Vida Tra
Vida Tra
Vida Tra
Según Estrada (1992), “podríamos definir la espiritualidad como la vida según el espíritu, es
decir, la forma de vida que se deja guiar por el espíritu de Cristo” (p. 14). Esto es
directamente un acercamiento matizado con el ideal cristiano, donde la espiritualidad
responde a un proyecto de vida trazado a la luz de la acción del espíritu de Dios. En este
sentido, ser espiritual, es vivir bajo la guía de Dios a través de lo que su espíritu comunique al
creyente.
La espiritualidad es, sin más, un asunto constitutivo de la persona, y piénsese como se piense,
vívase como se viva, el ser humano está abocado hacia una realidad trascendental que lo
supera en su razón y que impera en su interior. Cristianamente se habla de volver a la casa,
aquella que ha sido preparada por el mismo Dios (Jn. 14, 2), esa casa que es como el origen
originante de toda aspiración del alma, del espíritu. No hay por qué dudarlo “en nuestro
interior siempre hay algo que anhela regresar a casa, y Él es ese algo” (Williamson, 1992, p.
58).
La espiritualidad cristiana es mucho más que las prácticas de devoción o religiosidad. Más
allá de la devoción, nos encontramos con que la espiritualidad cristiana es sobre todo y
principalmente la vida en el Espíritu Santo. Más que devoción, la vida cristiana es una
vocación, una llamada en el mundo, un proyecto de vida o la participación en la misión de
Dios. Con demasiada frecuencia, relegamos la espiritualidad a la práctica piadosa, la oración
devocional, la evangelización, los edificios religiosos y los líderes “espirituales”, como si el
mensaje del Evangelio no tuviera nada que ver con nuestra vida familiar, nuestro trabajo,
nuestro ocio y nuestro papel en la sociedad. Esto es un error común que tenemos que superar.
La espiritualidad cristiana tiene que ser liberada de los falsos o limitados entendimientos que,
de manera dualista, intentan colocarla en contraste con la realidad material. Tiene que ser
liberada de aquellos a quienes les gustaría mantener el espíritu de Jesús en la Biblia, en un
tabernáculo, en el rosario o en un centro de retiro.
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
Objetivos:
Revisar y reflexionar: ¿Cuáles son los principios y actitudes que hacen aceptable la
espiritualidad cristiana?
Analizar y realizar un recorrido histórico sencillo y sintético de la espiritualidad
cristiana.
CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA DEL CRISTIANISMO
El cristianismo es básicamente una religión histórica, es decir que no está fundada sobre
principios abstractos sino sobre acontecimientos concretos, sobre sucesos históricos reales. El
más importante de ellos es vida de un carpintero judío que, como se ha dicho con frecuencia,
nació un establo, fue ejecutado como un criminal a los treinta y tres años, nunca se alejó más
de ciento cincuenta kilómetros de su lugar natal, jamás poseyó nada, no fue a la escuela, no
dirigió ningún ejército y, en lugar de escribir libros, escribió sólo una vez en la arena. Aun así,
el aniversario de su nacimiento se celebra en todo el mundo y en el de su muerte, desde todos
los lugares puede verse en el cielo el perfil de un patíbulo.
El cristianismo es la religión más profesada debido a que cuenta con el mayor número de
seguidores. Es una religión que está fundada sobre acontecimientos concretos, sobre sucesos
históricos reales. El cristianismo, corresponde a una religión abrahámica monoteísta, la cual
se basa en las enseñanzas y los milagros realizados por Jesús de Nazaret.
Jesús de Nazaret está en la raíz de los orígenes del cristianismo, pero ¿quién era este
Jesús antes del cristianismo? Un Jesús que no se predicó a sí mismo, sino al Reino de
Dios. Un Jesús que nunca definió qué era ese Reino, sino simplemente lo practicó y
los evangelios lo narraron. La praxis de Jesús y su concepción del Reino no habrían
sido posibles sin una imagen de Dios totalmente diferente. No podemos deducir algo
acerca de Jesús partiendo de lo que creemos saber acerca de Dios (Nolan, 1996 y
Sobrino, 1997) Citado por [ CITATION Ric11 \l 3082 ].
Solo podemos entender a Jesús a partir de su plena humanidad. No es Dios el que nos revela a
Jesús. Es Jesús el que nos revela a Dios. Tanto en la cruz como en la resurrección Jesús nos
reveló su condición humana. Jesús no descendió de la cruz, ni su Padre lo salvó de la
crucifixión, para hacer visible a nuestros ojos que Jesús moría como cualquier hombre
condenado a muerte. Jesús, con todo su poder, no se liberó de la cruz por fidelidad a su
condición humana. Murió como todos los sentenciados a muerte por la ley romana. Jesús
resucitado no hizo ninguna demostración de poder; por eso solo se apareció a unas mujeres y
a unos discípulos poseídos por el miedo. Jesús murió y resucitó sin traicionar su condición
plenamente humana. Unir “divinidad” y “poder” era una tentación que Jesús rechazo. El
Imperio Romano Cristiano a partir del siglo IV cayó en esa tentación. También hoy la Iglesia
fracasa cuando usa el “poder sagrado” para imponerse en la sociedad.
El cristianismo nace como tradición oral, pero cuando ésta empieza a ser
incontrolable, se impone la necesidad de seleccionar escritos que sean normativos
(“canónicos”) para las comunidades. El primer esbozo de canon bíblico está en el
código de Muratori (fines siglo II) y el cierre definitivo del Canon fue establecido por
Atanasio de Alejandría el año 367. Coincide con el Canon hoy vigente en toda la
Iglesia.[ CITATION Ric11 \l 3082 ]
• Las Leyendas populares muy difundidas en el Pueblo de Dios. [ CITATION Ric11 \l 3082 ]
Los cristianismos perdidos: Marción (100-160) y el marcionismo
Marción nace hacia el año 100. Perteneció a la comunidad cristiana de Roma. Era un
hombre rico. El año 140 es expulsado de su comunidad y funda una Iglesia propia que
conocería una gran expansión. Muere en el año 160. Marción no pretendía fundar
una Iglesia, ni ser profeta, sino un predicador del mensaje genuino y originario de
Jesús, que, según él, había sido deformado por la Iglesia de su tiempo. Marción,
excomulgado en Roma, se fue al Asia Menor donde tuvo un éxito extraordinario.
Fundó Iglesias donde quiera que iba. La Iglesia Marcionita, según testimonio de
Justiniano (150), “se difundió hasta los confines de la tierra”. En Occidente, las
Iglesias marcionitas mantuvieron su influjo hasta finales del siglo III, y en Oriente,
principalmente en las regiones de habla siríaca, hasta el 450.[ CITATION Ric11 \l 3082 ]
¿Por qué Marción y el marcionismo tuvieron tanto éxito? Porque buscaba rescatar la
memoria del Evangelio de Jesús, que la Iglesia habría deformado y olvidado.
Roma, como la mayoría de los pueblos de la antigüedad adoptaron una religión politeísta, que
contaba con dioses para todos los romanos, y con una religión familiar, que nucleaba a sus
miembros, en torno a la adoración de sus antepasados muertos. La prédica de Cristo fue
rechazada en Roma, al punto de costarle la vida al propio Jesús, y sus seguidores fueron
perseguidos y condenados por la mayoría de los emperadores.
Tiempo después cuando toma el poder Teodosio la hace oficial (para ese entonces ya
había caído el imperio romano occidental en el 476 d.c.) Hasta el año 313, la Iglesia
luchó contra la persecución oficial romana, pero a partir de ese año se la reconoció
legalmente y tuvo los mismos derechos que las demás religiones del imperio. Antes de
terminarse el siglo, en el 380, se convirtió en la religión oficial del imperio romano y
se mantuvo como un solo cuerpo hasta 1054, con la excepción de algunos pequeños
grupos disidentes, como los nestorianos. Esto significa que aproximadamente durante
la mitad de su historia, el cristianismo fue una sola institución. Sin embargo, en el
1054 se produjo su primera gran división entre los ortodoxos orientales y los católicos
romanos occidentales. Las razones de la escisión fueron complejas -geográficas,
culturales, idiomáticas y políticas, así como religiosas.[CITATION Smi11 \l 3082 ]
El edicto de Milán del emperador Constantino (año 313) extendió la libertad religiosa
al cristianismo De este modo los cristianos quedan equiparados a los miembros de las
demás religiones implantadas en el Imperio romano, Teodosio, emperador muerto en
enero del 395, reconoció el cristianismo como la religión oficial del Imperio.[CITATION
Smi11 \l 3082 ]
La consolidación doctrinal
c) El anglicanismo. Cisma provocado por Enrique VIII, cuando, ante la negativa del
Papa a autorizarle su divorcio de su esposa Catalina de Aragón para casarse con Ana
Bolena, promulgó en 1534 una serie de leyes que colocaron la autoridad real en lugar
del Papa como última fuente e instancia en asuntos eclesiásticos de Inglaterra. Según
su propia creencia, el anglicanismo no es una iglesia distinta, sino una porción de la
Iglesia Una, Santa, católica y Apostólica y su fe es la de los primeros concilios de la
Iglesia (católica) y de los SS. Padres de la Iglesia.
JESÚS, EL MAESTRO.
Al leer los Evangelios, y en especial los sinópticos, podemos descubrir que los
evangelistas llaman a Jesús con diferentes nombres; así, por ejemplo, es llamado el
Cristo (que significa ungido, consagrado); el Mesías (que quiere decir, el enviado de
Dios); el Hijo de Dios; el Hijo del Hombre y el Maestro que aparece unas sesenta
veces aplicado directamente a Jesús y unas cien veces como el verbo enseñar
refiriéndose a la actividad que él realizaba. Además, también se dirigen a Jesús como
“Rabbí” o “Rabbuní” que era una denominación respetuosa que usaban los discípulos
para dirigirse a su maestro. Por lo tanto, el título que con más frecuencia se conoce a
Jesús es el de Maestro. [ CITATION PER04 \l 3082 ]
Pero ¿quiénes llamaban “Maestro” a Jesús?, así lo llamaban sus discípulos en Mc 13,
1 (sobre la destrucción del Templo), la gente del pueblo en Lc 8, 49 (cuando resucita a
una niña), los fariseos en Mt 22,24 (sobre la resurrección), y él mismo se denominaba
con ese nombre en Mc 14, 14 (preparación de la cena Pascual); porque su mensaje
adquirió el carácter de enseñanza 2 y todos los Evangelios presentan a Jesús desde el
inicio de su actividad, enseñando.[ CITATION BRA06 \l 3082 ]
Jesús tiene una pedagogía muy particular, su pedagogía está centrada en su persona y en su
mensaje: Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nos enseña una verdad que nos hace libres.
Es el Maestro, Guía y Amigo.
Jesús era diferente a otros maestros de Israel, su vida entera lo distinguía como un maestro
único capaz de ofrecer su vida por sus discípulos y seguidores. Y, además, su enseñanza tenía
como único fin formar discípulos, capaces de reproducir en sus vidas lo que Él les enseñó y
cuyo perfil es un modelo de seguimiento para todos.
Una lectura literal y una preocupación solamente en los hechos del pasado, han
llevado a considerar, durante mucho tiempo, a los evangelios como biografías de
Jesús. Sin embargo, estos escritos, son escritos de fe y para la fe, son expresión de la
fe en Jesús de sus seguidores primitivos que tratan de exponer y despertar la fe en
Jesús como el Cristo o el Mesías enviado de Dios e invitar a sus lectores a asumir su
estilo de vida.[ CITATION BRA06 \l 3082 ]
Mc 2, 13: “Salió de nuevo a la orilla del lago. Toda la gente acudía a él y él les enseñaba”.
Mc 4, 1: “En otra ocasión se puso a enseñar a orillas del lago: se reunió junto a él tal gentío
que tuvo que subirse a una barca”. También en el evangelio de Mateo, la enseñanza de Jesús
tiene trascendental importancia, ya que Jesús no solo enseña, sino que envía a sus discípulos a
enseñar:
Mt 28, 19-20: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñeles a cumplir todo lo que yo les he mandado”.
Según el biblista chileno, Arturo Bravo Citado por [ CITATION JOA00 \l 3082 ], tres
fueron los lugares clásicos de enseñanza en Israel, hasta la época de Jesús: la casa
paterna, la sinagoga y la escuela. La casa paterna fue por muchos siglos el lugar más
importante para educar; ya que en los tiempos del Antiguo Testamento las escuelas no
existían. En Israel al igual que en otras civilizaciones antiguas como
Egipto, Mesopotamia, Grecia o Roma, la instrucción paterna fue el modo más
extendido de educación. A esto hace referencia el texto de Génesis referido al
patriarca Abrahán, que Dios “lo escogió para que enseñe a sus hijos y a su familia a
mantenerse en el camino del Señor, haciendo lo que es justo y recto” (Gn 18, 19).
En resumen, la sinagoga era un lugar para recibir instrucciones en las Escrituras y para orar.
Las comunidades judías existían separadamente en los países extranjeros y se ocupaban de sus
propios asuntos civiles y religiosos, sujetas, por supuesto, a la ley del país (Josefo, Flavio.
Antigüedades XIX. 5. 3).
En el tiempo de Jesús las sinagogas tenían una escuela anexa, en donde los niños hasta la edad
de doce años estudiaban la Torá, los profetas y la tradición escrita. Es probable que Jesús
completara la instrucción familiar con la instrucción recibida en la sinagoga de Nazaret.
Jesús enseña a la gente, es un Maestro itinerante: recorría los pueblos enseñando, era
capaz de ver las necesidades de la gente, simplemente al pasar por un poblado se
sentaba a enseñarles. Jesús no fue un filósofo, ni un metafísico, enseñó desde la
experiencia de su vida y de su contexto social, partiendo de la realidad; es muy
concreto en sus enseñanzas. Jesús, el Maestro que elige a sus discípulos: Jesús se
diferencia de los maestros de su época porque es él quien llama a los que quieren
seguirle, (Mt 2, 14) al pasar vio a Leví de Alfeo, sentado junto a la mesa de
recaudación de los impuestos, y le dijo: -sígueme. Él se levantó y lo siguió; al
contrario de lo que hacían en su contexto, que el discípulo elegía al maestro. Les
ofrece lo poco que tiene y les comunica lo que esperaba de ellos. [ CITATION PER04 \l
3082 ]
Lo primero que hace Jesús es la invitación estar con Él, a permanecer en Su amor, a ser sus
amigos (cf. Mc 3,13-14) subió a la montaña, fue llamando a los que él quiso y se fueron con
él. Nombró a doce (a quienes llamó Apóstoles) para que convivieran con él y para enviarlos a
predicar.
Jesús enseña una doctrina nueva: la gente se quedaba admirada con Jesús ya que, además, les
enseñaba una nueva doctrina, que proclama la llegada del Reino de Dios que está cerca: (Mt
4, 17; Mc 1, 15); y hoy se cumple la profecía del profeta Isaías: la liberación de los oprimidos
y la proclamación del año de gracia del Señor: (Lc 4, 16-20).
La doctrina nueva por tanto es el Evangelio, la Buena Noticia, que el Reino de Dios está aquí
y ahora, en la historia del pueblo. De esta manera Jesús pone la Ley de Dios al servicio del ser
humano, disminuyendo así el rigorismo y fanatismo que los escribas y fariseos habían
colocado a la Ley. Era una doctrina nueva porque Jesús resumía toda la Ley de Dios y los
profetas en un solo y nuevo mandamiento, el mandamiento de amor, constituyéndolo como el
signo de reconocimiento de que somos discípulos suyos (Mt 22, 40; Jn 13, 34-35
Jesús enseña con el ejemplo y por eso tenía toda la autoridad para decir “aprended de mí que
soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29). El ejemplo es la mejor enseñanza que nos ha
dejado Jesús y su mandamiento nuevo expresado así: “os doy un mandamiento nuevo: que os
améis los unos a los otros, como yo os he amado os améis vosotros los unos a los otros” (Jn
13, 34).
Origen y desarrollo de la TL
Porque “toda gran espiritualidad está ligada a los grandes movimientos históricos de su
época” (Gutiérrez, 1983, p. 45), y toda teología parte de una profunda experiencia espiritual,
es preciso caracterizar el contexto latinoamericano entre 1968 y 1979 para dar cuenta de la
gestación y consolidación de la espiritualidad de la liberación en este continente.
Según Gutiérrez (1975) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], la espiritualidad que subyace a la
teología de la liberación tiene como entorno de gestación los movimientos de liberación
presentes en las diferentes latitudes del continente que, en medio de las condiciones de
inhumana pobreza, explotación y sometimiento, fueron creando conciencia de esta situación y
aspiraban a la liberación integral de lo que limitaba e impedía el ejercicio de la libertad y la
realización de los seres humanos (p. 66).
En este contexto, la “liberación” no se entiende como hecho puntual, sino como dinamismo,
como proceso que se convierte en lugar teológico relevante y revelador en la reflexión y vida
cristianas. La participación en dicho proceso “permite adquirir una vivencia más concreta de
esa situación de dominación, percibir su densidad, y lleva a desear conocer mejor sus
mecanismos” (Gutiérrez 1975 p. 113) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ] 197,
Según [CITATION Cam20 \l 3082 ] ” La Teología de la Liberación (TL) nació en América Latina
bajo la influencia decisiva del Vaticano II. La temática conciliar y algunas de sus líneas
teológicas influyeron decisivamente en su gestación.”
Fue, sobre todo, la Constitución Gaudium et Spes, con su teología de los signos de los
tiempos, la que llevó a la Iglesia a un acercamiento a la realidad del continente. En ese
documento se habla de una Iglesia en el mundo, preocupada de sus problemas reales, de sus
gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias y consciente de tener que encarnar el mensaje
evangélico en las diversas culturas.
Poco a poco, la espiritualidad tematizada se hizo expresión del dinamismo interno que
moviliza la liberación integral, que no desconoce la esfera de lo político.
Según Assman (1971) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], “ésta debe entenderse como “todo
lo que está implicado en el término sociedad y no solamente la relación formal con el Estado”
(p. 13).
Con (Assman 1971) Citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], es posible afirmar que la
espiritualidad es el mismo acto histórico del hombre –que descubrimos como
esencialmente político en la medida en que, al radicalizar la pregunta por su sentido
histórico, ahonda de tal forma en su para qué humano, que se encuentra ahí con el
misterio de Dios en la historia y jamás fuera de ella (p. 20).
Desde esta obra clásica es posible comprender que, si bien el punto de partida de la
teología de la liberación lo constituyó el encuentro con Dios en los pobres, el elemento
determinante sería en un primer momento conciencia de opresión que entre los pobres
se iría consolidando unido a su anhelo de liberación (Gutiérrez 1975, pp. 52-53)
Citado por [ CITATION Cam20 \l 3082 ].
En la raíz de toda espiritualidad cristiana está una experiencia particular de Dios. En América
Latina, la experiencia de Dios se vivió en los años del posconcilio sobre todo en su dimensión
histórica y antropológica. En la primera, Dios aparece como el Señor de la historia, el que está
cercano y actúa abriendo perspectivas y horizontes de futuro. Un Dios que guía la historia
desde dentro. Una historia ambigua y oscura donde están presentes el pecado, la injusticia, el
egoísmo, la opresión, la muerte.
La realidad de pobreza suscitó la pregunta por las fuentes y expresiones de la vida cristiana en
América Latina. En este sentido, si toda teología parte de una experiencia espiritual, la
aproximación a la comprensión de la experiencia de Dios es clave para descubrir, en su raíz,
el sentido de la espiritualidad, y concretamente, de la espiritualidad latinoamericana de la
liberación.
Para Gutiérrez (1975) citado por [ CITATION Est13 \l 3082 ], la espiritualidad como
fuente de la teología no se comprende sin la base de una experiencia espiritual, un
sentir la presencia de Dios en el encuentro con el hermano que se vive como
experiencia de Dios, que a su vez está condicionada por los modos como Dios se hace
presente en la historia (pp. 250-251).
Leonardo Boff plantea en sus obras una nueva espiritualidad cristiana de liberación,
integral y mundana, que se desarrolla con una clara opción por los pobres. En primer
lugar, hace un estudio extenso de la raíz de la religión, mediante el análisis del
fenómeno de la experiencia de Dios, que se enfoca inicialmente en la vida religiosa.
En segundo lugar, ubica la espiritualidad de los que están comprometidos con los
procesos de liberación, en la tradición espiritual de la Iglesia, para plantear la
posibilidad de una espiritualidad en la que las personas puedan ser contemplativas en
medio de la praxis de liberación. [ CITATION Est13 \l 3082 ]
Jesús, el Maestro por excelencia, tenía definida su misión, que inspiraba y atraía a sus
seguidores y también su plan: la implantación del Reino de Dios. Por eso el elemento
central de la originalidad de Jesús, reside en la intencionalidad y el contenido de su
enseñanza.
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