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RESUMEN
Nuestras inquietudes como psicólogos se centran en procesos mentales y conductuales, que han sido
los mismos en culturas orientales, africanas y amerindias. Pero el origen de nuestra “ciencia”, lo
situamos en lo razonable y en lo masculino. Hemos descuidado lo sabio, lo vital y lo femenino.
Propongo la búsqueda de una psicología más universal y más relevante.Si quisiéramos una psicología
para la inclusión de todos los humanos, tendríamos que enfocar nuestros afanes hacia otros horizontes,
hacia un mundo de lo común y de lo solidario. Desde mi experiencia en comunidades puedo afirmar
que los pueblos indígenas tienen una respuesta. Ahora o nunca es su tiempo. Como psicólogos
podemos organizar nuestras vidas con actos de resistencia y fraternidad contra los poderes que
mantienen al capitalismo, a la colonialidad y al machismo.
Palabras clave
psicología, comunidad, dominación, machismo, solidaridad
RÉSUMÉ
Nos inquiétudes en tant que psychologues se trouvent concentrées dans les mêmes processus mentaux
et comportementaux que ceux des cultures orientales, africaines et amerindiennes. Mais nous situons
l'origine de notre "science" sur le raisonnement et le masculine. Nous avons négligé la sagesse, la
vitalité et le féminin. Je propose la recherche d’une psychologie plus universelle.Si nous voudrions
developper une Psychologie plus inclusive pour tous les humains nous devrions diriger nos efforts
vers d'autres horizons, vers un monde du commun et du solidaire. A partir de mes travaux en
communautés je puis affirmer que les peuples indigènes offrent des approches en ce sens. Maintenant
le temps est arrivé de les prendre en compte.En tant que psychologues nous pouvons organiser nos
vies vers la résistence et la fraternité, et contre les pouvoirs que favorisent le capitalisme, la colonialité
et le machisme.
Mots clés
Psychologie, communauté, domination, machisme, solidarité
1
Correspondence about this article shpould be addressed to Francisco Humberto Almeida Acosta. Email:
[email protected]
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ALMEIDA ACOSTA
Es urgente abordar nuestras inquietudes como psicólogos y científicos desde perspectivas que
provisionalmente resumo con el título de “Una psicología crítica para el buen vivir en Nuestra
América y en Canadá y en Estados Unidos”.
Un pensamiento complaciente, adormecedor no permite la búsqueda de sociedades más justas.
No lo permite la ausencia de un pensamiento crítico y desestabilizador que vaya más allá de lo
intrapsíquico y lo individual. Cf. el número 1, vol. 74 del American Psychologist.
Una mirada neoliberal del sujeto, individualista, consumista, corporativista, capitalista con sus
obsesiones de excelencia, plenitud, talento, alto rendimiento, no es apta para abatir las brechas de la
desigualdad. La inmensa mayoría del planeta la forman los desplazados, los pobres, los explotados,
los excluidos. Cf. las orientaciones del XXVI Congreso Interamericano de Psicología (julio 22 al 27
de 2017).
Posturas institucionales clasistas, discriminatorias, coloniales, racistas, dependientes no sirven
para diseñar estrategias contra la expulsión social y la absurda desigualdad. El mundo no es sólo el
de habla inglesa, no es sólo el de los centros de poder y de derroche. Cf. enfoques recientes sobre
Reforma Educativa de la OCDE (2019).
Enfoques desarrollistas, paternalistas, legalistas, conservadores, patriarcales, se oponen a un
abordaje crítico de la comunidad, la sexualidad, la política, el derecho y el medio ambiente. El mundo
de la vida, el de la realidad humana va bastante más allá de los enclaves de los privilegiados y de las
supuestas clases medias. Cf. las posturas del neoliberalismo académico de la IUPsyS.
Como propusieron los organizadores del Primer Congreso Panafricano de Psicología (2017) que
se celebró en Durban, Sudáfrica en el mes de septiembre de 2017, se requiere de una “Psicología para
la sociedad”, una psicología para todo el mundo.
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que viven las mujeres. Es importante que la psicología se haya dado cuenta, aunque tardíamente, de
la necesidad de una ruptura más concreta y más consciente con el patriarcado. Ello forma parte del
proceso de liberación para romper la enajenación como ha dicho Martín-Baró (1998). Esto implica la
lucha para destruir el modelo patriarcal, racista y capitalista (Pisano, 2001). Al comentar el libro “Más
allá del feminismo: Caminos para andar” que coordinó Márgara Millán en 2014, María Eugenia
Sánchez (2015) expresó: “El libro… es un diálogo… que parte desde lo femenino, desde lo que ha
sido invisibilizado, oprimido, expoliado, exiliado… La emancipación sería la reconfiguración de
relaciones, asumiendo la tensión y la conflictividad en su interacción… donde precisamente emerge
una creatividad generativa”. Es un libro que propone una epistemología rebelde. Que puede llevar al
“parlamento de los cuerpos” que dice María Galindo (s.f.) “lleva a dos críticas centrales a las
democracias: los parlamentos sin democracia y las democracias sin cuerpo”.
¿No es verdad que seguimos enfrascados en atender con prioridad problemas orientados a la
búsqueda de la excelencia, la “calidad de vida”, el éxito a como dé lugar, el “alto rendimiento”, la
plenitud existencial personal a expensas de la dignidad de la mayoría de la población mundial?
Como seres humanos, y sin olvidar las dificultades y problemas que implica toda vida
humana, los psicólogos hemos sido privilegiados por disfrutar de la salud necesaria para llegar a haber
hecho estudios; por haber podido llegar a ser profesionales en sociedades muy dañadas por todo tipo
de injusticias.
Como profesionistas la dignidad de nuestro trabajo radica en el servicio para la buena vida
de nuestras comunidades y de nuestras sociedades. Como profesionales de la psicología constituimos
un cuerpo de servicio con una gran potencialidad para contribuir al “buen vivir” de nuestros
congéneres (Martín-Baro, 1976; Ruiz, comunicación personal, 2009; Tutu, comunicación personal,
2012). Los que nos dedicamos al trabajo académico vivimos insertos en instituciones que pueden
llegar a ser centros de reflexividad para atender a las situaciones adversas que comportan los cambios
de época que estamos viviendo. Nos ocupamos en producir, valorar, criticar y compartir el
conocimiento psicológico. Este conocimiento es indispensable para la buena vida de las poblaciones,
para fomentar la resiliencia, la autoestima, la actitud positiva y fecunda frente a la adversidad. Como
científicos, con una aproximación no sectaria a lo que es “ciencia” -porque la realidad está
demandando nuevos cortes del conocimiento- tenemos que considerar que la ciencia psicológica se
constituye con saberes académicos de laboratorio, de biblioteca, de internet, de cuerpos académicos,
pero también con saberes de acción y saberes de vida que se producen en el trabajo, en la interacción
con las personas con las que trabajamos, y en la experiencia vital que se transmite entre las
generaciones. Lo que sabemos en psicología proviene de todas esas fuentes. Esos saberes y prácticas
sobre la vida humana se refieren a procesos mentales y conductuales, observables e interpretables,
personales y colectivos.
Quisiera subrayar que en todo esto nuestros cuerpos, alimentados o desnutridos, protegidos o
desamparados, sanos o enfermos, valorados o despreciados, tienen todo que ver con nuestra atención
y percepción, motivación y emoción, pensamiento y lenguaje, memoria y aprendizaje. Esto
parecemos olvidarlo cuando nos despreocupamos por las situaciones de injusticia, abuso, privación,
angustia y miedo que padece la mayoría de la población de Nuestra América. Aquí me refiero a la
relación salud-psicología y a las deficiencias de nuestras poblaciones.
Fácilmente olvidamos las fecundas advertencias que hizo Edgar Morín (2000) con relación a
los saberes y que también podemos aplicar a la psicología ¿Está nuestro conocimiento exento de
ilusiones y errores? ¿Nuestro conocimiento es pertinente para el contexto en el que nos
desenvolvemos? ¿Olvidamos que todos participamos de la misma condición humana y de que todos
nuestros destinos son compartidos? ¿No perdemos de vista que para entender a los humanos los lazos
sociales son primordiales? ¿Somos conscientes de que la incertidumbre es la realidad de todos
nosotros, de que tenemos que organizarnos para enfrentar riesgos y diseñar estrategias para la vida?
¿No hemos desviado la mirada (Klein, 2014) ante el cambio climático y la realidad de que vivimos
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ya en una era planetaria más allá de los neoliberalismos? ¿Hemos tratado de captar que la gran
carencia de la que sufrimos hoy los humanos es la falta de compasión? Estas preguntas son reflexiones
a partir de las inquietudes de este autor, uno de los pensadores más agudos de nuestro tiempo.
La ciencia psicológica, como se visualiza en la gran mayoría de nuestras instituciones, como
la mayoría de las Ciencias Sociales y Humanas que manejamos actualmente, proviene de la burguesía
del siglo XIX (Martín-Baro, 1976). Si nos apartamos de esa concepción estrecha de “Ciencia
Psicológica” no tardaremos en descubrir que la comprensión de la psicología humana es un saber
bastante más antiguo que ésa, que es una sabiduría ancestral que se ha ido creando a lo largo de la
historia humana en todas las latitudes. El cuerpo de saberes sobre mente y conducta antes del
cientificismo lo podemos encontrar en todos los continentes, con diferentes nombres y haciendo
hincapié en variadas aproximaciones de sabiduría. Y no olvidemos que la colonialidad que ha
sostenido a la modernidad, ha significado, entre otras cosas, la negación e invisibilización de muchos
saberes que habría que rescatar (Quijano, 2000).
Poco a poco va abriéndose el paso a una psicología más compleja, más rica, más real, que las
visiones simplistas, unívocas con las que se han abordado las realidades psicológicas de pueblos y
culturas de sabidurías diferentes. Estudios en la India han demostrado la simpleza de querer entender
esas realidades desde dicotomías pobres como las del individualismo-colectivismo (Raval y Kral,
2004: 186), o ideas sobre el yo ideal como un individuo autónomo, cuando en el sur de la India es,
por ejemplo, el de una persona ligada a un grupo, lo que permite superar diferencias y lograr
moderación, equilibrio y complementariedad en las relaciones familiares (Sriram y Chaudhary,
2004:126) y en la interacción afectiva. La lectura y entendimiento de libros como el “Bhagavad-Gita”
permitiría tener un conocimiento bastante más rico y más real de la psicología de las personas de la
India (A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, 1997) y problematizaría "la superstición" de que
nuestro conocimiento es universal (Grosfoguel, 2007).
Lo mismo puede aducirse en relación a la comprensión de fenómenos psicológicos en
poblaciones de cultura china cuando se quieren aplicar categorías occidentales como culpa y
vergüenza. La dificultad surge de “la forma en que términos dicotomizados se generan, prueban y
aplican sin bases teóricas, conceptuales y empíricas para entender la estructura profunda de
emociones en mundos relacionales culturalmente constituidos” (Hong, 2004: 62). Académicos chinos
contemporáneos afirman que el confucionismo es la filosofía más influyente para los actos del pueblo
chino común en sus contextos cotidianos (Hong, 2004: 56; Confucius, 1979). Y no se trata de avalar
cualquier enfoque sobre el ser humano, sino de abrir una relación de dialogo e interpelación recíproca
que fue cerrado con la llamada modernidad.
Sabemos poco sobre la psicología de la cultura árabe porque el auge de esa cultura tuvo lugar
entre los siglos VII y IX y el referente clave es sin duda el Corán. En esos siglos crearon una
civilización floreciente y un imperio desde el Indo hasta los Pirineos. Pero desde el siglo décimo el
pueblo del Profeta fue perdiendo el control de su destino porque sus dirigentes ya no eran árabes y no
habían logrado crear instituciones estables. Sin embargo, en la época de las Cruzadas el Mundo Árabe
era todavía el depositario de la civilización más avanzada del planeta, intelectual y materialmente,
desde Irak hasta la Península Ibérica. La civilización griega llegó a Occidente a través de traductores
árabes. En libros árabes quedaron impresos conocimientos que se desarrollaron en medicina,
astronomía, química, geografía, matemáticas, arquitectura, agricultura. Entre los siglos XIII y XXI el
mundo musulmán ha sido víctima de perpetuas agresiones que hace que el Oriente Árabe sigue viendo
en Occidente a un enemigo natural. Hago esta síntesis histórica para señalar que hay una sabiduría
musulmana que no hemos valorado y que ayudaría a entender aspectos psicológicos y sociales de
mucha actualidad (Cf. Maalouf, 2012: 390-397).
En septiembre de 2107, como ya recordé, tuvo lugar en Durban, Sudáfrica, el primer
Congreso Panafricano de Psicología. Habrá que estar muy atentos para aprender de la sabiduría de
las culturas africanas en relación a mente y conducta. Es una gran riqueza humana que no solo no
hemos valorado suficientemente, sino que hemos ocultado y negado en nombre de la razón universal
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occidental. ¿Qué tienen que decirnos a los psicólogos, por ejemplo, la sabiduría del naturismo Bantú,
la sabiduría del animismo centroafricano, la sabiduría del espiritismo egipcio?
Las Culturas Amerindias de este continente que hemos llamado indígenas, originarias,
originales, son también fuentes de sabiduría que poco conocemos y que sin embargo configuran las
formas de percibir y de concebir la mente y la conducta que subyacen en nuestras supuestas
percepciones y concepciones científicas. Cuando hablamos del “naturismo” de los “nativos
norteamericanos” sólo nos referimos a visiones simplistas y empobrecedoras de su concepción del
ser humano y del mundo. Lo mismo puede decirse de las Culturas Mesoamericanas de las que
empezamos a descubrir muchas riquezas, porque las habíamos invisibilizado y ahora buscan
reivindicarse con fuerza (Garibay, 1975; Le Clézio, 1988; La Comisión Sexta del EZLN, 2015). En
el libro “Panorama literario de los Pueblos Nahuas” Ángel María Garibay ofrece en el capítulo
séptimo “La producción didáctica” (138-156), un conjunto de textos que podían servir para ir
configurando una psicología del desarrollo humano. Esto mismo está patente en la narrativa de los
nahuas contemporáneos de la Sierra Norte de Puebla (Taller de Tradición Oral, 1994). El libro de
J.M.G. Le Clézio “Le rêve mexicain ou la pensée interrompue” es una síntesis del aporte posible al
pensamiento de nuestros días para enfrentar la crisis civilizatoria en la que estamos inmersos, es un
aporte, dice él, que la magia y la luz de los pueblos originarios de México y de América Latina
guardan y mantienen vivas. Aportes valiosos para la comprensión del universo y de la realidad de la
mente y del comportamiento humano se encuentran también en las culturas indígenas de América del
Sur. Esto aparece documentado en el libro de Javier Mendoza Pizarro “El espejo Aymara” publicado
en Bolivia en 2015. Se trata de aportes y sabidurías que hay que, por supuesto, problematizar, pero
sobre todo que debemos dejar que nos problematicen a los que nos consideramos especialistas en la
"ciencia de la psique humana". Ver también por ejemplo el libro “Logos guaraní” de Andino (2019).
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capacidad analítica. El tren del progreso ha significado empobrecimiento para las mayorías, cambio
climático y riesgo de extinción de la humanidad. La búsqueda afanosa del éxito ha conllevado la
ausencia de solidaridad, ha fomentado la competitividad individual llevada al extremo y a un terrible
agotamiento en lo laboral por sobrecargas de todo tipo.
¿Cuáles son nuestras posibilidades cómo psicólogos de contribuir a generar una vida
digna para todos nosotros los seres humanos?
Tenemos a nuestro alcance oportunidades de actos de resistencia, de búsqueda y de
fraternidad/sororidad. Podemos poner en acción ejercicios de solidaridad en oposición a los egoísmos
que genera la modernidad/colonialidad en sus manifestaciones actuales. Podemos estar más atentos a
las potencialidades de los indígenas, las mujeres, los homosexuales, los discapacitados, los excluidos,
en sus comunidades y en sus agrupamientos de resistencia. No se ha perdido la capacidad de oponerse
a condiciones de daño. Es posible detectar formas de combate a la opresión en todas sus formas e
instituciones. No se ha perdido la posibilidad de vida en diferencia, en diversalidad: los feminismos
descoloniales, las autodefensas comunitarias, las respuestas afrodescendientes a siglos de
invisibilización. Está por descubrirse y desarrollarse a niveles nacionales y regionales la fuerza de la
no violencia. Todavía disponemos de una gran diversidad de conocimientos ancestrales sobre el valor
de la tierra, del agua, del aire y del espíritu. La conservación de la biodiversidad es tarea pendiente
para las Ciencias de la Salud y entre ellas para la psicología ambientalista. En todo lo anterior es clave
un paradigma que vaya más allá de lo individual y de lo estatal.
En suma, como psicólogos, como practicantes de un campo del saber donde convergen lo
biológico y lo sociológico nos corresponde, desde nuestras trincheras, estar atentos a las injusticias y
a los agravios que han producido a la humanidad, el patriarcado, el colonialismo y el capitalismo.
Nos corresponde desarrollar una psicología menos centrada en el diagnóstico y en la patologización
con un paradigma individualista, una psicología más fecunda en la observación de procesos de la vida
real. Podemos estar atentos a las oportunidades del "buen ser", de la "buena vida”, del “buen vivir”
que están surgiendo con los cambios de época y que están siendo fecundadas por muchos seres
humanos que mantienen la esperanza de tiempos en los que se hace posible la resistencia a la crueldad
del mundo.
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Received: 12/04/2018
Accepted: 09/07/2019
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