Jorge Spindola

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JORGE SPINDOLA

YA LO SÉ

yo ya sé
lo que es el amor.

yo aprendí a beber vino


cuando trabajaba
en la pampa de salamanca
al borde de la ruta 3.

aprendí a beber callado


mirando las martinetas
que se iban siguiendo la alambrada.

de vez en cuando un camión


como un incendio perforaba la tarde
y pasaba
dejando un suspiro en las retinas
de los perros.

a lo lejos había
un molino negro
el viento agitaba sus pedazos

molino deshecho
sin aspas para el vuelo
chaperío sin alas
llorando en pozo de la noche.

yo bebí borracho en las alturas


a mí no me digan nada.

perdí una camisa


buscando ovejas en la nieve

perdí los sentidos


mareado en una torre
que se alzaba como un sueño
en la chatura de la estepa
un mirador creo que era.

y ya sé lo que es el amor

(por las noches yo dormía


en un catre adentro de una casilla)
después de apagar el alumbrado

(un lister a todo culo)


desaté los perros
y me quedé bebiendo
con los ojos mezclados con la noche

con la piel hecha un silencio


como un solo cuerpo enmudecido por la pampa.

en la pieza brillaban
por la luna
las latas de aceite supermóvil multigrado/
el viento ladraba a la ventana.

el viento es un perro desgraciado


aullando en las orejas del insomnio.

los vehículos pasaban en la ruta


con ráfagas de luz en esa pieza.

y por eso
yo ya sé lo que es el amor

yo recé borracho el padrenuestro


para que
un auto con dardos veloces pasara iluminando
el cuerpo de thelma tixou
que brillaba en el almanaque
de aquella noche  de aquel invierno
de esos años.

thelma estaba espléndida en esas soledades


tenía un vestido rojo
que ardía ante mi boca
cuando las luces
la encendían como llama en pleno vuelo.

yo ya sé lo que es la sangre
cuando arde como aceite en la penumbra.

el cuerpo de ella era un planeta


girando en el abismo
y yo su único habitante/
me ataca como una sed cada vez que me acuerdo de
esa diosa.

el amor es como apretar una foto de thelma tixou


en la garganta de la noche/
o el amor es otra cosa
animal que se espanta
que vuela lejos
y uno
no ha tenido el gusto.
i love you luisa

la luisa que yo conozco

no es ni por asomo

la luisa que ella dice

que fue bella que bailaba

la luisa lisa y llanamente

este montón de huesos que apenas anda/

la loca esa que anda enaguas

vendiendo lotería en la puerta del mercado

la luisa que ella dice

que ella nombra con babas en el labio

es la pura memoria que le baila en la cabeza

sólo su memoria detenida

en los tiempos de frondizi

y aquel auge del petróleo

la memo luisa mareada de manos

la más hembra del maracaibo

bailando can can en los piringundines

con dólares en el corpiño

cuando la saipen oil y el plan con.in.tes

la más cara enredada de giles

bañada de whisky en cada orgasmo

– i love you luisa    / arañando en un bolero/

la sola memoria del sexo fermentado en cocaína

–          i love luisa and patagonian

–          i love baby aun cuando las huelgas

nada queda de aquel auge  de esos días

sino la memoria fornicada


que puso a estos huesos de patitas en la calle

donde el tiempo pasa y nada queda de la saipen

de la standard oil que arrojó

las máquinas al mar por no dejarlas/

nada queda   sólo la luisa

con las enaguas al viento

los labios rojos silbando frank sinatra

– che vos / comprame lotería

por san cayetano pibe / comprame lotería

 
ítaca

Ten siempre a Ítaca en tu memoria

llegar a ella es tu destino… 

Constantino Kavafis

cuando vuelves a ítaca no vuelves a ítaca exactamente porque ella no es la misma ni tú eres el
de entonces. cuando en sueños entras en la casa de la infancia y tu madre es esa mujer muy
alta de espaldas en la luz, no vuelves a ningún sitio de esta tierra, sólo son reflejos, lumbres de
una isla que navega y te busca a la deriva; ítaca entrando en sueños pregunta por tu nombre.

hay noches en que esa isla recala en otros sueños. entra en bares o en oscuras estaciones
donde se emborracha de murmullos, de otras voces, pero jamás deja de soñarte. a veces ítaca
encalla en mares aún ignorados por nosotros y entonces tienes sueños equívocos y errantes.

a veces ves en sueños el rostro de tu hijo y lo confundes con esa foto de tu abuelo: niño en
blanco y negro que sonríe un mediodía de luz allá en las islas abandonadas por el hambre. es
sólo la imagen de tu abuelo o de tu hijo un día desconocido y olvidado para el mundo, menos
para ti, que sabes que aunque olvidado en un cajón, hay otro instante de tu existencia más
remota y luminosa.

te despiertas sobresaltado algunas veces. te sientas en la cama y ves o hueles el perfume de


esa mujer que duerme a tu lado con una respiración tan suave como el tacto. sientes que tal
vez ella es como esa isla: sus sueños no te pertenecen. un oscuro bosque de silencio se alza
tras los párpados cerrados.

te levantas, vas al día. hay voces de gentes que se agitan, trabajas la tierra de otros, no tu
tierra. pides que no te pisen caminas por la cuerda, caras de clown en los semáforos. bailas
entras al almacén sin brújula navegas en un cyber. mandas mensajes a telémaco, le dices que
arde troya todavía y que anoche, justamente, te soñaste con una tripulación encantada
cayendo en la garganta de caribdis.

al final del día aún buscas algo en estas calles?

el atardecer mancha todo el horizonte y en cierta nube crees adivinar alguna de sus formas.

por un instante estás a punto de recordarlo todo para siempre pero las costas de esa isla ya
son otras. sustancia desvanecida en la memoria.

algunas noches sientes, sin embargo, que algo vuelve


y navega en tu cabeza

la imagen morada del ciruelo florecido tras la escarcha.

siempre regresas al patio de la infancia a calmar los ladridos de ese perro.

 
 

jerez volcado

te digo que soy viejo

yo era pez

un pez espada de perfil

siempre yéndose

yo era un pez espada

navegando adentro de una roca

mi mar es una piedra oscura.

cuando era pez

vivía en el cielo negro

de una piedra gaseosa

y había un túnel en el fondo

había un barco siempre lejos.

después me puse chico

niño de hombre

me puse a deshacer a pelotazos

el portón de la casa de mi abuela

le pegué tantas patadas

que le hice un agujero

y nos fuimos con mi perro

y hacía frío

afuera del agujero del portón

de la casa de la madre

que criaba pájaros y los soplaba

hacia el favor del viento (ayayay)

resbalaba

yo resbalaba sobre calles escarchadas

con agujeros en los zapatos

mi perro caimán
lamía mi alma agujereada

se comía la tierra de mis uñas.

soy un hombre viejo

el viento ahora ronca

una vez quebró un poste de luz

delante de mis ojos

y cayeron los cables con pájaros

electrocutados

no había luz

eso fue cuando era niño de hombre

porque otra vez   yo andaba en el agua

y era una manzana salada

una manzana verde de mar

hecha polvo en el oleaje

espuma de manzana

lamiendo las orillas de la tierra.

te digo que soy un hombre viejo

cómo será ser nada

cómo será esa nada

que rodea nuestra vidas

soy viejo

ya lamí el himen fosforescente

ya soplé con tus pezones margaritas

ya deshojé la punta de tu leche

y he vuelto a dormir adentro de un ombligo

ya sé que para volar

hay que arrancarle la piel a una doncella.

dame un trago de jerez

y un beso

tus pies son tan delicados/

me los bebería de un solo trago.


y ahora la lluvia,

te digo que soy viejo,

la lluvia lava las mentiras

cae sobre los cementerios

y deja como nuevas las tumbas

y las cruces

la lluvia es buena para el pelo

la lluvia moja el mar en este instante

hacen el amor la lluvia con el mar?

nacen hijos  de ese amor?

hombres de agua que calmarán la sed

que hay en este mundo?

ahora mismo soy un niño viejo

adentro de una piedra

mirando llover y llover

sobre el lomo de los siglos

no sé

tomemos otro trago de jerez.

 
la mata de los mardones

(bar el refugio)

iba volando esa mata

a los tumbos

enredada de sí misma

andaba la loca

iba y venía por la calle

de una punta

a la otra de los ojos

y en repente tropieza con

el poste y ahí quedó

en la puerta del bar paró la loca

a contraluz se le notaban

las variaciones subidas de amarillo

desprendida de adónde vendría

tan inconsciente ahí adentro de su ruedo

vino otro soplo de aire un remolino

qué le digo

y entró al bar nomás mi mata loca

en delante del mostrador quedó como sedienta

era una bella mata usted la viera

un matorral de overas crenchas

las clinas brillantes como una rubia despeinada

déle un vino a esa mata / le dije al gordo

déle un trago

que siga chupando alguna cosa

seca de todo salida de adónde vendrá la pobre

tendrá frío la mata ajuera de su campo?

los borrachos de este bar la miramos extrañados

qué será de su cuerpo tan blando en lo cemento


de adónde vendría la señora

tan  bailarina por el campo no le digo?

qué lo tiró de las patas don mardones

qué manera de tomar a cuenta

de esa mata

perro lamiendo luna

la luna desplegada en los pliegues de esos charcos

la luna ondulada en las ondulaciones de mi calle

luna blanca de los pobres

alumbrando el tacho de mi agua

luna tumbada temblando


en el tambor de agua de doscientos

vos saltabas en los charcos plateados salpicabas

espejos en la cara de la noche

en la canilla pública andaba un perro lamiendo luna

Jorge Spíndola (Comodoro Rivadavia, 1961). Ha vivido en distintos lugares de Argentina y del sur del
continente. Reside en Chubut, su provincia natal. Publicó los poemarios Matame si no te
sirvo (1995), Calles laterales (2002) y Jerez volcado (2009). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía del XVI
Encuentro de Escritores Patagónicos 1994, Fondo Nacional de las Artes. Su libro Calles laterales fue
finalista del Premio Internacional de Poesía del Festival de Medellín, 2007. Integra diversas antologías,
como Abrazo Austral, poesía del sur de Argentina y Chile (Buenos Aires, 1999) o Poesía de la
Patagonia (Málaga, 2006). Su obra es ampliamente conocida por su vínculo con la oralidad, en recitales,
grabaciones, espacios teatrales y performances con artistas plásticos. Integra el Colectivo de Trabajo
Artístico “Bajo Los Huesos”.

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