Paso5 B
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PLANTELA
PASO 5 (SEGUNDA PARTE)
¿Quién es esta persona que recibe buen riego y produce fruto que prospera en cada cosa
que hace? ¡Aquel que se goza y medita en la Palabra de Dios día y noche! El sabe cómo tomar la
semilla de la Palabra de Dios y plantarla profundamente en su corazón.
Si usted desea una cosecha de bendiciones y victoria, debe sacar la semilla (Palabra de
Dios) de la bolsa (la Biblia) y plantarla en el suelo (su corazón) a través de la meditación. Aquí es
donde varios creyentes la pierden. Ellos confunden leer o memorizar la Escritura con meditarla. La
lectura y la memorización son maravillosas, pero no plantan la semilla de la Palabra en su corazón
de la manera que la meditación, lo hace. Las primeras dos ponen la Palabra en su cabeza; la
meditación la planta en su corazón.
Sólo cuando usted haya plantado la semilla puede con derecho esperar el fruto de la
cosecha. Ningún granjero sensato se queda en su campo esperando la cosecha cuando la semilla
está aún en la bolsa en el granero. Pero una vez que él ha sembrado la semilla en buen suelo, tiene
todas las razones para esperar fruto.
Muchos cristianos están esperando la Palabra para producir una cosecha en sus vidas
cuando ellos nunca la han sembrado verdaderamente en sus corazones. Ellos han oído la Palabra
predicada. La han leído muchas veces. También han memorizado una cantidad de versículos. Pero,
hasta que la Palabra de Dios no esté plantada en un suelo fértil de un corazón obediente, la
esperanza de la cosecha es en vano.
1
COMO MEDITAR LA PALABRA.
Bien, seamos prácticos. Voy a darle tres métodos prácticos que usted puede comenzar a
usar hoy para meditar la Palabra de Dios. La buena noticia es, ninguno de estos requiere que usted
se siente en la posición de la meditación trascendental.
“Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, y meditaré en tus estatutos.”
Sal 119:48 (VRV 60).
¿Ha estado alguna vez caminando y rezongando algo en voz baja en un momento de
tensión o irritación? Usted puede no haberse dado cuenta, pero estaba practicando una forma
negativa de meditación. La palabra hebrea traducida “meditar” en el Salmo 119:48 puede también
significar “conversar o hablar”.
“Pero, ¿no pensará mi familia y mis amigos que he perdido la razón si voy por allí hablando
entre dientes a mí mismo?” usted pregunta.
¡Ellos no lo harán luego que hayan comenzado a ver el cambio fenomenal en su vida!
Además, hablarse a usted mismo es perfectamente bíblico. Pablo mismo lo sugiere:
“…sed llenos del Espíritu, hablando a ustedes mismos con salmos, con himnos y cánticos
espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones.” Ef 5:18-19 (trad. de V. K.
James). (Énfasis del autor del libro).
Aquí lo tiene. Está en el Nuevo Testamento. Hablar o cantar la Palabra a usted mismo es
una excelente manera de meditar las cosas de Dios.
2. Conversar.
“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová,
roca mía, y redentor mío.” Sal 19:14 (VRV 60)
2
“Mi boca hablará sabiduría, y el pensamiento (meditación) de mi corazón inteligencia.” Sal
49:3.
Si usted y yo vamos a almorzar y hablamos acerca de la fidelidad de Dios para suplir todas
nuestras necesidades, esa conversación aviva la Palabra dentro de usted y planta más de ella en
su corazón. Esto funciona también en lo negativo. Si nos sentamos y hablamos sobre cuán grande
fracaso es usted, entonces no pasará mucho para que usted comience a esperar el fracaso, porque
las semillas de fracaso han sido sembradas en su corazón. El fracaso ha sido su meditación.
Por esto es que Dios se opone tanto a los pecados de la lengua: chismes, murmuraciones,
difamación y cosas por el estilo. Esas palabras son una forma de meditación que se clavan en su
corazón como veneno. “Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta
las entrañas.” Prv 18:8 (VRV 60).
3. Reflexionar.
“Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras; reflexionaba en las obras
de tus manos.” Sal 143:5 (VRV 60).
Comparo esta clase de meditación con exprimir el jugo de una naranja. Tome una frase
simple tal como “…por sus llagas fuimos sanados” y reflexione en ella una y otra vez hasta que
llegue a ser absolutamente real en su interior. Exprímala hasta que no quede ni una sola gota.
Sí, es duro, pero las recompensas son grandes. Lo desafío a probar las cosas de las cuales
yo he hablado aquí por el término de siete días. No hay dudas en mi mente que hacerlo
revolucionará su vida espiritual. Usted experimentará más poder, más oraciones respondidas, más
revelación … más de todo.
Todavía, sólo pocos cristianos procuran la energía para pagar un precio para tan
abundante vida. En lugar de esto, muchos más de ellos andan rogando a Dios por éxito o por
sanidad o por cualquier cosa que necesiten. Mientras tanto, la clave para el depósito del cielo, su
Biblia, está en sus manos.
3
Si su respuesta ahora mismo es decir, “Todavía no estoy muy seguro de realmente
entender cómo meditar”, entonces permítame bajárselo exactamente a su situación. Vaya a la
Escritura y busque un versículo o un pasaje dirigido a una necesidad vigente. Pase quince o veinte
minutos meditando en él. Dígaselo tranquilamente a usted mismo. Reflexione en él. Considérelo.
Cierre sus ojos y véase a usted mismo actuando o experimentando esa escritura.
A lo largo del día, diríjase a su esposa o a su amigo y haga una declaración basada en esa
Escritura (ej. “Dios me está supliendo todas mis necesidades de acuerdo a Sus riquezas en gloria.”).
Continúe reflexionando el versículo o la frase cuando se acueste a la noche. Su espíritu continuará
empapándolo en revelación aún mientras usted duerma.
Si usted realmente le da a este método una oportunidad, descubrirá que será lo más
poderoso que usted jamás haya hecho. Seguro, se necesita auto-disciplina. Sí, requiere
concentración, y compromiso. Pero las recompensas son vida abundante, victoria, salud,
prosperidad, éxito, y la más preciosa de todas las recompensas, mayor intimidad con el Padre
Celestial.