El documento presenta 10 criterios didácticos para motivar a los estudiantes en el aprendizaje. Estos incluyen transmitir contenidos relevantes, apelar a los códigos y lenguajes de los estudiantes, incluir la emoción, comunicarse de forma personalizada y retroalimentar, trabajar desde lo concreto, dar oportunidades para la participación activa, promover la participación en grupo, estimular la investigación de ideas personales o sociales, dar oportunidades para la autoevaluación, y mantener la coherencia entre lo dicho y hecho.
El documento presenta 10 criterios didácticos para motivar a los estudiantes en el aprendizaje. Estos incluyen transmitir contenidos relevantes, apelar a los códigos y lenguajes de los estudiantes, incluir la emoción, comunicarse de forma personalizada y retroalimentar, trabajar desde lo concreto, dar oportunidades para la participación activa, promover la participación en grupo, estimular la investigación de ideas personales o sociales, dar oportunidades para la autoevaluación, y mantener la coherencia entre lo dicho y hecho.
El documento presenta 10 criterios didácticos para motivar a los estudiantes en el aprendizaje. Estos incluyen transmitir contenidos relevantes, apelar a los códigos y lenguajes de los estudiantes, incluir la emoción, comunicarse de forma personalizada y retroalimentar, trabajar desde lo concreto, dar oportunidades para la participación activa, promover la participación en grupo, estimular la investigación de ideas personales o sociales, dar oportunidades para la autoevaluación, y mantener la coherencia entre lo dicho y hecho.
El documento presenta 10 criterios didácticos para motivar a los estudiantes en el aprendizaje. Estos incluyen transmitir contenidos relevantes, apelar a los códigos y lenguajes de los estudiantes, incluir la emoción, comunicarse de forma personalizada y retroalimentar, trabajar desde lo concreto, dar oportunidades para la participación activa, promover la participación en grupo, estimular la investigación de ideas personales o sociales, dar oportunidades para la autoevaluación, y mantener la coherencia entre lo dicho y hecho.
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10 criterios didácticos para la motivación
1. Transmitir contenidos relevantes y valiosos.
La enseñanza, en cualquiera de sus formas y orientaciones, es siempre un acto de transmisión de contenidos culturales. Vale la pena aprenderlos para la vida y las prácticas, porque nos hace mejores. Se aprende mejor si comprendemos el relato de los abuelos, para entender el pasado y la propia identidad de los jóvenes. Otras veces se requiere entender cómo las herramientas conceptuales y culturales ayudan a enfrentar mejor el presente y el porvenir. O para comprender el valor de los aprendizajes para intervenir en la construcción de un presente mejor, sea para el individuo o para el grupo social. Facilitar a los estudiantes la crítica y el valor por lo que a aprender. La motivación por el contenido no se impone, es necesario analizar y discutir con los alumnos el valor del contenido que se espera enseñar. 2. Apelas los códigos y lenguajes de los estudiantes. La enseñanza siempre implica una relación, una interrela-ción y una comunicación entre quien enseña y quienes aprenden, intercambiando sus ideas, concepciones e intereses. Por esto, requiere incorporar las formas de expresión a través de las cuales los jóvenes construyen hoy sus identidades y que son generalmente ignoradas por las escuelas. el lenguaje y los códigos expresivos de los alumnos deben ser reconocidos, para avanzar hacia nuevos códigos y conceptos. los lenguajes de la cultura visual (el cine y la televisión), las expresiones de la música y los deportes, y de la cultura interactiva (tecnologías de la comunicación). 3. Incluir la emoción en la enseñanza Interesarse y esforzarse por aprender implica poner en marcha la emoción, los sentimientos. La emoción en la enseñanza no se circunscribe a una materia de enseñanza determinada (artística o literatura). Incluir la emoción impulsa la motivación. Implica: Plantear desafíos en lugar de transitar los mismos caminos (rutinas). Incluir los intereses de los alumnos. Apostar a que imaginen ideas y proyectos propios. Apoyarlos para superar el miedo y la inseguridad. Facilitar distintas formas de expresión y representación de sus ideas y sentimientos. Reflexionar y discutir acerca de valores sociales y el uso del conocimiento. 4. Comunicarse en forma personalizada y retroalimentar Intercambio personalizado: cada uno de los alumnos no es un número más en el conjunto, sino una persona con sus problemas, necesidades, reflexiones y logros individuales. Ello supone: Conocer a los alumnos y llamarlos por su nombre. Dialogar en forma personalizada. Apoyar sus esfuerzos y dar seguimiento a sus dificultades. Valorar sus intereses. Darles "pistas" para la mejora de sus actividades. 5. Trabajar desde lo concreto y los problemas concretos. La enseñanza motiva si se trabaja sobre lo concreto, sea lo que nace del contacto con lo sensible del medio, sea de la experiencia, de la mediación de las informaciones, de la imaginación. Se propone: Partir de la experiencia. Involucrar el análisis de problemas concretos. Incorporar las narrativas, los relatos, testimonios o ejemplos (Jackson, 1998). Visualizar la conexión entre un acto y sus consecuencias. Incorporar, siempre que sea posible, la experimentación directa y, cuando no, las simulaciones. 6. Dar al alumno la oportunidad de implicarse activamente en las tareas. los estudiantes deben involucrarse activamente en la enseñanza. También eligiendo temas o problemas que deseen estudiar o profundizar. Esto supone: Investigar, exponer, observar, entrevistar, participar en simulaciones, etc., en lugar de escuchar, completar fichas o intervenir en discusiones rutinarias (Raths, 1980). Elegir temas o problemas de profundización o lecturas. Tomar decisiones durante las actividades de aprendizaje y ver las consecuencias de sus elecciones. 7. Promover la participación con otros El interés y e! compromiso con las tareas es mayor si se desarrolla la participación del estudiante en grupos de aprendizaje. El aprendizaje, más que ser transmitido o internalizado, se transforma en construido (apropiado) en forma conjunta y distribuido entre los que participan, más que poseído individualmente. 8. Estimular a los alumnos para que se comprometan con la investigación de ideas o problemas personales o sociales. 9. Dar oportunidad para evaluar avances y mejoras, así como propios errores. La autoevaluacíón del proceso de aprendizaje debería ocurrir con frecuencia, involucrando al alumno en el seguimiento de los propios progresos y dificultades. Ello contribuye a comprometerlo, a la revisión de sus metas y necesidades, y a fortalecer su aprendizaje permanente. 10. Mantener la coherencia y nunca proponer algo que luego resulte contrarío o contradictorio con lo que efectivamente se hace. Las contradicciones son rápidamente percibidas por los estudiantes y ello lleva a disminuir notablemente la responsabilidad, el interés y el compromiso con las tareas, generándose un sistema de complicidades para beneficiarse con ello y superar las evaluaciones con el mínimo esfuerzo personal. Mantener la coherencia en las palabras y decisiones didácticas es una pre-condición para sostener la confianza en las interacciones y generar el interés por participar en el aprendizaje.
informe de lectura sobre: “Pineau, P. (1998). ¿Por qué triunfó la escuela? o la modernidad dijo: “Esto es educación”, y la escuela respondió: “Yo me ocupo”. En VV.AA. Modernidad y Educación. s/e, pp. 306-331.
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