Tratamiento Asertivo Comunitario 2 Edición Actualizada
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TRATAMIENTO ASERTIVO
COMUNITARIO
2ª Edición actualizada
JOSÉ LÓPEZ SANTIAGO
Psicólogo Clínico. Gerencia de Atención Integra de
Albacete. Servicio de Salud de Castilla-La Mancha
(SESCAM)
ISSN 1989-3906
Contenido
FICHA 1 ........................................................................................................... 19
Intervenciones terapeúticas que pueden implementarse en un TAC
FICHA 2 ................................................................................................................................. 21
Las intervenciones comunitarias domiciliarias
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Documento base.
Tratamiento asertivo comunitario
ÍNDICE
I. Introducción
II. Gestión de casos o TAC
III. Características del TAC
IV. ¿A quién va destinado?
V. Resultados de efectivad del modelo y difusión
VI. Funcionamiento del TAC
VI.1 Filosofía asertiva
VI.2 Capacidad e intensidad del servicio
VI.3. Gestión y organización
VI.3.1. Equipo multidisciplinar
VI.3.2. Trabajo en equipo y coordinación de cuidados
VI.3.3. Intervención en la comunidad
VI.3.4. Plan de tratamiento y prestación directa de servicios
VI.4. Atención ilimitada en el tiempo
VII. Situación actual y futuro del TAC En España
VIII. Lecturas para profundizar
Referencias
I. INTRODUCCIÓN
El Tratamiento Asertivo Comunitario (TAC) es un modelo de intervención intensiva e integral para el tratamiento de
los trastornos mentales graves (TMG) que tienen dificultades para adaptarse y vivir autónomamente en la comunidad.
El modelo tiene una larga historia (Dixon, 2000). Se originó a principios de la década de 1970, en el medio oeste de
los Estados Unidos (EUA) y su gestación es atribuida a Arnold Marx (M.D.), Leonard Stein (M.D.) y Mary Ann Test
(Ph.D.) del Instituto de Salud Mental de Mendota en Madison (Wisconsin). El programa, denominado en su origen
Trainig in Community Living1, surgió como un intento de dar solución a los problemas de los TMG tras los procesos
de desinstitucionalización (Desviat, 1995, Desviat, 2000), que ocasionaron a los pacientes graves dificultades de
adaptación en la comunidad y dio lugar al fenómeno de “puerta giratoria” (Stein y Test, 1998), es decir, múltiples
reingresos en unidades hospitalarias. La denominación más aceptada en la actualidad es la de Tratamiento Asertivo
Comunitario (Assertive Community Treatment, en inglés) pero son otras los nombres que pueden hacer referencia al
mismo modelo: Programa de Tratamiento Asertivo Comunitario, Equipo de Tratamiento Continuado, Programas de
Apoyo Comunitario, Gestión de Casos Intensiva o Assertive Outreach2 (Mueser, Bond, Drake y Resnick, 1998; Stein y
Test, 1998, Departament of Health, 2001)
Desde su inicio, una de las principales preocupaciones de sus promotores fue mostrar la efectividad del modelo
1
Traducido en castellano como “Tratamiento total en la comunidad” (Hernández Monsalve, 2000, 2003).
2
Outreach es un término utilizado en el Reino Unido (RU) para referirse a los modelos TAC (Departament of Health, 2001). Es un
término de difícil traducción y, aplicado a intervenciones psicosociales, se refiere a aquellas que intentan proporcionar servicios
más allá de los límites convencionales, en la atención de poblaciones especialmente necesitadas. En este texto mantendremos el
término original, sin traducir, de Assertive Outreach al referirnos al modelo implementado en el RU.
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(Marx, Test y Stein, 1973; Stein, Test y Marx, 1975), tanto desde el punto de vista psicopatológico, del funcionamiento
psicosocial, como del coste económico (Stein y Test, 1980; Test y Stein, 1980; Weisbrod, Test, Stein, 1980). Pronto
surgieron replicas que confirmaron los resultados en otras latitudes, por ejemplo en Australia (Hoult y Reynolds,
1984), lo que facilitó una enorme difusión dentro del contexto anglosajón y muy especialmente en los EUA, donde en
1995 son identificados 322 equipos en 33 de los 50 estados (Deci et al, 1995).
TABLA 1
RASGOS DIFERENCIALES DE MODELOS DE CUIDADOS COMUNITARIOS
(TOMADA DE MUESER, 1998)
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ridos el de Phillips et al (2001) (ver tabla 1). Allness y Knoedler (2003) en el “Programa Nacional de Estándares para
equipos TAC” lo definen de forma exhaustiva del siguiente modo:
Es un programa de salud mental autónomo, compuesto por un equipo multidisciplinar, incluyendo un igual es-
pecialista [es decir, un paciente con TMG miembro del equipo], que trabaja en equipo para proporcionar la
mayoría de los tratamientos, rehabilitación y apoyo para cubrir las necesidades y lograr sus metas. El TAC es in-
dividualizado para cada cliente a través de la construcción de una relación, individualizando la evaluación y los
planes, y está activamente involucrado con el cliente para lograr mantenerse en su residencia, encontrar y man-
tener trabajo en la comunidad, manejar mejor los síntomas, alcanzar las metas individuales, mantener el opti-
mismo y recuperarse. El TAC se desplaza y desarrolla su actividad en la comunidad más que esperar que el
paciente acuda al programa. El 75% de la atención se desarrolla fuera de la oficina. Los clientes a los que va
destinado son TMG con complejas necesidades que tienen devastadores efectos sobre su funcionamiento y, de-
bido a las limitaciones de los servicios de salud mental, no han podido acceder a los apropiados servicios. No
debe tener más de 8-10 clientes por miembro del equipo. (p. 4).
Gold, Meisler, Santos, Keleher, Becker, Knoelder, et al (2003) han definido el modelo a partir de 7 principios, cada
uno de ellos vinculado con unos servicios, con un proceso de cambio y con los deseos y necesidades de los pacien-
tes. Estos principios son: atención centrada en el paciente, disponibilidad, continuidad, intervención comprehensiva,
alianza con otros apoyos comunitarios y responsabilidad.
En la misma línea de operacionalización del TAC y con el fin de diferenciarlo de otros modos de gestionar la aten-
ción clínica a los TMG, Teague, Bond y Drake (1998) desarrollaron una escala, enmarcada en el contexto del estudio
de la fidelidad y generalización de las intervenciones terapéuticas (Mowbray, Holter, Teague y Bybee, 2003), denomi-
nada Escala de Darthmound de fidelidad del TAC (DACTS, acrónimo en inglés), que también puede ayudarnos a com-
prender, por un lado, las características del TAC, y por otro, el esfuerzo que, desde el modelo estadounidense, se ha
realizado para defender una aproximación muy concreta de lo que debe consistir el TAC. Mantener una elevada fide-
lidad con el modelo ha sido interpretado como un indicador de mejores resultados (Bond, Drake, Mueser y Latimer,
2001; Dixon, 2000, Latimer, 1999; McHugo, Drake, Teague, Xie, 1999), aunque no siempre la fidelidad con la escala
DACTS se ha podido asociar con intervenciones más efectivas (Bond y Salyers, 2004). En la tabla 3 se presenta la des-
cripción de los ítems de la escala.
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4 Desarrollar un enganche significativo con los usuarios, proporcionar intervenciones basadas en evidencia y promo-
ver rehabilitación.
4 Mejorar la sintomatología y reducir el malestar subjetivo.
4 Incrementar la estabilidad en la vida de los pacientes dentro de la comunidad, proporcionando oportunidades para
su desarrollo y realización personal.
4 Proporcionar un servicio que sea sensible y responsable con las necesidades culturales, religiosas y de género.
4 Apoyar a los usuarios y familiares/cuidadores durante un periodo prolongado.
4 Promover trabajo efectivo y comunicación entre dispositivos.
4 Asegurar evaluación de situaciones de riesgo y su manejo.
TABLA 3
DESCRIPCIÓN DE LA ESCALA DACTS (FUENTE: WINTER Y CALSYN, 2000)
ITEM DESCRIPCIÓN
Aproximación en equipo Funcionamiento de equipo más que como profesionales individuales. Los clínicos conocen y trabajan con todo el equipo.
Reuniones programadas Existen de forma frecuente reuniones programadas para planificar y revisar la intervención para cada paciente.
Líder o responsable Supervisor de los clínicos de “primera línea”, proporciona servicios directamente.
Especialistas en abuso de sustancias Un programa de 100 pacientes incluye al menos 2 profesionales con un año de formación o de experiencia clínica en abuso de sustancias
Especialista vocacional Un programa de 100 pacientes incluye al menos 1 profesional con un año de formación/experiencia en rehabilitación vocacional y apoyo
Criterios específicos de admisión El programa tiene claramente delimitada la función de atender a un grupo específico de población y utiliza criterios de admisión definidos
operacionalmente.
Ratio de admisiones El programa admite nuevos cliente con una ratio baja, de modo que permita desarrollar adecuadamente el proceso de evaluación.
Total responsabilidad Además de la gestión del caso el equipo proporciona directamente consejo/psicoterapia, apoyo domiciliario, tratamiento de adicciones e
intervenciones rehabilitadoras y de empleo.
Responsabilidad en la crisis El programa tiene durante las 24 h. la responsabilidad de dar cobertura en las descompensaciones.
Atención ilimitados en el tiempo El programa nunca cerrará los casos, siendo punto de contacto para todos los pacientes, cuando éstos lo necesiten.
Atención in-vivo El programa desarrollará el entrenamiento en habilidades, en el contexto natural más que en la consulta.
No abandonos Se intentará por diferentes medios que el paciente enganche con el programa intentando evitar abandonos.
Enganche asertivo Para lograr el enganche el programa utilizará los medios que estén a su alcance incluyendo medidas legales aplicables en cada caso.
Trabajo con el sistema de apoyo Con o sin la presencia del paciente, el programa proporcionará apoyo y recursos a la red de apoyo: familiares, caseros, empleadores, etc.
Tratamiento individual de abuso de Uno o más miembros del equipo proporcionan de forma directa tratamiento para aquellos pacientes con abuso de sustancias
sustancias
Tratamiento en grupo de abuso de El programa utiliza modalidad de tratamiento de grupo para el abuso de sustancias
sustancias
Modelo de trastorno dual El programa utiliza modelo de tratamiento de no confrontación, siguiendo principios de conductuales, teniendo en cuenta la interacción con
el abuso de sustancia y teniendo una expectativa gradual de la abstinencia.
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una gran difusión del TAC, desde de la década de 1980 en la mayor parte de los estados de los EUA (Deci et al 1995;)
y a partir de la década de 1990 en el resto del mundo (Burs, Fioritti, Holloway, Malm y Rössler, 2001; Bond et al ,
2001), y muy especialmente, desde el principio de esta década en el RU, donde, según el national service framework
of mental health (Appleby, 2004) en 2004 se contabilizan 263 equipos (assertive outreach) en Inglaterra.
Las revisiones Cochrane de finales de la década de 1990 respecto al modelo TAC (Marshall y Lockwood, 2000) y a
la GC (Marshall, Gray, Lockwood y Green, 2000) fueron concluyentes a la hora de decantarse por la superioridad del
TAC como modelo de referencia para la atención de los TMG. La revisión del TAC (Marshall y Lockwood, 2000) reali-
zada a partir de 17 ensayos controlados con asignación al azar, la mayor parte realizados en EUA, mostraron que es
un “enfoque clínicamente eficaz para manejar la atención de personas muy enfermas mentalmente en la comunidad”,
reduciendo los costes de la atención hospitalaria, mejorando al mismo tiempo los resultados y la satisfacción del pa-
ciente.
Pero a pesar de la contundencia de estos resultados, la superioridad del TAC frente a otros modelos de gestión de los
TMG está actualmente en debate. En concreto, los estudios Prism y UK700 (Thornicroft, Wykes, Holloway, et al,
1999; UK700 group, 1999; 2000) realizados en el RU, de incuestionable calidad metodológica, no son concluyentes
a la hora de mostrar una superioridad de un modelo de gestión de casos intensivo o asertivo comunitario frente a la
atención comunitaria ambulatoria estándar. Estos resultados han sido interpretados en dos sentidos, en primer lugar se
ha indicado que en estos estudios (Prism y UK700) la intervención de los grupos control es de “mayor calidad” que la
de los estudios originales que mostraban mayor efectividad del TAC (Test y Stein, 1980), con lo que las diferencias en-
tre la atención estándar y el TAC eran menores, lo que explica la similitud de los resultados entre ambas intervencio-
nes (Fiander, Burns, Mchugo, Drake, 2003). Otros autores han atribuido estos resultados a la falta de fidelidad de las
intervenciones evaluadas en los estudios PRISM Y UK700 con el modelo TAC estandarizado, por lo que los resultados
desfavorables no podían ser atribuidos propiamente a un tratamiento TAC (Marshall, Bond, Stein, et al 1999; Rosen y
Teesson, 2001).
Para resolver este problema metodológico, el estudio REACT, también en el RU (Killaspy, Bebbington, Blizard, et al
2006), fue diseñando controlando la fidelidad del tratamiento TAC comparado, de modo que las conclusiones no pu-
dieran ser interpretadas como falta o limitada fidelidad. Pero a pesar de este control, los resultados son similares a los
de los estudios Prism y UK700, concluyendo que el modelo TAC no mejora, respecto al tratamiento comunitario es-
tándar de los equipos de salud mental en el RU (por otra parte, un modelo intensivo e integral de gestión de casos pa-
ra el TMG –departament of Health, 2002), ni los ingresos hospitalarios ni los resultados clínicos ni sociales (Killaspy et
al., 2006). Con lo que, a partir de estos estudios, se abrió un intenso debate respecto a superioridad del modelo. Por
ejemplo, en una revisión sistemática y meta-regresión (Burns, Catty, Dash, Roberts, Lockwood, Marshall, 2007), los
autores concluyen que el TAC es más efectivo especialmente en pacientes de múltiples ingresos y que, de los compo-
nentes del modelo TAC, el que parece mejorar más la efectividad es el concepto de trabajo en equipo, no resultando
tan importante la ratio profesional/paciente.
En Holanda, a raíz del Ensayo Clínico Aleatorizado de Sytema et al. (2007) que no pudo mostrar la superioridad clí-
nica del TAC frente a la atención comunitaria estándar ha llevado a apostar por un modelo flexible de TAC (FACT, en
su acrónimo en inglés), el cuál combina en un mismo equipo los servicios de una gestión de casos intensiva y una
atención comunitaria estándar para atender a pacientes que requieren distintos niveles de apoyo (van Veldhuizen,
2007).
Recientemente, Sood et al. (2017), en el Reino Unido, han mostrado como la intervención basada en un programa
Flexible-TAC reducía el tiempo de hospitalización frente a las personas provenientes de un Equipo de Salud Mental
Comunitario y también, aunque en menor grado cuando provenían de un equipo TAC estándar. También se redujo las
intervenciones del equipo domiciliario de resolución de crisis. Al respecto de el modelo Flexible-FAC, Martínez Jam-
brina (2017) concluye que “el modelo FACT es una adaptación híbrida, más flexible, del modelo original, donde el
equipo tiene la libertad de decidir aquellos pacientes que se quedan en el nivel de atención más bajo y cuales deben
recibir el nivel de atención más alto, que implica ser atendido por un modelo TAC genuino; esta variante por tanto no
representa un rechazo al modelo TAC sino más bien una adaptación a contextos concretos que permite conservar los
ingredientes clave exitosos del modelo original con un perfil coste-efectividad más favorable” (p. 49).
Finalmente, en la más reciente revisión Cochrane hasta el momento (Dietrich, et al, 2017), se concluye que los trata-
mientos intensivos (ya sea TAC o gestión de casos, con ratios inferiores a 20:1), en comparación con la atención es-
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tándar, reduce la hospitalización y aumentar la adherencia al tratamiento, además de mejorar el funcionamiento so-
cial a nivel global, aunque el efecto sobre el estado mental y la calidad de vida sigue siendo incierto. Por último, la
revisión concluye que los modelos de Tratamiento Intensivo de casos con una alta fidelidad a la organización original
del equipo al modelo TAC fueron más eficaces para reducir el tiempo de hospitalización.
Del desarrollo en España daremos cuenta al final del capítulo.
3
Con esta observación se pretende evitar la reiteración de referencias en esta parte del texto con el fin de facilitar una lectura más
fluida. Se incluirán únicamente aquellas referencias que, por su especificad, resulten inevitables.
4
NAMI es la asociación nacional de personas con enfermedad mental y familiares de los EUA y es un organismo de mucha in-
fluencia en el desarrollo de políticas de salud mental.
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mer lugar el equipo tiene la responsabilidad completa sobre un número de casos concretos, con una baja ratio profe-
sional/paciente, nunca mayor de 1:12, idealmente 1:10 y de 1:8 en contexto rural. En segundo lugar, se plantea que la
cobertura por el equipo idealmente ha de ser de 24 horas, 7 días de la semana (Allness y Knoedler, 2000), es decir, el
equipo está capacitado para intervenir y apoyar al paciente en todo momento. Obviamente no en todos los momentos
del día la disponibilidad de la atención será la misma. Este aspecto es flexibilizado en los Assertive Outreach del RU,
en los que la atención del equipo se establece durante 12 horas, de 8h a 20h, todos los días de la semana. Fuera de
este horario se estable que un miembro del equipo pueda estar localizado telefónicamente, quien deberá coordinarse
con el equipo de atención en crisis si surgiera una situación de urgencia. Los equipos de atención en crisis y los Asser-
tive Outreach son desarrollados en el RU conjuntamente dentro de una política de modernización de los servicios de
salud mental, basada en la efectividad y los resultados ( Departament of Health, 2001; Holloway, 2002).
El tercer aspecto relacionado con la intensidad es la frecuencia de contacto. Por definición el equipo tiene la posibi-
lidad de actuar sobre un mismo paciente todos los días de la semana si fuese necesario. En los estándares se establece
como optimo una frecuencia de 3 veces por semana como media adecuada (Allness y Knoedler; 2003 Departament of
Health, 2001). Desde nuestro punto de vista, el aspecto más importante y de mayor utilidad de la intensidad del servi-
cio es que el equipo debe ser capaz de incrementar el contacto cuando se dé una situación de crisis y debe poner to-
dos los medios que estén en su mano para intentar resolverla. Además, una adecuada evaluación, seguimiento y
monitorización de la situación del paciente, junto con un contacto frecuente, pueden prevenir que se produzcan mu-
chas de las posibles crisis o descompensaciones.
A pesar de la importancia de la intensidad de la intervención, en los últimos años se ha puesto de manifiesto que la
intensidad de contacto por sí misma no logra mejores resultados sino va acompañada de intervenciones psicosociales
basadas en la evidencia (Rosen et al 2007).
En los últimos años, se ha puesto también el énfasis en ajustar la intensidad de la atención a las necesidades de cada
paciente, intentado equilibrar la atención intensiva con una atención más estándar, como los modelos de Flexible-
TAC mencionados previamente (Sood, et al., 2017).
CUADRO 1
EJEMPLO DE INTERVENCIÓN ASERTIVA RESPECTO AL ENGANCHE DEL PACIENTE
Paciente de 24 años que vive con sus padres y hermano menor. Presenta problemas de adaptación desde la infancia y ha mantenido contactos con salud mental
desde los 13 años. Desde hace varios años no quiere asistir a consulta. Su cuadro clínico, definido anteriormente como trastorno de personalidad esquizotípico se ha
agravada, siendo manifiestas las ideaciones delirantes de referencialidad, perjuicio y megalomanÍacas (se considera una reencarnación de Lutero) y su funcionamiento
es muy desorganizado, diagnosticándose esquizofrenia paranoide. Es incapaz de realizar actividades productivas, continuamente sale y entra de casa, su
sintomatología delirante le ha ocasionado conflictos con su entorno, fuma compulsivamente y sus hábitos de alimentación, higiene y sueño son también
desestructurados. No tiene conciencia de enfermedad y es significativo su rechazo a los dispositivos de salud mental. Sus padres, muy volcados en su atención, se
encuentran desbordados y es manifiesta su sobreimplicación (emoción expresada), le proporciona medicación antipsicótica camuflada con la comida y tienen mucho
miedo a los conflictos que puedan surgir en la convivencia.
Como principal objetivo se plantea establecer contacto y enganche con el paciente. Las primeras entrevistas se realizan con los padres, programándose a las semanas
una entrevista con el paciente en el domicilio gestionada por los padres. La entrevista resulta un fracaso ya que el paciente no estaba de acuerdo con ella, en contra
de lo que los padres nos habían informado. De todas formas sirve para que podamos ofrecerle nuestra ayuda y el paciente acepta que podamos interesarnos por su
salud a través de sus padres, telefónicamente o por carta. Se inicia intervención sobre la familia de forma individual y en grupo. Cada vez que los padres acuden a
consulta le informan al paciente de su asistencia y de lo trabajado. Tras varios contactos telefónicos el paciente se niega a volver a atendernos y se le realiza alguna
propuesta por carta, a las que no asiste. Después de 8 meses del primer contacto personal el paciente acude a consulta (con psicólogo clínico) para pedir orientación
sanitaria respecto a un viaje que quiere realizar a la India (en el contexto de su ideación delirante). Durante 3 entrevistas consecutivas mantenemos actitud de escucha,
aceptación sin cuestionar el contenido de su discurso logrando su asistencia a la siguiente cita, pero al intentar ofrecer ayuda respecto a problemas personales, la
rechaza y abandona la consulta.
Por los padres tenemos conocimiento que la sintomatología del paciente se está agravando, valorándose necesario un ingreso. Algunas semanas después el paciente
decide acompañar a los padres a una entrevista familiar sin realizar ninguna demanda. Al día siguiente el paciente acude voluntariamente a nosotros solicitando un
ingreso y refiriendo elevado nivel de angustia secundario a sintomatología psicótica. Han pasado 16 meses desde el primer contacto.
Desde ese momento, y en los siguientes 4 años hasta la actualidad, el paciente no ha perdido el contacto y aunque se han producido otros tres ingreso, se han
podido trabajar otros aspectos como la adherencia al tratamiento, el desarrollo de un actividad ocupacional, la aceptación y negociación de algunos límites en la
convivencia y el establecimiento de unos hábitos de salud más adecuados. El existo del caso, a pesar de los errores iniciales de establecer contacto domiciliario sin
el consentimiento del paciente, consideramos que ha sido debido a la persistencia y “asertividad” a lo largo de varios meses para lograr establecer contacto y posterior
enganche efectivo con el paciente, adaptando los recursos a las características del paciente.
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ciones rehabilitadoras, apoyos, etc., son desarrollados. Cinco son las características principales que definen la gestión
y organización del TAC. En primer lugar se trata de un equipo multidisciplinar, en segundo lugar se enfatiza el trabajo
conjunto y en equipo siendo la responsabilidad de los casos compartida por todos los miembros pero con especial
importancia, en cada caso individual, de la figura del coordinador de cuidados (Departament of Health, 2001) o per-
sona de referencia (primary contact person; Stein y Santos, 1998). En tercer lugar, la mayor parte del trabajo se realiza
en la comunidad. Cuarto, el equipo es el encargado de prestar de forma directa (o al menos coordinar) todas las inter-
venciones (psicológicas, médicas y sociales) que sean necesarias poner en marcha para mejorar las condiciones de vi-
da del paciente y que se propongan en el plan individualizado de tratamiento. Por último, la presentación de servicios
se plantea como ilimitada en el tiempo. A continuación se detallan estos cinco aspectos.
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familiares/cuidadores deben participar de modo activo (su participación en la elaboración del plan debería quedar do-
cumentada).
En la ficha 1, se ejemplifican algunas de las intervenciones que pueden desarrollarse desde un TAC.
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Existen recogidas en al literatura las experiencias de Avilés (Martínez-Jambrina, 2007, 2017), Albacete (López-Santia-
go et al., 2012) y Vizcaya (Pereira et al., 2012), en las que se refleja sistemáticamente una disminución de las hospita-
lización y el tiempo de las mismas, en consonancia con los datos más consistentes que reflejan los meta-análisis al
respecto (Dietrich, et al, 2017; Marshall y Lockwood, 2000). En cuadro 2 se presenta resumido una descripción del
programa TAC de Albacete y los resultados respecto a los ingresos y atenciones de urgencias (López-Santiago et al.,
2012).
CUADRO 2
EXPERIENCIA Y RESULTADO DEL PROGRAMA TAC DE ALBACETE (LÓPEZ-SANTIAGO ET AL., 2012)
El programa TAC del servicio de salud mental de Albacete se puso en marcha en Noviembre de 2002 con el objetivo de proporcionar una intervención integral a
aquellos pacientes con múltiples ingresos y con mala adherenica a las consultas ambulatorias, y a los pacientes recluidos en su domicilio y con escaso contacto con
los servicios sociales y sanitarios. En su inicio el programa lo componen una diplomada en enfermería, una auxiliar de enfermería, una trabajadora social (a tiempo
parcial), un psiquiatra y un psicólogo clínico.
El principal objetivo ha sido intentar proporcionar aquellas intervenciones que han mostrado ser efectivas para el tratamiento de los TMG, entre las que destacan:
1) intervenciones orientadas a establecer la alianza terapéutica y el “enganche”; 2) aportar soporte y continuidad de cuidados; 3) intervenciones orientadas al
cumplimiento farmacológico y mejorar la conciencia de enfermedad; 4) orientadas a la integración y búsqueda de actividades ocupacionales o laborales, y de ocio;
5) intervención en crisis y en descompensaciones clínicas; 6) asesoramiento en torno a prestaciones concretas; y 7) intervenciones psicológicas específicas. Entre estas
últimas destacan las intervenciones cognitivo conductuales en síntomas psicóticos, las estrategias de afrontamiento del estrés, los programas de rehabilitación
cognitiva de la esquizofrenia, y las intervenciones familiares.
Se ha realizado un estudio para conocer la efectividad del programa en la reducción del número y días de ingresos hospitalarios y de las atenciones en urgencias,
a los 12 meses (en una muestra de 55 pacientes) y a los 36 meses (en una muestra de 38 pacientes) de ingresar en el programa.
Los resultados indican que el programa ha logrado una reducción muy significativa de los ingresos hospitalarios en los dos periodos de estudio (12 y 36 meses),
respecto al mismo tiempo de atención previa desde las consultas ambulatorias de la Unidad de Salud Mental. El número de ingresos disminuyó en ambos periodos
sobre un 60%. Respecto al número de días ingresados, la reducción fue especialmente significativa en el estudio a los 12 meses, en el que se pasó de 1494 días en
el periodo pre (con una media de 27,16 días por cada pacientes) a 252 días (M = 4,58), lo que supuso una reducción del 83,13% del total de días ingresados. En el
periodo de 3 años la reducción también es muy significativa, con un 70,38% menos de días de ingreso.
Además también son menos los pacientes que vuelven a reingresar mientras son atendidos en el programa. Esto es especialmente significativo durante el periodo
de 12 meses, en el que de los 34 pacientes que habían ingresado en el periodo pre, únicamente reingresaron 9, además de otros tres pacientes que tuvieron su primer
ingreso durante ese periodo.
También son muy significativos los datos respecto a la reducción de las urgencias, que en ambos periodos es superior al 80%. Esta reducción de las consultas de
urgencias, que ha resultado ser uno de los aspectos más consistentes temporalmente del programa, puede ser atribuible a que el equipo, al mostrarse disponible y
accesible al paciente, ha sido suficiente para poder controlar la mayoría de las consultas de urgencia que no eran promovidas por una descompensación clínica para
la que fuera necesario un ingreso urgente. Estas consultas de urgencias habitualmente son demandadas, por ejemplo, para solicitar ajustes de tratamiento, para resolver
conflictos familiares o ante situaciones de desesperanza o búsqueda de apoyo. Necesidades que, en su mayor parte, eran resueltas directamente desde el programa.
Finalmente indicar que, desde nuestro punto de vista, uno de los principales factores que permiten explicar los resultados positivos del programa, más allá de las
propios méritos que puedan atribuírsele a la intervención desarrollada, está relacionado con las características del tratamiento previo recibido por los pacientes, que
estaba basado fundamentalmente en un modelo de consultas psiquiátricas ambulatorias en el que era el paciente el que tenía que adaptarse a las características del
dispositivo. Por tanto, de un modelo ambulatorio y muy poco intensivo se ha pasado a una atención más intensiva, integral, comunitaria y centrada en las
necesidades del paciente.
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Hernández Monsalve, M (2003). Tratamiento Asertivo Comunitario. En Verdugo, MA. Atención Comunitaria, Reha-
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lidad de los pacientes incluidos.La ratio profesional paciente es baja (aproximadamente 1:10)El alcance de los trata-
mientos y servicios es comprehensivo y flexible.Las intervenciones son trasladadas al lugar en el que está el problema
y el apoyo es necesario, más que realizarlo en la consulta o en el hospital.No existe un límite de tiempo arbitrario en
la duración de la atención.Los tratamientos y apoyos son individualizados.La atención cubre las 24 horas del día.El
equipo es asertivo a la hora de enganchar a los pacientes al tratamiento y los progresos son monitorizados.
FOCAD
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Ficha 1.
Intervenciones terapeúticas que pueden implementarse
en un TAC
El Tratamiento Asertivo Comunitario no es una modalidad de tratamiento en sí mismo, como pueden ser la rehabili-
tación cognitiva o el entrenamiento en habilidades sociales, sino que puede entenderse como un vehículo a partir del
cual se implementan los diferentes tratamientos que han mostrado se efectivos.
Las intervenciones a desarrollar en cada ETAC varían en función de los profesionales que incluya el equipo, de los
recursos de los que se disponga, tanto propios como externos, y de la formación y capacitación de los miembros del
equipo. A continuación, a modo de ejemplo, pero fundamentada en una experiencia real, se describen las interven-
ciones que han sido llevadas a cabo por el equipo de TAC de Albacete, en funcionamiento desde el año 2002 y
constituido por un psicólogo clínico, un psiquiatra, un DUE, un auxiliar de enfermería y un trabajador social. (López-
Santiago, Blas y Gómez, 2012).
1. Intervención orientada a establecer Alianza Terapéutica y Enganche. Establecer una relación empática, próxima y
de colaboración, que se adapte al ritmo y necesidades de los pacientes, posibilita un enganche a largo plazo (Cor-
mier y Cormier, 1994; Valiente, 2003). Ésta es una intervención clave para poder establecer una relación a largo
plazo efectiva, que debe priorizarse a otras intervenciones y anteponerse a otros tipos de intervenciones que pue-
dan entenderse como más propiamente terapéuticas.
2. Intervenciones orientadas al cumplimiento farmacológico. Algunas estrategias utilizables pueden ser: psicoeduca-
ción, dispensación de unidosis y monitorización del cumplimiento, administración a domicilio, negociación y con-
tratos con el paciente. (Gray, Wykes, Gournay, 2002).
3. Intervención sobre la conciencia de enfermedad y psicoeducación. Con los objetivos de lograr el control de estre-
sores individuales, mejorar el conocimiento de la enfermedad o establecer vigilancia sobre el consumo de tóxicos
(pe. Cañamares et al, 2001; Leon y Mueser, 1996; Liberman, 1993)
4. Actividades de la vida diaria. El plan deberá incluir todos los aspectos de la vida diaria. El propio equipo debe pro-
porcionar apoyo práctico y debe poder ofrecerse, por ejemplo, ayuda con la gestión de la compra, en el trabajo do-
mestico (limpieza y mejora de las condiciones de la vivienda), con el presupuesto, etc. La actuación directa del
equipo en mejorar las condiciones de vida de los usuarios es muy importante para establecer y mantener la alian-
za. Capacitar al paciente y respetar su independencia es un aspecto de vital importancia. El equipo debe ser aserti-
vo con otros servicios (pe. ayuda a domicilio) para asegurar que mejores condiciones de vida son proporcionadas y
mantenidas.
5. Intervenciones psicológicas específicas con evidencia empírica. Entre las que destacan intervenciones cognitivo
conductuales sobre los síntomas psicóticos (Perona, Cuevas, Vallina y Lemos, 2003; Valiente, 2002; Bichwood y
Tarrier, 1995), la rehabilitación cognitiva (Roder, 2006) o intervenciones psicológicas en síntomas de ansiedad, aní-
micos o adicciones (pe Beck et al, 1983; Barlow, 1993; Miller y Rollnick, 2003). Es importante resaltar que, desde
nuestro punto de vista, para que estas puedan ser ofrecida por el propio equipo la figura del psicólogo clínico se
hace indispensable (López-Santiago, 2007).
6. Asesoramiento en torno a prestaciones concretas que puedan mejorar las condiciones de vida de los pacientes, co-
mo por ejemplo, ayudas económicas, recursos sociosanitarios, apoyos a la dependencia, etc.
7. Integración y búsqueda de actividades ocupacionales y de ocio. Lo que implica una coordinación estrecha con dis-
positivos de rehabilitación, asociaciones de vecinos, voluntariado, club de jubilados, asociaciones de minusváli-
dos, etc.
8. Intervención en crisis y en descompensaciones clínicas. Uno de los objetivos del programa es asistir a los pacientes
en todos los momentos del proceso de la enfermedad, con especial énfasis en las situaciones de crisis, en los que la
FOCAD
Formación Continuada a Distancia
19
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atención ha de incrementarse y, si es necesario un ingreso, el objetivo es que sea consensuado y aceptado por el
paciente. Durante el ingreso el equipo debe tener una estrecha colaboración con el equipo de hospitalización o in-
cluso ser el mismo el responsable, parcial o completamente, de las decisiones respecto al tratamiento y alta.
9. La familia y/o cuidadores son objeto de especial atención por parte del TAC, en primer lugar se les proporciona
apoyo, soporte, y atención continuada, bajo la premisa de estar “siempre accesibles”. Se realizan tanto interven-
ciones unifamiliares como intervenciones multifamiliares (grupos). Los principales objetivos con las familias son:
psicoeducación, disminución de la sobreimplicación, trabajo emocional (duelo, etc.), mejora de la comunicación
y resolución de problemas y búsqueda de alternativas (Anderson, Reiss y Hogarty, 1988; Bichwood, y Tarrier,
1995; Touriño et al 2004; Kuipers, Leff y Lam , 2004).
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20 Formación Continuada a Distancia
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Ficha 2.
Las intervenciones comunitarias domiciliarias
Las intervenciones comunitarias o domiciliarias, son una de las características principales del los programas asertivos
comunitarios. A continuación se enumeran unas serie de principios y objetivos que deben guiar este tipo de interven-
ciones cuando se llevan a cabo dentro de un equipo TAC.
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Formación Continuada a Distancia
21
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4 Realizar intervenciones familiares sistemáticas. Algunos modelos terapéuticos familiares han sido desarrollados pa-
ra ser implementados en el domicilio familiar (Fallon), en el que participan todos los miembros de la familia.
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Notas: