El Estado Es La Organización Política de Un País
El Estado Es La Organización Política de Un País
El Estado Es La Organización Política de Un País
El poder puede definirse como la capacidad que tiene el aparato institucional para
imponer a la sociedad el cumplimiento y la aceptación de las decisiones del gobierno u
órgano ejecutivo del Estado. La teoría jurídica moderna identifica poder, con soberanía
o capacidad jurídica del Estado. El territorio, espacio físico donde se ejerce el poder, se
encuentra claramente delimitado con respecto al de otros Estados y coincide con los
límites de la soberanía. La nación o pueblo sobre el que actúa el Estado es una
comunidad humana que posee elementos culturales, vínculos económicos, tradiciones e
historia comunes, lo que configura un espíritu solidario que, generalmente, es anterior a
la formación de la organización política.
Ningún poder político puede mantenerse durante mucho tiempo mediante el uso
exclusivo de la fuerza. Lo que legitima el poder del Estado es el derecho, orden jurídico
que regula el funcionamiento de las instituciones y el cumplimiento de las leyes por las
que debe regirse la colectividad. Al mismo tiempo que lo legitima, el derecho limita la
acción del Estado, pues los valores que informan el cuerpo jurídico emanan, de forma
directa o indirecta, del conjunto de la sociedad. Las normas consuetudinarias, los
códigos de leyes o, modernamente, las constituciones políticas, definen los derechos y
deberes de los ciudadanos y las funciones y límites del Estado.
Estado
En todas las sociedades humanas, la convivencia pacífica es posible gracias a la
existencia de un poder político que se instituye sobre los intereses y voluntades
particulares. En Estado, organización que acapara este poder en las civilizaciones
desarrolladas, ha tendido a conseguir el bien común mediante distintas formas de
gobierno a lo largo de la historia. En nuestra opinión, es la organización política
soberana de una sociedad humana establecida en un territorio determinado, bajo un
régimen jurídico, con independencia y autodeterminación, con órganos de gobierno y de
administración que persiguen determinados fines mediante actividades concretas.
Además de lo anterior, los autores coinciden en que el Estado tiene fines y, aunque no
son elementos que lógicamente formen parte del concepto, sí son constantes y, en
última instancia, pueden identificarse con el bien común, la felicidad de la sociedad, la
justicia social, etc.
Para tratar el tema de la Administración Pública Federal es necesario tener una ligera
idea de cómo la doctrina jurídica concibe al Estado. De una manera general podemos
decir que el Estado aparece como una sociedad políticamente organizada y dirigida por
el poder soberano en un determinado territorio. La teoría tradicional ha sostenido que el
Estado tiene como elementos esenciales para su formación: población, territorio y poder
soberano.
Otras doctrinas han afirmado que el Estado no está reconocido por la Ley y que la
personalidad de aquél se manifiesta en órganos típicamente diferenciados como pueden
ser el Parlamento, la Corona, etc.
El Estado es una obra colectiva y artificial, creada para ordenar y servir a la sociedad.
Su existencia se justifica por los fines que históricamente se le viene asignando. El
Estado existe para realizar esos fines y se mantendrá en tanto se le encomienden esas
metas. Con su fuerza irresistible, no puede prescindir de lo que es el alma de la
organización política, su principio vital, su motor interno: el fin. Es la finalidad del
Estado. Es la idea objetiva de un bien superior, que no puedan realizar las comunidades
menores, la que aglutina las voluntades de los miembros de la sociedad para constituirse
en Estado. El Estado es el ordenamiento total, es un determinado territorio, y regulado
por fines que son el resultado de un proceso histórico. La actividad del Estado, es decir,
lo que el Estado debe hacer, se define por el conjunto de normas que crean órganos,
fijan su funcionamiento y los fines que deben alcanzar. La exigencia lógica del Estado
se precisa por los fines o propósitos que una sociedad organizada le ha venido señalando
de acuerdo con su propia naturaleza.
Las funciones del Estado y los poderes públicos que le corresponden son potestades
constitucionales que dividen, lógica y políticamente, la acción del Estado con fines
democráticos y técnicos y evitan la concentración de la fuerza estatal en una persona o
entidad.
Dos aspectos del bien del Estado: 1. La existencia del Estado implica, a su vez, la
defensa contra sus enemigos, que pueden existir en su interior o en el exterior. 2. La
conservación del Estado supone el buen funcionamiento de su máquina administrativa,
y supone, además, la existencia de una sana economía estatal.
En el último tercio del siglo XX pueden identificarse cuatro fines fundamentales del
Estado, en los cuales se pueden integrar la totalidad de sus actividades; en primer lugar,
los fines de la política general y orden público; en segundo lugar, los fines de desarrollo
económico; en tercer lugar, los fines del desarrollo social.
Tales son, considerados en su aspecto material, los principales fines de la actividad
administrativa: el de la economía, el de la educación y el de los valores espirituales. Los
elementos formales del bien público se concretan en tres categorías: la necesidad de
orden y de paz; la necesidad de coordinación, que es también orden, pero desde este
especial punto de vista; y la necesidad de ayuda, de aliento y eventualmente de
suplencia de las actividades privadas.
La actividad del Estado se expresa en nuestra constitución, artículo 49, en las tres
funciones clásicas, cuyos respectivos órganos ejercitan partes del poder estatal, que es
único, aunque las funciones son múltiples y constituyen la forma de ejercicio de las
atribuciones.
La relación entre poder y función debemos pasar al estudio de las funciones del Estado.
En puridad a cada poder debería corresponder una función específica, es decir, al Poder
Legislativo le corresponde la función legislativa, al Poder Ejecutivo la función
Administrativa, y al Poder Judicial la función jurisdiccional.
La función administrativa.
Los fines del Estado señalan los propósitos generales o metas por alcanzar que se
incorporan a los textos constitucionales y desarrolla la legislación administrativa. Las
funciones del Estado comprenden a la función legislativa que tiene como acto básico la
ley, a la función administrativa el acto administrativo y la función jurisdiccional a la
sentencia.
Territorio
El Territorio, Elemento Físico Del Estado
Hay autores que niegan lo anterior, que el territorio sea un elemento indispensable para
el Estado. Tratan de desmaterializar totalmente al Estado con la mira de asegurar en
cualquier hipótesis la preponderancia del elemento humano sobre el territorio.
Por otra parte, no puede hacerse parangón del Estado con la Iglesia, en este aspecto
territorial, porque la misión y fines de la Iglesia, puramente espirituales, son diferentes
de la misión y fines del Estado, en los que se involucran fundamentalmente intereses
materiales. La tierra, interés material, tiene en la comunidad política una categoría y una
función primordiales.
Tiene una función negativa en cuanto circunscribe, en virtud de las fronteras, los límites
de la actividad estatal y pone un dique a la actividad de los Estados extranjeros dentro
del territorio nacional. Estos límites se encuentran. establecidos por el Derecho
Internacional.
El Estado fija sus límites por una autonomía sujeta naturalmente a las contingencias
históricas y a la convivencia con los otros Estados.
Pero la función del territorio no se circunscribe a estos límites. A esta función negativa
se añade una función positiva, que consiste en constituir el asiento físico de su
población, la fuente fundamental de los recursos naturales que la misma necesita y el
espacio geográfico donde tiene vigor el orden jurídico que emana de la soberanía del
Estado.
El Estado, para realizar su misión y sus fines, tiene necesidad de un territorio, es decir,
de una porción determinada del suelo que le proporcione los medios necesarios para
satisfacer las necesidades materiales de su población. Esta obligación que tiene el
Estado de proporcionar los medios necesarios a su población es una de sus obligaciones
específicas.
El Estado, dentro de su territorio, está capacitado para vigilar a los habitantes que se
encuentren dentro del mismo. El dominio de un espacio determinado le permite
controlar a la población, le permite considerar a esa población como población del
mismo Estado.
Por otra parte, en el aspecto internacional, goza de la exclusividad con que posee su
territorio y en caso de invasión puede defenderlo de acuerdo con sus posibilidades
militares.
El Estado que pierde su territorio desaparece, pues ya no tiene espacio donde hacer
valer su poder, donde desarrollar su misión. Del territorio depende también su
independencia frente al extranjero.
La Población
Los hombres que pertenecen a un Estado componen la población de éste. La población
desempeña, desde el punto de vista jurídico, un papel doble. Puede, en efecto, ser
considerada como objeto o como sujeto de la actividad estatal. La doctrina que ahora
exponemos tiene su antecedente en la distinción, esbozada por Rousseau, entre súbdito
y ciudadanos. En cuanto súbditos, los hombres que integran la. población hállanse
sometidos a la autoridad política y, por tanto, forman el objeto del ejercicio del poder;
en cuanto ciudadanos, participan en la formación de la voluntad general y son, por ende,
sujetos de la actividad del Estado. Es, pues, completamente falsa la tesis que concibe a
éste dividido en dos personas distintas, no ligadas por vínculo jurídico alguno: el
soberano, por una parte, y el pueblo, por la otra.
El conjunto de derechos que el individuo puede hacer valer frente al Estado constituye
lo que en la terminología jurídica recibe la denominación de status personal. Las
facultades que lo integran son de tres clases, a saber:
Derechos de libertad.
Derechos políticos.
El Poder
Toda sociedad organizada ha menester de una voluntad que la dirija. Esta voluntad
constituye el poder del grupo.
Tal poder es unas veces de tipo coactivo; otras, carece de este carácter. El poder simple,
o no coactivo, tiene capacidad para dictar determinadas prescripciones a los miembros
del grupo, pero no está en condiciones de asegurar el cumplimiento de aquéllas por sí
mismo, es decir, con medios propios. Cuando una organización carece de poder
coactivo, los individuos que la forman tienen libertad para abandonarla en cualquier
momento. Ello aparece con toda claridad incluso en las organizaciones no estatales más
poderosas del mundo, como la Iglesia Católica. Esta última no puede, por sí misma,
constreñir a sus fieles o a sus sacerdotes a que permanezcan en su seno, a no ser que el
Estado le preste su apoyo.
Si una organización ejerce un poder simple, los medios de que dispone para sancionar
sus mandatos no son de tipo coactivo, sino meramente disciplinarios. El poder de
dominación es, en cambio, irresistible. Los mandatos que expide tienen una pretensión
de validez absoluta, y pueden ser impuestos en forma violenta, contra la voluntad del
obligado.
El gobierno.
El Gobierno es esencialmente la acción por la cual la autoridad impone una línea de
conducta, un precepto, a individuos humanos. Los gobernados son los habitantes del
Estado, nacionales y extranjeros, que se encuentran en el territorio estatal.
El campo propio de esas órdenes se extiende a todas las materias que hemos visto
integran el bien público, materias que de cerca o de lejos, en el orden de los fines o de
los medios, se refieren al bien público temporal.
Se trata de relacionar los individuos entre sí y a éstos con los órganos del Estado, o bien,
de relaciones entre los distintos sectores del gobierno.
El ordenar cubre normalmente todo el campo delimitado por los fines de la agrupación
política.
Por tanto, observamos que este primer aspecto o primera tarea de la autoridad se
confunde con la misión del Derecho positivo en sentido amplio y que comprende reglas
generales y funciones concretas o administrativas. La autoridad está en aptitud de crear
el Derecho positivo.
Vemos que el Derecho en esta forma nace del aspecto de la actividad de la autoridad
que hemos considerado como Gobierno.
Esta función de elaboración del Derecho en su aspecto formal por medio de las órdenes
que dicta el Estado, se ve condicionada por la orientación hacia la consecución del bien
público.