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INTRODUCCION

El mundo contemporáneo es asistido por múltiples manifestaciones que dicen llamarse


espiritualidad. La espiritualidad viene desde adentro, es una especie de fuerza interna que
dinamiza las dimensiones del ser humano.

Según Estrada (1992), “podríamos definir la espiritualidad como la vida según el espíritu, es
decir, la forma de vida que se deja guiar por el espíritu de Cristo” (p. 14). Esto es
directamente un acercamiento matizado con el ideal cristiano, donde la espiritualidad
responde a un proyecto de vida trazado a la luz de la acción del espíritu de Dios. En este
sentido, ser espiritual, es vivir bajo la guía de Dios a través de lo que su espíritu comunique al
creyente.

La espiritualidad es, sin más, un asunto constitutivo de la persona, y piénsese como se piense,
vívase como se viva, el ser humano está abocado hacia una realidad trascendental que lo
supera en su razón y que impera en su interior. Cristianamente se habla de volver a la casa,
aquella que ha sido preparada por el mismo Dios (Jn. 14, 2), esa casa que es como el origen
originante de toda aspiración del alma, del espíritu. No hay por qué dudarlo “en nuestro
interior siempre hay algo que anhela regresar a casa, y Él es ese algo” (Williamson, 1992, p.
58).

La Espiritualidad Cristiana prolonga y actualiza en el mundo la experiencia espiritual de Jesús


de Nazaret, que es la realización plena de la revelación continua y dialogante de un Dios que,
por amor, camina al lado de su pueblo. Para el cristianismo, la vida espiritual es considerada
algo concreto, personalizado y dinámico. Para entenderlo es importante aclarar que existe
diferencia entre Espíritu y espíritu. El primero, con mayúscula, hace relación al Espíritu de
Dios, el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús; el segundo, con minúscula: Es la dimensión
esencial de la persona humana en la que el Espíritu de Dios encuentra la plataforma
privilegiada de actuación sobre la misma persona. El Espíritu de Dios actúa en el espíritu de
los humanos. Les da espíritu, es decir, profundidad, energía, libertad, vida en plenitud. Se les
da a Sí mismo (Casaldáliga & Vigil, 1992: 36).

La espiritualidad cristiana es mucho más que las prácticas de devoción o religiosidad. Más
allá de la devoción, nos encontramos con que la espiritualidad cristiana es sobre todo y
principalmente la vida en el Espíritu Santo. Más que devoción, la vida cristiana es una
vocación, una llamada en el mundo, un proyecto de vida o la participación en la misión de
Dios. Con demasiada frecuencia, relegamos la espiritualidad a la práctica piadosa, la oración
devocional, la evangelización, los edificios religiosos y los líderes “espirituales”, como si el
mensaje del Evangelio no tuviera nada que ver con nuestra vida familiar, nuestro trabajo,
nuestro ocio y nuestro papel en la sociedad. Esto es un error común que tenemos que superar.

La espiritualidad cristiana tiene que ser liberada de los falsos o limitados entendimientos que,
de manera dualista, intentan colocarla en contraste con la realidad material. Tiene que ser
liberada de aquellos a quienes les gustaría mantener el espíritu de Jesús en la Biblia, en un
tabernáculo, en el rosario o en un centro de retiro.

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cuáles son las ideas de la espiritualidad cristiana y su relación con Jesús y el


cristianismo?

Objetivos:

Revisar y reflexionar: ¿Cuáles son los principios y actitudes que hacen aceptable la
espiritualidad cristiana?
Analizar y realizar un recorrido histórico sencillo y sintético de la espiritualidad
cristiana.
CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL CRISTIANISMO

El cristianismo es básicamente una religión histórica, es decir que no está fundada sobre
principios abstractos sino sobre acontecimientos concretos, sobre sucesos históricos reales. El
más importante de ellos es vida de un carpintero judío que, como se ha dicho con frecuencia,
nació un establo, fue ejecutado como un criminal a los treinta y tres años, nunca se alejó más
de ciento cincuenta kilómetros de su lugar natal, jamás poseyó nada, no fue a la escuela, no
dirigió ningún ejército y, en lugar de escribir libros, escribió sólo una vez en la arena. Aun así,
el aniversario de su nacimiento se celebra en todo el mundo y en el de su muerte, desde todos
los lugares puede verse en el cielo el perfil de un patíbulo.

El cristianismo es la religión más profesada debido a que cuenta con el mayor número de
seguidores. Es una religión que está fundada sobre acontecimientos concretos, sobre sucesos
históricos reales. El cristianismo, corresponde a una religión abrahámica monoteísta, la cual
se basa en las enseñanzas y los milagros realizados por Jesús de Nazaret.

Tras considerar el cristianismo de los primeros siglos, cuando nos concentramos en el


de hoy encontramos que la Iglesia se ha dividido en tres grandes grupos. El
catolicismo romano, con sede en el Vaticano, predomina en general en el centro y el
sur de Europa, Irlanda y América del Sur; la ortodoxia oriental tiene su mayor
influencia en Grecia, los países eslavos y Rusia, y el protestantismo domina el norte de
Europa, Inglaterra, Escocia y América del Norte.[CITATION Smi11 \p 345 \l 3082 ]

Jesús de Nazaret está en la raíz de los orígenes del cristianismo, pero ¿quién era este
Jesús antes del cristianismo? Un Jesús que no se predicó a sí mismo, sino al Reino de
Dios. Un Jesús que nunca definió qué era ese Reino, sino simplemente lo practicó y
los evangelios lo narraron. La praxis de Jesús y su concepción del Reino no habrían
sido posibles sin una imagen de Dios totalmente diferente. No podemos deducir algo
acerca de Jesús partiendo de lo que creemos saber acerca de Dios (Nolan, 1996 y
Sobrino, 1997) Citado por [ CITATION Ric11 \l 3082 ].

Solo podemos entender a Jesús a partir de su plena humanidad. No es Dios el que nos revela a
Jesús. Es Jesús el que nos revela a Dios. Tanto en la cruz como en la resurrección Jesús nos
reveló su condición humana. Jesús no descendió de la cruz, ni su Padre lo salvó de la
crucifixión, para hacer visible a nuestros ojos que Jesús moría como cualquier hombre
condenado a muerte. Jesús, con todo su poder, no se liberó de la cruz por fidelidad a su
condición humana. Murió como todos los sentenciados a muerte por la ley romana. Jesús
resucitado no hizo ninguna demostración de poder; por eso solo se apareció a unas mujeres y
a unos discípulos poseídos por el miedo. Jesús murió y resucitó sin traicionar su condición
plenamente humana. Unir “divinidad” y “poder” era una tentación que Jesús rechazo. El
Imperio Romano Cristiano a partir del siglo IV cayó en esa tentación. También hoy la Iglesia
fracasa cuando usa el “poder sagrado” para imponerse en la sociedad.

El cristianismo nace como tradición oral, pero cuando ésta empieza a ser
incontrolable, se impone la necesidad de seleccionar escritos que sean normativos
(“canónicos”) para las comunidades. El primer esbozo de canon bíblico está en el
código de Muratori (fines siglo II) y el cierre definitivo del Canon fue establecido por
Atanasio de Alejandría el año 367. Coincide con el Canon hoy vigente en toda la
Iglesia.[ CITATION Ric11 \l 3082 ]

Primera generación cristiana” (años 30 - 70)

Es la tradición de los discípulos y discípulas inmediatos de Jesús. Un tiempo donde


predomina la tradición oral sobre la escrita. Es la tradición propia de los pobres y
excluidos. En los comienzos del cristianismo hay seis tradiciones originales e
independientes unas de otras, identificadas con 6 nombres: Pablo, Marcos, Juan,
Santiago, Tomás y María Magdalena. Las 7 cartas auténticas de Pablo de Tarso, el
Evangelio de Marcos, el Evangelio de Juan y la carta de Santiago fueron incluidos en
el Canon ya antes de los años 70. El Evangelio de Tomás y de María Magdalena
quedaron fuera del Canon. La tradición de Juan y María Magdalena son escritos
posteriores, pero desde los inicios del movimiento de Jesús están ya inicialmente
presentes en su tradición oral y parcialmente ya escrita. [ CITATION Ric11 \l 3082 ]

La segunda generación cristiana (años 70 - 135)

Es la generación de los discípulos y discípulas de los que fueron discípulos y discípulas de


Jesús. En esta época aparecen diferentes documentos que mantienen viva la tradición de los
orígenes del Movimiento Histórico de Jesús:

• La Tradición de los Evangelios canónicos y no-canónicos

• Los Testimonios directos de vida de las comunidades en este período, y

• Las Leyendas populares muy difundidas en el Pueblo de Dios. [ CITATION Ric11 \l 3082 ]
Los cristianismos perdidos: Marción (100-160) y el marcionismo

Marción nace hacia el año 100. Perteneció a la comunidad cristiana de Roma. Era un
hombre rico. El año 140 es expulsado de su comunidad y funda una Iglesia propia que
conocería una gran expansión. Muere en el año 160. Marción no pretendía fundar
una Iglesia, ni ser profeta, sino un predicador del mensaje genuino y originario de
Jesús, que, según él, había sido deformado por la Iglesia de su tiempo. Marción,
excomulgado en Roma, se fue al Asia Menor donde tuvo un éxito extraordinario.
Fundó Iglesias donde quiera que iba. La Iglesia Marcionita, según testimonio de
Justiniano (150), “se difundió hasta los confines de la tierra”. En Occidente, las
Iglesias marcionitas mantuvieron su influjo hasta finales del siglo III, y en Oriente,
principalmente en las regiones de habla siríaca, hasta el 450.[ CITATION Ric11 \l 3082 ]

¿Por qué Marción y el marcionismo tuvieron tanto éxito? Porque buscaba rescatar la
memoria del Evangelio de Jesús, que la Iglesia habría deformado y olvidado.

El siglo II es fundamental en la evolución del cristianismo a causa de la férrea lucha por el


control de la Palabra de Dios, entre los presbíteros (pastores, obispos) y los maestros
(doctores, profetas). Los maestros constituyen la fuente de energía de la cultura cristiana en
los siglos II y III. En Roma hay importantes agrupamientos en torno a célebres maestros como
Hermas, Valentín, Taciano y Justino. En Cesarea de Palestina actúa el famoso Orígenes, en la
primera parte del siglo III.

Desde Nerón (68) hasta Dioclesiano (303) hay un período de aproximadamente


230 años, que va desde la primera generación cristiana hasta el nacimiento del
Sacro Imperio Romano Cristiano. La Iglesia vive todo este tiempo entre el
martirio y su institucionalización interna. La persecución de Diocleciano en el año 303
marca un punto culminante en la vida de la Iglesia. Hay un antes y un después. Fue
la persecución más dura, larga y universal sufrida por el cristianismo en la
Antigüedad. [ CITATION Hoo08 \l 3082 ]

La transformación de la Iglesia en un Imperio Cristiano, no es un triunfo para la


Iglesia, sino su más profundo fracaso. Un “Imperio Cristiano” es exactamente lo
opuesto al “Reino de Dios”. Cuando el Imperio Romano se hace cristiano, la Iglesia
se transforma en Imperio. El Movimiento de Jesús, sin embargo, no desaparece, sino
que permanece vivo al interior del Sacro Imperio Romano Cristiano. Los
emperadores Diocleciano, Constantino y Teodosio tienen una misma estrategia
política y teológica: utilizar la religión para lograr la unificación del Imperio, lo que
implica una intervención creciente de los emperadores en los asuntos religiosos.
[ CITATION Hoo08 \l 3082 ]

Roma, como la mayoría de los pueblos de la antigüedad adoptaron una religión politeísta, que
contaba con dioses para todos los romanos, y con una religión familiar, que nucleaba a sus
miembros, en torno a la adoración de sus antepasados muertos. La prédica de Cristo fue
rechazada en Roma, al punto de costarle la vida al propio Jesús, y sus seguidores fueron
perseguidos y condenados por la mayoría de los emperadores.

El cristianismo surge cuando Constantino toma el poder en 313 d. c. y divide el imperio en 2:


el oriental y el occidental y en el oriental, él se hace cristiano.

Tiempo después cuando toma el poder Teodosio la hace oficial (para ese entonces ya
había caído el imperio romano occidental en el 476 d.c.) Hasta el año 313, la Iglesia
luchó contra la persecución oficial romana, pero a partir de ese año se la reconoció
legalmente y tuvo los mismos derechos que las demás religiones del imperio. Antes de
terminarse el siglo, en el 380, se convirtió en la religión oficial del imperio romano y
se mantuvo como un solo cuerpo hasta 1054, con la excepción de algunos pequeños
grupos disidentes, como los nestorianos. Esto significa que aproximadamente durante
la mitad de su historia, el cristianismo fue una sola institución. Sin embargo, en el
1054 se produjo su primera gran división entre los ortodoxos orientales y los católicos
romanos occidentales. Las razones de la escisión fueron complejas -geográficas,
culturales, idiomáticas y políticas, así como religiosas.[CITATION Smi11 \l 3082 ]

Tras considerar el cristianismo de los primeros siglos, cuando nos concentramos en el


de hoy encontramos que la Iglesia se ha dividido en tres grandes grupos. El
catolicismo romano, con sede en el Vaticano, predomina en general en el centro y el
sur de Europa, Irlanda y América del Sur; la ortodoxia oriental tiene su mayor
influencia en Grecia, los países eslavos y Rusia, y el protestantismo domina el norte de
Europa, Inglaterra, Escocia y América del Norte. [CITATION Smi11 \l 3082 ]

Consolidación y predominio absoluto

Durante el primer milenio de su existencia fue operándose y se realizó la consolidación del


cristianismo en el mundo greco-romano conocido entonces por los occidentales
Ya en los primeros años de su existencia el cristianismo tuvo que luchar en defensa de su
catolicidad o universalidad contra el judeo-cnstianismo, un nacionalismo empeñado en
reducirlo a una rama más del judaísmo sin entidad, ni esencia, ni destinos específicos,
exclusivos.

El concilio de Jerusalén, tenido en el año 49 o en el 50 DC, zanjó la disputa, pero los


judeo-cristianos siguieron perturbando la paz de las primeras comunidades cristianas.

El edicto de Milán del emperador Constantino (año 313) extendió la libertad religiosa
al cristianismo De este modo los cristianos quedan equiparados a los miembros de las
demás religiones implantadas en el Imperio romano, Teodosio, emperador muerto en
enero del 395, reconoció el cristianismo como la religión oficial del Imperio.[CITATION
Smi11 \l 3082 ]

La consolidación doctrinal

Durante casi todo el primer milenio de su existencia, el cristianismo coexistió con


distintas religiones La fe cristiana consiguió la conversión generalizada de los paganos
mediante un proceso que va de ordinario de abajo hacia arriba, desde la plebe hasta las
supremas autoridades político-militares Tras la invasión de los bárbaros la conversión
de los reyes repercutió en la de sus súbditos Se logró entonces la «unidad nacional»
(Francia, España, etc), la unificación político-religiosa de los descendientes de los
bárbaros vencedores y de los vencidos o el reconocimiento del cristianismo como
religión oficial del pueblo y del Estado.

La «desunión» de los cristianos y el misionerismo

En el segundo milenio se ha operado la fragmentación del cristianismo en gran parte


también de acuerdo con una distribución geográfica: el catolicismo en la Europa
meridional, los ortodoxos en la oriental y el protestantismo en la septentrional.

a) Los ortodoxos. En su mismo comienzo se produce la ruptura definitiva de los


orientales, greco-hablantes, con Roma. La iglesia ortodoxa inicial o iglesia oriental
bizantina se ha fragmentado desde entonces en iglesias autónomas, que conservan la
unidad doctrinal y la de culto. Pero su vinculación con el Estado (Imperio bizantino,
Constantinopla) hizo que perdiera la unidad de jurisdicción, surgiendo tantas iglesias
autocéfalas como unidades nacionales: iglesia ortodoxa griega, rusa, rumana, etc.
b) El protestantismo. A mediados de este milenio surgió la escisión de los
«protestantes», designación aplicada a los seguidores de Lutero (Alemania, año 1520),
La doctrina protestante puede resumirse en un adverbio alemán: allein ', traducido por
el adjetivo correspondiente: sola Scriptura, solafides, sola grada, solus Christus, es
decir, «solamente la Sagrada Escritura, la fe, la gracia, Cristo» Con otras palabras,
para conocer el mensaje salvador de Jesucristo

c) El anglicanismo. Cisma provocado por Enrique VIII, cuando, ante la negativa del
Papa a autorizarle su divorcio de su esposa Catalina de Aragón para casarse con Ana
Bolena, promulgó en 1534 una serie de leyes que colocaron la autoridad real en lugar
del Papa como última fuente e instancia en asuntos eclesiásticos de Inglaterra. Según
su propia creencia, el anglicanismo no es una iglesia distinta, sino una porción de la
Iglesia Una, Santa, católica y Apostólica y su fe es la de los primeros concilios de la
Iglesia (católica) y de los SS. Padres de la Iglesia.

d) El metodismo (de John Wesley) intentó renovar el anglicanismo en el s. xvm.


Desde el Movimiento de Oxford (comienzo del s. ix) la apariencia externa de la vida
parroquial anglicana apenas se diferencia de la católica. Tienen altar mayor, sagrario,
confesonario, vía crucis en las paredes, etc., si bien, desde hace pocos años, las
celebraciones litúrgicas pueden estar presididas por una sacerdotisa, La cabeza de la
Iglesia anghcana sigue siendo el rey o la reina. [CITATION Smi11 \l 3082 ]

JESÚS, EL MAESTRO.

Al leer los Evangelios, y en especial los sinópticos, podemos descubrir que los
evangelistas llaman a Jesús con diferentes nombres; así, por ejemplo, es llamado el
Cristo (que significa ungido, consagrado); el Mesías (que quiere decir, el enviado de
Dios); el Hijo de Dios; el Hijo del Hombre y el Maestro que aparece unas sesenta
veces aplicado directamente a Jesús y unas cien veces como el verbo enseñar
refiriéndose a la actividad que él realizaba. Además, también se dirigen a Jesús como
“Rabbí” o “Rabbuní” que era una denominación respetuosa que usaban los discípulos
para dirigirse a su maestro. Por lo tanto, el título que con más frecuencia se conoce a
Jesús es el de Maestro. [ CITATION PER04 \l 3082 ]
Pero ¿quiénes llamaban “Maestro” a Jesús?, así lo llamaban sus discípulos en Mc 13,
1 (sobre la destrucción del Templo), la gente del pueblo en Lc 8, 49 (cuando resucita a
una niña), los fariseos en Mt 22,24 (sobre la resurrección), y él mismo se denominaba
con ese nombre en Mc 14, 14 (preparación de la cena Pascual); porque su mensaje
adquirió el carácter de enseñanza 2 y todos los Evangelios presentan a Jesús desde el
inicio de su actividad, enseñando.[ CITATION BRA06 \l 3082 ]

Jesús tiene una pedagogía muy particular, su pedagogía está centrada en su persona y en su
mensaje: Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nos enseña una verdad que nos hace libres.
Es el Maestro, Guía y Amigo.

Jesús era diferente a otros maestros de Israel, su vida entera lo distinguía como un maestro
único capaz de ofrecer su vida por sus discípulos y seguidores. Y, además, su enseñanza tenía
como único fin formar discípulos, capaces de reproducir en sus vidas lo que Él les enseñó y
cuyo perfil es un modelo de seguimiento para todos.

Una lectura literal y una preocupación solamente en los hechos del pasado, han
llevado a considerar, durante mucho tiempo, a los evangelios como biografías de
Jesús. Sin embargo, estos escritos, son escritos de fe y para la fe, son expresión de la
fe en Jesús de sus seguidores primitivos que tratan de exponer y despertar la fe en
Jesús como el Cristo o el Mesías enviado de Dios e invitar a sus lectores a asumir su
estilo de vida.[ CITATION BRA06 \l 3082 ]

Para el evangelista Marcos, la acción fundamental de Jesús es enseñar:

13 Mc 1, 21: “Llegaron a Cafarnaúm y el sábado siguiente entró en la sinagoga y se puso a


enseñar”.

Mc 2, 13: “Salió de nuevo a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él y él les enseñaba”.

Mc 6, 2: “Un sábado se puso a enseñar en la sinagoga. Muchos al escucharlo comentaban


asombrados: ¿de dónde saca éste todo eso?”

Mc 4, 1: “En otra ocasión se puso a enseñar a orillas del lago: se reunió junto a él tal gentío
que tuvo que subirse a una barca”. También en el evangelio de Mateo, la enseñanza de Jesús
tiene trascendental importancia, ya que Jesús no solo enseña, sino que envía a sus discípulos a
enseñar:
Mt 28, 19-20: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñeles a cumplir todo lo que yo les he mandado”.

La formación de Jesús (dónde y cómo se formó)

Según el biblista chileno, Arturo Bravo Citado por [ CITATION JOA00 \l 3082 ], tres
fueron los lugares clásicos de enseñanza en Israel, hasta la época de Jesús: la casa
paterna, la sinagoga y la escuela. La casa paterna fue por muchos siglos el lugar más
importante para educar; ya que en los tiempos del Antiguo Testamento las escuelas no
existían. En Israel al igual que en otras civilizaciones antiguas como
Egipto, Mesopotamia, Grecia o Roma, la instrucción paterna fue el modo más
extendido de educación. A esto hace referencia el texto de Génesis referido al
patriarca Abrahán, que Dios “lo escogió para que enseñe a sus hijos y a su familia a
mantenerse en el camino del Señor, haciendo lo que es justo y recto” (Gn 18, 19).

Importantes descubrimientos han descubierto vestigios de sinagogas del siglo I d.C,


en Cesarea, Masada, Herodión, Magdala, Corozaín y Tiberíades. No sorprende,
por lo tanto, que Jesús haya predicado en ellas. En la sinagoga, el elemento
principal de culto era el estudio y la interpretación de la Torá (la Ley de Dios).
La sinagoga sirvió, quizá más que ninguna otra institución, para conservar la religión,
la cultura y el sentido de la individualidad racial propio de los judíos. La sinagoga
nunca fue un lugar de sacrificios como el templo de Jerusalén, y por lo tanto no era
considerada como un lugar de culto en su sentido más elevado. En ella se celebraban
servicios cada sábado, en los cuales se leían y explicaban la ley y los profetas, lo cual
constituía el centro de atención. La sinagoga con frecuencia también servía durante la
semana como un tribunal local (Marcos 13: 9), y generalmente como una escuela.
[ CITATION Flo20 \l 3082 ]

En resumen, la sinagoga era un lugar para recibir instrucciones en las Escrituras y para orar.
Las comunidades judías existían separadamente en los países extranjeros y se ocupaban de sus
propios asuntos civiles y religiosos, sujetas, por supuesto, a la ley del país (Josefo, Flavio.
Antigüedades XIX. 5. 3).

En el tiempo de Jesús las sinagogas tenían una escuela anexa, en donde los niños hasta la edad
de doce años estudiaban la Torá, los profetas y la tradición escrita. Es probable que Jesús
completara la instrucción familiar con la instrucción recibida en la sinagoga de Nazaret.
Jesús enseña a la gente, es un Maestro itinerante: recorría los pueblos enseñando, era
capaz de ver las necesidades de la gente, simplemente al pasar por un poblado se
sentaba a enseñarles. Jesús no fue un filósofo, ni un metafísico, enseñó desde la
experiencia de su vida y de su contexto social, partiendo de la realidad; es muy
concreto en sus enseñanzas. Jesús, el Maestro que elige a sus discípulos: Jesús se
diferencia de los maestros de su época porque es él quien llama a los que quieren
seguirle, (Mt 2, 14) al pasar vio a Leví de Alfeo, sentado junto a la mesa de
recaudación de los impuestos, y le dijo: -sígueme. Él se levantó y lo siguió; al
contrario de lo que hacían en su contexto, que el discípulo elegía al maestro. Les
ofrece lo poco que tiene y les comunica lo que esperaba de ellos. [ CITATION PER04 \l
3082 ]

Lo primero que hace Jesús es la invitación estar con Él, a permanecer en Su amor, a ser sus
amigos (cf. Mc 3,13-14) subió a la montaña, fue llamando a los que él quiso y se fueron con
él. Nombró a doce (a quienes llamó Apóstoles) para que convivieran con él y para enviarlos a
predicar.

Jesús enseña una doctrina nueva: la gente se quedaba admirada con Jesús ya que, además, les
enseñaba una nueva doctrina, que proclama la llegada del Reino de Dios que está cerca: (Mt
4, 17; Mc 1, 15); y hoy se cumple la profecía del profeta Isaías: la liberación de los oprimidos
y la proclamación del año de gracia del Señor: (Lc 4, 16-20).

La doctrina nueva por tanto es el Evangelio, la Buena Noticia, que el Reino de Dios está aquí
y ahora, en la historia del pueblo. De esta manera Jesús pone la Ley de Dios al servicio del ser
humano, disminuyendo así el rigorismo y fanatismo que los escribas y fariseos habían
colocado a la Ley. Era una doctrina nueva porque Jesús resumía toda la Ley de Dios y los
profetas en un solo y nuevo mandamiento, el mandamiento de amor, constituyéndolo como el
signo de reconocimiento de que somos discípulos suyos (Mt 22, 40; Jn 13, 34-35

La misión de Jesús centrada en liberar a la gente sencilla: la actividad de Jesús se


desarrolla en función de la misión a la que ha sido enviado. Así: Lc 4, 18-19 lo señala
claramente: “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a
los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la
vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y a proclamar el año de gracia
del Señor”. [ CITATION DAU06 \l 3082 ]
Jesús enseña con su vida y su ejemplo: la enseñanza de Jesús es superior a la de los escribas y
fariseos, porque a diferencia de ellos él enseña con su vida y su ejemplo, mientras que ellos
dicen y no hacen (Mt 23, 1-7).

Jesús enseña con el ejemplo y por eso tenía toda la autoridad para decir “aprended de mí que
soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29). El ejemplo es la mejor enseñanza que nos ha
dejado Jesús y su mandamiento nuevo expresado así: “os doy un mandamiento nuevo: que os
améis los unos a los otros, como yo os he amado os améis vosotros los unos a los otros” (Jn
13, 34).

EN LOS ORÍGENES DE LA ESPIRITUALIDAD DE LA LIBERACIÓN:

Origen y desarrollo de la TL

Porque “toda gran espiritualidad está ligada a los grandes movimientos históricos de su
época” (Gutiérrez, 1983, p. 45), y toda teología parte de una profunda experiencia espiritual,
es preciso caracterizar el contexto latinoamericano entre 1968 y 1979 para dar cuenta de la
gestación y consolidación de la espiritualidad de la liberación en este continente.

Según Gutiérrez (1975) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], la espiritualidad que subyace a la
teología de la liberación tiene como entorno de gestación los movimientos de liberación
presentes en las diferentes latitudes del continente que, en medio de las condiciones de
inhumana pobreza, explotación y sometimiento, fueron creando conciencia de esta situación y
aspiraban a la liberación integral de lo que limitaba e impedía el ejercicio de la libertad y la
realización de los seres humanos (p. 66).

En este contexto, la “liberación” no se entiende como hecho puntual, sino como dinamismo,
como proceso que se convierte en lugar teológico relevante y revelador en la reflexión y vida
cristianas. La participación en dicho proceso “permite adquirir una vivencia más concreta de
esa situación de dominación, percibir su densidad, y lleva a desear conocer mejor sus
mecanismos” (Gutiérrez 1975 p. 113) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ] 197,

Según [CITATION Cam20 \l 3082 ] ” La Teología de la Liberación (TL) nació en América Latina
bajo la influencia decisiva del Vaticano II. La temática conciliar y algunas de sus líneas
teológicas influyeron decisivamente en su gestación.”

Fue, sobre todo, la Constitución Gaudium et Spes, con su teología de los signos de los
tiempos, la que llevó a la Iglesia a un acercamiento a la realidad del continente. En ese
documento se habla de una Iglesia en el mundo, preocupada de sus problemas reales, de sus
gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias y consciente de tener que encarnar el mensaje
evangélico en las diversas culturas.

En América Latina, apareció que el destinatario principal de la evangelización era un pueblo


con fe, pero que, en su gran mayoría, vivía en condiciones infrahumanas y se preguntaba
acerca de lo que el cristianismo podía hacer por él. De aquí se pasó a poner el acento en la
liberación y en una labor apostólica y pastora orientada a la promoción humana integral, que
no se reduce a las dimensiones económica, política, social y cultural, pero que las tiene muy
en cuenta.

Poco a poco, la espiritualidad tematizada se hizo expresión del dinamismo interno que
moviliza la liberación integral, que no desconoce la esfera de lo político.

Según Assman (1971) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], “ésta debe entenderse como “todo
lo que está implicado en el término sociedad y no solamente la relación formal con el Estado”
(p. 13).

La dimensión política que asumió la espiritualidad no hace referencia a un aspecto


complementario, a una dimensión de añadidura, sino al acto de la vida según el Espíritu como
tal, en su contexto concreto de la praxis histórica.

Con (Assman 1971) Citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], es posible afirmar que la
espiritualidad es el mismo acto histórico del hombre –que descubrimos como
esencialmente político en la medida en que, al radicalizar la pregunta por su sentido
histórico, ahonda de tal forma en su para qué humano, que se encuentra ahí con el
misterio de Dios en la historia y jamás fuera de ella (p. 20).

Desde esta obra clásica es posible comprender que, si bien el punto de partida de la
teología de la liberación lo constituyó el encuentro con Dios en los pobres, el elemento
determinante sería en un primer momento conciencia de opresión que entre los pobres
se iría consolidando unido a su anhelo de liberación (Gutiérrez 1975, pp. 52-53)
Citado por [ CITATION Cam20 \l 3082 ].

En un segundo momento, la reflexión de fe, a la luz de la Escritura, que presenta la obra de


Cristo como una liberación, condujo a quienes vivieron el encuentro con Dios en los pobres a
la comprensión según la cual la opción por Dios se realiza en la opción por el pobre y en su
anhelo de liberación.
TL y espiritualidad: La TL con sus luces y sombras es una teología muy unida a la
experiencia espiritual, la experiencia del Espíritu y de su presencia y exigencias en los signos
de los tiempos y de los lugares. Es una teología que conduce a un amor concreto y eficaz con
dimensión social. En la TL aparecen unidas pastoral, reflexión teológica y espiritualidad
alimentándose mutuamente.

Desde los primeros pasos de la TL existió la preocupación por la espiritualidad, ya que su


punto de arranque fue la cuestión de cómo seguir a Jesús en las circunstancias concretas que
enfrentaba la fe en América Latina. Más todavía, a la base de la TL está la vida espiritual de
los cristianos comprometidos en el proceso de liberación. Esa fue una opción desde la fe y el
amor cristianos a partir de una experiencia de Dios en la historia, que lleva a una conversión
impregnada de gratuidad y alimentada por la oración. Esto conduce a una actitud de pobreza
que se apoya en la bondad y fidelidad de Dios.

En la raíz de toda espiritualidad cristiana está una experiencia particular de Dios. En América
Latina, la experiencia de Dios se vivió en los años del posconcilio sobre todo en su dimensión
histórica y antropológica. En la primera, Dios aparece como el Señor de la historia, el que está
cercano y actúa abriendo perspectivas y horizontes de futuro. Un Dios que guía la historia
desde dentro. Una historia ambigua y oscura donde están presentes el pecado, la injusticia, el
egoísmo, la opresión, la muerte.

La realidad de pobreza suscitó la pregunta por las fuentes y expresiones de la vida cristiana en
América Latina. En este sentido, si toda teología parte de una experiencia espiritual, la
aproximación a la comprensión de la experiencia de Dios es clave para descubrir, en su raíz,
el sentido de la espiritualidad, y concretamente, de la espiritualidad latinoamericana de la
liberación.

Para Gutiérrez (1975) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], la espiritualidad como
fuente de la teología no se comprende sin la base de una experiencia espiritual, un
sentir la presencia de Dios en el encuentro con el hermano que se vive como
experiencia de Dios, que a su vez está condicionada por los modos como Dios se hace
presente en la historia (pp. 250-251).

Para aproximarnos a la comprensión de la experiencia de Dios, desde la perspectiva de


Jon Sobrino, es preciso recordar que su comprensión de la espiritualidad está
enmarcada en el seguimiento de Cristo, y desde allí afirma la necesidad de la oración
como vía para encontrar sentido a la praxis cristiana (Sobrino, 1977, pp. 25-48).
Citado Por [ CITATION Est13 \l 3082 ]

Leonardo Boff plantea en sus obras una nueva espiritualidad cristiana de liberación,
integral y mundana, que se desarrolla con una clara opción por los pobres. En primer
lugar, hace un estudio extenso de la raíz de la religión, mediante el análisis del
fenómeno de la experiencia de Dios, que se enfoca inicialmente en la vida religiosa.
En segundo lugar, ubica la espiritualidad de los que están comprometidos con los
procesos de liberación, en la tradición espiritual de la Iglesia, para plantear la
posibilidad de una espiritualidad en la que las personas puedan ser contemplativas en
medio de la praxis de liberación. [ CITATION Est13 \l 3082 ]

Sobrino centra la espiritualidad en el seguimiento de Jesús, y extrae las implicaciones


espirituales del mismo en el ámbito antropológico y analiza la historicidad del ser humano.
Así plantea las consecuencias en el ejercicio de la oración. La espiritualidad está basada en el
seguimiento de Jesús que implica la recreación hoy de todo lo histórico de su vida, en su
servicio al reino. El seguimiento de Jesús incluye el esfuerzo por identificarnos con sus
preocupaciones históricas en el intento por plasmar su reino entre nosotros y con sus posturas
y compromisos en medio de realidades de pecado con una intención de liberación (Sobrino,
1976, pp. 7, 282). Citado Por [ CITATION Est13 \l 3082 ]
CONCLUSIONES

El objetivo de la espiritualidad cristiana, es que cada persona pueda abrirse a una


relación personal con Dios, en donde encuentra respuestas a las preguntas
fundamentales de la vida, porque “sólo en el diálogo abierto con sí mismo y con las
aspiraciones del corazón se llega a Dios, en cuyo Espíritu se unifica todo, un sincero
diálogo sobre la propia realidad desemboca en Dios como experiencia inmediata.

Jesús, el Maestro por excelencia, tenía definida su misión, que inspiraba y atraía a sus
seguidores y también su plan: la implantación del Reino de Dios. Por eso el elemento
central de la originalidad de Jesús, reside en la intencionalidad y el contenido de su
enseñanza.

El acercamiento a los orígenes de la Espiritualidad de la liberación no solo permite


recordar el carácter encarnado e histórico de la fe cristiana, sino que permite recuperar
la importancia de la dimensión comunitaria de la fe y, por ende, de la vida en el
espíritu que fácilmente cae presa en tendencias intimistas.
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