Protegerse en El Valle de México: Producción de Dispositivos, Servicios e Imaginarios de Seguridad
Protegerse en El Valle de México: Producción de Dispositivos, Servicios e Imaginarios de Seguridad
Protegerse en El Valle de México: Producción de Dispositivos, Servicios e Imaginarios de Seguridad
Consejo de redacción
Raúl Nieto, Xóchitl Ramírez, Emanuel Rodríguez, Mechthild Rutsch, María Josefa
Santos, Héctor Tejera.
Consejo editorial
Alejandra Aguilar, Jorge Alonso, Lourdes Arizpe, Steffan Igor Ayora Díaz, Carmen
Bueno Castellanos, Edith Calderón Rivera, Alicia Castellanos, Rodrigo Díaz Cruz, José
del Val, Carles Feixa Pámpols, Anna Fernández Poncela, Carlos Garma, Turid Hagene,
Esteban Krotz, Gilberto López y Rivas, Eduardo Nivón, Marisol Pérez Lizaur, Xóchitl
Ramírez, Patricia Ravelo, María Teresa Romero Tovar, Mauricio Sánchez Álvarez,
Sergio Sánchez Díaz, Pablo Semán, Nitzan Shoshan, Karine Tinat, Gabriela Vargas
Cetina, Claudia Ytuarte-Núñez, Claudia Zamorano.
Consejeros honorarios
Luis H. Barjau, Erwin Stephan Otto, Adrián García Valadés.
Secretaría técnica
Celia Tapia Alto
Brenda Perea Estrada
Ilustración de portada
Xilografía de Alejandro Alvarado Carreño
Publicación semestral
Certificado de licitud de título y contenidos números 2059 y 1291
Reserva de título número: 37286
Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores
Sumario
Editorial 5
Reseñas bibliográficas
Política editorial 119
Novedades editoriales 123
Editorial
E
n todo el mundo, la inseguridad, como problema social, se ha vuel-
to un tema central en un contexto neoliberal donde el crimen y la
violencia escalan en términos cualitativos y cuantitativos. Al mis-
mo tiempo, pero no en una relación causal directa y simple, los temores
y las incertidumbres de la población también se han incrementado, ha-
ciéndose, además, más difusos e inmanejables.1 Así, criminalidad, temor
y neoliberalismo son tres de los principales elementos que van cons-
truyendo nuevos regímenes de seguridad en los que la población toma un
papel protagónico en la producción de dispositivos, servicios e imagina-
rios de seguridad.
En el caso de México, la encuesta de victimización de 2018 muestra
que la inseguridad representaba la principal preocupación de 64.9%
de los mexicanos mayores de 18 años, de 78.3% de los capitalinos y de
75.9% de los mexiquenses. En estas entidades, esa inquietud va muy por
encima de rubros como la corrupción, impunidad, aumento de precios y
1
Véase a Zygmunt Bauman (2010), Vida de consumo, Buenos Aires, fce, 205 pp.
6 Editorial
Guénola Capron*
Resumen: El objetivo del presente trabajo es explicar cómo se conforma el servicio de seguridad
pública en un sector de urbanizaciones cerradas de clases media alta y alta de la Zona Metropo-
litana del Valle de México, quiénes son los actores que intervienen y cuáles son los alcances
sociales y territoriales de este tipo de gestión de la seguridad. Con base en entrevistas y revi-
sión hemerográfica, encontramos que, al contrario de lo que se plantea para las urbanizaciones
cerradas, estamos presenciando no tanto una privatización del servicio, sino una coproducción
de la seguridad en la cual los vecinos tienen un papel protagónico. Sin embargo, en este model-
o de coproducción, los residentes no son iguales, ya que no todos los actores privados poseen los
mismos recursos económicos y políticos para organizar su seguridad, lo que genera mayores
desigualdades territoriales.
10
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 11
L
a expansión de la seguridad a han adquirido las asociaciones de
cargo de compañías privadas se residentes en la gestión de los sectores
asocia, en general, con el desa- de urbanizaciones cerradas de clases
rrollo de urbanizaciones cerradas que media alta y alta en América Latina,
se ubican en zonas habitadas por ciu- luego identificaré a los actores que
dadanos de las clases media alta y alta. coproducen la seguridad pública en el
En particular, en las periferias adine- subcontinente, y por último, estable-
radas de las ciudades en América ceré una comparación con otros mo-
Latina (véase, entre otros, Borja y Muxí, delos de coproducción en países del
2000: 59). Si bien mucho se ha dicho norte y sur, y analizaré la configuración
acerca de las nuevas formas de expan- de actores, los alcances sociales y te-
sión urbana y de sociabilidad que rritoriales de esta coproducción en el
implica este tipo de urbanizaciones contexto de Zona Esmeralda. Cuando,
cerradas, poco se sabe, al menos en a lo largo de la historia, el Estado ha
Latinoamérica, sobre las formas de tenido el “monopolio de la violencia
gobernanza urbana basadas en la legítima” (Weber, 2007 [1919]), desde
emergencia de la figura del vecino- hace unas tres décadas toman fuerza
propietario como actor de la producción nuevos protagonistas, estatales y no
de la ciudad. En particular, los vecinos estatales, en la producción de la segu-
con alto poder adquisitivo están cada ridad, mediante dispositivos legales y
vez más asociados a la producción de acuerdos formales o informales con los
la seguridad pública, si no es que, a gobiernos, lo que llamamos coproduc-
raíz de la ineficacia percibida de los ción de la seguridad pública.
gobiernos y la desesperación frente a Los datos de campo se apoyan en
situaciones delictivas, ellos mismos un trabajo realizado entre 2007 y 2018
toman la iniciativa de generar su se- en Zona Esmeralda, apoyados con en-
guridad. trevistas a residentes, actores clave y
En el caso de un conjunto de urba- observaciones directas, así como de
nizaciones cerradas de clases media una revisión hemerográfica en perió-
alta y alta del noroeste de la Zona dicos locales y estatales.
Metropolitana del Valle de México
(Zona Esmeralda, caracterizada por LA GESTIÓN DE LAS
formas aparatosas y capas de protec- URBANIZACIONES CERRADAS
ción múltiples), busco analizar cómo EN AMÉRICA LATINA
se reconfigura la prestación del servi-
cio de seguridad y cómo se construyen Poco se sabe de la gestión de las ur-
acuerdos entre el municipio y las aso- banizaciones cerradas en América
ciaciones de vecinos; es decir, cómo se Latina y del papel que cumplen las
crea una nueva gobernanza. Esto agrupaciones de vecinos en ella, en
deriva en una forma sui generis de particular en lo referente al servicio
12 Guénola Capron
a los vecinos. Ése es el éxito de la po- Seguridad Auxiliar y Urbana del Es-
licía facultativa, cómo es la necesidad tado de México), hasta 2014, ya que
de cada quien”. Se trata de un servicio después del homicidio de una mujer
prestado “à la carte”. Del otro lado de por equivocación de agentes parapú-
muros y rejas, en las colonias popula- blicos, los conjuntos urbanos decidie-
res y los pueblos que colindan con Zona ron sustituir el Cusaem por la Policía
Esmeralda, los policías municipales Auxiliar.18 Cabe señalar que el cuerpo
no gozan del mismo trato, los efecti- de seguridad del Estado de México
vos no son tan numerosos y no existe mencionado, es una empresa paraes-
policía privada o facultativa. De hecho, tatal que opera como privada, pero con
la única zona que contaba con policía carácter público y presta servicios pri-
facultativa en 2015 en el municipio vados bajo contrato. A diferencia de la
de Atizapán de Zaragoza, era un frac- mayoría de los vigilantes de empresas
cionamiento cerrado, Club de Golf de seguridad privadas, los agentes de
Hacienda. En total, según datos pro- Cusam pueden portar armas por ser
porcionados por nuestra fuente en mayo una organización de carácter público.
de 2015, de un total de 188 policías Según una encuesta llevada a cabo
facultativos, 135 estaban adscritos a por la revista Proceso (2009), “estas
Zona Esmeralda en tres turnos; es fuerzas policiacas operan en el limbo
decir, 72% trabajaba para los fraccio- legal, no pagan impuestos, reciben por
namientos y conjuntos residenciales asignación directa la inmensa mayoría
de esas urbanizaciones cerradas. A la de convenios […] la Ley de Seguridad
policía facultativa contratada de ma- Pública [del Estado mexiquense] no los
nera directa por las administraciones menciona”, por lo menos en 2009; ade-
de los conjuntos residenciales, se deben más, se sospecha que algunos de sus
agregar 75 oficiales que laboraban en agentes tuvieron funciones dudosas,
tareas de prevención del delito, y la como guaruras de narcotraficantes.
policía de tránsito. Según fuentes pe-
riodísticas, sólo para el fraccionamien- CONCLUSIONES
to Condado de Sayavedra, uno de los
más importantes de la zona, había 47 Por último, a diferencia del papel que
elementos de seguridad, entre particu- juega el sector privado en la prestación
lares, facultativos y municipales.17 del servicio de seguridad en las urba-
Además, en Zona Esmeralda intervie- nizaciones cerradas y sobre la descon-
ne la policía estatal, y en 13 de los fianza en las corporaciones públicas y
fraccionamientos y conjuntos cerrados
de la zona contrataron empresas de
seguridad privada o parapública, como 18
Fue el caso de Condado de Sayavedra, al
fue el caso de Cusaem (Cuerpo de menos hasta inicios de 2014, ya que, según
fuentes periodísticas, después del baleo por error
de una mujer, se decidió cambiar la empresa de
17
De acuerdo con información de Nuestro vigilancia del fraccionamiento (Nuestro Medio,
Medio del 4 de octubre de 2012. 9 de septiembre de 2014).
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 23
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SEGURIZACIÓN, GENTRIFICACIÓN Y AIRBNB:
¿NUEVA FASE DE LA RENOVACIÓN URBANA
EN LA CIUDAD DE MÉXICO?
Resumen: En este artículo se indaga sobre las relaciones que existen entre renovación urbana,
segurización, gentrificación y Airbnb, con base en los resultados de un trabajo de campo etno-
gráfico realizado en la zona sur de la Alameda del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta investigación permitió observar una renovación cristalizada que se manifiesta en su segu-
rización, la instauración de una estética del orden y una presencia fuerte de turistas extranje-
ros que rentan por temporadas a través del sistema de Airbnb. ¿Qué efectos podría tener sobre
las expectativas de renta y la valorización inmobiliaria del Centro Histórico?, ¿se trata de una
nueva fase de esta ciudad en su proceso de gentrificación?
Palabras clave: renovación urbana, gentrificación, segurización, Airbnb, Ciudad de México.
Strengthening Security, Gentrification and Airbnb:
A New Phase of Urban Renewal in Mexico City?
Abstract: This article explores the relationship between urban renewal, reinforcing security,
gentrification, and Airbnb, based on the results of ethnographic fieldwork carried out in the
area south of the Alameda in the downtown Mexico City Historic Center. This research showed
clear evidence of renewal manifested in heightened security, establishing an aesthetic of order,
and a substantial presence of foreign tourists who temporarily rent Airbnb accommodations.
What effects could this have on rent expectations and land value in the Historic Center? Is this
a new phase, specific to this city in its process of gentrification?
Keywords: Urban renewal, gentrification, strengthened security, Airbnb, Mexico City
E
n mayo de 2018 regresé al enor- minos. Es un edificio ubicado al sur de
me condominio residencial la Alameda Central, que cuenta con
donde hace nueve años tuve la 600 departamentos y una serie de
oportunidad de conversar con vecinos, amenidades entre las que destacan una
alberca, un gimnasio, un salón de actos,
comercios y varias salas de juntas.
* Doctora en ciencias sociales por la École En aquella ocasión, primavera del
des Hautes Études en Sciencies Sociales, profe-
sora-investigadora del ciesas-Ciudad de México.
2009, “el Condo” (como lo llamaré a
Línea principal de investigación: estudios urba- partir de ahora) tenía apenas tres años
nos. Correo electrónico: [email protected] de estar habitado. Representaba una
26
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 27
discurso: el primero, que tendía a nu- menos formal, incluso a veces desali-
lificar el entorno urbano y la reputación ñado; son hombres y mujeres de dife-
de peligrosidad que se había ganado rentes edades, en especial mayores de
a lo largo de 50 años, y el segundo, 50 años. Sin duda, esta nueva medida
que hacía soñar a los nuevos residen- se refleja en el presupuesto que pre-
tes que tendrían un entorno social sentó la administración en la asamblea
homogéneo, con “gente como uno”. Por de vecinos de 2018, en la que los gas-
otra parte, estaba la arquitectura tos asignados de seguridad casi se
defensiva del edificio: una enorme diluyen entre el sistema de alarmas
fortaleza de cristal y concreto que pa- y algunos medios de control de incen-
rece impenetrable (Zamorano, 2015b). dios. Incluso, lo anterior se evidencia
Sin embargo, “gente como uno” y en el pago mensual de mantenimien-
arquitectura defensiva no parecían to, pues mientras que en 2009 se
argumentos suficientes para consolidar pagaban 847 pesos (64.21 dólares
el sentimiento de seguridad que estos corrientes), en la actualidad, nueve
pioneros necesitaban. El Comité de años más tarde, se pagan 1 000 pesos
Vigilancia (instancia constituida por los (50.32 dólares corrientes).
vecinos) contrató a una agencia priva- El ánimo de los vecinos con respec-
da de seguridad que puso en servicio a to a la seguridad se ve transformado.
36 vigilantes en turnos de 24 por 24 En 2009 se percibía un deseo de cons-
horas, lo que daba un total de 18 guar- truir un sistema basado en un tejido
dias activos por turno, cuyo aspecto social estrecho y en una relación ami-
podía confundirse con el de edecanes: gable con los vigilantes: “Siempre es
mejor un personal confiable, que te
Hombres jóvenes (25 a 35 años de conozca e identifique personalmente”,
edad), altos, delgados, de tez morena decía un vecino oponiéndose a un con-
clara, cabello en forma de casquete trol de acceso al edificio por medio de
corto, con radios de comunicación y tarjetas magnéticas, pero hoy que ya
ataviados con un traje azul marino se utilizan, la seguridad sólo aparece
que tiene bordado en el pecho un en comentarios aislados y de desencan-
escudo de la compañía de seguridad to. Ya no se solicita con urgencia una
a la que pertenecen. A los ocho vigi- acción colectiva, ahora se acepta, quizá
lantes que permanecen en los cuatro con resignación, una nueva situación:
accesos se les suman 10 más que “¿Y la seguridad ya no es un problema?”.
circulan por las áreas comunes del “No, pues ya entra todo mundo.”
conjunto (Zamorano, 2015a: 313). Entre los empleados de la adminis-
tración y los vecinos a quienes entre-
En 2018 se contrataron sólo cerca visté, sólo mencionaron el robo de una
de 16 agentes, pues el servicio se ga- bicicleta y rumores de que un depar-
rantiza también con un sistema de tamento había sido atracado; sin em-
circuito cerrado de televisión (cctv). bargo, estos asertos se ponen en duda
Estos guardias vestían un atuendo de inmediato al preguntarse: “¿Cómo
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 31
TEPITO
GUERRERO
LORETO
CATEDRAL-
SUR DE LA MONEDA
ALAMEDA
INDIANILLA-
REGISTRO CIVIL SAN PABLO
mismo tiempo, hace que el proceso se renta del suelo juega en estos despla-
vea como una renovación excluyen- zamientos, ya que algunas preferencias
te que más tarde (con las presiones de de consumo, como la búsqueda de
seguridad y de consumo de los vecinos, infraestructura educativa y de salud
así como con inversiones públicas y adecuada para los hijos de familias de
privadas) se encadenó con los procesos clase media, incita a los jóvenes pio-
de gentrificación a escala más amplia. neros al desplazamiento, una vez que
Así vemos una nueva versión de ese empiezan su vida reproductiva. Sin
proceso de desvanecimiento de lo po- embargo, también se observa que el
pular que había observado Moctezuma proceso descrito es paralelo a la valo-
(2017) a partir de su trabajo en la an- rización del suelo y al aumento de las
tigua Merced rentas. En términos de Díaz Parra
De tal modo, esta zona “segurizada” (2017), las hipótesis de la ecología
deviene un lugar ideal para los afluen- urbana parecen confluir con las de la
tes de turistas, en su mayoría dolari- teoría de la renta. Asimismo, se ha
zados. Así, pequeños inversionistas visto, incluso en varias ciudades de
pasan de obtener una renta fija, quizá países desarrollados como Berlín, Bar-
estable pero poco interesante, al sis- celona y París, que esta valorización
tema Airbnb, que les garantizará y desplazamiento voluntarios y obli-
ganancias más jugosas. ¿Es posible gatorios se conjugan con un crecimien-
pensar que con la normalización de to de la oferta de sistemas de renta de
estos sistemas de renta temporal, la corta estancia (Association aux 4 coins
llamada economía solidaria (Durán- du 4e, 2017).
Sánchez et al., 2016) está registrando En el caso del chcm, podemos pen-
una transición a una fase de la gen- sar que, a lado del alza de las rentas y
trificación que cambia de nuevo, o más la sustitución de hippies por hipsters
bien diversifica, las reglas del juego y yuppies (Díaz Parra, 2017), la presión
en ese Centro Histórico que desde el ejercida por los turistas extranjeros
año 2000 ha entrado en un absoluto puede constituir un papel central en
dinamismo? los procesos de desplazamiento y des-
Recordemos a Neil Smith (1996) vanecimiento tanto de lo popular como
advirtiendo que los jóvenes pioneros de clases medias menos favorecidas.
de la gentrificación, aquellos artistas Esto seguro está ganando peso ante
que ocupaban lofts en Nueva York a la profunda y prolongada crisis eco-
precios razonables y se encargaban de nómica que sufre el país y que golpea
limar las tensiones que podrían surgir en particular a las clases medias-pro-
con los vecinos originarios, serían ex- fesionales (los antiguos clientes del
pulsados y sustituidos por poblaciones Condo) con la devaluación del peso, la
más pudientes, una vez pacificado y inflación, el subempleo y el desempleo.
revalorizado el espacio urbano. Sin duda, habrá que estudiar a fondo
Cierto, diversos estudios en el mun- esta nueva cara de la ‘gentrificación
do han demostrado que no sólo la a la mexicana’ y analizar cómo este
42 Claudia C. Zamorano Villarreal
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SEMIÓTICA DE LA PRIVATIZACIÓN DE LA SEGURIDAD:
VIGILANTISMO E INSEGURIDAD EN TEPITO1
INTRODUCCIÓN 1
menudo no sabemos qué hacer con las
ambivalencias que traen consigo las
A
shis Nandy (2002) atisbó con distintas imágenes que existen sobre
agudeza un asunto central de la esta organización política: ya sea vis-
vida pública contemporánea: ta como “protector”, “agente moderni-
durante décadas hemos visto una an- zador” o “árbitro”, por mencionar
siedad constante alrededor de la idea algunos ejemplos, pareciera perdurar
del Estado. Como señala el autor, a
* Doctor en ciencias sociales con especialidad
en sociología, El Colegio de México. Línea prin-
1
Agradezco los comentarios de Claudia cipal de investigación: inseguridad, violencia,
Zamorano, Vicente Moctezuma y de los dicta- estado, etnografía urbana Correo electrónico:
minadores anónimos. [email protected]
44
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 45
tica, Gal propone mirar las propieda- que, para él y su tío, como dirigentes,
des indexicales de aquel binomio, lo era importante fortalecer los lazos con
que, en otras palabras, significa que la gente del barrio. Debido a que se
los contextos específicos de uso esta- reconocía que Tepito “tiene sus cosas”,
blecen los sentidos relativos que pue- aludiendo a la inseguridad, Ismael se
den asumir lo público y lo privado. interesaba en muchachos que tuvieran
Atendiendo a esas propiedades indexi- antecedentes en el uso de la fuerza,
cales o contextuales, podemos observar incluso que hubieran tenido experien-
cómo los valores o atributos asociados cias delictivas. Con ello no sólo bus-
a lo público o lo privado pueden tras- caba contar con personal capacitado
ladarse (grupos, actividades, interac- para anticipar a los “malhoras”, sino
ciones), así como también pueden que esta acción también procuraba
reproducirse en distintas escalas. Esto delinear un perfil generoso e intere-
último nos habla de una fractalidad o sado por los muchachos del barrio. Por
recursividad.11 ejemplo, una tarde, tras concluir la
De este modo, el traslape que su- jornada de trabajo, los vigilantes y yo
pone la recursividad semiótica permi- nos dirigimos a la oficina de la asocia-
te observar atributos públicos que ción. Una vez que aquellos recibieron
pueden hallarse en lo privado, como su pago del día,12 se despidieron y se
en la gestión de la seguridad que llevan marcharon. Yo me quedé conversando
a cabo los vigilantes. Para esclarecer un rato con Ismael y con otros acerca
el argumento es preciso analizar la de la labor de los vigilantes. Me dijeron
retórica de Ismael y de la dirigencia que para ellos era importante dar
de la asociación. La estrategia de in- oportunidad a quienes, tras incursio-
tegrar el grupo con muchachos del nar en actividades delictivas, querían
barrio apunta hacia cierto arraigo reencauzar sus trayectorias. “Nosotros
local, lo que de ningún modo está des- apoyamos a estos chavos, porque es
vinculado de la mitología de la iden- gente de aquí, y quieren dejar atrás
tidad comunitaria a la que me referí todo lo malo. Aquí tienen prohibido
previamente. Ismael solía destacar consumir droga. Alcohol casi no toman;
si llegan borrachos los regresamos,
11
De acuerdo con Gal (2002), la recursivi-
pero casi nunca ha pasado eso”.
dad fractal representa el proceso semiótico por Ese “nosotros” de Ismael en la cita
el cual categorías opuestas permanecen vigen- anterior alude a la dirigencia de la
tes en diferentes escalas, como ocurre con lo asociación. Sin embargo, con mucha
público-privado. Pensemos, por ejemplo, cómo
en lo convencional la casa es considerada par-
te de una esfera “privada”, frente a la calle, que 12
Los vigilantes recibían un pago de 200
representa lo “público”. A cada uno de esos dos pesos por día, monto que era entregado al con-
espacios se asignan diferentes valores o se cluir la jornada. No contaban con seguridad
esperan distintas formas de conducirse. Sin social y si alguno faltaba, por enfermedad o
embargo, al interior de la casa, la alcoba repre- causa mayor, perdía la remuneración, aunque
senta “lo privado”, frente al comedor o la sala, se les podía conceder permiso de ausentarse si
que operan como lo “público”. avisaban.
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 53
tan clara, por lo que, dependiendo las Por ejemplo, una tarde en la que
perspectivas, el hecho de dejar pasar a me encontraba comiendo con un in-
un comerciante a cambio de recibir formante y su novia (ambos han vi-
alimento, puede ser visto como una vido siempre en el barrio y, como
ayuda, pero también como una extorsión. activistas, se dedican a promover ac-
Aunado a esto último, me interesa tividades culturales) salió el tema de
destacar el uso de la fuerza o la ame- la seguridad en Tepito. Al cabo de po-
naza de recurrir a ella, ya que éstas cos minutos, surgió en la charla el
constituían uno de los rasgos centrales asunto de los vigilantes de Ismael. Al
en la función de los vigilantes. Destaco respecto, mi amigo señaló: “Lo que
lo segundo, “la amenaza”, debido a que hicieron esos cuates de la Asociación
la actuación cotidiana de los muchachos no resuelve ningún problema para la
estaba marcada por periodos en los que gente del barrio. En realidad, lo único
no ocurría nada, de modo que la mayor que hicieron fue juntar a puro malan-
parte del tiempo se limitaban a observar dro que no son más que golpeadores
cosas irrelevantes, lo cual provocaba en al servicio del dirigente. Eso es lo que
ellos cierto grado de aburrimiento. Sin hacen, sirven nada más a los intereses
embargo, dado que su autoridad gozaba de la Asociación”.
del reconocimiento entre los comercian- Así, en la semiótica de la privati-
tes agremiados y de algunos residentes zación de la seguridad se observa un
de la zona, casi nadie osaba desafiarlos. reajuste sobre la interpretación del
De este modo, el uso (potencial) de la papel de los vigilantes, el cual trae de
fuerza resulta fundamental para ana- vuelta la expresión “para que la cuña
lizar cómo era interpretada la labor de apriete, tiene que ser del mismo palo”.
los vigilantes. Al conformar su grupo de guardias,
Por un lado, era notable una visión Ismael empleó a algunos jóvenes del
autocomplaciente del personal de la barrio con antecedentes criminales.
asociación acerca de ese grupo, ya que Aunque en el discurso trataba de tra-
reivindicaba su actuación no sólo como zar una línea divisoria entre el ayer
algo necesario, sino también apreciaba y el hoy de los miembros del grupo,
que cumplía con una función justa y ante los ojos de otras personas sobre-
legítima, en oposición a las policías salía el que fueran “del mismo palo”
estatales, plagadas de corrupción, vio- los vigilantes y los criminales.
lencia extralegal e injusticias. Acerca Pero, además, si desde la mirada
de esto último, algunos vecinos y co- de Ismael su grupo representaba ofre-
merciantes de la zona me dijeron que, cer seguridad local y “pública” al “barrio”
en efecto, los robos habían disminuido como colectividad, vemos cómo se tras-
desde que comenzó a operar la seguri- lapa la interpretación negativa que se
dad organizada por la asociación. Sin tiene de los policías estatales y se im-
embargo, también escuché comentarios pone el trabajo de los vigilantes. En el
de vendedores y de gente del barrio en caso del comandante Roberto, veíamos
los que recelaban de los vigilantes. la discrecionalidad de una autoridad
56 Arturo Díaz Cruz
que se impone por medio del uso exce- privados en los agentes de la seguridad
sivo de la fuerza, conducta rechazada pública, siendo la extorsión sistemáti-
totalmente por la gente del barrio. En ca (las mordidas) y la violencia abusi-
respuesta, Ismael procuraba sumergir va y extralegal contra la población local
a su grupo en un baño de legitimidad los elementos más sobresalientes. Por
adornado por las ideas de justicia local su parte, en la actuación de los vigilan-
e identidad barrial. Sin embargo, por tes y en la retórica que empleaba el
la mimetización de los vigilantes que personal de la asociación, era posible
les permitía emular a la institución advertir ciertos elementos públicos.
policial en su labor cotidiana, por su Así, uno de los puntos principales
lealtad a la asociación y, sobre todo, de este artículo consiste en resaltar
por el uso discrecional de la fuerza, los algunos matices respecto a las nocio-
muchachos reproducían una imagen nes de seguridad pública y privada,
similar a la de Roberto y sus intereses más allá de los enfoques normativos
“privados”. Así, apreciamos un proceso que parten de categorías prestableci-
semiótico recursivo, en el que los atri- das. Tomando en cuenta las interac-
butos negativos asociados a las policías ciones cotidianas y mundanas entre
estatales se reproducen en el grupo de policías, vigilantes, comerciantes y el
Ismael. Ante esto, más de uno queda resto de la población local, las catego-
perplejo: ¿son los vigilantes protectores rías aparecen mucho menos estables
del barrio o victimarios, como el coman- y, en cambio, miramos deslizamientos
dante Roberto? que trasladan los atributos o caracte-
rísticas de lo público y lo privado a
CONCLUSIONES diferentes objetos sociales (las policías
o los vigilantes) y en diferentes escalas.
A partir del grupo de vigilantes de la Para analizar esto último, el concepto
asociación que aquí expuse, he querido recursividad fractal del enfoque semió-
analizar desde el punto de vista etno- tico resulta productivo en especial, ya
gráfico los procesos semióticos alrede- que nos permite resaltar esa continui-
dor de la idea de privatización de la dad de los opuestos, pero también nos
seguridad. Al considerar las interpre- sirve para pensar en esos traslapes
taciones que surgen alrededor de la que dejan ver lo privado en lo público
labor cotidiana que desempeñan tanto y viceversa. Sugiero que en esto resul-
policías estatales como el grupo de Is- ta fundamental las estrategias de
mael, he destacado algunas tensiones legitimación que persiguen las insti-
y contradicciones que apuntan hacia tuciones de seguridad.
los distintos sentidos a los que te pue- Por otra parte, mi trabajo busca
des dirigir cuando hablas de lo público intervenir en las discusiones sobre las
y lo privado, en particular, con refe- formas en que pensamos o entendemos
rencia a la seguridad. Siguiendo un la relación Estado-sociedad, así como
análisis semiótico, mostré cómo mis entre lo público y lo privado. Al situarme
informantes señalaban algunos rasgos con distancia de los enfoques normativos,
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 57
los cuales parecen experimentar con Azaola, Elena (2009), Crimen, castigo y vio-
angustia la privatización de la seguri- lencias en México, México, ciesas/flacso.
dad a partir de la incursión de agentes Castro Nieto, Guillermina G. (1990), “In-
no estatales, sugiero que han dejado termediarismo político y sector informal:
de problematizar esos rasgos privados el comercio ambulante en Tepito”, Nue-
que a lo largo de la historia aparecen va Antropología. vol. 11, núm. 37, pp.
en la labor de las policías estatales en 59-69.
la Ciudad de México. Vemos así que Comaroff, Jean, y John L. Comaroff (2016),
el Estado y la idea de lo público no “Outsourcing Justice, Privatizing Pro-
siempre corren de la mano. Pienso que tection: Practices of Popular Sovereign-
esto permite comprender mejor esos ty”, en The Truth About Crime: Sovereignty,
otros procesos de “privatización”, como Knowledge, Social Order, Chicago, The
los que ocurren bajo el rótulo de vigi- University of Chicago Press, pp. 181-217.
lantismo. Couffignal, Georges (1987), “Misterioso
Por último, mis reflexiones etnográ- Tepito”, Trace, núm. 11, pp. 35-41.
ficas suscitan una interrogante que Cross, John C. (1998), Informal Politics.
queda abierta y vale la pena continuar Street Vendors and the State in Mexico
explorando. Me refiero a cierto fatalis- City, Stanford, Stanford University Press.
mo ligado a la función de la seguridad Cruz Rodríguez, María S. (2015), “El barrio
y las ilegibilidades que se desprenden entre la colonia urbana y el pueblo,
de ella, ya que, sea vista como algo ¿indefinición territorial?”, en Marcela
público o privado, parece señalar un Dávalos López y María del Pilar Ira-
cuestionamiento ineluctable alrededor cheta Cenecorta (coords.), Barrios y
de la legitimidad y la función del uso periferia: espacios socioculturales, siglos
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quense.
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EL RESGUARDO VIOLENTO: GOLPES, AMENAZAS
Y REDES EN LA PRODUCCIÓN DE SEGURIDAD
EN EL ESPACIO POPULAR
Resumen: En los márgenes del Estado, los sectores populares responden a la criminalidad que
los vulnera de maneras muy diversas. En este artículo se analiza el uso de violencias defensi-
vas (golpes, trancazos y amenazas) con las que, por momentos, habitantes de un barrio popular
en la Ciudad de México hacen frente a la criminalidad local. Estas conductas tienen una exis-
tencia más allá de su puesta en acción a través del reconocimiento de su potencia, por lo que no
sólo detienen agresiones inmediatas, también se anticipan a las futuras. Es por esta dimensión
espectral de la violencia que, mediante ella, se (re)establecen micro-órdenes de relaciones e in-
teracciones sociales en el lugar. Sin embargo, este resguardo violento es frágil, pues su espacia-
lización es difusa y precaria; se conforma en tramas de relaciones fragmentadas y limitadas;
depende de cualidades individuales, como de vínculos y redes sociales diferentes y desiguales.
Además, los límites morales y prácticos que configuran estas violencias defensivas impiden
que, por su conducto, se contenga cierta criminalidad contemporánea, que se soporta en magni-
tudes abismales de violencia.
Palabras clave: crimen, violencia, seguridad, sectores-populares.
59
60 Vicente Moctezuma Mendoza
E
n las décadas recientes, en un e, incluso, públicos, que reproducen una
contexto de transformación de estética de seguridad, con mecanismos
las configuraciones de violencias y dispositivos visibles de vigilancia y
que estructuran a las sociedades lati- protección, así como con controles de
noamericanas, se ha destacado el acceso y regulaciones de las formas
crecimiento en dispersión y magnitud de uso del espacio (Caldeira, 2007;
de conductas de violencia que se vin- Duhau y Giglia, 2008; Capron, 2016).
culan a la criminalidad urbana (Bri- Sin embargo, estos procesos gene-
ceño-León, 2002; Koonings y Kruijt, rales no capturan la totalidad de las
2007; Imbusch, Misse y Carrión, 2011). experiencias y significados de la inse-
En este escenario, un tema de profuso guridad y de las violencias criminales
interés en la investigación social ha en la experiencia urbana contempo-
sido la forma en la que la inseguridad ránea.
o su sentimiento (Kessler, 2009) mol- En realidad, las distintas clases
dea y transforma la experiencia y sociales no pueden enfrentar la inse-
sociabilidad urbana, junto a las formas guridad del mismo modo. A diferencia
espaciales (Caldeira, 2007; Svampa, de los sectores acomodados, los secto-
2001; Capron y Sánchez-Mejorada, res populares, en general, no pueden
2015; Villarreal, 2015). Los procesos evitar las áreas con peor fama en tér-
son diversos. En el centro podríamos minos de violencia e inseguridad co-
señalar la difusión de ansiedades so- tidiana, por el simple hecho de ser
ciales frente al otro, que reproducen espacios de residencia y trabajo (Sa-
y profundizan órdenes de jerarquías raví, 2008). En estos espacios, junto a
materiales y simbólicas previas. Pues privaciones en términos de infraestruc-
el otro, al que se le teme, suele estar tura física y social, tampoco se desplie-
marcado por su condición de clase gan medidas de seguridad pública como
(aunque también es significativo su las que encontramos en los lugares
género, edad y rasgos físicos) (Segura, privilegiados de la ciudad (Alvarado,
2009). En torno a esta ansiedad, pro- 2012; Leal, 2015; Zamorano, 2015). Por
cesos de categorización y estigmati- tanto, no es extraño que la violencia
zación, se han destacado distintas no se distribuya de manera homogénea
formas en las que se crean divisiones en el espacio urbano sino, por el con-
y distancias con las que disminuye el trario, tiende a concentrarse en los
sentimiento de inseguridad y se gene- vecindarios desfavorecidos (Moser y
ran condiciones de protección. Por un McIlwane, 2004: 8; Imbusch, Misse
lado, hay transformaciones en las y Carrión, 2011). Además, a diferencia
prácticas espaciales, se construyen de las clases acomodadas, los sectores
cartografías imaginarias del miedo, populares carecen del capital econó-
cambian las formas de movilidad, se mico que les permitiría, por medios
proscriben y prescriben lugares y re- privados, zurcir ciertos límites del
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 61
Estado para garantizar seguridad. Por En este artículo analizo una forma
ejemplo, no pueden acceder a amplios específica en la que los sectores popu-
espacios exclusivos, semejantes a aqué- lares producen condiciones de protec-
llos en los que se despliega la sociabi- ción en sus vecindarios, para enfrentar
lidad de las clases privilegiadas, y la criminalidad y la violencia que la
tampoco a la seguridad privada (mer- sustenta, mediante usos defensivos de
cantilizada). Es cierto que algunas prác- violencia.
ticas de protección se comparten (ciertas En la literatura existente sobre las
estrategias de elusión y formas de con- formas en que a través de medios vio-
finamiento, la adquisición de distintos lentos los sectores populares latino-
dispositivos y mecanismos de seguridad, americanos lidian y quedan protegidos
al igual que una retracción de las for- de agresiones criminales se suelen
mas de apropiación y sociabilidad en destacar dos prácticas. La primera es
el espacio público). Sin embargo, a aquélla en que estos grupos quedan
diferencia de los sectores privilegiados protegidos al vincularse o al quedar
de la ciudad, las prácticas populares, vinculados a grupos violentos (ban-
vinculadas con la producción y acceso das y pandillas), que extienden ciertas
a fuentes de ingresos, de consumo, de condiciones de “seguridad” al vecin-
ocio, de formas de movilidad, entre dario en el que encuentran arraigo
otras, se inscriben y dependen del uso (Rodgers, 2007; Zubillaga, 2009; Son-
y apropiación del espacio público en nevelt, 2009; Moser y McIlwaine, 2004).
múltiples dimensiones. La segunda hace referencia a los “lin-
En este escenario que caracteriza chamientos” (Goldstein, 2005; Snodgrass,
el vasto mundo urbano popular lati- 2004; Pansters y Castillo, 2007). Sin
noamericano, ¿qué acciones realizan embargo, pese a que la noción de dicho
los sectores populares para protegerse concepto tiene fuertes cargas semán-
a sí mismos, y a sus espacios, de la ticas sedimentadas en el sentido común,
inseguridad? Entre la ineficiencia de las investigaciones académicas han
las instituciones de seguridad pública problematizado poco el término, por
y la escasez de recursos que limita su lo que, con frecuencia, en los análisis
acceso al mercado de seguridad priva- se filtran distintas prenociones que,
da, los sectores populares hacen fren- si no reproducen una representación
te a la criminalidad urbana que los distorsionada (primitivista) de los
vulnera de diversas maneras, una de sujetos populares y sus acciones, sí
ellas es demandando al Estado el cum- ocultan la heterogeneidad de caracte-
plimiento de sus funciones, y al margen rísticas y los sentidos de las acciones
de esto, se protegen a través de res- populares violentas frente a la inse-
puestas sociales: prácticas, mecanismos guridad (Moctezuma, 2019).
físicos y simbólicos, redes sociales, A contracorriente, en este artículo
acciones colectivas; y se apoyan en me interesa explorar lo que he llama-
diferentes medios, entre ellos el uso do “el resguardo violento”, concepto
de violencias (Auyero y Kilanski, 2015). con el que refiero ciertas condiciones
62 Vicente Moctezuma Mendoza
de protección que se fundan por lógicas de otros”), por otra parte, su efectividad
y usos específicos de violencias defen- está sujeta a que la posesión de dicho
sivas1 frente a la criminalidad, capaces capital sea reconocida. Las formas de
de (re)producir cierto orden y regula- violencia que han producido el resguar-
ción de las interacciones sociales lo- do no son espectaculares: se trata más
cales. Es decir, la violencia aparece bien de “golpizas”, “tranquizas”, “ma-
como un medio que (re)funda el “de- drizas”, y aunque no es inusual que se
recho” (Derrida, 1992: 176).2 lleven a cabo con herramientas (palos,
El trabajo etnográfico que realicé tubos, a veces navajas), en las expe-
en La Merced, Ciudad de México, me riencias que he recopilado en el campo,
permitió constatar que, vecinos del mis interlocutores no empuñan armas
lugar, logran establecer, en algunos de fuego. En realidad, se trata de ac-
casos (para determinados individuos ciones enmarcadas dentro de una
y grupos), ciertas condiciones de pro- “economía moral de la violencia”: in-
tección frente a actos criminales como timidación que se configura y limita
robo, asalto o agresión sexual, a través por “la producción, el reparto, la cir-
de acciones violentas (amenaza o pues- culación y la utilización de las emocio-
ta en acto desplegada por ellos mismos nes y los valores, las normas y las
y/o por sus redes sociales). Este res- obligaciones en el espacio social” (Fas-
guardo es frágil porque se realiza en sin, 2018: 196). En otras palabras, las
tramas relacionales fragmentadas y acciones que producen condiciones de
de extensión difusa. Si bien, por una resguardo se conforman por marcos
parte, depende de la posesión de un culturales y de significados que esta-
“capital violento” al que se accede tan- blecen los lindes de su consentimiento
to por el aprendizaje y desarrollo de y rechazo, de su (i)legitimidad (Hamil-
habilidades individuales como por ton, 2011). De hecho, la indisposición
vínculos y redes sociales (“la violencia moral a escalar las magnitudes de
fuerza desplegada explica por qué, en
1
Con “violencia defensiva” refiero a la vio- la actualidad, no se desafía con violen-
lencia (física o potencial) que se despliega para cias defensivas las nuevas agresiones
hacer frente a amenazas criminales. criminales que ocurren en el vecinda-
2
Es importante señalar, como lo hace Ben-
jamin (2001) y después lo retomaría Derrida
rio, pues éstas se respaldan con ataques
(1992), la interrelación constitutiva y constitu- de magnitud abismal, capaces de es-
yente entre la violencia y la ley, incluso la ley tablecer un orden de impunidad.
que es “justa”. “El momento mismo de fundación El resguardo violento no se crea en
o de institución […] la operación que consiste
en fundar, inaugurar, justificar el derecho, ha-
un entorno donde la seguridad públi-
cer la ley, consistiría en un golpe de fuerza, en ca está ausente ni tampoco se estable-
una violencia performativa y por tanto inter- ce por acciones que antagonizan con
pretativa que no es justa o injusta, y que nin- el Estado; por el contrario, se trata de
guna justicia ni ningún derecho previo y
anteriormente fundante, ninguna fundación
una forma de acción que habita en sus
preexistente podría garantizar, contradecir o márgenes y que, de manera contra-
invalidar por definición” (Derrida, 1992: 139). dictoria, zurce la distancia entre la ley
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 63
cualquiera de aquí, lo vemos y ¡su perros blancos que están por ahí [le
pinche madre!, ¡dónde lo agarramos… responde Alberto]”. —No, en serio
lo agarramos!”3 [insiste su novia]. Ya que me acerco
En la descripción de Alberto, como bien, me acerco bien y ¡que sí era un
en la del Dr. Atl, la violencia no se wey. [Él] la tenía [a una mujer] con
muestra como un estallido lleno de el pinche pantalón abajo y estaba el
ruido y furia, que aparece de pronto wey en chinga! ¡No, no, no… que me
en el escenario y luego desaparece. No prende esa mamada…! Que voy y le
es un evento extraordinario, que pondría meto un putazo —¡Aghh! —¡Suéltala,
de manifiesto un hartazgo, la impoten- hijo de tu pinche madre! Se va pa’ un
cia, una situación desesperada, el lí- lado y ¡pum! que me lo descuento […]
mite de la razón (Whitehead, 2007). Le digo: —¡En mi calle no se ande
Por el contrario, en ambas descripcio- pasando de verga, hijo de su pinche
nes aparece como una “forma estable madre! [… entonces] se echa a correr,
de ‘saber-hacer’, una práctica familiar lo correteo… [pero no lo alcanzo]…
que es útil al enfrentarse con dificul- No pues sí le grité: —¡Te voy a agarrar
tades que la vida diaria presenta” hijo de tu pinche madre, te voy a
(Auyero, Burbano de Lara y Berti, 2014: mandar a chingar vas a ver! —¡Ni te
448). En este caso, la violencia se des- pares por aquí! […] Andaba bien ca-
cribe como un medio más o menos liente yo.4
efectivo para contener los abusos y
extralimitaciones, para impedir lo “pro- El evento que narra Alberto no
hibido”, por ilegítimo (“si alguien se terminó ahí: al día siguiente la mujer
pasa de verga”); en suma, para reesta- agredida (quien habita en la plaza, en
blecer el orden de las interacciones y situación de calle) fue llevada por la
las prácticas, y sostenerlo en el tiempo policía a presentar una denuncia de
(Benjamin, 2001). violación al Ministerio Público y Al-
La afirmación de Alberto está in- berto testificó. Por otra parte, también
serta en una conversación que surgió al día siguiente, el hermano de Alber-
a raíz de una intervención violenta to y “El Loco”, un vecino del lugar,
que protagonizó para frenar una agre- encontraron y atraparon al agresor a
sión. Una noche que él y su novia quien entregaron a la policía. A dife-
regresaban de cenar, escucharon unos rencia de lo que señala el Dr. Atl, en
gritos en una plaza pública cercana a este caso la policía y las instituciones
su casa: de seguridad pública (de forma más
amplia) sí aparecen como actores con
—¡Déjame, ya déjame, déjame…! Me los que se articulan las acciones de
dice mi chava: —¡La están violando!, violencia defensiva popular.
¡la están violando! —“¡No, no manches! En múltiples experiencias que co-
Son unos pinches perros, unos pinches nocí durante el trabajo de campo, pude
3
Entrevista, 10 de junio 2015. 4
Entrevista, 10 de junio 2015.
66 Vicente Moctezuma Mendoza
como ésta son suficientes para detener ha sido limitada. Sin embargo, en el
un ataque o su amenaza. Y en ocasio- trabajo de campo me encontré con
nes, esta “violencia de otros” no sólo distintas experiencias y testimonios
se invoca en lo potencial, sino que se que hablaban de una transformación
pone en acto. Cuando Alberto fue a en las condiciones de criminalidad
detener la agresión, su novia no se contemporánea y su violencia. Fran-
quedó expectante, comenzó a gritar cisco se quejaba, con amargura:
ayuda. Si bien todo sucedió muy rápi-
do y el agresor huyó a gran velocidad Ahorita hay mucho vandalismo en la
tras los primeros golpes, Alberto cuen- calle de atrás o para ese otro lado, a
ta que “en un instante ya venía un una cuadra. Hay gente que yo conoz-
chingo de banda”: todos ellos vecinos, co que sé que andan de vándalos, pero
algunos con los que se conocía desde no puedo decirle a la policía: “vete
chico, pero con los que ya no tenía por éstos y éstos”, ¡porque tengo fa-
relación; el resto, en cambio, amigos milia! […] Pues sí, hay mucho ván-
y familiares. Alberto dice que le pre- dalo, dicen por ahí que: “cuando el
guntaban: “¿qué pasó?, ¿con quién es perro es bravo, hasta a los de casa
el pedo o a quién le damos en su pin- muerde”. Hay mucho escuinclillo,
che madre?, ¿quién se pasó de verga escuinclillos, ¡escuincles que andan
o qué?”. Y un putero me salieron de de rateros! […] andan aquí en la es-
acá y de acá, un chingo de gente… me quina, por aquí a la vuelta, chama-
empezaron a hacer el paro…”.8 quillos que ahora sacan la pistola.9
8
Entrevista, 10 de junio 2015. 9
Entrevista, 19 de mayo de 2015.
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El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 75
Resumen: En este artículo se explora la relación entre la práctica del sacrificio y la noción de
alimento indígena en la Montaña de Guerrero. Se toma como punto de partida un conjunto
de interpretaciones etnohistóricas y etnológicas sobre el sentido de la matanza de animales
domésticos entre los mixtecos, y con el contraste de los datos etnográficos de la comunidad de
Cauhuatache se intenta demostrar que este evento adquiere una connotación alimenticia y
constituye el núcleo que regula las relaciones de alianza e intercambio entre humanos y no-
humanos. Así, la circulación de níma o fuerza vital en el sociocosmos de la gente de la lluvia,
tiene como núcleo la práctica del sacrificio dedicado a la lluvia y a los muertos.
Palabras clave: mixtecos, sacrificio, alimento, intercambio.
Sacrifice as Food:
An Ethnographic Perspective of the Mixtecs
Abstract: This article explores the relationship between the practice of sacrifice and the Indig-
enous notion of food in the Montaña region of Guerrero. Taking as a starting point a set of eth-
nohistoric and ethnologic interpretations of the meaning of the sacrifice of domesticated
animals among the Mixtecs and its contrasts with ethnographic data from the Cauhuatache
community, attempts are made to show that sacrifice takes on a food-related connotation and
constitutes the nucleus that regulates alliance and exchange relations between humans
and non-humans. Thus, the core of the flow of the Nima or vital force in the socio-cosmos of the
“people of rain” is the practice of sacrifice dedicated to the rain and the dead.
Keywords: Mixtecs, sacrifice, food, exchange.
E
l objetivo del presente artículo conjunto de interpretaciones et-
es explorar la relación entre la nohistóricas y etnológicas sobre el
práctica del sacrificio y la noción sentido del sacrificio humano y de
de alimento indígena en la Montaña animales domésticos entre los anti-
guos nahuas del Altiplano Central y
* Doctor en antropología social, profesor de
los mixtecos contemporáneos (Gonzá-
asignatura en la enah. Línea principal de inves-
tigación: cosmovisiones indígenas. Correo elec- lez, 1985; López Austin, 2012 [1991];
trónico: [email protected] Graulich y Olivier, 1999; Monaghan,
77
78 Juan José Atilano Flores
3
Testimonio de Cliserio Candia, Cahuata- 4
Plegaria a los difuntos, Juliana Aguilar
che, 29 de octubre de 2015. García, Cahuatache, 31 de octubre de 2015.
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 87
Figura 3. Rezanderos recibiendo a los difuntos. Fotografía: Juan José Atilano Flores (Cahua-
tache, 28 de octubre de 2014).
yo, cuya traducción literal es: “cosas maíz constituyen actos predatorios que
que comemos”. responden a una lógica de alianza
Este análisis no sólo tiene soporte matrimonial vinculada a la fertilidad
en los términos lingüísticos que refie- y a la reproducción. Los mitos asimi-
ro. Las relaciones significantes entre lan la cacería y la agricultura al ma-
tener mujer, reproducirse y alimen- trimonio, advirtiendo de los peligros
tarse, también dotan de significado el que entraña la trasgresión sexual y el
matrimonio. En cuanto a la analogía adulterio que provoca la locura (en-
de sembrar y tener relaciones sexua- salvajamiento) del cazador y la pérdi-
les, el profesor Adulfo Camilo señala: da de la sombra para el agricultor
“La mujer para nosotros es igual al (Dehouve, 2008: 11, 13, 22).
maíz, es la que alimenta. Aquí el que Hasta aquí queda ilustrada la re-
cosecha está contento porque puede levancia de la analogía entre esposa,
dar de comer todo el año. Donde está alimento y agricultura, tres elementos
una mujer hay vida, en la casa donde que adquieren su lógica en las rela-
sale humo hay vida. La mujer es fértil ciones de alianza. El matrimonio es
como la tierra, de ella brota la vida. la unidad reguladora de los lazos so-
De la tierra nacen la calabaza, el maíz, ciales entre grupos domésticos exten-
el frijol; de la mujer brotan los hijos”.8 sos; así como el sacrificio destinado a
La noción de fertilidad se encuen- los ñu’un se comprende como una for-
tra asociada, de forma intrínseca, a la ma de relación entre humanos y no-
esposa y a la parcela; la naturaleza humanos, mediada por el ofrecimiento
femenina es en esencia húmeda, pues alimenticio, las mujeres de más edad
de ella depende la vida. En palabras en las familias regulan los vínculos
de don Leobardo Candía: “Todos somos entre parientes, afines o por alianza,
producto de la humedad, tanto el maíz a partir del intercambio de alimentos.
como los hombres. Se siembra donde Dicho ajuste se establece como parte
está mojado, en la parcela y el cuerpo de su función como administradoras
de la mujer para que nazcan los hijos”.9 de los granos de maíz y de la prepa-
La relación del alimento con el acto ración de las comidas, mismas que son
sexual permite establecer que comer objeto de circulación entre grupos
y tener sexo son actos análogos en el domésticos diferenciados, pero seme-
sentido depredador. Dehouve señala jantes conforme las alianzas matri-
para el caso tlapaneco y nahua que el moniales.
acto depredador de la carne de venado
es semejante a alimentarse con carne CONCLUSIONES: RECIPROCIDAD
de maíz, en tanto cacería y pizca de ALIMENTARIA Y AFINIDAD
gica a que remite las categorías de la Gutiérrez, Miguel Ángel (2008), La historia
comida cruda y cocida, que he tratado, del estado de Guerrero a través de su
abren un panorama polémico poco cultura. Una perspectiva antropológica,
estudiado hasta ahora. México, cnca-uag.
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ESTUDIO DEL SISTEMA NORMATIVO ÑÄÑHO EN EL SUR
DE QUERÉTARO, MÉXICO
Resumen: Este artículo presenta un análisis que permite conocer el modo como se conforman
los sistemas normativos en Santiago Mexquititlán, una comunidad ñäñho en el sur de Queré-
taro. El estudio se centra en la revisión de actas de acuerdo archivadas en la Delegación, una
instancia perteneciente a la organización político-administrativa municipal. A partir de las
resoluciones plasmadas en las actas, se advirtió la presencia de la legalidad del Estado, así
como de prácticas culturales locales, cuyas intersecciones cobran distintos significados depen-
diendo del bien en cuestión. A partir de aquí se plantea una serie de valores culturales que
fundamentan los sistemas normativos ñäñho.
Palabras clave: sistemas normativos, pueblos indígenas, Estado.
PRESENTACIÓN
E
n este artículo se presenta un resante de este caso es que la población
análisis sobre las prácticas de indígena local no emplea términos
solución de problemas que se como sistemas normativos, derecho
llevan a cabo en Santiago Mexquititlán, indígena o cualquier otro; no obs-
comunidad ñäñho (otomí) ubicada al tante, en la cotidianidad reproducen
sur del estado de Querétaro. Lo inte- prácticas propias desde las cuales es
posible señalar la presencia de refe-
* Universidad Autónoma de Querétaro. Línea
principal de investigación: derecho indígena y rentes culturales, diferentes a los de
acceso a la jurisdicción del Estado. Correo elec- la legalidad del Estado, para la aten-
trónico: [email protected] ción de las problemáticas locales.
93
94 Adriana Terven Salinas
4
La transcripción de las actas de acuerdo pueden consultar en los anexos de la tesis de
de la Delegación de Santiago Mexquititlán se Ávila y Pichardo (2014).
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 101
de 2010); por último, los casos sobre Son los casos de pareja los que pre-
separación concluyen con la siguiente dominan en las anotaciones de las
anotación: “La señora acepta el acta actas, a diferencia de los asuntos en
de conveniencia y de no cambiar en los que la mención al mp aparece con
un año irán al Ministerio Público para menor frecuencia, como son aquellos
tramitar el divorcio” (abril de 2010). que involucran a la colectividad cuan-
Los casos de pareja presentan una do se trata de vecinos. Después de una
constante recurrencia al mp con el pro- revisión se encontró que en 10 actas
pósito de dar oficialidad al acta de de acuerdo sobre chismes, amenazas,
acuerdo. También se menciona a dicho agresiones y daños de animales, sólo
organismo público para imprimir un tres concluyen con las siguientes fra-
sentido de coacción si no se cumple lo ses: “Vicente se compromete a ya no
convenido, aun cuando no le competen ocasionar problemas; si vuelve a ocu-
casos como los divorcios. Respecto de rrir será consignado con las autorida-
esto último debe considerarse que lle- des competentes” (enero de 2010);
var a cabo un proceso judicial formal “Llegando al acuerdo de olvidar el
representa para la población indígena asunto y no hablar más del caso, si
un gasto económico difícil de sufragar continúan discutiendo o recordando
(pago de abogado, traslados, estancias, el problema se irán al mp” (marzo 2010);
etc.), así como enfrentar tratos discri- “Está de acuerdo Francisco en pagar
minatorios por su condición de pobreza, los vidrios de Leonel y si el problema
origen étnico y uso precario del español. persiste pasarán al mp” (junio de 2010).
Por estos motivos, la “amenaza” con ir Se puede decir que los conflictos
al mp es una presión efectiva para lle- que atañen a dos personas, como son
gar a un acuerdo y mantenerlo. los de una pareja, encajan de mejor
En este sentido, Elisa Cruz señala manera en la lógica y procedimientos
que “las autoridades indígenas han del derecho positivo, ya que se trata de
utilizado el derecho positivo —invo- diferencias entre particulares que se
cándolo— para reforzar y asegurar la inscriben en juicios como los de pensión
consistencia y fuerza de su función de alimentaria, divorcio, etc. Cuando se
hacer justicia en sus comunidades” trata de problemas que involucran a
(Cruz, 2008: 30). Lo interesante de esa distintas personas de la comunidad,
práctica es la combinación de signi- donde el bien a resguardar son las
ficados provenientes de contextos relaciones sociales de apoyo y recipro-
normativos diferentes, ya que ahí es cidad, la lógica y el procedimiento que
donde la dinámica de solución se pre- predominan son los sistemas norma-
senta bajo principios culturales indí- tivos indígenas.
genas, como son el uso de la lengua En estos casos acude una multitud
materna, el contexto sociocultural y a expresarse a la delegación, ya que
los valores de justicia, que se combinan sería difícil hacerlo en las instancias
con la aspiración a la legalidad como de la cabecera municipal donde, además,
garantía. el sentido de justicia es diferente, como
102 Adriana Terven Salinas
nistración política del municipio. Este observar las intersecciones entre estos
espacio puede verse como un inters- órdenes, así como su mutua consti-
ticio desde donde la población indíge- tución.
na consigue apropiarse de la legalidad Si bien la investigación se limitó a
dominante y adecuarla a sus propias la delegación, esto no quiere decir que
prácticas y lenguajes (Sierra y Chen- sea el único espacio y autoridad rela-
aut, 2002). cionada con la reproducción de sistemas
La revisión de las actas de acuerdo normativos en Santiago; sin embargo,
reveló la percepción que la gente tiene ofreció una serie de rasgos que permi-
del Estado (Sharma y Gupta, 2006), ten conocer su composición. En este
el modo como se manifiesta este últi- sentido, siguiendo a Stavenhagen e
mo en sus vidas y el papel que juega Iturralde (1990), se observó que esos
la Delegación en los procesos hegemó- atributos se componen por costumbres
nicos, cuya construcción social tiene locales, las cuales reconocen y com-
lugar de forma entrelazada (Mallón, parten la población ñäñho, como se
2003). Desde esta perspectiva es po- advirtió en los casos que involucran a
sible encontrar, en este lugar, la re- la colectividad, en los que participan
producción de significados y prácticas familiares y vecinos, y sobresale el
culturales locales, como lo son los interés por conservar las relaciones
sistemas normativos indígenas. El de vecindad basadas en la cooperación.
“derecho indígena es producto de la De manera especial, los asuntos
transformación histórica de los indí- relacionados con el territorio dejaron
genas, sus comunidades y pueblos, en ver un predominio de las disposi-
su relación con el Estado mexicano, ciones culturales locales durante la
en el cual están inmersos y en el que solución de los problemas. Entre és-
han participado de manera subalter- tas se encuentra el papel de la pobla-
na” (Cruz, 2008: 29). ción indígenas para legitimar la ven-
El análisis de la relación entre el ta, traspasos y herencia de terrenos,
Estado y las prácticas de solución de en sustitución de documentos oficiales
problemas presentes en la Delegación, y de procedimientos formales como el
encontró en el concepto de interlega- de escrituración. Asimismo, el tipo de
lidad la vía para revelar los usos que residencia y las responsabilidades
las personas hacen tanto de las dispo- culturales al interior de la familia
siciones jurídicas estatales como de determinaron en gran medida la su-
las prácticas no institucionalizadas, cesión de la tierra, lo cual no quiere
entre ellos los sistemas normativos in- decir que no se realicen trámites ante
dígenas. Fue así que el estudio se posi- instancias estatales o no se venda su
cionó en un contexto de pluralismo posesión a foráneos.
jurídico, donde se pueden reconocer di- Este conjunto de normas y costum-
ferentes referentes legales, sobreimpues- bres no están escritas ni codificadas,
tos e interpenetrados (Sousa, 1987); pero integran terminologías que co-
la interlegalidad, entonces, permitió rresponden al derecho estatal, con
106 Adriana Terven Salinas
G
racias a la invitación de Carles Como nos advierte Feixa en la intro-
Feixa, que me permite tener hoy ducción, el texto que hoy presentamos es
la oportunidad de presentar un resultado del acompañamiento y explo-
libro, La imaginación autobiográfica, que raciones que el autor ha realizado en los
es un acumulado de la propia trayectoria últimos 30 años de manera continua con
investigativa del autor, de su manera grupos de estudiantes y profesionales
de construir o cocinar la investigación; ocupados en la investigación Historias
pero sobre todo agradezco de antemano de vida. Este acumulado de más de tres
por el valor que tiene el texto para la décadas explica una cualidad singular del
formación conceptual, metodología y texto, que es el hecho de que a lo largo
práctica de todos aquellos que se propo- de los ocho capítulos del libro existen hi-
nen indagar desde la visión, la voz y la los muy consistentes en su estructura.
palabra de los sujetos.1 En esta oportunidad, me gustaría
Feixa nos convoca a la escritura aca- comentar dos hilos que localice y que se
démica a lo largo de todo el texto, a par- desarrollan articuladamente en todos los
tir de trayectorias de investigación o de capítulos. Por un lado, el esfuerzo de
rutas que reconstruyan desde la pers- categorización de una genealogía de los
modos de historias de vida: la historia
* Universidad Pedagógica Nacional.
1
Texto leído en la Feria Internacional del
biográfica como memoria de vencidos,
Libro, Palacio de Minería, Ciudad de México, crónica de éxodos, biografía relato cru-
3 de marzo de 2019. zado, novela, película, narrativa oral o
108
Reseñas 109
hagiografía contracultural, y antibiogra- nos dicen cuál fue la realidad con la que
fía o biografía dialógica, entre otras po- se diálogó para que se gestara cada modo
sibilidades, para desarrollar investigación de historia de vida; al hacerlo así a lo
e intervención Por otro lado, el segundo largo del texto, el autor nos posibilita
hilo parte de la reflexión sobre la cons- pensar, imaginar nuevos usos y desa-
trucción metodología y práctica de los rrollos de los modos de historias de vida;
modos de historia de vida que nos con- nuevas transferencias, combinatorias,
voca al despliegue imaginativo de estra- que nos permite y autoriza a dejar siem-
tegias posibles para conocer desde la pre abierta la posibilidad creativa de
palabra de los sujetos, desde lo que ha- nuevos desarrollos de los modos de his-
cen y sus contextos, desde la acción que torias de vida, de lecturas imaginativas
producen para transformarse ellos mismos, de acuerdo a las realidades con las cua-
para reproducir o cambiar sus relaciones, les dialogamos y de los sujetos que están
y producir realidades problemáticas que en el centro de los problemas que nos
comprender y explicar. ocupan.
Respecto del primer hilo, se muestra El recorrido clasificatorio que nos
una clasificación, que abarca el siglo xx propone Feixa es un recorrido por los
e inicios del siglo xxi, de los matices y usos y fines de este potente recurso in-
variantes de los modos de historias de vestigativo, formulados desde la an-
vida que se explican por las necesidades tropología, la historia, la sociología, la
a las cuales respondieron, por los ecos literatura, y la educación, entre otras
de resonancia en los contextos sobre los disciplinas; es un recorrido multi, inter
cuales se construyeron; sobre las convo- y transdisciplinario de la gestación de
catorias a las cuales respondieron; en modos de historias de vida, como posi-
síntesis, las circunstancias que explican bilidades de dar cuenta de los fenómenos
la construcción de cada modo de historia como el exterminio de una etnia, la vida
de vida a lo largo del último siglo, y que y las tramas de convivencia en las redes
en especial nos propone y aporta una sociales de la pobreza, la constitución y
crónica situada y muy bien contextuali- desarrollo de las generaciones, las dife-
zada y ejemplificada, proporcionado en rentes maneras de ser joven o los proce-
conjunto una genealogía de este tipo de sos de autoidentificación culturales y
investigación. también contraculturales, entre otras
Y digo modo y no tipo de historia de posibilidades y ejemplificaciones que son
vida, porque los tipos se quedan cortos, documentadas en cada uno de los modos
mientras los modos, que nos aporta Feixa, de historia de vida a lo largo del texto.
nos ofrecen una lectura sobre el diálogo Y aquí viene el segundo hilo, que en
entre las necesidades de los que inves- esta ocasión resalto, ya que además de
tigaban su finalidad por construir un aportarnos la clasificación genealógica
modo específico y singular de historia de los modos de historias de vida en el
de vida, en el que, a veces, los tipos son siglo xx, aporta una detallada, reflexiva
más bien abstracciones que sólo enuncian y muy bien documentada manera de
los rasgos de un concepto y no siempre proceder en la construcción de cada modo
110 Reseñas
de historia de vida que es lo que se de- historias de vida, en cada una de las mo-
sarrolla entre los capítulos 2 al 8. Por dalidades desarrolladas por nuestro autor.
ejemplo, el capítulo “La construcción de Por razones de espacio sólo me de-
la historia de vida” es una guía de cómo tendré en el modo de historia de vida
proceder en la construcción de biografías; como recurso pedagógico y como utopía,
se agradece la descripción destacada en por ser experiencias de investigación
el paso a paso del laborioso proceso de centrales de mi propia historia de vida
su construcción, que inicia desde con y, al realizar la lectura de ambos capí-
quién se habla, en torno a qué, cómo tulos, me surgió la necesidad de com-
realizar entrevistas, transcribirlas, ana- partir con ustedes la experiencia del
lizarlas, comunicarlas y construir expli- antes y después del proceso de este tipo
caciones comprensivas de ellas; así que, de investigación con docentes, educado-
quien se proponga hacer historias de vida res, alumnos como recurso pedagógi-
o quien ya las hizo, al leer este capítulo co, pobladores, migrantes y militantes
se sentirá acompañado por nuestro autor al respecto de historias de vida como
en un diálogo metodológico y práctico en utopía.
el largo túnel de recuperar con rigor, Quisiera detenerme en la potencia
congruencia y capacidad explicativa la explicativa de la construcción de una
voz de los actores que están en el centro narrativa de la historia de vida como
de los problemas que nos ocupan. recurso pedagógico y como construcción
Este acompañamiento en torno al pro- de utopías, ya que, entre otras cosas,
ceso investigativo se desarrolla, en espe- puedo destacar y coincidir con los auto-
cífico, paso a paso como una reflexión res de dichos capítulos en que el desa-
problemática respecto de los formatos o rrollo de cada investigación es forma y
modalidades de las historias de vida como contenido, y contribuye de manera de-
discurso, metáfora, cronotopo, utopía, cisiva al despliegue de nuevas identida-
recurso pedagógico, autoetnografía, par- des. Existe un antes y después en la
ticipación social o identidades mediáticas, construcción de una historia de vida en
entre otras posibilidades de este tipo de el que la relata y en quien la escribe, al
investigación De manera que, además aproximarse a nuevas explicaciones,
de proporcionarnos una clasificación ge- grados de conciencia de los protagonis-
nealógica de las formas de biografía, ac- tas de autoconocimiento de sus procesos,
cedemos a una categorización por las de sus trayectos y de las rutas que han
historias de vida de acuerdo con sus fina- desarrollado; pero sobre todo de la ex-
lidades, a partir de una construcción dis- plicación de lo vivido al convertirnos en
cursiva o participación social, desde su geólogos de las capas de experiencia
uso como metáfora o como recurso de en las que se sintetizan las montañas
autoetnografía. Por eso no es casual que de nuestra vida, por ser los físicos que
los capítulos 4 y 8 estén escritos en coau- explican nuestras narrativas y las ener-
toría por Carles Feixa y diversos acadé- gías que nos habitan, sus intercambios
micos y profesionales que han puesto al y transformaciones; por ser alquimista
centro la experiencia de construcción de que intenta dar cuenta del surgimiento
Reseñas 111
E
ste libro puede ubicarse en un las acciones de resistencia. Como señala
universo de publicaciones muy el autor, en el siglo xxi se intensificaron
recientes que, dentro de un con- los procesos de pillaje en América Lati-
junto de diferentes miradas y enfoques na emprendidos por corporaciones glo-
teóricos, nos muestra una radiografía bales y empresas nacionales en alianza
desgarradora de la barbarie contempo- con los gobiernos nacionales y locales.
ránea del capitalismo y sus demonios. Estos procesos que agudizaron el saqueo
Me refiero a las obras de Víctor Manuel y la creciente respuesta organizada de
Toledo, Ecocidio en México: la batalla los pueblos, han llevado a que Carlos
final es por la vida;1 de Mina Lorena Rodríguez analice las nociones de terri-
Navarro, Luchas por lo común. Antago- torio y territorialidad. Las primeras,
nismo social contra el despojo capitalis- ligadas a los procesos históricos, cultu-
ta de los bienes naturales en México,2 y rales y simbólicos que se han construido
a lo largo del tiempo por los habitantes El autor señala algunos elementos
de un sitio; las segundas, una forma de del sistema económico capitalista que
imposición de significados y aprovecha- resultan relevantes para entender la
mientos realizados por ajenos. causalidad de la lógica del propio capital,
Para acercarnos a los complejos pro- que lo impulsa sobre territorios campe-
cesos que se están llevando a cabo en los sinos e indígenas como una forma con-
diferentes territorios, el autor ha echado temporánea de acumulación. De esta
mano de elementos teóricos de la geo- manera, el neoextractivismo se nos pre-
grafía crítica y de la sociología política, senta como una forma agresiva y reno-
configurando un enfoque desde la geopo- vada de despojo, pero el autor prefiere
lítica del desarrollo local, a partir del hablar de “territorialidad extractivista”
cual se pueden analizar las formas en como un proceso de despojo y destrucción
que los actores locales pueden impulsar del territorio. Al hacer un análisis de las
una direccionalidad y construir futuros dinámicas del capital en un espacio dado
a pesar de las grandes desigualdades. y de su expresión en las disputas terri-
En el primer capítulo se argumenta toriales, se configuran campos de conflic-
que la llegada al siglo xxi ha estado mar- to caracterizados por la apropiación de
cada por una amplia gama de movimien- bienes naturales, por el control y domi-
tos locales y regionales centrados en la nio de infraestructura y medios de re-
defensa comunitaria del territorio. Nos producción.
recuerda que, en los últimos 10 años, se En el libro, el autor identifica cinco
han documentado al menos 60 casos de modelos de despojo a través de los cuales
conflictos socioterritoriales en el capí- se entroniza el capital en los territorios:
tulo “México del Tribunal Permanente 1) El modelo de crecimiento urbano,
de los Pueblos (tpp) y la Asamblea Na- que se fundamenta en la moderna dico-
cional de Afectados Ambientales (anaa)”. tomía capitalista que distingue lo rural
Al respecto, cabe mencionar que el con- y lo urbano. En el siglo xix lo urbano se
teo que hace Víctor Manuel Toledo es consolidó como la tendencia dominante
más escalofriante, pues identifica 450 del poder y de la acumulación, del pres-
conflictos socioambientales hasta fe- tigio social, de la civilización frente a lo
brero de este año.5 arcaico. Señala el autor que “en esta fase
En estos procesos de lucha se hicie- capitalista neoliberal globalizada, la
ron evidentes visiones contrapuestas, confrontación entre el modelo de creci-
así como diferentes formas de concebir miento urbano y las formas de producción
un mismo territorio, que se nos muestran y organización campesina e indígena se
como una categoría que va más allá de acentuó” (p. 60).
su dimensión geográfica, hace que su Hoy por hoy se incentiva el crecimien-
comprensión dependa del análisis de los to de las ciudades, que centralizan y
procesos sociales que se generan en su concentran servicios, productos, merca-
torno. dos y fuerza laboral, “transformándose
en nodos de la globalización”. La desva-
lorización de la forma de vida campesi-
5
La Jornada, 10 de febrero de 2016.
Reseñas 113
na frente al modelo urbano es uno de los latitudes del país. El aumento en el pre-
componentes que nos permiten entender cio de los metales, especialmente oro y
el engranaje del despojo urbanícola. plata en la primera década del siglo xxi,
La tendencia expansionista de la ur- ha potenciado el acelerado y violento auge
banización hacia las zonas conurbadas de esta industria extractiva.
avanza gracias al precio diferencial de La extracción de oro es tan rentable
la tierra rural frente a la urbana. Precios que los altos costos de operación son so-
bajos y campesinos presionados por las portables incluso en yacimientos donde
condiciones económicas y políticas se ven se pueden encontrar apenas 0.3 gramos
de repente en la posibilidad de malba- por tonelada. Rodríguez nos explica el
ratar sus tierras a las grandes inmo- auge de las empresas trasnacionales mi-
biliarias que imponen un modelo de neras y su expansión en países en los
hábitat masificado que moldea una for- que las políticas fiscales y los marcos
ma específica de vida. legislativos facilitan su operación; pero,
Un campo de conflicto que identifica además, nos muestra la manera cómo
el autor en este modelo es la disputa por operan, la fuerza de infantería constitui-
recursos estratégicos entre la urbe y el da por pequeñas empresas que utilizan
campo, principalmente el agua potable. para abrirse camino en el entramado
En múltiples zonas del país podemos político, social y jurídico que han de tran-
observar conflictos derivados del despo- sitar para posicionarse en un territorio.
jo, legal o ilegal, del líquido vital, a las Estas empresas, dice Rodríguez, se
comunidades campesinas para abastecer encargan de explorar, realizar prospec-
los enclaves residenciales en zonas pe- ciones y conseguir concesiones, corromper
riféricas de las grandes metrópolis. Ix- autoridades y coaccionar a campesinos
tapaluca, Chalco, Tecamac son casos para obtener permisos de extracción. De
emblemáticos de este modelo de despojo los 1 160 proyectos que reporta el autor
en la zona centro del país, pero lo mismo en el país, 870 son de empresas extran-
podemos observar en Tuxtla Gutiérrez, jeras, y explotan sobre todo oro, cobre,
Querétaro o Nuevo León. plata, plomo y manganeso. La mayor
2) El segundo modelo analizado es el parte de estos proyectos, en la actualidad,
extractivismo minero. Carlos Rodríguez se encuentran en fase de exploración; es
nos recuerda que esta actividad no es decir, se encuentran en el conflictivo
reciente en nuestro país. Diversas ciu- proceso que implica negociar con los
dades coloniales surgieron y crecieron dueños del suelo y subsuelo, gestionar
en torno a la explotación subterránea, los permisos y monitorear la calidad y
artesanal, labor que ha sido parte sus- volumen potencial de los yacimientos.
tancial de la configuración de la nación El autor argumenta que hacia fines
mexicana. Las modificaciones neolibe- del 2014 se habían expedido 44 623
rales a las leyes agraria y minera de la concesiones de exploración y explotación,
década de 1990, han allanado el camino que se traducen en 36 millones de hec-
para que el desarrollo de este modelo se táreas, superficie que representa 20%
imponga a un ritmo acelerado en varias del territorio nacional. Al respecto, en
114 Reseñas
la obra de Rodríguez se encuentra una debido a que por una movilización efec-
exhaustiva y detallada descripción de tiva se logró detener la operación del
las empresas a las que se han adjudica- proyecto minero de la empresa china JDC
do proyectos mineros, así como los me- Minerales.
canismos que utilizan para penetrar en 3) El desarrollo turístico de enclave
localidades de campesinos, pero también es uno más de los modelos que se han
una interesante tipología de las disputas impuesto en nuestro país en las últimas
que se desataron por esta actividad eco- décadas. Inmobiliarias, constructoras,
nómica: desde la resistencia de los luga- cadenas hoteleras, desarrolladoras re-
reños que confrontan directamente a las sidenciales, clubes deportivos, restau-
empresas para expulsarlas de la zona rantes, marinas náuticas, balnearios y
de explotación, una vez que se han ins- otros, están transformando la belleza
talado; las acciones que se organizan para escénica del paisaje en zonas costeras,
anticiparse a los intentos empresariales que podemos observar en múltiples zonas
por extraer minerales del subsuelo, has- rurales. Este tipo de terreno está apa-
ta los grupos que no luchan por detener rejado a un modelo de desarrollo turís-
la minería, pero tratan de negociar una tico basado, como señala Rodríguez, en
mejor redistribución de las utilidades así el consumo de masas, sobre todo en lu-
como los costos ambientales del extrac- gares de alto impacto paisajístico. Estos
tivismo. Al respecto, se citan casos como desarrollos han significado, también, una
los de San José del Progreso y Calpulalpan nueva modalidad de despojo para las
de Méndez en Oaxaca; Chicomuselo y comunidades campesinas, considerando,
Mototzintla en Chiapas; la Costa-Mon- sobre todo que México tiene más de 11 000
taña, Mezcala y Cocula en Guerrero; kilómetros de litoral, así como un im-
Tlamanca, Ixtacamaxtitlán y Tlatlahui- portante número de comunidades coste-
quitepec en la Sierra Norte de Puebla, ras y de pescadores ribereños.
entre otros. El autor analiza la disputa que tiene
Casi al finalizar el capítulo, el autor lugar por el dominio de las playas en Baja
analiza de manera más detallada los California Sur, tanto en Loreto, Los Ca-
casos de Mezcala y Tlamanca, que por bos y La Paz, así como en Parque Nacio-
diversas razones son paradigmáticos en nal Cabo Pulmo; y la Isla de Holbox,
la geopolítica del extractivismo minero, Quintana Roo, que forma parte del Área
ya que la empresa canadiense Gold Corp., de Protección de Flora y Fauna Yulum
en el primer caso, logró imponerse y la Balam, donde ahora se construye un de-
comunidad se ha movilizado para obte- sarrollo que amenaza con despojar de sus
ner un pago mayor por la renta de las posesiones a los ejidatarios. Este tipo de
tierras. Cabe señalar que los impactos proyectos en las zonas costeras afectan
ambientales y en la salud que ha gene- no sólo a los pobladores locales en sus
rado esta empresa son terribles a 11 actividades productivas, sino que priva-
años de operación. En cuanto a Tlamanca, tiza tierras y aguas costeras, accesos de
el segundo caso, estamos frente a un playa y para la pesca, y destruye hume-
proceso “exitoso” hasta el momento, dales, manglares y arrecifes.
Reseñas 115
marco de las relaciones de poder, el au- nerse, también los procesos de resisten-
tor recurre primero a Foucault para cia de las comunidades. No se trata de
recordarnos que donde existen estas un “no” a lo que desde arriba nos dicen
relaciones de poder, también existen que es el desarrollo y el progreso, sino
prácticas diversificadas de resistencia, de un “no” que, al mismo tiempo, afirma
y después a Raffestin, que señala que en la práctica un modo de vida campe-
un territorio es la manifestación espacial sino que se funda en lo comunitario,
de estas relaciones de poder. aunque muchas veces esta modalidad
La resistencia es entendida acá como se encuentra hecha jirones por la migra-
una forma de entender el proceso de ción o por la ruptura del tejido social que
construcción de una territorialidad es- provocan las empresas.
pecífica. Pero la resistencia, según nos En las conclusiones, el autor señala
deja ver Rodríguez en su análisis, no sólo que: “El panorama del despojo rural es
es por un territorio específico, por una un proceso constante que se expresa en
superficie terrestre, por un recurso es- una diversidad de formas de expoliación
caso, sino por un modo de vida y por la y de intensidades variables”. Pero exis-
vida misma. La posibilidad de reproduc- ten otras formas de saqueo que el autor
ción de la vida comunitaria, humana y deja abiertas para futuros análisis, como
no humana se encuentra en el centro de la mercantilización de la vida vinculada
la resistencia: defender la vida desde la a la biopiratería, la privatización del
vida misma, frente al capital que se tra- espectro radioeléctrico, la explotación de
duce en la muerte entrópica de todo lo hidrocarburos, o la trata de personas, el
que toca y transustancializa. secuestro, la violencia homicida del nar-
No sólo el buen vivir se convierte en cotráfico que secuestra de formas dife-
aquello que se enfrenta al modelo de rentes a buena parte de la población.
desarrollo dominante, sino lo hace la Advierte de la necesidad de reconocer
simplicidad y complejidad del vivir en que estos modelos responden a una mis-
sí, que se encuentra amenazado en estos ma lógica de acumulación de capital,
tiempos por demás oscuros. El autor aunque se muestren por separado. En
señala que nos encontramos en una fase el contexto de una tasa media de ganan-
compleja y emergente del movimiento cia decreciente que caracteriza al capital
campesino indígena, centrada en la de- productivo industrial, el extractivismo
fensa comunitaria del territorio, con abre para el capital la posibilidad de
fuertes conexiones con lo que pasa en obtener ganancias extraordinarias.
diversas partes del mundo, sobre todo Sin embargo, considera Rodríguez que
en América Latina, donde no pocos pue- es necesario precisar que el despojo en
blos y comunidades enfrentan procesos sí es un mecanismo de acumulación,
de despojo y neoextractivismo. pero no la esencia, pues se requieren
El énfasis en la geopolítica del desa- condiciones mínimas de utilidad y renta
rrollo local que se despliega en este libro de estos recursos insertados en el mer-
permite, a nuestro juicio, visualizar no cado capitalista. Todo esto no sería po-
sólo los intentos del capital por impo- sible sin el Estado mexicano como aliado:
118 Reseñas
EXCELENCIA Y ORIGINALIDAD
Nueva Antropología ha sido aceptada en el Índice de Revistas Mexicanas de
Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt, por lo que los trabajos pu-
blicados tienen un peso curricular significativo. Es una revista que recibe con
gran interés las colaboraciones de investigadores en ciencias sociales, tanto
nacionales como extranjeros.
COMPROMISO
Los trabajos deben ser originales en español, de preferencia resultado de in-
vestigación teórica o empírica, y abordar temas de ciencias sociales, en par-
ticular de antropología.
El autor(a) debe comprometerse con la revista Nueva Antropología a no some-
ter simultáneamente su artículo a la consideración de otras publicaciones en
español.
DICTAMEN
Todos los trabajos serán revisados por dos dictaminadores anónimos y evalua-
dos por el Consejo Editorial. Los autores conocerán el resultado del arbitraje
por la vía más rápida.
PROYECTOS TEMÁTICOS
La revista también acepta proyectos para números temáticos. La propuesta
deberá contener un texto relativo al tema del proyecto de 500 palabras, aproxi-
madamente, y un listado de los artículos con los datos de los autores, así como
un resumen de cien palabras de cada artículo. Los proyectos serán evaluados
por el Consejo Editorial.
ENVÍO DE MATERIALES
Los textos y otros materiales para publicación deberán ser enviados a:
[email protected] o [email protected]
Facebook: REVISTA NUEVA ANTROPOLOGÍA
Silvia Gómez Tagle, directora
Celia Tapia y Brenda Perea, secretarias
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120 Política editorial
NORMAS EDITORIALES
e) CITAS EN EL TEXTO
Entre paréntesis, el apellido del autor y el año de publicación de la obra, dos
puntos, y las páginas correspondientes:
…en sus aspectos teóricos y metodológicos (Giddens, 1995: 143-152)
O bien:
…en estos aspectos seguimos a Giddens (1995: 143-152)
CITA DE LIBRO
Apellido, Nombre (año de edición) [entre paréntesis], Título de la obra [en
cursivas], número de edición, Lugar, Editorial, número de la página o de las
páginas citadas.
Ejemplo:
Giddens, Anthony (1995), La constitución de la sociedad: bases para la teoría de
la estructuración, Buenos Aires, Amorrortu.
Ejemplo:
Zepeda Patterson, Jorge (1989), “Limites et possibilités de l’identité territoria-
le au Mexique”, en J. Revel-Mouroz (coord.), Pouvoir local, régionalismes,
décentralisation: enjeux territoriaux et territorialité en Amérique Latine, Pa-
rís, iheal, pp. 95-104.