Formación Social Boliviana, Rogelia Huito Quispe

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FORMACIÓN SOCIAL BOLIVIANA DE LA FASE NEOLIBERAL

Sintéticamente se debe considerar que el neoliberalismo fue ideado por la


escuela de economistas reunidos en Suiza, que tenía como horizonte
restablecer las condiciones de acumulación de capital previas a la Segunda
Guerra Mundial cuando comenzaron a erigirse en Europa y en los Estados
Unidos los denominados “Estados de Bienestar” o del “New Deal”. Dichas
formaciones estatales tenían como objetivo contener grandes masas de
desempleados mediante la participación activa en la economía pactando con
las empresas y los sindicatos, creando una triada de relaciones que serian la
base del desarrollo capitalista. En América Latina y en Bolivia en particular, la
situación había sido muy similar. El auge del movimiento obrero a nivel
internacional obligó a las burguesías a ceder terreno ante ciertas demandas de
los trabajadores en la participación en la economía. El denominado “Estado del
“52” fue resultado de la irrupción de las masas de trabajadores, especialmente
los mineros, agrupados en la Central Obrera Boliviana (COB en adelante). Se
conformó entonces una estructura que contemplaba las demandas obreras y
que lo reconocía como un actor corporativo de la sociedad. Es por eso que a
pesar de las intervenciones militares, con mayor o menor represión, era
impensado dejar de lado a las masas como parte de la gobernabilidad.
 
La crisis del 73 abre en los Estados Unidos de América y en Europa el ciclo de
prueba y error de estas concepciones económicas anteriormente mencionadas.
Según Perry Anderson, la primera en aplicar las teorías neoliberales fue la
dictadura chilena de Pinochet como tubo de ensayo para el resto del mundo, lo
siguieron Europa (Inglaterra en el 79 con Thatcher), mientras que, una vez
acabado el comunismo, lo siguieron EEUU y los países de la ex-URSS. Bolivia
por su parte comenzará a aplicar las “recetas” neoliberales en 1985 bajo el
gobierno de Víctor Paz Estenssoro y la sanción del Decreto Supremo 21060. A
continuación se reconocerá la aplicación del modelo neoliberal en Bolivia de
manera esquemática, a partir de la descripción que hacen Anderson, Vilas y
Torre del fenómeno desde diferentes ángulos de análisis.
El primer problema que dice atacar el neoliberalismo en los países Europeos es
la inflación. Bolivia utilizará este mismo fundamento para aplicar las reformas
en 1985 a partir de la crisis hiperinflacionaria que dejó la coalición de
centroizquierda comandada por Hernán Siles Zuazo. Esto está claramente
explicitado en el DS 21060 (instrumento legal para la aplicación de la reforma
del Estado) que considerando que los factores hiperinflacionarios, combinados
con una profunda recesión económica han debilitado en forma peligrosa el
aparato productivo y provocado en el organismo nacional una grave crisis
económica que castiga, particularmente a las grandes mayorías nacionales” y
más adelante recalca “que el factor de mayor incidencia en el ritmo inflacionario
radica en el sostenido y creciente déficit fiscal del sector público”. En este
sentido, la hiperinflación y el Estado burocrático son los nuevos

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amedrentadores del bien común, por lo cual deben ser extirpados del cuerpo
social a cualquier precio. Sin embargo, Carlos Vilas reconoce las causas
materiales de estas reformas, en el poder de las cada vez más poderosas
corporaciones transnacionales, el pasaje de una economía de producción por
una de simple circuitos de rápida extracción de recursos con preponderancia
de la economía financiera especulativa; y, por último, la definitiva victoria del
capital sobre el trabajo a nivel mundial reflejada principalmente en el retroceso
global del comunismo como máximo exponente del ideal de gobierno obrero,
sin dejar de lado el retroceso de las estructuras sindicales todo el mundo.
Observa a su vez que “estamos en presencia de un nuevo tipo de acumulación
de capital, que a través de la conversión de los procesos complejos en
secuencias sencillas de operaciones simples conduce a una de-calificación de
la fuerza de trabajo, y a una fácil rotación y sustituibilidad de la misma. Se
genera así un efecto de redundancia laboral que contribuye a la exclusión
social de un numero grande de trabajadores y sus familias”.
 
Ante este panorama, Vilas observa que se reforman: elementos materiales, el
poder del Estado, el sentido de la intervención estatal, se redefine lo público y
lo privado, y el llamado “pacto social”. A estas reformas agregaría el modelo
económico expresado por la Nueva Política Económica del DS 21060.
En cuanto a elementos materiales, se reforma la población principalmente
afectada por el cierre de las minas y la redefinición económica. Grandes
bolsones de excluidos irán a asentarse en la localidad de El Alto en La Paz
para vivir de changas, otros buscaran en la coca o en el petróleo nuevas
formas de subsistencia. Vilas refiere en este punto a los recortes a servicios
básicos que brindaba el Estado anterior, como ser salud, educación, agua,
luz, gas, seguridad social, obras públicas, etc. La otra redefinición material
será de tipo territorial donde se genera una retirada del estado respecto de
áreas amplias de su territorialidad, que progresivamente adquieren la
fisonomía de espacios vacíos de autoridad pública. El territorio cedido es
apropiado por actores particulares (familias, empresas, grupos de interés) que
ejercen el poder político y el poder económico real.
El poder del Estado se vio recortado en su autonomía respecto de las
fracciones hegemónicas del capital. Por un lado, con la instrumentalización
abierta del Estado en función de los intereses y líneas de expansión de las
fracciones financieras y especulativas del capital que conducen los procesos
de acumulación, es decir, el Estado convierte en asuntos de prioridad pública
las prioridades privadas del capital financiero transnacional. Por otro lado, se
observa una crisis  de los modos previos de mediación clase/estado con la
incorporación de gran numero de empresarios al Estado y con el
desplazamiento del movimiento obrero como factor social de poder en las
tomas de decisiones. Se pasa así de un esquema trienal del poder a uno
binario con una fuerte tendencia a la sumisión del Estado ante el capital
concentrado. Es por eso que observamos como todo el arco político boliviano

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se apega a la misma corriente de pensamiento neoliberal. El Estado, además,
pierde su soberanía respecto a las condiciones impuestas por las agencias
multilaterales y los grandes inversores que limitan el accionar estatal a sus
propias necesidades, se observa entonces como el DS 21.060 del 29 de
agosto de 1985 “implanta una tasa de cambio de divisas uniforme, libre y
flotante; se eliminaron todos los controles de precios y salarios; se elevaron
sustancialmente los precios del sector público; se redujo drásticamente el
gasto público; y se redujeron los salarios reales de los empleados públicos”
junto a la privatización de áreas del Estado y de sus empresas estratégicas
como se observa a partir del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-
1997), quien con el Plan de Todos sanciono las leyes de Reforma de la
Educación, de Participación Popular, de modificación del Servicio Nacional de
Reforma Agraria (Ley INRA) y de Capitalización para privatizar empresas
estatales y bienes públicos (como el sistema de pensiones y la YPFB).
Finalmente se reforma la organización del poder, donde la llamada
“descentralización” administrativa crea multiplicidad de subdependencias
municipales. 
Se cambia el sentido de la Intervención Estatal a través de la desregulación
asimétrica y el manejo sesgado de instrumentos de política económica,
financiera y comercial (tipos de cambio, tasas de interés, políticas crediticias)
el estado crea condiciones preferenciales y garantías para la rápida
circulación de capital financiero. La política tributaria asume un carácter
regresivo. El estado se achica en términos administrativos y presupuestarios
pero también en la calidad de los servicios que brinda. Esto termina por
redefinir lo público y lo privado como se observa en el proceso de
privatizaciones donde mucho de lo que debe ser público, pasa a ser privado.
Considerando que es necesario aplicar una Nueva Política Económica que
tenga la aptitud de ser realista y pragmática con el objeto de atacar las causas
centrales, de la crisis en el marco de una racionalidad de medidas fiscales,
monetarias, cambiarias y de ajuste administrativo del sector estatal que,
además de su contenido, radicalmente antiinflacionario, siente los
fundamentos para reiniciar, redefinir y encaminar el desarrollo nacional
liberador, dotado de profundo contenido social que rescate los valores
morales del pueblo boliviano” Así se planteaba el nuevo modelo de
acumulación económica el DS 21060 pero en su contenido solo se detalla del
nuevo plan la centralidad que pasaría a tener el Banco Central de Bolivia
como herramienta de control monetario y financiero. En la realidad concreta,
el sector productivo se reorientó de la minería a la producción de coca para el
mercado ilegal de estupefacientes y la extracción de petróleo y gas
desamparando a las miles de familias que vivían del sector más pujante de la
economía como era la minera.   
Por todo lo expuesto, para que el sistema funcione, se debía aplastar de un
solo golpe al movimiento obrero organizado. Por ello el nuevo pacto social no
contemplaba a la clase obrera, generando gran resentimiento y distanciamiento

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cada vez mayor entre la elite política y las clases subalternas. A partir de todo
este esquema desarrollado, se logro solucionar la crisis de gobernabilidad que
Torre entendía como la causante principal de la aplicación del neoliberalismo.
El MNR como el antiguo partido de la Revolución del ’52 y creador del Estado
precedente, fue el encargado de dinamitar sus bases para mantener el dominio
del aparato político como una expresión puramente pragmática de
conservación de privilegios.
Para entender la aplicación del plan neoliberal en Bolivia es indispensable
observar  que la desarticulación del movimiento obrero fue de vital importancia
para los ideólogos de la reforma del Estado. Es por eso que el sector más
combativo, el de los mineros agrupados en la FSTMB, a partir de la
privatización y cierre de minas junto a la redefinición de la estructura productiva
del país perdió gran cantidad de trabajadores (27 mil de 30 mil en las minas del
Estado) reduciendo significativamente el poder de fuego de la COB. La gran
masa de desempleados se va a relocalizar en los sectores de la economía
agrícola y petrolera o en los barrios de El Alto como cuentapropistas, saliendo
de las minas y entrando en contacto con las raíces indigenistas de las
agrupaciones kataristas que venían desarrollando su actividad sindical en
ascenso, nutriendo sus filas y compartiendo sus antiguas formas de
organización.

ANEXOS

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FUENTES DE INFORMACIÓN:
https://huellasdelahistoria.wixsite.com/huellas/single-
post/2016/11/13/Bolivia-pionero-del-Neoliberalismo.

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