Protegerse en El Valle de México: Producción de Dispositivos, Servicios e Imaginarios de Seguridad

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 130

91

Protegerse en el Valle de México:


producción de dispositivos, servicios
e imaginarios de seguridad

• Guénola Capron, Coproducción de la seguridad pública en


urbanizaciones cerradas del Valle de México • Claudia C. Zamorano
Villarreal, Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la
renovación urbana en la Ciudad de México? • Arturo Díaz Cruz,
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e
inseguridad en Tepito • Vicente Moctezuma Mendoza, El resguardo
violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad
en el espacio popular • Juan José Atilano Flores, El sacrificio como
alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos • Adriana Terven
Salinas, Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro,
México

VOL. XXXII, NÚM. 91, JULIO-DICIEMBRE DE 2019 ISSN 0185-0636


91
Protegerse en el Valle de México:
producción de dispositivos, servicios
e imaginarios de seguridad
Dirección
Silvia Gómez Tagle

Consejo de redacción
Raúl Nieto, Xóchitl Ramírez, Emanuel Rodríguez, Mechthild Rutsch, María Josefa
Santos, Héctor Tejera.

Consejo editorial
Alejandra Aguilar, Jorge Alonso, Lourdes Arizpe, Steffan Igor Ayora Díaz, Carmen
Bueno Castellanos, Edith Calderón Rivera, Alicia Castellanos, Rodrigo Díaz Cruz, José
del Val, Carles Feixa Pámpols, Anna Fernández Poncela, Carlos Garma, Turid Hagene,
Esteban Krotz, Gilberto López y Rivas, Eduardo Nivón, Marisol Pérez Lizaur, Xóchitl
Ramírez, Patricia Ravelo, María Teresa Romero Tovar, Mauricio Sánchez Álvarez,
Sergio Sánchez Díaz, Pablo Semán, Nitzan Shoshan, Karine Tinat, Gabriela Vargas
Cetina, Claudia Ytuarte-Núñez, Claudia Zamorano.

Consejeros honorarios
Luis H. Barjau, Erwin Stephan Otto, Adrián García Valadés.

Asociación Nueva Antropología, A. C., publica Nueva Antropología

Instituciones que apoyan Nueva Antropología, A. C.


Instituto Nacional de Antropología e Historia; Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social; Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Instituto
de Investigaciones Jurídicas, unam.

Coordinadores del número


Claudia C. Zamorano Villarreal y Vicente Moctezuma Mendoza

Secretaría técnica
Celia Tapia Alto
Brenda Perea Estrada

Producción y cuidado editorial


Subdirección de Publicaciones Periódicas, cnd-inah

Ilustración de portada
Xilografía de Alejandro Alvarado Carreño

Publicación semestral
Certificado de licitud de título y contenidos números 2059 y 1291
Reserva de título número: 37286
Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de los autores

Impresa y hecha en México


Tiro: 1 000 ejemplares
Talleres gráficos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Av. Tláhuac 3428,
Col. Los Reyes Culhuacán, C. P. 09800, Ciudad de México.
vol. XXXiI, núm. 91 México, julio-diciembre de 2019

Sumario

Editorial 5

Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas


del Valle de México
Guénola Capron 10

Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana


en la Ciudad de México?
Claudia C. Zamorano Villarreal 26

Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad


en Tepito
Arturo Díaz Cruz 44

El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción


de seguridad en el espacio popular
Vicente Moctezuma Mendoza 59

El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos


Juan José Atilano Flores 77
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México
Adriana Terven Salinas 93

Reseñas bibliográficas

Carles Feixa, La imaginación autobiográfica. Las historias de vida


como herramientas de investigación, Barcelona, Gedisa (Herramientas
Universitarias), 2018
Eurídice Sosa Peinado 108

Carlos Rodríguez Wallenius, Geopolítica del desarrollo local. Campesinos,


empresas y gobiernos en la disputa por territorios y bienes naturales
en el México rural, México, uam /Ítaca, 2016
Milton Gabriel Hernández García / Alejandra Olvera Carbajal 111

Política editorial 119

Novedades editoriales 123
Editorial

E
n todo el mundo, la inseguridad, como problema social, se ha vuel-
to un tema central en un contexto neoliberal donde el crimen y la
violencia escalan en términos cualitativos y cuantitativos. Al mis-
mo tiempo, pero no en una relación causal directa y simple, los temores
y las incertidumbres de la población también se han incrementado, ha-
ciéndose, además, más difusos e inmanejables.1 Así, criminalidad, temor
y neoliberalismo son tres de los principales elementos que van cons-
truyendo nuevos regímenes de seguridad en los que la población toma un
papel protagónico en la producción de dispositivos, servicios e imagina-
rios de seguridad.
En el caso de México, la encuesta de victimización de 2018 muestra
que la inseguridad representaba la principal preocupación de 64.9%
de los mexicanos mayores de 18 años, de 78.3% de los capitalinos y de
75.9% de los mexiquenses. En estas entidades, esa inquietud va muy por
encima de rubros como la corrupción, impunidad, aumento de precios y

1 
Véase a Zygmunt Bauman (2010), Vida de consumo, Buenos Aires, fce, 205 pp.
6 Editorial

desempleo, cuyas menciones rondan entre 30 y 37%.2 Sin embargo, si


bien estas cifras pueden vincularse con el crecimiento de la violencia
criminal que se ha vivido en el país en las últimas tres décadas, el au-
mento de la percepción de inseguridad no mantiene una relación directa
con el incremento de la criminalidad. Primero, porque los medios de co-
municación y la legitimidad del Estado juegan un papel importante en la
regulación de los sentimientos de inseguridad. Segundo, porque el lugar
que ocupa la inseguridad frente a la criminalidad, dentro de las preocu-
paciones sociales actuales, no puede desvincularse de transformaciones
locales y globales más amplias asociadas a transformaciones neolibera-
les que han reconfigurado los imaginarios previos sobre la (in)seguridad
(en el contexto de los estados de bienestar), así como de las formas de
entender las relaciones y responsabilidades entre el mercado, la sociedad
y el Estado.
Pese a la importancia que, en la actualidad, los gobiernos conceden a
la vigilancia y el control a través del gasto público y el despliegue de poli-
cías y diversos agentes armados, así como el desarrollo de infraestructu-
ras de vigilancia altamente tecnificadas, las acciones de seguridad no se
contienen en manos estatales. Haciendo evidente la disolución de una
frontera sociedad-Estado, la prensa y la vida cotidiana permiten obser-
var múltiples formas en las que la sociedad hace frente a la inseguridad
y a la violencia criminal, mismas que nos invitan a considerar con dete-
nimiento el término protegerse, verbo en sentido reflexivo donde el sujeto
es también el objeto de la acción.
Se puede identificar un amplio abanico de respuestas en función de
los recursos movilizados y su carácter individual o colectivo: por un lado,
están las respuestas que transitan por el mercado, en el que prolifera la
oferta de servicios y los dispositivos de seguridad con tecnología de punta
en manos de agencias privadas, registrados de manera formal ante
las autoridades públicas; sin embargo, también podemos encontrar la
producción de dispositivos más bien artesanales para autoconsumo,
así como la organización de guardias privadas de carácter informal o
la aplicación de mecanismos de resguardo arraigados en las culturas
barriales. Por otro lado, observamos que gran parte de las respuestas a
2
  inegi (2018), Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobres Seguridad Pública
(Envipe), población de 18 años y más por entidad federativa y temas que generan mayor preo-
cupación según la percepción de la población entre marzo y abril del 2018.
Editorial 7

la inseguridad son individuales, pero en el resto se recurre a las redes


sociales y distintas formas de coordinación y autoorganización vecinal.
Además, es importante señalar que estas acciones no se excluyen entre
sí, sino que se articulan de forma diversa y ofrecen configuraciones y
estrategias complejas, que comprenden, también, en muchos casos, los
servicios y dispositivos ofrecidos por los gobiernos.
Entre una variedad de prácticas de este tipo observadas en el marco
del Proyecto de Ciencia Básica Conacyt “Privatización de la seguridad
pública en espacios metropolitanos: retos institucionales, sociales y terri-
toriales” (256241), el presente número temático de Nueva Antropología
explora las diferentes acepciones del término “protegerse”. Con ello invi-
ta a discernir sobre los mecanismos puestos en práctica desde la sociedad
para enfrentar por sí misma los problemas de inseguridad, esto median-
te el análisis de la producción de dispositivos, servicios e imaginarios de
protección en cuatro realidades contrastantes de la Zona Metropolitana
de la Ciudad de México.
Guénola Capron encuadra su estudio entre diferentes modelos de
seguridad pública implementados tanto en países desarrollados como
en vías de desarrollo. Esto le permite analizar los mecanismos de ges-
tión y de coproducción de este servicio entre los gobiernos de Atizapán
de Zaragoza y el del Estado de México, junto con una asociación de ve-
cinos de clase media alta y alta. Sobresale que estos mecanismos res-
ponden a las lógicas de gestión neoliberal y muestra que este modelo de
coproducción (incluso si se realiza por las vías formales, como es la as-
piración de muchos gobiernos) conduce a profundas contradicciones
sociales y, en especial, a la institucionalización de las lógicas de frag-
mentación socio-espacial.
Claudia Zamorano también analiza las prácticas urbanas de las cla-
ses media alta y alta para procurarse protección. Empero, ella se enfoca
en la “ciudad central”, en específico, en el sur de la Alameda Central,
espacio sometido a un intenso proceso de renovación urbana y gentri-
ficación desde hace 20 años. Sostiene que estos procesos no serían
posibles sin una fuerte inversión pública y privada en materia de segu-
ridad, además de que la autora analiza las contradicciones y tensiones
que este cóctel de procesos genera sobre un procedimiento poco estudia-
do en México: la abundante oferta de vivienda temporal en la ciudad
central mediante los sistemas globales de Airbnb y similares, los cuales
8 Editorial

ejercen una presión sobre el mercado inmobiliario y revelan una nueva


cara del proceso de gentrificación.
En un texto adicional sobre la ciudad central, se observa un polo dife-
rente de la realidad social: Arturo Díaz Cruz estudia las tensiones entre
los habitantes, la policía pública, y un grupo de “vigilantes” creado por
una asociación de comerciantes del barrio de Tepito, con el fin expreso de
protegerse y proteger a sus clientes ante los constantes robos en la zona.
Díaz Cruz se apoya de herramientas de la antropología semiótica con
la finalidad de mostrar la porosidad de las fronteras entre lo público y lo
privado, así como las profundas contradicciones que esto conlleva en
materia de seguridad pública y justicia social.
Por último, Vicente Moctezuma también estudia un barrio popular de
la ciudad central, la Merced. Él analiza la forma en la que vecinos del
lugar, dando respuestas violentas a actos criminales, logran no sólo
detener agresiones en curso, sino establecer, para determinados indivi-
duos y redes de individuos, ciertas condiciones de protección frente a ac-
tos criminales futuros, en la medida que su violencia permanece
potencialmente. No obstante, este resguardo, frágil por diversos motivos,
depende de la posesión directa o indirecta de capital violento, que circula
en tramas relacionales fragmentadas y de extensión difusa; su efectivi-
dad está sujeta al reconocimiento de la posesión de dicho capital; además
de que se trata de formas de acciones enmarcadas en una economía mo-
ral de la violencia.
De este modo, el dosier que sostiene en sus manos ofrece, en el conjun-
to de sus artículos, una aproximación amplia, desde las especificidades
etnográficas, a las formas en que los actores sociales del Valle de México
producen condiciones de protección frente a la criminalidad. En estos
cuatro artículos se aprecian distintas y desiguales estrategias, formas y
lógicas de acción, en las que se perciben diversas maneras de articulación
de los actores sociales entre sí, así como una desigual vinculación tanto
con las instituciones de seguridad pública y diversos actores estatales,
como con el mercado; finalmente, permiten reconocer los múltiples inte-
reses privados y públicos que se involucran en la producción de seguri-
dad, así como la inestabilidad y deslizamiento de sus significados.
Lejos del tema central de este número, se incluyen dos textos que sus
autores enviaron espontáneamente a la redacción de la revista, pero que
abordan temas de interés para la disciplina antropológica, entre ellos el
Editorial 9

artículo de Juan José Atilano, “El sacrificio como alimento, perspectiva


etnográfica de los mixtecos”, que examina la relación que existe entre el
sacrificio y la noción de alimento indígena en la comunidad de Cahua-
tache, Guerrero. En este lugar, el alimento es percibido como un regula-
dor de las relaciones entre lo humano y lo no-humano. A través del
sacrificio de animales domésticos se escenifican las relaciones de recipro-
cidad alimenticia derivada del compadrazgo por alianza entre grupos
patrilocales, por lo que el autor pudo constatar que las relaciones de
parentesco entre los mixtecos responden a una construcción sociocul-
tural, más que a los vínculos de consanguinidad.
Por otra parte, se encuentra el trabajo de Adriana Terven Salinas,
“Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México”,
en el que analiza las prácticas y la resolución de problemas que se susci-
tan en la comunidad ñäñho (otomí) de Santiago Mexquititlán, ubicada al
sur del estado de Querétaro. Esta investigación destaca el uso peculiar
de prácticas culturales que permiten que la localidad no utilice el siste-
ma normativo convencional para solucionar las dificultades o conflictos
colectivos que se presentan, sino que, en su cotidianidad, se reproducen
prácticas culturales que dan legalidad a las problemáticas locales.
COPRODUCCIÓN DE LA SEGURIDAD PÚBLICA
EN URBANIZACIONES CERRADAS DEL VALLE DE MÉXICO

Guénola Capron*

Resumen: El objetivo del presente trabajo es explicar cómo se conforma el servicio de seguridad
pública en un sector de urbanizaciones cerradas de clases media alta y alta de la Zona Metropo-
litana del Valle de México, quiénes son los actores que intervienen y cuáles son los alcances
sociales y territoriales de este tipo de gestión de la seguridad. Con base en entrevistas y revi-
sión hemerográfica, encontramos que, al contrario de lo que se plantea para las urbanizaciones
cerradas, estamos presenciando no tanto una privatización del servicio, sino una coproducción
de la seguridad en la cual los vecinos tienen un papel protagónico. Sin embargo, en este model-
o de coproducción, los residentes no son iguales, ya que no todos los actores privados poseen los
mismos recursos económicos y políticos para organizar su seguridad, lo que genera mayores
desigualdades territoriales.

Palabras clave: urbanizaciones cerradas, vecinos, coproducción de la seguridad pública, Ciudad


de México.

Joint Public Security


in Gated Neighborhoods in the Valley of Mexico
Abstract: The objective of this work is to explain how public security services are set up in a sec-
tor of gated upper-middle- and upper-class neighborhoods of the Metropolitan area in the Val-
ley of Mexico. It analyzes the actors in these systems and the social and territorial magnitude
in this kind of security management. Based on interviews and reviews of the print media, we
found that, in contrast to what is expected for gated neighborhoods, we are witnessing not so
much a privatization of the service, but rather a joint production of security in which the neigh-
bors play a crucial role. However, in this model of co-production, residents are not equal, since
not all of the private actors have the same economic and political resources for organizing their
security, thus producing greater territorial inequality.

Keywords: gated neighborhoods, neighbors, joint public security, Mexico City.

* Universidad Autónoma Metropolitana-


Azcapotzalco. Línea principal de investigación:
seguridad, espacio público, movilidad cotidiana.
Correo electrónico: [email protected]

10
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 11

INTRODUCCIÓN coproducción de la seguridad. Al res-


pecto, mostraré, primero, el peso que

L
a expansión de la seguridad a han adquirido las asociaciones de
cargo de compañías privadas se residentes en la gestión de los sectores
asocia, en general, con el desa- de urbanizaciones cerradas de clases
rrollo de urbanizaciones cerradas que media alta y alta en América Latina,
se ubican en zonas habitadas por ciu- luego identificaré a los actores que
dadanos de las clases media alta y alta. coproducen la seguridad pública en el
En particular, en las periferias adine- subcontinente, y por último, estable-
radas de las ciudades en América ceré una comparación con otros mo-
Latina (véase, entre otros, Borja y Muxí, delos de coproducción en países del
2000: 59). Si bien mucho se ha dicho norte y sur, y analizaré la configuración
acerca de las nuevas formas de expan- de actores, los alcances sociales y te-
sión urbana y de sociabilidad que rritoriales de esta coproducción en el
implica este tipo de urbanizaciones contexto de Zona Esmeralda. Cuando,
cerradas, poco se sabe, al menos en a lo largo de la historia, el Estado ha
Latinoamérica, sobre las formas de tenido el “monopolio de la violencia
gobernanza urbana basadas en la legítima” (Weber, 2007 [1919]), desde
emergencia de la figura del vecino- hace unas tres décadas toman fuerza
propietario como actor de la producción nuevos protagonistas, estatales y no
de la ciudad. En particular, los vecinos estatales, en la producción de la segu-
con alto poder adquisitivo están cada ridad, mediante dispositivos legales y
vez más asociados a la producción de acuerdos formales o informales con los
la seguridad pública, si no es que, a gobiernos, lo que llamamos coproduc-
raíz de la ineficacia percibida de los ción de la seguridad pública.
gobiernos y la desesperación frente a Los datos de campo se apoyan en
situaciones delictivas, ellos mismos un trabajo realizado entre 2007 y 2018
toman la iniciativa de generar su se- en Zona Esmeralda, apoyados con en-
guridad. trevistas a residentes, actores clave y
En el caso de un conjunto de urba- observaciones directas, así como de
nizaciones cerradas de clases media una revisión hemerográfica en perió-
alta y alta del noroeste de la Zona dicos locales y estatales.
Metropolitana del Valle de México
(Zona Esmeralda, caracterizada por LA GESTIÓN DE LAS
formas aparatosas y capas de protec- URBANIZACIONES CERRADAS
ción múltiples), busco analizar cómo EN AMÉRICA LATINA
se reconfigura la prestación del servi-
cio de seguridad y cómo se construyen Poco se sabe de la gestión de las ur-
acuerdos entre el municipio y las aso- banizaciones cerradas en América
ciaciones de vecinos; es decir, cómo se Latina y del papel que cumplen las
crea una nueva gobernanza. Esto agrupaciones de vecinos en ella, en
deriva en una forma sui generis de particular en lo referente al servicio
12 Guénola Capron

de seguridad. Las urbanizaciones ce- La figura jurídica de la Asociación


rradas que se administran bajo la fi- Civil constituye a los vecinos en su-
gura del condominio privado, llegan jeto político y les permite extraer sus
a tener organizaciones sociopolíticas, reivindicaciones del orden meramen-
como las asociaciones de colonos, que te vecinal, otorgándoles la capacidad
actúan “casi como gobiernos privados”, de negociar con el municipio o el
de acuerdo con la idea de McKenzie Estado federal (Boudreau, Capron y
en el caso de Estados Unidos (1994). García, 2006: 227).
En efecto, regulan de manera legal y
contractual la vida de los conjuntos Las asociaciones de colonos, en
cerrados a través de reglamentos in- urbanizaciones grandes como Santa
ternos, lo que refleja una tendencia Fe en la Ciudad de México, Zona Es-
neoliberal de la gestión urbana. Cuen- meralda en Atizapán de Zaragoza, o
tan con una mesa directiva y, para las Barra da Tijuca en Río de Janeiro,
más grandes, comisiones temáticas, llegan a concentrar un poder signifi-
de seguridad, medio ambiente, servi- cativo. En la última ciudad menciona-
cios públicos urbanos, uso de suelo, da, la Cámara Comunitaria de Barra
etc.1 Por ejemplo, la Asociación de de Tijuca, la federación de las mesas
Colonos de Condado de Sayavedra hace directivas de los condominios cerrados
alarde de sus funciones, y las asociaciones de colonos, creada
en 1992, pesa tanto en las decisiones
[…] atención y coordinación de los del municipio de Río de Janeiro que
servicios de seguridad en el fraccio- llegó a tener un alcalde a la cabeza
namiento, el mantenimiento en bue- del ayuntamiento, Cesar Maia, habi-
nas condiciones de la infraestructura, tante y ex administrador del condo-
la promoción de la convivencia social minio cerrado Novo Leblon (1993-1996,
y cívica de la comunidad, la realiza- 2001-2004, 2005-2008) (Boudreau,
ción del desarrollo urbano, la imagen Capron y García, 2006: 228). Es para-
y la ecología, la difusión y la infor- digmático el caso de la Asociación de
mación oportuna de las actividades, Colonos Zedec Santa F,3 que reúne
eventos, proyectos e iniciativas, así empresas y corporativos —muchos de
como la administración de las cuotas ellos transnacionales—, instituciones
y aportaciones de los colonos.2 educativas, centros comerciales y re-
sidentes de desarrollos habitacionales.
Fue creada en 1994 en la nueva cen-
1
  El caso de Novo Leblon en Río de Janeiro
tralidad de Santa Fe ubicada en el
lo documentan Boudreau, Capron y García poniente del Distrito Federal (ahora
(2006), y el de las Asociaciones de Colonos de
Interlomas en Huixquilucan González Ortiz
(2009). 3
  Para el análisis de esta asociación, nos
2
  Véase liga de la Asociación de Colonos de basamos en el capítulo de Adriana Aguayo (2015).
Condado de Sayavedra recuperada en: <http:// Por cierto, Zedec significa “zona especial de
www.acsayavedra.mx/>. desarrollo controlado”.
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 13

Ciudad de México), integra en el po- Asociación, permitiéndoles mantener


lígono de Santa Fe a grandes corpo- su influencia sobre los proyectos de la
rativos y universidades privadas y se zona. Durante mucho tiempo, el ver-
ha beneficiado durante una larga dadero poder recayó en la Asociación
época de un arreglo ventajoso, ya que de Colonos Zedec Santa Fe, que conta-
la firma de un Convenio de Aportación ba con una mesa directiva, un presi-
con el Gobierno del Distrito Federal dente, un vicepresidente y ocho comités
(gdf) en 2004 le permitió “velar por el de apoyo. Adriana Aguayo (2015)
cumplimiento del Plan Maestro de habla de una privatización de la ad-
Santa Fe […], ejercer y comprobar los ministración de una porción de la ciu-
recursos económicos” aportados por el dad en favor de los “colonos” (2004-2013)
gdf, así como administrar el “fideico- —grandes empresas e instituciones—,
miso privado constituido por la asocia- y no de los vecinos propietarios que,
ción para contar con un fondo que sin embargo, se podían mostrar insa-
sirviera de reserva financiera, con la tisfechos con la administración de la
cual pagar los servicios públicos, así asociación. Sin embargo, esta última
como para realizar obras de urbaniza- sigue teniendo un peso fuerte en la
ción y mantenimiento” (Aguayo, 2015: gestión de la zona, ya que logró ser
99). El fideicomiso, administrado por designada como concesionaria del
la Asociación de Colonos y supervisa- Parque La Mexicana, inaugurado a
do por el entonces Departamento del finales de 2017 en la colonia Santa Fe
Distrito Federal (ddf), recibía ingresos (Alvarado, 2018).
del impuesto predial y de cuotas de Otro caso interesante es Nordelta,
los asociados y permitía a la Asociación en el municipio de Tigre en el Gran
de Colonos realizar obras de urbani- Buenos Aires, que cuenta con espacios
zación, introducir servicios públicos, verdes, equipamiento comercial, escue-
mejorar el entorno urbano y contratar las y centros de salud administrados
un servicio de policía ad hoc, etc. Las por la Asociación Vecinal de Nordelta,
delegaciones de Cuajimalpa y Álvaro creada en 2009, la cual se encarga de
Obregón, donde se encuentra inserto la provisión de los servicios, recibe las
el polígono de la Zedec Santa Fe, sólo quejas de los vecinos, otorga los per-
se encargaban de expedir permisos y misos de construcción y administra las
licencias. Si bien, en 2012, el fideico- finanzas, como un gobierno privado.
miso se convirtió de privado a público La asociación, en realidad, está com-
a efecto de recibir un presupuesto anual puesta por directivos de la empresa
aprobado por la Asamblea Legislativa, Nordelta S. A., comerciantes y propie-
en 2013 se devolvió el poder de admi- tarios representantes de las asocia-
nistración de la zona a las delegacio- ciones de vecinos (Riwilis, 2010).
nes Cuajimalpa y Álvaro Obregón, y Los vecinos, amparados en un pago
se instaló un consejo consultivo enca- elevado de impuestos, se sienten con
bezado por la autoridad pública, en derecho de exigir servicios urbanos
el que participaban los colonos de la eficientes a los gobiernos municipales,
14 Guénola Capron

como lo recuerda González Ortiz (2009). depende de manera directa de la ad-


Esto ocurre en el caso del fracciona- ministración del condado— o “secesión”
miento La Herradura y los conjuntos —autonomización municipal de un
privados en Interlomas (Huixquilucan, territorio dependiendo de otro muni-
Estado de México), otro sector de cipio— son institucionalizadas y a
urbanizaciones cerradas y plazas menudo legítimas (Boudreau, Capron
comerciales. Aunque pretendan la au- y Sánchez, 2006; Riwilis, 2010). En
tosuficiencia en materia de servicios América Latina fue muy sonado el caso
urbanos, “las asociaciones de vecinos de Barra da Tijuca, zona de condomi-
buscan maximizar el beneficio público nios cerrados y plazas comerciales del
mediante evaluaciones que establecen sur de Río de Janeiro, donde tuvo
con criterios propios, más aún, con el lugar un referéndum en 1988, convo-
criterio de mantener un estilo de vida cado por desarrolladores inmobiliarios
privilegiado” (González, 2009: 184). Si y constructoras. Sin embargo, los
no consiguen servicios de primera, tien- habitantes votaron en su mayoría en
den a considerar a los gobiernos muni- contra de la autonomización política
cipales como ineficientes y burocráticos. de Barra da Tijuca (Serfaty, 2000), lo
Sin embargo, los casos de “secesión” cual muestra que, con frecuencia, los
y creación de un nuevo municipio bajo propietarios deciden seguir dependien-
el argumento general de que los pro- do de jurisdicciones mayores. Gran
pietarios pagan más de una ocasión parte de las asociaciones de colonos de
—a la municipalidad y al condominio— las urbanizaciones cerradas critican
algunos servicios como la recolección la mala calidad de los servicios públi-
de basura, la seguridad, la limpie- cos y la ineficacia de los gobiernos
za de las calles, la iluminación y, a municipales, pero observan también
veces, el agua,4 son escasos y no tienen una actitud pragmática guiada por sus
la misma magnitud que en Estados intereses. Es lo que analizaremos en
Unidos (McKenzie, 1994), en particu- los siguientes apartados, principalmen-
lar en California. En un sistema ba- te la gestión de la seguridad pública.
sado en la filosofía contractual liberal
en el que el individuo puede hacer LA COPRODUCCIÓN
secesión si no está satisfecho con el DE LA SEGURIDAD EN DISTINTOS
servicio que recibe del Estado, las CONTEXTOS GEOGRÁFICOS
figuras de “incorporación” —creación
de un municipio en un territorio que Las tendencias en materia de copro-
ducción de la seguridad son muy di-
4
  Véase el caso de Nordelta en el Gran Bue- versas y dependen de los contextos
nos Aires citado por Riwilis (2010: 109). “El sociales e institucionales de una nación,
servicio de provisión del agua y tratamiento de así como de la cultura; por ejemplo,
aguas residuales es prestado por la empresa
Redes y Servicios S.A., que depende de Nordel-
en este sentido se identifican las de
ta S.A., el propietario y desarrollador de Nor- los países anglosajones, pioneros en
delta” (traducción propia). la materia (Estados Unidos e Inglate-
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 15

rra), cuyo énfasis está puesto en el En el contexto anglosajón, la movi-


papel de la community y de los actores lización de la comunidad de vecinos y
económicos privados en la coproducción agentes económicos privados se ubica,
de la seguridad (según Van Eijk, Steen como lo decía, en el centro de los pro-
y Ver­schuere, 2017), y la de Francia, cesos de coproducción de la seguridad.
donde en el contexto nacional, el Es- El Neighborhood Watch es un progra-
tado juega un papel preponderante en ma nacional estadounidense que inició
la orientación del debate y de los pro- en 1972 con el soporte de la Asociación
gramas referidos a la coproducción Nacional de Alguaciles, que busca
(pública-pública) de la seguridad pese fomentar el reporte de actividades
a los cambios recientes que conviene sospechosas en los vecindarios por
analizar. medio de la organización de grupos de
En sus inicios, la discusión sobre vigilancia que tengan “un ojo y un oído”
las ventajas de insertar a usuarios y en la calle, buscando de acuerdo con
habitantes en la prestación de servi- la propuesta de la urbanista Jane
cios públicos evidenciaba una mayor Jacobs (2011 [1961]) que puedan re-
eficiencia y democracia. En materia cibir una capacitación y estén vincu-
de seguridad, los trabajos de Elinor lados a los agentes policiales. Recurrir
Ostrom (1978) sobre la colaboración a la comunidad como informante
entre comunidad y policía son pione- privilegiado de lo que ocurre en los
ros. Si bien existen algunos estudios vecindarios también se encuentra en
sobre los países del sur, en particular el centro de la iniciativa Community
Sudáfrica —véase Szescilo (2017), policing (Community Oriented Policing
Benit-Gbaffou, Fabiyi y Peyroux Services) que, aunque se remonta en
(2009)—, son pocos los trabajos al sus inicios a la década de 1980, esta
respecto en estos contextos, en par- iniciativa, en Estados Unidos, fue
ticular el latinoamericano. Basándo- impulsada por el gobierno de Bill
se en el trabajo de Whitaker y Sharp, Clinton, en 1994, cuando se estable-
Payan (2015) destaca que la seguridad ció la Ley de Control de la Violencia
en comparación con servicios como que creó la Oficina de Servicios de
educación, salud y protección civil, es Vigilancia. Su objetivo era favorecer
un bien público “duro”; es decir, los la cooperación entre los residentes y la
ciudadanos pueden apoyar al margen, policía, y constituir alianzas entre los
o al menos necesitan una asesoría, en agentes policiales y diversas entidades,
particular en determinadas condicio- entre ellas, agencias gubernamenta-
nes, como en contextos de crimen les, empresas privadas, organizaciones
organizado arraigado. no gubernamentales, proveedores de
De manera breve, identificaré, en servicios, medios de comunicación, y
algunos de los ámbitos mencionados, sobre todo, a través de la organiza-
a los actores que intervienen en la ción de los miembros de las comunida-
coproducción de la seguridad y algunos des de vecinos, tanto para resolver el
de los alcances de ésta. crimen como para prevenir el delito.
16 Guénola Capron

Con el Community policing se pretende (gobierno central o servicios municipales)6


combatir el problema de la delincuen- en la cooperación operacional de los
cia de manera proactiva, aumentar la actores vinculados con la seguridad,
confianza en la policía y crear ambien- sobre todo, los administradores y pro-
tes seguros en los barrios junto, entre tagonistas económicos de los grandes
otros, con la comunidad de los vecinos. equipamientos que reciben a un pú-
Por último, los Business Improvement blico (en materia de transporte, vivien-
Districts (bid) —en el contexto nortea- da de interés social, comercio) y las
mericano y en Europa, en particular asociaciones (en prevención de la se-
Inglaterra y Alemania— y los City guridad o de ayuda a las víctimas).
Improvement Districts (cid), transpo- Así lo muestran dispositivos como el
sición de los bid en Sudáfrica5 (Didier, Consejo Local de Seguridad y Preven-
Peyroux y Morange, 2009; Morange y ción de la Delincuencia (clspd), los
Didier, 2009) fomentan el partenaria- Convenios Locales de Seguridad (cls)7
do público/privado con la firma de y la Convención Local de Cooperación
convenios. Participan comerciantes y en materia de Seguridad (clcs). Bajo
residentes en la provisión de servicios la responsabilidad del alcalde o del
urbanos, de manera fundamental la presidente de la entidad intermunici-
seguridad. Los bid y los cid son polí- pal, en las ciudades de más de 10 000
gonos territoriales administrados por habitantes los clspd aglutinan a las
las asociaciones de propietarios, las instituciones del gobierno central (pre-
que, con base en un impuesto, financian fecto, justicia, policía, educación…), a
servicios adicionales. los servicios municipales, a las asocia-
A diferencia del contexto anglosa- ciones y a los principales actores econó-
jón (Estados Unidos, Reino Unido, micos (transporte, vivienda de interés
Australia, Súdafrica, etc.), en el caso social, establecimientos que reciben
francés existen reticencias hacia el público, comercio). Las clspd impul-
reconocimiento del papel de los ciuda- saron la cooperación operacional entre
danos en la producción de la seguridad actores públicos y privados prestado-
pública. Sin embargo, el dispositivo res de un servicio de seguridad en
Vecinos Vigilantes creado en 2009 por perímetros caracterizados por una alta
la Gendarmería Nacional y puesto concentración de actividades económi-
bajo la responsabilidad de los alcaldes cas. Mientras tanto, las clcs son un
a semejanza de los Neighborhood Watch paso hacia el reconocimiento oficial
anglosajones, pareció tener éxito entre del papel jugado por las empresas
la población, pese a las críticas por el privadas en la provisión del servicio
fomento de la delación. Francia re-
conoce el papel central del Estado 6
  Las primeras medidas en materia de pre-
vención de la seguridad y de política de la ciu-
dad datan del año 1984, y fueron publicadas
en el Informe Bonnemaison que se generó a
5
  En los centros urbanos, pero también en raíz de los motines urbanos del 1981.
las comunidades residenciales. 7
  Los cls existen desde 1997.
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 17

de seguridad, por ejemplo, en los ae- en la producción de servicios se perci-


ropuertos y también en los centros be, en su mayoría y pese a sus limita-
urbanos. La Ley de Orientación y de ciones, como un factor que imprime
Programación relativa a la Seguridad mayor eficiencia y democratización ante
de 1995, y las leyes de 2000, 2003 y las inercias del Estado burocrático y las
2007, promovieron una concepción de limitaciones del mercado. Esto incluye
la seguridad vinculada al riesgo gene- una mejor calidad de los servicios, una
rado por la afluencia humana y los disminución potencial del costo y un
comportamientos delictivos asociados incremento de la colaboración social de
a ella. Esto obligó a los administra- los ciudadanos en la prestación de la
dores de estacionamientos, estadios, seguridad pública (Szescilo, 2017). En
aeropuertos y organizadores de eventos los países en vías de desarrollo, donde
deportivos y culturales, a proporcionar la contratación de servicios privados y
los medios de vigilancia necesarios policía auxiliar es propia de los sectores
para garantizar la seguridad del pú- sociales adinerados (no un soporte de
blico. De hecho, hace poco se tomó la prestación pública), la coproducción
decisión de incluir a las empresas de de servicios cuestiona la equidad del ac-
seguridad privada como actores legí- ceso a estos productos y el poder del
timos de la seguridad pública, al ins- Estado. En particular, la intervención
tituir por el Decreto 22/12/2011 un de sectores no gubernamentales como
Consejo Nacional de las Actividades empresas privadas o vecinos en la pro-
Privadas. Sin embargo, Gautron (2010) visión del servicio de seguridad, es vis-
destaca la resistencia del Estado fran- ta como una señal del debilitamiento
cés a perder protagonismo en materia del Estado y de su incapacidad en ase-
de lucha contra la delincuencia, al gurar la seguridad física y material de
transitar de un rol Estado-providencia sus ciudadanos (Peralva, 1998; Caldei-
a uno de Estado-coordinador. Esta ra, 2000; Payan, 2015; Szescilo, 2017).
situación ha evolucionado desde los Además, conlleva riesgos de abusos de
atentados terroristas ocurridos en Eu- poder y violación de los derechos huma-
ropa (Londres en 2005 y 2017; Madrid nos. En contraste, en Estados Unidos,
en 2004; París en 2015 y Niza en 2016). la participación de los ciudadanos en la
En la ciudad neoliberal y asediada, la provisión de la seguridad es una mues-
prestación del servicio de seguridad tra de la solidaridad, de cuidado mutuo
pública por empresas privadas es una entre ellos y de sentido de comunidad
tendencia creciente, incluso en los arraigado, al menos en el discurso (Van
contextos más reacios, como lo muestra Eijk, Steen y Verschuere, 2017). En el
el caso de Francia, donde en un prin- caso de México (y otros países de Amé-
cipio se promovía una coproducción rica Latina), Payan observa que en la
pública-pública enmarcada por la des- coproducción de seguridad pública par-
centralización de poderes. ticipan ciudadanos en consejos públicos,
En los países desarrollados, la par- consultas, reportes vecinales sobre ac-
ticipación de los habitantes y usuarios tividades sospechosas y toma de algunas
18 Guénola Capron

acciones individuales, entre ellas, la LA COPRODUCCIÓN


contratación de guardias privados de DE LA SEGURIDAD EN ZONA
seguridad y la instalación de alarmas, ESMERALDA
en contextos de alta desconfianza hacia
la policía y el Estado, donde además La Zona Esmeralda se localiza en la
existe una fuerte presencia del crimen periferia norponiente de la Zona Me-
organizado, como ha ocurrido en Sudáfri- tropolitana del Valle de México (zmvm),
ca, en el periodo post-apartheid, Brasil en el municipio de Atizapán de Zara-
y México. goza, Estado de México. Es un conjunto
Szescilo (2017), Peralva (1998) y de unas veinte urbanizaciones cerra-
Payan (2015) destacan dentro de los das de nivel socioeconómico A/B y B+
riesgos de la coproducción de la se- según la clasificación de la Asociación
guridad, que ésta puede derivar en Mexicana de Agencias de Inteligencia
casos de “vigilantismo” violento. Al- de Mercado y opiniones (amai), que
gunos ejemplos de esta conducta se cuenta (las más adineradas) con clubes
presentan en los ciudadanos, en par- de golf e hípico, y canchas de tenis,
ticular en los menos favorecidos y que ubicadas en un entorno agreste (Capron,
no tienen acceso a servicios privados 2012). El precio de las edificaciones
(Szescilo, 2017), así como en empresas va de 2.5 millones de pesos (cerca
privadas de seguridad que exceden sus de 125 000 dólares al tipo de cambio de
atribuciones, junto con actores como enero de 2019), en caso de los pocos
organizaciones de comerciantes, y for- departamentos en venta, a más de 60
man “escuadrones de la muerte” (Pe- millones de pesos (3 millones de dóla-
ralva, 1998); o en contextos de países res) para las casas (algunas de más
del norte, en los que ciudadanos orga- de mil metros cuadrados de superficie
nizados en grupos como los minutemen de construcción) en las urbanizaciones
en la frontera de Estados Unidos y más selectas.
México, producen su seguridad, hacen A mitad de la década de 1980, cuan-
su justicia y, en algunos casos, ame- do empezaron a construirse los prime-
nazan la vida de otros, en particular ros fraccionamientos, se trataba de
de los pobres (niños de la calle, negros, conjuntos residenciales privilegiados,
migrantes), determinando ellos qué situados en medio de la naturaleza y
es una amenaza y cuáles acciones alejados del resto de la municipalidad
deben ser llevadas a cabo para supri- por una cresta empinada. La insegu-
mirla. La coproducción de la seguridad ridad no era la mayor preocupación
se hace, en muchos casos, fuera de en ese entonces, ya que las familias
todo marco institucional, sin vincula- buscaban más bien un entorno agra-
ción con los actores públicos que pres- dable, lejos de la gran urbe. Pero la
tan el servicio de seguridad y sin construcción de una autopista que
preparación de los agentes. Sin em- lleva al centro de negocios de Santa
bargo, no es el caso que voy a descri- Fe, entre 15 y 30 minutos, incenti-
bir a continuación. vó el desarrollo inmobiliario en este
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 19

sector que, en 2004, se autodenominó mensuales al municipio para que éste


Zona Esmeralda. mejore la seguridad de la zona, y que
Poco a poco, a medida que se cons- el Ayuntamiento proporcione la in-
truyeron nuevas edificaciones y por fraestructura y los recursos humanos
efecto del auge del sentimiento de para proveer una adecuada vigilancia
inseguridad, los dispositivos de cuida- en los fraccionamientos, sustituyendo
do y control se fueron reforzando: se en los accesos a los elementos de se-
instalaron cámaras, algunas de reco- guridad privada por policías munici-
nocimiento facial, escáneres y sistemas pales facultativos (el nombre de la
biométricos sanguíneos de flujo de policía auxiliar en el Estado de Méxi-
palma de mano en los accesos de al- co ).10 Como lo destaca el subdirector
gunos conjuntos, además de que se general de Seguridad Pública muni-
programaron rondines de la policía cipal, las asociaciones de colonos que
municipal fuera y dentro de los con- contratan a la policía facultativa sólo
dominios, se instalaron botones de pagan el sueldo de los policías, es de-
pánico en las avenidas principales y cir, cerca de 10 000 pesos mensuales
en los comercios…, y se puso en mar- por elemento, monto significativamen-
cha un sinfín de medidas y tecnologías te menor que el servicio pagado a las
en los accesos principales de los con- empresas privadas de seguridad, pero
juntos cerrados. debe considerarse que los agentes
En una entrevista al periódico El municipales cuentan con patrullas,
Sol de México,8 el presidente municipal equipamiento, radios, cubren su su-
del municipio de Atizapán de Zarago- ministro de gasolina, entre otros.
za, David Castañeda, declaró: “En Según información de los vecinos,
cuanto a seguridad pública, que los los agentes de la policía municipal
colonos decidan qué tipo de vigilancia gozan de un sobresueldo que pagan
es la más adecuada para la zona y que las asociaciones de colonos,11 y, según
el Ayuntamiento sólo sea el proveedor notas periodísticas de la zona,12 los
de elementos policiacos y patrullas”. fraccionamientos cuentan, además de
De hecho, en 2010 firmaron un conve- los vehículos de servicio municipales
nio la asociación civil de Residentes (sólo cinco en las vialidades de Zona
de Zona Esmeralda (rze) que reúne a
representantes de las asociaciones de
colonos de los conjuntos residenciales9 10
  Véase el periódico local Mi Zona Esme-
y autoridades del Ayuntamiento, en ralda del 27 de abril de 2010, así como del 12
y 13 de mayo del mismo año.
el que se estipula que la asociación se 11
  Lo que no confirmó el Ayuntamiento, pero
comprometía a donar 260 000 pesos que ratifican varios informantes de Zona Es-
meralda.
12
  Véanse los periódicos locales: Nuestro
8
  Véase la edición del 29 de mayo de 2009. Medio, del 5 de marzo de 2012, para Condado
9
  En 2009, después de un conflicto, la aso- de Sayavedra; del 2 de agosto de 2014 para
ciación civil de rze sustituyó a la Coalición de Rancho San Juan; Mi Zona Esmeralda, del 27
Colonos de Zona Esmeralda. de abril de 2012, para Residencial Chiluca.
20 Guénola Capron

Esmeralda según el subdirector de través de un fideicomiso privado. Ade-


Seguridad Pública), patrullas y equi- más, también manejaba cámaras de
pamiento pagados con las cuotas de seguridad (antes de que la Secretaría
los colonos para vigilar las instalacio- de Seguridad Pública del Distrito Fe-
nes.13 Para los autos prestados a la deral instalara las propias). María
policía facultativa por las asociaciones Moreno (2008: 190-191) recuerda pa-
de colonos y por la asociación civil rze, labras dirigidas por Marcelo Ebrard,
se firmó un comodato. En total, en 2012, jefe de Gobierno del Distrito Federal,
el presidente del Comité de Seguridad a Rión, uno de los primeros inversores
Vecinal (Cosva) de Zona Esmeralda, de la Zedec Santa Fe: “En cuanto a la
avalado y capacitado por un programa seguridad, haremos lo siguiente: que
del Ayuntamiento para prevenir el los colonos nos den tres carros de po-
delito, presumía contar con 250 policías, licía, pagarán los costos de operación
50 patrullas (tanto de la policía facul- y pondré yo a los policías gratuitamen-
tativa, de la preventiva, de tránsito y te. Además, les voy a asignar nuevos
de seguridad privada), así como de 90 agentes de la Policía Bancaria e In-
cámaras de vigilancia y 50 botones de dustrial que es la menos corrupta”.
auxilio distribuidos, sobre todo, en El inversor agregó que: “Entonces
negocios y vialidades principales.14 En nos envió agentes policiales a cambio
octubre de 2012, la asociación civil rze de los tres coches que donamos, nos dio
invirtió alrededor de 150 000 pesos en un carro extra, y después, un camión.
un sistema de cámaras y accesos Nosotros pagamos los gastos de los
vinculado con el C4 municipal.15 coches, la gasolina, los servicios, todo,
Esta situación es similar a la que y nos dio el personal gratis, lo que, nor-
menciona Arturo Alvarado Mendoza malmente, tiene un costo ya que es un
(2012: 487-488) para la Asociación de servicio contratado de manera privada”.
Colonos Zedec Santa Fe en el Distrito En Zona Esmeralda se fomentó la
Federal, la cual, en la década de los figura de “vecino vigilante”, que con-
años 2000, contaba con un programa dujo al nombramiento de represen-
propio, Operativo Santa Fe, vehículos tantes de seguridad por manzana,
adquiridos por la asociación y operados encargados de señalar todo elemento
por 60 elementos de la Policía Banca- sospechoso. La coordinación entre el
ria e Industrial (pbi) divididos en tres municipio y la asociación civil rze se
turnos que, según información de estableció a través del Cosva Zona Es-
Adriana Aguayo (2015), se contrató a meralda, junto con los presidentes de
otras agrupaciones de colonos, en un
13
  El artículo menciona que la compra y el modelo que mezcla uno de tipo gerencial
acondicionamiento del vehículo en patrulla (por medio del uso de tecnologías de
cuesta 142 000 pesos. punta) y un populismo punitivo, según
14
  Véase el diario Reforma del 8 de abril de
2012.
la tipología usada por Arteaga (2002).
15
  Véase el periódico Nuestro Medio del 4 Según el subdirector de Seguridad
de octubre de 2012. Pública del Ayuntamiento de Atizapán
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 21

de Zaragoza, el Cosva “aplica un plan de Si bien el modo de gestión de la


seguridad que busca asociar a los ciu- seguridad pública en Zona Esmeralda
dadanos a la producción de su propia (similar al desplegado en Santa Fe
seguridad”, tiene la responsabilidad de hasta 2013) es una pista interesante
aplicar el Programa Residente Vigilan- de un modelo de coproducción de se-
te y, al mismo tiempo, es la instancia guridad entre autoridades municipa-
de comunicación con las autoridades, les, cuerpos policiacos y residentes, el
en particular con el subcomandante a hecho de que el cuerpo de seguridad
cargo del sector. En total, en 2015 sea objeto de una contratación onero-
había 75 Cosva en Atizapán de Zara- sa por cliente, hace clara la nueva
goza, pero no todos contaban con dicho geografía de la desigualdad. Como lo
comité. De acuerdo con la misma fuen- destaca Payan (2015), para el contex-
te, el Cosva Zona Esmeralda se ma- to de México se abre una brecha entre
nejaba de manera independiente si se los vecinos de clases media alta y alta
le compara con los que conformaban que pueden pagar el servicio (privado
el municipio en 2015. Es decir, los y semipúblico) y organizarse entre ellos
vecinos tienen una fuerte injerencia para contratarlo, y los vecinos que no
en la seguridad, ya que es una preo- tienen los recursos o la organización
cupación central para ellos. para hacerlo, es decir, la mayoría. Esto
Desde 2010, la policía encargada genera más exclusión social.
del servicio de seguridad de los con- La contratación de la policía fa-
dominios en Zona Esmeralda era con- cultativa por las asociaciones de co-
siderada un cuerpo facultativo (una lonos de Zona Esmeralda permite
compleja figura de guardianes capa- responder de manera individualizada
citados por el gobierno que pueden ser a las demandas de los residentes: como
contratados para vigilar las mass lo especifica el subdirector general de
private properties y los espacios pri- Seguridad Pública de Atizapán de Za-
vados, de acuerdo con términos jurí- ragoza, “cada fraccionamiento tiene
dicos) que equivalía a la Policía una necesidad diferente: más patru-
Auxiliar en el entonces Distrito Fede- llaje, más seguridad, más comunidad,
ral (Sabatier y Calderón, 2011) y sus- a lo mejor en una calle no les gusta
tituyó a los 30 elementos privados que que de noche pasen unidades con torre-
operaban hasta esta fecha. A diferen- ta […] Poco a poco se van conociendo
cia de la mayoría de las corporaciones
privadas, dicho cuerpo tiene derecho
a portar armas, cuenta con radios co- dano de la Ciudad de México que, entre otras
nectados al C4, centro de comando y cosas, recibe todas las llamadas de emergen-
control municipal equivalente al C5 cia y las denuncias, monitorea las cámaras de
de la Ciudad de México.16 seguridad y coordina las intervenciones en caso
de situaciones de crisis. Fue creado en 2009
dentro del Programa Ciudad Segura. El Cen-
16
  El C5 es el Centro de Comando, Control, tro de Atizapán de Zaragoza concentra todas
Computo, Comunicaciones y Contacto Ciuda- estas funciones menos el contacto ciudadano.
22 Guénola Capron

a los vecinos. Ése es el éxito de la po- Seguridad Auxiliar y Urbana del Es-
licía facultativa, cómo es la necesidad tado de México), hasta 2014, ya que
de cada quien”. Se trata de un servicio después del homicidio de una mujer
prestado “à la carte”. Del otro lado de por equivocación de agentes parapú-
muros y rejas, en las colonias popula- blicos, los conjuntos urbanos decidie-
res y los pueblos que colindan con Zona ron sustituir el Cusaem por la Policía
Esmeralda, los policías municipales Auxiliar.18 Cabe señalar que el cuerpo
no gozan del mismo trato, los efecti- de seguridad del Estado de México
vos no son tan numerosos y no existe mencionado, es una empresa paraes-
policía privada o facultativa. De hecho, tatal que opera como privada, pero con
la única zona que contaba con policía carácter público y presta servicios pri-
facultativa en 2015 en el municipio vados bajo contrato. A diferencia de la
de Atizapán de Zaragoza, era un frac- mayoría de los vigilantes de empresas
cionamiento cerrado, Club de Golf de seguridad privadas, los agentes de
Hacienda. En total, según datos pro- Cusam pueden portar armas por ser
porcionados por nuestra fuente en mayo una organización de carácter público.
de 2015, de un total de 188 policías Según una encuesta llevada a cabo
facultativos, 135 estaban adscritos a por la revista Proceso (2009), “estas
Zona Esmeralda en tres turnos; es fuerzas policiacas operan en el limbo
decir, 72% trabajaba para los fraccio- legal, no pagan impuestos, reciben por
namientos y conjuntos residenciales asignación directa la inmensa mayoría
de esas urbanizaciones cerradas. A la de convenios […] la Ley de Seguridad
policía facultativa contratada de ma- Pública [del Estado mexiquense] no los
nera directa por las administraciones menciona”, por lo menos en 2009; ade-
de los conjuntos residenciales, se deben más, se sospecha que algunos de sus
agregar 75 oficiales que laboraban en agentes tuvieron funciones dudosas,
tareas de prevención del delito, y la como guaruras de narcotraficantes.
policía de tránsito. Según fuentes pe-
riodísticas, sólo para el fraccionamien- CONCLUSIONES
to Condado de Sayavedra, uno de los
más importantes de la zona, había 47 Por último, a diferencia del papel que
elementos de seguridad, entre particu- juega el sector privado en la prestación
lares, facultativos y municipales.17 del servicio de seguridad en las urba-
Además, en Zona Esmeralda intervie- nizaciones cerradas y sobre la descon-
ne la policía estatal, y en 13 de los fianza en las corporaciones públicas y
fraccionamientos y conjuntos cerrados
de la zona contrataron empresas de
seguridad privada o parapública, como 18
  Fue el caso de Condado de Sayavedra, al
fue el caso de Cusaem (Cuerpo de menos hasta inicios de 2014, ya que, según
fuentes periodísticas, después del baleo por error
de una mujer, se decidió cambiar la empresa de
17
  De acuerdo con información de Nuestro vigilancia del fraccionamiento (Nuestro Medio,
Medio del 4 de octubre de 2012. 9 de septiembre de 2014).
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 23

en los gobiernos municipales de Amé- hilos de la construcción del poder de


rica Latina, vemos que es muy comple- los moradores atrincherados en sus
ja la actuación de los distintos cuerpos barrios, cuyas demandas de protección
policiales, privados, semipúblicos, pa- pueden ser legítimas, pero no legales.
raestatales y privados, que intervienen La prestación de la seguridad es
en el sector de fraccionamientos y con- objeto de convenios particulares entre
juntos urbanos de Zona Esmeralda. En las diferentes entidades. A diferencia
efecto, llama la atención el número de Francia, donde los gobiernos juegan
elevado de elementos de diferentes un rol preponderante en la coproduc-
corporaciones que patrullan por fuera ción de la seguridad pese al creciente
y dentro de los conjuntos residenciales, reconocimiento del papel jugado por
así como el despliegue de tecnologías las empresas privadas, y de Estados
de punta en los espacios públicos y pri- Unidos, donde la community es un
vados, tanto del gobierno municipal, actor central de la provisión de este
de particulares y de las asociaciones de servicio en colaboración con la policía,
colonos y sus coaliciones. El caso de las en el caso estudiado, los residentes,
urbanizaciones cerradas de clase media empresas privadas de vigilancia y
alta y alta podría entenderse como diversos cuerpos policiacos, cuyos
emblemático de una privatización de servicios pueden contratarse por agen-
la seguridad; sin embargo, un análisis tes económicos privados, ocupan un
minucioso del caso estudiado revela papel hegemónico en la coproducción
más bien un complejo proceso de co- de la seguridad. El proceso que refle-
producción de la seguridad entre agen- ja el caso, es decir, la intervención
tes públicos y privados, en el que los conjunta de distintas corporaciones
vecinos se imponen en la toma de de- policiales y asociaciones de vecinos
cisiones debido a su poderío económi- como Zona Esmeralda, similar a lo
co. La situación descrita revela un que ocurrió en Santa Fe en la Ciudad
panorama bastante más complejo que de México entre 2004 y 2013, consti-
la simple prestación de un servicio por tuye una tremenda desigualdad entre
agentes privados y la idea de la secesión territorios dentro de un mismo mu-
por los habitantes de las gated commu- nicipio y genera una confusión cre-
nities, premisa que se basa en la idea ciente entre lo público y lo privado en
de que las asociaciones de residentes la prestación del servicio de seguridad
demuestran interés en recibir del mu- pública. Esta última también fue des-
nicipio un servicio de seguridad de tacada por varios autores para el
calidad, de que juegan un papel central contexto del sur de África (vése Didier,
en la prestación de dicho servicio y de Peyroux y Morange, 2009; Bénit-
que son el eslabón clave en las nego- Gbaffou, Fourchard y Wafer, 2009).
ciaciones llevadas a cabo en el Ayun- Como lo plantea Claudia Zamorano
tamiento. Dichas estructuras forman (2019), cabe preguntarnos: ¿qué tan
lo que Esteban Rodríguez (2016) cali- pública es la seguridad pública hoy
fica de “vecinocracia”, al desmontar los en día en México?
24 Guénola Capron

BIBLIOGRAFÍA autonomistes”, en Guénola Capron (coord.),


Quand la ville se ferme. Quartiers rési-
Aguayo, Adriana (2015), “La privatización dentiels sécurisés, Rosny-sous-Bois, Bréal.
de la administración pública en la era Caldeira, Teresa (2000), Cidade de muros:
de la globalización. El caso de la Asocia- crime, segregação e cidadanía em São
ción de Colonos Zedec Santa Fe”, en Pãolo, São Paulo, Edusp.
Mario Camarena y María Ana Portal Capron, Guénola (2012), “Auto-ségrégation
(coords.), Controversias sobre el espacio résidentielle et ordre urbain chez les classes
público en la Ciudad de México, México, moyenne et supérieure à Mexico: une
uam-i/Juan Pablo Editor. question d’échelle?”, l’Espace Politique,
Alvarado Mendoza, Arturo (2012), El ta- vol. 17, recuperado de : < https://journals.
maño del infierno: un estudio sobre la openedition.org/espacepolitique/2346>,
criminalidad en la Zona Metroplolitana consultada el 25 de junio de 2012.
de la Ciudad de México, México, El Co- Didier, Sophie, Elisabeth Peyroux, y Ma-
legio de México. rianne Morange (2009), “La diffusion
Alvarado, Marti (2018), Espacios públicos du modèle du City Improvement District
sostenibles: revisando el caso del parque (CID) à Johannesburg et au Cap: régé-
La Mexicana en Santa Fe, CDMX, tesi- nération urbaine et programme néoli-
na de licenciatura en sociología, uam-a, béral en Afrique du Sud”, en Claire
Ciudad de México. Benit-Gbaffou, Seyi Fabiyi, y Elisabeth
Arteaga, Nelson (2002), “Administrar la Peyroux (eds.), Sécurisation des quartiers
violencia: racionalidad, populismo y et gouvernance locale: enjeux et défis pour
desincorporación de la punición en Mé- villes africaines (Afrique du Sud, Mo-
xico”, Espiral. Estudios sobre Estado y zambique, Namibie, Nigeria), París,
Sociedad, vol. VIII, núm. 24, pp. 37-62. Karthala/IFAS.
Bénit-Gbaffou, Claire, Laurent Fourchard, Gautron, Virginie (2010), “La coproduction
y Alex Wafer (2009), “La circulation des locale de la sécurité en France: un par-
initiatives sécuritaires collectives dans tenariat interinstitutionnel déficient”,
l’espace et dans le temps à Johannesburg”, Champ Pénal, vol. VII, recuperado de:
en Claire Bénit-Gbaffou, Seyi Fabiyi, <http://journals.openedition.org/cham-
y Elisabeth Peyroux (eds.), Sécurisation ppenal/7719>.
des quartiers et gouvernance locale, París, González Ortiz, Felipe (2009), Multicultu-
Karthala/IFAS. ralismo y metrópoli. Cultura y política
 Seyi Fabiyi, y Elisabeth Peyroux (eds.) en un fragmento urbano (antropología
(2009), Sécurisation des quartiers et urbana), México, uam-i.
gouvernance locale, París, Karthala/IFAS. Jacobs, Jane (2011 [1961]) Muerte y vida
Borja, Jordi, y Zaida Muxí (2000), El espa- de las grandes ciudades, Madrid, Capitán
cio público, ciudad y ciudadanía, Bar- Swing.
celona, Diputació Barcelona/Electa. McKenzie, Evans (1994), Privatopia: Ho­
Boudreau, Julie-Anne, Guénola Capron, y meowner Associations and the Rise of
Pedro García Sánchez (2006), “Small is Residential Private Government, New
beautiful: la montée des revendications Haven, Yale University Press.
Coproducción de la seguridad pública en urbanizaciones cerradas del Valle de México 25

Morange, Marianne, y Sophie Didier (2009), Plata, Estructura Mental de las Es-
“Le Cap: délégation publique en transi- trellas.
tion (1995-2008). Construction de par- Sabatier, Bruno, y Rodrigo Calderón (2011),
tenariats sécuritaires et réévaluation du “Seguridad y control social en los centros
localisme”, en Claire Bénit-Gbaffou, comerciales de la Ciudad de México: ¿de
Seyi Fabiyi, Elisabeth Peyroux (coord.), lo público a lo privado?”, en Alfonso
Sécurisation des quartiers et gouvernan- Valenzuela (coord.), Ciudades seguras.
ce locale, París, Karthala/IFAS. Cultura ciudadana, eficacia colectiva y
Moreno, María (2008), The socio/spatial control social del espacio, México, Uni-
production of the global: Mexico City versidad Autónoma de Morelos/Miguel
reinvented through the Santa Fe urban Ángel Porrúa.
megaproyect, tesis en arquitectura, Uni- Serfaty, Karina (2000), Quartiers fermés
versity of California, Berkeley. et scène publique. Le cas de Barra da
Ostrom, Elinor (1978), “Citizen Participa- Tijuca, maestría en geografía, Univer-
tion and Policing : What Do We Know?”, sité de Paris-1, París.
Journal of Voluntary Action Research, Szescilo, David (2017), “Citizen’s Co-Pro-
vol. 7, núms. 1-2, pp. 102-108. duction of Public Safety as a Symptom
Payan, Tony (2015), The Coproduction of of State Failure: The Case of South
Public Safety and Organized Crime in African Vigilitantism”, Journal of Com-
Mexico City, James A. Baker III Institute parative Urban Law and Policy, vol. 1,
for Public Policy Rice University. núm. 1, pp.144-152.
Peralva, Angelina (1998), “Violence urbaine, Van Eijk, Carola, Trui Steen, y Bram Ver-
démocratie et changement culturel: schuere (2017), “Co-producing safety in
l’expérience brésilienne (Partie 3)”, Cul- the local community: A Q-methodology
tures & Conflits, recuperado de: <http:// study on the incentives of Belgian and
conflits.revues.org/708>, consultada el Dutch members of neighborhood watch
14 septiembre de 2017. schemes”, Local Government Studies,
Riwilis, Viviana (2010), Chronique d’une vol. 43, núm. 3, pp. 323-343.
ségrégation annoncée : le cas de Nordel- Weber, Max (2007 [1919]), La política como
ta, une ville privée dans la municipalité profesión, Madrid, Editorial Biblioteca
de Tigre, Buenos Aires, tesis de doctora- Nueva.
do en estudios urbanos, INRS-UCS, Zamorano, Claudia (2019), “¿Qué tan públi-
Montréal, Uqam. ca es la seguridad pública en México?”,
R odríguez A lzueta , Esteban (2016), Revista Mexicana de Sociología, vol. 81,
La máquina de la inseguridad, La núm. 3.
SEGURIZACIÓN, GENTRIFICACIÓN Y AIRBNB:
¿NUEVA FASE DE LA RENOVACIÓN URBANA
EN LA CIUDAD DE MÉXICO?

Claudia C. Zamorano Villarreal*

Resumen: En este artículo se indaga sobre las relaciones que existen entre renovación urbana,
segurización, gentrificación y Airbnb, con base en los resultados de un trabajo de campo etno-
gráfico realizado en la zona sur de la Alameda del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta investigación permitió observar una renovación cristalizada que se manifiesta en su segu-
rización, la instauración de una estética del orden y una presencia fuerte de turistas extranje-
ros que rentan por temporadas a través del sistema de Airbnb. ¿Qué efectos podría tener sobre
las expectativas de renta y la valorización inmobiliaria del Centro Histórico?, ¿se trata de una
nueva fase de esta ciudad en su proceso de gentrificación?
Palabras clave: renovación urbana, gentrificación, segurización, Airbnb, Ciudad de México.
Strengthening Security, Gentrification and Airbnb:
A New Phase of Urban Renewal in Mexico City?
Abstract: This article explores the relationship between urban renewal, reinforcing security,
gentrification, and Airbnb, based on the results of ethnographic fieldwork carried out in the
area south of the Alameda in the downtown Mexico City Historic Center. This research showed
clear evidence of renewal manifested in heightened security, establishing an aesthetic of order,
and a substantial presence of foreign tourists who temporarily rent Airbnb accommodations.
What effects could this have on rent expectations and land value in the Historic Center? Is this
a new phase, specific to this city in its process of gentrification?
Keywords: Urban renewal, gentrification, strengthened security, Airbnb, Mexico City

INTRODUCCIÓN asistir a algunas fiestas privadas y


participar en una asamblea de condó-

E
n mayo de 2018 regresé al enor- minos. Es un edificio ubicado al sur de
me condominio residencial la Alameda Central, que cuenta con
donde hace nueve años tuve la 600 departamentos y una serie de
oportunidad de conversar con vecinos, amenidades entre las que destacan una
alberca, un gimnasio, un salón de actos,
comercios y varias salas de juntas.
* Doctora en ciencias sociales por la École En aquella ocasión, primavera del
des Hautes Études en Sciencies Sociales, profe-
sora-investigadora del ciesas-Ciudad de México.
2009, “el Condo” (como lo llamaré a
Línea principal de investigación: estudios urba- partir de ahora) tenía apenas tres años
nos. Correo electrónico: [email protected] de estar habitado. Representaba una

26
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 27

punta de lanza de la política de reno- en alerta a los habitantes en lo refe-


vación urbana del Centro Histórico de rente al mantenimiento estructural.
la Ciudad de México (chcm), misma Los recorridos que realicé en la zona
que se había puesto en marcha hacía sur de la Alameda me convencieron,
ocho años, después de la memorable como detallaré más adelante, del
reunión entre élites políticas, econó- aumento y reestructuración de la
micas, intelectuales y eclesiásticas con vigilancia policial, así como del sen-
la que se fundó el Centro Consultivo timiento de seguridad (inédito) que la
del chcm. Los ánimos de numerosos iluminación y la nueva estética pulida
jóvenes profesionistas de clase media (de las calles, edificios y comercios)
con los que hablé en esas visitas me producen en el lugar. De forma para-
hacían pensar en el frente pionero de lela, observé un fenómeno nuevo e
una colonización que expresaba una intrigante: una importante oferta de
mezcla entre disfrute, curiosidad, mie- departamentos en renta temporal me-
do y desaprobación del “otro” México diante el sistema global de Airbnb2 y
con el que se estaban enfrentando.1 similares.
En medio de estas emociones, la se- En este sentido, el objetivo de este
guridad parecía una preocupación artículo consiste en establecer las re-
central que se manifestaba en un re- laciones existentes entre renovación
glamento de condóminos extenso y urbana, gentrificación, segurización y
complicado, la contratación de caros Airbnb. ¿Qué efectos podría tener este
y sofisticados servicios y dispositivos nuevo cóctel sobre las expectativas de
de seguridad, la vigilancia mutua y renta y la valorización inmobiliaria
múltiples intentos por construir una del Centro Histórico? ¿Conduce a un
idea de orden común que tomara cuer- nuevo tipo de gentrificación?, o ¿se
po en los espacios colectivos y privados trata sólo de una nueva etapa en su
(Zamorano, 2015b). proceso de gentrificación? ¿Cuál es
En 2018, tanto en la asamblea como su particularidad?
en el discurso de los vecinos, la impor- Este trabajo se enmarca en la in-
tancia de la seguridad se minimizó, de vestigación La privatización de la se-
hecho, casi desapareció ante preocu- guridad pública en el Valle de México.
paciones como el mantenimiento de Retos institucionales, socio-culturales
las áreas comunes, la administración
y las precauciones a considerar después
del sismo de septiembre de 2017, el 2
  Airbnb (Air mattresses Bed & Breakfast)
nació en 2009 tras experiencias exitosas de
cual, aunque no provocó daños, puso estudiantes de la Universidad de San Francis-
co que, en el marco de congresos, rentaban
espacios con colchonetas inflables a los asis-
1
  Encuentros con el “otro” fueron registra- tentes foráneos. Duran-Sánchez et al. (2016)
dos en el documental Calle López de Tillinguer contemplan el sistema como parte de las lla-
y Barroso (2013), así como en las etnografías madas economías colaborativas que han ido en
de Leal (2007, 2011), Ballesteros (2015) y Díaz ascenso desde inicios del siglo xxi, contando
(2016). hoy con millones de afiliados.
28 Claudia C. Zamorano Villarreal

y territoriales.3 En el Centro Histórico, Aunque éste es el esquema general


el debate se engarza con el de la gen- de la gentrificación, cada ciudad, in-
trificación que, de acuerdo con la idea cluso cada uno de sus sectores presen-
de Neil Smith (1996), es un proceso de ta sus particularidades. De acuerdo
inversión pública y privada en espa- con esta idea, una de las hipótesis
cios centrales que atrae a las clases centrales es que, en la Ciudad de Mé-
privilegiadas y desplaza a las más xico, la “segurización” (la inversión de
pobres. En casi todos los lugares don- capitales públicos y privados en ser-
de se presenta, se desarrolla en dos vicios y dispositivos de seguridad) es
pasos. El primero consiste en una des- un camino indispensable para lograr
inversión del lugar, deviniendo con ello el proceso de renovación urbana, pues
su depreciación social y estructural. es la única vía para pacificar la zona
El segundo consiste en una fuerte y atraer a las clases media y alta para
inyección de capitales que revaloriza efectos de inversión, consumo y resi-
el espacio y atrae a nuevos inversio- dencia (Zamorano, 2015a).
nistas, visitantes y pobladores, acom- En efecto, el trabajo de académicos
pañada de la pacificación, que intenta (Davis, 2007; Backer y Müller, 2013;
suavizar las fricciones entre nuevos y Leal, 2015), y las etnografías realiza-
viejos residentes con el objeto de per- das en el chcm, me llevan a considerar
mitir el flujo de capitales. En general, que los diferentes tipos de violencia y
jóvenes artistas, estudiantes y demás criminalidad del país, las profundas
integrantes de la clase media han ser- desigualdades socioeconómicas, así
vido como carne de cañón en la fase como la confluencia de intereses polí-
de pacificación, ya que son captados ticos, patrimoniales y económicos en
por programas públicos y privados de la zona de nuestra atención, no per-
vivienda, empleo y entretenimiento miten aspirar a una “pacificación con
(con sus modos de vida y de ocupación capuchino”, como aseguraba Sharon
del espacio). Estos jóvenes son quienes Zukin (1995) que sucedía en Nueva
se confrontan con los usuarios origi- York. Si bien es cierto que los cafés,
narios, a veces con violencia física, restaurantes, condominios e inversio-
pero, sobre todo, a través de la violen- nes en el espacio público pueden elevar
cia simbólica (Leal, 2007). Una vez que los precios del suelo, atraer nuevas
se resuelven las fricciones (en general poblaciones (hasta cierto punto hol-
mediante el desplazamiento de lo po- gadas) y desplazar a los viejos resi-
pular), los precios inmobiliarios suben, dentes pobres (no sólo residencial, sino
al mismo tiempo llegan nuevas inver- también de sus lugares de consumo
siones y fracciones de clase media más cotidiano, trabajo y ocio), esto no es
pudientes que desplazan a las juven- posible sin una fuerte inversión en
tudes pioneras. materia de seguridad.
Es evidente, como se verá más ade-
3
  Proyecto de Ciencia Básica Conacyt nº lante, que el chcm es un mosaico abi-
256241. garrado de espacios con historias,
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 29

población, actividades económicas y sur de la Alameda Central, lo cual


paisajes muy diversos. Por lo tanto, permitirá constatar la existencia de
las políticas de renovación y los posi- una pequeña sección donde las inten-
bles procesos de “segurización” y gen- ciones del proyecto de renovación
trificación son también distintos. En urbana y la “segurización” se ven cris-
el marco del proyecto colectivo he talizados. Este hecho lleva a reflexio-
analizado los procesos de Tepito, La nar en la diversidad de procesos y
Merced, San Juan y Santo Domingo. temporalidades ligados a las políticas
En este artículo presento principal- de renovación, así como sus diversi-
mente los resultados de dos fases de ficadas expresiones en la geografía de
mi trabajo de campo centradas en el la ciudad central. Reenfocando el
sector sur de la Alameda Central: la Condo, asentado sobre las ruinas de
primera en 2009 y la segunda en 2018.4 un estacionamiento devastado por el
En ambas etapas realicé recorridos en sismo de 1985, no podemos hablar de
la zona y sus alrededores, observé con desplazamiento de población popular
atención tanto los dispositivos y ser- y, en consecuencia, de gentrificación.
vicios de seguridad públicos y privados Sin embargo, yendo más allá de sus
como la transformación de los espacios fronteras, con el tiempo el Condo (y
públicos y semipúblicos. Asimismo, edificios similares) hará un efecto
levanté amplias entrevistas a los ha- de aspersor de lo que Moctezuma
bitantes del Condo; sostuve conversa- (2017) llama “el desvanecimiento de
ciones informales con habitantes, lo popular”. La tercera muestra cómo
empleados, vigilantes y administra- este proceso de renovación se entreve-
dores, y tomé notas en asambleas de ra con la “segurización” de la zona. La
vecinos. Además, en la segunda fase cuarta analiza la plataforma de Airb-
estudié la plataforma de Airbnb, con- nb y algunas entrevistas que permiten
tabilicé el número de alojamientos que ubicar la importancia de esta “airbn-
se ofrecen con este sistema y analicé bización” en los procesos de renovación,
los usos de las palabras relacionadas “segurización” y gentrificación de esta
con la seguridad. ciudad.
Resalto que este artículo se divide
en cuatro secciones: la primera des- UN CONDOMINIO SEGURO
cribe cómo los vecinos del Condo per- AL SUR DE LA ALAMEDA CENTRAL
cibían la seguridad en sus espacios de
vida tanto en 2009 como en 2018. La Este apartado analiza los sentimien-
segunda analiza los cambios que se tos y condiciones de seguridad del
produjeron en ese periodo en el sector Condo entre 2009 y 2018. En el tra-
bajo de campo inicial observé varios
4
  Evoco de igual forma las observaciones mecanismos que producían un sen-
realizadas en 2012, así como aquellas que re-
sultaron de acompañamientos de campo de tres
timiento de seguridad entre los veci-
tesistas que trabajaron bajo mi dirección (Téllez, nos. En primer lugar, una estrategia
2012; Ballesteros, 2015; González, 2017). de ventas que jugaba con dos tipos de
30 Claudia C. Zamorano Villarreal

discurso: el primero, que tendía a nu- menos formal, incluso a veces desali-
lificar el entorno urbano y la reputación ñado; son hombres y mujeres de dife-
de peligrosidad que se había ganado rentes edades, en especial mayores de
a lo largo de 50 años, y el segundo, 50 años. Sin duda, esta nueva medida
que hacía soñar a los nuevos residen- se refleja en el presupuesto que pre-
tes que tendrían un entorno social sentó la administración en la asamblea
homogéneo, con “gente como uno”. Por de vecinos de 2018, en la que los gas-
otra parte, estaba la arquitectura tos asignados de seguridad casi se
defensiva del edificio: una enorme diluyen entre el sistema de alarmas
fortaleza de cristal y concreto que pa- y algunos medios de control de incen-
rece impenetrable (Zamorano, 2015b). dios. Incluso, lo anterior se evidencia
Sin embargo, “gente como uno” y en el pago mensual de mantenimien-
arquitectura defensiva no parecían to, pues mientras que en 2009 se
argumentos suficientes para consolidar pagaban 847 pesos (64.21 dólares
el sentimiento de seguridad que estos corrientes), en la actualidad, nueve
pioneros necesitaban. El Comité de años más tarde, se pagan 1 000 pesos
Vigilancia (instancia constituida por los (50.32 dólares corrientes).
vecinos) contrató a una agencia priva- El ánimo de los vecinos con respec-
da de seguridad que puso en servicio a to a la seguridad se ve transformado.
36 vigilantes en turnos de 24 por 24 En 2009 se percibía un deseo de cons-
horas, lo que daba un total de 18 guar- truir un sistema basado en un tejido
dias activos por turno, cuyo aspecto social estrecho y en una relación ami-
podía confundirse con el de edecanes: gable con los vigilantes: “Siempre es
mejor un personal confiable, que te
Hombres jóvenes (25 a 35 años de conozca e identifique personalmente”,
edad), altos, delgados, de tez morena decía un vecino oponiéndose a un con-
clara, cabello en forma de casquete trol de acceso al edificio por medio de
corto, con radios de comunicación y tarjetas magnéticas, pero hoy que ya
ataviados con un traje azul marino se utilizan, la seguridad sólo aparece
que tiene bordado en el pecho un en comentarios aislados y de desencan-
escudo de la compañía de seguridad to. Ya no se solicita con urgencia una
a la que pertenecen. A los ocho vigi- acción colectiva, ahora se acepta, quizá
lantes que permanecen en los cuatro con resignación, una nueva situación:
accesos se les suman 10 más que “¿Y la seguridad ya no es un problema?”.
circulan por las áreas comunes del “No, pues ya entra todo mundo.”
conjunto (Zamorano, 2015a: 313). Entre los empleados de la adminis-
tración y los vecinos a quienes entre-
En 2018 se contrataron sólo cerca visté, sólo mencionaron el robo de una
de 16 agentes, pues el servicio se ga- bicicleta y rumores de que un depar-
rantiza también con un sistema de tamento había sido atracado; sin em-
circuito cerrado de televisión (cctv). bargo, estos asertos se ponen en duda
Estos guardias vestían un atuendo de inmediato al preguntarse: “¿Cómo
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 31

alguien podría entrar a un departa- (2017-2022) presentó el “Mapa de


mento sin ser visto por las cámaras zonas de actuación”, que contempla
o los vigilantes?”. No obstante, este 25 sectores repartidos entre los perí-
rumor ha impulsado a que algunos metros A y B. El Programa Universi-
vecinos instalen una segunda chapa tario de Estudios sobre la Ciudad (puec)
de seguridad, “nada más por si las demarcó estas zonas a partir de una
dudas”. idea de semejanza, y considera que,
Aquí vemos que la seguridad dejó en su interior, “comparten caracterís-
de ser la preocupación central de los ticas tipo, morfología, nombres y de-
vecinos. Sin embargo, la confianza limitaciones simbólicas de barrios o
es un sentimiento frágil. Así, los re- colonias que bien podrían denominar-
sidentes viven con una sensación de se áreas homogéneas a partir de un
certidumbre más o menos estableci- criterio histórico, funcional, de vocación
da, aunque no dejan de estar alertas o imagen” (GDF, 2017: 51). Las 25
y toman precauciones. ¿Qué pasa con secciones, pequeñas en realidad, cons-
el entorno urbano? ¿Qué tan estables tituyen en conjunto menos de 1% del
son las fronteras de ese espacio forti- territorio de la Ciudad de México y no
ficado? Lefebvre ha discutido el tema deja de sorprender que, como insiste
en su crítica a las concepciones sus- Moctezuma (2017: 1): “aquel pequeño
tancialistas de los espacios sociales y fragmento urbano durante 400 años,
señala: “Límites visibles como muros hasta finales del siglo xxi, contuvo la
o cercados en general, dan lugar a una totalidad de la Ciudad de México”.  
apariencia de separación entre espa- Como fruto de esa densidad histó-
cios donde en realidad lo que existe rica, a inicios del siglo xxi, los 25 sec-
es una continuidad ambigua” (Lefe- tores contrastaban bastante entre sí,
bvre, 1991: 86). de modo que el programa de renovación
Con base en esta idea, en el próxi- (que enfoca diferentes edificios, espa-
mo apartado se verá qué pasa con los cios públicos y poblaciones) ha tenido
sentimientos de seguridad que se han expresiones diversas en la estructura
desarrollado en el sector sur de la Ala- urbana y en la demografía de cada
meda Central, donde se encuentra el sector, pero no nos encontramos ante
Condo, y cómo juega la relación entre una homogeneidad total. Incluso, hay
el adentro y el afuera. Pero antes, es sectores como la Guerrero, Tepito, la
necesario delimitar a mayor profundi- Lagunilla y La Merced que se resisten
dad qué se entiende por “afuera”. al cambio. Pese a todo, la geografía de
cada sector se está transformando. Las
RENOVACIÓN URBANA A fronteras se recomponen de un año a
GEOMETRÍA VARIABLE Y EL SECTOR otro, y la vocación e imagen muta de
SUR DE LA ALAMEDA CENTRAL acuerdo con los objetivos de este pro-
grama. En 2018 se puede observar
El Plan Integral del Manejo del Cen- una mixtura sociocultural apasionan-
tro Histórico de la Ciudad de México te en espacios, habitantes y visitantes;
Mapa de zonas de actuación.

TEPITO

GUERRERO

LORETO

CATEDRAL-
SUR DE LA MONEDA
ALAMEDA

INDIANILLA-
REGISTRO CIVIL SAN PABLO

Fuente: gdf, 2017: 35.


Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 33

aunque de modo latente, se divisa un liendo entre ellos el Hilton y el Fiesta


proceso de homogeneización hacia la Inn; plazas comerciales y restaurantes,
producción de espacios de vivienda, la mayoría de franquicias, mezclados
ocio y consumo destinados tanto a con una pequeña porción de viejas
clases medias y altas como a turistas. fondas y bares populares. En este sec-
En este complejo mosaico encon- tor se encuentra el Condo, junto con
tramos el sector sur de la Alameda dos condominios más con caracterís-
Central, ubicado al poniente, ya en el ticas similares.
perímetro B, cercano a la Avenida Sin duda, esta zona es el reflejo de
Reforma (importante eje de negocios una renovación materializada en con-
de la ciudad). Pese a la homogeneidad cretos pulidos y cristales de piso a
que el puec observó para delimitar techo. Pocos son los edificios recons-
el área a principios del siglo xxi, hoy truidos, la mayoría se trata de edifi-
se revelan al menos cuatro zonas caciones nuevas levantadas en lotes
bastante disímbolas. Mi zona de es- baldíos al menos desde el sismo de
tudio se localiza en colindancia con 1985. Como lo demostró Jerónimo Díaz
la Alameda y limita al sur por la calle (2016), los procesos de revitalización
Artículo 123. del chcm han producido no sólo pro-
En los años cuarenta, la zona sur cesos de desplazamiento y reempla-
de la Alameda Central era un espacio zamiento de población (que es lo que
hasta cierto punto próspero, lugar de se entiende por gentrificación), sino
restaurantes y hoteles de lujo. Una también de microprocesos simultáneos
importante comunidad de artistas y de despoblamientos y repoblamientos.
de refugiados republicanos españo- “[las manzanas que han pedido pobla-
les solía vivir allí. El terremoto de 1985 ción] se encuentran repartidas en todo
destruyó los bloques cercanos a la el territorio, aunque se aprecia un
Alameda y quedaron como terrenos semicírculo de abandono que abarca
de especulación. A partir de 2003 co- las colonias Guerrero, Morelos, la zona
menzaron a llegar los capitales, en de los mercados de La Merced e inclu-
especial luego de que los gobiernos so algunas manzanas de la antigua
capitalino y federal acordaron promo- Merced, en el sector oriental del perí-
ver la construcción de la Secretaría de metro A” (Díaz, 2016: 234). Por otro
Relaciones Exteriores (sre), el Tribu- lado, entre las principales ganadoras,
nal de Justicia del Distrito Federal al nororiente, se encuentra el edificio
(tjdf) y el Museo de la Memoria y la de la fábrica de chocolate, rehabilitado
Tolerancia (MyT) (a cargo del arqui- por el Instituto de Vivienda (Invi) para
tecto Legorreta).5 Luego, de manera la construcción de 213 viviendas popu-
paulatina, los capitales privados em- lares; mientras que al surponiente, en
pezaron a construir hoteles, sobresa- el otro extremo, está el Condo, con sus
600 departamentos (Díaz, 2016: 234).
5
  Véase Fernando Minaya (2017), “Plaza Un estacionamiento de unos cuatro
Juárez, la contemporaneidad de la Alameda”. pisos quedó destruido en su totalidad
34 Claudia C. Zamorano Villarreal

durante el sismo de 1985 y permane- aspersores que difunden la gentrifi-


ció como lote ocioso por casi veinte años, cación en los alrededores debido a dos
hasta que la Desarrolladora del Parque factores: primero, a la fuerte inversión
puso sus ojos y sus capitales en él (Za- pública y privada en materia de se-
morano, 2015b); sobre sus ruinas se guridad y la renovación de espacios
construyó el Condo. Otro caso con un públicos y privados; segundo, a las
peso similar es producto de una de las presiones materiales y simbólicas que
más recientes intervenciones del Gru- los habitantes recién llegados ejercen
po Carso, que recuperó el Hotel Bamer sobre su entorno. Es decir, que sus
de veinte pisos, dejado al abandono necesidades y aspiraciones también
entre finales de los años noventa. traspasan las fronteras del edificio
Los dos ejemplos que he menciona- hacia el exterior. Lorena, residente del
do fueron espacios ociosos que se re- Condo desde hace siete años, lo dice
cuperaron con fines habitacionales. claro: “Poco a poco, fonditas y antros
Casos como éstos ofrecen argumentos de mala muerte van siendo sustituidos
a aquellos que defienden la idea de que por lugares más bonitos, como que la
la revitalización del Centro Histórico zona ha subido de calidad. Y puedes
no produce desplazamiento de pobla- encontrar restaurantes donde una cena
ciones pobres y, por lo tanto, tampoco para dos te sale en 1 500 pesos a la-
producen gentrificación (véase debate dito de lugares…, así, populares” (ve-
en Delgadillo, 2014). Sin embargo, al cina, cerca de 60 años, mayo de 2018).
observar más allá de las fronteras de Esto que en primera instancia apa-
estos condominios, es posible apreciar rece como el repoblamiento de un es-
procesos más complejos. pacio abandonado, va desbordando sus
Este tipo de viviendas en copropiedad fronteras y, con la ayuda de capitales
se podría calificar como una “revitali- privados y financiamiento público,
zación excluyente”, pues sus productos transforma el espacio urbano, impulsa
son accesibles sólo para las clases me- inversiones y ocupa lugares que ayer
dia y alta. Su arquitectura defensiva eran territorios de clases populares.
hace imaginar que el edificio no deja Éste es el caso del Edificio Marroquí,
pasar ni salir nada, que funciona como ubicado a espaldas de la nueva sede de
un enclave habitacional. Sin embargo la sre, que en 2017 puso a la venta 60
—en concordancia con las ideas de Le- departamentos con un costo aproxima-
febvre (1991) sobre la porosidad de las do a 2.5 millones de pesos. También es
fronteras materiales—, en 2009 pude el caso de dos edificios construidos en
corroborar que esta fortaleza era en 2018 en la Cerrada Dolores, en el ple-
realidad permeable y que los elementos no corazón del Barrio Chino.
del entorno urbano eran capaces de Sin duda, este proceso permite
producir sentimientos de inseguridad constatar lo que Moctezuma llamó el
entre sus habitantes (Zamorano, 2015b). desvanecimiento de lo popular, y sos-
En 2018 observé que estos puntos tener que la deslocalización mediante
de revitalización han funcionado como la emigración forzada no puede ser el
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 35

único punto de debate sobre la gentri- sidades específicas y cotidianas de cada


ficación. El autor invita a reconocer espacio) y los extraordinarios (se ob-
la existencia “tanto de instancias ma- servan en manifestaciones, mítines,
teriales y simbólicas de desplazamiento eventos oficiales de mediana y gran
como de sus características multidimen- magnitud, desalojos de vendedores
sionales, en razón de que las ‘territo- ambulantes y, en menor medida, de
rializaciones’ residenciales populares inquilinos), en los que se registra una
se construyen a partir de diferentes movilización singular de policías au-
ámbitos de dominio y apropiación xiliares y granaderos.
espacial que exceden los muros que En los primeros acercamientos de
limitan las viviendas hacia el vecin- campo, desde el punto de vista de lo
dario” (Moctezuma, 2017: 31). En este ordinario, lo que resaltaba en el sector
sentido, Moctezuma analiza no sólo la sur de la Alameda era la presencia de
ausencia de cuerpos que estuvieron corporaciones de seguridad privada en
presentes en el espacio, también lo que espacios privados y uno que otro po-
impide la localización de recientes licía auxiliar en las zonas de los co-
presencias populares, “así como las mercios. Desde lo extraordinario,
nuevas exclusiones que el espacio asombraba la presencia de centenares
renovado genera, no solamente porque de granaderos, lo que respondía al de­
se termine con prácticas y significados sa­lojo de los vendedores ambulantes
previos, sino porque en sí mismo se de dos espacios estratégicos para las
construye con límites sociales y sim- políticas de renovación: la Alameda
bólicos que imposibilitan la apropiación Central, sobre todo a partir de 2012,
popular de sus espacios públicos y que iniciaba su proceso de remodelación;
comerciales” (Moctezuma, 2017: 31). y el Eje Central Lázaro Cárdenas, en
En todo este proceso, ¿qué papel tiene cuyas dos aceras se colocaron parejas
la “segurización”? ¿Cómo entenderla? de granaderos cada 50 pasos. Aquí
presencié un zafarrancho entre este
SECTOR SUR DE LA ALAMEDA: último grupo policial y una especie de
¿OFRECIENDO UN SENTIMIENTO guardias blancas compuesta por unos
DE SEGURIDAD? cuarenta jóvenes en motoneta (cono-
cidos como tepichulos) que defendían
Entre 2009 y 2012 realicé un ejercicio a los vendedores ambulantes de esa
que llamé “policonteo”. Consistía en importante vialidad, mismos que, me
contar, durante varios días y a distin- parece, también entran en la disputa
tas horas, el número de policías y por el control de la seguridad en el
agentes privados de seguridad en las Centro Histórico (Zamorano, 2015a).
diferentes calles del Centro Histórico Las visitas que realicé en 2018 me
(Zamorano, 2015a). Este ejercicio re- permitieron constatar que las cosas
veló una lógica de distribución espacial siguen respondiendo a la misma lógi-
de guardias que responde a dos tipos de ca entre lo ordinario y lo extraordina-
eventos: los ordinarios (atienden nece- rio, pero las transformaciones ya
36 Claudia C. Zamorano Villarreal

cristalizadas revelan fuertes virajes. ubicado en cada calle paralela a la


El más importante, desde el punto de Avenida Juárez y varios sobre esta
vista de los mecanismos de vigilancia última, frente a la Alameda Central.
ordinaria, está relacionado con la Todo el sector sur de la Alameda
adopción del sistema de cuadrantes cuenta con cámaras de vigilancia y
para reorganizar a la Policía Auxiliar botones de pánico conectados a los C2
en la Ciudad de México. Vale la pena y C5,7 sin embargo, su presencia es
entender bien cómo opera. mucho más notoria en las colindancias
del parque público (una en cada cuadra)
La capital mexicana se dividió en y va diluyéndose conforme uno cami-
cinco zonas (centro, sur, oriente, po- na hacia la zona austral. Por último,
niente y norte) que a su vez fueron también constaté que la presencia de
subdivididas en 15 regiones en las agentes privados de seguridad pare-
que se distribuyeron los 74 sectores ce ir en aumento tras la proliferación
de la policía y que integran 918 cua- de plazas comerciales, hoteles y condo-
drantes. Los cuadrantes son exten- minios.
siones de entre 800 y 1 000 metros Los nuevos edificios construidos en
cuadrados con características espe- el sector aumentan la frecuencia e
cíficas en cuanto a la afluencia de intensidad de los eventos extraordi-
personas, desarrollo comercial y narios que movilizan a una gran can-
habitacional, así como incidencias tidad de agentes. Un ejemplo de esto
delictivas. Cada cuadrante cuenta con ocurrió un martes de mayo, hacia las
tres jefes, que trabaja cada uno en 13:00 horas, al llegar al sector por
un turno y es responsable de la pa- la estación del metro Bellas Artes, pues
trulla que les corresponde, de un las cosas parecían más agitadas de lo
grupo específico de policías, así como normal. En ese pequeño trayecto (de
del equipo que requieren (chalecos, unos 200 metros) encontré tres grupos
uniformes, macanas, etc.).6 de cuatro policías de tránsito; igual
número de auxiliares estaban aposta-
Un cambio fundamental consistió dos en el Hemiciclo a Juárez y en el
en la implementación del modelo de Palacio de Bellas Artes. Frente al
policía de proximidad. Para esto se Museo MyT había otra nube de auxi-
estableció una aplicación llamada “Mi liares, y frente al Hotel Hilton se ha-
Policía”, a la que algunos vecinos me bían apostado unas cuatro camionetas
recomendaron inscribirme, aunque Suburban con vidrios polarizados que,
confiesan no haberla usado nunca. En en vez de placa, ostentaban una ban-
2018 pude confirmar la presencia cons- dera de México, cada una custodiada
tante de una patrulla haciendo rondi-
nes en el sector, un policía auxiliar 7
  Centros de Comando y Control: estaciones
regionales encargadas del monitoreo de las
cámaras de videovigilancia por zonas en la Ciu-
6
  ¿Cómo funciona la vigilancia por cuadran- dad de México. Véase en la liga siguiente: <http://
tes en el DF? Noticieros Televisa. www.c5.cdmx.gob.mx>.
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 37

por dos o tres guardaespaldas. En las de manera precaria hasta nuestros


calles cercanas observé dos tanquetas días y con altas y bajas según la tem-
del ejército. En efecto, me encontraba porada, mismos que se dan en medio
en un acumulado de situaciones ex- de tensiones y negociaciones políti-
traordinarias que sólo podían suceder cas. De la mano con esto, el tercer
en el Centro Histórico en el contexto mecanismo es la instauración de un
de unas elecciones federales tan tensas sistema de hiperreglamentación del
como las del 2018, la reunión de los uso del espacio público, en el que
candidatos a la Presidencia de la Re- además de exigir limpieza y orden,
pública en el Museo MyT y la presencia se excluyeron (por el bien de “todos”)
del presidente Enrique Peña Nieto en las prácticas de los usuarios que ocu-
el Hotel Hilton. paban el parque antes de la revitali-
El despliegue de la policía privada zación (Giglia, 2013) (vendedores
y pública, así como la presencia de ambulantes, empleadas domésticas,
cámaras de vigilancia marcan el día obreros, trabajadores de la construc-
a día de este espacio, cuyo grado de ción y poblaciones callejeras). Por
“segurización” es alto; también lo mar- último, el repoblamiento temporal
can el incremento de diferentes agen- intensivo del espacio, que en la políti-
tes de seguridad a causa de eventos ca pública se sustenta con el pomposo
extraordinarios. Sin embargo, las término de “reconstrucción de tejido
políticas de seguridad que se promovie- social”, pero que, según Martínez y
ron en esta zona, en especial a partir Sánchez Mejorada (2015: 167), no
de las recomendaciones de Giuliani puede considerarse como tal por tra-
en 2003, no apostaban sólo a la pre- tarse de población flotante.
sencia policiaca (física o digital). Al
margen de ésta se ha construido tam- Este conjunto de acciones quizá no
bién un sentido y una estética seguri- ofrece sólo un sentimiento de segu-
taria mediante diferentes mecanismos ridad, sino una experiencia de se-
de iluminación, limpieza y orden socio- guridad que se expresa en diferentes
espacial. Cuatro de ellos se reflejan conversaciones:
en la Alameda Central y se desbordan —Muchas veces llegamos a casa
hacia el sector sur. Primero: la poda como a las 9 o 10 y nos salimos a
de árboles y la iluminación potente de caminar. Pasamos por la Alameda,
una luz blanca que permite mantener luego por todo Madero, incluso más
la visibilidad en toda la superficie del para allá… Ya estamos regresando
parque, tanto para las cámaras de como a las 11 o 12, sin ningún pro-
seguridad como para los múltiples blema (vecina del Condo, ca. 60 años.
policías auxiliares que trabajan en Junio de 2018).
turnos de 24 x 24 horas. Segundo: los —No pues, me queda claro que si
intentos de desalojo de vendedores no fuera seguro, yo no estaría vivien-
ambulantes, artistas callejeros y me- do aquí (vecino del Condo, 65 años.
rólicos, intenciones que se mantienen Mayo de 2018).
38 Claudia C. Zamorano Villarreal

—Afortunadamente la zona es ESTÉTICA SEGURITARIA,


tranquila. Hay casos como de robo de GENTRIFICACIÓN Y TURISMO:
celular y cosas así, pero la zona es UNA MIRADA AL AIRBNB
tranquila. Por eso aquí andamos po-
licías auxiliares turísticos [señalan- A principios de mayo de 2018, una de
do con cierto orgullo su kepi]. No como mis principales interlocutoras me
en la zona de La Merced, donde man- propuso acompañarla al Condo para
dan a los grupos de reacción. ¿Por resolver algunas cuestiones de mante-
qué? Pues por las riñas que hay por nimiento de su departamento. Olivia,
allá, por las riñas con ambulantes una profesionista de 48 años, es una de
(policía auxiliar, ca. de 30 años. Junio las primeras propietarias que compra-
de 2018). ron con fines de inversión. Así, desde
el inicio en 2006 puso su espacio en
Estos testimonios dejan claro que renta, primero con unos jóvenes profe-
se ha establecido un sentimiento de se- sionistas y, desde 2016, con el sistema
guridad que poco se registra en las de rentas temporales de Airbnb.
estadísticas. Por ejemplo, la página Olivia reconocía que ha sido una
interactiva El hoyo del crimen (2019) buena inversión, y asocia el éxito de
permite conocer el número de inciden- la renta de su espacio a los turistas
tes criminales por cuadrante entre con el tema de la seguridad, que sabe
marzo de 2018 y abril de 2019. Si se que es el foco central de mi investiga-
observan sólo los cuadrantes Morelos ción: “Para todo mundo ha sido una
y Revolución-Alameda, se puede ver muy buena inversión. Desde que Air-
que mientras que se registraron 0.56 bnb se empezó a poner de moda, mu-
homicidios dolosos por cada mil habi- chos, no sé qué porcentaje, rentan por
tantes en Morelos, sólo tuvieron lugar temporadas o por Airbnb” (Olivia, mayo
0.19 en Revolución-Alameda y cero en de 2018).
el sector sur de la Alameda. Pero en Ella considera que la seguridad del
cuanto a los robos con violencia a tran- lugar no es la mejor, en especial fuera
seúnte, la relación se invierte: se re- del condominio, pero los inquilinos (en
gistran 13.77 robos por cada mil general extranjeros) construyen una
habitantes en Revolución-Alameda, percepción más favorable de lo que es,
mientras que en Morelos sólo se pre- primero, por el desconocimiento de
sentan 3.11. Sin embargo, es impor- ciertos códigos, segundo, por la esté-
tante señalar dos puntos: primero, que tica del condominio:
la seguridad y el sentimiento de segu-
ridad nunca están correlacionados en […] es una población prácticamente
su totalidad (Kessler, 2011); segundo, turística y muchos de ellos son ex-
si bien la cifra de homicidio es confia- tranjeros (95% de los que me rentan
ble, la de robos dice más de la cultura a mí son extranjeros). Aunque sí
de la denuncia y la confianza a la poli- ponen énfasis en la seguridad, como
cía que de la incidencia de robos en sí. que no se dan cuenta de muchas
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 39

cosas […] Es una especie de no darse nubes de concentración importantes:


cuenta de ciertos códigos. ¿Como con 57 habitaciones y con un precio
cuáles? Creo que como chilango apren- promedio de 960 pesos la noche (48
des a mirar que alguien te está vien- dólares), la primera está en Santo
do insistentemente, que está viendo Domingo, al final de la calle Repúbli-
tu bolsa, qué traes… Este tipo de ca de Perú, muy cerca de esa plaza
gestos que puedes estar viendo en que entre el Virreinato y la Indepen-
otras personas y que, igual si o igual dencia fue sede de la Santa Inquisición.
no, pero tú te pones como en alerta…, La segunda se concentra en Isabel la
puede ser un prejuicio…, pero te po- Católica, entre Cinco de Mayo y Re-
nes en alerta. pública de Uruguay, muy cerca de la
En cuanto a la seguridad en el calle peatonal Madero y el Museo de
mismo edificio, pues el hecho de que la Estampa, donde se ofertan 76 de-
haya un portero y cámaras; el hecho partamentos con un precio promedio
de que el conjunto se vea ordenado, similar a los anteriores. La tercera
creo que eso genera una cierta im- zona es precisamente la del sur de la
presión de seguridad. Lo sé porque Alameda, que muestra 107 alquileres,
los inquilinos dejan [en la plataforma de los cuales 57 pertenecen al Condo.
de Airbnb] una impresión sobre el Los precios promedio van de entre 977
departamento, y casi siempre dicen pesos (un poco más de 48 dólares) para
que es un lugar seguro, que la pasan departamentos de una recámara, has-
bien, etc… (Kessler, 2011) ta 1 376 pesos (68.8 dólares), los de-
partamentos de tres recámaras. Un
¿Cómo se refleja esto en el chcm? condominio más, donde se presenta
¿Qué efectos tiene sobre las expecta- una buena cantidad de alojamientos
tivas de renta y la valorización inmo- en renta por Airbnb, es el edificio Ba-
biliaria? ¿Estamos asistiendo a una mer, del grupo Carso.
nueva fase de la gentrificación? La plataforma también deja ver
La plataforma de Airbnb permite tanto los textos con los que los propie-
conocer la oferta de habitaciones tem- tarios ofrecen su espacio, como los
porales por zonas de la ciudad. En ella comentarios de los inquilinos. Entre
aparecen dos opciones: sea una recá- los primeros, la seguridad aparece en
mara (independiente o compartida) realidad como algo secundario (siem-
dentro de una vivienda, sean depar- pre atrás de centralidad, disponibilidad
tamentos completos. Mi búsqueda, y ciudad) con frases como: seguridad
realizada a mediados de mayo de 2018, 7/24; portero día y noche; o un simple
se centró en la última opción, por con- safe and lively neigborhood. Pero,
siderar que es lo que se ofrece más en mientras que los propietarios de este
el Condo. condominio siempre dejan deslizar la
El mapa de localización de la pla- seguridad, aunque sea de manera dis-
taforma revela ofertas distribuidas por creta, entre los inquilinos pocos la
toda la zona; sin embargo, existen tres mencionan. La mayoría se concentra
40 Claudia C. Zamorano Villarreal

en lo moderno del edificio, lo bien de retiro de necesitados cada vez más


mantenido que está o su perfecta ubi- violentas y excluyentes: “¿Qué van a
cación. Quizá Olivia tiene razón en pensar los turistas?, huele muy mal,
que estos turistas no tienen por qué no es posible que se les defienda tanto”
saber que están hospedados en lo (Ballesteros, 2015: 41).
que hace 20 años era denunciado por Así, estos nuevos “otros” exigen,
los medios, con razón o sin razón, quizá sin saberlo, mayor seguridad,
como unos de los espacios con mayor orden y limpieza, al tiempo que su
índice de delincuencia de la zmvm presencia estimula el alza de las rentas
(Monnet, 1995). Toca ahora profun- y, por lo tanto, la valorización inmo-
dizar en dos nubes más de concen- biliaria (Vives y Rullan, 2017). En una
tración de ofertas Airbnb. Con lo revisión de la plataforma inmobiliaria
expuesto hasta el momento, pareciera Metros Cúbicos, encontré cinco depar-
que la preocupación por la seguridad tamentos en el Condo cuyas rentas
es menos importante, tanto para ofer- varían entre 14 000 y 16 000 pesos. Un
tantes como para consumidores. Pero propietario que decide entrar al siste-
de uno u otro modo, lo que salta a la ma de Airbnb puede obtener cerca de
vista es la relación entre una estética 30 000 pesos si logra rentar todo el
seguritaria, la gentrificación y el tu- mes. La diferencia es atractiva. Habrá
rismo, como veremos a continuación. que preguntarse cómo juega este pro-
Con una etnografía de la calle Re- ceso en el hecho de que un departa-
pública de Perú, Valeria Ballesteros mento que costó cerca de ochocientos
(2015) revela cómo, en los procesos de mil pesos en 2006, ahora puede costar
renovación urbana y “segurización”, tres millones y medio.
surgen nuevas otredades entre la gen-
te de un mismo vecindario: el policía, CONCLUSIÓN: GENTRIFICACIÓN
como el otro que debería cuidarme; el POR AIRBNB, ¿NUEVA FASE DEL
vecino “malandro”, que antes era acep- PROCESO DE ‘GENTRIFICACIÓN
tado como par; las poblaciones calle- A LA MEXICANA’?
jeras, con las que nadie (autoridades
o civiles) sabe lidiar. Y así, entre todos Sin duda, la gentrificación es un pro-
esos otros, surgen también los turistas, ceso complejo y multidimensional que
“los invitados predilectos”, los otros a se juega en distintos pasos más o menos
los que les debemos deferencia. Esto secuenciales. Inicia con la desinversión
se ve en especial cuando algunos veci- y la especulación, que en el sur de la
nos hablan de los indigentes que, según Alameda fueron facilitados por el sismo
ellos, afean el paisaje urbano para los de 1985. El hecho de que las nuevas
ojos de los turistas. “No se puede con- inversiones se hayan iniciado sobre las
cebir que en pleno Centro Histórico se ruinas de un estacionamiento público,
permita la indigencia” dice uno de sus libera al Condo de haber expulsado a
informantes, lo que para Ballesteros poblaciones populares y pasar por un
significa la legitimación de mecanismos proceso micro-local de pacificación. Al
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 41

mismo tiempo, hace que el proceso se renta del suelo juega en estos despla-
vea como una renovación excluyen- zamientos, ya que algunas preferencias
te que más tarde (con las presiones de de consumo, como la búsqueda de
seguridad y de consumo de los vecinos, infraestructura educativa y de salud
así como con inversiones públicas y adecuada para los hijos de familias de
privadas) se encadenó con los procesos clase media, incita a los jóvenes pio-
de gentrificación a escala más amplia. neros al desplazamiento, una vez que
Así vemos una nueva versión de ese empiezan su vida reproductiva. Sin
proceso de desvanecimiento de lo po- embargo, también se observa que el
pular que había observado Moctezuma proceso descrito es paralelo a la valo-
(2017) a partir de su trabajo en la an- rización del suelo y al aumento de las
tigua Merced rentas. En términos de Díaz Parra
De tal modo, esta zona “segurizada” (2017), las hipótesis de la ecología
deviene un lugar ideal para los afluen- urbana parecen confluir con las de la
tes de turistas, en su mayoría dolari- teoría de la renta. Asimismo, se ha
zados. Así, pequeños inversionistas visto, incluso en varias ciudades de
pasan de obtener una renta fija, quizá países desarrollados como Berlín, Bar-
estable pero poco interesante, al sis- celona y París, que esta valorización
tema Airbnb, que les garantizará y desplazamiento voluntarios y obli-
ganancias más jugosas. ¿Es posible gatorios se conjugan con un crecimien-
pensar que con la normalización de to de la oferta de sistemas de renta de
estos sistemas de renta temporal, la corta estancia (Association aux 4 coins
llamada economía solidaria (Durán- du 4e, 2017).
Sánchez et al., 2016) está registrando En el caso del chcm, podemos pen-
una transición a una fase de la gen- sar que, a lado del alza de las rentas y
trificación que cambia de nuevo, o más la sustitución de hippies por hipsters
bien diversifica, las reglas del juego y yuppies (Díaz Parra, 2017), la presión
en ese Centro Histórico que desde el ejercida por los turistas extranjeros
año 2000 ha entrado en un absoluto puede constituir un papel central en
dinamismo? los procesos de desplazamiento y des-
Recordemos a Neil Smith (1996) vanecimiento tanto de lo popular como
advirtiendo que los jóvenes pioneros de clases medias menos favorecidas.
de la gentrificación, aquellos artistas Esto seguro está ganando peso ante
que ocupaban lofts en Nueva York a la profunda y prolongada crisis eco-
precios razonables y se encargaban de nómica que sufre el país y que golpea
limar las tensiones que podrían surgir en particular a las clases medias-pro-
con los vecinos originarios, serían ex- fesionales (los antiguos clientes del
pulsados y sustituidos por poblaciones Condo) con la devaluación del peso, la
más pudientes, una vez pacificado y inflación, el subempleo y el desempleo.
revalorizado el espacio urbano. Sin duda, habrá que estudiar a fondo
Cierto, diversos estudios en el mun- esta nueva cara de la ‘gentrificación
do han demostrado que no sólo la a la mexicana’ y analizar cómo este
42 Claudia C. Zamorano Villarreal

proceso se entrelaza con la “seguriza- ficación?, Pontifica Universidad Católi-


ción” de los espacios públicos y priva- ca de Chile/Universidad Externado de
dos, que ofrecen certidumbres a clases Colombia, pp. 219-244.
medias holgadas y a turistas. Díaz Parra, Ibán (2017), “La gentrificación,
entre la ecología urbana y la teoría de
BIBLIOGRAFÍA la renta”, en Eftychia Bournazou (coord.)
Gentrificación. Miradas desde la Acade-
Association aux 4 coins du 4e (2017), Les mia y la ciudadanía, México, Facultad
locations saisonnières dans le IVe arron- de Arquitectura-unam, pp. 31-52.
dissement, une désertification invisible?, Durán-Sánchez, Amador et al. (2016), “Eco-
documento del coloquio, 18 de marzo de nomía colaborativa: análisis de la pro-
2017, París. ducción científica en revistas académicas”,
Ballesteros, Valeria (2015), Vivir la secu- Revista de Gestão e Secretariado. Ma-
rización en la zona norte del Centro nagement and Administrative Professio-
Histórico de la Ciudad de México: expe- nal Review, vol. 7, núm. 3, pp. 1-20.
riencias y prácticas, tesis de licenciatu- GDF (2017), Plan Integral de Manejo Centro
ra en antropología social, enah, Ciudad Histórico de la Ciudad de México 2017-
de México. 2022, recuperado de: <http://www.auto-
Becker, Anne, y Marcus-Michael Müller ridadcentrohistorico.cdmx.gob.mx>,
(2013), “Securitization of Urban Space consultada el 3 de mayo de 2018.
and the ‘Rescue’ of Downtown Mexico Giglia, Angela (2013), “Entre el bien común
City: Vision and Practice”, Latin Ame- y la ciudad insular: la renovación urba-
rican Perspectives, vol. 40, núm. 2, pp. na en la Ciudad de México”, Alteridades,
77-94. vol. 23, núm. 46, pp. 27-38.
Davis, Diane (2007), “El factor Giuliani: González Argüello, Pablo (2017), Habi-
delincuencia, la ‘cero tolerancia’ en el tamos la ciudad por instantes. Músicos
trabajo policiaco y la transformación de callejeros en el contexto de gentrifica-
la esfera pública en el centro de la Ciu- ción. Apropiaciones y conflictos en los
dad de México, Estudios Sociológicos, espacios públicos del Centro Histórico
vol. XXV, núm. 3, pp. 639-681. de la Ciudad de México, tesis de maes-
Delgadillo, Víctor (2014), “¿Gentrificación tría en antropología social, ciesas ,
sin desplazamiento social?”, Ciudades, México.
vol. 25, núm. 103, julio-septiembre, pp. Kessler, Gabriel (2011), El sentimiento de
2-8. inseguridad. Sociología del temor al
Díaz, Jerónimo (2016), “Antiguas fronteras delito, Buenos Aires, Siglo XXI.
y nuevos frentes pioneros en el Centro Leal, Alejandra (2015), “La esquina más
Histórico de la Ciudad de México. Una segura de la ciudad. Las paradojas de
evaluación a más de 10 años del progra- la segurización en la Ciudad de México”,
ma de rescate, en Yasna Contreras, en Genola Caprón y Cristina Sánchez-
Thierry Lulle y Óscar Figueroa (coords.), Mejorada, La (in)seguridad en la me-
Cambios socioespaciales en las ciudades trópolis. Territorio, segurización y espa-
Latinoamericanas: ¿procesos de gentri- cio público, México, uam-a, pp. 107-124.
Segurización, gentrificación y Airbnb: ¿nueva fase de la renovación urbana en la Ciudad de México? 43

 (2011), “For The Enjoyment of All”: Téllez Contreras, León (2012), Vivir en el
Cosmopolitan Aspirations, Urban En- cambio. Vida vecinal, prácticas espacia-
counters and Class Boundaries in Mexi- les y espacio público en los alrededores
co City, tesis de doctorado en filosofía, de la Plaza Pugibet”, tesis de maestría
Columbia University, Nueva York. en antropología social, ciesas, México.
 (2007), “Peligro, proximidad y dife- Tillinger, Lisa, y Gerardo Barroso (2013),
rencia: negociar fronteras en el Centro Calle López, documental, producción
Histórico de la Ciudad de México”, Al- Axolote Cine/Ki Visual/Ajenjo Cine (80
teridades, vol. 17, núm. 34, pp. 27-38. minutos).
Lefebvre, Henry (1991), La production de Vives-Miró, Sònia, y Onofre Rullan (2017),
l’espace, París, Anthropos. “¿Desposesión de vivienda por turisti-
Martínez, Guadalupe, y Cristina Sánchez- zación? Revalorización y desplazamien-
Mejorada (2015), “Remodelación de tos en el Centro Histórico de Palma
espacios públicos del Centro Histórico y (Mallorca)”, Revista de Geografía Norte
rescate del tejido social como elemento Grande, núm. 67, pp. 53-71.
de seguridad: el caso del Corredor Pea- Zamorano, Claudia (2015a), “Segurización:
tonal Madero”, en Genola Caprón y ¿una estrategia efectiva para la gentri-
Cristina Sánchez-Mejorada, La (in) ficación en países en desarrollo?”, en
seguridad en la metrópolis. Territorio, Genola Caprón y Cristina Sánchez-
segurización y espacio público, México, Mejorada, La (in)seguridad en la me-
uam-a, pp. 107-124. trópolis. Territorio, segurización y espa-
Moctezuma, Vicente (2017), El desvaneci- cio público, México, uam-a, pp. 125-153.
miento de lo popular: etnografía de des-  (2015b), “Gentrificación, inseguridad
plazamientos en la gentrificación del y eficacidad de fronteras urbanas en
Centro Histórico de la Ciudad de Méxi- el Centro Histórico de la Ciudad de
co, tesis de doctorado en antropología México”, en Alba y Labazé, Metropo-
social, ciesas, México. lización, transformaciones mercantiles
Monnet, Jérôme (1995), Usos e imágenes y gobernanza en los países emergentes,
del Centro Histórico de la Ciudad de México-Francia, Colmex-Institut de
México, México, cemca. Recherche pour le Développement, pp.
Smith, Neil (1996), The New Urban Frontier: 301-330.
Gentrification and the Revanchist City, Zukin, Sharon (1995), The Cultures of Cities,
Londres, Routledge. Blackwell, Oxford.
SEMIÓTICA DE LA PRIVATIZACIÓN DE LA SEGURIDAD:
VIGILANTISMO E INSEGURIDAD EN TEPITO1

Arturo Díaz Cruz*

Resumen: Este artículo reflexiona etnograficamente sobre la semiótica de la privatización de la


seguridad, para lo cual toma como referencia el caso de un grupo de vigilantes en Tepito. Con
base en el trabajo de campo realizado entre 2016 y 2017, analizo las distintas interpretaciones
locales acerca de la labor que efectúan a diario policías estatales y vigilantes. El artículo mues-
tra cómo se perciben ciertos rasgos “privados” en la seguridad “pública”, así como algunos ele-
mentos “públicos” en la seguridad “privada” de los vigilantes. El trabajo sigue el análisis
semiótico sobre la dicotomía público-privado que propone Gal para pensar en los significados
locales sobre la seguridad.
Palabras claves: privatización de la seguridad, semiótica, vigilantismo, Tepito.

Semiotics of the Privatization of Security:


Vigilantism and Security in Tepito
Abstract: In this article I use an ethnographic approach to reflect on the semiotics of the priva-
tization of security. Based on the fieldwork conducted between 2016 and 2017 with a group of
vigilantes in Tepito, I analyze the different local interpretations about the work carried out
every day by state police and vigilantes. The article shows how certain "private" features are
perceived in "public" security, as well as how some "public" elements permeate the "private"
security provided by vigilantes. My work follows the semiotic analysis of the public-private di-
chotomy proposed by Gal (2002) to think of local meanings about security
Keywords: privatization of security, semiotics, vigilantism, Tepito.

INTRODUCCIÓN 1
menudo no sabemos qué hacer con las
ambivalencias que traen consigo las

A
shis Nandy (2002) atisbó con distintas imágenes que existen sobre
agudeza un asunto central de la esta organización política: ya sea vis-
vida pública contemporánea: ta como “protector”, “agente moderni-
durante décadas hemos visto una an- zador” o “árbitro”, por mencionar
siedad constante alrededor de la idea algunos ejemplos, pareciera perdurar
del Estado. Como señala el autor, a
* Doctor en ciencias sociales con especialidad
en sociología, El Colegio de México. Línea prin-
1
  Agradezco los comentarios de Claudia cipal de investigación: inseguridad, violencia,
Zamorano, Vicente Moctezuma y de los dicta- estado, etnografía urbana Correo electrónico:
minadores anónimos. [email protected]

44
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 45

con insistencia cierta obsesión con siones alarmistas sobre el “declive” o


querer definir al Estado en términos el “retiro” del Estado, que más bien la
esencialistas. Creo que algo parecido privatización de la seguridad trae con-
ocurre con la noción de lo público. sigo una “redefinición” de las relaciones
Así, en los últimos años, diversos entre lo público y lo privado (Hibou,
trabajos han analizado la “privatización 1999; Abrahamsen y Williams, 2011).
de la seguridad” a nivel global, es decir, Sin embargo, de nuevo esto sugiere
la expansión de “nuevos actores” en la cierta claridad en los trazos divisorios.
gestión de dicho rubro, lo que ha impli- De este modo, encuentro en el grue-
cado un quiebre con la visión monopólica so de las obras referidas unos acerca-
del Estado. En ese proceso destaca, por mientos, de tal manera que la idea de
un lado, la proliferación de empresas lo público no puede aparecer desvincu-
que ofrecen servicios especializados de lada del Estado, es decir, suelen abor-
protección y vigilancia (Krahmann, 2010; darse como dos categorías articuladas
Abrahamsen y Williams, 2011). Por otro de manera intrínseca. Como consecuen-
lado, dentro de la “privatización de la cia de ello, la noción de privatización ha
seguridad” se ha incorporado un con- estado asociada con la incursión de esos
junto de manifestaciones “no estatales” “nuevos actores no estatales” a los que
y fuera del mercado, a través de las me refería con anterioridad, ya sean las
cuales las personas procuran constituir empresas o los vecinos del barrio. Uno
mecanismos de seguridad (Smith, 2004; de los problemas que tienen estos en-
Hansen, 2006; Comaroff y Comaroff, foques normativos es que dejan de lado
2016). A las formas “civiles” por las los estudios que han mostrado con
cuales los ciudadanos se organizan para precisión la porosidad de las fronteras
tomar “la ley por propia mano”, recu- entre Estado y sociedad, así como entre
rriendo al uso de la violencia o a la lo público y lo privado (Gupta, 1995;
amenaza de emplearla con el objetivo Mitchell, 1999; Migdal, 2001; Hansen
de reprimir la criminalidad y proteger y Stepputat, 2001). Por otra parte,
sus propias “comunidades”, se les co- también suelen quedar al margen los
noce como “vigilantismo” (Abrahams, textos que han subrayado el carácter
1998; Pratten y Sen, 2008). ambiguo y polisémico que, tanto his-
Ahora bien, algo que quiero enfati- tórica como teóricamente, ha registrado
zar sobre estas discusiones es que la la dicotomía público-privado (Warner,
noción de privatización se encuentra, 2005; Rabotnikof, 2010).
en ambos casos, ligada a la incorpora- Una vez advertido lo anterior, en
ción de agentes o grupos “no estatales”, el presente artículo me propongo re-
lo cual sugiere, de entrada, que la flexionar desde el punto de vista de la
mayoría de los trabajos da por sentada etnografía sobre la noción de privati-
la separación entre el Estado y la so- zación de la seguridad, partiendo del
ciedad, así como de lo público y lo pri- caso particular de un grupo de vigi-
vado. A lo mucho, algunos textos han lantes en el barrio de Tepito. Ubicada
señalado, a contracorriente de las vi- en las inmediaciones del Centro His-
46 Arturo Díaz Cruz

tórico de la Ciudad de México (chcm), más sobresalientes del análisis semió-


esta zona es conocida a nivel interna- tico es que nos permite observar cómo
cional por sus mercados “informales”. las características o atributos asocia-
Al respecto, busco distanciarme de las dos a lo público o lo privado pueden
miradas que parten con un sentido trasladarse a diferentes objetos socia-
predeterminado sobre el Estado, lo pú- les (grupos, actividades, interacciones).
blico y lo privado, y más bien sigo a Del mismo modo, podemos apreciar
Zamorano (2019), quien se pregunta cómo la oposición dicotómica se repro-
acerca de lo que hay detrás de dichas duce en diferentes escalas mediante
categorías. Así, me interesa analizar, procesos de recursividad.
cómo a partir de los encuentros cotidia- Al proceder siguiendo un análisis
nos entre las policías, los vigilantes y semiótico, mi etnografía busca hacer
la población local, se producen signifi- una contribución a la discusión sobre
cados e imágenes sobre lo público y lo la privatización de la seguridad, real-
privado, en relación con la seguridad. zando el modo de captar algunos ras-
Este artículo se basa en las observaciones gos “privados” en la manera en que se
extraídas mediante una extensa prác- interpreta el desempeño de las policías
tica de campo etnográfico realizada estatales. Por el contrario, sugiero que
entre 2016 y 2017, durante el cual pude podemos vislumbrar algunos elemen-
acompañar en sus labores diarias al tos “públicos” en la actuación de los
grupo de vigilantes que aquí analizo.2 vigilantes del grupo que analizo. En
Al cuestionarme acerca de los sig- todo esto, como muestro en el artículo,
nificados alrededor de la privatización las valoraciones acerca de lo local y el
de la seguridad, considero apropiado Estado resultan cruciales, así como las
retomar la sugerencia de Gal (2002) ideas de justicia y legitimidad.
para pensar la dicotomía público- El artículo contiene tres apartados.
privado en términos semióticos, es En el primero expongo brevemente las
decir, como un fenómeno comunicati- continuas tensiones que han marcado
vo. Lo anterior implica que dicho bi- la relación entre la gente de Tepito y
nomio posee “propiedades indexicales” las policías, con el objetivo de describir
o, dicho en otras palabras, que los el contexto en el que surge la agrupación
sentidos que pueden asumir lo públi- de vigilantes. Subrayo la manera en
co-privado son relativos a los contextos que la policía es interpretada como una
específicos de uso. Uno de los aspectos corporación orientada por intereses
personales, desdibujándose la noción
2
  Este artículo formó parte de mi tesis doc-
normativa de la seguridad “pública”.
toral, la cual consiste en una etnografía sobre En el segundo apartado me enfoco en
la inseguridad en Tepito. Si bien aquí me con- los empeños discursivos llevados a cabo
centro en el grupo de vigilantes, mi trabajo de por los fundadores del grupo de vigi-
campo recoge observaciones, conversaciones
casuales y entrevistas con informantes diversos:
lantes, en los que se traza un contras-
burócratas estatales, comerciantes, dirigentes, te entre la violencia e injusticia de las
policías, residentes del barrio. policías frente a la protección local y
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 47

comunitaria de aquéllos. Así, mi pro- Se trata de uno de los barrios antiguos


pósito consiste en mostrar cómo se más reconocidos, cuya reputación como
delinean ciertos rasgos “públicos” en “congregación de rateros, encrucija-
la seguridad que ofrecen los vigilantes, da de la ‘mota’ y de lo chueco”, en tér-
lo cual, como propongo, representa un minos de Monsiváis (2014: 283), ha
intento por legitimarse. El tercer apar- producido una fama peculiar que en-
tado expone cómo en las labores coti- tremezcla estigma y exotismo.4 La
dianas, los vigilantes llevan a cabo una colonia Morelos fue construida hacia
mimetización del trabajo de las policías, finales del siglo xix y formó parte de
lo cual trae consigo inevitablemente un un amplio proyecto urbano que contem-
proceso semiótico más, en el que los plaba la creación de zonas residencia-
atributos de violencia e injusticia se les destinadas para albergar a las
imponen también entre ellos. clases populares (Aréchiga, 2003). A
comienzos del siglo pasado, las condi-
PERCEPCIONES LOCALES SOBRE ciones de insalubridad y hacinamiento
EL TRABAJO POLICIAL: LO PRIVADO al interior de las vecindades de la co-
DE LA SEGURIDAD PÚBLICA lonia provocaban desconcierto entre los
planificadores urbanos.5 Del mismo
Para comprender los significados que modo, la criminología de la época mira-
circulan en Tepito sobre el Estado, y ba con sospecha aquellos espacios cuyo
en particular, sobre las policías, es deterioro físico y moral, de acuerdo con
preciso tener en cuenta la constante la incipiente ciencia, los hacía proclives
tensión que ha existido entre unos y al vicio y al crimen (Piccato, 2001).
otros, misma que se ha mantenido a Por otra parte, en aquellos mismos
lo largo del último siglo. Para ello ha años se consolidaron algunos mercados
sido crucial cierta imagen mediatiza-
da y estereotipada de Tepito, en la que entre finales del siglo xix y la primera mitad
del siglo xx. A pesar de ello, la autora resalta la
se le proyecta como un “otro interno”, vigencia de manifestaciones culturales que rei-
es decir, como un mundo autónomo y vindican cierta “identidad” en los barrios antiguos.
marginal, con “sus propias reglas”, 4
  Es abundante la cantidad de materiales
donde “habita” la ilegalidad, el crimen audiovisuales y escritos que aparecen en la
prensa y las plataformas digitales sobre el ba-
y la informalidad (Díaz, 2019). rrio de Tepito. El tono que se asume en ellos
Tepito, cuyo origen y delimitación casi siempre exotiza sobremanera el lugar, lo
física son objeto recurrente de debate que revela cierta comercialización del “barrio”
entre cronistas e historiadores, se lo- como un atractivo especial por ese carácter
“indócil” y “peligroso”.
caliza dentro de la colonia Morelos, al 5
  Las vecindades fueron un tipo de vivien-
norte del Centro Histórico de la capital.3 da horizontal edificada en las colonias obreras
de aquellos años. Su diseño consistía en uno o
3
  Cruz (2015) señala que en la actualidad dos pisos, con un acceso común (zaguán), y unas
no existe consenso acerca de las delimitaciones filas de casas con una habitación y taller do-
territoriales de los antiguos barrios de la capital, méstico, situadas alrededor de un patio en el
ya que la configuración administrativa los sub- cual se disponían servicios comunes, tales como
sumió a las emergentes colonias conformadas letrinas y lavaderos.
48 Arturo Díaz Cruz

callejeros de la zona, siendo El Bara- conversaciones que sostuve al lado


tillo el más famoso. Su reputación como de comerciantes, dirigentes y re-
lugar de venta de artículos robados sidentes, la violencia policial era una
alimentó el aura criminal del barrio de las preocupaciones centrales. Por
(y de la colonia Morelos) (Aréchiga, otra parte, en esos mismos meses
2003; Konove, 2018). Desde entonces realicé el seguimiento diario de una
se aprecia un largo trayecto a través plataforma de Facebook llamada
del cual la población local ha mante- Alerta Tepito, que congregaba a un
nido una relación conflictiva con el público en su mayoría local, en la
Estado. A raíz de la expansión del que se publicaban sobre todo “noti-
comercio callejero se han sucedido cias” acerca de operativos y diversas
tensiones provocadas por la ambigüe- intervenciones de los cuerpos poli-
dad legal del oficio (Meneses, 2011; ciales. En un gran número de casos,
Hayden, 2017). En gran medida, las tanto en la plataforma digital como
experiencias de la gente dedicada al en las pláticas con mis informantes,
comercio “informal”, así como las de eran constantes las expresiones de
los residentes del barrio en su conjun- agravio por el uso excesivo de la
to, están marcadas por una sensación fuerza y por las permanentes extor-
de abuso y extorsión de las autoridades, siones (mordidas) que llevan a cabo
en la que ocupan un lugar especial las fuerzas del orden.
diferentes corporaciones policiales. Por Si bien los reclamos solían diri-
ejemplo, en el trabajo clásico de Lewis girse hacia la policía en general,
(1961: 351) hallamos el testimonio de había alguien en quien se encarnaban,
Manuel Sánchez, quien tras narrar en particular, las imágenes de abuso.
sus encuentros hostiles con los policías Se trataba de Roberto, el entonces
en Tepito, se refiere a aquéllos como comandante del sector policial que
“el mejor sistema de gángsters orga- cubría la colonia Morelos.7 En reite-
nizados en el mundo”. radas ocasiones escuché anécdotas en
Me interesa subrayar que, más las que éste aparecía infringiendo una
allá de las fantasías populares por violencia desmedida e injustificada
las que Tepito aparece como un lugar contra gente inocente. Por ejemplo,
abstraído y marginal, donde “no en- en aquellos meses yo frecuentaba las
tra la policía”,6 la presencia de las reuniones que organizaba una agru-
corporaciones de seguridad ha sido pación de dirigentes de comerciantes,
recurrente y sistemática. Durante mi en cuyas sesiones solían dirimirse
trabajo de campo, en las múltiples diversos temas sobre el barrio, y a la

  Esta idea aparece en el guion de una serie


6 7
  Los nombres verdaderos de las personas
llamada Ingobernable, cuya trama está contex- que aparecen en el texto fueron reemplaza-
tualizada en Tepito. En la serie se condensan dos por seudónimos para resguardar sus iden-
los clichés y mitos alrededor del lugar. tidades.
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 49

cual se invitaba a políticos o activis- Así, se pone sobre la mesa la mane-


tas. Una de esas tardes se recibió la ra como son percibidos localmente los
visita del representante de un dipu- agentes de seguridad pública, enten-
tado local. En aquella reunión se diendo por éstos los que están a cargo
discutieron temas de relevancia, pero del Estado. Como muestro arriba, la
el asunto que acaparó la atención acción de las policías se asocia con las
levantando emociones, fue la violencia mordidas y demás hechos orientados
perpetrada por Roberto y los agentes por intereses particulares, como la
a su cargo. Con asombro, el repre- supuesta venganza de Roberto, lo que
sentante del diputado escuchaba la desdibuja la visión de protección plas-
retahíla de casos en los que de- mada de forma jurídica e incorpora
nunciaban acciones prepotentes y elementos privados en dichas institu-
excesivas del comandante. Según ciones. Las acciones orientadas por
contó uno de los líderes, pocos días intereses personales en las instancias
atrás habían recibido la notificación policiacas también ha sido referidas por
de que Roberto había golpeado a una Azaola (2009) y Alvarado (2012), quie-
joven embarazada. También señaló nes señalan algunas prácticas de co-
que su agrupación estaba recopilan- rrupción recurrentes, como la extorsión
do videos y materiales diversos para o la venta de protección a personajes
documentar la violencia que estaban influyentes (políticos o criminales) para
sufriendo de manera constante en el obtener rentas utilizando una investi-
barrio. dura de gobierno. Todo esto ha nutrido
Tras una larga exposición de anéc- la permanente desconfianza hacia los
dotas puntuales, una de las personas policías y el sistema de justicia, lo que
en la reunión repitió un relato muy ha promovido el recurso de la “justicia
esparcido en el barrio: Roberto ejer- por propia mano” (Piccato, 2017).
cía con especial ahínco toda esa vio- De esta forma, la noción de segu-
lencia contra los tepiteños debido a ridad pública en Tepito se halla des-
que su padre había sido asesinado provista del sentido normativo, como
allí años atrás. Así, la historia local en gran parte de la capital, y más bien
afirmaba que aquellos abusos forma- se le asocia a una acción externa que
ban parte de una “venganza personal”, extrae recursos efectuando actos ile-
y por consecuencia, Roberto no se gales. Al mismo tiempo, constituye
detendría “hasta acabar con la gente parte de una trama institucional que
del barrio”. La imagen generalizada criminaliza y violenta a la población
que hallé a lo largo de mi trabajo de local, condición que alimenta el sen-
campo, en la cual la policía aparecía tido de desamparo y genera un impul-
como una corporación corrupta y ex- so por constituir medios de protección
torsionadora que ejercía de forma alternativos (Roush, 2014). Uno de
sistemática violencia ilegal, se con- estos ejemplos es la creación de grupos
densaba en la figura del comandante de vigilantes, como el que analizo a
Roberto. continuación.
50 Arturo Díaz Cruz

LEGITIMACIÓN DE LOS VIGILANTES: política (Castro, 1990; Cross, 1998).


LO PÚBLICO EN LA SEGURIDAD No obstante, la figura del líder suele
PRIVADA ser un tanto más ambivalente: oscila
una y otra vez entre la protección que
Aunado al entorno antes descrito, mis brinda a sus agremiados y la extorsión
informantes en el barrio también solían que ejerce sobre éstos por medio de la
destacar el incremento en el número imposición de cuotas (Díaz, 2019). Lo
de robos y extorsiones de los últimos cierto es que los líderes aparecen con
años, llevados a cabo por bandas o cierta dualidad, como una opción de
“ratas”, título genérico con el que nom- protección ante el contexto de desam-
braban a los delincuentes. Así, la in- paro (Roush, 2014).
seguridad en el barrio se componía al Este último matiz resulta impor-
menos de esas dos caras predatorias: tante para completar el escenario en
las actividades extractivas tanto de el que surge el grupo de vigilantes de
las policías estatales como de los cri- Ismael. Debido a que comerciantes y
minales. En este contexto surgió el clientes de los mercados eran constan-
grupo de vigilantes que creó Ismael, tes víctimas de robos, y ante la nula
un tipo fornido, de 40 años, quien tra- intervención de las policías estatales,
bajaba en la administración de la Ismael decidió conformar dicho equi-
asociación de comerciantes dirigida po cinco años atrás. Desde el primer
por un tío suyo.8 Al respecto, es pre- encuentro que sostuve con él en las
ciso señalar que los mercados de Te- oficinas de su Asociación, justo cuando
pito están organizados y divididos en me encontraba recibiendo su autori-
decenas de asociaciones de comerciantes, zación para acompañar a los vigilan-
siendo la de Ismael una de las grandes.9 tes en sus labores cotidianas, me
A la cabeza de estas agrupaciones se reveló una de sus estrategias de re-
encuentran los dirigentes, quienes clutamiento: “Verás, nosotros consi-
ostentan un papel de intermediario deramos que el barrio tiene sus cosas,
entre sus agremiados y las autoridades, hay que conocerlo muy bien. De ahí
se encargan además de gestionar di- que dijimos que, ‘para que la cuña
versos “apoyos” a cambio de lealtad apriete, tiene que ser del mismo palo’.
Los muchachos que jalamos tienen que
8
  Para asegurar el anonimato de mis infor- ser del barrio, es decir, conocer los
mantes, evito mencionar el nombre de la aso- movimientos, las tácticas, el modo en
ciación de Ismael, y me referiré a ella sólo como que operan los malhoras”.10
“Asociación”.
9
  El número total de asociaciones es incier-
Aquel criterio de selección que dic-
to, sin embargo, algunos de mis informantes taba que las personas involucradas en
estimaban que existían en ese momento alre- la vigilancia tenían que ser del barrio,
dedor de sesenta. En cuanto a los tamaños de abría una serie de implicaciones. La
aquellas, hay algunas que parten de varias
decenas de comerciantes hasta otras que agru-
pan centenares, como es el caso de la Asociación 10
  Término coloquial utilizado en México
de Ismael. como sinónimo de “maleante” o “malhecho”.
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 51

necesidad de organizar un mecanismo parte de procesos de privatización de


propio de seguridad se explicaba, de la seguridad, procuran constituir cier-
inicio, como una respuesta ante la tos órdenes ejerciendo una soberanía
actividad delictiva y la inoperancia popular, movilizando discursos locales
policial. Sin embargo, ese requisito que de justicia (Hansen, 2006; Comaroff
invoca al barrio apuntaba hacia cier- y Comaroff, 2016). Lo anterior invita
ta reivindicación del ámbito local en a mirar con mayor detenimiento al-
la conformación de la seguridad. En gunas sutilezas de dicho proceso. En
ello, una vez más aparecían las con- particular, me interesa subrayar
frontaciones entre el barrio y los cuer- ciertos rasgos públicos en la actuación
pos de seguridad. de los vigilantes de Ismael, lo cual
Algunos textos enfocados en el contrasta con aquellos elementos
“vigilantismo” resaltan como un ele- privados de las policías estatales que
mento común, la idea de una comu- describía con anterioridad. Para ello
nidad cohesionada moralmente y con me baso en Warner (2005) y Rabotnikof
cierta identidad más o menos dibuja- (2010), quienes realizan un recuento
da (Abrahams, 1998; Pratten y Sen, histórico y teórico sobre la dicotomía
2008). En el caso de Tepito son noto- público-privado, con el propósito de
rios los esfuerzos llevados a cabo por desnaturalizarla, y exponen con cla-
cronistas, activistas y demás inter- ridad cómo existen diversos sentidos
mediarios culturales, en cuyos discur- atribuidos a dichas categorías. Entre
sos podemos apreciar que procuran los diferentes significados de lo públi-
definir una identidad entre la gente co-privado que ambos encuentran,
del barrio. Por su parte, algunos ar- tenemos las nociones de lo colectivo y
tículos académicos han hecho eco de común, que corresponden con lo pú-
esto, contribuyendo a difundir toda blico, frente a lo individual y particu-
una mitología alrededor de Tepito, lar, que es asociado con lo privado.
calificándolo como una comunidad más Como mostré antes, desde las
o menos cohesionada, con valores en- interpretaciones locales, las policías
tre los que destaca su rasgo autónomo estatales son vistas como corporacio-
(Couffignal, 1987; Reyes y Rosas, 1993). nes persiguiendo intereses personales.
Esos empeños por establecer una En el caso del grupo de Ismael, en
identidad barrial de carácter local en contraste, es posible captar despliegues
el caso de Tepito, coinciden con lo que discursivos a través de los cuales bus-
señalan Hansen y Stepputat (2001: ca proyectarse como un sistema de
23) respecto de cómo la noción de co- protección con elementos públicos. Para
munidad a menudo es utilizada para analizar esto sigo la sugerencia de Gal
representar al “otro” frente al Estado, (2002), quien propone pensar la dico-
imaginado por fuera de él, pero en tomía público-privado como un fenó-
una relación mutua. meno comunicativo. Partiendo de la
Las formas de protección etiqueta- semiótica de Charles Pierce, tal como
das como “vigilantismo”, vistas como la ha abordado la antropología lingüís-
52 Arturo Díaz Cruz

tica, Gal propone mirar las propieda- que, para él y su tío, como dirigentes,
des indexicales de aquel binomio, lo era importante fortalecer los lazos con
que, en otras palabras, significa que la gente del barrio. Debido a que se
los contextos específicos de uso esta- reconocía que Tepito “tiene sus cosas”,
blecen los sentidos relativos que pue- aludiendo a la inseguridad, Ismael se
den asumir lo público y lo privado. interesaba en muchachos que tuvieran
Atendiendo a esas propiedades indexi- antecedentes en el uso de la fuerza,
cales o contextuales, podemos observar incluso que hubieran tenido experien-
cómo los valores o atributos asociados cias delictivas. Con ello no sólo bus-
a lo público o lo privado pueden tras- caba contar con personal capacitado
ladarse (grupos, actividades, interac- para anticipar a los “malhoras”, sino
ciones), así como también pueden que esta acción también procuraba
reproducirse en distintas escalas. Esto delinear un perfil generoso e intere-
último nos habla de una fractalidad o sado por los muchachos del barrio. Por
recursividad.11 ejemplo, una tarde, tras concluir la
De este modo, el traslape que su- jornada de trabajo, los vigilantes y yo
pone la recursividad semiótica permi- nos dirigimos a la oficina de la asocia-
te observar atributos públicos que ción. Una vez que aquellos recibieron
pueden hallarse en lo privado, como su pago del día,12 se despidieron y se
en la gestión de la seguridad que llevan marcharon. Yo me quedé conversando
a cabo los vigilantes. Para esclarecer un rato con Ismael y con otros acerca
el argumento es preciso analizar la de la labor de los vigilantes. Me dijeron
retórica de Ismael y de la dirigencia que para ellos era importante dar
de la asociación. La estrategia de in- oportunidad a quienes, tras incursio-
tegrar el grupo con muchachos del nar en actividades delictivas, querían
barrio apunta hacia cierto arraigo reencauzar sus trayectorias. “Nosotros
local, lo que de ningún modo está des- apoyamos a estos chavos, porque es
vinculado de la mitología de la iden- gente de aquí, y quieren dejar atrás
tidad comunitaria a la que me referí todo lo malo. Aquí tienen prohibido
previamente. Ismael solía destacar consumir droga. Alcohol casi no toman;
si llegan borrachos los regresamos,
11
  De acuerdo con Gal (2002), la recursivi-
pero casi nunca ha pasado eso”.
dad fractal representa el proceso semiótico por Ese “nosotros” de Ismael en la cita
el cual categorías opuestas permanecen vigen- anterior alude a la dirigencia de la
tes en diferentes escalas, como ocurre con lo asociación. Sin embargo, con mucha
público-privado. Pensemos, por ejemplo, cómo
en lo convencional la casa es considerada par-
te de una esfera “privada”, frente a la calle, que 12
  Los vigilantes recibían un pago de 200
representa lo “público”. A cada uno de esos dos pesos por día, monto que era entregado al con-
espacios se asignan diferentes valores o se cluir la jornada. No contaban con seguridad
esperan distintas formas de conducirse. Sin social y si alguno faltaba, por enfermedad o
embargo, al interior de la casa, la alcoba repre- causa mayor, perdía la remuneración, aunque
senta “lo privado”, frente al comedor o la sala, se les podía conceder permiso de ausentarse si
que operan como lo “público”. avisaban.
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 53

frecuencia, en su hablar ese vocablo que, como veremos, las distinciones


asumía borrosidades, difundiéndose entre éstos, las policías y los “malho-
entre el grupo y el barrio. Así, cuando ras” terminan por difuminarse. Para
reivindicaba la seguridad que brinda- comenzar, vale la pena considerar que,
ban sus muchachos, extendía los be- al suplantar y mimetizar las funcio-
neficios de la protección, en primer nes de las policías, los vigilantes se
lugar, a los comerciantes agremiados enfrascaban en un conjunto de accio-
y sus clientes, pero también solía re- nes que trascendían lo que se podría
ferirse a la gente del barrio, en gene- considerar como combatir a los de-
ral. Ese entrecruce discursivo de las lincuentes. Como señala Alvarado
nociones de lo local y el barrio, en (2012), la función policial cumple un
relación con la seguridad que presta- rol fundamental en la conformación
ban los vigilantes, proporcionaba un de determinados órdenes locales, ad-
toque de legitimidad a sus acciones, ministrando y negociando a discreción
en tanto que se proyectaban como las dimensiones legales y extralegales,
protectores de una colectividad, del a la vez que suelen reproducir conven-
barrio. De ahí que la retórica y la imagen ciones morales al juzgar las conductas
que procuraba lanzar Ismael permitía de las personas.
atisbar algunos elementos “públicos” Con dichos argumentos lo que su-
en el performance del grupo de los giero es que la mimetización de los
vigilantes. Más adelante describo al- vigilantes con los policías es una fa-
gunas otras facetas de esa “publicidad” ceta de la publicidad que he venido
contenida en las labores cotidianas de debatiendo. Esto podía apreciarse en
los vigilantes, pero subrayo aquí que la forma en que se distribuían terri-
en el despliegue discursivo de Ismael torialmente las posiciones de vigilan-
reverberaban las imágenes del barrio cia, identificando puntos “clave”, como
como una entidad cohesionada y a la los cruces de algunas calles, lo que
cual su asociación representaba, pese implicaba la determinación de pues-
a que el control de las calles en Tepi- tos fijos de observación. De esta ma-
to se encuentra fragmentado en diver- nera, los 16 muchachos del grupo eran
sos grupos. repartidos en las calles donde se loca-
lizaban puestos de comerciantes agre-
ILEGIBILIDADES E INDISTINCIONES: miados. En ese sentido, su jurisdicción
ENTRECRUZAMIENTO DE LO tenía delimitaciones espaciales, seme-
PÚBLICO Y LO PRIVADO jante a lo que acontece con la división
territorial de la policía estatal, la cual
Me interesa volver a la ambivalencia usa cuadrantes y sectores para prac-
que conlleva la estrategia de Ismael: ticar patrullajes.
“para que la cuña apriete, tiene que Al respecto, el ejercicio de sus fun-
ser del mismo palo”. Esta expresión ciones incluía realizar recorridos a pie,
sintetiza las ilegibilidades alrededor los cuales servían para intercambiar
de la actuación de los vigilantes, ya posiciones entre los muchachos y, al
54 Arturo Díaz Cruz

mismo tiempo, aprovechaban los tra- objetos principales de intervención.


yectos para inspeccionar la zona. Por Entre ellos, eran los segundos a quie-
otro lado, aunque no vestían uniformes, nes más se les perseguía. Una vez que
los vigilantes portaban gafetes que los se detectaba a una persona “activan-
identificaban como personal certifica- do” (término para referirse cuando se
do por la asociación, simulando las inhalan solventes), por ejemplo, se
placas de los oficiales estatales. Además, procedía a abordar al sujeto y pedirle
todo el tiempo utilizaban radios de de manera intimidatoria que se reti-
telecomunicación para compartir in- rara. En la mayoría de los casos, los
formación sobre sujetos o interacciones tipos accedían. Cuando esto no ocurría,
sospechosas. Aunado a lo anterior, sus los muchachos recurrían a la fuerza:
gestos adustos, sus cuerpos fornidos lo usual era someterlos sujetándolos
y el efecto de corporación imponía una del cuello y doblándoles un brazo y la
imagen de autoridad ante muchos de mano, hasta obligarlos a rendirse, tras
los que habitaban esos espacios.13 lo cual eran arrastrados entre empe-
Por otra parte, el grupo de vigilan- llones y golpes hacia las calles que ya
tes buscaba imponer tácticas de regu- no les correspondían cubrir.
lación social que se desprendían de Una restricción más que imponían
mandatos morales y estéticos. Como los vigilantes en la regulación del es-
ha señalado la literatura sobre el tema, pacio consistía en cerrar el paso a los
en el vigilantismo suele prevalecer vendedores que no contaban con auto-
cierto aspecto ideológico que juega un rización para circular por las calles
papel significativo en la constitución administradas por la asociación. Este
de fronteras sociales y físicas, incluso criterio discernía entre quiénes pagaban
si éstas resultan nebulosas (Abrahams, o no la cuota. No obstante, la regulación
1998; Pratten y Sen, 2008). Así, para de los accesos estaba matizada por cier-
prevenir supuestos actos predatorios ta “economía de favores” (Díaz, 2019).
resulta crucial identificar con antici- Con esto me refiero al conjunto de in-
pación las amenazas, lo cual conlleva tercambios e intermediaciones que en
una ambigüedad irremediable. ¿Qué un contexto donde los lazos familiares
determina una amenaza, quién la en- y de vecindad son preponderantes, ha-
carna? cen circular “paros” o gestiones cotidia-
El escrutinio minucioso de la calle nas en las que se brindan apoyos. De
por parte de los vigilantes iba dirigido este modo, algunos de los vigilantes
a discriminar algunas figuras estereo- concedían el paso a vendedores sin cer-
tipadas. Los borrachos y los drogados tificación, quienes a cambio proveían
eran dos tipos de sujetos indeseados, comida o bebidas gratuitas. Aunque
cabe destacar que uno de los rasgos
13
  La edad de los vigilantes variaba entre centrales de esas economías de favores
los 20 y 30 años. La mayoría de ellos habían
formado familias y tenían experiencias previas
es la ambivalencia de los intercambios,
en el uso de la fuerza en trabajos como “cade- ya que constantemente la diferencia
neros” en bares o incluso como policías. entre el favor y la coerción no resulta
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 55

tan clara, por lo que, dependiendo las Por ejemplo, una tarde en la que
perspectivas, el hecho de dejar pasar a me encontraba comiendo con un in-
un comerciante a cambio de recibir formante y su novia (ambos han vi-
alimento, puede ser visto como una vido siempre en el barrio y, como
ayuda, pero también como una extorsión. activistas, se dedican a promover ac-
Aunado a esto último, me interesa tividades culturales) salió el tema de
destacar el uso de la fuerza o la ame- la seguridad en Tepito. Al cabo de po-
naza de recurrir a ella, ya que éstas cos minutos, surgió en la charla el
constituían uno de los rasgos centrales asunto de los vigilantes de Ismael. Al
en la función de los vigilantes. Destaco respecto, mi amigo señaló: “Lo que
lo segundo, “la amenaza”, debido a que hicieron esos cuates de la Asociación
la actuación cotidiana de los muchachos no resuelve ningún problema para la
estaba marcada por periodos en los que gente del barrio. En realidad, lo único
no ocurría nada, de modo que la mayor que hicieron fue juntar a puro malan-
parte del tiempo se limitaban a observar dro que no son más que golpeadores
cosas irrelevantes, lo cual provocaba en al servicio del dirigente. Eso es lo que
ellos cierto grado de aburrimiento. Sin hacen, sirven nada más a los intereses
embargo, dado que su autoridad gozaba de la Asociación”.
del reconocimiento entre los comercian- Así, en la semiótica de la privati-
tes agremiados y de algunos residentes zación de la seguridad se observa un
de la zona, casi nadie osaba desafiarlos. reajuste sobre la interpretación del
De este modo, el uso (potencial) de la papel de los vigilantes, el cual trae de
fuerza resulta fundamental para ana- vuelta la expresión “para que la cuña
lizar cómo era interpretada la labor de apriete, tiene que ser del mismo palo”.
los vigilantes. Al conformar su grupo de guardias,
Por un lado, era notable una visión Ismael empleó a algunos jóvenes del
autocomplaciente del personal de la barrio con antecedentes criminales.
asociación acerca de ese grupo, ya que Aunque en el discurso trataba de tra-
reivindicaba su actuación no sólo como zar una línea divisoria entre el ayer
algo necesario, sino también apreciaba y el hoy de los miembros del grupo,
que cumplía con una función justa y ante los ojos de otras personas sobre-
legítima, en oposición a las policías salía el que fueran “del mismo palo”
estatales, plagadas de corrupción, vio- los vigilantes y los criminales.
lencia extralegal e injusticias. Acerca Pero, además, si desde la mirada
de esto último, algunos vecinos y co- de Ismael su grupo representaba ofre-
merciantes de la zona me dijeron que, cer seguridad local y “pública” al “barrio”
en efecto, los robos habían disminuido como colectividad, vemos cómo se tras-
desde que comenzó a operar la seguri- lapa la interpretación negativa que se
dad organizada por la asociación. Sin tiene de los policías estatales y se im-
embargo, también escuché comentarios pone el trabajo de los vigilantes. En el
de vendedores y de gente del barrio en caso del comandante Roberto, veíamos
los que recelaban de los vigilantes. la discrecionalidad de una autoridad
56 Arturo Díaz Cruz

que se impone por medio del uso exce- privados en los agentes de la seguridad
sivo de la fuerza, conducta rechazada pública, siendo la extorsión sistemáti-
totalmente por la gente del barrio. En ca (las mordidas) y la violencia abusi-
respuesta, Ismael procuraba sumergir va y extralegal contra la población local
a su grupo en un baño de legitimidad los elementos más sobresalientes. Por
adornado por las ideas de justicia local su parte, en la actuación de los vigilan-
e identidad barrial. Sin embargo, por tes y en la retórica que empleaba el
la mimetización de los vigilantes que personal de la asociación, era posible
les permitía emular a la institución advertir ciertos elementos públicos.
policial en su labor cotidiana, por su Así, uno de los puntos principales
lealtad a la asociación y, sobre todo, de este artículo consiste en resaltar
por el uso discrecional de la fuerza, los algunos matices respecto a las nocio-
muchachos reproducían una imagen nes de seguridad pública y privada,
similar a la de Roberto y sus intereses más allá de los enfoques normativos
“privados”. Así, apreciamos un proceso que parten de categorías prestableci-
semiótico recursivo, en el que los atri- das. Tomando en cuenta las interac-
butos negativos asociados a las policías ciones cotidianas y mundanas entre
estatales se reproducen en el grupo de policías, vigilantes, comerciantes y el
Ismael. Ante esto, más de uno queda resto de la población local, las catego-
perplejo: ¿son los vigilantes protectores rías aparecen mucho menos estables
del barrio o victimarios, como el coman- y, en cambio, miramos deslizamientos
dante Roberto? que trasladan los atributos o caracte-
rísticas de lo público y lo privado a
CONCLUSIONES diferentes objetos sociales (las policías
o los vigilantes) y en diferentes escalas.
A partir del grupo de vigilantes de la Para analizar esto último, el concepto
asociación que aquí expuse, he querido recursividad fractal del enfoque semió-
analizar desde el punto de vista etno- tico resulta productivo en especial, ya
gráfico los procesos semióticos alrede- que nos permite resaltar esa continui-
dor de la idea de privatización de la dad de los opuestos, pero también nos
seguridad. Al considerar las interpre- sirve para pensar en esos traslapes
taciones que surgen alrededor de la que dejan ver lo privado en lo público
labor cotidiana que desempeñan tanto y viceversa. Sugiero que en esto resul-
policías estatales como el grupo de Is- ta fundamental las estrategias de
mael, he destacado algunas tensiones legitimación que persiguen las insti-
y contradicciones que apuntan hacia tuciones de seguridad.
los distintos sentidos a los que te pue- Por otra parte, mi trabajo busca
des dirigir cuando hablas de lo público intervenir en las discusiones sobre las
y lo privado, en particular, con refe- formas en que pensamos o entendemos
rencia a la seguridad. Siguiendo un la relación Estado-sociedad, así como
análisis semiótico, mostré cómo mis entre lo público y lo privado. Al situarme
informantes señalaban algunos rasgos con distancia de los enfoques normativos,
Semiótica de la privatización de la seguridad: vigilantismo e inseguridad en Tepito 57

los cuales parecen experimentar con Azaola, Elena (2009), Crimen, castigo y vio-
angustia la privatización de la seguri- lencias en México, México, ciesas/flacso.
dad a partir de la incursión de agentes Castro Nieto, Guillermina G. (1990), “In-
no estatales, sugiero que han dejado termediarismo político y sector informal:
de problematizar esos rasgos privados el comercio ambulante en Tepito”, Nue-
que a lo largo de la historia aparecen va Antropología. vol. 11, núm. 37, pp.
en la labor de las policías estatales en 59-69.
la Ciudad de México. Vemos así que Comaroff, Jean, y John L. Comaroff (2016),
el Estado y la idea de lo público no “Outsourcing Justice, Privatizing Pro-
siempre corren de la mano. Pienso que tection: Practices of Popular Sovereign-
esto permite comprender mejor esos ty”, en The Truth About Crime: Sove­reignty,
otros procesos de “privatización”, como Knowledge, Social Order, Chicago, The
los que ocurren bajo el rótulo de vigi- University of Chicago Press, pp. 181-217.
lantismo. Couffignal, Georges (1987), “Misterioso
Por último, mis reflexiones etnográ- Tepito”, Trace, núm. 11, pp. 35-41.
ficas suscitan una interrogante que Cross, John C. (1998), Informal Politics.
queda abierta y vale la pena continuar Street Vendors and the State in Mexico
explorando. Me refiero a cierto fatalis- City, Stanford, Stanford University Press.
mo ligado a la función de la seguridad Cruz Rodríguez, María S. (2015), “El barrio
y las ilegibilidades que se desprenden entre la colonia urbana y el pueblo,
de ella, ya que, sea vista como algo ¿indefinición territorial?”, en Marcela
público o privado, parece señalar un Dávalos López y María del Pilar Ira-
cuestionamiento ineluctable alrededor cheta Cenecorta (coords.), Barrios y
de la legitimidad y la función del uso periferia: espacios socioculturales, siglos
(potencial) de la fuerza. xvi-xxi, Zinacantepec, El Colegio Mexi-
quense.
BIBLIOGRAFÍA Díaz Cruz, Arturo (2019), Economías de la
inseguridad: violencia, estado y (des)
Abrahams, Ray (1998), Vigilant Citizens: orden local, tesis doctoral en sociología,
Vigilantism and the State, Nueva York, El Colegio de México, México.
Polity Press. Gal, Susan (2002), “A Semiotics of the Pu-
Abrahamsen, Rita, y Michael C. Williams blic/Private Distinction”, Journal of
(2011), Security Beyond the State. Pri- Feminist Cultural Studies, vol. 13, núm.
vate Security in International Politics, 1, pp. 77-95.
Cambridge, Cambridge University Press. Gupta, Akhil (1995), “Blurred Boundaries:
Alvarado, Arturo (2012), El tamaño del The Discourse of Corruption, the Cultu-
infierno. Un estudio sobre la criminalidad re of Politics, and the Imagined State”,
en la Zona Metropolitana de la Ciudad American Ethnologist. Journal of the
de México, México, El Colegio de México. American Ethnological Society, vol. 2,
Aréchiga, Ernesto (2003), Tepito: del anti- núm. 2, pp. 375-402.
guo barrio de indios al arrabal, 1868-1929, Hansen, Thomas B. (2006), “Performers of
México, Ediciones Uníos Sovereignty: On the Privatization of Se-
58 Arturo Díaz Cruz

curity in Urban South Africa”, Critique Monsiváis, Carlos (2014), “Tepito como le-
of Anthropology, núm. 26, pp. 279-295. yenda”, en Días de Guardar, México, era,
 , y Finn Stepputat (2001), “Introduc- pp. 276-288.
tion: States of imagination”, en Thomas Nandy, Ashis (2002), “Democratic Culture
B. Hansen y Finn Stepputat (eds.), Sta- and Images of the State: India’s Unending
tes of Imagination: Ethnographic Explo- Ambivalence”, en Time Warps: Silent
rations of the Postcolonial State, Durham, and Evasive Pasts in Indian Politics and
Duke University Press, pp. 1-37. Religion, New Brunswick, Rutgers Uni-
Hayden, Tiana B. (2017), “Disambiguating versity Press, pp. 36-60.
Legalities: Street vending, law, and Piccato, Pablo (2017), A History of Infamy:
boundary-work in Mexico”, Ethnoscripts, Crime, Truth, and Justice in Mexico,
vol. 19, núm. 2, pp. 15-30. Oakland, University of California Press.
Hibou, Béatrice (1999), “De la privatisation  (2001), City of Suspects: Crime in
des économies à la privatisation des États: Mexico City, 1900-1931, Durham, Duke.
Une analyse de la formation continue Pratten, David, y Atreyee Sen (eds.) (2008),
de l’État”, en Béatrice Hibou (coord.), Global Vigilantes, Nueva York, Colum-
La Privatisation des États, París, Kar- bia University Press.
thala, pp. 11-67. Rabotnikof, Nora (2010), “Discutiendo lo
Konove, Andrew (2018), Black Market Ca- público en México”, en Mauricio Merino
pital: Urban Politics and the Shadow (coord.), ¿Qué tan público es el espacio
Economy in Mexico City, Oakland, Uni- público en México?, México, fce/Conacul-
versity of California Press. ta/Universidad Veracruzana, pp. 25-56.
Krahmann, Elke (2010), States, Citizens and Reyes Domínguez, Guadalupe, y Ana Rosas
the Privatization of Security, Nueva York, Mantecón (1993), Los usos de la iden-
Cambridge University Press. tidad barrial. Una mirada antropológi-
Lewis, Oscar (1961), The Children of Sanchez: ca a la lucha por la vivienda. Tepito
Autobiography of a Mexican Family, 1970-1984, México, uam.
Nueva York, Vintage. Roush, Laura (2014), “Santa Muerte, Pro-
Meneses Reyes, Rodrigo (2011), Legalidades tection, and Desamparo. A View from
públicas: el derecho, el ambulantaje y Mexico City Altar”, Latin American
las calles en el Centro de la Ciudad de Research Review, núm. 49, pp. 129-148.
México (1930-2010), México, unam/cide. Smith, Daniel J. (2004), “The Bakassi Boys:
Migdal, Joel S. (2001), State in Society. Vigilantism, Violence, and Political
Studying How States and Societies Trans- Imagination in Nigeria”, Cultural Anthro-
form and Constitute One Another, Nue- pologist, vol. 19, núm. 3, pp. 429-455.
va York, Cambridge University Press. Warner, Michael (2005), “Public and Pri-
Mitchell, Timothy (1999), “Society, Eco- vate”, en Publics and Counterpublics,
nomy, and the State Effect”, en George Nueva York, Zone Books, pp. 21-63.
Steinmetz (ed.), State/Culture. State Zamorano Villarreal, Claudia C. (2019),
Formation after the Cultural Turn, “¿Qué tan pública es la seguridad públi-
Ithaca, Cornell University Press, ca en México?”, Revista Mexicana de
pp. 76-97. Sociología, vol. 81, núm. 3, pp. 479-507.
EL RESGUARDO VIOLENTO: GOLPES, AMENAZAS
Y REDES EN LA PRODUCCIÓN DE SEGURIDAD
EN EL ESPACIO POPULAR

Vicente Moctezuma Mendoza*

Resumen: En los márgenes del Estado, los sectores populares responden a la criminalidad que
los vulnera de maneras muy diversas. En este artículo se analiza el uso de violencias defensi-
vas (golpes, trancazos y amenazas) con las que, por momentos, habitantes de un barrio popular
en la Ciudad de México hacen frente a la criminalidad local. Estas conductas tienen una exis-
tencia más allá de su puesta en acción a través del reconocimiento de su potencia, por lo que no
sólo detienen agresiones inmediatas, también se anticipan a las futuras. Es por esta dimensión
espectral de la violencia que, mediante ella, se (re)establecen micro-órdenes de relaciones e in-
teracciones sociales en el lugar. Sin embargo, este resguardo violento es frágil, pues su espacia-
lización es difusa y precaria; se conforma en tramas de relaciones fragmentadas y limitadas;
depende de cualidades individuales, como de vínculos y redes sociales diferentes y desiguales.
Además, los límites morales y prácticos que configuran estas violencias defensivas impiden
que, por su conducto, se contenga cierta criminalidad contemporánea, que se soporta en magni-
tudes abismales de violencia.
Palabras clave: crimen, violencia, seguridad, sectores-populares.

Violent Safeguards: Blows, Threats and Networks


for the Production of Security in Working
Class Spaces
Abstract: On the margins of the State, working class sectors respond to the criminality that
threatens them in many, diverse ways. This article analyzes the use of defensive violence (beat-
ing, bashing, and threats) that the inhabitants of a working class neighborhood in Mexico City
use to confront local criminality. This violence exists beyond the mere act, by acknowledging its
power, thus not only stopping immediate aggression but also anticipating for the future.
Through this shadowy dimension of violence, micro-orders of social relations and interactions
are (re)established in the area. However, this violent safeguard is fragile. Its spatialization is
diffuse and precarious, composed of segments of fragmented, limited relations. It relies on indi-
vidual qualities, such as different, unequal social ties and networks. Furthermore, the moral
and practical limits that shape this defensive violence prevent certain contemporary criminal-
ity from being contained, which is sustained in abysmal degrees of violence.
Keywords: crime, violence, security, working class sectors.

* Doctor en antropología social, investigador liberal, desigualdad, exclusión y violencia. Correo


del Instituto de Investigaciones Sociales, unam. electrónico: [email protected]
Línea principal de investigación: urbanismo neo-

59
60 Vicente Moctezuma Mendoza

INTRODUCCIÓN corridos. Por otro lado, prolifera la


producción física de espacios privados

E
n las décadas recientes, en un e, incluso, públicos, que reproducen una
contexto de transformación de estética de seguridad, con mecanismos
las configuraciones de violencias y dispositivos visibles de vigilancia y
que estructuran a las sociedades lati- protección, así como con controles de
noamericanas, se ha destacado el acceso y regulaciones de las formas
crecimiento en dispersión y magnitud de uso del espacio (Caldeira, 2007;
de conductas de violencia que se vin- Duhau y Giglia, 2008; Capron, 2016).
culan a la criminalidad urbana (Bri- Sin embargo, estos procesos gene-
ceño-León, 2002; Koonings y Kruijt, rales no capturan la totalidad de las
2007; Imbusch, Misse y Carrión, 2011). experiencias y significados de la inse-
En este escenario, un tema de profuso guridad y de las violencias criminales
interés en la investigación social ha en la experiencia urbana contempo-
sido la forma en la que la inseguridad ránea.
o su sentimiento (Kessler, 2009) mol- En realidad, las distintas clases
dea y transforma la experiencia y sociales no pueden enfrentar la inse-
sociabilidad urbana, junto a las formas guridad del mismo modo. A diferencia
espaciales (Caldeira, 2007; Svampa, de los sectores acomodados, los secto-
2001; Capron y Sánchez-Mejorada, res populares, en general, no pueden
2015; Villarreal, 2015). Los procesos evitar las áreas con peor fama en tér-
son diversos. En el centro podríamos minos de violencia e inseguridad co-
señalar la difusión de ansiedades so- tidiana, por el simple hecho de ser
ciales frente al otro, que reproducen espacios de residencia y trabajo (Sa-
y profundizan órdenes de jerarquías raví, 2008). En estos espacios, junto a
materiales y simbólicas previas. Pues privaciones en términos de infraestruc-
el otro, al que se le teme, suele estar tura física y social, tampoco se desplie-
marcado por su condición de clase gan medidas de seguridad pública como
(aunque también es significativo su las que encontramos en los lugares
género, edad y rasgos físicos) (Segura, privilegiados de la ciudad (Alvarado,
2009). En torno a esta ansiedad, pro- 2012; Leal, 2015; Zamorano, 2015). Por
cesos de categorización y estigmati- tanto, no es extraño que la violencia
zación, se han destacado distintas no se distribuya de manera homogénea
formas en las que se crean divisiones en el espacio urbano sino, por el con-
y distancias con las que disminuye el trario, tiende a concentrarse en los
sentimiento de inseguridad y se gene- vecindarios desfavorecidos (Moser y
ran condiciones de protección. Por un McIlwane, 2004: 8; Imbusch, Misse
lado, hay transformaciones en las y Carrión, 2011). Además, a diferencia
prácticas espaciales, se construyen de las clases acomodadas, los sectores
cartografías imaginarias del miedo, populares carecen del capital econó-
cambian las formas de movilidad, se mico que les permitiría, por medios
proscriben y prescriben lugares y re- privados, zurcir ciertos límites del
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 61

Estado para garantizar seguridad. Por En este artículo analizo una forma
ejemplo, no pueden acceder a amplios específica en la que los sectores popu-
espacios exclusivos, semejantes a aqué- lares producen condiciones de protec-
llos en los que se despliega la sociabi- ción en sus vecindarios, para enfrentar
lidad de las clases privilegiadas, y la criminalidad y la violencia que la
tampoco a la seguridad privada (mer- sustenta, mediante usos defensivos de
cantilizada). Es cierto que algunas prác- violencia.
ticas de protección se comparten (ciertas En la literatura existente sobre las
estrategias de elusión y formas de con- formas en que a través de medios vio-
finamiento, la adquisición de distintos lentos los sectores populares latino-
dispositivos y mecanismos de seguridad, americanos lidian y quedan protegidos
al igual que una retracción de las for- de agresiones criminales se suelen
mas de apropiación y sociabilidad en destacar dos prácticas. La primera es
el espacio público). Sin embargo, a aquélla en que estos grupos quedan
diferencia de los sectores privilegiados protegidos al vincularse o al quedar
de la ciudad, las prácticas populares, vinculados a grupos violentos (ban-
vinculadas con la producción y acceso das y pandillas), que extienden ciertas
a fuentes de ingresos, de consumo, de condiciones de “seguridad” al vecin-
ocio, de formas de movilidad, entre dario en el que encuentran arraigo
otras, se inscriben y dependen del uso (Rodgers, 2007; Zubillaga, 2009; Son-
y apropiación del espacio público en nevelt, 2009; Moser y McIlwaine, 2004).
múltiples dimensiones. La segunda hace referencia a los “lin-
En este escenario que caracteriza chamientos” (Goldstein, 2005; Snodgrass,
el vasto mundo urbano popular lati- 2004; Pansters y Castillo, 2007). Sin
noamericano, ¿qué acciones realizan embargo, pese a que la noción de dicho
los sectores populares para protegerse concepto tiene fuertes cargas semán-
a sí mismos, y a sus espacios, de la ticas sedimentadas en el sentido común,
inseguridad? Entre la ineficiencia de las investigaciones académicas han
las instituciones de seguridad pública problematizado poco el término, por
y la escasez de recursos que limita su lo que, con frecuencia, en los análisis
acceso al mercado de seguridad priva- se filtran distintas prenociones que,
da, los sectores populares hacen fren- si no reproducen una representación
te a la criminalidad urbana que los distorsionada (primitivista) de los
vulnera de diversas maneras, una de sujetos populares y sus acciones, sí
ellas es demandando al Estado el cum- ocultan la heterogeneidad de caracte-
plimiento de sus funciones, y al margen rísticas y los sentidos de las acciones
de esto, se protegen a través de res- populares violentas frente a la inse-
puestas sociales: prácticas, mecanismos guridad (Moctezuma, 2019).
físicos y simbólicos, redes sociales, A contracorriente, en este artículo
acciones colectivas; y se apoyan en me interesa explorar lo que he llama-
diferentes medios, entre ellos el uso do “el resguardo violento”, concepto
de violencias (Auyero y Kilanski, 2015). con el que refiero ciertas condiciones
62 Vicente Moctezuma Mendoza

de protección que se fundan por lógicas de otros”), por otra parte, su efectividad
y usos específicos de violencias defen- está sujeta a que la posesión de dicho
sivas1 frente a la criminalidad, capaces capital sea reconocida. Las formas de
de (re)producir cierto orden y regula- violencia que han producido el resguar-
ción de las interacciones sociales lo- do no son espectaculares: se trata más
cales. Es decir, la violencia aparece bien de “golpizas”, “tranquizas”, “ma-
como un medio que (re)funda el “de- drizas”, y aunque no es inusual que se
recho” (Derrida, 1992: 176).2 lleven a cabo con herramientas (palos,
El trabajo etnográfico que realicé tubos, a veces navajas), en las expe-
en La Merced, Ciudad de México, me riencias que he recopilado en el campo,
permitió constatar que, vecinos del mis interlocutores no empuñan armas
lugar, logran establecer, en algunos de fuego. En realidad, se trata de ac-
casos (para determinados individuos ciones enmarcadas dentro de una
y grupos), ciertas condiciones de pro- “economía moral de la violencia”: in-
tección frente a actos criminales como timidación que se configura y limita
robo, asalto o agresión sexual, a través por “la producción, el reparto, la cir-
de acciones violentas (amenaza o pues- culación y la utilización de las emocio-
ta en acto desplegada por ellos mismos nes y los valores, las normas y las
y/o por sus redes sociales). Este res- obligaciones en el espacio social” (Fas-
guardo es frágil porque se realiza en sin, 2018: 196). En otras palabras, las
tramas relacionales fragmentadas y acciones que producen condiciones de
de extensión difusa. Si bien, por una resguardo se conforman por marcos
parte, depende de la posesión de un culturales y de significados que esta-
“capital violento” al que se accede tan- blecen los lindes de su consentimiento
to por el aprendizaje y desarrollo de y rechazo, de su (i)legitimidad (Hamil-
habilidades individuales como por ton, 2011). De hecho, la indisposición
vínculos y redes sociales (“la violencia moral a escalar las magnitudes de
fuerza desplegada explica por qué, en
1
  Con “violencia defensiva” refiero a la vio- la actualidad, no se desafía con violen-
lencia (física o potencial) que se despliega para cias defensivas las nuevas agresiones
hacer frente a amenazas criminales. criminales que ocurren en el vecinda-
2
  Es importante señalar, como lo hace Ben-
jamin (2001) y después lo retomaría Derrida
rio, pues éstas se respaldan con ataques
(1992), la interrelación constitutiva y constitu- de magnitud abismal, capaces de es-
yente entre la violencia y la ley, incluso la ley tablecer un orden de impunidad.
que es “justa”. “El momento mismo de fundación El resguardo violento no se crea en
o de institución […] la operación que consiste
en fundar, inaugurar, justificar el derecho, ha-
un entorno donde la seguridad públi-
cer la ley, consistiría en un golpe de fuerza, en ca está ausente ni tampoco se estable-
una violencia performativa y por tanto inter- ce por acciones que antagonizan con
pretativa que no es justa o injusta, y que nin- el Estado; por el contrario, se trata de
guna justicia ni ningún derecho previo y
anteriormente fundante, ninguna fundación
una forma de acción que habita en sus
preexistente podría garantizar, contradecir o márgenes y que, de manera contra-
invalidar por definición” (Derrida, 1992: 139). dictoria, zurce la distancia entre la ley
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 63

y su aplicación, que (re)establece, de dad de México (chcm), un espacio de


forma contradictoria, el orden y el residencia, trabajo, consumo y ocio
derecho estatal (Das y Poole, 2008). dominado por grupos populares. Du-
Esta exposición se divide en cinco rante poco más de un siglo, y hasta la
partes, además de la introducción y las penúltima década del siglo xx, albergó
conclusiones. En la primera establezco al mercado de abastos más importan-
un contexto general de La Merced. te de la ciudad (Castillo, 1994). A la
Después muestro que la violencia es par, el comercio se desbordó y llegó a
una acción con la que se responde a la ocupar los exteriores; calles y banque-
inseguridad, conformándose condicio- tas se cubrieron por centenares y
nes de protección con alguna consis- hasta miles de comerciantes callejeros.
tencia. En la tercera y cuarta analizo En esta época, el abandono del espacio
dos elementos que caracterizan este residencial por los sectores privilegia-
resguardo: la persistencia espectral de dos, la desinversión en los inmuebles
la violencia más allá de sus estallidos por sus propietarios, la escasa inversión
materiales, y las redes sociales locales pública en la infraestructura urbana,
por las que los individuos acceden al la brega desgastante del tiempo y los
respaldo de la “violencia de otros”. En temblores, contribuyeron a la declina-
el último apartado examino los límites ción de las condiciones de habitabilidad
del resguardo violento frente a las mag- residencial. Sin embargo, La Merced
nitudes de violencia que despliega no dejó de ser un espacio de “habitación”
cierta criminalidad actual y la relación para quienes consideran, como afirma
de éste con la seguridad pública. Monsiváis (2017: 34), “lo que se pres-
Los materiales que constituyen este te a ser usado como tal”. Por ejemplo,
artículo son el resultado parcial de una para los migrantes rurales pauperi-
amplia investigación etnográfica desa- zados (muchos de ellos indígenas) que
rrollada a profundidad entre 2014 y encontraron en ella un puerto de arri-
2015 en el barrio de La Merced en la bo a la ciudad, donde fue posible hallar
Ciudad de México, en la que exploro trabajo (en el comercio callejero) y
distintas dimensiones de territoriali- techo (Oehmichen, 2001: 189; Mocte-
zación popular. Mi trabajo se desarro- zuma, 2019). A la par de la centralidad
lla con habitantes del lugar, la mayoría comercial y la vivienda popular (ve-
comerciantes callejeros (establecí lazos cindades, unidades habitacionales
de amistad con algunos), a quienes he populares, cuartos de azotea, edificios
acompañado en sus prácticas y activi- con daños estructurales), la zona ha
dades y con quienes he compartido y estado asociada a tres elementos más:
sostenido conversaciones y entrevistas. primero, los vagabundos y la población
de calle (que encuentran en el sitio
LA MERCED condiciones para subsistir); segundo,
la prostitución (Kumar, 2007); y, por
El barrio de La Merced se ubica en el último, el robo (Valencia, 1965; Cas-
oriente del Centro Histórico de la Ciu- tillo, 1983). En la actualidad, la zona
64 Vicente Moctezuma Mendoza

se considera (junto con espacios próxi- tienen siempre su mercancía al al-


mos como La Lagunilla, Tepito, la cance de la mano, sean punto menos
colonia Guerrero) como un sitio de gran que desconocidos. Es que, si alguien
inseguridad, lo que habla también de se atreve a tomar algo, una naranja
la persistencia de los “estigmas terri- o un plátano, sin pagarlo, se encuen-
toriales” que la han marcado (De Alba, tra inmediatamente circundado por
2006: 692). Sin embargo, coincidiendo los que cuidan un puesto, bloqueado
con la transformación de la crimina- en una grande extensión por gente
lidad que ha asolado al país durante de los otros puestos. Cuando una
las últimas décadas y de la que no ha mujer grita: ¡agárrenlo!, el ladrón está
sido ajena la Ciudad de México (Alva- perdido, lo agarran, le dan una gol-
rado, 2012; Pansters y Castillo, 2007), piza fenomenal, pero nunca lo entre-
desde los años noventa, esta zona de gan a la policía (Dr. Atl, 2003: 34-35).
la metrópoli ha registrado una meta-
morfosis en las actividades delictivas En este tono, el pintor de volcanes,
que han desplazado a los delitos tra- Gerardo Murillo, Dr. Atl, describía el
dicionales: “de poca monta, tales como mercado callejero de La Merced a ini-
los robos”, apareció la venta de drogas, cios del siglo xx. Su observación nos
armas y organizaciones delictivas remite al clasismo y racismo con que
(Meneses, 2011: 232-234; Davis, 2007; las élites han mirado de manera per-
Becker y Müller, 2013). sistente a los sujetos populares, sus
prácticas y los espacios citadinos liga-
“… LA BANDA DE AQUÍ LE BRINCA” dos a su reproducción social. Sin em-
bargo, lo que me interesa resaltar es
El gentío es enorme, la aglomeración la descripción que hace sobre la forma
insoportable. Criadas que llegan de en que los comerciantes de La Merced
compras desde las colonias ricas; amas reaccionan a los robos y establecen
de casa acompañadas de un cargador condiciones de seguridad. El relato de
mugroso; cocineros de restaurantes con Murillo representa un testimonio del
sus mozos cargando enormes canastos uso de la violencia como respuesta a
llenos de verduras; muchachos ociosos distintas agresiones y como una forma
en cantidad; innumerables cargadores de construir, con cierta consistencia,
con bultos muy pesados en la espalda condiciones de protección. De hecho,
que le gritan a uno ¡golpe! cuando ya la descripción es muy similar a lo que
se lo han dado. Bullicio y apretujamien- un comerciante callejero, habitante de
to, gritería de los vendedores... La Merced y uno de mis principales
Sesenta calles atascadas de ba- interlocutores durante el trabajo de
rracas, alfombradas de lodo apestoso campo, Alberto, afirmaba: “¡Yo así soy,
sobre el que se revuelca una multitud aquí todos somos así…! ¡Si alguien se
abigarrada. pasa de verga…, pues toda la banda
Es curioso que, en medio de ese de aquí le brinca!... Si se chingan una
desorden, los robos de los puestos que bicicleta, ya sea de un cliente o de
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 65

cualquiera de aquí, lo vemos y ¡su perros blancos que están por ahí [le
pinche madre!, ¡dónde lo agarramos… responde Alberto]”. —No, en serio
lo agarramos!”3 [insiste su novia]. Ya que me acerco
En la descripción de Alberto, como bien, me acerco bien y ¡que sí era un
en la del Dr. Atl, la violencia no se wey. [Él] la tenía [a una mujer] con
muestra como un estallido lleno de el pinche pantalón abajo y estaba el
ruido y furia, que aparece de pronto wey en chinga! ¡No, no, no… que me
en el escenario y luego desaparece. No prende esa mamada…! Que voy y le
es un evento extraordinario, que pondría meto un putazo —¡Aghh! —¡Suéltala,
de manifiesto un hartazgo, la impoten- hijo de tu pinche madre! Se va pa’ un
cia, una situación desesperada, el lí- lado y ¡pum! que me lo descuento […]
mite de la razón (Whitehead, 2007). Le digo: —¡En mi calle no se ande
Por el contrario, en ambas descripcio- pasando de verga, hijo de su pinche
nes aparece como una “forma estable madre! [… entonces] se echa a correr,
de ‘saber-hacer’, una práctica familiar lo correteo… [pero no lo alcanzo]…
que es útil al enfrentarse con dificul- No pues sí le grité: —¡Te voy a agarrar
tades que la vida diaria presenta” hijo de tu pinche madre, te voy a
(Auyero, Burbano de Lara y Berti, 2014: mandar a chingar vas a ver! —¡Ni te
448). En este caso, la violencia se des- pares por aquí! […] Andaba bien ca-
cribe como un medio más o menos liente yo.4
efectivo para contener los abusos y
extralimitaciones, para impedir lo “pro- El evento que narra Alberto no
hibido”, por ilegítimo (“si alguien se terminó ahí: al día siguiente la mujer
pasa de verga”); en suma, para reesta- agredida (quien habita en la plaza, en
blecer el orden de las interacciones y situación de calle) fue llevada por la
las prácticas, y sostenerlo en el tiempo policía a presentar una denuncia de
(Benjamin, 2001). violación al Ministerio Público y Al-
La afirmación de Alberto está in- berto testificó. Por otra parte, también
serta en una conversación que surgió al día siguiente, el hermano de Alber-
a raíz de una intervención violenta to y “El Loco”, un vecino del lugar,
que protagonizó para frenar una agre- encontraron y atraparon al agresor a
sión. Una noche que él y su novia quien entregaron a la policía. A dife-
regresaban de cenar, escucharon unos rencia de lo que señala el Dr. Atl, en
gritos en una plaza pública cercana a este caso la policía y las instituciones
su casa: de seguridad pública (de forma más
amplia) sí aparecen como actores con
—¡Déjame, ya déjame, déjame…! Me los que se articulan las acciones de
dice mi chava: —¡La están violando!, violencia defensiva popular.
¡la están violando! —“¡No, no manches! En múltiples experiencias que co-
Son unos pinches perros, unos pinches nocí durante el trabajo de campo, pude

3
  Entrevista, 10 de junio 2015. 4
  Entrevista, 10 de junio 2015.
66 Vicente Moctezuma Mendoza

presenciar que la violencia física se la construcción de cierta reputación


moviliza como una forma de detener de sus habitantes. Esto es importante
distintas agresiones y amenazas. Sin ya que, como veremos, si la violencia
embargo, es importante destacar que conforma un resguardo, es decir, si
el sentido de violencia no se agota en por medio de ella se logra establecer
la interrupción de un acontecimiento cierto orden de seguridad, es porque
en marcha. Como se puede vislumbrar trasciende sus expresiones materiales
a través de Alberto con la frase: “¡En y pervive como una existencia poten-
mi calle no se ande pasando de verga!”, cial de características espectrales que,
que afirma haber gritado al agresor, sin estar presente, acecha.
más allá de detener un suceso en un
momento particular, la violencia se “NO ME VOY A QUEDAR ASÍ
concibe con la función de establecer Y Tú BIEN LO SABES”
un control duradero; es decir, de es-
tablecer o, más bien, mantener un Mi nieto, el hijo de mi hija más gran-
orden (Derrida, 1992). Un orden social de va a la vocacional y luego sale a
y espacial: “en mi calle”. jugar a la calle. Es tranquilo […] y
No obstante, ante las experiencias así hay varios…; aquí enfrente, tam-
de inseguridad que viven los vecinos bién, hay unos chavos todos tranqui-
del barrio, la afirmación de Alberto: los. ¡Pero, así como hay tranquilos,
“aquí todos somos así […] toda la ban- hay unos muy locos! Yo les digo:
da le brinca”, parece excesiva. Por el —¿Sabes qué?, ¡no andes aquí, vete
contrario, en mi investigación encon- a otra calle!. —¡Agh, no!, ¡pues yo
tré con frecuencia un sentimiento de quiero estar aquí! —¿Ah, no?, ¿cómo
inseguridad extendido y generalizado, qué no? [les contesta Francisco] ¿qué
que iba acompañado de distintas ex- tal que luego pasa un familiar mío y
periencias de robos, asaltos y agre- me lo asaltas? ¡Yo no me voy a quedar
siones. Sin embargo, el exceso en el así y tu bien lo sabes! Yo, como te
planteamiento de Alberto no es una digo, fui peleonero, me defendí… no
mera exageración, no se trata de un eché pleito por echar, no, no, no, ¡me
desliz retórico. Por el contrario, dis- supe defender! Y por eso también
cursos como éste, y otros que circulan mucha gente cuando pasa me saluda:
en las conversaciones cotidianas, tie- —¿Qué pasó Hernández? Porque
nen un sentido distinto al de la des- nunca me dejé… y por eso me guardan
cripción exacta de una situación, pues respeto… es el respeto. Ahí estaba
participan también de la producción un señor [en el callejón de atrás], me
de la “realidad”; es decir, tienen cier- dice: —Oiga, dice mi papá que usted
ta pretensión y fuerza performativa. es bien canijo, que era bien canijo.
En este caso, las exageraciones ali- Le digo: —No, ¿cómo crees? —No, sí,
mentan una imagen espectral de la me dijo mi papá. Su papá está en el
violencia defensiva potencial, abonan- reclusorio, le dicen “El Tiburón”, ju-
do en la representación del lugar y en gaba futbol con él y, pues, ¡sabe que
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 67

nunca me supe dejar!, o sea, me de- reputación agresiva, que le otorga, en


fendí…5 sus términos, respeto, corre como el
rumor y construye cierta memoria;
En la narración de Francisco (una circula por el vecindario de boca en
persona mayor que vive en una vecin- boca, remonta tanto distancias espa-
dad cercana al edificio de Alberto, y ciales (se extiende entre familiares,
que como él, se dedica al comercio ca- amigos, vecinos) como distancias tem-
llejero), la violencia defensiva aparece porales: “dice mi papá que usted es
en la actualidad como una presencia bien canijo”. En las palabras de Fran-
espectral. Pese a no materializarse, el cisco parece claro que los comporta-
asedio de su fantasma parece suficien- mientos violentos representan una
te para detener las agresiones. La “estrategia de relaciones públicas”
violencia existe, en este caso, como (Bourgois, 2010: 53). Como lo plantea
potencia, sin pasar al acto, y en este Anderson (1999: 67), “como un medio
mismo sentido, como posibilidad la- de sobrevivir, uno a menudo aprende
tente, es una permanencia que con- el valor de tener un ‘nombre’, una re-
trasta con el carácter efímero de su putación de estar dispuesto y dispo-
movilización, no encuentra límites en nible para pelear”. Así, el “respeto”,
la respuesta a agresiones puntuales “levanta una barrera simbólica vis-à-
y coyunturales, sino que trasciende el vis la anticipación y la agresión de
momento de su despliegue; por ello, otros” (Zubillaga, 2009: 88).
puede construirse un orden de protec- Aunado a lo anterior, es importan-
ción, y su permanencia invisible con- te resaltar que los sujetos que para
trola los cuerpos. Francisco representan una amenaza,
La amenaza de violencia, su posi- no son unos “otros” extraños al ámbi-
bilidad futura, se enraíza en el pasa- to local, sino sujetos inscritos en el
do. De su existencia pueden hablar vecindario, con los que comparte la
ciertas huellas en las corporalidades: cotidianidad. Y también, que la vio-
cicatrices; desvío de tabiques; brazos, lencia no es nueva para él; por el con-
manos y nudillos endurecidos. Sin trario, ha sido constitutiva de su
embargo, existen huellas más signifi- experiencia biográfica, forma parte de
cativas aunque menos visibles, sólo su identidad y de su reconocimiento
reconocibles para quienes miran con intersubjetivo. El “respeto” que cons-
los ojos de la memoria: “tú bien lo sa- tituye un elemento de su protección
bes”. En la cita presentada, Francisco actual se conformó en el pasado, por-
considera que él está protegido de los que fue entonces cuando se mostró su
asaltos y ataques que pueden darse en disposición a emplear la fuerza para
el vecindario porque hay un reconoci- defenderse, cuando “no se supo dejar”,
miento social de su violencia potencial, se “supo defender”, fue “un peleonero”
de su “capital violento” individual. Su y un “canijo”. Como cuando Alberto
afirma “yo así soy, aquí todos somos
5
  Entrevista, 19 de mayo 2015. así”, Francisco permite reconocer una
68 Vicente Moctezuma Mendoza

conformación subjetiva, un habitus ciertos vínculos sociales: “¿qué tal que


(Karandinos et al., 2014) que hace de luego pasa un familiar mío y me lo
la violencia un recurso para alcanzar asaltas?”. Aunque, para ello, los nexos
fines. Esta subjetividad entraña un que los unen deben ser reconocidos.
aprendizaje doble: por un lado, se ha Llama la atención que esta protección
aprendido que la violencia es un medio aparezca como selectiva y no se ex-
efectivo para alcanzar objetivos; por tienda a sus amigos en el vecindario
el otro, se ha aprendido a comportar- o a sus vecinos, por no decir a los ocu-
se por medio de la fuerza. pantes regulares y temporales del
lugar. En el caso de Alberto, su inter-
“UN CHINGO DE GENTE…, ME vención parecería hablarnos de una
EMPEZARON A HACER EL PARO” situación distinta, cuya lógica se guia-
ría por el afecto territorial: “mi calle”
En el apartado anterior planteé que y no por los afectos sociales. Sin em-
el reconocimiento del capital violento bargo, conversando después sobre ello,
se difunde en tiempo y espacio a través Alberto se expresó de forma muy des-
de rumores y anécdotas, circulación preciativa de la mujer agredida, desva-
que establece, entre redes de sujetos, lorizándola y llegando a insinuar que
condiciones simbólicas de protección la violación para ella no era tan grave,
frente a la agresión potencial de otros. en realidad, porque, de acuerdo con
Pero, además, la defensa, que en este su percepción, ella se prostituye. De
sentido no es diádica, también se ex- hecho, después afirmó que no intervi-
tiende en el espacio de cuerpo a cuer- no para defenderla, sino para proteger
po y cubre la indefensión de terceros. a las niñas que juegan en dicha plaza
El resguardo por la fuerza se conforma cuando no están en la escuela. Es de-
a través de redes de relaciones de re- cir, la violencia de otros que constru-
conocimiento, solidaridad, apoyo y ye condiciones de resguardo, circula
cooperación, por las que fluye el re- de manera ambigua y ambivalente por
curso de “la violencia de otros” y cons- tramas relacionales fragmentadas y
tituye un capital (social) violento. de consistencia flexible. De cualquier
La violencia de terceros fluye por forma, lo que encontramos tanto en
redes de relaciones muy diversas (pa- las palabras de Francisco como en las
rentesco, amistad, camaradería, como de Alberto, son marcos culturales que
la de compañeros de ocupación, entre moldean, a través de emociones, va-
otras), e incluso, por lazos territoriales. lores y normas, la legitimidad y el
Pero la extensión de la protección a impulso a intervenir, a “brincar” en
través de estos vínculos es heterogénea favor de (ciertos) otros (sujetos dignos
y el acceso efectivo a dicho recurso de protección).
suele encontrarse inmerso en situacio- Por otra parte, es importante des-
nes coyunturales. En la cita de Fran- tacar que la violencia de terceros es
cisco, él hace evidente que considera un recurso indispensable en la deci-
que su protección puede fluir hacia sión de defenderse o intervenir en el
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 69

amparo de alguien más a través de miedo, operan a través de la intimi-


la violencia. Protegerse o intervenir dación, de generar temor”. Cuando
por medio de la fuerza está media- salimos de comer y esperábamos a
do por la valorización del capital vio- Ramiro en la banqueta, Gustavo me
lento que se posee, tanto en lo individual dio algunas pistas que me permitieron
(destreza, fuerza, etc.) como en lo social entender mejor los asideros sobre los
(acceso a través de redes). Una nota que se posa parte de la valentía y
de campo ejemplifica lo anterior, aun- confianza de Ramiro. En pocas pala-
que refiere formas de criminalidad que bras, me dijo que, aunque Ramiro se
no se analizan en este artículo. movía sólo, pertenece a una familia
numerosa en La Merced que lo res-
Gustavo, un habitante y comercian- palda (incluso ante el reconocimiento
te de La Merced y yo, esperábamos a de conflictos familiares internos).
Ramiro, otro comerciante. Nos íbamos Además, agregó: “[…] de ahí donde
de una fonda donde comimos y con- es Ramiro, [en esa calle de La Merced]
versamos animadamente en torno a si hay un problema no llegan y te
las anécdotas que nos contaba Rami- hablan, ni llegan y te madrean, llegan
ro. Él narraba con detalle y entusias- directamente a clavarte un puñal”.7
mo distintas hazañas en las que había
desafiado, muchas veces con éxito, a Lo que me hizo entender Gustavo
distintos grupos de poder de La Mer- es que “la violencia de otros” no es un
ced, defendiéndose a sí mismo, pero agregado más al “capital violento”
también, muchas veces, a sus com- individual, sino un elemento funda-
pañeros comerciantes. Ramiro habla- mental que estructura las acciones
ba de su confrontación con algunos individuales. La decisión de defender-
“lideres” corruptos.6 En las anécdotas se o intervenir frente a una agresión
de Ramiro no sobraban las amena- está mediada, de manera notable, por
zas de represalias violentas e inclu- la consideración de la violencia poten-
so de muerte, que Gustavo y yo, cial que se posee a través de las redes
sabíamos, no sólo eran ejercicios de relaciones (así, como la violencia
retóricos. De hecho, antes de ir a potencial de las redes a quien se
comer, Gustavo me había dicho sobre enfrenta). De hecho, esta violencia
los “líderes”: “tienen el gobierno del potencial, que está presente en la ca-
beza de quien decide defenderse o
intervenir de forma individual, es in-
6
  Se refiere a dirigentes de comerciantes,
con poder político en la organización espa-
vocada con frecuencia en los conflictos,
cial, vinculados con la administración de los trayendo a escena su presencia espec-
mercados y el comercio callejero en la zona, tral: “yo también tengo mis valedores
asociados con distintos partidos políticos y au- y ahorita van a dejarse caer a partir-
toridades gubernamentales, a través de los
cuales fluyen importantes sumas de dinero,
te la madre”. A veces, invocaciones
producto de la extorsión normalizada a los co-
merciantes. 7
  Diario de campo, 13 de julio de 2015.
70 Vicente Moctezuma Mendoza

como ésta son suficientes para detener ha sido limitada. Sin embargo, en el
un ataque o su amenaza. Y en ocasio- trabajo de campo me encontré con
nes, esta “violencia de otros” no sólo distintas experiencias y testimonios
se invoca en lo potencial, sino que se que hablaban de una transformación
pone en acto. Cuando Alberto fue a en las condiciones de criminalidad
detener la agresión, su novia no se contemporánea y su violencia. Fran-
quedó expectante, comenzó a gritar cisco se quejaba, con amargura:
ayuda. Si bien todo sucedió muy rápi-
do y el agresor huyó a gran velocidad Ahorita hay mucho vandalismo en la
tras los primeros golpes, Alberto cuen- calle de atrás o para ese otro lado, a
ta que “en un instante ya venía un una cuadra. Hay gente que yo conoz-
chingo de banda”: todos ellos vecinos, co que sé que andan de vándalos, pero
algunos con los que se conocía desde no puedo decirle a la policía: “vete
chico, pero con los que ya no tenía por éstos y éstos”, ¡porque tengo fa-
relación; el resto, en cambio, amigos milia! […] Pues sí, hay mucho ván-
y familiares. Alberto dice que le pre- dalo, dicen por ahí que: “cuando el
guntaban: “¿qué pasó?, ¿con quién es perro es bravo, hasta a los de casa
el pedo o a quién le damos en su pin- muerde”. Hay mucho escuinclillo,
che madre?, ¿quién se pasó de verga escuinclillos, ¡escuincles que andan
o qué?”. Y un putero me salieron de de rateros! […] andan aquí en la es-
acá y de acá, un chingo de gente… me quina, por aquí a la vuelta, chama-
empezaron a hacer el paro…”.8 quillos que ahora sacan la pistola.9

“CUANDO EL PERRO ES BRAVO, Francisco relata una criminalidad


HASTA A LOS DE CASA MUERDE” que se ha esparcido en el vecindario,
en las inmediaciones de su casa: “en
Inicié esta aproximación al resguardo la calle de atrás”, “para ese otro lado
violento con una cita del Dr. Atl porque a una cuadra”, “aquí en la esquina” o
la descripción que hace sobre la for- “aquí a la vuelta”. Y que, además, ha
ma de construir seguridad en La Mer- escalado la magnitud potencial de su
ced de principios del siglo xx, nos violencia, pues tiene como uno de sus
habla de una práctica de protección medios armas de fuego. Se trata de
frente a la criminalidad, a través de una conducta de una magnitud que
violencia defensiva, que parece tener los habitantes de La Merced no pueden
una larga historia en el lugar. No ha contener mediante la violencia que
sido el objeto de este artículo la re- poseen, la que saben y están dispues-
construcción de la historia de esta tos a desplegar. Es por ello que en la
forma de acción, pero dada la continua descripción de Francisco se vislumbra
“mala fama” de La Merced, es claro frustración. En un tenor muy similar
que la seguridad que ha garantizado al de Francisco, Viviana (una amiga,

8
  Entrevista, 10 de junio 2015. 9
  Entrevista, 19 de mayo de 2015.
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 71

habitante y comerciante callejera, son remitidos a las autoridades, no


vecina de ellos) me decía que, frente únicamente porque se considere que
a distintos sujetos involucrados en la autoridad es incapaz de imponer
actividades criminales, están indefen- castigos, sino también porque se con-
sos: “[…] porque ya conocemos a uno sidera que la acción criminal no tiene
que otro…, ya hemos visto luego cómo la gravedad suficiente para transitar
son las represalias, ¿no?”. por las vías judiciales (por ejemplo,
Lo que encontramos aquí es que cuando se trata de un robo de poca
cierta violencia criminal, con su di- monta en uno de los puestos callejeros)
mensión, funda su propio derecho y y lo importante es garantizar la segu-
establece un orden de impunidad. La ridad. En ocasiones, sin embargo, sí
indefensión que provoca hay que en- se recurre a las autoridades públicas.
tenderla en dos sentidos. En primer Por ejemplo, Alberto y la mujer que
lugar, porque la violencia que ha cons- fue abusada asistieron al Ministerio
tituido el resguardo violento, lejos de Público al día siguiente de lo ocurrido
consistir en estallidos de rabia ciega, para que ella levantara una denuncia
se ha encontrado enmarcada dentro e iniciara un proceso judicial en contra
de límites morales, conformados en la del agresor (Alberto siguió siendo lla-
historia y la cultura, que regulan las mado para testificar varias semanas
prácticas y configuran su despliegue. después). Además, el hermano de Al-
Esta economía moral de la violencia berto y El Loco buscaron por la zona
ha supuesto distintos límites en el y detuvieron por la fuerza al agresor,
grado de su fuerza y la exposición a al que entregaron a las autoridades.
riesgos, que hacen a la violencia de- De cualquier forma, en ninguno de los
fensiva incapaz de retar y contener dos casos las acciones pretendían
las formas y consecuencias de las vio- transgredir el orden y el derecho es-
lencias en que se soportan nuevos tatal, sino que fueron esfuerzos por
actores criminales. restablecerlo, frente a la ineficiencia
Pero la indefensión se redobla, en institucional de la seguridad pública
un segundo lugar, en la medida en que local en la provisión de seguridad. En
la impotencia de los mecanismos so- este sentido, el resguardo violento se
ciales de protección no es cubierta encuentra en los márgenes del Estado
tampoco por la seguridad pública es- y no al margen (Asad, 2008: 53). Se
tatal. Para explicar este punto debo conforma en prácticas que, de manera
detenerme entre la relación del res- ambigua y ambivalente, a partir de
guardo violento y la seguridad pú- su propia lógica de acción y regulación,
blica. La violencia defensiva que ocupan ciertos espacios propios de la
conforma el resguardo violento guar- “ley” y las “prácticas estatales”, fren-
da relaciones heterogéneas con la te a la necesidad apremiante de la
provisión de seguridad pública. En población (Das y Poole, 2008: 24). En
efecto, como en la descripción del Dr. cierta forma, la violencia defensiva
Atl, los agresores con frecuencia no constituye una mediación contradic-
72 Vicente Moctezuma Mendoza

toria entre la ley y su aplicación. Pero veces, emplearlos) no son estallidos


en el escenario actual, la nueva vio- espontáneos de rabia. Como he argu-
lencia criminal no sólo inhibe esta mentado, estos usos se inscriben den-
mediación al hacer impotente la acción tro de una economía moral de la
popular, además aliena a los habitan- violencia que la define de distintas
tes de La Merced a que accedan por formas. Además, se trata de una acción
otras vías a la protección estatal, como de un amplio repertorio con el que los
podría ser a través de denuncias for- sectores populares enfrentan la crimi-
males. Como a Francisco, a muchos nalidad que los amenaza día a día.
vecinos de La Merced les preocupa que Responder con violencia a amenazas
inculpar a personas involucradas en o ataques, vividos en carne propia o
actividades criminales, con la amena- por otros, es el resultado de distintos
za de ser procesados penalmente y aprendizajes: tanto de la efectividad
encarcelados, sea vengado por el de- de la violencia para alcanzar fines,
nunciado o por las redes que configuran como de disposiciones subjetivas a usar
su capital (social) violento, situación la fuerza y los saberes prácticos que
que los deja en riesgo a ellos mismos involucra su despliegue material.
y a sus familiares. Asimismo, argumenté que la vio-
lencia física no es anodina ni su efica-
CONCLUSIONES cia se restringe a la coyuntura de su
emergencia; al contrario, trascienden
En este artículo he expuesto un modo en el tiempo y el espacio los momentos
como los sectores populares producen efímeros de su ejecución, el estruendo
condiciones de seguridad y enfrentan del choque de los cuerpos. Más que
a cierta criminalidad que existe en sus una respuesta puntual a una agresión
vecindarios. En La Merced, en un o su amenaza, a través de la violencia
contexto de marginalidad urbana, sus se constituyen ciertas condiciones de
habitantes no sólo despliegan estra- protección, un resguardo violento. La
tegias de evasión y confinamiento violencia pervive después y antes de
frente a distintas condiciones de inse- su puesta en acto; habita tanto en la
guridad criminal. También contrapo- memoria —el recuerdo del uso de
nen su violencia defensiva a algunas la fuerza desplegado— como en el
criminalidades, disputando el control futuro; constituye una presencia es-
de los espacios públicos y colectivos pectral que, sin estar, acecha, estable-
(que han sido importantes para la ciendo un orden en las interacciones
reproducción social de sus habitantes y las relaciones locales. La protección
y en el despliegue de estrategias para que produce la violencia se extiende
obtener ingresos). Los usos de la vio- en el tiempo, pero también en el es-
lencia que he registrado en el “campo” pacio; mediante redes tejidas por lazos
(involucrarse en peleas, salir a los de diferentes fibras se difunde con
golpes, patear, empuñar palos y tubos, desigual fuerza e intensidad entre
amenazar con cuchillos y, algunas cuerpos asociados. Sin embargo, este
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 73

resguardo violento tiene una urdimbre urbes latinoamericanas, se enfrentan


frágil, irregular y limitada. Es una a nuevas condiciones de indefensión,
protección que corre de manera difusa de cara a una criminalidad que desa-
entre redes sociales fragmentadas. fía los mecanismos históricos con lo
Además, depende de distintas situa- que, en la marginalidad urbana, se ha
ciones coyunturales, del reconocimien- establecido cierto orden de protección
to de su potencial, de que la “violencia de forma precaria.
de otros” se encuentre disponible y de
que la violencia criminal no escale a BIBLIOGRAFÍA
magnitudes exteriores a los marcos
morales constituidos. Así, aunque el Alba González, Martha de (2006), “Expe-
resguardo violento ha conformado dis- riencia urbana e imágenes colectivas
tintas condiciones de protección en el de la Ciudad de México”, Estudios De-
vecindario, el barrio no ha dejado de mográficos y Urbanos, núm. 3, pp. 663-
significarse como un lugar inseguro. 700.
Se ha visto que, si bien esta violen- Alvarado Mendoza, Arturo (2012), El ta-
cia emerge en los márgenes del Estado maño del infierno. Un estudio sobre la
para establecer condiciones de seguri- criminalidad en la Zona Metropolitana
dad, en distintos sentidos la violen- de la Ciudad de México, México, El Co-
cia popular se articula con el Estado, legio de México.
zurce cierta distancia entre la ley y su Anderson, Elijah (1999), Code of the Street.
ejecución. En suma, habita las fron- Decency, violence, and the Moral Life of
teras del Estado. Sin embargo, he the inner city, Nueva York, W. W. Norton
mostrado que en la actualidad hay y Company.
magnitudes de violencia criminal im- Asad, Talad (2008), “¿Dónde están los már-
posibles de desafiar a través de la genes del Estado?”, Cuadernos de An-
violencia que mis interlocutores ima- tropología Social, núm. 27, pp. 53-62.
ginan y están dispuestos a producir, Auyero, Javier, Agustín Burbano de Lara,
de modo que son incapaces de retar y María Fernanda Berti (2014), “Uses
por la fuerza el orden de impunidad and Forms of Violence among the Urban
de esa criminalidad. Frente a este Poor”, Journal of Latin American Studies,
escenario, el Estado tampoco logra núm. 46, pp 443-469.
proteger de manera extensiva, no sólo , y Kristine Kilanski (2015), “Managing
por su ineficiencia y la colusión de in the Midst of Social Disaster: Poor
muchos de sus actores, sino además People’s Responses to Urban Violence”,
porque la violencia criminal ha logra- en J. Auyero, P. Bourgois y N. Scheper-
do, mediante el espectro acechante de Hughes (eds.), Violence at the Urban
su violencia potencial, alienar a la Margins, Nueva York, Oxford Press, pp.
población de los mecanismos que es- 189-211.
tructuran el resguardo de la seguridad Becker, Anne, y Markus-Michael Müller
pública. Bajo estas condiciones, los (2013), “The Securitization of Urban
habitantes de La Merced, como en otras Space and the ‘’Rescue’’ of Downtown
74 Vicente Moctezuma Mendoza

Mexico City: Vision and Practice”, Latin Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho,
American Perspective, núm. 40, pp. 77-94. núm. 11, pp. 129-191.
Benjamin, Walter (2001) “Para una crítica Dr. Atl (2003), Gentes profanas en el con-
de la violencia”, en Para una crítica de vento, México, Senado de la República.
la violencia y otros ensayos, iluminacio- Duhau, Emilio, y Ángela Giglia (2008), Las
nes IV, Madrid, Taurus, pp. 23-45. reglas del desorden: habitar la metrópo-
Bourgois, Philippe (2010), En busca de li, México, uam-a/Siglo XXI.
respeto: vendiendo crack en Harlem, Fassin, Didier (2018), Por una repolitización
Buenos Aires, Siglo XXI. del mundo. Las vidas descartables como
Briceño-León, Roberto (2002), La nueva desafío del siglo xxi, Buenos Aires, Siglo
violencia urbana de América Latina”, XXI Editores.
Sociologías, núm. 8, pp. 34-51. Goldstein, Daniel M. (2005), “Flexible Jus-
Caldeira, Teresa (2007), Ciudad de muros, tice: Neoliberal Violence and ‘Self-Help’
Barcelona, Gedisa. Security in Bolivia”, Critique of Anthro-
Capron, Guénola (2016), “El ‘otro’ como pology, núm. 4, pp. 389-411.
amenaza y la internalización de la dife- Hamilton, Karine (2011), “The moral economy
rencia en ámbitos residenciales cerrados of violence: Israel’s first Lebanon War,
suburbanos del Área Metropolitana de 1982”, Critical Studies on Terrorism, vol.
la Ciudad de México”, Sociológica, vol. 4, núm. 2, pp. 127-143.
31, núm. 89, pp. 45-68. Imbusch, Peter, Michel Misse, y Fernando
, y Cristina Sánchez-Mejorada (coords.) Carrión (2011), “Violence Research in
(2015), La (in)seguridad en la metrópo- Latin America and the Caribbean: A
li. Territorio, segurización y espacio Literature Review”, International Jour-
público, México, uam-a. nal of Conflict and Violence, vol. 5, núm.
Castillo Berthier, Héctor (1994), La Mer- 1, pp. 87-154.
ced: enigma alimentario, México, Inves- Karandinos, George, Laurie Kain Hart,
tigación y Desarrollo de Proyectos. Fernando Montero Castillo, y Philip-
 (1983), “El mercado de La Merced pe Bourgois (2014), “The Moral Economy
antes del cambio”, Revista Mexicana de of Violence in the US Inner City”,
Sociología, vol. 45, núm. 3, pp. 857-875. Current Anthropology, vol. 55, núm. 1,
Das, Veena, y Deborah Poole (2008), “El pp. 1-22.
Estado y sus márgenes. Etnografías Kessler, Gabriel (2009), El sentimiento de
comparadas”, Cuadernos de Antropolo- inseguridad. Sociología del temor al
gía Social, núm. 27, pp. 19-52 delito, Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
Davis, Diane E. (2007), “El factor Giuliani: Koonings, Kees, y Dirk Kruijt (2007), “In-
delincuencia, la “cero tolerancia” en el troduction: The Duality of Latin Ame-
trabajo policiaco y la transformación de rican Cityscapes”, en Fractured cities:
la esfera pública en el centro de la Ciu- Social exclusion, urban violence and
dad de México”, Estudios Sociológicos, contested spaces in Latin America, Nue-
vol. 25, núm. 3, pp. 639-681. va York, Zed Books, pp. 7-22.
Derrida, Jacques (1992), “Fuerza de ley: el Kumar Acharya, Arun (2007), El mercado
‘Fundamento místico de la autoridad’”, de las mujeres. Globalización, migración
El resguardo violento: golpes, amenazas y redes en la producción de seguridad en el espacio popular 75

y tráfico de mujeres en México”, Trayec- y la politización”, Foro Internacional, vol.


torias. Revista de Ciencias Sociales de 47, núm. 3, pp. 577-615
la Universidad de Nuevo León, núm. 23, Rodgers, Dennis (2007), “When vigilantes
pp. 9-17. turn bad: gangs, violence, and social
Leal Martínez, Alejandra (2015), “La esqui- change in urban Nicaragua”, en D.
na más segura de la ciudad. Las paradojas Pratten y A. Sen (eds.), Global Vigi-
de la segurización en la Ciudad de Méxi- lantes: Anthropology, Violence, and
co”, en G. Capron y C. Sánchez-Mejora- Community in the Contemporary World,
da (coords.), La (in)seguridad en la metró- Londres/Nueva York, C. Hurst y Co.,
poli. Territorio, segurización y espacio pp. 349-370.
público, México, uam-a, pp. 107-124. Saraví, Gonzalo A. (2008), “Mundos aislados:
Meneses Reyes, Rodrigo (2011), Legalidades segregación urbana y desigualdad en la
públicas: el derecho, el ambulantaje y Ciudad de México”, Eure, vol. 34, núm.
las calles en el Centro de la Ciudad de 103, pp. 93-110.
México (1930-2010), México, unam/cide. Segura, Ramiro (2009), “Paisajes del miedo
Moctezuma Mendoza, Vicente (2019), “No en la ciudad. Miedo y ciudadanía en el
sólo ruido y furia. Linchamientos, ac- espacio urbano de la ciudad de La Plata”,
ciones populares frente a la inseguri- Cuaderno Urbano. Espacio, Cultura y
dad y economías morales de las violen- Sociedad, vol. 8, núm. 8, pp. 59-91.
cias”, Estudios Sociológicos, vol. XXXVII, Snodgrass Godoy, Angelina (2004), “When
núm. 111, pp. 785-802. “Justice” is Criminal: Crime, Commu-
 (2016), “El desplazamiento de lo po- nities, and Lynchings in Contemporary
sible: experiencia popular y gentrificación Latin America”, Theory and Society, núm.
en el Centro Histórico de Ciudad de 33, pp. 621-51.
México”, Iconos. Revista de Ciencias Sonnevelt, Monique (2009), “Security at
Sociales, núm. 56, pp. 83-102. Stake: Dealing with Violence and Public
Monsiváis, Carlos (2017), “La Merced y la (In)Security in a Popular Neighborhood
cultura popular”, Inundación Castálida. in Guadalajara, Mexico”, en G. A. Jones
Revista de la Universidad del Claustro y D. Rodgers (eds.), Youth Violence in
de Sor Juana, vol. 2, núm. 3, pp. 13-34. Latin America. Gangs and Juvenile
Moser, Caroline, y Cathy McIlwaine (2004), Justice in Perspective, Nueva York, Pal-
Encounters with violence in Latin Ame- grave Macmillan, pp. 45-62.
rica. Urban poor perceptions from Co- Svampa, Maristella (2001), Los que ganaron.
lombia and Guatemala, Nueva York, La vida en los countries y barrios priva-
Routledge. dos, Buenos Aires, Biblios.
Oehmichen, Cristina (2001), “Espacio ur- Valencia, Enrique (1965), La Merced. Es-
bano y segregación étnica en la Ciudad tudio ecológico y social de una zona de
de México”, Papeles de Población, vol. 7, la Ciudad de México, México, inah.
núm. 28, pp. 161-197. Villarreal, Ana (2015), “Fear and Specta-
Pansters, Wil, y Héctor Castillo Berthier cular Drug Violence in Monterrey”, en
(2007), “Violencia e inseguridad en la J. Auyero, P. Bourgois y N. Scheper-
Ciudad de México: entre la fragmentación Hughes (eds.), Violence at the Urban
76 Vicente Moctezuma Mendoza

Margins, Nueva York, Oxford Univer- , Claudia, y Guénola Capron (2013),


sity Press, pp. 135-161. “The Privatization of Security, and the
Whitehead, Neil (2007), “Violence and the Producttion of Space in México City:
cultural order”, Daedalus, núm. 1, pp. Challenges for Urban Planning”, Inter-
40-50. national Journal of E-Planning Research,
Zamorano Villarreal, Claudia (2015), vol. 2, núm. 4, pp. 59-74.
“Segurización: ¿una estrategia efectiva Zubillaga, Verónica (2009), “‘Gaining Res-
para la gentrificación en países en de- pect’: The Logic of Violence among Young
sarrollo?”, en G. Capron y C. Sánchez- Men in the Barrios of Caracas, Venezue-
Mejorada (coords.), La (in)seguridad la”, en G. A. Jones y D. Rodgers (eds.),
en la metrópoli. Territorio, seguriza- Youth Violence in Latin America Gangs
ción y espacio público, México, uam-a, and Juvenile Justice in Perspective, Nue-
pp. 125-153. va York, Palgrave Macmillan, pp. 83-103.
EL SACRIFICIO COMO ALIMENTO, PERSPECTIVA
ETNOGRÁFICA DE LOS MIXTECOS

Juan José Atilano Flores*

Resumen: En este artículo se explora la relación entre la práctica del sacrificio y la noción de
alimento indígena en la Montaña de Guerrero. Se toma como punto de partida un conjunto
de interpretaciones etnohistóricas y etnológicas sobre el sentido de la matanza de animales
domésticos entre los mixtecos, y con el contraste de los datos etnográficos de la comunidad de
Cauhuatache se intenta demostrar que este evento adquiere una connotación alimenticia y
constituye el núcleo que regula las relaciones de alianza e intercambio entre humanos y no-
humanos. Así, la circulación de níma o fuerza vital en el sociocosmos de la gente de la lluvia,
tiene como núcleo la práctica del sacrificio dedicado a la lluvia y a los muertos.
Palabras clave: mixtecos, sacrificio, alimento, intercambio.

Sacrifice as Food:
An Ethnographic Perspective of the Mixtecs

Abstract: This article explores the relationship between the practice of sacrifice and the Indig-
enous notion of food in the Montaña region of Guerrero. Taking as a starting point a set of eth-
nohistoric and ethnologic interpretations of the meaning of the sacrifice of domesticated
animals among the Mixtecs and its contrasts with ethnographic data from the Cauhuatache
community, attempts are made to show that sacrifice takes on a food-related connotation and
constitutes the nucleus that regulates alliance and exchange relations between humans
and non-humans. Thus, the core of the flow of the Nima or vital force in the socio-cosmos of the
“people of rain” is the practice of sacrifice dedicated to the rain and the dead.
Keywords: Mixtecs, sacrifice, food, exchange.

PLANTEAMIENTO de Guerrero. Para realizar este análi-


sis tomo como punto de partida un

E
l objetivo del presente artículo conjunto de interpretaciones et-
es explorar la relación entre la nohistóricas y etnológicas sobre el
práctica del sacrificio y la noción sentido del sacrificio humano y de
de alimento indígena en la Montaña animales domésticos entre los anti-
guos nahuas del Altiplano Central y
* Doctor en antropología social, profesor de
los mixtecos contemporáneos (Gonzá-
asignatura en la enah. Línea principal de inves-
tigación: cosmovisiones indígenas. Correo elec- lez, 1985; López Austin, 2012 [1991];
trónico: [email protected] Graulich y Olivier, 1999; Monaghan,

77
78 Juan José Atilano Flores

1995; Dehouve, 2008); contrasto los ha señalado que, mediante la oblación,


datos etnográficos de los mixtecos de los antiguos nahuas mantenían un
Cahuatache para demostrar que el intercambio de mana entre el mundo
sacrificio adquiere una connotación natural y sobrenatural. En la concep-
alimenticia y constituye el núcleo que ción mexica del cosmos, los dioses crean
regula las relaciones de alianza e in- al hombre y éste debe alimentarlos a
tercambio entre humanos y no-humanos. través de la energía; los dioses a su
El sacrificio se erige como el encla- vez, que son personificaciones de dis-
ve de las relaciones socio-cósmicas tintos aspectos de la naturaleza, darán
entre los hombres y los ñu’un o per- al hombre agua, frutos y riqueza, en-
sonas del cielo y la tierra. En este tre otros (González, 1985: 31).
sentido, el acto de oblación produce el En el mismo sentido energético y
movimiento de un sistema termodi- alimenticio, Alfredo López Austin (2012
námico por el que circula el nima, la [1991]: 434) refiere un tipo de sacrificio
fuerza vital de la gente de la lluvia. denominado nextlahualtin (los pagos)
Los argumentos en favor de esta idea tlacateteuhtin (los papeles humanos
los expongo en tres apartados: el prime- goteados de hule), dedicado a los dio-
ro dedicado a documentar el sacrificio ses de la lluvia, en el que dominaba la
como un circuito alimenticio y la noción concepción de dioses necesitados, ham-
de intercambio; en el segundo, analizo brientos, deseosos de fuerza vital. Los
los elementos estructurales del sacrificio hombres, dependientes de los dones
mixteco (tiempo/espacio; crudo/cocido) divinos debían corresponder vigorizan-
en torno a los momentos rituales: “pedir do a sus benefactores por medio de la
a la lluvia” y la “fiesta de los muertos”; entrega de energía de diferentes com-
por último, con base en un fundamento ponentes del organismo.
mítico y un argumento lingüístico, es- Siguiendo este orden de ideas,
tablezco el vínculo entre alimento y re- Graulich y Olivier (1999: 125-126)
laciones de filiación y alianza. señalaron que el sacrificio constituía
una acción donadora destinada a sa-
EL SACRIFICIO COMO CIRCUITO tisfacer los variados gustos alimen-
ALIMENTICIO Y LA NOCIÓN DE ticios de los dioses (teotl meh), entre
CAMBIO éstos se encontraban el copal y la
sangre, tanto de animales domésticos
Sobre el sacrificio en el México antiguo como de animales silvestres. De hecho,
destacan los trabajos sobre los nahuas apuntan para el caso mixteco, que los
del Altiplano Central de Yolotl Gon- animales fueron los primeros seres que
zález (1985) y Alfredo López Austin habitaron el mundo (según el mito del
(2012 [1962]), autores que sitúan dicha Sol y la Luna) y al estar impedidos
práctica en el contexto de un sistema para rezar a las deidades se convirtie-
de dones y contradones, cuyo objetivo ron en víctimas de oblación.
consiste en mantener el equilibrio del Por su parte, Monaghan (1995: 212)
cosmos. Sobre este sistema, González advierte que el sacrificio entre los mix-
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 79

tecos es parte de la regeneración de la de alianza con el maíz, pues sus padres,


vida y constituye el núcleo de las re- el gobernador del fogón y la tierra,
laciones entre los humanos y los dioses. entregan a su hija como alimento a
La obligación sacrificial de los nuyoo- los humanos. La unión entre la lluvia
tecos deviene de su vínculo parental masculina (Savi cheé) y femenina (Savi
con las deidades, pues los mixtecos son si’i), y su analogía con el maíz como
hijos de la tierra y la lluvia. Así la alimento entregado a los hombres,
oblación obedece a un pacto social con sustenta la relación de alianza entre
sus padres hombres y ñu’un.
En el caso nuyooteco, la obligación En estos términos, el sacrificio ra-
sacrificial de los mixtecos de Cahuata- tifica relaciones expresadas en el orden
che se sustenta en las relaciones de mítico, cuyo eje es un intercambio de
filiación y alianza que establecen con alimento entre humanos y no-humanos,
la lluvia y el maíz. En el mito de Savi que traza un nuevo camino en la in-
si’i, que se verá más adelante, la ma- terpretación de los actos sacrificiales
zorca es entregada a los hombres para en cuanto a que produce relaciones de
que se alimenten con ella, lo cual obli- parentesco. Si las investigaciones et-
ga a los hijos de Cahuatache a que nográficas en Guerrero (Matías, 1997;
respondan con una conducta recíproca Villela, 2005; Orozco y Villela, 2003;
con la lluvia y la tierra, a las que se les Gutiérrez, 2008; y Díaz, 2008) colocan
entregan víctimas que son consideradas la oblación como un evento donador,
parte del grupo doméstico humano.1 inscrito en rituales propiciatorios o de
Aquí habría que distinguir una fertilidad, como el de petición de lluvias
singularidad en el caso estudiado: si relacionado a los san marquitos en toda
los nuyootecos se consideran hijos de La Montaña, o bien, la curación de
la lluvia y, por lo tanto, el sacrificio espanto con un carácter terapéutico
dirigido a ella ratifica un vínculo de (Terraciano, 2013: 403, 404, 422, 425;
filiación entre la deidad pluvial y los Carmagnani, 1993: 35-36, 39), la re-
hombres, en el caso de Cahuatache se ciprocidad alimenticia que supone el
observa que la oblación ratifica tanto sacrificio entre los mixtecos y los ñu’un
la relación de ascendencia con San obliga a replantear dicha correspon-
Marcos, en tanto ancestro que contro- dencia como una base productora de
la los temporales, como una relación relaciones de parentesco entre huma-
nos y no-humanos.
De acuerdo con los postulados de
1
  Para ilustrar la relación afectiva que
guarda el grupo doméstico con la crianza de
Carlos Fausto sobre el canibalismo
aves de corral, un profesor mixteco me expli- entre los miraña de la selva amazó-
caba que de niño él jugaba con los pollos y los nica, en cuanto a que humanos y
guajolotes: “Estos animalitos eran como mis animales están inmersos en un sis-
hermanos, convivía con ellos, estaban siempre
en la casa, donde dormíamos o en la cocina”
tema sociocósmico en el que se dis-
(testimonio del profesor Secundino Ruiz, Ca- puta la dirección de la depredación y
huatache, 24 de abril de 2014). la producción de parentesco (Fausto,
80 Juan José Atilano Flores

2002: 11), es posible establecer una de la presa o de la esposa en el acto


lógica análoga en la relación que los amoroso, convirtiendo su cuerpo en
mixtecos establecen con los ñu’un. En alimento. Esta analogía se respalda
ella se pone en juego la acción depre- en la amplia difusión en Mesoamérica
dadora del rayo o de los muertos ne- de la figura del venado, como una es-
fastos, cuya agencia es controlada posa metafórica o una presa sexual; o
mediante un intercambio de víctimas bien, como el animal idóneo para el
interespecíficas: maíz para los huma- sacrificio, que en tiempos antiguos fue
nos y animales domésticos para los equivalente a la muerte ritual de una
ñu’un, lo cual configura un intercam- víctima humana (Olivier, 2015: 262,
bio alimenticio, lógica del sacrificio 313).
que encuentra referentes antiguos en En los mismos términos que aluden
el mito de Mixcóatl, en el que la deidad a la configuración de relaciones de
Sol entrega flechas de cacería a los unión trazadas por el alimento, Saúl
últimos cinco de sus hijos para que Millán ha referido una ontología ali-
con ellas le sirvan su alimento (Olivier, mentaria cuyo centro es el guajolote;
2015: 100). el sacrificio de esta ave doméstica se
La idea que sitúa el sacrificio como inscribe en los parámetros de la alian-
un pacto cósmico entre dioses y hom- za, en la medida que esta última es
bres es coherente con la lógica de co- entendida como un conjunto de rela-
mensalía que permea la inmolación, ciones que va más allá de la descen-
en cuanto a la construcción de paren- dencia, involucrando lazos sociales
tesco. En este sentido, los vínculos de construidos como el compadrazgo. El
filiación o de alianza de los mixtecos argumento de Millán sugiere que “los
con los santos y los ñu’un, según sea alimentos exogámicos cumplen un
el caso, siguen la lógica de una relación papel semejante a los sacrificios de
construida al compartir el alimento, a las aves, generalmente destinados a
partir del mismo principio amazónico, entidades no-humanas con las cuales
en el sentido de que la comensalidad se busca establecer una relación de
no sólo marca las relaciones entre pa- alianza o afinidad” (Millán, s.f.: 9).
rientes, sino también las produce. Partiendo del postulado anterior,
En las siguientes líneas se verá que se verá que entre los mixtecos el sa-
entre los mixtecos de Cahuatache, el crificio dedicado a la lluvia, con el que
alimento y su circulación son consti- ratifican la alianza con el maíz, es
tuyentes de relaciones de parentesco, análogo a los alimentos intercambiados
pues se alimenta a los ancestros como por grupos domésticos que generan
un reconocimiento de filiación, o bien, lazos de compadrazgo producidos por
comer es una acción análoga a contraer el pago de la novia. Para dar cuenta
matrimonio. De esta forma, la alianza de lo anterior, analizo el sacrificio rea-
parece seguir los contornos de la mi- lizado a Savi chée y San Marcos los
tología mixteca asociada a la cacería días 21 y 22 de abril, así como los de-
del venado y condensar la seducción dicados a los muertos el 27 de octubre.
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 81

ELEMENTOS ESTRUCTURALES se destinan alimentos cocinados como


DEL SACRIFICIO: TIEMPO/ESPACIO, tortillas, atoles, caldos con carne y
LO CRUDO Y LO COCIDO comida cruda como la sangre, el híga-
do, los dedos y extremidades inferiores
En general, la estructura del sacrificio de los animales de corral ofrecidos a
en Cahuatache sigue un patrón regu- las nima’a tandi wa’a (ánimas de co-
lar que se expresa en dos constantes: razón malo o del monte).
espacio-tiempo y alimentos crudos o Esta distinción pone en juego el
cocidos. La primera se regula por el reconocimiento de estatus ontológicos
calendario cristiano y pone en juego diferenciados, ya que los seres que se
la cumbre del cerro Tehuixtle; es ahí alimentan de sangre son considera-
donde los mixtecos piden la abundan- dos personas, pero no forman parte
cia y la salud de sus grupos domésticos. de los ancestros humanos. Los prime-
Además, en este espacio solicitan a la ros no son considerados parte de la
lluvia el crecimiento del maíz. El tiem- especie mientras que los muertos, a
po y el espacio son relevantes porque los que se destina el alimento cocido,
marcan los momentos y el lugar don- son comprendidos como antepasados
de se debe practicar el sacrificio. de la especie, pues se alimentan de lo
En cuanto al alimento crudo o co- mismo que los vivos.
cido, es pertinente señalar que tal
distinción se articula también con el TOKO SAVI KANOO
tiempo, pero en esencia establece una (PEDIR A LA LLUVIA GRANDE)
distinción de quién ofrece y quién come
lo que se entrega. Así, la sangre y lo La relevancia de pedir a Savi chée el
crudo, que constituyen el núcleo del crecimiento de la milpa, radica en el he-
sacrificio practicado por los tati va’a (el cho de que el maíz constituye el ali-
que sabe o es padre), están destinados mento primordial de los mixtecos.
a la lluvia fuerte, el rayo y los aires Disponer del grano o no entre los gru-
(nima’a tandi wa’a) que guían a los pos domésticos significa, en estricto
difuntos hacia su regreso al mundo de sentido, alimentar a la familia y con
los vivos la noche del 27 de octubre; en ello garantizar el florecimiento de la
tanto que lo cocido (preparado por las vida, o en el caso contrario, estar con-
abuelas) se ofrece a los muertos princi- denado al hambre, la pobreza y la
pales del pueblo (ánimas skua’a) y a los enfermedad. Garantizar el sustento de
antepasados o abuelos (ánima’a xi’iidí). descendencia en un contexto de incer-
Los muertos suelen caracterizarse tidumbre, característico de la agricul-
por una distinción jerarquizada. Esta tura de temporal, hace del sacrificio
posición diferenciada se acompaña de dedicado a la lluvia el más importan-
una distinción ontológica entre los te del ciclo ofrendado a Savi chée y
ancestros muertos o nima’a xi’indi Savi si’i, a sus ayudantes las ánimas
(ánimas de los abuelos) o nima’a xikua’a tandi wa’a (malos aires), así como a
(ánimas de los principales,), a quienes los principales muertos
82 Juan José Atilano Flores

De acuerdo con la lógica de recipro- se alimentan, se les otorga una or-


cidad alimenticia del sacrificio entre ganización jerarquizada y se espera
los mixtecos, la muerte del chivo en la de ellos el maíz para los hombres. Así,
casa grande de Savi chée, para alimen- la sangre y el mazorca constituyen
tar y saciar el hambre de los ñu’un, alimentos análogos; uno y otro son
constituye la garantía cíclica de la portadores de nima. Sin embargo, la
circulación del nima entre humanos y diferencia entre la tortilla y la sangre
no-humanos. En una concepción en la marca una distinción ontológica: mien-
que la fuerza vital se extiende por todo tras que la primera es un alimento de
el cosmos, el ofrecimiento de la sangre los humanos y los muertos principales,
del chivo neutraliza la enfermedad y designados como ánimas xi kua’a; la
las plagas, en tanto que los males son segunda, la sangre, es el alimento de
una manifestación concreta del hambre los ñu’un, depredadores potenciales
de los seres de la lluvia, la tierra y las de la fuerza vital humana.
ánimas que cohabitan la tierra. Esta distinción entre la tortilla y
Desde esta perspectiva, la avidez la sangre establece también una dife-
se revela como el principio de todos rencia en el ciclo ritual; mientras que
los males de la humanidad; sus ma- los sacrificios de la última tienen lugar
nifestaciones trascienden el ámbito en la víspera de las celebraciones, los
fisiológico del cuerpo y se erigen como ofrecimientos de la primera se efectúan
una competencia depredadora de las después de la oblación. Por ejemplo,
sustancias anímicas en el hombre, en el ciclo ritual para pedir la lluvia
familia, animales y cultivos, así como grande el 21 de abril, un chivo será
en la estabilidad social y política del ofrendado por el comisario del pueblo,
pueblo. Respecto de esta competencia, mientras que el día 22 tienen lugar
el tati va’a Leobardo Candia refiere las consagraciones de tortilla con ali-
que “la sangre del chivo y su hígado mentos cocidos (hígado, riñones y
es alimento para los espíritus de co- corazón del animal), que se acompañan
razón malo. Nosotros tenemos que y se sirven en el asiento de la lluvia a
alimentarlos, quitarles su hambre para manera de tacos. La separación tem-
que estén tranquilos, para que no nos poral de lo crudo y lo cocido opera de
causen enfermedad y muerte”.2 manera general en todas las oblaciones.
Al rebasar el ámbito fisiológico del Así también sucede con la que se afren-
hambre, los mixtecos reconocen en la da a los muertos o viko ndií (fiesta de
reciprocidad un mecanismo por el cual los muertos).
se establecen relaciones de subsisten-
cia con seres en esencia anímicos, que VIKO NDIÍ
se comportan de manera equivalente (FIESTA DE LOS MUERTOS)
a los humanos, pues, igual que ellos
La víspera de la llegada de los muertos
  Testimonio de Leobardo Candia, Cahua-
2 o las ánimas acontece la noche del 27
tache, 29 de octubre de 2015. de octubre, que como en el caso del
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 83

sacrificio a la lluvia, es presidida por


los rezanderos, quienes en un espacio
cercano al río Chiquito, donde se hayan
dispuestas tres cruces de madera,
realizan sacrificios de pollos, cuya
sangre se destina como alimento de
guías y comandantes (malos aires).
Estas ánimas tienen un gran potencial
dañino, por lo que el esfuerzo de los
tati va’a se dirige a recibirlas en el
asiento sacrificial (depósito de piedras
y manojos de flores de cempasúchil)
con alimento que calme su hambre.
Sangre de las aves sacrificadas, mez-
cal, copal y cigarros, son el menú ofre-
cido a los comandantes o guías de las
ánimas (figura 1).
Con velas y cirios encendidos, los
guías dan paso a la llegada de los di-
funtos principales, para quienes está
destinado un almuerzo por la mañana
del 28 de octubre, compuesto de caldo
de pollo con chile, tortillas, atole agrio Figura 1. Sacrificio destinado a los coman-
(tuta’i ya), atole de granillo dulce (arroz dantes o guías de los muertos. Fotografía:
Juan José Atilano Flores (Cahuatache, 28 de
con piloncillo) y refrescos, destinado octubre de 2014).
sólo para las ánimas skua’a (principa-
les) y las ánimas ño’o (fundadores de
Cahuatache). Por esta razón, el con- detergente) para su retorno al Palo de
junto del resto de los difuntos (nima’a Encino o lugar de los muertos.
xi’iindí, “abuelos”) tiene que esperar La presencia de los difuntos duran-
a que los parientes lleguen a casa de te su fiesta es literal; pero como hemos
sus parientes para alimentarse de lo visto, mientras la lluvia y los aires son
que se les ha dispuesto en yita kua dií sostenidos con sangre y órganos del
(flor de difuntos), según su traducción cuerpo como hígado y riñón, se desti-
literal. na a los antepasados alimentos coci-
Dotados de cuerpos vegetales y re- nados, propios de los humanos. Lo
conocidos como seres anímicos, los crudo y lo cocido permite distinguir
ancestros son atendidos por sus parien- entre los difuntos fastos, considerados
tes, quienes disponen sillas para que ancestros y miembros del linaje hu-
descansen sus muertos, les proporcio- mano, y los nefastos, que comen vian-
nan tres alimentos al día y les entregan das distintas propias del colectivo de
insumos (jabón, copal, velas, panela y no-humanos.
84 Juan José Atilano Flores

En 1964, Claude Lévi-Strauss hizo trabajar al campo, puro en la cocina


notar que las categorías empíricas de […] ayudando a cocer la comida y San
lo crudo y lo cocido constituyen herra- Marcos [lo regañaba] Llegó el tiempo
mientas conceptuales de las que se en que la lumbre se cansó de sus re-
desprenden nociones abstractas y gaños y le dijo a su esposa: —Yo me
encadenadas en proposiciones (Lévi- voy de aquí, de todos modos, dicen
Strauss, 2012 [1962]): 119), las cuales, que no trabajo. Le dejó uno de los
derivadas de la estructura de los mitos, huaraches a su mujer para que en él
funcionan como sistemas de clasifica- cociera las tortillas y la comida (Gu-
ción de la realidad, en el marco de lo tiérrez, 2008: 97).
que él denominó “ciencia de lo concre-
to” (Lévi-Strauss, 2012 [1962]): 76). Así, la lumbre y el fogón son seres
La búsqueda de un orden lógico en asociados al ámbito doméstico de lo
los ofrecimientos alimenticios de los humano; ambos hacen posible que los
mixtecos en Cahuatache me condujo hombres se nutran, pero también es
a cuestionar si el sentido de la comida necesario alimentar la lumbre. En este
cruda y cocida (cuyo ofrecimiento se juego de alimentar y alimentarse des-
encuentra ordenado en cuanto espacio taca la relación de los opuestos crudo
y tiempo) constituía una pista etno- y cocido; mientras que el primero es
gráfica que me llevara más allá de los por antonomasia comida para los seres
momentos rituales. de la lluvia, el fuego, la tierra y los
Por un lado, el sentido de esta se- aires, el segundo constituye el alimen-
paración se encuentra en el mito de to de los hombres y su progenie.
origen del maíz, pues en él se estable- Esta distinción alimenticia se ex-
ce que el fogón depende del rayo para plica por un argumento ontológico:
poder alimentar a los hombres; por todos aquellos seres cuya agencia es
otro, la disposición del fuego, elemen- dañina y que carecen de carne (cuerpo),
to central en la cocción de la tortilla, se alimentan de sustancias crudas como
es resultado de la relación simétrica la sangre, los huevos y el hígado, so-
que Savi chée (asociado al rayo y la portes donde el nima es más fuerte,
lumbre) establece con su suegro Xixi lo que permite saciar su apetito, en
tika ñoo (gobernador del fogón, perso- tanto que el alimento cocido está des-
nificado en San Marcos). La siguiente tinado a la especie humana y sus an-
versión recopilada en Tototepec, co- cestros.
munidad mixteca contigua a Cahua- En efecto, el alimento crudo es con-
tache, hace evidente el carácter del cebido como fuerza vital pura, del
alimento cocido que San Marcos en- gusto culinario de los seres del monte,
trega a sus hijos. mientras que la comida cocida es un
alimento humano. Si recuperamos lo
Dicen que la lumbre era el yerno de crudo y lo cocido como dos categorías
San Marcos. San Marcos se enojaba de la experiencia empírica y trazamos
mucho porque la lumbre no salía a un esquema de clasificación ontológica
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 85

del ser a partir de aquélla, obtenemos


la siguiente proposición: los mixtecos
conciben la alimentación como una
circulación de nima, de fuerza; su ca-
rácter vital deviene en esencia de su
propiedad caliente, misma que se
asocia al fuego del fogón (ño’o) y a la
temperatura del cuerpo.
Así, la sangre de las víctimas sa-
crificiales es entregada como alimento
en tanto fluido caliente que compensa Figura 2. Tacos para los principales muer-
la naturaleza fría de los seres del mon- tos. Fotografía: Juan José Atilano Flores
(Cahuatache, 28 de octubre de 2014).
te en particular, aquellos que perso-
nifican el granizo y las heladas como
savi di wa’a, temporal acompañado durante el sacrificio les está destinado
de granizo y viento, o bien , a las mima’a el copal, el aroma y la esencia.
diwa’a, espíritus depredadores del De esta manera, aquellos seres
nima humano. De igual forma, el ca- considerados divinidades, entre los que
rácter caliente del nima humano pro- se encuentran los santos, son alimen-
viene del fuego doméstico, del fogón, tados con copal, mientras que los ñu’un
de ahí que su alimento sea en esencia del cielo y la tierra (aires, lluvia y ma-
comida cocida. Este calor es generador nantiales o ciénagas) tienen como
de vida para la reproducción de la preferencia lo crudo; a los ancestros
especie, pues tanto el semen masculi- muertos se les entrega alimento cocido,
no como la leche materna son fluidos sean tacos o platillos preparados para
calientes. la festividad de muertos (figura 2). En
La circulación del nima traza una términos estructurales, la circulación
cadena alimenticia entre humanos y de nima o la cadena alimenticia, res-
no-humanos, esencia de una entrega pondería a un esquema de reciprocidad
recíproca de energía calorífica, la cual alimenticia jerarquizada (véase el
transita durante su proceso de madu- cuadro 1).
ración y secado de la mazorca, del Respecto del principio calórico esen-
astro solar al maíz, del maíz a la tor- cial del alimento cocido, Cliserio Can-
tilla y a los atoles cocidos por el fogón. dia se refiere a la acción alimenticia
Todos ellos son alimentos que dan de la siguiente manera: “Los difuntos
fuerza a los humanos y a sus animales comen el aroma del sabor, es como el
de corral o domésticos. Por medio de copal”; en cambio, los guías se alimen-
la sangre de estos últimos, la cadena tan de sangre. La distinción alimenti-
alimenticia se extiende a Savi chée y cia responde, según él mismo, a una
sus ayudantes, los aires. Si los seres especie de pago que los parientes hacen
del monte se alimentan de sangre, a a los comandantes o aires que guían
los santos evangelistas convocados a sus difuntos al mundo de los hombres.
86 Juan José Atilano Flores

Cuadro 1. Nima = calor o fuerza vital.

Alimento crudo Alimento cocido


Nii = sangre/hígado/huevos Ni = maíz/sita = tortilla
No-humanos Humanos y exhumanos
Ya si’i ñoo (tierra) Nima’a xi kua’a (almas
de los principales)
Xixi tika ñoo (fogón) Nima’a xi-indi (almas de los
abuelos)
Savi Chée (rayo) Taa (hombre)
Savi si’i (semillas de maíz) Ña’a (mujer)
Savi di wa’a (lluvia mala) Ña’a si’i (esposa)
Nima’a tandi wa’a (aires, Se’e (hijos)
comandantes)
Fuente: elaboración propia.

Esta retribución responde a que sus se ha de servir caliente a los que ya


circunstancias de muerte (por asesi- se fueron.
nato, accidente o brujería) son asumi- Una vez que se sirve la mesa para
das como una responsabilidad de los los difuntos, colocando jícaras de ato-
humanos.3 le y platos de pozole tanto sobre la
Más allá de la noción de pago, me cubierta de la mesa como en el piso,
parece relevante destacar el hecho de la mujer de mayor edad de la casa, la
que la reciprocidad entre humanos y suegra, se aproxima a la flor de difun-
no-humanos siempre implica un in- tos, enciende el copal y comienza a
tercambio de alimento, cuyas propie- rezar por sus parientes. En su plega-
dades son definidas por la presencia ria invita a sus abuelos, padres y her-
o la ausencia de un cuerpo físico. Pero manos a tomar su lugar en la mesa
la oposición entre lo crudo y lo cocido para repartir los alimentos calientes
suele unificarse por la propiedad ca- que su nuera ha servido para ellos.4
liente del nima. La relevancia de este De acuerdo con lo expuesto hasta
principio puede observarse también el momento, sobre la noción de ali-
en el contexto de las “flores para los mento, misma que se construye sobre
muertos” y el trabajo que las mujeres la base de la fuerza vital y de su cir-
realizan a diario durante la fiesta de- culación entre humanos y no-humanos,
dicada a los difuntos. Dicho trabajo se puede concluir que la reciprocidad
consiste en preparar cada día lo que entre colectivos no se limita a ratificar

3
  Testimonio de Cliserio Candia, Cahuata- 4
  Plegaria a los difuntos, Juliana Aguilar
che, 29 de octubre de 2015. García, Cahuatache, 31 de octubre de 2015.
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 87

Figura 3. Rezanderos recibiendo a los difuntos. Fotografía: Juan José Atilano Flores (Cahua-
tache, 28 de octubre de 2014).

el principio contractual del don: dicho relaciones en especial, la alianza, re-


intercambio se contextualiza en rela- sulta necesario dilucidar el lugar que
ciones sociales que adoptan un perfil de ocupa la mujer mixteca en Cahuatache.
subsistencia cósmica; en éste, cada uno
de los seres del mundo se distribuye en ALIMENTO Y MATRIMONIO
el cosmos y, dadas sus características
ontológicas, suelen alimentarse de co- En la vida pública de la comunidad de
mida cruda o cocida. Puede señalarse Cahuatache, los cargos y el ejercicio
así que el alimento cocido ratifica una de poder se encuentran monopolizados
relación de descendencia con los an- por los varones. Las mujeres no par-
cestros, mientras que los alimentos ticipan de la vida pública a menos que
crudos destinados a los ñu’un ratifican sean responsables de la manutención
una alianza inter-específica. La red de los hijos. Sin embargo, la ausen-
de intercambios socio-cósmica, basada cia de la mujer en los espacios públi-
en la filiación y la alianza, tiene como cos no debe interpretarse como una
epicentro el sacrificio; de acuerdo con subordinación absoluta en una socie-
lo anterior y, asumiendo la centralidad dad patriarcal. El espacio de poder
del alimento como regulador de estas femenino se encuentra en los grupos
88 Juan José Atilano Flores

domésticos y radica en su papel como sotros. No teníamos de comer, por eso


administradora del alimento. se fue el gobernador a la caza de su
Para despejar el significado de la hija; cuando llegó a su casa ella, sí
relación entre esposa y alimento, ubi- tenía de comer porque era Savi si’i;
car el lugar de la mujer en el espacio ella […] tenían maíz, frijol, tenían
doméstico y su papel en los intercam- todo. Entonces recogió itacate: peda-
bios de comida entre parientes afines zo de tortilla y le dio poquito a cada
y colaterales, retomo el tema del ma- uno de nosotros, estaba bien sabroso;
trimonio o pago de la novia. Mi expo- porque antes nos daban zacate o tie-
sición versa en dos sentidos: primero, rra y ya no queríamos comer, movía-
demostrar que la esposa es compren- mos mucho la cabeza.5
dida como el soporte alimenticio y el
crecimiento de la familia; segundo, En correspondencia con el mito, el
mostrar que, en el contexto de las re- control del granero doméstico es ejer-
laciones de alianza, la madre del novio cido por la mujer más longeva de la
ejerce una autoridad que trasciende casa. El estatus de la suegra como
su grupo doméstico y se extiende a administradora es explicitado a la
familias afines, a partir de intercam- nuera que pasará a formar parte de
bios alimenticios en el contexto de la la familia, en ocasión de su matrimo-
fiesta de muertos. nio. De hecho, es imprescindible que
la suegra presente a su nuera ante
FUNDAMENTO MÍTICO Savi si’i para que en lo sucesivo ella
pueda tomar el maíz y preparar los
Una primera referencia de la relación alimentos. Tal requisito es expresado
que existe entre la esposa y el maíz la por el profesor Adulfo Camilo en los
encontramos en el mito de Savis si’i. siguientes términos: “Se debe presen-
En una de las versiones registradas, tar ante Savi si’i a la mujer, porque
la lluvia suave, hija del fogón y her- ella es quien protege el maíz para que
mana del correcaminos, es quien con- no se acabe. Si la mujer grande no
trola el granero donde se almacenan presenta a su nuera y ella abre la tro-
las semillas de maíz, calabaza y frijol. je, puede caer enferma”.6
La relación que establece el mito entre El lugar subordinado de la nuera
la figura femenina de la lluvia y el es ratificado también durante la unión
control del alimento primordial de los matrimonial en las palabras que diri-
humanos, es así un primer elemento ge el comisario a la novia y que tienen
base del vínculo estructural entre la como finalidad indicarle que en su
mujer y el sustento. nuevo hogar “vivirá como viven sus

Así pasó antes, cuando floreció la vida, 5


  Testimonio de Miguel Aguilar, Cahuata-
en el tiempo de los primeros que se
che, mito de Savi si’i, abril de 2013.
asentaron. Ya estaba el gobernador 6
  Testimonio de Adulfo Camilo, Tlapa de
(fogón o lumbre), ya estábamos no- Comonfort, 9 de septiembre de 2014.
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 89

suegros”. Ella asumirá la responsabi- seguimiento de las partículas lingüís-


lidad de levantarse temprano para ticas ‘si’ y ‘ña’.
moler el maíz y preparar las tortillas; El género en la lengua mixteca se
deberá respetar el dinero de sus suegros; designa por medio de las partículas
no instigar o hacer chismes en otra chée y taa, que indican: fuerte/macho
casa; todas sus actividades y salidas y hombre; en tanto que, para el caso
de la casa, para ir por agua o lavar en femenino, los términos si’i y ña’a sig-
el río, deberá realizarlas acompañada nifican: suave/hembra o esposa y mu-
de su suegra. Se asume así que la no- jer. Una identificación de los campos
via debe subordinarse en su totalidad semánticos asociados a lo femenino
a la autoridad de la suegra y su valor permite observar que tanto el matri-
como esposa se configura a partir de monio como la siembra y la alimenta-
su saber en las tareas domésticas; su ción pertenecen al mismo ámbito de
capacidad de trabajo es la que estable- significación, en el que el alimento, la
ce el precio de la novia.7 reproducción y el crecimiento confor-
La relación de la esposa con la pre- man una unidad. De acuerdo con ello,
paración de las tortillas y su papel la mujer mixteca es comprendida como
reproductivo se expresa en el proceso “algo” que adquiere su estatus de ser,
de compra de la novia. La unidad en- sólo con relación en lo masculino, en
tre hacer tortillas, preparar atole y el tanto que su papel al interior de la
matrimonio, es identificada también sociedad mixteca es la reproducción.
por Monaghan para el caso nuyooteco, Dicha afirmación descansa en la rela-
cuando señala que para los mixtecos ción de los términos ña’a, cuyo signi-
la vagina es análoga a una tortilla ficado literal es “cosa”, y si’i, vocablo
doblada, y comer es igual a tener re- que refiere a la función de reproducir
laciones sexuales (Monaghan, 1995: y alimentar. De esta forma ña’a si’i
241). En Cahuatache, esta lógica mues- significa para los mixtecos mi mujer,
tra continuidad, pues alimentarse es mi esposa.
análogo a tener esposa y mantener Desde esta perspectiva, la mujer
relaciones sexuales con ella. adquiere su estatus social en función
de su papel reproductivo y alimentario,
ARGUMENTO LINGÜÍSTICO mismo que es la razón fundamental
de la unión con el hombre. Dicha tarea
Los datos lingüísticos permiten apro- se extiende al campo de la agricultura
ximarnos de manera certera al tema y el alimento, en tanto la partícula si
de la analogía entre las relaciones aparece en la designación del tlacolol
sexuales y el acto de comer y alimen- (ndasi), como en la parcela (ño’osisi
tarse. En este sentido, mi interpreta- yoo), tierra que nos alimenta, así como
ción tiene como punto de partida el en la tortilla (sita) y la acción de comer
(cusi). La relación significante entre
la mujer y el alimento se manifiesta
7
  Idem. con claridad en la expresión ña’a sisi
90 Juan José Atilano Flores

yo, cuya traducción literal es: “cosas maíz constituyen actos predatorios que
que comemos”. responden a una lógica de alianza
Este análisis no sólo tiene soporte matrimonial vinculada a la fertilidad
en los términos lingüísticos que refie- y a la reproducción. Los mitos asimi-
ro. Las relaciones significantes entre lan la cacería y la agricultura al ma-
tener mujer, reproducirse y alimen- trimonio, advirtiendo de los peligros
tarse, también dotan de significado el que entraña la trasgresión sexual y el
matrimonio. En cuanto a la analogía adulterio que provoca la locura (en-
de sembrar y tener relaciones sexua- salvajamiento) del cazador y la pérdi-
les, el profesor Adulfo Camilo señala: da de la sombra para el agricultor
“La mujer para nosotros es igual al (Dehouve, 2008: 11, 13, 22).
maíz, es la que alimenta. Aquí el que Hasta aquí queda ilustrada la re-
cosecha está contento porque puede levancia de la analogía entre esposa,
dar de comer todo el año. Donde está alimento y agricultura, tres elementos
una mujer hay vida, en la casa donde que adquieren su lógica en las rela-
sale humo hay vida. La mujer es fértil ciones de alianza. El matrimonio es
como la tierra, de ella brota la vida. la unidad reguladora de los lazos so-
De la tierra nacen la calabaza, el maíz, ciales entre grupos domésticos exten-
el frijol; de la mujer brotan los hijos”.8 sos; así como el sacrificio destinado a
La noción de fertilidad se encuen- los ñu’un se comprende como una for-
tra asociada, de forma intrínseca, a la ma de relación entre humanos y no-
esposa y a la parcela; la naturaleza humanos, mediada por el ofrecimiento
femenina es en esencia húmeda, pues alimenticio, las mujeres de más edad
de ella depende la vida. En palabras en las familias regulan los vínculos
de don Leobardo Candía: “Todos somos entre parientes, afines o por alianza,
producto de la humedad, tanto el maíz a partir del intercambio de alimentos.
como los hombres. Se siembra donde Dicho ajuste se establece como parte
está mojado, en la parcela y el cuerpo de su función como administradoras
de la mujer para que nazcan los hijos”.9 de los granos de maíz y de la prepa-
La relación del alimento con el acto ración de las comidas, mismas que son
sexual permite establecer que comer objeto de circulación entre grupos
y tener sexo son actos análogos en el domésticos diferenciados, pero seme-
sentido depredador. Dehouve señala jantes conforme las alianzas matri-
para el caso tlapaneco y nahua que el moniales.
acto depredador de la carne de venado
es semejante a alimentarse con carne CONCLUSIONES: RECIPROCIDAD
de maíz, en tanto cacería y pizca de ALIMENTARIA Y AFINIDAD

Si la circulación de alimento entre


8
  Testimonio de Adulfo Camilo, Tlapa de
Comonfort, 28 de octubre de 2015.
humanos y no-humanos es regulada
9
  Testimonio de Leobardo Candia, Cahua- por los tati va’a en términos de esta-
tache, 31 de octubre de 2015. blecer una reciprocidad cósmica, al
El sacrificio como alimento, perspectiva etnográfica de los mixtecos 91

interior de los grupos domésticos la vado de la alianza, supone un inter-


xitna (abuela) controla los intercambios cambio recíproco de provisiones. En
de comida cocida con aquellos grupos estos grupos, el sanma xixi o cambio
residenciales donde sus hijas habitan. de comida es controlado por las muje-
La alianza matrimonial, misma que res de mayor edad, las suegras.
se concreta a partir del pago de la El trabajo de las mujeres en la casa
novia, deriva en un compadrazgo en- (administrar la troje de maíz y prepa-
tre los padres de los novios. Con fre- rar las tortillas), responde a una es-
cuencia, los jefes de familia de grupos tructura de autoridad, equivalente a
domésticos, afines por alianza, se re- la de los hombres ante la comunidad.
fieren a su consuegro o consuegra como La estructura jerárquica de la sociedad
compadre y comadre. Este parentesco mixteca, en su mayoría patrilineal, se
obliga a una reciprocidad o intercam- reproduce de manera análoga en el
bio de alimentos denominado sanma ejercicio de la ritualidad, controlada
xixi (cambio de comida) entre grupos por el padre; en tanto que el intercam-
patrilocales afines. bio alimenticio entre familias es regu-
El intercambio tiene lugar cada fin lado por la mujer más longeva de la
de semana o en ocasión de la festivi- casa. Pero más allá de la equivalencia
dad de muertos, y el objetivo de esta entre la relación de los hombres con
reciprocidad es ratificar el compadraz- los ñu’un y de las mujeres con los pa-
go por alianza. Aunque el sanma es rientes por alianza, el hecho relevan-
sancionado por los jefes de los grupos te es que los dos tipos de interacción
patrilocales, las mujeres son quienes se encuentran mediados por intercam-
preparan y administran el intercam- bios alimenticios explícitos, que según
bio de alimentos. En palabras de los mi experiencia etnográfica aquí ex-
mixtecos, las protagonistas del sanma puesta expresan más un sentido lite-
xixi son las mujeres, en especial, mien- ral que simbólico.
tras que las nueras siguen las órdenes La centralidad del alimento como
de su suegra para preparar y entregar regulador de los vínculos entre huma-
los comestibles. nos y no-humanos a través del sacri-
A partir de lo anterior es posible ficio de animales domésticos, así como
distinguir las relaciones por alianza de las relaciones de reciprocidad ali-
que suponen reciprocidad en el inter- menticia derivada del compadrazgo por
cambio de alimentos, y aquéllas sopor- alianza entre grupos patrilocales, per-
tadas en la ascendencia patrilocal, cuya mite constatar que las relaciones de
donación de víveres no implica la obliga- parentesco entre los mixtecos responden
ción de regresar el presente al grupo. a una construcción sociocultural, más
A diferencia del presente alimenti- que a los lazos de consanguinidad.
cio como reconocimiento del parentes- La ampliación de las relaciones
co ascendente, asociado a la residencia sociales al ámbito de lo no-humano,
de los abuelos, el compadrazgo entre partiendo del carácter alimenticio del
los jefes de grupos patrilocales, deri- sacrificio, así como la distinción ontoló-
92 Juan José Atilano Flores

gica a que remite las categorías de la Gutiérrez, Miguel Ángel (2008), La historia
comida cruda y cocida, que he tratado, del estado de Guerrero a través de su
abren un panorama polémico poco cultura. Una perspectiva antropológica,
estudiado hasta ahora. México, cnca-uag.
Lévi-Strauss, Claude (2012 [1962]), El pen-
BIBLIOGRAFÍA samiento salvaje, México, fce.
 (2002 [1964]) Mitológicas. Lo crudo
Carmagnani, Marcelo (1993), El regreso de y lo cocido, México, fce.
los dioses. El proceso de reconstrucción López Austin, Alfredo (2012 [1991]), Cuer-
de la identidad étnica en Oaxaca, siglos po humano e ideología. Las concepciones
xvii y xviii, México, fce. de los antiguos nahuas, México, iia-unam.
Dehouve, Danièle (2008), “El venado, el maíz Matías Alonso, Marcos (1997), La agricul-
y el sacrificio”, Diario de Campo, Méxi- tura indígena en la Montaña de Guerre-
co, inah-cnan (Cuadernos de Etnolo- ro, México, Plaza y Valdés Editores.
gía, 4). Millán, Saúl (s.f.), “La domesticación de las
Díaz Vázquez, Rosalba (2008), “Cahuatache: almas”, mecanoescrito.
donde se sabe rezar y curar. Uso y ma- Monaghan, John (1995), The Covenants with
nejo de la medicina tradicional en un Earth And Rain. Exchange, Sacrifice, and
pueblo mixteco”, en Jaime García Leyva, Revelation in Mixtec Sociality, Norman
Mario Martínez Rescalvo y Abel Ba- y Londres, University of Oklahoma Press.
rrera Hernández, Los surcos y senderos Olivier, Guilhem (2015), Casería, sacrificio
de la historia: cultura y sociedad del y poder en Mesoamérica. Tras las huellas
municipio de Xalpatláhuac, México, de Mixcóatl, “Serpiente de nube”, Méxi-
Secretaría de Asuntos Indígenas del co, fce/Conacyt/unam.
Gobierno del Estado de Guerrero/H. Orozco Gómez, Fernando, y Samuel Ville-
Ayuntamiento de Xalpatláhuac/Univer- la Flores (2003), “Geografía sagrada en
sidad Autónoma de Guerrero, pp. 127-150. la Montaña de Guerrero”, en Alicia Ba-
Fausto, Carlos (2002), “Banquete de gente: rabas (coord.), Diálogos con el territorio.
comensalidade e canibalismo na Ama- Simbolizaciones sobre el espacio en las
zonia”, Mana, núm. 2, pp. 7-44. culturas indígenas de México, México,
González, Yolotl (1985), El sacrificio hu- Conaculta-inah, pp. 125-191.
mano entre los mexicas, México, fce/inah. Terraciano, Kevin (2013), Los mixtecos de
Graulich, Michel, y Guilhem Olivier (1999), la Oaxaca colonial. La historia ñudzaahui
“¿Deidades insaciables? La comida de del siglo xvi al xviii, México, fce.
los dioses en el México antiguo”, en Ana- Villela Flores, Samuel (2005), Guerrero
les de Tlatelolco, México, iih-unam, pp. el pueblo del jaguar/tigre, México,
121-155. Conaculta-inah.
ESTUDIO DEL SISTEMA NORMATIVO ÑÄÑHO EN EL SUR
DE QUERÉTARO, MÉXICO

Adriana Terven Salinas*

Resumen: Este artículo presenta un análisis que permite conocer el modo como se conforman
los sistemas normativos en Santiago Mexquititlán, una comunidad ñäñho en el sur de Queré-
taro. El estudio se centra en la revisión de actas de acuerdo archivadas en la Delegación, una
instancia perteneciente a la organización político-administrativa municipal. A partir de las
resoluciones plasmadas en las actas, se advirtió la presencia de la legalidad del Estado, así
como de prácticas culturales locales, cuyas intersecciones cobran distintos significados depen-
diendo del bien en cuestión. A partir de aquí se plantea una serie de valores culturales que
fundamentan los sistemas normativos ñäñho.
Palabras clave: sistemas normativos, pueblos indígenas, Estado.

The Study of the Ñäñho Normative System


in Southern Querétaro, Mexico
Abstract: The article presents an analysis of the configuration of normative systems in Santia-
go Mexquititlán, a ñäñho community in southern Querétaro. The study focuses on a review of
the agreements on file in the Delegación, an agency of the political-administrative organization
of the municipality. Based on the resolutions recorded in agreements, the legality of the State
is acknowledged along with local cultural practices, whose intersections take on diverse mean-
ings depending on the goods in question. Based on this, a series of cultural values which are the
foundation of the ñäñho normative systems can be posited.
Keywords: normative systems, Indigenous people, State.

PRESENTACIÓN

E
n este artículo se presenta un resante de este caso es que la población
análisis sobre las prácticas de indígena local no emplea términos
solución de problemas que se como sistemas normativos, derecho
llevan a cabo en Santiago Mexquiti­tlán, indígena o cualquier otro; no obs-
comunidad ñäñho (otomí) ubicada al tante, en la cotidianidad reproducen
sur del estado de Querétaro. Lo inte- prácticas propias desde las cuales es
posible señalar la presencia de refe-
* Universidad Autónoma de Querétaro. Línea
principal de investigación: derecho indígena y rentes culturales, diferentes a los de
acceso a la jurisdicción del Estado. Correo elec- la legalidad del Estado, para la aten-
trónico: [email protected] ción de las problemáticas locales.

93
94 Adriana Terven Salinas

En este contexto, para poder hablar Delegación de Santiago Mexquititlán


de sistemas normativos en Santiago y su relación con la cultura local; en el
Mexquititlán se requirió observar la segundo y en el tercero se realiza un
relación entre el Estado y los pueblos análisis de las actas de acuerdo para
indígenas, la cual se ha caracterizado mostrar cómo se manifiestan los usos
por el control hegemónico del aparato legales del derecho del Estado, así como
estatal. Es así como el establecimiento de los referentes normativos locales,
de ciertas instancias en Santiago ha en la atención de los problemas. A
llevado a la instauración de procedi- partir de este punto se plantea una
mientos provenientes de la burocracia serie de valores culturales desde los
institucional. El análisis se realizó con cuales se fundamentan los sistemas
base en los planteamientos de la antro- normativos ñäñho, que confieren rele-
pología del Estado y de la antropología vancia jurídica a la resolución de los
jurídica, los cuales ofrecen una vía asuntos.
conceptual para el estudio de la orga-
nización social en contextos de plurali- LA DELEGACIÓN DE SANTIAGO
dad legal. MEXQUITITLÁN
El artículo se centra en la Delega-
ción de Santiago Mexquititlán, espacio El estado de Querétaro se ubica en el
que corresponde a una instancia de la centro de México en la región conocida
administración política municipal; no como Bajío, integrado por 18 munici-
obstante, a partir de la realización del pios, dividido cada uno en delegaciones
trabajo de campo,1 se observó que las y barrios. Por cierto, fue en el muni-
prácticas de resolución de problemas cipio de Amealco de Bonfil, ubicado en
se basan en lógicas culturales propias el sur, donde tuvo lugar el estudio que
de los ñäñho. El propósito es presentar desarrollamos en la Delegación de
una aproximación de la composición Santiago Mexquititlán.
de los sistemas normativos de este El delegado pertenece a la estruc-
pueblo partiendo del análisis de las tura político-administrativa municipal,
actas de acuerdo de casos atendidos y ocupa los peldaños más bajos del
en la delegación. organigrama; es el encargado de cer-
El artículo se compone de tres apar- tificar las actas, constancias y docu-
tados: en el primero se presenta la mentos con validez local, plasmadas
en hojas membretadas por el municipio,
con sello de la delegación municipal,
  El trabajo de campo se realizó entre el 2010
1

y 2011, posteriormente se retomó en 2016 y 2017.


para imprimir oficialidad. El delegado
El equipo ha estado compuesto por diversos es- redacta contratos de compra-venta;
tudiantes de la Facultad de Filosofía de la Uni- constancias de identidad, propiedad y
versidad Autónoma de Querétaro (uaq), entre estudios, así como comprobantes de
ellos Cristina Lagunas Cerda, Cruz Abraham
Ávila Martínez, Fanny Jeannette Pichardo Al-
ingresos. De igual manera, elabora
varado y Yesenia Martínez Maldonado, quienes constancias de hechos y resuelve con-
han participado en diferentes momentos. flictos familiares y vecinales, lo cual
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 95

lo ubica como el encargado de brindar la oficina del secretario particular, la


atención a los problemas.2 estación de policías, la cárcel, el Re-
Para realizar el análisis se retoma- gistro Civil, el Ministerio Público Iti-
ron los planteamientos de Sharma y nerante que desapareció en 2016 para
Gupta (2006) sobre el estudio de los dar entrada a la Fiscalía, y el archivo),
procesos de formación del Estado, el donde se guardan actas de acuerdo
cual busca conocer cómo éste y sus desde mediados del siglo xx. En gene-
fronteras se construyen en la diferen- ral, la decoración y la disposición de
cia cultural, cómo se ensamblan dis- los espacios es la de una dependencia
tintos niveles institucionales y cuáles gubernamental, en la que se concentran
son sus contradicciones. Por otra par- y centralizan funciones relacionadas
te, también se aborda el modo cómo con la vida político-administrativa de
la gente percibe al Estado, cómo se la población.
manifiesta en sus vidas o qué papel La oficina del delegado está equi-
juegan las distintas locaciones y los pada con un escritorio, un anaquel para
encuentros con funcionarios en esta. los archivos y una computadora con
Es así que, antes de entrar al aná- impresora; sobre el escritorio se ob-
lisis de los sistemas normativos indí- servan documentos expedidos por los
genas, el punto de partida para la gobiernos de la entidad federativa y
realización de la investigación fue el del municipio de Amealco, al cual perte-
Estado, ya que representa la cara más nece Santiago Mexquititlán, y fren-
visible, incluso en aquellos lugares te a éste las sillas para los usuarios.
habitados en su mayoría por población En la pared cuelgan tres fotografías.
indígena, como sucede en Santiago La primera del presidente municipal
Mexquititlán, donde 9 247 habitantes de Amealco, la segunda del gober-
de 9 639 son hablantes nativos de ñäñho nador de Querétaro y la tercera del
(inegi, 2010). presidente de la República. En este
En el edificio delegacional se ob- sentido, las técnicas de representación
servó una clara presencia del Estado, (fotografías de funcionarios, papelería
manifestada ésta en la composición oficial, distribución espacial de las
de sus áreas (la oficina del delegado, oficinas, etc.) y la concentración de
funciones (que fomenta la repetición
2
  Es necesario mencionar que el delegado y vigilancia del trabajo entre los mis-
no es la única autoridad que resuelve problemas mos funcionarios) sirven para instituir
en Santiago o en otras comunidades ñäñho de los diferentes niveles burocráticos,
este municipio. Al respecto, en estudios como
el de Ugalde (2014) se hace referencia a los
organizados y coherentes (Sharma y
regantes, quienes se han encargado de resolver Gupta 2006).
asuntos relacionados con el agua en San Ilde- La descripción anterior develó una
fonso, que también pertenece a Amealco. En política de Estado basada en significa-
Terven (2017) se menciona a los cargueros,
quienes, durante un conflicto con una imagen
dos y tecnologías dominantes (Sharma
sagrada, jugaron un importante papel en la y Gupta 2006), en la que su represen-
solución. tación se manifiesta en símbolos y
96 Adriana Terven Salinas

prácticas precisas, mostrando la jerar- y sus significados legitiman y disputan,


quía organizacional del Estado al per- además de redefinir dichos espacios
sonal de la delegación y a los usuarios, para dar cabida a los sistemas norma-
cuyo objetivo es mantener su hegemo- tivos indígenas. Es decir, la manera
nía. Si bien las situaciones descritas cómo se construye la hegemonía entre
parecían no dar cabida a la presencia el Estado y los pueblos indígenas.
de prácticas y significados culturales Para abordar de manera particular
ñäñho, en esta investigación fue nece- el ámbito de la justicia se retomó el
sario entender la hegemonía “como una concepto de interlegalidad, desde el cual
serie de procesos sociales, continua- se analizó la relación entre el derecho
mente entrelazados, a través de los estatal y las dinámicas de resolución
cuales se legitima, redefine y disputa de problemas entre los ñäñho, lo cual
el poder y el significado a todos los nos sitúa en un contexto de pluralismo
niveles de la sociedad” (Mallón, 2003:85). jurídico, noción que presenta Sousa
Los procesos hegemónicos, de acuer- Santos (1987) para entender el derecho,
do con Mallón (2003), redefinen los concibiéndolo como diferentes espacios
espacios de ambas partes, así como el legales sobreimpuestos e interpene-
equilibrio de fuerzas entre ellos. La trados, que se mezclan en nuestras
Delegación representa así, un espacio mentes y acciones cotidianas. El autor
que permite observar cómo el Estado habla de la porosidad legal, caracte-
se manifiesta en la vida de los ñäñho rizada por múltiples órdenes legítimos,
de Santiago, pero también, se puede los cuales se expresan en la interlega-
advertir en las posibilidades de este lidad, es decir, en las intersecciones
lugar para la reproducción de signifi- entre estos órdenes, visto como proce-
cados y prácticas culturales locales, sos dinámicos (Sousa, 1987). En esta
como son los sistemas normativos interacción entre el derecho estatal y
indígenas. los sistemas normativos indígenas,
“son los actores sociales los que en las
SANTIAGO MEXQUITITLÁN FRENTE prácticas y en sus representaciones
A LA CABECERA MUNICIPAL DE ponen en juego referentes de legalidad,
AMEALCO provenientes de órdenes jurídicos di-
ferentes, en contextos sociales dados”
En este apartado se presentan las (Sierra, 2004: 162).
diferentes formas de atención entre El análisis relaciona al Estado y a
las instancias ubicadas en la cabecera la justicia desde los conceptos de he-
municipal de Amealco y en la Delega- gemonía e interlegalidad, por lo cual,
ción de Santiago para mostrar cómo Nader (2002) señala que la primera
se reproducen prácticas culturales cobra gran relevancia como concepto
ñäñho de resolución de problemas. A analítico, ya que es en especial útil para
partir del contraste entre estas ins- describir los procesos de cambio en el
tancias, se observó la configuración de derecho. “Las ideas hegemónicas pue-
procesos sociales desde los que el poder den cambiar constantemente, ser cons-
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 97

truidas y reconstruidas por diversos gado en Santiago Mexquititlan ha sido


autores e instituciones dentro de los ocupado, la mayor parte de las veces,
diversos contextos sociales, culturales por pobladores indígenas, muchos de
y políticos” (Nader, 2002: 13). Se trata, ellos con estudios básicos. Desde esta
dice Nader, de descentrar estos proce- primera observación se ubicó la pre-
sos para desnaturalizar los mecanismos sencia de usos culturales y normativos
de poder y ubicar todo aquello involu- ñäñho y la procedencia indígena del
crado en su producción, lo cual fue delegado, cuyo requisito de hablar la
posible apreciar en la Delegación de lengua original se impone a la cons-
Santiago Mexquititlán a partir de las tancia de estudios profesionales.
relaciones interlegales presentes. En este sentido, las relaciones in-
El análisis de casos atendidos en la terlegales entre el derecho estatal y
Delegación llevó a plantear que los los sistemas normativos indígenas
sistemas normativos ñäñho se presen- cobran distintas expresiones en dife-
tan en mayor medida en este espacio, rentes lugares, advirtiéndose la inte-
a diferencia de lo que sucede en la gración de la delegación a las lógicas
cabecera municipal de Amealco, donde y a la organización comunitaria en
se advierte el incremento de las tecno- Santiago, en la que predomina la pre-
logías de poder. Un ejemplo de esto es sencia de la población indígena. Así,
el requisito de contar con un título en en esta comunidad los usuarios reciben
leyes para ocupar los puestos corres- atención en su lengua materna, mien-
pondientes a los juzgados Cívico, Me- tras que en la cabecera municipal de
nor, Mixto de Garantías de Primera Amealco la proporcionan en español.
Instancia, así como al Ministerio Pú- Respecto del uso del español, es
blico (mp) y el Módulo de Orientación importante señalar que éste represen-
a la Ciudadanía que depende de la ta un ejercicio de poder sobre quienes
Procuraduría General de Justicia del no lo dominan: los pobladores indíge-
Estado. De igual modo, en la cabecera nas que acuden a las instancias de
municipal, las instancias corresponden justicia ubicadas en Amealco se en-
a niveles jerárquicamente superiores cuentran en un plano de grave inde-
dentro de la estructura judicial. fensión ante la incomprensión de la
En Santiago Mexquititlán, por su lengua, de las lógicas legales del de-
parte, la autoridad relacionada con la recho positivo, así como de los proce-
solución de problemas es el delegado, dimientos y lo considerado como justo.
a quien corresponde la administración Esto sucede incluso en las instancias
política del municipio. La Ley Orgáni- conciliadoras, como el Juzgado Cívico,
ca Municipal señala entre sus compe- el cual corresponde al primer nivel de
tencias la de actuar como conciliador atención a los problemas que se gene-
en los asuntos que sometan a su con- ran en las comunidades y que son
sideración los habitantes de su adscrip- canalizados a la cabecera municipal
ción. En contraste con las autoridades por los delegados mediante oficio o por
ubicadas en Amealco, el cargo de dele- indicaciones verbales.
98 Adriana Terven Salinas

Aunque en esta instancia concilia- lleva a cabo en ñäñho, y se sitúan los


toria se observa una mayor presencia conflictos dentro del contexto de los va-
de población indígena (el titular ha lores culturales y la moral comunita-
sido un abogado mestizo) y se abordan ria, procediéndose a partir de normas
los asuntos en el marco de la norma- diferentes a la de la burocracia insti-
tiva establecida (por ejemplo: aunque tucional. En esa entidad se observó la
se considera el origen étnico de los participación de familiares y vecinos
usuarios, el uso de la lengua indígena cuando se abordaron los casos, narrán-
se limita al apoyo que presta algún dose los hechos de modo multivocal,
trabajador de la presidencia municipal, dialógica y en contexto (Gómez, 2000),
incluso un policía, en la realización de como se advierte en el caso registrado
una traducción), la solución de los por Ávila y Pichardo (2014), en el que
asuntos de igual modo se circunscribe un hombre en estado de ebriedad gol-
a la aplicación de la norma y, sobre peó a su esposa y a un vecino.3
todo, la individualización de la misma, En la delegación se presentaron las
como se puede ver en un caso docu- dos familias y se discutió buscando el
mentado durante el trabajo de campo reconocimiento del daño, para lo cual
de 2010. se determinó convocar un servicio o
El señor Juan, de la Delegación de trabajo comunitario que consiste en
Santiago Mexquititlán, fue enviado barrer la plaza y las calles aledañas a
por un delegado con un oficio que in- la representación; además, para resar-
dica que debe recibir atención, pues cir el perjuicio se decretó el pago del
no ha podido llegar a un acuerdo con médico, curaciones y medicamentos.
un vecino respecto a una zanja que Por lo anterior fue que se requirió
cruza y afecta sus tierras. Juan se entender que los procesos hegemónicos
presentó acompañado de su esposa y se encuentran en constante cambio y
familiares diversos, pero sólo él fue reconstrucción, en los que las distintas
atendido, esperando afuera sus fami- personas involucradas legitiman y
liares, sentados en las bancas del redefine el poder y sus significados
jardín o en el suelo; y una vez que fi- (Nader, 2002; Mallón, 2003). En este
nalizó la entrevista, expidieron un sentido, dentro de una instancia de la
citatorio para su vecino. El día en que administración política municipal
ambas partes se presentaron, los dos imperan lógicas culturales de los ñäñho
fueros acompañados por sus familiares, que dan lugar a dinámicas de atención
pero de nuevo sólo ellos pudieron pa- que podrían considerarse como siste-
sar el juez cívico, quien los invitó a mas normativos indígenas.
llegar a un acuerdo-conciliación, sin Al respecto, surge la necesidad
profundizar mucho en aspectos del de hablar de derecho indígena con la
contexto cultural y reduciendo el asun-
to a un caso entre particulares. 3
  Los delegados pueden atender casos pe-
En contraste, en la Delegación de nales como lesiones o robos menores, pero cuan-
Santiago Mexquititlán, la atención se do son graves se turnan al Ministerio Público.
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 99

finalidad de empezar a conceptual- Para ahondar en el análisis de los


zar y analizar las prácticas de solución sistemas normativos indígenas en
de los problemas en la delegación. Santiago, a continuación se muestra
De acuerdo con Stavenhagen e Itu- cómo se expresan las relaciones inter-
rralde, el derecho indígena se carac- legales según el tipo de problema que
teriza por constituir un conjunto de se presente (donde la preeminencia
costumbres reconocidas y compartidas de referentes estatales o indígenas
por una colectividad: “se refiere a un depende del bien en cuestión) y se
conjunto de normas legales de tipo revelan los elementos culturales con
tradicional, no escritas ni codificadas, mayor carga identitaria para los ñäñho
distinto del derecho positivo vigente de esta localidad.
en un país determinado” (Stavenhagen
e Iturralde, 1990: 29). DERECHO ESTATAL Y SISTEMAS
Esto no quiere decir que los sistemas NORMATIVOS
normativos indígenas constituyan
prácticas diferentes a las del derecho El análisis sobre la solución de pro-
del Estado, más bien, se observa la blemas en la Delegación de Santiago
coexistencia de órdenes distintos que Mexquititlán, al considerar la inter-
regulan al lado del derecho positivo. legalidad como concepto central, se
Lo que ha pretendido mostrar esta concentró en observar los usos que las
perspectiva es que los sistemas jurídi- personas hacen de los referentes nor-
cos están interconectados y se cons- mativos para revelar tanto el predo-
truyen mutuamente, y son resultado minio de las disposiciones jurídicas del
de relaciones de hegemonía y subal- Estado como la vigencia de prácticas
ternidad: “se trata de sistemas norma- no institucionalizadas, entre ellos los
tivos subalternos que han debido sistemas normativos indígenas y su
resistir, adecuarse o perecer ante los anclaje cultural.
embates de la dominación y que se han De acuerdo con el trabajo de cam-
conformado en relación constante con po de 2010 y 2011, la delegación reci-
el derecho estatal” (Sierra, 2004:16). bía 20 solicitudes en promedio al día,
En la Delegación de Santiago se y se revisó el archivo para conocer los
observó que en su conformación y sus principales problemas que presenta
prácticas se retoman elementos de la la población, lo cual queda plasmado
sociedad mayor, pero mantienen sus en las actas de acuerdo. A partir de la
propias lógicas culturales, logrando revisión de los escritos correspondien-
así el control y la regulación social. tes a los años de 2009 y 2010, se prac-
Dicho de otra forma, los “sistemas ticó una sistematización tomando en
normativos [son] contemporáneos, cuenta a las personas involucradas:
dinámicos, con una enorme capacidad problemas de pareja, familiares y de
para incorporar elementos nuevos y vecinos. Se advirtió que una caracte-
para renovar y cambiar sus tradiciones” rística, que forma parte de las relacio-
(Sierra, 2004: 15). nes interlegales, es el uso de términos
100 Adriana Terven Salinas

provenientes del derecho estatal para La atención de los casos anteriores


referirse a los problemas, sin que ello reveló los usos que el delegado y la
implique comenzar el procedimiento población involucrada hacen de los
jurídico. referentes normativos del derecho del
Los casos relacionados con parejas Estado y, a partir de ellos, se empiezan
son: abandono de hogar, maltrato fí- a evidenciar los sistemas normativos
sico, infidelidad, solicitud de apoyo indígenas. Estos últimos, a diferencia
económico, separación, pago de pensión de la legalidad estatal, no se presen-
de alimentos, custodia, amenazas, tan de manera explícita ni concreta;
calumnias y celos, amortización de el análisis de las actas de acuerdo
gastos de parto y registro de menor. sobre problemas de pareja y entre
Los problemas familiares que se pre- vecinos permitió mostrar la presencia
sentan entre padres e hijos, nueras de bienes culturales y su carga iden-
con suegros y cuñados, yernos con titaria para los ñäñho de Santiago.
suegros y cuñados, hermanos y her- De acuerdo con el registro de las
manas, y tío y sobrina, son principal- actas, los asuntos de pareja relacio-
mente: calumnias, alcoholismo y nados con el abandono de hogar suelen
despojo de tierra. Entre los problemas terminar con las siguientes frases: “Se
vecinales se enlistan: deudas, amena- levanta el acta para justificación, para
zas u ofensas, robo, golpes-agresiones, usos y fines legales que le convengan”
acoso-violación, alcoholismo, chismes, (diciembre de 2009); en los casos de
daño de animales y de cosecha. maltratos y golpes se indica en el acta:
En este universo de asuntos se “Si vuelve a pegarle pasará al Minis-
encontró que los casos que involucran terio Público a divorciarse” (febrero
a parejas, familias y vecinos son los de 2010); cuando se trata de infidelidad
relacionados con tierras, los cuales, se señala: “Se levanta el acta para
también, representan los más cercanos aclaración y justificación y que no
a las prácticas locales de organización vuelva suceder; de no ser así, la de-
social de los ñäñho, mismos que, a su mandará ante el Ministerio Público”
vez, proporcionan elementos culturales (abril de 2010), “Ella lo perdona y le
para pensar en los sistemas normati- da otra oportunidad, si no cumple irá
vos. Por este motivo, la revisión en el al Ministerio Público a tramitar el
archivo de los problemas en este rubro divorcio” (marzo de 2010).
comprendió el periodo que abarca los Las actas sobre apoyo económico
años 2000 y 2010, contemplándose también muestran un señalamiento
los asuntos siguientes: traspasos de parecido: “Acordaron que él buscará
derechos, compra-venta, constancias trabajo y aportará más dinero al hogar,
de propiedad, medición de linderos, de no ser así acudirán al Ministerio
reparticiones y peticiones de terrenos.4 Público a tramitar el divorcio” (marzo

4
  La transcripción de las actas de acuerdo pueden consultar en los anexos de la tesis de
de la Delegación de Santiago Mexquititlán se Ávila y Pichardo (2014).
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 101

de 2010); por último, los casos sobre Son los casos de pareja los que pre-
separación concluyen con la siguiente dominan en las anotaciones de las
anotación: “La señora acepta el acta actas, a diferencia de los asuntos en
de conveniencia y de no cambiar en los que la mención al mp aparece con
un año irán al Ministerio Público para menor frecuencia, como son aquellos
tramitar el divorcio” (abril de 2010). que involucran a la colectividad cuan-
Los casos de pareja presentan una do se trata de vecinos. Después de una
constante recurrencia al mp con el pro- revisión se encontró que en 10 actas
pósito de dar oficialidad al acta de de acuerdo sobre chismes, amenazas,
acuerdo. También se menciona a dicho agresiones y daños de animales, sólo
organismo público para imprimir un tres concluyen con las siguientes fra-
sentido de coacción si no se cumple lo ses: “Vicente se compromete a ya no
convenido, aun cuando no le competen ocasionar problemas; si vuelve a ocu-
casos como los divorcios. Respecto de rrir será consignado con las autorida-
esto último debe considerarse que lle- des competentes” (enero de 2010);
var a cabo un proceso judicial formal “Llegando al acuerdo de olvidar el
representa para la población indígena asunto y no hablar más del caso, si
un gasto económico difícil de sufragar continúan discutiendo o recordando
(pago de abogado, traslados, estancias, el problema se irán al mp” (marzo 2010);
etc.), así como enfrentar tratos discri- “Está de acuerdo Francisco en pagar
minatorios por su condición de pobreza, los vidrios de Leonel y si el problema
origen étnico y uso precario del español. persiste pasarán al mp” (junio de 2010).
Por estos motivos, la “amenaza” con ir Se puede decir que los conflictos
al mp es una presión efectiva para lle- que atañen a dos personas, como son
gar a un acuerdo y mantenerlo. los de una pareja, encajan de mejor
En este sentido, Elisa Cruz señala manera en la lógica y procedimientos
que “las autoridades indígenas han del derecho positivo, ya que se trata de
utilizado el derecho positivo —invo- diferencias entre particulares que se
cándolo— para reforzar y asegurar la inscriben en juicios como los de pensión
consistencia y fuerza de su función de alimentaria, divorcio, etc. Cuando se
hacer justicia en sus comunidades” trata de problemas que involucran a
(Cruz, 2008: 30). Lo interesante de esa distintas personas de la comunidad,
práctica es la combinación de signi- donde el bien a resguardar son las
ficados provenientes de contextos relaciones sociales de apoyo y recipro-
normativos diferentes, ya que ahí es cidad, la lógica y el procedimiento que
donde la dinámica de solución se pre- predominan son los sistemas norma-
senta bajo principios culturales indí- tivos indígenas.
genas, como son el uso de la lengua En estos casos acude una multitud
materna, el contexto sociocultural y a expresarse a la delegación, ya que
los valores de justicia, que se combinan sería difícil hacerlo en las instancias
con la aspiración a la legalidad como de la cabecera municipal donde, además,
garantía. el sentido de justicia es diferente, como
102 Adriana Terven Salinas

lo reveló el comentario del juez del A continuación se presentan aque-


Juzgado Mixto de Garantías de Ameal- llos asuntos en los que los sistemas
co al hablar de los llamados “problemas normativos indígenas predominan,
de corral sin mucha importancia para revelando así los elementos culturales
el derecho”, cuando los animales de con mayor carga identitaria para los
corral representan la autonomía ali- ñäñho de Santiago.
mentaria de la población (Ávila y Pi-
chardo, 2014). HACIA LOS SISTEMAS NORMATIVOS
Las resoluciones que involucran a ÑÄÑHO EN SANTIAGO
la colectividad quedan plasmadas en MEXQUITITLÁN
las actas, ya sin la coacción del mp,
con la intención de recuperar las re- En este apartado se analiza la mane-
laciones comunitarias: “Pérez acudió ra como se expresan las relaciones
en marzo de 2010 a levantar un acta interlegales en los casos relacionados
de conformidad con su madre Juana con tierras, en los que se pone en jue-
para que ya no insulte más a las se- go la regulación estatal de este rubro
ñoras María, Ana y Alicia” (marzo de con la irregularidad que presentan
2010). Un ejemplo más lo podemos numerosos casos, entre ellos los de los
encontrar en los casos de deuda, de habitantes de Santiago (intestados,
cuyas nueve actas sólo una indica: “De traspasos por acuerdos internos, ven-
no solventar la deuda se procederá tas sin evidencias institucionales, etc.).
conforme a la ley” (marzo de 2010) y De inicio, de las 86 actas registradas
el resto concluye con las fechas y mon- entre los años 2000 y 2010 sólo en tres
tos de pago. casos se hace mención de alguna au-
Esta primera revisión de las actas toridad municipal, y en ninguno de
de la Delegación de Santiago Mexqui- los tres citados se presentaron docu-
titlán abrió la puerta al análisis de los mentos oficiales, es decir, escrituras
sistemas normativos ñäñho, y esta- protocolizadas.
bleció al contexto cultural local como Vale la pena mencionar que los
el posibilitador para su reproducción. asuntos corresponden a contratos de
El estudio desde la interlegalidad dejó compra-venta, en los que se presenta
ver cómo “normas, procedimientos y un pago monetario de por medio, aun-
usos provenientes del derecho estatal que algunas porciones del reembolso
ahora hacen parte, para las autorida- se efectúan por medio de trabajo o
des indígenas y usuarios, de su dere- material de albañilería. A semejanza
cho propio” (Cruz, 2008: 30). De esta de algunos de los casos revisados, el
manera se muestra cómo los sistemas uso de la legalidad del Estado también
normativos ñäñho se expresan y tienen representa un discurso para imprimir
sentido en las instituciones del Esta- un sentido de rigor a lo convenido.
do, como es la Delegación, cobrando Ahora bien, llama la atención que
mayor presencia cuando el bien en la presencia de referentes normativos
cuestión compete a la colectividad. estatales, con sentido de rigor, sea un
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 103

ausente en el resto de las actas, aun bien es la manera como el hecho se


cuando está en juego la propiedad de ubica de manera pública.
la tierra, es decir, uno de los princi- Ahora bien, existen diversos pro-
pales bienes materiales y simbólicos blemas alrededor de la tierra y no
entre los ñäñho. Al respecto, se encon- todos se presentan en la Delegación;
tró que en sólo ocho casos se presentó sin embargo, aquellos que atiende el
un documento oficial para avalar la delegado buscan resolverse a partir
propiedad de la finca, aunque escritu- de las lógicas culturales ñäñho, como
ras vigentes sólo fueron cuatro. se advierte en los argumentos expues-
Para demostrar la posesión se re- tos en las siguientes actas de acuerdo:
curre a contratos de compra-venta “Emetria acudió en enero de 2004 con
internos, que son los menos, y a tes- sus hijos Modesto y David como tes-
tigos en su mayoría, como sucede en tigos para el traspaso de derechos de
el siguiente caso: “Maura se presenta un terreno en Barrio III a su hijo Pe-
en julio de 2001 a realizar un trámite dro, quien dijo que debía ser buen hijo
de compra-venta de una propiedad en para mantener los derechos del terre-
Barrio I, el comprador es Raúl. Los no que le cede ahora, estando todos de
testigos Atanacio y Clara; la vendedo- acuerdo” (enero de 2004).
ra manifestó no contar con algún do- En otros casos de traspaso también
cumento que compruebe que es su se señala: “Los testigos son los hijos
propiedad, ya que fue herencia de sus y la tía Ángela de 70 años; la condición
padres” (julio de 2001). En otra acta a los hijos fue de que siempre cui-
de compra-venta se registró que: “Este­ daran de Marcela (madre y propie-
ban no cuenta con ningún documento taria)” (julio de 2004); “Traspasa los
que apruebe la propiedad sobre el derechos de un terreno a su hijo Mar-
mismo, pero lleva dos testigos, Mario celo quien de ahora en adelante se hará
y Juan, quienes aseguran que Esteban cargo del terreno y sus padres” (2005).
es el legítimo dueño de dicha tierra” Los requisitos que priman para la
(noviembre 2010). tramitación de estos traspasos son
Así, los vecinos y familiares repre- la presencia de testigos (población
sentan el principal aval en los asuntos local) y la costumbre; es decir, normas
relacionados con la venta, donación o culturales propias relacionadas con la
traspaso de la tierra, así como en la herencia al hijo menor y el deber de
elaboración de constancias de propie- cuidar a sus padres.
dad y en la rectificación de linderos. Dentro de esta lógica, la parentela
En estos casos es la población local el entre los ñäñho se integra de manera
garante legítimo, siendo su presencia esencial por el principio de consangui-
un elemento central en los valores y nidad, pero también se nutre por lazos
la moral comunitaria. Respecto del uso de afinidad. Prieto y Utrilla (2003)
de términos como herencia o traspa- señalan que se considera deseable y
so de derechos, esto no refiere a la resulta frecuente la endogamia, situa-
realización de trámites oficiales, más ción que lleva al reconocimiento de una
104 Adriana Terven Salinas

ascendencia común, persistiendo fuer- población pone en juego prácticas y


tes lazos entre las comunidades otomíes representaciones provenientes de ór-
de Querétaro y las del Estado de Mé- denes jurídicos y culturales diferentes.
xico. En este sentido, Ávila y Pichardo Este análisis reveló que los casos que
señalan que: se relacionan con aspectos fundamen-
tales de su cultura, son aquéllos en
La comunidad de Santiago Mexqui- los que está involucrado el territorio,
titlán se encuentra ensamblada por la tierra, elemento que representa un
un sistema de parentesco que se rige fuerte vínculo con la identidad del
por una serie de elementos patrili- pueblo ñäñho de Santiago.
neales (reglas y derechos adquiridos En este sentido, resulta necesario
por vía paterna) que determinan observar el espacio que habitan los
tanto el modelo de asentamiento como grupos etnolingüísticos como lugares
la herencia de la tierra. Con base en culturales y simbólicos; siguiendo a
esto, la residencia se caracteriza por Barabas, se trata de etnoterritorios,
ser patrilocal (vivir en la casa de los los cuales “deben ser entendidos como
padres del esposo) y la herencia tiene el territorio histórico, cultural e iden-
una tendencia último-genitura; es titario que cada grupo reconoce como
decir, se hereda la casa de los padres propio, ya que en él no sólo se encuen-
al hijo varón de menor edad (Ávila y tra habitación, sustento y reproducción
Pichardo, 2014: 81). como grupo sino también la oportu-
nidad de reproducir la cultura y prác-
Con base en lo anterior, la compo- ticas sociales a través del tiempo”
sición de los acuerdos antes referidos (Ba­rabas, 2004: 23).
cobra sentido al representar asuntos El etnoterritorio remite a la filiación
relacionados, de manera directa, con del grupo en el lugar y a niveles de
el contexto cultural, el cual también autorreconocimiento construidos a lo
fundamenta la pérdida de derechos, largo de la historia, en articulación
como sucede en el caso siguiente: “Ella con los proyectos hegemónicos nacio-
pide que si regresa (su hijo) no dará nales. Así, partir de la regulación del
terreno donde construir su casa; ade- territorio entre los ñäñho de Santiago
más, por ser el único hijo tenía derecho Mexquititlán, se pueden conocer los
a quedarse con toda la casa, pero al sistemas normativos de este pueblo.
salirse con su esposa a Saltillo perdió
ese derecho” (marzo de 2010); es decir, APUNTES DE CIERRE
no está al cuidado de su madre.
Estos asuntos superan en buena El análisis de los sistemas normativos
medida la burocracia institucional, de los ñäñho de Santiago Mexquititlán
situando la vigencia de referentes planteó la necesidad de iniciar su
normativos indígenas, de manera estudio con la observación de una
principal, en las relaciones interlega- institución del Estado, como es la “de-
les, pero también dejan ver cómo la legación”, la cual es parte de la admi-
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 105

nistración política del municipio. Este observar las intersecciones entre estos
espacio puede verse como un inters- órdenes, así como su mutua consti-
ticio desde donde la población indíge- tución.
na consigue apropiarse de la legalidad Si bien la investigación se limitó a
dominante y adecuarla a sus propias la delegación, esto no quiere decir que
prácticas y lenguajes (Sierra y Chen- sea el único espacio y autoridad rela-
aut, 2002). cionada con la reproducción de sistemas
La revisión de las actas de acuerdo normativos en Santiago; sin embargo,
reveló la percepción que la gente tiene ofreció una serie de rasgos que permi-
del Estado (Sharma y Gupta, 2006), ten conocer su composición. En este
el modo como se manifiesta este últi- sentido, siguiendo a Stavenhagen e
mo en sus vidas y el papel que juega Iturralde (1990), se observó que esos
la Delegación en los procesos hegemó- atributos se componen por costumbres
nicos, cuya construcción social tiene locales, las cuales reconocen y com-
lugar de forma entrelazada (Mallón, parten la población ñäñho, como se
2003). Desde esta perspectiva es po- advirtió en los casos que involucran a
sible encontrar, en este lugar, la re- la colectividad, en los que participan
producción de significados y prácticas familiares y vecinos, y sobresale el
culturales locales, como lo son los interés por conservar las relaciones
sistemas normativos indígenas. El de vecindad basadas en la cooperación.
“derecho indígena es producto de la De manera especial, los asuntos
transformación histórica de los indí- relacionados con el territorio dejaron
genas, sus comunidades y pueblos, en ver un predominio de las disposi-
su relación con el Estado mexicano, ciones culturales locales durante la
en el cual están inmersos y en el que solución de los problemas. Entre és-
han participado de manera subalter- tas se encuentra el papel de la pobla-
na” (Cruz, 2008: 29). ción indígenas para legitimar la ven-
El análisis de la relación entre el ta, traspasos y herencia de terrenos,
Estado y las prácticas de solución de en sustitución de documentos oficiales
problemas presentes en la Delegación, y de procedimientos formales como el
encontró en el concepto de interlega- de escrituración. Asimismo, el tipo de
lidad la vía para revelar los usos que residencia y las responsabilidades
las personas hacen tanto de las dispo- culturales al interior de la familia
siciones jurídicas estatales como de determinaron en gran medida la su-
las prácticas no institucionalizadas, cesión de la tierra, lo cual no quiere
entre ellos los sistemas normativos in- decir que no se realicen trámites ante
dígenas. Fue así que el estudio se posi- instancias estatales o no se venda su
cionó en un contexto de pluralismo posesión a foráneos.
jurídico, donde se pueden reconocer di- Este conjunto de normas y costum-
ferentes referentes legales, sobreimpues- bres no están escritas ni codificadas,
tos e interpenetrados (Sousa, 1987); pero integran terminologías que co-
la interlegalidad, entonces, permitió rresponden al derecho estatal, con
106 Adriana Terven Salinas

nombres de juicios —sin que esto de tierra en Santiago Mexquititlán, tesis


conlleve a su realización—, así como de licenciatura, uaq, México.
papelería oficial con membrete y sellos Barabas, Alicia (2004), “Un acercamiento
del Ayuntamiento, lo cual denota la a las identidades de los indios de Oaxa-
presencia del Estado a partir de tec- ca”, Amérique Latine. Histoire et Mémoi-
nologías de representación (Sharma re, recuperado de: <https://alhim.revues.
y Gupta, 2006). Lo relevante fue que org/105>, consultada el 1 de octubre de
estas relaciones interlegales se carac- 2016.
terizan por el uso diferenciado que el Cruz, Elisa (2008), “Principios generales del
delegado y las personas involucradas derecho indígena”, en Rudolf Huber
en los casos hacen de normas y proce- et al., Hacia sistemas jurídicos plurales.
dimientos, lo cual depende del tipo de Reflexiones y experiencias de coordinación
asuntos que se presenten. entre el derecho estatal y el derecho in-
Por último, las intersecciones entre dígena, Colombia, Konrad Adenauer
estos órdenes, las provenientes del Stiftung, pp. 29-50.
Estado y las de la cultura local, se Gómez, Herinaldy (2000), De la justicia y el
necesita verlas como procesos dinámi- poder indígena, Colombia, Universidad
cos (Santos, 1987). Esta cualidad lle- del Cauca.
vó a que se contemplaran los sistemas inegi (2010), Censo de Población y Vivienda,
normativos indígenas como entidades recuperado de: <https://www.inegi.org.
en constante transformación, bajo un mx/programas/ccpv/2010/>, consultada
contexto de pluralismo jurídico, donde el 15 de octubre de 2019.
las relaciones interlegales se constru- Mallón, Florencia (2003), Campesino y
yen en las interacciones que propician nación. La construcción de México y Perú
las instituciones del Estado y la po- poscoloniales, México, ciesas/El Colegio
blación indígena, donde lo interesan- de Michoacán/El Colegio de San Luis.
te es reconocer los valores identitarios Nader, Laura (2002), The Life of the Law.
que fundamentan los referentes nor- Anthropological Projects, University of
mativos y confieren relevancia jurídi- California Press.
ca a los asuntos. Prieto, Diego, y Beatriz Utrilla (2003), “Ar
‘ngu, ar hnini, ya meni. La casa, el pue-
BIBLIOGRAFÍA blo, la descendencia (los otomíes de
Querétaro)”, en Saúl Millán y Julieta
lviiiLegislatura Querétaro (2015), Ley Valle (coords.), La comunidad sin lími-
Orgánica Municipal del Estado de Que- tes. Estructura social y organización
rétaro, recuperado de: <http://legislatura comunitaria en las regiones indígenas
queretaro.gob.mx/app/uploads/2016/01/ de México, vol. II, México, inah.
LO003.pdf>, consultada el 15 de octubre Sharma, Aradhana, y Akhil Gupta (eds.)
de 2019. (2006), The anthropology of the State,
Ávila Cruz, Abraham, y Fanny Pichardo Reino Unido, Blackwell Publishing.
(2014), Las mujeres otomíes y el uso de Sierra, María Teresa (ed.) (2004), Haciendo
la interlegalidad. El caso de la herencia justicia. Interlegalidad, derecho y género
Estudio del sistema normativo ñäñho en el sur de Querétaro, México 107

en regiones indígenas, México, Cámara Stavenhagen, Rodolfo, y Diego Iturralde


de Diputados LIX Legislatura/ciesas/ (1990), Entre la ley y la costumbre: el
Miguel Ángel Porrúa. derecho consuetudinario indígena en
 (2001), “Conflicto cultural y derechos América Latina, México, iii/iidh.
humanos: en torno al reconocimiento de Terven, Adriana (2017), “Entre el recono-
los sistemas normativos indígenas”, cimiento de la diversidad cultural y los
Memoria, recuperado de: <http://www. sistemas normativos de los ñäñho del
rebelion.org/hemeroteca/cultura/conflic- sur del estado de Querétaro, México: una
to_cultural280601.htm>, consultada el reflexión desde la perspectiva del Esta-
4 de julio de 2019. do de Derecho frente a la pluralidad
, y Victoria Chenaut (2002), “Los de- jurídica”, Boletín de Antropología. Uni-
bates recientes y actuales en la antropo- versidad de Antioquia, recuperado de:
logía jurídica: las corrientes anglosajonas”, <http://dx.doi.org/10.17533/udea.boan.
en Esteban Krotz (ed.), Antropología v32n53a08>, consultada el 20 de octubre
jurídica: perspectivas socioculturales en de 2019.
el estudio del derecho, México, uam, Ugalde, Ricardo (2014), Agua, territorio y
pp. 113-170. poder. Análisis de la gestión y manejos
Sousa Santos, Boaventura de (1987), “Law: diferenciados en torno a los manantiales
a map of misreading. Towards a post- de San Ildefonso Tultepec, Amealco,
modern conception of law”, Journal tesis de maestría en estudios antropo-
of Law and Society, vol. 14, núm. 3, lógicos en sociedades contemporáneas,
pp. 279-302. uaq, México.
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Carles Feixa, La imaginación autobio- pectiva de los sujetos protagonistas,


gráfica. Las historias de vida como he- realidades multidimensionales y diná-
rramientas de investigación, Barcelona, micas de sus historias de vida, que nos
Gedisa (Herramientas Universitarias), aproximen a explicaciones sobre los pro-
2018, 240 pp. cesos y las relaciones bio, socio, psico y
culturales de la experiencia y de la sub-
Eurídice Sosa Peinado* jetividad de los actores; en síntesis, nos
propone dar la palabra a los sujetos pro-
tagonistas de la trama problemática
sobre la cual indagamos.

G
racias a la invitación de Carles Como nos advierte Feixa en la intro-
Feixa, que me permite tener hoy ducción, el texto que hoy presentamos es
la oportunidad de presentar un resultado del acompañamiento y explo-
libro, La imaginación autobiográfica, que raciones que el autor ha realizado en los
es un acumulado de la propia trayectoria últimos 30 años de manera continua con
investigativa del autor, de su manera grupos de estudiantes y profesionales
de construir o cocinar la investigación; ocupados en la investigación Historias
pero sobre todo agradezco de antemano de vida. Este acumulado de más de tres
por el valor que tiene el texto para la décadas explica una cualidad singular del
formación conceptual, metodología y texto, que es el hecho de que a lo largo
práctica de todos aquellos que se propo- de los ocho capítulos del libro existen hi-
nen indagar desde la visión, la voz y la los muy consistentes en su estructura.
palabra de los sujetos.1 En esta oportunidad, me gustaría
Feixa nos convoca a la escritura aca- comentar dos hilos que localice y que se
démica a lo largo de todo el texto, a par- desarrollan articuladamente en todos los
tir de trayectorias de investigación o de capítulos. Por un lado, el esfuerzo de
rutas que reconstruyan desde la pers- categorización de una genealogía de los
modos de historias de vida: la historia
* Universidad Pedagógica Nacional.
1
  Texto leído en la Feria Internacional del
biográfica como memoria de vencidos,
Libro, Palacio de Minería, Ciudad de México, crónica de éxodos, biografía relato cru-
3 de marzo de 2019. zado, novela, película, narrativa oral o

108
Reseñas 109

hagiografía contracultural, y antibiogra- nos dicen cuál fue la realidad con la que
fía o biografía dialógica, entre otras po- se diálogó para que se gestara cada modo
sibilidades, para desarrollar investigación de historia de vida; al hacerlo así a lo
e intervención Por otro lado, el segundo largo del texto, el autor nos posibilita
hilo parte de la reflexión sobre la cons- pensar, imaginar nuevos usos y desa-
trucción metodología y práctica de los rrollos de los modos de historias de vida;
modos de historia de vida que nos con- nuevas transferencias, combinatorias,
voca al despliegue imaginativo de estra- que nos permite y autoriza a dejar siem-
tegias posibles para conocer desde la pre abierta la posibilidad creativa de
palabra de los sujetos, desde lo que ha- nuevos desarrollos de los modos de his-
cen y sus contextos, desde la acción que torias de vida, de lecturas imaginativas
producen para transformarse ellos mismos, de acuerdo a las realidades con las cua-
para reproducir o cambiar sus relaciones, les dialogamos y de los sujetos que están
y producir realidades problemáticas que en el centro de los problemas que nos
comprender y explicar. ocupan.
Respecto del primer hilo, se muestra El recorrido clasificatorio que nos
una clasificación, que abarca el siglo xx propone Feixa es un recorrido por los
e inicios del siglo xxi, de los matices y usos y fines de este potente recurso in-
variantes de los modos de historias de vestigativo, formulados desde la an-
vida que se explican por las necesidades tropología, la historia, la sociología, la
a las cuales respondieron, por los ecos literatura, y la educación, entre otras
de resonancia en los contextos sobre los disciplinas; es un recorrido multi, inter
cuales se construyeron; sobre las convo- y transdisciplinario de la gestación de
catorias a las cuales respondieron; en modos de historias de vida, como posi-
síntesis, las circunstancias que explican bilidades de dar cuenta de los fenómenos
la construcción de cada modo de historia como el exterminio de una etnia, la vida
de vida a lo largo del último siglo, y que y las tramas de convivencia en las redes
en especial nos propone y aporta una sociales de la pobreza, la constitución y
crónica situada y muy bien contextuali- desarrollo de las generaciones, las dife-
zada y ejemplificada, proporcionado en rentes maneras de ser joven o los proce-
conjunto una genealogía de este tipo de sos de autoidentificación culturales y
investigación. también contraculturales, entre otras
Y digo modo y no tipo de historia de posibilidades y ejemplificaciones que son
vida, porque los tipos se quedan cortos, documentadas en cada uno de los modos
mientras los modos, que nos aporta Feixa, de historia de vida a lo largo del texto.
nos ofrecen una lectura sobre el diálogo Y aquí viene el segundo hilo, que en
entre las necesidades de los que inves- esta ocasión resalto, ya que además de
tigaban su finalidad por construir un aportarnos la clasificación genealógica
modo específico y singular de historia de los modos de historias de vida en el
de vida, en el que, a veces, los tipos son siglo xx, aporta una detallada, reflexiva
más bien abstracciones que sólo enuncian y muy bien documentada manera de
los rasgos de un concepto y no siempre proceder en la construcción de cada modo
110 Reseñas

de historia de vida que es lo que se de- historias de vida, en cada una de las mo-
sarrolla entre los capítulos 2 al 8. Por dalidades desarrolladas por nuestro autor.
ejemplo, el capítulo “La construcción de Por razones de espacio sólo me de-
la historia de vida” es una guía de cómo tendré en el modo de historia de vida
proceder en la construcción de biografías; como recurso pedagógico y como utopía,
se agradece la descripción destacada en por ser experiencias de investigación
el paso a paso del laborioso proceso de centrales de mi propia historia de vida
su construcción, que inicia desde con y, al realizar la lectura de ambos capí-
quién se habla, en torno a qué, cómo tulos, me surgió la necesidad de com-
realizar entrevistas, transcribirlas, ana- partir con ustedes la experiencia del
lizarlas, comunicarlas y construir expli- antes y después del proceso de este tipo
caciones comprensivas de ellas; así que, de investigación con docentes, educado-
quien se proponga hacer historias de vida res, alumnos como recurso pedagógi-
o quien ya las hizo, al leer este capítulo co, pobladores, migrantes y militantes
se sentirá acompañado por nuestro autor al respecto de historias de vida como
en un diálogo metodológico y práctico en utopía.
el largo túnel de recuperar con rigor, Quisiera detenerme en la potencia
congruencia y capacidad explicativa la explicativa de la construcción de una
voz de los actores que están en el centro narrativa de la historia de vida como
de los problemas que nos ocupan. recurso pedagógico y como construcción
Este acompañamiento en torno al pro- de utopías, ya que, entre otras cosas,
ceso investigativo se desarrolla, en espe- puedo destacar y coincidir con los auto-
cífico, paso a paso como una reflexión res de dichos capítulos en que el desa-
problemática respecto de los formatos o rrollo de cada investigación es forma y
modalidades de las historias de vida como contenido, y contribuye de manera de-
discurso, metáfora, cronotopo, utopía, cisiva al despliegue de nuevas identida-
recurso pedagógico, autoetnografía, par- des. Existe un antes y después en la
ticipación social o identidades mediáticas, construcción de una historia de vida en
entre otras posibilidades de este tipo de el que la relata y en quien la escribe, al
investigación De manera que, además aproximarse a nuevas explicaciones,
de proporcionarnos una clasificación ge- grados de conciencia de los protagonis-
nealógica de las formas de biografía, ac- tas de autoconocimiento de sus procesos,
cedemos a una categorización por las de sus trayectos y de las rutas que han
historias de vida de acuerdo con sus fina- desarrollado; pero sobre todo de la ex-
lidades, a partir de una construcción dis- plicación de lo vivido al convertirnos en
cursiva o participación social, desde su geólogos de las capas de experiencia
uso como metáfora o como recurso de en las que se sintetizan las montañas
autoetnografía. Por eso no es casual que de nuestra vida, por ser los físicos que
los capítulos 4 y 8 estén escritos en coau- explican nuestras narrativas y las ener-
toría por Carles Feixa y diversos acadé- gías que nos habitan, sus intercambios
micos y profesionales que han puesto al y transformaciones; por ser alquimista
centro la experiencia de construcción de que intenta dar cuenta del surgimiento
Reseñas 111

de nuevos elementos, lo que no existe, equilibrios de vida en las escuelas y


lo que da lugar a explicar las nuevas organizaciones sociales y, ante todo, por
improntas, los artefactos culturales que ser geógrafos e historiadores de nuestra
dan significado a nuestros escenarios propia narrativa explicativa de los tó-
de vida; por ser ecólogos de las relacio- picos sobre los cuales gravitan nuestro
nes y vínculos que explican los frágiles cuerpo, mente y cultura.

Carlos Rodríguez Wallenius, Geopolítica de Armando Bartra, Se hace terruño al


del desarrollo local. Campesinos, empre- andar. Las luchas en defensa del territorio,3
sas y gobiernos en la disputa por territo- y a nivel latinoamericano, el publicado
rios y bienes naturales en el México rural, en abril de este año, Despojos y resisten-
México, uam /Ítaca, 2016. cias en América Latina/Abya Yala,
coordinado por Carlos Walter Porto-
Milton Gabriel Hernández García* Goncalves y Daniel Hocsman.4
A lejandra Olvera Carbajal* Esta obra constituye un amplio aná-
lisis sobre los múltiples procesos de des-
pojo de los bienes comunes que tienen
lugar a nivel nacional, pero también de

E
ste libro puede ubicarse en un las acciones de resistencia. Como señala
universo de publicaciones muy el autor, en el siglo xxi se intensificaron
recientes que, dentro de un con- los procesos de pillaje en América Lati-
junto de diferentes miradas y enfoques na emprendidos por corporaciones glo-
teóricos, nos muestra una radiografía bales y empresas nacionales en alianza
desgarradora de la barbarie contempo- con los gobiernos nacionales y locales.
ránea del capitalismo y sus demonios. Estos procesos que agudizaron el saqueo
Me refiero a las obras de Víctor Manuel y la creciente respuesta organizada de
Toledo, Ecocidio en México: la batalla los pueblos, han llevado a que Carlos
final es por la vida;1 de Mina Lorena Rodríguez analice las nociones de terri-
Navarro, Luchas por lo común. Antago- torio y territorialidad. Las primeras,
nismo social contra el despojo capitalis- ligadas a los procesos históricos, cultu-
ta de los bienes naturales en México,2 y rales y simbólicos que se han construido

* Escuela Nacional de Antropología e His-


toria, inah. 3
  Publicado en México en 2016 por Ítaca
1
  Publicado en México en 2015 por Grijalbo. Ediciones y la Universidad Autónoma Metro-
2
  Publicado en México en 2015 por Bajo politana.
Tierra Ediciones y Benemérita Universidad 4
  Publicado en Buenos Aires en 2016 por
Autónoma de Puebla. Estudios Sociológicos Editora.
112 Reseñas

a lo largo del tiempo por los habitantes El autor señala algunos elementos
de un sitio; las segundas, una forma de del sistema económico capitalista que
imposición de significados y aprovecha- resultan relevantes para entender la
mientos realizados por ajenos. causalidad de la lógica del propio capital,
Para acercarnos a los complejos pro- que lo impulsa sobre territorios campe-
cesos que se están llevando a cabo en los sinos e indígenas como una forma con-
diferentes territorios, el autor ha echado temporánea de acumulación. De esta
mano de elementos teóricos de la geo- manera, el neoextractivismo se nos pre-
grafía crítica y de la sociología política, senta como una forma agresiva y reno-
configurando un enfoque desde la geopo- vada de despojo, pero el autor prefiere
lítica del desarrollo local, a partir del hablar de “territorialidad extractivista”
cual se pueden analizar las formas en como un proceso de despojo y destrucción
que los actores locales pueden impulsar del territorio. Al hacer un análisis de las
una direccionalidad y construir futuros dinámicas del capital en un espacio dado
a pesar de las grandes desigualdades. y de su expresión en las disputas terri-
En el primer capítulo se argumenta toriales, se configuran campos de conflic-
que la llegada al siglo xxi ha estado mar- to caracterizados por la apropiación de
cada por una amplia gama de movimien- bienes naturales, por el control y domi-
tos locales y regionales centrados en la nio de infraestructura y medios de re-
defensa comunitaria del territorio. Nos producción.
recuerda que, en los últimos 10 años, se En el libro, el autor identifica cinco
han documentado al menos 60 casos de modelos de despojo a través de los cuales
conflictos socioterritoriales en el capí- se entroniza el capital en los territorios:
tulo “México del Tribunal Permanente 1) El modelo de crecimiento urbano,
de los Pueblos (tpp) y la Asamblea Na- que se fundamenta en la moderna dico-
cional de Afectados Ambientales (anaa)”. tomía capitalista que distingue lo rural
Al respecto, cabe mencionar que el con- y lo urbano. En el siglo xix lo urbano se
teo que hace Víctor Manuel Toledo es consolidó como la tendencia dominante
más escalofriante, pues identifica 450 del poder y de la acumulación, del pres-
conflictos socioambientales hasta fe- tigio social, de la civilización frente a lo
brero de este año.5 arcaico. Señala el autor que “en esta fase
En estos procesos de lucha se hicie- capitalista neoliberal globalizada, la
ron evidentes visiones contrapuestas, confrontación entre el modelo de creci-
así como diferentes formas de concebir miento urbano y las formas de producción
un mismo territorio, que se nos muestran y organización campesina e indígena se
como una categoría que va más allá de acentuó” (p. 60).
su dimensión geográfica, hace que su Hoy por hoy se incentiva el crecimien-
comprensión dependa del análisis de los to de las ciudades, que centralizan y
procesos sociales que se generan en su concentran servicios, productos, merca-
torno. dos y fuerza laboral, “transformándose
en nodos de la globalización”. La desva-
lorización de la forma de vida campesi-
5
  La Jornada, 10 de febrero de 2016.
Reseñas 113

na frente al modelo urbano es uno de los latitudes del país. El aumento en el pre-
componentes que nos permiten entender cio de los metales, especialmente oro y
el engranaje del despojo urbanícola. plata en la primera década del siglo xxi,
La tendencia expansionista de la ur- ha potenciado el acelerado y violento auge
banización hacia las zonas conurbadas de esta industria extractiva.
avanza gracias al precio diferencial de La extracción de oro es tan rentable
la tierra rural frente a la urbana. Precios que los altos costos de operación son so-
bajos y campesinos presionados por las portables incluso en yacimientos donde
condiciones económicas y políticas se ven se pueden encontrar apenas 0.3 gramos
de repente en la posibilidad de malba- por tonelada. Rodríguez nos explica el
ratar sus tierras a las grandes inmo- auge de las empresas trasnacionales mi-
biliarias que imponen un modelo de neras y su expansión en países en los
hábitat masificado que moldea una for- que las políticas fiscales y los marcos
ma específica de vida. legislativos facilitan su operación; pero,
Un campo de conflicto que identifica además, nos muestra la manera cómo
el autor en este modelo es la disputa por operan, la fuerza de infantería constitui-
recursos estratégicos entre la urbe y el da por pequeñas empresas que utilizan
campo, principalmente el agua potable. para abrirse camino en el entramado
En múltiples zonas del país podemos político, social y jurídico que han de tran-
observar conflictos derivados del despo- sitar para posicionarse en un territorio.
jo, legal o ilegal, del líquido vital, a las Estas empresas, dice Rodríguez, se
comunidades campesinas para abastecer encargan de explorar, realizar prospec-
los enclaves residenciales en zonas pe- ciones y conseguir concesiones, corromper
riféricas de las grandes metrópolis. Ix- autoridades y coaccionar a campesinos
tapaluca, Chalco, Tecamac son casos para obtener permisos de extracción. De
emblemáticos de este modelo de despojo los 1 160 proyectos que reporta el autor
en la zona centro del país, pero lo mismo en el país, 870 son de empresas extran-
podemos observar en Tuxtla Gutiérrez, jeras, y explotan sobre todo oro, cobre,
Querétaro o Nuevo León. plata, plomo y manganeso. La mayor
2) El segundo modelo analizado es el parte de estos proyectos, en la actualidad,
extractivismo minero. Carlos Rodríguez se encuentran en fase de exploración; es
nos recuerda que esta actividad no es decir, se encuentran en el conflictivo
reciente en nuestro país. Diversas ciu- proceso que implica negociar con los
dades coloniales surgieron y crecieron dueños del suelo y subsuelo, gestionar
en torno a la explotación subterránea, los permisos y monitorear la calidad y
artesanal, labor que ha sido parte sus- volumen potencial de los yacimientos.
tancial de la configuración de la nación El autor argumenta que hacia fines
mexicana. Las modificaciones neolibe- del 2014 se habían expedido 44 623
rales a las leyes agraria y minera de la concesiones de exploración y explotación,
década de 1990, han allanado el camino que se traducen en 36 millones de hec-
para que el desarrollo de este modelo se táreas, superficie que representa 20%
imponga a un ritmo acelerado en varias del territorio nacional. Al respecto, en
114 Reseñas

la obra de Rodríguez se encuentra una debido a que por una movilización efec-
exhaustiva y detallada descripción de tiva se logró detener la operación del
las empresas a las que se han adjudica- proyecto minero de la empresa china JDC
do proyectos mineros, así como los me- Minerales.
canismos que utilizan para penetrar en 3) El desarrollo turístico de enclave
localidades de campesinos, pero también es uno más de los modelos que se han
una interesante tipología de las disputas impuesto en nuestro país en las últimas
que se desataron por esta actividad eco- décadas. Inmobiliarias, constructoras,
nómica: desde la resistencia de los luga- cadenas hoteleras, desarrolladoras re-
reños que confrontan directamente a las sidenciales, clubes deportivos, restau-
empresas para expulsarlas de la zona rantes, marinas náuticas, balnearios y
de explotación, una vez que se han ins- otros, están transformando la belleza
talado; las acciones que se organizan para escénica del paisaje en zonas costeras,
anticiparse a los intentos empresariales que podemos observar en múltiples zonas
por extraer minerales del subsuelo, has- rurales. Este tipo de terreno está apa-
ta los grupos que no luchan por detener rejado a un modelo de desarrollo turís-
la minería, pero tratan de negociar una tico basado, como señala Rodríguez, en
mejor redistribución de las utilidades así el consumo de masas, sobre todo en lu-
como los costos ambientales del extrac- gares de alto impacto paisajístico. Estos
tivismo. Al respecto, se citan casos como desarrollos han significado, también, una
los de San José del Progreso y Calpulalpan nueva modalidad de despojo para las
de Méndez en Oaxaca; Chicomuselo y comunidades campesinas, considerando,
Mototzintla en Chiapas; la Costa-Mon- sobre todo que México tiene más de 11 000
taña, Mezcala y Cocula en Guerrero; kilómetros de litoral, así como un im-
Tlamanca, Ixtacamaxtitlán y Tlatlahui- portante número de comunidades coste-
quitepec en la Sierra Norte de Puebla, ras y de pescadores ribereños.
entre otros. El autor analiza la disputa que tiene
Casi al finalizar el capítulo, el autor lugar por el dominio de las playas en Baja
analiza de manera más detallada los California Sur, tanto en Loreto, Los Ca-
casos de Mezcala y Tlamanca, que por bos y La Paz, así como en Parque Nacio-
diversas razones son paradigmáticos en nal Cabo Pulmo; y la Isla de Holbox,
la geopolítica del extractivismo minero, Quintana Roo, que forma parte del Área
ya que la empresa canadiense Gold Corp., de Protección de Flora y Fauna Yulum
en el primer caso, logró imponerse y la Balam, donde ahora se construye un de-
comunidad se ha movilizado para obte- sarrollo que amenaza con despojar de sus
ner un pago mayor por la renta de las posesiones a los ejidatarios. Este tipo de
tierras. Cabe señalar que los impactos proyectos en las zonas costeras afectan
ambientales y en la salud que ha gene- no sólo a los pobladores locales en sus
rado esta empresa son terribles a 11 actividades productivas, sino que priva-
años de operación. En cuanto a Tlamanca, tiza tierras y aguas costeras, accesos de
el segundo caso, estamos frente a un playa y para la pesca, y destruye hume-
proceso “exitoso” hasta el momento, dales, manglares y arrecifes.
Reseñas 115

En la defensa de estos espacios cos- la producción agropecuaria y forestal


teros ha sido esencial la alianza entre mediante modalidades que incluyen la
pescadores, campesinos, académicos y compra o renta de grandes extensiones
organizaciones ambientalistas, que se de tierra y la siembra de monocultivos,
han enfrentado a proyectos de gran di- aprovechando las condiciones de fertili-
mensión, como el Centro Integralmente dad de suelo y las facilidades para la
Planeado (cip) de Marismas Nacionales inversión, para generar productos des-
en Nayarit y Sinaloa. Además de la re- tinados a las necesidades del mercado
sistencia política y jurídica, señala el globalizado” (p. 175).
autor: “La territorialidad campesina y Así, en México se consolida la indus-
pesquera también se reconstituye con la tria de plantaciones comerciales como
diversificación productiva que han im- la del eucalipto, la teca, el cedro ameri-
pulsado los pobladores de la costa, en la cano, la melina, y la palma africana, cuya
medida de que pueden combinar la agri- madera se aprovecha para producir pa-
cultura y la pesca con otras actividades pel, muebles, autos, artículos deportivos,
como el ecoturismo o la conservación de instrumentos musicales, prótesis, cos-
áreas naturales” (p. 171). méticos y agrodiésel. Estas especies se
4) Un modelo más que se analiza es privilegian por su rápido crecimiento,
el de los sistemas de plantaciones fores- ya que el desarrollo de otras familias
tales y de agrocombustibles. A decir de para su uso comercial suele ser de largo
Rodríguez, este modelo expresa una pro- plazo.
funda contradicción, una dicotomía tal Además de la palma africana, un
vez insalvable entre una agricultura co- importante cultivo agrocomercial es la
mercial, vinculada a intereses económicos jatropha o piñón mexicano, que se pro-
que, con fuertes apoyos gubernamentales, mueve entre los campesinos y pequeños
buscan jugosas ganancias, aprovechando productores mediante diversos incentivos
extensiva e intensivamente el suelo y el y programas de apoyo. Un puñado de
agua, cuya base son los monocultivos empresas controlan las semillas y extraen
sostenidos con fuertes insumos agroquí- el aceite de la palma africana que venden
micos y una agricultura campesina indí- a grupos empresariales, que a su vez
gena, cuya base fundamental es la milpa utilizan su extracto para producir man-
y el maíz criollo, caracterizada por un tecas vegetales, grasas para lácteos,
policultivo y un aprovechamiento diver- aceites para frituras, bases para helados,
sificado de los diferentes pisos ecológicos, grasas para jabones y maquillajes e in-
sustentados en formas comunitarias de sumos para agrodiésel.
organización social. Organizaciones como la Unión de
Estos sistemas de producción están Comunidades Indígenas de la Zona Norte
orientados a producir madera, celulosa del Istmo (Ucizoni), además de campesi-
y, desde hace poco, agrocombustibles. nos de Veracruz, Tabasco y Campeche,
Señala Rodríguez: “[…] en los últimos han reivindicado su derecho a defender
años se ha intensificado una tendencia sus cultivos tradicionales frente a la im-
del capitalismo neoliberal que subordina posición empresarial de las corporaciones.
116 Reseñas

A decir del autor, las contradicciones, munidades. Se recapitula los proyectos


que son inherentes al sistema de plan- emblemáticos que han sido enfrentados
taciones, van desde el desdén de ejida- por la oposición campesina e indígena,
tarios y campesinos a sembrar o rentar entre ellos el Club de Golf en Tepoztlán
sus tierras, hasta la movilización para en la década de 1990, el Nuevo Aero-
exigir el retiro de las corporaciones. Po- puerto Internacional de la Ciudad de
demos decir que este modelo de despojo México, la presa el Zapotillo en Jalisco,
es un proceso en ciernes, que presenta la presa Paso de la Reyna en Oaxaca, el
una potencialidad, aún no desarrollada parque eólico en San Dionisio del Mar y
totalmente, debido a las grandes exten- el Proyecto Integral Morelos que con-
siones de cultivo que requiere. templa la construcción de termoeléc-
5) El quinto modelo de despojo que tricas, gasoductos y acueductos, que
se analiza es el de “megaproyectos de afectarán a 82 pueblos de Morelos, Pue-
obras para infraestructura”. Esta forma bla y Tlaxcala. El autor se detiene para
se ha expandido de modo impresionante detallar los casos de La Parota en Gue-
en los últimos 15 años, apoyada en una rrero y las Ciudades Rurales en Chiapas.
fuerte inversión nacional y extranjera e Sobre este modelo de despojo, hace la
impulsada en diferentes niveles de go- siguiente reflexión:
bierno. Carreteras, autopistas, presas
hidroeléctricas y represas, aeropuertos, Los megaproyectos de obras de infraes-
puertos marítimos, termoeléctricas, pe- tructura fungen como atalayas del capital
troquímicas, parques eólicos, complejos en su proceso de apropiación territorial
comerciales, reordenamientos urbanos, sobre los espacios de vida campesina, son
ciudades rurales, entre otros, son los una expresión de la territorialidad de las
principales proyectos que consolidan este relaciones económicas dominantes, mues-
modelo de despojo antirural. tran las formas cómo la modernización
del proyecto neoliberal permite eficientar
Este tipo de emprendimientos, una
los procesos de comercialización y distri-
vez que se consolidan, provocan una bución de mercancías, extracción de re-
afectación socioambiental sin preceden- cursos y materias primas, la transmisión
tes en las comunidades rurales, ya que de energía eléctrica, la apertura de nue-
rompe la organización socioespacial co- vos sectores de consumo y la movilidad
munitaria e incluso desplaza a los grupos de la fuerza de trabajo, es decir, refun-
de las localidades que las ocuparon a lo cionalizan los territorios y les dan una
largo de la historia. El autor propone direccionalidad conforme a los intereses
una interesante caracterización de los y necesidades del capital (pp. 224-225).
impactos que generan este tipo de me-
gaproyectos: despojo y expropiación de El conflicto que se deriva de la dis-
la tierra, desplazamiento de la población puta por el territorio entre diferentes
afectada por el expolio, destrucción del territorialidades, tiene una fuerte corre-
ambiente y el hábitat, desarticulación lación con el modelo de desarrollo domi-
de la economía local y violación a los nante y las resistencias que éste genera.
derechos sociales y colectivos de las co- Entendida la disputa territorial en el
Reseñas 117

marco de las relaciones de poder, el au- nerse, también los procesos de resisten-
tor recurre primero a Foucault para cia de las comunidades. No se trata de
recordarnos que donde existen estas un “no” a lo que desde arriba nos dicen
relaciones de poder, también existen que es el desarrollo y el progreso, sino
prácticas diversificadas de resistencia, de un “no” que, al mismo tiempo, afirma
y después a Raffestin, que señala que en la práctica un modo de vida campe-
un territorio es la manifestación espacial sino que se funda en lo comunitario,
de estas relaciones de poder. aunque muchas veces esta modalidad
La resistencia es entendida acá como se encuentra hecha jirones por la migra-
una forma de entender el proceso de ción o por la ruptura del tejido social que
construcción de una territorialidad es- provocan las empresas.
pecífica. Pero la resistencia, según nos En las conclusiones, el autor señala
deja ver Rodríguez en su análisis, no sólo que: “El panorama del despojo rural es
es por un territorio específico, por una un proceso constante que se expresa en
superficie terrestre, por un recurso es- una diversidad de formas de expoliación
caso, sino por un modo de vida y por la y de intensidades variables”. Pero exis-
vida misma. La posibilidad de reproduc- ten otras formas de saqueo que el autor
ción de la vida comunitaria, humana y deja abiertas para futuros análisis, como
no humana se encuentra en el centro de la mercantilización de la vida vinculada
la resistencia: defender la vida desde la a la biopiratería, la privatización del
vida misma, frente al capital que se tra- espectro radioeléctrico, la explotación de
duce en la muerte entrópica de todo lo hidrocarburos, o la trata de personas, el
que toca y transustancializa. secuestro, la violencia homicida del nar-
No sólo el buen vivir se convierte en cotráfico que secuestra de formas dife-
aquello que se enfrenta al modelo de rentes a buena parte de la población.
desarrollo dominante, sino lo hace la Advierte de la necesidad de reconocer
simplicidad y complejidad del vivir en que estos modelos responden a una mis-
sí, que se encuentra amenazado en estos ma lógica de acumulación de capital,
tiempos por demás oscuros. El autor aunque se muestren por separado. En
señala que nos encontramos en una fase el contexto de una tasa media de ganan-
compleja y emergente del movimiento cia decreciente que caracteriza al capital
campesino indígena, centrada en la de- productivo industrial, el extractivismo
fensa comunitaria del territorio, con abre para el capital la posibilidad de
fuertes conexiones con lo que pasa en obtener ganancias extraordinarias.
diversas partes del mundo, sobre todo Sin embargo, considera Rodríguez que
en América Latina, donde no pocos pue- es necesario precisar que el despojo en
blos y comunidades enfrentan procesos sí es un mecanismo de acumulación,
de despojo y neoextractivismo. pero no la esencia, pues se requieren
El énfasis en la geopolítica del desa- condiciones mínimas de utilidad y renta
rrollo local que se despliega en este libro de estos recursos insertados en el mer-
permite, a nuestro juicio, visualizar no cado capitalista. Todo esto no sería po-
sólo los intentos del capital por impo- sible sin el Estado mexicano como aliado:
118 Reseñas

marcos legales propicios, impuestos y etapa emergente en el movimiento cam-


derechos reducidos, laxas legislaciones pesino indígena, pero también augura
ambientales, costos laborales mínimos, una lucha a largo plazo. Por otro lado,
subsidios, corrupción, etc. Modificaciones enfatiza el hecho de que hay disputas
ad oc a las leyes minera, agraria, de aguas dispersas, pero también articulaciones
nacionales, forestales, turísticas de in- regionales y nacionales como el Consejo
versión extranjera; un generoso sistema Tiyat Tlalli en Defensa del Territorio,
de concesiones de aguas y minerales; y la Asamblea Nacional de Afectados Am-
programas oficiales para apoyar el des- bientales, la Red Mexicana de Afectados
pojo e incluso incentivos a la inversión por la Minería y, llama la atención, la
con recursos públicos. El gobierno o los emergente Campaña Nacional en De-
gobiernos colaboran también con la ges- fensa de la Madre Tierra y el Territorio.
tión del conflicto social, utilizando des- Consideramos que este libro es en sumo
de la cooptación hasta la represión, así grado provocador, pues hace evidente no
como programas de manera clientelar. sólo la percepción sino la sensación, el
Efectúan además licitaciones, contratos sentimiento de que estamos en un mo-
y concesiones a empresas privadas. Car- mento decisivo, fundamental en la histo-
los Rodríguez describe todo ello para ria, y que debemos tomar postura y, por
mostrar que se libra una lucha desigual, tanto, no se vale asumir políticas neutra-
pues las condiciones políticas, económicas les cuando todo se lo está llevando el ca-
y jurídicas favorecen la territorialidad rajo del despojo. Lo que está en juego no
extractivista. es una ideología política o una visión
El escenario que prefigura a futuro ingenua de la naturaleza o la madre tie-
es un aumento en la presión sobre los rra. Está en juego la vida, la reproducción
bienes comunes naturales. Eso nos per- de la vida humana y no humana, y sólo
mite visualizar que la resistencia comu- por eso vale la pena sumarse a esta ba-
nitaria en defensa del territorio es una talla a que nos invita el autor.
POLÍTICA EDITORIAL

EXCELENCIA Y ORIGINALIDAD
Nueva Antropología ha sido aceptada en el Índice de Revistas Mexicanas de
Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt, por lo que los trabajos pu-
blicados tienen un peso curricular significativo. Es una revista que recibe con
gran interés las colaboraciones de investigadores en ciencias sociales, tanto
nacionales como extranjeros.

COMPROMISO
Los trabajos deben ser originales en español, de preferencia resultado de in-
vestigación teórica o empírica, y abordar temas de ciencias sociales, en par-
ticular de antropología.
El autor(a) debe comprometerse con la revista Nueva Antropología a no some-
ter simultáneamente su artículo a la consideración de otras publicaciones en
español.

DICTAMEN
Todos los trabajos serán revisados por dos dictaminadores anónimos y evalua-
dos por el Consejo Editorial. Los autores conocerán el resultado del arbitraje
por la vía más rápida.

PROYECTOS TEMÁTICOS
La revista también acepta proyectos para números temáticos. La propuesta
deberá contener un texto relativo al tema del proyecto de 500 palabras, aproxi-
madamente, y un listado de los artículos con los datos de los autores, así como
un resumen de cien palabras de cada artículo. Los proyectos serán evaluados
por el Consejo Editorial.

OTROS MATERIALES PUBLICABLES


Son bienvenidos los documentos, las reseñas bibliográficas, los comentarios de
reuniones académicas, los programas de congresos, cursos o seminarios. Y con
mucho gusto se hará un anuncio en la sección “Novedades editoriales” de la
portada de los libros que se reciban para tal fin.

ENVÍO DE MATERIALES
Los textos y otros materiales para publicación deberán ser enviados a:
[email protected] o [email protected]
Facebook: REVISTA NUEVA ANTROPOLOGÍA
Silvia Gómez Tagle, directora
Celia Tapia y Brenda Perea, secretarias

119
120 Política editorial

NORMAS EDITORIALES

ENVÍO DE ARTÍCULOS O RESEÑAS


Para iniciar el proceso de dictamen, los artículos deberán satisfacer las si-
guientes normas editoriales de la revista:
a) ORIGINALES
Entregar versión electrónica en Word. No se devolverán los originales en nin-
gún caso.
b) EXTENSIÓN
Los artículos deberán tener entre 25 y 30 cuartillas. Las reseñas tendrán como
máximo 5 cuartillas (una cuartilla tiene aproximadamente 1 800 golpes, 30
cuartillas tienen 65 000 golpes, letras y espacios).
c) RESUMEN Y ABSTRACT
En una hoja aparte se presentará un resumen de 100 palabras del contenido
del artículo, en español y otro en inglés. También se definirán cuatro “Pala-
bras clave” o “Keywords”, en ambos idiomas.
d) IDENTIFICACIÓN DEL AUTOR
Se anexarán los datos completos del autor o los autores, del domicilio y de la
institución donde labora o estudia.
e) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Las citas se harán con el sistema Harvard (más adelante se dan ejemplos) y
la bibliografía se incluirá al final del texto, en orden alfabético y cronológico
descendente.
f) RESEÑAS
No se someten a dictamen, la dirección informará al autor en caso de ser acep-
tado el texto.

PARA SER ACEPTADOS


El autor(a) deberá entregar una versión definitiva con las siguientes condiciones:
a) ACEPTACIÓN
El autor deberá revisar el artículo, tomando en cuenta las recomendaciones
del dictamen, y entregar la versión definitiva. También en los casos de dic-
tamen positivo, el autor deberá revisar su texto (como precaución) antes de
entregar la versión definitiva.
b) FORMATO
El artículo se entregará en medio magnético con interlineado doble, no más de
30 cuartillas, en CD o por correo electrónico, y en Word para Windows.
c) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Las citas y referencias bibliográficas deben ceñirse al modelo de la revista que
se muestra más adelante.
d) TÍTULOS
Se pide que sean breves y hagan referencia al contenido del texto.
Política editorial 121

NORMAS PARA CITAS “MODELO HARVARD”

e) CITAS EN EL TEXTO
Entre paréntesis, el apellido del autor y el año de publicación de la obra, dos
puntos, y las páginas correspondientes:
…en sus aspectos teóricos y metodológicos (Giddens, 1995: 143-152)

O bien:
…en estos aspectos seguimos a Giddens (1995: 143-152)

BIBLIOGRAFÍA AL FINAL DEL TEXTO


Se dispondrá en orden alfabético por apellido del autor, editor o coordinador
del libro o artículo.

CITA DE LIBRO
Apellido, Nombre (año de edición) [entre paréntesis], Título de la obra [en
cursivas], número de edición, Lugar, Editorial, número de la página o de las
páginas citadas.

Ejemplo:
Giddens, Anthony (1995), La constitución de la sociedad: bases para la teoría de
la estructuración, Buenos Aires, Amorrortu.

a) Si se desea destacar el año de la primera edición del libro, independiente-


mente de la edición citada, se deberá emplear el siguiente formato:
Evans-Pritchard, Edward E. (1976) [1937], Brujería, magia y oráculos en-
tre los azande, Barcelona, Anagrama.

CITA DE ARTÍCULO EN LIBRO


Apellido, Nombre (año de edición) [entre paréntesis], “Título del artículo” [entre
comillas], en, Nombre y Apellido del editor o coordinador del libro, Título de la obra
[en cursivas], Lugar, Editorial, número de páginas del artículo o páginas citadas.

Ejemplo:
Zepeda Patterson, Jorge (1989), “Limites et possibilités de l’identité territoria-
le au Mexique”, en J. Revel-Mouroz (coord.), Pouvoir local, régionalismes,
décentralisation: enjeux territoriaux et territorialité en Amérique Latine, Pa-
rís, iheal, pp. 95-104.

b) Más de dos autores en un texto:


A partir del segundo autor se escribe primero el nombre o inicial y después
el apellido. En el texto, cuando son más de tres autores se escriben sólo el
primer apellido del primer y autor y después la locución “et al.”, en minúscu-
las con punto y cursivas.
122 Política editorial

c) Dos o más referencias a un mismo autor:


Se repite el nombre del autor. El orden será cronológico descendente (del
más reciente al más antiguo).

d) En un mismo texto se citan dos o más obras de un autor publicadas el


mismo año:
Es necesario verificar en el texto que la referencia a cada año coincida con
la obra de que se trate y, se deberá diferenciar entre un texto y otro con la
secuencia del abecedario después del año.

e) Textos que aún no son publicados:


Los datos institucionales seguidos de la palabra “(mimeo)” indican que es
un texto que, aunque está respaldado por una institución, aún es inédito.

CITA DE ARTÍCULO EN REVISTA


Apellido, Nombre (año de edición) [entre paréntesis], “Título del artículo” [en-
tre comillas], Nombre de la Revista [en cursivas], volumen, número, número de
páginas del artículo o páginas citadas.

No lleva nombres de la editorial ni lugar de edición; cuando indica el año o la


época, se incluyen. Las páginas en las que se encuentra el artículo se anotan al
final de la ficha. Se puede escribir el periodo al que corresponde la publicación de
la revista (p. ej. septiembre-diciembre, verano) antes de las páginas.

CITA DE DOCUMENTOS EN O DE INTERNET


Nombre del autor (individual o corporativo) del documento, año de elabora-
ción del mismo entre paréntesis y su título propio, en letras redondas y entre
comillas. Se puede agregar alguna frase que describa el documento (boletín de
prensa, tablas, carta abierta...) y si está completo, si es de acceso libre o res-
tringido, etc., y la fecha precisa (día y/o mes). Enseguida, se describirá comple-
ta la dirección electrónica o url (siglas de Uniform Resource Locator), tal como
aparece en la ventana correspondiente de la página, sin omitir ninguno de los
caracteres. Por último, se indicará la fecha de última consulta (la cual no es la
misma que la fecha de elaboración del documento, aunque pueden coincidir).
Todo irá separado por comas.

NOTAS A PIE DE PÁGINA


Es mejor evitarlas, pero si se llegan a usar para comentarios y se hace referen-
cia a otros autores, se usará la notación tipo Harvard dentro del pie de página.

ENTREVISTAS Y NOTAS DE CAMPO


Las referencias a entrevistas y notas de campo deberán citarse a pie de página
y no en la bibliografía.

CITAS DE ARTÍCULOS EXTRAÍDOS DE PERIÓDICOS


Nombre del autor, año, “Título de artículo” [entre comillas], País, sección y
Nombre del Periódico [en cursivas], seguidos de la fecha precisa.
Novedades
editoriales
124 Novedades editoriales
Novedades editoriales 125
126 Novedades editoriales
Novedades editoriales 127
128 Novedades editoriales

También podría gustarte