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1.

Oración Completa a la Augusta Reina de Los Ángeles


Beato Luis Eduardo Cestac, Francia (1801-1868)

¡Augusta Reina de los Cielos, Soberana Señora de los


Ángeles! Tú que, desde los comienzos, recibiste de
Dios el Poder y la Misión de aplastar la cabeza de
Satanás, Te suplicamos humildemente:

Envía Tus Legiones de Ángeles para que, bajo Tus


Órdenes y Poder, combatan a los demonios, donde
quiera repriman su audacia, y los persigan hasta
precipitarlos a los abismos.

¡Oh!, Excelsa Madre de Dios, envía también a San


Miguel Arcángel, el invencible Jefe de los Ejércitos del
Señor en la lucha contra los emisarios del infierno
entre los hombres, destruyendo los planes de los
impíos y humillando a todos aquellos que quieren el
mal. Obtén para ellos la gracia del arrepentimiento y la
conversión, a fin de que puedan dar honra al Dios Vivo,
Uno y Trino y a Ti.

¡Oh!, Nuestra Poderosa Protectora, por medio de los resplandecientes espíritus


celestiales, protege por toda la Tierra las Iglesias, los Lugares Sagrados y especialmente
el Santísimo Sacramento del Altar. Impide toda profanación y toda destrucción. Los
Ángeles están a cada instante a la espera de Tus órdenes y arden en deseos de
ejecutarlas.

¡Oh!, Madre celestial, protege además nuestros hogares y a nosotros de las insidias del
enemigo infernal. Haz que los Santos Ángeles habiten siempre en ellos y nos traigan las
bendiciones del Altísimo. ¿QUIÉN COMO DIOS? ¿Quién como Tú, María? Eres la Reina de
los Ángeles y la Vencedora sobre satanás. Eres buena y tierna Madre, Tú serás siempre
nuestro Amor y nuestra Esperanza.

¡Oh!, Madre de Dios, envíanos los Santos Ángeles, para defendernos y para rechazar lejos
al demonio, nuestro mortal enemigo. Santos Ángeles y Arcángeles defiéndannos y
guárdennos. Amén.
“En 1863 un alma…” (Beato Luis Eduardo Cestac) sintió su mente elevada hacia la
Santísima Virgen, quien le dijo que efectivamente, los demonios andaban sueltos por
el mundo, y que había llegado la hora de rogarle como Reina de Los Ángeles pidiéndole
las Legiones Angélicas para combatir y aplastar los poderes infernales.” (Beato Luis
Eduardo Cestac, fundador de la Congregación de las Siervas de María).
En un momento de intenso recogimiento, el padre Cestac “creyó ver” los estragos
indecibles causados por las potencias del mal. Sintió vivamente la necesidad de la
oración a la Virgen María, Reina de los Ángeles. La Virgen le inspiró esta súplica:
“Augusta Reina de los cielos y señora de los Ángeles"… para combatir y derrotar las
potencias del infierno, después de que tuviera esta visión de los «destrozos
indescriptibles» causados por los demonios en la Tierra.

No está de más advertir que, durante la primera impresión, las máquinas se rompieron
dos veces; sin embargo, la oración a la Reina de Los Ángeles se extendió rápidamente
y fue aprobada por muchos obispos y arzobispos.
Ha sido recomendada por el papa Pío IX, y enriquecida de indulgencia por los papas
León XIII y San Pío X.

Versión resumida:

345. Augusta Reina de los cielos y Señora de los Ángeles, a Vos que habéis recibido
de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, os pedimos humildemente
que enviéis las celestiales legiones, para que, a vuestras órdenes persigan a los
demonios, los combatan por todas partes, repriman su audacia y los hundan en el
abismo. «¿Quién como Dios?»

¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh
divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio,
nuestro mortal enemigo. Amén.

Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos, guardadnos.

Indulgencia de quinientos días. (S. C. de Indulg., 8 jul. 1908; S. Pen. Ap., 28 mar. 1935.)
2. ORACIÓN DE LEÓN XIII A SAN JOSÉ
San José Patrono de la Iglesia (Giuseppe Rollini)

LATÍN
Ad te beáte Joseph, in tribulatióne nostra
confúgimus, atque, imploráto Sponsæ tuæ
sanctíssimæ auxílio, patrocínium quoque tuum
fidénter expóscimus. Per eam, quǽsumus, quæ te
cum immaculáta Vírgine Dei Genitríce conjúnxit,
caritátem, perque patérnum, quo Púerum Jesum
ampléxus es, amórem, súpplices deprecámur, ut ad
hereditátem, quam Jesus Christus acquisívit
Sánguine suo, benígnus respícias, ac necessitátibus
nostris tua virtúte et ope succúrras.

Tuére, o Custos providentíssime divínæ Famíliæ,


Jesu Christi sóbolem eléctam; próhibe a nobis,
amantíssime Pater, omnem errórum ac
corruptelárum luem; propítius nobis, sospítator
noster fortíssime, in hoc cum potestáte tenebrárum
certámine e cœlo adésto; et sicut olim Púerum
Jesum e summo eripuísti vitre discrímine, ita nunc
Ecclésiam sanctam Dei ab hostílibus insídiis atque ab omni adversitáte défende: nosque
síngulos perpétuo tege patrocínio, ut ad tui exémplar et ope tua suffúlti, sancte vívere,
pie émori, sempiternámque in cœlis beatitúdinem ássequi possímus. Amen.

TRADUCCIÓN
476 A vos, oh bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación; e implorando
el auxilio de vuestra santísima Esposa, pedimos también, con confianza vuestro
patrocinio. Os pedimos suplicantes, por aquella caridad que os unió con la inmaculada
Virgen Madre de Dios y por el paternal amor con que abrazasteis al Niño Jesús, que miréis
benignamente la herencia que Jesucristo adquirió con su Sangre, y que, con vuestro
poder y auxilio, nos socorráis en nuestras necesidades.

Defended, oh Custodio providentísimo de la divina Familia, el linaje escogido de


Jesucristo; alejad de nosotros, oh Padre amantísimo, toda peste de errores y corrupción;
asistidnos propicio desde el cielo, oh fortísimo libertador nuestro, en este combate con
el poder de las tinieblas, y así como en otro tiempo librasteis a Jesús de inminente peligro
de la vida, así ahora defended a la santa Iglesia de Dios de las asechanzas de los enemigos
y de toda adversidad, y cubrid con vuestro perpetuo patrocinio a cada uno de nosotros,
para que, a ejemplo vuestro y sostenidos con vuestro auxilio, podamos vivir santamente,
morir piadosamente y conseguir la eterna bienaventuranza en el cielo. Así sea.

El Papa León XIII, mediante rescripto del 20 de Octubre de 1885, concedió Indulgencia
de tres años, Indulgencia de siete años y siete cuarentenas por cada vez que se rece
devotamente después del rezo público del Rosario durante el mes de octubre; y 300
días de indulgencia una vez al día, en cualquier otro tiempo del año.

Indulgencia plenaria, en las condiciones de costumbre, si se reza esta oración, durante


un mes entero, todos los días. (León XIII, Encicl. 15, agost 1889; S. C. de Indulg., 21 sept.
1889; S. Pen. Ap., 17 mayo 1921 y 13 dic. 1935 y 10 mar.
1941.)

3. Oración para Expulsar al Maligno


Dictada en Polonia por el mismo Arcángel San Miguel para Polonia y para el mundo
entero.

Santísima Trinidad, Un solo Dios, ruego humildemente por la intercesión de la Santísima


Virgen María y de todos los Ángeles y Santos, que nos des la enorme gracia de poder
vencer las fuerzas del mal en… **Polonia, Colombia, toda América, y en el mundo
entero**, por los Méritos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, quien derramó Su
Preciosísima Sangre por todos nosotros; por Sus Llagas Sagradas, por Su Pasión y Muerte
en la Cruz; por los sufrimientos que Nuestro Señor y Salvador sobrellevó durante toda Su
vida aquí en la Tierra.

Nuestro Señor Jesucristo, Te imploramos que envíes a Tus Ángeles Santos para echar de…
**Polonia, Colombia, toda América, y en el mundo entero** a todas las fuerzas del mal
al Infierno y a la condenación eterna. Que llegue a nosotros Tu Reino, y Tu Gracia sea
esparcida a cada uno de los corazones para que se llenen de Tu Paz.

¡Oh!, Reina Celestial y Madre nuestra, Santísima Virgen María, con el corazón puro Te
imploramos que, por favor, envíes a Tus Ángeles Santos a arrojar al infierno y a la
condenación eterna a todos los espíritus malignos.
Arcángel San Miguel,
Comandante de las fuerzas
celestiales. Nuestro Señor Te
puso a cargo de llevar a cabo
esta enorme tarea, para que
Su Gracia sea desparramada
para siempre en todos
nosotros. Guía a Tu Armada
Celestial para que las fuerzas
del mal sean arrojadas al
Infierno y a la condenación
eterna. Unifica todas tus
fuerzas para derrotar a Lucifer
y a sus ángeles caídos que se
rebelaron contra la Voluntad
de Dios y ahora trabajan para
destruir nuestras almas. Sé
victorioso, pues Dios te ha
otorgado el poder y la
autoridad para combatir las
fuerzas del mal. Pide a Dios
que nos dé la gracia de Su Paz
y de Su Amor para que
podamos seguir siempre a
Nuestro Señor hacia Su Reino
Celestial. Amén.

“Cada vez que se recita esta oración 50 mil demonios son arrojados a la condenación
eterna. Ésta es una enorme gracia. ¡Díganlo tan frecuentemente como puedan! Éste es
el regalo más grande de Dios para todos ustedes, a través de mí, en ocasión de mi fiesta.
De esta manera, ustedes pueden ser instrumentos para liberarse de las garras del
enemigo del mal en nuestros países. Los poderes del mal tiemblan cuando se recita
esta plegaria porque son condenados para toda la eternidad. Esta oración puede liberar
a nuestro país y al mundo entero de las fuerzas y de la influencia del mal.” –Arcángel
San Miguel.

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