Crecimiento y Desarrollo Del Niño
Crecimiento y Desarrollo Del Niño
Crecimiento y Desarrollo Del Niño
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ENFERMEDADES PREVENIBLES
Sobre la Atención integrada de enfermedades prevalentes de la infancia
AIEPI
La estrategia AIEPI se constituye actualmente en la principal herramienta para
mejorar la salud de la niñez centrando su atención en el estado de salud de los
menos de cinco años y no en las enfermedades que ocasionalmente pueden
afectarlos. De este modo reduce las oportunidades perdidas de detección precoz y
tratamiento de enfermedades que pueden pasar inadvertidas para madres, padres
y personal de salud. Además incorpora un fuerte contenido preventivo y de
promoción de la salud como parte de la atención, con lo cual contribuye a mejorar
el conocimiento y las prácticas de cuidado y atención de los menos de cinco años
en el hogar, así como su crecimiento y desarrollo saludable.
AIEPI a nivel de la atención en los servicios de salud combina actividades que
habitualmente se realizan en forma fragmentada.
Los objetivos de la estrategia AIEPI son:
Reducir la mortalidad en los niños menores de 5 años, especialmente la
causada por neumonía, diarrea, malaria, tuberculosis, dengue, meningitis,
maltrato, trastornos nutricional y enfermedades prevenibles por vacunas,
así como sus complicaciones.
Reducir la incidencia y/o gravedad de los episodios de enfermedades
infecciosas que afectan a los niños, especialmente neumonía, diarrea,
parasitosis intestinal, meningitis, tuberculosis, malaria, así como sus
complicaciones.
Garantizar una adecuada calidad de atención de los niños menores de 5
años tanto en los servicios de salud como en el hogar y la comunidad.
Fortalecer aspectos de promoción y prevención en la rutina de la atención
de los servicios de salud y en la comunidad.
Por otro lado, AIEPI reconoce que el trabajo que se ha venido desarrollando en
los servicios de salud tiene un impacto limitado, si no se considera que la madre y
la familia tienen un papel vital en la recuperación, el mantenimiento y protección
de la salud del niño en el hogar, para reducir la mortalidad y morbilidad de la
niñez.
¿A qué responde la estrategia AIEPI?
La Estrategia AIEPI le responde al país con una disminución de la mortalidad a
corto plazo si los padres aprenden a reconocer los signos de peligro y consultan a
tiempo y si el personal de salud capacitado detecta en forma rápida los niños que
requieren atención hospitalaria y derivan en forma inmediata al nivel de atención
que corresponde. A largo plazo disminuye mortalidad a través de la educación del
personal de salud, de madres y cuidadores sobre cómo prevenir las enfermedades
prevalentes de la infancia, promueve y refuerza factores protectores como
lactancia, nutrición, inmunización y afecto.
La estrategia AIEPI le responde a los servicios de salud, mejorando la calidad de
la atención de los mismos, reduciendo costos innecesarios y ofreciendo las
herramientas para abordar los principales problemas de salud de los niños
respondiendo así a la demanda. Además capacita al personal de salud para
mejorar sus conocimientos y habilidades, permitiéndoles mejorar la calidad de la
atención que se ofrece a los niños, así como una comunicación eficaz con la
madre y la comunidad. También le responde a los niños, porque les da la
posibilidad de una atención integrada para una vida más sana. Es un derecho de
los niños. En conclusión, la Estrategia de Atención Integrada a las Enfermedades
Prevalentes de la Infancia AIEPI, es una estrategia que está basada en el derecho
que todo niño tiene a ser atendido con calidad y calidez. Adopta un enfoque de
identificación del riesgo, de integración total, respondiendo a las causas
principales de morbilidad y mortalidad de niños y niñas de nuestro país. Nos
ofrece la posibilidad de colaborar en la disminución de las muertes evitables y de
cambiar el enfoque de la consulta rutinariamente asistencial, a un enfoque
preventivo y de promoción de la salud. Da respuesta a un perfil epidemiológico de
transición con la introducción de nuevos componentes, una actualización basada
en evidencias y un enfoque mayor de promoción y prevención, para que se logre
el impacto esperado y se cumpla con el compromiso adquirido en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio y el Plan Nacional de Salud Pública. A su vez es la principal
herramienta para mejorar la salud de los niños menores de cinco años, por medio
de la detección precoz y el tratamiento de enfermedades que pueden pasar
inadvertidas para madres, padres y personal de salud. Las actividades
desarrolladas pretenden mejorar el conocimiento, las prácticas de cuidado y
atención de los menos de cinco años en el hogar, así como su crecimiento y
desarrollo saludable (OPS).
¿Cuáles son los objetivos de la Estrategia AIEPI?
Reducir la mortalidad en los niños menores de 5 años, especialmente por
neumonía, diarrea, malaria, tuberculosis, dengue, meningitis, maltrato,
trastornos nutricionales y enfermedades prevenibles por vacunas.
Reducir los casos y la gravedad de los episodios de enfermedades
infecciosas, especialmente neumonía, diarrea, parasitosis intestinal,
meningitis, tuberculosis, malaria, así como sus complicaciones.
Garantizar una adecuada calidad de atención de los niños menores de 5
años tanto en los servicios de salud como en el hogar y la comunidad.
Fortalecer aspectos de promoción y prevención en la rutina de la atención
de los servicios de salud y en la comunidad.
¿Cuáles son los prácticas claves de la Estrategia AIEPI?
Existen 18 prácticas claves desarrolladas por la estrategia AIEPI que
buscan evitar enfermedades infecciosas en los menores de 5 años y así
disminuir complicaciones y casos de mortalidad.
1. mentar la lactancia materna exclusiva.
2. Alimentación complementaria después de los 6 meses.
3. Consumo de nutrientes necesarios para el desarrollo infantil.
4. Brindar afecto, cariño y estimulación temprana desde el nacimiento y en
todas las edades.
5. Asistir puntualmente a las citas de vacunación desde el nacimiento y hasta
los 5 años de edad.
6. Mantener buena higiene en el hogar y lavar las manos antes de preparar y
comes los alimentos.
7. Prevención de malaria y dengue.
8. Prevención de la infección por VIH/SIDA.
9. Asistir periódicamente al odontólogo a partir de los 2 años de edad.
10. Prevenir adecuadamente el contacto de los niños con personas con
tuberculosis.
11. Alimentar el niño enfermo en el hogar.
12. Dar cuidados y tratamientos apropiados al menor en hogar durante la
enfermedad.
13. Proteger a los niños del maltrato.
14. El hombre debe participar en el cuidado del niño y de la mujer gestante.
15. Brindar una casa segura y protegerlos de lesiones y accidentes.
16. Identificar de manera temprana signos de peligro de Neumonía y
deshidratación por diarrea.
17. Seguir las recomendaciones del personal de salud.
18. Identificar signos de peligro
ENFERMEDADES PREVENIBLES CON VACUNAS MÁS COMUNES
SARAMPIÓN
Descripción general
El sarampión es una infección infantil causada por un virus. En una época fue
bastante frecuente, pero en la actualidad se puede prevenir gracias a una vacuna.
Puede ser grave e incluso mortal para los niños pequeños. Aunque las tasas de
mortalidad se han reducido en todo el mundo a medida que se administra la
vacuna contra el sarampión a más niños, la enfermedad aún mata a más de
100.000 personas cada año, la mayoría menores de 5 años.
Como resultado de las altas tasas de vacunación en general, no se ha
generalizado el sarampión en los Estados Unidos en más de una década. En los
Estados Unidos se registraron unos 30 casos de sarampión en 2004, pero más de
600 en 2014. La mayoría de estos casos se originaron fuera del país y se
produjeron en personas que no estaban vacunadas o que no sabían si habían sido
vacunadas o no.
Síntomas
Los signos y síntomas del sarampión aparecen entre 10 y 14 días después de la
exposición al virus. Los signos y los síntomas del sarampión generalmente son los
siguientes:
Fiebre
Tos seca
Goteo nasal
Dolor de garganta
Ojos inflamados (conjuntivitis)
Manchas blancas diminutas con centro blanco azulado y fondo rojo dentro
de la boca, en la cara interna de la mejilla, también denominados "puntos
de Koplik"
Sarpullido constituido por manchas grandes y planas que generalmente se
funden entre sí
La infección se produce en una secuencia de etapas durante un período de dos
a tres semanas.
Infección e incubación. Durante los primeros 10 a 14 días después de
contraer la infección, el virus del sarampión se incuba. Durante ese período,
no se manifiestan signos ni síntomas.
Signos y síntomas inespecíficos. El sarampión generalmente comienza
con fiebre leve a moderada, a menudo acompañada de tos continua, goteo
nasal, ojos inflamados (conjuntivitis) y dolor de garganta. Esta enfermedad
relativamente leve puede durar dos o tres días.
Enfermedad aguda y sarpullido. El sarpullido consiste en pequeñas
manchas rojas, algunas de las cuales están levemente elevadas. Los
puntos y bultos en grupos estrechos le dan a la piel un aspecto rojo
moteado. El sarpullido aparece primero en el rostro.
Durante los días siguientes, el sarpullido se esparce por los brazos y el tronco, y
luego por los muslos, las pantorrillas y los pies. Al mismo tiempo, la fiebre
aumenta abruptamente y a menudo alcanza los 104 a 105,8 °F (40 a 41 °C). El
sarpullido del sarampión disminuye progresivamente; primero desaparece del
rostro y, por último, de los muslos y los pies.
Período de contagio. Una persona con sarampión puede propagar el virus
a otras durante aproximadamente ocho días; ese período comienza cuatro
días antes de que aparezca el sarpullido y finaliza cuando este ha estado
presente durante cuatro días.
Transmisión
El sarampión es un virus de transmisión aérea altamente contagioso, el cual se
propaga primordialmente a través del sistema respiratorio. El virus es transmitido
en secreciones respiratorias, y puede ser pasado de persona a persona vía gotitas
de saliva (gotas de Flügge) que contienen partículas del virus, como las
producidas por un paciente con tos. Una vez que la transmisión ocurre, el virus
infecta las células epiteliales de su nuevo huésped, y pueden replicarse en el
tracto urinario, el sistema linfático, la conjuntiva, los vasos sanguíneos y el sistema
nervioso central.
Cuándo debes consultar a un médico
Llama al médico si tú o tu hijo se expusieron al sarampión o si alguno presenta
un sarpullido que se parezca al sarampión.
Revisa los registros de vacunación de la familia con el médico, especialmente
antes de que tus hijos comiencen la escuela primaria o la universidad y antes de
viajar al extranjero.
Causas
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus
que se reproduce en la nariz y en la garganta de un niño o adulto infectado.
Luego, cuando una persona con sarampión tose, estornuda o habla, las gotas
infectadas se expulsan al aire, donde otras personas pueden inhalarlas.
Las gotas infectadas también pueden depositarse sobre una superficie, donde
permanecen activas y contagiosas durante varias horas. Si te tocas la boca o la
nariz con los dedos o te refriegas los ojos luego de tocar una superficie infectada,
puedes contraer el virus.
Alrededor del 90 % de las personas susceptibles que se exponen a alguien con
el virus se infectarán.
Factores de riesgo
Entre los factores de riesgo para el sarampión se incluyen los siguientes:
No estar vacunado. Si no has recibido la vacuna contra el sarampión, es
mucho más probable que manifiestes la enfermedad.
Viajar a diferentes países. Si viajas a países en desarrollo, donde el
sarampión es más frecuente, tienes un riesgo mayor de contraer la
enfermedad.
Tener deficiencia de vitamina A. Si no tienes la cantidad suficiente de
vitamina A en tu dieta, es más probable que tengas síntomas más graves y
complicaciones.
Complicaciones
Entre las complicaciones del sarampión se incluyen las siguientes:
Infección de los oídos. Una de las complicaciones más frecuentes del
sarampión es la infección bacteriana del oído.
Bronquitis, laringitis o crup. El sarampión puede provocar la inflamación
del aparato de la voz (laringe) o la inflamación de las paredes internas que
alinean las principales vías de paso de aire de los pulmones (tubos
bronquiales).
Neumonía. La neumonía es una complicación frecuente del sarampión. Las
personas que tienen el sistema inmunitario comprometido pueden contraer
una variedad especialmente peligrosa de neumonía que, a veces, es
mortal.
Encefalitis. Aproximadamente, 1 de cada 1000 personas con sarampión
puede contraer una complicación llamada “encefalitis”. La encefalitis puede
manifestarse muy poco después de haber contraído sarampión o después
de varios meses.
Problemas en el embarazo. Si estás embarazada, debes tener mucho
cuidado de no contagiarte sarampión porque esta enfermedad puede
provocar un parto prematuro, bajo peso en el bebé al nacer o mortalidad
materna.
Prevención
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que
los niños y adultos reciban la vacuna contra el sarampión para prevenir la
enfermedad.
Vacuna contra el sarampión en los niños
Para prevenir el sarampión en los niños, los médicos generalmente administran
a los bebés la primera dosis de la vacuna entre los 12 y los 15 meses de vida, y la
segunda dosis se administra típicamente entre los 4 y los 6 años de edad. Ten en
cuenta:
Si vas a viajar al extranjero y tu hijo tiene entre 6 y 11 meses de edad,
habla con su médico sobre la posibilidad de vacunarlo contra el sarampión
más temprano.
Si tu niño o adolescente no recibió las dos dosis en los momentos
recomendados, es posible que necesite dos dosis de la vacuna con cuatro
semanas de diferencia.
Vacuna contra el sarampión en adultos
Es posible que necesites la vacuna contra el sarampión si eres un adulto que:
Tiene un mayor riesgo de contraer sarampión, p. ej., por asistir a la
universidad, viajar al extranjero o trabajar en un entorno hospitalario, y no
tiene pruebas de inmunidad. La prueba de inmunidad incluye
documentación escrita de tus vacunas o confirmación de laboratorio de
inmunidad o enfermedad previa.
Nació en 1957 o años posteriores y no tiene prueba de inmunidad. La
prueba de inmunidad incluye documentación escrita de tus vacunas o
confirmación de laboratorio de inmunidad o enfermedad previa.
Habla con tu médico si no estás seguro de si necesitas la vacuna contra el
sarampión.
Diagnóstico
El médico generalmente puede diagnosticar el sarampión a partir de la erupción
cutánea característica de la enfermedad, y también por puntos blanco azulados
con fondo rojo intenso (mancha de Koplik) en la cara interna de la mejilla. Sin
embargo, muchos médicos no han visto nunca el sarampión y el sarpullido se
puede confundir con otras enfermedades. Si es necesario, un análisis de sangre
puede confirmar si el sarpullido es en realidad sarampión. El virus del sarampión
también puede confirmarse con una prueba donde generalmente se introduce un
hisopo en la garganta o se analiza una muestra de orina.
Tratamiento
No existe un tratamiento específico para la infección por sarampión establecida.
No obstante, se pueden tomar algunas medidas para proteger a las personas
vulnerables que se han expuesto al virus.
Vacunación tras la exposición. Se puede administrar la vacuna contra el
sarampión a las personas no inmunizadas, incluidos los bebés, dentro de
las 72 horas de ocurrida la exposición al virus del sarampión para que los
proteja contra la enfermedad. Si aun así la enfermedad se manifiesta, suele
tener síntomas más leves y dura menos tiempo.
Inmunoglobulina sérica. Las mujeres embarazadas, los bebés y las
personas con sistemas inmunitarios debilitados que están expuestos al
virus pueden recibir una inyección de proteínas (anticuerpos) llamada
“inmunoglobulina sérica”. Cuando se administran dentro de los seis días
tras la exposición al virus, estos anticuerpos pueden prevenir el sarampión
o ayudar a que los síntomas sean menos graves.
Medicamentos
Antifebriles: Tú o tu hijo también pueden tomar medicamentos de venta
libre como el acetaminofén (Tylenol, otros), ibuprofeno (Advil, Children's
Motrin, otros) o naproxeno sódico (Aleve) para ayudar a aliviar la fiebre que
acompaña al sarampión.
No les des aspirinas a niños o a adolescentes que tengan síntomas de
sarampión. Si bien el uso de la aspirina está aprobado en niños mayores de
3 años, los niños y adolescentes que se están recuperando de una varicela
o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina. Esto
se debe a que la aspirina se ha relacionado con el síndrome de Reye, una
enfermedad poco común pero que pone en riesgo la vida, en estos niños.
Antibióticos: Si mientras tú o tu hijo tienen sarampión contraen una
infección bacteriana, como neumonía o una infección del oído, el médico
podría recetar un antibiótico.
Vitamina A: Los niños con niveles bajos de vitamina A tienen más
probabilidades de tener un caso más grave de sarampión. La vitamina A
puede disminuir la gravedad del sarampión. Generalmente, se administra
en los niños mayores de un año como una dosis grande de
200.000 unidades internacionales (UI).
Estilo de vida y remedios caseros
Si tú o tu hijo tienen sarampión, mantente en contacto con tu médico mientras
controlas el avance de la enfermedad y presta atención a las complicaciones.
Prueba también estas medidas de comodidad:
Tómalo con calma. Descansa y evita las actividades ajetreadas.
Bebe algo a sorbos. Bebe mucha agua, jugo de frutas y té de hierbas para
reemplazar los líquidos perdidos a causa de la fiebre y la sudoración.
Busca alivio respiratorio. Usa un humidificador para aliviar la tos y el dolor
de garganta.
Descansa la vista. Si a ti o a tu hijo les molesta la luz brillante, como les
sucede a muchas personas con sarampión, mantén las luces bajas o usa
lentes de sol. Además, evita leer o mirar televisión si la luz de una lámpara
de lectura o de la televisión te resulta molesta.
VARICELA
Descripción general
La varicela es una infección causada por el virus de la varicela zoster. Causa
una erupción en la piel con picazón y pequeñas ampollas con líquido. La varicela
es muy contagiosa para personas que no tuvieron la enfermedad antes o no se
han vacunado. En la actualidad, hay una vacuna disponible que protege a los
niños contra la varicela. Los Centers for Disease Control and Prevention, CDC
(Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades) recomienda la
vacunación dentro del programa de rutina.
La vacuna contra la varicela es una forma efectiva y eficaz de evitar la
enfermedad y sus posibles complicaciones.
Síntomas
La erupción de ampollas que dan comezón causada por la infección de varicela
se presenta de 10 a 21 días después de la exposición al virus y, generalmente,
dura entre cinco y 10 días. Otros signos y síntomas, que pueden aparecer uno o
dos días antes de la erupción, incluyen los siguientes:
Fiebre
Pérdida de apetito
Dolor de cabeza
Cansancio y sensación de malestar general
Una vez que aparece la erupción de la varicela, pasa por tres fases:
Bultos rojos o rosados elevados (pápulas), que brotan durante varios días.
Pequeñas ampollas llenas de líquido (vesículas), que se forman en más o
menos un día y luego se rompen y drenan.
Costras que cubren las ampollas abiertas y necesitan varios días para
curarse.
Van a continuar apareciendo nuevos bultos por varios días, de manera que
puedes tener las tres fases de la erupción (bultos, ampollas y lesiones con
costras) al mismo tiempo. Puedes contagiar el virus a otras personas durante un
máximo de 48 horas antes de que aparezca la erupción y vas a seguir
contagiando hasta que todas las ampollas se hayan cubierto de costra.
En general, la enfermedad es leve en niños sanos. En casos graves, la erupción
puede cubrir el cuerpo entero y se pueden formar lesiones en la garganta, los ojos
y el recubrimiento de las mucosas de la uretra, el ano y la vagina.
Cuándo consultar al médico
Si crees que tú o tu hijo pueden tener varicela, consulta al médico. El médico te
puede diagnosticar varicela al examinar la erupción y considerar otros síntomas. El
médico también puede recetar medicamentos para disminuir la gravedad de la
varicela y tratar las complicaciones, si fuera necesario. Para evitar infectar a otras
personas en la sala de espera, llama con anticipación para programar una
consulta y menciona que tú o tu hijo pueden tener varicela.
Además, informa al médico si sucede lo siguiente:
La erupción cutánea se extiende a uno de los ojos o ambos.
La erupción cutánea se torna muy roja, caliente o sensible a la palpación.
Esto podría indicar una infección cutánea bacteriana secundaria.
La erupción cutánea está acompañada por mareos, desorientación, latidos
rápidos del corazón, dificultad para respirar, temblores, pérdida de la
coordinación muscular, tos empeorada, vómitos, rigidez en el cuello o fiebre
superior a los 102 °F (38.9 °C).
Cualquier persona de la casa tiene un problema con el sistema inmunitario
o tiene menos de 6 meses.
Causas
La infección de la varicela es producida por un virus. Se puede propagar
mediante contacto directo con el sarpullido. También puede propagarse cuando
una persona con varicela tose o estornuda y tú inhalas las gotas que se
encuentran en el aire.
Factores de riesgo
El riesgo de infectarse con el virus de la varicela zoster que causa la varicela es
mayor si aún no tuviste varicela o si no recibiste la vacuna contra la varicela. Es
especialmente importante que las personas que trabajan en guarderías o entornos
escolares se vacunen.
La mayoría de las personas que tuvieron varicela o que tienen la vacuna contra
la varicela son inmunes a la varicela. Si estás vacunado y aun así tienes varicela,
los síntomas suelen ser más leves, con menos ampollas y fiebre leve o sin fiebre.
Algunas personas pueden contraer varicela más de una vez, pero esto es poco
frecuente.
Complicaciones
En general, la varicela es una enfermedad leve. Pero también puede ser grave y
causar complicaciones, incluidas las siguientes:
Infecciones bacterianas de la piel, tejidos blandos, huesos, articulaciones o
el torrente sanguíneo (septicemia)
Deshidratación
Neumonía
Inflamación del cerebro (encefalitis)
Síndrome de choque tóxico
Síndrome de Reye en niños y adolescentes que toman aspirina cuando
tienen varicela
Muerte
¿Quiénes están en riesgo?
Las personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones de la varicela son:
Recién nacidos o bebés cuyas madres nunca tuvieron varicela o nunca
recibieron la vacuna
Adolescentes y adultos
Mujeres embarazadas que no han tenido varicela
Personas que fuman
Personas cuyo sistema inmunitario está debilitado por medicamentos, como
la quimioterapia, o por una enfermedad, como cáncer o VIH
Personas que toman medicamentos esteroides para otra enfermedad o
afección, como el asma
Varicela y embarazo
El bajo peso al nacer y las anomalías en las extremidades son muy comunes
entre los bebés nacidos de mujeres infectadas con varicela al principio del
embarazo. Cuando una madre se infecta con varicela en la semana previa al
nacimiento o después de un par de días del nacimiento, el bebé tiene un mayor
riesgo de desarrollar una infección grave potencialmente mortal.
Si estás embarazada y no eres inmune a la varicela, habla con tu médico sobre
los riesgos para ti y el feto.
La varicela y el herpes zóster
Si has tenido varicela, te encuentras en riesgo de padecer una complicación
denominada herpes zoster. El virus de la varicela zoster permanece en las células
de los nervios después de que se ha curado la infección de la piel. Muchos años
después, el virus puede reactivarse y resurgir como herpes zoster, un grupo de
dolorosas ampollas de poca duración. Es más probable que el virus reaparezca en
adultos mayores y en personas con sistemas inmunitarios debilitados.
El dolor del herpes zoster puede continuar después la desaparición de las
ampollas. Esto se denomina neuralgia posherpética y puede ser grave.
Las vacunas contra el herpes zoster (Zostavax y Shingrix) están disponibles
para adultos que han tenido varicela. Shingrix está aprobada y se recomienda
para personas de 50 años o más, incluso para aquellas que ya recibieron
Zostavax. No se recomienda Zostavax hasta los 60 años de edad. Shingrix es
preferible por sobre Zostavax.
Diagnóstico
Los médicos, en general, diagnostican la varicela según la erupción cutánea. Si
existe alguna duda sobre el diagnóstico, la varicela se puede confirmar con las
pruebas de laboratorio, incluso un análisis de sangre o un cultivo de muestras de
lesiones.
Tratamiento
En niños que por lo demás están sanos, la varicela por lo general no necesita
tratamiento médico. El médico puede recetarte un antihistamínico para aliviar la
picazón. Pero, en su mayor parte, se deja que la enfermedad siga su curso.
Si tienes riesgo alto de padecer complicaciones
Para las personas que tienen un alto riesgo de sufrir complicaciones a causa de
la varicela, los médicos a veces recetan medicamentos para reducir la duración de
la infección y ayudar a reducir el riesgo de complicaciones.
Si tú o tu hijo tienen un alto riesgo de sufrir complicaciones, el médico puede
sugerir un medicamento antiviral como el aciclovir (Zovirax, Sitavig) u otro
medicamento llamado inmunoglobulina intravenosa (Privigen). Estos
medicamentos pueden disminuir la gravedad de la varicela cuando se administran
dentro de las 24 horas posteriores a la aparición de la erupción.
Otros medicamentos antivirales, como el valaciclovir (Valtrex) y el famciclovir,
también pueden disminuir la gravedad de la enfermedad, pero pueden no estar
aprobados o no ser adecuados para todos. En algunos casos, el médico puede
recomendar vacunarse contra la varicela después de haber estado expuesto al
virus. Esto puede prevenir la enfermedad o disminuir su gravedad.
Tratamiento de complicaciones
Si se presentan complicaciones, el médico determinará el tratamiento adecuado.
Te puede recetar antibióticos para las infecciones de la piel y la neumonía. Por lo
general, la inflamación del cerebro (encefalitis) se trata con medicamentos
antivirales. Puede requerirse hospitalización.
Estilo de vida y remedios caseros
Para aliviar los síntomas de un caso no complicado de varicela, sigue estas
medidas de cuidado personal.
Evita rascarte
Rascarte puede causar cicatrices, cicatrización lenta y aumento en el riesgo de
que se infecten las llagas. Si tu hijo no puede dejar de rascarse:
Colócale gantes en las manos, especialmente a la noche.
Recórtale las uñas.
Alivia la picazón y los demás síntomas
La erupción por la varicela puede causar mucha picazón y a veces las ampollas
que se rompen producen ardor. Estas molestias, junto con la fiebre, el dolor de
cabeza, y la fatiga, pueden hacer que cualquiera se sienta muy mal. Para aliviarte,
intenta lo siguiente:
Un baño frío con bicarbonato de sodio, acetato de aluminio (Domeboro,
entre otros), avena sin cocinar o coloidal (una avena finamente molida que
se utiliza para remojar).
Loción de calamina en las ronchas.
Una dieta liviana y blanda si se presentan ampollas de la varicela en la
boca.
Antihistamínicos, como difenhidramina (Benadryl y otros), para la picazón.
Consulta al médico para asegurarte de que tu hijo pueda tomar
antihistamínicos sin problemas.
Paracetamol (Tylenol y otros) si tiene fiebre leve.
Si la fiebre dura más de cuatro días y es superior a 102°, llama al médico. No les
des aspirina a niños y adolescentes con varicela porque puede causar una
afección grave llamada síndrome de Reye.
Consulta al médico antes de dar cualquier tipo de medicamentos
antiinflamatorios no esteroideos (NSAID), como ibuprofeno (Advil, Motrin IB y
otros), a una persona con varicela. Algunos estudios sugieren que este tipo de
medicamento puede causar infecciones de la piel o daño en los tejidos.
Preparación para la consulta
Llama al médico si tú o tu hijo tienen signos y síntomas similares a los de la
varicela. A continuación, encontrarás información útil para prepararte para la
consulta.
Información a recopilar con anticipación
Restricciones previas a la consulta. Pregunta si hay restricciones que tú o tu
hijo deben seguir, como permanecer aislados de otras personas para no
propagar la infección, hasta llegar a la consulta.
Antecedentes de los síntomas. Anota los síntomas que tú o tu hijo hayan
tenido y por cuánto tiempo los han experimentado.
Exposiciones recientes a posibles fuentes de infección. Intenta recordar si
tú o tu hijo han estado expuestos a alguien que haya podido tener varicela
en las últimas semanas.
Información médica clave. Anota cualquier otro problema de salud y los
nombres de cada medicamento que tú o tu hijo tomen.
Preguntas para hacerle al médico. Anota una lista de preguntas para que
puedas aprovechar al máximo tu tiempo con el médico.
Las preguntas para hacerle al médico sobre la varicela incluyen las siguientes:
¿Cuál es la causa más probable de estos signos y síntomas?
¿Existe alguna otra causa posible?
¿Qué tratamiento me recomienda?
¿Cuán pronto deberían mejorar estos síntomas?
¿Existen remedios caseros o medidas de cuidado personal que puedan
ayudar a aliviar los síntomas?
¿Mi hijo o yo podemos contagiar? ¿Durante cuánto tiempo?
¿Cómo reducimos el riesgo de infectar a otras personas?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué esperar del médico
El médico podría hacerte estas preguntas:
¿Qué signos y síntomas has notado? ¿Cuándo aparecieron por primera
vez?
¿Alguien que conozcas ha tenido signos y síntomas típicos de la varicela en
las últimas semanas?
¿Tú o tu hijo tuvieron varicela? ¿Cuántas dosis?
¿Tú o tu hijo están recibiendo tratamiento o recibieron tratamiento
recientemente para otras enfermedades?
¿Qué medicamentos toman actualmente tú o tu hijo, incluidos los
recetados, de venta libre, vitaminas y suplementos?
¿Tu hijo concurre a la escuela o a cuidados infantiles?
¿Estás embarazada o amamantando?
Qué puedes hacer mientras tanto
Descansa tanto como puedas y evita el contacto con otras personas. La varicela
es muy contagiosa hasta que las lesiones en la piel se cubren completamente de
costras.
Prevención
La vacuna contra la varicela es la mejor manera de prevenir esta enfermedad.
Los expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
(CDC) calculan que la vacuna provee completa protección contra el virus para casi
el 98 por ciento de la gente que se da las dos dosis recomendadas. Cuando la
vacuna no proporciona una protección completa, reduce significativamente la
gravedad de la enfermedad.
La vacuna contra la varicela (Varivax) se recomienda para:
Niños pequeños. En los Estados Unidos, se debe dar a los niños dos dosis
de esta vacuna —la primera, entre las edades de 12 y 15 meses y la
segunda, entre los 4 y los 6 años— como parte del plan de rutina de
vacunación infantil.
Esta vacuna puede combinarse con la vacuna contra el sarampión, las
paperas, y la rubéola, pero para algunos niños entre los 12 y los 23 meses,
la combinación puede aumentar el riesgo de fiebre y convulsiones. Analiza
con el médico de tu hijo las ventajas y las desventajas de combinar las
vacunas.
Los niños mayores que no se han vacunado. Los niños entre los 7 y los
12 años que no se han vacunado deben darse dos dosis de la vacuna
contra la varicela con al menos tres meses de diferencia. Los niños de 13
años o mayores que no se han vacunado también deben darse dos dosis
de la vacuna para actualizarse, y estas dosis deben darse con al menos
cuatro semanas de diferencia.
Los adultos que no se han vacunado y que nunca han tenido varicela,
pero que tienen un alto riesgo de exposición al virus. Este grupo incluye
a trabajadores del área de la salud, maestros, empleados de guarderías,
viajeros internacionales, personal militar, adultos que viven con niños
pequeños y todas las mujeres que pueden quedar embarazadas.
Los adultos que nunca han tenido varicela y que no se han vacunado
generalmente necesitan dos dosis de la vacuna de cuatro a ocho semanas
aparte. Si no recuerdas si has tenido varicela o si te has vacunado, un
análisis de sangre puede determinar tu inmunidad.
La vacuna contra la varicela no está aprobada para:
Embarazadas
Personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados, como las personas
que están infectadas con VIH o que toman medicamentos
inmunosupresores
Las personas que son alérgicas a la gelatina o al antibiótico neomicina
Consulta con el médico si no estás seguro de necesitar la vacuna. Si tienes
planes de quedar embarazada, consulta con el médico para asegurarte de que
estés actualizada con tus vacunas antes de concebir un bebé.
¿Es segura y eficaz?
Habitualmente, los padres se preguntan si las vacunas son seguras. Desde que
la vacuna contra la varicela está disponible, los estudios han hallado de forma
sistemática que es segura y eficaz. En general, los efectos secundarios son leves
e incluyen enrojecimiento, molestias, hinchazón y, en pocas ocasiones, pequeños
bultos en el lugar de la inyección.
Epidemiología
El virus solo se transmite de persona a persona, ya sea por contacto directo con
las lesiones cutáneas o al expulsarse mediante tos o estornudos. El período de
incubación hasta que aparece la enfermedad es de dos a tres semanas. Es
contagiosa desde dos días antes de la erupción. También puede ser contraída a
partir de las lesiones de una persona con herpes zóster.
Quienes contraen la enfermedad a partir de otro familiar, suelen presentar
formas más graves que los primeros casos, puede ser por un contacto más
intenso y continuado con el virus. La varicela es muy contagiosa, de manera que
el 80-90 % de quienes conviven la contraen.
Etiología
La varicela es una infección viral causada por un herpesvirus del
género Varicellovirus y la subfamilia Alphaherpesvirinae. La taxonomía lo ha
denominado virus herpes humano 3 (HHV-3) cuyo único reservorio conocido es el
hombre. El virus tiene un ADN de doble cadena (dsADN). Todos los virus de esta
familia rodean su ADN con una cápside icosaédrica con un área proteica triangular
que lo recubre. En la población adulta en Europa Central alrededor del 93 al 96 %
de la población tiene anticuerpos sanguíneos detectables para la varicela.
Patogenia
La varicela es por lo general adquirida por la inhalación de gotitas respiratorias
en suspensión en el aire desde un huésped infectado. La naturaleza altamente
contagiosa del virus de la varicela explica las epidemias que se propagan a través
de las escuelas desde un niño que está infectado a muchos compañeros. Las
vesículas de la varicela contienen muchos virus, por lo que la transmisión puede
ocurrir también por contacto directo con estas vesículas, aunque el riesgo es
menor.
Después de la inhalación inicial de las gotitas contaminadas, el virus infecta la
mucosa de las vías respiratorias superiores. La proliferación viral se produce en
los ganglios linfáticos regionales de las vías respiratorias superiores entre 2-4 días
después de la infección inicial y es seguida por la viremia entre los días 4-6
postinfección. Una segunda ronda de la replicación viral se produce en los
órganos internos del cuerpo, en especial el hígado y el bazo, seguida de una
viremia secundaria de los días 14-16 postinfección. Esta viremia se caracteriza por
la difusión viral entre las células endoteliales capilares y la epidermis. La infección
del virus a las células de la capa de Malpighi produce edema intercelular e
intracelular, lo que resulta en la clásica vesícula.
Para que el virus de la varicela produzca sus efectos, debe entrar a una célula
huésped, para replicarse. La entrada a la célula ocurre mediante un proceso
de endocitosis que requiere una interacción entre las moléculas de la superficie
del virus (gE, gI, gB, manosa-6-fosfato) y de la superficie de la célula (heparán
sulfato, receptores de manosa-6-fosfato, colesterol, glicoproteína asociada a
mielina).
La exposición al virus de la varicela en un niño sano inicia la producción
de anticuerpos. Los anticuerpos del tipo inmunoglobulina G persisten de por vida;
generan inmunidad después de una infección. Las respuestas inmunes mediadas
por células también son importantes para limitar el alcance y la duración de la
infección primaria de la varicela. Después de la infección primaria, se cree que el
virus se propaga desde las lesiones de piel y mucosas a los nervios sensoriales.
El virus permanece latente en las células ganglionares dorsales de estos nervios
sensoriales. La reactivación del virus resulta en una forma clínicamente distinta, el
síndrome de herpes zóster o culebrilla.
La varicela, por lo general, crea inmunidad permanente y solo aparece una vez
en la vida, dependiendo del individuo infectado y su sistema inmunológico, como
la mayor parte de enfermedades eruptivas de la infancia (sarampión, rubeola y
otras).
POLIOMIELITIS
Descripción general
La poliomielitis es una enfermedad viral contagiosa que, en su forma más grave,
provoca lesiones a los nervios que causan parálisis, dificultad para respirar y, en
algunos casos, la muerte.
En los EE. UU., el último caso de poliomielitis natural ocurrió en 1979. Hoy en
día, a pesar de los esfuerzos mundiales por erradicar la poliomielitis, el virus de la
poliomielitis sigue afectando a niños y adultos en zonas de Asia y África.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for
Disease Control and Prevention) recomiendan tomar precauciones para protegerte
contra la poliomielitis si viajas a un lugar donde hay riesgo de contraer esta
enfermedad.
Los adultos vacunados que piensan viajar a una zona donde hay poliomielitis
deben recibir una dosis de refuerzo de la vacuna antipoliomielítica inactivada. La
inmunidad después del refuerzo dura toda la vida.
Síntomas
Aunque la poliomielitis puede provocar parálisis y la muerte, la gran mayoría de
las personas infectadas con este virus no se enferma ni se entera de que se
infectó.
Poliomielitis no paralítica
Algunas personas que presentan síntomas por el virus de la poliomielitis
contraen un tipo de poliomielitis que no provoca parálisis (poliomielitis abortiva).
Esto generalmente provoca los signos y síntomas leves, parecidos a los de la
influenza, típicos de otras enfermedades virales.
Los signos y síntomas, que pueden durar hasta 10 días, comprenden:
Fiebre
Dolor de garganta
Dolor de cabeza
Vómitos
Fatiga
Dolor o rigidez en la espalda
Dolor o rigidez en el cuello
Dolor o rigidez en los brazos o en las piernas
Debilidad o sensibilidad muscular
Síndrome paralítico
Esta forma más grave de la enfermedad es poco común. Los signos y síntomas
iniciales de la poliomielitis paralítica, como la fiebre y el dolor de cabeza, suelen
ser similares a los de la poliomielitis no paralítica. En una semana, sin embargo,
aparecen otros signos y síntomas específicos, entre los que se incluyen los
siguientes:
Pérdida de reflejos
Dolores musculares intensos o debilidad
Extremidades flojas y poco rígidas (parálisis flácida)
Síndrome pospoliomielítico
El síndrome pospoliomielítico es un grupo de signos y síntomas incapacitantes
que afecta a algunas personas varios años después de haber tenido poliomielitis.
Los siguientes son signos y síntomas comunes:
Debilidad o dolor progresivos en músculos y articulaciones
Fatiga
Desgaste muscular (atrofia)
Problemas de deglución o respiración
Trastornos respiratorios relacionados con el sueño, como apnea del sueño
Disminución de la tolerancia a las bajas temperaturas
Cuándo debes consultar a un médico
Asegúrate de verificar con el médico las recomendaciones de vacunación contra
la poliomielitis antes de viajar a algún lugar del mundo donde la poliomielitis
todavía pueda ocurrir naturalmente, o donde la vacuna oral contra la poliomielitis
todavía se utilice, como en América Central y América del Sur, África y Asia.
Además, llama al médico si:
Tu hijo no ha completado la serie de vacunas.
Tu hijo tiene una reacción alérgica a la vacuna contra la poliomielitis.
Tu hijo tiene otros problemas aparte de un leve enrojecimiento o dolor en el
sitio de la inyección de la vacuna.
Tuviste poliomielitis hace años y ahora experimentas debilidad y fatiga sin
causa aparente.
Causas
El virus de la poliomielitis puede transmitirse por contacto directo con una
persona infectada o, con menor frecuencia, a través de agua y alimentos
contaminados. Los portadores del virus de la poliomielitis pueden propagarlo
durante semanas en las heces. Las personas que tienen el virus pero que no
tienen síntomas pueden transmitirles el virus a otros.
Transmisión
La poliomielitis es altamente contagiosa y se propaga fácilmente de persona a
persona. En las zonas endémicas, el poliovirus salvaje es capaz de infectar
prácticamente a toda la población humana. La poliomielitis es una enfermedad
estacional en los climas templados, con el pico de transmisión produciéndose
en verano y otoño. Estas diferencias estacionales son mucho menos pronunciadas
en las zonas tropicales. El tiempo entre la primera exposición y la aparición de los
primeros síntomas, conocido como el periodo de incubación, es normalmente
entre 6 a 20 días, con una separación máxima de 3 a 35 días. Las partículas del
virus se excretan en las heces durante varias semanas tras la infección inicial. La
enfermedad se transmite principalmente a través de la ruta fecal-oral, por ingestión
de alimentos o agua contaminada. A veces es transmitida a través de la ruta oral-
oral, un modo especialmente visible en zonas con buen saneamiento e higiene. El
virus es más infeccioso entre los días 7-10 previos de la aparición de los síntomas,
pero la transmisión es posible siempre y cuando el virus permanece en la saliva o
las heces.
Los factores que aumentan el riesgo de infección por poliomielitis o que afectan
la gravedad de la enfermedad incluyen la deficiencia inmune, la desnutrición,
la amigdalectomía, la actividad física inmediatamente después del inicio de la
parálisis, lesiones al músculo esquelético debido a la inyección de las vacunas o
agentes terapéuticos, y el embarazo. A pesar de que el virus puede atravesar
la placenta durante el embarazo, el feto no parece ser afectado por una infección
materna o de la vacunación de la madre contra la poliomielitis. Además,
los anticuerpos maternos atraviesan la placenta, proporcionando una inmunidad
pasiva que protege al bebé de la infección de poliomielitis durante los primeros
meses de vida.
Factores de riesgo
La poliomielitis afecta principalmente a los niños menores de 5 años. Sin
embargo, cualquier persona que no esté vacunada corre riesgo de contraer la
enfermedad.
Complicaciones
La poliomielitis paralítica puede provocar parálisis muscular temporal o
permanente, discapacidad, deformidades de los huesos y la muerte.
Diagnóstico
Generalmente los médicos reconocen la poliomielitis por los síntomas, como la
rigidez en la espalda y el cuello, los reflejos anormales y la dificultad para tragar y
respirar. Para confirmar el diagnóstico, se analiza una muestra de secreciones de
la garganta, heces o un líquido incoloro que rodea el cerebro y la médula espinal
(líquido cefalorraquídeo) para detectar la presencia del virus de la poliomielitis.
Tratamiento
Debido a que no existe la cura para la poliomielitis, la atención se centra en el
aumento del bienestar, la aceleración de la recuperación y la prevención de
complicaciones. Los tratamientos de apoyo consisten en lo siguiente:
Analgésicos
Respiradores portátiles para ayudar a respirar
Ejercicio moderado (fisioterapia) para prevenir la deformidad y la pérdida de
la función muscular
Preparación para la consulta
Llama a tu médico de cabecera si recién has vuelto de un viaje al exterior y
tienes síntomas similares a los que se producen con la poliomielitis. A
continuación, se presenta información que te ayudará a prepararte para la visita.
Qué puedes hacer
Cuando programes la cita médica, pregunta si hay algo que debas hacer con
anticipación. El médico puede recomendarte que tomes medidas para reducir el
riesgo de transmitir una enfermedad potencialmente contagiosa a otras personas.
Prepara una lista de lo siguiente:
Tus síntomas y cuándo comenzaron
Información sobre exposiciones recientes a posibles fuentes de
infección, que incluya detalles de los viajes internacionales, los países que
visitaste y las fechas
Antecedentes médicos, incluidas otras afecciones para las que recibes
tratamiento; los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomas;
y los antecedentes de vacunación
Qué debes preguntar al médico
Si es posible, pide a un familiar o a un amigo que te acompañe para que te
ayude a recordar la información que recibas.
En el caso de la poliomielitis, estas son algunas sugerencias para preguntar al
médico:
¿Tengo poliomielitis?
¿Cuáles son las otras causas posibles de los síntomas?
¿Qué pruebas necesito hacerme?
¿Qué medidas de cuidado personal puedo adoptar?
¿Cuánto tiempo me llevará probablemente recuperarme por completo?
¿Puedo contagiar a otras personas? Si es así, ¿durante cuánto tiempo?
¿Cuándo puedo regresar al trabajo o a la escuela?
¿Hay riesgos de que la poliomielitis tenga complicaciones a largo plazo?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico te haga preguntas como las siguientes:
¿Los síntomas han sido continuos u ocasionales?
¿Cómo son de graves los síntomas?
¿Existe algo que, al parecer, mejore los síntomas?
¿Existe algo que, al parecer, empeore los síntomas?
Recientemente, ¿has estado en contacto con personas que tengan
síntomas similares a los tuyos?
¿Estás embarazada?
Prevención
La forma más eficaz de prevenir la polio es la vacunación.
Vacuna contra la poliomielitis
La mayoría de los niños en Estados Unidos reciben cuatro dosis de la vacuna
inactivada contra la poliomielitis en las siguientes edades:
Dos meses
Cuatro meses
Entre los 6 y los 18 meses
Entre los 4 y los 6 años, cuando los niños comienzan a asistir a la escuela
La vacuna inactivada contra la poliomielitis es segura para las personas cuyo
sistema inmunitario está debilitado, aunque no está claro el grado de protección de
la vacuna en casos de inmunodeficiencia grave. Los efectos secundarios
frecuentes son dolor y enrojecimiento en el sitio de la inyección.
Reacción alérgica a la vacuna
En algunas personas, la vacuna inactivada contra la poliomielitis puede provocar
una reacción alérgica. Como la vacuna contiene una cantidad mínima de los
antibióticos estreptomicina, polimixina B y neomicina, no debe administrarse a
personas que hayan reaccionado a estos medicamentos.
Los signos y síntomas de una reacción alérgica generalmente aparecen al cabo
de unos minutos a unas horas después de la inyección. Presta atención a lo
siguiente:
Dificultad para respirar
Debilidad
Ronquera o sibilancia
Frecuencia cardíaca acelerada
Urticaria
Mareos
Si tú o tu hijo tienen una reacción alérgica después de cualquiera de las
inyecciones, busca atención médica de inmediato.
Vacunas para adultos
En Estados Unidos, no es habitual que los adultos se vacunen contra la
poliomielitis, ya que la mayoría de ellos ya son inmunes y las probabilidades de
contraer poliomielitis son mínimas. Sin embargo, algunos adultos con alto riesgo
de contraer poliomielitis que recibieron una serie de primovacunación (ya sea de
la vacuna inactivada contra la poliomielitis o la vacuna oral contra la poliomielitis)
deben recibir una inyección de refuerzo única de la vacuna inactivada contra la
poliomielitis. Una dosis de refuerzo única de la vacuna inactivada contra la
poliomielitis dura para toda la vida. Los adultos en riesgo comprenden a aquellos
que viajen a partes del mundo donde la poliomielitis aún está presente o a
aquellos que cuiden a personas que tienen poliomielitis.
Si no estás vacunado o tu estado de vacunación no está verificado, acude a que
te apliquen una primovacunación contra la poliomielitis (dos dosis de la vacuna
inactivada contra la poliomielitis en intervalos de cuatro a ocho semanas y una
tercera dosis de seis a doce meses después de la segunda dosis).
Epidemiología
La Organización Mundial de la Salud declara que una zona está libre de una
enfermedad cuando transcurren tres años sin que se dé ningún caso.
En 1994, la OMS consideró a la región de América (36 países) libre de polio, en el
año 2000 lo hizo con la región del Pacífico (37 países, incluyendo China). En junio
de 2002 se declaró a Europa zona libre de polio, lo que supone para sus 870
millones de habitantes “el mayor logro del nuevo milenio en materia de salud
pública.
La OMS empezó su campaña para erradicar la poliomielitis en 1988. En esa
época seguía siendo endémica en todo el mundo, y de hecho aquel año hubo
350 000 infectados. Durante 2005, sólo unas 1880 personas en todo el mundo
contrajeron la enfermedad. A comienzos de 2006, y después de haber sido
erradicada de Egipto y Níger, la OMS ha declarado que sólo quedan tres países
en el mundo en que la enfermedad sigue siendo endémica. Estos
son Nigeria, Pakistán y Afganistán. La OMS, Unicef, los Centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y Rotary
International han anunciado que redoblarán los esfuerzos en aquellos países, con
lo cual estiman que en dos años más no se producirán nuevos casos de la
enfermedad. Luego habrá que esperar tres años más para que la poliomielitis sea
declarada oficialmente como erradicada.
Si se consigue será la tercera enfermedad infecciosa eliminada de la faz de la
Tierra. La primera fue la viruela, y la segunda la peste bovina. No obstante, en
2014, este objetivo se ve aún no cercano, ya que se ha comprobado transmisión
del virus y la presencia de la enfermedad en diversos países, como: Pakistán,
Afganistán, Iraq, Siria, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Camerún y Etiopía. Se han
notificado en los 4 primeros meses de 2014 un total de 68 casos incluyendo
algunos en países no endémicos (en 2013 fueron 417 casos registrados).
Etiología
La poliomielitis es una infección causada por un miembro
del género Enterovirus conocido como poliovirus (PV). Este grupo de
virus ARN prefiere el tracto gastrointestinal e infecta y causa enfermedad solo en
los seres humanos. Su estructura es muy sencilla, compuesta de un solo genoma
ARN de sentido (+) encerrado en una cáscara de proteínas llamada cápside.
Además de proteger el material genético del virus, las proteínas de la cápside del
poliovirus permite la infección exclusiva de ciertos tipos de células en el
hospedador. Se han identificado tres serotipos de poliovirus: el poliovirus tipo
1 (PV1), tipo 2 (PV2), y el tipo 3 (PV3), cada uno con una secuencia de proteínas
en la cápside ligeramente diferentes. Los tres serotipos son extremadamente
virulentos y producen los mismos síntomas de la enfermedad. El PV1 es la forma
más común, y la más estrechamente relacionada con la parálisis causada por la
poliomielitis.
Las personas expuestas al virus, ya sea por infección o por la inmunización con
la vacuna contra la poliomielitis, desarrollan inmunidad protectora. Los individuos
inmunes tienen los anticuerpos IgA contra la poliomielitis presentes en
las amígdalas y el tracto gastrointestinal y son capaces de bloquear la replicación
del virus, mientras que los anticuerpos IgG e IgM contra PV puede prevenir la
propagación del virus a las neuronas motoras del sistema nervioso central. La
infección o la vacunación con un serotipo de poliovirus no proporciona inmunidad
contra los otros serotipos, y la inmunidad plena requiere la exposición a cada
serotipo.
Patogenia
Durante la infección activa, el Poliovirus entra en el cuerpo a través de la boca,
infectando a las primeras células con las que entra en contacto a nivel de
la faringe y la mucosa intestinal. Logra el ingreso a las células por medio de la
unión a un receptor tipo inmunoglobulina, conocido como el receptor del poliovirus
o CD155, en la superficie de la célula. El virus entonces secuestra la maquinaria
propia de la célula hospedadora, y se comienza a reproducir. El poliovirus se
multiplica en las células gastrointestinales durante aproximadamente una semana,
desde donde se extiende a las amígdalas (específicamente las células foliculares
dendríticas que residen en los centros germinales tonsilares), el tejido linfoide
intestinal, incluyendo las células M de las placas de Peyer, y
los ganglios cervicales y mesentéricos profundos, donde se multiplica
abundantemente. El virus es posteriormente absorbido por el torrente sanguíneo.
La presencia de virus en el torrente sanguíneo (conocida como viremia primaria)
permite que sea ampliamente distribuido en todo el cuerpo. El poliovirus puede
sobrevivir y multiplicarse dentro del torrente circulatorio y linfático durante largos
períodos, a veces hasta las 17 semanas. En un pequeño porcentaje de los casos,
se puede propagar y reproducir en otros sitios, tales como grasa parda, tejidos
retículoendoteliales y musculares. Esta replicación sostenida es una de las
principales causas de que haya un incremento de la viremia, y conduce a la
aparición de síntomas catarrales. Raramente, la infección logra progresar de tal
forma que el virus invade el sistema nervioso central, provocando una respuesta
inflamatoria localizada. En la mayoría de estos casos lo que provoca es una
inflamación auto-limitada de las meninges, las capas de tejido que rodean
el cerebro, lo que se conoce como meningitis aséptica no-paralítica. La
penetración del SNC no ofrece ningún beneficio para el virus, y es probable que
no sea más que una desviación accidental de la infección gastrointestinal normal.
Los mecanismos por los que la poliomielitis se propaga hasta el SNC son poco
conocidos, pero parece ser ante todo un evento oportunista, en gran medida
independiente de la edad o sexo de la persona.
El síndrome postpolio (PPS por sus siglas en inglés) es una afección que
ataca a los supervivientes de la polio. Aproximadamente del 20 al 40 % de las
personas que se recuperan de la polio pueden desarrollar PPS. El comienzo del
PPS puede ocurrir en cualquier momento de 10 a 40 años después de declararse
la infección y puede progresar lentamente durante diez años, produciendo
síntomas como fatiga extrema, dolor muscular y atrofia muscular en nuevas fibras
musculares así como en aquellas previamente afectadas.
TETANOS
Descripción general
El tétanos es una enfermedad grave causada por una toxina bacteriana que
afecta el sistema nervioso y produce contracciones musculares dolorosas,
especialmente en la mandíbula y los músculos del cuello. El tétanos puede
interferir con la capacidad para respirar y puede poner en riesgo la vida. El tétanos
es comúnmente conocido como "trismo".
Gracias a la vacuna antitetánica, los casos de tétanos son poco frecuentes en
los Estados Unidos y otras partes del mundo desarrollado. Pero la enfermedad
sigue siendo una amenaza para aquellos que no tienen todas las vacunas. Es más
frecuente en los países en vías de desarrollo.
No hay una cura para el tétanos. El tratamiento se centra en controlar las
complicaciones hasta que los efectos de la toxina del tétanos se vayan.
Síntomas
Los signos y síntomas del tétanos aparecen en cualquier momento, desde unos
pocos días hasta varias semanas después de que las bacterias del tétanos
ingresen al cuerpo a través de una herida. El período promedio de incubación es
de siete a diez días.
Algunos signos y síntomas frecuentes del tétanos son:
Espasmos y rigidez de los músculos de la mandíbula (trismo)
Rigidez de los músculos del cuello
Dificultad al tragar
Rigidez de los músculos abdominales
Dolorosos espasmos en el cuerpo que duran varios minutos, generalmente
provocados por acontecimientos menores, como corrientes de aire, ruidos
fuertes, contacto físico o la luz
Otros posibles signos y síntomas comprenden:
Fiebre
Sudoración
Presión arterial elevada
Frecuencia cardíaca acelerada
Cuándo debes consultar con un médico
Consulta con tu médico para obtener un refuerzo de la vacuna antitetánica si no
lo recibiste en los últimos 10 años o tienes una herida sucia o profunda y no
recibiste un refuerzo de la vacuna en cinco años. Si no estás seguro de cuándo
recibiste el último refuerzo, date uno.
Causas
El tétanos es causado por una toxina producida por esporas de bacterias,
Clostridium tetani, que se encuentra en la tierra, el polvo y las heces de animales.
Cuando las esporas entran en una herida profunda, se convierten en bacterias que
pueden producir una poderosa toxina, la tetanospasmina. La toxina afecta los
nervios que controlan los músculos (neuronas motoras). La toxina puede causar
espasmos y rigidez muscular, los principales signos y síntomas del tétanos.
Casi todos los casos de tétanos ocurren en personas que nunca han sido
vacunadas o en adultos que no están al día con las vacunas de refuerzo cada 10
años. No se puede contraer el tétanos de una persona que lo tiene.
Factores de riesgo
Lo siguiente aumenta tu probabilidad de contraer tétanos:
No vacunarte o mantenerte al día con las vacunas de refuerzo contra el
tétanos.
Una lesión que permita que las esporas del tétanos ingresen en la herida.
Un cuerpo extraño, como una uña o astilla.
Los casos de tétanos se desarrollan de lo siguiente:
Heridas punzantes, incluso de astillas, perforaciones en el cuerpo, tatuajes
e inyección de drogas
Heridas de arma
Fracturas abiertas
Quemaduras
Heridas quirúrgicas
Consumo de drogas inyectables
Picaduras de animales o insectos
Úlceras en pies infectados
Infecciones dentales
Muñones umbilicales infectados en recién nacidos de madres vacunadas
inadecuadamente
Complicaciones
Una vez que la toxina del tétanos se une a las terminaciones nerviosas es
imposible eliminarla. Para una recuperación total de una infección de tétanos es
necesario el desarrollo de nuevas terminaciones nerviosas, lo que puede tardar
varios meses.
Entre las complicaciones de la infección de tétanos se incluyen:
Fracturas. La gravedad de los espasmos puede provocar fracturas en la
columna vertebral y otros huesos.
Obstrucción de una arteria pulmonar (embolia pulmonar). Un coágulo
que se trasladó desde otra parte del cuerpo puede bloquear la arteria
principal del pulmón o alguna de sus ramificaciones.
Muerte. Los espasmos musculares graves inducidos por el tétanos
(tetánicos) pueden interferir en la respiración o detenerla. La insuficiencia
respiratoria es la causa más frecuente de muerte. La falta de oxígeno
también puede provocar un paro cardíaco y la muerte. La neumonía es otra
causa de muerte.
Diagnóstico
Los médicos diagnostican el tétanos mediante una exploración física, la historia
clínica y de inmunización, y los signos y síntomas de espasmos musculares,
rigidez y dolor. Los análisis de laboratorio no suelen ser útiles para el diagnóstico
del tétanos.
Tratamiento
No hay una cura para el tétanos. El tratamiento consta de cuidado de las
heridas, medicamentos para aliviar los síntomas y atención complementaria.
Cuidado de la herida
Es esencial limpiar la herida para evitar el crecimiento de esporas de tétanos.
Esto implica eliminar la suciedad, los objetos extraños y el tejido muerto de la
herida.
Medicamentos
Antitoxina: Tu médico puede darte una antitoxina tetánica, como la
inmunoglobulina antitetánica. Sin embargo, la antitoxina puede neutralizar
solamente la toxina que aún no se adhirió al tejido nervioso.
Antibióticos: Tu médico también puede recetarte antibióticos por vía oral o
inyectables para combatir la bacteria del tétanos.
Vacuna: Todas las personas con tétanos deberían recibir la vacuna
antitetánica al recibir el diagnóstico.
Sedantes: Los médicos generalmente usan sedantes potentes para
controlar los espasmos musculares.
Otros medicamentos: Se pueden usar otros medicamentos, como por
ejemplo el sulfato de magnesio y ciertos betabloqueantes, para regular la
actividad muscular involuntaria, como los latidos del corazón y la
respiración. Con esta finalidad, también se podría usar morfina como
sedante.
Terapias de respaldo
Si tienes una infección grave de tétanos, lo más probable es que debas
permanecer en un entorno de cuidados intensivos. Dado que los sedantes pueden
inhibir la respiración, es posible que necesites un respirador temporalmente.
Estilo de vida y remedios caseros
Heridas punzantes u otros cortes profundos, mordidas de animales o heridas
sucias te generan un mayor riesgo de contraer una infección por tétanos. Obtén
atención médica si la herida es profunda y está sucia y si no estás seguro de
cuándo te vacunaste por última vez. Deja abiertas las heridas sucias para evitar
contraer bacterias y con una venda.
Es posible que el médico necesite limpiar la herida, recetarte un antibiótico o
darte un refuerzo de la vacuna antitetánica. Si te has vacunado antes, tu cuerpo
rápidamente debería crear los anticuerpos necesarios para protegerte contra el
tétanos.
Si tienes una herida leve, estos pasos te ayudarán a evitar el tétanos:
Control del sangrado. Aplica presión directa para controlar el sangrado.
Mantén limpia la herida. Después de que se detenga el sangrado, enjuaga
bien la herida con agua corriente limpia. Limpia el área alrededor de la
herida con jabón y con un paño. Si hay algo incrustado en una herida,
consulta al médico.
Uso de antibióticos. Después de que limpias la herida, aplica una capa
delgada de ungüento o crema antibiótica. Estos antibióticos no harán que la
herida se cure más rápido, pero pueden evitar la infección y el crecimiento
bacteriano.
Determinados componentes de algunos ungüentos pueden causar una
erupción cutánea leve en algunas personas. Si aparece un sarpullido, deja
de usar el ungüento.
Cubre la herida. La exposición al aire podría acelerar la curación, pero la
venda puede mantener limpia la herida y sin bacterias nocivas. Las
ampollas que se están drenando son vulnerables. Mantenlas cubiertas
hasta que se formen una costra.
Cambia el apósito. Aplica un nuevo apósito al menos una vez al día o
cada vez que se moje o se ensucie el apósito para evitar la infección. Si
eres alérgico al adhesivo usado en la mayoría de las vendas, cambia a
apósitos sin adhesivo o gaza estéril y cinta de papel.
Preparación para la consulta
Si tu herida es pequeña y está limpia pero te preocupa que pueda infectarse o
quieres saber si tienes inmunidad contra el tétanos, comienza por ver a tu médico
de cabecera. Si tu herida es grave o tú o tu hijo tienen síntomas de infección por
tétanos, busca atención de urgencia.
Qué puedes hacer
De ser posible, infórmale al médico lo siguiente:
Cuándo, dónde y cómo te lesionaste.
Tu estado de vacunación, incluso cuándo recibiste el último refuerzo de la
vacuna contra el tétanos.
Cómo te estuviste cuidando la herida.
Cualquier enfermedad o afección crónica que tengas, como diabetes,
enfermedad cardíaca, o si estás embarazada.
Si buscas atención para un niño que no sea el propio, infórmale al médico sobre
el país de origen de la madre, su estado de vacunación y cuánto tiempo hace que
está en los Estados Unidos.
Para el tétanos, estas son algunas preguntas básicas que puedes hacerle al
médico:
¿Cuáles serían las mejores medidas para tomar?
¿Cuáles son las alternativas al enfoque primario que me indica?
Tengo otros trastornos de salud. ¿Cómo puedo controlarlos de manera
conjunta?
¿Debo ver a un especialista?
¿Hay alguna restricción que deba seguir?
¿Tiene folletos u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios
web me recomienda?
No dudes en hacer otras preguntas.
Prevención
Puedes prevenir el tétanos fácilmente aplicándote una vacuna.
Serie de vacunas principales
En general, la vacuna contra el tétanos se da a niños como parte de la vacuna
antidiftérica, antitetánica y contra la tos ferina acelular (DTaP). Esta vacuna
proporciona protección contra tres enfermedades: infección respiratoria y de la
garganta (difteria), tos ferina (pertussis) y tétanos.
La vacuna DTaP es una serie de cinco inyecciones que, por lo general, se
administran en el brazo o el muslo, a niños de las siguientes edades:
2 meses
4 meses
6 meses
15 a 18 meses
4 a 6 años
El refuerzo
El refuerzo de la vacuna contra el tétanos suele administrarse en combinación
con el refuerzo de la vacuna contra la difteria (Td). En 2005, se aprobó una vacuna
contra el tétanos, la difteria y la tos ferina (Tdap) en adolescentes y adultos
menores de 65 años para garantizar una protección continua contra la tos ferina.
Se recomienda que los adolescentes reciban una dosis de Tdap, preferiblemente
entre las edades de 11 y 12 años, y un refuerzo de Td cada 10 años a partir de
entonces. Si nunca has recibido una dosis de Tdap, sustitúyela por tu próxima
dosis de refuerzo de Td y luego continúa con los refuerzos de Td.
Si viajas al exterior, en especial a un país en vías desarrollo donde el tétanos
podría ser frecuente, asegúrate de tener las vacunas al día.
Para mantenerte al día con todas las vacunas, pídele al médico que revise tu
estado de vacunación con regularidad.Si no te vacunaste contra el tétanos en la
infancia, consúltale al médico para recibir la vacuna Tdap.
Etiología
El agente causal, Clostridium tetani, es un bacilo anaerobio estricto
(obligado), Gram positivo, móvil, con una espora terminal de mayor diámetro, lo
que le da la apariencia de una baqueta.2 Sus esporas son estables en condiciones
atmosféricas generales y pueden vivir durante años, excepto que entre en
contacto con oxígeno o luz solar (que destruye tanto al organismo como sus
esporas en pocas horas). Es resistente a determinados
desinfectantes: fenol, formol y etanol, pero son destruidas por peróxido de
hidrógeno (agua oxigenada), glutaraldehído y la esterilización por calor.
El agente patógeno (el bacilo) se encuentra de manera cosmopolita en el suelo,
sedimentos marinos, en medio inorgánico, metales en oxidación y también en
las heces de determinados animales.
Se introduce al cuerpo a través de heridas abiertas por contacto con
tierra, estiércol contaminado; por cortes o penetración de algún objeto oxidado
como clavos, anzuelos o cuchillas oxidadas; por mordeduras de perros, etcétera.
El periodo de incubación del tétanos va de 24 horas a 54 días. El periodo
promedio es de unos 8 días. Por lo general, cuanto más alejado esté la herida
del sistema nervioso central, más largo es el periodo de incubación. Los periodos
de incubación y la probabilidad de muerte por tétanos son inversamente
proporcionales.
Una vez en el interior del cuerpo prolifera por todo el organismo, transportada
por vía sanguínea y linfática, hasta alcanzar el sistema nervioso, por el cual tiene
preferencia. Se multiplica y segrega sustancias tóxicas (toxinas), que penetran en
las fibras nerviosas motoras periféricas, hasta llegar al sistema nervioso central,
con afectación inhibitoria de neuronas productoras del neurotransmisor GABA y
el aminoácido glicina, con lo que provoca la parálisis y los espasmos musculares
que caracterizan la enfermedad.
Patogenia
El bacilo libera dos toxinas: la tetanolisina y la tetanoespasmina. La acción
principal de la tetanospasmina se impone sobre los nervios periféricos del sistema
nervioso central. Hay modificación de proteínas encargadas de la liberación de los
neurotransmisores GABA y glicina de las células de Renshaw del asta anterior de
la médula espinal.
Debido a que la tetanospasmina escinde a la proteína sinaptobrevina (que, en
conjunto con el calcio, ayuda a la fusión de la vesícula sináptica a la membrana
presináptica). Las motoneuronas tipo alfa quedan desinhibidas, lo que genera
contracciones musculares tónicas sostenidas y contracciones clónicas o sacudidas
y conlleva a dolorosos calambres musculares.
Cuando disminuye el potencial redox en los tejidos, se favorecen las condiciones
anaeróbicas y el paso de la bacteria a la forma vegetativa, la multiplicación
bacteriana y la producción y liberación de toxina.
La toxina hemolítica y la tetanolisina suelen ser cardiotóxicas, pero de naturaleza
insignificante, dados los síntomas típicos de la enfermedad, y es muy infecciosa.
TUBERCULOSIS
Panorama general
La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa potencialmente grave que
afecta principalmente a los pulmones. Las bacterias que causan la tuberculosis se
transmiten de una persona a otra a través de pequeñas gotas que se liberan al
aire al toser y estornudar. Una vez poco común en los países desarrollados, las
infecciones por tuberculosis comenzaron a aumentar en 1985, en parte debido a la
aparición del VIH, el virus que causa el SIDA. El VIH debilita el sistema
inmunológico de una persona, por lo que no puede combatir los gérmenes de la
tuberculosis. En los Estados Unidos, debido a programas de control más estrictos,
la tuberculosis comenzó a disminuir nuevamente en 1993, pero sigue siendo una
preocupación.
Muchas cepas de tuberculosis resisten los fármacos más utilizados para tratar la
enfermedad. Las personas con tuberculosis activa deben tomar varios tipos de
medicamentos durante muchos meses para erradicar la infección y prevenir el
desarrollo de resistencia a los antibióticos.
Síntomas
Si bien tu cuerpo puede hospedar la bacteria que causa la tuberculosis (TB), tu
sistema inmunitario generalmente evita que te enfermes. Por esta razón, los
médicos distinguen entre:
La tuberculosis latente. Cuando tienes esta afección, estás infectado de
tuberculosis, pero la bacteria permanece en tu organismo en estado
inactivo y no presentas síntomas. La tuberculosis latente, también llamada
tuberculosis inactiva o infección con tuberculosis, no es contagiosa. Se
puede convertir en tuberculosis activa, por lo que el tratamiento es
importante para la persona con tuberculosis latente y para ayudar a evitar el
contagio. Aproximadamente 2 mil millones de personas tienen tuberculosis
latente.
La tuberculosis activa. Esta afección te enferma y, en la mayoría de los
casos, es contagiosa. Puede ocurrir en las primeras semanas después de
la infección con la bacteria de la tuberculosis, o puede ocurrir años
después.
Los signos y síntomas de la tuberculosis activa incluyen:
Tos que dura tres semanas o más
Tos con sangre
Dolor en el pecho o dolor al respirar o toser
Pérdida de peso involuntaria
Fatiga
Fiebre
Sudoraciones nocturnas
Escalofríos
Pérdida de apetito
La tuberculosis también puede afectar otras partes del cuerpo, incluidos los
riñones, la columna vertebral o el cerebro. Cuando la tuberculosis se produce
fuera de los pulmones, los signos y síntomas varían según los órganos
involucrados. Por ejemplo, la tuberculosis de la columna vertebral puede provocar
dolor de espalda y la tuberculosis en los riñones puede causar presencia de
sangre en la orina.
Cuándo consultar con el médico
Visita al médico si tienes fiebre, pérdida de peso inexplicable, sudores extremos
por la noche o una tos persistente. Con frecuencia son signos de tuberculosis,
pero también pueden resultar de otros problemas de salud. El médico puede hacer
análisis para ayudar a determinar la causa.
Los Centros para el control y la prevención de enfermedades recomiendan que
las personas con mayor riesgo de tuberculosis se hagan un examen para la
detección de una infección de tuberculosis latente. Esta recomendación
comprende a personas que:
Tienen VIH/sida
Usan drogas intravenosas
Están en contacto con personas infectadas
Son de un país donde la tuberculosis es común, como varios países de
América Latina, África y Asia
Viven o trabajan en áreas donde la tuberculosis es común, como las
cárceles o las casas de reposo
Trabajan en atención médica o tratan personas con alto riesgo de
tuberculosis
Son niños y están expuestos a adultos en riesgo de tuberculosis
Causas
La tuberculosis es causada por bacterias que se contagian de persona a
persona a través de gotitas microscópicas diseminadas en el aire. Esto puede
suceder cuando una persona con la forma activa de la tuberculosis no tratada
tose, habla, estornuda, escupe, se ríe, o canta.
Aunque la tuberculosis es contagiosa, no es fácil contraerla. Es mucho más
probable que te contagies de tuberculosis de una persona con quien vives o
trabajas que de un desconocido. La mayoría de la gente con tuberculosis activa,
que se ha hecho un tratamiento apropiado con medicamentos por al menos dos
semanas, ya no es contagiosa.
VIH y tuberculosis
Desde la década de 1980, el número de casos de tuberculosis ha aumentado
significativamente debido a la propagación del VIH, el virus que causa el sida. La
infección con VIH inhibe el sistema inmunitario, lo que provoca que al cuerpo le
resulte difícil controlar las bacterias de la tuberculosis. En consecuencia, las
personas con VIH tienen más probabilidades de contraer tuberculosis y pasar de
la enfermedad latente a la activa que las personas sin VIH positivo.
Bacterias de tuberculosis resistentes a los medicamentos
Otra razón por la que la tuberculosis sigue siendo mortal es el aumento de la
resistencia a los medicamentos de las cepas de bacterias. Desde que se usaron
los primeros antibióticos para combatir la tuberculosis hace más de 60 años,
algunos microbios de la tuberculosis han desarrollado la capacidad de sobrevivir a
pesar de los medicamentos, y esta capacidad se transmite a sus descendientes.
Las cepas de bacterias de tuberculosis resistentes a los medicamentos
aparecen cuando el antibiótico no mata todas las bacterias a las que va dirigido.
Las bacterias sobrevivientes se vuelven resistentes a ese medicamento en
particular y, a menudo, a otros antibióticos también. Algunas de las bacterias de la
tuberculosis desarrollaron resistencia a los tratamientos que se utilizan con mayor
frecuencia, como la isoniacida y la rifampicina.
Algunas de las cepas de las bacterias de la tuberculosis también desarrollaron
resistencia a medicamentos que no se usan con tanta frecuencia en el tratamiento
de la tuberculosis, como los antibióticos conocidos como fluoroquinolonas y
medicamentos inyectables, como la amikacina y la capreomicina (Capastat). Estos
medicamentos a menudo se usan para tratar infecciones que son resistentes a los
medicamentos de uso más común.
Factores de riesgo
Todas las personas pueden contagiarse tuberculosis, pero hay ciertos factores
que pueden aumentar el riesgo a contraer la enfermedad. Entre estos factores se
incluyen:
Sistema inmunitario debilitado
Un sistema inmunitario sano a menudo combate con éxito las bacterias de la
tuberculosis, pero el cuerpo no puede defenderse de manera eficaz si tienes poca
resistencia. Hay una serie de enfermedades, afecciones y medicamentos que
pueden debilitar tu sistema inmunitario, entre los cuales se incluyen:
VIH/sida
Diabetes
Enfermedad renal grave
Ciertos tipos de cáncer
Tratamientos oncológicos, como la quimioterapia
Medicamentos para prevenir el rechazo de órganos trasplantados
Algunos medicamentos utilizados para tratar la artritis reumatoide, la
enfermedad de Crohn y la psoriasis
Desnutrición
Edad muy temprana o avanzada
Viajar a o vivir en ciertas áreas
El riesgo de contraer tuberculosis es mayor para las personas que viven o viajan
a áreas con altos índices de tuberculosis y tuberculosis resistente a los
medicamentos, que incluyen:
África
Europa del Este
Asia
Rusia
América Latina
Islas del Caribe
Pobreza y consumo de sustancias
Falta de atención médica. Si tus ingresos son bajos o fijos, vives en un área
remota, te radicaste recientemente en los Estados Unidos o no tienes
hogar, es posible que no cuentes con acceso a la atención médica
necesaria para diagnosticar y tratar la tuberculosis.
Abuso de sustancias. El consumo de drogas intravenosas y el abuso de
alcohol debilitan tu sistema inmunitario y te hacen más vulnerable a la
tuberculosis.
Consumo de tabaco. El consumo de tabaco aumenta considerablemente el
riesgo de contraer tuberculosis y morir a causa de esta enfermedad.
Complicaciones
Sin tratamiento, la tuberculosis puede ser fatal. Esta enfermedad activa y sin
tratamiento suele afectar los pulmones, pero se puede extender a otras partes del
cuerpo mediante el torrente sanguíneo. Entre las complicaciones de la
tuberculosis se incluyen:
Dolor en la columna vertebral. Dolor y rigidez en la espalda son algunas
de las complicaciones frecuentes de la tuberculosis.
Daños en las articulaciones. La artritis tuberculosa suele afectar las
caderas y rodillas.
Hinchazón de las membranas que recubren el cerebro
(meningitis). Esto puede provocar un dolor de cabeza constante o
intermitente durante semanas. También se pueden producir cambios
mentales.
Problemas renales o hepáticos. El hígado y los riñones ayudan a filtrar
los desechos e impurezas del torrente sanguíneo. Estas funciones se ven
alteradas si la tuberculosis afecta el hígado o los riñones.
Trastornos cardíacos. En raras ocasiones, la tuberculosis puede infectar
los tejidos que rodean el corazón, lo que provoca inflamación y edemas que
pueden interferir con la capacidad del corazón de bombear correctamente.
Esta afección se denomina taponamiento cardíaco y puede ser fatal.
Transmisión
La transmisión de la tuberculosis solo puede realizarse por personas que tengan
activa la enfermedad. La TBC se transmite a través de partículas expelidas por el
paciente bacilífero (con TBC activa) con la tos, estornudo, hablando, escupida,
etc., por lo que se recomienda no tener contacto con terceros. Las gotas
infecciosas (flügge's o droplets) son de un diámetro entre 0,5 a 5 µm, pueden
producirse alrededor de 400 000 con un solo estornudo. Cada una de esas gotitas
proveniente de un enfermo activo puede transmitir el microorganismo, en especial
sabiendo que la dosis infectante de la tuberculosis es considerada baja, de modo
que la inhalación de una sola bacteria puede infectar. La probabilidad de una
transmisión eficaz aumenta con el número de partículas contaminadas expelidas
por el enfermo, en lo buena que sea la ventilación del área, la duración de la
exposición y en la virulencia de la cepa del M. tuberculosis. Las personas con
contactos frecuentes, prolongados, o intensos tienen un riesgo de alrededor del
25 % de ser infectados. Para un fumador las posibilidades de enfermar se
multiplican por 2,5. Un paciente con TBC activa sin tratamiento puede infectar
entre 10-15 personas por año. Otros riesgos incluyen aquellas áreas donde la TBC
es frecuente, en pacientes inmunodeprimidos con condiciones
como malnutrición y sida, poblaciones étnicas en alto riesgo y trabajadores de la
salud sirviendo en regiones de alto riesgo. En los pacientes con sida, la TBC
actúa como enfermedad oportunista (coinfección) con fuerte asociación. También
puede transmitirse por vía digestiva, sobre todo al ingerir leche no higienizada
procedente de vacas tuberculosas infectadas con Mycobacterium bovis.
La cadena de transmisión puede romperse si se aísla al enfermo con
tuberculosis activa y comenzando de inmediato una terapia antituberculosis
efectiva. Después de dos semanas con dicho tratamiento, aquellos pacientes con
TBC activa y no-resistente dejan de ser contagiosos. Si una persona llegase a
quedar infectada, le tomará menos de 21 días a un mes antes que pueda
comenzar a transmitir la enfermedad a otros.
Prevención
Si tus resultados para infección latente de tuberculosis son positivos, tu doctor
quizás te indique que tomes medicamentos para reducir tu riesgo de que se
convierta en tuberculosis activa. El único tipo de tuberculosis que es contagiosa es
la activa, cuando afecta los pulmones. Así que si puedes evitar que la tuberculosis
latente se vuelva activa, no se la contagiarás a nadie más.
Medidas preventivas
La persona infectada debe protegerse siempre que tosa con pañuelos
desechables.
Lavado de manos después de toser.
Ventilación adecuada de la residencia.
Limpiar el domicilio con paños húmedos.
Utilizar mascarilla en zonas comunes.
Restringir visitas a personas no expuestas a la enfermedad.
Garantizar adherencia al tratamiento.
No fumar. El cigarrillo no causa tuberculosis, pero sí favorece el desarrollo
de la enfermedad.
Protege a tu familia y a tus amigos
Si tienes tuberculosis activa, evita contagiar a otros. Por lo general, se necesitan
varias semanas de tratamiento con medicamentos para no contagiar la
tuberculosis. Sigue estos consejos para evitar que tus amigos y familiares se
enfermen:
Quédate en casa.No vayas a trabajar ni a la escuela, ni duermas en una
habitación con otras personas durante las primeras semanas de tratamiento
de la tuberculosis activa.
Ventila la habitación. Los microbios de la tuberculosisse contagian más
fácilmente en espacios cerrados pequeños donde el aire está inmóvil. Si no
hace demasiado frío afuera, abre las ventanas y usa un ventilador para
hacer salir el aire de adentro al exterior.
Tápate la boca. Usa un pañuelo de papel para cubrirte la boca cada vez
que te rías, estornudes o tosas. Pon el pañuelo sucio en una bolsa, ciérrala
completamente y ponla en la basura.
Usa una mascarilla. Usar una mascarilla quirúrgica cuando estés con otra
gente durante las primeras tres semanas del tratamiento puede reducir el
riesgo de trasmisión.
Termina por completo los medicamentos que te recetaron.
Esta es la medida más importante que puedes tomar para protegerte a ti mismo
y a los demás contra la tuberculosis. Si abandonas el tratamiento temprano o te
salteas dosis, la bacteria de la tuberculosis tiene la posibilidad de desarrollar
mutaciones que le permiten sobrevivir a los medicamentos más potentes contra la
tuberculosis. El resultado son cepas resistentes a los medicamentos que son más
letales y mucho más difíciles de tratar.
Vacunas.
En los países donde la tuberculosis es más común, los bebés con frecuencia
son vacunados con la vacuna del bacilo de Calmette-Guerin (BCG) porque puede
prevenir la tuberculosis grave en la infancia. La vacuna BCG no se recomienda
para el uso general en Estados Unidos debido a que no es muy eficaz en los
adultos. Hay docenas de nuevas vacunas contra la tuberculosis en diversas
etapas de desarrollo y prueba.
BCG: La vacuna BCG (Bacillus Calmette-Guérin), usada desde 1921, se
sigue usando en muchos países como parte de los programas de control de
la tuberculosis, en especial en niños. Esta vacuna fue desarrollada en
el Instituto Pasteur, Francia, entre 1905 y 1921. Sin embargo, las
vacunaciones masivas no comenzaron hasta después de la Segunda
Guerra Mundial. La eficacia en la protección de la BCG en formas graves
de tuberculosis (p. ej.: meningitis) en niños menores de 4 años es grande,
y está alrededor del 80 %; su eficacia en adolescentes y adultos es más
variable, estando entre el 0 y el 80 %.
RUT: RUTI es una vacuna terapéutica que se desarrolla en la Unidad de
Tuberculosis Experimental de Badalona (España) para disminuir el
tratamiento de la infección tuberculosa latente de 9 a 1 mes de
administración de isoniacida. Responsables son Archivel Farma y el
Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, conocido como Can Ruti, lo
que ha dado nombre a la vacuna.
MTBVAC:La MTBVAC es la primera vacuna con el bacilo atenuado de
tuberculosis humano. La actual BCG, es de bos taurus. El grupo de
la universidad de Zaragoza, dirigido por el investigador Carlos Martín
Montañés, en colaboración con la farmacéutica gallega Biofabri, del
grupo Zendal, ha demostrado que su vacuna desarrollada da mayor
protección contra el patógeno que la vacuna actual. Biofabri realizó en el
año 2019 con éxito los primeros ensayos clínicos en humanos y tiene
prevista su producción industrial.
Diagnóstico
Durante el examen físico, tu médico te examinará los ganglios linfáticos para
detectar inflamación y escuchará detenidamente los sonidos de tus pulmones
mientras respiras con un estetoscopio.
La herramienta de diagnóstico más usada para la tuberculosis es una prueba
cutánea sencilla, aunque se están volviendo más comunes los análisis de sangre.
Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia llamada tuberculina PPD
(derivado proteico purificado) debajo de la piel en el antebrazo. Sentirás solamente
un ligero pinchazo de la aguja.
Dentro de las 48 a 72 horas, un profesional de atención médica controlará si se
inflamó el sitio de la inyección en tu brazo. Un bultito elevado, rojo y duro significa
que es posible que estés infectado con tuberculosis. El tamaño del bultito
determina si los resultados de la prueba son significativos.
Los resultados pueden ser incorrectos
La prueba cutánea de la tuberculosis no es perfecta. A veces, sugiere que una
persona tiene tuberculosis, cuando en realidad no la tiene. También puede indicar
que una persona no tiene tuberculosis, cuando en realidad sí la tiene.
La prueba puede tener un resultado falso positivo si has recibido recientemente
la vacuna con el bacilo de Calmette y Guérin (BCG). Esta vacuna antituberculosa
se usa muy poco en los Estados Unidos, pero su uso está generalizado en países
con tasas altas de infección con tuberculosis.
Los resultados con falsos negativos pueden darse en ciertas poblaciones — que
incluyen a niños, personas de edad avanzada y personas con sida — que a veces
no responden a la prueba cutánea de tuberculosis. También puede darse un
resultado falso negativo en personas que se han infectado con tuberculosis en
forma reciente, pero cuyo sistema inmunitario todavía no ha reaccionado a la
bacteria.
Análisis de sangre
Pueden utilizarse análisis de sangre para confirmar o para descartar una
tuberculosis activa o latente. Estos análisis utilizan una tecnología avanzada para
medir la reacción de tu sistema inmunitario a las bacterias de la tuberculosis.
Para estos análisis, solo necesitas ir una vez al consultorio. Un análisis de
sangre puede ser útil si tienes un riesgo alto de una infección con tuberculosis
pero tu resultado de la prueba cutánea resultó negativo, o si te recibiste
recientemente la vacuna BCG.
Pruebas de diagnóstico por imágenes
Si tuviste un resultado positivo en una prueba de piel (prueba cutánea), es
probable que el médico pida una radiografía o una exploración por tomografía
computarizada de tórax (pecho). Estas pruebas pueden mostrar manchas blancas
en los pulmones que indican los sitios donde el sistema inmunitario ha
encapsulado las bacterias de la tuberculosis o pueden revelar cambios en los
pulmones causados por una forma activa de tuberculosis. Las imágenes de las
tomografías computarizadas brindan información más detallada que las de las
radiografías simples.
Examen de esputo.
Si la radiografía torácica revela signos de tuberculosis, el médico podría tomar
muestras de esputo — la mucosidad que despides cuando toses. Las muestras se
analizan en busca de la bacteria de tuberculosis.
Las muestras de esputo también se pueden utilizar para buscar cepas de
tuberculosis resistentes a los medicamentos. Esto ayuda a tu doctor a elegir los
medicamentos que más probablemente van a funcionar. Estos exámenes pueden
tomar entre cuatro y ocho semanas para completarse.
Patogenia de la tuberculosis
La tuberculosis constituye un paradigma de la interacción de un agente exógeno
y la respuesta inmunitaria del huésped. La Organización Mundial de la Salud
estima 2000 millones de infectados por el M. tuberculosis y ocho millones de
nuevos infectados cada año, venciendo la batalla en la mayoría de las ocasiones.
Sin embargo, mueren casi dos millones de personas al año por causa de esta
enfermedad.
Infección tuberculosa latente: la infección por M. tuberculosis suele
realizarse por vía aérea. De esta manera, el bacilo es fagocitado por
los macrófagos alveolares. En un 30 % de los casos, estos macrófagos son
incapaces de destruirlo. Entonces se genera la infección, que se caracteriza
por el crecimiento en el interior del fagosoma de los macrófagos infectados.
Ello es debido a que el bacilo es capaz de frenar la unión fago-lisosoma.
Desde lo histopatológico, en el foco de infección se genera un granuloma,
caracterizado por la presencia de tejido necrótico intragranulomatoso y que
por fin se estructura con la adquisición de la inmunidad. Con la inmunidad,
los macrófagos infectados pueden activarse y destruir el bacilo, de manera
que se controla su concentración.
Entonces empieza la infección latente, caracterizada por la presencia de
respuesta inmune específica, control de la concentración bacilar, pero con la
presencia de bacilos latentes (en estado estacionario) en el tejido necrótico. A
medida que los macrófagos van drenando este tejido, los bacilos latentes se
confunden con esta necrosis y son drenados hacia el espacio alveolar, donde
pueden reactivar su crecimiento de nuevo. De esta manera se mantiene la
infección durante años.
Desde lo clínico, la infección tuberculosa latente no genera síntomas. Su
diagnóstico se basa en el test cutáneo de Mantoux. Los individuos con esta
infección no pueden infectar a nadie. Sin embargo, en un 10 % de los casos, el
control de la concentración bacilar se pierde, se reanuda el crecimiento y se puede
generar una tuberculosis activa, o enfermedad tuberculosa propia. Por ello debe
tratarse, sobre todo los pacientes recién infectados. El tratamiento representa la
administración de isoniazida durante 9 meses, hecho que dificulta su seguimiento.
Tratamiento
El tratamiento de la tuberculosis se realiza con combinaciones de fármacos
antituberculosos, haciendo eficaces las pautas de seis meses de tratamiento, dos
en la primera fase de tratamiento y cuatro meses en la segunda fase.
La tuberculosis es curable, pero es necesario un diagnóstico temprano (acudir
de inmediato al médico), ya que es una enfermedad grave si no se sigue el
tratamiento. Además, es indispensable no abandonar el tratamiento dado por el
médico porque, al suspenderlo, la enfermedad empeora rápido y favorece la
proliferación de bacilos resistentes a los medicamentos.
Tratamiento sanatorial de la tuberculosis
Se inicia a mediados del siglo XIX y primera mitad del XX, se generaliza como
base del tratamiento, sobre todo en los países desarrollados, llega a ser uno de
los índices que determinan el nivel sanitario de un país.
Los sanatorios se construían a gran altura, basándose en la teoría fisiológica de
aumentar el flujo sanguíneo pulmonar, por la taquicardia inducida por la altura. Sin
embargo, la evidencia de su eficacia resultó dudosa.
Tratamiento quirúrgico de la tuberculosis
Se realizaron diversas técnicas, todas ellas basadas en la colapsoterapia, que
consistía en hacer colapsar el pulmón para que permaneciera en reposo y así
ayudar a una cicatrización de las lesiones.
Procedimientos:
Condrotomía de primera costilla
Toracoplastias (amputación de un número de costillas para conseguir el
colapso)
Resecciones pulmonares
Frenicectomía (sección del nervio frénico para paralizar el diafragma)
Escalenotomía (sección de los músculos escalenos)
Pneumolisis extrapleural
Neumotórax terapéutico: quizá el procedimiento quirúrgico más
frecuentemente realizado
Tratamiento farmacológico de la tuberculosis
La historia de la tuberculosis cambia después de la introducción de los agentes
antibióticos. El tratamiento de la tuberculosis es fundamental para su control, dado
que con él se rompe la cadena de trasmisión cuando el tratamiento es correcto y
se sigue completo.
El tratamiento farmacológico comenzó en 1944 con la estreptomicina (SM) y el
ácido paraaminosalicílico (PAS). En 1950, se realizó el primer ensayo clínico
comparando la eficacia de la SM y el PAS en conjunto o en monoterapia. El
estudio demostró que la terapia combinada era más efectiva. En 1952, un tercer
fármaco, la isoniacida (INH), se añadió a la combinación, mejorando en forma
espectacular la eficacia del tratamiento, aunque todavía con una duración de 18-
24 meses. El etambutol se introdujo en 1960, sustituyendo al PAS en los
esquemas de tratamiento y reduce la duración a 18 meses. En la década de 1970,
con la introducción de la rifampicina (RAM) en la combinación, el tratamiento se
acorta a nueve meses. En 1980, la pirazinamida (PZA) se introduce en el
esquema terapéutico, que puede reducirlo a seis meses.
Dos hechos biológicos explican por qué la terapia combinada es más efectiva en
el tratamiento de la TBC que la monoterapia. El primero es que el tratamiento con
un solo fármaco induce la selección de bacilos resistentes y en consecuencia el
fallo en eliminar la enfermedad. El segundo es que las diferentes poblaciones
bacilares pueden coexistir en un paciente.
Los antituberculostáticos se clasifican en dos grupos en función de su eficacia,
potencia y efectos secundarios:
Fármacos de primera línea: isoniacida, rifampicina, pirazinamida, etambutol
o estreptomicina
Fármacos de segunda línea: cicloserina, etionamida, ciprofloxacino, etc. Se
utilizan en los casos de tuberculosis resistentes o cuando los de primera
línea producen efectos secundarios.
Un problema que se extiende en los últimos años es la aparición de M.
tuberculosis resistentes a antibióticos. Teniendo en cuenta las resistencias a
antibióticos que presentan distintas cepas, es posible distinguir entre cepas
multirresistentes (MDR), que son bacterias que desarrollan resistencia frente a
rifampicina (RMP) e isoniacida (INH), y cepas ultrarresistentes (XDR), resistentes
a drogas de primera línea y a cualquier miembro de la familia de las
fluoroquinolonas y al menos frente a uno de segunda línea.
Epidemiología en todo el mundo
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 2000 millones de
personas, un tercio de la población del mundo, han estado expuestas al patógeno
de la tuberculosis. Sin embargo, no todas las infecciones por M.
tuberculosis causa la tuberculosis y muchas infecciones son asintomáticas. Cada
año, ocho millones de personas se enferman con la tuberculosis, y dos millones de
personas mueren de la enfermedad a escala mundial. En 2004, alrededor de 14,6
millones de personas tenían la enfermedad activa con 9 millones de nuevos casos.
La tasa de incidencia anual varía de 356 por 100 000 en África y 41 por 100 000
en América. Provoca enfermedades infecciosas en las mujeres en edad
reproductiva y es la principal causa de muerte entre las personas con sida.
En 2005, el país con la mayor incidencia estimada de tuberculosis fue
de Suazilandia, con 1262 casos por cada 100 000 personas. La India tiene el
mayor número de infecciones, con más de 1,8 millones de casos. En los países
desarrollados, la tuberculosis es menos común y es una enfermedad urbana. En el
Reino Unido, la incidencia de tuberculosis va desde 40 por 100 000 en Londres, a
menos de 5 por 100 000 en zonas rurales del sur oeste de Inglaterra, de la media
nacional es de 13 por 100 000. Las tasas más altas de Europa occidental se sitúan
en Portugal (31,1 por 100 000 en 2005) y España (20 por 100 000). Estos rangos
comparan con 113 por 100 000 en China y 64 por 100 000 en Brasil. En los
Estados Unidos, la tasa general de casos de tuberculosis fue de 4,9 por 100 000
personas en 2004. En España la tuberculosis sigue siendo endémica en algunas
zonas rurales. La incidencia de la tuberculosis varía con la edad. En África, la
tuberculosis afecta a adolescentes y adultos jóvenes. Sin embargo, en países
donde la tuberculosis ha pasado de alta a baja incidencia, como los Estados
Unidos es una enfermedad de personas mayores o de los inmunocomprometidos.
Las infecciones, el aumento del VIH y el descuido de control de la tuberculosis
por programas han permitido su resurgimiento. La aparición de resistencia en unas
cepas también ha contribuido a una nueva epidemia, de 2000 a 2004, el 20 % de
los casos de tratamientos estándar eran resistentes a de medicamentos de
segunda línea. El ritmo de los nuevos casos varía con amplitud, incluso en los
países vecinos, debido a las filas en los sistemas de atención sanitaria.
Un problema que se está extendiendo en los últimos años es la aparición de M.
tuberculosis resistentes a antibióticos. La tuberculosis multirresistente se ha
encontrado en casi todos los países estudiados. En 2012, entre los casos
notificados de tuberculosis pulmonar hubo unos 450 000 casos de tuberculosis
multirresistente. Casi el 50 % de ellos correspondían a la India, China y la
Federación Rusa. Se cree que un 9,6 % de los casos de tuberculosis
multirresistente presentaban tuberculosis ultrarresistente.
Hay una serie de factores que hacen que las personas sean más susceptibles a
la infección; el más importante de ellos es el VIH. La co-infección con el VIH es un
problema particular en el África subsahariana, debido a la alta incidencia de VIH
en estos países. Los fumadores que consumen más de 20 cigarrillos al día
también aumentan el riesgo de la tuberculosis de dos a cuatro veces. La diabetes
mellitus es un factor de riesgo que está creciendo en importancia en los países en
desarrollo.
Otros estados de enfermedad que aumentan el riesgo de desarrollar tuberculosis
son el linfoma de Hodgkin, el final de la enfermedad renal, enfermedad pulmonar
crónica, la desnutrición y el alcoholismo.
La dieta también puede modular el riesgo. Por ejemplo, entre los inmigrantes
en Londres desde el subcontinente indio, los vegetarianos hindúes tenían un 8,5
veces más riesgo de tuberculosis, en comparación con los musulmanes que
comían carne y pescado todos los días. A pesar de una relación de causalidad no
se prueba por estos datos este aumento del riesgo que podría ser causado por las
deficiencias de micronutrientes, es posible que de hierro, vitamina B12 o vitamina
D.
Otros estudios han proporcionado más evidencias de una relación entre la
deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de contraer tuberculosis. La
malnutrición grave común en algunas partes del mundo en desarrollo provoca un
gran aumento en el riesgo de desarrollar tuberculosis activa, debido a sus efectos
nocivos sobre el sistema inmunitario. Junto con el hacinamiento, la mala
alimentación puede contribuir al fuerte vínculo entre la tuberculosis y la pobreza.
CONCLUSIÓN
Cuidar del niño y garantizarle un óptimo crecimiento y desarrollo durante toda la
etapa que constituye la niñez, en particular en los primeros años de vida, es
fundamental si se aspira a convertirlos en adultos con capacidad suficiente para
mejorar el nivel de vida y el bienestar de la sociedad a la que han accedido, y que
ello pasa por permitir que el potencial genético de cada cual tenga la oportunidad
de expresarse plenamente en base al concurso de los factores condicionantes
externos e internos referidos.
Para lograr ello recomendamos como indispensable que los padres y nosotros
como personal de salud apliquemos las siguientes medidas:
Promover gestaciones programadas y saludables, con suficiente y eficaz
control prenatal, y la atención segura de parto, de preferencia institucional,
en el momento actual.
Proveer alimentación apropiada a cada edad, destacando en este campo, la
lactancia materna exclusiva desde el instante mismo del nacimiento y
durante el primer semestre, pudiendo continuarla asociada con una buena
alimentación no láctea durante los 2 primeros años de vida.
Llevar a cabo programas eficientes de prevención y promoción de la salud a
través de intervenciones costo-efectivas y de educación sanitaria de
carácter integral.
Garantizar el diagnóstico y la atención oportuna y eficiente de las
enfermedades, reduciendo al mínimo indispensable la estancia hospitalaria.
Equipar suficientemente los establecimientos de salud, dotándolos del
personal necesario.
Llevar la escuela al hospital, esto es, mantener la actividad escolar en los
ambientes de hospitalización, para que los niños en capacidad de recibir
clases, lo hagan.
Educar a los padres para un óptimo cuidado de la salud de sus hijos,
poniendo énfasis en los futuros padres.