Estudio Bíblico de Proverbios 3

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Estudio bíblico de Proverbios 3:1-

22

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Programación diaria

Proverbios 3:1-22
Al entrar al capítulo 3, de este libro de Proverbios, diremos que
los pasos del joven en el camino de la vida son pasos que
muestran una nueva responsabilidad. Él ha salido de su hogar,
disponiéndose a enfrentar la vida, en la que se está poniendo en
un contacto directo con la realidad. Se le da este consejo de que
sus pasos sean ordenados según lo que dice la Palabra de Dios.
Cuán importante es esto en el día de hoy. Es un buen consejo, un
consejo muy provechoso el que se puede encontrar aquí.
La sabiduría es aquí descrita como si fuera una mujer. Sin
embargo, para nosotros la sabiduría está personificada en el
Señor Jesucristo. Dijo el apóstol Pablo en1 Corintios 1:30, Pero
por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho
por Dios sabiduría. El joven, en realidad, necesita a Cristo.
Leamos ahora el versículo 1, en el cual se comienza a considerar
que

El joven tiene que escuchar la ley de Dios


"Hijo mío, no te olvides de mi Ley, y que tu corazón guarde mis
mandamientos"
Estos proverbios también están encabezados por la expresión
Hijo mío. Tenemos que entender que estamos en un contexto
judío. No obstante, estos consejos tienen gran importancia para
nosotros hoy.
Dice aquí que tu corazón guarde mis mandamientos. ¿No es esa
declaración algo interesante? Eso es algo más que simplemente
someterse a una obligación. Se oye tanto decir en el día de hoy
que es nuestra obligación como creyentes hacer esto o aquello.
Bueno, estimado oyente, no es nuestra obligación. Es nuestra
devoción amorosa a la voluntad de Dios. ¿Recuerda usted lo que
dijo el salmista? En mi corazón he guardado tus dichos, para no
pecar contra ti. (Salmo 119:11) ¿Y recuerda usted lo que se dijo
en Esdras 7:10 acerca de aquel joven sacerdote llamado Esdras?
Que él había preparado su corazón para buscar la ley del Señor y
para cumplirla; y enseñar en Israel los estatutos y los juicios. Es
necesario en el día en que vivimos, que exista una preparación
del corazón. Después recordemos cuando, en Juan 14, el Señor
Jesucristo estaba reunido con los Suyos en el aposento alto;
¿recuerda usted cómo habló con ellos? Lo hizo de una manera
cariñosa, íntima y personal, de cosas que Él no había revelado
antes. Y Él les dijo, según 14:23: El que me ama, mi palabra
guardará; y mi padre le amará, y vendremos a él, y haremos
morada con él. ¿Le ama usted, estimado oyente? Si le ama,
entonces, Él quiere hablar con usted. Así que no lo consideramos
una obligación. Lo que nosotros estamos haciendo a través de la
radio se debe a que le amamos, y estamos tratando de hacer lo
que El quiere que hagamos. Y El quiere que difundamos Su
Palabra. Él está sembrando la semilla; esa es la imagen que
tenemos de Él, y nosotros estamos sembrando esa semilla bajo
su dirección. Lo hacemos por amor, Y creemos que ese es el
fundamento. Porque El dijo, El que me ama, mi palabra guardará.
Recordemos la conversación que el Señor Jesucristo tuvo con
Simón Pedro, quien le había negado antes, y ¡cuán terrible fue
esa experiencia! Después de la resurrección, cuando se
encontraba en el mar de Galilea, Cristo había preparado el
desayuno para ellos en la playa, y cuando Simón Pedro se
presentó ante El, creemos que no le quería ni siquiera mirar al
Señor Jesús a los ojos. Y el Señor no le preguntó: "¿Por qué me
has negado?" Lo que se le preguntó fue: Simón, hijo de Jonás
¿me amas? (Juan 21:17). Si usted le ama, ese sentimiento hace
que esta vida sea más brillante, enriquecedora y maravillosa.
Escuchemos ahora, lo que dice el versículo 3 de este capítulo 3,
de Proverbios, que estamos estudiando:
"Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad: átalas a tu
cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón."
Aquí se menciona la misericordia, que es compasión. Dijo Juan
que la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio del Señor Jesucristo. ¿Qué es la misericordia?
Es gracia, es más que amabilidad. Misericordia y verdad. Aquí se
le aconseja al joven Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de
tu corazón. Y el versículo 4, dice:
"Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los
hombres."
El resultado de obedecer ese consejo es hermoso. Continuemos
leyendo los versículos 5 y 6, que son muy conocidos:
"Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu
propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él hará
derechas tus sendas."
Y no solo son conocidos sino también favoritos. Nos preguntamos
a veces si aquellos que están recitando esos versículos, se dan
cuenta de la rica veta de verdad de donde proceden. Tenemos
que recordar que estos versículos fueron directamente dirigidos
al que estudia concienzudamente la Palabra de Dios. Como Pablo
le dijo al joven predicador en 2 Timoteo 2:15: Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene
de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Habiendo estudiado la Palabra de Dios y sabiendo algo acerca de
la misericordia o compasión, de la gracia y de la verdad de Dios,
y aferrándose a estas realidades, el escritor le aconseja al joven
lo que hemos leído en estos versículos 5 y 6, que en otra versión
dice: Confía en el Señor de todo tu corazón, y no en tu propia
inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus
sendas.
Ahora, reflexionemos por un momento. Tenemos aquí un consejo
muy solemne; y aun así ofrece una certeza maravillosa de guía
en un camino de paz. ¡Qué contraste con Proverbios capítulo 28,
versículo 26! que dice: El que confía en su propio corazón es
necio.
Por otra parte, es una hermosa experiencia el poder confiar en
Cristo con todo el corazón, el entregarse y comprometerse
totalmente a Él. Este compromiso completo, integral, es muy
necesario en el día de hoy.
A veces nos encontramos enfrentados a situaciones que no nos
agradan, en las que nos sentimos inseguros, poco seguros o en
peligro. Aquí dice: Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propia prudencia. Y así, Él nos ha guiado hasta aquí,
a través de circunstancias problemáticas y variadas. Y lo seguirá
haciendo.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee, contó
que el reconocía que no confió plenamente en el Señor hasta que
sufrió de cáncer. Entonces aprendió a tomar los días tal como ese
presentaban. Pero cuando se dio cuenta de que sufría de esa
grave enfermedad, ya no opinó sobre la vida de esa manera. Cada
vez que amanecía un nuevo día, miraba hacia el cielo y decía:
"Señor, gracias por traerme a un nuevo día". Quizás el cielo
estaba nublado y no estaba brillando el sol, o quizás era un día
luminoso. "Pero en cualquier caso", dijo McGee, "yo siempre le
daba gracias a Dios". Y con respecto a este último proverbio:
Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas tus sendas,
dijo el citado profesor que le llevó mucho tiempo aprender que
significaban esas palabras en su vida práctica.
Recordemos que el Señor Jesús, dijo en Mateo 6:22: La lámpara
del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo
estará lleno de luz. Hay un hecho sorprendente. Si usted se
entrega a Dios comprometiéndose con El, si usted se encuentra
recorriendo cierto sendero de la vida o realizando alguna
actividad, es sorprendente cómo todo lo demás ocupa su debido
lugar. Entonces todo su cuerpo está lleno de luz. La totalidad de
la vida se llena en ese momento de luz.
Ahora, en los versículos 7 y 8, de este capítulo 3, de Proverbios,
leemos:
"No seas sabio en tu propia opinión, si no teme al Señor y
apártate del mal, porque esto será medicina para tus músculos y
refrigerio para tus huesos."
Otra versión traduce el versículo 8 así: "Esto infundirá salud a tu
cuerpo y fortalecerá tu ser". Realmente, creemos que si usted
confía en el Señor, estimado oyente, mejorará su salud. Es
tranquilizador descansar y apoyarse en El, antes que en uno
mismo.
El Apóstol Pablo, escribiendo al joven Timoteo, le dijo en su
segunda carta 2:19: Apártese de maldad todo aquel que invoca
el nombre de Cristo. Esta conducta le apartará a usted del
pecado, le alejará de todas aquellas cosas que corroen no solo la
vida espiritual pero también su vida física.
Ahora leamos los versículos 9 y 10, de este capítulo 3 de
Proverbios, que consideran que

Las bendiciones materiales tienen un significado


espiritual
"Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus
frutos; entonces tus graneros estarán colmados con abundancia
y tus lagares rebosarán de mosto."
Esto representa una entrega y un compromiso total. Recuerde lo
que Dios dijo a Israel cuando Él los puso en la tierra prometida:
La tierra es mía, yo os la doy. Los israelitas tenían que dar una
décima parte, es decir un diezmo de los productos que
cosechaban y elaboraban. Y creemos que en realidad lo que ellos
daban al Señor eran tres diezmos. Al mismo comienzo de la
cosecha traían las primicias o primeros frutos. Con esa acción
reconocían que Dios era el dueño de todo. Era una evidencia de
un compromiso total con El.
Nadie puede decir que está totalmente comprometido con el
Señor hasta que usted considere que El es el dueño de todo y
obre en consecuencia. Porque Él es quien le ha dado todo. Ahora,
alguien quizá diga: "Bueno, yo he trabajado muy duramente para
conseguir todo lo que tengo". Pero ¿quién le dio la salud para
trabajar, estimado oyente? ¿Quién le dio a usted el trabajo?
¿Quién hizo posible que usted ganara dinero? Estimado oyente,
Dios hizo todo eso por usted. Y usted tiene que reconocerlo. Y esa
es una evidencia de una entrega total.
Alguien también podrá decir que esto le suena muy material. Pues
no, esto es verdaderamente espiritual. Tenemos que decir que la
espiritualidad genuina no consiste, por ejemplo, en la duración de
sus oraciones; sino en la cantidad de sus bienes que usted dedica
al Señor en proporción con sus posibilidades. Esa es la forma en
que uno puede evaluar y determinar en nivel de espiritualidad en
una persona.
Nos hemos dado cuenta que la persona que habla más es la que
menos contribuye a la obra de Cristo. La experiencia nos ha
demostrado que esto es verdad. Y hay que decir que Dios
promete Su bendición a aquellos que le honran con los bienes que
reciben. Y no lo decimos nosotros. Lo dice la Palabra de Dios. San
Pablo dijo en 2 Corintios 9:7, Dios ama al que da con alegría.
Leamos ahora los versículos 11 y 12 de Proverbios 3, que hablan
sobre

La corrección del Señor


"No menosprecies, hijo mío, la disciplina del Señor, no te canses
de que él te corrija, porque el Señor al que ama reprende, como
el padre al hijo a quien quiere."
Estimado oyente, si usted es Su hijo, Dios lo va a corregir, lo va
a disciplinar a través de esta vida. Dios nunca corrige a quienes
están controlados por el diablo; pero sí reprende a los Suyos. Esta
es una buena evidencia de que usted le pertenece a Él.
Recordemos que en el Libro de Job 5:17 y 18 leímos lo siguiente:
Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; por tanto, no
menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien
hace la herida, pero él la venda; el golpea, pero sus manos curan.
Ahora recordemos que corregir, disciplinar, no es castigar. A
veces se confunde al castigo con la disciplina.
El criminal ha de ser castigado; pero el hijo ha de ser corregido,
es decir, reprendido, disciplinado. Y este es el método que Dios
usa para los Suyos, para aquellos que le pertenecen.
Ahora, en el versículo 13, de este capítulo 3, de Proverbios,
comenzamos a oír hablar de
La felicidad de encontrar la sabiduría
"¡Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría y obtiene la
inteligencia"
Dichosa es la persona que encuentra a Cristo. Para nosotros en
el día de hoy, el es la sabiduría de Dios. Y el versículo 14, dice:
"Porque su ganancia es más que la ganancia de la plata, sus
beneficios más que los del oro fino!"
Aquí la sabiduría es retratada como teniendo una escuela. Se la
representa como femenina porque se encuentra en contraste con
la mujer extraña. Ahora, en los versículos 15 y 16, de este
capítulo 3 de Proverbios leemos:
"Más preciosa es que las piedras preciosas: ¡nada que puedas
desear se puede comparar con ella! Larga vida hay en su mano
derecha, y en su izquierda, riquezas y honra."
Y Dios había prometido larga vida en el Antiguo Testamento a
aquellos que le servían. Aquí se presenta a la sabiduría como
superior en valor a las cosas más deseables o codiciables de se
pueden encontrar en esta tierra, y por las que el ser humano ha
realizado los mayores sacrificios, los esfuerzos más arduos,
llegando incluso a dar su vida por ellas. O sea que la sabiduría de
Dios, Su Palabra, y el conocimiento de la misma, es el tesoro más
valioso que el ser humano puede encontrar. Estas palabras
constituyen un estímulo para que profundicemos lo más posible
nuestro estudio de la Biblia, para encontrar los tesoros
espirituales y el mensaje que Dios quiere comunicarnos. Y
después se nos dice en los versículos 17 y 18, de este capítulo 3:
"Sus caminos son caminos placenteros; todas sus sendas, paz. Es
árbol de vida para los que de ella echan mano, y dichosos son los
que la retienen."
Requiere estudio, esfuerzo y tiempo asimilar la Palabra de Dios.
El Espíritu de Dios no abre la Palabra de Dios a las mentes
perezosas, sino a aquellos que están despiertos, con la mente
dispuesta, y que desean aprender y conocer la voluntad de Dios.
Uno de los grandes problemas hoy es que muchas personas no
están dispuestas a hacer el esfuerzo de estudiar la Biblia. Mucha
de esta pereza es ocultada con una jerga y tópicos piadosos.
Algunos parece que han desarrollado un vocabulario cuidado que
suena bien y oculta una gran ignorancia de la Palabra de Dios. Es
cierto que su estudio requiere trabajo, pero los caminos de la
sabiduría son caminos agradables, y todos sus senderos, son
senderos de paz.
Leamos ahora los versículos 19 y 20:
"El Señor fundó la tierra con sabiduría, afirmó los cielos con
inteligencia. Con su ciencia, los mares fueron divididos y destilan
rocío los cielos"
Usted y yo vivimos en un universo que está sumamente
ordenado. Muchos de los que trabajan en el programa espacial
son cristianos. Y nos alegra saber que muchos de ellos escuchan
este programa en otros países y lo apoyan. Nos resulta extraño
que las personas que estudian las leyes de la naturaleza y
exploran los secretos del universo no lleguen a la conclusión de
que vivimos en un universo que no pudo simplemente surgir de
la nada. Y si así fue, ¿cómo surgió y cuándo? Este universo está
tan ordenado que el hombre puede subir a una nave espacial,
pilotarla a través del espacio hasta otro planeta como la luna, por
ejemplo, y regresar. El ser humano se considera muy inteligente,
pero todo lo que ha podido hacer es descubrir algunas leyes de
Dios que mantienen a todo el universo funcionando como un
gigantesco ordenador. Estimado oyente, si este universo surgió
así de la nada, gradual o repentinamente, no podría funcionar con
tanta precisión. La gente del programa espacial puede proyectar
ese pequeño ordenador de múltiples funciones y enviarlo en una
nave al espacio en el momento más apropiado y hacia el lugar
previamente determinado, porque Dios ha establecido leyes muy
exactas. Dios creó esas leyes en Su sabiduría. Y tenemos que
reconocer la inteligencia de Dios. El seguramente apreciaría
mucho que nosotros mostráramos más inteligencia, y un mayor
conocimiento de Él y de Sus caminos. Y eso solo podemos hacerlo
en Su escuela, que es la Biblia. Leamos ahora el versículo 21:
"Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos: guarda la
prudencia y la discreción."
Aquí en la expresión no se aparten estas cosas de tus ojos se
refiere al conocimiento de Dios, que imprime un carácter de
calidad a la persona. Y, finalmente, por hoy, dice el versículo 22
de este capítulo 3 de Proverbios:
"Que serán vida para tu alma y adorno para tu cuello."
Esta vida para el alma proviene de la sabiduría que se adquiere
al estudiar la Palabra de Dios. Y, estimado oyente, recordemos
que la Biblia afirma que la sabiduría de Dios ha sido personificada
en el Señor Jesucristo. El es fuente de vida para el alma, como
afirma este último versículo que hemos leído. Es fuente de vida
eterna, y fuente de vida abundante aquí en la tierra, que se revela
en un carácter atractivo ante Dios, y ante las demás personas.

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