Oracio Al Niño
Oracio Al Niño
Oracio Al Niño
(Novena)
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Los Padres Carmelitas y las Hermanas Carmelitas, siguiendo el ejemplo de sus santos
fundadores, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, se han propuesto propagar donde quiera
que llegan la devoción al Milagroso Niño Jesús, que consiste en honrar los 12 primeros
años de Jesús en la tierra, los años de su infancia, y por los méritos que Jesús ganó en sus
12 años de niñez, pedir a Dios todos los favores que necesitamos.
Muchísimos devotos en el mundo entero han hecho el ensayo de pedir favores a Dios
por los méritos de la infancia de Jesús, y han obtenido favores admirables.
Por la señal...
Adorada y glorificada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por todos los
siglos de los siglos. Amén.
4º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de la Adoración de los Pastores. Gloria...
8º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Huida a Egipto. Gloria...
10º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestro Regreso a Nazaret. Gloria...
11º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Vida oculta en Nazaret.
Gloria...
ORACIÓN
Vos, oh Dios mío, que os dignasteis constituir a Vuestro Unigénito Hijo Salvador del
género humano, y ordenasteis que se llamara Jesús, conceded propicio que, los que
veneramos su Santo Nombre en la tierra, gocemos de su presencia en los cielos. Por el
mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Narran las antiguas tradiciones que en Andalucía, España, había hace varios siglos un
santo religioso carmelita que se dedicaba a hacer imágenes, y que deseaba mucho hacer una
estatua bien hermosa del Divino Niño Jesús. Y repetía una frase muy parecida a la de Santa
Teresa: “Véante mis ojos, dulce Jesús bueno. Véante mis ojos. Muérame yo luego”. Y que
tantas veces pidió a Nuestro Señor la gracia de poder contemplar cómo era el rostro del
Divino Niño, que un día vio que se le aparecía el Niño Jesús, sonriendo y bendiciéndolo. El
santo religioso procuró grabar en su memoria lo mejor que pudo el rostro del Divino Niño y
se dedicó luego a fabricar la estatua que le quedó hermosísima. Murió después muy
contento de haber podido contemplar el rostro de nuestro amable Redentor.
Esta bella imagen fue obsequiada por los Carmelitas a una princesa que se dirigía a
Checoslovaquia a casarse con el Príncipe de Praga en 1556, y allá la llevó ella. Y le colocó
después los vestidos más lujosos de su hijito el pequeño príncipe de Praga. Y allí empezó el
Divino Niño a hacer maravillosos prodigios a quienes lo honraban y le tenían fe.
La princesa de Praga dejó al morir su bella estatua del Niño Jesús a los Padres
Carmelitas recomendándoles mucho que honraran al Divino Niño porque ella había notado
que las personas que le rezaban al Niño Jesús obtenían favores muy especiales.
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del
Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan
consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras
pedir, pídelo por los meritos de mi infancia y nada te será negado”. Lleno de confianza
en Ti, ¡oh Jesús!, que eres la misma verdad, vengo a presentarte mis necesidades.
Ayúdame a llevar una auténtica vida cristiana, para conseguir una eternidad feliz. Por
los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, concédeme la gracia que te estoy
pidiendo (aquí se expresa el favor que se quiere alcanzar). Me entrego a ti, oh Niño
Omnipotente, seguro de que escucharás mi súplica y me fortalecerás en la esperanza.
Amén.
De ahora en adelante, quiero servirte con toda fidelidad, y por tu amor, ¡oh Divino
Niño!, amaré a mi prójimo como a mí mismo.
Concédeme la gracia de poseerte, eternamente con María y José y adorarte con los
ángeles de la Corte del Cielo. Amén.
Hoy me dice la Virgen, cómo era Jesús desde que era pequeño.
Te diré: A los tres años tenía ya, una gran inteligencia, tenía el entendimiento que
Dios Padre le daba, creció sabiendo que El, era el Hijo de Dios. Fue siempre muy callado,
siempre estaba meditando, mas cuando hablaba, lo hacía con humildad y una gran
sabiduría, la gran sabiduría de Dios.
Hija, así era mi amado Hijo en la tierra, fue el más fiel predicador y pastor del
Rebaño de su Padre.
Amén.
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Te rogamos que vengas a nuestro lado,
que participes de nuestro día a día,
de todo lo que somos y de todo lo que tenemos.
que nos acompañes en nuestras alegrías penas,
en nuestros triunfos y en nuestros fracasos.
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Divino Niño Jesús, dueño de mi corazón y mi vida,
mi tierno y adorado Niño,
llego hasta Ti lleno de esperanza,
llego a Ti suplicando tu misericordia,
quiero pedirte los abundantes bienes
que derramas sobre tus fieles devotos,
los que tus bracitos abiertos
reparten con amor y generosidad.
Oh Niño amado, bendito Salvador,
quédate siempre conmigo
para separarme del mal
y hacerme semejante a Ti,
haciendo que crezca en sabiduría y gracia
delante de Dios y de los hombres.
¡Oh dulce y pequeño Niño Jesús,
yo te amaré siempre con toda mi alma!
Divino Niño Jesús, bendícenos
Divino Niño Jesús, escúchanos
Divino Niño Jesús, ayúdanos.
Niño amable de mi vida,
consuelo del cristiano,
la gracia que necesito tanto
y que me causa desesperación y agobio,
que hace que sienta intranquilidad en mi vida
pongo en tus benditas manos:
(pedir con mucha fe lo que se desea conseguir).
Padrenuestro que estas en los cielos…
Tú que sabes mis pesares
pues todo te lo confío,
concede la paz a los angustiados
y dale alivio al corazón mío.
Dios te salve María llena eres de gracia...
Y aunque tu amor no merezco,
no recurriré a ti en vano,
pues eres hijo de Dios
y auxilio de los cristianos.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo…
Acuérdate oh Niño Santo amado,
que jamás se oyó decir,
que alguno haya implorado ante Ti
sin tu auxilio recibir,
por ello, con sencillez y confianza,
humilde y arrepentido,
lleno de amor y esperanza,
sabiendo los milagros que obras
y lo rápido que concedes remedio,
con ilusión este favor yo te pido:
(repetir lo que se quiere obtener).
Divino Niño Jesús, bendícenos,
Divino Niño Jesús, escúchanos,
Divino Niño Jesús, consuélanos,
Divino Niño Jesús, ayúdanos,
Divino Niño Jesús, protégenos,
Divino Niño Jesús defiéndenos,
Divino Niño Jesús, en ti confiamos.
Así sea.
Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.