represión. Fueron alcanzados por estas prácticas
principalmente militantes políticos, representantes gremiales, referentes de la cultura e
intelectuales críticos.
Para desarrollar estas prácticas represivas hacia la propia sociedad sospechada de incubar
la “enfermedad comunista”, militares de diferentes países se formaron en los métodos de lucha
“antisubversiva” en escuelas norteamericanas, como la Escuela de las Américas, que funcionaba
en Panamá. Allí recibieron instrucción cerca de sesenta mil oficiales de los ejércitos
latinoamericanos, que implementarían los métodos aprendidos fundamentalmente en la década de
los setenta en el Cono Sur, y en los setenta y ochenta en Centroamérica.
En agosto de 1961 se celebró en Punta del Este, una reunión del Consejo Interamericano
Económico y Social en donde había delegados de todos los países miembros de la Organización
de Estados Americanos. Fue en esa reunión que se aprobó la Alianza para el progreso, propuesta
por el presidente Kennedy. En el texto oficial de su Constitución se establece su objetivo general:
"mejorar la vida de todos los habitantes del continente"; para ello se proclamaron varias medidas
de carácter social (educación, sanidad, vivienda), político (defendiendo la formación de sistema
democráticos, según el principio de autodeterminación de los pueblos) y económico (limitación de
la inflación, mejora de la balanza de pagos, siempre bajo la iniciativa privada). Para garantizar
estos objetivos, Estados Unidos se comprometía a cooperar en aspectos técnicos y financieros.