Ciencia Realidad y Racionalidad SANKEY-61-85

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3.

El realismo científico:
una elaboración y defensa

3.1 Introducción

E n este artículo tengo como objetivo presentar los


elementos básicos del realismo científico y las principales
líneas de argumentación que respaldan esta posición. En tanto
no se busca definir el realismo científico contrastándolo con
otras posiciones específicas que se le oponen, estableceré
la posición y los argumentos de un modo general. Hay un
amplio rango de posiciones que se le contraponen al realismo
científico. La oposición no se limita a un aspecto específico
del realismo; por ende, tampoco en este artículo me limito a
presentar una línea singular del argumento antirrealista.

La idea principal que quiero defender es que hay una


variedad de argumentos que operan en conjunto para
respaldar el realismo científico. Los realistas hablan con
frecuencia como si solo hubiera un argumento, el así
llamado argumento del éxito o ‘argumento del no milagro’,
el cual toman como el argumento para el realismo científico.
Aunque este argumento juega, sin duda, un rol central en
favor del realismo científico, es solo uno de los muchos
argumentos que lo defienden.

3.2 Elaboración

Quiero dirigirme en este apartado a la elaboración del


realismo científico. El realismo científico no consiste
en una doctrina singular; es una familia de doctrinas

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Ciencia, realidad y racionalidad

interconectadas. Caracterizaré el realismo científico a partir


de seis principios básicos. De modo inevitable, restaré
importancia a algunos temas significativos del realismo.
Después de elaborar los principios del realismo, comentaré
otros temas realistas sobresalientes.1

En primera instancia, el realismo científico es una doctrina


sobre el objetivo de la ciencia. El primer principio del
realismo científico es la tesis según la cual el objetivo de la
ciencia es descubrir la verdad acerca del mundo. Esta visión
del objetivo de la ciencia tiene una implicación inmediata
para la naturaleza del progreso científico: el progreso
científico consiste en el avance de la verdad.

Es posible que la verdad sea el objetivo de la ciencia y, sin


embargo, que no haya habido progreso hacia ese objetivo;
no obstante, los realistas científicos tienden a ser optimistas
pues, por lo general, son proclives a asumir que la ciencia
ha descubierto un trozo de verdad y que muchas de sus
afirmaciones bien establecidas son verdaderas. Aún más,
junto con la mayoría de los filósofos contemporáneos de
la ciencia, los realistas científicos acostumbran a ver la
ciencia como un proceso histórico continuo, que está lejos
de completarse; por consiguiente, no asumen que la ciencia
contemporánea haya alcanzado plenamente el objetivo de la
verdad. Las teorías científicas contemporáneas pueden estar
cercanas a la verdad o ser aproximadamente verdaderas;
en tal sentido, perseguir el objetivo de la ciencia no puede
consistir simplemente en perseguir la verdad; también
consiste en buscar el progreso del objetivo de la verdad a
través de una paulatina aproximación a ese objetivo.

El segundo principio del realismo científico es una tesis


acerca de la interpretación del discurso teórico. Los
realistas científicos interpretan el discurso científico acerca

1 Mi caracterización del realismo científico como una familia de


doctrinas interconectadas se esbozó en uno de mis artículos
anteriores, en el cual propuse una taxonomía similar de los
principios realistas. Cfr. Sankey (2000b).

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El realismo científico: una elaboración y defensa

de las entidades teóricas de un modo literal, como un


discurso que se propone hablar sobre entidades reales
inobservables. Este tratamiento realista del discurso
teórico contrasta con la interpretación instrumentalista de
tal discurso. El instrumentalismo niega la interpretación
literal del discurso teórico, tratándolo como un discurso
de ficción. Las entidades teóricas son ‘ficciones útiles’,
convenientes solo como una ayuda para la predicción.
A diferencia del instrumentalismo, el realista científico
comprende el discurso teórico como referido a eventos y
regularidades que tienen lugar en el nivel inobservable. Los
científicos explican los fenómenos observados basados en
procesos causales subyacentes. Las explicaciones que dan
se refieren a entidades inobservables cuyo comportamiento
es el responsable de los fenómenos observados.

Una interpretación realista del discurso teórico no garantiza,


por sí misma, el título de realismo. La simple oposición
al instrumentalismo no implica una metafísica realista.
Lo que caracteriza más claramente al realismo científico
como una forma de realismo en el sentido tradicional
es la doctrina metafísica acerca del mundo externo. Este
es el tercer principio del realismo científico.2 El mundo
investigado por la ciencia es una realidad objetiva que
existe independientemente del pensamiento humano. La
existencia, estructura y características de este mundo no
dependen de la experiencia, las creencias, los conceptos o el
lenguaje humanos. Es un mundo de objetos, propiedades y
hechos, que se debe descubrir por medio de la investigación

2 Empleo la expresión ‘mundo externo’ porque es la que emplean


tradicionalmente los filósofos para formular que hay un mundo
material que existe independientemente de la mente humana. No
obstante, la expresión es en sí misma objetable ya que parece
implicar una división insostenible entre mundos interno y externo,
así como sugerir que no somos parte del mundo. Otro problema es
que hablar de un mundo externo puede dar pie a la problemática
escéptica ––por ejemplo: cuestiones cartesianas acerca de la
certeza de nuestro conocimiento de un mundo externo––, las
cuales deberían rechazarse en favor de una perspectiva naturalista
que niega la legitimidad de tales cuestiones escépticas.

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Ciencia, realidad y racionalidad

empírica; pero no es un mundo que esté de algún modo


constituido o construido por fuera de los conceptos o
las teorías que formulamos como parte del proceso de
descubrimientos empíricos acerca del mundo.3

Por consiguiente, el mundo acerca del cual la ciencia busca


la verdad es la realidad objetiva, externa, que habitamos.
Esto plantea la cuestión por la naturaleza de la verdad. Los
dos principios siguientes abordan esta cuestión.

El cuarto componente del realismo científico es la teoría


de la verdad por correspondencia. La verdad consiste en la
correspondencia entre una afirmación acerca del mundo y
el mundo. Para que un enunciado sea verdadero, el mundo
debe ser del modo en que el enunciado dice que es, debe
corresponderse con los hechos. Así pues, una afirmación
acerca de una entidad teórica es verdadera solo en el caso
en que la entidad teórica sea como se dice que es. Por
ejemplo, el enunciado ‘los electrones tienen carga negativa’
es verdadera si y solo si los electrones tienen carga negativa.

En otros tiempos era común identificar la concepción


semántica de la verdad de Tarski con la teoría de la verdad por
correspondencia; pero muchos escritores contemporáneos
sugieren que hay más con relación a la correspondencia que
el esquema T de Tarski. No obstante, el realista científico
no necesita adoptar una posición específica con respecto
a esta cuestión. El realista es libre de interpretar la teoría

3 Mi insistencia en la independencia de la mente del mundo externo


podría tomarse como si sugiriera que el realismo está restringido
a los objetos, propiedades y hechos investigados por las ciencias
naturales; sin embargo, tal restricción es innecesaria. Puede haber
hechos perfectamente objetivos, por tanto independientes de la
mente, que pertenezcan a áreas investigadas por las ciencias sociales.
Este punto puede ilustrarse con el caso de los artefactos: mientras
tales artefactos, como carros y herramientas, no existirían si no
hubieran sido construidas por humanos, el que haya, digamos, un
destornillador en el maletero de mi carro, es un hecho objetivo que
no depende de mi pensamiento para que sea así. (Debo a Robert
Nola esta idea y el ejemplo del destornillador en el maletero).

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El realismo científico: una elaboración y defensa

de la verdad por correspondencia de una forma amplia:


dado que una teoría de la verdad toma un enunciado como
verdadero solo en el caso en que se obtenga un estado
extralingüístico de hechos dado, el realista puede tomarlo
como una teoría correspondentista.4

Las teorías de la verdad por correspondencia contrastan


de modo claro con las teorías epistémicas de la verdad,
tales como las teorías de la coherencia o del consenso, las
cuales identifican la verdad con propiedades epistémicas de
las creencias. Las teorías epistémicas de la verdad implican
una covarianza idealista de la creencia y la realidad; en
consecuencia, no se pueden reconciliar con el realismo
acerca de una realidad independiente de la mente.5 Las
teorías correspondentistas que traten a la verdad como una
relación entre lenguaje y realidad son las únicas teorías de
la verdad compatibles con el realismo.

El quinto componente del realismo científico enfatiza en la


naturaleza objetiva de la verdad. Hace explícita la relación
entre el realismo acerca del mundo externo y la visión
correspondentista de la verdad. La visión realista no solo
sostiene que hay un mundo externo y que la verdad es
correspondencia, sino que, más bien, es el mundo externo
el que hace que nuestras afirmaciones acerca del mundo
sean verdaderas o falsas. Las afirmaciones teóricas se hacen

4 Así, por ejemplo, el valioso intento de Devitt por identificar la


verdad con una relación causal entre palabras y sus referentes
es un caso de teoría correspondentista (Devitt 1991: 29); pero
también lo es la teoría minimalista de la verdad de Paul Horwich,
que plantea que la verdad se agota en el esquema-T, pues adopta
‘la idea que toda verdad se hace verdadera por la existencia de
un hecho que le corresponde’ (Horwich 1990: 112). Lo esencial
a una teoría realista de la verdad por correspondencia es que la
verdad es una relación de correspondencia que se obtiene en
virtud del mundo que, en efecto, es del modo en que se dice que
es y no una concepción específica de la naturaleza sustancial o
formal de la relación de correspondencia.
5 Sobre las teorías epistémicas de la verdad, ver: Devitt (1991: 36
y 44-45). Para la tendencia idealista de tales teorías, ver también
Devitt y Sterelny (1987: 196) y Musgrave (1999b).

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Ciencia, realidad y racionalidad

verdaderas o falsas por el modo en que las cosas están


en la realidad objetiva –independiente de nuestra mente–
investigada por la ciencia. Por tanto, la verdad es objetiva en
el sentido en que el valor de verdad de una afirmación está
determinado por el modo como las cosas se encuentran
en el mundo externo, creamos o no que es verdad. Esta
es una razón adicional de por qué el realista es incapaz
de tolerar una teoría epistémica de la verdad; porque una
teoría epistémica de la verdad elimina la dependencia que
tiene la verdad con respecto a una realidad objetiva.

La tesis según la cual el mundo hace que nuestras afirmaciones


sean verdaderas o falsas parece redundante a la luz de
las dos tesis precedentes del realismo acerca del mundo
externo y la verdad por correspondencia; pero prefiero
establecer aparte la tesis de la objetividad, en aras de excluir
interpretaciones no realistas de la teoría de la verdad por
correspondencia. El idealista puede tratar la verdad como
una correspondencia entre enunciados y estados de hechos
que solamente estén constituidos por estados mentales; por
otro lado, el kantiano puede tomar los estados de hechos que
hacen que un enunciado sea verdadero, como constituidos
conjuntamente por información sensorial del mundo
externo y contribuciones conceptuales de la mente humana.
El requisito que los enunciados sean verdaderos por su
correspondencia con la realidad independiente de la mente,
asegura que ni el idealista ni el kantiano pueden hacer que la
verdad por correspondencia pueda calificarse como realismo.

Finalmente, la sexta tesis característica del realismo


científico se relaciona con la naturaleza del conocimiento
científico. El realista científico no solo afirma que hay
un mundo independiente de la mente, acerca del cual la
ciencia busca la verdad. El realismo científico tiene una
justificación fundamentalmente epistemológica. Para el
realista científico, la búsqueda científica de la verdad da
origen a conocimiento genuino del mundo natural. Es
por esto que el realismo científico implica el realismo
epistémico, de acuerdo con el cual la investigación
científica produce conocimiento del mundo objetivo.

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El realismo científico: una elaboración y defensa

Para el realismo epistémico, el conocimiento científico no


está restringido al nivel empírico, también se extiende a
aspectos inobservables de la realidad. El realismo epistémico
es lo que caracteriza al realismo científico como una doctrina
epistemológica distinta de versiones contemporáneas de una
filosofía empirista de la ciencia, que niegan que sea posible
tener creencias justificadas racionalmente o conocer acerca
de estados de hechos inobservables (por ejemplo: Van
Fraassen 1980). Esto también distingue epistemológicamente
al realismo científico de las perspectivas neo-kantianas,
constructivistas, que niegan el acceso epistémico al mundo
objetivo, independiente de la mente, el cual está más allá de
nuestra experiencia fenomenal.6

3.2.1. Requisitos

Los seis principios que he acabado de presentar producen una


imagen razonablemente distinta de realismo científico. Puede
que la imagen esté un poco confusa en sus límites; sin embargo,
las tesis capturan los temas centrales del realismo científico,
mientras que excluyen a las posiciones antirrealistas relevantes
como no realistas.7 No obstante, permanece un buen número
de otros temas realistas que son dignos de mención.

6 El principal ejemplo contemporáneo de una filosofía


constructivista neokantiana de la ciencia es, por supuesto, Kuhn
(1970a). Para tal interpretación de la perspectiva metafísica de
Kuhn, ver: Devitt (1991) y Hoyningen-Huene (1993).
7 Es importante indicar, así sea brevemente, cómo las tesis
mencionadas excluyen algunas posiciones antirrealistas relevantes.
Como hemos visto, la interpretación realista del discurso teórico
se opone a un tratamiento instrumentalista de tal discurso, el cual
trata las entidades teóricas como ficciones convenientes o meras
herramientas predictivas. La tesis que el objetivo de la ciencia
es la verdad, así como el realismo epistémico, entra en conflicto
con el empirismo constructivo de van Fraassen, así como con el
antirrealismo de Larry Laudan. La tesis de la teoría de la verdad por
correspondencia y la objetividad de la verdad entran en conflicto
con el realismo interno de Hilary Putnam y Brian Ellis, quienes
rechazan la teoría de la correspondencia. También pueden entrar
en conflicto con las visiones de Kuhn acerca de la verdad (Cfr.

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Ciencia, realidad y racionalidad

El primer tema es semántico. Hay una estrecha conexión


entre realismo científico y realismo semántico. Ni las
generalizaciones empíricas ni las afirmaciones teóricas
acerca de los estados de hecho inobservables se pueden
verificar por medios observacionales, son ‘trascendentes
a la verificación’. Bajo una concepción verificacionista del
significado, tales afirmaciones están vacías de significado
cognitivo. Pese a la incapacidad de determinar si las
condiciones de verdad de tales afirmaciones se obtienen,
el realista científico sostiene que pueden constituir
aserciones acerca del mundo, las cuales poseen un
valor de verdad. En efecto, esto es lo que da sentido al
intento de los científicos por dar evidencia indirecta a las
afirmaciones teóricas y a las generalizaciones empíricas,
cuya verdad no puede establecerse por medios empíricos
directos. Debido a esto, el realista científico tiende a
adoptar una concepción realista semántica del significado,
de acuerdo con la cual el significado de una afirmación
sintética consiste en las condiciones bajo las que la
afirmación sería verdadera, más que en las condiciones
bajo las cuales su afirmación estaría garantizada.8

El problema de la verdad de las afirmaciones teóricas


da origen a una cuestión acerca del discurso teórico. Ian
Hacking distingue entre realismo de entidades y realismo de
las teorías (Hacking 1983: 27). El realismo de las entidades
afirma la realidad de las entidades inobservables descubiertas

Kuhn 1970a: 206). Para una discusión sobre las últimas posturas de
Kuhn sobre la verdad, Cfr. Sankey (1997: 57-60).
8 Una razón para no incluir el realismo semántico como un principio
central del realismo científico es que hay teorías del significado
que conceden contenido significativo a las afirmaciones teóricas
sin hacerlo mediante condiciones realistas de verdad. Aun así, los
científicos realistas han tendido a adoptar tal enfoque realista de
la condición de verdad al significado; por consiguiente, hay una
estrecha conexión entre las dos visiones. Una conexión estrecha,
mas no necesaria: cualquier teoría del significado que permita
que el contenido del discurso teórico fracase al ser capturado
enteramente en términos de discurso observacional, está abierto a
consideración por parte del realista científico.

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El realismo científico: una elaboración y defensa

por la ciencia; el realismo de las teorías afirma que las


teorías científicas pueden ser verdaderas o tener un valor de
verdad. El realismo científico tradicional combina el realismo
de entidades con el realismo de las teorías; sin embargo,
Hacking nota que las dos doctrinas son lógicamente distintas:
el realista de las entidades puede permitir que haya entidades
inobservables de las cuales el científico posee conocimiento,
pero de las que ninguna teoría actual da una descripción
correcta. Al contrario, el realista de las teorías puede afirmar
que una teoría es verdadera aunque ninguno de sus términos
denote entidades inobservables, sino que se refieren, más
bien, a construcciones lógicas de la experiencia.

He caracterizado la interpretación realista del discurso


teórico como un principio que define el realismo científico.
Dado esto, no es posible para el realismo científico negar
que el discurso teórico se proponga referirse a las entidades
inobservables.9 No obstante, no es un gran punto de
partida para el realismo científico el afirmar la realidad de
las entidades teóricas pero negar el realismo de las teorías.
El realismo de las entidades, por consiguiente, puede
considerarse una versión especial del realismo científico.10

9 Para aclarar un poco más esto, puede decirse que el realista


científico no puede afirmar el realismo de las teorías y negar el
realismo de las entidades, porque hacerlo sería renunciar al realismo
científico. Afirmar que una teoría fracasa al hacer referencia genuina
a alguna entidad teórica inobservable, o insistir en que una teoría
sea interpretada como no estando comprometida con tal referencia,
sería eliminar una de las motivaciones centrales del realismo
científico. En particular, el realismo científico enfatiza que la ciencia
busca el conocimiento genuino tanto de los aspectos observables
como de los aspectos inobservables de la realidad; por ejemplo, los
científicos buscan explicar los fenómenos observables en términos
de entidades inobservables cuyo comportamiento es causalmente
responsable de los fenómenos observados.
10 De hecho, la formulación de una versión de realismo científico
como realismo de las entidades requiere la eliminación o la
modificación de tesis realistas que involucran la noción de
verdad. Un buen número de posibilidades están aquí disponibles.
En vez de considerar que el objetivo de la ciencia sea descubrir
la verdad acerca del mundo, el objetivo de la ciencia podría

67
Ciencia, realidad y racionalidad

Finalmente, debe mencionarse un par de problemas


metafísicos en los que los realistas científicos pueden
adoptar una actitud realista. Por lo regular, los realistas
científicos adoptan una visión más substantiva del mundo
que la mera existencia de una realidad independiente de la
mente. El mundo que habitamos y que investiga la ciencia
no es un mundo amorfo; es un mundo estructurado de
entidades, propiedades y relaciones, que cae bajo categorías
que ocurren naturalmente; no obstante, mientras algunos
realistas adoptan una explicación esencialista de las clases
naturales, otros prefieren una ontología mínima, sin clases
naturales ni propiedades esenciales. El segundo conjunto
de problemas tiene que ver con el papel de la necesidad
natural o física en la causalidad y las leyes de la naturaleza.
Los realistas científicos tienden a rechazar la explicación
humeana de la regularidad de la causalidad y las leyes
de la naturaleza, en favor de la explicación necesarista.
Pero hay realistas que divergen con esta tendencia; y, en
todo caso, la naturaleza de la necesidad natural no es una
cuestión obligante para el realismo científico, tal y como
se entiende aquí esta doctrina. En vista de las variadas
opiniones acerca de estos problemas entre los filósofos,
quienes, por otra parte, cuentan como realistas científicos,
parece preferible tratar el realismo acerca de las clases
naturales, la causalidad y las leyes de la naturaleza, como
cuestiones opcionales para el realista científico.11

caracterizarse por el descubrimiento del modo como el mundo


es. No es claro, en todo caso, que el realista de las entidades
necesite descartar completamente la noción de verdad. El realista
de las entidades solo necesita afirmar que las descripciones
teóricas completas de los inobservables son falsas o fracasan al
tener un valor de verdad definido. Pero, seguramente, el realista
de las entidades debe admitir que las afirmaciones existenciales
acerca de tales entidades son verdaderas. Más aún, el propio
Hacking parece permitir que se pueda conocer una variedad de
verdades acerca de las entidades teóricas de más bajo nivel, pues
él comenta que “conocemos bastante sobre el comportamiento
de los electrones” (Hacking 1983: 272).
11 Para una indicación del rango de opiniones acerca de estos
asuntos entre los filósofos que comparten una perspectiva
realista, ver los ensayos recogidos en Sankey (1999).

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El realismo científico: una elaboración y defensa

3.3 Defensa
Paso ahora de la elaboración a la defensa. Anoté
anteriormente que el realismo científico no consiste en una
doctrina singular, sino que es una familia interconectada de
tesis. Igualmente, no hay un solo argumento, singular, para
el realismo científico. El así llamado ‘argumento del éxito’
ha recibido demasiada atención; pero hay otros argumentos
que merecen igual tratamiento. Sin duda el argumento del
éxito es una parte importante a favor del realismo científico,
pero solo entra en consideración cuando otras líneas del
argumento hayan establecido unas bases.

En lo que sigue, no mencionaré todos los argumentos


conocidos a favor del realismo científico, sino solo aquellos
que forman parte del argumento general sobre el que
espero basar el realismo científico.12 Las dos primeras líneas
de argumentación se dirigen hacia la reflexión sobre nuestro
lugar en el orden natural y una apelación a la epistemología
y la metafísica del sentido común. Los otros dos argumentos
son versiones del argumento del éxito. La primera versión se
relaciona con la verdad o verdad aproximada de las teorías,
mientras que la segunda versión del argumento aplica el
éxito en el nivel de los métodos empleados por la ciencia.

3.3.1 Nuestro lugar en el mundo:


la perspectiva realista

El argumento básico para el realismo parte de una intuición


fundamental acerca de nuestro lugar en la naturaleza. Los

12 Putnam (1975) distingue entre argumentos positivos y negativos


para el realismo. En este artículo, dejaré a un lado, casi que por
completo, los argumentos negativos para el realismo, aunque
estos han sido argumentos muy poderosos para el realismo a lo
largo de la historia. Los argumentos negativos son argumentos
contra posiciones que se oponen, ejemplos que incluyen la serie
de argumentos propuestos a finales de 1950 contra el tratamiento
que dio el empirismo lógico al discurso teórico.

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Ciencia, realidad y racionalidad

seres humanos somos organismos sintientes, inteligentes;


habitamos un mundo natural pre-existente; interactuamos
causalmente con este mundo; sin embargo, no lo
inventamos, ni lo construimos, ni lo creamos. Debemos
actuar en el mundo si queremos sobrevivir. Para asegurar
nuestra subsistencia, debemos adquirir conocimiento del
modo como es el mundo, ya que conocerlo nos capacita a
adelantar, de manera confiable, acciones que promueven
nuestra supervivencia. Así pues, concluye el realista,
somos creaturas que habitamos una realidad objetiva de la
cual, dada nuestra supervivencia, tenemos la capacidad de
adquirir conocimiento genuino.

Diría que esta es la perspectiva del realismo adobada


con una pizca de naturalismo evolutivo. La perspectiva
se opone fundamentalmente a las visiones que conciben
la realidad sobre la base de la representación mental
humana, tales como la creencia o la experiencia. Los
realistas ven a los humanos y su vida interior como una
pequeña parte de la vasta realidad. Cualquier visión
que tome el pensamiento humano o la experiencia
como la base de la realidad, o el concepto de realidad,
malinterpreta profundamente nuestro lugar en el mundo
natural. Desde la perspectiva realista, tal visión comete el
error fundamental del antropocentrismo.13

El realista toma el mundo externo como dado. La existencia


del mundo externo no depende del pensamiento o la
experiencia, es un mundo en el que nos encontramos inmersos
y que habitamos. Somos capaces de efectuar cambios en el
mundo a través de acciones que provocan tales cambios.
Construimos edificios, cultivamos y contaminamos el medio
ambiente; pero no hacemos el mundo. Tampoco hacemos
las entidades básicas que pueblan el mundo, ni dependen de
nosotros las leyes que gobiernan el comportamiento de estas
entidades. Así pues, más que tomar al pensamiento humano
o a la experiencia como primarios en la formación de nuestra

13 Cfr. Smart (1963); también Hooker (1987: 264 y ss).

70
El realismo científico: una elaboración y defensa

concepción de la realidad, el realista toma el pensamiento


humano y la experiencia como formando parte ––una parte,
en efecto, relativamente insignificante–– de esa realidad.

La perspectiva opuesta, no realista, tiene sus orígenes en la


problemática escéptica de la epistemología tradicional. El
escepticismo de la variedad cartesiana nos reta a mostrar
que hay un mundo externo y que tenemos conocimiento
de tal mundo. Los epistemólogos tradicionales toman las
representaciones mentales como la base de su respuesta a tal
escepticismo. Basados en las creencias, ideas o experiencia,
tratan de mostrar que hay un mundo externo y que podemos
tener conocimiento de él. Los filósofos que intentan enfrentar
al escéptico de esta manera, por lo regular encuentran que el
juego se devuelve en su contra, ya que el escéptico establece
unos estándares demasiado altos, exigiendo certeza absoluta
donde nadie es capaz de encontrarla.

Contra la epistemología tradicional centrada en el


escéptico, el realista toma como punto de partida
básico que hay una realidad externa y, en efecto, que
somos capaces de tener conocimiento de esa realidad.
Para el realista, la lección del escepticismo no es que
sea imposible el conocimiento del mundo externo, sino
que es un error buscar certeza epistémica o tratar las
representaciones mentales como las bases o bien de
nuestra epistemología o bien de la metafísica. Sabemos
con tanta seguridad como podemos saber que hay algo,
que hay una realidad objetiva, externa, y que podemos
llegar a tener conocimiento de ella; sin embargo, nuestro
conocimiento no necesita ser cierto, ni fundamentado en
representaciones privilegiadas de esa realidad.

Por tanto, desde la perspectiva del realismo, es un error


basar nuestro concepto de realidad en la representación
mental humana. Las representaciones mentales son solo
una pequeña parte de una realidad mayor en la que nos
encontramos inmersos. Cualquier filosofía que busque
fundamentar nuestra concepción de la realidad en nuestras
propias representaciones mentales comete el error

71
Ciencia, realidad y racionalidad

fundamental del antropocentrismo y, en consecuencia,


deberíamos descartarla como fatalmente defectuosa.

3.3.2 Realismo y sentido común

La segunda línea de argumentación a favor del realismo


científico apela al sentido común y al realismo implícito
en el sentido común ordinario. Por ‘sentido común’ quiero
significar nuestra conciencia ordinaria, prerreflexiva, de
nuestro mundo circundante y del mundo más amplio que
se extiende más allá de nuestro mundo circundante. Es un
mundo hecho de objetos materiales de todas las formas
y medidas, del cual tenemos conocimiento más o menos
inmediato gracias a nuestra experiencia sensorial de aquellos
objetos. Es un mundo concreto de objetos independientes
de la mente con el que interactuamos causalmente por
medio de movimientos corporales y acciones, pero que
están, no obstante, más allá del control inmediato de
nuestros poderes de la voluntad. También es un mundo en
el que la percepción errónea y la ilusión tienen su lugar en
el curso ordinario de los eventos, pero en el que un sentido
robusto de realidad sostiene un grado razonable de certeza
práctica en que las cosas son, generalmente, como parecen.

El realismo acerca de los objetos cotidianos ordinarios, así


como nuestro acceso epistémico a tales objetos, provee,
como punto de partida, el componente realista del sentido
común al argumento que defiende el realismo científico. El
sentido común da origen a un conjunto de creencias acerca
de los objetos en nuestro medio y nuestras interacciones
epistémicas y prácticas con estos objetos. En conjunto,
podemos asumir que este cuerpo de creencias es verdadero.
El punto no es que nuestras creencias del sentido común
son ciertas, indubitables e infalibles; más bien, las creencias
del sentido común están prima facie justificadas. Tienen una
prioridad epistémica que hace difícil desplazarlas a partir
de un argumento racional. Cualquier intento por eliminar
o derrocar tales creencias es mirado con extrema sospecha;
cualquier argumento que se proponga mostrar que el

72
El realismo científico: una elaboración y defensa

sentido común es descartable, se muestra a sí mismo como


probablemente defectuoso o inválido.14

Tal actitud robusta del sentido común resalta tanto el


realismo del sentido común acerca de los objetos materiales
ordinarios, cotidianos, como nuestro acceso perceptual
a tales objetos. El realista científico que toma el sentido
común como un punto de partida está justificado, por tanto,
para asumir que hay un mundo ordinario, cotidiano, de
objetos materiales, con el que interactuamos causalmente y
al cual tenemos acceso epistémico por medio de nuestros
sentidos. Respaldado por el realismo del sentido común, el
realista científico es libre para construir sus teorías, toda vez
que puede defender que las teorías científicas, interpretadas
al modo realista, son la mejor explicación de los fenómenos
observados en el nivel del sentido común. No es necesario
que el realista defienda la realidad de los objetos materiales
ordinarios, cotidianos, pues el compromiso con tales
entidades ya se ha establecido en el nivel del sentido común.

Mientras que la actitud del sentido común conduce al


realismo acerca de los objetos del sentido común, tal realismo
contiene las semillas de un realismo más riguroso acerca de
las teorías y las entidades. Por un lado, una tendencia hacia
el realismo acerca de las teorías científicas y las entidades se
construye en el realismo del sentido común acerca de los
objetos ordinarios. Mientras seamos capaces de observar los
constituyentes básicos de los objetos materiales con nuestros
ojos desnudos, nos acostumbraremos a la idea que los
objetos materiales tienen partes constitutivas, y que algunas
de estas partes pueden ser demasiado pequeñas como
para verlas. La visión rigurosa del científico según la cual la
materia está compuesta por partículas fundamentales, átomos
y moléculas, es solo una extensión sofisticada de la idea del
sentido común de la naturaleza composicional de la materia.

14 La idea que el sentido común es probablemente más correcto que


cualquier argumento filosófico que se le oponga, es enfatizada
por Armstrong (1999), Campbell (1988) y Devitt (2001), quien da
crédito a los planteamientos básicos de G. E. Moore.

73
Ciencia, realidad y racionalidad

Por otro lado, el realismo del sentido común trata los objetos
del sentido común ordinario como entidades reales, objetivas,
que existen independientemente de la actividad mental
humana. Desde diferentes épocas históricas, los cientistas o
científicos que trabajan en diferentes ‘paradigmas’ kuhnianos,
ocupan el mismo mundo del sentido común de los objetos
ordinarios, cotidianos; puesto que los cientistas de diferentes
épocas históricas habitan el mismo mundo del sentido común,
los científicos modernos confrontan los mismos objetos
y fenómenos observables como lo hicieron los antiguos
cientistas que trabajaron en el mismo dominio. De igual
modo, quienes proponen ‘paradigmas’ kuhnianos alternativos
no habitan ‘mundos’ diferentes, sino que mantienen acceso
perceptual común a un dominio compartido de objetos
observables (Kuhn 1970a: 111 y 150).15

Mientras que el sentido común es consecuente con el


realismo científico, debe admitirse que en ocasiones puede
surgir una cierta tensión entre la ciencia y el sentido común.
He aquí un ejemplo familiar de la historia de la astronomía:
nuestros sentidos nos dicen que la Tierra es plana; no
obstante, la ciencia nos dice que la Tierra es esférica.
Nuestros sentidos nos dicen que el Sol se mueve en el cielo
cada día, apareciendo en el Oriente y ocultándose en el
Occidente; la ciencia nos dice que es la rotación diaria de
la Tierra la que hace que el Sol parezca moverse. Nuestros
sentidos nos dicen que la Tierra es inmóvil; pero la ciencia
nos dice que la Tierra no solo rota sobre su eje, sino que se
mueve alrededor del Sol en una órbita anual.

Esos conflictos aparentes entre la ciencia y la evidencia


sensorial han hecho que algunos filósofos inclinados al
realismo sostengan que hay una tensión inherente entre la
ciencia y el sentido común (Sellars 1963; Feyerabend 1975;
Churchland 1979). El sentido común es el depósito de la
teoría primitiva; es la ‘metafísica de la edad de piedra’, en

15 La idea que el sentido común está contra la inconmensurabilidad


de los paradigmas fue bien expuesta por Campbell (1988).

74
El realismo científico: una elaboración y defensa

palabras de Russell. Con el avance de la ciencia, es inevitable


que esa teoría primitiva se corrija, se refute y, finalmente, se
elimine. Así pues, a la luz de la ciencia, el sentido común
debe rechazarse; por tanto, el sentido común no puede
servir como la base de una explicación realista de la ciencia.

Es innegable que en ocasiones puede surgir el conflicto entre


la ciencia y el sentido común, sin embargo, es una exageración
aumentar tal conflicto hasta llevarlo a una incompatibilidad
fundamental entre la ciencia y el sentido común. En dicho
conflicto, la descripción de los fenómenos, a partir del sentido
común, no se corrige por la ciencia en su totalidad; lo que la
ciencia corrige es la explicación de las apariencias.

La Tierra parece plana; el Sol parece moverse en el cielo


cada día. La ciencia ubica las apariencias en el contexto de
un sistema teórico que corrige la visión del sentido común
al explicar cómo la rotación de una Tierra esférica da origen
a la apariencia del tránsito diario del sol a través de los
cielos. Esto es precisamente un caso en el que el sentido
común renuncia en favor de una estructura explicativa
mejorada que preserva y explica las apariencias notadas por
la observación del sentido común.

3.3.3 Éxito y verdad

Como hemos visto, el realismo del sentido común contiene


las semillas del realismo científico; hay otro sentido en el
que esto es así. En el transcurso de la actividad práctica
cotidiana, rutinariamente empleamos la inferencia a la mejor
explicación para tratar de entender por qué ocurren varios
eventos. Tal razonamiento está basado en el argumento más
conocido del realismo científico: el así llamado argumento
del éxito o argumento del ‘no milagro’.16 Por ende, el

16 En adición al argumento del éxito, hay un número de otros


argumentos positivos para el realismo científico, por ejemplo, el
argumento de Wes Salmon para la causa común (Salmon 1984: 206
y ss) y la ‘prueba experimental’ directa del realismo, de Hacking

75
Ciencia, realidad y racionalidad

razonamiento que forma las bases de uno de los mayores


argumentos para el realismo científico es un razonamiento
del tipo de razonamientos del sentido común.

La formulación clásica del argumento del éxito o ‘no milagro’


se debe a Hilary Putnam:

El argumento positivo para el realismo es que


es la única filosofía que no hace del éxito de la
ciencia un milagro. Que los términos en las teorías
científicas maduras, por lo general, refieren (esta
formulación se debe a Richard Boyd); que las
teorías aceptadas en una ciencia madura son,
generalmente, aproximadamente verdaderas; que
el mismo término puede referirse a la misma cosa,
incluso cuando ocurre en diferentes teorías –estos
enunciados son vistos por los realistas científicos
no como verdades necesarias sino como parte
de la única explicación científica del éxito de la
ciencia y, por consiguiente, como parte de una
descripción científica adecuada de la ciencia y
sus relaciones con sus objetos (Putnam 1975: 73).

En este pasaje, Putnam plantea que el realismo científico


es la mejor explicación del éxito de la ciencia (en sentido
estricto, Putnam dice que es la única explicación, pero
esta es una forma de inferencia a la mejor explicación). El
argumento de Putnam afirma que una filosofía de la ciencia
que niegue que las entidades teóricas sean reales, o que
tales teorías científicas son verdaderas o aproximadamente
verdaderas, debe tratar el éxito de la ciencia como un
milagro que no se puede explicar. Una explicación que trate
el éxito de la ciencia como un milagro inexplicable es una

(1983: 265). Pero tales argumentos se pueden asimilar al argumento


del éxito. Por ejemplo: la existencia de una entidad que es la causa
común de un buen número de diferentes fenómenos es la mejor
explicación de aquellos fenómenos; igualmente, la existencia de una
entidad inobservable que produce ciertos resultados experimentales
es la mejor explicación del éxito de la práctica de laboratorio.

76
El realismo científico: una elaboración y defensa

explicación insatisfactoria del éxito de la ciencia. Al contrario,


el realismo científico da una explicación convincente del
éxito de la ciencia. En general, las entidades inobservables
postuladas por las teorías existen, y las teorías científicas
son verdaderas o aproximadamente verdaderas. Dada la
realidad de las entidades a las que se refieren las teorías
científicas, así como la verdad o verdad aproximada de
esas teorías, solo se espera que la ciencia deba manifestar
el alto grado de éxito empírico que ocurre. Debido a que
el realismo científico da una explicación convincente del
éxito de la ciencia, mientras que los enfoques alternativos
dan una explicación insatisfactoria, deberíamos aceptar el
realismo científico como verdadero.17

17 En mi glosa al argumento del ‘no milagro’ de Putnam, también


he recurrido al siguiente pasaje de Putnam (1978), que habla
menos acerca de la referencia y más acerca de las entidades
referidas por las teorías:
[…] el positivista moderno ha dejado sin explicación
(acusa el realista) que el ‘cálculo de electrones’ y el
‘calculo espacio-tiempo’ y el ‘cálculo ADN’ correctamente
predicen fenómenos observables así, en realidad,
no haya electrones, ni espacio-tiempo curvados, ni
moléculas de ADN. Si hay tales cosas, entonces una
explicación natural del éxito de estas teorías es que ellas
son explicaciones parcialmente verdaderas de cómo se
comportan. Y una explicación natural del modo como
las teorías exitosas suceden unas a otras –digamos,
el modo como la Relatividad de Einstein sucede a la
Gravitación Universal de Newton– es que la explicación
parcialmente correcta / parcialmente incorrecta de un
objeto teórico –digamos, el campo gravitacional, o la
estructura métrica del espacio-tiempo, o ambas– se
reemplaza por una explicación mejor del mismo objeto
u objetos. Pero si estos objetos realmente no existen,
entonces es un milagro que una teoría que habla de
acción gravitacional a distancia prediga de modo exitoso
fenómenos; es un milagro que una teoría que hable
de espacio-tiempo curvado prediga de modo exitoso
fenómenos […] (Putnam 1978: 19).

77
Ciencia, realidad y racionalidad

Han surgido varias objeciones al argumento del éxito. De


particular relevancia para el presente contexto son los
contraejemplos al argumento del éxito debidos a Larry
Laudan (1981). Él presenta una lista de casos históricos de
teorías científicas (por ejemplo, el atomismo químico del
siglo XVIII, la teoría de la deriva continental de Wegener)
consideradas ahora como aproximadamente verdaderas o
referenciales, pero que encontraron poco o ningún éxito en
su tiempo. También presentó casos de teorías exitosas (por
ejemplo, las teorías del éter o del flogisto) que ahora se ven
como no referenciales, ni verdaderas o aproximadamente
verdaderas. Los contraejemplos de Laudan parecen mostrar
que no hay conexión entre referencia y verdad o verdad
aproximada, y el éxito empírico de una teoría. Si él está en
lo cierto, la afirmación que el realismo científico es la mejor
explicación del éxito de la ciencia parece insostenible.

El trabajo reciente de Kitcher, Musgrave y Psillos sugiere que


el argumento del éxito se puede revisar, de modo que se haga
inmune a la crítica de Laudan. Por una parte, si el criterio del
éxito científico se revisa para incluir solo aquellas teorías que
exhiben un alto grado de nuevo éxito predictivo, entonces
un buen número de los contraejemplos de Laudan se pueden
descartar como no exhibiendo el requisito del grado de éxito.18
Por otra parte, si el crédito para el éxito de la ciencia se restringe
a los constituyentes de una teoría que son los responsables
del nuevo éxito predictivo, esto incrementa la probabilidad de
que los constituyentes relevantes se preservarán en el curso
de una modificación teórica subsiguiente, lo que luego se
considerará como aproximaciones a la verdad.19

Me parece que estas revisiones al argumento del éxito


están bien motivadas. En el intento por determinar si

18 La importancia del nuevo éxito predictivo es reclamada por


Musgrave (1999a: 55) y Psillos (1999: 105).
19 Para la afirmación que el crédito para el éxito de una teoría
debería restringirse solo a aquellas partes de una teoría que
son las responsables del éxito, ver Kitcher (1993: 143-149) y
Psillos (1999: 108).

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El realismo científico: una elaboración y defensa

una teoría exitosa es verdadera, es importante emplear


un estándar riguroso de éxito tal como el nuevo éxito
predictivo; también es importante dar crédito para ese
éxito a los constituyentes de una teoría que son los
específicamente responsables de tal éxito. No obstante,
el resultado de revisar de este modo el argumento del
éxito es una posición débil que fracasa al encontrar las
necesidades epistemológicas del realismo científico. El
realista no solo desea defender una afirmación acerca
de la verdad de las teorías; tiene, por lo menos, igual
importancia para el realista científico defender la visión
realista epistémica según la cual los métodos de la ciencia
producen creencias justificadas racionalmente ––y, en
efecto, conocimiento–– de aquellos aspectos del mundo
de los que las teorías científicas se proponen informarnos.
Por tanto, el realista científico debe defender también una
epistemología realista para la ciencia.

3.3.4 Éxito y método

Para la evaluación de una teoría científica, y para la elección


entre teorías alternativas, los científicos emplean una
variedad de normas metodológicas, o reglas del método,
como las llamaré; ellas consideran si una teoría está
confirmada por la evidencia, predice con precisión hechos
nuevos, unifica fenómenos de dominios dispares, etc. Si una
teoría está certificada por tales reglas del método, entonces
un científico está justificado racionalmente para aceptar
la teoría. Por ende, la certificación mediante las reglas del
método da las bases para la garantía epistémica en ciencia.

El realista científico quiere defender la tesis realista


epistémica que la investigación conduce a la creencia
racional y al conocimiento acerca del mundo transempírico.
Es por esto que el realista debe defender que el uso
de las reglas del método da origen a teorías que los
científicos están justificados a aceptar como verdaderas
o aproximadamente verdaderas. Por esta razón, en vez
de inclinarme por las revisiones del argumento del éxito,

79
Ciencia, realidad y racionalidad

anotadas arriba, sugiero que el énfasis se debería poner,


más bien, en la aplicación del argumento del éxito en el
nivel de los métodos de la ciencia.20

En particular, propongo un enfoque que he descrito


en otro lugar como realismo abductivo (Sankey 2002).
De acuerdo con este enfoque, la mejor explicación del
éxito cognitivo y pragmático de la teoría y la práctica
científica es que las reglas del método son herramientas
de investigación que conducen a la verdad, que sirven de
medios confiables para obtener la verdad.

El realismo abductivo forma parte de una teoría naturalista


de la garantía epistémica. Esta teoría trata las reglas
del método como instrumentos cognitivos que sirven
como medios para el logro de metas epistémicas. Tal
interpretación instrumental de las reglas del método
permite que la cuestión de la garantía, apoyada en una
regla, sea entendida como la cuestión empírica de si el uso
de la regla conduce al fin epistémico y si es conveniente
promover su uso. Las reglas del método que promueven
confiablemente el objetivo de la verdad dan a los científicos
garantía epistémica para aceptar las teorías que satisfagan
aquellas reglas. Así pues, la fuerza normativa de las reglas
del método está fundada en hechos empíricos acerca de
los medios efectivos de investigación en el mundo natural
que habitamos, independiente de la mente.21

20 La estrategia de aplicar el argumento del éxito en el nivel del


método ha sido defendido por Richard Boyd (por ejemplo:
1984:58 y ss). También ha sido empleado, de modo similar,
por Rescher (1977) y Kornblith (1993). En mi intento reciente
por desarrollar una epistemología naturalizada para el realismo
científico, también empleo esta estrategia (Sankey 2000a; 2002).
21 He desarrollado esta línea general de argumentación en mi
Methodological Pluralism, Normative Naturalism and the Realist
Aim of Science (Sankey 2000a), Realism, Method and Truth
(2002). Para la visión naturalista de que las reglas del método
pueden verse instrumentalmente como medios para fines
cognitivos, ver: Laudan (1987), Resher (1977) y Stich (1990).

80
El realismo científico: una elaboración y defensa

El realismo abductivo se dirige a la cuestión de por qué las


reglas del método se toman para promover el objetivo realista
de la verdad. Lo llamo una estrategia abductiva porque está
basada en la inferencia a la mejor explicación, una forma
de inferencia abductiva. Se requiere una inferencia abductiva
de esta clase debido a la falta de evidencia directa para la
conexión entre método y la verdad de una teoría. Ya que
la verdad del contenido transempírico de las teorías no se
puede establecer por observación, no se puede mostrar
empíricamente ninguna conexión entre el método y la verdad
de las teorías. Así pues, los fundamentos para hablar de las
reglas del método como conducentes a la verdad, en el mejor
de los casos, pueden establecerse sobre bases abductivas.

El realismo abductivo da especial énfasis al papel regulativo


del método en la selección y la eliminación de teorías.
Las reglas del método sirven como medios de ‘control de
calidad’. Los científicos emplean las reglas del método
como criterios de selección, con base en los cuales se
eliminan las teorías defectuosas en favor de unas que son
serias candidatas a la verdad.

El papel regulador de las reglas del método permite que


ellas sirvan como árbitros del éxito. Supóngase que una
teoría satisface las reglas del método de un grado notable:
se acoplan todos los datos conocidos y se predicen con
precisión muchos hechos nuevos y sorprendentes; se
unifican dominios dispares de un modo simple y coherente,
mientras se abren nuevas y excitantes áreas de investigación.
Desde un punto de vista metodológico, tal teoría es una
teoría ideal;22 manifiesta un nivel casi perfecto de éxito.

22 No asumo que la teoría metodológicamente ideal es la teoría


que se alcanzará al final de la investigación ideal; más bien,
es una teoría ideal que podría alcanzarse en algún punto más
mundano de la investigación. No obstante, es valioso considerar
brevemente el problema de la teoría metodológicamente ideal
alcanzada al final de la investigación ideal, ya que el realista
científico define la verdad como correspondencia entre lenguaje
y realidad, más que en términos de satisfacción ideal de criterios
epistémicos, la teoría alcanzada al final de la investigación ideal

81
Ciencia, realidad y racionalidad

De acuerdo con el realismo abductivo, la mejor explicación


de tal éxito es que las reglas del método son normas
regulativas que ‘salvaguardan la verdad’; son genuinos
instrumentos de investigación que conducen a la verdad,
los cuales seleccionan rigurosamente aquellas teorías que
son verdaderas o que están en el camino hacia la verdad.

Es obvio que no basta afirmar simplemente que el realismo


es la mejor explicación de la satisfacción ideal del método,
es necesario un argumento. El realista abductivo emplea
aquí una versión análoga, metametodológica, de la versión
clásica del argumento del éxito, conocido como ‘no milagro’.

¿Cómo podría el oponente del realismo explicar el éxito


metodológico ideal? Centrémonos en el oponente estricto
del realismo científico. Tal antirrealista niega la afirmación
realista acerca de la verdad y la referencia. La teoría ideal
no es ni verdadera ni aproximadamente verdadera. Sus
términos fallan al referirse a cualquier cosa real; ninguna
de las entidades postuladas por la teoría existe.

Tal antirrealista queda completamente sin las fuentes


para explicar el éxito metodológico ideal. Si una teoría
falla no solo en ser verdadera o aproximadamente
verdadera y, además, ninguno de sus términos se refiere
a entidades reales, entonces el éxito de tal teoría es nada
menos que un milagro. Pero, con seguridad, esta no es
una explicación del éxito de la ciencia.

podría ser falsa, como sugiere Putnam al hablar del ‘realismo


metafísico’ (1978: 125). Mientras el realismo interno de Putnam
identifica la verdad con la justificación racional ideal, el realismo
científico, en la forma en la que aquí he presentado esta posición,
se opone a cualquiera de esas identificaciones. Pero la negación
de tal identificación no impide que el realista científico asuma
que la mejor explicación del éxito metodológico ideal es que la
teoría alcanzada al final de la investigación ideal es verdadera en
el sentido realista de correspondencia.

82
El realismo científico: una elaboración y defensa

3.4 Conclusión
Es tiempo de juntar los hilos de la discusión. Concluiré
brevemente comentando algunas de las relaciones entre los
argumentos que he ofrecido en favor del realismo científico,
así como las muchas doctrinas que abarcan la posición del
realismo científico. El realismo acerca del mundo externo
está respaldado en el rechazo del antropocentrismo y la
apelación al sentido común. Puesto que la ciencia es una
extensión del sentido común, un tratamiento realista del
discurso teórico obtiene respaldo general del sentido
común, aunque obtiene respaldo más directo de la apelación
al éxito de la ciencia. La tesis realista epistémica según
la cual tenemos conocimiento genuino de los aspectos
inobservables de la realidad obtiene un amplio respaldo del
sentido común; no obstante, es respaldada de modo más
directo por el argumento del éxito y más directamente de la
aplicación metametodológica del argumento del éxito.

Esto no agota las conexiones entre los argumentos en


favor del realismo científico y los distintos principios
del realismo; pero el hecho que diferentes ramas del
argumento realista se refieran a diferentes componentes
del realismo, también ilustra mi idea principal: el realismo
científico no queda apresado por una única doctrina, es
una posición compleja, y en tanto posición compleja, se
deben establecer diferentes líneas de argumentación para
respaldar los variados aspectos de la posición.

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