10-DBA10 Uso Del Diccionario

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Uso del diccionario

Lenguaje

120 minutos

10. Acude a diccionarios, enciclopedias y tesauros para enriquecer la comprensión


y la producción de textos.

Para comprender un texto es necesario seguir varios pasos: realizar una lectura pausada,
identificar las ideas principales, realizar un resumen. Este proceso de comprensión exige en
una primera lectura, aclarar el significado de las palabras desconocidas. Por ello, el
diccionario es un recurso indispensable en cualquier proceso de aprendizaje, porque además
de aclarar dudas semánticas permite resolver dudas ortográficas y de uso del idioma.

El diccionario de la Real Academia Española (DRAE) Diccionario de la Lengua Española, es


considerado la principal autoridad de consulta en todo el mundo de habla hispana. Existen
otros tipos de diccionarios además de los básicos de la lengua española: enciclopedias,
diccionarios de sinónimos y antónimos, de dudas, bilingües.

1. Para comenzar se sugiere visualizar el reportaje El libro de libros realizado por el


Telediario del canal español RTVE, disponible en:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/telediario-21-horas-16-10-
14/2812774/

Nota: El reportaje tiene una duración de tres minutos y medio. Reproducir a partir del
minuto 51 hasta el 54:30.
2. Invitar a los estudiantes a navegar en la página de la Real Academia Española (DRAE)
para conocer las características del diccionario, el contenido, su manejo, estructura de los
artículos, contenido de las acepciones.

http://www.rae.es/diccionario-de-la-lengua-espanola/que-contiene/item-numero-2

3. Una vez realizada la exploración de la página, se realizará una lectura grupal del cuento "El
baldío" del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, los estudiantes deben aclarar con ayuda
del diccionario el significado de las palabras subrayadas.

EL BALDÍO
Autor: Augusto Roa Bastos

No tenían cara, chorreados, comidos por la oscuridad. Nada más que sus dos siluetas
vagamente humanas, los dos cuerpos reabsorbidos en sus sombras. Iguales y sin embargo tan
distintos. Inerte el uno, viajando a ras del suelo con la pasividad de la inocencia o de la
indiferencia más absoluta. Encorvado el otro, jadeante con el esfuerzo de arrastrarlo entre
la maleza y los desperdicios. Se detenía a ratos a tomar aliento. Luego recomenzaba doblando
el espinazo sobre su carga. El olor del agua estancada del riachuelo debía estar en todas
partes, ahora más con la fetidez dulzarrona del baldío hediendo a herrumbre, a excrementos
de animales, ese olor pastoso por la amenaza del mal tiempo que el hombre manoteaba de
tanto en tanto para despegárselo de la cara.

Varillitas de vidrio o metal entrechocaban entre los yuyos, aunque de seguro ninguno de los
dos oiría ese cantito isócrono, fantasmal. Tampoco el apagado rumor de la ciudad que allí
parecía trepidar bajo tierra. Y el que arrastraba, sólo tal vez ese ruido blando y sordo del
cuerpo al rebotar sobre el terreno, el siseo de restos de papeles o el opaco golpe de los
zapatos contra las latas y cascotes. A veces el hombro del otro se enganchaba en las matas
duras o en alguna piedra. Lo destrababa entonces a tirones, mascullando alguna furiosa
interjección o haciendo a cada forcejeo el ha... neumático de los estibadores al levantar la
carga rebelde al hombro. Era evidente que le resultaba cada vez más pesado. No sólo por esa
resistencia pasiva que se le empacaba de vez en cuando en los obstáculos. Acaso también por
el propio miedo, la repugnancia o el apuro que le iría comiendo las fuerzas, empujándolo a
terminar cuanto antes.
Al principio lo arrastró de los brazos. De no estar la noche tan cerrada se hubiera podido ver
los dos pares de manos entrelazadas, negativo de un salvamento al revés. Cuando el cuerpo
volvió a engancharse, agarró las dos piernas y empezó a remolcarlo dándole la espalda, muy
inclinado hacia delante, estribando fuerte en los hoyos. La cabeza del otro fue dando tumbos
alegres, al parecer encantada del cambio. Los faros de un auto en curva desparramaron de
pronto una claridad que llegó en oleadas sobre los montículos de basura, sobre los yuyos,
sobre los desniveles del terreno. El que estiraba se tendió junto al otro.

Por un instante, bajo esa pálida pincelada, tuvieron algo de cara, lívida, asustada la una, llena
de tierra la otra, mirando hacer impasible. La oscuridad volvió a tragarlas enseguida. Se
levantó y siguió halándolo otro poco, pero ya habían llegado a un sitio donde la maleza era más
alta. Lo acomodó como pudo, lo arropó con basura, ramas secas, cascotes. Parecía de
improviso querer protegerlo de ese olor que llenaba el baldío o la lluvia que no tardaría en
caer. Se detuvo, se pasó el brazo por la frente regada de sudor, escarró y escupió con rabia.
Entonces escuchó ese vagido que lo sobresaltó. Subía débil y sofocado del yuyal, como si el
otro hubiera comenzado a quejarse con lloro de recién nacido bajo su túmulo de basura.

Iba a huir, pero se contuvo encandilado por el fogonazo de fotografía de un relámpago que
arrancó también de la oscuridad el bloque metálico del puente, mostrándole lo poco que había
andado. Ladeó la cabeza, vencido. Se arrodilló y acercó husmeando hacia ese vagido tenue,
estrangulado, insistente. Cerca del montón, había un bulto blanquecino. El hombre quedó un
rato sin saber qué hacer. Se levantó para irse, dio unos pasos tambaleando, pero no pudo
avanzar. Ahora el vagido tironeaba de él. Regresó poco a poco, a tientas, jadeante. Volvió a
arrodillarse titubeando todavía. Después tendió la mano. El papel de envoltorio crujió. Entre
las hojas del diario se debatía una formita humana. El hombre la tomó en sus brazos. Su gesto
de alguien que no sabe lo que hace pero que de todos modos no puede dejar de hacerlo. Se
levantó lentamente como asqueado de una repentina ternura semejante al más extremo
desamparo, y quitándose el saco arropó con él a la criatura húmeda y lloriqueante. Cada vez
más rápido, corriendo casi, se alejó del yuyal con el vagido y desapareció en la oscuridad.

4. Al finalizar, los estudiantes podrán acceder al taller interactivo disponible en:


http://www.antioquiadigital.edu.co/Recursos-Educativos-Mi-Clase-Digital/Recursos-
Educativos-Lenguaje/comprension-de-lectura-de-textos-narrativos-el-baldio.html
El objetivo de esta actividad es mostrar cómo el uso del diccionario es una herramienta
imprescindible para la comprensión de lectura.
Corporación de Radio y Televisión Española (rtve) http://www.rtve.es/ Recuperado el 31 de
julio de 2015, de: http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/telediario-21-horas-16-10-
14/2812774/

Real Academia Española (Rae) http://www.rae.es/ Recuperado el 31 de julio de 2015, de:


http://www.rae.es/diccionario-de-la-lengua-espanola/que-contiene/item-numero-2

Augusto Roa Bastos. El baldío. Madrid: Santillana, 1992. ISBN 84-204-8089-4 [cuentos]

Antioquia digital (2015). Taller de comprensión de lectura de textos narrativos "El baldío"
[multimedia] Disponible en:
http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/1718385/comprension_de_lectura___el
_baldio__augusto_roa_bastos_.htm

Enciclopedias, diccionarios y tesauros recomendados

http://www.wordreference.com/

http://eurovoc.europa.eu/drupal/?q=es

http://www.fundeu.es/?s=valor+normativo

http://www.ideasafines.com.ar/

http://www.fundeu.es/consultas/

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