Desafios Capella

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DERRAMA MAGISTERIAL

III CONGRESO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN


ENCINAS 2010

Mesa Redonda

“Desafíos de la Educación para la Diversidad Cultural del País”

Jorge Capella Riera

“La diversidad cultural de los grupos minoritarios es


una riqueza común de toda la sociedad global, lo
que reclama una política de protección a las
minorías étnicas dado que la interculturalidad es una
dimensión de la vida humana en sociedad que tiene
que ver con toda la urdimbre social, política y
económica.” (Heise, 1992)

Introducción.
Uno de los puntos del temario del Encuentro Preparatorio Macroregional Norte “Educación para
el Desarrollo Local/regional”, organizado por el INFODEM de la Derrama Magisterial,realizado
en la ciudad de Cajamarca a fines del año pasado fue Interculturalidad y Educación. Retos de
la Educación para el Desarrollo Local y Regional Sustentable. En él me cupo en suerte
desarrollar la ponencia “Interculturalidad y Educación” que será, como es lógico, la base de
esta intervención.

Entonces partía de lo expresado por Carrier (1991): “… uno de los desafíos de las sociedades
modernas es vigilar para que su educación responda, a su debido tiempo, a las nuevas
conquistas del saber, a los progresos de la pedagogía y a las crecientes responsabilidades de
los ciudadanos, respetando siempre los imperativos de su cultura.”

Ahora preciso que el fomento de la diversidad cultural y su corolario, el diálogo, constituye un


verdadero reto en el mundo de hoy.

1. Precisiones conceptuales.

1.1. Educación.

Ubicado en el contexto de un humanismo científico-tecnológico de inspiración cristiana, la


educación es para mi un fenómeno y un proceso.

 Coincido con Guédez (1987) en que la “educación es, fundamentalmente, un fenómeno


personal-histórico-social-ideológico. La educación nace en la sociedad, se dinamiza y
administra a través de sus instituciones configurativas siendo además garantía de su
supervivencia y progreso. La educación es parte de la realidad social, y como tal está en
relación con todos los elementos de la misma, recibiendo de ellos influencias y
proyectándose no divorciada de su contexto sino vinculada con todo el sentido de la
dinámica histórica”.

 La educación es también un proceso de emancipación, mediante el cual los sujetos y los


pueblos dejan de ser meros sujetos para convertirse en agentes de su propio destino,
gracias a su capacidad transformadora.
Educar es liberar. El mundo es el lugar donde los seres humanos se hacen hombres por su
acción liberadora. Y esta acción es posible porque el hombre es una conciencia orientada al
mundo, reflexiva y trascendente.

Como bien dice Freire (1969), la educación verdadera es praxis, reflexión del hombre sobre el
mundo para transformarlo. El ser humano es un ser de relaciones y no sólo de contactos. "No
sólo está en el mundo, sino con el mundo".

1.2. Diversidad cultural.

Según se desprende del análisis de la bibliografía sobre el tema, algunos autores consideran
que la expresión “diversidad cultural” tiene varias connotaciones.

Para mi, la diversidad cultural es una fuerza motriz del desarrollo, no sólo en lo que respecta al
crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y
espiritual más enriquecedora. Esta diversidad es un componente indispensable para reducir la
pobreza y alcanzar la meta del desarrollo sostenible, gracias, entre otros, al dispositivo
normativo elaborado en el ámbito cultural.

Tengamos en cuenta, como premisa, que la principal riqueza cultural del Perú radicó y radica
en su diversidad.

2. Educación para hacer frente a la diversidad cultural.

En el objetivo estratégico 2, Política 5.1, del Proyecto Educativo Nacional se plantea:


“Establecer un marco curricular nacional orientado a objetivos nacionales compartidos,
unificadores y cuyos ejes incluyan la interculturalidad y la formación de ciudadanos, la
formación en ciencia, tecnología e innovación, así como en medio ambiente.

Considero que la interculturalidad es el producto de la relación que se establece entre los


diferentes grupos étnicos de una región, es decir la diversidad cultural, y, a su vez, la
articulación de estos grupos étnicos con la sociedad hegemónica nacional. Es por ello que en
nuestro país hablar de desafíos de la educación es hablar de interculturalidad.

En esta postura, tal como lo plantea Heise (1992), “ … es necesario vivir en el pluralismo y la
heterogeneidad, buscando consensos parciales que nos permitan organizar el conflicto en base
a un cuidadoso equilibrio. De esta forma se está afirmando la autonomía de cada individuo y
de cada grupo y sus posibilidades para trazarse un destino”.

Este tipo de educación nos permitirá convencernos de que todos los peruanos somos un
ámbito de conocimiento para todos los peruanos. (Política Nacional de Educación Bilingüe
Intercultural, 1989).

Hay que hacer hincapié en la necesidad de comprender los códigos culturales diferentes a los
de la propia cultura; que propicia y posibilita en los estudiantes castellanohablantes, desde el
nivel inicial hasta el superior, el conocimiento, la valoración y la apropiación crítica de los
elementos más significativos de nuestras diversas culturas.

Veamos la interculturalidad en dos elementos de la dimensión educativa: currículo e interacción


didáctica.

2.1. Currículo.

Resulta evidente, como se establece en el PEN, que “la interculturalidad debe ser el eje
orientador del currículo, de manera que los objetivos, contenidos y metodologías se enraícen
en la cosmovisión, conocimiento y prácticas propias, para gradualmente abrirse e incorporar,
reflexiva y críticamente, elementos culturales ajenos, necesarios ya sea para mejorar las
condiciones actuales de vida de la población concernida, como también para contribuir a un
enriquecimiento personal y societal que posibilite ese necesario diálogo armónico entre los
diversos grupos socioculturales que componen el país”.

Y a este respecto debemos reconocer y considerar que las orientaciones básicas de las
poblaciones nativas no siempre coinciden con las nuestras. «Aunque las capacidades
intelectuales generales -el raciocinio y la observación empírica- sean universales, todas ellas
pasan por el tamiz y las preferencias culturales.» (Pozzi-Escot, 1989).

Además, “las estrategias propias de la interculturalidad pueden chocar con algunas de las
complejas estructuras culturales de los grupos étnicos, que predisponen a los padres de familia
y a los alumnos a satisfacer ciertas convenciones y a amoldar la interpretación de la
enseñanza”. (Bergli, 1984).

Tal es el caso del aprendizaje de la lengua. Como señala Pozzi-Escot (1989), “… el andino es
un hombre práctico y no siempre percibe con claridad cuál es la ventaja, palpable, para que sus
hijos cultiven y escriban una lengua que tan sólo se habla en su comunidad y en la comarca.
La educación bilingüe debe demostrar y ofrecer ciertas ventajas tangibles para los
beneficiados. No bastan las argumentaciones de orden teórico-pedagógico”.

Es por eso que Heise (1992) dice “… la diversidad de culturas, sus encuentros y sus
desencuentros, forman parte de nuestra vida cotidiana y de nuestra propia identidad. Frente a
los intentos de homogenización del país mediante la imposición de un modelo cultural unitario,
urbano y castellano-hablante, queremos proponer el derecho a la diversidad y el respeto a las
diferencias. Creemos que sólo de esta manera la democracia, la paz y la justicia no se
quedarán en letra muerta”.

Coincido con Arróspide De la Flor (1975) en que nosotros tenemos el reto de la liberación, no
sólo de nuestra dependencia económica sino, más profundamente, de la dependencia
espiritual que tanto o más que antes entraba el encuentro de la identidad esencial de lo
peruano.

Pero, como nos advierte Salazar Bondy (1974), “… es obvio que nuestro país, marcado por la
presencia indígena, deberá apelar a ésta para su transformación: ella no se logrará sin la
participación de las formas occidentalizadas de la criollidad”. Somos mestizos y además
situados en la perspectiva de una incipiente cultura planetaria por lo tanto nunca podremos
desdeñar las creaciones técnicas, científicas y artísticas de la civilización occidental a la que
pertenece.

Al elaborar el currículo debemos tener en cuenta que, como nos señala Rodríguez Fuenzalida,
“nuestras instituciones educativas dialogan, en las heterogéneas realidades nacionales, con
distintos tipos de culturas existentes en el medio social que, a su vez, interpretan los cambios
culturales. Se trata, por tanto, de un diálogo cultural complejo que demanda de nuestra mejor
inteligencia para su estudio y proyección educativa”:

 “Dialogan con culturas ancestrales, aquéllas que se han transmitido desde épocas remotas
y que impregnan las percepciones, conceptos y actuaciones de muchos y variados grupos
humanos. … Son culturas que tienen a menudo su propia lengua, hablada y entendida por
esas comunidades”.

 “Dialogan con culturas de carácter humanista y cristiano, o asociado con otras religiones,
que tienen una especial preocupación por el hombre, el mundo, la naturaleza, la sociedad.
… Tienen sus propios rituales de culto a Dios y sus jerarquías religiosas”.

 “Dialogan con culturas que provienen de corrientes del pensamiento científico. Son culturas
que exigen la especialización, el conocimiento científico, experimental, el uso de normas
para la investigación; que responden a interrogantes específicas, vinculadas con las
personas y la naturaleza”.

 “Dialoga con culturas donde domina la imagen, donde la lógica de la percepción


corresponde a otros parámetros diferentes a aquellos utilizados en la lectura de textos. …
Se trata de una cultura masiva, que se trasmite a través de los medios masivos de
comunicación, que asocia lo público con lo privado. … Se trata de culturas con una gran
capacidad de persuasión, de convencimiento, de llegada al público”.

 “Dialogan con culturas tecnológicas, con componentes electrónicos e informáticos. Culturas


basadas en el diseño, la planificación, el método de proyectos, los resultados y su
evaluación. … Culturas que exigen habilidades intelectuales y operativas específicas, una
psicomotricidad particular, una percepción lógica también propia …”

2.2. Interacción didáctica.

Medina Rivilla (2000) afirma que el mundo que rodea el desarrollo del niño, la niña y el joven es
una construcción social y cultural. Así, la racionalidad de la ciencia, tecnología y de la
producción deben ser concebidos como un proceso, como un proceso humano (a partir de los
sujetos) y están condicionados social y culturalmente en orden a la producción de
conocimientos.

Las acciones docentes son coherentes con la interculturalidad cuando en el clima de aula, en
las relaciones entre los participantes, en el discurso y la toma de decisiones se evidencia un
pleno y amplio respeto a las diferentes perspectivas y opciones culturales y en el esfuerzo de
convivencia se valoran y critican tales perspectivas y valores, avanzando en la conjunción y
mejora continua de tales opciones y significados formativo-estimativos.

La autonomía de cada estudiante ha de promoverse vivenciando positivamente su identidad


cultural y generando vías concretas de cultura, en las que descubra el valor de temas y
núcleos instructivos de calidad, desde los que debe avanzar, mediante la realización de
actividades que partan del discurso propio, de los valores de su grupo y de la estimación por
todas las personas del sentimiento profundo de autoconocimiento.

El profesorado requiere desarrollar métodos que asuman los retos de la interculturalidad,


aplicándose a sí mismos el valor de las multirreferencias culturales y practicando la autonomía
en el diálogo y en la responsabilidad de tomar decisiones con los demás, especialmente los
que se implican en procesos de cambio, de interrelación y de mejora continua de sus propios
modos de atender la autonomía intercultural de los colegas y estudiantes.

En suma, una escuela intercultural es un ecosistema de posible ampliación axiológica,


colaborativa y transformadora, atendiendo a los diferentes procesos comunitarios, pero
avalando las múltiples formas de entender el mundo, ampliar el saber y comprender las
distintas tendencias entre los participantes.

Epílogo.

La educación intercultural no es una modalidad especial de educación propia de los centros


escolares ubicados en poblaciones bilingües o inmigrantes. Es, más bien, una cualidad
deseable en todo centro escolar de nuestra sociedad.

Por éstas y muchas otras razones, la educación intercultural es un desafío a nuestro


proyecto histórico y a nuestra aptitud para construir una nación en la que se de la unidad en la
diversidad de culturas. Por esto, también, la interculturalidad nos interpela a quienes
tenemos la misión de pensar y desarrollar una educación que nos permita a los peruanos
compartir los códigos de nuestra cultura con los compatriotas que utilizan otros códigos,
conscientes de que no se puede compartir lo que no se conoce.

Muchas gracias.

Lima, febrero del 2010

Referencias bibliográficas

ARROSPIDE DE LA FLOR, C.
1975 Cultura y Liberación. Lima. I.NC.

CAPELLA, J.
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2009 Interculturalidad y Educación. Retos de la Educación para el Desarrollo Local y Regional Sustentable.
Encuentro Preparatorio Macroregional Norte “Educación para el Desarrollo Local/regional”. INFODEM. Derrama
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1969 Pedagogía del oprimido. Buenos Aires. Siglo XXI.

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CARRIER, H.
1991 Evangelio y culturas. De León XIII a Juan Pablo II. Santafé de Bogotá.
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CONSEJO NACIONAL DE EDUCACIÓN


2007 Proyecto Educativo Nacional al 2021. La educación que queremos para el Perú. Ministerio de
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GUEDEZ, V.
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HEISE, M.; TUBINO, F.; ARDITO, W.


1992 Interculturalidad. Un Desafío. Lima. CAAAP.

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2000 Formación del Profesorado ante los retos de la indagación en la práctica y la interculturalidad.
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MINISTERIO DE EDUCACION
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