5 Leyendas de Guatemala

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1.

La leyenda del origen del lago de Atitlán


Cuentan que esto sucedió hace mucho tiempo, cuando los Cakchiqueles
dieron muerte a saetazos a Tolgom. Este suceso permitió que la punta del
cerro del lanzamiento de Tolgom se volviera muy famosa. Los Cakchiqueles
arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom y se marcharon más allá de
Qakbatzulú. Luego de esto, se sumergieron dentro de la laguna.Cada uno
pasó ordenadamente y sentían mucho miedo pues la superficie del agua se
agitaba fuertemente. De allá se dirigieron a Panpatí y Payán Chocol,
practicando sus dones de hechicería. Estando en Chitululse toparon con
nueve zapotes.
Posteriormente los guerreros, entre ellos Gagavitz y su hermana llamada Chetehauh. Decidieron parar y construir sus
casas en la punta llamada actualmente QabouilAbah. Sin razón alguna, un día Gagavitz decidió arrojarse al agua
convirtiéndose en la serpiente emplumada. Al instante se obscureció el agua, se levantó un viento y se formó un
remolino que acabó de agitar la superficie del lago. En la orilla del agua estaban las siete tribus, quienes al ver lo
ocurrido dijeron a los descendientes de los Atziquinahay:”Acaba de agitarse la superficie de nuestra laguna, nuestro mar
¡oh hermano nuestro! Que sea para ti la mitad del lago y para ti una parte de sus frutos, los patos, cangrejos, pescados.”
Consultaron entre ellos y brindaron la siguiente respuesta:”Está bien, hermano. La mitad de la laguna es tuya, tuya será
la mitad de los frutos, los patos, cangrejos y pescados, la mitad de las espadañas y las cañas verdes. Y así también
juntará la gente todo lo que mate entre las espadañas.” De esta manera fue hecha la división del origen del Lago de
Atitlán.

2. La leyenda de la Llorona
Cuenta la leyenda que la mujer se llamaba María y que, mientras su esposo andaba
de viaje, tuvo un amorío con un mozo de su hacienda. Pero María resultó
embarazada a causa de esta relación. Angustiada, terminó ahogando a su hijo (en
otras versiones son dos o tres) en un río una vez que nació. Se dice que el niño se
llamaba Juan de la Cruz. Por este crimen la mujer fue condenada a repetir hasta el fin
de los tiempos su grito «¡Ay, mi hijo!», que en ocasiones se transforma en «¡Ay!
¡Dónde está mi hijo! ¡Juan de la Cruz!».
Según la tradición, la Llorona pasea por las calles solitarias y frecuenta los lugares
donde hay agua, como piletas, ríos, fuentes o tanques. Sus lastimeros gritos asustan
al más valiente y paralizan al pavoroso. Muchos dicen haberla visto y escuchado. Se
cuenta que, cuando se la escucha cerca, en realidad está muy lejos, y viceversa. Se
dice que no puede ganarse a una persona (es decir, quitarle la vida) si esta usa la ropa interior al revés. Se les presenta a
los hombres mujeriegos como una mujer para engañarlos. Se dice que quien le habla pierde la vida y que un hombre
acechado por la Llorona se salva únicamente si una mujer le toma la mano, pues el espectro ataca únicamente a
hombres solitarios. También se cuenta que, si uno escucha el grito, debe tratar de moverse y no quedarse congelado por
el pavor. La persona tiene que huir antes de escuchar el tercer grito o la Llorona se la ganará. Para evitar encontrarse
con ella o ahuyentarla, la persona hará bien en rezar al santo de su devoción o repetir las oraciones tradicionales
católicas.
Unos imaginan a la Llorona como una mujer vestida de luto riguroso, mientras que otros la ven ataviada de blanco.
También se dice que el pelo suele taparle la cara y que esta es como la de un caballo (rasgo que comparte con la
Siguanaba). Otro aspecto propio del espectro, según otras leyendas guatemaltecas, es que su grito viene acompañado
de un viento frío que hiela la sangre. También se cuenta que si alguien ve a la Llorona a los ojos pierde la vida.

3. La leyenda de la Tatuana

Hubo en Guatemala una joven y bella mujer de origen mulato a la que llamaban
Tatuana, que disfrutaba con los placeres de la carne y con los placeres del lujo,
los cuales no estaban bien vistos en una sociedad recatada y religiosa. Así pues,
se acusó a la joven de brujería y de hacer maleficios para conseguir a los
hombres. Se le acusó de codicia y de no seguir los preceptos de la iglesia. Por
todas estas razones fue juzgada por el tribunal de la Santa Inquisición, y fue
condenada a muerte. La Tatuana se negó a recibir la gracia de confesión de sus pecados antes de morir. Cuentan, que la
noche anterior a su muerte, pidió como última gracia un trozo de carbón, unas velas y unas rosas blancas. Con estas tres
cosas hizo en la celda una especie de altar donde realizó una hechicería. Con el carbón pintó en la pared una gran barca
mientras recitaba conjuros, y se dice que se presentó ante ella el mismo demonio. El demonio le sacó de la celda
montada en la barca que había pintado en la pared, y se dice que todavía se la puede ver en los días que llueve grandes
aguaceros.
Se cree que los antecedentes de esta leyenda provienen de la mitología maya, y más concretamente de la leyenda de
Chimalmat (Diosa que se vuelve invisible por causa de un encantamiento).

4. La leyenda del Cadejo


Según las versiones de la leyenda existentes en Guatemala, el cadejo es un mítico
animal fantasmagórico que aparece a las personas. La versión más conocida de este
animal es la de forma de solo un cadejo, descrito como un extraño perro de color
negro y ojos rojos que pareciera tienen fuego. Se cree que cuida a aquellos que se
embriagan y deambulan por las noches ayudándoles a encontrar el camino a casa o
bien durmiendo cerca de ellos para evitar les roben o dañen.
Las otras versiones refieren que este ser tiene tres diferentes cadejos, el negro, el
blanco y el gris. El blanco cuida de mujeres en el mismo estado físico, sin embargo
éstos son rivales y no pierden oportunidad de agredirse, aunque se narra que se han
unido para salvaguardar a sus protegidos de otro espectro como La Llorona,
Siguanaba o de algún maleante, y el gris cuida a los niños desamparados o enfermos.

5. La leyenda del Sombrerón


Una de las leyendas más conocidas sobre este personaje de la cultura
guatemalteca y además también es muy conocida en Aguadas, Caldas dice así: Una
noche El Sombrerón caminaba en un barrio de La Antigua Guatemala cuando vio a
una muchacha muy bella con pelo largo y se enamoró de ella. Buscó su casa y le
llevó serenata una y otra noche, pero ella no le dijo nada a sus padres sobre él. Un
día empezó a dejar de comer hasta el punto de que casi murió, y fue entonces
cuando la madre se dio cuenta que era por El Sombrerón. Llevó a su hija a un
convento creyendo que ahí iba a estar mejor, pero la niña siguió sin comer y un día
despertó con una trenza en su pelo hecha por el espectro y ese día murió. Luego
en el velorio, apareció El Sombrerón llorando y sus lágrimas eran como cristales.
Jamas olvida a las muchachas que ha amado. También se cuenta que les hace trenzas a los caballos y mulas...
Se cuenta también que este espanto a parte de enamorar a muchachas jóvenes, gusta por cabalgar mulas y caballos de
los establos de las fincas en las noches agotándolos. Por ello, las bestias durante el día no cumplen las tareas sumado a
que se vuelven hostiles con las personas, los campesinos y finqueros al ver este comportamiento buscan si el Sombrerón
no les ha hecho trenzas en la greñas. Si es así, el animal ya no sirve para tareas... Una forma de saber si el Sombrerón
está haciendo de las suyas en fincas y casas, es colocar ya sea cerca de un balcón de casa o cerca de los establos una silla
y mesa de pino recién elaboradas, junto a aguardiente y una guitarra en noche de luna y deben guardar silencio todas
las personas, sólo así se escuchará la guitarra y los cantos del Sombrerón. Al Sombrerón le atraen las muchachas de pelo
largo y ojos grandes, por ello, cuando se sospecha que está tras una joven se le debe cortar el pelo a esta para que el
Sombrerón no se gane el alma de la joven.

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