Test de Apercepción Temática
Test de Apercepción Temática
Test de Apercepción Temática
Los test proyectivos verbales, también llamados Técnicas Temáticas, tienen como clave la apercepción.
Desde el punto de vista dinámico, la apercepción hace referencia a la interpretación que un sujeto hace
una percepción, admitiendo que el estímulo que está percibiendo está distorsionado por variables de
carácter interno.
Lo que viene a decirnos es que el sujeto mostrará su personalidad, tanto a nivel consciente como
inconsciente, cuando se le pasen este tipo de técnicas. Una técnica que se define por presentarle al
sujeto una serie de láminas (estímulos visuales) de carácter más o menos estructurado, con el que
tendrá que crear unas historias o relatos en función de la prueba y de lo que perciba.
Cada uno de nosotros tiene su propia manera de ver la realidad, de interpretarla y de actuar y ser en el
mundo. Cada uno de nosotros tiene su propia personalidad. En parte heredada y en gran medida
aprendida, la personalidad de un individuo permite conocer e incluso predecir en cierto grado la manera
de interactuar y reaccionar ante las situaciones de un individuo. Y ello puede tener gran relevancia a la
hora de explorar los motivos que provocan que diferentes sujetos reaccionen de maneras distintas ante
una misma situación o que alguien manifieste de manera continuada conductas que le generan malestar
o que le resultan desadaptativas. Es por esto que se han elaborado diferentes mecanismos y tests para
intentar evaluar la personalidad.
Uno de los numerosos tests existentes en este sentido, de orientación psicodinámica y enmarcado
dentro de los tests proyectivos, es el Test de Apercepción Temática o TAT.
Creado por Murray en 1935, el TAT pretende ser un sistema de valoración de las necesidades,
expectativas y miedos inconscientes que regulan nuestro comportamiento y que contribuyen a formar
nuestra personalidad a partir de la interpretación de estímulos ambiguos (considerando el autor que en
dicho proceso pueden observarse la presencia de rasgos de personalidad).
Se trata de un test o prueba de tipo proyectivo, siendo conocido el TAT entre ellos como el exponente
más claro y conocido de test proyectivo temático (en el cual básicamente se ha de narrar una historia a
partir de la presentación de una o más láminas). Como test proyectivo de origen psicodinámico, tiene
como objetivo analizar elementos inconscientes del sujeto que forman y configuran en gran medida su
personalidad.
Dicha evaluación cuenta con la ventaja de ser enmascarada, lo que implica que el sujeto no conoce qué
se está evaluando o qué respuesta puede esperarse de él y le resulte más díficil falsear sus respuestas
(disminuyendo la probabilidad de emitir respuestas en base a la deseabilidad social). Sin embargo, no
permite un análisis cuantitativo sino únicamente cualitativo, pudiendo diferentes profesionales
obtener distintas conclusiones de su aplicación y no teniendo significación un único estímulo aislado
sino que su interpretación requiere de un análisis del conjunto.
Esta prueba proyectiva conste de un total de 31 láminas en blanco y negro, de las cuales todas menos
una representan diferentes escenas estructuradas pero ambiguas vinculadas a diferentes temáticas.
Entre ellas, once son universales mientras que el resto se dividen en función del tipo de población
objeto de estudio (según sexo y edad) de tal manera que cada sujeto puede como máximo visualizar una
veintena. Sin embargo no es necesario que se pasen todas, sino que el clínico valorará si resulta
valorable pasar únicamente las más relevantes en función del paciente en cuestión.
Las láminas son muy claras y dramáticas, en blanco y negro. Hay 31 láminas (una en blanco) divididas
para hombres (H), mujeres (M), niños (HV) y niñas (MN). De las 31 láminas se toman sólo 20 (10 en una
sesión y 10 en otra) de acuerdo al motivo de consulta, la problemática y el sexo. Siempre debemos
tomar la primera lámina y la que figura en blanco (esta da la imagen de la persona ante un trauma y se
considera la lámina transferencial, muestra la reacción frente a la técnica y nos da la pauta de las
fantasías inconcientes del paciente). Las láminas universales deben ser tomadas siempre (figura sólo un
número atrás). El tiempo aproximado es de 10 minutos para cada lámina.
Son 11 láminas universales (para todos los pacientes) más las 9 láminas específicas para H o para M o
para niño, más la lámina blanca. Las 11 láminas universales son las que solo tienen el número atrás: 1,
2, 4, 5, 10, 11, 14, 15, 16, 19, 20.
Las 11 láminas que se recomiendan tomar a TODOS los pacientes, sea H, M o niño, más allá de la
sugerencia del autor, para poder tener una administración más breve, son: 1, 2, 3VH,4, 6VH, 7VH, 8VH,
12H, 13HM, 15, 18VH y la blanca.
Consigna: “Me gustaría que inventaras un argumento (o que contaras una historia). Esta es una prueba
de imaginación. Aquí hay varias láminas y las iré mostrando de a una, deseo que relates una historia con
cada una de ellas. Toda lámina representa una escena (con personas). Trate de imaginar que pasó antes,
que está pasando y que va a pasar. Trate de describir sentimientos y hacer una historia lo más dramática
posible”. Algunas personas arman historias por separado, otras unen láminas en una historia en común.
El sujeto deberá observar brevemente cada lámina con el fin de elaborar a partir de ella y de los
elementos que forman parte de la escena una historia, considerandose primero que ve en la imagen o
escena para posteriormente elaborar una breve narración respecto a lo que está sucediendo en ella, lo
que ha sucedido antes y lo que sucederá después. Será la interpretación de estas historias lo que
permitirá hacernos una idea de los procesos psíquicos del sujeto analizado.
Formas de administración:
1. Individual (tomada por el psicólogo): se entregan las láminas una por una, se toma el tiempo de
reacción (desde que se muestra hasta que se empieza a relatar) y el tiempo de relato. Luego se pone
la hora de inicio y de finalización. Si el tiempo de reacción está cortado y muy rápido, la persona no
se toma su tiempo para armar y planificar una historia. El tiempo de reacción muy alargado (más de
1 minuto), la persona está en un estado de conflicto interno entre contar y no contar lo que piensa.
El tiempo total de la lámina, comparado con el de las otras, indicará cual es la conflictiva (porque es
muy corto o muy largo).
3. Colectiva: Cuando se proyectan las láminas y cada persona escribe la historia. No se corrige. Se frena
la primera imagen y se pide que todos relean la historia y que se fijen si tiene presente, pasado y
futuro.
Si los relatos son muy largos, se puede frenar, suspender y seguir en otra sesión. No se puede prolongar
más de una hora (esto lo decimos en la consigna). Debemos considerar los clichés.
Re-test: Puedo hacerlo de dos maneras: intermitente (después de cada lámina, pero con la condición de
que sea a largo vínculo) o al final de las 10 láminas (para aclarar puntos oscuros y corregir la falta de
algún tiempo).
Interpretación
Los resultados del TAT no tienen una única posible interpretación, al no ser un test estandarizado que
refleje puntuaciones concretas. Su valoración requiere de elevadas dosis de intuición y juicio clínico,
siendo la información extraída de tipo cualitativa. No permite establecer un diagnóstico, pero sí
observar el modo del paciente de ver las cosas y cómo las estructura.
Contenido
A la hora de valorar el contenido del relato, el propio creador del test consideraba que había que tener
en cuenta seis aspectos principales.
El héroe o protagonista de la historia es uno de dichos elementos. En aquellas láminas con más de un
personaje, es el sujeto con el cual el paciente se identifica y en el cual centra la historia. Generalmente
es el que tiene mayor parecido con el paciente en sí. Hay que tener en cuenta que las láminas en sí no
marcan claramente la existencia de un individuo principal, siendo el sujeto quien lo escoge. Asimismo,
se observa si el paciente escoge a un solo protagonista o este va cambiando a lo largo del discurso o si
escoge a un grupo, animal u objeto como tal.
También se ha de valorar la existencia de diferentes cualidades en dicho protagonista y el rol que tiene
en la narración (es bueno/malo, activo/pasivo, fuerte/débil...). El con quién se identifique y como sea
dicho personaje nos informa del autoconcepto del paciente analizado.
Otro de los puntos a remarcar, vinculado al anterior, es la motivación y las necesidades del héroe.
Cómo se siente o qué quiere o le motiva internamente a actuar como lo hace. Proteger a seres queridos,
odio o amor, o lo que le hagan sentir los sucesos son parte de este aspecto. También se asocia a los
propios objetivos y metas.
El tercer punto clave son las presiones a las que se ve sometido, o lo que le sucede al sujeto y que puede
marcar su modo de actuar. Aquí es posible valorar posibles preocupaciones o situaciones estresantes o
traumáticas que estén afectando a la vida del paciente.
El ambiente es el cuarto de los principales aspectos a valorar. El paciente debe interpretar no solo al
héroe y lo que le ocurre sino valorar la situación en que se encuentra. El entorno y la relación con los
demás personajes, o cómo son estos personajes o los roles que cumplen (son familia, pareja, amigos,
enemigos, amenazas, meros testigos…), son grandes ejemplos. Puede informar del modo de
relacionarse con el entorno y la percepción de éste por parte del paciente.
El quinto de los elementos a valorar es el propio desarrollo de la historia. Como se suceden los
acontecimientos, cómo se inician y cómo culminan. Ello, por cierto, puede relacionarse con las
expectativas reales del paciente respecto a su propia autoeficacia y con su estado de ánimo.
El último pero no menos importante punto de análisis es la temática de la historia, las cuales tienden a
estar vinculadas a las preocupaciones e inquietudes del paciente. Por ejemplo, alguien deprimido y/o
con ideas suicidas va a tender a reproducir elementos vinculados a la muerte, o alguien obsesionado con
la limpieza y los gérmenes con enfermedades.
Además de lo que el paciente dice, es relevante el cómo lo dice y el grado de implicación mostrado en la
actividad. Si el paciente colabora o no, si percibe correctamente las imágenes y comprende lo que debe
de hacer o si posee suficiente capacidad de visualización y elaboración son aspectos remarcables que
nos pueden indicar la presencia de resistencias o bien de dificultades asociadas a un problema en
concreto (así como valorar si la prueba es indicada o no).
Cuadros Psicopatológicos:
1. Persona normal (neurótica): deben incluir los tres tiempos, la historia debe ser dramática, se deben
incluir sentimientos. Los conflictos aparecen donde están las fantasías. Los relatos suelen ser breves
al principio y luego son más largos (se va soltando), que los tiempos de reacción sean diferentes por
cada lámina (por el conflicto que despierta).
2. Histeria de conversión: hay un uso mínimo de primera persona, relatos con fantasías sexuales pero
con mucha frustración. Aparecen temas de enfermedad, con fantasías hipocondríacas. Bastantes
identificaciones con el héroe. Además aparecen muchas exclamaciones.
3. Depresión: restringe la actividad ideacional. No da relatos con mucha fantasía. Respuestas casi
monosilábicas, quedan impactados por el negro de las láminas. Historias sombrías, con culpa, con
desenlaces desdichados, con temas de suicidio. La persona empieza a llorar al relatar. Dicen que
están cansados de hacer la técnica.
5. Psicópatas: actos antisociales en los relatos, ve las situaciones negativas pero las transforma en
positivas. Parece que da una historia muy interesante, pero después notamos que hay poco
contenido simbólico (por eso se administra en forense).
6. Esquizofrenia: falta tono afectivo, hay absurdos, incoherencias, ve al material como real con pérdida
de distancia. Hay una incapacidad total de ajustarse a las consignas. Aparecen neologismos, hay una
gran propensión a la grandilocuencia.
7. Situaciones traumáticas: las sacamos por el motivo de consulta, o si en la técnica se repite la misma
historia en diversas láminas.
8. Maníaco: aparece referencia al alimento, necesidad de adquirir cosas, exaltan los paisajes y exaltan
que esos paisajes los pueden tener por posibilidades económicas.
El TAT se puede usar en la Psicoterapia. Es como un disparador, como un medio auxiliar del terapeuta,
porque ayuda al paciente a obtener una cierta distancia de si mismo y así proyectar. Una vez que el
paciente cuenta la historia, se le pregunta como si fuese una asociación libre. Si esa historia tiene algo
que ver con él, se puede preguntar que pasó en la historia y si los sentimientos le corresponden (usar
algunas por sesión).