Marshal Sahlins

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Marshall Sahlins un homenaje

Hace pocas semanas murió el antropólogo Marshall Sahlins, una


de las mayores figuras de la historia de esa disciplina. Tuve el
privilegio de ser su colega y amigo, y aun así no sé cómo escribir
sobre él. Es como si me tocara hablar de Odiseo, un héroe
demasiado hábil y astuto para ser fijado en un solo retrato. A
Odiseo se le recuerda en sus hazañas: en la cueva del cíclope
Polifemo, atado a un mástil o siendo reconocido por Argos, su
perro. Odiseo era todo movimiento.

Ilustración: Patricio Betteo

Marshall Sahlins fue una figura fundacional para mi disciplina, un


punto de referencia indispensable, y estoy consciente del
privilegio que significó haber estado cerca de él, aunque fuera
sólo en una época de su vida: haberlo escuchado tantas veces,
haber tenido amplias oportunidades de conversar. Ahora me
inquieta haber llegado al momento del relato, de rememorar.

Como Odiseo, Sahlins fue un hombre de mil estratagemas, con


una lengua afilada y una puntería perfecta. Su espíritu de lucha
nunca lo abandonó: terminó un nuevo libro antes de morir. De
hecho, la última vez que hablé con él, hace unas semanas, fue
porque tenía una consulta sobre posibles editores para ese
trabajo. Le costaba mover los brazos, tanto que le dictó el libro a
su hijo, el también ilustre historiador Peter Sahlins, quien hizo de
amanuense.

Marshall fue también un hombre de mil inventos. En su juventud


escribió una nueva síntesis de la teoría de la reciprocidad. Otro
artículo de esa época, que contrastaba las formas de la política
en Melanesia y Polinesia, se volvió un punto de referencia
obligada para la antropología marxista, así como para la nueva
lectura feminista de la relación entre matrimonio, economía y el
control sobre las mujeres. Sahlins no contribuyó directamente a la
literatura feminista, pero tampoco es una casualidad que Gayle
Rubin, autora de un trabajo fundacional para la antropología
feminista, haya sido estudiante suya.

Pasada esa etapa inicial, en 1960, revolucionó la antropología


económica con su libro Stone Age Economics, donde mostró, contra
la mitología imperante, que las sociedades llamadas “primitivas”
no están ni estuvieron nunca gobernadas por la escasez. Luego,
en 1967, pasó un año en París y experimentó algo así como una
“conversión” del evolucionismo al estructuralismo. Fue amigo
cercano de Claude Lévi-Strauss. El primer gran resultado de ese
encuentro se publicó en 1975 con el título de Cultura y razón
práctica. Fue una crítica demoledora del reduccionismo
materialista, donde demostró la importancia de la cultura en esa
clase de hechos que llamamos “económicos”. Ese libro me
convulsionó: era una crítica elocuente y certera del marxismo que
imperaba en México en ese entonces, así como de todas las
formas del economicismo.

No tengo espacio para discutir sus libros posteriores, en los que


desarrolló una novedosa antropología del evento histórico, ni la
notable polémica que sostuvo con el antropólogo Gananath
Obeyesekere ni tampoco sus trabajos más recientes de
antropología política, incluido un libro clave sobre la divinidad y
sacralización de los reyes, escrito al alimón con otro de sus
antiguos alumnos, el también recientemente fallecido David
Graeber. La obra de Sahlins es inmensa y también hace recordar
a Odiseo: es una obra polifacética que, sin embargo, tuvo siempre
un norte claro, que era la idea misma de la cultura, un concepto
que le aprendió a su maestro Leslie White, pero que el alumno
desarrolló de manera notable, quizá porque Sahlins sabía que la
idea de que “el hombre es el lobo del hombre” no tiene sustento
científico.

Otra cualidad que nunca abandonó a Marshall fue el sentido del


humor, casi siempre cáustico. Cuando se jubiló, la Universidad de
Chicago le organizó un simposio, y Marshall me hizo el honor de
incluirme entre los ponentes. Al final del evento respondió a lo
dicho por todos nosotros: se le había identificado con muchas
posturas teóricas —estructuralista, modernista, figura fundadora
de la antropología simbólica…— pero dijo: “Lo único cierto que se
ha dicho en este sentido es que fui evolucionista; pero luego
evolucioné”.
Claudio Lomnitz
Profesor de Antropología de la Universidad de Columbia. Es autor
de Nuestra América. Utopía y persistencia de una familia judía, La
nación desdibujada. México en trece ensayos y El regreso del
camarada Ricardo Flores Magón, entre otros libros.

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