Ambiente Geo

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AMBIENTE GEO-HISTORICO:

Para el momento en que nace Cristo, roma es gobernado por Octavio César Augusto y el territorio
de palestina es un dominio del imperio romano.

Palestina está ubicada en el corredor que une el extremo oriental de la fértil media luna, con el
extremo occidental, es decir, es el estrecho que bordea al mediterráneo desde lapenínsula de Sinaí
hasta los montes de Líbano.

Desde el segundo milenio antes de Cristo, dicho territorio había venido siendo ocupado
parcialmente por los descendientes de Abraham, allí había tenido lugar el desarrollo del moviendo
profético monoteísta desde el siglo VIII a. de C. Desde el punto de vista religioso dicho movimiento
era de reafirmación monoteísta, ya que el monoteísmo sereconocía desde los primeros momentos,
desde Abraham. Los profetas son los que escriben el “Antiguo testamento”, a ellos se les debe la
primera parte de la biblia, es por ello que cuando nace Cristo ya hay una tradición monoteísta
hebraica sumamente larga. 

2) Las enseñanzas de Jesús y el cristianismo 


El cristianismo es la concepción religiosa de las enseñanzas de Cristo o Jesús, enseñanzas
quefueron recogidas por los apóstoles o seguidores de Jesús, los cuales constituyeron el nuevo
testamento. 
El cristianismo surgió como una secta judía en las tierras de Israel. Para el momento en que Jesús
empieza su prédica, el territorio de palestina estaba gobernado por el imperio romano. Cristo es
conocido como el último profeta, el Mesías, es decir, el enviado por el señor. 
Cristo seguía conlas enseñanzas de lo profetas de Israel, como el problema del monoteísmo, los
mandamientos, la justicia social, moral hebraica, etc. El cristianismo fue diferenciándose del
judaísmo, convirtiendo así en una secta independiente.
La historia de las acciones de Jesús se encentra en el nuevo testamento, especialmente en el
evangelio de San Mateo. 

Fue en este ambiente que surgió un nuevo comportamiento religioso. Al principio los romanos
pensaron que solamente se trataba de una secta judía más, pues había varias de ellas en su territorio.
Este grupo de judíos seguía las enseñanzas de un líder llamado Jesús. De a poco este movimiento
fue ganando adeptos que no eran judíos, y así fue quedando claro que se trataba de una nueva
religión. Este nuevo culto sería conocido como Cristianismo.

Jesús era considerado el hijo del Dios único al que veneraban los judíos. El judaísmo esperaba la
llegada del Mesías, un hombre que estaría lleno del espíritu de Dios, y fue Jesús quien ocupó este
lugar para los que optaron por el cristianismo.

En el Imperio Romano los primeros cristianos fueron fuertemente perseguidos a causa de su fe. Los
castigos eran variados y en algunos casos llegaban a la muerte. Sin embargo el cristianismo
continuó propagándose durante unos 300 años.

La persecución terminó en el siglo IV, cuando la religión fue legalizada por Constantino I, quien se
había vuelto cristiano antes de asumir como emperador. Como gobernante, Constantino ofreció
protección a los cristianos y permitió que construyeran iglesias por todo el Imperio. Posteriormente,
en el año 380, el emperador romano Teodosio declaró que el Cristianismo Católico era la religión
oficial del Imperio Romano y proscribió todas las otras prácticas religiosas.

Libres para ejercer su culto, los cristianos comenzaron a organizar su iglesia en parroquias que eran
supervisadas por curas. Estas parroquias se agrupaban en diócesis, que eran conducidas por los
obispos. Luego de la caída del Imperio Romano de Occidente, el obispo de Roma comenzó a
reclamar autoridad sobre los demás y se dio a sí mismo el título de Papa.

Aunque las parroquias de la Europa occidental terminaron aceptando la autoridad del Papa, las
iglesias orientales, dentro del Imperio Bizantino, no lo hicieron así. En consecuencia surgieron dos
grandes iglesias cristianas que aún subsisten hasta el día de hoy: la Iglesia Católica Romana y la
Iglesia Católica Ortodoxa.

ETAPAS DEL CRISTIANISMO:

1. ETAPA PRIMITIVA (30-39):

Cristianismo primitivo, Iglesia primitiva o paleocristianismo es el período de la historia del


cristianismo anterior al Primer Concilio de Nicea (año 325). Se divide habitualmente en dos fases:
el período apostólico (siglo I) y el período preniceno (siglos II, III y comienzos del IV). Para el periodo
posterior, en que el cristianismo pasa a ser la religión oficial del Imperio romano, se utilizan
denominaciones como cristianismo bajoimperial; y, más adelante, cristianismo medieval.
Los primeros cristianos, tal como son descritos en el Nuevo Testamento (especialmente en Hechos de
los Apóstoles), eran judíos, ya fuera de nacimiento o por conversión, para los cuales se utilizaba el
término bíblico "prosélito",2 y denominados por los historiadores como judeocristianos. Hechos de los
Apóstoles y la Epístola a los Gálatas recogen que la primera comunidad cristiana estaba centrada
en Jerusalén y entre sus líderes estaban Pedro, Santiago y Juan.3 Pablo de Tarso, tras su conversión al
cristianismo, reivindicó para sí el título de "Apóstol de los gentiles". La influencia de Pablo en el
pensamiento cristiano es reconocida como más significativa que la de cualquier otro escritor del Nuevo
Testamento.4 Hacia el final del siglo I, el cristianismo comenzó a ser reconocido interna y externamente
como una religión diferente del judaísmo rabínico, el cual se refinó y desarrolló con posterioridad a la
destrucción del segundo templo de Jerusalén.
2. LA ETAPA APOSTÓLICA:

El período apostólico o edad apostólica de la historia del cristianismo se considera tradicionalmente


como el período de los Doce Apóstoles, y estaría datado entre la gran comisión de los apóstoles por
las apariciones de Jesús en Jerusalén hacia el año 30 d. C. hasta la muerte del último de los apóstoles,
que se cree fue la de Juan el Apóstol en Anatolia hacia el año 100 d. C. Tradicionalmente se ha creído
que los apóstoles se dispersaron desde Jerusalén.1 Se trata de una época de especial significado para la
tradición cristiana, al ser la etapa en la que vivieron los apóstoles directos de Jesucristo. Entre las fuentes
primarias que reflejan la era apostólica se cuentan las cartas auténticas de Pablo de Tarso y el libro de
los Hechos de los Apóstoles. Los Hechos transmiten un conjunto de informaciones sobre la vida de los
apóstoles y las primeras comunidades cristianas en los años siguientes a la muerte de Jesús.
Tradicionalmente atribuidos a Lucas el Evangelista, su valoración historiográfica es, sin embargo,
controvertida: no se pone en cuestión el cuadro general que muestra el libro de los Hechos, pero al
confrontar de cerca este escrito con las cartas auténticas de Pablo de Tarso, aparecen ciertos matices o
ausencias en el campo de los acontecimientos. Por otra parte, las cartas auténticas de Pablo son un
conjunto de escritos neotestamentariosconformado por las siguientes obras:2 la Primera epístola a los
tesalonicenses, la Epístola a los filipenses, la Primera epístola a los corintios, la Segunda epístola a los
corintios, la Epístola a los gálatas, la Epístola a Filemón, la Epístola a los romanos. 

3. ETAPAS DE LOS EVANGELIZADORES:

Considerando el proceso evangelizador, desde el ángulo de la acción misionera, podemos


considerar en él nueve etapas, las cuales de ningún modo son cronológicas. Corresponden más
bien a una labor que considera la progresiva maduración de la comunidad cristiana.

4. 1º.- CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD


5. 2º.- PREEVANGELIZACIÓN
6. 3º.- ANUNCIO DEL SEÑOR JESÚS
7. 4º.- CATEQUESIS
8. 5º.- LOS SACRAMENTOS
9. 6.- FORMACIÓN DE LÍDERES
10. 7º.- LOS MINISTERIOS
11. 8º.- VOCACIONES ESPECÍFICAS
12. 9º.- INSTITUCIÓN DE LA JERARQUÍA
13. 1° Etapa: Conocimiento de la Realidad
14. Frente a un grupo no cristiano el primer paso es conocer profundamente la realidad. Sería
vital la preparación del misionero en antropología y obviamente en lingüística, aquí
comienza la inculturación del misionero, proceso que no termina en la primera etapa de la
evangelización. Exige continua observación, conocer e investigar sobre la historia local,
costumbres, religiones ancestrales, situación política, etc. Aquí es necesario aplicar con toda
inteligencia y mesura aquellos tres pasos de ver, juzgar y actuar, no hay que apresurarse a
dar juicios de valor, antes de conocer plenamente las raíces de los diversos fenómenos y
tanto culturales como religiosos. La escucha paciente y respetuosa de la gente del lugar, el
contacto directo con los grupos, en todas sus situaciones, ayuda a realizar esta primera etapa
como base sólida para un trabajo posterior.
15.
16. Es necesaria mucha humildad de espíritu, desprenderse de los propios esquemas mentales.
Es necesario caminar al ritmo del Espíritu: El nos enseña a descubrir a Dios en cada una de
las culturas, nos impulsa a maravillarnos ante la variada riqueza del hombre. Esta etapa
también es de oracion intensa, en la cual el misionero se entrega diariamente al Señor para
que lo moldee como instrumento apto de su Palabra.
17.
18. 2° Etapa: Preevangelizacion
19. Consiste en reconocer, apreciar y promover los valores positivos que enriquecen a
determinado grupo humano. Un valor es algo que tiene importancia por sí mismo,
independientemente de todo marco cultural, social, religioso o económico. En el lenguaje
ordinario, se habla de valores positivos, aunque tal denominación redunda, pues si se trata de
un valor auténtico este será positivo. Comúnmente empleamos las expresiones: “valores
positivos” y “valores negativos”. Sin embargo, el término más exacto para expresar al
segundo sería el de antivalores, dentro de la filosofía cristiana el mal no tiene identidad
propia es solamente la deficiencia del bien que presentan las realidades humanas.
20.
21. El Concilio Vaticano II denomina “Semillas del Verbo”, según la expresión de San Justino,
estos valores subyacen en todas las culturas y en todas las situaciones humanas (LG 17, AG
4). Mucho antes que el Evangelio llegue visiblemente a un grupo humano, el Espíritu del
Señor siembra allí estas semillas. No son quizás, estos valores, explícitamente cristianos,
pero al ser esencialmente humanos participan del poder de salvación que desde el principio
del mundo Dios comunicó a toda la creación.
22.
23. Dichos valores positivos no son propiedad exclusiva de la Iglesia, pertenecen más bien al
Reino de Dios, donde brotan y crecen con la fecundidad del grano de mostaza (Mt. 13,31-
32). La Iglesia particular que envía al evangelizador, marcada por determinada cultura, no
puede considerarse recipiente de todos los valores humanos.
24.
25. Esta etapa es un momento de apertura para el evangelizador, observar y apreciar estos
valores es un método de enriquecimiento, en la Carta de Pablo a los Filipenses, nos enseña a
buscar todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable.
26.
27. La tarea del evangelizador más que aportar elementos foráneos, descubre y encauza esas
fuerzas de salvación, implícitas en cada hombre y cada cultura, se podría describir esa tarea
como un lograr que Cristo sea alumbrado (Gal 41, 19) para que el Reino de Dios amanezca
sobre toda la tierra. El conocimiento profundo de las religiones autóctonas no es meramente
útil sino esencial al misionero, durante estas primeras etapas del proceso evangelizador es
necesario acercarse con respeto y devoción a estas religiones, de lo contrario, resultaríamos
imponiendo elementos foráneos y desarticulados que no arraigan en el corazón.
28.
29. 3° Etapa: Anuncio del Señor Jesús
30. La evangelización propiamente dicha consiste en proponer expresamente los valores
esenciales del Evangelio. Afirma el Decreto Ad Gentes: “Dondequiera que Dios abre la
puerta de la palabra para anunciar el misterio de Cristo a todos los hombres, confiada y
constantemente hay que anunciar al Dios vivo y a Jesucristo enviado por El para salvar a
todos, a fin de que los no cristianos abriéndoles el corazón el Espíritu Santo, creyendo se
conviertan libremente al Señor y se unan a El con sinceridad” (AG 13).
31.
32. (Ver también lo ya expresado en el 2º paso del Proceso Evangelizador)
33.
34. 4° Etapa: Catequesis
35. En el número 14 del Decreto Ad Gentes podemos leer: “Los que han recibido de Dios, por
medio de la Iglesia, la fe en Cristo, sean admitidos con ceremonias religiosas al
catecumenado; que no es una mera exposición de dogmas y preceptos, sino una formación y
noviciado convenientemente prolongado de la vida cristiana, en que los discípulos se unen
con Cristo su Maestro” (AG 14)
36.
37. La catequesis proporciona a los evangelizados un mensaje más completo de Jesús, que
proyecte su fe y oriente su conducta. El objetivo de la catequesis es la maduración de la fe.
38.
39. Conviene hacer una distinción entre fe y enseñanza religiosa. La fe es un don de Dios. El
evangelizador puede facilitar los medios para que Dios llame a la fe y ésta se incremente en
cada individuo. Loa enseñanza religiosa es la comunicación de unos contenidos, para ser
asimilados y profundizados por el oyente, pero a la vez es el compartir de una vivencia. La
catequesis debe ser la promoción de la fe, la cual, necesita contenidos (Rm 10,17), pero se
realiza más por contagio que por docencia. El éxito de la tarea del catequista, no dependerá
solamente de su palabra o de sus medios pedagógicos, sino de su vida y su experiencia
personal de Dios.
40.
41. Por una adecuada catequesis se profundiza en los contenidos básicos de la evangelización, se
fortalece el compromiso inicial con el Señor, se despierta el sentido de la comunidad
cristiana, la cual, paso a paso y ayudada por los sacramentos, hace brotar la Iglesia.
42.
43. (Ver también lo ya expresado en el 5º paso del Proceso Evangelizador)
44.

45. 5° Etapa: Los Sacramentos


46. Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del
Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, también tienen
un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y la
expresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman sacramentos de la "fe".
Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los
fieles para recibir fructuosamente la misma gracia, rendir el culto a Dios y practicar la
caridad. Por consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan fácilmente los
signos sacramentales y reciban con la mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que
han sido instituidos para alimentar la vida cristiana. (SC 59)

47.
48. Los siete sacramentos corresponden a todas las etapas y todos los momentos importantes de
la vida del cristiano: dan nacimiento (bautismo) y crecimiento (confirmación, eucaristía),
curación (reconciliación, unción de los enfermos) y misión a la vida de fe (matrimonio,
orden sagrado) de los cristianos (cfr CIC 1210).
49.
50. Los ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son realizados, significan y realizan las
gracias propias de cada sacramento, dan fruto en quienes los reciben con las disposiciones
requeridas (CIC 1131). El Espíritu Santo dispone a la recepción de los sacramentos por la
Palabra de Dios y por la fe que acoge la Palabra en los corazones bien dispuestos. Así los
sacramentos fortalecen y expresan la fe (CIC 1133). El fruto de la vida sacramental es a la
vez personal y eclesial. Por una parte, este fruto es para todo fiel, la vida para Dios en Cristo
Jesús. Por otra parte, es para la Iglesia crecimiento en la caridad y en su misión de
testimonio (CIC 1134)
51.

52. 6° Etapa: Formación de líderes


53. En la comunidad creyente, oor dinámica social, y a la vez por la fuerza del Evangelio,
surgen espontáneamente los líderes, cuyo oficio no será constituirse en personajes
especiales, sino capacitarse para ayudar al crecimiento del grupo, para que todos sus
miembros se realicen convenientemente. Son líderes aquellas personas, quizás mas
conscientes, o mas mentalizadas, mas despiertas, o de pronto mas capaces, que demuestran
poder convencer y conducir y su identidad es el servicio a la comunidad. A través de la
continua observación, el misionero podrá detectar estos líderes naturales. El verdadero
liderazgo no esta siempre unido a dotes especiales, aunque en determinados casos, estas
podrían reforzarlo. El misionero, al descubrir estos líderes, debe alentar las tareas de los
mismos y se valdrá de un programa pastoral especializado.
54.
55. Muchos de estos líderes podrán ser directamente evangelizadores. Otros, en tanto, realizarán
diversas tareas que a su vez ayuden a la promoción de la comunidad. Donde no se descubre
y educa de manera suficiente a los líderes, la comunidad se estanca y, lo que es peor, si por
causa alguna falta el misionero, decae y muere finalmente. Esta tarea de promover líderes
toca directamente con el apostolado de los laicos en general, aspecto esencial de la Iglesia.
56.

57. 7° Etapa: Los Ministerios


58. “Ministerio” significa “servicio”, del mismo modo que “ministro” quiere decir “servidor”.
En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles sintieron la necesidad de colaboradores
para diversas tareas de la comunidad. De allí surge el diaconado, proviene del griego y
significa igualmente servicio. Estos diáconos, se dedicaron a atender el servicio de los
necesitados, y así los apóstoles pudieron dedicarse de lleno a la predicación.

59.
60. En una comunidad recién nacida, pronto surge el deseo de avanzar por medio de
otros servicios: el de la caridad a favor de los necesitados, el de la enseñanza, que
refuerza la catequesis, el de la liturgia estrechamente ligado a las celebraciones del
culto, y muchos otros más.
61.
62. En la Iglesia, existen ministerios ordenados, que corresponden al episcopado (los obispos),
al presbiterado (los sacerdotes) y al diaconado (los diáconos), cuya tarea consiste en enseñar
la fe y presidir los sacramentos.
63.
64. Pero también existen otros ministerios que se dan a los laicos. Oficialmente, son dos estos
ministerios: el lectorado, que tiene como directa responsabilidad la proclamación de la
Palabra de Dios y su enseñanza en la comunidad, y el acolitado que se refiere a la
distribución de la Eucaristía.
65.
66. Aparte de estos dos ministerios oficiales, cada comunidad va organizando diversos servicios.
Entonces quienes presiden dicha comunidad, responsabilizan a algunos laicos de otras
tareas. Así, la comunidad avanza por una nueva etapa hacia la madurez, se consolida y
organiza.
67.

68. 8° Etapa: Vocaciones Específicas


69. Afirma el Concilio en su decreto Perfectae Caritatis que “ya desde los orígenes de la Iglesia
hubo hombres y mujeres que se esforzaron por seguir con más libertad a Cristo por la
práctica de los consejos evangélicos y, cada uno según su modo peculiar, llevaron una vida
dedicada a Dios. todos los que son llamados por Dios a la práctica de los consejos
evangélicos y fielmente los profesan se consagran de modo particular al Señor” (PC 1)
70.
71. Tanto el sacerdocio ministerial como la vida religiosa, son estados especiales en la Iglesia,
signos manifiestos de la madurez de una comunidad cristiana. La pastoral de líderes y el
despertar de los ministerios preparan el nacimiento de estas vocaciones específicas.
72.
73. Estas vocaciones específicas, serán los continuadores de la acción apostólica de los
misioneros. Gente de la propia cultura, comprenderá mejor la idiosincrasia de cada pueblo y
llevarán a la Iglesia particular a la madurez y a la expansión necesaria.
74.
75. La vida religiosa indica la madurez de las iglesias particulares. Los religiosos, al vivir el
Evangelio de una forma más comprometida, son signos de la presencia del Señor Jesús en
las comunidades cristianas. Anuncian el Reino de Dios por el servicio apostólico, según los
diversos carismas, y animan al pueblo de Dios, en orden a unos valores más excelentes (LG
44)
76.
77. Para llegar a esta meta, dentro de la evangelización y el servicio pastoral, se hace necesaria
una animación vocacional específica.
78.

79. 9° Etapa: Institución de la Jerarquía


80. La institución de la jerarquía, y esta con obispos del lugar, presenta una comunidad cristiana
conformada y madura. En este momento, se alcanza una meta superior, en cuanto a la
inculturación se refiere: a la cabeza de la Iglesia local se encuentra ya un pastor que
verdaderamente puede conocer sus ovejas. Afirma el Concilio que “la Iglesia profundiza sus
más firmes raíces en cada grupo humano, cuando las varias comunidades de fieles tienen de
entre sus miembros los propios ministros de la salvación en el Orden de los Obispos, de los
presbíteros y diáconos, que sirven a sus hermanos, de suerte que las nuevas Iglesias
consigan, paso a paso con su clero la estructura diocesana” (AG 16)
81.
82. Una jerarquía autóctona, es decir, propia de la Iglesia local, completa el proceso histórico de
la evangelización, desde su propia cultura, desde el aquí y el ahora de cada comunidad
creyente.

ARQUITECTURA DE LOS PUEBLOS CRISTIANOS


(METODOS DE CONSTRUCCION):

La arquitectura cristiana es casi tan variada como lo son las formas en que las comunidades de
creyentes se organizan para celebrar y comunicar su fe. En la Biblia no existe indicación alguna
sobre la forma que deben tener los templos cristianos ni sobre los elementos simbólicos o utilitarios
que deben contener. En realidad, el cristianismo nació sin tener siquiera en mente que habrían de
tener la necesidad de construir lugares especiales para desarrollar sus actividades. Hasta el siglo IV
la iglesia no construyó templos, y esto por diversas razones, entre las principales es que no tenía el
poder económico, político y social para hacerlo. Las primeras generaciones creían en el inmediato
regreso de Cristo y no se preocupaban por construir templos. El primer edificio que se reconoce en
la actualidad como una modificación y adaptación consciente para celebrar un culto cristiano, según
la investigación arqueológica, se encuentra en la ciudad de Dura-Europos, a las orillas del río
Éufrates, la que en el año 256 fue adaptada para celebrar la liturgia, incluyendo la realización de
bautismos, como lo atestigua la gran pila bautismal que contiene, a la cual se desciende a través de
varios escalones.

Los espacios construidos por la iglesia para actividades litúrgicas son una aparición muy tardía.
Desde que la Iglesia se convirtió en una fuerza social y política importante dentro de las estructuras
del Imperio Romano, lo que hizo fue tomar edificios ya existentes y adaptarlos a sus necesidades.
La forma más representativa a partir del siglo IV fue la basílica, que en su origen era una especie de
juzgado civil, aunque también cumplía otras funciones administrativas del Imperio. Adaptadas y
dispuestas interiormente con algunas modificaciones y mobiliario específico, las basílicas cumplían
bien los requisitos para ser usadas para actividades litúrgicas. Desde entonces el nombre basílica
entró el vocabulario arquitectónico como propio de las iglesias, pero en su origen, como su nombre
revela (basilikos, basileía: “gobernante”, “reino”), estaban al servicio de funciones de gobierno.

A partir del siglo V las iglesias cristianas empezaron un proceso de transformación paulatino, donde
los cambios formales obedecían principalmente a las tradiciones constructivas propias de cada
región y a las necesidades específicas de cada comunidad (por ejemplo: protección contra ataques,
densidad de afluencia a la misa, desarrollo de aspectos litúrgicos, etcétera). 

Con el inicio de la Edad Media, y hasta el siglo XIII aproximadamente, no hay un estilo
arquitectónico de mayor impacto en la arquitectura cristiana que el románico (Machado, 2001). Las
iglesias de este periodo generalmente son masivas, claras en su formalidad, con gran predominio del
muro espeso y sólido, con pocas ventanas. Son iglesias construidas en un mundo inestable, de un
cristianismo en expansión y al mismo tiempo a la defensiva, donde la liturgia acontece en un
espacio interior protegido, con poca luminosidad, y en un proceso creciente de simbolización y
ritualización de los actos litúrgicos.

El otro gran estilo medieval es el gótico, caracterizado formalmente por su verticalidad y


luminosidad. El gótico representa una diferente concepción de Dios, la vida y la liturgia, la cual es
producto a su vez de una nueva situación general de vida (Anaya Duarte, 1996). La plasticidad de
este estilo, sus portentos edificatorios y sus llamativos logros estéticos dan cuenta de un desarrollo
tecnológico importante y un cambio de mentalidad religiosa propia del cambio de época del primer
al segundo milenio. Para entonces la vida religiosa es el centro y la fuerza vital de Occidente, y la
liturgia cristiana y sus templos una de sus expresiones culturales más significativas.

TIPOS:

83. ARQUITECUTRA PROTESTANTE:

A pesar de la irrupción de la Reforma protestante, tuvo que pasar aún mucho tiempo para que
surgiera una arquitectura que se pudiera denominar protestante, es decir, una que reflejara en su
forma y organización espacial las concepciones teológicas, los cambios litúrgicos y las
circunstancias históricas distintivas de esta nueva expresión cristiana. Lo que sí se manifestó casi de
manera inmediata y que tuvo repercusiones en algunos aspectos visuales, fueron loscambios en las
representaciones pictóricas y escultóricascomo consecuencia de los debates teológicos y las
descalificaciones mutuas. La arquitectura cristiana había alcanzado ya en el siglo XV una gran
vitalidad formal y riqueza visual, tanto en la pintura como en la escultura. Y debido a la importancia
simbólica y medial de lo visual, es de entenderse que pronto ambos bandos beligerantes llevaran sus
ataques a este plano, unos defendiendo los usos y costumbres y otros atacándolos.

84. ARQUITECTURA EVANGÉLICA:

Para entender la arquitectura evangélica de América Latina es imprescindible tener una


noción mínima de la arquitectura protestante en la Inglaterra de la época de las migraciones
hacia América del Norte, ya que las iglesias protestantes que surgieron o se instalaron en
suelo americano, cuando construyeron sus templos lo hicieron siguiendo modelos
ingleses(Vidal Rojas, 2012). Las iglesias evangélicas que protagonizaron la evangelización
no católica de América Latina, en diferentes grados y con ciertos desfases de tiempo,
fueron principalmente las metodista, congregacionalista y bautista, las que por
lógicaejercerían también la mayor influencia en lo teológico y lo arquitectónico, tanto en el
medio evangélico, así como posteriormente en amplios sectores del pentecostalismo.

85. ARQUITECTURA PENTECOSTAL:

Si afirmamos que la arquitectura evangélica es tan variable como las denominaciones que la
conforman, la pentecostal lleva esta diversidad todavía más lejos y debido a las mismas
circunstancias: la extrema diversidad de tradiciones pentecostales existentes, exacerbada por los
múltiples contextos climáticos, socioculturales y religiosos donde se encuentran insertas estas
comunidades y ante los cuales su arquitectura con frecuencia se convierte en un manifiesto de
identidad y una forma de autoidentificación religiosa. Debido a esta variedad, también en este
apartado me conformaré con destacar sólo algunas de las invariantes más representativas de la
arquitectura pentecostal, sabiendo que no hay modelos puros que puedan considerarse
representativos.

3. CARACTERISTICAS DE LA IGLESIA DE SANTA SOFIA:

Santa Sofía se construyó entre los años 532 y 537, inmediatamente después de la destrucción
de la primitiva basílica constantiniana debido a un incendio que brotó durante la llamada
Insurrección de Nika, en el mismo año 532. 
Santa Sofía es una iglesia palatina construida junto al palacio imperial y como el emperador
quería realizar una construcción eminentemente grandiosa con el fin de manifestar así su
poder, mandó llamar a dos ingenieros especializados en construcciones militares porque se
consideraba que así podría ejecutarse una obra con más innovaciones técnicas que si la
dirigiese un arquitecto. Estos ingenieros fueron Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles. 
Trabajaron en este edificio más de diez mil obreros y sabemos, especialmente por Procopio,
que prácticamente todas las provincias del Imperio enviaron sus materiales más preciados
para la decoración de esta iglesia. El elemento más grandioso es su gran cúpula, pero se
hundió en torno al 550 y tuvo que ser reconstruida entre los años 558 y 562 por Isidoro el
Joven, sobrino de Isidoro de Mileto. 
Como característica fundamental, se trata de un edificio en el que se compatibilizan a la
perfección la tendencia basilical con su sentido dinámico y ritmo longitudinal y la tendencia
centralizada con la cúpula como elemento principal. La primera cúpula iba cubierta con un
mosaico de oro. La definitiva, al parecer, llevaba como decoración una enorme cruz. Parece
evidente que la iglesia de Santa Sofía no presentaba mosaicos figurativos. 
Las principales características estéticas de la basílica son: 
• Materiales ricos y exóticos que buscan el destello de las piedras y de las teselas de los
mosaicos con el fin de diluir la estructura arquitectónica y de crear un ambiente trascendente
que fuese manifestación de Dios y de su lugarteniente en la tierra, Justiniano. 
• Perfección técnica de la obra, irrepetible en la arquitectura del mundo Mediterráneo. 
El exterior es similar a la de los otros edificios de estilo bizantino: achaparrado, muy
voluminoso, donde destaca la cúpula pero no de manera estilizada, sino muy baja y con un
tambor poco desarrollado. Los minaretes son producto de la invasión turca. 
El interior es, sin embargo, soberbio. Se accede desde un atrio y tiene dos exonártex. La
planta es cuadrangular (70 x 77 metros aproximadamente), en la que hay dos ejes
perfectamente diferenciados: este-oeste y norte-sur. En el eje este-oeste es donde nos
encontramos con el planteamiento característico de una planta centralizada, pues está
presidido sobre una enorme cúpula que está levantada sobre pechinas y se soporta sobre
cuatro grandes pilares. Esta cúpula mide 32 metros de diámetro y está formada por 40
plementos curvos en cada uno de los cuales hay una ventana que ilumina directamente la
nave y que en determinados momentos del año y del día provoca el efecto "cúpula
colgante". 
Pese a la centralización, los ingenieros fueron capaces de desarrollar una serie de elementos
que hacen que impere el eje este-oeste hacia el ábside. Para ello, lanzan de pilar a pilar unos
muros que cubren totalmente las naves laterales y que forman arcos sujetos por pilares.
Además, debido al gran tamaño de la cúpula, tuvieron que transmitir los empujes a unas
semicúpulas que a su vez los transmiten a unos cuartos de cúpulas que hay en los extremos y
que tienen forma de nicho. 
Todo ello termina en un presbiterio formado por un tramo cubierto por bóveda de cañón y
una exedra semicircular cubierta por una bóveda de horno que al exterior se muestra
poligonal. Al otro extremo hay un tramo cubierto por una bóveda de cañón que da al nártex.
Las naves laterales están cubiertas por bóvedas de arista que alternan con tramos cubiertos
por bóveda de cañón, que coinciden con los contrafuertes. En el piso de tribuna la cubrición
se hizo a base de pequeñas cupulitas. Hay una gran diferencia de altura entre las naves
laterales y la central. 
La iglesia primitiva era prácticamente igual a la actual, por lo que se supone que lo que hizo
Isidoro el Joven cuando la cúpula primitiva se hundió fue agrandar los pilares para que no
volviera a ocurrir. 
Probablemente en el siglo VII u VIII se tuvieron que añadir unos enormes contrafuertes. La
decoración del interior se debe a reformas turcas, la decoración vegetal destaca de manera
especial.

4. ARQUITECTURA BIZANTINA (CARACTERISTICAS):

La arquitectura bizantina aparece ya formada en el siglo VI, en tiempo de Justiniano. Se


muestra continuadora de la tradición romana y paleocristiana con las aportaciones de
Oriente y de la herencia helenística, creando un arte de síntesis y, a su vez, original que
influirá en la Edad Media Occidental. Al monumentalismo, a los modelos  y a la
proporcionalidad de las construcciones grecorromanas, hay que de sumar las aportaciones
de esta civilización.

Principales características de la arquitectura bizantina.

Estas son las principales aportaciones de la arquitectura de Bizancio aplicadas a su edificio


más trascendente, la iglesia.
 1.- Una nueva valoración de la cúpula y de las estructuras abovedadas con un
carácter simbólico-religioso. La cúpula se convierte en el elemento principal de las iglesias,
es el centro y el culmen de la construcción. Se utiliza para cubrir el corazón del edificio en
las plantas centrales, pero también en los tramos de las naves centrales y laterales en otros
tipos de plantas. Es semiesférica como la romana y puede ser mostrada al exterior o no. 
Representa el espacio celestial sobre el cual reina Cristo, que  a menudo aparece en su clave
como Pantocrátor bendiciendo. La luz que ingresa por su tambor o por la misma curvatura
de la cúpula crea un efecto mágico como si estuviera suspendida flotando sobre nuestras
cabezas.
 2.- Para elevar a gran altura la cúpula, el arquitecto bizantino se vale de recursos
técnicos que superan a los alcanzados por los romanos. 
 Para aligerar el peso de las cúpulas sin disminuir su resistencia se utilizan materiales
como vasijas cerámicas huecas y mortero confeccionado con piedra porosa
(pómez).
 Sin embargo, por ligeras que fuesen las bóvedas, éstas creaban un empuje muy
fuerte. En Roma se optó por la fórmula más sencilla para sostenerlo: el hacer recaer
el apoyo de la cúpula directamente sobre los muros circulares u octogonales. Así
sucede en el caso del Panteón de Agripa-Adriano que aumentó el grosor de los
muros para contrarrestar el peso de una cúpula de 43 metros de diámetro. En
Bizancio, en cambio, se ideó un sabio reparto escalonado de pesos  permitiendo que
los muros se liberaran del protagonismo sustentante. En Santa Sofía de
Constantinopla encontramos el ejemplo más magnífico del nuevo sistema de
transmisión del peso de la cúpula a los gruesos pilares interiores a través de las
pechinas o de las trompas.
 El resto del peso recaía sobre bóvedas de cañón y semicúpulas, que a su vez podían
alejar el peso más allá a través de contrafuertes externos y exedras. El muro como
vemos ya no es importante y el arquitecto se permite realizar vanos en él. La
columna ejerce una tarea sustentante pero de elementos menores y ejerce más de
motivo decorativo. El capitel de la columna evoluciona del naturalismo corintio
hacia una abstracción vegetal en forma de cesto trabajada a trépano, sobre él  suele
añadirse una segunda pieza trapezoidal o cimacio.
Santa Sofía de Constantinopla. Interior. Apreciamos la gran cúpula central iluminada y el
sistema de pechinas (triángulos curvos que inscriben el círculo en el cuadrado). Tanto la
base de la cúpula, como los muros y las semicúpulas han sido horadadas para dejar pasar la
luz. Las columnas sólo sostienen las tribunas laterales y actúan más de elementos
decorativo que con una función sustentante. El verdadero sistema de sostén es la
combinación de pechinas, pilares, bóvedas de cañón y semicúpulas/exedras. El volumen de
espacio abierto ininterrumpido creado por este sistema es apabullante.

1. 3.- La arquitectura bizantina también deslumbra por su lujo, que se manifiesta en la


decoración polícroma del interior de las iglesias. No es así en su fachada exterior, cuyos
materiales más pobres son mostrados sin ningún recato. En el interior, sin embargo, se
oculta el  ladrillo, la mampostería y el hormigón con magníficos mosaicos, frescos  y
mármoles de colores. Algunas antiguas iglesias, como Santa Sofía(Véase foto superior)
o Santa Irene de Constantinopla (véase foto inferior), fueron reconvertidas en mezquitas
perdiendo parte o totalmente su decoración iconográfica, por lo que se hace difícil entender
la policromía que inundaba cualquier lugar de la iglesia.
Santa Irene de Constantinopla. La cúpula central sostenida sobre pechinas y bóvedas de
cañón. Ha perdido toda su decoración.

Ábside de la catedral de Monreale, Italia. Espectacular efecto de los mosaicos dorados.

1. Para poder ilustrar que significaba este exceso decorativo o horror vacui, hay que
recurrir a ejemplos italianos (iglesias de San Vital y San Apolinar Nuovo y en Clase de
Rávena, la catedral de San Marcos de Venecia o las iglesias sicilianas como la catedral de
Monreale) o a pequeñas iglesias de monasterios griegos o eslavos.
Iglesia del monasterio de  Hosios Lukas. De arriba a abajo: Pantocrátor con virgen, ángeles
y santos como intercesores en la cúpula. Natividad en una de sus trompas que todavía
conserva el mosaico original del siglo XI. Ábside con Teothokos. Iconostasis con iconos.
Mármol de colores veteado en el zócalo y primer piso.

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