La Soledad Marco Denevi

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 1

La soledad

Dispuesto a convertirse en el primer orador de la ciudad, se encerró


en su casa y a solas, durante muchos años, practicó el arte de la oratoria.
Pulía cada frase, cada inflexión de la voz, cada silencio. Ensayaba
ademanes, gestos, pasos. Era capaz de repetir una y mil veces un vocablo
hasta que el sonido alcanzase la perfección. Y entretanto se negó a recibir a
nadie, a conversar con nadie. Temía que los demás le corrompiesen el
estilo, le contagiasen sus trivialidades, sus torpezas de dicción, esas
rústicas modulaciones con que habla el pueblo. Cuando, finalmente,
decidió que no le quedaba nada por aprender, salió de su casa, se encaminó
al ágora y en presencia de la multitud pronunció su primer discurso. Nadie
entendió una palabra. “¿Qué idioma es ese?”, preguntaban los curiosos.
Algunos se rieron, otros le arrojaron piedras, la mayoría se fue a presenciar
las exhibiciones de los cómicos.
-Marco Denevi, en Falsificaciones, 1966

También podría gustarte