STP18405 2016

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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL
SALA DE DECISIÓN DE TUTELAS

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR


Magistrada Ponente

STP18405-2016
Radicación Nº 89511
(Aprobado mediante Acta Nº 401)

Bogotá D.C., trece (13) de diciembre de dos mil dieciséis


(2016).

Se pronuncia la Sala en primera instancia sobre la


demanda de tutela formulada por ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
contra la Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta y el
Juzgado 1º de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de
esa ciudad, por la presunta vulneración de sus derechos
fundamentales al debido proceso, libertad, igualdad y acceso a
la administración de justicia, tras haberle sido negado el
beneficio de la libertad condicional, en actuación que vinculó a
los sujetos procesales y partes intervinientes del proceso penal
Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

en el que se le ejecuta la pena al accionante.


ANTECEDENTES
Y
FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN

De la documentación obrante en el expediente se llega al


conocimiento de lo siguiente:

1. Por hechos ocurridos en marzo de 2005, el Juzgado


Penal del Circuito de Descongestión Adjunto al 5º Penal del
Circuito de Cúcuta el 24 de agosto de 2010, tras hallarlo
responsable del delito de extorsión tentada, le impuso a ÁLVARO
ROLÓN GÓMEZ la pena de 6 años de prisión y multa
equivalente a 300 salarios mínimos legales mensuales vigentes
e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por igual periodo, negándole los mecanismos
sustitutivos de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena y la prisión domiciliaria. Determinación confirmada en
segunda instancia por la Sala Penal del Tribunal Superior de
ese Distrito Judicial el 1º de junio de 2013.

2. En firme la actuación correspondió su vigilancia al Juez


1º de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de
Barranquilla, quien el 4 de octubre de 2016 negó al condenado
la prerrogativa de la libertad condicional, considerando que por
prohibición expresa de los artículo 11 de la Ley 733 de 2002 y
26 de la Ley 1221 de 2006, no es posible su concesión al
tratarse del punible de extorsión.

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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

3. Inconforme, el procesado apeló esa determinación,


siendo confirmada el 15 de noviembre de 2016 por la Sala Penal
del Tribunal Superior de Cúcuta.

4. Acude al presente reclamo constitucional ÁLVARO


ROLÓN GÓMEZ al considerar que con la negativa del beneficio
liberatorio se están afectado sus derechos fundamentales, ya
que las providencias judiciales son constitutivas de una vía de
hecho.

Refiere que la prohibición legal prevista en el artículo 11 de


la Ley 733 de 2002 le fue incorrectamente aplicada, ya que para
la fecha de ocurrencia de los hechos ésta había sido derogada
tácitamente por el artículo 5º de la Ley 890 de 2004, al no
establecerse allí prohibición alguna para acceder a los
subrogados o mecanismos sustitutivos de la pena, situación
jurídica que se mantuvo con la expedición de la Ley 906 de
2004, tal cual incluso lo expuso la Sala de Casación Penal en la
sentencia del 12 de marzo de 2006, la cual transcribe.

Así, indica que por favorabilidad, el juez de ejecución no


debió aplicar la prohibición contenida en la Ley 733 de 2002,
sino que debió examinar los requisitos del artículo 64 del
Código Penal, sin modificaciones y prohibición alguna, máxime
cuando la Ley 1709 de 2004 derogó el artículo 21 de la Ley
1121 de 2006 que reprodujo el artículo 11 de la mencionada
normatividad.

En consecuencia, solicitó que se revoquen las providencias


que le negaron el beneficio liberatorio y, en su lugar, se acceda
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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

al mismo.

TRÁMITE DE PRIMERA INSTANCIA

Avocado el conocimiento del asunto se ordenó correr


traslado a las autoridades accionadas e involucradas para que
ejercieran el derecho de contradicción.

En respuesta, las autoridades judiciales accionadas


remitieron copia de las decisiones censuradas.

CONSIDERACIONES

La petición de amparo constitucional fue presentada en


vigencia del Decreto 1382 de 2000, por el cual se establecen
reglas para el conocimiento de la acción de tutela, y como
involucra a la Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta, la
competencia para definirla está atribuida a la Sala de Casación
Penal de la Corte Suprema de Justicia, por disposición del
artículo 1° ibídem.

La solicitud de amparo presentada por el accionante está


encaminada a cuestionar las providencias de primera y segunda
instancia, por cuyo medio el Juzgado que vigila su condena y el
Tribunal Superior accionado le negaron la libertad condicional
solicitada, según el actor, porque para la fecha de comisión de
los hechos la prohibición legal contenida en el artículo 11 de la

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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

Ley 733 de 2002 había sido derogada tácitamente por la Leyes


890 y 906 de 2004.

El propósito de la tutela es la protección inmediata de


derechos fundamentales frente a su amenaza o vulneración por
la acción u omisión de una autoridad pública o de particulares,
en los estrictos casos señalados en la ley. El Constituyente
dispuso que su procedencia está atada a que dentro del
ordenamiento jurídico no exista otro medio de defensa, salvo
que se esté ante un perjuicio irremediable, evento en el cual
procede como mecanismo transitorio.

Ahora, cuando lo cuestionado es una providencia judicial,


es preciso analizar tanto la presencia del otro mecanismo de
defensa y su idoneidad, como las causales de procedibilidad de
la acción. Ello porque, con el fin de respetar la autonomía
judicial, no desconocer la intangibilidad de la cosa juzgada ni el
principio de seguridad jurídica, el amparo constitucional tiene
carácter excepcional.

En efecto, la tutela no fue instituida como instancia


adicional ni para sustituir a los jueces ordinarios o para
deslegitimar sus decisiones que han hecho tránsito a cosa
juzgada. Sólo ante actuaciones abiertamente arbitrarias,
groseras o caprichosas, que, por contera, afecten en forma grave
un derecho fundamental, resulta admisible la intervención del
juez constitucional.

La jurisprudencia de esta Sala de Casación, acogiendo


directrices trazadas por la Corte Constitucional, ha admitido la
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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

viabilidad de la tutela cuando se compruebe que la decisión


reprochada adolece de algún defecto orgánico, procedimental
absoluto, fáctico, material o sustantivo, un error inducido, o
carece por completo de motivación, desconoce el precedente o
viola directamente la Constitución; y siempre que se confirmen
los requisitos genéricos de procedibilidad que habilitan su
interposición, esto es:

i) Que el asunto discutido resulte de relevancia


constitucional y afecte derechos fundamentales; ii) que el
interesado haya agotado todos los medios ordinarios y
extraordinarios de defensa judicial; iii) que se esté ante un
perjuicio iusfundamental irremediable; iv) que la demanda se
presente dentro de un término razonable, oportuno y justo
(principio de inmediatez); v) que se trate de una irregularidad
procesal, y la misma tenga un efecto decisivo o determinante en
la decisión que se impugna y que afecte los derechos
fundamentales de la parte actora; vi) que se identifiquen de
manera razonable los hechos que generaron la vulneración y los
derechos afectados, y esa violación haya sido alegada dentro del
proceso, siempre que hubiese sido posible; y vii) que no se trate
de sentencias de tutela. –CC SC-590 de 2005 y ST-950 de 2006.

En el caso objeto de estudio se evidencia el cumplimiento


de las reglas precitadas en tanto: (i) el actor ejercitó los medios
de defensa judicial que tuvo a su alcance al interior del proceso
y, (ii) al hacerlo identificó las razones por las cuales considera
transgredidos sus derechos, pese a lo cual las autoridades
judiciales emitieron las providencias aquí cuestionadas; (iii) la
de segundo grado data del pasado 15 de noviembre de los
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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

cursantes, lo cual es indicativo del cumplimiento del


presupuesto relativo a la inmediatez y finalmente, (iv) porque
dichas decisiones no constituyen sentencias de tutela.
Satisfechos dichos presupuestos, encuentra la Sala que se
presentó una actuación contraria a la actividad jurisdiccional
que hace necesaria la intervención del juez constitucional en
aras de dar prevalencia a los derechos fundamentales
involucrados, al configurarse un defecto sustantivo, tal y como
se explicará, al desconocer materialmente los principios de
legalidad y favorabilidad que son parte integrante del debido
proceso penal como derecho fundamental.

El principio de legalidad que como postulado constitucional


se halla establecido en el artículo 29 de la Carta Política y que
hoy en día desarrolla el artículo 6° tanto del Código Penal como
del de Procedimiento, tiene su expresión en la máxima que una
conducta no puede considerarse delito ni ser objeto de sanción si
no existe una ley preexistente al acto que se imputa que así lo
señale. En otras palabras, no hay delito ni pena sin ley, cuya
función garantista, como consecuencia obvia, a su vez se
manifiesta en la prohibición de la aplicación retroactiva de las
leyes que crean delitos o aumentan las penas.

A lo anterior agréguese que el principio de legalidad opera


tanto en el momento de la definición de lo que es punible, al
aplicar la ley y al ejecutar la pena, lo cual significa que esta
debe ejecutarse no arbitrariamente, sino en los términos
prescritos en la ley, de modo que las leyes de ejecución penal
han de recoger las garantías, derechos fundamentales y
libertades públicas consagradas constitucionalmente.
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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

Precisamente una de aquellas garantías está cifrada en el


principio de favorabilidad - como excepción al principio de
irretroactividad de la ley - , el cual surge cuando una nueva ley
sustancial o procesal de efectos sustanciales regula de manera
más benigna la intervención penal, debiéndose aplicar en
consecuencia la que favorable e íntegramente regula el tema.

Ahora, la Sala de Casación Penal reconoció que el artículo


11 de la Ley 733 de 2003, dejó de ser aplicable a partir de la
entrada en vigencia de las Leyes 890 y 906 de 2004 por operar
una derogatoria tácita, hermenéutica que se sostuvo hasta
cuando la Ley 1121 de 29 de diciembre de 2006, reprodujo el
texto del artículo 11 de la Ley 733 de 2002, con las diferencias
de que en la nueva normativa se excluyó el delito de secuestro
simple y se incluyó el de financiación del terrorismo.

En la sentencia CSJ SP, 14 Mar. 2006, Rad. 24052, se


señaló sobre el particular:

El artículo 11 de la Ley 733 del 2002, dictada al amparo de los


códigos penal y de procedimiento penal del 2000, estableció una
serie de prohibiciones para los procesados por delitos de terrorismo,
secuestro, secuestro extorsivo y extorsión, quienes no pueden
disfrutar de rebajas de pena por sentencia anticipada y confesión,
suspensión condicional de la ejecución de la pena, libertad
condicional, prisión domiciliaria, ni ningún otro beneficio o
subrogado legal, judicial o administrativo, excepto los beneficios por
colaboración previstos en el estatuto procesal.

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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

De esta manera, se modificaron parcialmente los artículos 38, 63 y


64 del Código Penal y 40, 283, 357 parágrafo, 480, 481 y 494 del
Código de Procedimiento Penal, en el sentido de entender incluida la
prohibición en cada uno de sus textos.

La posterior expedición de las Leyes 890 y 906 del 2004,


reformatoria el Código Penal la primera y abrogatoria del Código de
Procedimiento Penal la segunda para juzgar las conductas cometidas
después del 1º de enero del 2005, introdujo algunos cambios en las
normas de exclusión o suprimió algunas instituciones y adoptó
otras, lo que obliga a estudiar la vigencia de cada una de las
prohibiciones contenidas en la reseñada Ley 733 frente a los nuevos
estatutos y, particularmente, al sistema procesal adoptado a partir
del Acto Legislativo 03 del 2002, desarrollado por las ya citadas leyes
del 2004.

[…]

La radical transformación del sistema procesal introdujo obviamente


sustanciales cambios en todo el ordenamiento penal, porque
también la interpretación de las normas que no han tenido variación
en sí mismas tendrá que hacerse considerando el conjunto dentro
del que se hallan insertas, como lo enseña el artículo 30 del Código
Civil, al disponer que “El contexto de la ley servirá para ilustrar el
sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas
ellas la debida correspondencia y armonía”.

Lo dicho implica que para examinar la vigencia de las prohibiciones


consagradas en el artículo 11 de la Ley 733 del 2002, puede optarse
por una de estas vías: i) confrontar las modificaciones concretas que
ha sufrido el instituto correspondiente, en razón de normas
posteriores o, ii) gracias a una labor hermenéutica que aprecie en su
integridad el sistema penal, verificar si la prohibición respecto de
una determinada figura puede entenderse insubsistente.

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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

La primera tarea ya fue abordada por la Corte a propósito de la


libertad condicional y de la redención de pena por trabajo o estudio
(sentencias de tutela del 7 de diciembre del 2005, radicado 23.322, y
del 7 de febrero del 2006, radicado 24.136), para concluir que en
esos aspectos el artículo 11 había sido derogado tácitamente.

Se dijo en la última de las mencionadas providencias que:

[c]on posterioridad a esa norma se expidieron las Leyes 890 y 906 del
2004, en las que se incluyeron disposiciones que aluden a los mismos
institutos mencionados en el citado artículo 11 pero sin establecer las
prohibiciones que en él se señalan, lo cual implica su tácita
derogatoria, como ya lo había dicho la Corte en la sentencia de tutela
del 7 de diciembre del 2005, radicado 23.322, si bien referido
únicamente a la libertad condicional.

Así se expresó la Sala:

En efecto, una norma de carácter general como el artículo 64 de la ley


599 de 2000, por virtud del artículo 11 de la ley 733 de 2002 vio
limitados sus alcances, en el sentido que a partir de la vigencia de
esta última disposición hacia delante, los condenados por la comisión
de los delitos de extorsión, no tendrían derecho a la libertad
condicional, así cumplieran las tres quintas partes de la pena y muy
a pesar de que su conducta en el establecimiento carcelario fuese
ejemplar como consecuencia de las bondades relativas de la
prevención especial y la resocialización.

De esta manera, es evidente que los artículos 64 de la ley 599 de


2000 y 11 de la ley 733 de 2002, conforman en materia de libertad
condicional la proposición jurídica completa. En efecto, las dos
disposiciones regulaban de manera integral la materia y por tanto, al
disponer el artículo 5 de la ley 890 de 2004, que la libertad
condicional procede para todos los delitos, derogó en conjunto las
disposiciones anteriores.
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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

Ello significa que a partir de la expedición de la ley 890 de 2004,


vigente a partir del 1 de enero de 2005, los requisitos, para aquellos
condenados que antes estaban excluidos de la posibilidad de acceder
a la libertad condicional por la naturaleza del delito que ejecutaron,
ahora la tienen, siempre que se cumplan y se superen las exigencias
normativamente previstas, esto es, la valoración acerca de la
gravedad de la conducta, el cumplimiento de la dos terceras partes de
la pena y que su conducta en el establecimiento carcelario permita
deducir que no existe necesidad de continuar con la ejecución de la
pena.

Además, haciendo énfasis en principios de justicia restaurativa,


deberá acreditarse la reparación a la víctima y de otra el pago total de
la multa

La redacción de las normas en conflicto, de otra parte, permiten


aseverar fundadamente que fue voluntad del legislador no excluir de la
posibilidad de la libertad condicional a los condenados por el delito de
extorsión. En efecto, en el artículo 5 de la ley 890 de 2004,
expresamente se le otorgó al juez la potestad de analizar la gravedad
de la conducta, que es un presupuesto que no lo consideraba el original
artículo 64 de la ley 599 de 2000 y que le permitirá al juez en el ámbito
de su autonomía ponderar la tensión entre la gravedad del injusto y los
derechos del convicto para establecer la necesidad de cumplir los fines
de la pena en el marco de la prevención especial y de la resocialización,
como fines de la pena (artículo 4 de la ley 599 de 2000).

En otras palabras, lo dicho significa que la gravedad de la conducta


no puede analizarse a partir de una interpretación simplemente
histórica de las disposiciones normativas, sino desde la óptica de un
lenguaje relacional en el cual se ponderen los derechos del convicto (la
libertad) y la necesidad de justicia (la restricción a la libertad), para lo
cual se deberá tener en cuenta la modalidad de la conducta, la

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Radicado No. 86511
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Primera Instancia

entidad del injusto, la ponderación del aporte y la afectación concreta


al bien jurídico en el caso concreto, entre otros aspectos.

Se requiere, además, haber cumplido las dos terceras partes de la


pena - no las tres quintas como lo exigía el original artículo 64 de la
ley 599 de 2000 -, reparar los agravios a las víctimas y pagar la
multa impuesta en el fallo, entre otras exigencias que no se
consideraban en la legislación precedente, en el marco por supuesto
de las concretas posibilidades para hacerlo en cada caso concreto. […]
En síntesis, las prohibiciones contenidas en el artículo 11 de la Ley
733 del 2002 no son aplicables a los delitos de secuestro, extorsión,
secuestro extorsivo, terrorismo y conexos cometidos a partir del 1º
de enero del 2005 en los distritos en los que rige a plenitud la Ley
906 del 2004, por las siguientes razones:

[…]

2. La libertad condicional, la redención de pena por trabajo o estudio


y la suspensión condicional de la ejecución de la pena, por la
derogatoria tácita originada en virtud de la expedición de las Leyes
890 y 906 del 2004, en las que se regulan o se hace referencia a esos
institutos, sin establecer prohibiciones en razón de la naturaleza del
delito cometido.

Posición reiterada en la sentencia CSJ SP, 4 Feb. 2009,


Rad. 26569.

La Sala, desde la sentencia de 14 de marzo de 2006 (Radicación


24052) al analizar las previsiones del artículo 11 de la Ley 733 de
2002 que contemplaba la cláusula de exclusión de beneficios y
subrogados penales a los procesados por delitos de secuestro,
terrorismo, extorsión y conexos y cotejar las modificaciones que la
Ley 890 de 2004 hizo a algunas disposiciones del Código Penal, con

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una hermenéutica permisiva y favorable concluyó que aquella


restricción fue derogada tácitamente por el legislador de 20041.

Así entonces, como se acaba de destacar, el artículo 5 de la


ley 890 de 2004 derogó tácitamente el 64 de la ley 599 de 2000,
modificado por la ley 733 de 2002, en lo que tiene que ver con
los presupuestos relacionados con la libertad condicional entre
el 1º de enero de 2005 y el 30 de noviembre de 2006, fecha en la
que entró en vigencia el artículo 26 de la Ley 1121 de 2006, que
reprodujo la prohibición a la concesión de dicho beneficio para
los condenados por entre otros delitos de extorsión.

En ese orden, la interpretación utilizada por los


funcionarios accionados para negar el beneficio de la libertad
condicional resulta desacertada, al aplicar una ley que para el
momento de la comisión de la conducta estaba derogada, pues
como incluso lo reconocen en las providencias censuradas,
éstos tuvieron ocurrencia en el mes de marzo del año 2005.
Sobre el particular señaló el Juzgado 1º de Ejecución de Penas y
Medidas de Seguridad.

[…] El Juzgado Penal del Circuito de Descongestión Adjunto al


Quinto Penal de Cúcuta, el 24 de agosto de 2010, condenó al señor
ALVARO ROLÓN GÓMEZ, identificado con la cédula de ciudadanía
número […], a la pena de seis (6) meses de prisión y multa de (300)
smlmv, como responsable del delito de extorsión en grado de
tentativa, hechos ocurridos en marzo de 2005. Así mismo, le
declaró la inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por un periodo igual a la pena principal, negándole el
beneficio de la suspensión condicional de ejecución de la pena y la

1
En similar sentido decisiones de 1° de junio de 2006 Radicación 24764, 6 de julio de
2006 radicación 24230 y de 18 junio de 2008 radicación 29808.
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Primera Instancia

prisión domiciliaria. Providencia confirmada por el H. Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Cúcuta – Sala Penal de Decisión – el
1 de junio de 2011. Siendo privado de la liberta por el presente
proceso el 18 de diciembre de 2011.

[…]

De acuerdo con lo anterior, y teniendo en cuenta que el delito por el


cual fue condenado ALVARO ROLÓN GÓMEZ, es el de Extorsión en
grado de tentativa, por hechos ocurridos en marzo de 2005,
estando en vigencia la Ley 733 de 2002, norma que no fue derogada
por la Ley 1121 de 2006, debido a que ésta última en su artículo 26
consagra la prohibición contemplada en el artículo 11 de la Ley 733
de 2002, motivo por el cual el despacho le negará la libertad
condicional, por expresa prohibición legal. Así se hará constar en la
parte resolutiva del presente auto. Negrillas de la Sala.

Por su parte, el Tribunal señaló:

Así las cosas, se tiene que los tres requisitos deben ser concurrentes,
es decir, en ausencia de uno de ellos no es posible obtener el
beneficio requerido, por lo tanto en el caso concreto, si bien se
observa, se cumple con los parámetros de orden subjetivo y objetivo,
sin embargo, el delito de EXTORSIÓN en grado de Tentativa, por el
cual ALVARO ROLON GÓMEZ fue procesado y sancionado, se
encuentra inmerso dentro de la prohibición legal establecida en la
Ley 1121 de 2006 en su artículo 26, la cual como se menciona
anteriormente, fue declarada exequible por la Honorable Corte
Constitucional, mediante la sentencia C-073 de 2010.

Considera la Corte, por tanto que, al no aplicar la


disposición más benéfica, el Juzgado y el Tribunal incurrieron
en una vía de hecho judicial por infracción al principio de
favorabilidad, lo cual a su vez implica, como ya se dijo, ejecutar
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Primera Instancia

la pena arbitrariamente e incurrir en una vía de hecho por


defecto sustantivo.

Es por lo anterior, que se concederá el amparo al derecho


fundamental al debido proceso del actor, en consecuencia, se
dejará sin efectos la decisión emitida el 15 de noviembre de
2016 por la Sala Penal del Tribunal Superior de Cúcuta que
confirmó la proferida el 4 de octubre de la presente anualidad
por el Juzgado 1º de Ejecución de Penas y Medidas de
Seguridad de la misma ciudad, para en su lugar, ordenarle a
éste último despacho que dentro de los cinco (5) días siguientes
a la notificación de esta sentencia, proceda a adoptar una
decisión por cuyo medio, en virtud del principio de legalidad,
readecue la resolución de la solicitud impetrada por el actor
requiriendo la libertad condicional de acuerdo con las
condiciones y presupuestos exigidos en el artículo 5º de la Ley
890 de 2004.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Decisión de Tutelas de


la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley,

RESUELVE

Primero. Tutelar el derecho fundamental al debido


proceso del que es titular ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ, conforme a
lo expuesto en la parte motiva.

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ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

Segundo. Dejar sin efectos la decisión emitida el 15 de


noviembre de 2016 por la Sala Penal del Tribunal Superior de
Cúcuta que confirmó la proferida el 4 de octubre de la presente
anualidad por el Juzgado 1º de Ejecución de Penas y Medidas
de Seguridad de la misma ciudad dentro del proceso penal en el
que se le ejecuta la pena impuesta a ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
por el delito de extorsión tentada.

Tercero., Ordenar al Juzgado 1º de Ejecución de Penas y


Medidas de Seguridad de Cúcuta, que dentro de los cinco (5)
días siguientes a la notificación de esta sentencia, proceda a
adoptar una decisión por cuyo medio, en virtud del principio de
legalidad, readecue la resolución de la solicitud impetrada por el
actor requiriendo la libertad condicional de acuerdo con las
condiciones y presupuestos exigidos en el artículo 5º de la Ley
890 de 2004

Cuarto. Notificar a las partes según lo dispuesto en el


artículo 30 del Decreto 2591 de 1991.

Quinto. De no ser impugnada la presente decisión, remitir


el expediente a la Corte Constitucional para su eventual
revisión.

Cúmplase

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA


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Radicado No. 86511
ÁLVARO ROLÓN GÓMEZ
Primera Instancia

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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