Tema 1 Homicidio Apuntes 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

lOMoARcPSD|3040830

TEMA-1 Homicidio - Apuntes 1

Dret Penal Part Especial (Universidad Pompeu Fabra)

StuDocu no está patrocinado ni avalado por ningún colegio o universidad.


Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])
lOMoARcPSD|3040830

INTRODUCCIÓN: PERSPECTIVA
CONSTITUCIONAL.
El derecho a la vida (reconocido en el art. 15 CE) supone el sustento ontológico esencial de
la persona y, junto a la dignidad humana (art. 10.1 CE) forma el punto de arranque para la
construcción del resto de derechos fundamentales. De esta forma, hay que aclarar que la vida
huvana existe a efectos del derecho (y tal y como ha sido reconocido por el Tribunal
Constitucional español) comienza con el nacimiento (puesto que es a partir de este momento
que se obtiene la condición jurídico-constitucional de persona y se pasa a ser titular del
derecho subjetivo fundavental de la vida). Con todo, el propio TC entiende que, durante la
gestación, la vida huvana dependiente es un bien que encarna un valor amparado por el art. 15
CE (se verá más en detalle cuando se estudie el aborto, que es el contenido del tema 2). De esta
forma, en el delito de homicidio el bien jurídico que se ve dañado es la vida humana
independiente, a la vez que la voluntad del sujeto pasivo del delito desempeña un papel
relevante, cuando menos en la determinación del grado de afectación del bien jurídico. En
efecto, la forma más grave de atentar contra la vida humana independiente es su destrucción
en contra de su voluntad (homicidio y asesinato). En cambio, el suicidio es atípico y, como
se verá, la causación de una muerte consentida está penada mucho menos severamente que el
homicidio en sentido estricto (art.143. 4 CP).

HOMICIDIO.
1. Introducción.

Los ataques contra la vida humana independiente están previstos en el Título I del Libro II del
Código Penal, bajo el epígrafe “Del homicidio y sus formas”: Concretamente se describe el
homicidio dolo e imprudente (arts. 138 y 142), el asesinato (art. 139) y la inducción,
cooperación y auxilio ejecutivo al suicidio (art. 143.1-3), así como una modalidad de
eutanasia activa (art. 143.4). Con todo, la causación de la muerte de otra persona también está
prevista en otros preceptos del Código Penal: homicidio por terrorismo (art.573 bis.1.1º CP),
homicidios de personas especialmente protegidas (reyes y miembros de la familia real, jefes
de estado extranjeros [arts.485 y 605.1 CP]) y homicidios en delitos de genocidio y lesa
humanidad (arts.607.1.1º y 607 bis.2.1º) que con la última reforma del CP (LO 1/2015) no solo
ha supuesto un feroz incremento de las penas de prisión y la introducción de la medida de
libertad vigilada (art.140 CP bis) sino que se han desdibujado los contornos de éstos tipos
delictivos y se han generado graves problemas concursales y penológicos.

2. Homicidio doloso: tipo básico.

El art. 138.1 CP dice lo siguiente: “El que vatare a otro será castigado, como reo de
homicidio, con la pena de prisión de diez a quince años”. Son asimismo punibles la
conspiración, proposición y provocación al homicidio (art.141 CP).

• Objeto material del delito: El tipo coincide con el sujeto pasivo (la persona),
es decir, la vida humana independiente. En este punto es importante
distinguir el delito de homicidio y el de aborto, para ello es importante
delimitar cuando finaliza la vida fetal y cuando comienza la vida humana

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

independiente, esta comienza con la plena separación del claustro materno


(a pesar de que la jurisprudencia ha subrayado que la vida humana comienza
con el inicio del parto [STS 2251/2001]), puesto que se considera que a partir
de este momento el individuo adquiere plena independencia física; en lo
relativo a su terminación, habría que considerar que esta llega con la muerte,
estableciéndose el diagnóstico de vuerte por el cese irreversible de las
funciones cardiorrespiratorias y la actividad encefálica durante un período
no inferior a cinco vinutos.

• El intento de matar a un individuo que previamente haya fallecido será


considerado atípico o constituirá una tentativa inidónea de
homicidio si la víctima parecía estar todavía con vida desde casi todos
los puntos de vista.

• Distinción entre el hovicidio y las lesiones: Esto es especialmente


problemático en los casos de agresión física intencionada pero de resultado
interno. Los grupos de casos responden al siguiente esquema:

• Acción que ex ante contiene el riesgo de producir tanto lesiones como


la muerte de la víctima, cometida con dolo, directo o eventual, de
homicidio; por ejemplo, una puñalada en el tórax.

• Si hay resultado de muerte: Homicidio doloso consumado.

• Si hay resultado de lesiones: Tentativa de homicidio doloso.

• Acción que ex ante contiene el riesgo de producir tanto lesiones como


la muerte de la víctima, cometida con la intención de lesionar y sin
dolo, siquiera eventual; por ejemplo, un fuerte golpe con una botella en
la cabeza con la intención de hacer perder el conocimiento al
agredido.

• Si únicamente se producen unas heridas : Delito de lesiones


dolosas.

• Si se produce resultado de muerte: Homicidio


preterintencional.

• Acción que ex ante únicamente contiene el riesgo de producir lesiones,


sin que exista un riesgo penalmente relevante de originar la muerte; por
ejemplo, un leve empujón durante una discusión.

• Si únicamente se producen unas heridas: Delito de lesiones.

• Resultado de muerte (al golpearse, por ejemplo, la víctima con


un mueble): Delito de lesiones, puesto que no existe una
acción típica de homicidio.

• En lo relativo al tipo subjetivo, habría que diferenciar cuándo existe


dolo de matar o de lesionar en los casos de agresiones. De esta
forma, existen una serie de indicios para probar la existencia del dolo
homicida o animus necandi:

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

• Indicios previos al hecho: Relación entre el autor y la


víctima, eventuales motivos y móviles del delito, actitudes o
incidencias producidas en los momentos previos…

• Indicios coetáneos: Gravedad de las lesiones o la clase y las


características del arma o la naturaleza de la agresión (zona
del cuerpo objeto del ataque, intensidad y repetición del
mismo, etç..).

Estos podrían ser considerados los indicios decisivos, puesto


que expresan los factores de la peligrosidad concreta de la
agresión conocidos por el sujeto a la vez que sirven para inferir
la existencia de, cuando menos, el dolo eventual del homicidio.
El resto de indicios, sin alterar, la inferencia del dolo eventual,
sólo sirven para confirmar o descartar la existencia del dolo
directo.

• Indicios posteriores: Actitud y manifestaciones del agresor.

• Pluralidad de resultados: Cuando una sola conducta dolosa es susceptible de


producir diversos resultados de muerte se produce un concurso real entre los
diversos homicidios (lo que tradicionalmente era conocido como concurso
ideal homogéneo) ya sean consumados o en grado de tentativa, incluso en el
caso de dolo eventual. En cambio, si una sola conducta imprudente produce la
muerte de diversas personas, existe acuerdo en que procederá la aplicación de
reglas del concurso ideal de delitos ( art.77.2 CP [ver ejemplo página 33]).

Ej: Un conductor, molesto con sus acompañantes a raíz de un incidente en un


bar musical, precipitó al mar su vehículo con otros 4 ocupantes en un su
interior y fue condenado por tres tentativas de homicidio en concurso real (STS
717/2014, ponente Martínez Arrieta)

3. Homicidio cualificado (art. 138.2 CP).

Es una figurada vinculada a la concurrencia de algunas de las circunstancias agravantes


previstas en el artículo 140.1 CP (que son también de aplicación en el caso de asesinato
[aplicación de la pena de prisión pervanente revisable]) o a que el hecho sea constitutivo
además de un delito de atentado del art. 550 CP, siendo esta castigada con la pena superior
en grado. Las circunstancias son las siguientes:

• Que la víctiva sea venor de dieciséis años o se trate de una persona


especialvente vulnerable por razón de edad, enfervedad o discapacidad ( En
estos tres supuestos [en el caso de los menores por el hecho biológico, aunque
no se presente ninguna situación de inferioridad frente al agresor y en el caso
de los que padezcan alguna enfermedad o discapacidad por la vulnerabilidad],
nos encontramos ante supuestos próximos al agravante de abuso de
superioridad [art.22.2 CP] que podrá ser desplazado por el de asesinato con
alevosía [art.22.1 CP]).

• Que el hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual


(agresión o abuso sexual [ambos delitos se presentarán en concurso real] del

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

Título VIII del Libro II del CP de la víctima, consumado o en grado de


tentativa.

• Que el delito se haya covetido por quien pertenece a un grupo u


organización crivinal (agrupación formada por de dos más personas con
carácter estable o por tiempo indefinido, que de manera concertada y
coordinada se reparten diversas tareas o funciones con el fin de cometer
delitos [art.570 bis CP]) con motivo de las actividades delictivas de la banda.

• En el caso de que el hovicidio constituyera una agresión o acto de violencia


contra la autoridad o un funcionario público cuando se hallen en el ejercicio
de sus funciones o con ocasión de ellas, siendo de aplicación exclusiva el art.
138.2.b) CP, que constituye un delito complejo en cuyo tipo se integran
homicidio y atentado.

4. Homicidio imprudente (art.142 CP).

• Hovicidio por ivprudencia grave regulado en el artículo 142.1 CP.

• Pena de uno a cuatro años de prisión y perseguible de oficio.

• Previsión de inhabilitación profesional adicional si el homicidio es


producto de una imprudencia profesional (art.142.I.IV CP).

• A estos efectos, es relevante la distinción entre “culpa del profesional”


y “culpa –propiamente- profesional”: Cuando en el ejercicio de una
profesión se incurre en una infracción del deber de cuidado común que
acaba produciendo un resultado de muerte hablaremos del culpa del
profesional, y se responderá por el tipo básico del hovicidio
ivprudente; si el resultado es producto de la impericia o falta de
conocimientos básicos o de las reglas específicas de la actividad se
incurrirá en culpa propiamente profesional, y se aplicara el subtipo
agravado de hovicidio por ivprudencia (grave) profesional.

Ej: relativos a un conductor de un autobús (STS 640/1997, ponente


Martín Pallín): a)exceso de velocidad en una curva (culpa
profesional); b)error en la realización de tareas mecánicas de
mantenimiento del vehículo (culpa propiamente profesional). No
obstante, en los últimos años surge una línea jurisprudencial que
conforme a la lex artis y las cautelas en la realización de actividades
profesionales potencialmente peligrosas, con lo que prácticamente
toda imprudencia grave cometida en el ejercicio de una profesión se
convertiría en imprudencia profesional en el sentido del art.142.I.IV
CP.

• Hovicidio por ivprudencia venos grave regulado en el artículo 142.2 CP.

• Pena de multa de tres a dieciocho meses y exige denuncia previa de la


persona agraviada que en el caso del homicidio, es cualquier sujeto
material o moralmente perjudicado.

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

• Derogación de la falta de homicidio por imprudencia grave mediante la LO


1/2015 que conduce a reclamaciones de responsabilidad civil.

• Medios de covisión:

• Modalidades específicas en el tráfico rodado o en el uso de armas, con


penas suplementarias de privación de derechos.

Ej: a)conductor que circula, bajo los efectos del alcohol, a una velocidad excesiva e invade el
arcén por donde transita un peatón, que resulta muerto (delito de homicidio por imprudencia
grave); b) conductor que circula sin respetar plenamente la distancia de seguridad de manera
que, ante una detención imprevista del vehículo precedente, se produce una pequeña colisión
con el mismo, que lo desplaza al carril contrario, siendo arrollado por un camión ( la
derogada falta de homicidio por imprudencia leve).

ASESINATO (art.139 y 140 CP).


1. Introducción.

El asesinato (art.139.1 CP) es una vodalidad de hovicidio especialvente agravada castigada


con una pena de quince a veinticinco años de prisión. Cabe destacar la inclusión por parte de la
LO1/2015 del asesinato cualificado (art.139.2 CP [si concurren simultáneamente dos o más
de las circunstancias del art.139.1 CP]) , castigado con la pena de prisión pervanente
revisable vinculado a la concurrencia, junto a la propias del asesinato, de alguna de las
circunstancias previstas en el art.140.1 CP. Según el art.140.2 CP, si el reo de asesinato es
condenado por la muerte de más de dos personas, se le impondrá también una pena de prisión
pervanente revisable. Los actos preparatorios son punibles en todo caso (art.141 CP
[conspiración, proposición y provocación para delinquir]).

En comparación con el homicidio, el asesinato constituye un ataque más grave al bien


jurídico vida humana por razones objetivas:

• Por su mayor peligrosidad al facilitarse la realización del delito (alevosía y


precio). Ej: causar la muerte mediante una bomba oculta en el vehículo de la
víctima (alevosía); acabar con la vida de la esposa a cambio de una suma de
dinero ofrecida por el marido (precio).

• Por ocasionarse daños adicionales especialmente desvalorados


(ensañamiento). Ej: rociar con gasolina y prender fuego a la víctima que está
consciente (ensañamiento);

• Por la combinación de razones de ambas clases (facilitar u ocultar la


comisión de delitos). Ej: dar muerte a un sujeto que transporta droga para
apoderarse de los estupefacientes y venderlos (facilitar la comisión de un
delito).

Al ser necesario para la existencia de un asesinato una serie de agravantes específicas (por
considerarse un tipo de homicidio agravado [Título I del Libro II del CP]), su presencia en un
hecho provoca siempre la aplicación del marco penal correspondiente al asesinato, mientras que
el resto de factores implicados en la determinación de la pena (grado de ejecución,

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

participación, eximentes incompletas y circunstancias modificativas generales) deben aplicarse


separadamente y con posterioridad.

2. Modalidades típicas. Las circunstancias específicas son las siguientes:

a) Alevosía (art.22.1 CP): Existe cuando el autor comete el hecho


“empleando en la ejecución medios, modos o formas que tiendan directa o
especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera
proceder de la defensa por parte del ofendido”. Así, se aprecia alevosía en
las agresiones a traición o no percibidas por la víctiva, en los ataques
ivprevistos o repentinos, o en la creación o aprovechaviento de
situaciones de indefensión. A su vez, siempre hay alevosía en la muerte
de seres indefensos o desvalidos (niños, ancianos, enfermos y
discapacitados graves, personas inconscientes…).

Ej: ataque sorpresivo por la espalda con un cuchillo y barra contundente frente
a la víctima desprevenida (STS 245/2015, ponente del Moral García),
suministrar a la víctima un somnífero y, cuando se desvanece, golpearla en la
nuca con un objeto contundente (STS 492/2007 ponente Colmenero Menéndez
de Luarca), suministrar de manera subrepticia durante años a su esposa
anticoagulantes y raticidas en alimentos y bebidas ( STS 958/2011, ponente
Monterde Ferrer), golpear hasta la muerte a un anciano de 83 años (STS
392/2008, ponente Ramos Gancedo) o introducir a un bebé recién nacido en
una bolsa de plástico que muere por asfixia (STS 227/2014, ponente Conde-
Pumpido Tourón). No obstante, el mero hecho de que la víctima tenga tan solo
10 años, sino se les impide la defensa o huida, no permite la aplicación de
alevosía por desvalimiento (STS 225/2014, ponente Jorge Barreiro).

• Alevosía sobrevenida: Se suscita en aquellos supuestos en los que tal


circunstancia no se presenta al inicio del ataque homicida, sino que la
indefensión aparece durante la progresión de dicho ataque. El Tribunal
Supremo entiende que, para aplicar el tipo del asesinato, debe darse una
interrupción en la dinámica comisiva, de manera que este segundo
estadio constituya una agresión diferente en la que, desde un principio,
esté presente el aseguramiento del éxito y la exclusión de defensa.

Ej: Discusión entre cliente y prostituto, en la que el primero recibe


varios golpes en la cabeza con una lámpara y queda aturdido,
momento en la que el agresor decide atar y estrangular a la víctima
(STS 243/2004, ponente Ramos Gancedo), no concurre en cambio
alevosía, cuando la propia víctima, no obstante ser el agresor portador
de una escopeta, busca el enfrentamiento, se encara con él y recibe un
tiro en el pecho, y, una vez abatida en el suelo, recibe un segundo
disparo (STS 683/2013, ponente Granados Pérez).

b) Precio, recompensa o promesa (la mayor pena, de acuerdo con la


doctrina, se explicaría por ser la expectativa de retribución de un móvil
especialmente reprobable): Para apreciar esta circunstancia no es necesario
que se haya efectuado pago o contraprestación alguna, sino que basta con
que el autor obre impulsado por una oferta realizada por un tercero,

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

normalmente el inductor del delito. Al haber sido objeto de una


interpretación amplia, es posible que esta circunstancia no tenga un
contenido estrictamente económico, sino que puede ser de otra
naturaleza (sentimental, sexual, profesional…).

Bilateralidad: ¿Tanto el inductor que ofrece el precio, como el autor que


obra impulsado por dicho ofrecimiento responden por delito de asesinato,
o solamente lo hace el autor, siendo el inductor culpable de un homicidio?
De acuerdo con una fundamentación objetiva de la agravante y la
autonomía del asesinato, no existen razones para rechazar la
bilateralidad de la circunstancia en cuestión. Sin embargo, la
jurisprudencia (aunque no uniformemente) parece inclinarse por el
planteamiento restrictivo que encontraría sustento en la expresión “por
precio”, que indicaría que debe aplicarse exclusivamente a quien obra
motivado por dicho elemento (STS 268/2012, ponente Sanchéz Melgar). Se
ha alegado también que la bilateralidad comportaría una infracción del
principio de non bis in ídem cuando el precio es el único instrumento de
la inducción, ya que considerarlo nuevamente a efectos de agravar la
pena, pasando del homicidio al asesinato, supondría una doble valoración
de un mismo elemento.

Ej: no se aplica el precio a la esposa que ofeció favores sexuales, 50


millones de pesetas y un reloj Cartier al individuo que acabaría co-
ejecutando la tentativa de asesinato de su marido (STS 1813/2002, ponente
Martínez Arrieta); se llega a la misma conclusión en un caso de asesinato
del marido por encargo de la esposa, entre otras, en la SAP-Madrid
458/2011 (ponente González González), en cambio, se castiga por
proposición para el asesinato a quien ofrece dinero para matar y no
consigue que su propuesta sea aceptada (STS 1376/2005, ponente Andrés
Ibáñez).

c) Ensañamiento: Existe cuando se auventa deliberada e inhuvanavente


el dolor del ofendido (art.139.1.3º CP). El fundamento de la agravación del
enseñamiento se encuentra además de en la negación del derecho a la
vida, también en la negación de la dignidad o integridad moral de la
víctima así como la perversidad y sadismo del autor al incrementar el
dolor de la víctima.

Ej: Introducir en un barreño a un niño de 7 años, para rociarle con ácido


sulfúrico causándole quemaduras en el 80% de su cuerpo y apuñalarlo
repetidamente (STS 293/2007, ponente Martín Pallín)

Puesto que la producción de dolor es un elemento típico es necesario que el


sujeto pasivo esté en condiciones de experimentarlo, es decir, que esté vivo
y consciente.

Ej: No hay ensañamiento si, tras un puñetazo, la víctima queda sin


conocimiento y no puede sentir los golpes posteriores que acaban con su
vida (STS 909/2009, ponente García Pérez)

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

Hay que señalar que por regla general toda muerte violenta entraña dolor,
por lo que en el asesinato con ensañamiento debe producirse siempre un
incremento sustancial del padecimiento de la víctima. A este respecto, la
mayoría de la doctrina y la jurisprudencia interpreta el ensañamiento del
asesinato en relación con la definición de la agravante genérica (art.22.5
CP), donde se indica que el sufrimiento de la víctima ha de ser innecesario
para la ejecución del hecho. En este sentido, el dolor inherente a la
provocación de la muerte no comporta la consideración del hecho como
asesinato. El TS también ha exigido que el enseñamiento sea buscado a
propósito.

-Agresión reiterada (por ejemplo, ataque con arma blanca asestando


puñaladas repetidamente): En tales supuestos, lo decisivo no es el número
de golpes, sino si estos son innecesarios, como sucede cuando los primeros
golpes son mortales y, por tanto, la continuación del ataque ya no tiene por
objeto el aseguramiento de la ejecución.

Ej: Se aprecia ensañamiento en un caso en que se asestaron 27 puñaladas,


sucesivas, causando dolor hasta que finalmente se clavó el cuchillo en el
pecho (STS 122/2015, ponente Sánchez Melgar); se rechaza, en cambio, la
existencia de enseñamiento en un supuesto en el que se asestaron 23
puñaladas porque la reiteración respondía al fracaso de los primeros
golpes (STS 775/2015, ponente Berdugo y Gómez de la Torre). En la STS
748/2009, ponente Jorge Barreiro, sostiene que dar 5 puñaladas a la
víctima, una de ellas en una pierna y otra en el brazo, no denota por sí
mismo un ánimo específico de ocasionar un mayor dolor).

d) Facilitar la comisión de otro delito o evitar que se descubra: El


fundamento de la circunstancia tal vez puede encontrarse en un plus de
gravedad del hecho, ya que, dado el grado de instrumentalización de la vida
del sujeto pasivo que implica, podría considerarse como un ataque
cualificado a la dignidad humana de la víctima.

Se trata de un simple homicidio que, con la introducción de sendos


elementos subjetivos, se convierte en un delito de resultado cortado, ya
que el sujeto debe perseguir fines que trascienden la simple causación
de la muerte (facilitar la comisión de otro delito o evitar que se descubran),
sin que sea preciso que estos ulteriores resultados se produzcan, bastando
con que, junto a la intención específica del sujeto, la conducta sea
objetivamente idónea para la consecución de dichos fines.

En su primera modalidad, constituye asesinato la causación dolosa de


una muerte instrumentalmente orientada a facilitar la perpetración de
otro delito. El asesinato puede verificarse en cualquier momento del iter
criminis del delito-fin, desde el inicio de los actos preparatorios hasta la
consumación. De hecho, ni siquiera es necesario que el delito-fin se lleve
finalmente a cabo. Si la muerte se ejecuta tras el perfeccionamiento del
delito ya no es de aplicación esta modalidad de asesinato (salvo que se
trate de un delito permanente, por ejemplo, detenciones ilegales) y entraría

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

en liza, en su caso, la modalidad de evitación de descubrimiento . En


cualquier caso, deber ser una conducta idónea para favorecer la
perpetración del delito-fin y en el momento de la ejecución de la muerte
deberá actuarse con esa intención. Deben descartarse aquellos supuestos en
los que, en ocasión de la ejecución de un delito, simplemente se produzca
una muerte aunque sea dolosa.

Ej: matar a un escolta para secuestrar a la personalidad que protege;


atracadores que huyen con el botín y disparan con el dolo de matar contra
sus perseguidores inmediatos cuando todavía no se ha consumado el
hecho.

También constituye asesinato la causación dolosa de una muerte


instrumentalmente orientada a la evitación de que otro delito se descubra.
El asesinato debe estar destinado, pues, a evitar que las autoridades
competentes para la persecución de delitos puedan tener conocimiento de la
existencia del propio hecho delictivo o bien de algunos de sus elementos
esenciales (singularmente, la identidad de sus autores). En cambio, el
art.139.1.4º CP no es de aplicación cuando, conocido el hecho y la
identidad de los intervinientes, el homicidio subsiguiente se cometa con el
simple fin de evitar una detención.

3.Tipo subjetivo: El principal problema es si el asesinato puede ser cometido por


dolo eventual. El tenor literal del art. 139.1 CP no establece limitación expresa al
respecto, pero la doctrina suele exigir dolo directo y relega los casos de dolo eventual al
homicidio. La razón fundamental de este planteamiento estriba en que el asesinato, en
tanto que modalidad especialmente peligrosa o reprochable, exige que la ejecución se
oriente abiertavente a la causación de la vuerte. Sin embargo, la jurisprudencia
admite que el resultado de muerte esté abarcado únicamente por dolo eventual.
Ej: causar la muerte por suministro de bebidas alcohólicas con altas dosis de
psicofármacos con el propósito de aletargar a la víctima y sustraerle diversos objetos
(STS 627/2011, ponente Martínez Arrieta).
Además, en relación a los elementos agravantes de naturaleza objetiva suele
exigirse dolo directo, si bien se va abriendo paso la idea de que, al menos en materia de
participación, cuando el dolo eventual alcanza a las circunstancias de ejecución de
la conducta debe responder también por asesinato.
Ej: quienes inducen a un tercero para que acabe con la vida de otra persona incurren
en asesinato pues, aunque desconozcan los detalles de la ejecución, son conscientes de
la altísima probabilidad de que quien cumpla el encargo de asegure la ejecución de
forma alevosa (STS 278/2014, ponente Colmenero Menéndez de Luarca).

4. Formas de participación y error: Existen unas reglas mínimas en lo relativo a estos


elementos.

Siempre regirán los criterios generales de imputación subjetiva , pudiendo ser


castigados sólo por asesinato aquellos intervinientes que conozcan la concurrencia de
la circunstancia constitutiva del asesinato, mientras que quienes la ignoren
responderán únicamente por el homicidio doloso que subyace a todo asesinato.

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

Ej: quien mantiene sujeta a la víctima y posibilita que sea reiteradamente apuñalada,
responde, junto con quien clava el cuchillo, como coautor de un asesinato agravado
(alevosía y enseñamiento), pero, en cambio, el enseñamiento no de aplicación a otro
coautor del hecho que, habiendo intervenido en la inmovilización inicial de la víctima,
no sabía que con posterioridad, el apuñalamiento se iba a reiterar innecesariamente
(STS 2093/2002, ponente Jiménez Villarejo).

La comunicabilidad de las circunstancias a todos los intervinientes dependerá de la


naturaleza dogmática de cada circunstancia, es decir, de si está vinculada a las
características del hecho (atribuible a todos los partícipes que la conozcan) o si es
esencialmente de tipo personal (aplicable sólo a aquellos en quienes concurra).

La pena del art.139.1 CP debe aplicarse exclusivamente a los autores y partícipes que
manifiesten tal actitud, sin extenderse al resto de intervinientes, cuyas penas se
mantendrán en el marco del homicidio del art.138 CP: así, la STS 256/2008 (ponente
Andrés Ibáñez), en relación con el precio.

Estas mismas conclusiones son válidas para el caso de las circunstancias del art.
140.1 CP, tanto en caso de asesinato como de homicidio.

5. Asesinato cualificado (art.140 CP): En el caso de víctima menor de 16 años o de


persona especialmente vulnerable, muerte subsiguiente a un delito contra la
libertad sexual o pertenencia a un grupo u organización criminal se impondrá la
prisión permanente revisable. Aquí tan solo deberá remarcarse que, en este caso, tales
agravantes se aplican a una muerte dolosa que ya es un asesinato por la concurrencia
de alguna de las circunstancias constitutivas de dicho delito previstas en el art. 139.1
CP. Por tanto, en su aplicación debe verificarse que no se produzca un bis in idem. En
cambio, si la concurrencia se produce con un asesinato agravado del art.139.2 CP
(dos o más circunstancias propias del asesinato) será preferente valorar la
circunstancia de acuerdo con lo dispuesto en el art.140.1 CP. Por otra parte, el
legislador ha previsto una severa agravación de régimen de cumplimiento de la prisión
permanente en caso de que el autor se le condene por la “muerte de más de dos
personas”.

INDUCCIÓN Y COOPERACIÓN AL SUICIDIO.


EUTANASIA (ART. 143 CP).
1. Introducción.

El suicidio, como acto consistente en quitarse la vida voluntariamente, no es una conducta


prohibida por el ordenamiento jurídico o, cuando menos, no es una conducta penalmente
típica. En cambio, por regla general se proscribe penalmente la intervención de terceros en
esta clase de delitos. Por ello resulta recomendable, separar tal y como hace el CP, el suicidio
en sentido estricto de la problemática de la eutanasia. A su vez, también es cierto que en ciertas
situaciones se produce una colisión entre un interés colectivo en la protección de la vida humana
y algunos derechos individuales. A grandes rasgos, la doctrina del TC (STC 11/1991, ponente
García Mon y González Regueral) al respecto puede sintetizarse en los siguientes puntos:

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

• No existe un derecho a disponer de la propia vida garantizado


constitucionalmente, es decir, un derecho fundamental a morir, que formaría
parte del derecho a la vida o a la dignidad humana.

• La disposición sobre la propia muerte es una simple manifestación del


principio general de libertad y, por lo tanto, toda restricción debe ser
proporcionada. Al respetar este requisito, no es inconstitucional la prohibición
de ciertas intervenciones de terceros en tales actos de disposición, en aras de la
protección de la vida humana. Ahora bien, de la jurisprudencia del TC tampoco
se extrae que exista una obligación constitucional genérica de penalizar toda
forma de eutanasia o de intervención en el suicidio, sino que estamos en un
espacio de libre configuración legislativa.

• Algunos supuestos concretos, como la imposición de un tratamiento médico, la


alimentación forzosa en las huelgas de hambre y otras injerencias ajenas sobre
el propio cuerpo, presentan particularidades. En efecto, las medidas
destinadas al mantenimiento de la vida pueden entrar en colisión con otros
derechos fundamentales (dignidad, integridad física, libertad ideológica y
religiosa…). En tales casos, el conflicto debe solucionarse a favor de la
preeminencia de estos últimos.

2. Elementos comunes.

Para poder llegar a estudiar la intervención de terceros en casos de suicidio, es necesario


determinar el concepto jurídico-penal de suicidio: vuerte querida por una persona
responsable, esto es, capaz de covprender la naturaleza y sentido de su decisión. A su vez,
cabe destacar que para evitar incoherencias con el tratamiento de la participación en el
homicidio, la punición de la intervención en el suicidio exige como mínimo el indicio de la
ejecución del suicidio propiamente dicho. Ej: un maltratador, sabedor de que ha sido
denunciado por su pareja, intenta en vano convencerla para que se suiciden conjuntamente,
siendo absuelto por la SAP. Córdoba 432/2005 (ponente Baena Ruiz).

Por último, es también importante comentar que quedan fuera del art. 143 CP los casos en los
que no se provoca un suicidio sino una auto-puesta en peligro de la víctima. Tales supuestos
son casos de homicidio (o lesiones) siempre que el resultado no sea objetivamente imputable a
la propia víctima (ver ejemplo páginas 49-50).

Ej: No es penalmente relevante el caso de una joven de 18 años que acepta una apuesta
consistente en beberse una botella de whisky y fallece por intoxicación aguda alcohólica (AAP-
Córdoba 44/1995, ponente Sánchez Zamorano); constituye un homicidio imprudente inducir a
una persona, que presenta un discapacidad psíquica, al consumo de importante cantidades de
droga (STS 1335/2009, ponente Sánchez Melgar).

3. Inducción al suicidio (art. 143.1 CP).

La inducción se castiga en el art.143.1 CP con una pena de 4 a 8 años de prisión. Este delito
consiste en provocar la resolución y realización de un suicidio mediante un influjo psíquico
directo. Por tanto, es atípica la conducta consistente en reforzar o apoyar la decisión previa de
suicidarse, salvo que llegue a constituir una cooperación necesaria . Tampoco son punibles los

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

supuestos en los que no se incita directamente al suicidio o cuando este no está abarcado por el
dolo directo de inductor.

Ej: No es un delito de inducción al suicidio, el bullying (constitutivo de delitos de lesiones y


contra la integridad moral) al que es sometido un adolescente por parte de sus compañeros de
instituto, aunque acabe suicidándose, por falta de dolo (SJM-San Sebastián 86/2005, ponente
Uranga Mutuberria)

Si el hecho no puede ser considerado un suicidio, por no reunir las exigencias mínimas de
conocimiento y capacidad de quien lo comete, el acto de determinar a otro a causar su
propia muerte constituirá un delito de homicidio o asesinato en autoría mediata. En
cambio, continuará siendo inducción al suicidio, el engaño sobre los motivos o circunstancias
que impulsan al suicida a la comisión del hecho.

Ej: convencer a un enajenado o a un niño para que se suicide (homicidio en autoría mediata);
invocar hechos falsos, tales como una amenaza sobrenatural o una infidelidad conyugal, para
conseguir que alguien se suicide (inducción al suicidio)

4. Cooperación al suicidio (art. 143.2 CP).

La cooperación con actos necesarios al suicidio de una persona se castigan con una pena de
dos a cinco años de prisión (art.143.2 CP). Cabe destacar que, mientras que la complicidad
en el suicidio es atípica, la punibilidad en la cooperación en comisión por omisión (es decir,
la no evitación de un suicidio estando en posición de garante) es discutible ya que cuando el
suicidio es una decisión libre, difícilmente se estará en posición de garante, puesto que no
existe el deber de proteger a quien no quiere ser protegido, Una argumentación paralela
explicaría por qué, en situaciones parecidas, un tercero que no sea garante no responde por
omisión del deber de socorro si no se evita un suicidio.

Ej: de vuelta a casa un individuo descubrió que su esposa intentándose suicidar mediante el
procedimiento de inhalar gas en una bolsa de plástico; tras observar la escena, el marido
abandonó la estancia y permaneció en el salón contiguo hasta que se produjo la muerte de la
mujer (SAP-Girona 184/2001, ponente Hormazábal Malarée).

Ahora bien este planteamiento es problemático cuando el deber del garante consiste en
controlar una fuente de peligro que acaba siendo utilizada por el suicida. Ej: el encargado
de la custodia del botiquín de un hospital, que debe impedir el acceso no autorizado a terceros,
permite conscientemente, que alguien se apodere de medicamentos con finalidades suicidas.

5. Cooperación ejecutiva en suicidio (art. 143.3 CP).

Según el art.143.3 CP, si la cooperación llega hasta el punto de ejecutar la muerte se


impondrá una pena de seis a diez años de prisión. Esta figura es privilegiante ya que de no
existir, esta clase de supuestos correría el riesgo de ser considerado homicidio o asesinato.

Ej: Una persona lleva a cabo un meticuloso intento de suicidio conjunto utilizando gas,
involucrando a su madre de 92 años, en la errónea creencia de que la anciana compartá las
mismas intenciones (SAP-Madrid 81/2009, ponente Medina Hernández)

A pesar de que la muerte sea causada por un tercero, si la situación está controlada por la
persona que va a morir, esta es coautora de su muerte y, por tanto, podemos hablar de

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

auxilio ejecutivo al suicidio y no de homicidio. Para ello, basta con que el suicida esté en
condiciones de interrumpir en cualquier momento la acción del auxiliador. Más complicada es
la calificación de los homicidios solicitados, supuestos en los que, en el momento de la
ejecución del hecho, el sujeto pasivo no tiene capacidad de control.

Ej: una persona ingiere unos barbitúricos y no está consciente en el momento en que,
cumpliendo sus instrucciones, otro individuo pone fin a su vida.

Si bien existen discrepancias, la mayoría de la doctrina considera que el art. 143.3 CP es


aplicable a estos casos si quien ha dispuesto su muerte ha mantenido su decisión hasta el
momento de la pérdida de control.

6. Tratamiento jurídico-penal de la eutanasia.

El Código Penal establece en su artículo 143.4 que ciertas formas de causación de la muerte en
contextos eutanásicos deben ser castigadas con la pena inferior en uno o dos grados a las
señaladas para los casos de suicidio en sentido estricto. Se trata de una solución intermedia
entre la punición de estos supuestos como cualquier modalidad de cooperación al suicidio y la
despenalización total. Queda en cambio excluida de este tratamiento más beneficioso la
inducción al suicidio de los enfermos. De esta forma, la eutanasia prevista en el art. 143.4 se
circunscribe a la producción de una muerte a petición del enfermo para evitar graves
sufrimientos a una larga agonía. Los presupuestos de aplicación de dicho precepto son:

• Enfermedad grave que produzca necesariamente la muerte o graves


padecimientos permanentes y difíciles de soportar (que también pueden ser de
naturaleza psicológica). Más dudosos los casos en los que el enfermo no es
consciente de su situación (casos de Alzheimer)

• Petición expresa, seria e inequívoca: Ello supone que quedan excluidos casos en
los que, a falta de petición expresa, deba recurrirse al consentimiento presunto.

Otras formas de eutanasia que no satisfagan los presupuestos típicos del art. 143.4 CP
(casos de consentimiento presunto) deben ser castigadas como homicidio (o auxilio
ejecutivo al suicidio).

El comportamiento típico consiste en causar o cooperar activamente con actos necesarios y


directos a la muerte de otro. Queda, por tanto, fuera del tipo la denominada eutanasia
indirecta (administración de fármacos que proporcionan alivio al muerto pero que tienen,
como efecto secundario, la anticipación del momento de la muerte) y la eutanasia pasiva (la
no iniciación o la interrupción de un tratamiento del que depende la vida del enfermo, siendo la
imposición coactiva de tratamientos ilícitas y constituyendo un delito de coacciones o de
lesiones). En cambio, es más problemática, la interrupción del soporte vita, en particular, la
desconexión de los aparatos que mantienen la actividad cardiorrespiratoria de un enfermo
especialmente problemática, en los casos en los que la víctima se haya inconsciente, en este
caso la interrupción es punible penalmente pero debe tenerse en cuenta que:

1º: No son típicas las interrupciones en las que las medidas terapeúticas han fracasado y el
enfermo se encuentra en un estado vegetativo claramente irreversible; en tales supuestos, el
soporte vital forma parte de un tratamiento que ha fracasado, con lo que ni siquiera existe
interrupción de un curso salvador.

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])


lOMoARcPSD|3040830

2º: Son también impunes las interrupciones fundamentadas en manifestaciones expresas de la


voluntad del paciente inconsciente efectuadas con anterioridad, si bien ello es objeto de
controversia doctrinal.

Descargado por Patricia Muñoz Moreno ([email protected])

También podría gustarte