Caso Interbolsa

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INTRODUCCION

La comisionista de valores Interbolsa S.A., fue hasta el 31 de octubre del 2012, la principal
corredora de bolsa del mercado bursátil en Colombia, antes de ser intervenida por la
Superintendencia Financiera. Este cambio se originó debido a las diferentes manipulaciones
realizadas por parte de la institución al infringir y evadir los estándares, normas y controles
obligados aplicar.

Como expone (Giraldo, 2012), Juan Pablo Córdoba, entonces presidente de la Bolsa de
Valores y miembro de la junta directiva de Interbolsa, había asegurado que el caso de
Interbolsa era una situación que se veía venir. Por ende, las señales de alerta que se habían
emitido por los indebidos manejos financieros que estaban efectuando los directores de esta
institución, no fueron interpretados o acudidos por las entidades competentes como la
Superintendencia Financiera, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) o
Grant Thornton Ulloa Garzón, ésta última encargada de la revisoría fiscal, faltando así al
cumplimiento de sus funciones, además de las multinacionales de auditoría y contabilidad
que participaron en las empresas implicadas, y las entidades calificadoras que brindaron
confianza y certidumbre a los inversionistas.

Una de las instituciones encargadas de controlar y vigilar desde el marco contable, que lo
realizado por la comisionista de valores se encontrara dentro de los diferentes marcos legales
que la cobijaban, era la filial Grant Thornton Ulloa Garzón, quien estaba delegada para
cumplir con las obligaciones o deberes de la figura del revisor fiscal. Esta institución falló
dado que los controles establecidos no fueron interpretados en el tiempo correcto, además,
como expone (Moreno, Tavera Farfán, & Guerrero Salvador, 2013) el mercado financiero y
los movimientos de la bolsa de valores son impredecibles, es decir, tienen un nivel de
incertidumbre, y la revisoría fiscal no tiene las herramientas o métodos para predecir el
comportamiento de las inversiones, pero tenía la responsabilidad de revelar y fiscalizar las
transacciones entre partes interesadas en las cuentas con los proveedores y clientes, como el
fondo Premium Capital Appreciation, con los cuales Interbolsa estaba realizando las
diferentes transacciones desde tiempo atrás y con los cuales se estaban cometiendo las
diversas triangulaciones de inversión, esta empresa auditada por la firma Ernst & Young
(Dinero, 2012).

Otro aspecto relevante en el fraude financiero de Interbolsa S.A., es la evidente ausencia de


los principios éticos en las partes involucradas, faltando al cumplimiento de sus obligaciones
y responsabilidades con los inversionistas y la sociedad, dado que, al realizar diferentes
manipulaciones de los fondos de inversiones, estos recursos fueron desviados hacia mayores
riesgos. Además, la alteración de los resultados en los estados financieros revelando una
solidez y solvencia económica que no existía (El Tiempo, 2015). Al no encontrarse la
presencia de una moral idónea por parte de los administradores, se evidencia la toma de
decisión sobre la aplicación de la contabilidad creativa, con el fin de alterar la realidad
económica y así revelar una idónea situación financiera a los usuarios de la información, es
decir, la información era asimétrica, porque los administradores tenían un mayor
conocimiento sobre lo que en realidad estaba sucediendo al interior y exterior de la
organización.
El fraude cometido por los administradores de la comisionista Interbolsa S.A. ha sido el de
mayor relevancia para la bolsa de valores de Colombia. Siendo este un caso relevante para
comprender dónde estuvieron las falencias; además de interpretar la incidencia que tuvo la
contabilidad para facilitar la ejecución de las diferentes maniobras de característica
discrecional o no. Lo anterior se plantea con el fin de permitir que la profesión contable
pueda tomar elementos para el análisis académico y crítico de los conflictos económicos y
financieros de la sociedad.

El proceso de Interbolsa establece una relación estrecha con la contabilidad, auditoría y


revisoría fiscal, dejando entrever varios interrogantes, que podrían servir para el estudio
académico de las instituciones de control, a los estándares y normas de auditoría y
contabilidad, posibilitando el análisis y cambios al sistema legal en Colombia.

El método de inferencia inductiva es el más acorde para aplicar, dado que se parte de lo
particular a lo general, es decir, a partir del caso del fraude presentado en Interbolsa, se logra
inferir desde diversas teorías, cuáles fueron las posibles causas que conllevaron a que se
realizaran las múltiples manipulaciones con la información financiera de la organización. La
hermenéutica permitirá revisar cómo intervienen las teorías y las instituciones en los
incentivos que llevaron a que se dieran los comportamientos dados.

Se evidencia que, para el caso de Interbolsa S.A., hay una escasez de investigaciones
rigurosas por parte de la academia contable en Colombia, ya sea por medio de trabajos de
grado, artículos o ensayos, con el fin de lograr comprender e interpretar las maniobras de las
partes involucradas y permitir que exista una huella ante la sociedad desde el aporte de la
academia. Además, esto proporciona facilidad para establecer las falencias, ya sea en los
estándares, la regulación, los diferentes controles que establecen las instituciones y
organizaciones implicadas y lo más importante, la identificación de las causas y posibles
correctivos de una cultura ética y moral basada en demostrar hechos ficticios.
EL CASO DE INTERBOLSA

En 1990, Rodrigo Jaramillo, un ingeniero químico, toma la decisión de apostarle al mercado


bursátil en la antigua Bolsa de Valores de Medellín, creando así la empresa Interbolsa S.A.,
(Caracol Radio, 2012) esta organización se dedicaría al estudio del mercado, además de
captar clientes que deseen invertir, con el fin de obtener una comisión y crear productos
propios para volver a invertir (kienyke, 2012). Con la ayuda de su hijo Tomás Jaramillo,
influenciando a finales del año 1997, aparece Juan Carlos Ortiz, un economista de la
Universidad Javeriana expulsado de la antigua Bolsa de Valores de Bogotá, debido a que se
encontraba sancionado por un periodo de 10 años por la Superintendencia de Valores a causa
de diversos movimientos ilegales (El País, 2015).

A pesar de haber sido sancionado como corredor en la Bolsa de Valores de Bogotá, se


traslada a la antigua Bolsa de Valores de Medellín, y por medio de Interbolsa empieza a
realizar operaciones bursátiles, cuestión que fue en su momento debatida, pues las sanciones
que se le habían impuesto anteriormente, no se ejecutaron o tuvieron vigencia a nivel
nacional. Según Juan Carlos en la entrevista del programa La República del 9 de noviembre
de 2012, llega influenciado por la familia Jaramillo, junto a otros cinco socios y obtienen el
50% de Interbolsa, siendo cada uno propietario de un 8,33%, comprándola de manera
financiada (Ortiz, 2012).
El 22 de mayo del 2000, los socios Tomás Jaramillo y Juan Carlos Ortiz, crean en Curazao
(paraíso fiscal) el Fondo Premium Capital Appreciation Fund, con el cual se permiten
realizar una variedad de triangulaciones de capital, además de no revelar información sobre
los capitales de inversión, evitando la revelación fiscal de capitales (El Espectador, 2012). El
Fondo Curazao era administrado por la empresa Eclipse Management, Amicar Fund, la cual
se encargaba de los registros y cálculos del fondo y era auditada por Ernst Young una de las
4 firmas auditoras más grandes del mundo, empresa que además es revisora fiscal de la
empresa Fabricato a partir del año 2012, donde anteriormente estaba Price Waterhouse
Coopers.

Esta empresa, al igual que las firmas internacionales Amicorp Fund Services y Ernst &
Young, desligadas del andamiaje estructurado por los principales dueños de Interbolsa,
facilitaron a Premium Capital Appreciation Fund, la posibilidad de operar en Curazao, sobre
la base de requerimientos legales concretos. De esta manera, mientras Eclipse Management
quedó como director responsable del fondo, Amicorp Fund Services quedó como
administrador responsable de los cálculos financieros y el registro de las actividades, y Ernst
& Young de la tarea legal de auditar las cuentas. (El Espectador, 2012).

El historial de Juan Carlos Ortiz en la antigua bolsa de valores de Bogotá, no le permitió


continuar operando en el mercado bursátil colombiano, al menos directamente, al momento
en que se fusionaron la tres principales bolsas de valores de Colombia, “para 2001, al
fusionarse las tres bolsas -Bogotá, Medellín y Occidente- en la Bolsa de Valores Colombia,
hubo protestas por la presencia de Ortiz y este salió de Interbolsa, aunque para ese momento
seguía siendo uno de los grandes accionistas” (Semana, 2012). El fondo Premium, para esa
fecha, tomaba capitales con oficina en Bogotá, que trasladaba Curazao, y los devolvían a
empresas colombianas, entre ellas a Interbolsa, mientras los inversionistas pensaban que sus
inversiones estaban seguras en el exterior (Donadio, 2013). Este tipo de inversiones se
realizaba sin el control respectivo de la DIAN, ni de la Superintendencia Financiera, lo cual
limitaba su respectiva vigilancia. Juan Ricardo Ortega, director de la DIAN, dijo que “a
través de Premium se habría configurado una evasión de impuestos por 50 millones de
dólares y habló de sanciones del 160% a los que no hubieran declarado los rendimientos”.
(Donadio, 2013, p. 57).

Interbolsa, que salía en las noticias como una de las empresas más fructíferas e importantes
de Colombia antes de su caída, “esta firma bursátil, la más grande del país, está a la espera
del visto bueno final de la Superintendencia Financiera, para la adquisición de la firma
Inversionistas de Colombia” (Dinero, 2006), además, la certificadora BRC Investor Services
S.A., en su seguimiento semestral certificaba su calificación como doble AA, y a partir del
año 2009 como AA+, cuestión que se evidencia el 19 de enero de 2012 cuando califica la
emisión de bonos por 120.000 millones como AA+. Aunque algunos textos y reportajes
mostraban problemas de intervención de la Supervalores a Interbolsa para el año 2002, (El
Tiempo, 2002) que al parecer no fueron profundizados.

Las investigaciones se extienden a dos asuntos adicionales, la manipulación de las acciones


de la propia firma utilizando a sus empleados, y el uso de un crédito obtenido con el respaldo
de una empresa panameña, utilizado para simular una capitalización (Franco Ríz, 2009)
Interbolsa desarrolló actividades donde triangulaba las inversiones y los ahorros, realizando
autopréstamos entre entidades, sin revelar a los ahorradores ni a las entidades de control
información detallada sobre sus operaciones. Esta triangulación era realizada entre las
empresas de Interbolsa, Premium, Fabricato, Invertácticas, entre otras.

Básicamente la triangulación consistía en una serie de préstamos de hasta $50.000 millones


que habría hecho Interbolsa Sociedad Administradora de Inversión (SAI) — grupo que
manejaba todo el dinero de los inversionistas de la comisionista— a empresas relacionadas
con los implicados en el escándalo, como Coltejer S.A., Easyfly Colombia, Tribeca Oil and
Gas Inc., Negocios Estructurados S.A., Asset Trust & Corporations Services Inc., Porthos
Inmobiliaria S.A., Diana Corporación S.A. (Dicorp) y Valores Incorporados, organizaciones
que finalmente terminaban invirtiendo esos recursos en Interbolsa Holding (El Espectador,
2014).

De toda esa radiografía, quedaría en evidencia que Tomás Jaramillo y Juan Carlos Ortiz
controlaban el Fondo Premium de Curazao y movían dineros que en últimas no eran otra
cosa que “autopréstamos”. Incluso más allá, al ser accionistas de Interbolsa Holding “tenían
información privilegiada de Premium”. Otra de las conclusiones del reporte conocido por El
Espectador y hoy analizado por la Fiscalía, es que todas las decisiones sobre inversiones de
Premium “debían estar avaladas por Rodrigo Jaramillo y Jorge Arabia, directivos de
Interbolsa Holding” (El Espectador, 2012).

Interbolsa, quien administraba las inversiones que enviaban los ahorradores al Fondo
Premium, era auditada por Grant Thornton Ulloa Garzón & Asociados Ltda., filial de la sexta
multinacional más grande del mundo Thornton Ulloa International, (Accountancyage, 2013).
Según el liquidador, desde el 2008 hasta el 2012, “la información contable de la comisionista
presentó deficiencias significativas que implican posibles violaciones de las normas
generales de contabilidad” (El Tiempo, 2014), el auditor desvía las responsabilidades a los
administradores, determinando que fue problemas de operación y gestión. El liquidador
“agrega que sus estados financieros inducen a un error sobre las verdaderas condiciones
contables de Interbolsa. Por eso, está pidiendo declararlos civilmente responsables por los
perjuicios. Además, que sean inhabilitados para ejercer el comercio y el cargo de revisor
fiscal” (El Tiempo, 2014).

En el año 2006, el italiano Alessandro Corridori llega como un atractivo inversionista que
supuestamente viene de la bolsa de valores de Milán, vinculado a Parmalat y al grupo
Allianz, relaciones comerciales que posteriormente son refutadas por estas empresas.
(Dinero, 2012). “Luego, a finales de 2009, apareció un proyecto que Corridori puso en la
mira: Fabricato” (Donadio, 2013), empresa que se encontraba en una frágil situación de
control, dada su estructura económica atomizada, que además se especulaba la posibilidad de
ser adquirida como estrategia en el mercado internacional textil. (El Dinero, 2011). Esto
llevó a que las acciones adquiridas por Corridori fueran colocadas a través de una figura
llamada repos, avalada por la empresa Interbolsa; estos son préstamos que pone como
garantía los activos, en este caso las acciones; los préstamos eran utilizados para comprar
más acciones de Fabricato, lo que mostraba una alta liquidez comercial de la acción, además
de ponerla atractiva y aumentar exageradamente su valor, lo que permitía a Corridori recibir
mayor préstamo sobre las acciones.

La operación se repite durante año y medio, tiempo en cual adquiere 20% de las acciones de
la textilera y se convierte en su mayor accionista. Por esta vía, el inversionista italiano logra
conseguir miles de millones de pesos a través de Interbolsa para comprar acciones de
Fabricato” (Donadio, 2013).

Interbolsa mantiene un crecimiento constante, y se fortalece con la compra en el año 2010 de


otras corredoras “en el Diario Oficial de Brasil se publicó la decisión del Gobierno de ese
país, a encaminar la autorización de la transferencia del control societario de la compañía
Finabank Corretora de Câmbio y Títulos y Valores Mobiliarios Ltda., a la compañía
colombiana Interbolsa S.A. La entidad en adelante se denominará Interbolsa do Brasil, será
filial de Interbolsa S.A. y formará parte del Grupo Empresarial Interbolsa” (El Colombiano,
2010), además se integra a los mercados internacionales como corredor de talla mundial
“Interbolsa Investment Management LLC, fue aprobada como Registered Investment
Adviser (Administradora de Inversiones) ante la US Securities and Exchange Commission
(SEC) en los Estados Unidos” (Dinero, 2010). Lo que determina que el control de Interbolsa,
no se hacía solo por organismos nacionales, sino también internacionales como la SEC.
(Portafolio, 2010).

El 1 de noviembre, Vladimir Flórez, caricaturista de la revista semana anunció “Al parecer


Interbolsa trata de que Davivienda lo adquiera para salvarse de un cierre”, desmentido
posteriormente por Rodrigo Jaramillo Correa, el cual plantea la posibilidad de demandarlo
por pánico económico. (Donadio, 2013, p. 13).

Aunque la calificadora BRC Investor Services, el 19 de enero de 2012, le otorgaba una


calificación AA+, a la emisión de bonos ordinarios de Interbolsa; el 31 de octubre del 2012,
se declaraban ilíquidos “La Superintendencia Financiera de Colombia tomó posesión hoy de
la firma comisionista Interbolsa, debido a que ésta manifestó que tiene problemas de
liquidez. A partir de ahora, la firma tendrá dos meses (con opción de pedir una prórroga de
dos meses más) para ver si podrá continuar con su función social, o si por el contrario deberá
ser liquidada” (Contrapunto, 2012), hasta ese momento todavía se mostraba como un
problema solucionable “la Superintendencia Financiera, con su agente especial, administrará
los bienes de Interbolsa. Hernández aclaró que las acciones administradas por Interbolsa no
van a tener problemas, porque se encuentran custodiadas por Deceval, lo cual quiere decir
que las inversiones no están en riesgo” (El Espectador, 2012), pero posteriormente se
cuestionan sus actuaciones en las diferentes triangulaciones que desarrollaban y la dificultad
de los bienes en posesión para respaldar las deudas (El Espectador, 2012).

Pero Manrique, asegura que es otra víctima de este escándalo bursátil y que tiene cómo
probar que Corridori e Interbolsa realizaron transacciones sin su autorización y que, incluso,
se le falsificó su firma para ejecutarlas… Por ejemplo, dice que tienen cómo probar que
Corridori alteró sus datos y direcciones para que no se enterara de los movimientos
irregulares de su portafolio” (El Tiempo, 2013).
El declive de Interbolsa por manipulación y fraude de información, para el manejo de los
ahorros e inversiones de terceros, en beneficio de la avaricia de unos cuantos, muestra las
debilidades de los organismos controladores, de auditoría, de Supervalores, Superintendencia
Financiera, del marco penal para interpretar estos delitos, el marco contable y de auditoría; y
demás cantidad de elementos que deberían analizarse con rigor.

El liquidador, Alejandro Revollo, le cuenta a Juan Gossaín: “Me siento en la obligación


moral de decirle que abra los ojos, porque la versión que está circulando en Bogotá es que el
señor Juan Carlos Ortíz, uno de los implicados en el escándalo de Interbolsa, está operando
otra vez a través de un fondo de capital privado radicado en Costa Rica. Es él quien está
detrás de la reciente compra de empresas como Bogotá Beer Company y acciones del equipo
de fútbol Millonarios. Además, está comprando participaciones a los accionistas pequeños de
Premium, que es parte fundamental en el escándalo de Interbolsa. Esos pequeños accionistas
temen perder lo que invirtieron, y si tenían 50 y les ofrecen 10, en su desesperación, los
aceptan”. Comprándoles a menos precio a esos chiquitos, Ortíz insiste en hacerse con el
control de Premium. Además, si saca a esos chiquitos, que son la mayoría, evita que hagan
parte del proceso penal y así bloquea el proceso. (El Tiempo, 2014).

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