Resumen Sermon Del Monte
Resumen Sermon Del Monte
Resumen Sermon Del Monte
1. Datos Bibliográficos
Capítulos: DEL 1 AL 14
Ciudad: COLOMBIA
Para estudiar el Sermón del Monte es necesario aclarar las siguientes preguntas: ¿Es
autentico el Sermón? Si es auténtico, el Sermón del Monte representa la instrucción, no
de una sola hora o un día, sino de un período de retiro; ¿Es pertinente el Sermón? Si, el
Sermón es pertinente, retrata la conducta que Jesús esperaba de cada uno de sus
discípulos, quienes son también así ciudadanos del reino de Dios. ¿Es práctico el
Sermón? Si es práctico, sin embargo las normas del Sermón no son ni fácilmente
alcanzables por todos los hombres, ni totalmente inalcanzables para cualquier hombre.
Pueden ser alcanzados sólo por aquellos que han experimentado el nuevo nacimiento.
El sermón del Monte inicia con las bienaventuranzas, las cuales pintan un retrato
amplio de un discípulo cristiano. Lo vemos primero solo sobre sus rodillas delante de
Dios, reconociendo su pobreza espiritual y llorando por ella. Esto lo hace manso o gentil
en todas sus relaciones, ya que la honestidad lo compele a permitir a otros que piensen
de él lo que ante Dios él mismo confiesa que es. Aunque está lejos de conformarse con
su pecaminosidad, porque tiene hambre y sed de justicia, ansiando crecer en gracia y en
bondad. Lo vemos luego con otros, afuera, en la comunidad humana. Su relación con
Dios no lo lleva a escapar de la sociedad, ni lo aísla de su dolor. Por el contrario, está en
lo más reñido del mundo, mostrando misericordia a aquellos abatidos por la adversidad
y el pecado. Es transparentemente sincero en todas sus relaciones y busca jugar un papel
constructivo como pacificador. Pero no le agradecen sus esfuerzos, sino más bien se
oponen a él, lo calumnian, lo insultan y lo persiguen por causa de la justicia por la cual
permanece firme, y del Cristo con el cual se identifica.
Luego de las bienaventuranzas, Jesús compara al cristiano con la sal y la luz, estos
indican la influencia bienhechora del cristiano en el mundo, pero también nos muestra
que entre los cristianos y los no cristianos hay una diferencia fundamental. Los
cristianos tenemos que aceptar la responsabilidad que esta distinción coloca sobre
nosotros: como sal, tenemos la responsabilidad de ser una influencia negativa al detener
su corrupción y como luz, tenemos la responsabilidad de ser una influencia positiva al
llevar luz a sus tinieblas.
Luego de ello, Jesús declara que era consciente de la misión por la cual vino al
mundo, lo cual no era abrogar el A. T., haciéndolos a un lado o aboliéndolos, ni
tampoco para apoyarlos en forma literalista y muerta, sino que vino al mundo para
cumplirlos, en el sentido de llevarlo a su realización por medio de su persona, su
enseñanza y su obra. A continuación, nos presenta la causa y la consecuencia de esto:
La causa es la permanencia de la ley hasta que se haya cumplido, y la consecuencia es la
obediencia a la ley o la justicia cristiana que tienen que prestar los ciudadanos del reino
de Dios, el cual sobrepasa en mucho a la justicia farisaica en genero más que en grado
porque es más profunda y más radical, ya que trata de una justicia de pensamiento,
motivación y corazón, que es posible en aquellos a quienes el Espíritu Santo ha
regenerado y ahora mora.
La segunda antítesis “No cometerás adulterio”, una vez más los rabíes intentaban
limitar el alcance del mandamiento a un hecho externo, a pesar que el pecado de desear
a la mujer de otro se incluía en el décimo mandamiento, ellos evidentemente
encontraron más cómodo ignorar esto. Pero Jesús enseñó de forma diferente, Él amplió
las explicaciones de la prohibición divina, afirmó que el significado verdadero del
mandamiento de Dios iba mucho más allá de una mera prohibición de actos externos de
inmoralidad sexual, la prohibición de adulterio, incluía cualquier tipo de sexo ilegitimo,
fuera del matrimonio, practicado por personas solteras o casadas, pero también incluía
la imaginación y miradas codiciosas, los cuales provienen de dentro del corazón. El
corazón y los ojos están íntimamente relacionados y es esa relación la que lleva a Jesús,
a continuación, a dar instrucciones muy prácticas sobre cómo conservar la pureza
sexual, deshacerse de los ojos y las manos; todo esto es un ejemplo del uso que nuestro
Señor daba a figuras dramáticas del lenguaje. Estaba abogando no por una
automutilación física literal, sino por una autonegación moral despiadada, la
mortificación.
La cuarta antítesis tiene que ver con los votos, un voto es obligatorio,
independientemente de la fórmula que lo acompaña, Siendo así, la implicación real de la
leyes que tenemos que guardar nuestras promesas y ser gente de palabra. Los
juramentos surgen debido a que los hombres son con tanta frecuencia mentirosos, por lo
tanto, lo que Jesús enfatizó en su enseñanza fue que los hombres honestos no necesitan
recurrir a juramentos; no que deberían negarse a prestar juramento si alguna autoridad
externa requería que lo hiciera.
La quinta antítesis “ojo por ojo y diente por diente” un principio para la
administración de la justicia, Jesús no estaba prohibiendo la administración de la
justicia, sino más bien estaba prohibiendo tomar la ley por propia mano. "Ojo por ojo"
es un principio de justicia que pertenece a las cortes de ley. En la vida personal debemos
deshacernos no sólo de toda venganza en palabra u obra, sino de toda animosidad de
espíritu. Podemos y debemos encomendar nuestra causa al Juez bueno y justo, como lo
hizo el mismo Jesús," pero no nos corresponde procurar o desear tomar venganza
personal. No tenemos que pagar la injuria sino sufrirla, y así vencer con el bien el mal.
La sexta antítesis “Amarás a tu prójimo” los escribas decían lo siguiente en cuanto a
este mandamiento: Mi prójimo es alguien de mi propio pueblo, un paisano judío, mi
propio pariente y amigo, que pertenece a mi raza y a mi religión. La ley no dice nada
sobre los extranjeros o los enemigos. De modo que, ya que el mandamiento es amar
solamente a mi prójimo, debe estar permitido, incluso tomarse como mandato, aborrecer
a mi enemigo porque él no es mi prójimo, al cual debo amar. Sin embargo Jesús,
rechazando esta interpretación, enseñó que los cristianos también estamos llamados a
amar activamente a nuestros enemigos, con un amor en el que no hay egoísmo,
bendiciéndolos y orando por ellos, lo cual esto es imposible sin la gracia sobrenatural de
Dios.
A continuación, Jesús nos ayuda a elegir el bien. Señala la locura del camino
erróneo y la sabiduría del correcto. Como en las secciones anteriores sobre la piedad y
la oración, lo hace aquí en lo tocante a la ambición, coloca lo falso y lo verdadero uno
frente a otro de tal forma que ello nos conduce a compararlos y juzgar por nosotros
mismos.
En el último capítulo Jesús presenta al cristiano en torno a las diferentes relaciones
en las cuales estamos inmerso, con nuestro hermano, en cuyo ojo podemos percibir una
astilla, a quien tenemos responsabilidad de ayudar, no de juzgar, el cristiano aborrece la
hipocresía, se critica él mismo y procura dar apoyo constructivo moral a otros; con un
grupo designado sorprendentemente “perro y cerdos”, gente común y corriente, pero es
tal su naturaleza animal que se nos dice que no compartamos el evangelio de Dios con
ellos, aprecia la perla del evangelio en forma tan elevada que se niega a exponerla al
rechazo desdeñoso de pecadores endurecidos; con nuestro Padre celestial a quien
venimos en oración, confiados de que nos dará solamente "buenas cosas", como hijo,
espera humilde y confiadamente que su Padre celestial le dé todas las buenas dádivas
que necesita; con todos en general, donde la regla de oro debería guiar nuestra actitud y
conducta hacia los demás, como amante de todos los hombres está resuelto a conducirse
hacia ellos como le gustaría que ellos se condujeran hacia él; con nuestros compañeros
de peregrinaje que andan con nosotros por el camino angosto, como viajero en el
camino angosto y difícil disfruta de la comunión con sus compañeros de peregrinaje y
mantiene sus ojos en la meta de la vida; con los falsos profetas, a quienes debemos
reconocer por medio de sus frutos y de quienes debemos guardarnos, como campeón de
la verdad revelada de Dios, atiende la advertencia de Cristo a estar alerta por los falsos
maestros que la podrían pervertir y así diezmar el rebaño de Cristo.
El Señor Jesús concluye el Sermón del Monte mediante un pasaje de aplicación que
penetra el corazón. Jesús nos enfrenta consigo mismo, coloca ante nosotros la elección
radical entre obediencia y desobediencia, y nos llama a una entrega incondicional de
mente, voluntad y vida a su enseñanza. La forma en que lo hace es advirtiéndonos que
hay dos opciones inaceptables: primero, una profesión meramente verbal. Y segundo,
un conocimiento meramente intelectual. No puede haber sustituto para la obediencia; en
verdad cada una de las opciones anteriores puede ser un camuflaje para la
desobediencia. Jesús hace hincapié con gran solemnidad en que nuestro destino eterno
depende de una completa obediencia.
4. Evaluación:
Este libro de John Stott, en lo general es un buen libro que me ayudó a profundizar
un poco más en el entendimiento del maravilloso Sermón que Jesucristo predicó, claro
que tiene varias cosas particulares con la cuales no estoy de acuerdo, como por ejemplo:
la razón por la cual Cristo subió al monte, donde menciona que fue porque quería
apartarse de la multitud; la interpretación del v. 6 del cap. 7, donde personalmente
pienso que no lo interpretó en su debido contexto (la relación con nuestros hermanos o
el juzgar a los demás), hay algunas otras más, sin embargo como lo mencione a
principio este libro es bueno en general.
5. Aplicación personal:
El profundizar en el estudio del Sermón del Monte por medio de este material me
ayudo en vida espiritual, ya que corrigió muchas áreas de mi vida, por ejemplo, las
siguientes citas confrontaron y me llamaron a amar y orar por aquellos que muchas
veces me hacen mal:
“Devolver mal por bien es diabólico; devolver bien por bien es humano; devolver
bien por mal es divino” Alfred Plummer
“En cuanto al amor cristiano, esto es lo sumo: En la oración nos ponemos al lado del
enemigo, estamos con él, junto a él, en favor de él, delante de Dios” Bonhoeffer.