Dr. Oxal - Texto
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Estudio y análisis
crítico de la Ley N° 29497”, cuya autoría corresponde al doctor Oxal Ávalos Jara
CONCORDANCIAS:
Código Procesal Civil: artículos 384º y 386º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 36º, 39º y 40º.
Código Procesal Constitucional: artículo VII del Título Preliminar.
Comentario:
1. EL RECURSO DE CASACIÓN
Con acierto se ha dicho que “la casación no da lugar a una instancia, como sucede con las apelaciones de las
sentencias, pues precisamente existe contra las sentencias dictadas en segunda por los tribunales superiores y que
reúnan ciertos requisitos. […]. Se trata de un recurso extraordinario, razón por la cual está limitado a los casos en
que la importancia del litigio por su valor o naturaleza lo justifica. Esta limitación tiene tres aspectos: a) en cuanto a
las sentencias que puedan ser objeto de él, pues solo se otorga para algunas de las dictadas por tribunales
superiores en segunda instancia […]; b) en cuanto a las causales que se sirven para que estas sentencias puedan
ser revocadas o reformadas, que están taxativamente señaladas; y c) en cuanto a las facultades de la Corte en el
examen y decisión del recurso, pues no puede examinar errores de la sentencia que el recurrente no acuse ni por
causales que la ley no contemple”1.
Se ha manifestado también que “el recurso de casación es un medio impugnatorio de carácter extraordinario por el
cual el Estado busca controlar la adecuada aplicación de las normas jurídicas a los casos concretos y, de esa forma,
brindar seguridad jurídica a las partes y a todo el sistema en general”.
La Nueva Ley Procesal del Trabajo, indirectamente, nos da una noción de lo qué es el recurso de casación,
señalando que: “El recurso de casación se sustenta en la infracción normativa que incida directamente sobre la
decisión contenida en la resolución impugnada o en el apartamiento de los precedentes vinculantes dictados por el
Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República”.
Como se observa de todo lo dicho, la premisa neurálgica del recurso de casación es la correcta aplicación e
interpretación de las normas jurídicas o de los pronunciamientos judiciales o jurisdiccionales con efectos normativos,
ello en el entendido de que solo es posible tutelar adecuadamente los derechos de las partes involucradas en un
proceso judicial y erradicar cualquier imperfección, error, acto de corrupción o, en general, cualquier infracción
normativa, en la medida de que el Derecho positivo sea aplicado adecuadamente.
Siendo así, podemos decir que el recurso de casación constituye un medio impugnatorio extraordinario que resulta
viable solo en los casos estrictamente predeterminados por la ley y que está dirigido a alcanzar la revisión y
posterior revocación o anulación, por parte de la Corte Suprema de Justicia, de aquellos fallos expedidos por las
Salas Superiores como órganos de segundo grado que incurren en error in procedendo o in iudicando, por infringir
normas que influyen directamente en la parte resolutoria de la resolución recurrida o por apartarse de los
precedentes vinculantes emanados del Tribunal Constitucional o de la Corte Suprema de Justicia.
El recurso de casación tiene por finalidad, pues, la adecuada aplicación del Derecho objetivo al caso concreto, así
como la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia. El recurso de casación aparece
así como una garantía de la legalidad –y por qué no de la Constitucionalidad– y como un instrumento idóneo para
establecer la forma correcta de aplicar el Derecho positivo. Se apunta, pues, con dicho medio impugnatorio a la
correcta observancia y apreciación de las normas jurídicas, evitando la arbitrariedad judicial en su aplicación, lo que
al final de cuentas salvaguarda la justicia del caso concreto y los intereses del recurrente.
1
DEVIS ECHEANDÍA, Teoría general del proceso, cit., T. II, pp. 642 y 643.
2. LOS FINES DEL RECURSO DE CASACIÓN
2.1. Los fines del recurso de casación según la Nueva Ley Procesal del Trabajo
Conforme se aprecia del artículo materia de estudio, el recurso de casación en materia laboral tiene dos fines
esenciales, que son: nomofiláctico y el uniformador.
El primero es aquel que tiene por finalidad defender el derecho objetivo. “La casación en virtud de este fin busca la
adecuada aplicación en los fallos judiciales y con ello garantizar la seguridad jurídica. […]. El objeto de esta finalidad
es la defensa del Derecho objetivo (positivo), o sea de la norma jurídica, tanto el sustantivo como el adjetivo” 2.
Es importante mencionar que el fin nomofiláctico puede ser clasificado en sustantivo u objetivo, y adjetivo. El
primero es aquel que defiende únicamente la correcta aplicación del Derecho objetivo, mientras que el segundo
aquel que resguarda al Derecho adjetivo. A este respecto es importante recalcar que con la Ley Nº 26636 solo se
adoptaba el primero en la medida que dicha establecía que solo eran fines esenciales del recurso de casación, por
un lado, la correcta aplicación e interpretación de las normas materiales del Derecho laboral previsional y de
seguridad social y, por otro lado, la unificación de la jurisprudencia laboral nacional por la Corte Suprema de Justicia
de la República. Sin embargo, la Nueva Ley Procesal del Trabajo ha hecho un cambio importante permitiendo
también la revisión y el control del Derecho adjetivo.
Por su parte, el fin uniformador “se encuentra orientado a conformar una unidad jurídica y a garantizar el principio de
igualdad ante la ley; es decir, que se tienda a una aplicación e interpretación de la norma jurídica común en todo el
territorio nacional, ya que siendo las leyes abstractas y generales, es factible obtener una interpretación unificada
que tenga efectos vinculantes para los órganos jurisdiccionales de menor jerarquía” 3.
Dicho fin uniformador no es propio de las normas jurídicas, sino también de otras fuentes del Derecho, tales como la
jurisprudencia.
Siendo que el artículo 34º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo recoge ambos fines, podemos decir que el recurso
de casación en materia laboral en nuestro país ha sufrido un cambio importante, en la medida que esta institución,
tal como se encontraba regulada por la Ley Nº 26636, tenía como fines solo el nomofiláctico en su vertiente
sustantiva y uniformador, dicho de otro modo, esta ley no buscaba la correcta aplicación e interpretación de las
normas del Derecho adjetivo.
Consideramos que a efectos de entender adecuadamente lo que constituye actualmente el recurso de casación es
importante que comprendamos cuál es su antecedente inmediato con el objeto de saber si se han enmendado las
posibles deficiencias que tuviere, si se han mantenido o, en el peor de los casos, existe una regulación aun inferior.
Según el artículo 54º de la Ley Nº 26636, son fines esenciales del recurso de casación los siguientes
a. la correcta aplicación e interpretación de las normas materiales del Derecho laboral, previsional y de seguridad
social y,
b. la unificación de la jurisprudencia laboral nacional por la Corte Suprema de Justicia de la República.
Como se aprecia, aparentemente los jueces laborales no tenían la obligación de velar por el resguardo del Derecho
adjetivo, tan solo por el sustantivo y la uniformidad jurisprudencial.
Si bien es cierto que dentro de los supuestos por los cuales procede el recurso de casación, contemplados en el
artículo 54º de la Ley Nº 26636, Ley Procesal del Trabajo, no se encuentra la contravención al debido proceso,
también lo es que nuestra Constitución señala en el inciso 3 de su artículo 139º que: “Son principios y derechos de
la función jurisdiccional: […] La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional”.
Planteadas así las cosas, hay quienes defienden la posición que se sustenta en que un recurso casatorio no puede
proceder por la transgresión al debido proceso, sencillamente porque dicho supuesto no ha sido recogido en la Ley
Nº 26636; mientras que otros alegan que sí debería proceder, toda vez que el debido proceso constituye un derecho
fundamental de toda persona; además de que la Tercera Disposición Derogatoria, Sustitutoria y Final de la
2
DONGO ORTEGA, David, La casación laboral, Adrus, Arequipa, 2007, pp. 29 y 30.
3
Loc. cit.
mencionada ley señala que en todo lo no previsto en ella resultarán de aplicación supletoria las normas del Código
Procesal Civil4.
Pues bien, es en este contexto que la jurisprudencia resultó determinante para dilucidar la controversia. Así, en un
primer momento y de manera categórica se señaló que en materia laboral no procedía el recurso de casación por la
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, o la infracción de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, por el simple hecho de que la Ley Nº 26636 no había
previsto tal supuesto. Sin embargo, posteriormente se enmendó esta postura indicando que si bien que la Ley Nº
26636 no reguló tal causal, no podía desconocerse este derecho dado que la Constitución le impone a todos los
administradores de justicia garantizar debidamente la observancia del debido proceso, el cual tiene por función
asegurar los derechos fundamentales de toda persona, dando la posibilidad de recurrir a la justicia para obtener la
tutela jurisdiccional de los derechos individuales a través de un procedimiento legal y, de obtener una sentencia que
decida la causa declarando el derecho de las partes. Por ello es que excepcionalmente se admitía la causal de
contravención de normas que garantizan el derecho a un debido proceso 5. Cabe precisar que la nota corriente en
estos casos era que se declare improcedente la causal invocada, pero en virtud de la potestad nulificante del
juzgador y de oficio, se declaraba la procedencia del recurso. En buena cuenta el recurso procedía por obra y gracia
de la Corte Suprema y no porque la parte recurrente lo solicite.
El derecho al debido proceso no puede desaparecer simplemente porque no ha sido regulado en la ley, ya que
dicho derecho no tiene como origen a dicha fuente del Derecho, sino que se encuentra recogido en nuestra
Constitución y en diversos instrumentos supranacionales; en consecuencia, resulta absurdo afirmar que no es
posible invocar tal supuesto, pues ello iría en contra de nuestra Constitución.
Coincidimos con Arévalo Vela cuando señala que: “Se desprende que el artículo 56º de la Ley Procesal del Trabajo
impide interponer el recurso de casación cuando se ha transgredido el debido proceso, situación que resulta
contradictoria con el inciso 3 del artículo 139º de la Constitución que consagra como una garantía y derecho de la
función jurisdiccional la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional, por lo que podemos concluir que la
norma adjetiva laboral está viciada de inconstitucionalidad” 6.
Entonces, haciendo prevalecer la Constitución sobre la Ley Procesal del Trabajo, podemos concluir que el derecho
al debido proceso siempre se encuentra presente 7, así no haya sido tipificado como una causal de casación; por lo
tanto, dicha garantía constitucional es perfectamente invocable en los procesos laborales.
Pues bien, en este escenario resultaba absurdo pensar que los jueces laborales no son susceptibles de cometer
errores en el proceso; además, persistir con el hecho de que al no encontrarse regulada la causal de la
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, o la infracción de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, implicaba vulnerar abiertamente el derecho
fundamental al debido proceso de las partes. Incluso, no corregir esta deficiencia era convalidar el desfase y lo
arcaica que resultaba ser la Ley Nº 26636, ello en comparación con otras normas procesales y procedimentales que
sí reconocen la contravención del Derecho adjetivo como causa de revisión extraordinaria.
4
A este respecto, es menester indicar que dicha norma adjetiva civil establecía que constituyen causales
para interponer recurso de casación: a) la aplicación indebida o la interpretación errónea de una norma de
Derecho material, así como de la doctrina jurisprudencial; b) la inaplicación de una norma de derecho
material o de la doctrina jurisprudencial; o c) la contravención de las normas que garantizan el derecho a
un debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos
procesales. Sin embargo, a raíz de la modificación producto de Ley N° 29364, vigente desde el 29 mayo
2009, se adopta un texto más flexible que señala que: “El recurso de casación se sustenta en la infracción
normativa que incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada o en el
apartamiento inmotivado del precedente judicial”. Como es fácil advertir se trata de un texto muy similar
al del artículo 34º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo.
5
Pueden verse, por ejemplo, las Casaciones Nºs 1333-2006-Tacna, 2166 2003-Lima, 953-2004-Tacna-
Moquegua, 186-2005-Tacna y 2095-2004-Loreto, publicadas en El Peruano el 31 de marzo de 2008, el 1
de septiembre de 2005, el 1 de agosto de 2006, el 31 de julio de 2006 y el 31 de julio de 2006,
respectivamente.
6
ARÉVALO VELA, Derecho procesal del trabajo, cit., p. 168.
7
Nuestra apreciación resulta redundante porque al ser el debido proceso un derecho fundamental es
inherente siempre a toda persona; sin embargo, creemos que es preciso hacer tal acotación por la
confusión que se pudiese generar.
Por estas razones consideramos que la Nueva Ley Procesal del Trabajo resulta de suma importancia a estos
efectos, pues a diferencia de la Ley Nº 26636, sus causales de casación no son cerradas ni estrictas, por el
contrario, al ser más abierta o genérica, no niega la posibilidad de que por la vulneración de otros derechos, sobre
todo de carácter fundamental, como sería el derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, se
declare la procedencia del recurso de casación.
3. CARACTERÍSTICAS DEL RECURSO DE CASACIÓN SEGÚN LA NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO
De la revisión del recurso de casación según la Nueva Ley Procesal del Trabajo, se desprende que tiene las
siguientes notas esenciales:
- El recurso de casación es un recurso de naturaleza extraordinaria, por cuanto opera tratándose de ciertas
resoluciones judiciales.
- El recurso de casación es un medio impugnatorio que se plantea ante el órgano jurisdiccional que expidió
la resolución que se recurre a efecto de que sea resuelto por el superior jerárquico.
- El recurso de casación es un recurso que si bien ha sido establecido en beneficio de los sujetos
procesales, persigue fines que exceden los intereses meramente privados y que son del más alto interés
público, como son la adecuada aplicación del Derecho y la observancia plena de los precedentes
vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República.
- El recurso de casación es un medio impugnatorio final, pues contra lo resuelto respecto de él no procede
plantear otros recursos.
- En vía de recurso de casación está excluido todo examen referido a los hechos, los mismos que quedan
intangibles, tal como aparecen o se recogen en la resolución de segundo grado recurrida en casación.
- El recurso de casación tiene dos fines: el nomofiláctico, tanto el sustantivo como el adjetivo, y el
uniformador.
4. SOBRE LA PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
Ya hemos explicado muchos de los aspectos trascendentales del recurso de casación según la nueva Ley Procesal
de Trabajo, lo que nos servirá de base para entender en qué casos procede el recurso de casación. La mencionada
ley adjetiva plantea dos, los cuales pasamos a explicar.
4.1. La infracción normativa que incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada
La primera causal de procedencia del recurso de casación la constituye la infracción normativa que incida
directamente sobre la decisión contenida en la resolución impugnada.
En primer lugar, debemos apreciar que no cualquier infracción normativa pueda dar lugar a la procedencia del
recurso de casación, sino solo aquella que influya de manera categórica en el fallo o parte decisoria de la resolución
de segunda instancia recurrida en casación, que bien puede ser un auto o una sentencia emitida por la Sala
Superior que, como órgano de segundo grado, pone fin al proceso.
Pero, ¿qué es una infracción normativa que incida directamente sobre la decisión contenida en la resolución
impugnada?
Para comenzar, una infracción normativa viene a ser aquel error en la aplicación o interpretación de una norma; en
buena cuenta supone transgredirla o desnaturalizarla, de forma tal que no se cumpla con sus fines o se le dé un
sentido distinto o incoherente con los principios que la inspiran.
Siendo así, puede decirse que una infracción normativa ha incidido directamente sobre la decisión contenida en la
resolución impugnada, cuando se comprueba que de no existir tal infracción otro hubiese sido el resultado, vale
decir, el pronunciamiento judicial hubiese sido distinto.
Entonces, la mencionada causal se configura cuando el recurrente acredita fehacientemente que las normas que
determinaron y encausaron uno o más actos procesales y que han sido aplicadas incorrectamente, no debieron ser
aplicadas o han sido interpretadas de forma deficiente, han influido en el resultado final, de modo tal que si no se
hubiesen presentado tales defectos la decisión judicial será otra.
Cabe precisar que la infracción normativa no solo puede estar referida a una norma de Derecho material o
sustantivo, sino que también puede versar sobre una norma de carácter adjetivo o procesal. Lo importante aquí es
que la mencionada infracción normativa incida de modo directo en la parte resolutiva del auto o sentencia que se
impugna y sea la causa determinante de haberse resuelto en un determinado sentido.
4.2. Apartamiento de los precedentes vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de
Justicia de la República
La segunda causal de procedencia del recurso de casación la constituye el apartamiento de los precedentes
vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República.
Según la propia jurisprudencia del Tribunal Constitucional, “el precedente vinculante es aquella regla jurídica
expuesta en un caso particular y concreto que el Tribunal Constitucional decide establecer como regla general; y,
que por ende, deviene en parámetro normativo para la resolución de futuros procesos de naturaleza homóloga” 8.
Si aplicamos la misma lógica y tomamos en consideración el artículo 40º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo,
podemos afirmar que el precedente vinculante de la Corte Suprema de Justicia de la República es el criterio fijado
por el pleno de los jueces supremos que conforman las salas en materia constitucional y social, que se origina en
razón de la resolución de un caso particular y concreto, y que adquiere efectos normativos que vinculan a los
órganos jurisdiccionales de la República para que antes casos similares se resuelva de forma predictiva.
Es importante recalcar que una de las características del precedente vinculante es la obligatoriedad mientras no
haya sido modificado por otro precedente.
En este sentido, debemos recordar que, conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa juzgada constituyen
precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo; asimismo,
cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y
de derecho que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente.
Por su parte, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 40º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, la Sala
Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República que conozca del recurso de casación puede
convocar al pleno de los jueces supremos que conformen otras salas en materia constitucional y social, si las
hubiere, a efectos de emitir sentencia que constituya o varíe un precedente judicial; en este caso, la decisión que se
tome en mayoría absoluta de los asistentes al pleno casatorio constituye precedente judicial y vincula a los órganos
jurisdiccionales de la República, hasta que sea modificada por otro precedente.
Se observa que deben cumplirse una serie de formalidades para que algún extremo de una sentencia expedida por
el Tribunal Constitucional o la Sala pertinente de la Corte Suprema de Justicia de la República pueda determinar la
obligatoriedad de su pronunciamiento. Por consiguiente, no califican como precedentes vinculantes aquellas
sentencias judiciales que si bien pueden haber sido expedidas por el Tribunal Constitucional o la Sala pertinente de
la Corte Suprema de Justicia de la República, no cumplen con las condiciones exigidas por el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional o el artículo 40º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, por lo que ellas
no podrán ser invocadas a efectos de sustentar la procedencia del recurso de casación.
8
Sentencia recaída en el Expediente Nº 0024-2003-AI/TC.
“Artículo 35º.- Requisitos de admisibilidad del recurso de casación
El recurso de casación se interpone:
1. Contra las sentencias y autos expedidos por las salas superiores que, como órganos de segundo
grado, ponen fin al proceso. En el caso de sentencias el monto total reconocido en ella debe superar
las cien (100) Unidades de Referencia Procesal (URP). No procede el recurso contra las
resoluciones que ordenan a la instancia inferior emitir un nuevo pronunciamiento.
2. Ante el órgano jurisdiccional que emitió la resolución impugnada. La sala superior debe remitir el
expediente a la Sala Suprema, sin más trámite, dentro del plazo de tres (3) días hábiles.
3. Dentro del plazo de diez (10) días hábiles siguientes de notificada la resolución que se impugna.
4. Adjuntando el recibo de la tasa respectiva. Si el recurso no cumple con este requisito, la Sala
Suprema concede al impugnante un plazo de tres (3) días hábiles para subsanarlo. Vencido el plazo
sin que se produzca la subsanación, se rechaza el recurso”.
CONCORDANCIAS:
Código Procesal Civil: artículo 357º y 387º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículo 37º y Undécima Disposición Complementaria.
Comentario:
El artículo 35º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo establece cuáles son las resoluciones que son susceptibles de
ser sometidas al recurso de casación, señalando a este efecto que solo son dos: las sentencias y autos expedidos
por las salas superiores que, como órganos de segundo grado, ponen fin al proceso.
Como bien sabemos, la sentencia es “aquel acto jurídico procesal más importante que realiza el juez. A través de
ella, el juez resuelve el conflicto de intereses o la incertidumbre con relevancia jurídica, aplicando el Derecho que
corresponde al caso concreto. Incluso, en atención a la instancia en que se expida, la sentencia puede ser la que le
pone fin al proceso si su decisión es sobre el fondo”9.
Mediante la sentencia el juez le pone fin a la instancia o al proceso en definitiva, pronunciándose en decisión
expresa, precisa y motivada sobre la cuestión controvertida declarando el derecho de las partes, o
excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal10.
Como se advierte, una sentencia necesariamente le pone fin a la instancia y en algunos casos finaliza el proceso.
Siendo así, sobre la base del principio de la doble instancia, es natural que esta sentencia pueda ser revisada por el
órgano jerárquicamente superior. Si se trata de la revisión por parte de las Salas Superiores es indudable que lo
apropiado para lograr ello es la interposición de un recurso de apelación.
Con ello se agotaría el mencionado principio y, por ende, se daría la conclusión del proceso. Sin embargo,
excepcionalmente, y siempre y cuando se acredite que el órgano superior ha cometido serias deficiencias en el
ejercicio de su función revisora, procederá una re-revisión de la sentencia. Esto es precisamente a lo que apunta el
recurso de casación.
Entonces, el recurso de casación viene a ser la última herramienta jurídica de carácter restringido a la cual es
posible recurrir solo excepcionalmente. Por esta razón, toda vez que contra las sentencias expedidas por las salas
superiores que, como órganos de segundo grado, ponen fin al proceso no existe otro recurso que tienda a
reexaminar el ámbito jurídico de la causa, el recurso de casación le es idóneo.
9
MONROY GÁLVEZ, Teoría general del proceso, cit., p. 235.
10
Texto perteneciente al tercer párrafo del artículo 121º del Código Procesal Civil.
Efectivamente, la Nueva Ley Procesal del Trabajo considera que una de las resoluciones que al ser impugnadas da
lugar al recurso de casación son precisamente las sentencias expedidas por las salas superiores que, como órganos
de segundo grado, ponen fin al proceso. Y ello es lógico en la medida que para otros actos procesales existen otros
tipos de recurso y remedios idóneos.
Algo muy similar a lo narrado ocurre con los autos expedidos por las salas superiores que, como órganos de
segundo grado, ponen fin al proceso.
Hay que recordar que mediante los autos el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la
reconvención, el saneamiento, interrupción, conclusión y las formas de conclusión especial del proceso; el
concesorio o denegatorio de los medios impugnatorios, la admisión, improcedencia o modificación de medidas
cautelares y las demás decisiones que requieran motivación para su pronunciamiento 11.
Como aprecia del texto citado, los autos también pueden dar por concluido el proceso; no obstante, debe precisarse
que hay autos que dan por concluido el proceso antes de la expedición de la sentencia no porque las partes así lo
han deseado, sino porque se configuran supuestos legales que determinan su conclusión anticipada.
En efecto, ello puede verse, por ejemplo, en el caso en que un juez declare el abandono del proceso cuando no
debía hacerlo, es decir, por una deficiente interpretación normativa. Siguiendo con este ejemplo, podemos decir que
ante lo resuelto por un juez especializado de trabajo, la parte afectada podrá apelar el auto que declara el fin del
proceso por abandono, no obstante, si la sala superior persiste en esta posición basándose en una deficiente
interpretación normativa cabrá la interposición del recurso de casación siempre y cuando se cumpla con sus
causales.
En buena cuenta, los autos que ponen fin al proceso y que han sido sujetos de un recurso de apelación, podrán ser
impugnados mediante el recurso de casación cuando la infracción normativa incida directamente sobre la decisión
contenida en la resolución impugnada.
Al igual que en el caso anterior, es lógico que se recoja esta regulación, ya que de detectarse un error que
perjudique gravemente a una de las partes, no cabrá otro medio impugnatorio más que el recurso de casación.
Tratándose de las sentencias expedidas por las salas superiores que, como órganos de segundo grado, le ponen fin
al proceso, se exige que para que se admita el recurso de casación en ellas debe reconocerse un derecho o varios
que cuantitativamente sean superiores a las 100 Unidades de Referencia Procesal o 10 Unidades Impositivas
Tributarias12.
En efecto, no toda sentencia –que, como es obvio, necesariamente pone fin al proceso– puede ser impugnada
mediante el recurso extraordinario que examinamos, pues para que ello sea posible el monto total reconocido en tal
fallo –que, por lo general, es una sentencia de condena– debe exceder de las 100 Unidades de Referencia
Procesal. Si el monto reconocido en la sentencia no supera la cantidad señalada, el recurso de casación resulta
inviable, y será así aun cuando sea ostensible el haberse infringido alguna normativa que incida directamente sobre
la decisión contenida en la resolución que se cuestiona o sea evidente el apartamiento de los precedentes
vinculantes (obligatorios) dictados por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República.
Debe precisarse que la sentencia que determina la cantidad que da acceso al recurso de casación es la expedida
por la Sala Superior correspondiente como órgano de segundo grado. De esta manera, a modo de ejemplo, si una
sentencia expedida por un juzgado laboral especializado le concede al demandante la cantidad de S/. 35,000, pero
en apelación una sala laboral le otorga S/. 37,000, entonces sí se admitirá el recurso de casación. Diferente sería el
caso en que un juzgado laboral disponga que al demandante le corresponde la suma de S/. 38,000, sin embargo, al
resolver el recurso de apelación, la sala laboral determina que el demandante solo tiene derecho a S/. 34,000. En
este último supuesto no se admitiría el recurso de casación dado que la sentencia expedida por la Sala Superior
como órgano de segundo grado le concedió al demandante una cantidad menor a las 100 Unidades de Referencia
Procesal.
La norma es clara en señalar que el monto a tomar en cuenta para la admisión del recurso de casación es el
reconocido en la resolución de la Sala Superior; por lo tanto, el hecho de que el demandante haya consignado en su
11
Texto perteneciente al segundo párrafo del artículo 121º del Código Procesal Civil.
12
El valor de la Unidad Impositiva Tributaria para el año 2010 es de S/. 3600.
demanda que su petitorio es económicamente superior a las 100 Unidades de Referencia Procesal, no incide en
nada en la procedencia del mencionado recurso. Entonces, debe quedar claro que son las sentencias expedidas por
las Salas Superiores como órganos de segundo grado las que finalmente van a dirimir la admisibilidad del recurso
de casación.
Como se aprecia, aun en la hipótesis de haberse configurado una causal de casación, este recurso deviene en
inadmisible si el monto total reconocido en la sentencia cuestionada no supera las cien Unidades de Referencia
Procesal, situación está contemplada en la norma bajo comentario con la que estamos en total desacuerdo, pues en
tal supuesto –de índole estrictamente monetario– no podría cumplirse los fines de interés público inherentes al
recurso de casación.
Por otro lado, y esta vez refiriéndonos a los autos, es menester indicar que deben cumplir con dos condiciones para
su admisibilidad: primero, que sean expedidos por las salas superiores en calidad de órganos de segundo grado, y,
segundo, que se trate de autos que le pongan fin al proceso. En estos casos no interesa la cuantía del derecho
reclamado ni ningún otro aspecto adicional o diferente de los mencionados.
El recurso de casación no cabe contra cualquier auto, sino solo con los que reúnan las condiciones a las que hemos
hecho referencia en el párrafo anterior. En consecuencia, por muy importante que sea la cuestión decidida en el
auto aludido, si a través de este no se da término al proceso –como, por ejemplo, cuando se declara inadmisible o
improcedente la demanda, cuando se declara el abandono, etc.–, entonces, no cabe recurrir contra él en casación.
Es de precisar que la norma expresamente señala que no es admisible el recurso de casación contra las
resoluciones que ordenan a la instancia inferior emitir un nuevo pronunciamiento. En concreto, se refiere a los casos
en donde las Salas Laborales, al resolver una apelación, le ordenan al órgano de la instancia anterior que expida
una nueva sentencia, habida cuenta que está ha sido dictada en contravención de la Constitución o la ley. Y ello es
lógico, dado que ese tipo de resoluciones no le ponen fin a instancia, sino lo que hacen es que se retome un
momento anterior del proceso.
En suma, el citado medio impugnatorio no cabe formularlo contra aquellas resoluciones expedidas por el órgano
jurisdiccional de segundo grado que ordenan al órgano judicial de primera instancia emitir un nuevo
pronunciamiento, vale decir, resulta inadmisible el recurso de casación si se dirige contra una resolución de la Sala
Superior que, como órgano de segundo grado, anula la decisión de primera instancia –se entiende por errores in
procedendo– y dispone que el juez de primer grado dicte una nueva resolución.
2. PARA LA ADMISIÓN ES NECESARIO QUE SE INTERPONGA AL ANTE EL ÓRGANO QUE EXPIDIÓ LA RESOLUCIÓN
También constituye requisito de admisibilidad del recurso de casación que el mencionado medio impugnatorio se
presente ante el órgano jurisdiccional que emitió la resolución recurrida, vale decir, que se interponga ante la Sala
Superior que, como órgano de segundo grado, emitió la sentencia o auto que puso fin al proceso.
El recurso extraordinario que analizamos no es uno directo sino que se trata de un recurso de alzada, razón por la
cual el órgano judicial que expidió la resolución recurrida en casación y ante el cual se interpone dicho medio
impugnatorio, tiene la obligación de elevar de inmediato el expediente del proceso a la respectiva Sala de la Corte
Suprema de Justicia de la República.
En efecto, la remisión del citado expediente al máximo Tribunal para que decida lo concerniente al recurso se hace
sin más trámite y para ello la Sala Superior tiene un plazo máximo de tres días hábiles, que se cuentan desde que
recibe el recurso de casación.
Otro requisito de admisibilidad del recurso de casación lo representa el hecho de que deba interponerse dentro del
plazo legal correspondiente, esto es, dentro de los 10 días hábiles siguientes a aquel en que fue notificada al
recurrente la resolución objeto del recurso de casación, cual es la sentencia o auto emitido por la Sala Superior que,
como órgano de segundo grado, pone fin al proceso.
El plazo de 10 días constituye un término que busca conceder seguridad y estabilidad jurídica a las partes. Como
señala Alsina, “el término es el espacio dentro del cual debe ejecutarse un acto procesal” 13, pues caso contrario se
perderá el derecho para hacerlo.
En este sentido, si en el término fijado la parte presuntamente agraviada con la resolución no recurre en casación,
se entenderá que dicho agravio no existe y que, por el contrario, está consintiendo el contenido de la dicha
resolución. Aún así exista una clara infracción normativa que incida directamente sobre la resolución contenida o un
evidente apartamiento de los precedentes vinculantes, si la parte no recurre en casación en el plazo fijado el recurso
será declarado inadmisible.
El último requisito exigible para la admisibilidad del recurso de casación consiste en acompañar al referido medio
impugnatorio la tasa judicial correspondiente. Si el recurrente no cumple con adjuntar la mencionada tasa judicial,
ello no da lugar a la inmediata declaración de inadmisibilidad del recurso de casación, sino más bien a la concesión
de un plazo prudente para subsanar tal omisión. En efecto, si el impugnante no acompaña a su recurso de casación
la tasa judicial dispuesta por ley, entonces, la Sala respectiva de la Corte Suprema que resolverá el recurso –y no la
Sala Superior que emitió la resolución que se impugna en casación– le otorga a aquél un plazo de tres días hábiles
contados desde que le es notificado al recurrente el requerimiento para que adjunte la tasa judicial en mención para
que cumpla con subsanar la omisión referida a la tasa judicial.
Solo en la hipótesis de que, una vez transcurrido el plazo concedido para efectuar la citada subsanación, el
impugnante no cumpliera con acompañar la tasa por concepto de recurso de casación, este medio impugnatorio
será declarado inadmisible en definitiva.
Sobre el particular, no podemos dejar de mencionar que, conforme al artículo III del Título Preliminar y a la
Undécima Disposición Complementaria de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, hay exoneración del pago de tasas
judiciales –lo que incluye, pues, a las tasas para interponer el recurso de casación– para el prestador personal de
servicios de naturaleza laboral, formativa, cooperativista o administrativa en los siguientes casos:
En este caso hay que efectuar dos observaciones. A efectos de saber cuándo estamos ante la exención del pago de
tasas, lo que se debe tener en consideración es el monto consignado en la demanda y no el que se haya
determinado en resolución judicial, como por ejemplo ocurre para acceder al recurso de casación. Igualmente, es
menester precisar que el segundo supuesto de exención –cuando las pretensiones son inapreciables en dinero– no
puede ser invocado para recurrir al recurso de casación, habida cuenta que en este necesariamente se ventilan
pretensiones económicas –y, por ende, apreciables en dinero– y mayores a las 70 Unidades de Referencia
Procesal.
En consecuencia, el requisito contemplado en el numeral 4 del artículo 35º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo
solo será exigible en la medida que la cuantía de la pretensión reclamada en la demanda no sea mayor a las 70
Unidades de Referencia Procesal.
13
ALSINA, Hugo, Tratado teórico y práctico de Derecho procesal civil y comercial, Ediar, Buenos Aires,
1956, p. 762.
4. Indicar si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio. Si fuese anulatorio, se precisa si es total o
parcial, y si es este último, se indica hasta dónde debe alcanzar la nulidad. Si fuera revocatorio, se
precisa en qué debe consistir la actuación de la sala. Si el recurso contuviera ambos pedidos, debe
entenderse el anulatorio como principal y el revocatorio como subordinado”.
CONCORDANCIAS:
Código Procesal Civil: artículos 388º y 391º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 34º y 37º.
Comentario:
Para la procedencia del recurso de casación es requisito que el impugnante no hubiese consentido previamente la
resolución adversa emitida en primera instancia, si tal resolución fuere confirmada por la resolución de segunda
instancia materia del recurso de casación (sentencia o auto emitido por la Sala Superior que, como órgano de
segundo grado, pone fin al proceso.
Este requisito tiene que ver con la legitimidad del impugnante para recurrir en casación. Si la resolución de primera
instancia no le fue adversa al recurrente en casación, la ley no le exige a este, como es obvio, recurrir previamente
dicha resolución de primera instancia, por cuanto no le ha causado perjuicio o agravio alguno sino más bien ha
satisfecho sus intereses.
Si la resolución de primer instancia le fue adversa al recurrente en casación y, ante ello, este la impugna en
apelación, no tendrá dicho recurrente legitimidad para recurrir en casación si la resolución de segundo grado que
resuelve la apelación revoca la decisión de primera instancia, pues en tal hipótesis la referida resolución de segundo
grado es favorable a sus intereses y reconoce su pretensión impugnatoria.
Además, si la resolución de segunda instancia revoca total o parcialmente la resolución de primera instancia que
fuese favorable al recurrente en casación, entonces, dicho recurrente sí tendrá legitimidad para interponer su
recurso de casación.
2. CON RESPECTO AL SEGUNDO SUPUESTO DE PROCEDENCIA DE CASACIÓN: LA CLARIDAD Y PRECISIÓN DEL RECURSO
También constituyen requisitos de procedencia del recurso de casación el señalar y explicar claramente en qué
consiste la causal de casación en que se basa el citado recurso y su incidencia directa en la decisión que se
impugna. Esto significa que el impugnante, en su recurso, debe consignar cuál es la infracción normativa de
Derecho material o procesal que incide directamente sobre la parte decisoria de la resolución recurrida en casación,
a tal punto que otro hubiera sido el pronunciamiento judicial si no se hubiere cometido tal infracción.
A este respecto, debemos indicar que no basta con indicar cuál es infracción normativa acaecida, pues es necesario
que se fundamente y, en este sentido, de deben explicar las razones por las cuales la referida infracción normativa
de Derecho material o procesal influye de modo directo en el fallo de la resolución cuestionada trayendo como
consecuencia que se arribe a una conclusión o resultado errado y distinto al que debería ser.
Si la causal casatoria consiste en el apartamiento inmotivado de los precedentes vinculantes dictados por el Tribunal
Constitucional o la Corte Suprema de Justicia de la República, el recurrente debe precisar los datos relativos al
precedente vinculante –número de expediente y demás datos concernientes a su publicación en el diario oficial El
Peruano– que esgrime como causal casatoria, siendo aconsejable acompañar la copia respectiva de dicho
precedente vinculante; además, el recurrente debe explicar de qué forma la resolución impugnada en casación se
aparta del citado precedente vinculante, lo cual, si lo hace y como es obvio, no es suficiente como fundamentación
del recurso, por cuanto el referido apartamiento del precedente vinculante debe, además, ser tal que influya
directamente en la parte resolutiva del objeto de casación, vale decir, que incida de manera clara en la decisión
contenida en la resolución recurrida en casación.
En este caso se exige que el recurrente explique en qué medida la infracción normativa incide directamente sobre la
decisión impugnada. Como ya hemos manifestado anteriormente, para la procedencia del recurso de casación no
solo basta que exista una infracción normativa, sino que esta sea determinante en el resultado; dicho de otro modo,
si existe una infracción normativa pero no modifica o altera en nada la decisión judicial, entonces no procede el
recurso de casación.
En esta línea, para saber cuál es el impacto de la infracción normativa se hace imperativo que el recurrente explique
y demuestre de forma clara y precisa, primero, cuál es la infracción normativa y, segundo, cómo es que esto afecta
a la decisión impugnada.
Es importante señalar que en este caso el recurrente podrá alegar la deficiente interpretación de una o más normas,
o la inaplicación o la indebida aplicación de una norma o más normas de Derecho material o adjetivo.
En este escenario, el tratándose de la deficiente interpretación de una norma de Derecho material o procesal, el
recurrente deberá, en primer lugar, denunciar cuál es la norma que es sujeta de interpretación; seguidamente,
señalar por qué la interpretación dada a dicha norma es deficiente; luego, indicar por qué la interpretación sugerida
es la correcta; y, finalmente, cómo la interpretación realizada por sala laboral distorsiona la decisión judicial
impugnada.
En el caso de la inaplicación de una norma de Derecho material o procesal, es imprescindible que el recurrente
denuncie la norma que a su juicio debe ser aplicada; luego, deberá explicar por qué dicha norma debe ser aplicada
y, finalmente, deberá expresar cuál es la incidencia de la inclusión de esta norma.
Por último, si el caso se refiere a la indebida aplicación de una norma de Derecho material o adjetivo, el recurrente
se encuentra obligado, primero, a indicar cuál es la norma material que ha sido aplicada indebidamente; segundo,
por qué ha sido aplicada indebidamente; tercero, cuál es la norma de Derecho material que corresponde aplicarse al
caso concreto; cuarto, por qué es que esta norma es la que debe ser aplicada; y, finalmente, cómo la indebida
aplicación de la norma en cuestión incide de manera determinante en la decisión judicial contenida en la resolución
impugnada.
Siendo así, queda claro que le corresponde al recurrente demostrar la incidencia directa de la infracción normativa
sobre la decisión impugnada, pues de lo contrario el recurso de casación devendría en improcedente.
El último requisito de procedencia del recurso de casación consiste en señalar en el referido medio impugnatorio si
el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio.
En el primer caso, dicho sea de paso, si resulta fundado el recurso, se produce el denominado reenvío a la instancia
inferior para que emita un nuevo pronunciamiento o se declara nulo lo actuado hasta la etapa procesal en que se
cometiera el vicio.
En el supuesto de ser el pedido revocatorio, si el recurso es fundado, la Sala Suprema resuelve directamente
dictando una nueva resolución.
Si el pedido casatorio fuese de carácter anulatorio, el recurrente tiene el deber de especificar si tal pedido apunta a
anular todo lo actuado o si es parcial, hipótesis esta última en la que debe precisar, además, hasta qué etapa o acto
procesal debe extenderse la nulidad.
Si el pedido casatorio es de carácter revocatorio, el recurrente debe precisar en qué debe consistir la actuación de la
Sala Suprema que lo resolverá, lo cual significa que debe sugerir a dicho órgano jurisdiccional el modo en que debe
pronunciarse, vale decir, cómo es que debe resolver el caso concreto puesto en su conocimiento.
En el supuesto que el recurso de casación contenga un pedido anulatorio y, además, revocatorio, el legislador ha
establecido que el pedido casatorio anulatorio sea considerado como pedido principal –pues, como se sabe, no
puede haber pronunciamiento de fondo sobre la base de errores in procedendo que dan lugar a la nulidad
procesal–, en tanto que el pedido casatorio revocatorio debe ser reputado como un pedido subordinado a las
resultas del primero.
Declarado procedente el recurso, la Sala Suprema fija fecha para la vista de la causa.
Las partes pueden solicitar informe oral dentro de los tres (3) días hábiles siguientes a la notificación de la
resolución que fija fecha para vista de la causa.
Concluida la exposición oral, la Sala Suprema resuelve el recurso inmediatamente o luego de sesenta (60)
minutos, expresando el fallo. Excepcionalmente, se resuelve dentro de los cinco (5) días hábiles
siguientes. En ambos casos, al finalizar la vista de la causa se señala día y hora para que las partes
comparezcan ante el despacho para la notificación de la resolución, bajo responsabilidad. La citación debe
realizarse dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes de celebrada la vista de la causa.
Si no se hubiese solicitado informe oral o habiéndolo hecho no se concurre a la vista de la causa, la Sala
Suprema, sin necesidad de citación, notifica la sentencia al quinto día hábil siguiente en su despacho”.
CONCORDANCIAS:
Código Procesal Civil: artículos 375º, 391º, 392º y 394º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 35º y 36º.
Comentario:
El artículo 37º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo establece el trámite que debe seguir el recurso de casación una
vez que la Sala Laboral correspondiente ha remitido el expediente a la Sala de Derecho Constitucional y Social
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República.
A este efecto, la primera actuación procesal que debe realizar la Sala Suprema una vez recibido el expediente es
verificar que el recurso cumple con los requisitos de admisibilidad y procedencia. Cabe precisar que esto se trata de
un segundo examen, pues la Sala Superior que remite el expediente, en su debido momento, también ha calificado
el recurso, lo cual no significa que porque esta última lo declaró procedente la Sala Suprema hará lo mismo.
Pues bien, luego de revisar el cumplimiento de estos requisitos, la Sala Suprema deberá emitir su pronunciamiento
acerca de la admisibilidad o inadmisibilidad y de la procedencia o improcedencia del recurso de casación. En este
sentido, este órgano judicial deberá corroborar, en primer lugar, que el recurso ha interpuesto contra alguna
sentencia cuyo monto total reconocido en ella supere las 100 Unidades de Referencia Procesal o auto expedido por
una Sala Superior que, como órgano de segundo grado, pone fin al proceso.
En segundo lugar, deberá verificar si efectivamente el recurso ha sido interpuesto ante la Sala Superior que emitió la
resolución recurrida en casación. En este caso debemos efectuar una precisión. De conformidad con el artículo 387º
del Código Procesal Civil el recurso de casación se interpone ante el órgano jurisdiccional que emitió la resolución
impugnada o directamente ante la Corte Suprema. Esto quiere decir, que el recurrente podrá decidir libremente si
presenta su recurso ante la Sala que emitió la resolución cuestionada o ante la misma Corte Suprema. Sin embargo,
en virtud al principio de especialidad, esta regla no le es aplicable al proceso laboral y, en concreto, al recurso de
casación regulado por ella. Y decimos porque la Nueva Ley Procesal del Trabajo es explicita y clara en señalar que
el recurso el casación se interpone ante el órgano jurisdiccional que emitió la resolución impugnada.
Otro aspecto que deberá revisar la Sala Suprema es lo concerniente al plazo. El artículo 35º de la Nueva Ley
Procesal del Trabajo establece que el plazo para interponer el recurso de casación es de 10 días hábiles contados
desde el día siguiente de notificada la resolución que se impugna. Como es lógico advertir, si el recurso es
presentado dentro del plazo se logra la habilitación para que la Sala Suprema pase a revisar la procedencia del
recurso.
Finalmente, la Sala Suprema debe verificar que el recurrente haya adjuntado a su recurso de casación la tasa
judicial respectiva, a no ser que se esté en el supuesto de exoneración a que se contrae la Undécima Disposición
Complementaria de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, en virtud de la cual se exonera del pago de tales tasas al
prestador personal de servicios cuando la cuantía demandada no supera las 70 Unidades de Referencia Procesal y
cuando las pretensiones son inapreciables en dinero.
Transcurrido ello, y comprobado que se han cumplido estos requisitos, la Sala Suprema deberá declarar la admisión
del recurso de casación y, pasará a examinar los requisitos de procedencia.
Así, en primer lugar, la Sala Suprema debe verificar que el recurrente no haya consentido previamente la resolución
adversa de primera instancia, cuando esta fuere conformada por la resolución de segunda instancia objeto del
recurso de casación.
Posteriormente, debe verificar que el recurrente haya descrito en su recurso con claridad y precisión la infracción
normativa de Derecho material o procesal o el apartamiento de los precedentes vinculantes emitidos por el Tribunal
Constitucional o por la Corte Suprema de justicia de la República. En este caso, no se exige una formalidad
predeterminada estricta, un formato, por lo que el recurrente puede plantear su recurso como lo considere
pertinente, pero en observancia del artículo 130º del Código Procesal Civil. Consideramos que en caso haya alguna
duda acerca de si se cumple o no con este requisito, la Sala Suprema debe preferir la continuación del proceso en
virtud al principio pro actione.
Seguidamente, la Sala Suprema debe apreciar si el recurrente ha demostrado en su recurso la incidencia directa de
la infracción normativa de Derecho material o procesal sobre la decisión impugnada en casación. En este caso, el
examen no se aboca a la parte formal, es decir, a que la Sala Suprema solo deba verificar si en el recurso existe
algún extremo en donde se señala que hay una infracción normativa que incide directamente sobre la decisión
judicial, sino que debe comprobar efectivamente ello ha ocurrido.
Estamos entonces ante una labor más profunda que en el caso de los anteriores requisitos, dado que no se trata
solo de ver si se adjunto al recurso o si se consignó en él determinada exigencia, pues la Sala Suprema debe
analizar y emitir un juicio de valor sobre lo indicado por el recurrente.
Finalmente, la Sala Suprema debe identificar en el recurso el pedido anulatorio o revocatorio. Es indispensable que
el recurrente indiqué cuál es el efecto del recurso de casación. En este caso, si se trata de un pedido anulatorio, el
recurrente debe indicar si este es total o parcial; de ser esto último, deberá precisar hasta dónde alcanza la nulidad.
Si se trata de un pedido revocatorio, el recurrente deberá indicar en qué debe consistir la actuación de la Sala
Suprema, es decir, cómo debería ser su pronunciamiento sobre el particular.
2. LA VISTA DE LA CAUSA
Verificados en su integridad los requisitos de admisibilidad y de procedencia del recurso de casación, el máximo
Tribunal declara su admisibilidad y procedencia, y seguidamente debe señalar día y hora para la realización de la
vista de la causa.
La vista de la causa es aquella parte del proceso en la que todos los miembros de la Sala Suprema toman
conocimiento personal y simultáneamente de un determinado asunto sometido a su decisión, por medio de la
relación de un relator y las exposiciones orales de los abogados defensores.
Debe precisarse que el hecho de que se señale día y hora para la realización de la vista de la causa no significa que
ya de por sí se autoriza la participación de los abogados en ella. Teniendo en consideración que los jueces no
pueden suplantar a las partes en el ejercicio de su voluntad, son ellas mismas las que deben solicitar el uso de la
palabra para tal momento. Si se desea informar oralmente, las partes deberán solicitar ello mediante un escrito el
cual deberá ser presentado dentro de los tres días hábiles siguientes a la notificación de la resolución que fija fecha
para vista de la causa. Sobre el particular, cabe precisar la solicitud se considera aceptada por el solo hecho de su
presentación, sin que se requiera citación complementaria.
3. LA RESOLUCIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN
Una vez practicados los informes orales en el curso de la audiencia para la vista de la causa, la Sala Suprema
procede a resolver el recurso de casación, lo cual puede hacerlo de inmediato o después de transcurridos 60
minutos, expresando el fallo. No obstante, la Sala respectiva de la Corte Suprema puede reservar su
pronunciamiento hasta por un plazo que no exceda los 5 días hábiles siguientes de concluida la audiencia para la
vista de la causa.
Es de resaltar que, en uno u otro caso, la Sala Suprema, al término de la audiencia para la vista de la causa, y bajo
responsabilidad, debe fijar día y hora a efectos de que los sujetos procesales comparezcan ante su despacho para
que les sea notificada la resolución que decide acerca del recurso de casación. La referida citación deberá
acontecer dentro de los cinco días hábiles siguientes de aquel en que se realizó la audiencia para la vista de la
causa.
En el caso en que ninguna de las partes haya solicitado en forma previa informar oralmente durante la audiencia
para la vista de la causa, la Sala Suprema respectiva no estará obligada a citarlos para que comparezcan ante su
despacho a efectos de que se les notifique la correspondiente resolución que resuelve el recurso de casación, pues
en tal hipótesis el máximo tribunal simplemente notificará en su despacho la sentencia en casación dentro de los
cinco días hábiles siguientes a la realización de la audiencia para la vista de la causa. Lo señalado precedentemente
resulta de aplicación también en el supuesto de que los sujetos procesales, pese a haber solicitado en forma previa
informar oralmente en el curso de la audiencia para la vista de la causa, no hubiesen asistido a dicha audiencia.
El importe total reconocido incluye el capital, los intereses del capital a la fecha de interposición del
recurso, los costos y costas, así como los intereses estimados que, por dichos conceptos, se devenguen
hasta dentro de un (1) año de interpuesto el recurso. La liquidación del importe total reconocido es
efectuada por un perito contable.
En caso de que el demandante tuviese trabada a su favor una medida cautelar, debe notificársele a fin de
que, en el plazo de cinco (5) días hábiles, elija entre conservar la medida cautelar trabada o sustituirla por
el depósito o la carta fianza ofrecidos. Si el demandante no señala su elección en el plazo concedido, se
entiende que sustituye la medida cautelar por el depósito o la carta fianza. En cualquiera de estos casos,
el juez de la demanda dispone la suspensión de la ejecución”.
CONCORDANCIAS:
Código Procesal Civil: artículo 393º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 37º y 54º.
Comentario:
En el proceso laboral, la regla general es que el recurso de casación no tiene efecto suspensivo. Así es, la
presentación del citado medio impugnatorio ante la respectiva Sala Superior que emitió la resolución de segundo
grado que pone fin al proceso no trae como consecuencia la suspensión de la ejecución de la sentencia recurrida.
No obstante, la aludida regla general se quiebra si el objeto del proceso se trata de una obligación de dar suma de
dinero, hipótesis en la cual la interposición del recurso de casación acarrea la suspensión de la sentencia que
condena al pago de suma de dinero, siempre y cuando se den las siguientes condiciones: a) que el recurrente
solicite la suspensión de la ejecución de la sentencia; b) que el recurrente deposite a nombre del juzgado de origen,
quien conoce de la causa en primera instancia, el monto que se ordena pagar en la sentencia o que presente carta
fianza que asegure el pago del referido monto; y c) que la suspensión de la ejecución de la sentencia sea dispuesta
por el juez de la demanda mediante resolución judicial debidamente motivada.
Es de destacar que la resolución que se pronuncia respecto de la suspensión de la ejecución de la sentencia a
causa de la interposición del recurso de casación no puede ser recurrida por las partes, en atención al carácter de
inimpugnable que le asigna el artículo que comentamos.
Es de resaltar también que el monto total reconocido en la sentencia –cuestión esta importante, entre otras cosas y
como se viera, a efectos del depósito de dicho monto o del otorgamiento de carta fianza por tal monto para la
suspensión de la ejecución de la sentencia en el proceso laboral, aun en el caso del planteamiento del recurso de
casación– incluye los siguientes rubros:
Puntualizamos que la liquidación del monto total reconocido en la sentencia –que, reiteramos, incluye los conceptos
señalados en los literales precedentes– no es practicada por el auxiliar jurisdiccional del juzgado sino por un perito
contable.
En el proceso laboral, si existiera una medida cautelar a favor del accionante, este debe ser notificado para que,
dentro del plazo legal respectivo –cinco días hábiles contados desde recibida la notificación–, comunique al juzgado
su decisión de seguir manteniendo la medida cautelar trabada en su beneficio o de sustituir tal medida precautoria
por el depósito o carta fianza ofrecidos por quien interpuso el recurso de casación y solicitó la suspensión de la
ejecución de la sentencia a causa precisamente de la presentación del citado medio impugnatorio que, recordamos,
no tiene efecto suspensivo como regla general.
En el supuesto de que el actor no se pronuncie en el plazo aludido acerca de su interés en sustituir o no la medida
cautelar existente a su favor por el depósito o carta fianza ofrecida por quien interpuso el recurso de casación, tal
sustitución opera de forma automática. Ya sea que se haya sustituido la medida cautelar existente a favor del actor
o que ello no se haya producido, el juez que conoce de la demanda en el proceso laboral ordenará la suspensión de
la ejecución de la sentencia con motivo de la interposición del recurso de casación.
En caso de que la infracción normativa estuviera referida a algún elemento de la tutela jurisdiccional o el
debido proceso, la Sala Suprema dispone la nulidad de la misma y, en ese caso, ordena que la sala
laboral emita un nuevo fallo, de acuerdo a los criterios previstos en la resolución casatoria; o declara nulo
todo lo actuado hasta la etapa en que la infracción se cometió”.
Concordancias:
Código Procesal Civil: artículos 396º y 397º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 34º y 37º.
Comentario:
Entrar al ámbito de lo declarado procedente implica necesariamente analizar el fondo de la controversia desde el
punto de vista netamente jurídico. De esta forma, si el recurso de casación es declarado fundado, ello supone que
luego de haberse examinado el panorama normativo se concede lo peticionado en el recurso; por el contrario, si el
recurso es declarado infundado estamos ante la negación de lo solicitado mediante el recurso de casación porque
se considera que lo decidido por la Sala Superior se ajusta a Derecho o, incluso habiendo un error, este no cambia
en nada el resultado final.
En el caso concreto del proceso laboral, si la respectiva Sala de la Corte Suprema de Justicia ampara el recurso de
casación, entonces, casa la resolución impugnada –resolución expedida por la Sala Superior que, como órgano de
segundo grado, pone fin al proceso– y ella misma decide el conflicto de intereses ventilado en el proceso
directamente sin que tenga lugar el denominado reenvío, vale decir, sin que para ello tenga que devolver el proceso
a la Sala Superior que emitió la resolución recurrida en casación para que esta la corrija.
En este caso, la Sala Suprema corrige las deficiencias normativas existentes y, de ser el caso, le da la interpretación
correcta a la norma o normas cuestionadas, extrae la norma o normas indebidamente aplicadas, aplica las normas
que corresponden al caso concreto, o, según sea el caso, aplica o inaplica los precedentes vinculantes de la Corte
Suprema o del Tribunal Constitucional.
Los alcances de la decisión de la Sala Suprema se circunscriben a todo lo relacionado al derecho conculcado, por lo
que lo resuelto por el máximo tribunal no se hace extensivo a aspectos de cuantificación económica, por cuanto esta
última tarea le corresponde al juzgado de origen.
En este sentido, luego de emitir pronunciamiento sobre el recurso de casación, la Sala Suprema remite el
expediente al juzgado de origen para que este dé cumplimiento de lo determinado en la sentencia casatoria. En
caso hubieren aspectos económicos, la liquidación deberá hacerse el juez de la primera instancia.
Como quiera que nuestra Constitución establece en su artículo 139º que un principio y derecho de la función
jurisdiccional es la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional, es obligación de la Sala Suprema velar
por el cuidado y respeto irrestricto de ellos.
Puede afirmarse que el debido proceso “es un derecho humano o fundamental que tiene toda persona y que le
faculta a exigir el Estado un juzgamiento imparcial y justo, ante un juez competente e independiente, pues, el estado
no solo está obligado a prever la prestación jurisdiccional (cuando se ejercita los derechos de acción y
contradicción), sino a proveerla bajo determinadas garantías mínimas que se aseguran tal juzgamiento imparcial y
justo; por consiguiente, es un derecho esencial que tiene no solamente un contenido procesal y constitucional, sino
también un contenido humano de acceder libre y permanentemente a un sistema judicial imparcial” 14.
En efecto, el derecho al debido proceso consiste en la observancia de los principios y garantías que regulan el
proceso como instrumento judicial, en aras de salvaguardar principalmente el derecho de defensa de los justiciables.
El derecho al debido proceso hace posible que toda persona pueda recurrir a la jurisdicción para tutelar sus
derechos e intereses mediante un procedimiento legal en el que pueda hacer uso de su derecho a ser oído y de
defensa, en el que se respeten las reglas de la competencia prefijadas normativamente, en el que pueda hacer uso
del derecho a probar sus alegaciones, así como del derecho a la instancia plural y a la obtención de la
correspondiente sentencia debidamente motivada y que ponga fin a la controversia.
14
DE BERNARDIS, Luis Marcelo, citado por TICONA POSTIGO, Análisis y Comentario al Código Procesal
Civil, cit., T. I, p. 8.
Por su parte, la tutela jurisdiccional “es un derecho constitucional de naturaleza procesal en virtud del cual toda
persona o sujeto justiciable puede acceder a los órganos jurisdiccionales, independientemente del tipo de pretensión
formulada y de la eventual legitimidad que pueda, o no, acompañarle a su petitorio. En un sentido extensivo, la
tutela judicial efectiva permite también que lo que ha sido decidido judicialmente mediante una sentencia, resulte
eficazmente cumplido. En otras palabras, con la tutela judicial efectiva no solo se persigue asegurar la participación
o acceso del justiciable a los diversos mecanismos (procesos) que habilita el ordenamiento dentro de los supuestos
establecidos para cada tipo de pretensión, sino que se busca garantizar que, tras el resultado obtenido, pueda verse
este último materializado con una mínima y sensata dosis de eficacia” 15.
Entonces, el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva constituye aquel derecho que tiene todo sujeto de obtener la
prestación de un servicio público a cargo del Estado, cual es la actividad jurisdiccional dirigida a dar solución a un
conflicto de intereses o incertidumbre jurídica. El referido derecho comprende el acceso a la justicia, o sea, el
derecho de peticionar la actividad jurisdiccional del Estado sin que ello se le impida irrazonablemente, como
ocurriría, por ejemplo, cuando, pese a cumplirse con los presupuestos procesales y las condiciones de la acción, se
niega el acceso a la jurisdicción.
Es importante recalcar que el derecho a la tutela jurisdiccional abarca también el derecho a la efectividad de las
resoluciones judiciales. Efectivamente, el Tribunal Constitucional 16 ha sido enfático al precisar que la tutela
jurisdiccional que no es efectiva no es tutela, reiterando la íntima vinculación entre tutela y ejecución al establecer
que, el derecho al cumplimiento efectivo y, en sus propios términos, de aquello que ha sido decidido en el proceso,
forma parte inescindible del derecho a la tutela jurisdiccional a que se refiere el artículo 139º de nuestra
Constitución.
En este contexto, si la Sala Suprema advierte la transgresión de alguna norma que conlleve a la vulneración de los
derecho al debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva deberá declarar la nulidad de la resolución materia de
casación –resolución expedida por la Sala Superior que, como órgano de segundo grado, pone fin al proceso– y
ordenará a la Sala Superior que la dictó que proceda a expedir una nueva resolución –hipótesis en que se configura
el denominado reenvío–, debiendo sujetarse el último órgano jurisdiccional colegiado al criterio o a las indicaciones
expuestas en la sentencia en casación precisamente para que se resuelva la causa.
Lo señalado precedentemente opera si el vicio que vulnera el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva o el derecho
al debido proceso ocurrió en segunda instancia, porque si tal vicio aconteció antes de la segunda instancia,
entonces, la resolución de segundo grado materia de casación deviene en insubsistente y la Sala Suprema declara
no simplemente la nulidad de esta sino la nulidad de todo lo actuado hasta la fase o acto procesal en que se produjo
el vicio procesal relacionado, reiteramos, con el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva o con el derecho al debido
proceso.
Ahora bien, sobre la base de un estudio que hemos realizado sobre la evolución de los precedentes de observancia
obligatoria en materia laboral de la Corte Suprema 17, podemos afirmar que no necesariamente cuando el recurrente
denuncia expresamente la vulneración al debido proceso y a la tutela jurisdiccional la Sala Suprema puede declarar
la nulidad del proceso, también lo podrá hacer cuando a pesar de que no ha sido denunciada advierte de forma
evidente la existencia de uno o más actos procesales viciados que alteran sustancialmente los fines del proceso y,
en consecuencia, la decisión que en él va a recaer; en otros términos, cuando aprecia que el vicio incide de manera
determinante en el resultado final, de forma tal que si dicho vicio no se hubiese presentado el resultado sería otro.
El artículo 176º del Código Procesal Civil establece que los jueces solo declararán de oficio las nulidades
insubsanables, mediante resolución motivada, reponiendo el proceso al estado que corresponda. Este mandato es
de obligatorio cumplimiento a la luz del numeral 3 del artículo 139º de nuestra Constitución que exige que en el
ejercicio de la función jurisdiccional todos los administradores de justicia deben velar por garantizar y proteger los
derechos al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva.
15
Vide la Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Expediente Nº 763-2005-PA/TC.
16
Vide la Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Expediente Nº 4119-2005-AA/TC.
17
ÁVALOS JARA, Oxal Víctor, Precedentes de observancia obligatoria en materia laboral de la Corte
Suprema, Grijley, Lima, 2008; también ÁVALOS JARA, Oxal Víctor, Precedentes de observancia
obligatoria y vinculantes en materia laboral. Comentarios, análisis y crítica a la jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia de la República y del Tribunal Constitucional, Jurista Editores, Lima, 2010.
Siendo así, si un proceso está afectado por uno o más vicios que lo invalidan, “cualquier órgano jurisdiccional por el
solo hecho de serlo tiene lo que en doctrina se llama potestad nulificante del juzgador y que ha sido acogido en el
último párrafo del artículo 176º del Código Procesal Civil, entendida como aquella facultad de declarar una nulidad
aún cuando no haya sido solicitada, si considera que el acto viciado (incluido el proceso todo) puede alterar
sustancialmente los fines abstracto y concreto del proceso y la decisión que en él va a recaer” 18.
Por lo tanto, tratándose de la infracción normativa que se refiera a algún elemento de la tutela jurisdiccional o el
debido proceso, la Sala Suprema podrá disponer la nulidad de lo actuado hasta antes de la ocurrencia del vicio
inclusive de oficio, no ciñéndose necesariamente al pedido del recurrente, puesto que es obligación de ella
garantizar la eficacia de los derechos al debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al pleno casatorio constituye precedente
judicial y vincula a los órganos jurisdiccionales de la República, hasta que sea modificada por otro
precedente.
Los abogados pueden informar oralmente en la vista de la causa, ante el pleno casatorio”.
CONCORDANCIAS:
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial: artículo 22º.
Código Procesal Civil: artículo 400º.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículos 34º, 36º.2 y 41º.
Comentario:
Mediante una sentencia se da por terminado el proceso judicial de forma normal, pues en virtud de ella se resuelven
necesariamente las pretensiones formuladas por las partes, determinando finalmente a quién corresponden los
derechos invocados y quién o quiénes se encuentran obligados a cumplir determinadas prestaciones.
Pero para que pueda existir tal obligatoriedad es indispensable que las sentencias se encuentren debidamente
motivadas, esto es, que exista una fundamentación clara y precisa de sus alcances. Se trata, por lo tanto, de un
deber jurídico de todos los administradores de justicia.
Sobre el particular, es importante recalcar que el numeral 5 del artículo 139º de la Constitución Política del Estado
establece que toda resolución que emita una instancia jurisdiccional debe estar debidamente motivada. Siendo así,
es necesario que en las sentencias se expresen todos los argumentos que han llevado al juzgador a adoptar
determinada posición jurídica.
En efecto, como afirma Devis Echandía, “ la sentencia es una decisión y el resultado de un razonamiento o juicio del
juez, en el cual existen las premisas y la conclusión . Pero al mismo tiempo contiene un mandato, pues tiene fuerza
impositiva, ya que vincula y obliga. Es, por lo tanto, el instrumento para convertir la regla general contenida en la ley,
en mandato concreto para el caso determinado. Pero no es en sí misma un mandato, ya que se limita a aplicar el
que contiene la ley”19 (las cursivas son nuestras).
Como se aprecia, el maestro colombiano destaca la operación lógica-jurídica que se debe realizar para obtener una
conclusión; y es justamente ello es lo que la doctrina y la jurisprudencia denominan ratio decidendi.
La ratio decidendi es una expresión latina que significa “razón de la decisión”, y hace alusión a aquellos argumentos
expuestos por el juez en la parte considerativa de una sentencia o resolución judicial.
18
Casación Nº 532-2005-La Libertad, publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de julio de 2006.
19
DEVIS ECHEANDÍA, Teoría general del proceso, cit., T. II, pp. 515 y 516.
La ratio decidendi es indudablemente la principal expresión del derecho de toda persona a obtener una decisión
motivada de los órganos jurisdiccionales, pues a través de ella se podrá conocer qué es lo que llevó al juez a
adoptar determinada posición jurídica con respecto a la controversia jurídica. Es también es una expresión del
derecho de defensa, pues solo conociendo de forma certera los alcances de una sentencia podrá ejercerse una
defensa adecuada y plena.
Como quiera que la ratio decidendi comprende el análisis lógico-jurídico del juzgador, esta debe revestir ciertas
características; así, por un lado, debe ser coherente con lo peticionado y probado y, por otro lado, debe ser clara y
precisa al momento de su exposición.
Y ello no tiene otra justificación que la protección del derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva
de las partes, ya que la coherencia va a impedir la incongruencia procesal; además, la claridad y la precisión van a
permitir no sumir al perjudicado en un estado de indefensión (derecho de defensa).
Al respecto, la Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República
ha señalado que la ratio decidendi “implica que cualquier decisión cuente con un razonamiento que no sea aparente
o defectuoso, sino que exponga de manera clara, lógica y jurídica los fundamentos de hecho y de derecho que la
justifican, de manera tal que los destinatarios, a partir de conocer las razones por las cuales se decidió en un sentido
o en otro, estén en la aptitud de realizar los actos necesarios para la defensa de su derecho. Así lo garantizado por
este derecho es que la decisión expresada en el fallo o resolución sea consecuencia de una deducción razonada de
los hechos del caso, las pruebas aportadas y su valoración jurídica” 20.
De esta manera, la ratio decidendi juega un rol fundamental en toda sentencia. Y esta importancia adquiere mayores
ribetes cuando esta es dada a conocer públicamente, pues ya no estamos hablando de una mera sentencia, sino de
un criterio que constituye un “precedente indicativo a seguirse en futuros casos semejantes al ya resuelto” 21.
Cuando este criterio está contenido y se repite en diversas resoluciones de la máxima autoridad judicial, es decir, es
utilizado para resolver casos similares, ya estaremos hablando de jurisprudencia. Efectivamente, “para que esta se
constituya, la doctrina considera que debe tratarse de pronunciamientos del órganos máximo y ser reiterados (dos o
más) y uniformes (la misma solución al mismo problema)” 22.
Sin embargo, una sentencia –y en específico el criterio contenido en ella– puede adquirir aún mayor relevancia
cuando en ella se interpreten de forma particular las normas aplicables del caso concreto. En efecto, en este caso
no es necesaria la reiterancia, pues un criterio expuesto en el primer caso será de obligatoria observancia cuando
así lo estime la Sala Suprema que lo resuelve por considerar que es necesario establecer cierta certeza y
uniformidad jurisprudencial, y se cumpla la formalidad establecida para ello.
Indudablemente nos estamos refiriendo a los precedentes vinculantes. Se puede decir que ellos son aquellas reglas
jurídicas aplicadas a un caso en particular y fijadas como parámetro normativo para similares causas. Una de las
principales virtudes del precedente vinculante es su efecto normativo, el cual supone que es de obligatorio
cumplimiento para todos los administradores de justicia. Esto es tan cierto que la propia Ley Orgánica del Poder
Judicial refiere que los magistrados de todas las instancias judiciales, cualquiera que sea su especialidad, deben
seguir los criterios fijados como precedente de obligatorio cumplimiento.
Con acierto se dice que el término “vincular” significa “atar o fundar una cosa a otra ‘sujetar’. En general podemos
considerar que los jueces al resolver un conflicto parecido están vinculados a la decisión que ya tomo el Tribunal.
¿Pero cuál es el sentido de ese vinculo, de ese atarse a la decisión precedente? En respeto de la independencia de
los jueces y en especifico de la igualdad de los sujetos procésales el juez de primera o segunda instancia que
administra justicia constitucional debe tomar en consideración la decisión de carácter vinculante del Tribunal y
aplicarla o en su defecto –si deja de hacerlo– sustentar y explicar en su sentencia las razones por las que se aparta
de la decisión del Tribunal. No existe otro modo de entender la noción de precedente vinculante bajo un Estado de
Derecho”23.
20
En la Casación Nº 1059-2006-Lima, publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de octubre de 2007.
El mismo criterio ha sido recogido también en la Casación Nº 1774-2005-Lima, publicada en el diario
oficial El Peruano el 31 de octubre de 2006.
21
NEVES MUJICA, Javier, Introducción al Derecho del trabajo, PUCP, Lima, 2009, p. 101.
22
Loc. cit.
23
CHIPOCO, Carlos, “Análisis del concepto de ‘precedente vinculante’ en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional”, en www.monografias.com/trabajos34/precedente-vinculante/precedente-
vinculante.shtml.
Como producto normativo, el precedente vinculante no solo concierne a las partes del proceso que lo origina, sino
que se expande incluso a terceros ajenos a él, pero que finalmente se vinculan por tener el mismo conflicto que dio
origen al precedente vinculante. Por consiguiente, es correcto afirmar que “surten efectos no solo para las partes de
los procesos en que se expidieron esa resoluciones, sino también terceros ajenos que en el futuro participen en
procesos en los que deban emplearse los mismos criterios”24.
La existencia de un precedente vinculante no supone que siempre y necesariamente deba ser observado. Aunque
sin variar el precedente, el mismo órgano jurisdiccional que lo expidió u otros órganos jurisdiccionales, incluso de
menor jerarquía, podrán apartarse del criterio vinculante, pues en virtud del ejercicio de su autonomía e
independencia no necesariamente deberán seguir el criterio, empero ello supone que fundamenten acuciosamente
su decisión y ofrezcan una decisión más eficaz en lo que respecta a la protección de los derechos en cuestión. Lo
dicho encuentra sustento en la parte final del segundo párrafo del artículo 22º del texto Único Ordenado de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, que literalmente señala que en caso que por excepción los jueces decidan apartarse de
dicho criterio, están obligados a motivar adecuadamente su resolución dejando constancia del precedente
obligatorio que desestiman y de los fundamentos que invocan.
Pero es posible también que el precedente sea modificado, por lo tanto, debe quedar claro que es mutable. Si bien
es cierto que con el precedente vinculante se busca consagrar a la predictibilidad, lo que quiere decir que tanto los
administradores de justicia como quienes se encuentran sujetos a las decisiones de ellos podrán saber cuál es la
solución a determinadas causas, no es menos cierto que el hecho de que un criterio se instaure como precedente
vinculante no supone que este criterio quedará siempre incólume, pues podrá ser variado, pero solo en la medida
que el mismo órgano jurisdiccional o otro de similar rango justifiquen de forma objetiva el por qué de dicho cambio.
Evidentemente, modificar un precedente vinculante implica seguir el mismo procedimiento para darle tal calidad, por
lo que necesariamente también deberá convocarse a pleno, debiendo existir mayoría para la modificación.
Modificar el precedente vinculante es lo que la doctrina, trayendo a colación un término anglosajón, denomina
overruling. El overruling no es otra cosa que la desvinculación del criterio imperante y vinculante, pero con la
condición de proponer otro criterio que se ajuste de forma más precisa a la coyuntura jurídica existente en ese
momento.
Correctamente se ha dicho que “se entiende por overruling la posibilidad de cambiar de precedente vinculante, no
porque el caso no sea sustancialmente igual, sino porque habiendo sido adecuado en una situación concreta, luego
de un determinado tiempo, el Tribunal estima que el precedente debe ser cambiado. La orientación jurisprudencial
(overruling) contenida en un precedente vinculante del Tribunal solo puede ser cambiada por el mismo Tribunal” 25.
Si bien existen hasta tres conceptos muy arraigados a los precedentes vinculantes, como son el stare decisis, el
distinguish y el overruling, solo este último ha sido reconocido manifiestamente por el Tribunal Constitucional como
parte de nuestro sistema de precedentes vinculantes. Por ello es que nos referiremos solo a él.
Si tenemos en consideración que el Derecho del trabajo se encuentra caracterizado por los constantes cambios,
pero también por su permanente adecuación coherente a la realidad, pues como credo siempre debe encontrarse
acorde con lo que ocurre en la realidad, tal como pregona una de las máximas expresiones de su carácter tuitivo: el
principio de primacía de la realidad, es claro que estamos hablando de una rama del Derecho mutable y elástica, y
como tal las apreciaciones que se hagan de sus instituciones deben ir de la mano con esa evolución.
Por eso, si nos referimos a los precedentes vinculantes, resulta obvio que estos pueden variar, y para ello será
fundamental utilizar el concepto del overruling.
Importante doctrina considera que el overruling puede presentarse de dos maneras: como present overruling y
prospective overruling. La primera supone la aplicación y eficacia inmediata del criterio que constituye precedente
vinculante y que modifica o sustituye al anterior. Esto quiere decir que las nuevas reglas serán aplicadas para los
procesos en trámite y para aquellos que recién se incorporarán al ámbito de la justicia. Por su parte, la segunda
25
RIVERA RODRÍGUEZ, Heiner Antonio, “Precedentes vinculantes en materia de despidos”, en
www.justiciayderecho.org/revista3/articulos/10PRECEDENTES%20VINCULANTES%20EN
%20MATERIA%20DE%20DESPIDOS%20Heiner%20Rivera.pdf.
implica que el criterio que constituye precedente vinculante regirá solo para aquellos procesos que ingresen al
ámbito de la justicia desde el día siguiente de la publicación de la sentencia que contiene el precedente vinculante.
Se trata entonces de determinar desde cuándo es aplicable el criterio vinculante. Sobre el particular, se puede
afirmar que es el Tribunal Constitucional quien ha desarrollado de manera virtuosa el tratamiento de los precedentes
vinculantes, por ello nos referiremos solo a él.
Si uno se toma un tiempo para revisar cómo ha evolucionado la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, se puede
dar cuenta que venía utilizando la técnica del prospective overruling, sin embargo, en los últimos años ha variado su
criterio, utilizando ahora, de ser el caso, la técnica del present overruling, ello debido a que se considera que utilizar
la primera técnica genera un trato diferenciado entre el caso que da origen al criterio y los futuros.
Sin embargo, es preciso decir que no hay consenso entre todos los magistrados, ya unos consideran que el trato
diferenciado al no ser es discriminatorio es totalmente legítimo, y en muchos casos beneficia con mayor eficacia y
alcance a quienes ven mermados sus derechos26.
Puede afirmarse que a la fecha no existe un criterio único sobre la aplicación de esta técnica, pero lo rescatable es
que la utilización de ella constituye un verdadero avance que garantiza la seguridad jurídica de los justiciables, y que
definitivamente propugna por erradicar todo tipo de corrupción, inestabilidad jurídica o incluso probables errores de
los administradores de justicia.
El artículo bajo análisis establece que es la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia
de la República la que debe resolver el recurso de casación que se haya plantado en el proceso laboral. Siendo así,
le corresponde a ella la potestad de convocar a un pleno casatorio a todos los vocales que integren otras Salas
Supremas en materia Constitucional y Social a efectos de fijar un nuevo criterio jurisprudencial vinculante.
El referido pleno casatorio tendrá por objeto la expedición de una sentencia que adopta así la calidad de precedente
vinculante, vale decir, de pronunciamiento jurisdiccional obligatorio para todos los órganos jurisdiccionales de la
República y para cualquier autoridad estatal. El precedente vinculante que emane del pleno casatorio puede ser uno
nuevo o, también, puede tratarse de uno que modifica o complementa el criterio asumido en un anterior precedente
judicial.
Para que la sentencia que se expida en el pleno casatorio tenga la condición de precedente vinculante es menester
que cuente con el respaldo de la mayoría absoluta de quienes asisten al citado pleno casatorio. Así es, el
precedente vinculante se forma no por unanimidad sino mediante el voto de la mayoría de los vocales integrantes de
las Salas Constitucionales y Sociales del país que hubiesen concurrido al pleno casatorio.
El precedente vinculante resulta, como se indicara, de estricta observancia por parte de todos los órganos judiciales
del Perú, quienes no pueden desconocerlo ni ignorar sus alcances o disposiciones, salvo excepciones. El carácter
obligatorio del precedente en mención mantendrá su vigencia hasta tanto no sea modificado o sustituido por otro
precedente vinculante originado con las referidas formalidades: acuerdo de la mayoría absoluta de los vocales que
conforman las Salas Supremas Constitucionales y Sociales y que hayan asistido al pleno casatorio que se convoque
para tal efecto.
Cabe precisar que los precedentes vinculantes en materia laboral solo pueden provenir de los plenos casatorios, no
de otras fuentes. El resto de pronunciamientos o fijaciones de criterios solo serán referenciales, pero no de
obligatorio seguimiento. Por ejemplo, los plenos jurisdiccionales a que hace referencia el artículo 116º 27 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial no son vinculantes para las Salas de la Corte Suprema de Justicia de la República, pues
–en virtud del principio de legalidad– no existe norma expresa que establezca que dicho órgano supremo debe
observar obligatoriamente los criterios fijados en ellos.
26
A este respecto, resulta fundamental revisar la Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el
Expediente Nº 06387-2007-PA/TC.
27
Artículo 116º.- Plenos jurisdiccionales
Los integrantes de las Salas Especializadas, pueden reunirse en plenos jurisdiccionales nacionales,
regionales o distritales a fin de concordar jurisprudencia de su especialidad, a instancia de los órganos de
apoyo del Poder Judicial.
Es de destacar que en el pleno casatorio los abogados patrocinantes de las partes del proceso en que se planteó el
recurso de casación se encuentran facultados para practicar el respectivo informe oral en la audiencia para la vista
de la causa.
En efecto, si bien la convocatoria del pleno tiene por finalidad establecer un criterio vinculante, no debe perderse la
perspectiva de que lo principal sigue siendo resolver la controversia suscitada en la partes que integran la relación
jurídico procesal, es por ello que los abogados, en defensa de los intereses de sus patrocinados, tienen el derecho a
participar.
En este sentido, la participación de los letrados resultará fundamental, pues en aplicación del principio de oralidad y
sobre la base de sus alegatos es que se encausará la solución del conflicto y se determinará la fijación el criterio
imperante.
Establecido un criterio con carácter vinculante, este desplegará sus efectos normativos desde el día siguiente en
que es publicada en el diario oficial El Peruano, de forma similar a lo que ocurre con toda norma, salvo que se
reserve su vigencia para un momento posterior.
Siendo así, la principal virtud del precedente es la seguridad jurídica traducida principalmente en la predictibilidad.
Como es de advertir, esta puede ser entendida como aquella virtud de la actuación jurisdiccional que permite que
las partes tengan certeza respecto de cómo va a resolver el órgano jurisdiccional que conoce su causa. En razón de
la máxima “a igual razón igual derecho”, la predictibilidad jurídica supone que cuando un supuesto de hecho ha sido
solucionado aplicando determinadas normas jurídicas y esta operación ha sido calificada como precedente
vinculante, las siguientes controversias que traten sobre los mismos supuestos de hecho no podrán tener otra
solución más que la que consta como precedente vinculante.
Sin embargo, es de resaltar que la predictibilidad no debe ser entendida como una regla absoluta y perenne, pues
como ya hemos dicho, es posible que el precedente pueda ser variado o dejado de lado.
Al margen de ello, la predictibilidad se constituye como una herramienta que genera confiabilidad en la
administración de justicia, la cual puede ser apreciada desde dos perspectivas; en una primera, la visión de los
propios litigantes involucrados en el proceso con relación a quien decidirá su conflicto y, en una segunda, la visión
de todos aquellos que se encuentran fuera de ese ámbito con todo el aparato de administración judicial. En una y
otra la predictibilidad fortalece la confianza, lo que además de erradicar los actos de corrupción y probables
deficiencias de los jueces, podrá reducir en importante medida el cumulo de demandas que asume el Poder Judicial,
dado que si las partes saben con certeza a qué se someten, les será más fácil entender que recurrir a los
mecanismos de solución extrajudicial de conflictos les resultará menos costoso y podrán decidir su problema en un
tiempo más breve.
CONCORDANCIAS:
Ley Orgánica del Poder Judicial: artículos 10º y 22º.
Código Procesal Civil: artículo 40ºº.
Nueva Ley Procesal del Trabajo: artículo 400º.
Comentario:
Como manifestación de la seguridad jurídica, el principio de publicidad de las leyes tiene por objeto que los
ciudadanos conozcan las disposiciones normativas que están obligados a cumplir. La publicidad de las normas
jurídicas constituye uno de los pilares del Estado de Derecho, porque busca que todas las personas puedan ejercer
y defender sus derechos con pleno conocimiento de ellas. El principio de publicidad impone una presunción, y es
que asume que desde que desde el día siguiente en que las normas jurídicas son publicadas son conocidas por
todos; ergo, nadie puede alegar el desconocimiento de ellas.
De un modo parecido y con similares efectos al de la publicidad de las leyes, la publicidad de las sentencias tiene
por objeto, por un lado, poner en conocimiento de todos los ciudadanos las decisiones jurisdiccionales con relación
a determinados conflictos jurídicos y, por otro lado, los pronunciamientos y criterios vinculantes contenidos en las
llamadas sentencias normativas.
A priori uno tiene la percepción de que la publicidad de las sentencias únicamente busca dar a conocer los diversos
pronunciamientos judiciales dados en casación; empero, debe recalcarse que un aspecto substancial de esto es el
control de las sentencias casatorias por parte de terceros ajenos al proceso. En efecto, la publicidad de las
sentencias en casación permite que los ciudadanos puedan controlar todo tipo de irregularidades que puedan
presentarse durante un proceso. Si tenemos en consideración que las sentencias expedidas por los juzgados y las
salas laborales muchas veces no son puestas en conocimiento de la opinión pública, y en contados casos son
dadas a conocer por la importancia o por la particularidad del tratamiento otorgado a la controversia jurídica, resulta
fundamental que los pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la República, así no sean vinculantes,
sean publicados, pues de esa forma al menos se podrá tomar conocimiento de cómo se definió finalmente el
conflicto jurídico.
A pesar de ello, y sabiendo que no todas las causas pueden arribar al ámbito de la Suprema Corte, sino que
culminan en las salas laborales o incluso antes, sería interesante e importante que las resoluciones expedidas en
revisión también puedan ser publicadas y difundidas, pues con ello se permitiría un mayor y mejor acceso para
controlar la actividad jurisdiccional. Además, con ello se nutriría más a la comunidad jurídica, pues existen fallos
notables expedidos por las salas laborales que finalmente son revocados o que no pueden ser de conocimiento
público porque el recurso de casación es declarado improcedente.
Al inspirar principios jurisprudenciales o fijar criterios vinculantes, la publicación de las sentencias en casación
expedidas por la Corte Suprema de Justicia de la República es de trascendental importancia, pues solo conociendo
cuáles son ellos es que se podrá lograr la uniformidad jurisprudencial y, de ser el caso, erradicar las malas
interpretaciones normativas y jurisprudenciales, pues se garantizaría una equidad procesal.
La publicidad de las sentencias busca difundir los criterios jurisdiccionales a efectos de lograr predictibilidad, es
decir, que previamente a la iniciación del proceso, las partes en conflicto deduzcan cómo es que va a ser resuelta su
controversia. En este sentido, debe quedar claro que una de las virtudes de la publicidad de las sentencias es la
seguridad jurídica
Las siguientes resoluciones relativas al recurso de casación en el proceso laboral son publicadas en su integridad –y
no de modo resumido– en el diario oficial El Peruano y dentro del plazo de 60 días de haberse emitido:
- las resoluciones emitidas por la Sala Constitucional y Social que conoce de los recursos de casación y que los
declaran improcedentes;
- las sentencias en casación expedidas por la Sala Constitucional y Social que resuelven los recursos de casación
y los declaran fundados o infundados; y
- los precedentes judiciales emanados de plenos casatorios adoptados por la mayoría absoluta de los vocales
asistentes a tales plenos y que conforman las Salas Supremas Constitucionales y Sociales de la República.
La publicación en el diario oficial El Peruano de los pronunciamientos del máximo tribunal aludidos en los literales
enunciados anteriormente no es facultativa sino que tiene carácter obligatorio, incurriendo en responsabilidad el
órgano jurisdiccional que adoptó la decisión en cuestión si no cumple con su deber de publicar tales
pronunciamientos dentro del plazo de ley.
Es de resaltar que en el caso de los precedentes vinculantes contenidos en las llamadas sentencias normativas, la
vinculatoriedad empieza a regir desde el día siguiente de la publicación de las aludidas sentencias.