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Que, antes de informar respecto del fondo de la Acción de Protección que motiva
el presente informe, vengo en solicitar a S.S.I, que se declare la extemporaneidad del
presente recurso en atención a las siguientes consideraciones:
De tal manera, existe la certeza que la Sra. Acuña tomó conocimiento del acto
administrativo, con fecha 10 de diciembre de 2020, fecha desde la cual corresponde
computar el plazo fatal de 30 días corridos, de acuerdo con lo dispuesto en el número
primero del Auto Acordado de la EXCMA. Corte Suprema que regula la tramitación y
fallo de la Acción de Protección.
En efecto, la segunda de las normas citadas dispone que: “El recurso o acción de
protección se interpondrá ante la Corte de Apelaciones en cuya jurisdicción se hubiere
cometido el acto o incurrido en la omisión arbitraria o ilegal que ocasionen privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de las garantías constitucionales
respectivas, dentro del plazo fatal de treinta días corridos contados desde la
ejecución del acto o la ocurrencia de la omisión o, según la naturaleza de éstos,
desde que se haya tenido noticias o conocimiento cierto de los mismos, lo que se hará
constar en autos.”.
En relación con esta alegación, cabe hacer presente una vez más que, como lo
han señalado diversos fallos de los Tribunales Superiores de Justicia, no resulta
procedente el que se emplee la Acción de Protección de los derechos y garantías
constitucionales como una última instancia de reclamo o apelación, cuando en opinión
del recurrente las otras vías de reclamo, en el ámbito administrativo u otros, no le han
dado los resultados esperados. En otros términos, la acción de protección no es una
vía de impugnación subsidiaria de otras que pueda contemplar el ordenamiento
jurídico, sean estas administrativas o judiciales. Aceptar que se pueda controvertir o
revisar la decisión médica implícita en el procedimiento de autorización de las licencias
médicas, más allá de todas las instancias de revisión (que no son pocas) dispuestas en
el ordenamiento jurídico, asumir que este excepcional procedimiento de
emergencia sería una nueva instancia de revisión de las licencias médicas,
cuestión que ciertamente está muy alejada de la finalidad con que el constituyente creó
la acción en comento. Esta afirmación está respaldada en el inciso primero, parte final
del artículo 20 de la Constitución Política de Chile al disponer que la persona afectada
en sus garantías por un acto ilegal o arbitrario puede recurrir ante la Corte de
Apelaciones respectiva, la que debe adoptar las medidas que juzgue necesarias para
restablecer el imperio del derecho y dar la debida protección al afectado, “...sin
perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad o los
tribunales correspondientes.”.
A mayor abundamiento, una tesis contraria implicaría que el plazo previsto para
interponer la acción de protección dejaría de ser objetivo, quedando a disposición de
quien afectado por una decisión de la autoridad administrativa que no le es favorable,
reclame mucho más allá de los 30 días ante esa misma autoridad u otra distinta, sólo
con la finalidad de crear artificialmente un nuevo plazo para interponer esta acción, lo
que ciertamente no guarda armonía con la naturaleza y finalidad con que fue concebida
esta acción constitucional de orden cautelar.
En virtud del artículo 156 del mencionado D.F.L., el beneficio de licencia médica
también les es aplicable a los afiliados a alguna Institución de Salud Previsional.
Es decir que, para hacer uso de una licencia médica es necesario que el
trabajador se encuentre impedido de trabajar por razones de salud en forma temporal,
existiendo la posibilidad real y cierta de que recuperará la capacidad de trabajo y
quedará en condiciones de reincorporarse a la vida laboral.
Por otra parte, la resolución impugnada señala los antecedentes que sirvieron
de base para la decisión adoptada y los necesarios para la justificación del reposo
“…los antecedentes aportados e informe médico con fecha 02-12-2020 permiten
establecer que el tratamiento no cumple un rol terapéutico, por lo tanto, no se justifica la
prolongación del reposo por incapacidad laboral temporal más allá del periodo ya
autorizado...”
Con ello, analizados los antecedentes disponibles, en ese momento, los
profesionales médicos de esta Superintendencia no lograron formarse convicción
respecto de la procedencia de la justificación del reposo prescrito en las licencias
médicas reclamadas, más allá del periodo de reposo ya autorizado, el cual alcanza a
390 días por la misma patología.
En este mismo sentido, el artículo 27 de la Ley Nº 16.395 señala que: “En lo que
no se refiere a funciones derivadas del Código Sanitario, el Servicio Nacional de Salud
estará sometido al control administrativo y técnico de la Superintendencia de Seguridad
Social, la que conservará sus actuales facultades”.
Por su parte, el artículo 38 de la Ley Nº 16.395, modificado por la señalada Ley
Nº 20.691, en su letra d) dispone que a mi representada le corresponderá: “Emitir
instrucciones para el mejor otorgamiento de los beneficios a los imponentes.”
Sin perjuicio de lo ya señalado, cabe hacer presente a SS. Iltma., que como ya
se adelantó al comienzo de este informe, la pretensión de el recurrente, en orden a que
se le autoricen las licencias médicas y se le pague el subsidio por incapacidad laboral,
fuera de no tener fundamento legal de acuerdo con los antecedentes y preceptos
legales que se han expuesto, ciertamente, desborda claramente los límites de
aplicación de la Acción de Protección, la que fue pensada por el constituyente como
una herramienta de protección de derechos indubitados, preexistentes, tal como se
colige claramente de la expresión utilizada por el mismo, al disponer en el artículo 20
que ésta es procedente cuando una persona, por un acto ilegal o arbitrario “…sufra
privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías
establecidos en el artículo 19…”. En el caso del recurrente claramente su derecho a
licencia médica y consecuentemente al subsidio por incapacidad laboral, no reúnen la
condición de un derecho preexistente, indubitado, cuyo ejercicio resulte legítimo, por el
contrario, tras las sucesivas revisiones de la COMPIN y de esta Superintendencia, se
llegó a la conclusión que no era procedente la autorización de sus licencias médicas.
Por último, cabe hacer presente a US. Ilustrísima que, tal como no existe acto
ilegal o arbitrario de parte de la Superintendencia de Seguridad Social, pues como ya
se indicó, mi representada se limitó a resolver la situación de la Sra. Acuña, dentro del
ámbito de su competencias, tampoco ha existido vulneración y ni siquiera amenaza del
derecho a la vida, a la integridad física y psíquica y a la protección de la salud, ni se ha
vulnerado el derecho de propiedad del recurrente, reconocido a todas las personas en
el numeral 24 del artículo 19 de nuestra Constitución Política, y en este caso respecto
de un eventual derecho al subsidio por incapacidad laboral, como tampoco ningún otro
derecho garantido por nuestra Carta Fundamental.
2.- Cumplimiento de los requisitos para tener derecho al subsidio por incapacidad
laboral, los que varían de acuerdo a si se trata de un trabajador dependiente o
independiente.
En consecuencia, no existe algún derecho de propiedad sobre eventuales
subsidios, pues como se indicó para ello es necesario, como punto de partida, contar
con una licencia médica autorizada, cuestión que como ya se ha indicado no media en
la especie. En este punto, en el caso del recurrente, no existe un legítimo ejercicio del
derecho de propiedad que deba ser objeto de tutela constitucional, por cuanto no
existen licencias médicas autorizadas, sino que, rechazadas sin generar, por lo tanto, el
derecho que esgrime el recurrente de autos. Desde otro punto de vista, si se
considerara que basta la emisión de la licencia médica por parte del profesional de la
salud, para que ésta surta todos sus efectos, (entre los que se cuenta justamente el
derecho al subsidio o remuneración en el caso de los funcionarios públicos) haría
impensable que el legislador hubiere contemplado causales de rechazo de las mismas,
como las contempla en el DS. Nº 3, de 1984, del Ministerio de Salud, o haría imposible
la aplicación de éstas por parte de las ISAPRE o por la COMPIN, pues de aplicarlas
estarían efectivamente atentando contra el derecho de propiedad sobre el subsidio ya
ingresado al patrimonio del trabajador. Esta conclusión es a todas luces inaceptable.
TERCER OTROSÍ: De SS. Ilustrísima solicita tener por acompañado, con citación,
copia del expediente administrativo, relativo al caso de la Sra. Acuña.