Psicología, Sujeto y Aprendizaje As
Psicología, Sujeto y Aprendizaje As
Psicología, Sujeto y Aprendizaje As
Módulo 1
PEDAGOGÍA DEL ABURRIDO: ESCUELAS DESTITUIDAS,
FAMILIAS PERPLEJAS
Corea, Lewkowics
Diversos “discursos” teóricos e ideológicos atraviesan las instituciones educativas, guiando las
acciones y aconteceres cotidianos que transcurren en su interior y en su relación con el afuera,
con un contexto más amplio. Por esta razón resulta importante para la formación docente y del
psicólogo educacional conocer la diversidad teórica existente sobre los procesos de enseñanza y
aprendizaje, como así también a partir de este contacto abrir espacios reales- concretos o
imaginarios para la reflexión de las propias prácticas actuales- presentes, pasadas o futuras.
Haciendo un poco de historia, podemos enunciar que la Psicología Educacional surge en el siglo
XIX, de la mano de la creación de la escuela en la modernidad. En ese entonces, ambas, la
escuela como institución y la Psicología Educacional (vinculada a las teorías del aprendizaje, a las
etapas evolutivas del niño y a los test mentales) tenían por finalidad la homogenización de los
aprendizajes en poblaciones heterogéneas, debido a la masificación de la educación. Este es el
primer uso que se le dio a los conocimientos y técnicas psicológicas en el campo educativo. De
dicho uso, deriva una consecuencia negativa, el hecho determinista que responsabiliza
unidireccionalmente a los alumnos de los fracasos producidos en el ámbito escolar.
Zimmerman (2007. Pág.100) “El énfasis está puesto en la consideración de la vida cotidiana y la
historia de los aprendizajes; así como en la complejidad de los problemas planteados. De este
modo se abren nuevas propuestas y posibilidades que incluyen tanto la prevención como la
promoción de la salud, la educación, la inclusión y la equidad social”
Aportes de la psicología genética y el constructivismo JEAN PIAGET: Entre 1936 y 1967 teoriza
acerca de la construcción del pensamiento humano y formula que en ella pueden reconocerse: a)
una interacción continua entre el secuencial desarrollo ontogenético, cuya sucesión tiene
características universales, y b) acciones particulares que el sujeto ejerce sobre el medio. Es a
partir de la interacción de estos dos factores que el niño puede llegar a internalizar, en forma de
esquemas, las acciones que realiza sobre los objetos. Así, todo conocimiento es una construcción
que se logra fundamentalmente a partir de los esquemas que ya posee el sujeto, es decir sobre
aquello que ya construyó en relación con el medio que lo rodea.
Un esquema es la representación de una situación concreta o un concepto que permite pensar
internamente y enfrentarse a situaciones nuevas semejantes. Pero también los esquemas pueden
ser herramientas simples, como sucede cuando un bebé aprende a tomar un objeto (esquema de
prensión), esta adquisición le permite pasar de una actividad motriz desordenada a una
regularidad que se pondrá en juego cada vez que rodee un objeto con sus manos para
sostenerlo. Por lo tanto, podemos atribuirle a los esquemas el carácter de "herramientas" que nos
permiten representar la realidad, los mismos pueden ser simples o complejos, generales o
especializados. Dichos esquemas se van organizando en estructuras lógicas cada vez más
5
complejas que subyacen y evolucionan paulatinamente, posibilitándonos resolver diferentes
problemas a medida que crecemos. En este proceso se diferencian secuencial y sucesivamente
estadios del desarrollo del pensamiento que determinan formas particulares de interpretar la
realidad. Piaget definió una secuencia de cuatro estadios de desarrollo cognitivo: estadio
sensorio-motor, estadio preoperatorio, estadio de las operaciones concretas y estadio de las
operaciones formales. Tener presente la descripción de los procesos involucrados en estos
estadios resulta orientador .
Para situar evolutivamente al sujeto que aprende, y para el reconocimiento de qué es capaz de
lograr conforme a su constitución biológica. El pasaje de un estadio a otro implica la adquisición
de esquemas y estructuras nuevas que permiten ver la realidad con otras dimensiones, otras
características y ampliar el campo de relaciones lógicas-conceptuales. Las estructuras cognitivas
se sostienen, crecen y modifican a través de transacciones que se realizan con el ambiente
desarrollándose un proceso de adaptación. Los mecanismos básicos que dan lugar a este
proceso son: la asimilación y la acomodación. Asimilación: son las transformaciones que
realizamos sobre el objeto para conocerlo. Refiere al modo en que un organismo se enfrenta a un
estímulo del entorno en términos de su organización actual, su desarrollo evolutivo y los
conocimientos previos que posee. Acomodación: designa aquellas modificaciones que se
producen en el sujeto para incorporar una nueva información. Supone un cambio de la
organización actual en respuesta a las demandas del medio.
Por lo tanto, entre asimilación y acomodación existe una relación altamente interactiva. El
resultado de la interacción de ambos procesos es la equilibración, la cual emerge cuando –las
discrepancias o contradicciones que surgen entre la información nueva que hemos asimilado y la
información que ya teníamos y a la que nos hemos acomodado- alcanzan un equilibrio. Cuando
se carece de adecuados esquemas de asimilación para la comprensión, se produce un estado de
desequilibrio, que lleva a un “conflicto cognitivo o contradicción”. El equilibrio podrá ser
restablecido a partir de los procesos de acomodación, una reelaboración que promueve el avance
y la ampliación de las estructuras del pensamiento hacia un orden superior.
Para que se genere un conflicto cognitivo, motor del aprendizaje, es necesario que los elementos
externos no se encuentren muy alejados del mundo de las experiencias del niño, ni resultarles
demasiado familiares. De esta manera, frente a nuevas situaciones moderadamente discrepantes
(ni muy difíciles de resolver porque bloquearían los procesos de asimilación, ni muy fáciles porque
no provocarían el desequilibrio generador de los procesos de acomodación), es que formulamos
hipótesis y damos distintas respuestas que en ocasiones, aparecen como erróneas.
Entonces, si traspolamos la situación descripta a las estructuras mentales, podemos inferir que
los procesos de asimilación y acomodación son interdependientes y están siempre presentes.
Aunque, se tornan concientes cuando se interrumpe el equilibrio y aparece el conflicto cognitivo.
En esta dirección, además de Piaget -Vigotsky, Bruner y Ausubel- han forjado los pilares básicos
para el estudio y comprensión de los procesos de aprendizaje. Aportes indiscutibles e ineludibles
para todas aquellas disciplinas que se ocupan de la enseñanza y la educación. LEV VIGOTSKY:
Su idea fundamental es que el desarrollo humano únicamente puede explicarse en términos de
interacción social. Esto marca algunas diferencias con los postulados consignados por Piaget.
Para Piaget, la internalización de la realidad es un proceso que se efectúa a partir de las acciones
directas que se ejercen con y sobre las cosas. Por su parte, Vigotsky (1934) señala que dicho
proceso de internalización es indirecto, se gesta en relación a un intermediario, a un otro, siendo
el punto de partida el medio social que “envuelve” al sujeto. La evolución de los procesos de
6
pensamiento depende de los aprendizajes, que se generan desde el comienzo de la vida en
relación con otros; el desarrollo ontogenético se inserta en la transmisión filogenética que se
realiza de generación en generación. Así, el aprender, en consonancia con el desarrollo de las
funciones cognitivas superiores, es inseparable de lo social, y será en contextos de colaboración
e intercambio entre pares y adultos que se verá favorecido. Uno de sus conceptos centrales es el
de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), entendida como la franja que se extiende entre el nivel de
desarrollo actual (lo que el niño puede hacer ahora, en el presente, solo, sin recibir ayuda externa)
y aquel otro nivel potencial que puede alcanzar si otras personas colaboran, lo guían,
promoviendo actividades adecuadas. En síntesis, la ZDP se basa en la relación entre habilidades
actuales del niño y su potencial.
Podríamos decir que desarrollo y aprendizaje se unen en una relación indisoluble y dinámica, en
la que se conjugan las características peculiares de cada sujeto, sus potencialidades, las
cualidades del medio que lo rodea y el modo en que se lo estimula.
Para el desarrollo de las funciones psicológicas superiores, este autor, considera de especial
importancia el fenómeno psíquico de “internalización” que realiza el sujeto. En tanto éste se
constituye progresivamente a partir de una amplia diversidad de operaciones de carácter socio–
psicológico, que proveen la mediación cultural en el marco de las interrelaciones sociales. Así, el
docente es quien opera como mediador en los procesos de enseñanza y aprendizaje. En
consecuencia, no es un mero repetidor de contenidos ni un observador pasivo, por el contrario,
interviene activamente, regula, guía y planifica la actividad en la que participan los educandos.
JEROME BRUNER: Comparte con Vigotsky dos paradigmas fundamentales, en tanto considera el
lenguaje como un instrumento central del pensamiento y retoma la concepción de Zona de
Desarrollo Próximo, que enriquece a través de su idea de “andamiaje”. Entendido como la
estructuración que el adulto realiza de la tarea y la interacción en la que ésta ocurre, a fin de
potenciar las posibilidades de aprender. Por ello, la enseñanza es referida como: apoyar,
andamiar, sostener, asistir. El lenguaje, permite hacer cosas y reflexionar sobre las acciones.
Cuando el adulto acompaña sus actos con verbalizaciones crea “formatos” que devienen en
diferentes procesos psicológicos y lingüísticos.
Habiendo hecho referencia al conocimiento, resulta interesante incluir aquí los aportes de Edwars
(1990) quien concibe el conocimiento escolar como una construcción social. De esta manera nos
vamos aproximando a teorizaciones más actuales sobre las dinámicas del aprender y el enseñar.
Según esta autora, respecto a las formas de conocimiento en el aula, pueden formularse dos
preguntas: ¿Qué enseñar? (Contenido) y ¿Cómo enseñar? (Forma). Una de sus premisas
centrales es que: “La forma es contenido”. En tanto, el contenido no es independiente de la forma
en que es presentado. La forma tiene significados que se agregan al contenido y esto tiene
consecuencias en el grado de apropiación posible del conocimiento para los sujetos. Además
presenta tres formas de conocimiento: tópico, operacional y situacional. Los dos primeros se
sustentan sobre los mismos presupuestos epistemológicos, mientras que el conocimiento
situacional supone una superación de las formas anteriores. Este último se estructura en torno al
interés por conocer una situación, es el sujeto quien crea la realidad, el conocimiento se construye
y es significación, e incluye al sujeto que significa. De acuerdo a las apreciaciones de esta autora,
según la lógica y forma de conocimiento predominante, puede generase: Exterioridad y
alienación: el sujeto concibe el conocimiento como algo ajeno (de otro y para otro). Hay
subordinación, se acepta lo transmitido sin cuestionarse. Esto produce extrañamiento frente al
conocimiento Interioridad y apropiación: hay una significación personal (propia) y social
(compartida) del conocimiento que favorece el compromiso con el mismo. A partir de estas
teorizaciones, concluimos con los desarrollos del constructivismo, siendo conceptos claves: el
aprendizaje como construcción individual-social y la importancia de la significatividad personal en
el aprender. Aportes de la pedagogía PAULO FREIRE: Con su principio del diálogo, enseñó un
nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Su preocupación central gira en torno
a: ¿Qué significa conocer?
8
Realiza un análisis crítico sobre la escuela tradicional y el curriculum existente. Dicha crítica se
sintetiza en el concepto de “educación bancaria”, que se produce cuando la información
simplemente es transferida del profesor al alumno. Así el conocimiento se confunde con un acto
de depósito bancario, en el que el educador ejerce un rol activo y el educando está limitado a una
recepción pasiva de acumulación de información. El educando es concebido en términos de falta,
carencia e ignorancia y el educador tiene la función de llenar esa carencia. La comunicación es
unilateral y el conocimiento es algo que existe afuera, en forma independiente de las personas
involucradas en el acto pedagógico. Freire busca desarrollar una alternativa y propone el
concepto de “educación problematizadora”. Para él el acto de conocer no es un hecho aislado e
individual, sino que implica intercomunicación e intersubjetividad. Es a través de estas relaciones
interpersonales que los hombres se educan mutuamente, que se vuelve posible el conocimiento y
que toda tarea pedagógica se convierte en un acto dialógico.
ENRIQUE PICHON RIVIÈRE- Concibe al sujeto como un ser social, configurado a partir de una
compleja trama de vínculos y relaciones, que se constituye en una “praxis”, en una relación
dialéctica mutuamente modificante del mundo. A su vez, este sujeto es esencialmente
cognoscente, por ello se ocupa de los procesos de aprendizaje.
Postula que aprender es “la apropiación instrumental de la realidad, a través del conocimiento
para transformarla”. (Pichon Rivière- 1985). Subrayando el carácter activo, instrumental y
transformador que adquiere el conocimiento cuando no es concebido como acumulación
memorística de información. El aprendizaje tiene una función esencial y constitutiva de nuestra
subjetividad. Como sujetos somos la síntesis de una historia vincular y social, el “punto de
llegada” de una trayectoria de aprendizajes.
En este escenario vincular el sujeto de la necesidad se transforma en sujeto de la representación,
del lenguaje, de las normas, de la ideología, del deseo, lo que a su vez, hace posible el pasaje de
la dependencia a la autonomía y de la indiferenciación a la construcción de la identidad.
Pichon Rivière propone una revisión crítica de los modelos de aprendizaje, que con el tiempo se
naturalizan y no se problematizan. Para esta tarea crea como dispositivo un instrumento grupal, al
que denomina Grupo Operativo. En este marco y en un proceso interaccional dichos modelos son
confrontados y se tornan pensables. Así, se apunta a redimensionar y resignificar la condición de
sujetos de conocimiento, capaces de aportar y a su vez, recibir del grupo. Aunando los aportes de
las perspectivas anteriormente expuestas, podemos concluir que el sujeto que acumula
información haciendo uso de una memoria mecánica, estaría sólo “consumiendo ideas”. Por el
contrario, si es capaz de “crear y recrear las ideas” (re-significar) tendrá la posibilidad de
apropiarse de ese conocimiento y ponerlo en práctica para resolver situaciones nuevas. El sujeto
concebido como totalidad, en la acción de aprender pone en juego lo afectivo, emocional,
intelectual, el cuerpo, su historia, sus condiciones de vida, creencias y conocimientos. Por lo
tanto, todo proceso de aprendizaje debiera integrar el sentir, el pensar y el hacer.
Retomando lo expuesto anteriormente sobre Freire, quien postula que toda labor pedagógica es a
su vez dialógica y que el conocimiento se construye intersubjetivamente, es que presentamos
este apartado a modo de diálogo. Ahora bien, este diálogo no se limita a la relación entre docente
y alumno, también es posible entablar un diálogo con los libros, los textos, los autores, quienes de
igual manera operan como mediadores y mediatizadores del saber y la cultura. De esta forma
podemos junto a “ellos” formular preguntas, buscar respuestas, pensar, reflexionar, coincidir,
disentir… Por otra parte, hablamos de “aprender” (verbo) y ya no de “aprendizaje” (sustantivo). En
lo sucesivo intentaremos una comprensión del aprender como acción o proceso dinámico, en
9
constante movimiento. Movimientos (progresivos y regresivos), acciones, construcciones,
deconstrucciones y reconstrucciones que se conjugan y despliegan en torno a cada una de
nuestras instancias de aprendizaje. Dichos movimientos, a veces son claramente visibles y
notorios, mientras que otras resultan imperceptibles para el observador porque ocurren al interior
de nuestro ser, aunque finalmente muestren un resultado a modo de producto obtenido.
Generalmente ocurre que sólo se valora y tiene en cuenta el producto final (resultado), pero no
debemos olvidar que para llegar al final del recorrido, a la meta, es necesario haber transitado un
“camino”.
Alicia Fernández a cambio, propone el uso de las palabras: “aprendiente” y “enseñante”, dándole
el valor de verdaderos conceptos que indican un modo subjetivo de situarse. Dichos conceptos no
son equivalentes a los de docente y alumno. Esta nueva acepción permite dar cuenta de los
posicionamientos singulares de cada sujeto en el acto de conocer. ¿Cómo entiende la autora la
noción de sujeto? Considera que en todo “sujeto” coexisten y conviven: Un sujeto epistémico: es
el sujeto del conocimiento, estudiado por Piaget, sujeto activo que construye sus estructuras
cognitivas en base a los procesos de acomodación y asimilación, que le permiten adaptarse al
medio. Un sujeto deseante: del cual da cuenta el psicoanálisis, su mirada nos permite ir más allá
de la lógica, aporta cuestiones imprescindibles para el esclarecimiento de aspectos inconcientes y
transferenciales en el aprendizaje. Un sujeto social: es el sujeto de la cultura. Varias disciplinas
tales como la antropología, el estructuralismo, la lingüística y la historia nos permiten pensar al
alumno haciendo- haciéndose en la/s culturas.
Un sujeto aprendiente- enseñante o sujeto autor: es el sujeto de la autoría de pensamiento, que
conjuga el sujeto epistémico con el deseante.
Si logramos situar al sujeto en esta perspectiva amplia y compleja, el análisis de las relaciones
aprendientes- enseñantes, ya no se reduce al contexto escolar, puesto que abarcan posiciones
inter e intrasubjetivas en relación al conocimiento. Tales posicionamientos pueden ser
simultáneos y están presentes en todo vínculo (padres-hijo, amigos, docente- alumno). Implican
movimientos de reciprocidad y modificaciones mutuas.
Alicia Fernández piensa al sujeto aprendiente como aquella articulación que van armando el
sujeto cognoscente y el sujeto deseante, sobre el organismo heredado, construyendo un cuerpo,
siempre en interacción con otro (conocimiento- cultura) y con otros (padres, maestros, medios de
comunicación). Además, agrega que el sujeto aprendiente se construye a partir de su relación con
el de sujeto enseñante, éstas son dos posiciones subjetivas, presentes en una misma persona, en
un mismo momento. Aprender sólo acontece desde esta simultaneidad.
Según Doltó (op.cit) el esquema corporal sería el mismo para todos los individuos de la especie
humana, tiene elementos conscientes, preconscientes e inconscientes. Mientras que la imagen
del cuerpo es propia de cada uno, está ligada al sujeto y a su historia, es el resultado de una
relación libidinal eminentemente inconsciente. Conforme a estas formulaciones, podríamos
puntualizar que: A través del cuerpo nos apropiamos del organismo. Desde el principio y hasta el
final todo aprendizaje pasa por el cuerpo. El organismo está transversalizado por el deseo. La
inteligencia conforma una corporeidad. En todo proceso de aprendizaje están implicados cuatro
niveles (organismo, cuerpo, inteligencia y deseo), ninguno de ellos puede ser excluido.
Debemos recordar, que el sujeto enseñante también es una posición interna-subjetiva,
coexistente y simultánea a la de sujeto aprendiente. El sujeto enseñante necesita contactarse con
lo que conoce y autorizarse a mostrarlo/ mostrarse, es decir, hacer visible aquello que conoce.
10
Los padres, maestros y profesores como enseñantes, habitantes del mundo externo, brindan un
espacio saludable de aprendizaje siempre que puedan reconocer y apelar al sujeto enseñante de
los aprendientes. Para ello es necesario partir de la premisa de que quien toma la posición de
aprendiente también conoce y sabe. Este es uno de los tantos aspectos en los que la autora
coincide con Freire (op.cit-Pág.31) quien formula: “Enseñar exige respeto a los saberes de los
educandos”. Fernández (2000) diferencia “sujeto enseñante” de la “función enseñante”. En tanto
los maestros y profesores no son los únicos que enseñan, diferentes instancias, situaciones y
personas pueden cumplir esa función. Conforme a lo expuesto, quienes en primer lugar ejercen
esta función enseñante serían los padres, allí nos encontramos con el grupo familiar y su
importancia en el desarrollo de los aprendizajes. Al decir de Winnicott (1994) “El hogar nuestro
punto de partida”. En concordancia con las teorizaciones de Quiroga, presentadas previamente,
es en el seno de la familia donde se construyen nuestras matrices de aprendizaje. Por su parte,
Fernández (op.cit) va a hablar de “Modalidades de aprendizaje”.
La autora fue construyendo los conceptos de modalidad de aprendizaje y modalidad de
enseñanza, asociados a los de sujeto enseñante y aprendiente. En tanto cada uno de nosotros se
relaciona con el otro como enseñante, consigo mismo como aprendiente y con el conocimiento
como un tercero de manera singular.
Así es, pueden darse innumerables modalidades de aprendizaje, cada uno de nosotros tiene un
estilo particular de vincularse con el conocimiento. Por ello, la autora titula uno de sus libros “Los
idiomas del aprendiente”, en tanto cada persona tiene una singular modalidad de aprendizaje, que
como un idioma puede distinguirse entre otros. Podemos entenderlo pero no necesariamente
todos tenemos que pensar igual, decir las mismas cosas o proceder de idéntica manera. Conocer
y reconocer nuestro idioma para aprender nos ayuda a ser más libres y creativos.
Lo novedoso que introduce Alicia Fernández, recreando los aportes de Paín, es la manera en que
ella correlaciona diferentes modos representativos derivados de los procesos de asimilación y
acomodación, a fin de poder comprender modalidades de aprendizaje saludables que posibilitan
el aprender, o patológicas que lo perturban.
A partir de la modalidad de aprendizaje, cada persona va armando una modalidad de enseñanza,
como una manera de mostrar lo que se conoce y partiendo de la consideración del otro como
aprendiente. La modalidad de enseñanza depende de la organización particular de una serie de
elementos, ellos son: a) Un modelo relacional con uno mismo como quien conoce, con el otro
como quien puede conocer y con el objeto conocimiento construido entre ambos. b) El
reconocimiento de uno mismo como sujeto- autor c) Un tipo de relación con el saber. d) La
facilitación o restricción de vínculos solidarios con los pares e) Experiencias de satisfacción en
cuanto a ser sostén o tener algo para dar al otro y ser bien recibido.
Toda experiencias si nos toca profundamente, si nos toca profundamente, si nos ha hecho mella,
tiene algo de inasible, de impronunciable, cualquier intento de decirla va acompañado de un
sentimiento intimo de incompletud, incapacidad para expresar los matices, efectos íntimos con
que fue vivida. El encuentro con el otro, con la otra, puede ser ni más ni menos que eso:
intercambiar palabras, palabas que son el eco de una experiencia, quizás de la experiencia
misma del encuentro. Paradójicamente necesitamos palabas para darnos cuenta de su
imposibilidad de dar cuenta con ellas de la experiencia. Necesitamos palabras para conectarnos
de nuevo con nuestra capacidad de relacionarnos de otra manera con el mundo, con los otros,
con nosotros mismos. Necesitamos palabras para recuperar el silencio, prepararnos para lo
imprevisto, para la escucha.
Lo más extraño a la posibilidad de la experiencia: de aquello que irrumpe, que nos toma por
sorpresa, que nos conduce por caminos imprevistos, que nos enfrenta a los misterios del vivir, de
las relaciones de los otros. No se trata solo de poder pensar nuestra práctica educativa como
experiencia, o de mirar a nuestros estudiantes, o a aquellos y aquellas con quienes asumimos
responsabilidades educativas, como otros. Necesitamos el trabajo sobre si para recuperar,
conectar y abrir en nosotros estos espacios de ser y de hacer. Al escribir se retienen las palabras,
se hacen propias, sujetas a ritmo, selladas por el dominio humano de quien así las maneja, mas
las palabras dicen algo. Las grandes verdades no suelen decirse hablando. Lo que vamos a hacer
es nada más que pensar la experiencia y desde ella, y apuntar hacia alguna de las posibilidades
de un pensamiento de la educación a partir de la experiencia.
Experiencia: es eso que me pasa, no es que pasa sino “eso que me pasa”, Exterioridad, alteridad,
alienación. La experiencia es eso que me pasa. La experiencia supone, en primer lugar, un
acontecimiento, o dicho de otro modo, el pasar de algo que no soy yo. Y algo que no soy yo
significa también algo que no depende de mí, que no es una proyección de mi mismo, que no es
el resultado de mis palabras, ni ideas, ni de mis representaciones ni de mi sentimiento, ni mis
proyectos, intenciones que no depende ni de mi saber ni de mi poder, ni voluntad.
Llamaremos a eso el principio de alteridad, o también el principio de exterioridad, o incluso
principio de alienación. Porque es exterioridad está contenida en el ex de la misma palabra
experiencia. Ese ex que es el mismo de ex/terior, ex/tranjero, etc. No hay experiencia sin la
aparición de algún alguien, o de un algo, o de un eso, de un acontecimiento en definitiva, que es
exterior a mí, extranjero a mí, que no me pertenece a mi lugar, que no está en el lugar que yo le
doy, que está fuera de lugar. Se le llamo principio de alteridad porque eso que me pasa tiene que
ser otra cosa que yo y principio de alienación porque eso que me pasa tiene que ser ajeno a mí,
es decir, que no puede ser mío, que no puede ser de mi propiedad.
Que no sabe, ni puede, ni quiere comprenderlo (lo singular es lo que desborda cualquier
inteligibilidad, lo que está siempre más allá de cualquier comprensión, lo incomprensible). La
posibilidad de la experiencia supone, entonces la suspensión de cualquier posición genérica
desde la que se habla, desde la que se piensa, desde la que se siente y vive. La posibilidad de la
experiencia supone que el sujeto de la experiencia se mantenga también él, en su propia alteridad
constitutiva. Un experimento es por definición anticipable aunque su anticipación dependa de un
cálculo de probabilidades. La experiencia no puede ser anticipada. La experiencia siempre tiene
algo de imprevisible, de impredecible, de imprescriptible. Siempre tiene algo de incertidumbre. La
experiencia es libre, es el lugar de la libertad. Podríamos llamar a eso, entonces, el principio de
libertad de la experiencia, o el principio del quizá. Experiencia difiere de práctica, la experiencia es
lo que me pasa no lo que hago, sino lo que me pasa. No se hace, sino que se padece. No es
intencional, no depende de mis intenciones, voluntad, no depende de que yo quiera hacer (o
padecer) una experiencia. No está del lado de la acción, o de la práctica o de la técnica, sino del
lado de la pasión. Por eso la experiencia es atención, escucha, apertura, disponibilidad,
sensibilidad, vulnerabilidad, ex/posición. Aunque no quiere decir que la acción o la práctica no
puedan ser lugares de experiencia. A veces la acción o en la práctica algo me pasa. Pero ese
algo que me pasa no tiene que ver con la lógica de la acción, o de la práctica, sino justamente con
la suspensión de esa lógica, con su interrupción.
La relación del saber es una forma de relación con el mundo. Un ser vivo no está situado en un
entorno, está en relación con un medio, biológicamente abierto en él, asimilándolo y nutriéndose
de él, por lo que era elemento del medio se convierte en recurso del ser vivo. Para el hombre ese
medio, es el Mundo que comparte con otros. Por tanto la relación con el saber es la relación de un
15
sujeto con el mundo, consigo mismo y con los otros; relación con el mundo como conjunto de
significaciones compartidas con otros hombres y como espacio de actividades que se inscribe en
el tiempo, que nos permite apropiarnos del mundo, moldearlo, transformarlo,la relación con el
saber es una relación con el tiempo ya que la apropiación del mundo, la construcción de sí en
relación con otros, el aprender, exige tiempo y nunca acaba. Tiempo que no es homogéneo sino
que está marcado por momentos significativos, por rupturas, tiempo que se despliega en pasado
presente y futuro.
El investigador que estudia las relaciones con el saber (con el aprender) estudia relaciones con
lugares, objetos, contenidos de pensamiento, situaciones, etc en tanto está en juego la cuestión
del aprender y del saber. Analiza por ejemplo las relaciones con la escuela, con los docentes, con
los padres, con las máquinas, con el desempleo, el futuro, etc y dichas relaciones se articulan
entre sí en configuraciones que no son infinitas: las figuras del aprender.(figuras de la relación con
el saber)
Otra definición de relación con el saber, cómo conjunto de imágenes, expectativas y juicios que se
refieren a la vez al sentido y a la función social del saber y de la escuela, con la disciplina
enseñada, con la situación de aprendizaje y con uno mismo. (Charlot) conjunto de relaciones que
un sujeto mantiene con un objeto, una actividad, un contenido de pensamiento, un lugar una
persona, una situación, etc ligados de alguna manera con el saber y el aprender.
Relación con el saber y deseo de saber: No existe relación con el saber si no la de un sujeto y
no hay sujeto sino el que desea. Ese deseo es deseo del otro, deseo del mundo, deseo de sí y
deseo de saber que aparece cuando el sujeto ha experimentado el placer por aprender. Es
porque el sujeto es deseo, que su relación con el saber pone en juego el valor de lo que aprende.
El deseo es el motor de la movilidad, de la actividad, lo cual se desarrolla en el tiempo. El valor de
lo que se aprende, sea positivo, negativo o nulo, nunca se adquiere de una vez para siempre.
Representación del saber: el sujeto tiene representaciones del saber, es su relación con el
mismo. (ej: representación del buen alumno o la del buen profe). La representación es expresiva
del sujeto, incluye creencias, valores, actitudes, opiniones. Representar o representarse, es un
acto de pensamiento por el cual un sujeto se relaciona con un objeto; la representación del saber
es un contenido de conciencia insertado en una red de significaciones mientras que la relación
con el saber es un conjunto de relaciones (es la red misma).
Debemos distinguir las relaciones con el saber (en tanto relación social) y las relaciones de saber,
(relaciones sociales en tanto son consideradas desde el punto de vista del aprender). Ej; entre el
médico y su paciente existe una relación de saber (una relación social fundada en la diferencia de
saber, cada uno de ellos además manteniendo una relación con el saber) la relación con el saber
es una relación social, se construye en relaciones sociales de saber.
FRACASO ESCOLAR: Las posiciones ocupadas por los niños en el espacio escolar son
correlativas a las posiciones ocupadas por los padres en el ámbito social, por tanto hay teorías
que analizan el fracaso escolar diciendo que es lo mismo que analizar las diferencias de éxito
vinculadas a diferencias sociales. Podemos analizar también el fracaso escolar en términos de
relación con el saber, teniendo en cuenta una teoría de la relación con el saber que tenga en
cuenta que trabajamos con un sujeto, que está en relación con otros sujetos, atrapado en la
dinámica del deseo, hablando, actuando, construyéndose en una historia, articulada sobre una
flia, una sociedad, comprometido en un mundo donde ocupa una posición y donde se inscribe en
relaciones sociales.
16
La educación no era una función de planificación social de la economía, sino el cumplimiento con
un derecho de cada ciudadano al acceso a los bienes simbólicos existentes, al capital cultural
acumulado y reconocido. A partir de allí, cada uno elegirla cuánto avanzar en la oferta educativa,
cuánto y qué estudiar: el espíritu de la Ilustración rechazaba cualquier exigencia por sobre aquella
de apelar a la racionalidad de cada individuo. Podemos entonces afirmar, que la educación no
estuvo ligada a preocupaciones económicas inmediatas, sino básicamente a cuestiones
relacionadas con el orden simbólico, con el establecimiento del lazo social, y de los límites para
transgredirlo. Nunca hubo tal relación punto a punto educación/producción. La pretensión de
subordinar lo educativo a lo productivo no nos remite a algún pasado perdido, sino más bien a
una inédita nueva vuelta de tuerca en la cada vez mayor pragmatización de las actividades
sociales, y a una reducción de lo específico, de la vida académica, poniéndola al servicio de fines
que no le son propios.
Nos encontramos con la idea de educación universal propuesta desde el Estado, sin que la
sociedad lo advirtiera todavía como necesidad; y sin que contáramos con la urbanización de la
población y los backgrounds culturales y económicos que impulsaron el proceso en el capitalismo
europeo. Si agregamos a esto la heterogeneidad cultural abierta por la presencia de la negritud, lo
indígena y el generalizado mestizaje (en choque con la fuerte tendencia a la homogeneización
propia de lo escolar), advertimos hasta qué punto la escuela universal fue en Latinoamérica más
un anhelo de los sectores ilustrados, que una posibilidad real de masificación democrática del
acceso a la cultura.
Este aspecto permanece claramente marcado en la concepción pedagógica dominante durante el
siglo pasado, presente en precursores como Sarmiento o A. Bello: se tratará del proyecto del
progreso y la razón, de iluminar contra la barbarie de la ignorancia, de superar con el
conocimiento los males sociales, advertidos siempre como fruto de la falta de progreso y de
saber. La escuela ritualizada y burocratizada que poseemos, sus tendencias duramente
disciplinantes, su falta de flexibilidad y su producción/legitimación del autoritarismo, también
19
abrevan en esa tradición. En ése el visible claroscuro de la función de la escuela como Institución,
y de la ideología pedagógica que la acompañó desde dentro.
De manera que se impone, a través de la escuela, "violencia simbólica".Violencia a través de los
signos, del lenguaje, del conocimiento, incluso de las normas institucionales. Todos sabemos que
las escuelas argentinas reproducen las conductas de las clases medias, asumidas como
parámetro universal. Los más pobres resultan ignorantes, rebeldes, atrevidos o demasiado
movedizos, si se los juzga según esos términos. Generalmente se muestran en situación de
inadecuación, porque el clima cultural global de la escuela les es extraño, implica una imposición
de modalidades comporta-mentales ajenas. Se trata de una violencia no menor por ser el hecho
de ser simbólica; no se quiere con ello decir que no sea real, sino que opera por la específica
realidad del símbolo, de la palabra, que es lo propio de lo humano. Por tanto, se trata de violencia
sin aditamentos.
Finalmente, cabe reflexionar brevemente sobre un aspecto que a menudo ha sido señalado: la
espuela no sólo reproduce los valores necesarios a la sociedad en general, sino a la vez los
propios de los sectores sociales hegemónicos. Lo escolar es espacio de reproducción en acto de
las relaciones sociales, en cuanto sostiene y legitima las diferencias previas de clase a través de
los procesos de acreditación y titulación; es alta la correlación entre sector de extracción social, y
tasas de acceso y permanencia en el sistema escolar.
Capítulo 3- Todavía tercer mundo- ¿para qué hablar tanto de cuestiones generales si de lo que
se trata es de la institución escolar? - las cosas sólo se entienden si se entiende a fondo su
contexto. Esta es la situación en nuestro caso. Podríamos no haber querido levantar la vista, mirar
sólo a lo escolar sin referencia a lo social desde lo cual se define. Pero sería un intento vano,
porque aquello que explica lo escolar no surge desde allí mismo. Los docentes debemos poder
ver más allá; único modo de reinstalar la escuela en las condiciones que le permitan volver a
alcanzar vigencia, volver a instalarse con pertinencia dentro de los ámbitos culturales
contemporáneos.
En sus prácticas, el sistema educativo tuvo (y tiene) capacidad potencial de redefinir los términos
del contrato fundacional. Pero, la escuela, cada escuela, tiene una posibilidad, que ejerce más o
menos plenamente, de construirse como una escuela cerrada o abierta, conservadora o
innovadora.
Creemos importante destacar que la escuela, desde su organización, estuvo atravesada por un
contrato paradójico. Por una parte, por el requerimiento de crear en lo político un orden social más
justo, que se proponía “borrar” diferencias sociales a través de la formación de ciudadanos.
Simultáneamente el nuevo orden también requería una distribución desigual de posiciones
laborales y sociales, es decir, la formación de trabajadores diferenciados.
La escuela es una institución atravesada permanentemente por dos tendencias, una
reproductivista, conservadora, que tiende a perpetuar un orden; y una tendencia innovadora,
transformadora, que se propone modificar ese orden. El currículum escolar prescripto asume una
importante y particular responsabilidad” , en la medida en que permitirá la formulación y
explicitación de los contratos que articulan el quehacer educativo y que son modos de “traducir”, y
24
de resignificar con precisiones y especificaciones el contrato original entre la sociedad global y las
instituciones escolares. Las instituciones educativas singulares poseen esta potencialidad, y la
actualizan esencialmente a partir de la gestión que hagan del currículum prescripto. De aquí la
relevancia que le otorgamos al currículum, como eje ordenador de la tarea institucional y de aquí'
que lo definamos como un organizador institucional.
Las “especificaciones” del currículum prescripto que se realicen en cada establecimiento
constituirán los criterios de intercambio que den forma y sentido institucional, profesional y
personal a los contratos laborales de los miembros de cada establecimiento. Los contratos
encadenados y derivados del contrato entre el sistema educativo y la sociedad serán el encuadre
y el marco del contrato pedagó gico-didáctico que en cada aula, re-significa entre cada docente y
cada grupo de alumnos el sentido del pacto fundacional. Por el contrario, un currículum que
procura una distribución más equitativa de saberes tiende a reforzar las tendencias a la equidad y
a la igualdad social, tomando en consideración las lógicas desatendidas en la alternativa anterior.
Pero si estos saberes están, por ejemplo, distanciados de las nuevas tecnologías, no
responderían a la lógica económica.
Parecería que los “acuerdos” entre la escuela y la sociedad han perdido vigencia ya que ninguna
de las partes puede dar satisfacción a los compromisos asumidos. Cuando se habla del divorcio
entre la escuela y la sociedad o de la crisis de la educación, se está haciendo alusión a esta
ruptura contractual. La escuela rompe el contrato si no transmite los saberes que el desarrollo
científico y tecnológico indican como adecuados, para que los jóvenes puedan entender e
intervenir en el mundo actual, ya que esto obstaculiza no sólo la concreción de las expectativas
de la lógica económica sino, y fundamentalmente, aquéllas de la lógica doméstica. Por otra parte
los procesos autoritarios han dejado una incertidumbre respecto al cumplimiento de las demandas
de la lógica cívica fundacional.
También es sabido que el Estado encuentra inconvenientes para sostener el contrato. En algunos
casos ha dejado de cumplir con muchas de sus obligaciones. La primera y más evidente es la
desatención económica a las instituciones y a los docentes. Nos encontramos, sin duda, ante una
situación de mutuo incumplimiento del contrato fundacional. Este incumplimiento podría explicar el
malestar interno del sistema, así como la decepción que manifiesta la sociedad y los reclamos y
demandas de la comunidad hacia la educación.
Las instituciones escolares y los agentes que de ella participan no podrán por sí solos sostener un
proceso de recomposición de las articulaciones. Este hecho no diluye la responsabilidad que les
cabe en la recuperación de funciones i’elevantes para las escuelas. El contexto en que la escuela
debe construir un nuevo camino es sumamente adverso. La crisis económica que sufren los
países latinoamericanos y el desplazamiento del Estado de la esfera de las prestaciones sociales,
coloca a las instituciones escolares, cada vez más, ante la necesidad de responder a múltiples
demandas. El nudo de la tarea, a nuestro entender, es la recuperación para la escuela de las
prácticas de enseñanza y aprendizaje, y a partir de allí, la reformulación de los contratos internos
para posibilitar que el esfuerzo de todos los actores confluya en la consecución de este objetivo.
Para ello será necesario redefinir roles y tareas, derechos y obligaciones, adquirir un estilo de
gestión que haga posible la actividad, pedagógica, ordenar las múltiples funciones en pos de lo
específico, atender algunas demandas y desoír otras. Entre aquellas demandas, la
democratización es un tema recurrente. Por ello nos parece importante retomar distintas
concepciones que se han sucedido, con la perspectiva de reflexionar, ya que no se trata de elegir
entre ellas sino de encontrar modos de integrarlas. Para hablar de escuela democrática es,
25
necesario que la escuela funcione facilitando que todos los alumnos obtengan igual capital
cultural a igual inversión temporal'
En este contexto la escuela deberá redefinir su contrato: el mismo deberá contemplar la lógica
cívica que requiere la construcción de un orden democrático; la lógica doméstica que demanda
equidad para que el destino sea una construcción social e individual no predeterminada por las
biografías anticipadas-, la lógica económica sin que ésta aliene a las otras y la lógica de la
construcción de nuevos conocimientos que reclama la distribución del saber ya acumulado. A su
vez cada establecimiento deberá resignificar este contrato global, a partir del cual diseñará su
proyecto. Esta es una de las tareas que coordina la conducción del establecimiento y en la que
participan todos los actores.
MÓDULO 2
Base segura
Quiero remarcar que- a pesar de lo que se dice en contrario- el cuidado de un bebé o de un niño
pequeño no es tarea para una persona sola. Para que el trabajo este bien hecho ella o el necesita
de la ayuda de otra persona. De quien proviene esa ayuda es algo que puede variar, a menudo
proviene del otro padre, en muchas sociedades proviene de una abuela.
Al volver a examinar la naturaleza del vínculo del niño con su madre, al que tradicionalmente nos
referimos como dependencia, se ha descubierto que resulta útil considerarlo como el resultado de
un conjunto de pautas de conducta características, en parte preprogramadas, que se desarrollan
en el entorno corriente durante los primeros meses de vida y que tienen el efecto de mantener al
niño en una proximidad más o menos estrecha con su figura materna. Hacia fin del primer año, la
conducta se organiza cibernéticamente lo que significa que la conducta se vuelve activa cada vez
que se dan condiciones determinadas y cesa cuando se dan otras condiciones determinadas. Las
condiciones que hacen que cese esa conducta varían de acuerdo con la intensidad de su
activación.
Un rasgo de la conducta de apego de enorme importancia clínica, prescindiendo de la edad del
individuo, es la intensidad de la emoción que la acompaña, dependiendo el tipo de emoción
originaria de cómo se desarrolle la relación entre el individuo apegado y la figura del apego. Si la
relación funciona bien, se produce alegría y una sensación de seguridad. Si resulta amenazadora
surgen celos, ansiedad y la ira. Si se rompe, habrá dolor y depresión. Finalmente existen pruebas
fehacientes de que el modo en que la conducta de apego llega a organizarse dentro de un
individuo depende en grado sumo de los tipos de experiencia que tiene en su familia de origen, o
si es desafortunado fuera de ella.
En este planteo se encuentra implícita la suposición de que la conducta de crianza como la de
apego, está en cierto grado preprogramada y por lo tanto preparada para desarrollarse en cierto
sentido cuando las condiciones lo hagan posible. Esto significa que en el curso normal de los
acontecimientos el progenitor de un bebé experimenta el poderoso impulso de comportarse de
manera típica, por ejemplo abrazar al niño, consolarlo cuando llora, mantenerlo abrigado,
26
protegerlo y alimentarlo. Todos los detalles son aprendidos. Este planteo contrasta con los
paradigmas más antiguos, uno invocaba al instinto, subrayada sobremanera el componente
preprogramado, y el otro reaccionando contra este subrayaba sobremanera el componente
aprendido.
A mi forma de ver la conducta de crianza tiene poderosas raíces biológicas, lo que explica las
fuertes emociones asociadas a ella, pero la forma detallada que le conducta adopta en cada uno
de nosotros depende de nuestras experiencias: durante la infancia, sobre todo de las experiencias
de la adolescencia, de las experiencias antes y durante el matrimonio y de las experiencias con
cada niño individual.
EL COMIENZO DE LA INTERACCIÓN MADRE-NIÑO-
Los fenómenos de mayor importancia que ha puesto de relieve la investigación reciente son la
capacidad del neonato saludable para entrar en una forma elemental de interacción social y la
capacidad de la madre de sensibilidad corriente para participar con buen éxito en ella.
Cuando una madre y su hijo de 2 o 3 semanas se encuentran frente a frente, tienen lugar fases
de animada interacción social, alterando con fases de desconexión. Cada fase de la interacción
comienza con la iniciación y el saludo mutuo, llega a ser un animado intercambio que incluye
expresiones faciales y vocalizaciones durante las cuales el niño se orienta hacia su madre con
movimiento excitados de los brazos y piernas, luego sus actividades se apaciguan gradualmente
y acaban cuando el bebé descansa, antes de que comience la siguiente fase de la interacción. En
tanto que la iniciación y el abandono de la interacción por parte del niño tienden a seguir su propio
ritmo autónomo, una madre sensible regula su conducta de modo tal que se ajusta a la de él.
Además ella modifica la forma que toma su conducta para adaptarse a él. Ella le permite asumir el
control y mediante un hábil entretejido de sus propias respuestas con las de él, crea un diálogo.
Existe la disposición intuitiva de la madre a permitir que sus intervenciones sean guiadas por su
bebé. Por otra parte la facilidad con que los ritmos del niño cambian gradualmente de modo de
tomar en cuenta los momentos en que se producen las intervenciones de su madre. En una
asociación que se desarrolla felizmente, cada uno se adapta al otro. Lo que surge de los distintos
estudios es que la madre de sensibilidad corriente se adapta rápidamente a los ritmos naturales
de su hijo y al prestar atención a los detalles de la conducta de éste, descubre lo que lo satisface
y actúa en consecuencia. Al hacerlo, no sólo lo contenta sino que obtiene su cooperación.
Main y Weston ampliaron el trabajo observando a unos sesenta niños, primero con uno de los
padres y 6 meses después, con otro. Uno de los descubrimientos consistió, en que considerado
como grupo las pautas de apego mostradas a los padres se parecían mucho a las mostradas a
las madres, con aproximadamente la misma distribución porcentual de pautas. Por un segundo
descubrimiento fue aún más interesante. Cuando se examinaron las pautas mostradas por cada
niño en particular, no se encontró ninguna correlación entre las pautas mostradas con un
progenitor y las mostradas con el otro. Así un niño puede tener una relación segura con la madre
pero no con el padre, un segundo puede tenerla con el padre pero no con la madre, un tercero
puede tenerla con ambos padres y un cuarto no tenerla con ninguno de los dos. Dado que existen
indicios de que la pauta de apego que un niño no dañado en el momento del nacimiento
desarrolla con su madre es el producto de cómo lo ha tratado su madre, es más probable que de
manera similar la pauta que desarrolle con su padre sea el producto de cómo lo ha tratado éste.
Este estudio junto a otros, sugiere que el proporcionar una figura de apego para su hijo, un padre
puede estar desempeñando un rol muy parecido al de la madre sin embargo en la mayoría de las
culturas, y quizás en todas ellas, los padres cumplen ese rol con mucha menor frecuencia que las
madres, al menos cuando los niños aún son pequeños. Esto me lleva a una característica central
27
de mi concepto de la crianza de los niños: la provisión por parte de ambos progenitores de una
base segura a partir de la cual un niño o un adolescente puede hacer salidas al mundo exterior y
a la cual puede regresar sabiendo con certeza que será bien recibido, alimentando física y
emocionalmente, reconfortando si se siente afligido y tranquilizándolo si está asustado.
Esencialmente, este rol consiste en ser accesible, estar preparado para responder cuando se le
pide aliento y tal vez ayudar pero intervenir activamente solo cuando es evidentemente necesario.
La dependencia siempre conlleva una valoración adversa y suele ser considerada como una
característica sólo de los primeros años, de la cual hay que desprenderse pronto.
Además de la ayuda práctica es probable que una compañía femenina agradable proporcione a la
nueva madre un soporte emocional, o según mi terminología el tipo de base segura que todos
necesitamos en situaciones de tensión y sin la cual nos resulta difícil relajarnos. En casi todas las
sociedades, la regla consiste en un arreglo de este tipo. En efecto en todas salvo en una de las
ciento cincuenta culturas estudiadas por antropólogos, un miembro de la familia o un amigo,
generalmente una mujer, permanece con la madre durante los dolores del parto y el
alumbramiento.
Existen, pruebas clínicas de que el sentimiento de una madre por su bebé, y la conducta
mostrada hacia él también están influidas por sus anteriores experiencias personales, sobre todo
aquellas que tuvo y puede estar teniendo aún con sus propios padres, y aunque las evidencias
con respecto a las actitudes del padre son menos abundantes, las que existen apuntan
claramente a la misma conclusión.
Los diferentes estudios proporcionan una prueba firme de que las mujeres cuya infancia ha sido
perturbada tienden a entablar con sus niños una menor interacción que la que entablan madres
con infancias más felices, en un período de la vida de sus bebés en que la cantidad de itneracción
que se produce está determinada casi totalmente por la madre.
No todas las mujeres con experiencias infantiles de este tipo azotan a sus hijos, y una mujer que
maltrata físicamente a uno de sus hijos no necesariamente maltrata a los otros ¿cuál es la
explicación a estas diferencias?. Las pruebas sugieren que los individuos que gracias a sus
primeras experiencias son notoriamente propensos a desarrolar actitudes paternales
desfavorables, son más sensibles de lo normal a lo que les ocurre después del nacimiento de sus
bebés. Al parecer, para estas mujeres, las experiencias adversas en ese momento pueden ser la
gota que rebasa la copa.
La teoría del apego, creación teórica de John Bowlby (1969, 1973, 1980) y metodológica de Mary
Ainsworth (1969, 1978), es una de las teorías de desarrollo socioemocional con mayor influencia
en las últimas cuatro décadas. El apego es un vínculo afectivo entre el cuidador y el bebé
relativamente perdurable en el que el otro es importante como un individuo único y no
intercambiable con el que se quiere mantener cierta cercanía. La principal función del apego es
proporcionarle protección y seguridad al bebé a través de la cercanía para mantener la
28
supervivencia (Bowlby, 1969). Se trata de un lazo irremplazable -específico y
discriminativo-dependiente de las prácticas de crianza.
Bowlby (1958) consideró el fenómeno de la base segura como uno de los aspectos centrales de
su análisis de la relación madre-bebé y definió a una figura de apego como una persona a quien
el bebé usa como una base de seguridad en situaciones de tensión o peligro. El vínculo es el lazo
emocional que une al niño con su madre: no es observable, sino que se infiere a partir del
comportamiento. La conducta de apego se refiere a cualquier conducta que permite al bebé
aproximarse a su base segura. Dentro de los patrones de comportamiento que el bebé utiliza para
buscar la proximidad encontramos el saludo, el llanto, la locomoción, el contacto, y la exploración,
entre otros.
George y Solomon (1999) propusieron que así como en el bebé la función adaptativa del apego
es la supervivencia, el sistema de cuidados debe velar por la protección de las crías. Debido a
que los sistemas comportamentales son flexibles y orientados a una meta, el sistema de cuidados
variará en su tipo y rango dependiendo del contexto, edad y experiencias del cuidador o del niño.
Mary Ainsworth (1973) planteó el constructo de la sensibilidad materna, entendido como la
habilidad de la madre para estar atenta a las señales del bebé, interpretar esas señales
correctamente y responder a ellas pronta y apropiadamente. Se cuenta con evidencia empírica
que afirma que el apego seguro es producto de la sensibilidad, es decir de la calidad de la
respuesta del cuidador a las necesidades específicas del infante.
Modelos operativos internos (MOI)- Al buscar un mecanismo explicativo de la sensibilidad,
algunos autores han postulado la existencia de modelos operativos internos como responsables
del comportamiento del cuidador con el bebé, pues permiten organizar internamente las
experiencias vinculares tempranas.
Bowlby (1973) mencionó que en los modelos operativos internos que construimos un aspecto
clave es la noción de quiénes son nuestras figuras de apego, dónde pueden ser encontradas y
cómo se espera responderán. Postuló que los niños con cuidadores sensibles y responsivos
serán más confiados y buscarían ayuda ante situaciones que no pudieran manejar por sí mismos.
Desarrollarán, por lo tanto, modelos operativos internos de un self seguro, padres comprometidos
y un mundo benigno. En contraste, los niños que no cuentan con figuras responsivas y
disponibles verán el mundo como impredecible y poco fiable. Los niños que asisten a guarderías
desde pequeños simultáneamente construyen modelos operativos internos de dos o más
relaciones de apego. Los niños desarrollan una organización de apego con cuidadores
específicos que puede ser medida con herramientas estandarizadas.
Los kibutz israelíes son comunidades multi-generacionales cooperativas gobernadas
democráticamente que promueven la parentalidad colectiva, es decir, atender a las necesidades
de los niños sin la mediación forzosa de sus familias, consecuentemente el kibutz sirve para dos
fines, como casa y como centro escolar. Al analizar con detenimiento estos datos, Howes y Smith
(1995) encontraron que muchos de los niños identificados como inseguros fueron erróneamente
clasificados. Lo anterior sugiere que un niño en guardería puede construir una relación de apego
seguro con un cuidador, utilizándolo para organizar su ambiente social y de aprendizaje, pero
pasando poco tiempo en contacto cercano con éste. La evidencia sugiere que lo más importante
es que el niño se sienta seguro en compañía de su cuidador alternativo, pese al grado de
involucramiento.
Howes, Hamilton y Althusen proponen tres criterios para identificar otras figuras de apego
distintas de la madre:
1) provisión de cuidado físico y emocional
2) continuidad o consistencia en la vida del niño
29
3) inversión emocional en el niño
En dos muestras longitudinales se observó que la calidad de la relación era consistente a lo largo
del tiempo si las personas que proveían cuidados al niño se mantenían estables. Inicialmente, al
cambiar el personal de las guarderías, también cambiaba la calidad de la relación (Howes y
Hamilton, 1992): esto sugiere que los niños construyeron nuevas representaciones sobre sus
relaciones con los nuevos cuidadores. Cuando los niños experimentaron más de un cambio en el
personal, había más consistencia en la calidad de la relación (Howes y Hamilton, op cit.): esta
consistencia muestra que los niños comenzaron a tratar a los cuidadores como una categoría de
relaciones de apego alternativas. La seguridad del apego del niño con su primer cuidador predijo
la percepción de niños de nueve años en cuanto a las relaciones con sus profesores (Howes,
Hamilton y Phillipsen, 1998).
Respecto a la inversión emocional del cuidador, no sólo es complejo evaluarla, sino que
asumiendo no existiera, no se vuelve una condición indispensable, debido a que es bien sabido
que los niños forman vínculos de apego con padres negligentes y aparentemente desinteresados.
Howes y Segal (1993) observaron pequeños institucionalizados en centros de alta calidad debido
a abuso o negligencia materna. Encontraron que tras dos meses casi la mitad de los niños (47%)
habían desarrollado relaciones de apego seguras con sus cuidadores alternativos. Los niños que
estuvieron más tiempo en el centro fueron más seguros que los que estuvieron poco tiempo.
Howes (1999) analizó el incendiario artículo de Belsky (1988) en el cual afirma que las
separaciones repetidas entre la madre y el niño, propiciadas por las guarderías, podrían interferir
con la construcción de un vínculo de apego seguro, particularmente si inician a edades
tempranas. Además, Belsky mencionó que el niño puede: a) desconfiar sobre la disponibilidad de
la madre y; b) tener una madre menos disponible y sensible debido a que trabaja. Una de las
características de las guarderías es que las madres de hecho regresan, por lo tanto, los niños en
guarderías no sólo experimentan separaciones repetidas, sino que aprenden que las
separaciones son predecibles y en tiempos determinados. El meta-análisis de Wolf y Van
IJzendoorn (1997) señala que existe relación entre sensibilidad y estilo de apego, pero que no es
una condición exclusiva.
La teoría del apego ha sugerido que bajo circunstancias normales, las cuidadoras integran sus
experiencias con los bebés dentro de sus propios esquemas de apego. De acuerdo con el modelo
de asimilación, proveniente de la teoría de desarrollo cognitivo, el mecanismo para la transmisión
intergeneracional es la sensibilidad. Esto es, basado en sus representaciones mentales de apego,
un cuidador responde a las señales del bebé y por lo tanto contribuye a la creación del apego de
éste. De acuerdo a van IJzendoorn, Sagi, y Lambermon (1992) cuatro modelos organizacionales
de las relaciones de apego pueden describir la asociación entre las relaciones múltiples de apego
y su funcionamiento adaptativo futuro, así como su transmisión:
1) El modelo monotrópico: implica que sólo un cuidador, típicamente la madre, es la figura de
apego principal y la influencia de otros cuidadores es marginal para la formación de vínculos de
apego.
2) El modelo jerárquico: s ugiere que un cuidador, de nuevo típicamente la madre, es la figura de
apego principal, pero que otros cuidadores pueden ser considerados como figuras de apego
secundarias que pueden servir como base segura cuando la figura principal no está disponible.
3) El modelo independiente: implica que a pesar de que el niño puede estar apegado a distintos
y diversos cuidadores, cada cuidador puede servir como una base segura en ciertos momentos
de la vida cuando el niño experimenta interacciones continuas y prolongadas con éste.
30
4) El modelo integrativo: sugiere que apegos seguros pueden compensar los inseguros dentro
de una red de múltiples relaciones de apego seguras, mientras que el funcionamiento más bajo se
asociaría a una red de relaciones de apego inseguras.
Introducción
El objetivo de este trabajo es el de poder pensar una grilla de observación cualitativa sobre el
desarrollo de la intersubjetividad en el bebe, desde el nacimiento a los dos años. Esta hipótesis
surge, en lo personal, luego de muchos años de trabajo con padres, educadoras y bebes en el
Jardín de Infantes4 y en consultas terapéuticas privadas realizadas por los padres ante la
dificultad del desarrollo de su bebe y/o del desarrollo de su parentalidad.
Con un bebe trabajamos con nuestro ser adulto y nuestro “ser bebe” está allí dándonos también
una mano. Muchas veces, la angustia que nos puede generar, una madre que no puede cuidar
bien a su hijo, tendemos a identificarnos con el bebe y rechazar, o criticar excesivamente a la
madre, tentación de la cual nunca nos liberamos del todo.
Pero la idea de una intersubjetividad, de un vínculo de interrelación, implica la noción de dos
sujetos o de dos sujetos potenciales, pensando al bebe como un sujeto que podría coparticipar de
una experiencia emocional. Es que es desde esta coparticipación, que el bebe va construyendo
su self, su relación con el mundo y su desarrollo.
Este tramo de 0 a 2 años es uno de los momentos más revolucionarios de la vida del ser humano,
inicia en el momento del nacimiento (y la etapa fetal), en la cual se establece una absoluta
dependencia en relación al medio, y pasa luego, a los 2 años, con la posibilidad de independencia
motriz y simbólica, acceso al lenguaje y con las bases en marcha para la adquisición, a los 4 años
de esa posibilidad metacognitiva de la “teoría de la mente”. O sea la posibilidad de vivenciar los
afectos como estados mentales diferenciados del de otro, pudiendo empezar a pensar y entender
las emociones e intenciones, tanto de él como de los demás.
31
Aspectos históricos
La idea de un bebe interactivo y participativo de la relación es más bien reciente, diríamos desde
hace uno poco más de sesenta años. Algunos autores, como B. Golse (2007), sostienen que
hubo un cambio muy importante de la imagen del bebe en la cultura a partir de la segunda guerra
mundial. Es que, a partir de la experiencia de abandono sufridas y la necesidad de ocuparse de
los bebes y niños pequeños, se empezaron a observar las reacciones ante la pérdida.
Depresión anaclítica:
Esta situación se daba cuando a partir de relaciones normales con su madre durante los primeros
seis meses de vida y buen desarrollo, aparecía por ej, en la segunda mitad del primer año, una
situación de abandono. Allí comenzaban a aparecer los primeros síntomas:
1) Llanto que daba paso al retraimiento.
2) Postración en la cuna, desviando el rostro, y con poco contacto con su entorno.
3) Al buscar iniciar una interacción, la mayor parte de las veces lo evitan.
4) A l insistir sobrevenía el llanto e incluso gritos.
5) De persistir estas reacciones se observaba pérdida de peso e insomnio.
6) Aparición de enfermedades psicosomáticas.
7) Retraso en el desarrollo.
8) Si continuaba por más de 3 meses decrecía el llanto y era reemplazado por una rigidez glacial
en la expresión.
9) Permanecían quietos, con escaso o nulo interés por los objetos y el exterior.
10) Mirada distante, con ojos inexpresivos muy abiertos, facciones inmóviles, congeladas.
Este cuadro clínico fue de los primeros que demostró los efectos de la falta de contacto afectivo y
sus consecuencias negativas en el bebe. Esto generó un cambio en la mentalidad sobre el bebe,
pasándose a pensar al bebe como persona en construcción, y no solo como un “lactante”.
La historia de Federico II
Fue emperador del Sacro Imperio Romano desde 1212 hasta 12505 . Hijo de Enrique VI y nieto
de Federico Barbarroja, su madre, la emperatriz Constanza, fue la hija del rey de Sicilia, Roger II.
Nació en 1194 en situaciones particulares. Al decir de los cronistas de la época, su madre, lo dio a
luz en la plaza del mercado de Jesi, cerca de Ancona, para que nadie dudara de que, pese a sus
cuarenta años de edad, ella lera a madre y él el heredero legítimo del trono siciliano.
En el año de 1197, su padre, antes de partir hacia una Cruzada en la Tierra Santa, muere de
disentería de forma súbita. Un año después, inesperadamente muere su madre Constanza, y deja
un testamento en el que el Papa Inocencio III sería el tutor del pequeño Federico de 4 años. Pero
el Papa, ocupado en sus asuntos políticos y teológicos, no se ocupa del niño, quien iba pasando
de mano en mano como un objeto precioso pero indiferente, explotado por los grandes, tratado
como enemigo potencial por la mayoría de los nobles. Muchas veces amenazado de muerte.
Con 8 o 9 años, vagabundeaba por la calles de Palermo, la capital “semi africana”. Allí convivían
desde mezquitas, hasta sinagogas, iglesias normandas y catedrales bizantinas. El niño no tenía
otro recurso que entrar en relación con todos ellos y con su mente despierta aprender muy
rápidamente a poseer las lenguas y las costumbres de todas esas razas..
Parece que esta experiencia lo marcó abiertamente en una disposición hacia una cierta
universalidad intelectual, ya que Palermo era el punto de reunión de los tres grandes universos
culturales de la época: la antigüedad, el Oriente y la Iglesia. De esa manera Federico aprendió a
hablar 9 lenguas.
32
En el año de 1228 es obligado por el Papa Gregorio IX a dirigir una nueva Cruzada y parte para
reconquistar la tierra sagrada de Jerusalén. En vez de librar un combate sangriento, él negocia
directamente en árabe con el Sultán de Egipto Al-Khamil. Logra así recuperar Jerusalén a
excepción del distrito de Omar y el Sultán permite el derecho a los cristianos de peregrinar en paz
hacia el Santo Sepulcro.
Esta capacidad de adaptación y negociación del emperador puede haber sido una dote natural
pero, ¿la experiencia infantil en el mercado en el que para sobrevivir debió aprender las lenguas y
las costumbres de los extranjeros, lo habrá hecho un especialista en el contacto intersubjetivo?
¿Puede haber tenido esto una influencia positiva en la manera de relacionarse con los otros?
Pero el espíritu inquieto y curioso de Federico por las lenguas y las costumbres humanas tuvo
también otros tonos, otros colores no tan brillantes.
La lengua universal
Se cuenta que Federico, que poseyera el conocimiento de tantas lenguas, estaba interesado en
conocer la “lengua primitiva de la humanidad”. Por ello habría ordenado que un cierto número de
bebes fuera separado de sus madres y criado por nodrizas a las que les habría prohibido
específicamente que les hablaran o les hicieran mimos al atenderlos. De esa manera, Federico
pensaba, en su “protocolo experimental”, descubrir qué lengua naturalmente hablarían esos
bebes. ¿Hablarían el hebreo, o más bien el griego, el latín o el árabe? ¿Cuál sería de ellas la
lengua mas antigua?
La experiencia fracasó, esa especie de “Jardín de infantes artificial”, sin contacto afectivo
(intersubjetivo) no produjo ninguna lengua original, no hubo palabra y no hubo vida, porque todos
los bebes murieron. Lo que no sabía Federico es que la lengua universal no existe, que si
existiera una lengua universal entre los seres humanos podría ser la de la intersubjetividad.
Houzel,D. (2004) op.cit.
Lengua que se expresa en el inicio de la vida a través de los códigos de comunicación no verbal,
que incluyen no solo el contenido verbal del mensaje, el tono de la voz, el rostro y la mirada como
espejo, la imitación y la empatía; toda la semiología de la gestualidad humana.
Y esta posibilidad de comunicación está en la base del concepto de intersubjetividad, a la que
podríamos definir como:
• Experiencia de compartir los estados emocionales con otro.
• El conjunto de experiencias que se co-construyen cuando dos personas se encuentran.
• La capacidad de participar “en” y “saber de” la experiencia del otro.
En definitiva se trataría de la experiencia de sentirse acompañado por el otro. Y acompañar sería:
• Juntar o agregar una cosa a otra.
• Participar de los sentimientos de otro.
• Sostén o auxilio armónico de una melodía principal.
La melodía principal de la “música de la parentalidad” la deben crear y desarrollar los propios
padres.
Subjetivación
Esta sería el proceso de “ir construyendo” “su” perspectiva. Una manera singular de vivenciar las
experiencias y de expresarlas de diferentes maneras, a través de recursos corporales y
simbólicos. Con esto queremos jerarquizar el matiz procesual, el proceso por el cual el infante se
va construyendo como sujeto. El poder expresarlas de diferentes maneras, quiere decir que en un
niño “rico” en recursos emocionales, deberíamos encontrar una flexibilidad de modos de
33
expresión, ya sea a través de recursos corporales, lúdicos y lingüísticos. Muchas veces las
maestras nos dicen que un niño está mejor en el jardín porque por ej: puede separarse mejor de
la madre, integrarse en el vínculo con ella, aceptar la presencia de los compañeros y que también
puede empezar a entretenerse más en el uso de los objetos y del ambiente ya sea a través de la
exploración motriz, como a través del juego y la palabra.
El bebe como parte de su temperamento puede mostrar desde el inicio una vitalidad especial, en
la que su mirada tiene ribetes de intensidad. A veces esto nos anuncia una percepción real de un
bebe con una intensidad pulsional especial, o también puede ser una percepción de la madre
fruto del impacto del posparto y el temor a las exigencias del cuidado de un bebe. Para todo ello
hay que esperar un tiempo, pero dando mucha importancia a los comentarios maternos que a
veces intuitivamente perciben cosas de una fineza especial, propio de lo que Winnicott llamara
“preocupación maternal primaria”.
El rostro de la madre es el espejo de las emociones del niño y él se reconoce como “ser” en su
mirada. Es así que el rostro materno deviene, un espejo de los afectos del bebe.
Pero, ¿una madre siempre tiene que estar bien sintonizada con su bebe? ¿Qué lugar damos para
las fallas? E. Tronick (citado por D. Marcelli 2001) estudió que una interacción normal de una
madre con su bebe pasa por los siguientes ciclos o momentos:
36
1. Momento de coordinación (sincronías).
2. Momentos de descoordinación normal.
3. Momentos de reparación (transición interactiva de un estado de descoordinación a un estado
de coordinación).
Así demostró que en una interacción normal ocupan mayor tiempo los procesos de reparación: “el
elemento mayor de la normalidad de las interacciones es la reparación de errores interactivos.
Con la acumulación de experiencias de reparación sucesivas y la transformación de afectos
negativos en positivos, el bebe establece un “nudo afectivo positivo” . Pero a veces esta
reparación no tiene lugar por diferentes motivos y esta forma particular de desencuentro que ya
se observa tan tempranamente pauta el inicio de un camino interactivo difícil que puede traer
consecuencias negativas para el desarrollo del bebe.
Joan de 3 años, diagnosticado como autista. En los juegos cara a cara de los primeros meses de
vida ya se observaban desencuentros importantes en los que, al final del juego, había una tensión
y una desarmonía tal que Joan terminaba aislada, confusa, babeándose, sin placer ni sonrisa en
su rostro. Un elemento importante que consignan los autores es que quien primero captó las
dificultades de la niña fue la maestra del Jardín de Infantes y a partir de su insistencia se realizó la
consulta y luego el tratamiento.
Características de la atención
De acuerdo a las concepciones de A. Tardos (Op. cit.) la atención puede ser categorizada en
atención sostenida o atención selectiva:
tención sostenida
A
Corresponde al estado de alerta, de vigilia, donde se observa en el sujeto:
★ Aumento del tono muscular.
★ Respiración acelerada.
★ Ritmo cardíaco acelerado.
★ Elevación de la presión arterial.
★ Dilatación de las pupilas.
Atención selectiva
“Corresponde a una elección que va a iluminar una cierta información: la atención se centra sobre
un objeto más preciso y existe un cierto número de estímulos que son rechazado durante ese
tiempo. Se expresa fundamentalmente a través de una reacción de orientación de la mirada en
dirección del origen de la estimulación sensorial”
Las características de la atención del bebe entre 7 y 12 meses, en situación de juego libre
pueden ser caracterizadas por los siguientes parámetros:
1. atención flotante, dispersa, compartida.
Se observa durante los momentos de espera, cuando por ej.el bebe espera su alimento. El bebe
está activo, mira a su alrededor, se ocupa de los objetos, de los juguetes cerca de él. Está abierto
y disponible a lo que proviene del exterior y a sus propias sensaciones corporales.
38
2. atención sostenida.
El bebe se ocupa de un objeto, de un juguete, durante al menos 30 segundos y puede llegar a 4 o
5 minutos. Puede también atender a otros elementos y volver a su punto de interés. Los desvíos
de atención son una parte integrante del proceso atencional. El bebe que juega con una atención
sostenida es en general apacible, contento, interesado. La expresión de su rostro varía, a veces
vocaliza, expresa su bienestar.
3. la concentración.
Es un momento excepcional de la atención. Por ej un bebe de 8 meses que juega con un cubo de
plástico, lo pone en el piso y lo arrastra. Percibe otro cubo parecido, lo mira detenidamente y
luego mira al primero y vuelve a atender alternativamente uno y otro. Se percibe su interés por el
descubrimiento de los objetos, ya que cesa toda actividad, todo movimiento, solo cuenta lo que
fue descubierto. Está concentrado. La concentración dura al menos 15 segundos y generalmente
no dura más de 1 minuto. En esos momentos el bebe se implica enteramente con lo que atiende.
Su trabajo mental es evidente.
Salvando las diferencias individuales, en general los bebes están más tiempo en la atención
flotante y más limitadamente concentrados.
Vocativos atencionales
Las madres comienzan a utilizar los “vocativos atencionales”. Con ellos consiguen que el bebe
mire hacia la madre o busque un objetivo atencional; a través de su uso, las madres le dicen al
niño que “hay algo en algún lugar del ambiente a lo que hay que atender”. Experiencia que abre el
campo para la aparición de la Atención Conjunta.
Objeto tutor
Así la atención conjunta funciona como ese tutor que abre camino hacia el tercer objeto.
Así la madre trata muchas veces de jugar con el bebe o calmarlo distrayéndole la atención con
actividades o con objetos y como vimos empieza a establecer una relación con la narratividad. Es
que en general esos objetos tienen en sí, un acceso a la narratividad, ya que la madre lo presenta
con pequeñas historias que bordean al objeto. La narratividad tiene una función de continuidad,
de anticipación y pasaje de un estado , de un lugar a otro.
Postura vertical
• Nueva posición estratégica desde donde cambia el plano de la visión (nuevas perspectivas
espaciales), las manos quedan libres (aumento de la creatividad práxica).
• El cambio físico de perspectiva es esencial para imaginar el estado mental de otro comparado
con el propio.
• La capacidad de cambiar de punto de vista geográfico mediante el movimiento ayudará a
cambiar su punto de vista psicológico por imaginación empática.
• El niño descubre placeres y frustraciones inesperados y cambiantes.
• El niño parece embriagado por sus propias facultades y por la magnitud de su propio mundo.
Seguimiento – huida.
El “reabastecimiento de combustible” propio del bebe que empieza a caminar es reemplazado
unos meses más tarde por:
• una búsqueda deliberada del contacto corporal o
• su evitamiento.
Crisis de re-acercamiento
A partir de los 14-18 meses el bebe comienza a experimentar una angustia de separación
especial ya que:
• Reconoce su dependencia y se torna más vulnerable.
• Solicita mayormente la atención materna.
• Al deseo de dominar se suma el deseo de agradar.
• Encerrado en un conflicto crucial de tendencias ambivalentes, debe al mismo tiempo captar,
seducir a su madre y afirmar su propia voluntad, por ej. a través del oposicionismo.
Aparición del “No”, que ayuda a diferenciarlo del otro y establecer la prohibición.
Aquí se destaca la importancia de la disponibilidad emocional materna, y rol del lenguaje, el juego
simbólico (aceptación de la realidad y dominio de las fantasías). Así la madre serenamente
disponible facilitará el despliegue de los procesos de pensamiento, la prueba de realidad y la
conducta imitativa (en torno de los 24 meses).
La distancia óptima facilitaría:
1) Desarrollo del lenguaje. La capacidad de nombrar objetos parece proporcionar al bebe mayor
sentimiento de control del ambiente así como el inicio del pronombre personal “yo”.
42
2) Proceso de internalización e identificación con los padres.
3) Progreso en la capacidad de expresar deseos y fantasías mediante inicio de juego simbólico
así como el uso del juego para fines de dominio
Rabietas
¿Cuándo aparecen?
1) Cuando el bebe que no tolera la separación, puede estallar en un rabieta.
2) Otras veces está determinada por el deseo de posesión de un objeto, o sea por la puesta en
juego de la pulsión de dominio, en que lo que importa es más la posesión que el uso lúdico del
mismo.
3) Algunas veces es fruto de una sensibilidad especial ante un cambio físico (enfermedad) o
ambiental que le quita estabilidad al bebe (mudanzas, embarazo, o separación de los padres,
etc.) 4) También rabietas que para los padres resultan, a veces, inexplicables, porque el bebe se
encuentra inmerso en un momentos de mucha intolerancia a la frustración y a la espera (una
mamá me decía que su hija estaba en la etapa de TODOYO-TODOYA), que pone en jaque a la
paciencia parental y muchas veces conduce a conflictos en la pareja, cuando entra en juego un
tema capital: la puesta de límites.
Esta experiencia, que a veces se “estrena” en esta edad, hace sentir a los padres que la “película”
de la parentalidad tiene partes violentas, algo de desesperación.
Muchas veces los padres quedan desconcertados ante la actitud de los hijos y enseguida piensan
que es parte de un fenómeno de contagio, por ej, si va al Jardín, suponen que esto es por el imitar
a algún otro chico que tiene una conducta agresiva en la clase, lo que configura una especial
presión para la maestra, que debe soportar, muchas veces, las criticas y desconfianza de algunos
padres.
El oposicionismo y las rabietas son los momentos mas difíciles para los padres, porque implican
un cambio muy importante de la imagen que tienen de su bebe. Ya no es el bebe divino y suave
de sus ideales, ahora puede llegar a decirle ”Mala” a la madre, con su consiguiente crisis y dudas
de los errores cometidos. Es un momento fundamental de apoyo y acompañamiento a los padres
y a las maestras porque puede llevar a los padres a situaciones contradictorias y
contraproducentes en la puesta de límites. Se abre un abanico en el que encontramos desde:
★ “El hablarle y hablarle” sin resultado.
★ La utilización de penitencias extremas.
★ El sometimiento al deseo tiránico del hijo para evitar reencontrar al “hijo violento”, o porque
les da placer encontrar “seguridad” y “personalidad firme” en el hijo.
★ Incluso devolverle la violencia dándole baños de agua fría para enfriar “a la bestia”
43
Evidentemente esta serie de recursos resultan ineficientes y son reacciones ante la
desesperación parental. Hay que ver en cada caso qué situación puede ser la que determine la
emergencia de la rabieta, pero como principios generales habría que:
★ Ayudar al niño a ir tolerando la espera y la frustración.
★ Permitir que ejerza y canalice su dominio en el campo del juego, jugando a juegos
simbólicos que él proponga en el que el adulto se adapta a los roles propuestos.
★ Coherencia en la dosificación de los No y mantenerse firmes ante la rabieta.
★ Retomar el diálogo luego de la rabieta, para poder recomponer el vínculo, hablando un
poco de lo que pasó y las emociones en juego, sin dar “una clase adulta sobre el tema”.
DECIMOTERCER INDICADOR JUEGOS DE IMITACIÓN DIFERIDA (18-24m.)
En esta etapa se está asistiendo a la culminación del período sensorio motor y aparece el inicio
del período representacional 18 – 24 meses (J. Piaget 1975) (citado por C. Ravera 2008)
Imitación diferida
El niño reproduce un modelo ausente por medio de la memoria. Podemos indicar tres novedades
con respecto al estadio precedente:
1. El niño es capaz de imitar inmediatamente modelos nuevos y complejos.
2. El niño es capaz de imitar tanto acciones de los objetos como de las personas.
3. El niño es capaz de imitar en forma diferida, reproduciendo un modelo ausente por medio
de la memoria.
La imitación constituye a la vez la prefiguración sensoriomotora de la representación y, en
consecuencia, el término de paso entre el nivel sensoriomotor y el de las conductas propiamente
representativas.
LENGUAJE
44
Todos estos procesos no serían posibles si no existiera el lenguaje como ordenador de las
experiencias, como posiblitador de la construcción del pensamiento y mediador de la descarga de
las pulsiones por otra vía que no sea solo motriz.
La correlación entre la necesidad del niño de “ser” hablado, nombrado, cantado, para poder luego
él integrar al lenguaje como un “embajador del mundo interno”. Es una experiencia que sin duda
comenzó en las primeras palabras que le dirigían mientras estaba aun en la “panza” y las que
luego acompañaban su alimentación en el pecho.
Las referencias al juego y al jugar se vinculan con más facilidad a las acciones lúdicas de la niñez
y prescinden de la participación del adulto. Mi intención es estudiar al niño y al adulto en un
mismo momento de juego. Para esto me voy a referir a los juegos que se comparten durante la
crianza y al juego del adulto con el niño. Estos juegos ocurren en los primeros años de vida y son
esencialmente juegos corporales.
Los juegos corporales estimulan y actualizan los miedos básicos y en el mismo acto las
herramientas para elaborarlos. Estos miedos pueden resumirse en el temor a la pérdida de la
referencia táctil (juegos de sostén) y en el temor a la pérdida de la referencia visual (juegos de
ocultamiento). Una tercera temática, secundaria y resultante de las anteriores, se despliega en los
juegos de persecución en los cuales se pone a prueba la capacidad del cuerpo en movimiento y la
confiabilidad en el refugio. Este es un lugar en el cuerpo del adulto que luego es trasladado a un
espacio físico en una primera instancia, lugar corporizado, donde estar a resguardo, donde estar
a salvo.
Las características predominantes de los juegos de crianza son: Integrar al niño y adulto en un
mismo momento de juego, son actividades lúdicas o prelúdicas que se comparten durante la
crianza, ocurren en los primeros años de vida y son esencialmente juegos corporales.
Se transmiten generacionalmente, fueron creados a partir de un encuentro, para que se
constituyan como juegos es necesario un acuerdo. Este acuerdo desde el punto de vista
psicomotor, es un acuerdo tónico-emocional. No son programados de antemano, ni hay una
destacada explicación verbal que anteceda la acción lúdica. Son vitales en la organización de un
estilo psicomotor. Podemos nombrar los juegos elementales de la crianza como juegos de:
★ Sostén.
★ Ocultamiento.
★ Persecución.
Watson considera perjudiciales estas formas de contacto corporal. Nos advierte que fomentan
una personalidad incapaz de enfrentarse con el mundo. Generaciones de ciudadanos
45
estadounidenses se educaron bajo estas concepciones. Supone que se los trate como jóvenes
adultos. Las indicaciones a las madres eran prohibir el contacto, prohibición del juego y el
borramiento o dilución de la asimetría adulto-niño, en tanto considera a los niños como adultos
jóvenes. Los juegos de crianza apuntan a algo contrario, resaltan dicha asimetría, lo cual marca
diferencias entre ambos. En un doble movimiento se discriminan como personas en tránsitos
diferentes que se reúnen en el lugar, espacio y tiempo en común.
Plantea que el niño y el adulto jueguen en un mismo lugar que el juego sea bipersonal, desde dos
lugares: no se trata del juego unipersonal, sino del jugar con otro, que está presente
corporalmente en la actividad lúdica. No se trata solo de un sujeto activo sino interactivo. Esta otra
persona marca un punto de simetría: persona-persona. Al decir bipersonal nos referimos a la
condición de simetría que funciona como fondo de una figura esencial: la relación adulto-niño,
relación de necesaria asimetría.
El adulto juega por él y con él, y al mismo tiempo supone que el niño juega. Lo hace hablar, le
genera preguntas que él mismo contesta, mientras vigila que el placer que el niño muestra se
conserve o se incremente. Es el niño el juguete del adulto, el juguete más deseado, el sueño de
Gepetto. Juegos de crianza son aquellos donde los objetos tienen una presencia escasa, o si los
hay pueden ser sustituidos por otros objetos o por el cuerpo sin que varíe la esencia del jugar.
evolutivamente estos juegos estimulan el pasaje de la motricidad refleja a la motricidad funcional y
de la actividad funcional al comportamiento lúdico. Las adquisiciones motrices más importantes
tienen su práctica anticipada en los brazos del adulto. El juego corporal no solo es juego de
cuerpos sino y principalmente cuerpos en juego.
A través de las generaciones las formas de los juegos son similares los nombres difieren entre
distintos grupos culturales y países. Los juegos de crianza tienen un carácter familiar es lo que
transcurre durante la vida cotidiana sin llamar la atención, son aprendizajes de los cuales se tiene
un saber aunque no siempre un conocimiento. Transmitidos de padres a hijos forman parte de un
legado familiar que no es sometido a interrogantes.
Para el niño, primero está el juego, dramática de la acción, que el adulto introduce sabiendo de
los mitos y los cuentos. Articulan lo individual con lo social. Forman parte de una matriz lúdica
colectiva. El juego aparece por una necesidad de comunicarse con el niño, a partir del gesto, del
46
movimiento y de sonidos o palabras que se repiten como iniciadores o enriquecedores del jugar.
Ambos tienen un pasado en común en la gestación y la crianza. El adulto carece de memoria
objetiva, de memoria voluntariamente recordada; sus primeros años son experiencias lejanas y
borradas de la conciencia.
La comunicación se monta en una jerga de gestos, mímicas y movimientos. El niño pequeño es
un evocador de sus antiguas vivencias y recrea, con él, el código de sus antepasados. El adulto
junto al niño pone en acción 2 fenómenos básicos: el contacto y el juego corporal. Estas dos
cuando tienen un reconocimiento positivo del adulto, es dentro de un trabajo profesional: docente,
terapeuta, investigador, etc. En cuanto al jugar, Freud refiere al adulto: este sabe que de él se
espera ya que no juege ni fantasee, sino que obre en el mundo real.
Fuera de las acciones de crianza el contacto corporal intenso está destinado a 3 actos diferentes:
1. Relaciones muy íntimas con carga erótica y componentes genitales.
2. En forma de continencia hacia la persona doliente, presa de una situación de angustia.
3. Frente a los festejos y acontecimientos importantes.