Angeles Renegados 01 A Touch of Crimson Trad

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 607

A touch of Crimson

Sylvia Day
http://myadiccionperfecta.activoforo.com/

"A Touch Of Crimson hará temblar a los lectores con un mundo nuevo e

impresionante, un héroe de sangre caliente y poderoso, un héroe patea


traseros.

¡Esta es Silvia Day en la cima de su juego!" -Larissa Ione, New York


Times autora

del bestseller Eternal Rider.

"Ángeles y demonios, vampiros y licántropos, todos preparados, frente a


una

intrigante historia en un mundo que engancha desde la primera página.

Balancear amor y romance, humor y sensualidad caliente, Silvia Day


deslumbra

narrando historias. No puedo esperar para leer más sobre esta liga de sexis,

peligrosos ángeles guardianes y el fascinante mundo que ellos habitan. ¡A


Touch Of

Crimson es un festín para los amantes de lo paranormal!"

-Lara Adrian, New York Times, autora del bestseller de Taken By


Midnight

"A Touch Of Crimson explota con pasión y calor. Un ángel sexy dispuesto
a

morir por una heroína valiente hacen de la lectura excitante."


-Cheyenne McCray, New York Times, autora del bestseller Vampires Not
Invited.

"Sylvia Day gira en una aventura magnifica en A Touch Of Crimson


combinando

una narración valiente, emocionante con lirismo a la alza. Adrián es mi


tipo de

héroe favorito-un alfa-un ángel muy masculino determinado a ganar el


corazón de

su heroína; Lindsay, mientras la protege de su enemigo letal. Lindsay es


una mujer

valiente, simpática con habilidades paranormales propias, así como una


dedicación

a proteger a la humanidad contra la raza de monstruos demoniacos. Este es

definitivamente un libro para ser tu guardián propio." -Angela Knight, New


York

Times, autora del bestseller Master Of Shadows.


Elogios para Silvia Day
escritos como S. J. Day

"Grandes personajes y magnifica narración en un recorrido que aumentara


la

adrenalina de tu sangre. Te mantendrá leyendo todas las noches."

-Patricia Briggs, autora No. 1 de bestsellers del New York Times.

"Emocionantes aventuras en un mundo tenso de ángeles y demonios,

mantendrán al lector cautivo." -Publishers Weekly

Mi agradecimiento a Danielle Pérez, Claire Zion, Kara Welsh, Leslie


Gelbman

y a todo el mundo de NAL por todo el entusiasmo que mostraron por mis

Renegade Angels desde su aparición hasta la publicación.

Una sugerencia de mi sombrero Beth Miller para todas las pequeñas


cosas.

Un grito a Erin Galloway por su aportación y solo por ser ella. Gracias al

departamento de arte por las concesiones a mis deseos. Tony Mauro en el


diseño

de mí portada.

Tengo un loco amor por Tony Mauro y sus inflexiones de cabeza. La obra
de

arte patea traseros de Adrián. Estoy muy agradecida por las muchas
maneras en
que me permitió usar su arte para compartir la historia de Adrián.

Gracias a Monique Patterson por alimentar mi musa. Muchísimas gracias


a

Shayla Black y a Cynthia D'Alba por leer los primeros borradores de esta
historia

y ayudarme a tirar de ella juntas. Mucho amor a mi amiga Lora Leigh, a la


que

Lindsay/ Shadoe dio homenaje.

Lara Adrián, Larisssa tone, Angela Knight y Cheyenne Mc Cray son


mujeres

muy ocupadas, sin embargo, ellas generosamente pasaron parte de su


precioso

tiempo leyendo la historia de Adrián y Lindsay. ¡Muchas gracias, señoras!


Estoy

muy agradecida.
Glosario
CAMBIO - el proceso sufre un mortal al convertirse en un vampiro.

FALLEN-los Vigilantes después de haber caído de la gracia. Han sido


despojados

de sus alas y de sus almas, dejándolos como bebedores inmortales de


sangre que no

pueden procrear.

LICÁNTROPOS- un subgrupo de los caídos que se salvaron vampirismo


por

aceptar ser los centinelas. Fueron transfundidos con sangre de demonio,


que les

restauró su alma, pero los convirtió en mortales. Pueden cambiar de forma


y

procrear.

MINION-Siervo, el mortal que puede ser transformado en un vampiro por


uno

de los Caídos. La mayoría de los mortales no se ajustan bien y les da rabia.


A

diferencia de los Caídos, no pueden tolerar la luz del sol.

NAFIL—singular de Nefalim.

NEFALÍM-los niños de padres: mortal y un Observador. Su manera de


beber

sangre contribuyo e inspiro a el castigo vampírico de los Caídos o Fallen.


("ellos mismos se volvieron contra los hombres, a fin de devorarlos" —
Enoch

7:13)

("no habrá comida ellos serán comidos y estarán sedientos" — Enoch


15:10)

CENTINELAS- unidad de élite de operaciones especiales de los Serafines,


tienen

la tarea de hacer cumplir el castigo de los Vigilantes.

SERAFIN singular de los Serafines.

SERAFÍNIES—más alto rango de un ángel en la jerarquía angelical.

VAMPIROS— el término que engloba tanto a los Caídos o Fallen y sus


Sirvientes

o Minions.

VIGILANTES -doscientos ángeles Serafines enviados a la tierra en el inicio


de

los tiempos para observar a los mortales. Violaron las leyes al tomar a los
mortales

como compañeros, fueron castigados con una eternidad en la tierra como


vampiros

sin posibilidad de perdón.

Ve y dile a los Vigilantes del cielo, que han desertado del alto cielo y de su
santo

estado de eternidad,que han sido contaminados con mujeres y lo han hecho


como

las hijas de los hombres lo hicieron, al tomar a sus esposas y que han sido

corrompidos en la tierra; y en la tierra, nunca obtendrán paz ni la


remisión de

sus pecados. Ellos no se regocijaron en sus hijos; verán a masacre de sus


seres

queridos; se lamentarán por la destrucción de sus hijos y pedirán por


siempre;

pero no obtendrán misericordia ni paz.

El libro de Enoch 12:5-7

Capítulo 1

—Phineas está muerto.

El pronunciar esto, era como un golpe físico para Adrián Mitchell.


Agarrado del

pasamano para contrarrestar su agitada compostura, estaba en el hueco de


la

escalera y veía al Serafín quien ascendía para ponerse al corriente con él.
Con la

retransmisión de las noticias, Jasón Taylor avanzo al antiguo rango de


Phineas,

ahora era el segundo al mando de Adrián.

—¿Cuando? ¿Cómo?

Jasón fácilmente se mantenía al día con el ritmo inhumano de Adrián


cuando
ellos se acercaban al techo.

—Hace como una hora. Nos llamaron que hubo un ataque vampiro.

—¿Nadie se dio cuenta de un vampiro a corta distancia? ¿Cómo mierda es


eso

posible? —Esa fue mi pregunta. Envié a Damien a investigar.

Llegaron al último rellano. El guardia Lycan estaba en frente de ellos


abriendo

una pesada puerta de metal y Adrián deslizo sobre sus ojos, unas gafas de
sol antes

de entrar al Arizona Sunshine1.

Vio al guardia retroceder y quejarse del calor como horno, entonces


escucho un

gruñido de queja de un segundo Lycan, quien cerraba la marcha.

Como criaturas de instintos básicos, eran susceptibles a los estímulos


físicos a

los que los Serafines y los Vampiros no lo eran. Adrián no sentía toda la

temperatura; la perdida de Phineas le había helado la sangre.

Un helicóptero lo esperaba en la plataforma frente a ellos, el zumbido de


las

hojas que producía con el aire era opresivamente seco y arenoso. Su lado

redondeado estaba adornado con dos logotipos de alas de aeronáutica


Mitchell, que

era el logotipo alado de Adrián.


—Tienes dudas.

Se enfocó en los detalles porque no podía permitir dar rienda suelta a su


furia

ahora. En su interior sentía que se hacía añicos por la pérdida de su mejor


amigo y

lugarteniente de confianza. Pero como líder de los Centinelas, no podía


parecer

disminuido de ninguna manera. La muerte de Phineas haría ondas en las


filas de su

unidad de elite de los Serafines. Los Centinelas lo buscaban por su fuerza y


por su

orientación.

—Uno de sus Lycans sobrevivió al ataque.

A pesar del rugido de la aeronave, Jasón no necesitaba alzar la voz para ser

escuchado. Tampoco se cubría los ojos azules de Serafín a pesar de traer


sobre su

cabeza dorada un par de gafas de diseñador.

—Me parece un poco… extraño que Phineas estuviera investigando el


Pack2 del

Lago Navajo, cuando lo emboscaron camino a casa y lo asesinaron. ¿Sin


embargo,

uno de sus perros sobrevivió para llamar e informar de un asalto vampiro?

Adrián había utilizado a los Licántropos por siglos como los guardianes de
los

Centinelas y para morderles los talones a los Vampiros dentro de áreas


designadas.

Pero recientemente había signos de inquietud entre los Licántropos


señalando una

necesidad de reevaluarlos.

Habían sido creados con el propósito expreso de servir a su unidad. Si era

necesario, Adrián les recordaría el pacto hecho por sus antepasados.


Podrían haber

sido todos convertidos en Vampiros sin alma, chupadores de sangre como


castigo

por sus crímenes, pero los había perdonado a cambio de su contrato.

Aunque algunos de los Licántropos creían que su deuda había sido pagada
por

sus ancestros, ellos no reconocían que este mundo estaba hecho para los
mortales.

Ellos no podrían vivir entre y con los humanos. El único lugar era el que
Adrián

había hecho para ellos. Uno de esos guardias se agachaba y empujaba hacia

adelante frente a la turbulencia creada por las hélices en el aire.

Al llegar a la aeronave, el Lycan mantuvo la puerta abierta. El poder de


Adrián

amortiguaba la tempestad, lo que le permitía moverse sin esfuerzo. Vio a


Jasón.
—Necesitare preguntarle a los Lycan quien sobrevivió al ataque. —Le diré
a

Damien.

El viento azotó su melena rubia y envió sus gafas a volar.

Adrián las agarró en el aire como un relámpago, rápidamente las alcanzo.

Acomodado en la cabina, se instaló en una de las dos butacas. Jasón ocupo


la otra.

—Pero tengo que preguntar, ¿Un perro guardián que no puede defenderse
no

vale nada? Tal vez deberemos usarlo para dar ejemplo con él.

—Si él es culpable, rezara por su muerte—. Soltó Adrián. —pero hasta que
no

sepa lo contrario, él es una víctima y mi único testigo. Lo necesito si voy a


agarrar y

castigar a quien hizo esto.

Los dos licántropos se dejaron caer en la fila de enfrente de los asientos.


Uno de

ellos era robusto, un matón. El otro era casi de la misma altura de Adrián.
El

guarda más alto, aseguro su cinturón y dijo:

— Ese "perro" casi murió tratando de proteger a phineas. Si él hubiera


podido

hubiera hecho algo más, realmente él lo habría hecho—. Jasón abrió la


boca.

Adrián levanto una mano para mantenerlo tranquilo.

—Eres Elíjah

El Lycan asintió con la cabeza. Él era moreno y tenía unos luminosos ojos
verdes

de una criatura, manchados con la sangre de los demonios. Ese era uno de
los

puntos de la discordia entre Adrián y los licántropos, que él hubiera usado


una

transfusión de un antecesor de Serafín y lo mezclara con sangre de


Demonio,

cuando ellos habían accedido a servir a los Centinelas.

Ese toque de Demonio era por lo cual eran mitad bestia/mitad hombres, así

habían salvado sus almas, la cual debería haber muerto con la amputación
de sus

alas. Eso también los había hecho mortales, con una vida finita y eran
muchos los

que estaban resentidos por ello.

—Parece que sabes más de lo que paso, más de lo que Jasón lo hace.

Señalo Adrián, estudiando al Lycan. Elijah había sido enviado al pack de


Adrián

porque mostraba rasgos inaceptables de Alpha.

Los Lycans estaban entrenados para buscar a los Centinelas por su


liderazgo. Si
uno de ellos intentaba buscar la fama, podría dividir lealtades provocando

pensamientos de rebelión. La mejor manera de lidiar con un problema era


evitar

que se produjera en primer lugar.

Elijah vio por la ventana, viendo al techo del helicóptero, el cual se elevó
en lo

alto del cielo azul sin nubes de Phoenix.

Sus manos estaban empuñadas, traicionado por el instinto innato de su raza


por

el miedo a volar.

—Todos sabemos, que una la manada no puede vivir sin sus compañeros.

Ningún Lycan debería ver a sus compañeros morir. Por ninguna razón.

Adrián se recostó hacia atrás, tratando de aliviar la tensión creada debido a


la

restricción de sus alas dentro del helicóptero, las quería extender y estirar
en una

manifestación física de su ira y dolor.

Lo que Elijah había dicho era verdad, lo que los dejaba frente a la
posibilidad de

una ofensiva de Vampiros. Su cabeza cayo hacia a tras contra el asiento. La

necesidad de venganza ardía como el ácido. Los vampiros habían tomado


mucho de

él—la mujer que amaba, amigos y compañeros Centinelas. La pérdida de


Phineas se
sentía como si hubieran cortado su brazo derecho. Él tenía la intención de
romperle

mucho más que eso al responsable.

Sabía que las gafas de sol no escondían su iris de fuego, que traicionaba
sus

turbulentas emociones, cerró sus ojos… y casi se perdió el brillo de la luz


del sol en

el brillo de la plata.

Se movió a un lado por instinto, pasando muy cerca como un puñal a un


lado de

su cuello. La comprensión brillo. El piloto.

Adrián lo atrapo del brazo por detrás de la cabecera del asiento y rompió el

hueso de su brazo. Un grito femenino atravesó la cabina.

La extremidad rota del piloto cayó en un ángulo antinatural; su espada


cayó al

piso.

Adrián le quitó el arnés y dejo al descubierto sus garras. Los Lycans


salieron

disparados hacia adelante, uno a cada lado de él.

Sin una mano en el control del helicóptero, comenzó a sonar la alarma y

parpadear las luces de emergencia. Un pitido frenético desde la cabina. La


piloto
ignoro su brazo inútil. Usando el otro brazo, clavo una daga de plata a
través de

entre los dos asientos-apuntando hacia atrás.

Saco sus colmillos.

Tenía espuma en la boca. Los ojos inyectados en sangre. Era una maldita

vampiro enferma. Distraído por la muerte de Phineas, él estaba hecho un


maldito

descuido de mierda.

El licántropo parcialmente cambiado, desato su bestia en respuesta a la


amenaza.

Sus rugidos de agresión reverberaban en el interior de la cabina.

Elijah, estaba encorvado por el techo que era bajo, empujo su puño

balanceándolo. El impacto golpeo a la mujer piloto con el mando de


control,

empujándolo hacia adelante.

La nariz del helicóptero, se precipito a toda velocidad con ellos hacia el


suelo.

Las alarmas sonaban ensordecedoramente. Adrián se lanzó luchando contra


la

vampress golpeando y rompiendo la ventana a través de la cabina. De la


que

salieron, durante la caída libre iban luchando.

—Un gusto, Centinela


Ella canturreo-a través de la espuma de su boca, con los ojos desorbitados

mientras luchaba para morderlo con afilados caninos.

Él le dio a ella un puñetazo en las costillas, desgarrando la carne y


astillando el

hueso. Empuñando el corazón de ella, el desnudo sus dientes en una


sonrisa. Sus

alas se abrieron de golpe en una explosión de blanco iridiscente con las


puntas de

color carmesí.

Como un paracaídas en despliegue, a los treinta pies se abrieron deteniendo


su

caída con una sacudida brusca de sus dientes, rompió el órgano,


liberándolo de la

Vampira que se contorsionaba. Ella cayó a tierra, detrás de un humo acre y


en

medio de las cenizas, ella se desintegro.

En su mano el corazón aun latía bombeando, chorros de sangre viscosa


antes de

morir estallando en llamas. El aplasto el órgano carnoso en una masa y a

continuación lo arrojo a un lado. Cayendo en brasas ondulantes a la


distancia, en

una nube brillante.

El helicóptero caía en espiral hacia el piso del desierto. Manteniendo


cerradas
sus alas, Adrián se precipito hacia la aeronave. Un Lycan se asomó por la
ventana

de la cabina, su rostro pálido y sus ojos brillantes de color verde.

Jasón salió disparado del helicóptero dañado como una bala. Dio la vuelta
hacia

atrás, con sus alas gris oscuro y granate en una carrera cruzando el cielo.

—¿Que estás haciendo, capitán?

—Salvando a los Lycans

—¿Por qué?

La ferocidad en la mirada de Adrián fue la única respuesta que se dignó a


dar.

Sabiamente Jasón se apartó y dio la vuelta. Conociendo a las bestias que


estaban

estimuladas por su terror innato a las alturas, Adrián compelió a uno para
que se

pusiera de pie en la cabina del piloto.

—Salta

La voz angelical resonó retumbando en todo el desierto como un trueno,

exigiendo la obediencia indiscutible.

Sin pensar el licántropo se desplomo en el cielo abierto. Arrojándose como

flecha directamente hacia él, Jasón puso fuera de peligro al guardia.


Elijah no necesito una compulsión. Exhibiendo un notable coraje, el
guardia se

puso en marcha y dio un salto elegante.

Adrián se precipito hacia abajo por él, gruñendo cuando el musculoso y


pesado

Lycan golpeo su espalda. Estaban apenas a unos pies de la tierra, tan cerca
que el

latido de sus enormes alas enviaba arena girando en espiral hacia arriba en
ráfagas.

El helicóptero cayó en el suelo del desierto un instante más tarde,


explotando en

una torre de llamas turbulentas que se podía ver a kilómetros de distancia.

Capítulo 2

Traducción y corrección: Mayte 008

No era precisamente un sueño húmedo caminar por el Aeropuerto


Internacional

Harbor de Phoenix.

Linda Gibson lo descubrió a él cuando abordaba la puerta durante una

superficial revisión del perímetro inmediato. Detenida por su cruda


sensualidad,

ella se detuvo en seco en medio del vestíbulo. Se le escapo un suave silbido


de

apreciación.

Quizás su suerte finalmente estaba cambiando de vuelta a ella. Ciertamente


le

daba la bienvenida a un rayo de esperanza después del día que había tenido
hasta el

momento.

Ella había perdido su conexión a Raleigh y se había retrasado casi una


hora.

Apenas si había hecho los cambios de reserva de su nuevo vuelo, el número


de

pasajeros de pie en la puerta era cualquier indicación.

Terminando de evaluar la multitud a su alrededor, Lindsay regreso su


atención

al hombre de aspecto más decadente que había visto nunca.

El pasea sinuosamente a lo largo del borde de la sala de espera, sus largas

piernas en sus jeans- mantenían un control preciso de su paso. Su pelo


negro,

espeso estaba ligeramente largo, enmarcaba un rostro salvajemente


masculino.

Una camisa color crema-cuello en V—se extendía sobre unos poderosos


hombros,

haciendo alusión a un cuerpo digno de completar el paquete.

Lindsay empujo sus cabellos hacia atrás, pues la humedad los hacia
llevarlos al

frente. Este tipo invitaba al sexo-pues lo tenía todo.


No necesitaba fingirlo o comprarlo; él tenía un bono extra: la hermosura.

Él se movía sin mirar, sin embargo infaliblemente le saco la vuelta a un


hombre

que se atravesó en su camino. Su atención estaba ocupada en un Black


Berry, su

pulgar acaricia rítmicamente sobre el teclado de una manera que causaba

sensaciones en su vientre apretándolo.

Una gota de agua de la lluvia se deslizo por el cuello de ella. El frio de la


gota,

lentamente enfrió su conciencia física del chico al que estaba devorando


con su

mirada. Detrás de él, el asfalto revelaba un sombrío atardecer del cielo. Las
hojas y

la lluvia golpeaban las ventanas que enmarcaban la terminal. Las


inclemencias del

tiempo eran algo inesperado y no solo porque no habían pronosticado


lluvia.

Sino porque ella siempre se anticipaba a las condiciones climáticas, con


una

precisión asombrosa, pero no había sentido esa tormenta que se avecinaba.


Estaba

soleado cuando aterrizo, luego comenzaron a llegar poco después los cubos
de agua.

Usualmente, amaba la lluvia si no tenía que salir a coger el autobús a su


terminal
para conectar su vuelo. Hoy, sin embargo, había habido una sombría
calidad del

clima a la intemperie.

Había un peso de melancolía o una sensación de luto. Y ella era

empática.Siempre que ella podía se recordaba que el viento hablaba con


ella. Ya sea

que gritara a través de una tormenta o le susurrara a través de la quietud,


siempre

le transmitía un mensaje. No en palabras, sino en sentimientos. Su padre lo

llamaba su sexto sentido y cuando salía el con esto, actuaba como si esto
fuera una

singularidad genial, en lugar de algo monstruoso.

Su radar interior la llevo al hombre exquisito por su puerta, tanto como lo


hacía

su apariencia. Había un aire melancólico cerca de él, lo cual le recordaba


que se

avecinaba la fuerza de la tormenta.

Se sentía muy atraída por la calidad de él… y la falta de un anillo de bodas


en su

dedo. Emocionada, Lindsay se encaró con él, de frente y quiso que el la


mirara.

El levanto su cabeza. Su mirada se encontró con la suya. Sintió la


sensación de

ser golpeada por el viento, las ráfagas azotaron su cabello. Pero no había
ningún '
escalofrió. Solo calor y la seductiva humedad.

Lindsay sostuvo su mirada por un momento interminable, fascinada por un

brillante iris azul, ojos que eran tumultuosos y antiguos como la furia del
tiempo

afuera.

Inhalo bruscamente, se dio media vuelta y camino a una tienda de pretzel

gourmet, dándole a él la oportunidad de perseguir su obvio interés en ella.


o no.

Ella supo instintivamente que él era un hombre que perseguía.

Llego a la barra y vio hacia arriba al menú. Olfateo el pan caliente,


levadura y

mantequilla derretida, lo que hiso agua su boca. Lo último que necesitaba


antes de

sentarse en su trasero por otra hora era una bomba de carbohidratos en


forma de

un pretzel gigante. Por otra parte, tal vez la emoción por la serotonina4
podría

calmar los nervios crispados por la entrada sensorial de la gran cantidad de


gente

alrededor de ella.

Ella ordeno.

—palitos de pretzel, por favor con salsa picante y una soda de dieta—. El
empleado le

dijo el total. Lindsay rebusco en su bolso, en busca de su cartera.

—Permítame.

Dios.esa voz. Tentadoramente sonora. Lindsay sabía que era él.

El llego a su alrededor y ella respiro su esencia exótica. No traía colonia.


Solo

terroso y macho viril, fresco y puro, como el aire puro por la lluvia
torrencial.

Deslizo un billete de veinte dólares sobre el mostrador. Ella le sonrió. Era


una

pena que ella llevara su antiguo par de pantalones vaqueros y una camiseta
suelta y

unas botas del ejército como para la selva. Gran facilidad de movimiento,
pero

hubiera preferido poder estar viéndolo con otra ropa.

El realmente estaba fuera de su liga, se veía como una estrella de cine con
un

reloj Vacheron Constantin en su muñeca. Volteando a ver su cara, ella le


tendió su

mano.

—Gracias, ¿Sr-? —Adrián Mitchell.

El acepto el apretón de manos, agregando que su pulgar acaricio a través de


sus

nudillos.
Lindsay tuvo una respuesta visceral a su solo tacto. Su respiración se alteró
y sus

latidos cardiacos. Acercarse a él era devastador. Tan ferozmente masculino


y

aterradoramente hermoso. Impecable.

—Hola, Adrián Mitchell— Él se inclinó y tomo su equipaje con unos


dedos

elegantes. —Mucho gusto de conocerte, Lindsay Gibson…

¿de Raleigh? O ¿regresas

ahí? —

—Me dirijo en tu dirección. Vamos a compartir avión.

Los ojos de él tenían una inusual sombra de color azul. Igual que el cerúleo
en el

corazón de una flama intensa. Ubicados en una piel de oliva y enmarcados


por

gruesas pestañas oscuras, eran fascinantes. Y estaban enfocados en ella


como si no

obtuviera suficiente de solo mirarla.

10

La revisaba de pies a cabeza con una mirada ardiente. Se sentía desnuda y

ruborizada, dejaba al descubierto como la desnudaba con su mente. El


cuerpo de

ella respondió a la provocación. Sus pechos se hincharon, todo lo demás se


suavizo.
Una mujer tenía que ser suave para él, porque no había nada en su cuerpo
que

remotamente no estuviera al pendiente del cuerpo de él. Desde sus


hombros

esculpidos y sus bíceps, hasta los rasgos cincelados de su rostro, todos


angulosos y

precisos.

Metió la mano rodeándola para recoger su cambio, moviéndose con una


gracia

ágil y original.

Apuesto a que folla como un animal. Calentada por su pensamiento


Lindsay

cogió el asa de su maleta.

—Así, ¿que su casa está en el condado de Orange? O ¿solo viaja por


negocios? —

Voy a casa. A Anaheim. Y ¿usted?

Ella se movió hacia el mostrador de recepción. Él la siguió a un ritmo más

pausado, pero había algo inherentemente determinado acerca de la forma


en que él

se acercaba a ella.

La cercanía de él le envió un escalofrió. Su suerte definitivamente había

cambiado, su destino final era Anaheim, también.

—El condado de Orange va a ser mi hogar. Me estoy reubicando por


trabajo.
Ella no iba a ser tan detallada como para dar el nombre de una ciudad.
Sabía

cómo protegerse a sí misma, en caso de tener que hacerlo, pero no lo hiso


quería

comprarse más problemas de lo que realmente tenia.

—Eso es un gran movimiento. De un lado del país a otro.

—Ya era hora de cambiar—. La boca de Adrián se curvo en una sonrisa.

—Tienes que cenar conmigo.

La resonancia de su voz aterciopelada lo hacía más interesante para ella.


Era

carismático y magnético, dos cualidades de hecho que a corto plazo hacia


las

relaciones más memorables.

Ella recogió la bolsa y la soda del empleado, y recogió sus cosas.

—Te ganaste el derecho en este punto. Me gusta eso.

El llamado a su vuelo robo su atención hacia la puerta. Se anunció un


pequeño

retraso, haciendo que los pasajeros se desplazaran sin descanso. Adrián


nunca dejo

de ver los ojos de ella. Hiso un gesto apuntando hacia la fila de asientos,
cerca de

donde él había estado paseando.

—Tenemos tiempo para conocernos el uno al otro.


Lindsay camino con el hacia la zona de asientos. Sondeo los alrededores de

nuevo, tomando nota de numerosas mujeres siguiendo a Adrián con sus


miradas.

11

La sensación de él desatando una tempestad ya no era tan abrumadora,


mientras

afuera la lluvia había disminuido a una pesada llovizna. La correlación era

intrigante.

Ella se enfocó en la reacción feroz de Adrián Mitchell y su única habilidad


para

compensar su radar meteorológico interior, consolidando su decisión de


acercarse

a él. Las anomalías en su vida siempre hacían un reto para ella y las
investigaba.

El espero hasta que ella se sentó en una silla, entonces le preguntó:

—¿Tienes amigos que te vayan a recoger? ¿Familia?

Nadie iba a ir a buscarla. Ella tenía un enlace reservado que la llevaría a un


hotel

donde se quedaría hasta que encontrara un departamento adecuado.

—No es prudente compartir ese tipo de información con un extraño. —

Permíteme abordar ese riesgo.

El cambio a una fluidez elegante, metiendo la mano en su bolsillo trasero


para
tomar su billetera. Saco una tarjeta de presentación y se la dio.

—Llama a quien quiera que te esté esperando. Ellos te dirán quién soy yo y
como

llegar conmigo.

—Estas seguro

También da órdenes. A ella no le importaba. Tenía una personalidad fuerte


y

necesitaba lo mismo a cambio, o ella tomaría la iniciativa. Los hombres


debían ser

dóciles en ciertas situaciones, pero no en su vida personal.

—Lo estoy

Él estuvo de acuerdo, imperturbablemente. Lindsay tomo la tarjeta. Los


dedos

de él tocaron los de ella y la electricidad corrió por su brazo.

La cogió por el brazo, sus dedos acariciaban su palma. El bien podría haber

estado acariciando entre sus piernas, teniendo en cuenta como ella


despertaba a su

simple tacto. La miraba con un calor sexual casi tangible, oscuro e intenso.
Como si

supiera cual era el botón más caliente de ella y donde estaba.o solo lo
estaba

calculando.

—Puedo decirte, que tú estarás en problemas— Ella murmuro, apretando


con
sus dedos su agarre.

—La cena. Conversación. Te prometo que me comportare.

Celebrando ser su cautiva, ella tomo la tarjeta con su otra mano. Su sangre

zumbaba por sus venas, despertando por la excitación de una atracción


inmediata e

ingobernable.

—Mitchell Aeronáutica—, leyó ella. —¿Pero estas en un vuelo comercial?

—Tenía otros planes— su tono era irónico. —Pero mi piloto se retiró de


forma

inesperada—. Su piloto. Su boca se curvo.

—¿No odias que esto pase?

12

—Por lo general… pero entonces apareciste—. El saco su BlackBerry del


bolsillo.

—Usa mi teléfono para que llames a ese número, también.

Lindsay a regañadientes le soltó y acepto el teléfono, aunque ella tenía el


suyo.

Cuando ella se levantó y puso la soda en la alfombra gastada junto a sus


pies.

Adrián se levantó con ella. Él era rico, elegante, educado, solicito y


magníficamente

abandonado.

Sin embargo tan educado como era, él se veía en el borde de lo peligroso,


lo que

excitaba los más bajos instintos en una mujer. Quizás la terminal aérea
estaba tan

llena que provocaba que se agudizaran sus sentidos. O quizás solo ellos
eran

combustible sexual compatible. De cualquier manera, ella no se quejaba.


Dejando

la bolsa de los pretzel sobre la silla, se movió a pocos metros de distancia y


marco el

número de la tienda de autos de su padre

Mientras ella estaba ocupada, Adrián se dirigió al mostrador junto a la


puerta de

abordaje.

—Linds. ¿Eres tú la que está ahí? — Ella se sorprendió por el saludo


abrupto.

—¿Cómo sabias que era yo?

—El identificador. Mostraba el código de área 714.

—Estoy atorada en Phoenix, usando otro celular.

—¿Que paso con el tuyo? Y ¿Porque aun estas en Phoenix?

Era padre soltero desde hace 20 años, Eddie Gibson siempre había sido

sobreprotector, lo cual no era de sorprender considerando la horrible forma


en que

murió Regina de Gibson.


—Mi teléfono está bien solo perdí mi conexión. Además conocí a alguien.

Lindsay explico la situación con Adrián y transmitió la información de la


tarjeta

de presentación de Adrián.

—No estoy preocupada. Solo que parece ser el tipo de persona que tiene
muy

poca tolerancia. No creo que nunca haya escuchado la palabra "¡N°" muy a
menudo.

—Probablemente no. Mitchell es como; Howard Hughes—. Las cejas de


ella se

levantaron.

—¿Cómo es eso? ¿Dinero, películas, actrices? ¿Todas las anteriores?

Ella evaluó a Adrián por su espalda, aprovechando la oportunidad de que


estaba

desviando su atención de ella. La vista trasera era tan impresionante como


la

delantera, revelando un impresionante y delicioso trasero.

—Si tú vas a permanecer quieta por más de cinco minutos con él, debes
saber

esto—

dijo su padre.

Dios, ella no recordaba la última vez que había leído una revista y había
dejado

de pagar la televisión por cable hacia años. Alquilaba películas y


temporadas de

series, porque incluso los comerciales eran un lujo que no se podía dar.

13

—Apenas puedo mantener mi propia vida en marcha, papa. ¿Dónde se


supone

que yo encuentre tiempo para prestarle atención a otra persona? Tú sabes


que

siempre estoy en lo mío—, bromeo.

—Lo sé. Y te amo. ¿Celebridades? No tanto.

—No es una celebridad. En realidad guarda su vida privada muy


ferozmente.

Vive en algún tipo de complejo arquitectónico en el condado de Orange. Lo


vi en un

especial de televisión una vez. Es una especie de maravilla arquitectónica.


Mitchell

es similar a Hughes en cuanto a que es un solitario que le gustan los


aviones y es

millonario. Los medios de comunicación están sobre él porque el público


tiene una

fascinación con los aviones. Siempre lo han hecho. Él es supuestamente


atractivo,

pero no soy el indicado parajuzgar este tipo de cosas.

Y pensar que ella lo había elegido entre una multitud.

—Gracias por echarme una mano. Te llamare cuando llegue. —Sé que
cuidaras

de ti misma, pero ten cuidado.

—Siempre. No comas comida ráp ida para cenar. Cocina algo saludable.
Aun

mejor, conoce una chica sexy y la tendrás cocinando para ti.

—Linds.— empezó a decir en tono de advertencia por su burla.

Riendo ella termino la llamada, luego busco el historial del teléfono y


borro el

número telefónico.

Adrián se acercaba con una sonrisa como un fantasma. Él se movía con


fluidez,

exudando poder y confianza, con lo cual ella lo encontraba aún más


atractivo a su

mirada.

—¿T°d° bien?

—Absolutamente—. El extendió un pase de abordar. Lindsay vio su


nombre y

frunció el ceño.

—Me tome la libertad—, el explico, —De organizar que te sientes a mi


lado.

Ella tomo el billete. Primera clase.

Asiento número dos, eran más de veinte filas en la parte frontal del avión
de la
que había tenido originalmente.

-Y

—No puedo pagar esto.

o no esperaba que tú pagaras el cambio, que no habías ordenado.

—Tú necesitas una identificación con foto para meterte con el boleto de
alguien

—Sí, pero tire de algunos hilos—, cogió el teléfono que le entregaba ella.
—¿Estás

bien con esto?

Ella asintió, pero su luz de advertencia interior se ilumino. Esto


seguramente era

un acto de Dios, para que él hubiera podido cambiar su billete sin su


permiso. Tal

vez la asistente de la puerta había sucumbido al encanto simplemente de


Adrián o

14

tal vez en serio le había acariciado la palma de la mano, pero Lindsay


nunca había

ignorado las señales de alarma.

Ella tendría que cavar más profundo en lo que a él se refería y realmente


tendría

que pensarlo dos veces acerca de lo que ella esperaba fuera un amorío
corto, dulce,

picante, caliente y sin ataduras.


Francamente, no había necesidad de que un chico como Adrián tuviera
ningún

problema para conseguir entrar en los pantalones de ella.

Todas las mujeres en la terminal lo observaban, algunas con una simple


mirada

como esperando que el dijera o hiciera el más mínimo estímulo y ellas


dirían soy

tuya. Mierda, incluso algunos de los hombres estaban mirándolo de esa


manera.

El manejaba el interés lascivo tan hábilmente que Lindsay sabía que era
normal

^ para él. Mantuvo su mirada en movimiento, nunca persistente, mientras


tenía un

aire de indiferencia que actuaba como un escudo. Ella lo miro directamente


a

través de el con su ven-y-consigue-contacto visual, pero realmente no tenía


sentido

porque él había tomado su carnada.

Ella estaba húmeda del cabello por la lluvia y su ropa escurrida. Sí, eso era

confianza en sí misma y funciono como señuelo para hombres poderosos.


Increíble,

pero no tenía una explicación, por qué ella lo había atrapado.

—Solo para que quede claro—, ella comenzó, —Fui educada para esperar a

esperar que los hombres abran las puertas, saquen las sillas y paguen la
cuenta en
la mesa. En cambio, me vestiré bien y tratare de ser encantadora. Así es
como será.

Tú no puedes comprarme para obtener sexo de mí. ¿Sirve para ti? — Su


boca se

curvo en ahora una familiar casi—sonrisa.

—Perfectamente. Tendremos una hora para hablar en el avión. Si no estás

completamente cómoda conmigo en el momento que toquemos tierra, me

conformare con un intercambio de números telefónicos. De lo contrario,


tengo un

carro esperándome y podremos dejar el aeropuerto,juntos.

—Es un trato.

Capítulo 3

Traducción y corrección: Mayte 008

La tengo.

Adrián saboreo por un momento su feroz triunfo.

Si Lindsay Gibson supiera cuan depredador y sexualmente rapaz era su


sentido

de conquista, ella lo hubiera pensado dos veces antes de cenar con él.

Su primer impulso al verla había sido, presionarla contra el mostrador en


una

superficie convenientemente plana y tomarla rápido y duro. Para ella era


reunirse

por primera vez. La verdad era que ellos se reunían después de doscientos
años.

Dos infernales siglos de espera y deseo.

15

Hoy, de todos los días. La vida tenía una manera de agarrarlo por las bolas
en la

mayoría de las—jodidas y patéticas veces. Sin embargo— no podría


quejarse nunca.

Shadoe, mi amor.

Ellos nunca se habían separado antes de este periodo.

Sus reuniones eran siempre aleatorias e impredecibles, sin embargo


inexorables.

Sus almas se sentían atraídas una a la otra sin pensar en los caminos
dispares y que

la vida de ella solo estaba de paso.

rCapitulo

El ciclo interminable de su muerte y la incapacidad de ella para recordar lo


que

ellos significaban el uno al otro, era su castigo por haber violado la ley, la
cual había

sido creada para cumplirse.

Se trataba de una represalia terriblemente eficaz. El moría poco a poco; su

alma— el núcleo de su existencia angelical—se devastaba con el dolor, la


rabia y la
sed de venganza.

Cada vez que el perdía a Shadoe y cada día que se veía forzado a vivir sin
ella,

aún estaba más comprometida su capacidad para llevar a cabo su misión.

Su ausencia perjudicaba el compromiso con el deber lo cual era la piedra


angular

de lo que él era—un soldado, un líder y el carcelero de seres tan poderosos


como él.

Doscientos condenados años.

Ella había estado ausente por mucho tiempo, el suficiente para convertirlo
a en

peligroso. Un Serafín cuyo corazón estaba encerrado en hielo, era un


peligro para

todos y cada uno alrededor de él. Era peligroso para ella, porque su hambre
por ella

era voraz por lo que cuestionaba su habilidad para frenarla.

Cuando ella se fue, el mundo murió para él. El silencio era ensordecedor.

Luego ella regreso y el torrente de emociones y sensaciones exploto a su

alrededor—los latidos del corazón de Adrián, el calor de su toque la fuerza


de su

necesidad. Vida.

La que se había perdido con el cuándo ella se fue. Cuando regresaban a sus

asientos, Lindsay dijo:


—Mi papa dice que tú eres el Howard Hughes de mi generación

La impaciencia se desgarro en él.

Hablando de su necesaria fachada sin sentido después de los


acontecimientos

del día era a la vez perverso y angustioso. Él estaba más allá de su


agitación, su

sangre fluía espesa y caliente con furia y manejándose en el hambre.

—Me gustaría pensar que soy menos excéntrico—, respondió en una voz
que no

traiciono su volatilidad.

Cada célula de su cuerpo estaba en sintonía con Lindsay Gibson—la vasija


que

transportaba el alma que él amaba.

16

Las necesidades físicas de su caparazón humano, habían despertado con


una

viciosa presteza, recordándole cuanto tiempo había pasado desde que ella
había

estado en sus brazos. El nunca olvidaba lo bien que era estar entre ellos. Su

ardiente mirada podría desatar su incendiaria hambre la cual tomaba horas


para

quemarse.

El anhelaba esas horas íntimas con ella. La ansiaba.


Mientras que la forma física de Shadoe reflejaba la genética de la familia
de

Lindsay, el sentía reconocerla sin importar el cuerpo en que ella había


nacido.

Con los años su apariencia y el origen étnico iban variando ampliamente,


sin

embargo su amor quemaba sin menos cabo. La atracción de él era tener la


conexión

con ella, el sentido de encontrar la otra mitad de sí mismo. Lindsay se


encogió de

hombros.

—No me importa la excentricidad. Hace las cosas más interesantes.

Las gotas de lluvia brillaban aun en su pelo. Ella era una rubia en su
encarnación,

con rizos despeinados lo que la hacía ver sexy como el infierno. No era
muy largo,

sino más bien era corto, cerca de unos 12 cms, por todos lados.

Sus manos las apretaba contra el deseo de tocar esa masa frondosa, para

mantenerla inmóvil mientras inclinaba su boca contra ella y saciaba su sed

desesperada por saborearla.

Él estaba enamorado del alma de Shadoe, pero Lindsay Gibson estaba


incitando

a que se formaran ampollas de lujuria. La respuesta a esta combinación era

devastadora, atacándolo por la espalda cuando él ya estaba al borde.


Su columna vertebral se movía inquietamente, forzándolo a restringir las
alas

queriendo flexionarlas en un sinuoso placer con el olor y la visión de ella.


Sentada a

su lado en el avión seria a la vez el cielo y el infierno.

Él tenía la ventaja de recordar cada una de sus relaciones pasadas, pero


Lindsay

tenía solo su instinto en esto y estaba enviando señales y ella no sabía


cómo

procesarlo. Sus fosas nasales se abrían con suavidad, y confirmaba su


lenguaje

corporal, su atracción.

Ella lo observo con cuidado, recíprocamente atraída. Evaluándolo. No


había

timidez en ella. Era valiente y segura de sí misma. Definitivamente


cómoda en su

piel. La quería a su lado y sabía que sería el caso, independientemente de


su

historia con Shadoe.

—¿A que parte del condado de Orange te diriges? — le pregunto Adrián.

¿Y para que quieres saberlo?

Aunque Adrián la conocía tan profundamente como cualquier hombre


conoce a

su mujer, en la mayoría de las formas tenía que empezar desde cero cada
vez que la
encontraba de nuevo.

Lindsay le gustaba y le disgustaba, su temperamento, sus recuerdos eran


únicos

para ella. Cada reunión era un redescubrimiento. Ella destapo su soda y


tomo un

sorbo.

17

—Anaheím. Yo trabajo en hotelería, por el turismo en el sur de California,


estará

a mi altura.

Dio la apariencia que buscaba algo en su bolsillo trasero. Con la mano


detrás,

convoco un popote y se lo dio.

—¿Hoteles o restaurants?

¿Cómo tomaría ella su café? ¿Ela incluso disfrutaba su café? ¿Dormiría


boca a

¡-riba o boca abajo? ¿Legustara que la toquen? ¿. Será ave nocturna o


será

madrugadora?

Lindsay se quedó mirando el popote, luego arqueo una ceja ante él. Lo
acepto y

rompió el papel de protección, pero claramente se estaba preguntando


cuando lo

había tomado.
—Gracias —De nada.

Había tanto para asimilar y desconocía la cantidad de tiempo que tenía


para

trabajar. Una vez había vuelto a él durante solo veinte minutos, otra vez,
veinte

años. Su padre siempre la encontraba.

El líder de los vampiros estaba atraído a ella como Adrián y Syre estaba
decidido

a terminar lo que había empezado. Él quería que su hija fuera inmortal a


través del

vampirismo, lo cual mataría la conexión que Adrián tenía con ella. Eso
nunca

jodido sucedería siempre y cuando Adrián estuviera respirando.

—Hoteles—, respondió, regresando a la pregunta.

—Me encanta la energía. Ellos nunca duermen, nunca se cierran. El flujo


sin fin

de los viajeros me asegura un desafío siempre para hacer frente…

—¿En dónde?

—La Belladonna. Se trata de un nuevo centro turístico cerca de D'sneyland.

—Es propiedad de empresas Gad ara.

Esa no era la pregunta. Ranguel Gadara era un magnate de bienes y raíces


rival

de Steve Wynn y Donal Trump. Todos sus nuevos desarrollos tenían mucha
publicidad, pero incluso sin la publicidad, Adrián sabia de Ranguel bien.
No solo

por su vida secular, sino a través de los seres celestiales.

Ranguel fue uno de los siete arcángeles terrestres, varios peldaños por
debajo de

Adrián en el rango de Serafines de la jerarquía angelical.

Los ojos oscuros de Lindsay se iluminaron.

—Has oído hablar de él. —Ranguel, es un viejo conocido.

El comenzó a planear los pasos requeridos para investigar su historia desde


su

nacimiento hasta ese momento. No había coincidencias en su mundo. El


encontró a

Shadoe en cada reencarnación pero no era debido a la casualidad, sino


debido a

que estaban destinados a cruzarse.

¿Pero para moverse cerca de su cuartel general y terminar de empleada de


un

ángel.? Ranguel tiene propiedades en todo el mundo, incluyendo resorts


privados

18

cerca a la casa de ella en la costa este. Eso no podría ser accidental que las

circunstancias se las ingeniaran para llevarla al condado de Orange.

Adrián necesitaba saber de las decisiones y oportunidades que la habían


llevado
de manera tan directa a su vida.

El proceso de descubrimiento era uno que emprendía el, cuando ella


volvía. El

conocía su rutina la de sus familiares aplicadas a su forma de vida.

El usaba los conocimientos adquiridos para construir la confianza y el


afecto. Y

buscaba cualquier señal de que estuvieran siendo manipulados porque el


tiempo

corría rápido cuando tenía el que pagar por su arrogancia.

Él había comprometido la transgresión que el censuraba en otros porque:


había

caído con el amor de Shadoe—con un Naphil, el hijo de una mujer mortal y


el ángel

que su padre había sido alguna vez—y había sucumbido, infinidad de


veces, a los

pecados decadentes de su carne.

Había castigado personalmente al padre de ella por el mismo delito.

Había cortado las alas del ángel Caído, en un acto en el cual tomo el alma
de Syre

e hiso de él, el primer vampiro.

Las consecuencias de la hipocresía de Adrián finalmente se pondrían al día


con

él; era inevitable y lo tenía que aceptar desde hace mucho.

Si Ranguel era el medio que el creador utilizaba para reprenderle, Adrián


necesitaba saberlo y estar preparado. Tenía que asegurarse de que Shadoe
estuviera

cuidada cuando le llegara la hora.

Su mirada se cruzó con la de sus guardias Lycans, que estaban sentados a


unas

cuantas filas de distancia a cada lado.

Estaban observando, curiosos. No podían dejar de ver que el reaccionaba


de

forma diferente a Lindsay a como lo había hecho con otras mujeres.

En la última ocasión cuando el alma de Shadoe había estado con él,


ninguno de

los dos licántropos había nacido todavía, pero ellos conocían su vida
personal.

Sabían de la poca atención que prestaba al sexo opuesto. El necesitaría más


de dos

guardias, ahora que podía reanudar el cazar a Syre y Lindsay quizás


necesitara su

propia protección. Adrián sabía que tenía que manipularla con cuidado.

Ella era joven—veinticinco a lo sumo—y empezando por su cuenta en un


sitio

nuevo.

Ahora era el momento para que no ampliara sus horizontes, no saber que su

nuevo amante estaba micro manejando su vida.

Lindsay puso el popote entre sus dedos, sus suaves labios color rosado
flotaron

un instante antes de aspirar un sorbo.

Una ola de calor lo invadió.

Incluso sabía que podía perderla de nuevo, que estaba renunciando a su


deber

una vez más, no pudo frenar las acometidas del deseo que aceleraron su
sangre.

Quería sus labios sobre la piel, necesitaba sentir que se deslizaban a través
de su

19

carne, susurrando crudos y tiernas palabras aunque sus guardias se burlaran


de el

sin piedad.

A pesar que los Centinelas tenían prohibido amar y tener pareja mortal,
nada

podía convencer a Adrián que Shadoe no había nacido para pertenecerle.

Ella había hablado con su padre en el teléfono.

Se quedó muy quieto. Adrián mantuvo su rostro impasible, pero estaba

intensamente alerta. Varias encarnaciones de Shadoe habían sido criadas


solo por

una sola madre, nunca por un padre. Era como si Syre hubiera marcado su
alma

cuando había comenzado el Cambio que la transformaría en un vampiro,


asegurándose que ningún otro hombre pudiera ocupar el lugar de su padre
en toda

su vida.

—¿Tus padres están en Raleigh? — Una sombra paso por su rostro. —Mi
papa es.

Mi madre murió cuando yo tenía cinco años.

Sus dedos se flexionaron sin descanso. El orden de sus familiares muertos


nunca

había sido cambiado.

Su larga estabilidad en el mundo se había inclinado en la mañana y


Lindsay

Gibson continuaba cambiando el balance, causando que los objetos a su


alrededor

iniciaran un lento deslizamiento a distancia de su lugar predeterminado.

Los licántropos estaban cada vez más agitados por el día que habían tenido,
los

vampiros habían cruzado la línea abruptamente con la muerte de Phineas y


el

ataque al helicóptero y ahora Shadoe había regresado después de una


ausencia

interminable , con el patrón básico de sus reencarnaciones alterado.

—Siento tu perdida—, el murmuro, adoptando el comentario habitual que


se

ofrece a los mortales en duelo que tan a menudo ven la muerte como un
final triste.
—Gracias. ¿Qué tal tu familia? ¿Grande o pequeña?

—Grande. Un montón de hermanos.

—Te envidio. No tengo hermanos o hermanas. Mi papa no se volvió a


casar. Él

nunca se recuperó de lo de mama.

Adrián se había convertido en experto en ganarse a sus madres.

Los hombres, sin embargo, tendían a darle un amplio espacio sin tener en

cuenta

todos los esfuerzos que hacia poniéndoselo fácil. Ellos instintivamente


sentían el

poder en él y solo podría haber un solo Alpha en un espacio designado y él


era

ese.

Ganando la aceptación de su padre, quizás podría tomar algo de trabajo,


pero

valdría la pena el tiempo y la inversión.

El soporte familiar era solo una de las muchas vías que utilizaba para ganar
su

entrega completa y total, que era la única manera en la que podía soportar
tenerla.

Sin prohibiciones.

20

El toco el dorso de su mano, que se apoyaba ligeramente en el


descansabrazos,

disfrutando de la carga eléctrica que recibió con su simple tacto. Oyó el


ritmo

elevado de su corazón, como si su oído lo hubiera presionado en su pecho.


Sobre

esa fuga de información, abordando el llamado y sus cambios, el poderoso


y

constante ritmo de los latidos de su corazón, eran tan claros como el cristal
y

profundamente amados.

—Algunas mujeres son inolvidables. —Suenas muy romántico.

—¿Eso te sorprende? — Los labios de Lindsay se curvaron gentilmente. —


Nada

me sorprende.

A él le dolió el corazón con esa sonrisa. Había pasado demasiado tiempo


sin ella

y su espera apenas había terminado. Mientras que ella no podía dejar de


sentir la

atracción entre ellos, pero ella aun no lo amaba.

Él tendría solo su cuerpo por un tiempo, lo que le aliviaría su más profunda

necesidad, pero lo dejaba esperando más.

Su atención se desvió a Elijah, quien se había parado y movido fuera de la


sala de

espera. Los licántropos no se sentían cómodos en espacios cerrados.


Adrián pudo haber alquilado un vuelo o esperar uno de sus propios aviones

cualquier acción les provocaba a sus guardias malestar— pero el


necesitaba enviar

un mensaje a cualquier vampiro estúpido como para pensar que el quizás


estuviera

debilitado por la artera emboscada o la pérdida de su segundo al mando:

Ven y trata de nuevo.

—Tú amas las sorpresas—, ella vaticino. Adrián la miro. —Las od io.
Excepto

cuando se trata de ti.

Lindsay sonrió suavemente. Un calor olvidado agito el pecho de Adrián.

Una joven mujer empujando un cochecito con un exigente niño se dirigió


hacia

el

mostrador de entrada, a través de la alfombra, vía directamente frente a


ellos.

A medida que discutía con el niño, arrastraba una pequeña valija de


equipaje de

mano, el teléfono de Adrián sonó.

Él se excusó de Lindsay y puso un poco de distancia. El identificador de


llamadas

mostraba el número, pero no el nombre.

—Mitchell—, el respondió.
—Adrián.

La voz de hielo fue instantáneamente reconocible.

Una agresión primaria estimulo el impulso de Adrián. Relámpagos


dividieron el

cielo conjuntamente, seguidos por el rugido de un trueno.

—Syre.

—Tienes algo que me pertenece.

21

Capítulo 4

Traducción y corrección: Mayte 008

Volvió la cabeza con fingida indiferencia, Adrián buscando vigilarla.


¿Sería

posible que Syre hubiera encontrado primero a su hija y la estuviera


siguiendo?

—¿Que podría ser?

—No seas tímido, Adrián. No te queda. Una encantadora trigueña.


Femenina.

Pequeña. Le diste la espalda-te llevaría sano y salvo—. Adrián se relajó.

—Si te refieres a la rabiosa—que echaba espuma por la boca—la muy


perra me

ataco hoy y le rompí el corazón. Se lo aplaste con mi puño, para ser más
precisos.

Hubo un largo, terrible silencio. Entonces.


—Nikki era la más amable mujer que hab ía conocido.

—Si esa es tu definición de "clase", pues he sido demasiado indulgente.


jntenta

una maniobra así de nuevo—, le advirtió sin problema, — y los pondré a


todos boca

abajo.

—No tienes la autoridad cierto. Mira lo complejo del Dios de los tuyos,
Adrián, o

acabaras como yo.

Apartándose de la mirada vigilante a Lindsay, Adrián respiraba


cuidadosamente

a través de su hirviente ira.

Él era un Serafín, un Centinela. Estaba por encima de las emociones y


caprichos

humanos. No traicionaría otra vez—a través de su tono o acciones—


expuestas en

una desmesurada vulnerabilidad. Lo único que no se podía deshacer; era su


amor

mortal, el que lo ataba a la tierra, teniendo que celebrar a distancia la


serenidad de

los cielos.

—No tienes idea de lo que estoy autorizado a hacer—, dijo de manera


uniforme.

— Ella ataco a plena luz del día, lo que demuestra que uno de los Caídos
está en sus
filas—quizás tu—le diste de comer en las ultimas cuarenta y ocho horas.

Eso abre la puerta para que me defienda y a mis Centinelas de la manera


que

considere conveniente. Piensa un poco más antes de enviarme a otro


Minion

suicida de cualquier manera.

No soy Phineas, tú y yo tenemos realmente establecido que en una pelea

conmigo es una que, tú no puedes ganar.

Era la verdad… aunque simplificada. Syre carecía del entrenamiento para


el

combate formal que tenían perfeccionadas los Centinelas, pero el había


tenido

siglos para perfeccionar tácticas de guerra a la perfección.

Era también antiguo y también aprendió de sus errores, crecía tan inquieto

como un licántropo. Sus vampiros le seguirían hasta el infierno si él les


preguntaba.

Por lo cual lo hacía muy peligroso.

22

Mientras que Adrián sabía que lo que había pasado con Syre no sería tan
fácil de

nuevo la próxima vez que se enfrentaran. Y Lindsay Gibson estaría


atrapada en

medio.
—Quizás ganar no sería la meta— Syre se burló.

Echando una mirada posesiva a Lindsay, Adrián estaba muy consciente de


la

miseria que estaba destinado a poner en la vida de ella. Pero no podía irse

solamente. Entre el mismo y Syre, él era el menor de sus males.

—Si tienes el deseo de morir—, le dijo Adrián, cuando un trueno retumbo


en el

cielo, —pasa a hacerme una visita. E staré feliz de ayudarte.

Lindsay frunció el ceño a algo y el siguió su mirada. La mujer con el niño

inquieto estaba aún luchando. La voz del niño subía de volumen lo que
llamo la

atención de todo el mundo en el área inmediata. El líder de los vampiros se


echó a

reír.

—No hasta que no esté seguro de que mi hija está libre de ti. —Tu muerte
se

encargara de eso.

Adrián maldijo para siempre, la debilidad que había llevado a Syre cuando

Shadoe estaba fatalmente herida.

El erróneamente había creído que el amor del líder de los Fallen a su hija

aseguraría que, actuaría en mejora de los intereses de ella, pero Syre tenía
una gran

sed de venganza que lo consumía todo con su sed de sangre. El haría


cualquier cosa

para evitar que su hija le diera felicidad al Centinela que lo había


castigado.

Había tratado de convertirla en un vampiro como el mismo, en una criatura


sin

alma, chupadora de sangre que tendría que vivir en la oscuridad por toda la

eternidad en lugar de permitir su amor por Adrián, quien se había dado


cuenta de

la intensión de Syre por cambiarla, con consecuencias imprevisibles, su


cuerpo

había muerto, pero su alma Nafil se había inmortalizado.

El cambio parcial había causado que Shadoe volviera una y otra vez en un

interminable ciclo de reencarnación, porque a diferencia de un mortal su


alma era

la mitad angelical, pero independiente de alas. El alma mortal moría con el


cambio

y las almas de ángel, morían con la perdida de sus alas, pero no tenían la
debilidad

del Nefalim.

Cuando el cuerpo de Shadoe había sido impedido de completar la

transformación, su alma Nafil había sobrevivido a permanecer atado a la


persona

que la había engendrado dentro del vampirismo.

Matando a su padre quizás le haría libre de mantener ligada su alma y solo


el

vampiro que inicio el cambio podría completarlo.

Pero el tiempo era enemigo de Adrián.

El solo tenía la vida incierta de Lindsay con la que trabajar. Era una
terrible y

pequeña ventana para un inmortal.

—Bastardo egoísta—, siseo el vampiro. —Prefieres muerta a Shadoe a que


viva

para siempre.

23

—Y tú prefieres que ella sufra tu castigo, incluso aunque ella no lo


merezca. Tu

violaste la ley no ella.

—Ella no, ¿pero sin embargo tú, Adrián? Ella trajo tu caída también. —La

decisión fue mía. Por lo tanto la culpa es mía. —Sin embargo no sufres
como todos

nosotros.

—¿No lo hago? lo desafío Adrián con voz baja. ¿Cómo puedes saber lo que
yo

sufro,

Syre?

Miro a Lindsay de nuevo. Ella lo observaba desde su asiento con los ojos
oscuros
que parecían atrapar todo.

Eran demasiado mundanos esos ojos, viejos, sabios, para una persona de su

edad.

Sus cejas arqueadas en un silencio inquisitorio. El fingió una sonrisa

tranquilizadora.

Ella estaba en sintonía con él, cuándo él estaba con ella, pero ella no podía

recordar la historia entre ellos, que era lo que creaba la afinidad. Él tendría
tener

cuidado de no causarle preocupación o angustia. Sus emociones


mercuriales eran

una señal de hasta qué punto, él era un Fallen.

Ellos eran un testimonio de cuan humano, era su amor por ella y lo que
había

hecho en él. Los cielos se lamentaban su debilidad mortal a través del


clima—

lloviendo, cuando él se entristecía con truenos, cuando él se enfurecía, la

temperatura fluctuaba con el calor o el frio de su estado de ánimo.

—Codicias su alma—, ronroneo Syre, — porque es la única cosa que la


une a ti. —

Y a ti

—S'n embargo, no me dejas ponerle plena conciencia.

¿Porque será eso, Adrián? ¿Porque tienes miedo?


¿Porque ella quizás te debilitaría de nuevo?

Cerca de ahí, el niño malcriado le dio una patada a su madre en la espinilla.


Ella

grito. Él bebe en sus brazos se asustó y se agito hacia atrás. Fuera de


balance y

claramente frustrado, la joven mujer agotada perdió el control sobre el


niño.

Adrián corrió adelantándose, forzando más al ritmo natural de un humano


pero Lindsay cogió al bebe primero. Con demasiada rapidez. Tan


malditamente

rápido, parecía como si él bebe nunca hubiera estado en peligro de golpear


el suelo.

La madre parpadeo con la boca abierta confundida y buscando a Lindsay


quien

estaba frente de ella en lugar de estar sentada a unos metros de distancia.

—No te olvides—, Syre continuaba, —que el alma que tú aprecias está


arañando

la superficie con cada reencarnación, aun si yo puedo ayudar en algo o no.

¿Tú puedes legar a mi, antes que mí hija recupere Íí capacidad de sentir?

¿(Qué talsiShadoe piensa en ti cuando todo vuelva a ella y ella recuerda


eldolor

de

24
muchas vidas que le has costado?

¿ Te seguirá amando entonces?

—No olvido nada. Y ciertamente no se me olvida lo que me debes por las

pérdidas que has repartido hoy en día.

Adrián termino la llamada, su enfoque se reducía a la mujer que acababa


de

revelar una complicación con su sobrenatural y colosal velocidad. El


regalo Nafil de

Shadoe era fuerte en Lindsay, lo que sugería un profundo lazo entre las dos
mujeres

en las que se había reencarnado anteriormente.

Se estaba quedando sin tiempo. Almas aumentando su poder con la edad y


la

experiencia. Era un ineludible hecho que Shadoe un día tendría la fuerza


para

dominar el alma de la vasija que ella ocupaba.

Ninguno de ellos estaba preparado para eso. Empujo su teléfono en el


bolsillo,

Adrián, cerró la distancia entre ellos.

***

Adrián Mitchell tenía los pies impecables. Desde su asiento ridículamente

cómodo en primera clase, Lindsay se quedó mirando finalmente y largo a


Adrián,
estirando las piernas se dio cuenta que nunca había puesto atención a las
piernas

de un hombre antes.

Por lo general, ella pensaba que eran feas: piel callosa, dedos torcidos,
ausencia

de uñas recortadas y seguro amarillentas. Adrián no era así. Sus pies eran
perfectos

en todos los sentidos. En efecto todo acerca de él, era simetría perfecta y
perfección

de expertos. Estaba cautiva de cuan perfecto era. Viéndolo hacia arriba,


encontró

su mirada y ella sonrió.

Ella no le explico sus preocupaciones con sus pies que estaban calzando

sandalias. No parecía necesario, teniendo en cuenta la forma en que él la


estaba

mirando. La atracción sexual era un hecho.

Estaba caliente y nervioso y hacia que el cuerpo de ella se pusiera un poco


loco,

pero había algo más suave con respecto a él, también.

Algo casi tierno, intimo. Ella respondió a eso con fiereza propia. Una parte

primitiva de ella estaba gruñendo, él es mío.

—No estas comiendo tu pretzel—, el noto, con una voz sonora baja que le
daban

ganas a ella de permanecer ahí escuchándolo.


Él estaba rigurosamente contenido, controlado. Incluso cuando ella sentía

agitación en él, no exteriorizaba nada de ello.

Su voz era suave y uniforme siempre, su postura relajada y confiada. Aun


cuando

él estaba impaciente, lo hacía sin prisa. La combinación de una correa


apretada y

sexualidad desenfrenada era una variable activa y potente.

Estaba en la naturaleza de ella hacer olas y agitar las cosas y ella iba a
hacer eso

con él. Ella escavaría bajo esa superficie tranquila porque ella estaba muy

malditamente segura que las aguas corrían profundas en él.

25

—¿Lo quieres? — ella ofreció. No quiero arruinar mi apetito.

Sus ojos brillaron con diversión y ella se dio cuenta de que aún no había

obtenido una sonrisa completa. La ida de ella era lo suficientemente oscura


como

era, ella por lo general buscaba chicos que fueran alegres y divertidos. Esto
era un

testimonio de su interés que provocaba una intensidad moderada y no


disminuía su

interés.

—¿Qué quieres para cenar? — pregunto.

—Cualquier cosa. Soy fácil—. En el momento que las palabras salieron de


su

boca, ella lamento decirlo. —Eso se escuchó mal.

—Nunca te preocupes por lo que dices a mí alrededor, siempre se honesta


como

eres.

—Honestidad es mi política, la cual me mete en muchos problemas.

—Vale la pena meterse en algunos problemas—. Ella se retorcía bajo el


cinturón

de seguridad, girando su tronco hacia él.

—¿En qué tipo de problemas te puedes meter?

—Del tipo épico—, dijo con ironía. El débil toque de humor la golpeo

rápidamente en todos sus botones de acceso.

—Estoy intrigada. Dime más.

—Hasta la tercera cita. Tendrás que quedarte con eso.

¿Cómopodría ser mantenerse cerca de un hombre como Adrián? S°l° p°r


un

poco de tiempo…

—Eso es extorción—. El parecía completamente arrepentido.

—Soy despiadado en obtener lo que quiero, lo cual me lleva al tema de que

cocinar para la cena. ¿Cuál es tu placer culpable?

—¿Tú cocinas?
—A menos que lo objetes—. La boca de Lindsay se curvo. Adrián estaba

claramente usando esto para no responder a su pregunta.

—Debería probablemente negarme en ese mismo punto, solo para


mantenerte

en tu

lugar—. La mirada de él ardía. —¿Y dónde seria eso?

—En donde tú quieras que te ponga.

—En donde yo diga.

—Ya me está gustando eso. —Bien.

Lindsay le dio un gesto de aprobación. Él estaba cada vez más accesible


por el

momento. Más real.

—En cuanto al lugar de la cena. Estoy de acuerdo con eso. pero quiero que

decidas lo que hay en el menú. Impresióname.

26

—¿No tienes alergias? ¿Nada fuera de lo normal?

—No soy fan del hígado, tampoco de los insectos, o de la carne que aún
está

sangrando—. Ella arrugo su nariz. —Aparte de eso, tienes carta blanca—.


Sus

estipulaciones obtuvieron la primera sonrisa real.


—Yo no soy un fan de la sangre tampoco.

La sensual curva de sus labios causo calor, el cual se distribuyó hacia el


exterior

de su vientre, empujando a través de la languidez de sus miembros, aun


cuando le

dio un potente subidón en la cabeza. Ella se sentía encendida y totalmente

enamorada.

Se le figuro que uno de los guardias sentados, la observaba como cohete

teledirigido, lo que decía mucho más a sus ojos. Como si lo que estuviera
viendo no

fuera creíble.

—¿Porque necesitas guardaespaldas?

Adrián alzo los brazos con un gesto improvisado, con la mirada en


Lindsay,

como la había tenido encima, desde que ellos bajaron del avión y
compraron en la

tienda

Ella era alta delgada y atlética.

Su cuerpo era un crédito para el creador y ella lo mantenía en óptima


forma. La

forma en que ella cambiaba el peso de sus pies, era notable, la gracia que
tenia de

un depredador.
Mientras que su exterior aparentaba estar relajado, el sentía ese borde
dentro de

ella. Su estado de ánimo estaba afectado fuertemente, sin embargo, ella se


movía

con él, manteniendo un admirable nivel de control. Ella estaba en mejor


estado que

él. Cuando Shadoe regresaba trituraba su ecuanimidad.

La compra de ingredientes para la cena parecía absurda, considerando la

violenta necesidad que tensaba cada musculo en su cuerpo. Aquí,


finalmente, era la

única mujer que le hacía sentir hambre y deseo como ninguna otra podía
hacerlo.

La única mujer capaz de hacerlo muy consiente de cada segundo de sus


doscientos

años de celibato…y él no podía tenerla. No aun.

—La notoriedad lleva una atención no deseada—, el explico con


uniformidad

estudiada.

Razón por la cual el evitaba salir en público cuando Shadoe estaba con él.
Así lo

hacía ahora porque servía a una variedad de propósitos—si continuaba su


campaña

de parecer imperturbable por el ataque de la mañana, eso establecía


normalidad

imperturbable, normalidad e intimidad con Lindsay y le daba la


oportunidad a ella

de seleccionar los ingredientes que ella prefería.

Hecho un vistazo a los Lycans quienes estaban en los extremos de la


sección de

productos.

—¿Atención peligrosa? Las balas que te lanzan son de chicos muy grandes.

—A veces. Nada de qué preocuparse. Yo te mantendré segura.

27

—Si yo me asusto fácilmente—Lindsay cogió patatas dulces y las dejo


caer dentro

de una bolsa de plástico— Yo no saldría del aeropuerto en una extraña


ciudad con

un chico que no sabe cómo protegerme.

Ella lo sabía, aunque no se daba cuenta de porque o como. Lo que era obvio
era

que ella se basada en sus instintos, en sus impulsos más profundos. Ella
tomo la

mirada de él. No había duda. Solo era una escalera en marcha hacia arriba
—su cara.

—Quisiera que respondas a un balón, rápidamente con una salva de fuego

cuando se

necesite—. Lindsay hiso un gesto a la bolsa casi desbordándose que


llevaba.
—Estoy deseando ver que cocines todo esto y así podré tomar unos tips en

cuanto a preparar Tempura, el cual es uno de mis platillos favoritos.

—¿Tu cocinas? —Eso la hiso reír.

—Caliento cosas. Nada complicado. Con un solo padre y horarios de locos


en las

universidades, he comido más de lo que cocino.

—Vamos a cambiar eso.

El alcanzo una cebolla dulce Maya, luego deliberadamente la dejo caer de


sus

manos. Ella se la arrebato en el aire, con casi la misma velocidad de la que


había

usado él, para recoger los lentes de Jasón antes.

—Aquí tienes—. Lindsay le lanzo el vegetal, entonces se alejó como si


nada

extraordinario hubiera ocurrido.

La mano de él empuño y exploto la cebolla, como si hubiera sido una


cascara de

huevo crudo.

A medida que el jugo aromático se derramaba por los dedos, el maldijo y


deseo

que el desorden estuviera en un cubo de basura que estaba cruzando el


cuarto.

Lindsay giro con el sonido, haciéndolo tan fluidamente que la bolsa de la


mano
no la siguió al mismo tiempo. Luego puso la bolsa en la cinta
transportadora. Había

despertado su curiosidad. Recordó que:

¿Llevaba su avión si lo necesitaba de inmediato?

Adrián la estudio. Su movimiento fue impresionante. Y preocupante. —


Tienes

grandes reflejos—. Su mirada se desplazó hacia abajo.

—Gracias.

—Tú podrías haberjugado un deporte profesionalmente.

—Pensé en hacerlo—. Agarro una bolsa de zanahorias y la coloco en la


cesta. —

Pero me falta energía.

El sabia porque. Lindsay tenía un cuerpo mortal que no estaba construido


para

sostener el regalo de los Nafil y ella era uno. Lo que él no sabía era si solo
tenía la

velocidad o si tenía otros talentos. Un sentido de urgencia lo invadió.

Tenía que tomar a Syre tan pronto como fuera posible.

28

Aun a sabiendas de cuan drásticamente, quizás catastrófico, el mundo


cambiara

si el mataba al líder de los vampiros, Adrián no se desanimaría. Shadoe


tenía
prioridad sobre todas las cosas. Había cometido el error de ponerse el
primero la

noche que trato de eludir la muerte de ella, el no sería tan egoísta por
segunda vez.

Pero el costo podría ser alto.

Su misión era la de contener y controlar a los Fallen, no ejecutarlos.


Cuando el

terminara con la vida de Syre, el seria empujado de la tierra por haber

desobedecido sus órdenes, dejando a los Centinelas sin su capitán, al cual


ellos

servían desde los inicios.

Las dos fracciones—vampiros y ángeles—ambos estarían sin cabezas por


un

tiomnn lla\/anH/~\ al mi inrl/~\ a i in ranc tamnnral

Pero el alma de Shadoe estaría libre de estar encadenada a su padre y la

hipocresía de Adrián llegaría a su fin.

El error que había cometido a lo largo del tiempo finalmente seria


rectificado. En

muchos sentidos, sus acciones podrían re balancear la balanza. El y Syre


habían

demostrado ser indignos de sus liderazgos. Ambos capitanes: el Fallen y el

Centinela estaban por encima de los reproches, individualmente, deberían


predicar

con el ejemplo. Su teléfono celular sonó. Tiro de él, de su bolsillo, Adrián


vio que

era Jasón. Se disculpó por tener que tomar la llamada, pero Lindsay solo le

ahuyento con su mano para que continuara con la llamada.

—Mitchell—, respondió.

—El vuelo de Damien está a punto de despegar. El estará en casa en un par


de

horas.

Adrián sabía que todo mundo se debería mover tan rápidamente como
fuera

posible, pero eso hacía que moderara un poco su impaciencia. La muerte de

Phineas exigía una pronta represalia, pero necesitaba información detallada


para

comenzar su caza.

Damien había sido el primer Centinela en la escena y tenía la


sobrevivencia

Lycan. Podría ser su punto de partida.

—Yo tengo a Shadoe—. Una pausa. A continuación un silbido.

—El momento es perfecto. Nos da alguna ventaja si el canalla de Syre


finalmente

decide ir.

—Sí.

Adrián estiro su columna por la tensión. Consideraba desagradable usar a


Lindsay como señuelo para acceder a Syre, no se podía negar que era el
mejor

medio para manipular a su padre vampiro y ponerlo en una posición


vulnerable.

—Estamos en público ahora.

—¿Deb o decirle a Damien que se reporte a tu oficina en la mañana?

—^^uiero verlo en el instante en que llegue. Es nuestro principal foco hasta


que

encontremos al responsable.

29

—Entendido

—¿Y el piloto? ¿Sab emos lo que le ocurrió?

—Fue arrojado por las escaleras desde el techo, antes de que pudiera bajar
las

escaleras. Está en todas las noticias locales de Ph oenix ahora.

Mierda. Adrián hecho los hombros hacia atrás.

—Tienes que enviarme su expediente, quiero que su familia este protegida.


Y

consigue vigilancia en control de daños. Sus seres queridos no necesitan


ser

seguidos por los medios de comunicación ahora.

—Estoy en ello, capitán. Nos vemos en un rato.

Incitado por regresar con Lindsay al punto donde ella estaba tan pronto
como

fuera posible, regreso su atención a ella y no la encontró, pasando la


sección de

productos, se acercó al segundo Lycan.

EJj

—¿Porque la dejaste fuera de tu vista?

ijah está con ella.

—Ve por el carro y espera en el frente.

El Lycan asintió con la cabeza y se fue. Adrián camino hacia la parte


delantera de

la tienda, buscando en cada pasillo por unos rizos cortos dorados y una
figura

esbelta.

Vio a Elijah recargado en la pared de atrás, tenía una buena pinta con su
postura

amplia y los brazos cruzados. Lindsay no estaba con él.

Acorto la distancia entre ellos en menos tiempo del que llevo parpadear,
Adrián

pregunto:

—¿Dónde está?

—Cuarto de baño. ¿Dónde está Trent?

Adrián fue golpeado nuevamente por la confianza y el comando en la voz


del
Lycan, la seguridad con que se llevaba a sí mismo el licántropo, una innata

confianza en sí mismo que le había permitido a Elijah volar como un cisne


cuando

se aventó de cabeza desde el helicóptero a pesar de su terror a las alturas.

Por eso era responsable de llamar la atención sobre sí mismo como un


posible

Alpha en las filas de los Lycans. Deliberadamente probándolo, Adrián


respondió

con divagaciones provocativas y vagas.

—Obedeciendo órdenes.

Elijah asintió con la cabeza bruscamente, ocultando cualquier reacción


adversa

que pudiera haber tenido al no obtener una respuesta.

—May un demonio en la tienda. Uno de los vendedores nocturnos. —No


hay

problema—. Norteamérica es territorio de Ranguel Gadara.

30

Era responsabilidad de los siete arcángeles tener demonios policías. Adrián

había sido creado solo para cazar ángeles renegados.

Aparte de Sammael-o satanás, como él había sido dado a conocer a los

mortales— la mayoría de los demonios no eran dignas presas de un


Centinela.

—Creo que esto nos debe de concernir. Él estaba detrás de la mujer en la


tienda.

—Mantén un ojo en él. Y escolta a Lindsay a mí en el momento en que ella


salga. —

¿Quiere que la cuide a e lla? ¿Y usted?

Avanzo hasta detenerse cuando estaba hombro con hombro, Adrián volvió
su

cabeza y se encontró con la mirada del Lycan. Él sabía que Elijah no estaba

preocupado acerca de su seguridad tanto como la curiosidad que tenía


sobre

Lindsay y su importancia.

—Me puedo cuidar por mi propia cuenta por unos minutos.

El continuó y se detuvo en la sección de comida Asiática antes de terminar.

Estaba a medio camino a través de las cosas de hornear cuando Lindsay


apareció al

final del pasillo. Elijah estaba directamente detrás de ella.

—Tenemos todo lo que necesitamos—, Adrián le hablo a ella, —a menos


que

tengas algunos requerimientos más.

Hiso una pausa a medio paso. A pesar de que su pose pareció casual y
relajada

en la superficie, el sintió una tensión afilada en ella. Una brisa inexplicable


volaba

sus rizos rubios sobre su frente. Sintió el demonio detrás de él, antes de
que
Lindsay hablara. Sus ojos marrones se volvieron oscuros y duros como el
ónix

negro.

—Aléjate de él, idiota.

El sintió el poder que ondulaba por la espalda y se extendía hacia el


exterior,

desactivando las cámaras de seguridad en la tienda con un aumento de


electricidad.

Elijah le enseño sus colmillos en un gruñido salvaje.

—Llama a tu perro y a la perra, Serafín—, el demonio susurro detrás de


Adrián.

— No quiero problemas.

—Embustero—, Lindsay le dijo. —Puedo sentir el mal en ti.

Adrián dio un cuarto de vuelta, ofreciéndole la vista tanto a Lindsay como


a la

criatura que estaba erizada era—un dragón cuyas manos estaban


flexionadas a los

lados de los muslos, preparándose para expulsar la potencia de su fuego


nada

despreciable, Adrián lo podía percibir en él.

En cuanto al demonio, era meramente una molestia solamente, para un ser


tan

antiguo y poderosos como Adrián, pero la rapacidad con la cual, el


considero a
Lindsay y el desprecio que mostro por ella era intolerable.

—Si te disculpas con la señorita por tu rudeza—, Adrián dijo suavemente,


puede que quizás me abstenga de eviscerarte.

—Mierda—. El dragón levanto ambas manos, sus ojos como dardos.

—Lo siento, señorita. Solo dile que se retiren, Serafín y saldré de aq uí.

31

El aspecto del mortal demonio era el de un adolescente—cabello rubio


rojizo,

con cola de caballo y ropa holgada y un letrero de identificación con el


nombre de

SAM, pero había la frialdad del reptil en su mirada que revelaba un interior
más

oscuro.

Los dragones eran una clase repugnante de demonio, con tendencia a


aterrorizar

a los mortales como deporte antes de tomar un bocado de ellos. Pero este
tipo era

problema de Ranguel; Adrián tenía animales más grandes para cazar.

Adrián sacudió su muñeca con desdén, aburrido con la demora.

—Vámonos.

—Creo que no—, gruño Lindsay.

Un rayo de plata cruzo ante los ojos de Adrián. Su mirada lo siguió con
igual

velocidad.

Por un instante, el dragón se balanceaba, le había lanzado una daga, que le

sobresalía de la frente y con la boca abierta en una mirada helada de


incredulidad.

A continuación su cuerpo se desintegro en brasas, cayendo en un montón


de

cenizas a la mitad de altura de un hombre. La hoja de repente cayó entre


los restos

y llego al suelo en medio de un silencio atónito.

Adrián se agacho y recogió el cuchillo, el cual había sido capaz de acabar


con un

dragón; la raza tenía la piel impenetrable. Si "Sam" hubiera sospechado


que estaba

bajo ataque, él hubiera cambiado para protegerse asimismo. Pero Lindsay


le había

sorprendido, así como al mismo Adrián.

Una oleada caliente de deseo sacudió a Adrián sobre sus talones, seguida

rápidamente por la furia de un hombre que solo volvía a respirar por ser
ella su

única razón, por pensar que ella se había puesto a sí misma en peligro
incalculable.

Él se levantó y la miro.

Ella le devolvió la mirada con una sonrisa tensa.


—Parece que ambos tenemos que dar algunas explicaciones.

Capítulo 5

Traducción y corrección: Mayte 008

—¿Estás pensando en usar eso?

Los dedos de Lindsay estaban en unos de los cuchillos para lanzar que ella

llevaba en su bolsa de viaje y no se disculpó.

Cuando ellos habían dejado el aeropuerto John Wayne, ella había


reconocido

que los guardias de Adrián no eran humanos. Tampoco eran inhumanos y

malvados, porque ella podía sentir si lo fueran—al igual que con el


empleado de la

tienda ella lo había visto en sus ojos como un letrero de neón. Para estar
segura,

había agarrado su bolsa con el arsenal de su maleta. Se encogió de


hombros,

deliberadamente proyectaba una indiferencia que reflejaba la de Adrián.

—Me tranquiliza tenerlos a la mano.

32

Ella había estado matando a no humanos malévolos, a esos seres desde que
tenía

dieciséis años y hacía tiempo que había dejado de perder el sueño por ellos.
Qué

pensaría de ella en ese momento Adrián.


La cosa odiosa de la tienda lo conocía —él le había hablado directamente
—había

tenido miedo cuando Adrián lo amenazo. Quizás ella, estaba volviéndose


loca como

la mierda, pues ella se sentía segura alrededor de Adrián como nunca lo


había

sentido desde que tenía cinco años.

Dios…ella sabía cómo ver a otro lado, como esperar por una excelente

oportunidad. Ella sabía dónde trabajaba SAM, ella pudo haber esperado y
regresar

en una mejor ocasión y tomarlo a él en privado. En su lugar, ella misma se


expuso

totalmente como si le hubieran arrancado la ropa.

Ella lo había hecho por que no podía dejar de hacerlo. Había sido
demasiado

joven para salvar a su madre, pero después de algunos años, había jurado
que

nunca esperaría a que escapara otro maldito y matara a personas inocentes.

La mirada en los ojos de Sam cuando el volteo, era una copia de lo que ella
sabía

y conocía: lo había estropeado y ahora a los problemas.

De ninguna manera en el infierno ella, podría dejar dejaría que se fuera en


ese

estado de ánimo. Nunca se había parado a preguntar quién terminaba


cargando
con el peso de su humillación y frustración y si ella podía haber prevenido
las

consecuencias.

—Te tranquiliza llevar un arma—, Adrián repitió, estudiándola a un lado


ya del

asiento del auto. Su elegante auto negro Maybach9 ronroneaba por la


ladera de

una colina, al pasar por un camino dejando atrás la ciudad.

—¿Que eres?

El corazón de ella, latía demasiado rápido también, forzándola a


reconocerlo

cuando termino de hablar. Con un rígido enfoque, ella hiso que su cerebro
girara en

torno a lo que ella no entendía.

Ella no podía volver a ese oscuro precipicio en su mente, ese lugar donde
la

locura estaba a lo largo de su subconsciente como un amante. Su terapeuta


de niña

consideraba que ella era uno de sus mayores éxitos. El consideraba que era
una

mujer bien adaptada para una niña que había sido testigo del brutal
asesinato de su

madre a la tierna edad de cinco años.

Él no sabía que cuando el fundamento de su realidad había sido arrancado


de
ella, ella se había forjado uno nuevo. Una existencia donde criaturas con
poderes

inexplicables trabajaban en supermercados y abrían las gargantas de los


familiares

de otros niños. Se había convertido en un guerrero de ese mundo de blanco


y negro,

ese mundo de humanos y los viciosos inhumanos.

Sin embargo Adrián y sus guardaespaldas hacían una mentira de lo que ella

venia aceptando como verdad.

¿Que era él? ¿ Que era ela?

33

¿Dónde encaaba ella, donde los seres quienes no eran humanos tampoco
eran

malvados?

Lindsay trago el nudo de incertidumbre y confusión que le obstruía la


garganta.

Adrián frunció los labios ligeramente e imperceptiblemente. La energía


caliente

pulsaba en el aire alrededor de él, estaba totalmente en desacuerdo con su


apático

comportamiento.

Él se extendía con elegancia en el asiento de cubo, implacablemente


elegante e

inherentemente letal. Cuando Adrián había dicho en voz baja y suave la


amenaza a

Sam, ella no lo había culpado—del jodido—susto—que se había llevado


Sam—

parecía que se iba a hacer pis encima.

Aunque no había habido la más mínima fisura en la compostura de Adrián,


él se

sentía como un tornado hacia ella, una violenta e implacable fuerza de


destrucción.

Si la muerte tenía un rostro, ese era el de Adrián cuando él estaba enojado:


un

terror hecho más horroroso por su belleza imposible.

—No sabes que soy—, dijo, lo único, su voz resonaba aún más
pronunciada, —

¿Pero sabias lo que era el empleado de la tienda?

—La única vez que me gusta mostrar primero a mí la mano, es cuando hay
un

cuchillo volando fuera de ella.

Él se movió con tanta rapidez. Un instante, estaba a un brazo de distancia y


al

siguiente, la había inmovilizado. Su mano que sostenía el cuchillo estaba


atrapada

en el asiento de cuero, mientras que la otra estaba bloqueada en el respaldo


del

asiento con una mano de hierro. Sus ojos azul estaban en llamas,
literalmente
brillaban en la oscuridad.

El corazón de ella se aceleró en el temor y un miedo loco. Ella no tenía


idea de

que era el, pero sabía que la podía romper demasiado fácil. El poder
irradiaba de él

como una ola de calor, lavando la piel de ella y picando en sus ojos.

—Déjame ir—. La mirada de Adrián estaba caliente por la rabia y el deseo


sexual.

lo?

—Tú encontraras que soy increíblemente indulgente contigo, Lindsay. Lo

reconozco y me inclino ante ti, de manera que no lo hare para nadie más.
Pero

cuando se trata de tu seguridad, no puede haberjuegos o evasión. Tu solo


tomaste

un dragón quien no te hab ía atacado primero. ¿Porque?

—¿Un dragón? — su respiración tartamudeo por el shock. —¿Me estas


tomando

el peí

—¿Ni siquiera sabias lo que era el antes de matarlo?

Al darse cuenta de que él estaba hablando en serio, Lindsay se desinflo en


el

respaldo del asiento, toda lucha y resistencia salió de ella en una carrera.

—Yo sabía que él era malo. Y que no era humano.


Al igual que sabía que Adrián, tampoco no lo era. No humano pero
tampoco vil.

Capaz de ser terrorífico, sin embargo, él no le incitaba a sentirse paralizada


por el

34

miedo como el que le afecto cuando su madre fue asesinada. Lindsay busco
y

espero a que esa sensación le golpeara con horror. Pero la ansiedad nuca
llego. La

tempestad que ella sentía en el carecía de violencia, pero aunque—sus


efectos en su

radar interior—eran únicos.

Ella lo leía como si ella leyera el clima, como si él estuviera con el viento,
que

estuviera hablando con ella desde hace tanto tiempo como ella podía
recordar.

Había un acercamiento familiar con el que ella no podía explicar ni negar.


Y

aunque él la sometía, lo hacía con mano inquebrantable, pero suave, la


expresión

en su cara era llena de anhelo y tormento… cada cosa acerca de la manera


en que el

la trataba era muy humanizado en el.

Lo que él fuera, ella lo veía como un hombre. No como un monstruo.


Adrián la
veía, con la mandíbula tensa. Por encima de ellos, el techo panorámico, el
cielo

ofrecía un telón de cielo negro y con estrellas. El momento se alargó en


dos, luego

en tres, con ninguno de ellos capaz de mirar lejos.

Finalmente, el susurro en un lenguaje que ella no conocía, su voz latía con


una

emoción que incito un temblor y sensación de agua tibia por la sorpresa. La


cabeza

de él estaba agachada. Su sien tocaba la de ella, acariciándola. Sus labios


rozaron

sus cejas, su cabello se movía a la deriva como seda gruesa contra la frente
de ella.

Su esencia—a naturaleza terrenal, una fragancia salvaje en el aire después


de una

tormenta—la envolvió.

Los labios de ella se separaron en respiraciones jadeantes y busco su boca a

ciegas, vencida por una inexplicable hambre por el gusto de probarlo. Él se


echó

atrás, recuperando su asiento. Su cabeza se apartó de ella cuando el


pregunto en un

tono calmado,

—¿Cómo lo supiste?

Lindsay permaneció inmóvil, devastada por el momento de ternura y


anhelo tan
fugaz que se preguntó si lo había imaginado. Lucho por conseguir deglutir
porque

era difícil encontrar su voz.

—puedo sentirlo. Sé que tú no eres humano, tampoco.

—¿Tienes intenciones de matarme, también?

Su ronroneo amenazador hiso que ella apretara los dientes en el borde. Ella
se

enderezo.

—Si lo tengo que hacer.

—¿Que estas esperando?"

—Más información.

Ella deliberadamente, volcó su pequeña hoja hasta y hacia debajo de sus


dedos,

tratando de recuperar su centro de equilibrio por ser una actividad tan


familiar. No

iba a decirle sobre el viento y la forma en que el habla con ella. Porque
todo lo que

ella sabía, podría ser una debilidad que el conocería y explotaría.

—Tú eres…diferente. No eres como los otros.

35

—¿Cómo, quienes, constituyen los otros? —Vampiros.

—Vampiros—, el repitió.
—Sí. Dientes afilados, garras, chupasangres. Malvados.

—¿Cuánto tiempo has estado matando vampiros?

—Diez años—. Un gran silencio.

—¿Porque?

—Suficientes preguntas—, replico ella. —¿Que eres?

—Puedo escuchar tu corazón acelerarse—, él se burló en voz baja. Tú no


sabes lo

que soy o lo que puedo hacer. Y ya has perdido el elemento sorpresa.


Ahora se de

lo que eres capaz.

Lindsay sonrió sin humor, haciéndole frente al desafío. Él estaba de un


humor

volátil y abatían sus emociones como cuando azota la lluvia tropical.

—Tú no tienes idea de lo que soy capaz de hacer. No has visto nada aun—.

Inclinándose hacia él, ella repitió, —¿que eres? — El volvió su atención


para ver

adelante.

—Cuando lleguemos a casa, te lo mostrare.

Lindsay se quedó mirándolo y jugo libremente con su cuchillo.

Él había conseguido detenerla por algunos momentos, tomándola

completamente por sorpresa y ni siquiera eso era suficiente para poner su


estado
en alerta total. Él fue desarmado por ella en todos los sentidos, a pesar de
saber

cuan peligroso era él.

Cualquier otra cosa que ella descubriera de Adrián Mitchell, era irrefutable
de

que la había engañado. Y eso era más peligroso para ella que tener garras,
colmillos

o escamas que el pudiera revelarle. Una maldita vista de miedo, también.


Ella se

enfocó en su perfil magnifico.

Incluso después de recibir enteramente su atención en las últimas horas,


ella

estaba atrapada por la fuerza de su mandíbula y la línea aristócrata de su


nariz. Ella

amaba la forma de sus labios, que fueron tan bellamente grabados, ellos
eran una

obra de arte por derecho propio…

Imágenes mentales de esa boca seductora cepillando a través de su piel,

susurrando palabras acaloradas, eróticas palabras y una sonrisa


curvándolos en su

totalidad tomo a su corazón en un puño. En su imaginación había un


repertorio

entero de imágenes íntimas, sombras de imágenes que eran conmovedoras


casi

como si fueran recuerdos.


La excitación barrio sobre su piel, endureciendo sus pezones y estimulando
un

proceso lento de un goteo caliente entre sus piernas. Aparto la mirada al


camino,

ella veía por la ventana y luchaba para regular su respiración que era
errática.

Mierda.

¿(Qué es lo que estaba malcon ella?Era un desastre.

36

Un estremecimiento molesto, le provoco un caos nervioso. La distancia


entre las

propiedades de la ladera se expandía hasta que subieron a la cima. Pronto


el

infrecuente alumbrado público desapareció, el cielo de la noche engullo


todo a

excepción de la estrecha franja que iluminaban los faros. Ella se recordó


así misma

que Adrián era un personaje conocido y su padre sabía dónde estaba, pero
esas

garantías no la calmaban por su parte su mente gritaba, él no es humano.

El carro fue más lento cuando llegaron a una puerta de hierro forjado
dividiendo

el camino en dos secciones, cortando el acceso al público.

Ella estudio su entorno inmediato, su mirada se detuvo sobre una losa de


granito
difícil de cargar en el hombro, era un chorro de arena con las palabras
escritas

PUNTA DEL ANGEL.

Un escalofrió de malestar se deslizo por la espalda de Lindsay. Un guardia

corpulento salió de la puerta de entrada. El vio al conductor de Adrián—


Elijah—y

asintió y se retiró al interior para abrir la puerta.

El Matbach avanzo otra media milla antes de que la casa quedara a la vista.
Tan

oscura como la noche salía está por encima de la contaminación de la


ciudad,

Lindsay no tuvo problemas para ver la casa.

Estaba bañada en reflectores que iluminaban como si estuvieran a la luz


del día.

Sería imposible para alguien acercarse a esta casa de cualquier lado o


desde arriba

sin ser visto.

La residencia estaba escalada al lado de los acantilados en tres niveles,


cada uno

con su propia cubierta envolvente a lo ancho.

Madera de revestimiento exterior, terrazas de roca y vigas de madera


hechas,

que hacía que la casa se viera como si fuera parte de la ladera. Ella no
sabía nada
acerca de arquitectura, pero PUNTA DEL ANGEL gritaba opulencia—
como todo lo

relacionado con Adrián lo hacía.

El coche rodo hacia un estacionamiento y la puerta fue abierta por otro


guardia.

Lindsay estaba a punto de salir cuando Adrián apareció ante ella con la
mano

extendida. Ella no podía dejar de notar su velocidad, que al parecer sintió


que no

necesitaba ocultar, pero no hiso ningún comentario.

Aprecio que dejara caer la pretensión de ser humano, pero no lo alabaría


por ello.

Sus pies crujían sobre el camino de grava. Estaba tratando de absorber la


grandeza

de la casa cuando un movimiento en la periferia de su visión hiso que


volviera la

cabeza.

Un enorme lobo estaba merodeando. Jadeo por la sorpresa y con temor

instintivo, Lindsay retrocedió ella misma aplastándose contra la parte


lateral del

auto. Adrián la cogió por el codo, el escudo de su cuerpo la lleno con


comodidad y

alivio indefinible.

La bestia olio un neumático y luego levanto la cabeza majestuosamente y


la
observo con innegable inteligencia. Los sentidos de ella pateaban a toda
marcha,

preparando su cuerpo para defenderse.

—Eso, no es necesario—

37

Adrián murmuro, haciendo que se diera cuenta de la facilidad con que ella

mantenía su cuchillo.

Elijah rodeo el capo del carro. Un gruñido bajo retumbo en su pecho


mientras

miraba l lobo. La bestia volteo su espalda, bajando su mirada.

Más lobos aparecieron. Un pack entero, o quizás dos.

Lindsay no sabía cuántos lobos había en un pack, pero por lo menos había
una

docena de esos animales multicolores alrededor de la entrada. Su tamaño


era

imponente.

Cada uno parecía como si comieran una vaca entera todos los días. Un rayo

cruzo el cielo, imitando perfectamente la carga eléctrica alrededor de


Adrián. Jesús.

Ella exhalo apurada.

Lo mundano del otro mundo tanto del lugar y del hombre junto a ella la
hiso

estremecer. El viento la acariciaba, agitando su pelo, pero no llevaba una


advertencia, ni consuelo.

Estaba sola y la sensación de que había caído—en el agujero del conejo—


la hacía

sentir confusa, fascinada, apedreada. Adrián gesticulo hacia la casa.

—Entremos.

Ella siguió su ejemplo. Entraron a través de una puerta doble, en la entrada

atravesando un hall para llegar a una habitación enorme de estar. Una


enorme

chimenea dominaba en una de las paredes, Lindsay estaba bastante segura


que su

Prius cabria fácilmente en su interior.

—¿Te gusta?

Le pregunto, liberándola y observándola cuidadosamente, como si su


opinión

importara. El interior de la casa de Adrián era completamente un espacio

masculino, decorado en tonos marrón y gris oscuro, con toques de rojo


quemado

que le recordaba la oxidación.

Materiales renovables verde habían sido abundantemente utilizados—


maderas

talladas, ropa de cama de algodón grueso, hierbas secas. Directamente


frente a la

puerta de entrada en una pared con ventanas con vista las colinas y los
valles más
pequeños se veían a continuación. Las luces de la ciudad se observaban a
distancia

que brillaban como fuego multicolor, pero parecía a un mundo de distancia


desde

este lugar. Para llamar a la residencia, increíble era solo un eufemismo.


Adrián

también lo era. A pesar de su urbanidad, sentía una conexión con la tierra y


la

naturaleza dentro de él. Ella mantenía su bolsa cerca de ella y lo vio.

¿^^ué más puedo pedir?

—Bien—. El hiso un gesto majestuoso. —Te quedaras aquí


indefinidamente—. Su

arrogancia era impresionante.

—¿Disculpa?

—Tengo que mantenerte donde sepa que estarás a salvo.

38

Tengo que mantenerte…como si el tuviera derecho. —Quizás yo no quiera

quedarme.

—Deberías haberlo considerado antes de que mataras a un dragón en un


lugar

público.

—Tú eres quien me trajo. O tus guardaespaldas lo hicieron. Si yo no


hubiera
estado contigo, él nunca hubiera puesto su atención en mí. Así que si yo
soy ahora

un objetivo, es tu culpa.

—Independientemente de quien tenga la culpa—, él dijo calmadamente, —


E ljjah

noto que te estaban siguiendo. En el breve espacio de tiempo en que


estuviste en el

baño fue cuando Sam desconoció tu paradero. E s posible que el notificara


a

alguien que te vio con nosotros. Si lo hiso, su desaparición levantara


sospechas y

quizás sea el primer lugar para empezar a buscarlo—. Ella frunció el ceño.

—¿Porque una chica que sale contigo es interesante para alguien más? E
res rico

y caliente como el infierno. Estoy segura que te han visto con otras
mujeres todo el

tiempo. ¿Estás hablando como si el llamara a los paparazzi? ¿O más tíos


dragones?

Adrián gesticulo hacia el pasillo con una elegante extensión de su brazo.

—Te voy a enseñar tu habitación. puedes refrescarte y luego hablaremos.

—Tú, vas a hablar—, Lindsay corrigió. —Yo voy a escuchar.

Su mano se posó en la parte baja de la espalda de ella y sintió el poder


zumbando
a través de el—una tremenda energía restringida por una fuerza ciclónica
que la

lleno de asombro.

Él se sentía diferente en ese lugar. El poder que ella sentía de el al inicio


era una

sombra, más refinada. O tal vez solo más evidente. Quizás él lo hacía

deliberadamente. De cualquier manera, la agitación que el exudaba en el


Maybach

estaba liberada ahora.

Porque el traicionaba esa inquietud por ella, un estaño, que la retenía en su


casa

ahora, ¿dónde él se sentía más confortable? Ella vio a su alrededor y se dio


cuenta

que no estaban solos. Había otros con ellos: más chicos musculosos, así
como

algunos con una constitución muy elegante como Adrián.

Unos pocos eran mujeres, también—eran lo suficientemente


impresionantes

para despertar sentimientos de celos y posesividad. En total había una


docena de

espectadores dando vueltas por la periferia de la sala, examinándola y

sometiéndola a hostiles miradas.

Ella empujo su mano dentro de la bolsa y empuño una segunda hoja. Era

superada en número por un amplio margen y como ser humano sin duda,
definitivamente poco poderosa junto a ellos. Su pulso se aceleró con
aprensión.

—Lindsay— Adrián le rodeo la muñeca e instantáneamente bajo su ritmo

cardiaco, irradiando calma dentro de ella donde él la tocaba.

—No necesitas eso. E s el lugar más seguro de la tierra para ti. Nadie te
dañara

aquí.

39

—Me gusta hacerlo tan difícil como sea posible—. Ella prometió,
hablando a la

sala

en general. Una amenaza posiblemente vacía, considerando que ella no


tenía

idea con qué demonios estaba tratando.

—Ten cuidado, tu eres mortal. Frágil.

Ella le lanzo una mirada con la ceja levantada. Ella podría sostener su
posición

contra cualquier otro "mortal' aunque el hombre triplicara su tamaño. Pero


Adrián

la llamaba "frágil", reafirmando su creencia, de que lo que fuera, era


poderoso en

una forma que no sabía que existía.

—Nosotros todavía no establecemos, que eres—. El exhalo, cediendo. —


Tú has
hablado de vampiros. ¿Qué otras criaturas conoces?

—Dragones. Gracias a ti.

—Dragones gracias a ti—. Repitió. Y la soltó, dio un paso atrás. —¿Si


hubiera

ángeles, ellos serían chicos buenos o malos?

La mente de Lindsay empezó a girar. Los ángeles tenían connotación


bíblica y

ella le había dado la espalda a la religión hace mucho tiempo.

¡(Que había hecho!

Ella estaba muy molesta pensando que alguien tenía la capacidad para
prevenir

la muerte de su madre, pero no hacía nada. Forzó a relajar la tensión de sus

hombros.

—Depende de si participan activamente o no en matar a los vampiros y a


los

dragones.

Zarcillos elegantes de humo a la deriva detrás de él. Se expandían como


niebla

difusa, tomando la forma y sustancia de alas—puras, prístinas, blancas,


con un

toque de carmesí, como si hubiera arrastrado sus bordes sobre sangre


recién

derramada.
Lindsay se tambaleo hacia atrás, apenas salvándose a sí misma al recargar
una

mano contra la pared. La pureza de su forma verdadera amenazo con


cegarla.

El poder emanaba de el con un cálido resplandor que era tangible, que se


sentía

como si estuviera tomando el sol a medio día.

Las lágrimas picaban en sus ojos y debilitaban sus rodillas. El hall giro con
una

terrible sensación de deja vu, milisegundos de flashes de Adrián con sus


alas.

Diferentes ropas, el largo de su cabello alterado, varios telones diferentes


de fondo.

Por un momento ella perdió el conocimiento. Y entonces todo se unió en


un solo

pensamiento:

Un Angel. Mierda.

Ella estaba tan alejada del concepto piedad, que existía en un universo

totalmente diferente. Incluso ahora—presente con sus alas y su glorioso


resplandor

dorado— lo que sentía era menos acerca de la reverencia y más acerca de


lo

primitivo, lujuria pecaminosa. Sin nada, crecía más su enamoramiento con


Adrián

40
cuando sus alas se desplegaron ya que lo veía sin su fachada exponiéndolo
tan

abiertamente como ella se expuso en el almacén.

Todo era peculiar en su vida. Rapidez, fuerza, capaz de detectar los


pequeños

cambios en el viento que le decían cuando algo malo estaba cerca. Como
un niño,

ella a menudo se sentía como mutante, siempre tenía que ser consciente de
la

rapidez con que se movía. En la última década se había gastado tratando de


ser

"norma!" mientras cazaba cosas peligrosas para matarlas.

Ella había tenido la esperanza de tener una relación romántica seria. La

necesidad de ocultar una parte integral de ella la había dejado por completo
sola en

el más fundamental de las formas.

Ahora se enfrentaba a alguien que sabía que ella era diferente. Alguien
quien

solo podía aceptarla de esa manera porque él era diferente también. Ella
había sido

incapaz de confiar acerca del inframundo que ella sabía que existía.

Pero Adrián lo sabía.

—¡Tu dejas al dragón de pie! — ella acuso, escudando detrás de la ira


repentina
su vulnerabilidad.

Sabiendo que ella era cazada, Adrián lo sabía—íntimamente en la


profundidad

como nadie más lo hacía. Él era repentinamente precioso para ella por ese
motivo,

este ser etéreo de belleza imposible.

—Tu seguridad es mi principal preocupación. —Yo pedo cuidarme por mí


misma.

Debes tener cuidado de ellos.

—Yo solo cazo vampiros—, dijo el suavemente. —Y como te lo dije él era


un

dragón.

La puerta frontal se abrió y su mirada voló hacia ella. Elijah entro, llevaba
las

cosas comestibles que habían comprado. Se detuvo en el umbral, su rostro

impasiblemente guapo cuando observo la tensa escena ante él. Un grueso


mechón

de cabello café cayó cruzando su frente, enmarcando unos ojos como


esmeraldas.

Aunque ella no lo había visto sonreír ni una sola vez, ella no sentía
vibraciones

hostiles de él. El solo parecía atento y marcadamente curioso.


Definitivamente

inteligente. Era astuto, lo apostaba y duro para coger por sorpresa.


Ella sintió a Adrián llegar a su lado. La esencia de su piel llego a ella en la

siguiente inhalación.

Él es un ángel. Ycaza vampiros…

—Sé que estas hambrienta—, murmuro. —Vamos a retirarnos, para que


puedas

halar conmigo mientras hago la cena.

La idea de que un ser celestial alado fuera su esclavo y cocinara para ella
además

fuera caliente, era bizarro, sin embargo, había una sensación inherente de
rectitud

al estar con Adrián de esta manera, como la intimidad de que él le


preparara

comida a ella era reconocible.

41

Dios, ella tenía que controlarse. Tenía que averiguar las reglas del nuevo
juego y

como tratar con ellos o como eludirlos. Ella no podía darse el lujo de ser
ignorante

y ciertamente nadie dictaría donde ella permanecería cuando ella se fuera.

En algún lugar fuera de ahí, los vampiros que habían matado a su madre
irían

ciertamente a aterrorizar a alguien más. Ellos habían tomado tal placer del
dolor y

el miedo de lo que le habían hecho, ella no podía verlos hasta que alguien
los

pusiera boca abajo.

Ella quería ser quien lo hiciera y ella no iba a detener la caza hasta que ella

supiera a ciencia cierta que nunca destruirían la inocencia de otros niños de


la

manera que lo hicieron con ella.

—Ok—, ella agrego. —pero como he dicho, tú serás quien hable. —


¿^^uién es

ella? —No lo sé.

Elijah se inclinó apoyando su antebrazo en una litera del cuartel general de


los

Lycans y vio a los hombres y mujeres que estaban alrededor de él.

—No veo como Adrián la conoce. Ella acababa de aparecer en el


aeropuerto y él

ha estado junto a ella desde entonces. Nunca lo hab ía visto ver dos veces a
una

mujer, pero no puede apartar los ojos de ella.

—Quizás es solo su tipo—, dijo Jonás, mostrando los límites de sus


dieciséis años

con toda su ingenuidad.

—El Serafín no tiene un tipo. Ellos no tienen emociones como nosotros.


No

tienen lujuria o hambre de deseo.


Por lo menos eso es lo que a Elijah le habían enseñado cuando era un
cachorro y

lo que había observado con sus propios ojos. Pero esta noche, durante el
viaje a

casa desde la tienda, él había sentido una energía cruda que irradiaba de
Adrián la

cual traicionaba una respuesta emocional a la amenaza a la cual Lindsay


Gibson se

había enfrentado con el dragón.

Y había un borde afilado, intenso posesivo de la manera en que Adrián la

manejaba a ella. El actuaba como si ella le fuera a decir algo a él, mientras
que

claramente nunca lo había visto antes en su vida.

—Sin embargo, ella está caliente—. Dijo Jonás encogiéndose de hombros.


—Me

gustaría hacerlo con ella.

—Ni siquiera bromees sobre eso—, replico Elijah.

—El te trituraría. Estaba dispuesto a acabar con un demonio, en público,


solo

porque la vio feo.

—El cual era problema de Ranguel—, Micah señalo, pasándose la mano


sobre la

mandíbula pensativamente.

—Ya sabes cómo son los arcángeles sobre su territorio, especialmente con
el

Serafín. Por no mencionar la posibilidad de irritar a los demonios. Adrián


podría

haber provocado un montón de problemas por una mujer que el


supuestamente

acababa de

conocer.

42

—¿por ella? es humana—. El tono de Esther era mordaz, incitando a las


otras

mujeres a cabecear en asentimiento.

—Ella mato a un dragón como si estuviera matando una mosca—. Elijah

encontró la multitud de miradas verdes destinadas a él.

—Se movió más rápido de lo que he visto nunca moverse a un mortal, pero
estas

en lo cierto, Esther. Ella es humana. No puedo oler nada más en ella.

—pero tiene que haberlo—, Micah adivino, escuchando lo que estaban


diciendo.

—Si—, Elijah agrego. —He oído que ella le dijo a Adrián que puede sentir
a los

demonios y a los vampiros y ella ha estado cazándolos por diez años.

Un murmullo de incredulidad se movió a través del pack. La boca de él se


curvo
con ironía.

—Adrián le mostro sus alas cuando yo entre a la casa. Hay una historia ahí.
Sería

bueno saber de lo que se trata.

—¿Qué debemos hacer?

Pregunto Jonás a Elijah buscando una respuesta, como lo hacían todos los

Lycans en el cuarto. Los otros le preguntaban muy a menudo. Era una


carga que

Elijah no quería, él no podía permitirlo.

Todo el mundo parecía olvidar que habían sido transferidos al pack de


Adrián

para observarlos. Se dijo el mismo que ellos eran simplemente usados


porque él era

el más tercos. Solo necesitaba romperlos de sus hábitos para que hicieran
las cosas

a su manera todo el tiempo. Pero incluso eso implicaba un poder que no


debería ser

capaz de manejar.

—Mantengan sus cabezas bajas—, el respondió finalmente. —Mantengan


su

nariz limpia. Jasón hiso la sugerencia de que phineas pudo haber muerto
porque

hab ía Lycans involucrados. No queremos dar excusas para que sigan


pensando de
esa manera—. Esther soltó un bufido.

—Jasón nunca ha confiado en nosotros

Elijah les recordó. —Su opinión es

—Y él es el segundo al mando ahora—, importante.

El miro a través de la sala larga y estrecha. Era un espacio utilitario, lleno


de

hileras de literas verde metálicas y armarios. De todos los packs, el de


Adrián era el

más confortable. La mayoría de los otros estaban en áreas remotas, donde


los

centinelas mantenían a los vampiros contenidos, lugares donde un


licántropo podía

correr y cazar y pretender ser libre. Pero el pack de Adrián era considerado
el de

mayor prestigio.

El capitán Centinela paga y alimentaba a sus Lycans muy bien, pero, más

importante, el cazaba solo a los más peligrosos infractores, los más


viciosos, los

más astutos y a los más peligrosos vampiros. Y cualquier Lycan de valor,


tenía

hambre de tener una digna presa, que fuera un desafío. Elijah puso sus
hombros

hacia atrás.

43
—Mi consejo: escuchen con atención a todo lo dicho a su alrededor. Nada
es

demasiado poco como para no tomar nota. Y por favor, piensen dos veces
antes de

que ustedes hagan cualquier cosa para que llamen la atención hacia
ustedes.

Gruñendo su consentimiento, el grupo se dispersó antes de que los


descubrieran.

La colusión y el motín eran cargos serios que ninguno de ellos quería


enfrentar.

Micah se quedó atrás, recorriendo con una mano su impresionante pelo


rojo que

llevaba en su piel de lobo. Antes de hablar, miro por encima de sus


poderosos

hombros para buscar espías. Entonces, él se inclinó y le susurro

—Podría ser nuestro boleto a la libertad—. Elijah se puso tenso. —No


digas una

palabra más.

—¡Alguien tiene que decirlo! Nosotros no tenemos que vivir así—


luchando

contra nuestra naturaleza y reprimiendo nuestros instintos. Te he visto


cargar las

jodidas compras de Ad rián. Tú eres mejor que eso. ¡Mejor que él!

—Detente.

Elijah se dio la vuelta. No hay nada que el pudiera hacer. Un levantamiento


que

solo conduciría a la muerte de todo el mundo que, a él le importaba.

—El salvo mi vida hoy. —El solo pudo tomar el camino fácil.

—Lo sé. Pero ahora estoy en deuda con él.

—No puedo tratar y nosotros no tendremos éxito sin ti. Yo sé que tú ves
que hay

una oportunidad con esta mujer. Si Adrián está apegado a ella, quien sabe
lo que

podría dejar de ver, ella regreso a él con seguridad.

—¡No renunciara a su control sobre los Lycans! —Elijah se hundió dentro


de una

litera de la parte baja.

—Si tú piensas que sin nuestra protección los centinelas son débiles, te
llevaras

una desilusión. Ellos son Serafines entrenados para dominar otros


Serafines, los

seres más poderosos celestiales a un lado del creador. Adrián vive y respira
su

misión. El tren de los centinelas es como si mañana fuera el Armagedón.


Ellos nos

masacrarían a todos nosotros.

—Es mejor morir como Lycans que encogidos como perros.

Elijah sabía que Micah no era el único Lycan con esos sentimientos
imprudentes.
Muchos creían que la lucha por el poder entre los ángeles y los vampiros
no era un

problema de los licántropos y que una revolución era el fin para garantizar
la

libertad que sentían que ellos les debían.

Elijah no estaba en desacuerdo, pero él no tenía una compañera o cachorros


por

quien luchar. No tenía más que así mismo y la caza de vampiros era para lo
que

vivía. Trabajar para Adrián se lo daba a él y tenía mejores recursos para


hacerlo.

—No somos unos cobardes—. Él dijo en voz baja. —Somos responsables


de

contener a anteriores Serafines. E so es enorme.

—Es servidumbre.

44

—¿Que haríamos con nosotros si no tuviéramos eso? ¿A dónde iríamos?


¿Tú

tomarías un trabajo de escritorio? ¿Viajarías? ¿Tendrías niños humanos


jugando

con tus cachorros?

—Quizás. Yo sería libre. Podría hacer lo que quisiera.

—Nosotros seriamos cazados. Todos los días estaríamos mirando por


encima de
nuestros hombros, esperando por Adrián entrando por la puerta y
derribándonos.

Correr no es libertad—. El pelirrojo se sentó en la cama frente a él.

—Tú has pensado acerca de eso—así me suena. Desafortunadamente, yo


tengo

un pack—quiero regresar a Louisiana a cazar—pero hablaremos más


cuando

regrese a casa de nuevo.

—No hay nada de qué hablar. Escapar sería inútil. Deja de presionar. —
Soy tu

Beta, Elijah— sonrió Micah. —Es mi trabajo. —Yo no necesito un Beta. Y


no tengo

un pack.

—Síguete diciendo eso. Tod avía no se convertirá en verdad. Tú controlas


tu

bestia y de alguna manera, eso lo hace más fuerte para dominar al resto de
nosotros.

Yo sé que lo sientes, también, la forma instintiva en que cada Lycan te


mira. No

podemos evitarlo. Eso te hace el jefe te guste o no. Nosotros podemos


mesclar la

mierda a nuestra manera, pero cuando llegamos a esto, necesitamos un


líder y tú

eres el único que ejerce la fuerza necesaria para convertirse en uno.

Elijah se levantó. Su carácter era único. Si ellos no pudieran reunirse


coherentemente sin él, eso quizás salvara sus vidas. Él sabía lo que decían
acerca de

él: Su habilidad para refrenar a la bestia en todo momento era una


anomalía entre

los licántropos.

El miedo, la ira, el dolor—ellos tendían a cambiar sin desearlo, pero él


nunca se

cambiaba a menos que lo deseara. En lo que concierne a él eso lo hacía un


mutante,

pero no lo hacía un Alpha. Seguro como el infierno que no era aceptable


llevarlos a

la masacre.

—Me estas preguntando si los llevaría a un baño de sangre—, él dijo, —


sabiendo

que es inútil. Nunca va a suceder. Nunca.

—Es demasiado tarde para evitarlo, Eljjah. Es demasiado tarde.

Capítulo 6

Traducción y corrección: Mayte 008

Cuando Lindsay barrió una miga de su labio inferior, los pensamientos de

Adrián fueron impertinentemente sexuales.

Ella era una mujer, una hermosa tigresa, con sus cabellos de oro y
oscuridad en

su mirada—pero lo que le despertaba en ese momento, fue el entusiasmo


con que
comía. Ella alternaba entre usar palillos con destreza y comer con los
dedos, ella

disfrutaba evidentemente y suavemente canturreaba en apreciación con un


buen

apetito.

—Esto está realmente bueno—, ella lo elogio.

45

Su fervor hiso que el sonriera interiormente. Los centinelas fueron creados


para

ser demasiado neutrales como para saborear cualquier cosa con tal pasión.
Los

altos y bajos de las emociones humanas no fueron hechas para ellos. Ellos
eran los

pesos que equilibraban la balanza, la espada que destruía los campos. Ella
sostuvo

un camarón por la cola.

—Mi papa llevo a mi abuela a un restaurant de Teppanyaki para cenar una


vez.

Ella totalmente le aventó las espátulas al chef, haciéndolas volar hasta el,
porque

hiso esa maniobra elegante de encender el camarón en su plato. Pienso que


eso fue

increíble. El tipo tenia habilidades locas, pero mi abuela se quedó mirando


a los

camarones por un largo minuto—una mirada fija de muerte, créemelo


entonces ella

se lo lanzo de regreso.

Ella estaba tan insultada. Para ella el chef debía aprender buenos modales
antes

de trabajar en un buen establecimiento.

Las cejas de Adrián se levantaron. Lindsay se hecho hacia atrás en su


banco

junto a la barra riendo.

—Deb erías haber visto la cara de ese tipo. Mi papa compro un par de
tragos de

sake para el solo para calmar su orgullo.

Su risa era contagiosa. El sonido era tan abierto y libre que él no podía
luchar

con su sonrisa más tiempo. Su boca se curvo por primera vez en siglos. Él
la quería.

Quería llegar a conocerla mejor.

Pero tenía que mantener las apariencias de calma, de un anfitrión centrado.

Tanto por el bien de ella como para el beneficio de sus Centinelas. Él


podría sentir

su cautela y desconfianza. A pesar de que nunca lo acusaran, ellos sabían


que

Shadoe lo debilitaría.

Su concerniente preocupación por su bienestar podría fomentar un


resentimiento peligroso si no se mostraba cauteloso. Su unidad estaba
compuesta

de Serafines quienes eran mejores que él, ángeles que no sufrían las
mismas

debilidades emocionales que él.

Ellos no acababan de entender que Shadoe fuera una debilidad para él,
porque

no podían comprender el amor mortal que el sentía. Si un centinela llegaba


a creer

que su misión había sido demasiado comprometida por Lindsay, ellos la


matarían y

se justificarían por hacerlo.

Centrándose en los vegetales fritos de la Tempura, Adrián resistía echar un

vistazo a Lindsay con mucha frecuencia. Ella estaba sentada en un banco


del lado

opuesto de la barra de granito de la cocina, tomando su tercer vaso de agua.


Se

encontraba a si mismo fascinado por la forma en que ella bebía. Doscientos


años de

celibato habían dejado huella. Durante el tiempo sin Shadoe, el no


anhelaba el

toque femenino.

Sin embargo cuando su alma regreso, su necesidad y represión necesitada,


hacía

que el hambre subiera a un primer plano, toda la voracidad había sido


contenida

durante tanto tiempo.

46

Estaba adolorido por su sabor, empujar dentro de ella, hacerla retorcerse


debajo

de su implacable pene. Pero eso tendría que esperar. Lindsay necesitaba


confiar en

el primero, después quería que ella lo deseara tanto como él lo hacía.


Cuando

finalmente la tuviera, no habría ninguna restricción. Y no esperaba que ella


le

pusiera alguna. No tan fiera como ella era.

Cuando ella se diera, seria con el abandono, que el sospechaba. Esta mujer
con el

corazón de un guerrero y un alma que irradiaba dolor. El simplemente


tendría que

esperar y ser paciente a través de las medida necesarias previstas:


mantenerla

segura, hacerla fuerte, ganar su confianza.

—No estas comiendo—, ella señalo.

—No. Lo hago en realidad. Solo no lo hago de la misma manera como lo


haces tú.

—Oh? — El tono de ella era aparentemente neutro.

—¿De qué manera lo haces?


Su control sobre los palillos lacados cambio, a una posición letal. Él podía

romperle la columna vertebral en cualquier momento, sin embargo su


sentido del

bien y del mal, la necesidad de proteger a otros la incito a prepararse en un

movimiento ofensivo en un escenario en que no ganaría. El admiraba ese


espíritu

de lucha y su fuerza de convicción. Adrián considero su respuesta


cuidadosamente.

Podría no favorecerlo y verlo como un parasito, como los vampiros.

—Absorbo energía.

—¿De qué? ¿Cómo?

—La energía de todo lo que nos rodea—en el aire, el agua, la tierra. La


misma

energía aprovechada por los aerogeneradores y centrales eléctricas como la


represa

de Hoover.

—Apuesto a que te viene muy bien

—Es conveniente—, el agrego, regresando su atención al último de los


camarones

y lo que sobraba de pasta—recubierta con vegetales.

Sus niveles de energía estaban zumbando ahora, como siempre cuando


Shadoe

estaba cerca. Su proximidad—la única fuerza de dos almas en una sola


vasija—le
permitía alcanzar grandes niveles de poder del cual él era capaz.

La energía de la fuerza de la vida de las almas era una fuerza primaria para
el

sustento de los Serafines y la razón por la que los Fallen tenían que beber
sangre—

ellos todavía necesitaban la fuerza—de la energía de la vida para


sobrevivir, pero

extraían a distancia de sus almas la fuerza que ellos obtenían y ellos


obtenían la

energía a través de medios directos.

—Entonces—, Lindsay comenzó de nuevo, —tú cazas vampiros.

Lo hago.

Pero el chico en la tienda, era un dragón.

—Lo era—. Ella tomo una respiración profunda.

47

—¿Hay, también demonios? quiero decir, ángeles y demonios siempre


parecen ir

de la

mano.

El saco lo último de la Tempura del aceite con un colador, luego apago el

quemador.

—El dragón era un demonio. Hay otras clasificaciones que se encuentran


bajo
esa designación.

—¿Vampiros?

—Hay algunas criaturas que tiene colmillos y beben sangre y son


demonios. pero

ellos no son mi problema. Mi responsabilidad son otros ángeles—Fallen o


Caídos.

Los vampiros que yo cazo alguna vez fueron como yo.

—Como tú. Ángeles. Realmente—. Sus labios se adelgazaron. —pero, ¿no


son

todos los demonios los que te conciernen? Ellos son chicos malos, ¿cierto?

—Mi misión está claramente definida.

—¿Tu misión?

—Soy un soldado, Lindsay. Tengo deberes y órdenes y yo las sigo. Espero


que

aquellos cuyo trabajo es cazar demonios sientan lo mismo acerca de sus

responsabilidades. No es mi lugar el interceder y no tomarlos en cuenta.

Francamente, tengo suficiente en mi plato.

—¿Pero alguien se hace cargo de ellos?

—Sí—. Ella lo miro un momento y luego asintió lentamente.

—Yo no sabía. Si alguien vibra esta fuera y tengo que tomarlos.

Adrián mantenía un agarre apretado de la barra conteniéndose. Era un


milagro
que ella estuviera viva hoy en día.

—¿Qué es lo que sientes con esas vibraciones? ¿Cómo se siente?

—Como si yo caminara en una casa del terror en Halloween por diversión


y sé

que algo está a punto de saltar sobre mí. Mi estómago se estremece y los
pelos de la

parte posterior siento que se paran. pero es muy intenso. No hay errores
con

ninguna cosa.

—Suenas asustada. Sin embargo cazas las cosas que te asustan. ¿porque?

Lindsay puso su barbilla entre los dedos y los movió.

—No aspiro a salvar el mundo, si eso es lo que me estas preguntando. pero


tengo

que matarlos. puedo sentir la maldad en esas cosas por una razón. Y no
puedo darle

la espa lda a eso. No sería capaz de dormir en la noche.

—Crees que fuiste llamada—. Ella tomo una inhalación lenta y profunda.
El

silencio se prolongó.

—Algo así.

—¿Quien sa be que cazas?

48
—Tú y tus guardias y quien quiera que tú digas

—Es cierto. Esto no es pan comido. pero tengo que decírtelo de todos
modos: vas

a tener que confiar en mí—, él dijo suavemente. No tengo oportunidad de


ayudar de

otra manera.

—¿Es lo que intentas hacer? ¿Ayudarme? — Sus hombros regresaron atrás.

—¿Sabias acerca de mi cuando me viste en el aeropuerto?

¿Que si sabía que tu podías sentir los demonios y vampiros y que los
cazabas

activamente a ellos? — el aclaro, deliberadamente para que pudiera


responder

honestamente. —No. No lo sabía, te vi y te quise y tú hiciste claro que


tenía una

posibilidad contigo. Y actué con eso.

Hiso una línea con su boca y ojos. Un musculo en la mandíbula de Lindsay


se

contrajo con tensión.

—¿Y esa clase de coincidencia solo llego a tu espalda?

—Yo esperaba estar en el mismo lugar en el que tú estuvieras todo el


tiempo.

Después de eso, nosotros nos reunimos porque yo sentí que eras diferente,
¿cierto?

—En rea lidad, yo pensé que tú eras el más caliente hombre que yo había
visto

jamás. Las vibraciones vinieron después. En cuanto al lugar y el momento

adecuado, yo debería haberme ido en un vuelo anterior. perdí mi conexión.

—Y yo fui atacado por un vampiro esa mañana, lo cual resulto en la caída


de mi

helicóptero y la necesidad de viajar en un vuelo comercial. ¿Ves? — él se


encogió de

hombros. —Caos aleatorio.

—Eres un ángel. ¿No se supone que predicas acerca de un plan divino o


algo así?

—Libertad de elección, Lindsay. Todos lo tenemos. Hoy tú y yo fuimos


afectados

por las elecciones de otras personas—. Él le sostuvo la mirada. —pero tú


realmente

no quieres una discusión teológica conmigo. Quieres evitar hablar acerca


de los

eventos que te llevaron a cazar. No te voy a presionar—aun—pero estamos


en un

callejón sin salida hasta que sepa lo que te pasa—. Ella le devolvió la
mirada.

—Estás tan seguro que tengo una historia que contar.

—Te he visto en acción. Se necesitan años de práctica para aprender cómo

manejar una hoja de ese estilo. ¿Quién te enseño?

—Yo me enseñe—. La fiera admiración calentó su sangre.


—¿Que materiales usaste para forjar tus hojas? Debiste usar al menos un
rastro

de plata.

—Sí. Me figuraba que la mayoría…de las cosas tienen una reacción


negativa a

ella.

—Los dragones no. De hecho, aparte de dos puntos débil es, tienen una piel

impenetrable. Tu hoja hubiera rebotadojusto a un lado de él si hubiera


cambado.

Lindsay levanto su mano izquierda y mostro la almohadilla de su pulgar.


Una

línea roja recta que hacia evidente una lesión reciente.

49

—Algunas criaturas tienen una reacción negativa en mi sangre, también.


Yo

siempre froto un poco en mis hojas antes de tirarlas, solo por si acaso. La
sangre

por sí sola no los va a matar, pero le da a mis armas la oportunidad de


hacer el

trabajo. Lo supe de la manera difícil.

La mente de Adrián giraba con las implicaciones de lo que decía. Ella era
mortal,

pero incluso si ella hubiera sido un Nafil con Shadoe, su sangre no debería
tener
ningún efecto sobre los demás.

Ella continúo comiendo, sin saber de su confusión. Volviendo a sus

pensamientos él dijo: —Así que dedicas una parte sustancial de tu tiempo


libre para

aprender como matar a las cosas que te asustan. Tienes un fuerte sentido
del bien y

el mal, Lindsay, pero nadie que este cuerdo comienza a matar cosas sin que
lo

provoquen. No importa lo malvado que alguien pueda sentirse, tú fuiste


testigo del

mal por primera mano para recurrir a esa fuerza letal. Algo te mantiene en
la punta

y ¿hay algo que te mantiene motivada a la

venganza, quizás?

—Y ¿quieres ayudarme a conseguirlo? — la expresión de ella era


cuidadosa y lo

evaluaba.

—¿Cómo podría hacer eso exactamente? ¿porque debería?

—¿porque no? Nuestros objetivos son los mismos. Tú has tenido suerte
hasta

ahora, pero eso no va a durar. Un día pronto, te encontraras con un


demonio o

vampiro que tenga amigos que te cacen o perderás tu objetivo. De


cualquier
manera tus días están co ntados.

—¿puedes enseñarme la diferencia entre vampiros y demonios?

—Así que tienes preferencia—. El cruzo los brazos. —puedo apuntarte en


la

dirección correcta y te dará seguridad. puedo trazar tu caza más


eficientemente y

mostrarte como matar sin tener que depender de la sorpresa. Ahora tú


flotas sin

rumbo, a la espera de encuentros al azar. Te puedo enfocar y dar blancos

específicos—. Lindsay se reclino en su silla.

—Ni siquiera me conoces.

Estaba inclinada y profundamente preocupada dándole a él una


oportunidad

ideal como excusa de acercarse a ella.

—Estoy manteniendo el frente de una batalla en la que estoy en


inferioridad

numérica. Puedo usar cada soldado.

—Pero eso no es todo. Tengo una vida normal y un trabajo.

—Así que. Podemos trabajar en la logísticajuntos.

Ella mordió su labio inferior reteniéndolo entre los dientes. Después de un

interminante momento, ella sintió.

—Ok.
Perfecto.

50

El disfruto un momento de fuerte satisfacción. Entonces escucho la puerta


del

frente abrirse. Un momento después, Damien apareció a la vista. Adrián


cambio su

enfoque al informe que esperaba de la muerte de Phineas.

—Únete con nosotros.

El centinela entro en la cocina, miro levemente a Lindsay y luego dirigió


su

atención a Adrián.

—Capitán.

Presentándolos, Adrián identifico a Lindsay como una recluta. Damien un

Serafín de ojos azul volvió a mirarla.

—La Srita Gibson.

—Llámame L'ndsay, por favor.

—Siéntete libre de hablar—, dijo Adrián a Damien, dándole al centinela


una

mirada

que mantuviera sus preguntas sobre Lindsay, que era la encarnación de


Shadoe

para más tarde. Hubo un momento de vacilación y luego comenzó Damien


a
transmitir los datos de información.

—No tengo mucha información útil del Lycan que sobrevivió a lo de Ph


ineas. La

bestia estaba incoherente por el dol or. Él d|jo que el que los ataco estaba
enfermo.

No estoy seguro de que si se refería a enfermedad física o mental. Él


ataque fue

especialmente brutal, por lo que pudo haber sido el último. Él cuello de Ph


ineas

fue mordido hasta la medula espinal—. Lindsay se aclaró la garganta.

—¿Lycans? ¿Cómo un hombre lobo? — Adrián la miro.

—Los hombres lobos son demonios. Los Lycans comparten una línea de
sangre

con ellos, que les permite cambiar de forma de una manera similar. Pero a

diferencia de los weres, alguna vez fueron ángeles.

—Y van mano a mano—, Damien añadió sombrío, —ellos estarán muy


ofendidos

si alguien los llama hombres lo bo.

—Ángeles. Los ojos de Lindsay estaban muy abiertos y oscuros, el iris era
como

la plata con una astilla de café alrededor de sus pupilas dilatadas.

—¿Porque no se convirtieron en vampiros?

—Porque yo necesitaba refuerzos—, Adrián dijo. —Llegamos a un arreglo


—hice
la petición al creador para evitarles caer en el vampirismo si estaban de
acuerdo en

ayudarme a mantener en línea a los vampiros.

—¿Eran parte del mismo grupo de ángeles, los vampiros y los Lycans?

—Sí.

La única señal de inquietud en ella era la forma en que torcía el vaso de


agua de

ida y vuelta en el mostrador.

—Lo siento acerca de su…phineas.

51

—Mi segundo al mando. Mi amigo—más que un amigo. Era como un


hermano

para mí.

Adrián tenía retraída las alas durante la cena, pero se extendieron de nuevo,

flexionándose con agitación y sed por la batalla. La mirada de ella siguió la


curva

superior de un ala, suave. El sintió la ternura en su mirada como si ella lo


hubiera

tocado directamente. Ella se bajó del taburete y se levantó.

—¿No sabemos lo suficiente para cazar al bastardo que lo mato?

Ella uso el Nosotros ■ en esa oración y a él no se le escapó.

—Lo haremos—. Damien le disparo una mirada, esta vez menos


antagónica que
la anterior.

—por lo que pude reunir, phineas fue emboscado. El solo se detuvo para

alimentar a los Lycans.

—¿Donde está el guardia que sobrevivió? —Lo mate

—No autorice eso.

—Éra el o yo, Capitán— Damien enderezo sus hombros. —Él cargo contra
mí. Me

vi forzado a defenderme.

—¿Te ataco?

—Él trato. Én mi opinión, fue un suicidio deliberado.

Elijah había estado en lo correcto al decir que ningún Lycan sería capaz de
ver a

sus compañeros morir—ellos no viven sin los otros. ¿Pero si el Lycan


sobrevivió,

planeo morir un poco después.?

—Las heridas de Ph ineas—dijiste que le habían roído la garganta. ¿És


posible

que las mordeduras no fueran de un vampiro? — La cabeza de Damien se


inclinó

hacia un lado.

—Éstá preguntando ¿si hay posibilidad de que un Lycan lo atacara? Sí, es


posible,

aunque me preguntaría por la falta de sangre en la escena. Había un poco


de la

arteria al inicio, pero por lo demás, estaba drenado.

Era preocupante que Phineas hubiera caminado hacia una trampa. Los

Centinelas no eran susceptibles al hambre, así que los Lycans lo


provocaron para

que se detuvieran donde el peligro lo esperaba. Si la especulación de Jasón


acerca

de un levantamiento Lycan tenía merito, Adrián se enfrentaba a una batalla


que se

desbordaría en vidas mortales.

—Repórtate con Jasón ahora, te veo por la mañana. Quiero ver que piensan

después de que hablen de esto, dos cabezasjuntas. Ésto es todo por esta
noche.

El Centinela se inclinó ligeramente y salió de la cocina. Lindsay ahogo un

bostezo detrás de su mano, recordándole a Adrián que ella era mortal y su


cuerpo

estaba todavía con el horario del este.

—Deja que te acompañe a tu habitación—, dijo. Ella sintió con su cabeza


con

movimientos fluidos y graciosos a pesar de su agotamiento.

52

—Tú y yo necesitamos hablar mañana, también

—Si— Ella se detuvo frente de él y se cruzó de brazos.


—Tú dijiste que me querías. —Lo hago.

La urgencia de tirar de ella y acercarla, para tomar su boca exuberante y

descubrir el sabor de ella estaba aumentando duramente. Una pura reacción

humana que él no podía controlar. Ellos nunca habían trabajado juntos


antes, en

ninguna de las reencarnaciones previas de Shadoe.

Shadoe se había mantenido neutral prefiriendo no elegir entre Adrián y su


padre.

Esta era la primera ocasión en que ellos trabajaran en la misma dirección,

persiguiendo los mismos objetivos. La idea de compartir sus propósitos


con

Lindsay, de conocer todos los caminos en los que él estaba, le afecto de


una manera

que no había previsto.

—Quiero

Parecían demasiadas mansas las palabras para el poder de su atracción


hacia

Lindsay Gibson. Las pestañas de ella bajaron, ocultando sus ojos.

—¿Que tan grave es el pecado de la lujuria para un ángel?

—El pecado es mío, por desearte—. La garganta de ella canto como una

golondrina.

—¿Y si va más allá de solo lujuria? ¿Voy a ser alcanzada por un rayo? ¿O
peor?
—¿Que te detiene?

—Yo esperaba ganarme algunos puntos por libra al mundo de ese dragón
—Voy a

ayudarte a ganar más.

Él no podía esperar para empezar. Ella ya había demostrado a si misma ser

extraordinariamente resistente y adaptable.

En cuestión de horas, había aprendido que los vampiros y los humanos que

había pensado que ella sabía que eran solo una pequeña pieza de un
submundo

mucho más grande. Y que había que tomar todo con más calma, porque
ella era

una superviviente, una luchadora, una mujer que el anticipaba tener a su


lado en

los días siguientes.

—¿Voy a necesitar de ellos? — Lindsay camino junto a él. —No


responderás a mi

pregunta, así que pienso que quizás lo haga

El pecado es mío.

El repitió, llevándola por el pasillo al cuarto de un lado especialmente para


ella.

Siempre hiso un espacio para ella en sus casas, como un recordatorio para

mismo acerca de su fiabilidad y de su capacidad de humanidad. Para el los


dos,
estaban unidos. No podía haber uno sin el otro y él no los tendría sin
Shadoe.

Llegaron a la puerta del cuarto de Lindsay. Él la abrió para ella pero no se


movió

al interior. Tan inevitable como era su transgresión—por el momento. No


sería por

mucho tiempo. No después de pasar sin ella el tiempo que tenía el.

53

Y la asertiva sexualidad innata de Shadoe solo aumentaba el deseo. Si ella

reencarnaba en épocas atrevidas o de inhibición y represión siempre estaba

dispuesta a seducirlo. Y el siempre caía rápidamente. Lindsay entro en su

habitación, pero dudo más allá del umbral. Hablo sobre su hombro.

—És probable que no lo haga— Adrián arqueo una ceja en silencio. —

Desalentarme— ella aclaro. Él estaba sonriendo cuando ella cerró su


puerta.

Capítulo 7

Traducción y corrección: Mayte 008

—¿Vas a enseñarle a cazar a su familia? ¿A sus amigos? — Jasón


pregunto,

siguiendo a Adrián dentro de su oficina.

—Élla ya está haciendo eso—. Adrián rodeo su escritorio. —Continuara


con o sin

nosotros. De esta manera le estoy dando una oportunidad de sobrevivir—.


Jasón

lanzo un silbido.

—Después de todos esos años, tú seguirás siendo un ángel.

¿Tienes duda?

—No. Pero hay algunos que se preguntan si la hija de Syre te hace…


humano.

No Shadoe por sí misma, pero su amor por ella si lo hace. El amor mortal
no era

para los ángeles, cuya objetividad debería ser absoluta.

—Ésos que tienen dudas deben ser llevados ante el creador. Necesito la

confianza de todos en esta unidad. Si la he perdido, entonces he perdido mi


utilidad.

—Usted es muy amado, Capitán. No puedo pensar en un Centinela que no

consideraría un honor morir por usted—. Adrián se acomodó en su silla.

—Como yo considero un honor conducirlos a todos ustedes. Es una

responsabilidad que no me tomo a la ligera.

—Es difícil no sentirse inquieto—. Jasón pasó una mano descuidadamente


por su

cabello. —Nuestro trabajo es cuidar a los niños de los Caídos para siempre.
Ellos

nunca alcanzaran la paz y la remisión de sus pecados. Deberán pedirlo por

siempre, pero no alcanzaran la misericordia. a veces el castigo parece ser


tanto,
como tantos son ellos.

—Que así sea. Tenemos nuestras órdenes.

—Y eso es todo para usted.

—Como lo debe ser para ti. ¿Qué seriamos, si no fuéramos Centinelas? —


Jasón

dudo un momento y luego sonrió con timidez.

—Correcto—. Adrián regreso la conversación a su preocupación


inmediata.

—Quiero que Lindsay se ponga en una rotación de entrenamiento tan


pronto

como sea posible.

54

—¿Cómo? Ella es tan frágil como una cascara de h uevo. Ella puede
entrenar con

otros mortales—quizás con algún vampiro o un Lycan con el elemento


sorpresa—

¿pero un mano a mano con un Centinela? Muy pocos seres pueden


sobrevivir a eso.

—Tod os conocemos nuestra propia fuerza. Va a ser bueno para nosotros


poner

atención a como la usamos.

—¿A que costo?

—Élla será una ventaja—. Adrián giro su silla distraído observando el rayo
del
cielo que marcaba el amanecer. —Nadie la va a ver venir. Ésa cautela
podrá ser útil

en una variedad de formas.

—¿Usarla como cebo? —Como una distracción.

—Élla definitivamente será eso—. Adrián se dirigió a la nota un poco


burlona que

escucho en el tono de su teniente.

—¿Tienes algún problema con tus órdenes? — La sonrisa desapareció del


rostro

de Jasón.

—No. Capitán.

—Én las últimas cuarenta y ocho horas, dos de los Centinelas de más alto
rango

fueron atacados. Tu viste al Minion del helicóptero—ella estaba enferma—


y

Damien menciono la posibilidad de un ataque de vampiros enfermos en el


reporte

del ataque de Ph ineas. Ordena que se actualice la posición de todos los


Centinelas

en el campo. Quiero escudriñar a través de ellos a medida de que vengan y


ver si

hay mención de algo similar allí.

—¿Que estás pensando?

—Uno o más de los Fallen están dando sangre para sus minions, pues ellos
han

venido a nosotros a plena luz del d ía.

Syre me llamo sobre su piloto, así que él estaba consciente de su ubicación,


pero

parecía genuinamente sorprendido por mi afirmación de que fui atacado


sin

provocación. El sugirió que no estaba en su naturaleza hacer tal


movimiento.

—Usted sabe que no puede confiar en él. Aumento su fuerza con algún tipo
de

droga, entonces llamo para ver cómo les fue en su encuentro con ella.
¿Como si el

no supiera que ella estaba con usted?

—Cierto. Ese fue mi primer pensamiento al principio—ya que él estaba


jugando

inocentemente para esquivar la culpa. Ambos sabemos que él no me


llamaría por

cualquier vampiro, por lo que su interés habla acerca de su culpabilidad.


pero

cuando le mencione el ataque a phineas, no dijo ninguna palabra. No


esperaba que

el tomara la responsabilidad por eso, ¿pero su falta de conocimiento o lo


que sea…?

No lo negó, no pregunto o fingió falsa ignorancia, ¿nada? Encuentro eso


real y
jodidamente extraño. Él no puede confiar en mí, más de lo que yo confió
en él, por

lo que nunca admitiría que su control sobre los Fallen se le está escapando.
^^uizás

esta fingiendo estar despistado sobre los ataques, pero si realmente no lo


hace y no

tiene idea de lo que está pasando, esto puede ser una cábala o incluso un
aquelarre

de vampiros ahí afuera que están poniendo en guerra unos contra otros.
Ellos no

55

pueden tomar a Syre abajo, pero sé que lo pueden convertir en corrupto, lo


que

dejaría el campo abierto para un golpe de estado—. Jasón levanto las cejas.

—¿Con la esperanza de que usted haga el trabajo pesado? Desgraciados.


Seria

justicia poética, si llevamos a cabo nuestra misión a causa de una revuelta


de

vampiros—. Adrián había dejado de pensar en términos de justicia y de


injusticia

desde hace mucho tiempo.

—Yo necesito saber si Syre está detrás de estos ataques o no.

Independientemente de su culpabilidad o inocencia, podemos usar la


información

para debilitar su control sobre los Fallen. O él esta deliberadamente


poniendo en

peligro sus sueños de redención o está poniendo en peligro a todos con su

negligencia. Ninguna de las dos ayudará a su causa.

—La de ellos es una causa perdida. ¿^^uíeres convertir a todos los Caídos
contra

Syre?

—¿Porque no? Como dijiste, una revolución puede beneficiarnos.


F.specialmente

si él hace tan fácil el incitarlos.

—Éstaré en ello—. Dijo Jasón.

Adrián decidió entrenar, que era lo que el necesitaba para deshacerse de su

inquietud persistente. Lindsay se despertaría pronto. El necesitaba tener la


mente

en claro para consolidar sus planes para ella entonces.

Lindsay se movió de sus sueños antes de que estuviera lista. Parte de su


mente

aún se aferraba al sueño, anhelando otro toque de esas manos gloriosas,


otro

susurro de esos labios firmes sobre su garganta, otra cepillada de alas de


seda

blanca y carmesí.

Sus ojos se abrieron en un grito silencioso, con el corazón desbocado y su


piel
caliente. Ella se había despertado con dolor, sus pensamientos estaban
llenos de

flamas azules y palabras crudas, sexuales palabras habladas en una voz

ronroneante llena de pecado.

Llevando una mano a su cara, ella pateo las sabanas y se quedó mirando las

vigas de madera por encima de su cabeza. Su futuro había tomado un


desvió

monumental cuando ella llamo la atención de Adrián Mitchell. Su vida


había estado

en blanco y negro antes—levantarse—para trabajar, regresar a casa y en


medio

matar cualquier cosa que saltara las alarmas. Ahora todo era tan
complicado.

Lindsay rodo fuera de la cama y cruzo la enorme recamara con baño


privado que

tenía el tamaño de su viejo departamento anterior. Había una chimenea


junto a la

bañera y un impresionante mosaico en una ducha que tenía seis regaderas.


Ella

nunca había estado en un hotel de lujo, sin embargo, ella se sentía cómoda
ya

gusto. A pesar de la opulencia, el efecto general era relajante. La suave


gama de

colores amarillo y azul hacia que se mantuviera la luz y el aire, ella se


sentía
gravitar pues su vida podría ser tan oscura.

Después de lavarse la cara y cepillarse los dientes, regreso a la recamara y

encontró su mirada en la pared sin adornos de una ventana que daba hacia
la cara

oeste. La vista de las colinas rocosas cubiertas de maleza seca nativa. Esa
vista

56

inspiraba sentimientos de aislamiento y lejanía, pero sabía que la ciudad no


estaba

muy lejos.

Se vistió, con un par de pantalones de yoga y un top naranja acanalado.

—No te acostumbres a esto.

Se advirtió a sí misma, cuando se dirigía hacia las ventanas. A medida que


se

acercaba a la ventana, se abrió un enorme panel central, deslizándose

tranquilamente a un lado, abriéndole el camino para entrar en una terraza


amplia.

El aire de la mañana era fresco y crujiente atrayéndola más hacia el


exterior.

Agarrándose a la barandilla de madera en un puño apretó sus nudillos—que


se

pusieron blancos, tomo una inspiración profunda y absorbió la enormidad


de su

cambio de circunstancias. El sol rozo su espalda y una suave brisa sacudió


por la

parte delantera.

A continuación, dos niveles más de la casa sobresalían sobre una escarpada

pendiente, pero no podía ver durante más de un momento, su miedo a las


alturas

pateo en venganza. La prisa y la ansiedad la sobresalto. No porque fuera un

sentimiento, sino porque se dio cuenta que no había estado sintiendo hasta
ahora.

Toda su vida se había sentido apresurada y agitada. La sensación fue

magnificada por la proximidad de las criaturas repugnantes, pero eso


siempre era

como un zumbido en su interior sin tener en cuenta. La expectación de que


estaba

esperando a que algo pasara, esperando a que otro zapato la tirara había
sido parte

de su existencia siempre.

Y ahora se había ido, dejando detrás de sí una calma desconocida, pero

bienvenida. Lo que pudiera suceder después, ahora mismo—en este


momento— se

sentía conectada a la tierra y pacífica. Para hacerlo aún mejor, ella


disfrutaba

actualmente de la serenidad.

A medida que daba marcha atrás de la barandilla, lejos de la orilla, una


gran
sombra recorrió su espalda y corrió a lo largo de la barandilla. Ella levanto
la vista.

Atragantándose con una respiración fuerte, Lindsay giro completamente a


su

alrededor.

El cielo estaba lleno de ángeles.

En contra del rosado y el gris de la mañana, ellos cruzaban y giraban en


bailes

únicos, fascinantes. Al menos una docena, tal vez más, se deslizaban


alrededor de

cada uno con tal gracia y habilidad. La envergadura de sus alas era enorme
sus

cuerpos elegantes y equilibrados.

Eran demasiado poderosos y atléticos… demasiado letales para inspirar


piedad,

sin embargo se veían con agitada reverencia. Se movió alrededor de la


esquina de la

casa descubriendo que la cubierta se ampliaba grandemente en la parte


trasera

formando un área de aterrizaje de todo tipo.

Asombrada y ligeramente asustada, se recordó de respirar cuando sus


pulmones

quemaban. Había pensado que estaba hasta la cabeza con Adrián cuando él
era solo

un hombre. Ahora—
57

Él se destacaba entre los ángeles, sus alas nacaradas brillaban en el sol, el


color

carmesí cruzaba el horizonte mientras el aumentaba la velocidad. Salió


disparado

como una bala, luego cayó en picada hacia abajo, dando vueltas en una
mancha de

sangre roja y alabastro.

—Creo que él está tratando de impresionarte.

Lindsay arrastro su mirada lejos. Ella encontró a Damien junto a ella, las
manos

de él estaban en sus caderas y su atención en las acrobacias aéreas que


tenían lugar

por encima de ellos.

Él era magnifico: largo y esculpido, con su cabello café oscuro, corto y


liso,

encuadraban unos ojos tan azules como los de Adrián. Pero a diferencia de
Adrián,

había un silencio acerca de el—como un océano calmado. Sus alas estaban

extendidas, lo cual ella sospechaba era una táctica intimidatoria. Ellas eran
grises

con puntas blancas, recordándole un cielo tormentoso. Enmarcaban su


suave perfil

de marfil, creando un efecto clásico de la estatua de mármol que cobra


vida.
—Está funcionando—, ella confeso. —Estoy impresionada. pero no le
digas que

lo dije.

Una oleada de aire y el batir de unas grandes alas precedieron el aterrizaje


de

Adrián frente de ella. Sus pies tocaron la cubierta casi en silencio, algo que
ella

apenas registro porque él estaba con el torso desnudo y descalzo.

Santa mierda.

Vestía solo pantalones sueltos negros y sus gloriosas alas, su exquisito


cuerpo

estaba en plena exhibición. Un color rico de piel oliva tensada sobre unos
músculos

tan duros y delgados. Sus manos dolían por tocar esos bíceps y pectorales
muy bien

definidos, su boca se hacía agua con el deseo de lamer la fina línea de vello
que

dividía su acanalado abdomen.

Tan real como su sueño se sentía, la realidad de él era mucho más


devastadora.

Había sido creado por una mano maestra y perfeccionado por la batalla y
ella no

podía dejar que su mente que se trasladara a todo lo masculino de el en una

fantasía sexual y caliente.


La fuerza de su sex appeal fue suficiente para ponerla al límite dentro de
sus

pantalones y acortar su aliento.

—Buenos días—, el la saludo, con una voz resonante baja que maldita sea
casi

hiso que enroscara sus dedos de los pies. —¿Has dormido bien? — Ella
rechazo el

deja vu que sentía como carencia de café combinado con los remanentes de

muchos sueños eróticos.

—Éstuve muy cómoda. Gracias.

—Pensé que dormirías unas pocas horas más aún. —Son las nueve en
punto en

casa. Para mí eso es dormir a tope.

—¿Tienes hambre? — Sabiendo que él no comía comida por sí mismo hiso


su

consideración aún más significativa.

—Me gustaría algo de café, si tienes. Y unos minutos de tu tiempo.

58

—Por supuesto—. Él le disparo una mirada al hombre que estaba de


guardia, uno

de los más fornidos. El chico dio un brusco asentimiento antes de entrar en


la

casa.
—¿Te gustaría entrar al interior? — pregunto Adrián.

—¿Y perderme el espectáculo aéreo? De ninguna manera.

Eso le valió a ella una sonrisa. Ella estaba determinada a convencer a un


tipo

diferente de sonrisa en él, uno intimo como el que le había regalado en su


sueño.

Cuando el hiso un gesto hacia una mesa de madera cercana, sus alas se
disiparon

como la niebla.

—Damien

El otro ángel le siguió, sus alas se desvanecieron al igual que las de Adrián.

Acerco una silla para ella, entonces dio la vuelta a la mesa y se sentó junto
a

Damien. Lindsay estaba sentada de manera que quedaba frente al este, lo


cual con

los dos ángeles imposiblemente hermosos de fondo en contra del telón de


la salida

del sol, era un espectáculo increíble. Ella tomo una respiración profunda,
sabiendo

que estaba en una encrucijada.

—He tomado un serio y repentino desvió aquí. Me mude de California para


un

trabajo. Tenía planes incluyendo una reserva de hotel para la noche


anterior que no
cancele y tendré que pagar. Yo—

—Ya me encargué de eso. No quiero que te preocupes por eso. Solo


escucha—.

Sus yemas de los dedos tamborilearon en los antebrazos de la silla.

—Aprecio tu oferta, la de entrenarme y quiero tomarla, sería una estúpida


si no

lo hiciera ya que soy autodidacta y aparentemente ciega. Yo puedo sentir lo


que no

es humano, pero no puedo saber de qué se trata y debería saberlo—y quiero


ser una

cazadora. Dicho esto tengo que ser autosuficiente. Necesito tener mi propia
casa,

pagar mi propio lugar y entrar y salir cuando me plazca, por favor.

—No puedo permitir que te pongas en peligro.

—¿No puedes permitir?

Lindsay se hubiera reído, pero eso había sido dicho con una inflexión letal
en ese

punto del cual ella se dio cuenta. Estaba muy consciente de que él era un
ser que no

era de este mundo, un hombre de inmensa riqueza en su aspecto mortal y


mayor

aun el poder que tenía como un ángel. Pero ella no quería ser subordinada
de nadie.

Especialmente de él. Si ella no dejaba las reglas del juego ahora en claro,
después
podría ser demasiado tarde.

El guardia regreso con una bandeja que llevaba una jarra, crema y azúcar.
Los

puso enfrente de Lindsay y luego regreso a su posición de observación.


Lindsay se

preguntaba porque los ángeles necesitaban protección, especialmente


protección

proveniente de personas que irradiaban menos poder.

Por lo que había recogido de la conversación en la cena, los Lycans eran


los

guardias de los ángeles. Había aparentemente algún tipo de organización

59

estructurada para estos inframundos ella había sido brutalmente


introducida como

un niño.

Se dio cuenta de que ella sabía muy poco acerca de las cosas que había
estado

cazando, lo que había hecho la muerte mucho más fácil. Ella tendría que

actualizarse en ese contexto y posiblemente humanizarlos en el proceso,


sin dejar

de matarlos.

No para la primera vez, Lindsay deseaba poder volver en el tiempo. Si ella


no

hubiera perdido a su madre por llevarla ese maldito día de campo, Regina
Gibson

todavía podría estar viva ahora.

—Éstoy sentada con ustedes—, continuo —es un intento de discutir


razonablemente esta situación para que podamos tener ideas para afrontar
los

retos al mismo tiempo y me den alguna independencia. Pero si creen que


van a

dirigir mi camino—sin tomarme en cuenta, no tengo nada más que decir y


solo me

hare a un lado y les diré adiós. No quiero ser un blanco fácil por ahí, pero,

francamente, prefiero arriesgarme y tomar mis propias oportunidades y ser


libre

que perder mi autonomía.

Damien lanzo una mirada de reojo a Adrián, pero él no le quitaba los ojos
de

encima. Hubo una leve elevación de sus labios, como si estuviera tentado a
sonreír.

—Punto entendido.

—Muy bien entonces. ¿Alguna sugerencia?

Él se reclino en su silla, deslizando sus largas piernas hacia adelante


asumiendo

una graciosa extensión. Su atracción hacia el presentaba aun otro


obstáculo. Ella

había estado esperando para explorar su atracción química antes de que


ella

supiera que él lo hacía.

¿Ahora.? Bueno, iba a ser muy complicado.


Ella no tenía relaciones a largo plazo—apenas tenía tiempo para ella
misma—y

nunca había tenido una aventura con un hombre con el que ella trabajara,
para

evitar la incomodidad de la separación.

Sabía que si seguía viviendo con Adrián después de su aventura, tendría


que

verlo salir con cualquier otra mujer. Ella nunca había vivido con una pareja
antes y

mucho menos con un ex amante que tuviera una nueva novia. Solo de
pensar en

Adrián mirando a otra mujer de la manera en que él la había visto, la


posesividad le

sorprendió por la intensidad, especialmente teniendo en cuenta el poco


tiempo en

que lo conocía. Ella se sirvió una taza de café y lo endulzo, necesitaba que
sus

neuronas comenzaran a trabajar.

—Te das cuenta—, Adrián comenzó, —¿que no puedes continuar en tus


dos

vidas? Si deseas la norma lidad, puedo ver que lo entiendas. Ranguel


Gadara toma

la seguridad de sus empleados muy enserio. Puedo arreglar que te muevas


en una

de sus propiedades residenciales. É ntre el trabajo y la casa y el cese de tus


asesinatos, tú deberás estar bien.

—No puedo dejarlo. No hasta que encuentre a quien estoy buscando. Tal
vez ni

siquiera entonces. No puedo imaginar pasarme la vida sabiendo que esas


cosas

60

están por ahí aterrorizando a otros y no hago nada al respecto—.Algo brillo


en sus

ojos. Triunfo quizás.

—La alternativa es que te quedes aquí, entrenar duro y enfocarte en la


caza.

—¿Sin algún tipo de compromiso? ¿No podré vivir fuera de este sitio,
entrenar

los fines de semana y llamarte para pedir refuerzos cuando se ponga en


marcha mi

freky- sensación?

—Incluso si pudiera darme el lujo de reservar alguno de mis hombres para


tal

propósito de identificación y clasificación para ti, no podemos cazarlos

indiscriminadamente. Somos la policía de los vampiros, pero no podemos

exterminarlos—. La sangre de Lindsay se enfrió.

¿Porque no?

—Su castigo es vivir con lo que son


—¿Y nosotros los humanos somos…que? ¿Daño colateral? Nosotros
tenemos que

vivir—y morir—con lo que ellos son, también.

Los ángeles en el aire comenzaron a tomar tierra. Ella los vio con tanto
asombro

como furia. Esas hermosas criaturas parecían tan mágicos y poderosos, sin

embargo permitían que los vampiros parásitos vivieran.

—Los cazamos todos los días—, él dijo. —Nos matan todos los días. ¿Es
como

mala cosa que nos enfoquemos en los que causan mayor daño? — Ella lo
miro por

encima del borde de su taza.

—Me parecejusto. Tal vez yo pueda unirme a ustedes en mis días libres. —

Ranguel te contrato por una razón. ¿^^ué posición tendrías que


desempeñar?

—Asistente general del gerente.

—Un gran trabajo en una nueva y grande propiedad. Estoy seguro que
estas,

extremadamente calificada pero magino que es un gran paso adelante para


alguien

de tu

edad—. Lindsay lamio el café de la esquina de su boca. —Y él me pagara


también

muy bien.
—porque el espera que tú seas ambiciosa, hambrienta y dispuesta a poner

algunas horas en tu trabajo.

Ella asintió, resignada. El nuevo puesto de trabajo por si solo toma todo el

tiempo. Esa fue una de las cosas que había hecho esa posición atractiva—
que en

realidad podría llegar a tener una vida normal, utilizando su medio de vida
como

una excusa, porque así ella no cazaría mucho.

Un policía en espera—si, se había convencido a si misma de que estaba


tomando

la mejor opción abierta para ella. Cuando los ángeles bajaron alrededor de
él,

Adrián seguía siendo el centro de calma de la actividad. Pero él no era el


ojo de la

tormenta. Él era la tormenta. Era las nubes oscuras en el horizonte,


hermoso desde

la distancia pero capaz de una gran violencia. Lindsay se dio cuenta de que
estaba

sentada en medio de ángeles, tomando café y hablando de su nuevo trabajo.

61

¡\¡ormal, ella no lo era.

—Ok—. Ella tomo un sorbo fortificador de su café. —Wow… todas esas


horas de

estudio. ¿Para qué? — Damien dijo, examinándola.


—Los mortales se marchitan sin sueños.

—La hospitalidad no era su sueño—, Adrián explico, sonando tan seguro.


— Una

vida ordinaria lo era, o por lo menos una semblanza de una.

—¿Éso es tan malo? — ella pregunto.

Ella quería un hombre estable en su vida, la oportunidad de enamorarse,


salir

con amigos, y ver el reloj en su trabajo en donde no consiguiera recubrirse


de

cenizas. Pero también se sentía culpable por querer la ignorancia.

¿(Qué clase de persona prefería no saber acerca de los sufrimientos de


otra

persona solo para que pudieran ser felices ellos mismos?

—No es malo. Lejos de ello . Nunca me he sentido cómodo en el mundo de


los

mortales, ¿lo tienes? Tú eres demasiado hermosa y segura de estar sola,


pero nunca

realmente te has sentido como si encajaras ahí—. Él la miro a los ojos,


sabiendo lo

que pensaba.

—No hay vergüenza en el deseo de sentirse reconocida por quien eres y por
lo

que te rodea.

—Yo ciertamente no encajo aquí.


Pero ella no podía negar que en el fondo, se sentía como si ella lo hiciera.
Y que

Adrián era una gran parte de la razón. Él sabía que ella lo hacía y el la
aceptaba sin

dudarlo. Eso del dio un sentido a ella de satisfacción que nunca había
sentido antes.

—¿No es así?

—Aún no.

Pero pensó que quizás así era. Dios.

¿Cómo sería trabaarjunto a los otros que tenían la misma pelea que ela
para

no sentirse completamente sola en este mundo cruel, mortal en el que


había sido

iniciada

con la muerte de su madre ? — Estirándose, Lindsay se froto la nuca.

—Esta decisión debería ser realmente mucho más difícil de hacer—para


ambos.

Yo voy más lenta que ustedes y voy a ser una desventaja.

—De acuerdo—, dijo Damien. Adrián alzo los hombros en un ingenuo

encogimiento elegante.

Hay un uso para cada talento.

—Necesito ingresos—, ella apunto. —Independientemente de la elección


de vida
sobre la otra, no voy a aceptar nada gratis.

—Mortales—, Damien arrastro las palabras, —tan obstinados con la


riqueza

material—. Adrián curvo la boca en una sonrisa fantasma.

62

—Cad a día envió equipos a todo el mundo. Él deber de hacer esas


reservaciones

de hoteles le queda, a quien desafortunadamente este cerca de mí en la


mañana; no

puedo asignar a un personal en mi oficina de Aeronáutica Mitchell sin que

despierte sospechas. Hoy, ese individuo puedes ser tú. A menos que la
completa

ineptitud o profundo disgusto a esto, pero vamos a seguir ocupándote en


esta tarea

indefinidamente. Podemos negociar tu salario y renta. Te proporcionare


teléfonos

celulares, cuentas de gastos y transporte para todos los Centinelas. Puedes


elegir

mantener tu propio servicio celular, pero deberás cargar dos teléfonos


celulares.

—¿Centinelas?

—Todos los ángeles que ves a nuestro alrededor—. La mirada de Lindsay


barrió a

lo ancho.
—¿Cuantos son?

—Ciento sesenta y dos, hasta el día de ayer.

—¿Én total? — El asintió con la cabeza. Una sonrisa se le escapó a ella.

—No me sorprende que estés dispuesto a aguantarme. Tú necesitas toda la

ayuda que puedas conseguir.

—Tenemos a los Lycans—, Damien gruño.

Ella miro a los guardias que salpicaban el perímetro en la cubierta. La

disparidad en su estructura física en comparación con los ángeles ayudaba


a

distinguirlos. Los ángeles eran agiles y delgados, lo que probablemente les


ayudaba

aerodinámicamente, mientras que los Lycans eran más gruesos y


musculosos.

Adrián miro a Damien.

—Quiero buscar en el área alrededor de donde phineas fue atacado y


pienso que

es hora de visitar el pack del Lago Navajo de nuevo—. Damien asintió con
la cabeza.

—Voy a enviar un equipo de reconocimiento por delante para asegurar la


base.

—No. Eso puede eludir al miedo y la desconfianza, lo cual no es el


mensaje que

deseo enviar.
—Envía un mensaje diferente entonces—, Lindsay sugirió. Uno real,
haciéndoles

saber que vas a ir—. Ambos ángeles la miraban. Ella agito una mano en un
gesto

descuidado.

—No sé lo que está pasando, así que quizás estoy equivocada, pero parece
que

vas a un lugar que representa un riesgo y no quieres que la gente lo visite


porque

representa un riesgo. Por lo tanto. deja que te vean ir. Anúnciate. E so


mostrara

intrepidez— estarás entregándoles la oportunidad de hacer algo que a ti te

preocupa. pero primero, recorre en reconocimiento, la idea de Damien,


pero por lo

bajo. Sondea el área en reconocimiento sin que ellos lo sepan. pon algo de
gente

alrededor del lugar antes de enviar el mensaje de que vas a ir. Y luego ves
lo que

hacen cuando lo sepan—. La

mirada de Damien se redujo.

63

—Los Lycans tienen un poderoso sentido del olfato. Ellos sabrán que están

siendo observados.

—Así que envía algunos Lycans de tu confianza para que hagan el trabajo
—.

Cuando observo el pesado silencio, sus cejas se alzaron.

—¿Ustedes no tiene Lycans de confianza? ¿Éntonces porque son sus

guardaespaldas? ¿Mantener a tus enemigos cerca?

Adrián hiso un gesto a Damien que salió con su barbilla levantada. Lindsay
vio al

ángel partir.

—Éstá bien entonces—. Desplegándose de su silla Adrián se quedó de pie.


—Éso

suena a un plan inteligente. É spero a utilizarlo en el futuro.

—Adulador.

Ella se preguntaba a donde iba él y que haría ella en su ausencia. Tenía que

llamar a su padre y luego tomar algún tiempo para figurarse lo que iba a
hacer en

su trabajo.

Él se acercó a la mesa.

—¿Quieres venir conmigo un momento?

—Sí.

El saco la silla de ella, entonces puso su mano en su espalda baja. El calor


de su

palma atravesó su top, perversamente, enviándole una piel de gallina que


se
difundía en toda su piel. La condujo hasta la barandilla lejos de los demás.
Ella

estaba muy consciente de sus hombros presionando contra la parte


posterior de

ella y de su olor que era absolutamente delicioso. Si ella pudiera, ella


presionaría su

nariz dentro de ese hueco de su cuello e inhalaría profundamente a sus


pulmones

esa fragancia de su piel la cual era adictiva, intoxícate. Familiar.

—¿Confías en mí? — pregunto suavemente en voz baja, su aliento


soplando

suavemente sobre su oído.

—No te conozco—, ella susurro de nuevo, atormentada por el escalofrió de


placer.

Se detuvieron en el borde de la cubierta.

—Éstá bien, entonces—. Había diversión en su tono bajo de voz. —


¿Quizás me

darás el beneficio de la duda?

Lindsay lo vio de frente. Él se acercó, dentro de su espacio personal. Tan


cerca

que solo una pulgada los separaba y ella tenía que inclinar su cabeza hacia
atrás

para mirar a su cara. Sus alas se materializaron, protegiéndolos de las


miradas

indiscretas. La mirada de Lindsay se deslizo sobre él, bebiendo de su bella


musculatura expandiéndose de su torso.

El cordón apretado en su abdomen se agitaba en cruda hambre, profunda,


para

ver el apretado placer que la penetraba. La conciencia sexual


chisporroteaba en su

piel, apretando su cuerpo. Ella lamio sus labios resecos y los ojos de él
siguieron ese

movimiento. Ella asintió.

—Bien.

64

La tomo cerca, con un brazo alrededor de sus omoplatos, el otro debajo de


la

curva de su trasero. Cada centímetro de él fue presionado en contra de ella.


Ella

sintió que su pene se revolvió contra su vientre bajo, incitándola en una


respuesta

de dolor entre sus muslos. Sus brazos fueron alrededor del cuello de
Adrián.

—Adrián—

—Éspera un momento—, el murmuro. —Y agárrate de mí—. Y salto por


encima

de la barandilla.

Capítulo 8

Traducción y corrección: Mayte 008


Lindsay grito cuando ellos se desplomaron. Se apresuró a envolverse
alrededor

del delgado cuello de Adrián, sacudiendo sus piernas. El apretó sus labios
en su

sien y ella se quedó en silencio, el terror se drenaba fuera de ella, corriendo


desde

su cuerpo hacia el punto donde él la había besado. El extendió sus alas y


subieron

en el aire, levantándose.

—Aerodinámicamente—, dijo calmadamente, —necesito que no te


muevas.

Captando lo que le había dicho sin ningún aviso de peligro, ella


mordisqueo su

cuello con sus dientes como desquite.

—¡Quieres sacarme la mierda!

—¿porque?

—¡Tengo terror a las alturas! — sus largas piernas se enroscaban alrededor


de él.

—Tienes miedo de caer—, el corrigió, frotando sus labios contra las


mejillas de

ella.

—Nunca te dejaría caer.

Patrañas.

Ella estaba cayendo ya por el realmente. Estaba enamorada. Lindsay se


preguntó

si él tendría alguna idea de cómo aniquilar su ocasional muestra de ternura.


Estas

la derribaban de culo todo el tiempo. Ella debería tener algún tipo de


defensa

contra la intimidad abrazadora, si pesara que era una táctica de seducción,


pero su

pensamiento parecía carente de motivo ulterior. Las acciones de él


parecían

innatas…o irresistibles.

Pensaba que no podía ayudarla pero ser tierno con su miedo más que volar
sin

un avión. El miedo y la excitación creaban una potente mezcla.

Escondió su rostro en lo más profundo de su cuello, se aferraba a su


poderoso

cuerpo, sintiendo cada contracción de sus músculos cuando ascendía sobre


una

colina rocosa. La sostenía de una forma segura, de manera que ni el aire


pasara

entre ellos, con esa garantía y confianza calmo su ansiedad.

65

Sonrojada por el aumento de la adrenalina, se sentía más caliente por el

momento, a pesar del frio de la mañana y de sus brazos desnudos. Sus


senos
aumentaron pesadamente y sus pezones se arrugaron en las puntas
apretadamente,

duros.

A medida que subían su camisa con el viento. Su respiración se atrapo con


la

sensación de su piel desnuda, tocando la de ella. Su piel no estaba caliente,


los

duros músculos bajo ella se flexionaban cuando el golpeaba con sus alas
enormes.

Su cabello batía a los lados de su cara y ella cerro sus ojos. El viento
cantaba con

algo parecido a la alegría.

La ondulación de su abdomen bien marcado contra su estómago era

innegablemente sensual, perfectamente imitaba como se sentiría cuando la

estuviera follando. La larga y dura erección era una presión demandante,


que hacía

imposible ignorarla o a la propia excitación creciente de ella.

Ella se retorció, frotándose contra la rigidez del espesor de su pene.


Cayeron

varios metros. Ella grito. El murmuro algo extraño con la vehemencia de


un

improperio.

—Compórtate—, le advirtió, apretando su control hasta el punto de


inmovilizarla.
—Tú eres el que tiene la erección—. El tiro el pecho de ella aún más cerca,

aplastando sus pechos contra él.

—Tus pezones me demuestran que no soy el único.

Volaban sobre otra cresta de una colina, entonces se precipito hacia abajo,

aterrizando de forma ordenada en un pequeño claro en el lado opuesto.


Lindsay no

se soltó de inmediato. En su lugar ella hiso lo que había querido hacer


antes: apretó

su nariz contra su piel inhalando. Los dedos de él se mantenían en su


cabello, su

palma acariciaba su cuero cabelludo acercándola más cerca. El casi


suspiro.

—Como me tientas, tzel

—Deb o sentirme insultada o encendida, ¿cuándo tú me llamas cosas que


no

entiendo?

Su lengua aleteaba sobre el pulso palpitante de Adrián y luego ella raspo


sus

dientes gentilmente sobre él. Adrián gimió.

—Has eso otra vez y no seré responsable de la grava pegada más tarde en
tu

espalda. —Ouch.

Ella dio un paso atrás. Viendo a su alrededor, se dio cuenta de que no la


había
llevado hasta ahí para una cita aislada. La hierba seca y el suelo rocoso no
eran del

todo propicios para quitarse la ropa.

—Los centinelas y Lycans tienen un oído agudo—, explico, restaurando su

inmaculada apariencia con un solo golpe de la mano por su cabello.

—Si quiero hablar contigo en privado, tengo que hacerlo lejos dela casa.

—¿Que tienes que decir que no quieras que ellos escuchen? — Sus alas se

disiparon.

66

—No es lo que tengo que decirte, pero es la manera en la que te lo digo. Y


como

te miro cuando lo digo.

Sus cejas se levantaron interrogantes. Su mirada azul brillante barría sobre


ella,

persistiendo en los puntos endurecidos de sus pezones. Ella empujo sus


hombros

hacia atrás y dejo que él la viera. La expresión de Adrián se suavizo.

—No llevo mujeres a la casa. Los Lycans no saben qué hacer con tu
presencia y

están prestando mucha atención en mí, buscando por señales.

Lindsay aprisionaba el calor que amenazaba con difundirse en ella.


Después de

una vida de sentirse fuera de sintonía en el mundo, ella no tenía ningún


lugar

donde sentirse cómoda, un lugar en el que solo ella entrara.

¿Seríaposible que su clavija finalmente cuadrara en un agujero cuadrado?

—Por supuesto que no traen mujeres aquí. ¿Cómo podrías explicar vivir en
una

legión bajo tú propio techo y una manada de lobos merodeando el


perímetro? ¿A

menos que haya otras por ahí como yo…?

—No—, dijo en voz baja. —Puedo decir con seguridad que eres única en el

mundo.

—Pero tú me invitaste a cenar antes de que matara al dragón—. Sus brazos

cruzados, apretaban sus bíceps y hacia que se viera más caliente de nuevo.

—Tú conoces solo algunas cosas. Vo sabía que traerte a mi vida era algo

inevitable. —Aun cuando soy un ser humano sin nada especial acerca de
ella.

—Siempre ha habido algo especial acerca de ti, incluso entonces.

Ella le dio la espalda. Su afecto por él se construía rápida e irracionalmente


y ella

no veía como sería capaz de detenerlo.

—No puedo ver cómo voy a ser más que un dolor en el trasero para ti.

—Como tú dices ellos no te vieron venir. Tú puedes ser un atractivo para


los
vampiros y yo puedo usarlo en mi ventaja. ¿Es una respuesta aceptable?

Lindsay lo vio sobre sus hombros. Mercenario e implacable: ella no


envidio eso.

Entendió la necesidad de ir por ese camino. Si la usaban para atraer a los


vampiros

era la forma en que podía ser útil, ella iría con eso. Gente inocente estaba
muriendo.

Victimas con sus familias, incluyendo pequeños niños como ella lo fue
alguna vez.

Ella deseo que algún mercenario hubiera salvado a su madre.

—¿Una artería para usar de cebo? Sí, eso es aceptable para mí. pero quiero
saber

más acerca de lo de ángel—volviéndose la cosa esa de vampiro. V el ángel


volviéndose—la cosa de Lycan. El conocimiento es poder y todo eso.

—De acuerdo—. El espero hasta que ella volvió a verlo.

—poco después de que el hombre fue creado, doscientos Serafines fueron

enviados a la tierra para observar y reportar sobre sus progresos. Esos


ángeles eran

conocidos como los Vigilantes. Ellos eran de una casta académica y les
dieron

órdenes estrictas de no interferir con el entorno natural de la evolución


progresiva

del hombre.
67

—Se suponía que ellos solo "verían". Lo entiendo.

Ellos no obedecieron—. Ella sonrió con ironía. —Me lo figure.

Los vigilantes empezaron a fraternizar con los mortales, enseñándoles


cosas que

no deberían saber.

—¿Cómo que.?

—La creación de las armas, la guerra, la ciencia.— El agito la mano en un


gesto

marcadamente informal. —Entre muchas otras destrezas.

—Te sigo.

—Una casta de guerreros conocidos como los Centinelas fue creado para
hacer

cumplir las leyes que los vigilantes estaban rompiendo.

—¿V tu diriges esos centinelas?

—Sí.

—Así que tú eres el responsable de convertir a los ángeles Caídos en


Vampiros—,

ella

lo acuso, los latidos de su corazón se aceleraron en ira y horror.

—Ellos son los responsables de lo que son. Hicieron elecciones que los

condujeron a su caída—. La estudio con esos ojos insondables. —Sí, yo


administre

su castigo. V despoje a los vigilantes de sus alas. Las alas y sus almas están

conectadas y la perdida de sus almas los lleva a beber sangre. pero no soy
el

responsable de sus errores, así como cualquier agente policía tampoco es

responsable de los crímenes cometidos por los delincuentes.

—Una mejor analogía podría ser un sistema penal que libera delincuentes
que

son más peligrosos después del encarcelamiento que ellos tenían antes—.
Los risos

de Lindsay se alborotaron en frustración.

—¿Porque tenían que beber sangre? Tú no lo haces y ellos fueron ángeles


alguna

vez como tú.

—Tod avía son fisiológicamente serafines. La ruptura de sus alas no los


hiso

mortales. No pueden ingerir la comida que tú comes. Nos vemos similares


a los

mortales en el exterior, pero no somos lo mismo. No estamos hechos de lo


mismo.

Sus cuerpos crean energía a través de procesos fisicoquímicos; nosotros no


estamos

diseñados de esa manera—. Asintió con la cabeza. Las alas—y la manera


en que
aparecen y desaparecen—eran más que suficiente prueba de lo diferentes
que eran.

—¿Y que hacen los Lycans? Y ¿cómo los usan?

—La esencia de los vampiros en la clandestinidad, el asalto a sus nidos y el


grupo

de vampiros en zonas escasamente pobladas, donde causen la menor


cantidad de

daños a los mortales.

—Tú dijiste que hay ciento sesenta y dos Centinelas ahora. ¿Él
resto.murió? — El

pecho de Adrián se elevó con una inspiración profunda.

—Fueron víctimas, sí.

68

—¿Cuantos Lycans hay?

—Varios miles a partir de veinticinco originales, porque se pueden


reproducir.

—¿Y cuantas victimas de vampiro han tenido?

—Cientos de miles. pero ellos todavía están adelante, porque pueden


propagar el

vampirismo a los mortales mucho más rápido que los Lycans en


reproducirse.

—Mientras que tú has estado con números estáticos, menos uno, ¿te
pierdes en

el camino? — Lindsay exhalo en apuro, abrumada por la enormidad de la


tarea que

enfrentaba Adrián.

—¿Porque los ángeles Caídos—difunden el vampirismo como


enfermedad? No

entiendo porque eso está bien.

—No tengo la respuesta para eso. Si tuviera que aventurar una respuesta

supongo, que tiene algo que ver con la libertad de elección. La elección de
los | allen

de abstenerse de compartir su castigo, tal y como deberían de haberse


abstenido de

compartir sus conocimientos. V la elección de los mortales que se han

transformado en vampiros.

—Tú estás asumiendo, que los mortales tiene elección.

—Hay quienes buscan el cambio muy especialmente los que están


enfermos o

mutilados de alguna manera. Los que quieren vivir, no importa el costo—.


Ella se

estremeció.

—¿Quien querría vivir así? preferiría estar muerta—. Adrián dio un paso

acercándose. Y luego otro.

—¿La mejor pregunta es, quien quiere morir así? La mayoría de los
mortales no

sobreviven el cambio. De los que lo hacen, muchos se vuelven salvajes y


tienen que

ser sacrificados. Los Caídos no tienen almas. Cuando se propaga su


aflicción a los

mortales, quienes tienen sus almas, el cambio causa un daño irreversible.


Algunos

sirvientes o Minions pueden sobrevivir sin su alma, pero muchos de ellos


pierden

su empatía y sus mentes.

—¿Éllos son llamados minions? — ella arrugo su nariz. —Incluso el


término es

un asco.

Una brisa agitaba su cabello, trayendo un grueso mechón negro sobre las
cejas

de Adrián. El ligero desenfoque de su fuerte perfección le hacía parecer


aún más

joven que el treinta y pocos que ella originalmente le había calculado.


Lindsay

ahora sabía lo que era una ilusión. Sus ojos tan brillantes eran tan antiguos.
La

cantidad de tiempo de la que él estaba platicando con tanta indiferencia era

incomprensible para ella. Eras. Eones. Trato de imaginar la historia que el


había

visto y eso era aterrador.

—Éstas aquí—, dijo Lindsay cautelosamente, enganchando sus pulgares en


la
cintura de su pantalón, —para castigar ángeles que le enseñaron cosas a los

mortales que ellos no deberían saber aún. pero vas a enseñarme cosas que
yo no

debería saber. ¿Las reglas que aplican a los Vigilantes no aplican a ti?

69

—Voy a enseñarte a defenderte mejor, pero con las limitaciones de tu


cuerpo

mortal. Básicamente, nada que tú no puedas aprender en otro lugar donde


hay

maestros mortales de defensa personal.

—Bien—. Ella soltó el aliento que no sabía que estaba conteniendo. —


Ahora que

se lo básico, quiero ir contigo cuando vayas—. El negó con la cabeza.

—No sé con lo que estoy tratando. Hasta que lo sepa, es demasiado


peligroso.

—¿Hay algún lugar más seguro que a tu lado? — Ella lo dijo poniéndolo
en tela

de juicio.

—Mi lado es el lugar más peligroso para que estés—. La sola tentación que
él

representaba lo era, pero.

—Tomare las probabilidades. Además, ya estoy involucrada—. Cuando la


cara de

él tomo una mirada arrogante de mando, Lindsay levanto una mano.


—piensa con cuidado—, le advirtió, —antes de responder.

Adrián hiso una pausa. El silencio que se apodero de él era absoluto. Ella
sabía

que era un momento que el usaba, porque estaba acostumbrado a dar


órdenes y

ellos lo obedecían sin cuestionarlo. Tendría que superar eso con ella.

—¿A tu manera o por la libre? — el pregunto con una suavidad peligrosa.

Lindsay bajo la mirada.

—Vo haré lo que tenga que hacer—quiero matar esas atroces cosas—para
vengar

a alguien. Lo hago por las víctimas, porque no lo pudieron hacer por sí


mismas. ¿Si

puedo ayudar a alguien que tenga un nombre y una cara, amigos, una vida
que haya

visto…me entiendes? Tú dijiste que me enfocarías y ese enfoque es lo que


quiero.

Quiero ayudar a encontrar a quien mato a tu amigo.

—No voy a cazar hoy.

—patrañas. Tú vas a ir después de la información. Quieres ver si puedes


obtener

algo acerca de la escena donde tu amigo fue asesinado. V si encuentras


algo, solo

llamaras y dirás que un día volverás a casa. No necesito entrenarme para


ayudar.
Va soy letal realmente.

—Con el elemento sorpresa—, el recalco. —En un combate mano -a mano,

estarías muerta antes de poder abrir y cerrar los ojos. V si se corre la voz
acerca de

ti, te darán caza. No estas lista para eso aun.

—Nadie puede estar totalmente preparado para eso. Y cuando mi tiempo


llegue,

llegara. Todas las cosas suceden por una razón. Ahora, te llamare
mentiroso. Tienes

que llevarme contigo

Dijo con una voz que no admitía discusión. Entonces ella le dio "una
mirada", la

que le había dado en el aeropuerto para atrapar su interés. Ella estaba


usando sus

encantos femeninos para conseguir lo que quería. Él sonrió. Una sonrisa


plena,

seductora que sacudió su espalda hasta sus talones.

—No puedes manejarme, Lindsay. Éstoy más que feliz de ser el


destinatario de

tu poder de persuasión, pero no si vas a estar furiosa cuando no consigas lo


que

quieres.

70

Esa sonrisa pateaba su trasero. Crepitando electricidad que corría por toda
su

piel, haciendo que el cabello de su nuca se levantara.

—Adrián—

—No—. El curvo su boca enderezándose bruscamente. —No cometeré un


error

táctico, debido a mi deseo por ti. Mi misión—y, sobre todo—tu—eres


demasiado

importante para arriesgarte.

La tensión en Lindsay que constriña su pecho fue impulsada con respeto.


Ella

tenía un deseo repentino enloquecido de arrastrarse por todas las partes del
cuerpo

desnudo de él.

—Tengo responsabilidades, también Adrián. Sé que esas cosas están ahí


afuera.

Desearía que no lo estuvieran. Desearía no poder sentir cuando ellos


vienen. Pero

lo puedo hacer y hay una obligación que viene con esa maldición. Pero eso
es todo

lo que es para mí. Para ti, podría ser útil y puedo ser tu guardaespaldas.

—Soy un Centinela. Yo cuido de mí mismo—. Tan firme como su voz era,

también había suavidad en sus ojos extraordinarios.

—No me quedare aquí si no me llevas. Infantil lo sé, pero esto lo tengo que
aprovechar.

—Estas chantajeando a un ángel—. Ella se encogió de hombros.

—Entonces demándame—. Sus alas se materializaron, flexionándose junto


con

su mandíbula.

—puedo detenerte.

—Entonces mi padre hará un gran escándalo sobre mí caída de cara en la


tierra y

tú tendrás muchos problemas en tus manos. Hey—no dejes tus alas en un


giro. |ue

parte de tu idea mantenerme informada. Además, yo sé que quieres atrapar


a los

responsables y que cada día que pasa, las pistas se enfrían. No sé si tu


tengas el

mismo sexto sentido o no, pero si no, ambos sabemos que puedo
encontrarlos muy

ráp ido. V no me verán llegar. Solo soy una arteria promedio, la arteria de
todos los

días para ellos.

—El chantaje funciona en ambos sentidos, Lindsay. Quiero algo a cambio.

—¿Oh?

Ella instantáneamente se puso en alerta. El brillo en los ojos de él era

demasiado…triunfante, casi como si ella hubiera jugado la mano que él


quería.
—Tu razón para cazar—la persona a la que estas vengando—quiero saber
quién

es.

—No estaba habla ndo de alguien en especial—, ella evadió. Adrián la


estudio

durante un largo rato, entonces dijo:

—Muy bien. Tomare otra cosa entonces.

—¿Qué?

—Ésto—

71

La estaba besando antes de que ella pudiera parpadear, habiéndose movido


tan

rápido sintió que perdió todas las orillas como en un rollo de película.
Estaba

sorprendida por la quietud. Él puso su boca sobre la de ella, sus firmes y


sensuales

labios presionaban suavemente. La gentileza fue inesperada, considerando


la

tensión con que tomo su cara entre sus manos. La lengua de Adrián se
deslizaba a

lo largo de su labio inferior, luego hacia dentro. La caricia de seda en la


boca de ella

la hiso estremecerse y luego gemir.

Adrián la besaba tranquilamente con la experiencia de un hombre quien se


tomaba el tiempo para hacer el amor, el cual era un lujo que ella nunca
había

tenido tiempo para hacer. El sexo era para quitarse la picazón y el


sentimiento

humano solo para robarse unos pocos momentos.

Nunca había sentido esta lenta fusión, tan profunda. Y esto era solo un
beso.

¿(Qué demonios haría elen la cama?

Sus dedos del pie se curvaban. Las manos colgaban en su cintura. Con sus

parpados cerrados ella absorbió el sabor de la esencia de él, la sensación de


tenerlo

tan cerca.

Sentía como si él hubiera estado encontrado un camino dentro de ella. Ella


no

estaba consiente de nada más. Solo la sensación de él hurgando a través de


ella

como el humo. Lindsay se arrancó con una maldición.

—¿Éstabas solo dentro de mi cabeza?

—Yo necesito saber si tu pasado era una responsabilidad.

Adrián se lamio sus labios saboreando su sabor. El gesto primitivo hiso


cosas

locas dentro de ella, pero estaba demasiado furiosa para dejarse llevar por
eso.

—¿Violaste mi privacidad cavando en mi cerebro para encontrar mis cosas


personales fjj de las que no quería hablar?

—Sí.

—Vete a la mierda.

A Lindsay le hubiera gustado caminar a otro lado, pero estaba atrapada en


esa

ubicación. Ella se preguntaba si él lo había planeado todo el tiempo.

—Se lo que quieres—, dijo, —y te aseguro que vas a necesitar mi ayuda


para

atraparla. Definitivamente vas a necesitar mi ayuda para identificarla y a


sus

cómplices.

Ella lo miro fijamente, preguntándose cómo era posible que se sintiera


violada y

con esperanza al mismo tiempo. Él había visto el ataque en su mente, vio


el

tamaño—amazónico de la perra con el cabello rojo y ceñido traje de cuero.

—¿No reconoces a los dos chicos con ella?

—Hay miles de vampiros con los pelos de punta con colores tontos en su
cabello,

así de esa manera. Incluso el tamaño y las características étnicas no son de


mucha

ayuda cuando la memoria esta tan fracturada por el terror y por el dolor—.
Sus alas

se
72

agitaban sin cesar, como si su dolor de haber recordado le afectara.

—En algún momento durante el ataque dejaste de ver y te enfocaste en los

sentimientos. Eso es lo que resuena al menos en ti—como te sentiste


viendo a tu

madre desangrarse, como te sentías esperando tu turno. El cual nunca


llego. No

tuviste ningún rasguño cuando ella se rompía gritando y pidiendo ayuda.

El daño que ellos le habían infringido era totalmente emocional. Viendo


como le

drenaban la vida a su madre. Al escuchar sus espeluznantes burlas.


Sintiendo la

pero tú sabes de la mujer?

Presiono, necesitando una pista. Cualquier cosa que pudiera ayudarla a

encontrar a los vampiros responsables del hecho que había cambiado su


vida para

siempre.

—Oh sí. Vashti es inconfundible. Ella es la segunda al mando en los


vampiros.

—¿Segunda al mando.como los vampiros en un comando? ¿V eso no es

suficiente para eliminarlos a todos?

—Es suficiente para acabar con ella y con sus cómplices—. La boca de
Adrián se
apretó en una línea sombría. —Tú y tu madre cayeron en una emboscada a
plena

luz del d ía. Los |allen son los únicos vampiros que no son fotosensibles.
pueden

conceder inmunidad temporal a sus Minions al compartir su sangre, pero


de

cualquier manera, uno—o más—de los Fallen son en última instancia


responsables

del ataque. Considerando lo maravilloso de tu sobrevivencia a ellos.


Deberían

haberte matado a ti también, para proteger su identidad.

—No era una amenaza suficiente, creo. Movimiento estúpido de su parte.

Ella respiro apuradamente. Como cabreada porque le había dado a Adrián


pistas

que recoger de su cerebro sin su permiso, también quería darle un beso,


esto no

tenía sentido. Él era ahora la clave para desentrañar el misterio de ese día.
Ella

ahora tenía el "quien", ahora solo necesitaba el "porque". Entonces podría


matar a

los hijos de puta y cerrar ese capítulo en su vida.—por lo tanto, ahora que
hemos

discutido esa parte de la extorción de esta discusión, puedo ir contigo.

—Tú seguirás órdenes de forma implícitas sin rebatirlas.

—Sí. Lo prometo—. Lindsay hiso un gesto con una X cruzando su pecho.


—Cruzo

mi corazón—. Adrián le hiso señas de negación con un dedo.

—Necesito tu cabeza atrás, protegida.

Su cuerpo vibraba de emoción con excitación y alegría. Ella sospechaba


que si

alguna vez volaba con ella distancias más largas, quizás tendría ella un
orgasmo en

pleno vuelo. Como un asustado conejo que se bajaba de las vibraciones de


una

Harley-Davidson. La adrenalina siempre la hacía sentirse caliente. Esta


combinaba

con Adrián como el infierno.

Su mirada, se deslizo desde la parte superior de su cabeza oscura hasta los


pies

descalzos de Adrián. que no estaban del todo tocando el duro suelo.

Ella estaba tan jodida por él.

73

Capítulo 9

Traducción y corrección: Mayte 008

Syre giro su silla y miro por la ventana la elaborada calle principal de


Main

Street que estaba fuera de su oficina. Le recordaba una pintura de Norman

Rockwell, del pequeño pueblo de Raceport, Virginia, que había sido


modernizado

por docenas de motocicletas Harley—Davidson alineadas en filas a lo


largo del

bordo.

—¿Adrián admitió que el la mato? ¿Solo salió con eso? — Su


normalmente

melódica

voz latía con ira y tristeza. Vashti paseaba como un animal enjaulado, sus
botas

de estilete—hacia rítmicamente clic, con su tacón a través del piso de


madera dura.

—Sí—, respondió en voz baja.

—¿Como tomaremos represalias? ¿^^ué vamos a—?

—¿No haremos nada, padre?

La extraña calma en la voz de su hijo rompió el corazón de Syre más que la


furia

que sentía. Empujo sus pies, le dio la cara a su único hijo que vivía. Torque
se

quedó en las sombras en el umbral, evitando los rayos del sol que avanzaba
hasta

quedar inclinados en el escritorio de Syre que cortaba el cuarto a la mitad.

—Nikki quiere—quería—paz entre nosotros y los Centinelas—. Los


hermosos

rasgos
de Torque estaban devastados por el dolor, sus ojos con bordes rojos de
endrino

y sus labios con una expresión marcada.

—Ella nunca deseo ser la causa de una guerra.

—Tu esposa no causo esto—, Vash espeto. —Adrián se llevó solo a la


guerra Syre

junto las manos en la parte naja de su espalda.

—Él dijo que ella lo ataco.

—Jodidamente ridículo.

—Estoy de acuerdo, pero djo que ella echaba espuma por la boca. Rabia. V
no la

reconoció—él no tenía idea de que estaba matando a mi nuera. ¿Cómo es


posible, a

menos que su aspecto estuviera alterado drásticamente? Nikki estuvo


perdida por

dos días. ¿Quién sabe lo que hiso durante ese tiempo? Ella no podía haber
estado

envenenada con drogas.

El miro a su hijo, quien a menudo había sido testigo de cuan horrible se


hacia el

cuerpo de un Minion al reaccionar a ciertas drogas humanas.

—Quizás no era Nikki, entonces—, dijo Vash rápidamente. —Quizás era


otra

—Era ella—, confirmo Torque con voz ronca. —Sentí el momento en que
su vida

se esfumo.

74

Syre asintió con la cabeza, sabiendo el inusual vinculo normal entre


Vampiro y

Minion era doblemente fuerte cuando el amor estaba involucrado. El sentía

profundamente las muertes de Shadoe, no importaba la distancia entre


ellos.

—¿Que sabemos acerca del secuestro? — Torque pasó una mano por su
cara.

—Ella estaba en el aeropuerto alrededor de las diez en punto. Llama al


aquelarre

a medianoche, porque ella me recogería tarde en el aeropuerto de Sh


reveport.

Víctor fue enviado a buscarla. Nikki se hab ía ido y hab ía un rastro de olor
de

perros Lycan alrededor del helicóptero—. En cuanto a Vash, Syre le mando

—Sigue a los Lycans. Tráemelos. —pensé que nunca me lo dirías.

Los ojos ámbar-marinos de ella eran fríos y duros como la piedra. En el


último

medio siglo, un grupo de Lycans había emboscado y matado a su


compañero.

Ahora ella albergaba un odio tan venenoso que la mataba poco a poco.

—puedo conseguir que nos digan que Adrián lo ordeno.


—Si Adrián tuvo algo que ver con eso—. Torque frunció el ceño.

—¿^^uien más podría ser el responsable? —Esa es la gran pregunta.

Vash maldijo en voz baja. Con su cabello hasta la cintura color rojo y su
traje

negro de cuero, era la encarnación de la popular descripción de una belleza

vampírica. Nunca ocultaba sus colmillos, argumentando que algunos


mortales

pagaban por tener colmillos de vampiro.

—Adrián te dijo que mato a Nikki. ¿Qué más necesitas?

—El motivo.

Syre arqueo su cuello para aliviar la tensión. Sus colmillos descendieron


un poco,

justo como lo hacían sus alas cuando las tenía para expresar su estado de
ánimo.

—principalmente en lo más profundo, Adrián es un Centinela. Eso suena


simple,

pero realmente no lo es. Es como una máquina— tiene sus órdenes y no se


desvía

de ellas. La adherencia a rendir cuentas es su mayor fortaleza—y su más


predecible

debilidad. El de repente no sería deshonesto; no está en su naturaleza.


Golpear de

esta manera podría ser un contraataque, no el primer asalto.

—Quizás sus órdenes han cambiado—, Torque sugirió cansado. Vash


resoplo.

—Tal vez él está mintiendo. podría haberlo dicho para defenderse y cubrir
su

culo, con el solo objetivo de cabrearnos y hacer que nosotros tomáramos

represalias, así tendría una excusa y podría venir por nosotros. ^^uízás
quiso

enviarnos un mensaje.

—Se te olvida, que todavía responde al creador—, Syre dijo irónicamente.


—V si

quisiera hacer una declaración hubiera puesto una nota en el cuerpo roto de
Nikki y

lo hubiera dejado en mi porche. El no deja ningún espacio para que se


especule.

¿Mis suposiciones?Alguien quiere echarle la culpa.

cans.

75

Más preocupante, el piensa que yo envié a Nikki a él, en algún estado


demente,

así que lo contrario es verdad: estamos siendo culpados por las acciones de
Nikki.

¿^^uién tendría más que ganar entre, una guerra entre Vampiros y los
Ángeles?

Los Ly

Vash exhalo duramente y comenzó a caminar otra vez. Sus piernas largas
daban

zancadas tan largas, con mucha distancia entre cada una, de ida y vuelta, a
una

velocidad que daría a la mayoría de los mortales dolor de cabeza de solo


mirar.

—Lo traen entre manos los torpes perros, supongo. Pero no creo que
tengan las

pelotas—o el cerebro—para escabullirse del collar de los Centinelas . Syre


sonrió

tristemente.

—Fue un legado de Adrián la relación que donde el mantendría a los


Lycans a su

servicio por mucho tiempo. De alguna manera se las arregló para mantener
la

generación que le seguía contratada por el trato que hab ía hecho con sus

antepasados.

Hoy en día, Syre admiraba al líder Centinela por su previsión. La vida


finita de

los Lycans les ha permitido hacer una raza. A diferencia de los Vampiros,
que eran

estériles. O los centinelas, que tenían prohibido procrear. Adrián


necesitaba esos

cachorros Lycans para suplir sus Centinelas, los cuales nunca habían sido

reforzados.
—Recuerda—, Syre dijo sombríamente, —los Lycans son descendientes de

nuestros compañeros Vigilantes. Están de lejos relacionados contigo y


conmigo,

por lo que sin duda nuestro rebelde temperamento existe en ellos. Y


aunque sean

un poco más bestias, cuando se infectaron con la sangre de demonio, su


mortalidad

les dio ventaja— siguen siendo los mismos, pero mientras, siguen
evolucionando.

—Así que un Lycan renegado o pocos nos mueven hacia la guerra con los

Centinelas. ¿Porque? ¿Suicidio colectivo? Su único propósito de respirar es


servir a

los Centinelas. Fstán atrapadosjusto en el medio.

—Quizás ya no quieran estarlo más. Encontraremos al responsable del


secuestro

de Nikki y les preguntaremos, hay que mantenernos a distancia de derribar


a

cualquier Centinela por el momento.

—Fstaríamosjustificados—, Vash argumento.

Has lo que te digo, Vashti

—Como desees, Syre-

Girando ella se dirigió hacia la puerta. Se movía como la cazadora que era,
con

precisión y deliberación. Syre confiaba en ella con su vida, justo como el


confiaba

en ella, con la original encarnación de Shadoe. Vash había entrenado a su

voluntariosa hija, en la muy necesaria disciplina en ella y juntas las dos


mujeres

habían sido responsables de la erradicación de miles de demonios.

Vash abrazo a Torque antes de pasarlo, murmurando la promesa de cazar a


los

bastardos que habían matado a su esposa. Luego se fue, agitando su energía


con

ella. En el repentino silencio que descendió a su paso, los hombros de


Torque,

76

sintieron que había caído el peso del mundo en ellos. Él había cambiado a
Nikki

porque se había enamorado de ella, otorgándole la inmortalidad para que


siempre

estuviera con él. Por siempre. Desafortunadamente, la inmortalidad no era


segura

contra un Centinela. Torque cruzo sus brazos y miro, sus ojos brillaban
ámbar.

—Vengar a Nikki es mi derecho, no el tuyo o de Vash.

—Absolutamente. pero necesitas estudiar algo, es una tarea delicada para

confiársela a alguien más.

Camino dentro de la habitación, Torque se detuvo en la sombra, cuando las


puntas de sus botas tocaban el rayo de luz solar. Su pelo cortó pegado
brutalmente

parado en todas direcciones, con tiras casi blancas en ellas. Era un estilo
que se

adaptaba tanto a las exóticas características que había heredado de su


madre y su

afilado estilo de vida.

Mientras Syre se alimentaba de pequeños pueblos que atraían a motoristas,

garantizando el flujo de sangre fresca a los aquelarres locales, Torque


manejaba

una cadena de clubes nocturnos en expansión que ofrecían refugio a


Minions.

Acercándose su hijo, Syre lo estrecho por los hombros. Había tantas

características de Shadoe en Torque, todas las semejanzas inquietantes de


los

gemelos. Ahora su hija estaba despojada de sus genes, junto con sus
recuerdos. Una

vez el escupió a la imagen de la madre de Shadoe, en una de sus


encarnaciones,

Shadoe llevaba las marcas del linaje de otra persona.

A pesar de que él amaba a Shadoe independientemente de su exterior,


había una

parte de él que sentía como si estuviera perdiendo a la madre, cada vez que
su hija

renacía con la cara de otra mujer.


—Sé que este es un momento terrible—, le dijo suavemente.

—pero tengo que preguntarte si harías el mapa. Además del comentario de


Ad

rián acerca del su ataque, hiso referencia a phineas, lo que me concierne a


mí.

Necesito que encuentres que pasó en las últimas cuarenta y ocho horas.

—Va veo—. Torque puso su mano sobre Syre. Necesito algo en que
enfocarme

por ahora, o podría hacer algo de lo que todos nos podremos arrepentir.

Syre presiono sus labios en la frente de su hijo. Él lo entendía muy bien. El

apenas había sobrevivido a la pérdida de su esposa y Shadoe. Si no hubiera


sido por

Torque, sus muertes lo hubieran matado hace mucho tiempo.

—Cuándo sabemos que tu mundo se hundió por el duelo, nadie cuestiona


tu

ausencia.

Es cruel usar el dolor de tu hijo para continuar con tu agenda futura, pero
no se

podía dar el lujo de dejar pasar oportunidades perfectas como esta. Dios, él
se

sentía viejo y cruel. Tan viejo que no reconocía el rostro juvenil que le
devolvía la

mirada desde el espejo en la pared de su puerta. Parecía tener solo diez


años más
que Torque, quien la mayoría de la gente diría que se encontraba a
mediados—o

finales de los veintes. Torque hablo bruscamente.

77

—¿Como mantiene el control Adrián, cuando pierde el amor de su vida,


cada

pocos cientos de años? ¿Puedes estar seguro que está sintiéndolo? Shadoe
se fue

hace mucho tiempo, papa. Tiene que ser una mierda su cabeza.

—F so puede ser cierto, que él tenga mierda. Dejarla morir una y otra vez.
no

tiene ningún recuerdo de su familia ¿y la gente que la ama? Fso es cruel, él


no la

ama.

—No sé—. Los ojos de Torque reflejaron su tormento interior.

—Creo que yo haría cualquier cosa para que Nikki regresara, costara lo que

costara.

—Él no es como nosotros. Si lo hubieras escuchado por teléfono…tan


calmado y

nada afectado. Fs un Serafín en todos los sentidos de la palabra. FJ alma es


todo

para él. No ve ningún propósito en la existencia sin un alma. Tú dices todas


esas

cosas, pero hiciste frente a la elección, yo sé que tomaste el riesgo.


—No puedes saber cuánto. Yo no puedo creerlo. Siento como si quisiera
rasgar

en partes cada Centinela y Lycan que se crucen en mi camino.

—Fso es precisamente lo que la muerte de Nikki estaba diseñada para que

hiciera— volvernos locos de rabia. Tenemos que ser más inteligentes que
eso. Si

reunimos información primero, podremos movernos con precisión


instantánea en

vez de disparar en la oscuridad. pensé en lo que sería beneficioso para


nosotros,

más que provocar una ruptura entre los Centinelas y los Lycans. Todos
nosotros

necesitamos una prueba de que los perros fueron los que conspiraron
contra sus

amos. Si nosotros nos volvemos sobre Adrián, el quizá haga el trabajo


sucio para

nosotros.

—¿Que estoy buscando?

—Lo sabrás cuando lo veas. Si algo está fuera de lugar, lo atraparas.

—¿Sugerencias por dónde empezar?

Syre mantuvo su muñeca delante de la boca de su hijo, ofreciéndole la


potencia

de su sangre de Fallen para que le ayudara en su camino.

Aunque Torque era un Nafil el tenia ventaja sobre los Minions, todavía
estaba en

desventaja en comparación a un Fallen. Beber una pinta o dos de sangre


pura de

Fallen podría relativizarse en unos pocos días.

Silbo cuando Torque hundió sus colmillos dentro de su arteria, Syre cerró
sus

ojos. —Phineas estaba cerca de Adrián. Iremos a Anaheim. Por ahí


empezaremos.

AAA

—¿No te gusta volar?

Lindsay pregunto, viendo los nudillos blancos de la fuerza con que Elijah

agarraba los brazos de su asiento. Él la vio con esos ojos color esmeralda
hermosos.

—No especialmente.

—Tienes que admitir, tener unjet privado es mucho mejor que tomar un
vuelo

comercial.

78

—No—. El palideció cuando el avión se movió ligeramente. —No.

Su boca se torció. Ella vio alrededor de la lujosa cabina, sus palmas


frotaban

sobre el cuero marrón de los asientos en los que descansaban.

Adrián estaba sentado a un metro de distancia, en una profunda


conversación

con Damien y un chico rubio—Jasón—quien también se veía muy caliente,


como

todos los ángeles parecían estar.

Ella regreso su atención a Elijah, quien estaba enfrente de ella en el otro


lado de

la mesa. ¡ Una mesa! En un avión. El avión era una obra de arte por sí
mismo, tan

acogedor como un vehículo recreativo.

—¿Te quedaste atascado con el deber de niñera, no? — él se limitó a


mirarla. —

Lo siento por eso—, ella le dijo, sintiéndose mal por él. —No te daré
ningún

problema.

—E so dices tú, pero puedo decir que Adrián no está feliz por traerte—.
Lindsay

termino su pensamiento.

—¿V tú piensas que él está actuando bajo coacción, lo que me hace que me

moleste?

De nuevo, el solo se limitó a verla con esos ojos penetrantes. Ojos de


cazador,

vigilantes y evaluadores. Sabiendo que tenía que mitigar cualquier


especulación

que ella fuera una debilidad, ella dijo,


—Vamos. Lo conoces mejor que eso. No es el tipo de chico que hace
cualquier

cosa que le dicen, el hace lo que quiere.

Elijah encogió sus hombros musculosos en respuesta. Ella puso su codo


sobre la

mesa y su barbilla sobre la mano.

—¿No hablas mucho, verdad? pienso que me vas a gustar, solo porque
cuidas la

espalda de Adrián y en verdad, el confía en ti para eso, pero pienso que hay
más

que eso. Espero, con suerte, me aprecies a mí también.

—Vo prefiero enfrentar el peligro solamente por el gusto de la caza—.


Lindsay

tuvo que absorber un momento antes de entenderlo.

—¿Crees que te meterás en problemas por ser amigable conmigo? si


Adrián

intentara ser territorial no te hubiera asignado al servicio de niñera mía—.


La cara

de Elijah gano

más color que su atención a su miedo en la conversación.

—Hay una gran diferencia entre ordenarme que le cuide y permitirnos

ser…amigos.

Mirando sobre su hombro una vez más, ella encontró a Adrián viéndola.
Iba
vestido con pantalones a la medida y una camisa de vestir color negro que
ella sabía,

qué debía costar un mes de paga de ella, por lo menos. Las mangas estaban

enrolladas y el cuello flojo exponiendo lo suficiente de su piel oliva la que


cautivaba

a ella.

79

Hasta ahora ella lo había visto vestido de manera informal en el


aeropuerto,

medio desnudo por la mañana y ahora urbanamente elegante. Por supuesto,


estaba

impresionante de todas las maneras. De cualquier manera ella estaba


enamorada

de él así que ella tenía dificultad de mirar lejos de él. Adrián fue el primero
que

rompió el contacto de sus miradas, sin problema regreso su atención a sus


hombres.

Lindsay volvió mirar a Elijah.

—¿Ves? no es territorial del todo.

—Tenemos la misma línea de sangre—, el susurro. —No toda la bestia en

nosotros viene de los demonios.

Momentáneamente tomo la idea y finalmente asintió en comprensión.


Adrián

definitivamente tenía algo salvaje en él; ella sentía el zumbido justo debajo
de la

superficie.

—No estas, sorprendida— su mirada verde se redujo. —Te hablo acerca de


lo que

somos—. Su tono fue bajo y ella tuvo que leer sus labios para poder
escuchar.

Ella

estaba asombrada de que el fuera capaz de hablar así debido a su voz tan

profunda.

—Tengo la versión, tome notas—, ella replico, careciendo de la capacidad


de

hablar tan suave como el, pero trato de hacerlo.

Todavía no estoy segura de entender su totalidad de la jerarquía, aun.


Quiero

decir, los centinelas son los patea—culos, o de lo contrario no habían sido


capaces

de dominar a los Vigilantes para empezar. ¿A menos que los Vigilantes no


pusieran

resistencia.?

—No lo sé. Quizás no como ellos hubieran querido, ellos sabían lo que
podrían

hacer.

—¿Que quieres decir con que no lo sabes? ¿No puedes recordarlo? — Los
labios
de él se fruncieron.

—No estuve ahí. Los Lycans no son inmortales. Solo tengo setenta años de
edad.

La boca de Lindsay se abrió. La idea de un hombre de setenta años de edad


no

encajaba con el trozo de chuleta que tenía enfrente de ella. Su grueso


cabello no

tenía ni siquiera un hilo gris y su rostro era fuerte, guapo, sin arrugas.

—Wow—dijo, el silencio descendió. Sorpresivamente fue Elijah quien lo


rompió.

—¿Porque cazas?

Lindsay pensó su respuesta por un momento. Este era un tópico que ella
nunca

discutía, porque hablar acerca de la muerte de su madre significaba revivir


esos

momentos. Pero Adrián lo sabía ahora y en este nuevo mundo, en el que


ella estaba

viviendo, su pasado era relevante para entenderla.

Eso era algo que ella no tomaba a la ligera. Ella nunca lo había entendido

completamente y no se había dado cuenta de la aceptación que anhelaba


hasta que

había encontrado Adrián. Tomo una respiración profunda y respondió.

80

—Fui una víctima de un ataque de vampiro.


—No directamente, o tu estarías muerta.

—Un miembro de mi familia—. Elijah asintió con su cabeza. —Vo,


también.

—¿Es por eso que estas peleando esta gran batalla? — Sus cejas oscuras se

arquearon.

—Como si pudiera elegir. pero si, eso me motiva.

—Sí—. Lindsay suspiro.

—Vo no pude elegir, tampoco. Lo intente, pero me estaba engañando a mí

misma.

—¿Como lo hiciste?

—¿Hah?

—¿Como supiste del demonio de la otra noche?

—Oh eso—, ella hiso una mueca. —Soy humana—mortal—con mala


suerte y yo

creo que lo puedes decir.

Usualmente se preguntaba como seria ser ignorante como los otros


mortales, lo

hiso por un largo tiempo desde que ella entreno sus pensamientos. Era útil,
como

preguntarse, cómo es su vida si ella fuera un gato.

—¿^^ue fue lo que viste?

—No veo nada. Vo siento las cosas. Como un fantasma caminado sobre mi
tumba, si estas familiarizado con lo que digo.

—Fuiste directamente a Adrián en el momento que lo viste. ¿porque fue?


—No.

Vo lo recogí porque él es caliente.

Ella embelleció la media verdad con una sonrisa, manteniendo sus


sensaciones

del clima y conectándolas al pecho de Adrián.

—También soy una mujer, tú sabes. Heterosexual. Los chicos guapos


atraen mi

atención.

—¿No encuentras una coincidencia que pasaras a recoger a un ángel en un

aeropuerto?

—Absolutamente. Le dije la misma cosa a Adrián la otra noche, pero me


dio

algunas explicaciones.

—Hmmm.

—Más o menos fue mi reacción, también, ¿pero qué se yo? No soy


religiosa. —Es

lo que dice la mujer que ahora vive con ángeles.

—Nojodas—. Lindsay sonrió.

—¿Viste la cara de Adrián cuando cayó el dragón? — Los ojos de Elijah se

iluminaron con diversión.


—Sí—. El avión comenzó a descender. Ella froto sus manos.

81

—Fspero que encontremos lo que estamos buscando.

—Lo haremos—. El rostro de él se endureció, tenía una mirada feroz de

depredador.

—¿Te gusta la caza, no?

—Sí. Fn esta ocasión es especial—. Su iris resplandeció de manera


sobrenatural.

—Además del teniente de Ad rián, estos vampiros son responsables de la


muerte de

dos Lycans.

—¿Amigos? —Algo así.

Lindsay se preguntó de a cuanta gente Elijah le podía llamar amigos y


sospecho

que era un grupo muy pequeño, un grupo de elite. Ella rodo sus hombros
hacia

atrás y suspiro audiblemente.

—¿Fstas bien? — él le pregunto, palideciendo cuando el avión caía con


rapidez.

—Lo estaré.

Por primera vez, realmente esperaba matar algo. Y no se sentía mal por
estar tan

cerca cuando algo malo se acercara como ella pensaba que debería sentirse.
Capítulo 10

Traducción y corrección: Mayte 008

Lindsay salió del avión, se puso las gafas de sol y miro a su alrededor. —
Santa

mierda— una mano cálida se colocó en la parte baja de su espalda, seguida


por un

murmullo de Adrián.

—¿Qué? — Ella se giró en todos los sentidos, suavemente, poco a apoco se

enfrentó a él directamente.

—¿Donde está el suelo? — La pista se había terminado…en medio del


aire. —

Estamos en una meseta. De ninguna manera.

—Así es.

—¿Quien está lo suficientemente loco para construir una pista de aterrizaje

sobre una meseta? Si el piloto sobre rebasa la línea, estas frito—. La boca
de Adrián

se torció, haciendo que ella lo viera sonreír otra vez.

—Vamos.

Él la llevo al pequeño estacionamiento del aeropuerto, donde dos elegantes

coches oscuros los esperaban. Jasón y Damien se subieron en el vehículo


que

estaba atrás, mientras que Elijah se deslizo en el asiento delantero del


copiloto en el
primero.

—Saint George, uh? — ella dijo cuándo Adrián abría la puerta para ella.
Nunca

he estado en Utah antes.

—Es un estado hermoso—. El tomo asiento junto a ella y cerró la puerta.


Los

82

carros rodaron en movimiento. El medio sur tiene algunas generosas

formaciones de roca roja.

—¿Hacia dónde vamos?

—No muy lejos. Una pequeña ciudad llamada Hur-ah-kan—. Lindsay


frunció el

ceño.

—¿Hur-ah-kan? Nombre raro. Una vez más él sonrió.

—Se pronuncia como "Huracán"

CJna tormenta. Ah hombre…

Un nombre fuerte. El apodo de la ciudad no podía ser una coincidencia, no

encima de todo lo que había ocurrido con ella desde que dejo Raleigh. A
medida

que ellos descendían a la ciudad, Adrián se quedó inmóvil y en silencio,


pero ella

sintió su volátil fuerza de concentración con cada milla que pasaba. Su


mejor amigo
había muerto. Tan estoico como Adrián aparentaba, era claramente una
perdida

que el sentía profundamente. Su dolor lo humanizaba lo hacía más hombre


que

Ángel.

También hiso que se preguntara donde había buscado consuelo cuando él lo

necesitaba, o solo interiorizaba todo. Rodeado por ángeles que morirían


por él, aun

parecía que estaba solo.

Ella puso su mano en el asiento entre ellos y clandestinamente junto su


meñique

con su dedo rosado. A pesar de no dar ninguna señal externa de hacer nada,

Lindsay sintió la sorpresa que lo sacudió.

El cogió su mano en un fuerte apretón, con su mirada entrenada, lista por la

ventana. Ella cubría la parte superior de sus manos con una bolsa grande
cuando

estaban unidas, protegiéndolas del contacto de la reflexión del espejo


retrovisor. Le

dio un apretón rápido de gratitud.

Extrañamente conmovido por ser una fuente de consuelo para él, Lindsay

contemplo la cercanía que se había desarrollado entre ellos. Estaban


abriéndose

uno al otro de manera que no lo habían hecho con otros que habían
conocido.
¿Porque?

¿Porque Adrián había planeado llevarla a su casa !a otra noche?

Un restaurant podría ser la opción ideal para que sus secretos se hubieran

mantenido ocultos.

¿ Y porque era tan íntimo con ella? Tan tierno… ¿Porque ella lo dejaba?

¿Porque no era más cauta con é, como era con todos esos que se cruzaron
por

su camino?

Ella se quedó mirando sin ver en la vista que pasaba

¿Porque ella parecía atraer lo extraño y raro? ¿Porque se movía tan


rápido

cuando solo era humana?

Su padre la había llevado al doctor por cada secreción nasal y por el menor
de los

rash.

83

Había tenido que ir al dentista y sacarse rayos X, exámenes de rutina de


sangre e

incluso un TAC cuando consiguió una conmoción por haberse caído en el


patio

trasero con sus amigos.

No había explicación médica para sus habilidades. Pero ella sin duda era
diferente, y sus anomalías eran extremadamente afines entre ella y Adrián.
No

podía decidir si esta era una bendición o no.

Salieron del camino y se estacionaron en una pequeña ferretería. Cuando el

coche se deslizo suavemente dentro del espacio marcado el siguiente


vehículo

transportaba a Jasón y Damien, Lindsay observo a su alrededor para


obtener sus

evaluación.

—Estamos aquí—. Adrián dijo, antes de salir del vehículo.

Su puerta se abrió y Elijah se quedó ahí, alto e impresionantemente


intimidante.

A pesar de que era un hombre musculoso con amplios hombros, no era de


gran

tamaño, sin embargo su presencia lo hacía parecer así. Al igual que Adrián,
el cual

era una persona tu no querías que hiciera pis afuera porque si te


salpicaba…

Al salir, Lindsay tomo una respiración profunda y escaneo su entorno.


Huracán

parecía ser pequeño, calles cortas y ordenadas. Además de las tiendas había
un par

de establecimientos de comida rápida, una cadena de tiendas de


comestibles y

algunas tiendas de otras cosas.


El viento azotaba gritando a través de su pelo. Ella abrió la boca y dio un
paso

atrás de su vehemencia. Elijah la agarró del brazo para sostenerla. Adrián


estaba a

su lado antes de que pudiera recuperar el aliento.

—¿Que sientes? — ella se estremeció. —Este lugar tiene garras.

—¿Un nido, quizás? — Damien dijo, uniéndose a ellos. —No sé qué es


eso.

—Un grupo de vampiros renegados—, Adrián explico.

Grandioso. Justo lo que había buscado.

—Sin duda hay más que solo unos pocos—. Damien miro a Adrián. —No

bromeabas. Ella es hipersensible.

Adrián hiso un gesto brusco. Ella se empujó así misma a juntarse.

—¿Tenemos que revisar ahora? ¿O esperaremos a los refuerzos? — Jasón


le dio

una minuciosa mirada una vez más.

—¿Puedes precisar su ubicación?

Ella asintió, sabiendo que el viento le diría la dirección correcta si ella le


daba

una oportunidad.

—Cuanto más cerca este, más los podre sentir. Solo necesito pasear
alrededor un

poco.
—No—. Adrián se alejó como si eso fuera todo lo que tuviera que decir
sobre el

asunto.

84

—Ahora sabemos que Phineas no estaba siguiéndolos, entro a un nido.


Podemos

tomarlo desde aquí sin ponerla en riesgo.

Lindsay debatía su próximo movimiento. Desafiarlo enfrente de sus


hombres no

era una opción para ella, pero tampoco le iban a negar la oportunidad de
ayudar

—Por su propio bien.

Cuando ninguna mejor idea se presentó, fue con la única solución que le
vino a

la mente—ella camino alejándose.

Se dirigió a la calle principal, figurándose cuál era el camino más


transitado para

empezar, además que esperaba que el lugar fuera visible para poder
prevenir a

Adrián de su restricción a ella—no podía pasar por delante de él.

No lo haría porque él era capaz de cargarla por encima de su hombro


poniéndola

en el lugar más seguro que él pensaba. Así estaban las cosas cuando sintió
su
mirada en ella. Para bien o para mal, sus sentidos estaban enfocados en el
cuándo

ellos estaban en la búsqueda de sus presas.

Elijah camino a su lado. Sus ojos estaban protegidos detrás de las sombras
pero

ella sabía que estaba supervisando el área con la minuciosidad de un


depredador.

—PTI'0: hay usualmente consecuencias por desafiarlo.

—Me lo figuro. Soy una chica grande; puedo manejarlo. ¿Vas a estar bien?

—Se supone que no te debo dejar fuera de mi vista.

—Así que estas condenado si vienes conmigo y también lo estás, si no lo


haces—.

Frunció sus labios. —¿Qué piensas que el hará? — Se encogió de hombros.

—No estoy seguro. La insubordinación suele ser mortal, pero sospecho que
va a

ser más fácil para ti.

La aprensión corrió en ella, intensificando la inquietud causada por el


frenético

viento. Estaba segura de que Adrián era capaz de cosas que ella ni siquiera
podía

imaginar; no lo hubieran puesto a cargo de los Centinelas de lo contrario.


Sin

embargo, ella no le tenía miedo—después de todo, era su seguridad la que


le
concernía en primer lugar. Preocupada acerca de las consecuencias no iba a
llegar a

ningún lugar.

La única cosa que ella podía hacer era lo que siempre había hecho: poner
un pie

delante de otro y seguir adelante. Poner un pie enfrente del otro y


mantenerse en

movimiento. Desafortunadamente, el razonamiento que hacia parecía estar

haciéndolo bien ahora.

Con cada paso que daba, Lindsay estaba más cómoda. Sin embargo Adrián

sentía que ella había hecho un motín, dándole duro a la cabeza. Ella
apreciaba eso

por parte de él. Tenía un cerebro y le daba su crédito por tener algo de
experiencia.

Considerando la cavernosa brecha entre sus habilidades y su programa de

confianza significo mucho para ella. Mientras ella y Elijah pasaban Diary
Queen,

hecho un vistazo a las ventanas. Había familias y adolescentes adentro,


riendo,

comiendo y viviendo tan felices desconociendo las cosas. Bastardos


afortunados.

85

—¿Tienes novia? — le pregunto. —¿O esposa? ¿Hijos?

—No estoy emparejado.


Ella resistió la tentación de ver que tan cerca Adrián la seguía. En realidad
sería

mejor si estuviera sola; un grupo de intimidantes chicos calientes en una


ciudad de

este tamaño era un claro indicativo de que algo inusual estaba por suceder.

—¿Es a quien has perdido? ¿Tu compañera? Lo siento—no debería

entrometerme—.

Elijah la vio.

—Si yo hubiera perdido a mi compañera, no estaría vivo ahora. Los Lycans

languidecen cuando sus compañeros mueren. La muerte les sigue


rápidamente.

—Oh. ¿Igual que los lobos? Los reales. He leído que se aparean para toda
la vida .

El

volvió su atención hacia delante de nuevo.

Sí.

—Eso le pasa a los seres humanos, también, tu sabes. Con las parejas que
se han

casado desde hace mucho tiempo. Sobrevivir a un compañero usualmente


no dura

mucho después de que su conyugue fallece. ¿La misma cosa se aplica a los

vampiros? ¿Y centinelas?

—Los vampiros se emparejan, pero no de por vida. Los centinelas,


ninguno,

hasta la fecha.

—Ha, bueno, ellos tenían mucho que ocultar y no se podían mezclar entre
ellos

mismos—no hay suficiente cantidad de ellos. Puedo ver porque solo—una


noche—

sería la mejor ruta a estas circunstancias.

—Que yo sepa, ellos no pueden tener sexo. Por períodos. Ellos no parecen

anhelarlo, es todo lo que te puedo decir. Siempre he tenido la impresión


que la

urgencia está por debajo de ellos.

Lindsay sonrió, sabiendo condenadamente bien que Adrián anhelaba el


sexo. El

hombre prácticamente le goteaba de sus poros.

—Tu solo no eres su tipo, creo.

—Los centinelas nunca son cercanos a los Lycans—. El insistió en voz


baja. —Yo

he escuchado algo de alguien.

La firme convicción en el tono de Elijah le llamo la atención, seguido por


la

colección de recuerdos colectados de los Centinelas. Ella aún no había


visto una

risa o realmente sonreír a alguno. Ni siquiera elevaban sus voces, ya fuera


con
excitación o con ira. No es que ella hubiera estado alrededor por mucho
tiempo

como para hacer un estudio exhaustivo de eso.

—Tienes que estar bromeando—, dijo.

—¿Porque habría de estarlo?

86

Ella se sorprendió de darse cuenta de que le creía. Era uno de esos chicos
que

simplemente no hablaban estupideces. Lo cual la dejaba confundida. Sabia


del

interés masculino, cuando lo veía—por no mencionar a Adrián que había


llegado

derecho y le había dicho sus intenciones directamente.

¿(Qué más podía desear e lde ella, sino explorar la atracción entre ellos?

Llegaron al final de la avenida principal, donde el camino viro


bruscamente a la

izquierda, se convertía en una zona más residencial. Señalamientos


indicando el

desvió hacia el Parque Nacional de Zion estaba cerca.

—¿Así que estás buscando a tu alma gemela? — le pregunto Lindsay. —

¿Funciona así? ¿Una sola persona en el mundo para ti o esa especie de


cosas?

—No. No. Y no.


—He escuchado ya. Este es el tipo equivocado de vida para tener algún
tipo de

relaciona a ningún plazo. Tire esa posibilidad desde hace mucho tiempo
atrás—. El

viento azotaba a través de su cabello. —Estamos cerca—. Él la miro.

—¿Tratando de explicar las ráfagas de viento loco que la seguían? —


Estamos en

un lugar llamado Huracán. ¿Qué esperabas?

Ella sacudió su barbilla en dirección hacia una colina rocosa en la calle y


luego se

lanzó a través de la carretera a toda velocidad. Elijah se quedó


directamente en sus

talones.

—Los Lycans sienten el peligro en el aire antes que los demás lo capten—,
el

presiono. Ella siguió considerando su radar meteorológico tan personal y

demasiado revelador para compartir. No estaba segura de que exactamente

revelaba, pero decía algo acerca de ella, que prefería mantener para sí
misma— por

ahora.

Su mano se deslizo debajo de la solapa de su bolsa y saco un cuchillo para


lanzar.

Pasaron por delante de algún tipo de monumento, un pilar de piedra con


una placa
de bronce. Había pequeñas viviendas en abanico con forma de herradura
detrás de

él. Viejas casa de los años cincuenta o anteriores.

—¿Tu olor captación del olor, funciona en ambas formas?

Ella pregunto rastrillando la zona con una mirada examinadora. En el


siguiente

minuto ella fue golpeada en el muslo, poniendo su atención a un gran lobo


color

chocolate al lado de ella. Suponía que eso respondía a su pregunta.

—Wow—. Quedo impresionada en serio. —¿Como hiciste eso tan rápido?


¿Y

dónde está tu ropa? — El dio una mirada a ella catalogada como


exasperada.

—Bien

Reconoció, tocando su piel para ver si era suave o gruesa. Resulto estar
entre las

dos. El lustroso pelaje cocoa estaba en relieve con manchas blancas en el


pelo y las

patas, haciendo que se viera en conjunto hermoso y real.

—Eres un lobo muy bien parecido, sabes

87

Elijah dio un resoplido. Lindsay se movió hacia adelante, observando cómo


se

sentía el aire de repente. Casi estancado. Protegiéndola para que no soplara


su olor,

el del Lycan y el del Ángel alrededor.

De ninguna manera, ella sabía que los ángeles estaban tomando terreno
elevado.

No miro hacia arriba, pero sospechaba que estaban en la cima de la colina


encima

de ella.

—Estoy pensando en un subterráneo—, dijo, a lo que Elijah estaba de


acuerdo.

Se movieron hacia adelante, dando vueltas alrededor de la herradura. Una

anciana se sentó en un banco en el porche de su casa. Ella le sonrió y la


saludo al

pasar, al parecer no le preocupaba el gigantesco perro al lado de Lindsay.

Considerando el espesor de los lentes de la mujer, Lindsay asumió que no


podía

ver casi nada, de todos modos. Lo que era una explicación—aparte era su

senilidad—por ver a un lobo del tamaño de un pony merodeando sin


inmutarse.

Un camino de grava marcado por dos postes de luz apareció entre ellos en
un

espacio entre las casa. Ellos seguían alrededor de la colina. El final fue una

sorpresa—un hogar marcado por una arquitectura—de estilo, antes de la


guerra y

un ruinoso lugar con un signo de cama y comida—. Una brisa helada


acaricio su

nuca.

—Tienes que estar bromeando

Se quejó en voz alta. Aunque era obvio que el edificio ya no estaba en uso
como

alojamiento, mantenía su dignidad y estilo, que contrastaba con su uso


como

Nido De Vampiros".

Un jardinero y una nueva capa de pintura era todo lo que necesitaba para
revivir

el exterior. A medida que se acercaba a la pequeña valla de ladrillo que


rodeaba la

propiedad, una sombra enorme y el aleteo de alas anuncio el aterrizaje


graciosos de

Adrián frente a ella.

—Eso es suficiente, Lindsay—. Sus cejas se levantaron.

—No tiene importancia me alegro de poder ayudar—. Los rasgos de él se

suavizaron.

—Gracias

Jasón y Damien aterrizaron al otro lado de la valla dentro del patio


delantero. A

la derecha estaba la colina. Detrás de ellos a media milla de distancia, era


el camino
de herradura y la calle de las casas antiguas. A la izquierda estaban las
hectáreas y

hectáreas de suelo no urbanizado.

El nido estaba escondido en la llanura a la vista. No es que Lindsay


estuviera

sorprendida. Las cosas que ella había matado eran normales en el exterior.

Monstruosas en el interior.

Se quedó atrás, permaneciendo a unos veinte metros de distancia del


frente.

Elijah se sentó en cuclillas a su lado. Los ángeles se movían hacia adelante


— Adrián

en el medio, Jasón a la izquierda y Damien a la derecha. Dos lobos más


aparecieron

sorprendiéndola.

88

Se preguntó de dónde habían venido, entonces recordó a los conductores,


uno en

cada carro. O un Lycan para cada Ángel. Uno de ellos era una mescla de
gris oscuro

y negro—el otro era un marrón oxidado. Ambos jadearon en voz baja,


como si

apenas contuvieran su entusiasmo.

Sin embargo las tres bestias la rodeaban. Dejando a los Ángeles valerse por

mismos. Ella se agacho y le acaricio la cabeza enorme a Elijah en gratitud
por su

silencio. Los otros dos tomaron posiciones detrás de él, dejándolo a la


cabeza. Solo

sus ojos y oídos se movían.

Sin embargo su postura aparentaba casualidad, pero ella sabía que podían

explotar en un poderoso movimiento en un abrir y cerrar de ojos. Todos los


rasgos

de los cazadores que ella había observado en Elijah como un ser humano
estaban

multiplicados en su forma lupina.

Su atención se movía a los Ángeles, quienes se acercaban a la casa con sus


alas

flexionadas en sus espaldas. Eso la sorprendió.

¿Porque exponer esa vulnerabilidad cuando no estaban volando?

Jasón y Damien podían ser capaces de retroceder por el aire si eran capaces
de

despegar verticalmente, pero Adrián estaba en el porche, enjaulado por los


dos

pisos de altura y las columnas que sobresalían del techo.

Adrián entro a la casa por la puerta principal, mientras las otras dos formas

encontraban caminos alternos en los que Lindsay no podía ver desde su


lugar. La

tranquilidad cubrió el área. Se movió de un pie a otro, haciendo girar una


hoja en

su mano y jugando distraídamente con el oído de Elijah.

—Tengo un muy mal presentimiento sobre esto.

El viento chillaba en la llanura vacía, haciendo que los pelos de su brazo se

levantaran. Entonces se desato el infierno. Los cristales se hicieron añicos


cuando

los Ángeles salieron al unísono por las ventanas, seguidos por una horda de

vampiros.

—¡Santajodida mierda!

El flujo de los vampiros se dirigía hacia ella, como un muro que se


levantaba.

Lindsay tiro la hoja de su mano clavándola en un vampiro con espuma por


la boca

justo entre los ojos. Siguió lanzando uno tras otro, retrocediendo cuando
los Lycans

se lanzaron hacia el frente, formando una barrera para protegerla. Busco a


Adrián

sobre la masa que se retorcía entre las extremidades.

Oh hombre…

Él estaba cortando una franja a través de la multitud…literalmente.

¿Se le había ocurido a ella que sus alas eran vulnerables?Eran mortales.

El las manejaba como espadas, atravesando extremidades y torsos, dando


vueltas con una letal precisión.

La visión de él y los otros Ángeles era fascinante. Sus alas se encendían


como

capas, cortando a lo ancho, luego se curvaban de manera fluida en torno a


sus

cuerpos. Había brasas ardientes de vampiros vencidos haciendo espiral


alrededor

89

de ellos brillando como nubes. Ella no podía apartar los ojos de ellos de
sus

extrañamente gráciles, macabras danzas.

Un grito agudo arranco su atención hacia los Lycans y la vampress suicida


que

estaba aferrada a la parte posterior del cuello de Elijah. Resistiendo sus


efectos

violentos para sacudírsela fuera, los salvajes ojos de la perra—eran


desorbitados,

incluso cuando Elijah se lanzó a si mismo sobre su espalda y se retorcía,

apachurrándola en el suelo debajo de él.

Lindsay miro desesperadamente a los otros dos Lycans y encontró que


ellos

estaban con sus mandíbulas ocupados. Armándose de coraje, salto dentro


de la

pelea. Un vampiro masculino se precipito sobre ella de frente. Sabiendo


que
cambiar el rumbo solo debilitaría su posición, siguió adelante con una daga
en la

mano.

Lo estaco en el corazón y utilizo la empuñadura de palanca para voltear


sobre su

hombro y caer en tierra del otro lado. Continúo sin romper su paso,
dirigiéndose

hacia adelante cuando Elijah se enderezo. El puño de él colisiono sobre la

mandíbula de una vampress con un tronido espeluznante.

Sujetándola, la vampress tiro del cuerpo en su espalda. Elijah la rodeo con


un

rugido, agarrándola por la garganta y rasgo la carne hasta la columna


vertebral.

Lindsay le remato con un cuchillo en la frente.

Un disparo retumbo en la ladera, seguido por el inconfundible rebote. Ella


giro.

Una mujer estaba en las escaleras de la casa con una escopeta,


preparándola para

otra nueva ronda en la cámara…

Apunto a Adrián y presiono el gatillo. Cuando el sonido reverbero a través


de ella,

los pulmones de Lindsay se aferraron, impidiéndole gritar la advertencia


que

aullaba dentro de ella en su horrorizada mente.


Adrián la abatió con un ala, desviando la bala como si fuera una pala de
ping pon,

dura, como si rebotara sobre metal. El arma desapareció de las manos de la

vampress y apareció a los pies de Lindsay.

Tomo medio minuto para que su cerebro registrara eso, dando bandazos en

comprensión. Ella cogió el arma y cargo la escopeta, disparando a un


vampiro que

cargaba sobre un lobo. Ella hiso seis disparos más para cubrir a los Lycans.
Cuando

la última carga se agotó, ella manejo la escopeta como un bate, golpeando


a un

vampiro que estaba tendido en el suelo. Arriesgando una mirada a la casa,


ella

busco a Adrián.

Estaba rodeado por todos lados y pateaba gravemente algunos culos. Pero
la

chica del porche había recuperado otra escopeta—la cargo, en ese


momento—y la

levantaba para apuntar. Lindsay se lanzó a través de la abertura de la valla,

sorteando los cuerpos que volaban y atravesando en montones de ceniza.

Un vampiro voló a ella desde la derecha y ella se agacho por debajo del
cuerpo de

él, sorprendiéndose así misma por su propia agilidad. Agarro su último


cuchillo de
lanzamiento de su bolso y se preparó para lanzarlo.

El barril del arma se volvió hacia ella.

90

Lindsay agarro al vampiro más cercano y tiro de él poniéndolo delante de


ella.

La escopeta descargo con un ensordecedor bum.

El vampiro se sacudió contra ella, estaba envuelta alrededor de su cintura.

Cayo de rodillas en una nube de explosión de cenizas, el vampiro se


desintegro

con el fatal disparo. Los tres Lycan rompieron por las escaleras y atacaron
a la

tiradora. Lindsay trago saliva, pero no podía respirar más allá del dolor.
Mantuvo

su mirada apartada, con miedo de ver su brazo.

Un vampiro a galope en cuatro patas salió del hoyo del frente de la puerta

principal y salto hacia Adrián. Ella lo veía con su última hoja, que todavía
sujetaba

con su mano sana.

Las cenizas se elevaban sobre lo amarillo de la hierba del césped, Adrián


dio un

puñetazo en las fauces de un vampiro con espuma que gruñía.

El vampiro cayó al suelo, inconsciente. Un segundo más tarde Lindsay se


reunió
con él en la inconciencia.

Capítulo 11

Traducción y corrección: Mayte 008

Lindsay se despertó en una habitación sombría. Parpadeo el sueño fuera de


sus

ojos, su cabeza giraba tratando de figurarse donde estaba. Sus mejillas


tocaban el

algodón frio de la funda de la almohada y vio a Adrián.

Se sentó a la izquierda de ella en una silla de respaldo bajo cubierta de


damasco

de plata. Él estaba desnudo a excepción de un par de pantalones holgados


de

pijama blancos y cualquier cosa que se pudiera usar debajo. La veía con
una

abrasadora intensidad, su boca se enderezo en una línea peligrosa. A pesar


de que

no movió ni un musculo aparte de parpadear, ella sentía un tornado


produciéndose

en su interior.

—Hola

Dijo ella, con la voz más ronca por su garganta seca. Ella debió haber
empujado

su cuerpo demasiado lejos, siempre se sentía como una mierda apachurrada

cuando se forzaba más allá de sus límites.


El tomo una jarra de cristal con agua de la mesilla de noche y le sirvió una
gran

ración en un vaso. Luego se levantó y la ayudo a sentarse, apoyándola en


algunas

almohadas, antes de darle su bebida.

Ella la acepto con una gran sonrisa en agradecimiento. Había un grueso


colchón

de vendas blancas y gasas en su antebrazo izquierdo. Debajo de ellos, el


dolor latía

débilmente. Ella bebió todo el contenido de su vaso y lo devolvió.

Cogió el teléfono a su lado y apretó un botón, pidió servicio a la


habitación.

Estaban en un hotel se dio cuenta. Las ventanas a la derecha de la cama


estaban

por lo menos en el segundo piso y había unas cortinas Tiffany Blue


drapeadas

cruzándolas.

91

Había una gran sala de estar a su lado y un centro de entretenimiento


masivo a

los pies de la cama. Teniendo en cuenta la opulencia del cuarto y el gran


piano que

vio a través de la sala de estar abierta, ellos estaban en.

—¿Las vegas? — pregunto ella.


Colocando el teléfono abajo, asintió. Le sirvió un poco más de agua y
volvió a ella.

Ella se quedó sin aliento.

—¿Cuanto tiempo he estado fuera?

—Estuvimos en Huracán el día antes de ayer.

Yikes.

—¿Están todos bien? — La mirada de él se clavó en ella. —Tú eras la


única en

serio peligro de herirte.

—Eso es bueno.

—El infierno que lo es—, el gruño, su voz retumbo a través del ambiente
como un

trueno, sacudiendo todos los objetos sueltos. —Te dije que te quedaras.

Aquí vamos.

—Ese era mi plan, también. Hasta que el vampiro del porche saco una
escopeta

dirigida a ti. Entonces no podía soportarlo.

—¿porquejodidos no?

Dios, era sexy cuando estaba irritado. Nunca lo había visto demostrando
nada,

además del autocontrol de sí mismo, pero estaba visiblemente hirviendo


ahora.

—porque tu necesitabas que alguien te cuidara la espalda. Todos los demás


tenían las manos llenas. No podía tomar el riesgo de que tomaras
demasiado y

dejaras una abertura. No podría sobrevivirlo.

—¡No sabes eso! tú mismo me dijiste que has tenido bajas. No eres
indestructible.

No iba a soportar estar alrededor y verte morir.

Si había cualquier tipo de misericordia en el mundo, ella nunca tendría que


ver

morir a otra persona que le importara.

—¿Así que decidiste que te viera morir yo?

De nuevo…

La palabra no dicha se deslizo insidiosa e inexplicablemente por la mente


de

Lindsay. Ella dio un respingo y presiono su palma en contra de su mano y


la hiso

palpitar.

Adrián tomo el vaso de la otra mano—la que debería estar demasiado débil

también para mantenerlo y se inclinó para presionar sus labios en la frente


de

Lindsay. El dolor disminuyo como la marea baja.

—Si tan solo pudiera embotellar ese talento—. Ella murmuro. Recordando
el

movimiento tipo ninja/matrix que ella había hecho sobre el vampiro, se


asustó
de

92

su propia sangre fría. su propia sangre fría.

Como diablos había sabido ella como hacerlo?

—Me estas volviendo loco—. A pesar de que su voz era suave como la
seda, la

turbulencia dentro no había disminuido. Se enderezo.

—¿Puedes abrir las cortinas?

Adrián pulso un botón en la mesita de noche y las cortinas se separaron,


dejando

al descubierto un cielo nublado y llovizna.

¡En las Vegas!

No es que no lloviera en la ciudad del desierto.

¿Pero en esta época delaño…?

Ella lo vio, sabiendo que su estado de ánimo estaba una vez más afectando
el

clima, el cual le afectaba a ella a su vez.

—Estabas realmente preocupado.

Las manos de él fueron a sus delgadas caderas, dejando al descubierto la

totalidad de su torso y sus deliciosos bíceps. Sus alas se materializaron,

extendiéndose con una gracia sinuosa. Era tan endemoniadamente


hermoso. Tan
feroz y orgulloso. Quería rodar con él en un estupor dichoso, respirando
ese olor

suyo que le trasportaba a la naturaleza salvaje.

—Cuando caíste al suelo—exhalo con dureza, bajo sus pestañas para


ocultar un

repentino brillo en sus ojos. Cruzo los brazos en el pecho y sus plumas se

agitaban, extendiéndose con movimientos inquietos.

—Sí, me preocupe.

—No deberías preocuparte tanto. No me conoces.

—Ha bla por ti misma. Tú arriesgaste la vida por mí.

Estaba en lo cierto. El temor de perderlo, la estímulo a cargar contra el


vampiro

que tenía la escopeta. Eso hubiera sido una carrera suicida para cualquier
persona,

especialmente para un débil humano. Pero él era…bueno, él era muy


valioso para

ella.

En un tiempo tan corto, le había dado un sentido de pertenecía. Sabía lo


que era

peor y lo mejor, además no la juzgaba. Por mucho que su padre la amara,


Eddie

Gibson no sabía la verdad de lo que había visto el día de la muerte de su


madre, o
como murió, o como ella cazaba a la causa de la muerte de su madre.

Lindsay tiro las sábanas hacia atrás y saco las piernas fuera de la cama por
un

lado. Sus piernas estaban desnudas. Ella se congelo, dándose cuenta de que
solo

llevaba una camiseta acanalada y bóxer de niño como ropa interior. A


pesar de que

estaba decentemente cubierta, de pronto fue consciente de su necesidad de

ducharse, lavarse los dientes y afeitarse las piernas.

93

—Tengo que refrescar—

El chasquido del pestillo de la puerta le dijo que Adrián ya había salido de


la

habitación.

Vash corrió a través del bosque, lanzándose entre las motas de rayos de sol

alrededor de un ciprés pardo. Delante de ella, podía escuchar la respiración


agitada

y pesada de los Lycans que la seguían. La maleza crujía bajo sus pies a
medida que

atravesaba millas en cuestión de minutos, el fuego de la venganza ardía en


sus

venas.

Uno de ellos le diría lo que necesitaba saber acerca de la muerte de Nikki.


Escucho un tropezón, entonces alguien cayó. El rugido de frustración del
Lycan

trajo una sonrisa a sus labios. Al ver por encima de sus hombros, aferro la

empuñadura de su katana y la deslizo desde la espalda. El susurro de la


cuchilla

contra la vaina era ensordecedor a sus oídos, como sabía que iba a ser para
el Lycan.

Los latidos de un corazón repentinos hicieron que sus colmillos se


extendieran

en anticipación. Saltando sobre un pino caído, cerro la distancia entre ellos,


lo

suficientemente cerca como para oler el miedo que subyace al aroma


natural de un

Lycan. Era su fragancia favorita, más dulce que el olor de la sangre. La


carga por la

izquierda la tomo por completo desprevenida.

Vash fue tacleada contra el tronco de un árbol cercano, su espada voló de la

mano para girar locamente a través de los escombros de la vegetación


sucia del

suelo del bosque.

Un pino muy anciano se estremeció en señal de protesta, las hojas cayeron


a su

alrededor como la lluvia. Aturdida por la emboscada le tomo un momento


registrar

la amenaza.
El lobo rojo se dirigía hacia ella de nuevo, antes de que tuviera la
oportunidad de

tomar su espada. Ella no podía solo tensarse por el golpe y rezar para que
no la

mataran. Ella tendría que ser capaz de patearle el culo.

Adrián estaba en la ventana que daba hacia afuera en las Vegas, tiraba
luchando

contra las emociones turbulentas que no debería estar sintiendo. Cuando la


puerta

se abrió detrás de él, se giró, esperando a Lindsay, en su lugar encontró a


Ranguel

Gadara entrando a la suite del pent-house como si fuera el dueño del lugar
—que lo

era.

El famoso Hotel and Resort Mondego era propiedad del arcángel. En


cualquier

caso Ranguel estaba renqueado muy por debajo de Adrián en cuanto a la


jerarquía

angelical. El debería mostrar más respeto.

—Ranguel

—Adrián. Espero que te sientas cómodo. —Lo sabrías si no lo estuviera.

El arcángel dudo por un momento y luego bajo la cabeza con la deferencia


que se

esperaba. Su sonrisa era deslumbrantemente blanca como su piel tan suave


y rica
como la más fina leche con chocolate. Había un poco de gris entre los rizos

apretados de Ranguel, pero el único signo revelador de envejecimiento era


una

pose solo para disfrazar su inmortalidad. A diferencia de Adrián, el


arcángel

94

abrazaba la atención que llegaba de los medios a su manera. Ranguel saco


un

cigarrillo de su bolsillo y le ofreció a Adrián.

—No.

La sonrisa del arcángel se extendió. Estaba vestido con una camisa suelta y

pantalones de lino, pero el aspecto de hombre de ocio era con mucho como
su pelo

gris. Como los otros seis arcángeles, Ranguel era intensamente y


despiadadamente

ambicioso.

—Ese Minion que trajiste contigo…está enfermo.

Formación de espuma en la boca. Ojos rojos. Casi sin sentido. La infección


era

como un zombie. El nido había estado parcialmente lleno de ellos—los


enfermos

vivían al lado de los sanos.

Adrián había interrogado a la vampress de la escopeta, cuestionándola por


ser
responsable del ataque a Phineas el día anterior.

¿Cuántos de los fallen estaban dándoles de comer?

Solo unos pocos de los miembros del nido eran fotosensibles. El resto del

grupo— un grueso de aproximadamente un centenar de minions—habían


estado en

condiciones de cargar contra la luz del día. La mujer se rio durante varios
minutos,

respirando con dificultad. Entonces con sus ojos ámbar, brillantes con
malicia, le

había susurrado.

—¿Cómo se siente ser cazado, centinela? Será mejor que te acostumbres.

Al final, no le había revelado nada en absoluto. Él le separo la cabeza con


la

frustración que se lo comía y con miedo por Lindsay. La visión de ella


tirada en el

suelo, había hecho que algo se rompiera dentro de él. No recordaba nada de
lo que

había hecho entre el colapso de Lindsay y el momento en que decidió que


viviría. Si

Lindsay Gibson muriera antes de Syre, el circulo de la reencarnación de


Shadoe

podría continuar—una nueva ronda de espera por ella regresaría y el

adormecimiento que lo acompañaba.

Pero más que eso, viendo a Lindsay tirada, le había provocado un diferente
tipo

de horror. El solo la acababa de descubrirla, justo acababa de empezar a


conocerla,

comenzaba a imaginar los pocos años de caza con ella a su lado. Enfrentar
la

pérdida de miles de posibilidades que ponían entre ellos, se encontró en un


infierno

único.

Miedo.

Eso es lo que había sentido. No lo había reconocido en un primer


momento,

porque nunca lo había experimentado antes. Él lo sabía ahora porque lo


había

vivido a través de los recuerdos de Lindsay; había sentido el terror en bruto


que la

había congelado desde el interior. Que era lo que ella recordaba del
asesinato de su

madre, era una pesadilla capaz de deformar las mentes de los adultos y
mucho más,

la de un niño de cinco años—sangre—salpicando en un picnic, las suplicas


de la

madre por misericordia para su hija, una soleada tarde de verano,


destrozada por

los gritos de una niña.

95
Las imágenes de las gotas color carmesí en las hojas de la hierba y el
recuerdo de

garras a punto de romper la frágil piel era tan vivo en su mente, que se
había

impreso en la mente de Adrián.

No era menos de un milagro que Lindsay Gibson se hubiera convertido en


la

mujer que era, fuerte y sana, determinada y compasiva. Era una de las
muchas

grandes ironías de la vida que la mujer quien era su perdición, también


fuera

responsable de la restauración de su poca fe deteriorada.

Ella demostró que la redención siempre es posible, no importa cuán grave


sean

las circunstancias o cuan insuperables las probabilidades. Y así con el


corazón

agitado por el miedo, se había unido con ella en el asiento trasero del
coche,

levantándola con cuidado y poniendo en su regazo, a su cuerpo


inconsciente. Su

brazo lastimado sobre su pecho, el hueso expuesto y algunos tendones


rotos.

La carne de Lindsay crepitaba, cuando la sangre expulsaba fuera de la


palma de

Adrián, trabajaba en un milagro, reparando cualquier tejido lastimado y


reconstruyendo, lo que la escopeta había arrasado en la explosión.

Había sido golpeada directamente, ella no habría sido capaza de salvar su


brazo.

Él no podía devolverle un miembro perdido, podía solamente salvar lo que


estaba

vivo. Había puesto en riesgo su vida mortal por él.

—No es el primer Minion enfermo que he visto últimamente , Adrián dijo,

forzándose a enfocarse de nuevo en Ranguel. —Tengo que averiguar que


está mal

con él y cuan extendida esta la enfermedad.

—Quizás el tiempo de los vampiros finalmente ha llegado. Jehovah ama a


sus

plagas.

—Considere eso y lo puedo descartar, pero creo que es más probable que
ellos

están tratando de luchar contra esa foto—sensibilidad con un nuevo


fármaco que

tiene efectos secundarios terribles. Había demasiados minions capaces en


ese nido

de tolerar la luz del sol.

Otra alternativa es que Syre haya enviado una gran cantidad de sangre de
Fallen

a Huracán. Teniendo en cuenta lo cercano que ese nido estaba del pack del
Lago
Navajo es una posibilidad real. Pero esa no era una especulación que el
compartiría

con Rangel en este momento, o alguna vez.

—¿Te gustaría que estudie su sangre?

El brillo de avaricia en los ojos oscuros del arcángel desmentía la


naturaleza

altruista de esta oferta.

—Sí.

Adrián le hubiera gustado tener un análisis completo de la sangre realizado


en

casa, pero aún tenía que hacer el viaje hasta el Lago Navajo. Mientras
tanto,

necesitaba respuestas y las necesitaba ahora.

Aunque se había demostrado ser un ataque de vampiros el que había


matado a

Phineas, todavía era necesario determinar la reducción de la población


Lycan que

había iniciado su teniente.

96

—Me ocupare de ello. Si puedo ser de más ayuda, solo déjame saberlo—.
Adrián

arqueo una ceja café.

—Estas siendo muy útil.


—Merece la pena ser útil—. Ranguel sonrió enigmáticamente. —Lo tendré
en

cuenta. ¿Si no hay nada más.?

Con una ligera reverencia burlona, se fue sin obtener lo que el realmente
había

ido a buscar. Adrián se quedó mirando la puerta cerrada sabiendo que


Ranguel lo

había visitado por una razón y solo una razón:

Ver a Lindsay.

Ver a Adrián con Lindsacj.

Ver cuán vulnerable, lo hacía.

La conversación en si misma pudo haber sido hecha por teléfono. No solo


eran

los vampiros que huelen la sangre y hacen círculo como los buitres.

Recién salida de la ducha, Lindsay se paró frente al brillante espejo de


vanidad

iluminado y se examinó el antebrazo izquierdo. Lo torció a un lado y vio


carne

nueva rosa y sin vello. A pesar de que parecía tierna, los músculos y los
tendones

estaban lo suficientemente fuertes como para lavarse el pelo. Sus dedos y


sus

manos flexionadas suavemente con una ligera fuerza solamente. Su brazo


estaba
regenerándose.

Unjodido milagro.

Salió del baño envuelta en una toalla, y encontró con el regalo de su


amante,

esperándola en la cama—un pijama de pantalones color champagne como


la seda y

una camiseta de tirantes y una bata en el mismo tono. Una tanga a juego de
encaje

sellaba el conjunto.

Ella se quedó viendo el conjunto durante un largo rato, a continuación que


quito

la bata y se vistió. No podía luchar contra la llamarada de deseo que la seda

evocaba, pero fue templado por las cosas que ella sabia y las que no sabía.
Adrián

era intrincadamente complicado y ella tenía más que complicaciones en su


vida.

Abrochando la bata se movió hacia la puerta y salió a la sala de estar. Su


gran

tamaño la dejo congelada en el medio. A parte del piano de cola, también


había una

cocina de tamaño completo, comedor y una mesa de billar. A través de un


vidrio

que separaba, vio una piscina cubierta.

—La comida está aquí—, Adrián dijo y dirigiendo su mirada hacia donde
estaba
sentado. Sus pantalones blancos brillantes contrastaban con el azul de la

tapicería.

La forma en que sus piernas estaban apoyadas en la mesa de café, cruzando


sus

tobillos y sus pies descalzos era graciosamente erótica. Se puso de pie


cuando ella

entro, su mirada se deslizo sobre ella en una mirada acariciante.

Tenía un aspecto tan humano, si no fuera por su imposible belleza y


sensual

elegancia. Lindsay iría a la mesa del comedor y levantaría las tapas de los
platillos

97

uno por uno. Los pancakes, huevos, tocino y embutidos y jamón, papas,
jugo de

naranja y café. Una fiesta para dos, pero él no comería. Ella sin embargo,
podría

comérselo todo a bocados. Siempre comía un montón después del ejercicio


cuando

usaba mucho poder.

—Te ves hermosa—, murmuro mientras se sentaba en su asiento y


recuperaba su

iPad que había puesto a un lado junto a él. Ella se sentó y cogió el tenedor.

—Gracias. Así, que, ¿qué haces? — Su cabeza oscura estaba inclinada

escuchando.
—¿Porque estamos aquí'? —pregunto, untaba mantequilla en cada pedazo
de

pan cake.

—Estamos reagrupándonos.

—Quieres decir que te estoy retrasando—. El miro lo que estaba en la


pantalla. —

No.

—Estoy agradecida por lo que hiciste por mi brazo.

—No hay de qué. Pero si alguna vez te vuelves a poner en peligro de nuevo
por

mí, voy a hacer que te arrepientas por haberlo hecho.

Ella le lanzo una mirada que él no vio, mientras secretamente se


preguntaba si

ella estaba loca. Ninguna mujer moderna en su sano juicio escucharía esa
mierda

machista y además escucharía una amenaza sensual en ella, pero lo hizo y


algún

gen recesivo primitivo hacia que su cuerpo respondiera.

—No me amenazases.

—No es una amenaza. No voy a perderte. Ya he perdido demasiado.

Haciendo una mueca ella recordó que él había perdido a un amigo que
había

sido como un hermano para él. Luchando por encontrar algo que decir para
llenar
el vacío repentino, solo consiguió decir.

—Gracias por la ropa—. Después de regañarse mentalmente, agrego, —es

preciosa.

—Me alegro que te guste—, dijo, tan neutral. Su control parecía absoluto,
pero el

viento aullaba afuera y la suave lluvia caía constante diciéndole lo


contrario.

Lindsay no podía soportar su agitación. Ella estaba tan revuelta como él lo


estaba—

vulnerable—pero ella no podía ocultarlo de la manera como él lo hacía. Y


tampoco

lo podía ocultar. Él sabía sus secretos y ella necesitaba mantener esa


abertura que

habían logrado hoy.

—A pesar de que no son claramente adecuadas para llevar en público. ¿Me


vas a

dejar? — Sin levantar la vista, el replico.

—Saldremos mañana por la mañana. Juntos. Hasta entonces necesitas


comer y

descansar.

—No son realmente adecuadas para el descanso, tú sabes—. Ella puso


jarabe

sobre su pan cake y empezó a comer. El levanto la cabeza para estudiarla.

98
—¿No se sienten cómodos? — ella se atraganto con su comida. \

—Seguro—. Las cejas de Adrián se elevaron en silenciosa investigación.

—También son muy sensuales—. Ella clavo su tenedor en una salchicha.

—Diseñados para ser sexys para el usuario y para el espectador. Pero


escuche

que los ángeles no están armados de la misma manera—sexual—como


nosotros los

mortales, as' que quizás tu no estabas pensando en ese sentido cuando los

compraste—. Con

mucha calma, el apago su iPad y lo puso en el asiento junto a él.

—Estuviste hablando con Eljjah. Yo preferiría que me plantearas tus


preguntas a

mí.

—Bueno, mira, ese es el problema. No sé qué preguntar—. Ella mordió su

salchicha con más entusiasmo de lo necesario.

—^^uízás porque no hay nada que preguntar. —No lo creo—. Dijo ella,

masticando.

—¿Me estas manipulando? Tal vez me recogiste porque necesitabas


compañía

femenina para propósitos de medio de comunicación o citas para próximos


eventos.

Entonces te sorprendí con lo del dragón y no estás seguro que hacer


conmigo
ahora—.

Él puso su codo en el descansabrazos, para acomodarse mejor. Podría ser


un

ángel, pero sabía sus atractivos y la debilidad de ella por ellos y no los
explotaba

ambos.

Oh, yo sé que hacer contigo.

—Pero no lo hice la otra noche. Y aparentemente no lo has estado haciendo


tampoco

por un largo tiempo. Si es que lo has hecho—. Oh, Dios. Ella estaba siendo

tratada

como si fuera virgen. La idea de entrenar con un hombre como Adrián—las


cosas

que ella podría enseñarle.

—Así que—, el murmuro

—¿El hecho de que no sea promiscua te molesta? ¡Ja! — Lindsay movió el

cuchillo hacia él.

—Hay una gran diferencia entre discernimiento y celibato. Tal vez el


celibato

existe por el discernimiento.

—¿Esa es tu respuesta? — El examino las uñas de su mano derecha. —No


sabía
que había una pregunta en la mesa.

—Okay, hay una. ¿Los ángeles tienen prohibido tener relaciones sexuales?

—No—. Su mirada se estrechó.

—¿Todo ese rumor de que la lujuria está por debajo de ti?

99

—¿Tú qué piensas?

—Creo que quiero estar por debajo de ti. Y pienso que nosotros estaremos
por

ahí— eventualmente—pero creo que, son estas las cosas que yo no


conozco.

La lengua de Adrián se deslizo por su labio inferior, haciendo que ella lo


sintiera

húmedo su labio, como si él lo hubiera lamido.

—Vamos a ir ahí ahora.

Lindsay se limpió la boca con una servilleta y la puso bajo su regazo, a

continuación se levantó de la mesa. Se acercó a él con un paso


deliberadamente

lento y sensual. Se llevó las manos al cinturón de la bata, sus dedos se


deslizaron a

través del nudo de seda y lo aflojaron.

Al llegar a la mesa de café, permitió que la bata se deslizara al suelo. Ella


sonrió

cuando el aliento de Adrián se enganchó. Él se enderezo, plantando sus


pies en el

suelo y revelando la longitud del grosor de su pene excitado. El acto de


provocarle

estaba teniendo sus propias consecuencias, pero su respuesta física, llevaba


a

Lindsay a sentir un hambre hacia él, a otro nivel.

Ella estaba jalando a un tigre de la cola afilada y de su hambre filosa, rapaz


y

hambrienta mirada, Adrián estaba listo para saltar. Y morder. Se inclinó


sobre él,

Lindsay se balanceaba así misma con una mano sobre el respaldo del sofá
y dejo

que su camisola quedara muy abierta. Cuando la mirada de él se deslizo


hasta esa

vista, ella uso su distracción como una oportunidad para arrebatar su iPad.

Enderezándose, regreso a la mesa. Continuo comiendo mientras utilizaba


el

navegador para buscar en Google, puso algunas frases claves. Como:

"sexoy ángeles" y

"ángeles centinelas" y finalmente,

"ángeles, vigilantes, vampiros"

Estaba muy distraída con un artículo especulaba que los ángeles


observadores

masculinos eran capaces de erecciones interminables, el más importante


descubrimiento fue, que exactamente habían hecho, los ángeles vigilantes,
para

conseguir ser condenados al vampirismo—ellos habían codiciado y follado


con

mortales.

Mientras ella leía, Adrián se sentó en el sofá, inmóvil y en silencio. Ella


parecía

no seguirlo, pero sentía la esperanza colectándose en él y escucho retumbar


un

trueno afuera. Dentro el aire acondicionado de la suite, se sentía como una


hora

antes de la ola de calor que rompía con el verano de tormentas—

insoportablemente caluroso y húmedo, lleno de energía contenida. Toda la

turbulencia en el interior estaba a punto de explotar. Sabía que el


necesitaba la

liberación, tal como ella sabía por instinto que podía llevarlo a ese punto
de

explosión.

Pero, ¿a qué costo?

Ella comía los restos de sus papas fritas, luego se hecho hacia a tras
masticando,

pensativamente. Sus miradas se encontraron y se mantuvieron.

100

—Como lo sospechaba, no hice la pregunta adecuada— dijo, después de


terminar

el

jugo de naranja. Ahora que había comido, su cuerpo se recargo con tanta
rapidez

que se sentía mareada.

—¿Tienes prohibido tener relaciones sexuales? ¿Es del pecado del que
estabas

hablando la otra noche? no la lujuria en sí misma, ¿sino la culminación de


la

misma? —

Adrián puso sus codos sobre las rodillas y junto sus dedos.

—Supongo ¿qué me estás diciendo que dejaras las consecuencias para mí,
si

quizás te

Que podría satisfacerle a ella de él, caliente y duro y profundo dentro de


ella.

Pero había consecuencias y habría más consecuencias.

—¿podrías perder tus alas y alma y convertirte en un vampiro?

—O podría perder mi mente esperándote.

—No hablas en serio—. Él estaba muriendo por ella. —¿No puedes? — él


se

sentaba con su barbilla sobre sus dedos.

—No. No puedo. Y sería un idiota por pensar que saldría impune. Mi vida
no

funciona de esa manera. Tendría que pagar cada cosa. De hecho, podría
pagar por

esto— ella

gesticulo entre ellos con una impaciencia de su muñeca

—Toda mi vida. ¿Quiero decir, quien mierda tiene la culpa de lo que me


paso a

mí? Cuando yo nací, quizás alguien d|jo: "Sip, es la que va a joder con
Adrián

perfectamente"— Él se enderezo bruscamente, con su mirada de cazador.

—Lindsay—

—Eres el guerrero más poderoso en el rango de los ángeles. He visto cómo


te

miran los otros. Confían en ti. Te admiran. Tienes el poder para hacerlo y
parece

que lo haces….alguien arriba te ama con locura. No voy a ser la que meta
la pata.

Empujando detrás de la mesa, ella se puso de pie, sintiéndose agitada lo

suficiente como para correr cinco millas y quemar esa energía. Adrián se
levantó

también.

—La d ecisión pertenece a ambos. Hay algo entre nosotros. Algo precioso
y

poderoso. Y lo quiero. Te quiero.


Sus alas se materializaron, abanicando a lo ancho. La aperlada extensión
brillaba

tan hermosamente que hiso que sus ojos picaran. Ella no había llorado
desde que

su madre murió, pero Adrián la había llevado tan cerca de las lágrimas
desde que lo

había conocido. La forma en la que la hacía sentir importante y valiosa, la


facilidad

con la que la aceptaba tal y como era,

Por su sola ternura ella no podía permitir que el la tomara y se enamorara


de ella.

La hacía sentir humana; y ella se sentía—perdida. Ella se sentía tan


vibrante, tan

viva, cuando estaba con él, como si hubiera estado medio dormida toda su
vida y

101

finalmente se despertara. Pero la humanidad de él regresaba por ella, era


prohibido

para él y ella no podía darse el lujó de olvidarlo. Él no podía dar el lujo de


que se le

olvidara.

—Me gusta el sexo tanto, como con el que viene— dijo, empezando a
caminar.

Adrián era un Serafín, al igual que los vigilantes. La misma clase de


ángeles, el
mismo delito—¿el mismo castigo? Ella no tenía ninguna razón para creer
que

Adrián no sufriría el mismo destino y al parecer ella no se lo daría.

—Puedes tener un montón de diversión para aliviar el estrés. De un modo

retorcido, me siento halagada, que estés tan caliente y molesto. pero no


vale la pena

chupar sangre. No vale la pena perder esas magnificas alas. Confía en mí—
la

acumulación es la mejor parte. No te pierdes de nada.

Él se movió, atravesando el espacio entre ellos y bloqueándole el paso, lo


que la

obligo a enfrentarlo directamente. Ella se paró solo a un paso de él.

Un trueno sonó directamente en su cabeza, haciendo sonar los cubiertos


sobre la

mesa. Él tenía los brazos cruzados en el pecho poderoso, su iris brillaba


con puras

llamas azules. Mostro una sonrisa con dientes como un depredador.

Pruébalo.

Capítulo 12

Traducción y corrección: Mayte 008

Lindsay negó con la cabeza enfáticamente. —No.

Adrián la cogió por los hombros cuando ella hiso un movimiento hacia
atrás. En
el momento en que el la toco, tuvo que recordarse de la fragilidad de su
cuerpo

mortal. Y que ella había arriesgado su vida por él. La quería tanto que
hacía que le

doliera. Su propia vulnerabilidad de la que ella se refería tanto lo enfureció


y lo

humillo.

—No me mires así—. Ella murmuro. —Te necesito Tzel—, lo dijo


suavemente.

—No, lo que tú necesitas de mí, es que sea lo suficientemente fuerte para


hacerte

entrar en razón—. La mirada de ella se elevó por encima de sus hombros.


Tirando

libre de su agarre, ella camino alrededor de él.

—Debí haberme dado cuenta antes…estas teniendo un momento difícil


ahora.

Has pasado por mucho, en un tiempo muy corto y no estás pensando con
claridad.

Estas siendo imprudente. Mierda, fuiste a un nido con posibilidades de


suicidio.

Ella estaba exquisita. Su cabello todavía estaba húmedo, dando la


apariencia que

se enroscaba como miel pura. Cuando ella se había acercado por su iPad, él
había

estado fascinado por su depredador paso y balanceo de sus caderas, el


suave
susurro de la seda cuando se acercaba más. Una leona de oro a la caza. Más
de uno

coincidiría con el, hasta que ella descubrió los riesgos que el enfrentaba.

102

Lindsay Gibson estaba frenándolo para su beneficio, porque ella se


preocupaba

por él.

La anticipación apretaba su columna vertebral, a la expectativa de un toque


de

ella que no estaba seguro de que llegaría, pero hambriento de cualquier


manera.

Cuando sus dedos tocaron ligeramente sobre sus plumas en el ala derecha
en su

parte superior, sus ojos se cerraron como disfrutando la apenas caricia que
se

movía a través de él.

—Son hermosas—, susurro en una voz llena de temor. —¡Oh! pensé que
era un

par. Pero son. ¿tres? Oh mi Dios. Tú tienes seis alas.

El solo podía asentir, con su cuello demasiado apretado para hablar. El


toque de

ella se volvió más valiente. Acaricio a lo largo de la parte superior y la


curva del ala

que se extendía un poco con felicidad. Ella abrió la boca y se tambaleo


hacia atrás.
—Lo siento.

—No te detengas—. Hubo una pausa. —¿Son sensibles? ¡Pero tú, esquivas
balas

con ellas!

—Nada de lo hecho por el hombre puede herir las alas de un Serafín—.


Ella dio

un

paso de nuevo hacia adelante, extendiendo sus dedos y recorriendo


ligeramente

sus plumas.

—Verte en acción fue increíble.

El sabia por el tono bajo de su voz que la memoria estaba aún excitada, un
efecto

persistente, quizás, desde su tiempo como Shadoe. O quizás solo por quien
era ella.

Lindsay era un guerrero por propio derecho. Ansioso por disfrutar de su

atención y admiración enfocada, el desplego las alas lentamente, un


silencio

estimulante para que ella continuara tocándolo.

—Cada ángel que he visto tiene un únicojuego de alas—, Ella murmuro,

torturándolo con sus gentiles caricias.

—Las de Jasón son oscuras. Las de Damien son gris. Hay algunas
similitudes
entre las demás, pero ninguno tiene alas como las tuyas. El toque de rojo
en las

puntas…maravilloso. ¿Quieren significar algo? O son patrones al azar


individuales,

¿cómo huellas digitales?"

—La mancha apareció cuando corte las alas de Syre. Yo fui el primero en

derramar sangre de un ángel.

—¿La primera vez?

—Sí.

Lindsay toco la nuca de Adrián, entonces deslizo las yemas de sus dedos
entre

sus alas hacia abajo por la espina. Su espalda se arqueo con un gemido, el
cuerpo

de Adrián tembló.

—¿Esto es.?— ella se aclaró la garganta. —¿Esto es erótico para ti?

103

Al llegar a la espalda de él, Adrián le cogió la mano derecha. La jalo por


debajo

de sus alas y la puso enfrente. Ella estaba forzada a estar parada muy cerca,
su

aliento lo suficientemente cerca de su piel.

El envolvió los dedos de Lindsay alrededor de la longitud de su rígido y


largo
pene. Ella hiso un sonido suave, que el reconoció como un grito de
vulnerabilidad.

Implacablemente, presiono en su beneficio, despojo los pantalones de su


cuerpo

con un pensamiento breve y presiono la palma de ella contra su piel


desnuda.

Hubo un momento de quietud sin aliento. Que esperaba, que ella fuera una

idiota o se hiciera cargo. La voz de ella cuando salió estaba en calma.

—¿Lo hiciste con la escopeta, también, no? La tomaste de la vampira y me


la

enviaste. Tú también lo hiciste con el popote en el aeropuerto. puedes


mover cosas,

solo porque lo quieres

—Sí.

Su mano se cerró alrededor de él. Los brazos de él cayeron a los costados,


sus

puños se apretaron. La limpia esencia de su cuerpo y el rico olor a


excitación

comenzaba a impregnar sus sentidos. Lindsay era intoxicante- ciertamente


podría

ser adictiva.

—Te estas quemando de lo caliente—, ella susurro. —Me pones de esa


manera.

Su sangre se había enfriado cuando supo de la muerte de Phineas. Y se


había
convertido en hielo cuando Lindsay se había derrumbado en el suelo con
sangre

salpicada por todas partes. No fue hasta ahora, bajo el calor de su tacto, que
el

finalmente sentía, humano de nuevo. Ella lo empuño desde la raíz, y luego


lo

acaricio hasta la punta.

—Y grande. Dios, estas, tan grueso y largo. Yo quiero esto. Y tú lo quieres.


Tan

malo es. Desde el primer momento en que te vi.

—Tómame. La voz de él estaba gruesa, rasposa.

—No puedo.

La mandíbula de él estaba apretada. Ella tenía todo el derecho a tener


miedo.

Era más inteligente de lo que se veía. Se va a poner más difícil desde aquí.
Lindsay

lo bombeaba de nuevo, más duro. De nuevo.

—Sí—. Gruño, empujando en su mano. —Has que me venga. —Hazme


venir.

—Jesús.— ella lo dejo en libertad.

Adrián se estremeció con su hambre. El necesitaba el toque de ella.


Doscientos

años sin eso, lo había dejado muerto en la mayoría de los aspectos


fundamentales.
Ahora cada sensación y el envío terminado estaba vivo de nuevo y
desesperado por

ella. Ella estaba dentro de su vista, dando vuelta por sus alas derechas. Se
quedó

ahí, expuesto en todos los sentidos. La mirada de él lavaba en la suya.

—Dime la verdad, ángel. ¿Esto es solo entre tú y yo? O eres ¿tú, yo, y un
motivo

que no tienes resuelto todavía?

—Solo tú y yo—. Se apretó su pecho con la verdad a medias.

104

En realidad, todo lo que se interponía entre ellos. Su misión, su padre, las


reglas

que le negaban el consuelo del cuerpo de Lindsay.

¡JDime la verdad, ángel!

Él se atraganto con la verdad. Envolviendo su garganta y apretándole con


tanta

fuerza que apenas podía respirar, mucho menos dándole a ella la revelación
que

merecía.

Te voy a enseñar la forma de matar a tu padre. Voy a enviar tu alma desde


la

tierra de una vez por todas. Mi amor quizás te destruya y a m í y a todo lo


que nos

importa. ¡\¡opuedo evitarlo.


Ella deslizo su mano por el brazo izquierdo alrededor de su cintura,
escondido

bajo las alas. Su mano derecha lo alcanzo de nuevo. El silbo su aliento


entre dientes.

Lo acaricio con firmeza. Sus alas temblaban cuando la lujuria se apodero


de él. El

siguiente bombeo de su puño era tan perfecto que era doloroso.

—Rápido.

Jadeo, acercándola más con un brazo alrededor de los hombros de ella.


Lindsay

amplio su postura, estabilizándose con su brazo en la cintura de él. Le dio


la cara

directamente, perpendicular a su cuerpo. Quedándosele grabado por su

proximidad. La parte de su torso de Adrián estaba en los senos de ella,


mientras

que los muslos estaban plantados a ambos lados de él.

Anclado, ella uso la influencia que había ganado con su puño, en su


adolorido

pene con mayor potencia y velocidad. La cabeza de Adrián volvió a caer en


actitud

de súplica. Sus alas se levantaban y curvaban alrededor de ellos,


protegiendo su

preciosa intimidad.

Todo el tiempo que su mano se movía sobre él, su agarre fue fuerte y con
un
ritmo constante. Adrián, subía y baja con rapidez su pecho, jadeando su
respiración.

La respiración de ella también se hiso rápida y caliente con ráfagas. Sus


pezones

estaban duros y rígidos contra él, sus caderas moviéndose en círculos


rápidos,

pequeños y necesitados. El apretó los labios en su frente sus ojos escocían.

—Te haces más grueso antes de venirte—, ella susurro. Y más duro.

La mano de ella volaba trabajando en él, con velocidad pre natural rápida
—y

justo lo que el necesitaba.

Dos siglos de deseo reprimido demandaban una liberación ahora. Entonces


él

podría seducirla apropiadamente. Podría atraerlos a su cama, donde se


podría

enrollar a su alrededor y pretender que nada existía solo ellos dos. Sin

consecuencias, no había engaños, sin la eterna e inevitable separación.

—Sí—. El jadeo contra su traspiración—y húmedo frente. —Ya casi estoy


ahí.

La necesidad colectada en la columna vertebral se agrupaba como el hierro

fundido en la base de su pene. Alguna vez su tentación, ella lo engatusaba


con su

voz ronca por el deseo.

—Muéstrame. Ven a mi Adrián. Házmelo duro.


—Tócame. no te detengas.

105

—No lo hare. No puedo. Déjame verte— Todo su cuerpo entero se sacudió


con el

primer doloroso chorro.

—Lindsay.

Ella hiso un sonido suave de hambre cuando él se estremeció a través de un

clímax explosivo, con su brazo incansable, de una mujer dedicada, que solo
lo

quería darle placer. Te amo. Las palabras marcaron su camino desde lo


más

profundo de su alma, amenazaban con escaparse.

Incapaz de contener la oleada de sentimientos, Adrián sofoco la verdad con


la

suavidad de la boca de ella. Las rodillas de Lindsay se doblaban.

Él se giró abrazándola, ahuecando su rostro con unas manos gentiles. Cuan

ferozmente lujuriosos como lo había estado y al mismo tiempo


desesperado por el

orgasmo, él estaba devastador con su ternura.

Sus labios eran luz contra ella, su lengua un látigo de terciopelo. Ella cogió
sus

muñecas y se perdió ante la esencia y el sabor de él, que no se había dado


cuenta de
que se habían movido hasta que su espalda llego contra una pared.

—Gracias—, el susurro

Antes de lamer dentro de su boca. Un gemido bajo se le escapó a Lindsay.


El

movió lentamente su cabeza, de ida y vuelta, de un lado a otro, deslizando


sus

labios separados a través de ella. Sus dedos empujaban dentro de su cabello


de

Lindsay. El deleite se extendía a través de ella, permeando su cuerpo


demasiado

ansioso y para calmar su franco deseo.

La creciente languidez bajo el ataque sorprendentemente delicado de su


boca,

ella metió las manos por sus caderas delgadas, empujándolo más cerca.

—Mantente fuera de mi cabeza—, le advirtió. —No es tu cabeza en la que


quiero

entrar ahora.

La sensación de su miembro contra su vientre, todavía duro como el acero,


hiso

titubear su respiración. Adrián soplo en su boca, llenando sus pulmones


con aire

del suyo.

La intimidad fue más potente cuando sus dedos se deslizaron hacia abajo y
a
través de ella desde los hombros, bajando los finos tirantes de su camisola.
Su

espalda se arqueo ofreciendo sus pechos. En su mente, sabía que estaba


mal hacer

esto con Adrián. Ella sabía que tenía que pararlo, tenía que hacer que se
detuviera.

Sus manos cayeron, presionando sus palmas contra la pared.

Pero la sensación de su tacto en su piel desnuda, sus yemas siguiendo la


línea de

su cintura antes de deslizarlos por debajo de su parte superior, era


sublime…tan

perfecto. Ella abrió la boca en una risa, su estómago se hundía en la


exquisita

presión de sus dedos. Sus hermosos labios se curvaron contra su boca.

—Tienes cosquillas—, el deleite de Adrián fue palpable, reverberando a


través de

su determinación.

El agarro su cintura y tiro de ella en un exuberante abrazo. Oh dios.ella no


podía

tomarlo de esta manera. Sensual. Juguetón. Sus ojos brillantes ya no


estaban

106

tormentosos pero estaban iluminados con alegría—debido a ella. Era un


nivel de

intimidad que ella no conocía, nunca lo había experimentado en sus


anteriores

relaciones sexuales. Ella no sabía de lo que se estaba perdiendo.

—Adrián.

—¿Hmm.?— el beso su sien, entonces se movió más bajo a su oído.


¿Dónde más

tienes cosquillas, Linds?

—Nosotros— el movimiento de su lengua a lo largo del lóbulo de la oreja


de

Lindsay la hiso estremecerse. Las manos de esta estaban empuñadas. — N-

nosotros no debemos hacer esto.

—Tú no tienes que hacer nada—, el ronroneo, ahuecando sus hinchadas y

sensibles mamas. Un gemido bajo se le escapo. Ella volvió el rostro hacia


la

pared en la ventana que estaba junto a ellos. El sol estaba brillando con
fuerza,

impecable a través de las gotas de lluvia adheridas al vidrio—un reflejo de


su estado

de ánimo como ella lo había aclarado. Tomo los pezones de Lindsay entre
sus dedos

índice y el pulgar tirando ligeramente.

—Estos son unos pequeños y delicados pezones para unos pechos tan

exuberantes. Voy a llevar mi lengua hasta ellos hasta que te vengas.

Sus caderas se empujaban hacia adelante sin su voluntad, su sexo


apretando en

demanda voraz.

—Para ser virgen— ella dijo sin aliento —eres condenadamente bueno en
la

seducción—. Adrián hiso una pausa, sus ojos brillaban con diversión.

—¿Piensas que soy virgen?

—¿Me estás diciendo que has hecho esto antes? — La comían los celos,
enfriando

su sangre.

—Pensé que te crecerían los colmillos si tú conseguías algo—. Su boca se


curvo

en

una sonrisa puramente masculina.

—Solo eres tú, Neshamá". Eres la única que puede llevar a cabo este lado
de mí.

Ella no tenía idea de lo que la acababa de llamar, pero toco un punto


profundo

en ella y la forma en que su voz sonaba cuando lo dijo era como si ella
tuviera

mariposas.

—Adrián, mierda. Voy a arder en el infierno por esto.

—¿Por apoyarte en un muro? — el paso eróticamente la lengua dentro de


su
oreja. —No. No lo harás.

—Estoy tratando de hacer las cosas bien—, ella protesto, incluso cuando
ella no

podía encontrar la voluntad para alejarlo. No cuando una de sus manos

malvadamente y con talento se deslizaba hacia los pantalones, mientras


que la otra

estaba empujando hacia arriba su camisola y dejando al descubierto su


pecho.

107

—Esto era inevitable. Nosotros somos inevitables—. Su mirada se levantó


para

verla a los ojos aturdidos. —Tú lo sabes.

—¿Porque no tienes miedo? —

—Tengo más que miedo de no tenerte, más de lo que he pagado por el

privilegio—. Él

la ahueco posesivamente a través del cordón de su tanga. Lindsay hecho su

cabeza hacia atrás, toda la resistencia la dejaba cuando sus dedos tocaron a
lo largo

del sensible pliegue de sus muslos, donde la piel se reunía con el borde del
encaje.

Había una vibración ansiosa en su interior, el hambre perforaba y el deseo


la estaba

asustando más que las ramificaciones de lo que estaban haciendo.


El vapor sensual que se aferraba a él, la envolvía avivando su deseo hasta
que no

pudo pensar por estarlo esperando. Ella quería su toque — lo que estaba
mal que

lo—anhelara. Adrián apoyo su columna a lo largo de su mano y la arqueo


hacia él.

Ella contuvo el aliento, esperando. El soplo una corriente de aire frio sobre
su

arrugado pezón y su tanga desapareció. La lengua de Adrián estaba


caliente,

húmeda, acariciaba a través de ella, en el mismo momento las puntas de


sus dedos

la separaron y le acariciaron su clítoris.

Ella se estremeció violentamente y grito, estaba tan condenadamente


encendida

que pensaba que podría hacer combustión. Tenía fiebre, estaba húmeda con
el

sudor y la tersura de su excitación. Dio un ruido sordo de aprobación.

—Suave y húmeda. Y encerada. No hay nada que se interponga en el


camino,

mientras te como por horas.

No era encerada. Ella se sentía como un láser. ¿Pero porque discutir?

Él quería eso. Y ella quería lo que él quisiera. También le gustaba sentir la

sensación de las plumas tocando la luz, haciendo círculos en la entrada de


su
cuerpo, y su lengua revoloteando sobre su pezón endurecido.

Le gustaba la manera en que sus alas se curvaban cerca de la pared


formando un

escudo blanco haciéndola sentir segura y protegida. Valorada. Al llegar al


límite,

Lindsay puso sus manos a través de sus gruesos mechones de cabello


negro.

Levanto una pierna y se froto alrededor de su cadera, abriéndose ella


misma más.

—Tócame—, susurro, retorciéndose cuando sus mejillas vaciaron un tirón


rápido

en su pecho.

—Lo hago.

Soplo un aliento tibio sobre su enfriamiento y humedad que dejo su boca.


Ella

gruño. Dos dedos largos, elegantes dedos, empujaron dentro de ella.

—¿Es esto lo que quieres?

Empujándose a sí misma con un agarre en su nuca, ella llevo su boca,

encantadora, mordisqueo a lo largo de su mandíbula hacia abajo a su


garganta. Sus

labios se separaron con su pulso palpitante, su lengua acariciaba sobre él,

empujando sobre su vena del cuello. El gimió, cogiéndola por un brazo


alrededor

de su espalda.
108

—Estas tan jodidamente caliente. Me estas volviendo loco—. Las caderas


de

Lindsay bombeaban en círculos sobre sus dedos. Ella soltó estas palabras a
él.

—Llévame al borde. Hazme venirme.

La boca de Adrián se inclinó a través de ella. Su dedo pulgar presiono


sobre su

clítoris palpitante, dándole masaje con cada zambullida de sus dedos.

Ella sollozo su placer dentro de su boca, sus cortas uñas cavaron en sus
músculos

duros como piedras de sus hombros. El cogió la lengua de ella y la chupo,


haciendo

que ella apretara duro su sexo en la mano de él, la que estaba dentro de
ella.

El trazo suave y sedoso de él cabello de Adrián cruzo a través de sus


doloridos

pezones, la estimulaba y la estaba matando, terminando el trabajo iniciado


con su

ternura. Todo acerca de la forma en que el la tocaba era reverente.


Adorable.

Incluso en medio del más crudo encuentro sexual que había tendió, se
sentía como

si fuera todo acerca de ella. Acerca de estar con ella en la intimidad de la


manera
posible.

El orgasmo la golpeo como un rayo. Se estremeció en sus brazos,


culminando

con violencia, los delicados tejidos de su sexo ondulaban a lo largo de sus


dedos

malvadamente reconociéndolos se curvaban y se frotaban para mantenerla

viniéndose.

Lindsay no podía solamente aferrarse a él, las lágrimas apretaban con salir
de los

parpados bien cerrados. Su respiración jadeante combinada con la de él.


Todo el

tiempo él la beso, como si él fuera a morir si no lo hacía.

Ella apenas había dejado de temblar cuando sus dedos la dejaron y ella fue

levantada contra el—completamente desnuda, su ropa se había ido de su


camino,

donde quiera que haya ido.

Entrelazados ellos giraban, luego la fría superficie de la mesa del comedor


estaba

por debajo de su nalgas y ella alcanzaba la espalda, apuntalando su torso


con los

brazos detrás de ella.

Adrián la empujo a un lado su rodilla—con una mano y tomo su pene con


la otra

mano. La cabeza de su pene estaba metida en su contra. Los ojos de Adrián


brillaban, con flamas azules furiosas, mirando dentro de los de ella.

—He estado muriendo por ti, Neshamá Sheli'2

Apenas estaba respirando, con respiraciones entrecortadas queriendo

preguntarle lo que dijo, cuando comenzó el calor, duro, deslizándose


dentro de ella,

empujándola para que se recostara, cubriéndola con su abrazador calor de


su

cuerpo. Retorciéndose para acomodarlo, ella se aferró a sus caderas,


tratando de

disminuir el estiramiento sin tregua de su empuje.

—Jesús— ella abrió la boca, arqueando su espalda. —¡Porque diablos


pareces

una estrella porno, si no se les permite el sexo!

Su risa la invadió, dejándole la piel de gallina a su paso. Era un sonido


rico,

infinitamente hermoso—y su alma se agito. Su corazón se hincho como si


ella

viviera y respirara del sonido de él. Se hundió hasta su raíz, tocando el


final de ella.

109

Sus alas se extendían y se flexionaban lujuriosas, recordándole el sensual

estiramiento de un felino bien alimentado. Sus ojos celebraban, también lo


hacían

sus respiraciones. El tomo su rostro sin aliento, mirándola de una manera


en la que

se fundió con ella.

—Ani ohev otach Lindsay

El susurro, tomando su boca y llenado sus pulmones con su exhalación.


Hiso

rotar sus caderas, hundiendo una fracción más profundo. Ella juro, sentía
cada

pulgada—todos los surcos y venas y cada latido de Adrián golpeando su


corazón.

Ella le sostuvo la nuca con una mano, lamiendo a través de sus labios,
sacudida

por la absoluta seguridad de que estaba en lo cierto cuando ella siempre


había

deseado ser y no lo sabía.

—Adrián, yo— el sonido de unas campanas resonando la congelo. Y a él.

Se aferraron el uno al otro, respirando con dificultad, su pene estaba


grueso,

palpitante presente en su interior.

La importancia de lo que ella estaba haciendo y lo que él estaba haciendo


con

ella, lo golpeo como un diluvio de agua helada. El sonido se repitió de


nuevo,

seguido por un golpeteo brusco.

Un maldito timbre de la puerta. Ella abrió la boca con un sonido de alivio y


luego

gimió cuando Adrián comenzó a retirarse. Su mirada nunca la abandono


cuando el

empujaba a fuera con una lentitud dolorosa y la mandíbula bien cerrada.

En el momento, el cayo pesadamente sobre su cuerpo, ella salió gateando


de la

mesa y corrió a su dormitorio. El reparo su pijama antes de que ella cerrara


de

golpe la puerta, pero nada tan simple como ropa podría hacerla sentir
menos cruda

y expuesta.

Capítulo 13

Traducción y corrección: Mayte 008

Adrián apretó las manos por su cabello para enderezarlo antes de mirar por
el

espejo ovalado, de la entrada del hall. Aunque la túnica sin mangas de


estilo

asiático que había convocado cayó a mitad del muslo para esconder su
erección, su

cara enrojecida y sus ojos brillantes, junto con los labios hinchados por el
fervor de

Lindsay, traiciono su debilidad mortal.

Se quedó mirando su reflejo, regulando su respiración y deseando que su


rostro
estuviera en líneas apretadas, austeras que esperaba se presentaran, guardo
sus

alas, sabiendo que lo traicionarían con emociones turbulentas tan cierto


como lo

hacía su mirada.

La campana sonó por tercera vez, seguida por una ronda de toquidos. El
tiro de

la manija de una de las puertas y luego se alejó cuando la puerta comenzó a

deslizarse automáticamente de nuevo. A medida que cruzo la habitación

mentalmente aplasto algunas de las flores más fragantes de los arreglos


florales

grandes que estaban esparcidos por la gran suite. Los olores empalagosos
no

110

podían ocultar el olor exuberante del sexo, de las fosas nasales de los
ángeles pero

por lo menos mostraría respeto haciendo el esfuerzo.

—Capitán—, Jasón le saludo con una voz lentamente cansina, con acento

conocedor.

¿Tlenes noticias para mí?

Él fue a la cocina y se lavó las manos, enjuago el olor de lo que ahora le

encantaba, el deseo de Lindsay. Su sangre aún tenía estragos de solo


recordar la
sensación de su cierre hermético en su cuerpo caliente. Ese momento
brillante de

conexión le había destrozado si ella no se hubiera reído, lo que él no había


hecho en

mucho tiempo y no podía recordar la última vez. Había olvidado lo potente


que su

afinidad había sido.

El no recordaba que alguna vez hubiera sido tan abrasador completamente.


Se

sentía como si hubiera sido ejecutado a través de una forja caliente, hasta
que se

hubiera fundido, luego reformado y trasformado en algo nuevo e


inmaculado.

—¿Donde esta Shadoe?

Él se dio la vuelta, sintiendo una agitación extraña con el uso de su


nombre, el

todavía no podía explicarle a Lindsay, y observo que venía Elijah con


Jasón. La

verdad de lo que él había estado haciendo antes de la intrusión de ellos no


podía

escapar a la atención de un Lycan más que era un instinto primario. El


aroma de

Lindsay estaba sobre él y le quemaba las fosas nasales de Elijah, el Lycan


reconoció

eso.
—Lindsay—, Adrián corrigió, —aun esta en recuperación—. Jasón lo
estudio

abiertamente.

—Ella h a estado levantada. Ella…comió. —Como un leñador.

—¿Como esta su brazo? — Elijah pregunto, con el rostro estudiadamente

impasible. —Sanando bien.

—Bien.

El Lycan dio un ligero paso de satisfacción. Adrián se cruzó de brazos,


valorando

a Elijah. No había duda el Lycan era un Alpha, no después de mirarlo con


otros

Lycans cuando estuvieron haciendo la limpieza en el nido de Huracán.


Además

tampoco había duda de que era peligroso—su inherente dominio y


habilidad para

llamar a otros Lycans que seguían su ejemplo, solo podía resulta en


problemas.

Por ahora, sin embargo, él estaba comprometido a Lindsay. Ella le había

salvado—más de una vez. Tendría que pagar esa deuda mediante la


protección a

ella con su vida y ahora, eso era el nivel de lealtad que Adrián necesitaba
para

mantenerla a salvo.

—Solo quería checarlo con usted—, Jasón comenzó, moviéndose hasta la


mesa

del

comedor, —acerca de nuestros planes para regresar a Utah mañana.


¿Estamos

todavía a tiempo?

—Dije que lo estábamos.

111

La voz de Adrián era baja y suave, pero tuvo que hacer un esfuerzo para no

cerrar los puños, cuando Jasón, se paró donde Lindsay había estado con él,

mientras le enterraba su pene en el interior, unos momentos antes.

—Seis en punto, a esa hora quiero estar de camino.

—Ole—. Jasón puso su mano sobre la mesa y lo miro. —Helena esta en


Las Vegas.

Quiere verte.

—Me reuniré con ella tan pronto como pueda. Elijah te quedaras con
Lindsay

Adrián se dirigió a su habitación en el lado opuesto del área de la sala de


donde

estaba Lindsay. El cerró la puerta y se sentó en el borde de la cama,


exhalando con

dureza antes de tomar su teléfono y presionar el botón que conectaría a su

habitación. Le tomo mucho tiempo a ella responder.


—¿Hola?

—Linds. ¿estás bien? — ella suspiro.

—No. Estoy bastante lejos de estar bien—. Sus ojos se cerraron. Ella sentía

vergüenza y confusión las cuales eran tangibles.

—Tengo que salir. Eljjah se quedara contigo. Cuando vuelva hablaremos.


—Muy

bien.

—Si tú necesitas o quieres algo mientras no estoy solo cárgalo a la


habitación.

—Oh, Dios mío—. Ella se quejó.

—Por favor no compres fuera. No pienses en ello. E res de gran valor—.


Hubo

otra larga pausa. Cuando su voz se oyó de nuevo estaba mezclada con el
acero.

—Tienes razón, Adrián. Tú no puedes pagarme. El precio es demasiado


alto. No

voy

a dejar que lo pagues—. El vio la puerta cerrada y maldijo su respiración.


Ella

necesitaba su atención y consuelo después de lo que acababan de


compartir,

pero con los otros aquí no podía hacer nada para calmarla. Había cosas que
no

podía decir, pero ella podría verlas, si solo tuvieran privacidad.


—Hablaremos cuando regrese—, dijo de nuevo. —Ten cuidado. No te
metas en

problemas.

Adrián colgó el teléfono y se puso de pie. Cuanto antes se hiciera cargo de


este

negocio, más rápido podría volver con Lindsay.

Lindsay se dio una segunda ducha. Cuando salió del cuarto de baño, no
había

otro presente en la cama. Estaba en una percha y cubierto por una bolsa de

protección de una boutique. Vio en el interior las prendas de vestir,


encontrando

las exageradamente caras etiquetas aun puestas. Era un hermoso conjunto


con

tonos chocolate de pantalones palazzo junto con una concha multicolor en


turquesa

y oro.

Caro y elegante, tan adecuado al gusto de Adrián. Un estuche de maquillaje


a un

lado de ella, nuevo y lleno marca MAC14 y acostado inocentemente en la


cama

112

detrás de todo esto estaba un sobre de dinero con el logo del hotel, lleno
con una

pila de dos pulgadas de espesor de crujientes billetes de cien dólares.


Ella paso las manos por su cara con un gemido. Sentía que se estaba
ahogando.

Adrián era demasiado para ella. No podía manejar la situación. O podría


manejarlo

a él. Las miradas que le daba, la forma en que le hablaba y su toque,


cualquier

infierno que ellos estuvieran haciendo, ella no se lanzaría él. Y no


importaba lo que

ella dijera, no importaba lo mucho que ella trataba, él estaba determinado a


tenerla

a cualquier costo. Ella se vistió y se puso presentable, luego se sentó en el


asiento

donde Adrián había estado sentado antes y hablo a su papa.

—Eddie Gibson Automotriz—, el respondió.

—Hey, papa.

Ella escucho el ruido de las herramientas del taller como fondo y sintió un
nudo

en su garganta con nostalgia. Su padre no sabía nada de los aspectos más


oscuros

de la vida de su hija, pero sabía que era inusual y la amaba por su


condición de

todos modos.

—Soy yo. Lo siento por no llamarte pronto.

—Oye, nena. ¿Te sientes mejor? — su voz era ruda con preocupación. Ella
frunció el ceño y pregunto:

TI 1 -11 • / .1 • . • 1

—¿Mejor? Sí, me siento bien. Grandiosa en realidad.

—Me alegro de oírlo—. Un suspiro de alivio cruzo la línea entre ellos. —


Estaba

preocupado, cuando no podía ponerme en contacto contigo. Cada vez que


te

hablaba al celular, iba al correo de voz.

—Sí. No lo he cargado desde que llegue aquí. Quizás esté muerto.

—Dile Adrián que agradezco que llamara y me dejara saber que estas bien.
Si él

no hubiera hecho eso, yo probablemente hubiera llamado a la guardia


nacional

para cazarte.

—¿Adrián te llamo?

Un cosquilleo se movió a través de ella. Con todo lo demás que tenía en su


plato,

él había tomado la preocupación de su padre en cuenta y busco la manera


de

aliviarla. Su amabilidad la conmovió profundamente.

—Ayer. Ayer me dijo que fuiste eliminada por el estómago por un error.
Debes

tomarlo con calma por los siguientes días y tomar mucho líquido. Y quizás
consideres invertir algún tiempo en Adrián Mitchell. Sonaba como si
realmente

estuviera muy preocupado por ti. Podrías tener algo ahí.

Si solo el supiera. Ella finalmente había encontrado al hombre al que no


tenía

que mentir u ocultarle cosas y no podía contar con él.

—¿Cuidas de ti mismo?

—Sabía que me regañarías si no lo hago, sí. Fui con Sam la otra noche
ajugar

póquer, también.

113

—B>en.

Ella había estado presionándolo para sacarle más información. Una noche
de

póquer con los chicos fue un primer buen paso.

—¿Dónde estás? El identificador de llamadas dice Mondego Resort.

—Es propiedad de Gadara—, ella explico, tomando nota del logo en el


teléfono al

lado de la cama del cual ella había marcado.

—Así que ya estás de vuelta en el trabajo, entonces. Necesitas cuidarte.


Siempre

has empujado muy duro de ti misma.

—Mira quién habla—, replico. —Hare un trato contigo: cada vez que tú
tomes un

día libre, hare que coincida con uno de los míos—. Ella sonrió y absorbió
el sonido

de alegría.

—Está bien. Trato.

—Te amo. Te llamare de nuevo en un par de días, pero si necesitas


cualquier

cosas o simplemente conversar, me asegurare de que mi teléfono este


cargado.

—Lo hare. Te amo.

Regresando el teléfono a la base, Lindsay se puso de pie y se movió hasta


salir de

la habitación, agarro su bolso de camino. El salón estaba desprovisto de


voces

masculinas por ahora, pero aun así tomo un profundo aliento para darse
valor

antes de abrir la puerta. Escuchar la voz de su padre la había enfocado de


nuevo,

pero el sentimiento de vulnerabilidad y de exposición permaneció.

Adrián se lo dejo. Por mucho que ella deseara otra cosa, tenía pocas
defensas

contra él. Lindsay encontró a Elijah esperándola junto al sofá, parado con
sus

brazos cruzados. Era enorme, con una presencia formidable.


Su playera verde oliva y sus pantalones holgados no hacían mucho para
ocultar

el poder de su cuerpo. Había un sentido de solidez y firmeza, era el tipo de


persona

en la cual podías confiar con tu vida.

Le recordaba a Adrián en este aspecto. También, augusto y robusto en una

manera extraordinaria. El sentimiento que daba de anclaje, era el aspecto


más

difícil de resistir. Ella deseaba gustarle, agradarle y además confiaba en él.


Y

cuando estaba con él, ella se sentía en paz, tranquila, lo cual era, lo que le
había

robado el vampiro, como una pesadilla diaria desde hace mucho tiempo.
Adrián le

había dado la ecuanimidad de regreso a ella. Pero para regresarle el favor,


ella tenía

que dejarlo ir. Por mucho que él le diera a ella, tendría que tomarlo todo de
lejos,

en un solo momento egoísta.

—Hola, El— ella sonrió al guapo Lycan. —¿Como estas?

—Vivo—. La voz de Elijah retumbo profunda en la habitación. —En gran


parte,

gracias a ti.

—Como sea. Estabas siendo pateado en el culo, solo trate de ser más que
un ser
humano indefenso.

114

—Ayuda menos—. El soltó un bufido. —No estabas ayudando. Estabas

cometiendo una locura—. Lindsay asintió sombríamente.

—En su mayor parte—. Sus brillantes ojos color esmeralda la invadieron


en un

examen clínico con su vista. —¿Cómo te sientes? ¿Está el brazo lastimado


por todo

lo que paso?

Ella se le acerco con su mano extendida. El color rosado de la carne se

desvanecía y una ligera capa de pelusa había comenzado a surgir, desde


que se

había ido a duchar anteriormente. Elijah vio su brazo y lanzo un silbido.

—Estaba seguro de que lo perderías.

—¿Tan malo fue, uh? — Le lazo una mirada irónica.

—Sí. Eso fue por lo cerca del disparo de la escopeta—. Lindsay recordó la
agonía

ardiente y abrazo su brazo, dándole un masaje al dolor fantasma que sintió.

—¿Como lo curo?

—Ojala lo supiera—. Desde que el parecía tan fascinado con su brazo, ella
se lo

ofreció.
—Puedes tocarlo.

—De ninguna manera—. Una ceja café se levantó. —No muerdo.

—No voy a mear si Adrián esta fuera. La curiosidad mato al lobo, también.

—En serio. Estas totalmente sobreestimando cualquier tendencia posesiva


de su

parte. Además, ¿cómo lo va a saber?

—Me olerá en ti—. La otra ceja café se elevó para coincidir con la
primera. —En

serio—, repitió Elijah secamente. —Odio tener que avergonzarte, pero lo


huelo

sobre ti—. Su estómago se anudo.

—¿También me oliste en él?

—Sip.

—Mierda—. Ella se sacudió el cabello con sus manos. —Si quisiera hacer
las

maletas y correr ¿podría abandonarlo? O ¿podrías dejarme ir en paz?

—Solo trata de desacerté de mí—. El gruño en voz baja. —Veras que tan
lejos

puedes conseguirlo.

—¿Tienes ordenes de detenerme?

—No. Pero no te dejare fuera de mi vista—. Debido a que ella confiaba en


él, le

hiso ver su confusión.


—Estoyjugando con fuego y me voy a quemar. Podría vivir con eso, pero

Adrián—el no necesita ese tipo de calor. Todavía se está recuperando de la


muerte

de Phineas.

—Es un niño grande. Puede cuidar de sí mismo—. Las facciones de Elijah


se

suavizaron. La preocupación de su parte, por cuidarte.

115

Su mirada se movió hacia la mesa. Ella recordó vívidamente lo que era


sentir a

Adrián en su interior. El borde de su voz había sido tan íntimo como el


acto físico y

las palabras extrañas con las que le hablaba resonaban en su interior,


golpeándola

de una forma que era lejanamente familiar. No sabía lo que significaban,


pero sabía

que esas palabras eran dichas de un amante a otro. Habían sido potentes,
como

tangibles eran las caricias corporales, a la deriva suavemente sobre su piel,


como

una brisa cálida. Si ella fuera la única que enfrentara las consecuencias, lo
tomaría

a él. Lo mantendría. Haría que fuera suyo. Pero no era así. Él podría sufrir.
Ella

exhalo en un apuro.
—Mi instinto de conservación prende la luz de advertencia como alarma.
—Así,

lo note el otro día.

—¿Tienes hambre?

ría comer.

—Vamos a ir a comer como cerdos, a rodar en la montaña hasta que


vomitemos.

Un alza de adrenalina o dos era la única cosa que quizás la salvara. Estaba

demasiado nerviosa. Si no se relajaba, sentía que se rompería por lo tenso.


Elijah

lanzo un suspiro.

—¿Salvaste mi culo, solo por esto?

—Es eso o salir corriendo. Tu elección.

—Bien—. El barrió su brazo hasta la entrada doble de la puerta de la suite.


—Pero

te advierto ahora—que espero que realmente no tengas ganas de vomitar


sobre

mí .

Ella comenzó a caminar, deseosa de escapar del lugar el cual tenía


recuerdos

demasiado peligrosos.

Podrí

—¿Porque no?
ww.

—Te vomitare de regreso—, le dijo, empujando la puerta abierta. —Te


garantizo

que comeré más que tú.

Lindsay estaba a punto de salir al hall cuando un apuesto hombre


afroamericano

llenó el umbral. Ella tropezó al hacer alto, detenida por su mega


deslumbrante

sonrisa. Fue instantáneamente reconocido. También había sido su jefe.

—Hola, Sr. Gadara.

—Buenas tardes, Srita. Gibson. E res la persona que quería ver.

***

116
Adrián entro al Hard Rock Café y pregunto por Helena Bardón. La
anfitriona le

ofreció una gran sonrisa y trato de realizar una pequeña charla pero solo
obtuvo

respuestas monosilábicas, sus pensamientos estaban firmemente con


Lindsay.

La bonita morena continúo coqueteando con él, cuando ella lo llevo a la


cabina

de Helena, pero su calor se desvaneció rápidamente al ver a la rubia que se

deslizaba del asiento para darle la bienvenida. Él sabía lo que la anfitriona


veía—

una sorprendente estatua radiante, de una bella mujer con el pelo largo
rubio y ojos

azules Serafín.

—Adrián—. Helena tiro de él, dentro de un cálido abrazo.

—Cuando escuche acerca de lo de Ph ineas, estaba tan preocupada por ti.

—Lo estoy manejando—. Sus delicadas fosas nasales estallaron cuando


ella lo

estudiaba.

—Tu Shadoe ha vuelto a consolarte—. El hiso un gesto para que ella se


sentara.

—Sabes que no tejuzgo—, dijo suavemente, volviendo a su silla.

—Lo sé—. Después de todo este tiempo, Helena se mantuvo pura de


corazón y
alma. Su piedad era tan inexpugnable; parecía intocable por el mundo
donde

vivía. El envidiaba su serenidad.

—¿Realmente te trae consuelo?

—Consuelo y tormento, placer y dol or. Todo ello en extremo. Es sublime


y es el

infierno y lo necesito para existir. Yo la necesito.

Había pocos Centinelas con los cuales el pudiera hablar tan francamente.
La fe

inquebrantable de Helena le daba una imparcialidad que pocos podían


reclamar.

Un camarero se entrometió y ellos ordenaron. Pidieron alimentos para


mantener

las apariencias, luego lo llevarían a los Lycans. Cuando estuvieron solos de


nuevo,

Helena se recargo en su asiento y de repente se veía muy cansada.

—¿Como puedo ayudarte? — el pregunto. No mostro como su ansiedad lo

afectaba, pero lo hacía. Profundamente. Ella siempre había sido una de las
cosas

inmutables en su existencia. Pero entonces también estaba Phineas.

—Vengo por conmiseración—. Sus delicadas manos las puso sobre la


mesa. —¿Te

dije que uno de mis Lycans, Mark, afirma estar enamorado de mí? —
Adrián se
quedó quieto.

—No.

—Sí. Bueno eso es lo que él cree—. Recuperándose él dijo:

—No estoy excesivamente sorprendido por la posibilidad. E res una mujer

hermosa con un alma gentil.

—Sabes dónde dirigir los elogios para tales cosas, pero muchas gracias.

Sus dedos tamborileaban ligeramente en la mesa, una acción reveladora,


ella

parecía no darse cuenta de eso.

117

—He hecho todo lo posible por ser respetuosa con sus sentimientos, aun
con lo

inconveniente que son. El hace muy bien su trabajo debido a ellos. Mark se
ha

arriesgado a sí mismo en caminos y situaciones que ningún otro Lycan


podría

haber hecho.

—¿Es un problema para ti?

—No—. Ella suspiro. —Yo tengo.— Extendió su mano y el la tomo,


calmando su

inquietud.

—Te escucho.
—Sé que él tiene. necesidades. Entiendo a la raza Lycan. Solo que. me
niego a ver

como el maneja estas necesidades y hace todo lo posible por ocultar sus

actividades—.

Los dedos de ella se cerraron sobre los suyos.

—Pero el otro día, cuando escuche acerca de Phineas, llame a Mark


después de

que le hab ía dado la tarde libre. Cuando el regreso, olí—olí a otra mujer
en él.

—Helena—. El pecho de él se apretó en simpatía. —Estaba furiosa Adrián.


Como

nunca lo he estado antes. Fui dura con él. Dije cosas crueles, hirientes

deliberadamente. Acusándolo de ser débil y defectuoso. Y más.mucho más.


No

podía parar. Fealdad se vertía de mí y no podía parar. Lo hice que se odiara


así

mismo. Estaba realmente sufriendo la culpa y la vergüenza por su propia


cuenta y

le añadí una carga de dolor a esto.

—Estabas celosa.

Ahora ella sabía lo que muy pocos Centinelas sabían—que ellos eran tan

posesivos como los Lycans y los Vampiros podrían ser. El rasgo al parecer
era

inherente en los Serafines y pasaba a los Caídos.


—Pudo haber sido peor. Lo hubiera sido, si tú estuvieras durmiendo con él.

—Y ese es el dilema con el cual yo vengo a ti—. La barbilla de ella se


levantó.

—Tú, más que nadie, sabe cómo me siento. Todo este tiempo, creí que los

impulsos de la carne estaban más a llá de nosotros. La lujuria era una


batalla de la

cual nosotros no teníamos que luchar.

—Estamos destinados a ser probados—tu sabes eso.

—Si, como yo trate de explicar la situación a Mark, las disculpas por


herirlo por

el daño que le había causado y prepararlo para transferirlo lejos de mí, el


cogió

algunas cosas y se perdió. Tenemos prohibido procrear con los mortales,


Adrián.

Lycans, Vampiros- incluso Demonios—no son mortales.

Él le soltó la mano y se recargo atrás de su asiento, removiéndose a sí


mismo del

papel de amigo y volviendo al de su comandante oficial.

—Tienes esperanza de una laguna jurídica.

—¡No mejuzgues! — ella espeto, demasiado molesta para mantener su


cortesía.

118

—¿Como puedes tú, siquiera presumir, después de venir aquí con el olor de
una
mujer mortal sobre todo tu?

—¿Qué esperas que diga? Pregúntate a ti misma—honestamente—¿vienes


a mí

por conmiseración? Porque sabes que la tendrás. Mi corazón se duele por


ti. Pero si

tú vienes por absolución, no puedo dártela.

—¿Porque no?

—Si yo te diera licencia para hacer errores, los que yo he hecho, no sería
mejor

que Syre. No te llevaría a la condenación, Helena. Es mi responsabilidad


hacer todo

lo que este en mi poder para prevenir tu caída.

—Has lo que tú digas—, ella dijo con amargura. —No es como lo haces tú.

La mirada de ella era fulminante cortándolo. En solo unos pocos


momentos, él

se había convertido en su enemigo. Tan profundo como su enojo, lo hería,


no podía

hacer nada diferente.

—La respuesta a tu pregunta no está conmigo. Ya lo sabes—. El


exuberante labio

inferior de Helena temblaba.

—Te pregunto y no escucho nada.

—La conclusión que saco de esto—, él dijo gentilmente, —es que el


silencio es
suficiente respuesta—. Ella respiro profundo y temblorosamente.

—Pensé que me ayudarías. —Tratare. Pero no en la forma en que deseas.

Una lágrima se formó y luego cayó por su mejilla. El dolor que Helena
irradiaba

desde ella, se hacía camino a través de él. Ella se deslizo de la cabina.

—Necesito un momento para calmarme.

El asintió con la cabeza y la vio tomar su camino a través del comedor y


dar la

vuelta por el hall a los baños. El saco su teléfono celular y marco.

—Jasón—, dijo cuándo su teniente respondió. —Busca la guardia persona l


de

Helena y reclámalos de inmediato.

—Me ocupare de ello personalmente. ¿Qué está pasando?

—Lo discutiremos más tarde. Cuentas con un cuarto de hora para recuperar
a

ambos guardias, a partir de ahora y necesito saberlo.

—Entendido.

La comida llego y Adrián la envió de regreso para que la empaquetaran


para

llevar. Le tomo al camarero varios minutos regresar y Helena no lo hiso


durante ese

tiempo. Pero Adrián conocía las oportunidades de que ella lo hiciera así
que eran
cincuenta y cincuenta en el mejor de los casos. El entendía lo que ella
estaba

pasando y sabía lo que haría si no hubiera nadie capaz de dar un paso entre
él y

Lindsay, la agarraría y huirían, comprándose un precioso tiempo antes de


que ellos

fueran capturados.

Puso las cosas sobre la mesa y pago la cuenta. Recogió los envases de los

alimentos en bolsas con una mano mientras se frotaba la constricción de la

119

garganta con la otra. Le había dado a Helena unas horas para comenzar.
Fue una

concesión lamentable, pero lo único que podía hacer por ella antes de que
la cazara

y empezara la búsqueda de ella y su canalla Lycan.

Adrián esperaba que, ella no tuviera la visión de tener a Mark esperando


cerca.

La alternativa—que ella tuviera ese pensamiento, era ni por un momento,


que él

pudiera condonar su decisión—era tan doloroso de contemplar.

Si él hubiera caído tan lejos a los ojos de sus Centinelas, las pruebas que
ellos

enfrentarías en los próximos días, podrían ser insuperables.

Capítulo 14
Traducción y corrección: Mayte 008

Vash limpio la sangre de su boca con el dorso de la mano y le enseño los

colmillos al Lycan, cuando lo atravesó contra un árbol de pino que estaba


detrás

con una hoja recubierta de plata. Forzándolo dentro de su forma humana


por el

envenenamiento de la plata en su sangre, cuando lo dejo caer colgado de su


cabeza,

respirando entrecortadamente.

—¿Sabes a quien pertenece esta sangre?— lo dijo de nuevo estudiando con


su

mirada la colección de mordidas y agujeros profundos del Lycan. Ella


agito un

trapo con una mancha de sangre delatora bajo su nariz.

—¿Quién de tus compañeros de manada tomo al piloto del aeropuerto de

Shreveport?

—Jodete. Tú. Perra—, jadeo, apretando la empuñadura de la espada pero

demasiado débil como para sacarla detrás de la madera que lo atravesaba.

—Vamos a estar con esto todo el día. Él la vio por debajo de un mechón de
pelo

rojizo que era ligeramente más rojo que e l de ella por pocos tonos.

—Estaré muerto en una hora. Y no tendrás nada.

—Realmente no quiero que te desmayes antes de que me digas, lo que


quiero

saber.

—Estas ladrándole al árbol equivocado—. El logro soltar una ronca risa


con ese

juego de palabras.

—Eres un verdadero comediante—. Lo tomo por su barbilla y lo obligo a


levantar

la cabeza. —Veo el reconocimiento en tus ojos. Si solo me das el nombre,


tu dolor

podría acabar—. El movió su mano hacia el pene y lo movió.

—¿Ves esto también?

Vash se quedó viendo al Lycan, con su mandíbula apretada, preguntándose


si él

podría ser el responsable de la muerte de su pareja. Era una pregunta que la

obsesionaba, con cada Lycan que ella conocía. Ella sentía que el
responsable aún

estaba vivo y en algún lugar, esperando la retribución exacta de ella, por


las

atrocidades cometidas contra su amado Charrón.

—¿Cuantos vampiros has matado, perro?

120

—N-no los suficientes.

—Es joven—, Salem dijo a un lado de ella, momentáneamente distraída


con su

deslumbrante color primario de su cabello—azul. Era una suerte para él,


poseer

una estructura ósea clásica, no tenía una calidad regia en su apuesta cara
que

trascendía ante cualquier tinte que adornaba su cabeza. Él era un hijo de


puta muy

malo.

Si él no lo fuera, ya estaría muerto hace mucho tiempo, pues tenía una


diana en

su cabezota. Ella examino el rostro del Lycan. Debajo de la agonía y con lo

estropeado que estaba, se podía ver lo joven que era. Quizás demasiado
joven.

—¿Cuántos años tienes?

—Chupa mi polla— Inclinándose hacia adelante, ella alineo sus miradas.


—Estoy

tentada a liberarte, estúpido. No saques la mierda—. El pelirrojo la miro.

—Cincuenta—. No es el. Tendría cinco años de edad en el momento de la


muerte

de Char. Arranco la espada del árbol y observo como el Lycan se


derrumbaba en

el piso.

—Voy por el culo del que secuestro a mi amiga. Dile que Vash viene por
él. Dile
que me responda como un hombre, o que se encoja como un perro y se
encontrara

con mi espada de nuevo.

La piel del Lycan comenzó a ensombrecerse con una sombra de pelo, con
un

último intento de salvarse a sí mismo cambiando a su forma lupina. En el


proceso,

la alteración de su carne reparo su herida más rápido de lo que lo haría sin


el

cambio.

—¿Lo dejaras ir? — Raze pregunto, sus masivos bíceps saltaban mientras

limpiaba la sangré de su hoja.

—Si, él se va fuera del bosque vivo, el merece morir otro día.

Ella se dio la vuelta y comenzó a seguir el camino de los dos Lycans que
habían

tomado mientras huían de ella. Los dos capitanes Fallen se pusieron en


línea detrás

de ella. A una milla de distancia, Raze, la agarró del brazo y la vio a través
de sus

gafas de sol. Vash era una mujer alta, pero el capitán se alzaba por encima
de ella.

—Syre quería llevar a los Lycans de regreso a Raceport.

—Este no se iba a doblar, si siquiera por Syre. Si nosotros queremos que


sea útil,
necesitamos darle su libertad.

—Las posibilidades de que sobreviva son inexistentes—, Salem apunto con

sequedad. La sonrisa de ella era triste.

—Él está motivado. Estaba dispuesto a morir para proteger a quienquiera


que

sea que estamos buscando. Va a ir y decirles que nosotros estaremos


llegando y

cuando lo haga, nos llevara derecho a donde queremos. Si es necesario, le

ayudaremos a que sobreviva el tiempo suficiente para darnos una pista.

Ellos localizaron los restos de la ropa del Lycan a dos millas de distancia
más

lejos. En el bolsillo de sus pantalones, encontraron una cartera. Sacaron


una

121

tarjeta de presentación de Aeronáuticas Mitchell, Vash sonrió y saludo con


ella.

—Me lo imaginaba. La dirección de su casa es Punto Ángeles. Sabía que


Adrián

estaba involucrado. Ahora tal vez, pudramos ser capaces de demostrarlo.

AAA

—Mr. Mitchell—. Adrián hiso una pausa cuando se movió, más allá de la
mesa de

registro del Mondego.


—¿Sí? — El recepcionista cogió el teléfono.

—A Mr. Gadara le gustaría verlo cuando tenga un momento.

Hiso un gesto brusco y continuo hacia los ascensores. Su teléfono celular


sonó

con un mensaje de texto justo antes de que las puertas se abrieran. Lo saco
de su

bolsillo, cuando dio un paso dentro del elevador que lo esperaba.

EL OBJETIVO SE MOVIÓ HACIA GADARA. PARTIENDO AL


AEROPUERTO

PARA INTERCEPTARLA, PERO SIGUIÉNDOLA HACIA CA15.


REPORTARSE LO

ANTES POSIBLE.

En parte porque él estaba parcialmente distraído planeando la logística de


la

búsqueda de Helena y el Lycan, le tomo a Adrián un segundo registrar que


había un

mensaje de texto—Elijah—que era lo principal—Lindsay.

—Mierda—. El alargo la mano justo antes de que las puertas se cerraran y


salió

del carro en una carrera.

—Voy a verlo ahora.

Le dijo a la recepcionista del escritorio, quien lo dirigió hacia otro


elevador, que

requirió un código en clave que necesitaba ser activado por la persona del
escritorio.

El elevador tenía solo dos destinos—la oficina de Ranguel y el techo.

Las puertas se abrieron directamente en un área de recepción masiva que

mantenía a los visitantes a raya en el área, hasta que Ranguel estuviera


listo para

recibirlos. Adrián dejo la bolsa de la comida en el escritorio de la


recepcionista y se

dirigió a la oficina de Ranguel.

—Adrián.

Ranguel se levantó graciosamente en sus pies detrás del escritorio y


despidió a

su secretaria con un movimiento insolente de su muñeca. Detrás de él, una


pared

con ventanas ofrecía una vista panorámica de la ciudad, creando un


impresionante

telón de fondo para el arcángel, demasiado ambicioso.

—Tengo miedo de los resultados que aún no han llegado.

odiendo al Serafín equivocado.

—Ah, ya veo—. La sonrisa de Ranguel lo decía todo.

—Tú, estas aquí por lo de Ms Gibson. Asumo que tus pensamientos están

enfocados en asuntos más urgentes.

—En este momento mis pensamientos están enfocados en hacer tu vida un


infierno. Y no quieres que yo haga eso. ¿Dónde está ella?

122

—No hay ninguna emoción en tu voz, aunque tus palabras son tan feroces.

¿^^ué es esto, Adrián? ¿Ms. Gibson realmente te disgusto, o tú


simplemente

fracasaste al adquirir habilidades sociales adecuadas?

—No puedes usarme de carnada, Ranguel. ¿Dónde está ella? — El arcángel


se

hundió en su asiento con un elegante movimiento.

—Tomo mi hel icóptero al aeropuerto, donde creo que tiene la intención de


coger

un vuelo a California. Estaba muy ansiosa por comenzar su trabajo como


asistente

general del gerente en el Belladonna.

—Tu interferencia en mis asuntos es excepcionalmente temeraria. pensé


que

eras más inteligente que eso.

—No tenía derecho a retenerla. Una vez que ella manifestó su deseo de
salir, no

tuve opción, tuve que permitir que ella se fuera. ¿podrías haberme dejado
retenerla

a la fuerza? ¿Reprimirla? — Adrián se agito con sus agravios.


—No tenías que ayudarla.

—Ella trabaja para mí. ¿Cómo no podría ayudarla, cuando me lo pregunto?

—¿Ella te pregunto? O ¿tú se lo ofreciste?

—¿Qué importa? Ella acepto con entusiasmo—. La sonrisa de Ranguel


estaba

llena, con cálculo. Adrián, saco su teléfono y envió un mensaje de texto


rápido a

Elijah.

ENFÓCATE EN ELLA. PROTÉGELA HASTA NUEVO AVISO.

—Estoy más que feliz de prestarte mi hel icóptero, como te digo . Ranguel
ofreció.

—Tal vez. Lo necesite—. Él estaba casi decidido que no debería ir detrás


de

Lindsay, incluso cuando era posible para el hacerlo. Ella estaría segura si
él se

quedaba lejos. No la necesitaba para atraer a Syre—el líder de los


vampiros, le

había dado la excusa necesaria sin su ayuda.

Y tal vez dejar ir a Shadoe era una lección que el había aprendido. Quizás
ella

había sido su prueba del desinterés que había fallado pasar una y otra vez.
Tal vez

liberarlos a ambas, tanto el alma de Shadoe como la vasija que la


transportaba era
el verdadero sacrificio que esperaba hacer. No había ninguna razón
Lindsay Gibson

no podía vivir una vida separada de él. Se había dado la posibilidad de


elegir entre

la normalidad relativa—un trabajo secular y el cese de su búsqueda—o su

entrenamiento con él.

Si ella elegía la primera, no había ninguna razón para que él no la dejara ir.
Sabía

dónde estaba ella, podría mantener a Syre, hasta que llegara el momento
cuando el

pudiera terminar con esto. Ese tiempo llegaría pronto. Muy pronto. En el
ínterin,

tendría que lidiar con Helena.

Encontrarla no era algo que pudiera relegar a nadie más. El respetaba a sus

Centinelas mucho, para no verlo personalmente. Y cuando la encontrara y


la

separara de su Lycan, podría ser lo mejor, si la encontrara y la viera a los


ojos y le

123

dijera, que él había hecho el mismo sacrificio, su felicidad, el que estaba

demandando que ella hiciera.

—Me sorprendes—, Ranguel murmuro. —Te has arriesgado tanto por algo
a lo

que renuncias tan fácilmente.


—No me conoces Ranguel—. El giro para dejar la habitación. —Pero yo te

conozco. Tu ambición puede ser tu caída. Especialmente cuando haces un


enemigo

de mí.

—Creo que encontraras.— el arcángel lo llamo, —que soy un amigo digno


de

tener en tu esquina.

—A diferencia de ti, no tengo ninguna esquina.

Adrián entro en el elevador dándole la cara a Ranguel, mostrando sus


dientes en

una sonrisa fiera. El territorio del arcángel se extendía solo a través de


América del

Norte, el de Adrián, no tenía límites. Las puertas del elevador se cerraron,


dejando

fuera, la mirada filosa de consideración en la cara de Ranguel.

Shadoe nunca había corrido antes de Adrián. Desde la primera vez que ella
lo

sedujo, más allá de toda restricción y reglas en el mejor sentido, ella había
tenido

una feroz determinación de mantenerlo cautivo. Había tomado mucho


tiempo,

para hacerlo caer al principio, un asalto implacable y apasionado a sus


sentidos que

lo llevo a caer con ella en una rutina sin sentido, llevados más allá de toda
razón.
Desde entonces sus encarnaciones habían sido consumadas seducciones y
ella

había disfrutado cada una de sus rendiciones. Hasta ahora. Ahora él estaba
solo,

despojado de la gente de su confianza para darle apoyo. Primeo Phineas.


Luego

Simone. La partida de Lindsay era igualmente difícil de tomar.

Había encontrado consuelo en la presencia de ella y la echaba de menos ya.


Pero

Adrián se negó a permitir que sus pérdidas impactaran su habilidad para


llevar a

cabo su misión. Reconoció, sin embargo, que era probablemente muchos


signos de

la retribución que estaba cerca.

***

Lindsay seguía pateándose así misma cuando su avión aterrizó en el


aeropuerto

John Wayne. Ella no era de las que corrían. Era de las que hacían. Una
mujer que

enfrentaba las cosas de cara. No le gustaba dejar cosas al azar, o no


conocer el

resultado.

Sin embargo en el momento que fijo su ruta de escape, abrió una puerta
nueva,

ella estaba desbocada. No porque estaba asustada. No—que fuera una


mentira.

Todo acerca de Adrián Mitchell la asustaba más allá. La forma en que el la


afectaba,

era un maldito miedo. Estaba acostumbrada a hacer las cosas por sí misma,

mantenerse a sí misma y él se había metido profundamente debajo de su


piel,

estaba empezando a olvidar lo que se sentía estar sin el aquí. No podía


olvidar, sin

embargo, lo que sentía por sí misma. La experiencia había sido liberadora


y ahora

volvía a la jaula del mundo real. La sensación de pérdida era casi dolorosa.

124

Aprendería a lidiar con eso. Tener el alma de Adrián en la línea, era una

motivación poderosa. Era demasiado valioso para perderse. El viento, esa


perra

caprichosa, se burlaba de ella con suaves susurros.

Adrián…vuelve a Adrián… —Jodete.

Salió de la terminal con no más que su ropa de marca sobre su espalda, su

teléfono celular y un cargador de emergencia que había comprado en el


aeropuerto

Mc Carran y una cantidad ridícula de dinero en efectivo en su bolsa.

Intentaría pagar hasta el último centavo que gastara, pero no podía darse el
lujo
de dejar el dinero atrás. No mientras Adrián tuviera su maleta en su casa.

Lo que hacía inevitable que lo volviera a ver de nuevo. Podría pedirle que
le

recuperara su equipaje. Podría pedirle que lo enviara con alguien colina


abajo y así

evitarlo, pero no lo haría. Tenía que terminar sus negocios y el merecía la


cortesía

de terminarlo en persona.

Se dirigió a la terminal de taxis más cercana. Para un surrealista día, la


vida de

Adrián podría sentirse como su vida. Pero esta era una fantasía ridícula. La

existencia de él, se llenaba con jets privados, suites presidenciales, autos


Maybachs,

un hogar que era exhibido por televisión, dragones, demonios, vampiros


que tenían

espuma en la boca, cielos llenos de Ángeles, chicos que se convertían en


lobos y

extremidades que se regeneraban.

Mientras que ella, tenía una cicatriz mental, un poco de locura, clase media

mortal con un deseo de matar. Una obligación que cumplir. Un tiempo


muerto para

conseguir su cabeza en orden y recuperarse—eso es lo que necesitaba.


Luego ella

podría planear sus siguientes pasos. Los pasos que la llevarían lejos de
Adrián.
La tentación que representaba era demasiado grande. No podía confiar en
si

misma alrededor de él. Se deslizo en el asiento trasero del taxi, Lindsay


dirigió al

conductor para que la llevara al hotel Belladonna. El Sr Gadara le había


ofrecido

una de las suites terminadas hasta que pudiera hacer los arreglos para que
ella se

moviera a una de sus propiedades residenciales.

Se sorprendió por lo dulce que él era. Para una figura pública de gran
alcance y

bien reconocida, parecía que tenía los pies notablemente sobre la tierra y
era

accesible. Ella ignoro el hecho de que cualquier especie de ser, conducía el


taxi y

estaba enviando el tipo de vibra inhumana, que antes lo hubiera puesto en


su lista

de muerte.

—Es tu día de suerte—, ella murmuro, encontrando la curiosa mirada del

conductor

que le daba a través del espejo retrovisor. Lindsay saco su teléfono móvil
del

bolsillo y lo prendió. No se sorprendió cuando sonó una multitud de


correos de

texto y de voz. Se armó de valor en contra de su estómago el cual se


anudaba, leyó

los mensajes de texto primero.

NO TE METAS EN PROBLEMAS HASTA QUE LLEGUE, PFV 16 (este era


de

Elijah por cierto)

—Oh. Mierda

125

Murmuro, sintiéndose como una imbécil por dejarlo cargando su bolsa. Si


él se

metió en problemas por su culpa,. Quizás, no solo él estaría molesto con


ella

también con Adrián por no ser justo. Luego leyó, el de Adrián.

LLÁMAME.

Ella marco su número. —Lindsay—. Su voz, modulada y suave hiso que


ella

agarrara apretadamente su teléfono. —¿Estas en Anaheim?

—Aún no. Acabo de aterrizar.

—No deberías haberte ido—, dijo con una arrogancia la que ella empezaba
a

adorar.

—Te lo dije, es lo mejor. Algo surgió. Será un día o dos antes de verte. E
ljjah se

reunirá contigo entonces. No te deshagas de él de nuevo.


Incluso a través de las ondas del celular y después de su tono constante, el
cual

no decía nada a la distancia, sabía que él estaba preocupado. Ella podía


sentirlo.

—¿Que pasa? ¿Estás bien?

—Yo.— su voz se apagó. —No. No estoy bien—. Su columna vertebral se


enderezo.

—¿Que está mal?

—No estoy en un lugar seguro para hablar de ello—. El exhalo


audiblemente.

—Quisiera poder hablar libremente. Hay algunas cosas que quiero sacar de
mi

pecho y que solo tú podrías entender.

—Adrián—. Ella se inclinó hacia adelante, dispuesta a decirle al conductor


que

diera la vuelta.

—Regreso si me necesitas.

—Siempre—, él dijo, tan simple, como si no fuera tan profundo eso, que
un ser

con su poder estuviera dependiendo de ella para nada.

—Pero no ahora. Estarás más segura en Punta de los Ángeles.

—En realidad— Lindsay se encontró dudando en poner la distancia


necesaria

entre
ellos. No parecía ser el momento—no mientras la necesitara. Pero ella no
podía

mentirle o detener lo inevitable, tampoco. Fuera lo que fuera, lo que


estuviera entre

ellos, se basaba en lados desnudos de ellos mismos exponiéndolos a nadie


más.

—Estoy de camino al Bella do nna. Me voy a quedar ahí, hasta encontrar


un

lugar propio. Me dijiste que estaría segura con Gadara—. Hubo una corta
pausa.

—Mantén a E lijah contigo todo el tiempo. Permanece en el hotel cuanto te


sea

posible y no caces.

—No lo h are. Sé que tenemos que discutir la logística primero.

Ella tenía necesidad de su ayuda para derrotar a los vampiros que habían

matado a su madre. Cuan imprudente podría ser ella a veces, ella no


deseaba morir

126

y no quería poner en peligro inadvertidamente a Adrián por cruzarse en la


línea o

romper una regla de la que no estaba al tanto.

—porque dejaste las Vegas, ¿dónde me dejaste, también? — su estómagos


se

anudo.
—Sentí que tenía que hacerlo. Yo—te quiero. Si esto fue solo sexual, está
bien.

pero cuanto más estoy contigo, más te quiero. No soy tan buena luchando
contra

ese tipo de sentimientos. No puedo decirte que no y nosotros ambos nos

necesitamos.

El silencio se prolongó esta vez. El tiempo suficiente para que Lindsay


temiera

que lo había perdido.

—¿Adrián?

—Estoy aquí. Solo—me sorprendiste. Tu decisión de dejarme para


protegerme es,

inesperada.

—No valgo tu caída—, ella murmuro. —Te prometo que…

—No estoy de acuerdo—. A pesar de que su tono de voz no se alteró, sintió


un

cambio en el.

—Te quiero, también, Lindsay. Tú me fascinas. Para alguien de mi edad, es


un

raro don. Intente dejarte ir, si estabas de acuerdo en dejar de cazar. Pero he

cambiado de idea. Retomaremos esto cuando regrese y arregle un


compromiso

pendiente.
Lindsay arqueo sus cejas. Adrián se comprometía con cualquier cosa que
no la

pusiera en peligro tan fácilmente. El siempre parecía terminar encima y


conseguir

lo que quería.

Era el hijo predilecto, este Ángel guerrero, con sus alas manchadas de
sangre. Y,

la tenía cautiva completamente.

—Tengo que darte las gracias—, dijo —por llamar a mi papa. Él podría
haber

estado preocupado porque estuve enferma.

—Fue mi placer.

—Eso significo tanto para mí, que tú pensaras en él.

—No puedo dejar de pensar en ti—, dijo en un tono íntimo y bajo. — No


he sido

capaz de detenerlo desde que nos conocimos—. Bien, ella se sentía de la


misma

manera. Estaban hasta lo profundo de mierda uno junto al otro.

—Todo lo que tienes que hacer, es tener cuidado.

—No te preocupes, Neshamá. Nada puede impedirme que termine lo que

empezamos

hoy.

—¿Vas a decirme porque tenía que llamarte?


—Pregúntame de nuevo—, el ronroneo, —la próxima vez que esté dentro
de ti.

127

Tembló por un repentino brote de calor sexual, Lindsay dijo un apretado


adiós y

termino la llamada. Sabía que había hecho lo correcto al alejarse, pero eso
no le

impedía lamentarlo. Especialmente ahora, que sabía, que él la necesitaba


para

ofrecerle apoyo.

Demonios. tenía que conseguir controlarse y pensar, pero sus pulmones


estaban

contraídos por una presión feroz por regresar a él. Aunque su mente sabía
que el

más razonable y generoso curso era mantenerlo alejado, sentía la demanda


de

regresar y tomarlo.

r? / /

Haciéndolo irrevocablemente suyo. El impulso rapaz era tan voraz e


intenso, que

le daba miedo. Nunca había tenido problemas para mantener sus


decisiones, pero

con Adrián, se sentía como si estuviera luchando consigo misma, con un


alto riesgo

de perder.
Era un ser glorioso, orgulloso y peligrosamente bello. Su único propósito
era

cazar criaturas, las que ella odiaba y quería muertas. Si ella lo destruía, si
lo

descarrilaba del trabajo que hacia—lo que era tan importante para ella—
ella, se

destruiría a sí misma. Pero sabía las consecuencias y no parecía calmar la


furia

endiablada que le susurraba en su hombro.

Trato de sostener su meta que se impuso con más fuerza de voluntad de lo


que

debería haber necesitado, envió un mensaje de texto a Elijah:

VOY AL BELLADONA.

Se alegraba de que él, fuera a estar con ella. Era extrañamente recto. La
podría

ayudar a mantener la cabeza fuera de las nubes, donde los ángeles volaban
y los

mortales no tenían nada que hacer.

—Es lo mejor—, se dijo así misma, ganándose otra mirada cautelosa del

conductor.

El refuerzo verbal no ayudaba tanto como ella deseaba que lo hiciera.

—Lo que sea, que te estas imaginando, en realidad es mucho peor.

AAA
Torque empujó una almohada hacia atrás y se apoyó en la pared. Tenía
cuidado

de mantener la pierna a cierta distancia del has de sol que había, a través de
las

cortinas de su habitación del motel.

—Las palabras en la calle dicen que phineas está muerto—un ataque


provocado

por vampiros—. Hubo una larga pausa, ocupada por la profunda


respiración de su

padre.

—¿Muerto? ¿Estás seguro?

—Tan seguro como puedo estarlo sin escucharlo del mismo Adrián. Ha
estado

fuera de la ciudad desde que llegue. Mi conjetura es que esta cazando al


posible

responsable.

—Sin lugar a dudas.

128

Torque había asignado recursos ilimitados a la cábala que el manejaba para

infiltrarse en el área y darle, a el—y a su padre—acceso a informes


precisos de

Adrián y los otros Centinelas activos. Por supuesto Adrián mantenía un


alto perfil

en sus propósitos y Torque sospechaba desde hacía un tiempo que los


miembros de

la cábala se habían ido sin ser molestados solo porque el Centinela líder de
buen

grado se hiso de la vista gorda. Tú podrías verme venir y aun podrías


conseguir el

salto en lo que parecía ser un mensaje.

—Tengo la esperanza de encontrarme con él—, Torque dijo, jugando con


una

estrella de lanzar, —para hacerle saber que nosotros no tuvimos nada que
ver con

esto.

—No. Te vería como un precio justo por lo de Phineas—alguien a quien él


amaba

y confiaría en que serias igual de valioso para mí.

—Un pequeño sacrificio para mantener la erupción de una guerra. —Esa


no es tu

decisión.

—¿No lo es?

17

Torque lanzo el hira-suriken a la pared, distraídamente notando la posición


de la

estrella en relación al papel tapiz.

Su padre era muy protector, hasta el punto que Vash servía como segundo
al
mando para mantener a Torque fuera de línea de fuego. Mientras que
torque

entendía los motivos—y la paranoia que los alimentaba— eso no hacía que
la

amarga píldora pudiera pasar por su garganta.

Él quería servir a la comunidad de vampiros en la mayor medida de lo que

pudiera. No había nada que no hiciera o sacrificara para verlos prosperar y


florecer.

—Ya he perdido un hjo. No voy a perder a ambos, a ti.

Torque podía imaginar la cabeza de su padre apoyado pesadamente en la

cabecera de su silla de oficina.

—Ven a casa, h^jo. Tenemos la información que necesitamos. Ahora

necesitamos averiguar qué hacer con ella.

—Debemos enviar a Vash a que limpie. Los policías de nosotros primero,


quizás

eso renueve nuestra inocencia.

—Si, estas en lo cierto, tu puedes obtener más del secuestro de Nikki.

—Nada me gustaría más, pero hay algunas cosas más—. Torque lanzo otra

estrella, la dirigió directamente junto a la primera.

—Adrián ha sido visto con una mujer recientemente—. Una vez más, un
largo

silencio.
—¿piensas que sea Shadoe?

—Yo no lo conozco como alguien que muestra interés en alguien más, o en


otras

mujeres.

129

¿Y tú?

—Phineas se fue. Adrián quizás este profundamente agraviado, tal vez lo

suficiente como para romper una regla cardinal. Tenemos que estar seguros
de la

identidad de la mujer antes de tomarla—. La mano de Torque se relajó.

—Voy a seguir investigando hasta saber algo seguro. —Si es tu hermana,

necesitamos traerla a casa.

—Por supuesto. Te mantendré informado.

Empujo el teléfono lejos de su oreja, Torque término la llamada y se


recostó en la

cama. La búsqueda de inteligencia lo distraía de la pena, que no podía


soportar

ahora. Cuando el cambio a Nikki, lo había hecho porque quería que


permaneciera

inmortal a su lado. Su esposa Nikki fue un sacrificio que no esperaba


hacer. Vivir

sin ella fue la muerte para él.

El entendía ahora el veneno que corría por las venas de Vash, por haber
perdido

a su compañero. Su agonía lo alimentaba a él, manteniéndolo enfocado en


su

necesidad de retribución hirviendo en su sangre.

Un par de horas hasta el atardecer y entonces podría salir a las calles de


nuevo. Y

Dios ayudara a cualquier centinela desafortunado, lo suficiente como para


cruzarse

por su camino.

Adrián acababa de llegar a Mezquite cuando su teléfono sonó. —Mitchell


—,

respondió.

—¿Tienes una idea de cuánto tiempo estuvo infectado el vampiro que

capturaste? —

La sombría voz de Rangel atrapo la atención de Adrián.

—No, ¿porque?

—El vampiro está muerto y la sangre se degrado durante las pruebas. Fue
como

si su sangre se convirtiera en aceite de motor en un instante.

—Siento mucho escuchar eso—. Furioso, era más conveniente decir, pero
se

aseguró de que no fuera evidente en su tono.

—Con lo que estas tratando—— el arcángel dijo, —es aparentemente letal


y

quizás de ráp ida acción, dependiendo de cuando el sujeto fue infectado.

—Gracias. Tu ayuda es apreciada.

Puso fin a la llamada, Adrián miro a Jasón y a Damien. Ellos estaban

esperándolo cerca, se veían muy sombríos y desanimados bajo una señal de


un

letrero de neón.

Adrián deseaba poder salvarlos de esta persecución a uno de los suyos,


pero no

podía arriesgarse a perder a Helena o su Lycan, si ellos decidían separarse.


La

segunda guardia alrededor de Helena, viajaba separados de la pareja,


parando con

menos frecuencia y saliendo con rapidez.

—Necesitamos capturar más Minion, les dijo.

130

—Infectados y no infectados—. La mirada dorada de Jasón se vio


preocupada. —

¿Que está pasando?

—Quizás el final de los vampiros por fin se acerca.

Adrián regreso su teléfono celular a su bolsillo. Jehovah hace con amor sus

plagas, Ranguel había dicho.


Quizás el arcángel estaba en lo cierto.

—Eso sería una bendición

Damien dijo gravemente, después Adrián se dio la vuelta rodeando la


esquina

del casino, preparándose para el despegue.

La voz de Adrián no expreso el resto de sus pensamientos.

O estamos a punto de ser probados en una manera que sería el final de


todos

nosotros.

Capítulo 15

Traducción y corrección: Mayte 008

Los dedos de Lindsay teclearon en su teléfono celular y se debatía en


llamar a

Adrián. Había sido muy fuerte en los pocos primeros días y se abstuvo de
hacer

contacto con él, pero la noche anterior había sido dura. Se había despertado
de su

sueño a las tres de la mañana, sus pensamientos llenos con recuerdos de


sueños tan

vividos que aún lo recordaba después de ocho horas.

Estaba de pie, junto a Adrián en un exuberante valle. Un rio fluía junto a


ellos,

proporcionando el agua necesaria para el soporte de kilómetros de pastos


que se
extendían hacia el exterior de las orillas. El sol brillaba feroz, el aire
húmedo y

demasiado caliente.

Adrián solamente llevaba pantalones de lino y sandalias de piel, su cabello

estaba lo suficientemente largo para colgar dela parte posterior de sus


anchos y

poderosos hombros. Su cabeza estaba inclinada hacia atrás, sus ojos


cerrados, su

sensual boca adelgazada con frustración o descontento.

Había una espada en su mano—una pesada arma robusta, que le recordaba


la

edad media, una espada delgada, como la de Excalibur del rey Arturo. La
cual giro,

con destreza ausente, su habilidad evidenciaba su familiaridad con el


manejo de su

peso y el largo.Era majestuoso y fiero. Desgarradoramente hermoso. A


medida que

el viento se deslizaba cuidadosamente por su cabello, la veía a ella con tal


tormento.

Ella se sentía atravesada por su mirada, como si la hubiera apuñalado con


un arma,

con su evidente agitación.

Ani ohev otach, tzel8, le decía en sus sueños. Te amo, Shadow. Pero no
puedo

tenerte. Sabes eso.


¿Porque me tientas?

¿Porque hacer alarde de lo que anhelo, sin embargo es prohibido poseer?

131

Su pena sobre su dolor le constreñía sus pulmones y creaba un dolor tan

abrumador que la saco del sueño muerto. Se levantó, ya despierta, para


encontrar

lagrimas mojando su cara y la almohada y los restos en simpatía del dolor

retorciéndose en su estómago.

Él había estado hablando con ella, como si ella fuera la fuente de su


agonía, pero

no podía imaginarse haciendo nada para provocar esa mirada en su rostro.


Moriría

antes de herirlo tan profundamente.

Paso el resto de la noche sola en su suite del Belladonna, se sentía tan


desolada

como cuando hablo con Adrián en su teléfono hacia cuatro días antes. El
impulso

de llamarlo de nuevo estaba convirtiéndose en demasiado fuerte para


resistir.

Estaba preocupada por él y lo extrañaba más de lo que debería.

Contuvo el aliento fuertemente, luchando a través de un torrente de

sentimientos posesivos a los que no tenía derecho. Había vivido su vida


entera
luchando por encontrar un lugar ella misma, en el exterior, en busca de la
"gente

norma!', pero le había tomado solo un par de días para conseguir de manera

irrevocable.

Forzándose por sí misma a aclimatarse duramente, preguntándose si


Adrián, se

sentía igual de mal, a la deriva, eso lo hacía aún más difícil. Lindsay pulso
el botón

del remarcado en su teléfono y se lo llevo al oído. Él lo tomo casi al


instante.

—Lindsay- ¿está todo bien? — El nudo en su estómago se relajó con el


sonido de

su cálida y confidente voz.

—Te llamo para preguntarte lo mismo.

—¿Preguntarme.?— su voz se desvaneció. —Yo.

—¿Adrián? ¿Estás bien?

—Lo siento. Aún estoy tratando de acostumbrarme a esa pregunta. Ha sido


un

par de días difíciles, pero pronto terminaran.

El ritmo del corazón de Lindsay fallo. Él estaba reconociéndolo


suavemente, por

lo que tiraban juntos y al mando de sí mismo y de otros; podía ver lo fácil


que sería,

que el asumiera ese camino correcto.


¿Quién lo apoyaría, cuando su carga lo cansara? Phinels se había ido, ¿no
tenía

a nadie?

Le había dado una oportunidad para mantener su privacidad. Si ella pudiera

regresarle el favor, si confiara en ella lo suficiente para hacerlo, ella le


consideraría

un honor.

—No suenas feliz por eso.

—Alguien que me importa, está herido y quizás le tenga que infringir más
dolor a

ella, antes de que todo este dicho y hecho—. Los celos clavaron sus garras
en ella,

una respuesta tan ajena y desagradable que la inquieto profundamente.

—Lo siento. Desearía poder hacer algo.

132

—Con solo escuchar tu voz y saber qué piensas en mí es suficiente—.


Lindsay

sintió un

arrebato de orgullo fiero, podía continuar siendo una fuente de confort para
él, a

pesar de todo lo que se interponía entre ellos.

—Tuve un sueño la otra noche.

—¿Lo hiciste? — su voz tomo un seductor tono de suavidad.


—¿Me lo contaras?

—Me pedias que te dejara solo. Que parara de tentarte—. Suspiro


pesadamente,

se dejó caer sobre la mesa.

—Y alguna parte horrible de mí, no me importaba que te hiciera daño,


haciendo

que me quisieras. Era casi vertiginoso, sobre tu angustia. Me hacía sentir


poderosa

por tener control sobre ti-costara lo que costara—. El exhalo lentamente.

—El sueño te perturba.

—¡Maldita sea, claro que lo hace! Odiaría que pudiera pensar de esa
manera en

cualquier momento. No me siento de esa manera. No lo hare.

—Lindsay—. El hiso una pausa. —Sé que no lo harás. Fue solo un sueño.

—Lo que significa que en algún lugar de mi subconsciente ese


pensamiento

existe—.

Ella paso una mano por sus rizos.

—Y no quiero ser esa persona, Adrián. No quiero herirte, pero mírame. Ni

siquiera puedo irme unos días sin estar llamándote, a pesar, de que sé que

necesitamos mantener una distancia profesional entre nosotros.

—Tú no eres esa persona—. La nota brusca de vehemencia en su tono de


voz le
tomo a ella por sorpresa.

—Así como yo, no soy el Adrián de tus sueños. En todo caso, los papeles
de tu

sueño están invertidos. Me has dicho, que te deje ir y yo no lo hare. Sé que


me

quieres y voy a explotar tu deseo al máximo-te quiero tan malamente. Que


cada día

que pasa, con cada conversación que tenemos, te quiero más. Quema en mí,

Lindsay. Me duele por ti.

—Adrián— sus ojos se cerraron con un suspiro. —Siento mucho que nos

conociéramos.

—No, no lo hagas. Lo único que lamento es que hay riesgos involucrados.


Debería correr mientras pueda.

Ella se había mudado muy lejos de su padre por la misma razón, porque
sabía

que era demasiado peligrosa para él, para poder estar cerca. Nunca se
perdonaría,

así misma, si algo le sucediera a el porque ella cazaba, solo que ella nunca
lo

olvidaría, si Adrián pagaba el precio por estar con ella.

133

—Te encontraría—, dijo sombríamente. —Donde quiera que vayas, aunque


te
ocultes…te encontraría—. Llamaron a la puerta de al lado, rudamente
regreso al

aquí y ahora.

—Debo dejarte.

—Te veré pronto, Neshamá. Mantente alejada de los problemas hasta


entonces.

—No te preocupes. Eres todo el problema que puedo manejar por ahora—.
Colgó y

entonces grito.

—Adelante, El

Elijah entro. Su cabello estaba húmedo de la ducha y peinado hacia atrás en


su

cabeza.

Estaba vestido con sus habituales jeans loose y camiseta y su mirada


rastrillaba

la sala como siempre lo hacía cuando entraba. El hombre era un guerrero


hasta la

medula.

—¿Estas hambriento? — le pregunto, aunque ella ya sabía la respuesta


realmente.

El hombre comía como un—lobo. —Muerto de hambre.

—¿Podemos por favor no tener servicio al cuarto de nuevo? Necesito salir


de este

hotel. ¿No puede ser tan peligroso ir al Denny 's que está en la esquina?
—Hmm…— el vio por las ventanas a las nubes, día soleado. —Está bien.
Lleva tu

bol sa de trucos.

—Me apena que estés pegado conmigo, pero me alegro que estés aquí.

Ella adoraba a Elijah, a pesar del hecho de que él era un recordatorio


constante

de Adrián y la vida que ella podría tener compartida con el Ángel, si


solamente

fueran amigos y no locos con el deseo por mucho más. Después de perder a
su

madre, no podía soportar perder a nadie más que ella amaba y debido a que
cazaba,

su vida era demasiado peligrosa para comprometerse con otra persona.

No sería justo para nadie. Pero Adrián era especial. El participaba en la


vida

como ella lo hacía y le molestaba que no pudiera ni siquiera intentar tener


una

relación con él.

Después de todas las veces que ella había deseado a alguien, quien pudiera

entender y conocer lo que ella cazaba, finalmente lo había encontrado-solo


para

descubrir que nunca podrían estar juntos. Incluso el viento parecía


murmurar y

llorar esa injusticia, gritándole en voz baja en cada momento en que podía.
—Este es un buen lugar para mí—, dijo Elijah. Rodando sus hombros hacia
atrás

como si sus músculos estuvieran demasiado apretados.

—Estas enfadado.

—Sí, pero tengo que mantener un perfil bajo ahora mismo—. Ella hiso una

mueca. —¿Por mi culpa? ¿Porque te saque de tu trabajo?

—No—. El exhalo audiblemente. —Yo solía ser un miembro del Pack del
Lago

Navajo. Luego me enviaron con Adrián a observación. Ahora por lo menos,


no soy

134

observado, es más probable, que se olviden que soy cualquier problema en


absoluto.

Yo no soy ningún tipo problemático.

Él estaba estoico, demasiado honorable. Llevaba sus compromisos en


serio,

como lo demostraba el hecho de que había estado en un avión para ir con


ella a

pesar de estar aterrado por volar.

—Pienso que no lo soy.

—Hmm.vamos a algún lugar para comer y me cuentas sobre eso.

—Yo voy por la comida, no para hablar—. Ella le lanzo una mirada
irónica.
—Después de casi una semana en mi compañía, ¿todavía no te das cuenta
cuan

resuelta

soy? — Elijah dio un suspiro largo de sufrimiento e hiso un gesto hacia la


puerta.

—Vale la pena tratar.

***

Lindsay consiguió hacer que Elijah cortara camino después de dos


completas

filas de panqueques y fácilmente-seis huevos, antes de que lo presionara


para tener

más información.

—Entonces ¿porque la gente piensa que eres un alborotador? — El dejo


caer un

poco de mantequilla en sus papitas fritas.

—Yo dije que estaba siendo observado, no que era un problemático.

—Ok entonces—. Ella empujo a un lado los restos de su desayuno. —


¿Porque

estas siendo observado? — Él se empujó un bocado masivo de patatas en la


boca.

Después de masticar y tragar, dijo:

—Hay algunos que piensan que tengo rasgos de Alpha.

—Alpha. ¿Cómo el perro de hasta arriba? ¿El rey de la colina? ¿El maestro
de
todas las encuestas? — ella asintió.

—Totalmente—. El hiso una pausa con su boca llena a medio camino entre
el

plato y sus labios. —No estas ayudando.

—¿Qué? — ella se echó atrás en el respaldo. —¿Que está mal con eso? es
mejor

que ser un macho beta seguro. ^^uiero decir, ellos tiene su uso y todo. Pero

realmente, las mujeres más sexys, nos gustan los fornidos Alpha. Nosotros

tomamos esa carga, no buscamos la mierda-del chico con mala vibra.

Realmente hay un número de nosotros que lo hace, del cual estoy seguro
que has

notado en el curso de tus setenta y tantos años de edad—. Elijah exhalo de


una

forma que transmitía su paciencia infinita.

—Mujeres a un lado—, dijo secamente, —no es bueno mostrar rasgos de


Alpha

cuando eres un Lycan.

—¿porque no? — La vio fijamente por un largo momento, como


debatiéndose

que decir o si debía decirlo todo en absoluto.

135

—Los centinelas se supone que son los únicos Alpha. Los Lycans,
recurrimos a
ellos como nuestros guías, no ellos a nosotros.

La gravedad de su voz la puso seria. Lindsay espero hasta que la camarera


tomo

su taza de café y se movió a otra mesa, entonces pregunto,

—¿Qué pasa si deciden que tú eres un Lycan Alpha?

—Seré separado de los otros y—no lo sé. Los Alphas no se presentan muy
a

menudo, así que no sé, qué les pasa. He oído rumores que son
guardadosjuntos y

son usados en lugares para interrogatorios, pero francamente, no veo como


pueda

funcionar eso. No se puede poner un montón de Alphasjuntos y esperar que


ellos se

porten bien. pero tal vez ese es el punto- haciendo que nos matemos unos a
los

otros, por lo que los centinelas no se ensucian las manos.

—No puedo creer que Adrián pueda tolerar eso.

—Después de trabajar con él, no estoy seguro de que sea plenamente


consciente

de cómo funciona el sistema Lycan.

El tomo la parte superior de un muffin inglés y le puso una gran cantidad


de

mantequilla alrededor.

—Siempre está en las trincheras, más que cualquier otro centinela que
haya visto.

Él siempre está cazando. No había ido a casa desde hacía dos semanas
cuando te

vimos en Phoenix. Habíamos sacado una granuja Minion tan solo unas
horas antes

de que te cruzaras con nosotros.

—Había estado lejos de casa desde hacía días—. Elijah abrió dos paquetes
de

mermelada y se la unto a su muffin.

—Sí. La caza es todo para lo que él vive. Ese es su destino—. Ella soltó el
aliento.

Ese era también su destino. El único camino que ella conocía.

—Ok, tu pensarías que es una locura, pero. ¿qué hay acerca de entrar en el

negocio conmigo? ¿Un caza recompensas tal vez? ¿Investigaciones


privadas?

Todavía estarías cazando. Además, tengo una cuenta pendiente en la que


realmente

podría usar tu ayuda. Ambos sabemos que necesitamos a alguien para que
sea la

voz de la razón.

Él se detuvo de masticar y la vio fijamente y luego tomo medio vaso de


jugo de

naranja.

—¿Piensas que yo solo me puedo salir?


—Hey yo tendría que renunciar a mi trabajo, también.

—La única manera de salir de trabajar con un centinela es la muerte—. El


pulso

de

Lindsay tartamudeo.

—¿Que estás diciendo? ¿Ustedes son prisioneros? ¿Esclavos? —El siguió

comiendo. Después que trago, dijo: —Creo que voy a traer a otro Lycan a
bordo.

—Está bien, ignora la gran pregunta. Voy a ser un gusano en ti de vez en


cuando.

En cuanto a otro Lycan, has lo qué creas que es mejor. Confió en ti. ¿No
creo que se

136

trate de una mujer.? Me sentiría mejor por ti, teniendo que hacer de mi
niñera, si

tienes a alguna diversión cuando lo haces.

Sus ojos verdes brillaron con una sonrisa. Al darse cuenta que se sonrojaba,
ella

gimió.

—Eso me salió mal.

—No, no es una mujer. Solo alguien que podría servirle un poco un tiempo
lejos,

también.
—¿Es un, Alpha? — Elijah sacudió la cabeza. —No lo es. Gracias a Dios.

Más que nada lo dijo, como si fuera un alivio en su voz, la que le dio
escalofríos a

Lindsay.

Adrián salió de Yellowstone dentro de Gardiner Montana, justo después


del

atardecer. Había localizado a Helena y Mark en la mañana, entonces a

continuación contuvo a Damien y a Jasón hasta la noche, dando a los dos


amantes,

un día, juntos. Fue una concesión que los Centinelas obedecieron sin
preguntar

pero no lo podían entender.

La esencia del amor mortal, era desconocida para ellos. No comprendían el


dolor

desesperado, el anhelo doloroso, o la pureza de la alegría que siente un


mortal al

encontrar a su otra alma gemela. Adrián conocía esos extremos demasiado


bien,

pero esta vez con Lindsay era una novedad en muchos aspectos. No podía

detenerse de pensar en ella, no podía parar de comparar su encarnación con


las

Estaba acostumbrado a comenzar a partir de cero, pero siempre había


ciertas

constantes que él había llegado a esperar. Lindsay se desvió del patrón a tal
grado
que, no podía encontrar los pocos marcadores con las anteriores
asignaciones.

Todo era nuevo y desconocido. Estaba acostumbrado a comenzar. Y estaba


cautivo

por las emociones mercuriales que despertaba en él.

—¿Que va a hacer, capitán? — Damien le pregunto cuando entraron en la

pequeña ciudad a pie.

—Hice arreglos para el Lycan para que se una al pack Hokkaido.

—Sigo pensando que debería deshacerse de él—, dijo Jasón. —Si alguna
vez hubo

un tiempo para hacer ejemplo a los Lycans, es esta. Cuando se escapó—


Adrián lo

interrumpió con su mirada.

—Nadie se escapó.

Él había seguido a Helena y otro Lycan de su guardia, poniéndola al día, en

mitad del camino a Cedar City en la ruta al Pack del Lago Navajo. Su
destino

mostraba la fuerza de los instintos de preservación por sí mismos. Dándole


la

oportunidad de huir mientras los centinelas estaban distraídos por la


deserción de

Helena, ella opto por dirigirse cerca del Pack.

Sin vacilación, ella había acordado no hablar de Marc y Helena de nuevo el


resto
de su vida. Por su realdad y sentido común, Adrián le ofreció trasladarlo a
su pack,

una promoción que ella rápidamente había aceptado. Él había aprendido


hace

137

mucho tiempo que el refuerzo positivo era mucho mejor motivando que el
miedo y

la intimidación.

—Una vez que Mark este en Japón y Helena en Anaheim—, el continuaba

tranquilamente, —nos olvidaremos de estos últimos cuatro días. Ninguno


de

nosotros quiere hacer frente a lo que sucedería de lo contrario.

Un amorío entre un Lycan y un Centinela. Los dos corriendo juntos. Las

consecuencias de esa elección. Todo eso sería una bomba de tiempo,


dándole

munición a los descontentos. Con la reciente oleada de ataques de


vampiros y la

infección que había presenciado en Arizona y Utah, no podía arriesgar un


malestar

entre las filas de los Centinelas ahora.

El balance que había conservado por tanto tiempo se desmoronaba a su

alrededor. Si el perdía el control de los Centinelas, nada podría salvar al


mundo del

caos que se produciría. Debido a la necesidad apremiante de mantener el


secreto,

llevo a cabo la caza enteramente hasta el momento, sin ningún tipo de


tecnología

de ayuda, no podía correr el riesgo de dejar un rastro mediante el recurso


de uso de

aeronáuticas Mitchell.

Sería capaz de realizar un seguimiento del carro de alquiler de Helena, vía


GPS,

eso hubiera recortado el tiempo de búsqueda pero no tenían ningún apuro.

Ofreciéndole a ella unos pocos días, de lo que sea de felicidad, que pudiera

encontrar, estaba dándoles una pequeña concesión y eso era lo único que
podía

hacer el. Ella estaba ausente sin permiso, en la más volátil situación.

—Tú y helena no pueden ser los únicos que tienen datos de cómo es esto
—,

Jasón

dijo. —No.

Todo parecía estar llegando a su cabeza una vez. O quizás sentía de esa
manera

porque él estaba conmocionado por la decisión de Lindsay de dejarlo. Ella


estaba

siendo desinteresada por él. Tenía que tratar de ser lo mismo para ella.

—No puedes sorprenderte—, fue Jasón. —Estaremos en esta misión para


siempre.

—Solo estoy sorprendido de que tomara tanto tiempo.

Adrián vio a Damien, quien levanto los hombros en un gesto brusco que no

confirmaba ni negaba su opinión en apoyo.

—pero, ¿cuáles eran las alternativas? ¿Incumplimiento del deber? ¿La


pérdida

de nuestras alas? ¿Aprovecharnos de los mortales, por los cuales fuimos


creados

para proteger? ¿Quién coño quiere vivir esa vida? — Damien exhalo con
dureza.

—Habría que preguntarles a los Fallen sobre eso.

Caminaron a través de Gardiner, un poco más allá de las cabañas de renta


que

Helena usaba para atrincherarse. Adrián había la había sobrevolado por el


aire

durante la noche. Y siguieron a su Lycan, a través de las carreteras


secundarias

sinuosas y las pequeñas ciudades por las que habían viajado hasta cerca del

amanecer.

138

Metió las manos en su bolsillo, envolvió su mano alrededor del teléfono


celular.

Le hubiera gustado poder hablar con Lindsay ahora. Su corazón mortal de


Lindsay,
no entendería porque, el separaría a los amantes, pero ese corazón sabía
que lo

mataría el que lo hiciera.

Ella no lo vería con simpatía y compasión como una debilidad. Incluso si


ella se

oponía a la acciones que él se veía forzado a tomar, lo calmaría, el solo


escuchar su

voz y razonamiento sin adornos, fortaleciéndolo por el dolor que estaba a


punto de

infligir a un amiga que él amaba.

Cuando su teléfono vibro con una llamada entrante, su control se apretó en

sorpresa. Detuvo su paso, si Lindsay se había sentido realmente obligada a


llamarlo

por la fuerza de su deseo, era bueno que lo hiciera. El identificador de


llamadas le

dio la respuesta.

—podría ser que tengamos un problema—, Oliver dijo sin preámbulos.

Adrián se detuvo. Oliver nunca etiquetaba nada con un problema, a menos


que

fuera un problema muy grande.

—¿Qué es?

—Acabo de hablar con Aarón. Fue a Louisiana para cazar unos minions
que

estábamos siguiendo. Fueron emboscados por Vash y dos de sus capitanes.


Aarón

está herido, lo suficiente como para ponerlo fuera de servicio por un


tiempo. No

tiene ni idea, de que paso a sus Lycans, mientras estaba regenerándose. Ha


estado

buscándolos por tres días.

Vio a Jasón y Damien, quienes podían oír fácilmente lo que se estaba

discutiendo, Adrián vio la desesperación que sentía, reflejada en sus


rostros.

Demasiado.

Demasiado rápido. Como fich as de domino, tod o estaba cayendo


rápidamente,

en una sucesión imparable.

—¿Enviaste un equipo para recuperarlos? — Adrián pregunto.

—Sí. Pero después de lo Phineas y tu ataque, pensé que deberías saber que
fue de

los Lycans que Vash buscaba.

—Es posible que ellos sean los responsables de la muerte de Ch arrón? —


Pensé

en eso. Demasiadojóvenes, dos de ellos. —Mantenme informado.

Termino la llamada, Adrián comenzó de nuevo a caminar hacia adelante,

impulsado por la necesidad de regresar a casa, donde podría reagruparse y


tomar la
ofensiva. Podía solamente esperar que recopilaran toda la información que
había

obtenido la última semana, para poder entender que carajos estaba pasando
y

porque todo se estaba yendo a la mierda en cuestión de días.

—Vamos a hacer esto—, dijo a Jasón y Damien. Cuando se acercaron a la


cabaña,

libero sus alas. El olor metálico se burlaba en su nariz, fue


instantáneamente

reconocible. No había luz brillando en la unidad, intensifico el presagio de


Adrián.

139

Corrió la distancia final a la puerta, quitando la cerradura con el


pensamiento

antes de alcanzarla. El hedor a sangre coagulada lo golpeo con fuerza


haciéndolo

retroceder un paso. Encendió las luces a su voluntad, a pesar de que no


necesitaba

iluminación para ver.

Con una maldición, desvió la mirada de la carnicería más horripilante, bajo


su

severa mirada, del parpadeo fluorescente de la luz. Jasón entro en la cabaña


y se

congelo.

—Que mejodan—, abrió la boca, antes de girar y tropezar con la puerta.


Damien

entro a su lado. Su inhalación aguda traiciono su consternación y


conmoción,

pero permaneció al lado de Adrián, su mirada contemplaba alrededor de la


sala,

mientras asumía la totalidad del cuadro trágico que tenían adelante.

Sabía que necesitaba proveer fuerza a los dos Centinelas, Adrián llevo
ambas

manos a su cara y hecho los hombros atrás. Y volvió su cabeza hacia


delante de

nuevo, respirando por su boca.

La visón de un ala tendida en el suelo era borrosa, por las lágrimas en su


rostro,

luego se aclaró. Las otras alas estaban esparcidas sobre la habitación como
si

hubieran sido tiradas como basura.

Una colgaba del extremo de la cama, con un suave rosa y gris ahora sus
plumas

estaban manchadas de sangre. Habían sido desgarradas de la espalda de


Helena,

dejando dos filas de tres tocones que sobresalían de su columna vertebral.

La Centinela estaba caída en posición boca arriba en la cama, sus ojos


ciegos

viendo hacia la cama, sus cabellos de oro pegados en las mejillas y a la


espalda, por
el sudor y la sangre seca.

Su Lycan estaba tirado en el suelo, al pie de la cama. Dos pinchazos sin


cerrar en

el cuello explicaban la palidez enfermiza del blanco de su piel. Adrián


dudaba que

hubiera una gota de sangre en el cuerpo de Mark.

—Esto es el infierno—, dijo con voz ronca, conmovido hasta el alma por
los

despojos-la maldad-estaba en todo. Damien lo volteo a ver.

—¿Porque no funciono?

—¿Porque tendría que hacerlo? Ella no fue castigada. Sus alas fueron
tomadas

por su amante Lycan, no por un Centinela. El fue mordido por un.

Adrián se acercó al cuerpo de Helena y subió su labio superior hacia arriba.


Se

quedó mirando por un momento.

—Los caninos de Helena no están alargados. —Quizás se retrajeron cuando


ella

no cayó completamente.

La mirada de Adrián se levantó hacia el cielo, un dolor corrosivo quemaba


por

sus venas. Sus dedos, tocaron a través del alguna vez glorioso cabello de
Helena.

Ella había sido más que una amiga. Era la prueba de que el fracaso no era
inevitable, que era muy posible, si ellos fueran lo suficientemente fuertes
para

servir en su misión sin perder la fe en el proceso.

140

Ahora que la esperanza estaba perdida, debilitándose en una agonizante


muerte,

junto con un Serafín, cuyo corazón había sido tan puro, que solo el amor lo
podía

destruir. Por primera vez, pensó que tal vez los centinelas, no deberían ser

probados tanto como sirvió, cuando los sujetos de prueba, su amiga


Helena, para

responder su pregunta:

¿Fue la caída de los Fallen vigilantes, inevitable?

— Tiene razón capitán—, Jasón dijo, permaneciendo en el porche. —Esto


no

puede salir de aquí—. Damien tenía una mano temblorosa en su cabello


oscuro.

—Tenemos que limpiar este lugar.

Sus manos cayeron a sus costados, Adrián continuaba evaluando el daño.


Más de

dos vidas se habían perdido aquí. Un Serafín se había mutilado


voluntariamente,

así mismo, en un intento de caer o ser Fallen.

Entonces ella había tratado de convertir a su Lycan. Si hubieran tenido


éxito,

ellos serían ambos, vampiros ahora- una nueva clase de vampiros. Y abrían
abierto

la puerta a que otros trataran de hacer lo mismo. El mero conocimiento de


lo que

habían hecho, tenía un inmensurable poder.

—Algo salió mal aquí—, Adrián pensó en voz alta. —Tal vez el ingerir
sangre de

Lycan, afecto que cayera o se convirtiera en Fallen. Tal vez él podría haber
pod ido

sobrevivir y cambiar si ella lo hubiera alimentado antes con su sangre. O


tal vez no

hab íl manera de que tuvieran éxito. No podemos saberlo a menos que sea

intentado de nuevo. Quizás una y otra vez.

Cualesquiera que sean las posibilidades de este acto desesperado podrían

inspirar a los otros, que deben morir así, como ellos.

A pesar de que hablaba como si pudiera ser contenido, Adrián sabía que la
idea

permanecería en estado latente, esperando por otra mente fértil que la


concibiera.

Él lo sabía, porque la idea había sido suya, desde hace mucho tiempo. Y de
nuevo,

hace poco, no mucho tiempo.

Capítulo 16
Traducción y corrección: Mayte 008

—Ella está en Anaheim

Torque, protegió sus ojos contra el brillo de la luz de los faros de un auto

estacionado enfrente de su habitación de un motel en la planta baja.

—Pero Adrián se ha ido desde hace casi un mes, salvo una visita de ella,
hace

más de una semana cuando se les vio salir.

—No puede ser Shadoe entonces—, dijo Syre con un suspiro de pesar.

—No puedo decirlo a ciencia cierta, ella tiene un guardia Lycan. Si sale del
hotel

por alguna razón-que es raro que lo haga-él está con ella. Es posible que
Adrián

simplemente no quiera ponerla en riesgo mientras que el, está cazando.

—¿La dejo con un guardia? ¿Lejos de Punta Ángel?

141

—Está trabajando con Ranguel y vive en su propiedad. No necesita una


gran

protección cuando está bajo el ala de un arcángel.

Syre exhalo con dureza. Torque frunció el ceño al escuchar el ruido,


escucho una

gran inquietud y frustración en él. No es lo que hubiera esperado de su


padre,

mientras se discutía la posible reencarnación de Shadoe.


—¿Que está mal? ¿Qué es lo que no quieres decirme?

—¿Recuerdas lo que dijo acerca de Nikki? ¿A cerca de su apariencia y

comportamiento?

—Piensas que olvido las mentiras de mierda que dijo.

—Torque.— otra pesada pausa. —He recibido dos reportes de casos


similares.

Estos provenían de nuestras propias filas.

—¿Casos de qué?

—Enfermedad. Infección. ¿No has escuchado nada?

—No. Pero la cábala se maneja discretamente por eso tiene éxito. Ellos se

mantienen a sí mismos y están enfocados observando Punta Ángel.

19

Los espías de la cábala de Torque, eran conocidos como el Kage se


componía en

su mayor parte de minions de su confianza, estos tomaban órdenes sin


discutir y

sobretodo respetaban que él era hijo de Syre.

—De ¿qué tipo de infección estamos habla ndo?

—Agresión sin raciocinio, sed sin sentido. La descripción de Adrián, en la


forma

que tenía Nikki espuma en la boca y los ojos inyectados en sangre han sido

corroborados—. Torque se sentó en el borde de la cama, su latido del


corazón

estaba al rojo vivo.

—Nikki solamente había desaparecido hacia dos días.

El, su padre, se sentaba en su desgastada y confortable silla de su


escritorio,

aunque era cómoda, crujía más en el auricular del celular.

—Si no es posible para ti definitivamente establecer la identidad de la


mujer en

el fin de semana, quiero que vuelvas a casa. Dependiendo de cuan extensa


este la

enfermedad, podríamos estar ante una guerra inminente con los Centinelas.

Necesitamos estar preparados.

Una joven familia de turistas caminaban por enfrente de la ventana de


Torque

riendo y charlando con poca preocupación aun a pesar de lo tarde que era.
El giro

la cabeza lejos de la simple felicidad, que nunca podría conocer y miro el


reloj de la

mesilla de noche.

—pienso que es más importante, que encuentre quien esta mujer. piensa en
esto,

papa. ¿Qué pasa si Adrián, está detrás de esto que, está pasando? ¿Y si está

deliberadamente poniendo estos ataques para darle una excusa para que
venga
sobre ti? podría tener sentido, si la rubia es Shadoe.

142

—¿Es rubia?

El dolor en la voz de su padre, helo la sangre de Torque. Si la mujer era su

hermana, ellos estaban muy lejos de parecer gemelos como era debido.

—Sí. Y yo estoy impaciente con mi ca bello, lo estoy poniendo rubio


ahora. ¿Qué

irónico es esto? Tengo una entrevista de trabajo con ella mañana y vamos a
ver qué

pasa. Es por eso que pregunte si me enviarías sangre de Fallen para mí.
Tengo que

salir a plena luz del d ía.

—Sí. ¡Ya la tengo!

—Vashti debe estar ahí dentro de poco, por si necesitas más. Estaré
esperando

escuchar los reportes de los dos—. Torque estaba cansado de esperar.

—Voy a estar en contacto en cuanto pueda. Mientras tanto piensa en la

posibilidad de que Adrián este orquestando estos ataques y la enfermedad.

—El no iría hasta el punto de matar a phineas. Se querían como hermanos.

—Cualquier persona seria sacrificable, papa, si estas lo suficientemente

desesperado. No puede ser una coincidencia que Vash este siguiendo al

secuestrador de Nikki hasta punto Angel. Mientras tu están investigando


los

reportes de Minion enfermos, ve si no hay reportes de vampiros


secuestrados.

Torque froto su mano sobre su cara, sintiéndose cansado e irritado por el


hedor

químico del tinte en su cabello.

—pienso que lo que tu estas escuchando son rumores cuidadosamente


plantados,

pero si hay algo de verdad en ellos y Adrián está involucrado, tiene que
estar

secuestrando vampiros para infectarlos. Y si es así, alguien por ahí tiene


gente

secuestrada y perdidos. Al igual que yo perdí a Nikki.

Su perdida lo estaba comiendo vivo. En el interior se sentía como si


estuviera

gritando al mundo a través de un vidrio contra el sonido.

—Te veré, pronto hijo. Como siempre, estoy muy agradecido por tu
consejo.

—Sí, bueno, me gustaría tener mejores cosas de las que hablar.

Lindsay miro el reloj. Tenía quince minutos antes de su próxima


entrevista. A

pesar de que sabía que no debía, llamo a Adrián. Solo colgó el teléfono
celular- con

una de las hojas de hierro que usaba para lanzar, que era su acompañante
principal-ella quería escuchar la voz de Adrián. Paso un momento e hiso
girar su

teléfono en el escritorio, entonces sonó. Cuando ella vio el nombre de


Adrián en el

identificador de llamadas, lo tomo como un rayo rápidamente.

—Hey—, respondió demasiado rápido. —Estaba pensando en ti.

—Lindsay—. El exhalo duramente. —Necesitaba escuchar tu voz—. Su


sonrisa se

desvaneció instantáneamente.

—¿Que está mal?

—Todo. Yo. perdí un Centinela ayer por la noche.

143

—Adrián—. Ella se hundió de nuevo en la silla de su escritorio, conocía la

seriedad con que él tomaba sus compromisos, su misión y a sus Centinelas.


—Lo

siento. ¿Quieres hablar de ello?

—Ella se lo hiso así misma. La puse en una posición donde sentía que
debería

tomar un riesgo fatal, era su única opción para ser feliz y lo pago con su
vida.

—Ella tuvo la opción—, Lindsay sostuvo. —No es tu culpa que ella


hubiera

escogido lo que hiso—. El respiro suavemente en el teléfono.


—¿Tú crees en predicar con el ejemplo?

—Sí.

—Entonces tengo algo de culpa. Y la verdad, la envidio por su fuerza de


voluntad.

Me he enfrentado con la elección que ella hiso. Yo no.no- tuve el coraje


para hacer

lo que ella hiso—. La firmeza en su voz era más alarmante que si hubiera
sonado

notablemente molesto.

Ella está muerta, eso no es tener valor, es una locura. Tienes que regresar a
casa.

Has estado lejos mucho tiempo, estás cansado. Necesitas un descanso.

—Te necesito.

Su mano libre se enrosco alrededor del brazo de la silla. Ella no podía


esperar ser

el amigo que el necesitaba. Así que no podía detener de esperar, hablar con
él

acerca de su nuevo trabajo, sus armas, su día-cualquier cosa y de todo.


Porque él ya

la tenía. Y ella estaba bastante segura de que, sentía de esa manera, acerca
de que

regresara.

—Tú sabes dónde estoy.

Él dijo adiós y ella colgó, su corazón estaba pesado de preocupación. Los


sueños

que tenía sobre el cada noche, le impedían conectarse a él. Sentía como si
lo

estuviera viendo todos los días, como si no hubieran estado separados


desde que

ella dejo las Vegas. La noche que ella había soñado con ellos, haciendo el
amor en

un carruaje tirado por caballos. Habían estado disfrazados.

Algo histórico, como lo había visto en películas adaptadas de historias de


Jane

Austen. Había subido a su regazo, se subió sus enaguas, mientras él se

desabrochaba unos calzones de época. Cuando ella envolvió su rígida


longitud

dentro de ella, él le tomo la cara entre las manos y la beso, despeinando su


lago

cabello y los mechones de su cabello oscuro.

Agarro sus caderas y la empujo hacia arriba con apenas contenida


ferocidad,

llevándola hacia el orgasmo con una sola determinación. Los ojos de


Adrián

brillaban con rayas, con esa flama azul sobrenatural.

—An> ohev otach, Tzel" 20 —. Te amo, Shadow.

Lindsay se asustó por comprender un idioma que no conocía. Estaba


confundida
por ambos, las grandes diferencias de cada sueño-localidades exóticas y un

espectro infinito de prendas de vestir de todos los tiempos y las similitudes

repetitivas. Adrián estaba siempre con ella. Él siempre estaba enamorado


de ella y

ella era siempre insaciable.

144

Su tiempo juntos, siempre se vio estropeado por un sentido de


desesperación y

su determinación por la avidez de vencerlo sin importar el costo. Ella


siempre fue

una mujer que amaba a Adrián con un desprecio peligroso por las
consecuencias,

sin embargo ella nunca fue la misma mujer. Su apariencia, su cultura, su


lenguaje-

y el fondo que siempre era mutable.

Lindsay se enderezo, tomo una respiración profunda para aclarar su mente.


Ella

estaba cada vez más dispersa, cuanto más días pasaban. Más inquieta y sin
poder

concentrase. Necesitaba reanudar la caza. Hasta que hiciera las paces con
su

pasado, no tendría paz en el presente.

El teléfono de su escritorio sonó, avisando de que su próxima visita había


llegado.
Un momento después un guapo joven asiático apareció en el otro lado de
su vidrio

de la puerta del despacho. Entro con paso rápido y seguro.

—Buen día.

—Hola

Lindsay se paró y rápidamente miro su nombre en su credencial. Kent


Magnus.

Le gustaba como sonaba. Cuando se dieron la mano, lo sintió responder

inmediatamente a el-no era humano, pero tampoco hiso que su pelo se


pusiera de

punta.

Estaba vestido con unos pantalones sueltos de color caqui Dickies y una
camisa

de manga corta color negro. Su sonrisa era amplia y encantadora y cuando


se

dieron la mano su agarre era fuerte. Bueno o malo, no podría decirlo,


porque fue

golpeada con la sensación abrumadora de que ella ya lo había conocido y


hablado

con Kent antes.

—Tome asiento, Mr. Magnus. por favor—. El espero a que ella se sentara
antes.

—El Belladona es impresionante. ¿No es cierto?

Un hecho que hiso el descontento de Lindsay, solo más molesto. Su trabajo


era

fabuloso, solo había- una oportunidad-de estas-una vez en -la vida y ella no
lo

estaba apreciando en la forma en que debería de ser.

—Está solicitando el puesto de auditor de la noche. —Sí, es correcto.

—Tengo que decir que esta sobre calificado. —¿Espero que esta situación
tenga

cabida como ventaja—?

Lindsay se agarró de los brazos. La fuerte sensación de deja vu de su


presencia,

hacía que sintiera que se inclinaba la habitación. La dirección previa de el


en la

solicitud, indicaba Virginia, un estado en el que ella había conducido


muchas veces.

Era posible que ella se hubiera cruzado con él en alguna estación de gas o
cenar

en el mismo punto. Parpadeo a través de manchas negras que danzaban


delante de

sus ojos y luego hiso un esfuerzo por concentrarse para dejar que su
cerebro

funcionara a toda máquina.

Kent llevaba su cabello corto. Como el de ella, era del mismo largo por
todos

lados. Él tenía una gran constitución, amplios hombros y bíceps gruesos,


pero no
145

era tan grande como un Lycan. Hiso una nota mental para que Elijah le
hiciera una

clasificación a ella.

—Definitivamente tiene una ventaja por eso—, le aseguro. Me di cuenta de


que

es

nuevo en esta área. Confieso que estoy preocupada acerca de si decide


quedarse

o no. La costa oeste es muy diferente de la costa este.

—¿Ha viajado muy a menudo a la costa este?

—Me acabo de mudar de Carolina del Norte—. Incapaz de deshacerse de


su

mareo se puso de pie. —¿Gusta algo de agua?

Él, se puso de pie cuando ella lo hiso, mostrando la etiqueta que ella
esperaba en

los hombres, pero que había encontrado muy deficiente en la mayoría de


los

solicitantes que había visto en los últimos días.

—No, gracias. Así que usted y yo éramos prácticamente vecinos.

Sacando una botella de agua del servibar detrás de su escritorio, Lindsay se

sintió aliviada al sentirse menos desorientada al ponerse de pie. Ella tomo


un largo
trago y tomo nota del anillo de bodas. Un inhumano que estaba casado. Eso
hiso

que atára cabos.

—El horario es de las once de la noche hasta las siete de la mañana. Y los
días

son martes a sábado. ¿Eso podría ser un problema?

—No, en lo absoluto. Soy un búho nocturno.

—¿Tu esposa, también?

No era su intención entrometerse pero ella no quería entrenar a un auditor

nocturno solo para perderlo breve tiempo después. Todo el encanto y


humor

desaparecieron de su cara. Sus bellos ojos color ámbar revelaron una


profunda

tristeza.

—Acabo de perder a mi esposa, recientemente.

Su solicitud decía que el tenia veintiséis. Demasiado joven como para


haber

sufrido una pérdida. Por otra parte, tal vez tenía miles de años como
Adrián. O

incluso varias décadas como Elijah.

—Lo siento—. El asintió con un movimiento corto de cabeza. —Quiero


empezar

de nuevo, un nuevo lugar, con un nuevo trabajo que me mantenga ocupado


por la
noche. Si me contratas, te prometo que no te arrepentirás.

Lindsay

respiro

hondo,

sintiendo

simpatía

por

Kent

Magnus,

independientemente del tipo que el fuera. Ella sabía lo difícil que eran las
noches

cuando perdías a un ser querido. Era fácil mantenerse ocupados durante el


día,

pero la noche era cuando uno quedaba solo sin la familia y se sentaba en
una rutina

privada-a cenar, shows de TV favoritos y el ritual antes de acostarte. Su


confidencia

y su tranquila dignidad, dos rasgos que ella admiraba mucho y su


sinceridad

sugerían que el daría el cien por ciento de su mente en esto. También


reconoció la

posibilidad de que a ella le gustara el, porque era alguna cosa "otro",
porque había
amado y perdido a alguien, al igual que ella lo hiso. Al igual que Adrián lo
hiso. El

146

Ángel le había demostrado que cada criatura sobrenatural, no eran solo


malos, que

había variedad.

—¿Que tan pronto puedes empezar? — pregunto. Kent sonrió.

—Cuando usted diga. Estoy listo cuando me lo diga, Ms Gibson

—Llámame L'ndsay

En el momento en que Lindsay apareció en el amplio vestíbulo del


Belladona, la

estaba esperando Elijah, y supo que algo estaba mal. Era visible en la
posición de

sus hombros y la línea sombría de su boca. Él estaba paseando-merodeando


en

realidad, como una pantera agitada. Casi rasguñaba como- un lobo. Su


corazón dio

un vuelco a su estómago.

—¿Que está mal? ¿Es Adrián?

El negó con la cabeza, sus manos fueron a sus caderas. Un gruñido bajo
retumbo

en su pecho.

—¿Recuerdas ese amigo del que te hable? ¿Al que quería reasignar como
mi
pareja conmigo?

—Sí.

El salió de cacería en Louisiana justo antes de que nos fuéramos de Utah.


Me

acabo de enterar, que está perdido desde esta tarde.

—¿Estará bien? — Lindsay cruzo sus brazos con fuerza, sabiendo que
Adrián

estaba recibiendo golpes de izquierda a derecha y sufriendo por ellos.

—Esta medio muerto, me han dicho—. Su mirada era filosa cuando la vio.

Necesito que te quedes quieta. No salgas del hotel hasta que vuelva, o
alguien más

venga a verte.

—Quiero ir contigo, El. No quiero que vayas solo y sé que no quieres


dejarme

aquí. Si lo haces, estarás preocupado por mí y por tu amigo. Al mismo


tiempo.

—No quería pedírtelo—, dijo con voz ronca. —Micah está en Punto Ángel.

Su respiración se aceleró cuando recordó la mañana en que Adrián la llevo

volando sobre las colinas alrededor de su casa. Su cuerpo respondió a los


recuerdos

como si fuera a vivirlos de nuevo. El viento había estado tan feliz ese día,
le silbaba

con una alegría que ella raramente sentía en él. O quizás la alegría había
sido suya.

Abruptamente, los olores florales masivos de la decoración del hall de la


entrada

se convirtieron en empalagosos. El techo parecía acercarse a ella. Todo


acerca del

hotel sentía que la atrapaba. Ella no encajaba ahí. Cuando mucho ella
trataba y

daba su mejor tiro, pero ella- seguía siendo-una inadaptada en el mundo


"normal".

—Está bien—, le aseguro, tanto para ella misma, como para él. —Si
necesitas otra

razón para llevarme, te recordare que tengo que recoger mi maleta de todos
modos.

Es un buen momento para hacerlo—. Elijah asintió con la cabeza.

—¿Te quieres cambiar o necesitas tomar algo? —Si a ambos.

147

Quince minutos después, estaba sacando polvo en el Prius azul hibrido de


ella, el

cual se lo habían entregado el día anterior por servicio de transporte. Elijah


ocupo

todo el espacio en el vehículo, incluso en el asiento de pasajero el cual


podía echar

hacia atrás. Ella se sentía mal por los calambres de él, pero le gustaba su
carro. Le
había dicho a Adrián que no tenía aspiraciones de salvar el mundo pero
trataría de

no contaminar o drenar sus recursos naturales. Llegaron a la carretera.


Elijah

estaba excelente como copiloto, le decía a ella a tiempo para que pudiera
maniobrar

en los carriles.

—Estas nerviosa—, señalo, cuando ella se froto la humedad de sus palmas


contra

los pantalones-de nuevo.

—Estoy preocupada por todo lo malo que está ocurriendo, desde que
conocí a

Adrián y a ti. Es mucho más de lo usual, ¿no es cierto?

—Siempre estamos ocupados, pero definitivamente cada vez es más


intenso.

—Dios—. Exhalo apurada. —Estoy enferma sobre lo de Ad rán. Ha estado

perdiendo muchos amigos recientemente y no se da una oportunidad de


tener su

duelo correctamente con todo cayéndose a pedazos.

—Los mortales no se acoplan con tanta rapidez—. Ella le dirigió una


mirada

arqueada.

—No estoy segura de donde vino eso, pero tengo que discrepar. No has

escuchado hablar de —¿una sola noche? Algunos mortales, en pocos


minutos, se

encuentran con sus companeros de entre los demás.

—No son companeros, es como en una cogida—, corrigió secamente. —


Solo en

hermanarse como: en tomar una bala por ti.

—Me gustaría recibir una bal a por ti. Y ya que estas muy caliente, no
quieres

aparearte conmigo

—¿Estás loca, lo sabes? — Ella se encogió de hombros. —Y tú eres mi


amigo.

—¿Así que, eso harías?

El miro el perfil de ella por un largo tiempo y finalmente volvió su cabeza


para

mirar por la ventana del pasajero. Cuando subía por la colina de Punto
Ángel, el

teléfono de Lindsay sonó. Ella lo saco de donde lo había dejado caer y


respondió,

buscando el botón de CONTESTAR.

—Papa. ¿Cómo rayos estas?

—Extrañándote. Y tú, ¿cómo estás?

—Aguantando. La contratación del personal para la gran apertura y


tratando de

mantenerme fuera de problemas.


—¿Cómo esta Adrián? — Recordando el cansancio que había escuchado en
la voz

de Adrián. Suspiro y dijo: —Él está teniendo un mal momento.

—pero todavía estas con él. Eso es esperanzador. Lo de ustedes dos debe
ser

serio—

148

. Echando un vistazo a Elijah, Lindsay dijo la verdad, porque ella sabía que

ambos hombres tenían el mejor interés en su corazón.

—Actualmente, estoy frenándolo un poco.

—¿porque? — a diferencia de Adrián, Eddie Gibson revelaba cada


emoción en su

voz. El tono de decepción era inconfundible.

—Somos—incompatibles.

—¿Él dijo eso? — ahora su voz sonaba molesto.

—No—. Ella dijo a toda prisa. —Él quiere ir por todo. Yo solo veo
problemas a

futuro y es mejor que se enfríen las cosas ahora, antes de que se inviertan
los

papeles.

—Ya están invertidos, bebe—, el argumento. —O tú, no estarías preocupa


da por

los problemas en el futuro—. Los labios de ella se fruncieron.


—Hmmm—

—Tú has estado con los brazos extendidos toda la vida. Y yo estaba feliz
con eso

cuando eras más joven. Y más tarde pensé, que tus citas no valían la pena y
sería

tan fácil de córtalos. pero sin embargo, Adrián no es fácil, ¿verdad?

—papa, no puedes psicoanalizarme, o por lo menos guárdalo hasta que tú


lo

intentes de nuevo.

—Es mi llamada. Estoy hablándole a alguien para ir a cenar esta noche—.

Lindsay

apretó sus manos al volante. Por un momento, ella no podía decir lo que
sentía.

Eso no estaba bien. Estaba sorprendida-asustada-consternada-herida, feliz


y

excitada.

—¿Lindsay?

—Sí, papa—. Su voz era muy ronca. Se aclaró la garganta. —¿Quién es la

afortunada señorita?

—Un nuevo cliente que vino hoy. Y me pregunto, si podría cambiarle el


aceite.

—Ya me gusta. Ella obviamente es inteligente y tiene un gran gusto para


los
hombres—.

Él se echó a reír.

—¿Seguro que estas bien con esto? —Totalmente—, ella mintió.

—Estaría loca si no lo hiciera. Tú mejor, pasa un buen rato, también. Y usa


la

camisa y los pantalones que te di en tu cumpleaños.

—Ok, ok. Lo tengo. Vaya. Me divertiré. Y no me vestiré como un


holgazán. pero

tienes que hacer algo por mí-darle un tiro2' . Uno real—. Ella gimió.

—No entiendes.

—Escúchame—, le dijo su papa en su voz sin sentido.

149

—Adrián Mitchell es un gran chico. puede cuidar de sí mismo. Si el no ve


el

problema, no hagas uno. Te mereces ser feliz, Linds y no tener relaciones


riesgosas-

libres. Estoy sumergiendo mis pies en aguas nuevas en una cita de nuevo.
pero tú

nunca has saltado así, en lo absoluto. Creo que es hora de que des el gran
paso.

—Te quiero papa, pero tus metáforas me están matando.

—¡Ja! Te amo también, bebe. Se buena.

—Quiero el resumen mañana—, ella le advirtió.


—Como si la beso y te cuento. Te hablare más tarde.

Pulso el botón de TERMINAR, miro a Elijah, que la estaba contemplando.


Su

padre finalmente estaba volando por ahí. Ella pensó que sería feliz con eso.
En su

mayoría-lo estaba. Pero había una parte de ella- una parte ciertamente
infantil-que

sentía como si su padre dejara atrás a su mama. Algo que Lindsay aun no
podía

hacer.

—Eres muy cercana con tu padre—, señalo Elijah.

—Nosotros solo nos tenemos uno al otro, si eso puede tener sentido—.
Asintió y

dijo:

—Eso explica, porque Adrián, tiene Lycans de custodiándolo—. El pie de


ella se

levantó del acelerador.

—¿Qué? ¿Porque?

—Adrián asigno Lycans para vigilar a tu papa. No sabía porque. Ahora lo


sé. Lo h

ace por ti, porque tu padre es muy importante para ti.

—¿Cuando puso eso en marcha? —En las vegas.

Lindsay empujo con más fuerza el acelerador, pensando que sería mejor no
dejar
el volante por el momento.

—¿porque necesitaría guardias mi papa?

—Cualquier persona importante para él, está en riesgo de ser utilizado


contra el

mismo—. Al llegar a su padre, llegarían a ella, lo cual también lo haría con


Adrián.

—Si algo le pasara—No te preocupes—. Elijah le ofreció una sonrisa. —


Adrián me

pidió que eligiera el equipo y le sugerí los mejores del pack. Ellos lo
mantendrán a

salvo—. Ella sentía que podía haberlo besado por eso, si no hubiera estado

manejando.

—Gracias.

—No hay de qué. Debes agradecerle a Adrián, también.

—Si, dijo suavemente, con el corazón suavizado aún más—. La caída de


Adrián

no era preocupación inmediata; sino su propia caída era inminente.

—Debería. Lo hare, mierda, todo esto es un desastre.

—Sip—. Lo que le recordó que estaba manejando hacia Punta del Ángel.

—¿Sabes lo que le paso a tu amigo?

150

—Fue emboscado y dejado por muerto. Le tomo un par de días llegar hasta
la
carretera, donde fue encontrado.

—Jesús—, susurro. —¿Fueron vampiros? — que girara a la izquierda hacia

adelante.

—Desgraciados. Quiero matarlos a todos.

Elijah hiso un gesto brusco y le sugirió

A pesar de que Lindsay decía esas palabras, la profundidad del odio en


ellos le

sorprendió. Su vida había cambiado mucho en las últimas semanas. Los


vampiros

ahora estaban cazando a sus amigos y ellos eran responsables de hacerle


imposible

a ella, el tener algo con Adrián. No podía pensar una buena razón para que
ellos

existieran.

Eran como mosquitos o pulgas-repugnantes sin valor, parásitos


chupasangre,

que estarían en mejores condiciones si, se extinguían. Ella se acercó a la


verja de

hierro forjado-que protegía la mansión. El guardia hecho un vistazo a


Elijah y los

dejó entrar.

Era media tarde. El sol todavía estaba en lo alto del cielo, ofreciéndole a
ella un

vistazo a todos los que no había visto la vez anterior, que había conducido
a través

de la elegante puerta. Los lobos estaban alojados al otro lado de la


carretera,

manteniéndose ocultos a la vista del público.

Cuando llego a la cima, vio el paisaje que salpicaba la entrada. Así que
eran

muchos de ellos. Tan majestuosos e inminentemente peligrosos. Avanzo


por el

camino circular de la entrada y se estaciono. Trato de expulsar parte de su


tensión

con una sonora y rápida exhalación. Elijah estaba fuera del coche en un
rápido y

poderoso movimiento controlado, abriendo su puerta antes de que ella se


hubiera

quitado el cinturón de seguridad. Espero hasta que salió y luego señalo


hasta un

edificio de un gran hangar, ubicado sobre una colina cerca de media milla
de

distancia.

—Voy a estar ahí. puedes venir cuando hayas agarrado tus cosas, o
esperarme

aquí. Si me tardo más de una hora, te visare—. Lindsay lo cogió del brazo
antes de

que él se fuera y se alejara. El miro la mano de ella, la cual retiro


rápidamente.
—Lo siento. No quise poner mi esencia en ti. Yo solo -siento lo de tu
amigo,

Elijah—.

Su mirada se levantó a la suya y suavizo sus facciones. —Lo sé, se-como


eres.

Gracias.

—Si necesitas algo, estaré aquí para ti.

Ella le ofreció con una complaciente sonrisa y luego se dirigió hacia la


puerta

doble de la entrada. Acababa de levantar la mano para llamar, cuando la


puerta se

abrió.

—Ms. Gibson.

151

Un alto pelirrojo, lleno de músculos ocupo la puerta. Tenía el cabello


largo,

colgaba más allá de sus hombros, pero no había nada femenino en él. Le
recordó un

viejo guerrero vikingo, con cara triste y decidida—. Lindsay dudo.

—Hola. Solo necesito recuperar mis cosas, entonces me iré.

El, la vio por un momento, evaluando su trato. Le hiso un gesto para que
entrara.

Ella sabía que él era un Ángel. Todos los Centinelas tenían la misma flama
azul en
sus ojos, aunque solo los de Adrián emitían calor. Los Centinelas eran una
obra de

arte, en verdad. Era bastante intimidante, estar rodeada de decenas de seres

magníficos.

Desde que el pelirrojo se negó a decir nada más, Lindsay se dirigió hacia el

dormitorio que había utilizado cuando paso ahí la noche. Todo se veía de la
forma

en que lo había dejado-la cama estaba echa-y sus artículos de aseo estaban

perfectamente dispuestos en el contenedor del baño.

Cuando ella había caminado la primera vez en esa habitación, hacia casi
dos

semanas atrás, había esperado regresar de vuelta esa misma noche. La


pérdida de

lo que podría haber tenido, si ella hubiera juntado su mundo con el de


Adrián, le

apretó la garganta e hiso difícil de tragar.

En retrospectiva, los planes que había hecho de vivir en este suntuoso


espacio,

con su balcón desde donde podía ver a los Ángeles volar, con la salida del
sol y a su

propietario, que era la criatura más hermosa de la tierra, parecía absurdo.


Pero ella,

había tenido el sueño por un momento y lo echaba terriblemente de menos.

Lindsay miro hacia la cama mientras avanzaba a delante, recordando lo


que

había fantaseado con seducir a Adrián ahí. Su imaginación en ese sentido


era

especialmente viva, sin embargo, lejos de ser cruda y punzante estaba lejos
de como

en realidad había resultado ser.

—Tengo que salir de aquí

Murmuro, luchando contra el fuerte deseo de -permanecer allí para


siempre.

Luchando contra la nostalgia dolorosa de abrazar a su Ángel, su vida y


posibles

amigos como Elijah- que quería entender que la conducía a ella.

Recogió en tiempo record sus cosas, agarro la manija de su maleta con


ruedas,

dirigiéndola hacia fuera de la casa. Tuvo que pasar, junto a un largo


número de

Centinelas, que habían salido detrás de la una obra de carpintería para


conseguir

un vistazo de ella.

Ahora comprendía, porque ellos la veían de la forma en que lo hacían. Era


una

entrometida humana, que estaba tirando de la cabeza de su líder. A pesar


de su

animosidad palpable, se detuvo en el umbral de la puerta delantera y se


enfrentó a
ellos.

—Estoy divirtiéndolos chicos—, ella dijo. Quería decirles que cuidaran de


Adrián

por ella, pero no tenía derecho de hacerlo. Él les pertenecía a ellos, no a


ella. La

puerta principal se cerró detrás de ella, con un suave clic de finalidad. Ella
no lloro,

se negó a hacerlo.

152

No lo sentía por sí misma, porque hacia lo correcto con Adrián. Para el


mundo,

de hecho, que dependía de él, pero no lo sabía. Arrastrando su maleta, cerró


la

agarradera y levanto su equipaje con la mano. El viento arrecio, girando


como

embudo que la abarcaba solo a ella. Se mantuvo inmóvil sintiéndose


abrazada.

Quédate, quédate, quédate, le cantaba.

—Ya he causado suficientes problemas—. Replico ella.

No te vayas, Lindsay. Lindsay…Lindsay…

El viento ceso abruptamente, dejando un vacío en el que su nombre sonó


como

un látigo.

—¡Lindsay!
Su cabeza giro. Adrián estaba junto a la puerta trasera del Maybach, que
estaba

comenzando a circular en la parte trasera de la calzada. El viento soplaba


sobre él,

como un amante, moviendo su cabello oscuro, que había crecido por lo


menos la

mitad de pulgadas desde la última vez que lo había visto.

Se veía desenfadado y hermoso, en una camisa de manga larga color negro


y

pantalón azul oscuro. Su rostro era sereno y su postura relajada, pero sentía
las

emociones haciendo crisis en el.

La mirada de Adrián, cayo a la maleta en sus manos y una helada


desolación se

apodero de ella, haciéndola estremecer. Nunca había sentido tal


desesperación, sin

remedio, desgarradora culpa y dolor.

En ella y el. Las lágrimas le pican los ojos. Ella apenas podía respirar.

Dios.

De todas las cosas de las que tuvo que dejar, ¿porque tenía que ser él? ella
podía

dejar de comer:

Chocolate, agua, aire.

Si tan solo eso significaba tenerlo sin restricciones, por cualquier cantidad
de

tiempo. El rompió el silencio al abalanzarse hacia ella y echarse a correr en


una

carrera de muerte. El equipaje cayó de su mano aflojada al camino de


grava.

—Adrián.

Apenas había dado unos pocos pasos cuando él ya la había tomado, ella
luchaba

contra el aliento en sus pulmones. Sus alas se liberaron en una mancha de


rojo-

teñidas de alabastro y subieron en el aire.

Capítulo 17

Traducción y corrección: Mayte 008

Elijah entro en el cuartel de los Lycans y se encontró con un silencio


helado por

la expectativa de una muerte inminente. Las filas de las literas, hechas

cuidosamente, bien estiradas, en el lado más alejado de la habitación, se


hacía más

largo, alejándose de él atravesando toda su longitud.

153

Siguió el beep de un monitor cardiaco, pero sabía dónde estaba el, sin esa
guía.

Micah tenía un cuarto privado al final, eran para dos personas. La puerta
estaba
abierta y un puñado de Lycans, incluyendo a Esther y Jonás, formaban
guardia en

la puerta.

Lo vieron con ojos atormentados y suplicantes.

El aparto la vista triturando sus expectativas, odiando su creencia, de que


él, era

como una especie de mesías. Solo porque tenía control absoluto sobre su
bestia, no

significaba que el ejerciera un nivel de control similar sobre otros Lycans,


el destino

y las circunstancias, pero eso era lo que muchos esperaban y creían.

Entro en la habitación y encontró a Micah en la cama, pegado a múltiples


líneas

de intravenosas y atendido por Rachel. Ella se levantó, cuando Elijah se


acercó y se

reunió con él a la mitad del camino, viéndose tan pálida y delgada como su

compañero. Trago más allá la opresión de su garganta, Elijah pregunto:

¿Como esta?

Ella paso una mano temblorosa por su cabello oscuro y sacudió su barbilla
en un

gesto silencioso para darle el paso. De vuelta en la gran sala del cuartel, le
dijo:

—Está muriendo, El. E s un verdadero milagro que aun este vivo ahora—.
Se
froto los

ojos con sus puños, tratando de borrar la salpicadura de la pena.

—Ha estado esperándote—, ella continuo. —Honestamente, creo que es


todo lo

que ha estado esperando.

La miro sin poder hacer nada. Ella quito las lágrimas de sus mejillas.

—El realmente te quiere.

Empujándola, la pasó en una carrera desesperada y volvió a entrar en la

habitación y tomo el asiento que había dejado vacante. Se movió un poco


cerca de

la cama y luego extendió la mano y se apodero de la helada mano de la de


su amigo.

Micah entreabrió sus ojos. Movió su cabeza y encontró la mirada de Elijah.

—Hey—, le susurro. —Lo hiciste.

—Esa era mi línea—. Una lenta y breve sonrisa transformo las facciones
del

Lycan, pero rápidamente desapareció.

—Tuve que decirle a… Vash-

—¿Vash te hiso esto? —Ella está buscando. a ti.

—¿A mí? ¿Porque?

—Un vampiro en Shreveport… se perdió. Tu sangre estaba ahí.

—Nunca he estado en Shreveport—. Un escalofrió violento, atormento el


rostro

demacrado de Micah.

—Sí, bueno…tu sangre estaba.

154

—para de hablar. Descansa un poco. Nos pondremos al día después—. Los


ojos

verdes de Micah estaban nublados con el dolor y el cansancio.

—No hay tiempo. Me voy, Alpha. E sto es todo. —No.

—Cuida tu espalda. La sangre…era tuya.

Elijah vio a Rachel en la puerta. Ella asintió con la cabeza tristemente. Su


sangre.

En una escena de secuestro en una ciudad que nunca había visitado. Un


sonido

agudo de la cama le llamo la atención de nuevo a Micah.

—Estaré bien—, Elijah dijo bruscamente. —No te preocupes por mí.


preocúpate

por conseguir mejorarte.

Micah tenso su mano en la de Elijah con una fuerza sorprendente, sus


garras se

extendieron lo suficiente como para romper la piel de su palma y la de


Elijah.

Sangre caliente y resbaladiza en la unión de sus puños.

—Escucha. Tu eres el número uno. ¿Me escuchas? E res tú. Recibe a


RacheL.recibe a todos—. Elijah se hecho hacia atrás.

—No pongas eso en mí, Micah.

—Ella confía en ti- el pelirrojo estallo violentamente en un acceso de tos

manchando con sangre sus labios y la blancura inmaculada de las sabanas.

—Rachel estará bien. Te lo prometo.

—No Rach- el quedo sin aliento. —La mujer de Adrián,confía en ti. Puedes

secuestrarla,poner las reglas del juego.

Elijah se soltó del agarre de Micah, furioso y enfermo de que su mejor


amigo

echara la mierda sobre el ahora. En su jodido lecho de muerte.

—No hagas esto—, dijo entre dientes. —No me pidas esto. Ella arriesgo su
vida

por mí.

La cabeza de Micah se levantó de la almohada, su mirada un eco de su


antigua

ferocidad.

—Adrián se doblara por ella. prométemelo. Asciende. Has que suceda. Tú


puedes

liberarlos a todos. Solamente tú—. Tambaleándose en sus pies, Elijah salió


a

trompicones de la habitación.

—Eljuramento de sangre, EL— susurro Micah alzando su ensangrentada


mano.
Luego él se desvaneció en la cama, su pecho se sacudía con cada
dificultosa

respiración. Elijah abrió el umbral. Vio a los Lycans esperando fuera del
cuarto.

Ahora había más de ellos. Una docena de caras familiares, todos lo


miraban

sombríos, con esperanza inquebrantable.

—Todos ustedes le pidieron esto—, el los acuso.

—Tú le dijiste donde has estado estas últimas semanas—. Esther dio un
paso

adelante.

—Elijah-

155

—Ustedes bastardos egoístas.

El vio su mano que ya estaba sanando del arañazo. Con un rugido él se


movió.

Explotando libre de sus ropas, salto hacia adelante en un brinco de gran


alcance,

que lo llevó casi al final del edificio. Salió por la puerta hacia el exterior
corriendo.

Lindsay todavía estaba jadeando, tratando de recuperar el aliento, Adrián la

había noqueado, cuando el aterrizo en el otro lado de la casa. Oyó


deslizarse la

puerta de vidrio atrás de ella, cuando estaba siendo llevada hacia un cuarto
con un

enorme escritorio y una pared con estanterías desbordando de libros.

Recostada en su abrazo, ella veía su cara. Sus facciones eran austeras, la


piel

tensa con una fiera determinación. Otra puerta se cerró detrás de ella, esta
vez una

puerta del interior y ella fue empujada dentro de ella, fijada por el caliente,
duro

cuerpo de Adrián.

Las cortinas comenzaron a deslizarse automáticamente a lo largo de la


puerta de

cristal hundiendo la habitación en silencio y oscuridad.

—Adrián.

La boca de Adrián sello la de ella. El, la tomo de las muñecas con sus
manos y las

empujo sobre su cabeza, una sobre la otra. Su lengua se metió en su boca,


una

zambullida rápida que ella regreso instantáneamente. El aroma cálido,


vibrante de

su piel, le llenaba la nariz, era más salvaje hoy de lo que ella recordaba.
Más sexy.

Lucho contra su agarre y encontró sus muñecas atadas a un gancho en la


parte

trasera de la puerta. A medida que las manos de Adrián se deslizaron por


sus
brazos, ella tiraba en vano, entonces se agarró frenéticamente con sus
dedos.

Sensaciones de encaje, se dio cuenta de que él había hecho esa cosa de

desnudarse con el pensamiento y la había asegurado a ella a el gancho con


sus

propias pantis. Retorciéndose se dio cuenta que solo traía sus jeans.

—Déjame ir. —No me dejaras.

Su voz era baja y engañosa incluso, pero la rigidez detrás de ella era tan
tangible

como la correa alrededor de sus muñecas. Lindsay tiro de nuevo. Se


escuchó

inmediatamente algo que se rompió más fuerte, el encaje, la mantenía


unida a la

puerta. Cuando Adrián empujo sus manos hacia arriba por debajo de su
camiseta y

tomo sus pechos desnudos, se dio cuenta de que había sido su sostén. Un
escalofrió

se movió a través de ella. La única vez que había sido retenida contra su
voluntad

fue el día que su madre había muerto.

—Suéltame Adrián—. Su boca se aferró a los lados de su cuello. Sus dedos

tiraban de sus duros pezones en punta.

—No.

Involuntariamente, ella se arqueo al contacto de sus manos, sus pechos


estaban

cada vez más pesados y sensibles.

—Estas molesto. Debemos ha-hablar. Necesitamos hablar. —Ahora no.

Él se apodero de sus caderas, haciéndola consiente de que ahora estaba

completamente desnuda. Cuando vello espolvoreado empujaba entre sus


muslos,

156

se dio cuenta de que él estaba también desnudo. Su respiración era fuerte


en la

habitación por demás tranquila.

Su corazón se aceleró con una potente mescla de miedo y deseo prohibido.


Si

hubiera sido cualquier otra persona deteniéndola, ella estaría perdida. Pero
era

Adrián y el tacto de sus manos en su piel mantenían el terror que ella


podría sentir

lejos.

—Sabes que pienso acerca de esto—. Ella jadeaba, tratando de escabullirse


lejos

de su toque que la inflamaba.

—No quieres esto. No quieres lo que pueda suceder si haces esto—. Su


pene se

deslizo entre los labios resbaladizos de su sexo. Lindsay se congelo. Estaba


caliente y duro, largo y grueso deliciosamente.

—Sientes esto—, le susurro, —¿Cómo no voy a querer esto?

Ella se resistió cuando sus labios estaban alrededor de su pezón. Adrián


cubría

cualquier hueco que le diera oportunidad de escapar por la puerta. La


solida

madera era más que suficiente para soportar su peso. Se puso a dar largos
jalones

sobre su pecho con su malvada boca. Sus buenas intenciones comenzaron a

desaparecer.

—Tengo miedo— ella mintió, con la esperanza de disuadirlo. —Lo sé.


Estas

quemándote con eso—. El separo los labios de su sexo y la acaricio con la


punta de

su dedo a través del líquido de seda de su deseo.

—Siempre eres tan valiente, confía lo suficiente en mí para no tener


miedo.

Su lamento hiso eco a través de la habitación. Era dolorosamente consiente


de

que el pasillo debería estar en el otro lado de la puerta, junto con una
docena o más

de Ángeles a quien no les gustaba y desconfiaban por esta misma razón—


por haber

reducido a su líder a un simple hombre, con todas la debilidades y deseos


de la
comodidad que viene con ese estado mortal.

Detén esto.

—No puedo—. La beso de nuevo. Un caliente, húmedo, exuberante beso


que

hablaba de un hombre que había pasado sus límites en algún punto, en los
días

que estuvieron separados.

—No lo hare.

—Dios, Adrián—. Ella se retorcía en su puño, cuando el capturo su pezón


en la

boca, su lengua lamia el rígido pico.

—¿porque no me dejas salvarte? — El la soltó con un ruido suave de la


succión,

luego se enderezo para frotar su centro en contra de ella.

—No hay nada que salvar. Todo se está cayendo a pedazos.

La emoción dolorosa en sus palabras, rompieron su corazón. Deseaba


traerlo

cerca y abrazarlo, para calmar su tormento. Pero no se podía mover, solo


tenía su

voz para consolarlo.

157

—Dime lo que está sucediendo. —Después.

Se deslizo hacia abajo por su cuerpo. Sus labios rozaban su pecho, entonces
su

lengua se precipito a su ombligo. Cuando acaricio entre sus piernas,


Lindsay se

mordió el labio inferior para no gritar. Bajo su angustia por estar


inmovilizada en la

oscuridad y preocupación por la volatilidad del estado de ánimo de Adrián,


ella se

encendió ferozmente.

En una situación insostenible. No podía olvidar cuan expuestos estaban


ellos y

cuanta gente—Ángeles—se encontraban cerca.

—No hagas esto. Te arrepentirás.

—Me arrepiento de no hacerlo—. Él, la abrió con sus pulgares. La punta de


su

lengua revoloteaba enloquecedoramente sobre su clítoris. A medida que su


sexo

apretaba con un hambre codiciosa, un ruido áspero se le escapó a él.

—Deb ería haber terminado lo que iniciamos en las Vegas. Debí haber
ignorado

la ma ldita puerta y follarte hasta que no pensaras en dejarme.

Su voz aserrada revelo su angustia y la hirió profundamente. Quería


empujar sus

dedos en su cabello y sostenerlo cerca. Quería pasar sus manos suavemente


y con
movimientos gentiles por su espalda. Quería darle la libertad de poner a un
lado su

carga con total seguridad, lejos de los ojos de aquellos que lo necesitaban
para ser

fuerte todo el tiempo.

Al hacerlo le haría sentirse en confort con lo que lo comía, cuando lo que


el

buscaba ahora era el olvido, que podía encontrar en su cuerpo. Olvido que
ella no

podía ofrecerle. No al precio, que tendría que pagar. Adrián le lamio la


pierna

derecha detrás de la rodilla. La levanto sobre sus hombros, abriendo su


apertura

con un impulso repentino de su lengua. La espalda de ella se arqueo y su


cabeza

golpeo contra la puerta, el ruido sordo reverbero a través del cuarto y


seguramente

dentro de las paredes del pasillo también. Él no lo oyó o no le importó.

Su boca estaba enterrada en los pliegues lisos de su sexo, su lengua estaba


tan

profunda en ella como él podía. Le acaricio su carne tierna con hambre


voraz, como

si el pudiera beber de ella.

Consumirla.

Marcaba su cuerpo con su calor abrazador, con besos íntimos. Ella se


estremecía

y jadeaba, sus dedos de los pies se crispaban con tanta fuerza que comenzó
a sentir

calambres.

Ella se aferró a la punzada de dolor, luchando contra el orgasmo que estaba

determinado a forzar en ella. El abrupto y prolongado gemido de Adrián,


trajo

lágrimas a los ojos de Lindsay, el sonido era tan perdido y desolado.

—No es—dema—demasiado—ta—tarde—, ella logro decir, a través de


sus

respiraciones agitadas. Ardientes lágrimas cayeron sobre su pecho, su


corazón

estaba roto, porque ella sabía, que era demasiado tarde. Ambos estaban tan
lejos de

poder dar marcha atrás ahora. Habían pasado el punto de no retorno, como
el

momento en que ella mato al dragón enfrente de él.

158

No podía caminar y alejarse de esa muerte solamente. Había dejado al

descubierto su secreto más personal, en cuestión de horas, de haberse


encontrado

con él, como si ella necesitara que el viera lo que ella realmente era.

Sin embargo, lucho contra lo inevitable, porque le importaba él. Tan


profundamente, que el pensamiento, de él sufriendo, la hacía a ella ponerse
como

loca.

—puedes detener esto, Adrián. Antes de que vaya demasiado lejos.

Entonces el gruño, un sonido profundo de agresión y determinación. Se


aferró a

su clítoris y lo chupo en un rápido y enérgico ritmo. Con un ritmo


constante,

comenzó a dibujarse el golpe de un clímax explosivo en ella. El sudor de


su

cuerpo—y unos espasmos brutales de liberación, devastada por un placer


ardiente

del cual ella no podía defenderse contra sí misma.

Al voltear su cabeza, Adrián se limpiaba la boca húmeda en la parte interna


de su

muslo. Entonces se agacho para sacar sus piernas de los hombros y ponerla
de pie.

—¿Que consideras como tarde y demasiado tarde? — le pregunto con una

suavidad peligrosa. —Ya he estado dentro de ti. Con mis dedos. Con mi
lengua. Con

mi pene.

Ella tenía los ojos cerrados y su cabeza colgaba sin fuerzas. Con dificultad
para

regular su respiración, para recuperar el control sobre su propio cuerpo.


Aun
envuelto en la oscuridad, Lindsay se sentía cruda y expuesta, abrazada por

ampollas emocionales de confusión.

—Te—técnicamente si—, logro decir entre profundas bocanadas de aire.


—pero

paraste. Te contuviste una vez. puedes hacerlo de nuevo.

—Técnicamente, tú dices.

Con sus manos cubrió sus glúteos y más o menos los apretó. Sus dientes

mordisquearon las hinchadas puntas de su pecho, sobre su corazón, lo


suficiente

para doler. El control de sus manos como correa se había ido. Fue
despiadado,

predador, solamente pensaba en su necesidad de dominarla desde fuera


hacia

entro.

—Esa vez, ninguno de nosotros se vino, ¿eso no cuenta?

La levanto y tiro de sus piernas alrededor de sus caderas. Un segundo más


tarde,

la estaba penetrando con su brutalmente dura erección. Ella se estremeció


y se

esforzó para acomodarlo, pero el dio un paso hacia adelante rápidamente y


se

dirigió así mismo hasta la raíz.

Clavándola contra la puerta, ella gimió con el exquisito dolor de agonía. A


pesar
de estar preparada por la media docena de noches de sueños eróticos, aun

necesitaba tiempo para adaptarse a su tamaño.

—por favor—, susurro, aunque no sabía que era exactamente lo que estaba

pidiendo.

¿Que se detuviera? ¿O que empezara?

159

Nunca se dio por vencido, a pesar de que ella le rogaba. Ella no podía decir
sí. No

cuando sabía que él estaba en riesgo. Pero no podía contener el deseo


egoísta, que

él se negara a aceptar un no por respuesta.

No había ningún otro lugar donde ella quisiera estar, pero su rechazo no era
por

ella. Era sobre lo que era mejor para él. Oyó el susurro de las alas de
Adrián, sintió

la suave brisa que creaban cuando se desplegaron y se movieron. La


historia de ese

beso en el aire traiciono sus emociones que el luchaba por esconder.

—No—, se quejó, en un último esfuerzo, inútil de salvarlo.

Una de las manos de Adrián fue a su cabello, levantándolo de su cabeza


para

poder tomar su boca. Sus labios se inclinaron sobre los de ella, sus
pulmones de
Adrián inhalaban sobre los de ella en su exhalación. El movió sus caderas
como si

atornillara dentro de ella, rectificando con la presión justa para estimular


su clítoris

hinchado y sensible.

Lindsay tenso su cuerpo en expectación, deseando ese sexo ondulante a lo


largo,

con su pene palpitante. La respiración de Adrián se cortó. Su iris estallo en


flamas

brillantes como para poder delinear la esclerótica de sus ojos y sus


pestañas

espesas en la oscuridad. Exhalo un suspiro dentro de los pulmones de


Lindsay.

—No más tecnicismos.

Adrián se vino tan fuerte, que se sintió como un impulso profundo, duro,
dentro

de ella. La violenta sacudida de su pene…el líquido fundido, que causo que


un

sudor se deslizara entre sus pechos.

El orgasmo la tomó por sorpresa.

Se estremeció con el aumento inesperado de su placer, su sangre rugía a


través

de sus oídos, tanto que ella apenas escucho su nombre. La necesidad de


llorar y

gritar broto en su interior. Lindsay cogió el cuello de Adrián con sus


dientes,

mordiendo para detener los sonidos, que ella quería que nadie más oyera.

—Si—, dijo entre dientes, empujando inconscientemente. —Joder, sí.

Las muñecas de Lindsay fueron liberadas. Sus brazos cayeron a sus


hombros, los

músculos le temblaban en hormigueos por la tensión al liberarlos. El giro


lejos de la

puerta, llevándola a la oscuridad, aun unidos, continuaba viniéndose.

Se sentó y Lindsay sintió unos cojines debajo de sus rodillas. Un sillón


quizás. O

tal vez una silla sin brazos. La mandíbula de ella se aflojo, relajando su
garganta y

levanto su cabeza. Detrás de ella, un suave resplandor, al encender una luz


—una

lámpara de escritorio iluminaba gradualmente, hasta que pudo ver toda la

habitación.

Ella veía sobre el rostro de Adrián, su corazón palpitaba con alegría, solo
por

verlo. Se sonrojo, sus ojos brillantemente febriles, sus labios hinchados por
la

ferocidad de sus besos. Pero, qué era eso que arruinaba el momento, era la

humedad que brillaba en sus pestañas.

Lágrimas. De su indomable e implacable Ángel.


160

—Ya es, demasiado tarde—, dijo con voz ronca, limpiándole sus propias
lágrimas

de las mejillas, con movimientos suaves de sus pulgares.

—¿Me entiendes? — Ella asintió. El beso las marcas de las muñecas, que
había

hecho, cuando la restringía.

—Sé que querías protegerme de esto. Trate de dejarte, pero no pude. —Lo
siento.

Lo siento malditamente tanto—yo—

—No lo hagas—. Su cabeza cayó atrás. Coloreando de negro, el asiento


que

ocupaban, estaba enmarcado por el oscuro resplandor de Adrián y


compensaba

su rica piel en tonos oliva.

—No hay disculpa por el cuidado suficiente de ser fuerte y cuando soy
débil. N o

te arrepientas por ser la única cosa que me hace feliz.

—¿por cuánto tiempo? — lo desafío.

—Mientras podamos, rogar, pedir y robar tiempo. No me lo niegues. Te


necesito.

Necesito esto—tu toque, tu placer, tu amor. No puedo pensar sin ti, no


puedo sentir

nada. Y necesito hacer ambas cosas para conseguir pasar, a través de la


mierda en

la que estoy en estos momentos. Si quieres salvarme, tienes que estar


conmigo.

—¿Qué pasa con los otros Centinelas?

—¿Que con ellos? No hay uno de ellos por ahí, que no sepa que te he
tomado en

la puerta de mi oficina.

—Oh, dios—— la vergüenza enrojeció su piel.

—Yo quería que lo escucharan—, dijo con vehemencia. —podía haberte


tomado a

kilómetros de distancia, pero tú y yo—necesitamos estar en la apertura. No


me

avergüenzo de lo que siento por ti. No tengo vergüenza por no poder dejar
de

quererte. Es lo que es.

—Realmente me odian—. Temía dejar la habitación y hacer frente a todos


esos

ojos acusadores cerúleos.

—Ahora—

—Te escucharon decir no. No pueden estar contra ti—. Lindsay tomo su
cara

entre las manos.

—No vale la pena todo esto. No lo valgo. Solo soy una mortal loca, que no
tiene
instintos de preservación.

—Y yo soy un Angel, que moriría por ti. ¿Ves? Somos un equipo perfecto
—. Su

corazón cayó a su estómago.

—¡Adran! — La tomo de las muñecas, su cara revelaba tanta emoción, que


ella se

echó a llorar ante tanta belleza.

—Quédate conmigo Lindsay. Estate conmigo.

—¿Cómo puedo decir si, sabiendo lo que voy a hacer contigo?

—Solo dilo.

161

Ambos, eran demasiado tercos. Ella conseguiría lo que deseaba. Y de


nuevo, se

arrepentiría. No podía decir si y él no quería escuchar no.

—Yo no pertenezco a ningún lado, lo sa bes. N unca he encaj ado con las

personas. No lo hare con tu gente. pero tú si lo haces. Lo sé. Lo siento.


Nada de eso

importa, sin embargo, porque está prohibido. Voy a estar ma ldita, si soy la
razón

por la cual tú pierdas tus alas. prefiero antes morir, que verte convertido en
un

chupador de sangre sin alma, un vampiro—. El acaricio su nariz en contra


de ella.
—Ani ohev otach, Lindsay—. Oh dios, ahora que sabía lo que significaba.

—Hazme el amor—, el susurro, tirando de su boca, bajo la suya y


burlándose de

sus labios con su lengua.

—Muéstrame que me deseas tanto como yo—. Sus manos se apoderaron de


la

parte superior del asiento.

—Tómame, Neshamá sheli—, la persuadía, flexionando su aun duro pene


dentro

de

ella. Extendido por debajo, en toda su magnificencia y ronroneando una

invitación erótica, se veía en cada centímetro pecaminoso, decadente y un

descarado Ángel caído.

—Soy tuyo—. Lindsay negó con la cabeza. —No.

Las facciones de Adrián se iluminaron con una gloriosa sonrisa. Giro con
rapidez

y se encontró debajo de él, llena de él.

—Se lo que significa cuando dices eso—, el murmuro, enganchando su


brazo por

debajo de su pierna para abrirla tan completamente, hasta que llegara a su


final

dentro de ella. Jadeando en una tortura exquisita, ella se las arreglo,

—Eso significa corre. Sálvate a ti mismo. —Todo lo cual dice, "me estoy
enamorando de ti Adrián.

La lengua de Adrián se movió tranquilamente por la curva del labio


inferior en

sus dientes. La miraba con los parpados pesados, calibrando sus reacciones
cuando

el movía sus caderas. La punta gruesa de su pene se restregó contra todas


las zonas

erógenas deliciosamente tiernas dentro de ella, en un deliberado asalto


sensual.

Gimió mientras se retiraba un poco lentamente, y a continuación empujo

profundamente. Suave y fácilmente. Llegaba al borde y estaba ahora


preparándose

para lo que ella sabía que iba a ser un largo sin prisas como una montaña
rusa. Sus

uñas afiladas se encajaban en sus caderas y gemía en su boca.

—Yo también estoy enamorado, Lindsay.

Capítulo 18

Traducción y corrección: Mayte 008

—Tiene que ser ella.

162

Syre empujo a un lado los delgados brazos femeninos que cruzaban su


pecho y se

deslizó de la cama. Exhaló con dureza, luchando contra la cada vez más
creciente
esperanza de que tan a menudo lo condujera a la decepción.

—¿Estás en lo cierto?

—No estaba seguro en el primer momento—, dijo Torque. —Incluso


después de

reunirme con ella, no podría decirlo absolutamente. Es diferente esta vez.

—¿De qué manera?

—En muchas maneras. por un lado, estoy bastante seguro de que le llegué.
Hubo

un par de veces cuando me miró divertida, como si pudiera ser posible que
me

conociera, pero no acababa de ubicarme.

—Eso no es una prueba.

—No, pero dos horas después de hab erme reunido con ella, se dirígió
hasta

punta del Ángel. Adrián regresó poco después—. Inquieto por la


excitación, Syre se

paseó por el piso de su dormitorio.

—¿Cómo vas a llegar a ella?

—Tiene que bajar a la ciudad para ir a trabajar—. Había una sonrisa en la


voz de

su hijo.

—Y me contrató, por lo que tengo una excusa para estar la mayoría de las
noches
en el hotel los fines de semana. No pasara mucho tiempo antes de que una

oportunidad perfecta se presente.

—Suena demasiado bueno para ser verdad.

—Es la mejor oportunidad que hemos tenido—. Syre se frotó el dolor en el


pecho.

—Debería ir contigo—.

—No— La voz de Torque fue fuerte, su tono implacable.

—Vash está aquí ahora, con Raze y Salem. Tengo toda la seguridad que
necesito.

El venir aquí, sólo dará a Adrián la oportunidad para agarrarte. Necesitas

permanecer en Raceport y fuera de la vista, tanto como sea posible por el


momento.

—No voy a ocult

a ocultarme.

—Pero amas a Shadoe y quieres volver a verla. No puedo imaginar que sea
algo

más, que un par de semanas antes de que esto pase.

Syre miró por la ventana a la luna, un espectáculo que había visto


demasiadas

veces para contar. Demasiadas veces, sin Shadoe. Algunos afligidos


padres, no

tenían la oportunidad de reunirse con sus niños, que se habían perdieron


para ellos,
pero para él, su maldición era también su bendición.

Era un Fallen, un caído de la gracia, que había engendrado un par de hijos:

Torque y Shadoe. Se les llamaba:

¡\¡ephalím. Medios Angeles.

163

Sin embargo, era esa hibridación especializada, la que había perdonado su


alma,

cuando se había iniciado el cambio para salvar su vida. Todos los vampiros

Nephah'm eran únicos de esa manera. Sus almas sobrevivían al cambio,


porque

eran tan fuertes como las almas de un ángel, pero sin la vulnerabilidad de
las alas.

—Tómate todo el tiempo que necesites, hijo—, dijo en voz baja,


caminando más

lejos de la cama, donde había dos mujeres que la ocupaban, ellas se


rodaron a un

lado con un suspiro.

—No me hace ningún bien el perder un hijo, mientras trata de recuperar al


otro.

Los necesito a ambos.

—papá. Torque rió en voz baja. —No llegue a esta edad por cometer
errores

estúpidos. No te preocupes. Sólo has los arreglos para el regreso de


Shadoe.
Antes de que lo sepas, estaremos todos juntos otra vez.

***

—Micah dijo que Vash tenía un trapo o algo de ropa. . . con un poco de
material

con mi sangre.

Desde la posición elevada en las escaleras que conducen hacia abajo en la


sala de

estar, Adrián estudió a Elijah, que parecía inusualmente agitado.

—Y dice que vino desde la escena de un secuestro. ¿En Shreveport?

El Lycan asintió con la cabeza. Tenía los brazos cruzados y su postura era
amplia,

como si el mismo se anclara esperando un viento o que le soplaran.

—Ahí en el aeropuerto. pero yo estaba contigo en phoenix. El vampiro fue

secuestrado, hacia un par de días antes de que el helicóptero se accidentara.

—¿Cómo es eso posible?—, Preguntó a Jasón desde su posición junto a la

chimenea. —¿Cómo podía terminar tu sangre a estados de distancia desde


dónde

estabas?

Con un infierno si lo sé—, dijo el licántropo.

—Con el fin de que fuera fácilmente identificable, no podría haber pasado


más

de un mes de que la obtuvieron. previo antes de golpear el nido en Utah, no


he
perdido la suficiente sangre, en ninguna cacería en los últimos treinta días,
como

para dejar un poco detrás para que alguien la tomara.

—Disculpen. . .— Comenzó Lindsay, obteniendo la atención de Adrián.

Se sentó en uno de los sofás viéndose pequeña y frágil en el enorme cuarto.

Había estado en silencio desde que salió de su dormitorio fresca de la


ducha y con

olor a jabón y a champú de Adrián. Tampoco hizo nada para disimular el


olor del

sexo con él, que estaba a flor de piel. Sin embargo, ella había estado tan

avergonzada por la idea de que todos fueran capaces de oler su lujuria por
ella, que

él había tratado de consolarla de la única forma en que podía pensar: le


había

dicho que ella olería perfecta si usaba sus artículos de tocador.

—¿Sí, Neshamá?—, le contesto.

164

El poder zumbaba a través de él, su alma estaba recargada, con su creciente

apego cada vez mayor por ella. Añadido a la fiebre, del más primitivo y
vertiginoso

sexo que había tenido con ella durante horas, se sintió listo para asumir
cualquier

cosa.
Los Centinelas pensaban que su amor por un mortal lo debilitaba, cuando
lo

cierto era lo contrario. Lindsay le daba la fuerza, de manera que no podía


explicar a

nadie más.

—Estoy segura de que: " ¿Cómo?" es de importante—, comenzó. —pero


tengo

curiosidad por saber más bien: ¿El por qué?

¿Por qué alguien desea comprometer a E lijah? ¿Qué es lo que ganarían


con eso?

Vio al Lycan y le ofreció una breve, sonrisa de apoyo. Parecía tener una
amistad

con él, lo que hizo que Adrián decidiera mantener a la bestia de los celos
segura,

por el bien de ella. Cualquiera estabilidad y conexión a tierra, que podía


ofrecerle

en sus circunstancias actuales eran tenues, pero el trataría y lo haría.

—Tal vez no es a él, en particular—, sugirió Jasón. —Tal vez cualquier


Lycan

habría servido para el propósito. Cualquier cosa que se reflejara en Adrián


—. Sus

labios se

torcieron, pensativos.

—Así alguien lo pone en la situación de parecer, que el vampiro fue


secuestrado
por Adrián. ¿Por qué es esto noticia? Eso es lo que hace. Es lo que todos
hacemos,

Licántropos y los Angeles por igual.

Adrián disfrutaba de una sonrisa interior, satisfecho con su participación y

mente clara. Ella lo mejoraba. Lindsay era un guerrero, como lo era él. Así
como

Shadoe lo había sido. Sin embargo, Lindsay era cerebral al respecto,


analítica,

mientras que Shadoe había utilizado su sexualidad como un arma.

—Vash no tomaría represalias por cualquiera—, dijo Jasón. —¿Ella dice


que fue

un secuestro?— Una sombra cruzó el rostro de Elijah.

—No hay un nombre. Sólo que la vampiresa era una mujer. Un piloto y un
amigo

de Vash.

—Una mujer piloto.

Adrián miró a Jasón, preguntándose si su segundo estaba llegando a la


misma

conclusión que él. Jasón lanzó un silbido.

—No puedo estar seguro, capitán. No tuve una buena mirada de ella. —
Estaba

enferma e irreconocible. Enferma como el vampiro que cogimos en


Huracán.

Aarón entró en la habitación. El reciente regresó del Centinela dejaba en


claro su

deseo de venganza. Debido al deterioro de la salud de Micah y que había


perdido a

otro guardia Lycan en el ataque de Vash.

—Vash traía a Salem y Raze con ella. Nos golpeó en plena luz del d ía.

165

Tres Caídos a la caza, juntos. No es desconocida esta situación, pero si


raro. Ellos

no tenían muchas ocasiones para reunirse a cazar, juntos a la vez. Adrián


recordó

su conversación con Syre.

tenía uno de los más amables corazones entre nosotros.

Mierda.

Miró a Damien, que estaba detrás del sofá que Lindsay estaba ocupando.
—La

esposa de Torque. Nicole, ¿no?— El Centinela asintió con la cabeza.

—Es correcto. Y es un ex piloto del Ejército.

—¿Quién es Torque?— Lindsay le preguntó, lanzando su mirada de la una


cara a

otra.

Tu h ermano. Tu gemelo.

Adrián miró a Jasón, cuyas cejas se elevaron en una mira que le


preguntaba:
¿Qué vas a decirle?— Elías respondió.

—El hijo de Syre.

—¿Y Syre es. . .?—, continúo.

—El líder de los vampiros—, dijo Adrián, con una tranquilidad que
desmentía la

tensión en su estómago. Aun no estaba lista para escuchar todas las cosas.
Él

hubiera preferido que ella nunca escuchara todo. Si el Creador era amable,
Adrián

tendría éxito matando a Syre.

Luego Lindsay se liberaría del regalo Naphil del alma de Shadoe, Shadoe
se vería

liberada del purgatorio y Adrián, seria llamado a rendir cuentas por haber

desobedecido a la situación de poner orden y mantener vivos a los Caídos.


Esto era

lo más cerca que podía hacer para rectificar su error.

—El Vigilante, ¿cuya ca ída puso color carmesí las puntas en tus alas?—,

preguntó

Lindsay. Él hizo un gesto enérgico asintiendo.

—Está bien. Nos moveremos antes, pero. . . ¿Qué pasa con los nombres de

superhéroes? Syre, Torque, Vash, Raze. . .

—La mayoría de los caídos renunciaron a sus nombres angélicos, cuando


cayeron. Syre una vez fue conocido como Samyaza. Raze era Ertael. Como

vampiros, tienen tendencia a tomar nombres más legales, los cambian de


vez en

cuando con el paso del tiempo, así que han creado una cultura, en la que
hay casi

una competencia por los nombres más indignantes.

—O-kay. . . para ser claros, Vash- es un vampiro importante —está


involucrada,

porque la chica que fue secuestrada era también importante, porque está

emparentada por matrimonio con el líder de los vampiros. ¿Estoy


siguiéndolos

hasta ahora?

—Sí.

166

—¿por qué no solo llaman y preguntan cuáles son los términos del rescate?
No es

como si no los pudieran encontrar.

—Lo hicieron.

—¿Y no creen que ustedes sean inocentes?

—Yo la maté. Le dije eso a Syre —. Adrián la miró a los ojos sin
pestañear,

sabiendo que ella lo entendería como una brutal admisión de asesinato.


Lindsay
parpadeó sorprendida.

—¿Cuándo?— Adrián descendió a la sala.

—¿Cuándo se lo dije? , en phoenix. En el aeropuerto, justo después de que


te

conocí.

—Así que Vash sa be que esto no es una misión de rescate. E stá


relacionando la

sangre con la muerte. Se las arregló para arrinconar a Aarón y a sus dos
Lycans.

pero en lugar de detener a Aarón para un rescate, o enfocarse en él, porque


es más

alto en la cadena alimenticia que un Lycan, solo lo deja ir.

Estoy confundida en cuanto a por que un vampiro, que por lo general sólo

persigue peces grandes, regresa a un pez más grande de vuelta y lo deja


libre—.

Miró a Elías.

—Sin ánimo de ofender amigo—. El licántropo solo la miraba. —No lo


haces—.

Jasón se cruzó de brazos.

—Matar a un Centinela, agravaría la situación más a llá de lo que Syre

perdonaría.

—La esposa de su hijo está muerta, gracias a Adrián, ¿pero se resiste a


tomar a
uno de los Centinelas?— Damien miró Adrián.

—Vamos, Lindsay. Se está poniendo interesante.

Lindsay se retorcía en el sofá, poniéndole plenamente en la conversación.

—Sólo estoy tratando de entender lo que está pasando aquí. La nuera de la

cabeza de los vampiros, del mandamás, es atrapada por Eljjah. "Al


parecer"—,

deducía cuando Elijah abrió la boca.

—El colega Vampiro llamo a Adrián para preguntar por el regreso de ella y

Adrián le dice que la mató. Sin embargo, sigue siendo Vash la que se
centró en el

Lycan involucrado y no en los Centinelas. ¿Cómo es eso posible?— Adrián


desplego

las alas.

—Acusé a Syre de enviar a Nikki para atacarme. Él no respondió a la


acusación

como lo hubiera esperado, ni tampoco menciono a Phineas, lo que me llevó


a

preguntarme si está perdiendo el control de sus vampiros.

—¿Es posible que piense que tú, estás perdiendo el control de los Lycans?
Quiero

decir, lo contrario también puede ser cierto. Es probable que no


respondiera de la

manera que esperabas, porque estaba preocupado por su nuera y que tú, ni
siquiera
supieras quién era e lla. No la reconociste. Sin embargo, los Lycans que la
tomaron

la conocían, conocían su identidad, suponiendo que ella no estaba enferma

167

entonces. Tiene que estar pensando que los Lycans hicieron una valiente y
bonita

movida, por tomar a alguien tan valioso para él, sin que lo supieras.

—Te lo dije—, dijo Jasón, viendo a Adrián.

—¿A Dónde quieren llegar con esto?—, Preguntó Aarón. Las Cejas de
Jasón se

arquearon.

—Es posible que los Lycans estén trabajando por su cuenta.

—Pero—, intervino Lindsay, lanzando una mirada a Elijah, quien no le


decía

nada con su cara

—¿Por qué implicar a uno de su misma especie, dejando la sangre de E


lijah en la

escena?— Aarón exhalo con dureza.

—Lo que resultó en la muerte de Lucas mi otro Lycan. No hubo ningún


intento

de hecho de capturarlo, o hablar con él. Y Micah vale tanto vivo como
muerto.

—Lo capturaron y luego lo soltaron.


—Lo dieron por muerto—, dijo Aarón. —es diferente.

—¿Lo estaba?—, ella lo Desafió.

—Lo dejaste como muerto y está más allá de ti. Una cosa diferente es estar

muerto. O lo estás o no y no es que quisieras que se muriera, no debi ste


dejarlo al

azar. ¿Por qué Vash-?

Un silencio cayó sobre el cuarto mientras Lindsay se detuvo abruptamente

hablando. Todos los ojos se posaron en ella hasta que se encogió de


hombros

despreocupadamente y dijo:

—No importa. Demasiado complicado para mí. Mi cerebro duele.

Se puso de pie y caminó hacia la ventana, dando unos pasos, atravesó


cuando un

panel grande de vidrio se deslizó automáticamente a su lado.

Resistiendo la tentación de doblar sus alas, Adrián despidió a Jasón y


Aarón,

acompañando esto con una orden para que le presentaran un informe en su


oficina

en la mañana.

Fingió indiferencia, pero dentro de él, estaba pesando en las miles de


razones

posibles, del porque Elijah, era el primer Alpha que había aparecido en
muchos
años y ahora le habían colgado la responsabilidad del secuestro de Nikki.

Él conocía la mente de Lindsay, había seguido la misma línea de


pensamiento y

había dejado sus especulaciones en el momento que se dio cuenta de lo


peligrosos

que eran para Elijah.

Adrián estudió al Lycan, que estaba en la sala de estar solo, observo cómo
Elijah,

siguió a Lindsay cuando ella fue a la ventana, protegiéndola todavía, sin


provocar a

Adrián, o un efecto de posesividad feroz en él. El Lycan y Lindsay, tenían

claramente una clase de amistad, razón por la cual Adrián le confió su


protección,

pero eso no mitigaba el peligro que Elijah presentaba como un Alfa.

168

Si tuviera alguna culpabilidad en el secuestro o no, parecía que alguien


había

hecho grandes esfuerzos, para llevar al Lycan Alpha a la atención de los


vampiros.

Y los vampiros estaban tomando las medidas necesarias, para formalizar


las

presentaciones.

E l enemigo de mi enemigo es m i amigo.

La confabulación entre los Lycans y los Vampiros, llevaría a la


aniquilación de

los Centinelas. El número contra ellos sería demasiado grande para


soportar. Medir

la lealtad de Elías, era más importante que nunca.

Adrián esperaba que la fidelidad fuera más fuerte que con otros Lycans,
pero

podría ser lo suficientemente fuerte ahora con Lindsay, como para hacer
una

deserción difícil. Elías se encontró con su mirada, mientras se movía para


seguir a

Lindsay hacia afuera. Adrián lo detuvo en el umbral.

—¿^^ué piensas, Elijah?

—Vash se encontró con las manos vacías después de hablar con Mica.
Tuvo la

opción de interrogar a otro Lycan antes que a mí, seguir la muestra de


sangre

deteriorada o seguir a Mica de regreso a mí. Yo creo que por eso lo dejó
vivir.

—¿Y qué vas a hacer si ella viene aquí?

—Destripar a la perra—. Gruñó, con los ojos brillando con fuego verde.

—Mica era mi amigo… Era como un hermano para mí, como Phineas lo
era para

usted. Y ella lo mató. podría haber vivido con eso, si ella hubiera luchado

limpiamente contra él. Pero morir así, enfermo y roto, en una cama-ningún
Lycan

tiene que morir de esa

manera.

Adrián puso la mano sobre el hombro de Elías y rápidamente busco la


mente del

Lycan. Una neblina roja de furia y dolor se apoderó de todo pensamiento,


ninguno

de los cuales trataban de rebelión o traición. Momentáneamente tranquilo,


Adrián

murmuró:

—Que nosotros caigamos luchando.

Él soltó al Lycan y salió en búsqueda de Lindsay, que estaba de pie a una

distancia segura de la barandilla, mientras miraba el paisaje urbano en la


distancia.

La abrazó por la espalda, envolviéndola en sus brazos y en sus alas.

—Tu participación me ha ayudado inmensamente—, dijo con sus labios en


su

oreja. —Gracias.

—No me gusta que estés tratando con tanta basura a la vez—. Ella se
apoyó en él,

colocando sus brazos encima de los suyos.

—No has tenido tiempo para llorar. Y mi presencia aquí esta sólo
empeorando
las

cosas—. Adrián puso sus apretados brazos alrededor de ella. —Tu


presencia aquí

hace que las cosas sean soportables.

169

—Tienes a un glotón para ser el castigador—, murmuró. —Es fiel a ti, ya


lo sabes.

Eljjah. Y es un buen tipo.

—Eso no necesariamente lo hace menos peligroso. —¿Qué significa ser un

Alpha? ¿Que lo hace diferente?

—La bestia dentro de los Lycans es muy poderosa. Fueron creados con
sangre de

demonio-y la sangre de los hombre s-lobo-y es muy parecido a estar


poseído. Ellos

tienen dos naturalezas en guerra dentro de ellos.

—Dios—, susurró. —Puedo ad ivinar la forma en que debe ser para ellos.
Me

siento como que estoy en guerra conmigo misma a veces. Sobre todo
contigo. Yo sé

lo que tengo que hacer, pero es difícil excluir la voz en mi cabeza que dice:
Al dia

blo con las

consecuencias.
Cerrando los ojos en su contra sin darse cuenta exacta de su confesión,
continuó:

—A veces, la bestia toma el control. El Lycan no puede controlar, la


necesidad de

cambiar o la violencia que viene con él. Los Alphas son diferentes. Tienen
el poder

de decidir, qué mitad de su naturaleza es más dominante,


independientemente de

factores desencadenantes o de provocación y de él poder que parece que se

extiende fuera de ellos. Él puede calmar y someter a los animales en los


Lycans a su

alrededor. Los otros se sienten atraídos por esa fuerza de voluntad y


someten a sus

animales voluntariamente gracias al Alpha, pero su lealtad debe ser con los

Centinelas en primer lugar.

Su cabeza cayó hacia atrás en el hueco de sus hombro, sus sedosos rizos de
oro

cepillaban a través de su mandíbula.

—¿^^ué se hace con los Alphas?

Los separamos de los demás y los utilizamos para tareas en las cuales se
requiere

un cazador solitario. Los otros Lycans deben trabajar en equipo.

—¿^^uién supervisa esto por ti? ¿O lo haces tú?

—El envío de los Alphas, se delega a Reese. Yo puede meterme, si lo


deseo. Él

puede responder a mis preguntas más a fondo—. Suspirando, echó la


cabeza hacia

un lado. Sus labios suaves susurraron contra su barbilla.

—No sé cómo llevar el peso de todo lo que eres responsable, pero te


respeto, por

hacer lo que tienes que hacer, el trabajo más difícil del mundo.

Había notado en Utah, que Lindsay se abstuvo de contradecirlo delante del

público, mostrándole el respeto y la visualización de un sistema de grados


que era

único para ella y lo respetaba.

A pesar de que era de una voluntad fuerte y apasionada como Shadoe, era

mucho menos impetuosa a la hora importante de las consecuencias, de sus

palabras y acciones. Maniobraba bien a través de interacciones de grupo,


pero de

una manera que minimizaba su presencia y su participación.

170

Mientras que Shadoe siempre había sido la persona más vibrante en


cualquier

reunión, Lindsay podría alejarse sin previo aviso, cuando lo exigieran las

circunstancias. Era una táctica defensiva que debía haber cultivado, porque
tuvo
que hacer frente a sus sentimientos de anormalidad.

¿ (Quién se daría cuenta, de que era extraña en absoluto?

Adrián admiraba su capacidad de ser prudente, esto le hizo cada vez más,
decidir

el protegerla de más experiencias que podrían socavar su confianza.


Lindsay

Gibson era una mujer extraordinaria en muchos sentidos. Nunca quiso


cuestionar

su valía por un momento. Sin embargo, él le había puesto en una posición


de estar

rodeada, de los que desconfiaban de ella y estaba resentido con eso.

Cuando asumió el a sí mismo que sólo pensaba en ella, supo lo que tenía
que

hacer. Cuanto antes matara a Syre, más pronto sería libre el alma de
Shadoe y

terminaría una guerra que ella no entendía.

Pero con cada hora que pasaba, él caía un poco más y la idea de perderla lo
roía

en lo más profundo. Sabía que debía haber temido la pérdida y lo hacía con
tal

ferocidad como antes, pero estaba condenado a perderla.

***

Lindsay se hundió en la silla de la habitación de Adrián y se estiro. Su


espacio
personal era sorprendentemente espartano, en comparación con el
dormitorio que

le habían dado a ella. No había arte adornando las paredes y los muebles
eran de

estilo Shaker.

Pensó, eran más como él. A pesar de que parecía que su casa estaba
rodeada por

las trampas de la riqueza masiva, era en esta sala, que encajaba mejor.
Mientras

revisaba el espacio, la afinidad que sentía por él se profundizó.

Sabía cómo se sentía el usar un disfraz todo el tiempo. Era agotador y


desgastaba

a una persona después de un tiempo.

Adrián estaba ocupado desempacando sus maletas. No se le escapo que lo


hizo

de la manera antigua, con sus dos manos. Ocuparse con trabajo daba la
ilusión de

agitación. O la evitaba.

Metiendo las manos detrás de su cabeza, ella se quedó mirando el techo.


Era

algo que ella y su padre habían hecho a menudo durante largos años-se
habían

acostado sobre la espalda y miraban el cielo, sintiendo el movimiento del


viento

sobre ellos como un susurró en voz baja.


Eddie Gibson nunca dudó que Lindsay oyera voces en el aire, a pesar de
que él

no podía oírse a sí mismo. Ella estaba tan agradecida con él por el amor

incondicional. Lo que le permitió amar a los demás, que eran personas

extraordinarias, como Adrián.

—Gracias, por cierto—, dijo ella, —por mirar que cuiden a mi papá. Vo sé
que

necesitas todas las manos en este momento, pero no voy a negar, que
agradezco

que cuiden su espa Ida. Él es mi roca. Yo no podría vivir sin él.

171

—No hay de qué—. Se frotó con aire ausente el dolor de la nostalgia en su


pecho.

—Estás muy tranquilo. Un centavo por tus pensamientos.

—Estoy pensando en las preguntas que te hicieron venir más temprano—.


Él la

miró. —Tú estás muy tranquila, también. ¿Qué piensas de esto?

—Mi papá, me llevó a pensar acerca de los Lycans que lo custodian. Estoy

tratando de entender como haces cumplir esto, el trabajo-para-cuidarme es


de vida

o muerte. No puedo verlo como tú.

Un Comandante de las fuerzas militares, lo eres. Un empleador, también.

Incluso con problemas de ángeles. pero no te veo como alguien ¿que obliga
a la

gente, a hacer cosas contra su voluntad, o bajo la amenaza de muerte?


Nunca.

Dejó escapar un suspiro audible. A pesar de que su expresión facial no


cambio,

sintió la inquietud en él.

—¿Son esclavos?— Ella lo miró de nuevo.

—¿Adrián?— Hizo una pausa con las manos en la bolsa de lona, con el
ceño

fruncido.

—Yo siempre he usado la palabra "Contratados". —Esa es una forma de

servidumbre.

—Yo no abusaría de ellos. Puedo hacer todo lo posible, para ver por su

comodidad. Yo trato, en todos los sentidos, de serjusto con ellos.

—¿Pero es como, si no pudieras dejarlo? ¿O dejarlos? — Su pecho subía y


bajaba

en una respiración profunda.

—No.

—Sí. . . Veo un problema allí.

—pero tampoco pueden dejarlo los Centinelas. O los Vampiros. Estamos


todos

atrapados en nuestros papeles, que fueron establecidas hace miles de años.


Este-
tira y afloja entre nosotros, es más grande de lo que somos todos nosotros.
El hecho

brutal de la cuestión es, si los Lycans no me ayudan a mantener las


cosasjuntas, no

habrá un mundo libre de nuevo—. Lindsay se apartó el pelo de la frente.

—Entiendo lo que estás diciendo. pero todavía no me gusta.

—¿Crees que a mi si?

—No, no creo que lo hagas. No creo que lo tengas en ti o algo contra ellos,
lo que

me pregunto es, ¿cómo lo has hecho durante tanto tiempo?

—Yo soy un soldado, Linds. Me dan las órdenes y las cumplo. Es todo lo
que

puedo hacer.

Había algo en la suavidad de su tono de voz que le hacía parecer tan solo.
Tan

solo como ella a menudo, se había sentido en muchos años. Ella extendió
su mano

hacia él.

—Me gustaría que me dijeras lo que pasó durante la semana pasada.

172

Cruzó la habitación hacia ella. Aquí no, entrelazo sus dedos con los suyos.
Tiró

de ella hacia arriba, a continuación, tiró de ella hacia fuera cubriéndola


completamente. Al entrar en sus brazos, dijo:

—Espera un minuto antes de de spegar. —¿Todavía te asusta?

—Ahora mismo no, pero lo voy a estar en un minuto.

Ella sonrió, sabiendo que no había ningún otro lugar, que ella preferiría
más,

que estar con Adrián. Toda la inquietud que había vibrando dentro de ella
durante

la semana y la última parte de su vida antes de eso, había desaparecido,

reemplazado por una languidez que venía después de más de un buen sexo.
Pero

aquí solo era necesario él,… pues la centraba.

—Sólo que me encanta la forma en que tu cuerpo se siente contra el mío,


cuando

realizas esfuerzos. Y puesto que este es más o menos lo único que está
libre de

culpa, quiero disfrutar esto, quiero asegurarme de que disfruto de cada


minuto—.

Sus manos

se deslizaron hasta las caderas de Lindsay y le dijo al oído.

—Cada vez que quieres que yo ejerza fuerza contra de ti, solo dilo—.
Lindsay se

envolvió en torno a él desde el hombro hasta el tobillo.

—Sabes que no puedo hacer eso—. La miró con los ojos que estaban
calientes
con el deseo y suaves, con cariño.

—Sí. Lo sé, Neshamá. ¿Lista?— Ella asintió con la cabeza.

Sus alas se abrieron de golpe y saltó por encima de la barandilla. Cogieron


el aire

y se elevó sobre las colinas oscuras con el viento cantando en voz baja. En
la

distancia, las luces de la ciudad brillaban como un manto de estrellas


multicolores.

El vuelo había terminado demasiado rápido. Adrián aterrizó a pocos


kilómetros de

distancia, directamente en frente de un edificio de metal que estaba


sentado a un

lado sin luz, en una meseta árida.

—¿Dónde estamos?—, preguntó sin aliento, con los latidos de su corazón

siguiendo, un estado salvaje de alegría.

—En uno de los campos de entrenamiento. Si gustas, te lo muestro


mañana.

Abrió la puerta y las luces fluorescentes parpadearon automáticamente,


dejando

al descubierto un gran almacén, del tipo de habitación con una media


docena de

literas, dos sofás y paredes cubiertas con todas las armas que sabía que
existían, así

como varias que nunca había visto. Era como una cueva gigante de
hombres o una
gran sala, de estilo homicidios.

—¿Por qué—, se preguntó, —Licántropos y Centinelas, necesitan


cualquiera de

estas cosas, si tienen mecanismos de defensa naturales impresionantes?

—Debido a que los Vampiros los usan. Tenemos que saber cómo
defendernos de

los ataques realizados con estas armas y poder improvisar, si alguno de


ellos cayera

en nuestras manos—. Admiro una hoja que se parecía un poco como una
guadaña,

Lindsay miró por encima del hombro.

173

—Estoy preocupa da por cómo los otros Centinelas, se ocuparán con mi


información—.

Adrián estaba cerca, mirándola con orgullo.

—Deja que yo me preocupe por ellos.

—No quiero causar problemas para ti, Adrián. V eso es todo lo que estoy

haciendo. No me gusta esto.

—Me desperté esta mañana, orando porque el fin llegara rápidamente.


Ahora te

tengo, y al final es la última cosa que quiero.

Lindsay no pudo detener la lágrima que corría por su mejilla. Podría ser
fuerte

sobre un montón de cosas, pero la ternura de Adrián había sido devastadora


para

ella desde el principio. La hizo sentir como si fuera preciosa para él. Se
mataría

tratando de darle todo de sí mismo, pero ella, todavía tenía sólo una
porción. No

había nada que pudiera hacer al respecto, salvo ofrecerle la comodidad que
pudiera

y se abstendría de pedir nada a cambio.

—Háblame. Dime porque estabas dispuesto a darte por vencido.

Sus alas se flexionaban sin descanso. El telón de fondo nacarado mostró su

belleza con un efecto impresionante. Después de que su madre había


muerto, ella
había estado tan enfadada. Contra las entidades y otras personas que creían
y

decían que Dios era tan generoso y amoroso.

Ella había encontrado poco en la vida, para redimir a su fe perdida a un


poder

benevolente superior, pero la existencia de Adrián, hiso que su


escepticismo se

suavizara. Pues Dios, había permitido que su madre fuera brutalmente


asesinada,

pero también era responsable de crear a Adrián, entonces todavía podía ser
algo

mágico y digno de elogio en el mundo, incluso si nada de esto fuese


compartido

alguna vez, de buena gana con ella.

—El centinela que perdí era un amigo—, dijo en voz baja, sin darse cuenta

hiriéndola con su dolor. —Pero más que eso, ella era un ejemplo prístino
de lo que

un Serafín debía ser. E ra pura de espíritu y su finalidad se centró


exclusivamente

en nuestra misión —. Ella se movió hacia él, buscando su mano y


juntándola por su

cuenta. Tanta muerte. Había tratado con demasiada una gran parte de ella.

—¿Otro ataque vampiro?

—Eso hubiera sido más amable que la real idad.


Ella se acercó y lo abrazó, él puso su barbilla encima de la coronilla de la
cabeza

de Lindsay. Su conexión con él en ese momento la mecía. En un almacén


remoto de

una colina, rodeado de los instrumentos de destrucción y en los brazos de


un ángel,

se sintió en paz de una manera que nunca antes había tenido.

—Dijiste que tendrías que hacer daño a alguien que te importaba.

—Ella se enamoró—, murmuró. —de un licántropo.

—¿Eso es malo? —Es imposible.

174

—¿Por qué? Los licántropos no son mortales—. Él soltó una carcajada con
un

sentido amargo del humor.

—Helena djo lo mismo, pero los Serafines no están diseñados para


experimentar

el amor mortal. No se supone que tengan compañeros. Quería que mi


bendición. V

esperaba que yo se la diera. pero no es mi lugar el hacer esa decisión. Es


mi

responsabilidad, mantener a los Centinelas en el camino correcto.

Lindsay sentía que el progreso que había hecho recientemente en lo que


respecta

a la fe, tenía ahora un retroceso de nuevo.


¿Cómo podría e l amar, en cualquier forma, estar mal?

—¿Qué hizo ella?

Según le explicaba a Lindsay el actuar de Helena, lo que hiso a sangre fría,


sintió

que su piel se ponía como de gallina. Revivió el horror y la agonía de esa


noche de

nuevo, sus hombros caídos por el peso creciente de su desesperación.

No había mayor prueba, de la imposibilidad de amar a Adrián, que el


suicidio de

Helena y su amado Lycan.

—Jesús—, susurró cuando él termino. —No puedo imaginarlo.

—Vo puedo—. Su pecho se expandió con una inhalación profunda. —Yo lo


hago,

lo vi—. Su corazón se detuvo y luego se sacudió en un doble retumbo. Se


apartó y

miró hacia él.

—Te juro-— Su voz se quebró, obligándola a limpiar su garganta antes de

continuar. —Que si alguna vez tratas de hacer algo así- hare que lo
lamentes—. Los

labios de Adrián se apretaron a la frente de Lindsay.

—Te preocupas demasiado por mí.

—Lo digo en serio—. Hundió los dedos en su cintura.

—Cualesquiera que sean las consecuencias que nosotros enfrentemos para


estar

juntos están fuera de nuestras manos. No necesitamos pedir más problemas


para

llenarnos hasta arriba de esos.

—Y no lo haremos.

Por un momento, el parecía tan decidido y sombrío que daba la impresión


de

que iba a decirle algo más. En su lugar, dijo:

—Debe regresar. Tienes que levantarte temprano mañana y yo tengo que


ver lo

de la sangre de Eljjah y como terminó en Louisiana.

—¿Tiene usted alguna idea?

—Nosotros, tomamos y almacenamos la sangre de cada uno de Lycan, con


fines

de identificación y genéticos. Si alguna muestra de sangre de Elijah que


estaba

almacenada, no se encuentra, tengo un traidor en mis filas. La otra


alternativa,

sería que alguien recogiera su sangre en una cacería en algún momento en


el

pasado y la había guardado, lo que habla de una larga premeditación.


Realmente

no hay una manera buena de a ver esto. Alguien por ahí, tiene un motivo
ulterior
175

que sólo me puede causar un montón de problemas—. Su pulgar rozó sobre


su

pómulo.

—Sé cómo te sientes acerca de los Lycans y yo no estoy en desacuerdo,


pero no

hay manera de que ciento sesenta y un Centinelas, puedan contener a los


miles de

Vampiros en el mundo, sin su ayuda.

—Deja que te ayude, tengo una lluvia de ideas para ti. Quiero apoyarte. . .

—Sí, Neshamá. E spero con interés a las mismas—. Él le abrió la puerta.


—Pero

primero, tiene que dormir un poco.

—Eso no va a ser un problema—. Ella lo precedió al salir del edificio.

—No he dormido bien desde Las Vegas y que es un día más—. Su boca se
elevó

en una media sonrisa que le encanto.

—Tu definición de un largo día, puede cambiar después del entrenamiento


de

mañana—. Lindsay miró a través de su cabello en el viento de la tarde, que

soplaba sobre su mejilla.

—No puedes asustarme—. Apagó las luces y salió con ella. En el viento le
dio un
beso, también, susurrando a través de sus alas.

—Tú estás sin miedo. Esa es una de las muchas razones por las que te
quiero.

Un temblor de conciencia sexual se movió a través de ella, calentó su


sangre.

Cuando regresaron a la casa, ella no entró a su habitación, sabiendo que no


era el

mejor momento, para hacer frente a la tentación directamente.

—Voy a regresar al hotel. ¿Mis cosas seguirán en el frente?— Adrián se


detuvo en

el umbral de la puerta corredera de cristal que conduce de nuevo a su


habitación.

—Yo quiero que te quedes.

—Eso no es una buena idea. Además—, ella se ruborizo, cuando sus ojos

adquirieron el brillo de la determinación, —tengo que avisar con dos


semanas de

anticipación cuando salga y cuanto antes lo haga, mejor—. El sopeso eso


por un

momento.

—Una vez que lo dejes, te quedarás aquí.

—Adrián— Dio un paso hacia ella. Ella sabía lo que pasaría si la tocaba.

—¿Podemos hablar de ello más tarde?— Después de una breve vacilación,


él

asintió con la cabeza.


—Mañana. Deja la maleta aquí. —Tengo- —No tienes ni idea de lo que me
hizo

sentir, al ver que la ponías en tu coche—. Atrapo

la mano de Lindsay y se la acariciaba su pulgar sobre la parte posterior de


la

misma.

—Déjala aquí. —Bien.

Ella le apretó los dedos, en un débil eco de la constricción alrededor de su

corazón. Ella no podía decir las palabras, pero ella podía mostrarle.

176

Que eso tendría que ser suficiente para ambos.

Capítulo 19

Traducción por: Jesica Corrección por: Katie Gee

—Sabía que íbamos a tener un tiempo duro con esto—, murmuró a Lindsay
a

Elijah,

mirando como cada vez más Centinelas que comenzaron a aterrizar en el


campo

del depósito de entrenamiento.

El sol acababa de elevarse. Adrián había insistido a Elijah que condujera a

Lindsay de nuevo al hotel la noche antes, en otro auto, con el argumento de


que
estaba demasiado cansada para estar detrás del volante. Ya que su auto
previo era

un poco pequeño para un Lycan grande, ellos habían tomado uno de los
Jeeps de

Punto Ángel. Ella pensó que dejar su coche atrás, podría haber sido otra
estrategia

más para Adrián, para guardar algo de ella con él, algo por lo que ella
tendría que

volver, para entonces ella se había abstenido de discutir.

—Las cosas han sido lo mismo para los Centinelas por un largo tiempo—,
dijo

Elijah. —Es probable que haya pasado un tiempo desde que algo les lanzó
una

curva—. Se

volvió hacia él.

—¿Vas a estar bien, El? Con el negocio de Alpha y ahora todo lo de la


sangre y lo

de ayer… ¿Hay algo que puedo hacer por ti?

Él la miró. Con sus ojos verdes ocultos detrás de las gafas de sol oscuras,
no

pudo obtener una lectura sobre lo que podría estar pensando.

—5'mplemente colócate cerca de mí. Se supone que debo mantenerte


segura. Si

dejo que te atrapen, yo soy una tostada.


—Ni

—No puedo imaginarlejodiendo algo—. Él soltó un bufido. —¿Quieres


hablar de

ello?— Ofreció.

siquiera quiero pensar en ello.

—Está bien. Yo estoy aquí si me necesitas.

Damien se acercó. Si bien la mañana era fría y la niebla abrazaba el suelo,


estaba

vestido igual que los otros centinelas en el campo: en pantalones sueltos y


sandalias

de cuero.

Las mujeres llevaban sujetadores de deportes, pero por lo demás todo el


mundo

lucía el torso desnudo. Solamente mirándolos Lindsay tembló. Ella llevaba


un traje

de trotar, pero todavía estaba lejos de tener sólo de hablar.

—Te he visto con cuchillos y una escopeta—. El Centinela la observo con


un

vistazo clínico. —Eres muy hábil con ambos. ¿Cómo serás en el combate
cuerpo a

cuerpo? — Levantó su ceja.

177

—¿En
serio?

Soy E so es por lo que los cuchillos y las armas son para

humana.

mí,

mantener a los Inhumanos que se acercan, lo suficientemente lejos, como


para

que no me

hagan

Además

lanzamiento

cuchillo

la

puntería

son

pedazos.

el

de

actividades

solitarias, así que me enseñó a mí

mísma-jVaya!
Lindsay se arqueo hacia atrás y se alejó del puño de Damien que salió
volando

hacia su cara. La bofetada de la carne contra carne rasgó el aire. Ella


golpeó su

trasero en la tierra y se quedó mirando con los ojos muy abiertos.

Elijah había bloqueado el golpe de Damien con la palma de su mano. Los


dos

hombres estaban en un punto muerto, sus brazos temblaban con la fuerza


de cada

golpe ejercido, en un tipo brutal de competición de mano dura.

—¿Qué carajos?— Le espetó ella.

Los dos hombres apartados el uno del otro, cada uno dieron un paso atrás.
Se

dirigieron a ella al unísono, ambos extendieron una mano para ayudarla.


Ella

agarró a ambos y los dejó arrastrarla a sus pies.

—Adrián dijo que tú eras rápida—, dijo Damien tranquilamente, como si


él no

acabara de arremeter contra ella con un golpe que le habría roto un hueso.
—No

tuve la oportunidad de ver cómo te moviste, en huracán, así que tuve que
medir tu

velocidad.

Lindsay miró boquiabierta, luego lanzó una mirada a Elijah. Un musculo se


tensó en la mandíbula del Lycan. Tal vez la prueba no había sido solo para
ella. Tal

vez habían estado poniéndolo a prueba a él también.

El resto de los centinelas, aproximadamente diez, uniformemente divididos

entre hombres y mujeres, punteaban el campo alrededor de ellos,


evaluándola. Ella

parecía una losa de carne cruda observada por aves de rapiña. Ella puso los

hombros hacia atrás.

—Si tú me consigue un lugar alejado—, dijo ella a Damien, —Adrián se

preocupará menos de mí y más por esta mierda que ustedes tratan. Todos

queremos esto.

El Centinela quedó quieto un momento, queriéndole hacer apartar la vista.


Ella

no se inmutó. Por último, asintió con la cabeza. Todos ellos puede ser que
desee

una libra de tu carne, pero Damián los mantendría enfocados en el centro


del

panorama. Esperemos. Elías se acercó a ella.

—Yo no voy a ninguna parte—, prometió, en una forma que sonaba como
una

amenaza. Un guante arrojado a los demás. Damien hizo un gesto para que
se

uniera a los Centinelas en el campo.


178

amonos.

Se dio cuenta de Adrián no había estado bromeando acerca de la revisión


de su

definición de un largo día. Éste iba a ser interminable, lo sabía. Y ni


siquiera había

comenzado todavía.

***

—La sangre de E lijah no se encontraba en Navajo Lake.

Adrián parecía lejos de la vista acelerando por ventana de pasajeros del


asiento

trasero del Maybach y se enfrentó a su lugarteniente.

—Joder.

—Sí—. Jasón regresó su teléfono celular al bolsillo. —No estaba toda la


muestra,

sólo una parte. Tuvieron que hacer algo con el peso para que lo detectara.

El sol brillaba en el cabello de oro del Centinela a través del techo


panorámico de

cristal, creando un efecto de halo. Por un momento, la nostalgia era un


profundo

dolor en el pecho de Adrián.

El tiempo más largo en que se podía almacenar la sangre antes de la crio

preservación afectara la calidad de la muestra era de diez años. Alguien


había

accedido a la sangre, tomando lo que necesitaban y devolviendo la


muestra.

-Va

—Cuando llegamos a la pista de aterrizaje—, dijo Adrián, —Quiero


encontrar la

cabeza del responsable de lo del Lago Navajo. Los Centinelas son los
únicos que

están autorizados a acceder a la planta de almacenamiento criogénico.

—¿Crees que es uno de nosotros?

—Después de lo de Helena. . . ¿quién puede estar seguro? Necesito saberlo


a

ciencia cierta-. Jasón suspiró.

—Nunca pensé que tendría la menor simpatía por lo que Syre y los
Vigilantes

hicieron. Pero parece que cuanto más tiempo estemos aquí, más nos
convertimos

en humanos. Queremos cosas. . . sentir cosas. . . Bueno, ya sabes.

Adrián estudió a su segundo al mando por un largo momento, mirando a


Jasón

con un rigor que no empleó durante bastante tiempo. Había dejado de


prestar

atención a un montón de cosas, al parecer. También perdió la apatía


fomentada por
su dolor y la culpa.

—¿Que deseas tú, Jasón?

—No en la medida en que lo haces tú y no por el sexo. Mi inquietud surge


de la

frustración. Estoy cansado de llevar un yugo que no se puede dejar.

—Me gustaría aliviar tu inquietud, si pudiera.

—Ah, quizás—. Jasón levantó un hombro con un encogimiento de


hombros.

—Viviré. Y tengo la esperanza de que esta enfermedad termine nuestra


misión.

Si Dios quiere, se llevará a todos y seremos capaces de volver a casa.

179

Adrián miró por la ventana.

Hogar. Eso era ahora, dondequiera que estuviera Lindsay.

Llegaron a Ontario y al hangar de Aeronáutica Mitchell. Esperaron


brevemente

cuando las enormes puertas de metal se separaron y luego se dirigieron al


interior

de Maybach.

Jasón se puso a hacer los arreglos del vuelo para su viaje a Utah. Adrián se

adentró en el edificio, en dirección hacia abajo en las áreas de


almacenamiento

subterráneos. Cuanto más bajaba, más fácil era oír los gruñidos y silbidos.
Sonidos

ininteligibles, gritos que se mezclaban con amenazas y blasfemias de los


cautivos,

que aún no habían sido infectados.

Se sentía muy parecido a entrar en las entrañas del infierno.

—Capitán.

Una morena menuda se acercó a él con una zancada entrecortada, y precisa.

Vestida con uniforme de camuflaje urbano y luciendo un peinado de


duendecillo,

Siobhan parecía demasiado delicada para ser formidable, lo que le ayudaba

enormemente en la batalla.

Sus opositores siempre la subestimaban. Era uno de los motivos por lo que
la

había puesto responsable del ruedo de vampiros infectados. La otra razón


era su

fascinación con la ciencia. Esta caza había requerido a alguien que


entendía que la

captura de los vampiros sólo era el principio.

Con la mano enguantada, ella tiró la máscara quirúrgica que cubría su


rostro.

—Ya hemos perdido dos de los seis que capture. Cuatro son un grupo muy

pequeño

de sujetos, por lo que deberé cazar nuevamente y


pronto.

—¿Alguno de los no infectados tienen información útil acerca de cuándo la

enfermedad

fue vista por primera vez? ¿O la forma en que se

propaga?

—Uno estaba dispuesto a hablar—. Buscó en los bolsillos de los


pantalones y

sacó una máscara y guantes, que le entregó a él.

—¿Son necesarios?— Los Centinelas eran inmunes a la enfermedad. —No


sé.

Dijo, cuando Adrián comenzó a caminar con ella, lo llevó a una habitación
que

estaba llena de una docena de jaulas con placas de plata.

—Pero no desea sus escupitajos en usted, sólo por el factor ick—. Él se


puso la

180

protección sin preguntas adicionales.

—¿Qué sabemos?

—La enfermedad apareció por primera vez hace una semana. Se infecta a
una

velocidad variable. Algunos sucumben rápidamente y mueren en cuestión


de días.

Otros tardan más en presentar síntomas y vivir hasta dos semanas. E ste
grupo no

era consciente de que hay otros casos de infección en otros estados, lo que
hace que

me pregunte cuánto sa be realmente Syre.

Adrián anduvo por las jaulas, examinando a los vampiros infectados con

fascinación mórbida.

Ojos rojos y espuma en la boca, parecían inconscientes. Se golpeaban a sí

mismos contra las barras de metal, implacablemente y extendían la mano


con

dedos con garras, asiéndose de Adrián y Siobhan en desesperación


malévola. Sus

miradas fijas eran salvajes, sin vida.

—¿Muestran alguna señal de inteligencia?

—No. Son como los malos de la película Zombies B-movie. Aparte de una
sed

feroz por la sangre, no parece que haya luces encendidas y nadie estuviera
en

casa25—.

Exhaló con dureza.

—¿E stamos haciendo pruebas a la sangre?

—Tomamos muestras de ambos tanto de los infectados y los no infectados,

mientras ellos todavía están sedados en el avión. Sin embargo…


Su pausa le llamó la atención y él apartó la mirada del show friki macabro,
para

mirarla.

Continua—. Ella se cruzó de brazos.

—Sus metabolismos son muy acelerados. Mientras que los vampiros no

infectados se quedaron bajo la inducción anestésica, durante todo el vuelo,


los

enfermos se fjj despertaron poco después de despegar. Malachai fue


mordido por

uno de ellos, mientras que le extraía la sangre.

—¿Está bien?

—Hasta ahora, está bien. Pero yo lo he puesto en cuarentena hasta que no


sepa a

ciencia cierta. El vampiro que le mordió fue la primera de los dos decesos.
Tuve que

ponerlo boca abajo para sacarlo de Malachai.

Siobhan siguió caminando, deteniéndose ante una jaula en la que un


vampiro se

sentó en la esquina con los brazos envueltos alrededor de sus rodillas


levantadas.

—Este es el hablador.

—Así que tú eres el gran Adrián—, dijo el vampiro, con su voz


temblorosa. — No

te ves tan tenebroso con esa máscara. Te ves asustado—. Poniéndose en


cuclillas,

Adrián preguntó:

—¿Cuál es tu nombre?

181

—¿Eso Importa? —Lo hace para mí.

Una mano temblorosa se alzó a la parte superior de su frente, para hacer

retroceder, a un grupo de pelo oscuro sucio que le caía sobre ella.

—Singe.

Mirando a Siobhán, Adrián preguntó,

—¿Alguna posibilidad de que la droga esté relacionada? ¿Quizás esto les


permite

un nivel de inmunidad?

—Cualquier cosa es posible en este momento.

—Gracias por tu ayuda, Singe— Adrián se puso de pie y afrontó Siobhán.

—Llévame con Malachai—. Salieron de la habitación y se trasladaron al


final del

pasillo.

—Tengo una pregunta para ti—, dijo Adrián en voz baja.

—¿Sí, mi capitán?

—Lindsay Gibson mencionó que su sangre tiene un efecto negativo en


contra de
algunos de los seres ella caza. Desde que se ha llevado a ambos vampiros y

demonios por igual, supongo que es el último grupo que era susceptible.

Siobhán redujo la

Pensó en la vampress que había interrogado en Huracán. Él había tenido la

sangre de Lindsay en sus manos, pero no provocó una reacción de ningún


tipo, o de

una manera adversa.

—¿Puedes explicar, por qué su sangre le permitiría a una cuchilla cortar la


piel

impenetrable

de

un Ella frunció el ceño.

dragón?—

—Interesante. Tendría que pensar en ello. Sin duda me encantaría tener


una

muestra.

—¿Es posible que tener dos almas dentro de ella sea la causa?—

marcha ante una puerta metálica con una ventana.

—S', es posible. Ya sabes cómo las almas tienen un gran alcance. Dos en
un

contenedor, pudieran crear una fuerza única, que probablemente nunca

entenderemos completamente.
Mirando a través del vidrio, Adrián vio a Malachai dar puntapiés en un
catre con

su teléfono celular en la mano. Adrián llamó. Malachai miró hacia arriba a


su rostro,

asomo una sonrisa cuando reconoció a su visitante.

—Me siento muy bien capitán—, gritó el centinela.

—Es bueno saberlo—. Adrián estaba a punto de decir algo más, cuando un
feroz

golpe vino desde el pasillo. Él miró sobre su hombro.

182

—¿Qué es eso?— Siobhán frunció el ceño.

—No lo sé. Y no me gusta.

Unos centinelas más aparecieron en el pasillo mientras los ruidos violentos

continuaron. Todos miraron a Adrián, que rápidamente los pasó de camino


a la

fuente del sonido. Como la ubicación del ruido se hizo evidente, Siobhan,
dijo.

—Esa es la morgue improvisada.

—¿Quién está ahí?

—¿Aparte de los cadáveres de los dos vampiros infectados? Nadie—. El


sonido de

cristales rotos precedió un grito.

—¡Déjame salir de aquí!


Doblaron una esquina en un pasillo corto que terminó con una sola puerta.
Un

rostro masculino miró a través de la ventana rota, ojos de color ámbar que
brillan

intensamente con la ira.

—Jódanse, Centinelas—, gruñó el hombre. —O me matan o me dejan ir.


¡No me

dejen abandonado aquí con un cadáver en descomposición!

—Él era un cadáver—, susurró Siobhan. —Yo misma le disparé después de


que

mordió a Malachai—. Adrián no le quitaba los ojos de encima al vampiro


delante de

él.

—Él ha tenido una recuperación milagrosa. —¿Pero el otro todavía está

muerto. . .?

—Es el que capture. Lo convertí en una mancha de aceite, fue lo que dije.

Él contempló al vampiro aparentemente curado con ojos estrechados, el


ritmo

de su latido del corazón que aceleraba ya que él consideró las


posibilidades.

—Una de estas cosas no es como los demás—, murmuró.

—La única diferencia es. . . ¿qué? ¿Tomo sangre de Centinela?— Siobhán


hizo un

ruido ahogado.
—Mierda—. Sí, mierda hasta el cuello.

—¿Te sientes bien?—, Preguntó Elijah mientras observaba a Lindsay salir


de su

dormitorio contiguo.

Se sentó en el pequeño escritorio en su suite, trabajando en su computadora

portátil y tratando de no sentir como todo se cierra sobre él. Que era
malditamente

difícil, considerando la cautela con la cual las Centinelas lo veían y la


expectativa

que ponían en cada Lycan con el cual él se cruzaba en el camino.

Todo el mundo estaba esperando que el hiciera algún movimiento. Uno que

destrozaría el sistema bien engrasado, que guardaba a los mortales


felizmente

ignorantes.

Un lado quería calmar su percepción de poder, mientras que el otro quería


volar

como un barril de pólvora. Él estaba jodido de entrada y salida.

183

—Amigo—. Lindsay sacudía sus rizos húmedos con las manos.

—¿Conseguiste el agua vitaminada que te pedí? —Está en tu mini-bar, Su


Alteza.

—Por Dios—. Ella lo miró con sorpresa exagerada.

—¿Acabas de hacer una broma?— Se abstuvo de sonreír. —No.


—Creo que sí.

Elijah volvió a mirar a la pantalla de su ordenador portátil. A él le gustaba


ella. Y

después de las varias veces, que había salido de su camino para salvar su
pellejo, él

pensaba en ella como un amigo. No tenía demasiados de estos, por lo que


él se

había quedado sin palabras cuando ella había dicho que eran amigos.

En algún lugar en los días que había sido su guardián, había dejado de
pensar en

ella como un simple objetivo y empezó a pensar en ella como Lindsay. Él


estaba

más relajado a su alrededor de lo que había estado cerca de alguien en


mucho

tiempo, debido a que su amistad llegó sin condiciones o expectativas.

Estaba loca y era divertida y suavizaba sus culpas. Le había revelado que
nunca

había socializado tanto con un niño. Como con él, ella probablemente tenía
un

grupo muy pequeño de personas de confianza. Se preguntó si alguna vez


había

compartido sus dones con los demás.

¿Mierda, por qué los tenía ella en primer lugar?

Ella era un gran signo de interrogación, uno grande y cada uno quería una
pieza
de ella. Y era su trabajo el asegurarse que nadie, lo hiciera. Pero Adrián
consiguió

uno.

Ella reapareció un momento más tarde, bebía de una botella de un líquido


de

color neón, y se jactaba de su contenido nutricional.

—Ya sabes. . . Me siento como si me hubieran atropellado un tren de


carga, o

como cuando estás sufriendo la resaca.

Los Centinelas habían trabajado con ella con fuerza durante toda la
mañana, por

lo que Elijah había tenido que intervenir un par de veces. No les había
gustado,

pero sabían que Adrián que lo apoyaba. En cuanto a Lindsay, se había


puesto al día

con el ritmo brutal sin protesta, tomando los golpes y esquivándolos a lo


lejos.

Los Centinelas no entendían claramente la importancia de la visualización


de

Adrián, sobre su dominación sexual un día antes, o que hubieran sido más

cuidadosos con ella. Incluso quizás Adrián no entendía la totalidad de la


necesidad

de dominación, que sintió por reclamarla, marcar y poseerla, una necesidad

agravada por su intento de escapar.


Los Lycans sabían que no debían huir. Despertar a la bestia, al negarle a su

compañera, no era muy inteligente. Elijah había admitido una vez que era
la línea

de sangre de demonio, en los Lycan, lo que los hacia tan primitivos con sus

compañeras, pero había tenido cuidado con Lindsay desde el principio, por
si acaso.

Un movimiento inteligente, él mismo lo dijo. Ahora me ha demostrado que


los

ángeles eran capaces de la carnalidad, la posesividad misma y ser salvajes.

184

Tal vez la contribución de los ángeles en la composición genética de los


Lycan

era la mayor fuente de violencia, que estaba cerca de la codicia.

De todos modos, los Lycans habían entendido el mensaje de Adrián, fuerte


y

claro. Desafortunadamente, Elías temía que la conciencia de la importancia


de

Lindsay, con el líder Centinela, sólo la hacía más vulnerable.

Aquellos que hablaban acerca de rebelión, habían estado esperando y


esperando

una grieta en el poder de Adrián inviolable, Elijah se dio cuenta y Lindsay


era esa

grieta.

Mierda.
Se frotó las manos sobre su cara.

¿Cómo había fallado él, como para volver a los otros tan fanáticos?

¿Cuánto tiempo había estado llenando Micah, las cabezas de otros, con el
sueño

imposible de la libertad?

—Puedo oír las ruedas del engranaje en tu cabeza—, Lindsay dijo


irónicamente,

poniendo su botella vacía en el aparador de limpieza, donde seria


reciclado. Era

algo así como una amante de los árboles, se había dado cuenta.

Tenía estar a la caza de quien lo había marcado, pero no podía dejar a


Lindsay y

no había nadie a quien le pudiera confiar a ella.

Ella se dirigió al armario y sacó su bolsa de trucos como decía Elijah, la


cual era

perfectamente cómoda para caminar por ahí, con un arsenal colgado sobre
su

cadera.

—Tengo que salir—. Él se apartó de la mesa.

—¿Por qué?

—En serio, atracción turística Disney y esas cosas de California.


Sombreros,

camisas
de

trabajo,

tragos, La falta de entusiasmo en él, debió de haberse

etcétera—.

demostrado en su cara, porque ella se rió.

—Tengo que conseguir unas cosas para mi papa, él se emocionara—,


explicó. —

Pero, por suerte para ti, no vamos a estar fuera mucho tiempo—. Tengo un

entrevistado a las tres.

Elijah miró el reloj y notó que era la una. Le dio una mano a ella- pues
había

recibido una paliza toda la mañana y seguía corriendo.

—¿Tíenes planes para esta noche?

—Tengo que conseguir mi coche de Punto Angel, pero de lo contrario eres


libre

de

185

hacer lo que Él asintió con la

sea—.

cabeza.

—Bien. Gracias.
Una vez ella estuviera instalada en el hotel por la noche, podia hablar con
Rachel

por teléfono. Tenía que hacerse una idea de cómo eran los planes de la
rebelión

generalizada que había hecho Micah. Elías sabía que tenía que romper esa
mala

hierba desde la raíz, tan pronto como fuera posible, una tarea imposible
cuando se

encontraba lejos del resto de la manada la mayoría del tiempo.

—¿Por qué no tienes novia?

Lindsay le preguntó mientras salían del ascensor en el piso inferior. Ellos


por lo

general tomaban la escalera — diecisiete pisos — pero estaba demasiado


aniquilada

para necesitar el ejercicio el día de hoy.

—Demasiado complicado, demasiado tiempo, demasiado trabajo.

—Pero te gustan las chicas, ¿verdad? ¿O no? — Su mirada se lanzó a la


suya, sólo

para encontrar sus ojos oscuros riendo.

—Has visto tu look— lo molestó ella.

El resopló en lugar de reírse, pero se trataba de una reñida contienda entre


los

dos.

Lindsay paro abruptamente solo justo fuera de las puertas del elevador,
entre la

marquesina del botones y el área de valet parking. Mientras que los


jardineros

ponían los toques finales a una cama de flores que enmarca la entrada en
forma de

medialuna.

La vida de los mortales transcurría a cabo como de costumbre, pero la


rigidez

repentina de la postura de Lindsay y su intenso enfoque era como un perro


de caza,

lo que indico la proximidad de una presa cercana.

De repente, sus sentidos de Elijah, se pusieron en alerta. Analizo el área

inmediata nuevamente, tal como lo había hecho automáticamente antes de


que

hubiera salido del vestíbulo. El viento era extraño desde antes de que
hubiera

salido del vestíbulo. El viento extraño que siempre parecía seguir Lindsay
pasó

volando junto a él, llevando el olor de la esencia de vampiro. La bestia


dentro de él

se enrollo en preparación, gruñendo en voz baja a la espera de la orden de


atacar.

El vampiro responsable de sus reacciones instintivas apareció un momento

después, paseando en el estacionamiento del acera pública, felizmente


ignorante de
los depredadores que había despertado.

Su aspecto le golpeó como un mazazo. Ella era alta y delgada, con caderas

curvilíneas y pechos llenos y firmes. El cabello le caía hasta la cintura,


recto como

una tabla y de rojo sangre.

Ella estaba vestida como una dominatriz maldita, con botas de tacón

puntiagudas, apretados pantalones negros y un chaleco de cuero que bajaba


en una

V mostrando el profundo valle de sus pechos.

186

Elijah estuvo aturdido por el impulso insano de acostarla sobre el capó del

Mercedes, por el que pasaba por delante, envolver su cabello alrededor de


su

antebrazo. Y taladrar su exuberante cuerpo hasta que se viniera con un


rugido.

Él odiaba a los vampiros joder, especialmente a las mujeres, que eran más

crueles que los varones. Sin embargo, su pene se hinchaba con la lujuria de
la fiera

que la miraba.

Ella saltó hacia atrás violentamente, el traqueteo le devolvió a la realidad.


Ella

giró violentamente, como derribada por un golpe, luego dobló atrás con los

colmillos expuestos.
No fue hasta que vio el destello de la luz solar sobre algo metálico
incrustado en

su hombro, que se dio cuenta de lo que había sucedido.

—Mierda—, refunfuñó, apenas agarrando a Lindsay por el hombro cuando


ella

se lanzó adelante.

—Déjame ir— le espetó, tirando para ser libre de su control inflexible.

—¿Qué coño estás haciendo?—, Ladró. —Es plena luz del maldito día. Esa
es uno

de los Fallen.

Lindsay lo cortó a través de su antebrazo con su hoja, provocando un


rugido de

dolor y obteniendo su liberación. Estaba a medio camino del vampiro,


cuando ella

le contestó.

Esa perra mató a mi madre

Capítulo 20

Traducción por: Jesica Corrección por: Katie Gee

Vash se quedó mirando el dolor quemante en el hombro y se dio cuenta de


que

había sido golpeada con un cuchillo plateado de lanzamiento. Quitando la


hoja con

la mano libre, alzó la vista a tiempo para ver otra descarga, una fracción de
segundo
antes, de que este la agarrara en el bíceps.

—¡Mierda!— dijo entre dientes, no estaba preparada para un ataque


completo en

medio del maldito día.

Una rubia loca corría hacia ella, con otra hoja volando de su agarre. Vash
apenas

se quitó fuera del camino a tiempo, el olor de su propia sangre estaba


agitando el

hambre en ella.

Un ser humano. ¿Qué demonios?

Vash cargo, para matar a la perra loca, cuando olio al Lycan. Él salió
corriendo

de debajo de la sombra del toldo delante del hotel, persiguiendo a la rubia


loca con

el deseo asesino.

Entonces comprendió de golpe: Shadoe.

Seguida rápidamente por el olor, de identificación de su perro guardián…


El

bastardo de mierda que había secuestrado a Nikki. Aturdida con el sin


sentido,

Vash se detuvo de golpe, lo que le valió otra hoja en el muslo.

187

Las dos personas por las que ella estaba en la ciudad para capturar, venían
directamente hacia ella y no había absolutamente nada que pudiera hacer al

respecto.

No mientras ella estaba sola. No sin sus armas. No con los testigos.

Otra cuchilla se clavó en el hombro, maldita sea, en el punto de centro del

primer golpe que había recibido. Ella le había enseñado a Shadoe cómo
lanzar así.

Ella le había enseñado a cazar, a matar. Estuvo claro para Vash de


inmediato:

Shadoe deliberadamente evitaba golpear a los órganos vitales y arterias.

[a rubia loca pensó que iba a capturar a un vampiro.

Vash agarró una cuchilla de su hombro y la lanzó al Lycan, luego se quitó


el de

su pierna y la lanzó hacia adelante, golpeo a Shadoe, en el pecho con sus


palmas y

la arrojo varios metros hacia atrás, hasta estrellarse con su guardia Lycan.

Los dos se detuvieron y Vash huyó, saltando en la capota y llegando hasta


el

techo. Ella saltó hacia arriba y sobre la pared de piedra que divide el

estacionamiento del Belladona por el lado del área de la cena, con una furia
tan

salvaje, que apenas podía ver con claridad.

Nunca se había alejado corriendo. Nunca tuvo múltiples heridas. Nunca


dejó a
nadie vivir, si había derramado su sangre. Pero no podía neutralizar a la
hija de

Syre. No podía matar Shadoe.

—¡Maldita sea! ¡Mierda! ¡Mierda!—, Gritó.

Sus botas golpean el techo de una Suburban al otro lado de la pared, la


alarma se

activó, resonando el claxon. Su tacón derecho se rompió y le quito el


equilibrio,

enviándola a dar tumbos sobre el parabrisas, a través de la capota y sobre


el asfalto.

Apenas se había recuperado en pie, cuando oyó que otro cuerpo golpeó el
coche

detrás de ella. Echo un vistazo sobre su hombro, y vio a la rubia caliente en


sus

talones. Vash recibió un golpe en el hombro, impacto de la plata le envío


carreras

de agonía a través de sus venas.

Incapaz de sacar la daga de su espalda, sólo podría correr adelante y


esperar

como el infierno una ruta de escape abierta. Delante de ella había una calle
muy

transitada, pero eso no pareció disuadir a Shadoe. Aunque avanzaba más


lento que

ella, el trasero de la hija de Syre parecía que la incitaba como si trajera una
picana
eléctrica.

Una furgoneta de tamaño normal blanca, corrió con demasiada velocidad,


hacia

ella. Vash calculaba la trayectoria necesaria para saltar sobre esta cuando
se dio la

vuelta. La cabeza de Salem salió por la ventana del lado del conductor.

—¡Entra!

Saltó a la parte de atrás y pisó el acelerador, levantando el asfalto suelto y

dejando tras de sí una nube que olía a goma quemada. Un cuchillo, lanzado
golpeó

la parte trasera de la cabina con un ping afilado. Vash se agachó con una
maldición.

El camión chilló en el tráfico, moviéndose rápidamente, con un coro de


bocinas

enojadas y el crujido de metal y fibra de vidrio. Tuvieron que pasar unos


dos

188

kilómetros de distancia antes de que Vash se sintiera lo suficientemente


segura

como para hacer reventar a su cabeza.

—Preguntaste por las denuncias de secuestros.

Syre levantó la vista de las hojas de cálculo en el monitor frente a él y se

encontró con la mirada de la vampiresa en su puerta de la oficina.


—Sí, Raven.

La belleza de pelo oscuro, entró con un inconsciente paso sensual. Llevaba

altísimos estiletes negros, una falda recta hasta la rodilla y una camisa con
botones

que abrazaban los pechos llenos.

Al parecer, ella estaba actuando el papel de secretaria traviesa, uno de los

muchos juegos que jugaba para mantener las cosas interesantes.

—Hubo un ataque anoche en Oregón—, dijo. —Un grupo de Centinelas


invadió

un nido y se llevó varios minions con ellos.

Echándose hacia atrás en su silla, Syre se extrañó por la creciente osadía de

Adrián. Para infectar minions con una enfermedad que parecía diferente a
como

era el. Él era un guerrero que tomó parte y sobresalió en el combate físico.
La

guerra biológica no era una táctica que Syre habría atribuido alguna vez al
líder de

Centinela. Algo había cambiado, o estaba en el proceso de cambio. Por


primera vez

en muchos, muchos años, Syre sentía el tictac del reloj con impaciencia
brutal. La

torsión había estado empujándole a actuar, desde hace muchos años.


Parecía que el

tiempo podía estar efectivamente cercano.


—Gracias—, murmuró. —Envía un equipo a Oregón. Quiero saber todos
los

detalles de la redada. Y me mantienes informado de los nuevos informes


de

inmediato.

—Sí, Syre.

Raven salió de la habitación. Él intentó volver su atención a la pantalla en


frente

de él. El esfuerzo fue inútil. Cuando sonó el teléfono, él lo alcanzó con


alivio, pero

sus pensamientos todavía estaban ocupados por los movimientos ofensivos


de

Adrián.

No tienes ni idea de si estoy autorizado para ello, había dicho el líder


Centinela

sólo unas pocas semanas antes. Tal vez había una gran cantidad de
amenaza en sus

palabras, a las que Syre había sido ajeno.

La elevación de la voz de la persona que llamaba en el otro extremo de la


línea se

oía incluso antes de colocar el receptor en la oreja.

—Cálmate, Vash—, la tranquilizó. —Disminuya la velocidad. Que no


puedo—

Se puso rígido mientras ella continuaba escupiendo las palabras en un


apuro,
todo menos un pensamiento se disparó de su mente. Ley, en lugar de
reaccionar.

Era el tiempo de hecho.

—¿Qué diablos estabas pensando?—, Preguntó Adrián en ese tono fresco y

189

modulado de voz que hizo Lindsay apretara los dientes. Tan calmado como
ella

le sentía, que ella le preferiría gritando o levantando su voz, marcando el


paso o

mirando con el ceño fruncido — algo. En su lugar, se puso de pie


casualmente

frente a su escritorio y habló con tanta calma que podría haber sido objeto
de

comentarios sobre el clima.

Era sólo el rumor lejano de un trueno que le dijo que no estaba tomando la

noticia de su asalto imprudente en uno de los Caídos con nada menos que
el

aplomo total.

—He estado buscando ese vampiro toda mi maldita vida—, le dijo mordaz,
—y

allí estaba ella, dando un paseojunto a mí. Tenía que hacer algo.

—Fue a la mitad del día. Estabas rodeada por decenas de turistas—. Tenía
los

brazos cruzados.
—No puedo perseguirla para siempre. Si tengo que esperar otros veinte
años

para encontrarla, no podría ser físicamente capaz de hacer nada al respecto.


Ni

siquiera podría estar viva. Es ahora o nunca.

Adrián clavó en ella su mirada de llamas azules, quemándola con su calor.


Ahora te has expuesto a los caídos—. Ellos van a venir por ti.

—Espero que la manden—, disparó Lindsay de nuevo desafiante. —La


próxima

vez, no voy a jugar con ella. Voy a —Si pudiste haberla matado, ¿por qué
no lo

hiciste?

—Porque necesito saber dónde están los otros dos pendejos. Estaba sola
cuando

la vi por primera vez. Yo no vi a nadie con ella hasta que fue rescatada. Y,
a

propósito, el tipo que conducía el vehículo de escape tenía el pelo


coloreado del

mismo color loco que recuerdo desde el día que ellos atacaron a mi madre.
Si ella

todavía está colgando con ese tío, supongo que el otro no está muy lejos.

—Las ramificaciones de lo que has hecho, van a perseguirnos. Nosotros no

cazamos a los caídos. No podemos. Su castigo es vivir con lo que son.


—Ella no sufría cuando aterrorizó a mi mamá, estaba teniendo un
momento muy

bueno. Qué coño de chupadores de sangre no merecen vivir.

Ella lanzó una mirada a Adrián, cuyo rostro impasible no dio nada de
distancia.

Su estómago se hizo un nudo. Dios, ella no quería causarle más problemas.


Pero:

¿(Qué podía haber hecho?

Toda su vida había sido construida en torno a vengar a su madre.

—Ella me dejó con vida, por lo que fue su error más estúpido, ahora la voy
a

cazar. Supongo que ella pensó que, como un ser humano, yo no iba a llegar
a ser

una amenaza. Pero eso debe absolverlos de cualquier culpa. Yo no soy una
de

ustedes. No opero bajo las mismas reglas. Lo que hago no debe afectar te a
ti.

—Tenías a un Lycan contigo—, recordó Adrián. —Eso nos implica.

—Así que me corte suelto—. Ella odiaba la nota suave de súplica en su


voz. —No

puedo ofrecerte nada más que problemas. Esto me está matando, Adrián.
Se me

rompe el corazón.

190
Con una exhalación dura, Adrián apoyó la cadera contra la mesa y la rodeó
con

sus manos alrededor del borde.

—Cuand0 Vash te tiró contra Eljah, ella podría fácilmente haber


traspasado tu

tórax con su puño y haberte arrancado el corazón. Tú sólo respiras ahora


porque

ella te dejó ir.

—¿Por qué coño iba a hacer eso? ¿Otra vez? No obstante, tengo la caída de
ella;

no puedo hacerlo de nuevo.

—¿Era Vash?— El gruñido de Elijah retumbó por el cuarto. —Quiero


aquella caza.

Lindsay miró y asintió con un gesto brusco. Vash había tomado a la gente
que

ellos amaron y era hora de hacer su pago. Mirando hacia atrás a Adrián,
Lindsay

dijo:

—Tú me dijiste que me ayudarías a perseguirla. Cuando buscaste en mi


cerebro.

Tú sabías quién era ella. ¿E stabas mintiendo?

—No. Pero tenemos que provocar para que nos atacaran, no lanzar una
guerra a

nosotros mismos. Podemos tomar la defensa, no la ofensa.


—Hay normas y hay formas de evitar esas reglas

Su celular sonó, llamando su atención donde el teléfono se apoyaba en su

escritorio. Frunció el ceño y dijo:

—Disculpa—. Él respondió con voz entrecortada —Mitchell.

Mientras miraba, la cara de Adrián tomó la dureza de la piedra. Podía oír a

alguien hablando con rapidez, pero no pudo distinguir las palabras.

Elijah exhalo en un apuro y se acercó a ella, como si quisiera estar con ella.

Apoyarla-

Una fría sensación de aprensión barrió sobre ella. Paso un momento largo e

interminable. Por último, Adrián asintió.

—S'. Espera. Voy a hacer los arreglos.

Dejando BlackBerry con demasiado cuidado, Adrián barrió su mirada fija


de

Damien a Elijah. Una comunicación silenciosa pasó entre ellos, y los dos
hombres

se trasladaron a salir de la habitación. El breve apretón de Elijah a su


hombro y la

mirada compasiva de Damien apretaron el nudo frío del temor en su


estómago.

—¿Qué es?—, Preguntó cuándo la puerta se cerró, dejando a ella y Adrián


solos

en su oficina. Dio un paso hacia ella y la agarró por los brazos en las
manos
suaves.

—Es tu padre, Lindsay. El—

—No.

El suelo desapareció debajo de ella y se balanceó. Su pecho se sentía como


si se

hubiera roto, el dolor era tan insoportable que se habría hundido en el suelo
si no

fuera por retención de Adrián.

191

—Estaba manejando y salió de la carretera. El chocó contra un árbol.

—Mierda—. Las lágrimas se derramaron en su cara.

—No puedo creerlo. Mi papá se encarga de los coches como un


profesional. Esto

es culpa de Vash. Ella es el segundo de Syre. Se puede ordenar esto.

¿ (Que hizo esto en parte su propia culpa ?

Sus alas se desplegaron y las envolvió alrededor de ella, protegiéndola. Él


la

tomó cerca, sujetándola de la nuca y de la cadera presionándola totalmente


en

contra —No puedo descartarlo. Voy a investigar hasta que sepa con
certeza.

Un ruido roto, llenó la habitación. Lindsay se dio cuenta que estaba


llorando,
todo su cuerpo sacudido por violentos temblores. Adrián la abrazó, su calor

penetraba desde el exterior y hundiéndose en ella. No, él estaba dentro de


ella.

Dentro de su mente como antes, enroscándose en todo como insidiosos


tentáculos

de humo. Su dolor agonizante comenzó a desvanecerse, los filos más


agudos

suavizados por una extraña sensación de confort. Lindsay salió lejos de él,

tropezando hacia atrás antes de caer al suelo.

—¿^^ué coño estás haciendo?

Poniéndose en cuclillas al lado de ella, él se acercó para quitar su pelo de


su cara.

Sus ojos se movieron con una llama sobrenatural y brillaban con lágrimas.

—^^uítar el dolor. No lo puedo soportar. —Q-¿qué? ¿Cómo. . .?

—Puedo quitar las memorias dol orosas de ti, Neshamá. Puedo aumentar
tus

recuerdos felices.

—¡No te atrevas!— Ella lo empujó al ponerse de pie, empujando lejos su


mano

cuando llegó para sostenerla.

—Si alguna vez robas un recuerdo de mí, doloroso o no, yo nunca te lo


perdonaré.

—No se puede resentir la pérdida de algo que no recuerdes.


Cómo se quedó de pie, cuando se sentía como un atizador caliente que

atravesaba su pecho era un milagro.

—Si te preocupas por mí en absoluto, no me quitarías los recuerdos que me

formaron en lo que soy hoy en día. . . Dios:

Se agarró la cabeza palpitante en sus manos, sus pensamientos cayendo por


su

mente en un diluvio caótico. Su pecho subía y bajaba en su lucha por el


aire, sus

sollozos medio enloquecidos a sus propios oídos.

—Me tengo que ir. No puedo quedarme aquí.

—Quédate esta noche—, dijo en voz baja. —¿puedes hacer eso por mí? No
estás

en condiciones de estar sola.

—Adrián:

Ni siquiera podía ver a través del torrente de lágrimas que quemaban los
ojos y

la garganta. Habían hecho el amor en esta habitación, nos abrazamos


durante

192

horas. Era conveniente que se enfrentaría a la pena de la transgresión en el


mismo

espacio.

—Nos estamos matando unos a otros. Cada momento que pasamos juntos
vuelve

a nosotros en el tormento infligido a las personas que amamos. Tenemos


que

permanecer lejos el uno del otro.

—Sí—, asintió en silencio. —Yo te dejaré ir. pero no esta noche. No es así.
Una

noche en mi casa, donde sé que estarás a salvo. No te molestaré. ¿Me


puedes dar

eso?

—¿Prometes dejarme ir?

—Sí, Neshamá Sheli. Te lo prometo.

Ella ya no quería saber lo que eso significaba. Todo fue muy doloroso, la

intimidad dulce y picante que compartían. Ella asintió con la cabeza en


señal de

conformidad a su solicitud, con la boca demasiado seca para que le permita


hablar.

Él inclinó su cabeza ligeramente.

—Gracias.

Había algo en la severa austeridad de sus características que le preocupó.


Una

sugerencia de sombría determinación. Pero ella no podía aguantar más


ahora

mismo. Ella se deshacía, rota por un golpe del cual ella nunca se repondría.
Papá…

Sin decir una palabra, Lindsay salió de la oficina y cerró la puerta detrás de
ella.

Ella era un desastre. Su vida era un desastre. Y ella estaba borrando las
vidas de

todos a su alrededor. Se retiró a su habitación y se metió en la cama,


llorando en la

oscuridad de un sueño inquieto.

Adrián llenó una bolsa de viaje con una tranquila deliberación. Puso ropa
para

una semana, pero previo que no necesitara de toda ella. Si Dios quiere,
Syre estaría

muerto dentro de las próximas cuarenta y ocho horas.

Había tan poco tiempo.

Vash había reconocido a Lindsay como Shadoe, no había ninguna otra


razón de

por qué ella le hubiera permitido vivir a Lindsay. En este mismo momento,
Syre

sabía que su hija había regresado. El líder caído estaría sopesando sus
opciones.

Había que consultar en los que confiaba, para recopilar datos y decidir qué
hacer

con ellos. Adrián tenía que llegar antes de que aquella decisión fuera
hecha.

Entonces él tenía que llegar a Vash. El ataque a la madre de Lindsay había


sido

tan diferente por el segundo de Syre que podría sólo haber sido como un
mensaje a

Adrián. Vash tenía que haber sabido que Lindsay era Shadoe y anticipar su

aprendizaje del asesinato para cuando inevitablemente se conocieran.

Las últimas décadas en el medio, no eran nada a un inmortal, podía esperar


sin

consecuencias. La pregunta era:

¿Por qué?

Si ella hubiera sabido que Lindsay estaba ya hace mucho tiempo:

193

¿Por qué no decirle a Syre?

Adrián pretendía obtener la respuesta directamente de la fuente. Maldita


sea.

Él odiaba la caza como esta, demasiado mal pensada, demasiado


precipitada.

Por eso, en todas las encarnaciones pasadas de Shadoe, él había esperado a


Syre

para llegar a él.

Es mejor enfrentarse a su oponente en su propio terreno, donde cada


ventaja

estaba en sus manos. Pero a veces un ataque rápido y temerario era justo lo
que
necesitaba para deslizarse por debajo de las defensas del enemigo. Él rezó
para que

fuera el caso esta vez, porque estaba a su favor. Porque esta vez era
diferente.

[_,indsay era diferente. E¡era diferente con Ha. Esto merecía cualquier
precio

que é! pagaría.

Su mirada se precipitó hacia el reloj de la mesilla de noche. Era poco antes


de la

medianoche. Gracias a Dios, Lindsay había dejado de llorar a las diez y


entonces se

había dormido. Cada sollozo en su habitación lo había cortado más y más


profundo

hasta dejar su corazón sangrando lentamente.

Nunca había sido así entre ellos. En el pasado, ella iba siempre
rápidamente a su

camino en su cama y se quedaba allí. En cualquier otra encarnación, él


estaría en

sus brazos ahora. Teniéndola, haciendo el amor con ella, decidiendo no


apresurar

la confrontación inevitable con Syre, de modo que él pudiera robar uno o


más días

con la mujer que amaba.

Ahora tenía un vuelo reservado que lo llevaría a Raceport en unas pocas


horas.
Viajaba solo, vuelo comercial y llegaría justo después del amanecer. La
hora del día

no afectaría Syre, pero limitaría el número de minions con los que Adrián
tendría

que lidiar.

Empacaba sus cosas en su bolso cuando él oyó su quejido. Él se quedó


quieto,

con los sentidos alertas en la mujer que estaba durmiendo en la habitación


de al

lado. El colchón suspiró cuando ella se movió; entonces un gemido suave,


sensual,

fue a la deriva sobre sus sentidos.

Una piel de gallina se extendió a través de la piel de Adrián. Él se alejó de


su

cama, andando más cerca a la pared, aunque la proximidad no se requería.


Él

podría estar en el cuartel de los Lycan y aun así escuchar su respiración,


como si su

oído se presionara a su pecho directamente. Empezó a jadear, a


continuación, se

retorcía. Otro gemido lo sacudió. Incapaz de resistirse a ella cuando su


tiempo

juntos estaba llegando a su fin, Adrián salió de su habitación y se trasladó a


corta

distancia por el pasillo hasta la puerta. Él desbloqueo la cerradura con un


pensamiento impaciente y entró.

Su habitación estaba sumida en la oscuridad. Las cortinas estaban echadas


para

bloquear los puntos de vista de la ciudad en la distancia. Cerró la puerta


detrás de

él y se movió en silencio hacia la cama, su visión de verla tan claramente


como si

todas las luces en Lindsay hubieran sido descubiertas.

Ella se retorcía en la cama con un abandono sensual, el aroma exuberante


de su

deseo se fue directo a su cabeza y lo embriagó. Sus manos le cubrieron los


pechos,

194

atravesando el raso de la parte superior de la camiseta de satén que hacía


juego con

la tanga que llevaba. Su espalda se arqueó, ofreciendo sus hermosos pechos


como

un regalo.

—Adrián.. .

Aspiró una bocanada de aire en la invitación erótica de su voz. Al llegar


abajo,

frotó su erección dolorosa a través de sus pantalones, su sangre fluía


caliente y

densa a través de sus venas. Estaba tan excitado por la disposición que
apareció
durante el sueño, un deseo que ella le había negado mientras estaba
despierta,

porque ella se preocupaba por él.

Él entendió el afecto que la motivó. Si ella no le amara, ella no negaría las

necesidades que la frecuentaron hasta en sueños.

Sabiendo que no debía, él dejó su ropa en una pila desordenada en el suelo.


El

aire fresco de la noche se sentía bien en su piel caliente, casi como una
caricia de

sus manos. Lindsay dio otro suave gemido. Su rodilla se asentó en la cama.
Cuando

el colchón bajó con su peso, sus ojos volaron abiertos.

—Adrián—, susurró ella, rodando con rapidez en sus brazos.

Él gimió cuando su boca presionaba ardientemente a la suya, empujó la


lengua

con un hambre que hizo que su glande desearla más. Ella lo empujó hacia
atrás,

lanzando una pierna de seda a través de sus caderas y así llegar entre ellos
para

agarrar su pene en la mano delgada. Su cuello se arqueo con el placer de su


tacto,

de su deseo, de su lujuria sin reserva por primera vez.

Ella presionó hacia abajo, el calor húmedo de su sexo a través de la


inmersión de
satén de su tanga sobre la secante piel sensible de su erección. Necesitaba
sentir su

piel desnuda contra la suya, con su puño rasgó su ropa interior de su


cuerpo. Un

fuerte temblor pasó a través de él al sentir lo mojada que estaba. La


sensación de

los pétalos suaves de sus labios desnudos acariciando a lo largo de su


longitud casi

lo llevó al clímax.

—Ani rotza otha26, Adrián—. Ella ronroneó, deslizándose su sexo hábil de


acá

para allá sobre él. —Te quiero.

Se quedó paralizado, tratando de aquietar su corazón en el pecho. Él


conocía ese

tono seductor demasiado bien.

—¿Shad oe?

Ella se irguió, sus manos se deslizaban en los rizos rubios atractivos de


Lindsay,

mientras ella tejía su hechizo sensual sobre él. Pero ya no era la lujuria lo
que él

sintió, ya que el alma de Shadoe le miró fijamente, atrás de la hermosa


cara de

Lindsay. Una exhalación le dejó temblando.

Ella le había atraído como la primera vez. Comenzó con un beso robado. A
continuación, el sabor de sus pechos, ofrecidos a él con ambas manos, el
pezón

marrón oscuro alcanzó su punto máximo, ajustado al aire libre. Él había


pedido que

ella le dejara en paz, que respetara la misma ley que había impuesto sobre
su padre.

Él había pedido que ella fuera fuerte para él porque él había sido tan débil
sobre

ella.

195

En cambio, ella se había puesto más audaz con cada mes que pasó. Ella
había

jugado con su cuerpo delante de él, deliberadamente frecuentando los sitios


que él

frecuentaba, burlándose de él con la vista de sus dedos relucientes


empujando

dentro y fuera de su sexo hasta que culminaba con su nombre en sus labios.

Él la había resistido hasta que le amenazó con tomar un amante en su cama


y

luego se aseguró que si no caía con ella, acariciaría el pene de otro hombre
a través

de sus ropas. Enojado, posesivo y tentado más allá de la razón, Adrián le


había

dado lo que había estado pidiendo, tomándola en el suelo como un animal


en celo.
Y una vez que había caído, no había habido vuelta atrás.

—Ani rotza otha—, dijo de nuevo, meciendo sus caderas casi con violencia
sobre

él, montándole hacia el orgasmo.

—No, tzel.

Él la cogió por las caderas y la hizo rodar fuera de él y luego se alejó.


Ganando

sus pies, se pasó las manos por el cabello, dolorosamente excitado por la
sensación

de Lindsay y el olor de ella, con el sonido de su voz. Pero no fue Lindsay


quien lo

llamó desde la cama a él.

—Ani ohevet otchah—, susurró Shadoe, haciendo crujir las sábanas con

movimientos sinuosos. —Te amo.

Adrián cerró los ojos. Liberó sus alas y las flexionó enojado. Él debería
haber

sabido mejor. Lindsay nunca le seducirá. Ella se habría negado, como lo


había

estado tratando de hacer desde el principio. Por su bien. Debido a que ella
lo amaba.

Él quiso volver a su ropa y luego metió las manos por el pelo. Cuando la
mano

Shadoe tocó su hombro desnudo, él la agarró y se dio la vuelta


enfrentándola.
—Tómame— susurró ella de pie, desnuda delante de él, poseía un cuerpo
que se

adaptaba perfectamente al suyo, que le sostuvo tan dulcemente, que le dio


tal

placer que él lloró con el poder de ello.

Era sólo una cáscara sin la mujer que amaba en su interior. Adrián ahuecó
la

cara de Lindsay en sus manos, examinando sus ojos, las ventanas de un


alma que

no era la suya. Inclinó la cabeza, apretó sus labios contra los suyos, en voz
baja,

castamente, su corazón dolorido por la mujer que había amado una vez
hace

mucho tiempo.

Una mujer tan hermosa, intensa y seductora que había atraído a un ángel a
caer.

Él la había amado con un abandono en saturación caliente.

Pero el tiempo de Shadoe había pasado y él había caído ya en el amor con


otra

persona.

Un mortal cuyo amor fue dado desinteresadamente. Una mujer que lo


aceptaba

tal como era, incluyendo la ley y las reglas que le habían forjado y que
todavía les

prohibía estar juntos. Con sus pulgares le rozó las mejillas y él presionó su
frente a

la suya.

—Te voy a liberar, Shadoe. Voy a dejarte ir.

—Te quiero—, dijo una vez más, alcanzando entre ellos su erección curva.

196

Adrián arqueó las caderas lejos de su tacto y envió un torrente de languidez


a

través del cuerpo de Lindsay. Él la atrapó mientras ella se hundía


inconsciente, la

levantó llevándola a la cama.

No podía hacer nada acerca de la tanga que había destruido en el extremo


de su

necesidad, por lo que la cubrió con la sábana. Cepillándole el pelo de la


cara, le besó

la frente.

—Lindsay—. Él la acarició con sus labios a su piel, diciendo —Pronto


todo habrá

terminado.

Se incorporó y salió de la habitación con un paso rápido. El latido de su


corazón

era rápido y pesado, pero su mente estaba clara por primera vez en mucho
tiempo.

El peso del pasado se disipó junto con sus alas. Mientras se desvestía de
nuevo y
dio un paso debajo de una ducha de agua fría, arrasando con todo, la culpa
y el

dolor, la tristeza y el remordimiento.

—¿Por qué no dejas que te salvé?

Lindsay había pedido, sin saber que ella ya lo había salvado en el más

fundamental de los sentidos. Ella le había dado la fuerza, de la que había


carecido y

un amor dulce, precioso. Había tantas cosas que ella podía enseñarle acerca
de

cómo amar de adentro hacia afuera.

Su mayor pesar era que él nunca tendría la oportunidad de seguir su


ejemplo.

Pero al menos podía liberarse de su pasado. Todo el miedo y la indecisión


que le

había atormentado durante siglos se habían ido. Ya no estaba debatiendo la

sabiduría de su decisión de atacar primero, dentro de territorio enemigo.

Lindsay era infeliz y Adrián no podía soportarlo. Él no podía soportar ser


la

causa de su dolor. Si estaba en su poder poner fin a su sufrimiento, él tenía


que

intentarlo. Todos estos años, él había querido ahorrarse auto


recriminaciones

adicionales.

En vez de permitir a Shadoe, la paz de una muerte honorable en la batalla,


él

había tratado egoístamente de ligarla a él con la inmortalidad. No era su


lugar para

interceder una vez que el Creador decidió que era el tiempo para alguien de
morir y

su castigo por ello había sido largo y angustioso.

Él había tenido la intención de poner fin al ciclo tanto para él como para
Shadoe.

Ahora él representaría solo a Lindsay. Él daría la espalda a la vida que


debería

haber sido la suya. Una vida de normalidad.

La posibilidad de ser feliz. La oportunidad de encontrar un hombre que


ama a su

mujer sin todas las cadenas que enlazan a Adrián a su lugar de destino.

Fue un regalo que podía darle a ella sin condiciones. No era igual al regalo
que

ella le había dado, pero que sería dado desinteresadamente y fuera de un


amor

profundo, de la talla de la que nunca había conocido antes.

Capítulo 21

Traducción y corrección: Mayte 008

197

En el momento que Lindsay se despertó, supo que Adrián se había ido. La


sensación de vacío en su interior era tan penetrante, que roía. Ella se movió
para

salir de la cama y se dio cuenta de que estaba desnuda. Por un instante, se


preguntó

por qué. Entonces los recuerdos le pegaron duro.

Voy a dejarte ir.

Pronto todo habrá terminado. . .

Con un grito de asombro, se inclinó doblándose por la cintura, se abrazó de


su

caja torácica en una angustia insoportable. Su padre había muerto.

Papá.

Y ella lo sabía, ya que sólo una mujer enamorada puede saber, que Adrián
no

tenía intención de volver a verla jamás. Sus ojos se cerraron, pero las
lágrimas se

filtraron libres. Había perdido a las dos las personas más importantes en su
vida, al

mismo tiempo.

Como se mecía con el dolor, los ecos de sus sueños volvieron a perseguirla
para

herirla. Sentía el ardiente deseo, que corría a través de ella, tan caliente y
de tan

poderoso que no podía resistirse. En lugar de eso lo había abrazado


amplificado,
tomo fuerza del placer de hacer que Adrián se curvara como un junco
debajo de ella.

El poder que había sentido al obtener su rendición en contra de su voluntad

había sido vertiginoso y adictivo. Y repugnante. Se había sentido casi


como si ella

estuviera viendo desde el exterior, incapaz de controlar sus propios


impulsos

salvajes.

Cuando Adrián se apartó de ella, había estado tan aliviada por los ellos dos.
Así

que agradecía que poseyera la fuerza que le faltaba a ella. Pero él no se


había

alejado por un momento. Se había alejado lejos de ella para siempre.

Su voz, en sus sueños había sido carente de la sensibilidad dolorosa que la


de él

tenía, se había convertido en el acostumbrado sentir en ella. Media loca,


medio

sollozando, la risa se le escapaba. Empujando a sus pies, Lindsay se


enderezó y

sabía que tenía que llegar con la cabeza bien puesta. Tuvo que regresar a
Raleigh y

esperar a permanecer allí por un tiempo.

Necesitaba orientarse, saber dónde ir después de aquí. Necesitaba


reagruparse, a

continuación, planificar cómo perseguir a Vash. El deseo de venganza era


tan

omnipresente que casi no podía pensar más allá de ella. Esa fue una
bendición de

alguna manera. La venganza le dio algo en qué concentrarse junto con el


dolor

debilitante. Se duchó y se vistió.

Cuando hizo la cama, se encontró con las bragas ralladas. Ya sea que ella
se las

había arrancado a sí misma en medio de su sueño erótico o Adrián en


realidad

había estado con ella y él lo había hecho, el resultado al final era el mismo,
que todo

había terminado entre ellos.

— Ten cuidado con lo que deseas —, murmuró, preguntándose por qué no


acaba

de aprender a dejar de desear las cosas en absoluto.

198

Salió a la terraza, teniendo en cuenta por la posición del sol en el cielo, que
era

tarde por la mañana. No había ángeles que volaran, no había nubes,


tampoco. Era

un hermoso día, como el que la especie de californianos del sur más


disfrutaba del

año.
Perdida en su miseria, Lindsay tomó las escaleras que conducen por el lado
de la

colina a una cubierta más pequeña, unos pocos cientos de metros más
abajo.

A partir de ahí, la vista de la ciudad se perdió, dejándola con la impresión,


de

que estaban solos en los confines del paisaje del sur de su California natal.

Ella puso los codos en la barandilla y comenzó a buscar la lista de


contactos en

su teléfono celular. Había tantas llamadas y arreglos que hacer. Se obligó a


ir a

través de los movimientos, a pesar de sentirse tan vacía y fría en el


interior.

Muerta.

Una sombra alada enorme la cubrió, seguido por el roce de las plumas de
un

Centinela cuando aterrizó detrás de ella. Sintiendo una desesperación


inútil, espero

que pudiera ser Adrián que no quisiera renunciar a ella, vaciló un segundo
antes de

volver a enfrentarse a su compañero. Una mano le tocó el hombro.

—Buenos dí…— empezó a decir.

Cayó en la inconsciencia antes de que terminara el saludo.

***
Adrián rodaba una Harley que había comprado solo una hora antes en
Raceport.

Era temprano por la tarde. La mayor parte de los minions estaban


escondidos en la

oscuridad en algún lugar, para poder dormir. Por desgracia, Raceport tenía
una de

las más altas concentraciones de Fallen en el país. Después de todo este


tiempo,

todavía rondaban a Syre como polillas a la luz, incluso a pesar de que todos
ya ha

sido quemados y desfigurados.

Si el traía un contingente de Centinelas, con él, o un Pack de Lycans,


estaría en

una posición mucho mejor. Pero incluso con la necesidad de tener éxito y
que fuera

lo primordial, Adrián se negó a involucrar a nadie en su venganza personal.

Esta era su batalla.

Las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, caerían sobre sus


hombros.

Apoyó su motocicleta en un punto directamente en frente del almacén de


oficinas

generales.

La oficina de Syre estaba por encima de ellos, como Adrián sabía que
había una

vigilancia atenta y constante de la zona-al igual que la vigilancia que tenía


en Punto

Ángel.

Todo era parte de un cuidadoso baile entre ellos, la necesidad de mantener


un

equilibrio incluso ya que todo cambió y se trasladó a su alrededor.

Desmontando, retiró una escopeta de su funda de la moto. Llevaba una


pistola y

un puñal amarrado a cada uno de los muslos, su columna vertebral se


estremecía

con la necesidad de emplear sus armas más poderosas. La rabia de los


ángeles

bombeaba caliente y duro a través de sus venas.

199

Antes de llegar al último escalón de la escalera exterior, que conduce a la


oficina

del líder Fallen, Adrián sabía que algo estaba fuera de lugar. Raceport se
llena como

siempre, debido a su reputación de ser una meca para los entusiastas de las

motocicletas de todo el país, pero muy poca gente lo miró dos veces.

Incluso cuando un grupo de mujeres que llevan chaparreras, atravesaron la


calle

y le silbaron a él, no desviar mucho la atención de su camino. Si Syre


estuviera

cerca, la seguridad sería tan fuerte como la empleada en Punta Ángel para
Adrián.

Con la cara sombría y determinada, subió las escaleras sin incidentes y


salió al

pasillo en la parte superior. Dos figuras en la sombra se precipitaron hacia


él. Los

tumbo con sus balas, al no poder utilizar sus alas en tan pequeño espacio.
Dos más

se acercó por detrás justo antes de que él llegara a la oficina de Syre.

Abrió la puerta y se lanzó al interior, escucho el grito de uno de sus

perseguidores, cuando la luz solar inundó el pasillo detrás de él. Pateo la


puerta

cerrada, Adrián empujó una silla debajo de la perilla, todo ello sin apartar
los ojos o

el cañón de su pistola de la Vampress sentada en el escritorio de Syre.

—Hola, Adrián—, murmuró, con los labios curvados en una sonrisa que no

llegaba a ser verdadera.

La luz del sol cayó sobre sus desnudos brazos pálidos, el pelo de color
chocolate.

Sus ojos color ámbar brillaron como ojos de un tigre, pero el recordó
cuando estos

habían sido azul como los suyos.

—Raven. —Él no está aquí. —Puedo ver eso.

—Ni siquiera está en Virginia—. Se acercó a la puerta del armario, lo abrió


y
lanzó una mirada superficial en el interior.

—Estamos sólo tú y yo—, le aseguró. —Y tengo órdenes de no matarte. —


Ah. Así

que estamos jugando con las mismas reglas.

Se puso de pie en un movimiento singular sin gracia, revelando una falda


de

mezclilla ultracorta que no sería capaz de doblarse más sin exponerla. Su


top era de

algodón barato y atado en un nudo entre sus pechos, dándole un aspecto de


chica

country, que estaba seguro que le iba bien con los hombres que visitaban la
zona.

Recorrió el escritorio, ella movía las yemas de los dedos de su mano


derecha sobre

su brazo izquierdo y lo miraba por debajo de sus largas y gruesas pestañas.

—Te ves bien, Adrián. Realmente bien. Tener sexo te conviene.

Él sonrió, siguiéndole el juego. A los Fallen les gustaba burlarse de los


Centinelas

con su sexualidad. Era como si quisieran hacer alarde de la razón de su


caída, así

como eran conocidos por su abstinencia.

—¿Dónde está?

—¿Cuál es la prisa?

Ella se deslizó más cerca, lamiendo su labio inferior. Él sacó su ala,


obligándola a

girar a la distancia para evitar ser cortada en rodajas. Ella terminó boca
abajo,

tirada por encima de la mesa. Él puso sus manos atrapándolas las de ella
por detrás

200

de su espalda antes de que pudiera tomar represalias. Inclinándose sobre


ella, le

susurró al oído:

—¿Dónde está?

—No tienes que maltratarme—, replicó ella, luchando.

—Él quiere que te diga algo—. Adrián sabía el por qué. Su estómago se
hiso nudo.

—Va de camino a California. En realidad.—, ronroneó ella


malévolamente,

sonriendo, —creo que ya está ahí.

***

Syre se apartó de la cama sobre la cual su hija había dormido y salió al


salón de

en medio de las dos habitaciones de la suite del hotel que había reservado
en Irvine.

Torque se sentó en el sofá con los codos en las rodillas y los dedos juntos
por

debajo de la barbilla. Vash se paseaba inquieta.


—Le han lavado el cerebro—, dijo entre dientes. —No sé cuánto tiempo
Adrián la

ha tenido, pero él, la ha entrenado bien. ¡Ella trató de mátame!— Torque se

encontró con su mirada y se encogió de hombros.

—Yo no la vi en acción, pero Vash curaba sus heridas. Shadoe hizo un


número de

aparición en ella—. El pelo largo Vash se balanceaba alrededor de sus


caderas con

sus agitados movimientos.

—No creo que tengas tiempo para hablar con ella. Va a tomar años para su

desprogramación y el Lycan que estaba con ella es quien te arrebató a


Nikki —.

Torque gruñó.

Syre se pasó una mano por el pelo. Su teléfono sonó, había un mensaje de
texto

una hora antes, diciéndole que Adrián hizo una aparición en Raceport. Por
ahora el

líder de los Centinelas, sabía que Lindsay Gibson estaba fuera de su


custodia y una

búsqueda habría sido montada. No tenían mucho tiempo antes de que fuera

imposible para salir del estado, sin que Adrián supiera de él. Si Syre no
había

cambiado Shadoe para entonces, nada podría salvarlo.

—Puede que tenga que convertirla primero—, dijo Torque, entonces le


darás

explicaciones más adelante. Una vez que haya vuelto a ser Shadoe, no lo
hará,

tendrá más razones para odiarnos. Ella va a recordar lo que le hicimos.

—Syre se trasladó a la puerta contigua y les dijo que se fueran. —Salgan.


Los dos.

Déjame en paz con ella.

—Eso no es sabio—, dijo Vash. —Ella podría tratar de matarte. —Sin el


Lycan

aquí para decirle quien soy, ¿cómo lo sabrá?

—Estás asumiendo que ella no lo sabe. pero vi su carrera- la vi saltar por


encima

de unos dos metros y medio de altura en la pared, maldición. Ella es no del


todo

mortal, cualquiera huele el infierno que puede ser.

Ella olía a Adrián, lo que revolvió el estómago de Syre. Él estaba listo para
que

ella supiera por qué se había sufrido todos estos años. Él estaba listo para
que se

acordara de lo mucho que el deseo de Adrián le había costado.

201

—Entonces Shadoe está cerca de la superficie en Lindsay Gibson—, dijo.

—Y estoy seguro que le darás el crédito. Ahora vete. Ayuda Torque a hacer
un
seguimiento del Lycan. Vamos a tratar de atar todos los cabos sueltos y
terminar

los que podamos, mientras estemos aquí.

Salieron por la puerta que conectaba a la sala, con Vash enviándole un ceño

fruncido por encima del hombro. El sonriendo al bloquear detrás de ellos,


la puerta.

Vash odiaba ser superada en nada. Y había sido derrotada por un estudiante
suya,

solo con el roce de su poder.

Si Lindsay Gibson no hubiera sido la vasija que contenía a su hija, ella


estaría

muerta ahora. Oyó el crujido suave del colchón en el dormitorio y se


volvió hacia la

puerta que conducía a ella, su corazón palpitaba violentamente en el pecho.


Nunca

había estado tan cerca de tenerla de regreso.

Adrián la había mantenido siempre de cerca, a la espera de Syre para


romper y

entrar por ella. El Centinela no tuvo ni idea, de cuántos intentos Syre había
hecho

en los últimos años. Adrián era demasiado preciso, demasiado metódica,


una

máquina.

Era casi imposible de romper su código. Pero había algo diferente esta vez.
Algo
había lo había impulsado a actuar precipitadamente, para que le permitiera
salir a

la luz, y la dejara sola. . . Tenía que ser ella misma Lindsay Gibson y lo
cerca que

Shadoe estaba en la superficie de ella.

Tal vez eso es lo que Adrián estuvo esperando todo este tiempo. Ella
apareció en

la puerta, su mirada tan aguda como la de un halcón. Una mirada de


depredador.

La mirada de una cazadora. Se fijó en el primero, entonces hiso un barrido

alrededor del espacio relativamente pequeño.

—¿Qué eres?

—¿Qué tan preciso quieres que sea?— el vio la sombra desde el barrido de
la

confusión las características de ella.

En nada se parecía a él, nada como su madre o su hermano, cuya herencia

asiática ponía de manifiesto en su tono de piel y sus ojos endrinos. Pero


algo en su

interior lo reconoció y quedo perplejo.

—Mucho— dijo.

—Soy Syre. Un vampiro— su boca se curvó suavemente, con verdadero


afecto— y

tu padre.
Lindsay miró al hombre seriamente caliente a unos cuantos pies lejos de
ella… y

se echó a reír enloquecida,burbujeando una olla de emociones que brotaban


en su

interior. Se rió hasta que las lágrimas llegaron a los ojos y corrían por sus
mejillas.

Se echó a reír hasta que su pecho se estremecía, con el hipo de duros,


sollozos.

Syre, que en realidad se las arregló para parecer alarmado, dio un paso
tentativo

hacia ella. Inmediatamente levantó la mano para detenerlo.

Él se detuvo.

202

El líder de los vampiros, que de alguna manera, la secuestro de Punta


Ángel, se

detuvo solo con su mano cuando la levantaba.

Él se refería a ella. Y ella lo sabía.

Esto era una tranquilad de garantía dentro de ella. Ella sabía que el ángel
caído

que estaba en la habitación, se veía demasiado joven para ser su padre.

Él era una preciosidad.

Alto y elegante, como un Centinela, pero mucho más oscuro.


Definitivamente

peligroso. No sólo en su aspecto, a pesar de eso era oscuro y peligroso,


también. Su

pelo negro y la piel en tonos caramelo, se emparejaban con los ojos del
color del

mismo caramelo, haciendo de él, un impresionante total de una manera


exótica.

Dios, el pensamiento de él enfrentándose contra Adrián era loco para ella.

Estaban demasiado parejos.

—¿Dónde estamos?— Preguntó, reconociendo la marca de la hotel por su


diseño

de la firma, pero no estaba segura de en qué propiedad se encentraba.

—Irvin.

—¿Por qué?

Syre hiso un gesto para que tomara asiento. Como lo hizo con Adrián,
sintió un

tirón inexplicable hacia el suave líder de los vampiros. Ella no confiaba en


que—no

confiara en él. Los vampiros atraían a las víctimas con la seducción y con
un

sentido adormecedor de falsa seguridad. Lindsay se trasladó al bar en vez


de

sentarse y tiró del sacacorchos del cajón. En cuanto a que fuera un arma,
esto daría

risa.

S¡n embargo, los mendigos no podían ser exigentes.


—No hay necesidad de defenderse contra mí, tzel—, murmuró tomando
asiento

en la

pequeña mesa de comedor, como si no tuviera ninguna preocupación en el

mundo.

—No me llames así—, le espetó ella, odiando escuchar la expresión de


cariño de

Adrián para ella, en los labios de otro hombre.

—¿Por qué no? Es tu nombre.

Tragando saliva, ella luchó contra una nueva ola de mareo e intensos déjà
vu, tan

familiar ahora, después en las últimos pocas semanas, pero no menos

desconcertantes.

—Mi nombre es Lindsay Gibson. El nombre de mi padre es-era-E ddie


Gibson.

—Esas cosas son verdaderas. . . con respecto a tu cuerpo mortal—. Sus


ojos color

ámbar la miraban con una intensidad innegable.

—Pero tú llevas el alma de mi hija Shadoe dentro de ti—. Lindsay sintió


que la ^

sangre se drenaba de su rostro.

203

—¿Creías que era sólo un nombre de mascota que Adrián tenía para ti?—
La voz

un poco ronca de Syre era fascinante. —¿Un cariño, tal vez? — El impacto
directo

de esto, golpeó duro a Lindsay.

—Ah, ya veo porque lo dices—. Su sonrisa tenía un aire de suficiencia por


saber.

—Yo apuesto a que cuando te vio, no había forma de distanciarte de él. Se


centró

en que todo lo consume con intensidad, ¿no? Él te persiguió de manera


rápida y

con una determinación para que no te pudieras negar. Te h a tratado como


la cosa

más preciosa del mundo. Y cuando un Serafín, como Adrián pone su mente
en algo,

nunca falla.

Apoyándose en el mostrador, ella puso una mano por encima de su


estómago

rugiente y trató de regular su respiración.

—Eres una mujer hermosa, Lindsay. Estoy seguro de que era sinceramente,
se

sintió atra ído por el paquete. Pero la mujer que codicia está dentro de ti-a
mi hja-y

ha sido la que nos mantiene separados desde los albores de los tiempos.

—Eso no es posible—, susurró ella con los labios secos. —No estoy
poseída por el
espíritu de otra persona—. Levanto su barbilla.

—Entonces, ¿cómo explicar tu velocidad? ¿Cómo te explicas que la


primera

pregunta que me hiciste cuando entre en la habitación fue? " ¿Qué eres?"—
no —"

¿Quién eres?". Sentiste el poder en mí, con los sentidos de más allá, no con
los

pocos que ofrece tu cuerpo mortal.

Ella lo miró fijamente, su pierna derecha comienzo a temblar y se agito


con su

creciente inquietud.

—Te estás preguntando cómo es posible—, dijo, aún en esa voz baja,
cautivante.

— Tú ves, Shad oe esta fatalmente herida. Tú eras una cazadora incluso


entonces.

Adrián te ha amado tanto, no podía soportar perderte. Yo ya había


descubierto que

podía compartir la inmortalidad con otros y él te trajo a mí al borde de la


muerte,

me pedía que te salvara.

Lindsay no se dio cuenta que estaba llorando hasta que sintió las gotas caer
y

golpear el pecho.

—No lo dudes—, prosiguió. —Comencé el proceso del Cambio en ti.


—¿En un vampiro?— Ella se enfermó por el solo pensamiento. Él dio una
risa

suave, sin sentido del humor.

—La reacción de Adrián fue la misma. El pensó que yo podría sanarte sin

cambiarte. Fuiste muy lejos con su sangre para hacer el truco, pero que
había oído

que el cambio se llevaba a los individuos al precipicio de la muerte, y él


pensó que

yo podría retirarte de ella. Lo qué podía, pero como un vampiro. Cuando se


dio

cuenta en lo que te convertirías, él te terminó a ti misma con una hoja a


través del

corazón.

Se estremeció imaginando lo que le habría costado Adrián el poder matar a


la

mujer que amaba con el fin de salvarla. Pero ella lo entendía, también.
Ella,

204

prefería morir que vivir su vida como un vampiro. Por supuesto que el
perder el

amor, que verla convertida en una criatura chupadoras de sangre sin alma.

—Pero ya era demasiado tarde. Tú eras un Naphil, uno de los Nephalim-un


niño

nacido de una mortal y un ángel. Tu a era más fuerte que la de un simple


humano.
Tenías la fuerza de un ángel, pero sin la debilidad de las alas.

Yo te di la suficiente sangre, para inmortalizar la parte inhumana tuya,


antes de

que Adrián matara tu cuerpo. Así que has vuelto una y otra vez, siempre en
un

recipiente diferente, pero sigues siendo mi h^ja.

Sin embargo la mujer amada de Adrián. Una mujer que no era ella. Su
columna

vertebral se enderezó.

—Una bo nita hi- historia, pero no le creo.

—¿Por qué iba a mentir?

—Para ponerme en contra de Adrián—. Hizo un ruido suave.

—Por el contrario, puedo darte de regreso con él. Totalmente. Sé que


quieres eso.

Puedo ver lo mucho que lo amas.

—¿Qué estás diciendo?— Empujando a sus pies, se acercó un poco más.

—Puedo terminar el cambio, Lindsay. Te puedo dar la inmortalidad y


volver a

despertar el alma de lo que Adrián le encanta. Te puedo quitar la


mortalidad, que te

hace prohibida para él. Todo lo que puede ser lo que debería haber sido—.
Ella se

echó a reír, pero le salió un grito roto y doloroso.


—Por supuesto. Tome la mujer de Adrián y la conviertes en un vampiro.
La

última venganza por la pérdida de tus alas. Te matar ver esas puntas color
carmesí

en sus preciosas plumas. Debe ser un recordatorio de la agonía de como él


te

mutilo—. Syre estaba inmutable por su arrebato venenoso.

—No espero que me creas. ¿Quizás le creas a él? — Su corazón se detuvo.

—¿Qué estás diciendo?—Llámalo—. Sus hermosos ojos brillaban como


piedras

preciosas.

—Pregúntale a ti misma.

Capítulo 22

Traducción: Jesica Corrección: Katie Gee

Elijah vio las puertas de la entrada de paso al Lago Navajo, por las
ventanas

traseras de la Suburban negra en la que estaba él y la manada.

No podía quitarse de encima la aprehensión que se enrollaba a través de él.

Aunque Damien le había asegurado, que no él no había sido responsable


del

secuestro de Lindsay ya que técnicamente había pasado bajo la vigilancia


de los

Centinelas, él inmediatamente había sido devuelto a Lago Navajo, en lugar


de
poder ayudar en la caza para recuperarla. Toda la manada de Adrián estaba
siendo

enviada al Lago y una nueva estaba siendo formada.

205

El alcance extremo de aquel acto, habló de la profunda sospecha.

Lindsay había sido secuestrada de Punto Ángel, lo que significó que


alguien allí

estaba sin duda implicado. Poner en cuarentena a los Lycans pareció ser el
primer

paso en la tentativa de encontrar a los culpables.

A pesar de entender la precariedad de su propia situación, el mayor miedo


de

Elijah era por Lindsay. Una vez que él se había enterado de la identidad de
la

vampiresa que ella había atacado, su estómago había tocado fondo. Vash
había

estado cazándole, ya debido a la sangre en Shreveport; entonces Lindsay


había sido

vista con él —al lanzar un ataque por su cuenta. No importa como lo


mirara, esto

tenía mala cara para su amiga.

Realmente mala.

Él dudó que Lindsay sobreviviera el día, si es que ella no estaba muerta ya.
Y él
estaba a estados de distancia y era incapaz de ayudarla. La bestia dentro de
él se

paseaba inquieta, gruñendo su deseo de deslizarse libre de la correa. Si no


fuera un

Alfa, habría perdido el control horas atrás.

Así estaban las cosas, se estaba debatiendo con un motín por primera vez
en su

vida. No tenía suficientes amigos como para hacer caso omiso, y perder
uno. Y

Lindsay era especial para él, ella ya había probado que moriría para salvar
su culo.

Aún tenía que devolverle el favor.

La Suburban rodó a una parada en el centro del puesto de avanzada. Elijah


salió.

Media docena de furgonetas de tamaño natural se detuvieron en una línea


detrás

del SUV y el resto de la manada de Adrián apareció en el patio. Jasón se


acercó a él.

—Llegaste aquí rápidamente. Bien. He reducido el grupo sospechoso a seis

individuos.

Uno

de

ellos

es de robar tu sangre. Pensé que te gustaría


responsable

preguntarles.

Elijah contempló al a través de sus gafas de sol, instantáneamente se puso


en

guardia por la demostración de camaradería. Jasón veía poco valor en los


Lycans.

Ellos eran de vez en cuando útiles, pero siempre tratados del modo
prescindible

peor que los perros a veces. El centinela le dio una palmada en la espalda y
sonrió.

—Pensé que estarías satisfecho. En su lugar estás con el ceño fruncido


hacia mí.

Dándose cuenta, Elijah se alejó del toque del Centinela. Él se mostraba


apagado

como un Lycan que estaba más conectado con los ángeles de lo que estaba
a su

propia especie. Fue por eso que le hicieron subir en la Suburban. Por eso él
estaba

siendo seleccionado por Jasón ahora. Elijah había creído que estaban

manteniéndolo cerca en la preparación para el castigo. Y que había estado


en lo

cierto, no sólo en la forma en que había esperado.

Retrocediendo hacia los otros miembros del pack de Adrián, él los


encontró

observándole con desafío y determinación. Rachel dio un paso adelante y


siseó.

—¿Crees que eres uno de ellos?

206

—E res una chica inteligente, Rach. Sabes que están ido

contigo

jugan

conmigo.

E stánjugando con todos -. Jonás se acercó

nosotros—

más.

—Tú eres el Alpha, Elíjah. ¿Qué vas a hacer al respecto?

El impetuoso joven Lycan hizo un gesto hacia la valla de registro de diez


metros

de alto alrededor de ellos.

—Si yo fuera Alpha, me gustaría romper este lugar.

—¿Y a dónde irías?— Elijah desafió. Los ojos de Rachel brillaron.

—No sé de qué tienes miedo. pero vas a tener que tomar una decisión
acerca de

en

qué lado estás No dejes que la muerte de Micah haya sido en


parado.

vano.

—No se puedes poner eso en mí.

—Todo es sobre ti—, dijo fríamente. —Más de lo que sabes.

Abrió la boca para replicar, pero ella cambió de puesto y aulló. El resto de
la

manada había alterado sus formas masivamente, rodeándolo en un alarde


de

servilismo. Los Centinelas cercanos desplegaron sus alas, con sus ojos en
llamas.

Jasón se acercó, con sus alas curvadas hacia delante en la postura familiar,
lista

para la batalla.

—Elijah—

La manada respondió a la amenaza implícita a su Alfa- una amenaza a la


que

ellos habían instigado — embistiendo adelante en un mar retorcido de piel

multicolor.

Gritos rompieron la tranquilidad de la montaña. Los ángeles tomaron


vuelo.

Lycans en forma de lupino manaron de entradas astilladas y rompieron


ventanas

en una ola interminable. Sonaron disparos y aullidos desgarraron el aire.


Elijah se encontraba en medio de un caos absoluto, todo lo que él conocía
se

desmoronaba en charcos de sangre, pelos y plumas. Los gritos reverberaron


por él,

resonando en su mente horrorizada.

Una bala le atravesó su hombro y el poco de plata en su carne, chisporroteo

como el ácido. Los Lycans se pusieron más frenéticos y feroces en la


reacción al

olor de su sangre.

Con su elección hecha, Elijah cambió y saltó a la lucha, esperando salvar


tantas

vidas como pudiera.

207

Adrián miró por las ventanas de la oficina de Syre en la ciudad de abajo.


Su

sangre se había enfriado con la inquietud. Con cada segundo que pasaba,
sentía que

caía aún más profundo en un estado primitivo de rabia.

Su teléfono celular vibró en el escritorio. Sentía los ojos recelosos de


Raven en él,

cuando lo llevó a la oreja.

—Mitchell.

—Adrián—. Su aliento explotó en el pecho.


—¡Lindsay! ¿Dónde estás? ¿Estás herida?

—¿Preferirías llamarme tzel?—, Preguntó en voz baja. Se hundió en la


silla de

Syre.

—¿Qué te dijo?

—Una larga historia, pero lo esencial es que llevo la mujer que amas
dentro de

mí. ¿Es

eso cierto?— Dudó un momento, sintiendo el dolor que subyace en su voz.


Llevas el alma Shadoe en ti, sí.

Raven lo miró con avidez en la silla en un rincón, con los ojos brillantes de

alegría maliciosa.

—Es por eso que te acercaste a mí en el aeropuerto.

-Al principio fue por ella—, admitió. —pero eso cambió. Lo que ha
crecido entre

nosotros desde entonces, es por ti, Lindsay.

—En pocas semanas terminaste con la mujer que haz amado toda la
eternidad ¿y

te enamoraste de mí?— Ella hizo un ruido ahogado, un sonido tan


angustiado en su

corazón que rompió en el sonido de sí misma.

—Perdóname si no te creo.
—Yo te lo puedo demostrar. Dime dónde estás, cómo te encuentro. Si mato
a

Syre, el

alma de Shadoe será a Seremos sólo tú y

liberad

. yo.

—Pero ayer me dijiste adiós, Adrián. No en tantas palabras, pero era el


adiós

final a

pesar de todo. ¿por

eso?

—No, maldita sea—. El puño lo cerró alrededor de un lápiz en el


escritorio.

—Es porque una vez que mate a tu

y tu alma serán tuyos. No

208

Syre,

cuerpo sentirás el

mal que te rodea nunca más. No sentirás que no eres humana. tendrás

No

atributos
psíquicos que debas ocultar. podrás ser normal. Llevar una vida normal.

Disfrutar de

todas las cosas preciosas mortales que no has tenido tiempo de

hacer.

Hubo un largo silencio lleno sólo con los sonidos de su mutua respiración

dificultosa. Oyó una puerta cerrarse en el otro extremo de la línea.

—Syre dice que puede solucionar este problema. El puede hacer lo


correcto.

—No le hagas caso. El te dirá lo que tenga que decir con el fin de
conseguir lo que

quiere.

—Dice que si él completa el cambio, puedes tener a Shadoe. para siempre


esta

vez. Inmortal.

—No,joder—. La sala giró a su alrededor. —Eso no es lo que quiero.

—¿No es así? Todos esos siglos. . . todas esas La

has

encarnaciones. . .

encontrado y

la has amado. Y perdido una y otra vez. Ahora hay una d de parar todo

oportunida
eso.

—Está equivocada, Lindsay.

Adrián oyó la ronquera de su voz, la desesperación brutal y se preguntó por


qué

ella no podía.

—El piensa que el alma de Shadoe que es en parte Angel es más fuerte que
la

tuya. Cuando estaba viva, tal vez eso era cierto. pero ella no lo está. Ella es
un

polizón en tu cuerpo. Tu alma es más fuerte en su forma psíquica que la de


ella.

No eres como las otras encarnaciones. Sientes sus impulsos, pero puedes

ignorarlos. Siempre has sido tú desde el momento en que nos conocimos.


Si dejas a

Syre terminar el Cambio, su alma se liberará y la tuya va a morir y lo que


quedara

es un vampiro chupasangre. Tú no quieres eso. Yo no quiero eso para ti—.


Oyó un

suave sollozo.

—Lindsay—. Sus ojos quemaban. Sus pulmones estaban en llamas.

—Por favor. por favor, no hagas esto. Déjame llegar a ti, hablar contigo.
Has

pasado por mucho en las últimas veinticuatro horas. No estás recuperada


de la
muerte de tu padre. Necesitas tiempo para pensar. El tiempo para sanar.
Déjame

estar allí para ti, como has estado allí para mí.

—Yo

no

necesito acerca de esto. No importa que las cosas se vayan con

209

pensar

el

cambio, por fin serás Ya sea que estés libre con ella o sin ella, este ciclo

libre.

horrible

que has sufrido, finalmente habrá

terminado.

El lápiz se partió en su mano. La tinta negra irrumpió a través del


escritorio.

—Yo puedo hacer lo mismo si mato a Syre. El fue el que puso en marcha
el

cambio; y él es el único que puede terminarlo. Déjame hacerlo a mi


manera. Deja

que me ocupe de esto.

—Adrián—Te amo, Lindsay. A ti. No a ella. Yo la quise una vez, pero ya


no. No es

como antes. No lo supe hace mucho tiempo, me di cuenta ayer por la


noche. Y

nunca la ame como Te amo. Te lo ruego. . . con todo lo que soy, con cada
cosa que

te pertenezco, no hagas esto.

—Creo que me amas—, ella susurro, tan tranquilamente que apenas le oyó.

Tanto como eres capaz. pero eso es sólo otra razón para terminar esto.
Como estoy

aquí en alguna parte, nunca vas a ser capaz de dejar que me vaya, puedo
escucharlo

en tu voz. Vas a golpearte contra las rocas repetidas veces hasta que estés

completamente roto. No puedo dejarte hacerlo. Al menos una vez que haya

cambiado, me dejarás ir. No me querrás como un vampiro.

Adrián empujo sus pies, su BlackBerry se fisuró bajo la tensión de su


agarre. —

¡Lindsay!

—Te amo, Adrián. Adiós.

AAA

Lindsay salió de la habitación, recién duchada y sintiéndose limpia por


dentro y

por fuera. Syre esperaba pacientemente en la mesa de comedor. Tenía la


sensación
de que él era el tipo de hombre que podía sentarse inmóvil durante horas, a
la

espera, su paciencia infinita e inflexible.

Tanto era el control y el poder-que irradiaba de él, como lo hacía de


Adrián.

Adrián, cuya hermosa voz se había cortado y azotado con la fuerza de sus

emociones. Ella le hacía más humano cada día, lo debilitaba cuando él


tenía que ser

más fuerte.

Ver cara a cara a Syre, le demostró más que cualquier otra cosa que el líder
de

los vampiros era una formidable fuerza a tener en cuenta y su segundo era
una

maniática homicida. En los próximos días, Adrián tendría que estar en la


cima de

su juego para poder sobrevivir.

—¿Estás lista?— Se paró en una exhibición de elegante fluidez y gracia.


Ella

asintió con la cabeza.

—Sí. Estoy lista. Hizo un gesto para que ella volviera a la habitación.

210

—¿Me puede decir qué va a pasar?— Preguntó ella, acostada en la cama


como él

le
indico. El corazón le latía con tanta fuerza que pensaba que podría tener un

ataque al corazón.

El líder de los vampiros se sentó en la cama a su lado y le tomó la mano en


la

suya. Se encontró con su mirada directa, sus rasgos perfectos suaves con
afecto.

Con solo verlo, pensó que Shadoe debió haber sido hermosa. Una belleza
exótica,

cuyo amor había esclavizado a Adrián para siempre.

—Voy a beber de ti—. Su voz era tan cálida y embriagadora como el


brandy

caliente. —Te voy a vaciar al borde de la muerte. Entonces te voy a llenar


de

nuevo con la sangre de mis venas y eso te va a cambiar.

—Mi alma va a morir—. Él la miró por un momento como si pudiera


mentirle.

Entonces él asintió.

—Las almas mortales sobreviven el cambio. pero si te sirve de consuelo, ui

no

zás

Shadoe absorba algo,

del tiempo que ustedes dos han estado juntas. Quizás


continúes existiendo de esta manera. No creo que estarás completamente

perdida.

—pero no lo sabes.

—No—, él estuvo de acuerdo. —Eres única—. Ella exhaló con un suspiro

entrecortado.

—Está bien. Estoy lista—. Syre rozó el cabello de su frente.

—Realmente lo amas. Desearía entender por qué. Cada vez que vuelves, le
amas

de nuevo—. Sus ojos se cerraron.

—por favor. Sólo termina con esto.

Ella sintió la humedad de su aliento con olor a especias en contra de su


muñeca,

luego la aguda punzada de su mordedura.

Lindsay flotaba en un extrañamente cálido miasma27. Como un nadando


sobre

su espalda, iba a la deriva lánguidamente, todo el sentido del tiempo y


urgencia se

había ido.

A su alrededor, las olas de recuerdos y memorias se levantaron. Algunos


eran de

ella, la mayoría no lo eran. Ella los examinó cuidadosamente con una


fascinación

exuberante, mirando carretes de acontecimientos como películas. Tantas


versiones

de sí misma, como si ella fuera la única actriz en un juego sin fin, con
múltiples

personajes, escenarios y períodos de tiempo.

En el fondo de su mente, ella registró un ardor lejano en torno a ella, humo


y

fuego lamían hasta las orillas de sus recuerdos, haciendo que el agua
hirviera hasta

que era incómodo contra su piel desnuda. Ella trató de enroscarse lejos,
luego bajar

211

bajo las aguas, pero debajo de la superficie no había ningún fondo. Sólo
había un

vacío infinito y el cosquilleo de ese abismo, una succión en los dedos del
pie

atrayéndola hacia abajo.

Ella salió a la superficie y volvió a su posición horizontal, manteniendo las

piernas fuera de la atracción seductora de abajo. No había manera de


escapar del

calor creciente.

—Vas a desaparecer pronto.

Volviendo la cabeza en busca de la voz, Lindsay descubrió una mujer


flotando

cerca. Una mujer exótica y espectacular. Una mujer cuya belleza rica hacia
una

pareja impresionante, con la magnificencia oscura de Adrián.

—Shadoe—. La boca de Shadoe se curvó. —Hola, Lindsay.

Alargó la mano y se cogieron los dedos. Una oleada de alivio rápido y

enfriamiento corrió por el brazo de Lindsay al contacto. Su mente se llenó


de

imágenes de Syre y una bella mujer asiática. Estaban riendo. Jugando.

Persiguiendo a dos niños pequeños riéndose a través de un campo de pastos

altos. Syre tenía alas. Grandes alas, magníficas de azul celeste que
encajaban

perfectamente con el color de su iris. Extendidas y estiradas, era una


manifestación

visible de su alegría.

Levantó una niña alta y la besó en la frente. Lindsay sintió la presión de los

labios contra su propia piel, sintió la emoción del amor paternal que lo

acompañaba como si fuera para ella.

Syre dejo a Shadoe abajo y persiguió a su hijo, un chico adorable con los
brazos y

las piernas regordetas. Shadoe se trasladó a donde su madre estaba


preparando un

picnic. Ella se sentó en el borde de la manta y arrojó trozos pequeños de


algún tipo

de vegetal cerca del borde del claro, donde la hierba comenzaba su


dominio sobre el

paisaje.

Una pequeña criatura parecida a un conejo apareció, suave, mullida, y


blanca.

Este siguió el rastro de verduras de Shadoe, que acarició a su cabeza


confiada con la

sus yemas de los dedo.

Cuando la criatura se puso más valiente y se levantó para poner sus patas

delanteras en el muslo de Shadoe, ella se rió con placer y lo recogió como


Syre

había hecho con ella unos momentos antes. Ella acarició el hocico con la
punta de

su nariz pecosa contra el dulce animal, luego sepultó su cara en su cuello.

El grito de la criatura asustó a Lindsay tan violentamente que ella se


sacudió y se

hundió bajo las olas. La memoria se deslizó lejos de ella, quedando


atrapada en el

agitado oleaje, cerca de la costa ardiente, pero no antes de que Lindsay


agarrara el

olor maduro de la sangre y la belleza del remojo carmesí en el blanco


prístino.

Como las alas de Adrián.

Ella inició su camino de regreso a la superficie, jadeando con una mezcla


de
miedo y fascinación. Y con hambre levantándose. El olor de la sangre de la
criatura

la llevó a su naturaleza. Su boca se hizo agua con el deseo de beber


vorazmente el

camino que Shadoe tenía.

212

Shadoe se rió de los alientos que chisporrotean en Lindsay. El Naphil


flotaba

graciosamente sobre su espalda con las manos metidas detrás de su cabeza.


Su pelo

oscuro se desplegaba hacia el exterior, al igual que las faldas de gasa


transparente

de su vestido. Parecía una ninfa, bella y seductora.

—Eras realmente un vampiro—, la acusó Lindsay.

—No. El Nephalim estaba sediento de sangre antes de que los vigilantes


cayeran.

Nuestra mitad de ángel, necesitaba la energía encontrada en la fuerza de


vida de

otros.

No había ningún horror o remordimiento en la voz de la mujer. Ni


vergüenza ni

pudor.

Lindsay luchó para darle sentido a todo. El calor furioso se descoloraba


despacio
y la languidez volvió a ella. Tenía ganas de tomar una siesta y hundirse en
el abrazo

de seda de los recuerdos a su alrededor.

—El me ha amado siempre—, dijo casualmente Shadoe. —Obsesivamente.

—Lo sé.

Los nuevos recuerdos dieron una vuelta sobre ella. Ella reconoció algunos
de

ellos de sus sueños. Ahora ellos tuvieron sentido. Cada imagen y escena en
que

sostuvo a Adrián, en momentos de lujuria y pasión. Lindsay miró con unos


celos

agudos, feroces.

Cerró sus ojos, pero todavía no encontraba ningún alivio. Las memorias
estaban

en su cabeza, en su mente. Susurros. Canturreos. Súplicas. Ella estaba a


punto de

sumergirse bajo las olas simplemente para escapar de ellos cuando se vio.
Su ira se

calmó inquieta y recogió todo esto, reviviendo los momentos de ternura


que había

compartido con Adrián.

—Te necesito, Tzel.

El dolor la quemó en la comprensión de lo que eso significaba: al hacer el


amor
con ella, había estado pensando en otra persona. Las reminiscencias
continuaron

sin cesar, sin darle paz.

—Tómame, Neshamá sheli.

Ella lloró en la emoción acalorada que irradia de Adrián ya que él le pidió


tomar

todo que él le ofreció.

—¿Qué significa eso?—, Preguntó a Shadoe con voz ronca por la angustia
y la

nostalgia. —¿Neshamá sheli?

—Significa "Mi Alma". Es un cariño.

Lindsay absorbió esto. A medida que los recuerdos se arremolinaban a su

alrededor, girando más y más rápido hasta que formaron un torbellino en


una

espiral descendente, ella notó como los cariños para ella, cambiaban a
medida que

su relación progresaba. Hacia el final, se refirió a ella como su alma. No


Shadoe. No,

tzel. Voy a liberarte. Voy a dejarte ir….

Le había estado diciendo adiós a Shadoe, no ella.

213

Lindsay dio puntapiés hacia arriba, luchando contra la succión voraz del

remolino. Ella estaba gritando, pidiendo ayuda a gritos, ahogándose con la


súbita

comprensión, de lo mal que había interpretado sus sueños la noche


anterior.

Adrián la amaba.

Y Dios sabía que ella estaba loca por él lo suficiente para morir por su
felicidad.

Y parecía ser lo que era para él — la mujer que lo

hizo feliz.

Ela no le dejaría. Ella se

negó.

Lo sabía por dentro y por fuera. Desde el principio, en que le había


permitido

elegir, en qué dirección quería viajar y cualquier elección que hiciera: el


hotel o la

caza, con o sin él, hizo adaptaciones que le permitieran esa libertad,
manteniéndola

todavía segura. Ella podía ser ella con él y él la amaría así.

El la amaba.

Con todas sus fuerzas, Lindsay luchó contra la implacable atracción del
abismo

resplandeciente debajo de ella, pero el ciclón de recuerdos en torno a ella


se elevó

más y más alto y los carretes de las imágenes en el cielo por encima de ella
parecían
cada vez más lejos.

—Shadoe— gritó ella-. —Nunca vas a tener todo de él. Nunca más.

Un brazo salió disparado y le agarró la muñeca. Shadoe se inclinó sobre el


borde

del vórtice, con el pelo largo y negro que colgaba en una cortina de raso
alrededor

de su hermoso rostro.

—Una parte de él me pertenece a mí ahora.

Lindsay gimió, sintiendo como su hombro se separaba de su lugar ya que


ella era

tirada en dos direcciones.

—No me parece que seas el tipo de mujer que está dispuesta a compartir.

—¿Y tú lo eres?— Lindsay apretó su mandíbula contra el dolor que sentía.

—Voy a tomar todo lo que pueda tener de él—, sacó ella afuera.

—Si él piensa en ti algunas veces, puedo vivir

con eso. pero ¿puedes vivir con

él,

haciendo el amor a mi cuerpo cuando este

contigo?

Los ojos endrinos Shadoe se estrecharon. Luego sus labios rojos


exuberantes se

curvaron en una sonrisa. Ella soltó el brazo de Lindsay, Lindsay y cayó


hacia la luz

radiante de abajo.

—Shadoe.

214

Su rival se zambulló en el vórtice, compitiendo con Lindsay con sus brazos

extendidos y sus manos abrazadas juntas en una línea estrecha. Ella cortó a
través

de la luz y desapareció dentro de ella. Al instante la dirección del remolino


cambió,

levantándola hacia arriba. Cuando las imágenes en movimiento se


apresuraron

sobre Lindsay a reunirse con ella, contuvo la respiración y cerró los ojos.

Ella fue arrojada por la tempestad con la respiración jadeante de


conocimiento.

Estaba boca arriba, Lindsay despertó en una cama extraña. Parpadeo y


encontró

a Kent Magnus sentado en una silla junto a ella.

—¿Kent?— Preguntó ella, dándose cuenta de que estaba empapada de


sudor.

Sudaba tanto que el edredón y las sábanas también estaban empapados por

debajo de ella con sudor. Algo duro traqueteaba en su boca. Ella escupió
uno y

luego otro. Hizo una mueca al ver sus dos dientes caninos humanos en su
palma.
—¿Qué estás haciendo en mi sueño?— Kent la miró, frunció el ceño.

—¿Lindsay. . .? ¿Dónde está Shadoe?

—¿Tú también estas todo caliente por ella?—, Su mirada se redujo. Los
rasgos

generosos de Kent le repitieron a la mujer, a la cual ella acababa de decir


adiós

en su mente… o en su alma — o donde haya sido.

—Se ha ido. No regresará. Se fue a un lugar mejor y todo eso.

—Mierda—, el murmuró, pasándose la mano por el pelo que se había


convertido

ahora en cabellos en punta por sus dedos inquietos.

—¿Qué estás haciendo aquí?— Él se frotó los ojos llorosos y enrojecidos.


—Yo soy

tu. soy hermano de Shadoe. —Oh. pensé que eras mi auditor de noche.

Ella volvió a caer en las sábanas mojadas con un gemido, segura de que
estaba

tan loca como agonizante. Nadie podía sentirse tan mal como lo hizo y
sobrevivir.

Estremecimientos violentos sacudieron su cuerpo como si fuera a


congelarse, pero

ella estaba ardiendo. Tenía la boca rellena de algodón con el sabor de un


cenicero.

Su estómago se revolvía como si fuera a vomitar y su cabeza estaba


palpitando tan
brutalmente, que se sentía como algo que estaba tratando de encontrar la
manera

de salir de su cráneo desde el interior.

pero se había dado cuenta de que la realidad era peor.

Ela todavía era Lindsay, todavía estaba loca por Adrián y ella era una de
las

cosas que tanto odiaba y cazaba.

Un vampiro.

Capítulo 23

Traducción y corrección: Mayte008

Adrián vio el humo de los restos del Lago Navajo a millas de distancia
antes de

que él llegara. Cuando Damián sacó la Suburban a través de las puertas,


que

entraba en una zona de guerra. Muy poco quedo intacto.

215

Incendios quemándose sin atención. Lo que había sido una vez las
instalaciones

del almacenamiento criogénico, estaban en un agujero chamuscado en el


suelo a

varias metros de profundidad. Ninguna ventana se mantuvo intacta. Plumas

salpicadas por el suelo junto con docenas de cadáveres desnudos.

Por primera vez en dos días, una emoción penetro en la densa bruma de la
mente en el dolor que nublaba a Adrián y en su corazón. Al bajar de la
camioneta,

examinó la devastación. Se frotó el dolor sordo en el pecho y preguntó:

—¿Cómo cuantas víctimas Centinelas? —Cinco, incluyendo a Jasón.

Más pérdidas había tenido en cuestión de horas, de lo que habían sido en

muchos siglos, además de dos tenientes perdidos en un solo mes.

—¿Cómo cuantos Lycans fueron asesinados?

—Cerca de treinta—. Damián estaba pálido y demacrado.

—Aunque es probable que algunos huyeran y murieran de sus heridas en


otros

lugares. Hay unos pocos que permanecieron leales a nosotros, pero yo sé


cómo van

a ser útiles. Los otros Lycans los mataran si los ven.

Adrián vagaba por el puesto de avanzada en ruinas. Este golpe fue de lo


peor, sin

embargo, uno muy probable que causara la destrucción de todos los


Centinelas.

Y él no estaba en su mejor momento. Todo estaba oscuro, como si


estuviera

mirando el mundo a través del cristal agrietado y sucio.

¿Dónde estaba Ljndsac/? ¿Cómo estaba ella?

¿Habría seguido adelante con elcambio?

¿Estaría Syre incluso ahora disfrutando del regreso de su hja después de


tantos

siglos de distancia?

La idea de cruzarse el camino con Shadoe en el cuerpo de Lindsay,


atravesó a

Adrián, como una hoja, pero él sabía que ese día iba a llegar si el cambio
había

ocurrido como lo predijo Syre. No tenía idea de cómo iba a sobrevivir a un

encuentro. Sólo podía pedir al Creador que le ahorrara esa agonía. Obligó a
su

mente dispersa para concentrarse en lo inmediato, el horror frente a ellos.

—¿Se ha propagado esta noticia en otros packs?

—No en todos—, dijo Damien con gravedad. —pero no hemos sido capaz
de

comunicarnos con los packs de Andover o de River Forest desde la mañana


de ayer.

Adrián volvió a la SUV para sacar las herramientas guardadas en la


cajuela.

—De acuerdo con el protocolo, vamos a quemar los cuerpos, a


continuación,

nivelaremos el lugar. No podemos dejar nada para que los curiosos


encuentren.

Sí, Capitán—. El uso de su rango lo congelaba.

—Cuando regresemos a la punto Angel, tú y Oliver deberán poner sus


cabezas
juntas y llegar a algunas sugerencias sobre cómo proceder a partir de aquí.
El día

después de mañana, deberán haber resuelto quien será mi sustituto.

—Adrián.

216

Sintió el peso de la mirada de Damián en su perfil. Los otros Centinelas


además

de ellos, Malaquías y Geoffrey, dieron un paso más cerca.

—Lo siento—, dijo con voz ronca, su garganta apretada por el


remordimiento.

Era

su deber el mantener a sus hombres y darles el estímulo y la motivación


cuando

su moral estaba baja. Pero él mismo estaba perdido.

—Les falle a todos ustedes. Debería haberme retirado de la misión, en el

momento en que sentí. Tal vez esto podría haberse evitado.

Lindsay. ¿Dónde estás?

—Siempre he creído que su capacidad para sentir la emoción humana es


una

ventaja

para nosotros—, dijo Damián. A un lado de él, Malaquías asintió con la


cabeza.

Geoffrey, un serafín de pocas palabras, se encogió de hombros.


—Yo estaría mintiendo si le dijera que nunca he encontrado una mujer
mortal

atractiva.

Las alas se flexionaban sin descanso, Adrián tuvo que tomar varios
momentos

para decidir qué decir.

—Tal vez deberíamos llamar a todos los Centinelas en punto Angel. En


conjunto,

la reflexión nos puede dar las respuestas y la fuerza que buscamos.

—Yo tomo la fuerza de usted, Capitán—, dijo Malaquías con tranquila


convicción.

¿Cómo era posible, Adrián se maravilló, cuando no tenía fuerzas para


dar?

No sabía si había reservas ocultas de izquierda con él, se sentía tan


rendido.

Lindsay. ¿Dónde estás?

ititit

La vena latía y latía con la vida, el bombeo de nutrientes de la sangre a


través de

la domestica que diligentemente trabajaba su cuerpo. Lindsay oyó cada


latido del

corazón de la mujer como si tuviera un estetoscopio a su oído.

Sus caninos se alargaron y se le hizo agua la boca. Sus manos en puño en


contra
de la sensación que le instaba a alimentarse. Cerca de allí, Syre se sentó en
el sofá,

con los codos apoyados sobre sus rodillas y puso la frente entre las manos.
Su

rostro estaba agachado, pero Lindsay sabía que su mirada era triste.

Él estaba en duelo, su dolor era algo palpable en la habitación del hotel.


Torque

de pie en frente del refrigerador pequeño en el mini bar, guardaba las


bolsas de

sangre vacías que habían utilizado al mismo tiempo mirándola completar


el cambio.

Él la estudió también estrechamente, buscando, como si fuera a encontrar a


su

hermana en ella, u otro milagro.

En cuanto a Lindsay, ella se sentó en una pequeña mesa del comedor y


esperó

por la asesina de cabello rojo que hiciera una aparición. Impaciente y


ansiosa, con

los dedos de la mano derecha girando su teléfono celular sobre la mesa. La


luz roja

217

parpadeando sobre la pantalla le decía que tenía varios mensajes de Adrián


y Elijah,

pero no sentía ganas de escucharlos.

Había ido demasiado lejos con el hambre, como un adicto buscando una
dosis.

Estaba débil y tenía náuseas. Su cuerpo ansiaba sustento, pero su estómago


se

irritaba ante la idea de la ingestión de sangre.

—Todo está en tu cabeza—, Torque le había dicho exactamente eso por la

mañana. —prueba una y verás.

Era amable y considerado con ella, como lo era Syre, pero se sentía como
una

impostora. Tan cómoda como se había sentido con Adrián, ahora se sentía
igual de

torpe con los vampiros. Ellos no sabían que había pasado la mayor parte de
su vida

cazando a los de su tipo. Ellos no sabían que no iba a parar hasta que
matara a

Vashti.

De que la muerte marcaría el final de su vida, ella estaba bastante segura.


Ellos

la matarían a continuación y esto sería una bendición. No quedaba nada de


ella

nunca más. Sus padres habían muerto, ella tenía que chupar venas para
vivir y

Adrián la odiaría si la veía.

Había matado a Shadoe- la mujer que había amado hasta la obsesión y lo


llevo a
la caída de la gracia después de verla convertirse en un vampiro. Fuera de
la sala, el

viento gemía a lo largo del pasillo abierto rodeando el atrio interior. El


sonido

lastimero rompió su corazón-Adrián estaba de luto, también. La doncella


se

apresuró a salir de la suite, como si los perros del infierno le respiraran en


la nuca.

No podía dejar de sentir la tensión en la sala.

Lindsay se preguntó si la mujer sabría que se estaba siendo contemplada


como

una gran merienda. Cuando la puerta se empezó a cerrar oscilando, de


repente se

empujó hacia adentro de nuevo. Vash se acercó en sus diez centímetros de


tacón en

sus botas como si fuera la reina del mundo. Lindsay se sentía sed de sangre
y la

agresión explosiono en su interior.

Sus fosas nasales se abrieron, los ojos se redujeron como acero en la mujer
que

había estado esperando por siempre a matar. Sus sentidos estaban tan
poderosos

ahora que la abrumaban, pero ella no tendría la oportunidad de crecer en


ellos. Ella

estaría permanentemente fuera de lugar en unos treinta minutos.


Vash se echó el pelo largo sobre su hombro y disparó a una mirada a
Lindsay.

Ella se quedó paralizada cuando sus miradas se encontraron, su la cara


asumiendo

una mirada de resignación y descontento.

—Oh, mierda—, murmuró al instante antes de que Lindsay se lanzara a


través de

la habitación.

Ella tacleo a la vampiro dentro del sofá, pasando muy cerca Syre, que se
lanzó

hacia arriba y fuera del camino con imposible velocidad. El sofá quebró
por la

mitad, plegado en torno a ellas como un taco. Atrapada en el medio, Vash


podía

hacer muy poco para proteger a su yugular.

Con los caninos extendidos, Lindsay mordió profundo. Su puño atravesó


los

cojines del sofá, su mano en busca de un trozo de madera roto desde el


marco. Vash

218

se retorcía debajo de ella, maldiciendo en voz gutural. La memoria de la


historia de

la Vampress golpeó con la fuerza a Lindsay con la fuerza de las Cataratas


del

Niágara, que llevaba en su sangre de Fallen. Con la fuerza de la vida de


ambas

Centinelas y la Fallen que necesitaba para sobrevivir. Lindsay la dejó en


libertad en

un apuro, dando traspiés hacia atrás para sentarse por encima de la mesa de
café.

Se limpió la boca ensangrentada con el dorso de la mano y sentía el cuarto


girar

desde la prisa de la alimentación y la sorpresa de descubrir la inocencia de


Vash.

—¡No eras tú!

Se agarró el cráneo fuertemente, sintiéndose mareada y desorientada por el

ataque de eones de recuerdos que no incluían la muerte de su madre. Vash

recuperó su pie, una mano apretada a su chorreante garganta.

—Es tu segundo pase libre, perra loca. La próxima vez que vengas a mí, te

costará.

—Como quieras—, murmuró Lindsay, aplastada por la realidad de que se

enfrentaba de nuevo a la tarea de encontrar una aguja en un pajar.

Subsistiendo por la sangre durante años, mientras que ella no apareciera.


Se

había convertido en el monstruo que cazaba y mientras ella buscaba al


asesino de

su madre, podría ser la enferma hipócrita y haría a otros lo que le habían


hecho a la
ella.

—Hazme un favor y ponme fuera de mi miseria.

—Que tejodan—, dijo Vash, justo antes de clavar a Lindsay una patada
giratoria

en el cabeza.

Lindsay nunca vio la alfombra corriendo para encontrarse con ella.

Adrián arrojó su bolsa de lona en su cama y liberó sus alas, que se


extendieron

en un esfuerzo por aliviar la debilitante tensión de agarre de los hombros.


Se dirigía

hacia su cuarto de baño para una ducha cuando alguien llamó a su puerta
del

dormitorio.

Pausadamente, la cara de Oliver, que parecía tan severo como todos se


habían

visto en los últimos tres días.

—¿Sí?

—Tú querrás hacer frente a esto, Capitán.

La gravedad del tono de Oliver renovó el dolor tirante en la columna de


Adrián.

—¿^^ué es esto?

—Hay vampiros en la puerta.

Hirviendo, Adrián salió al balcón y voló hasta el final de la calzada, hasta


abajo

justo enfrente de la puerta de hierro forjado. El cuerpo de guardia estaba


vacío, su

propiedad estaba desprovista de presencia Lycan. Su enfoque era


imprudente y

temerario solitario, que muestro cuan poco valor le puso a su propia la vida
en este

momento. Un Town Car con las ventanas oscuras polarizadas, esperando en


la

carretera principal, la apuntando hacia la colina.

219

Torque de pie en el otro lado de la puerta, junto con Raze.

—¿Dónde están tus perros, Adrián?— Gruñó Raze. Los labios del vampiro
se

curvaron ampliamente, mientras inspeccionaba la vista desde detrás de las


gafas

de sol oscuras.

—No los necesitamos para matarte—. Torque se balanceó sobre los


talones. —

Tengo un regalo para ti.

Un presentimiento se extendió con zarcillos de hielo a través de la piel de


Adrián,

pero parecía afectado por el aburrimiento y dijo de manera uniforme

—A menos que sea Lindsay Gibson, no me darás una mierda.


—Lo es. Y se está muriendo.

El pulso de Adrián salto con vida, por primera vez en días. Torque no
habría

traído a Shadoe aquí. Sólo a Lindsay -la mujer que no tenía una conexión
real con

Syre. Pero aun así, Adrián Tenía que estar seguro.

—¿Y Shadoe?— Torque negó con la cabeza.

—Se ha ido. Y Lindsay no se alimenta. Solo de una buena parte que le


arrancó a

Vash, ella no a bebido una gota. Su ritmo cardíaco se ha reducido hasta el


punto

donde se pensó que ya estaba muerta para el momento en que llegamos


hasta aquí.

Adrián estaba sobre la puerta y la rasgo del coche antes de que pudiera
decir algo

más Torque. Lindsay estaba extendida en el asiento trasero, su piel una vez
de oro

ahora pálida como el alabastro. Él la protegió del sol con sus alas
completamente,

sin tener en cuenta el blanco fácil que presentó con su regreso a dos
vampiros.

Había un silencio de muerte, el pecho apenas en movimiento.

—Syre te la devuelve a ti en honor de Shadoe—, dijo Par en voz baja. —


Lleva ba

el alma de Shadoe. Le debemos algo por eso y tú tienes que recogerla.


Recogiéndola Adrián la envolvió con una manta, enredándola alrededor de
su

cuerpo inerte y cargo con ella desde el coche. Él la abrazó contra él y luego
voló

hacia arriba y sobre la puerta.

—¡No hay de qué!—, Gritó Raze detrás de él, pero Adrián ya iba corriendo
a la

casa. La llevó a su dormitorio y la metió en la cama, cerró las cortinas para

bloquear el sol. Lindsay estaba fría como el mármol refrigerado y apenas


sin vida.

Él quito su ropa con un pensamiento y la arrastró a su lado, acercándola


para

impartirle calor con su cuerpo. Un violento temblor se trasladó a través de


él,

cuando abrazo su frío cuerpo presionándolo contra el suyo.

—Lindsay—, susurró, enterrando sus labios en su corona. Olía maravilloso


y le

sopló una inhalación estremeciéndose. Las lágrimas mojan su rostro y su


cabello,

la tranquilidad de su habitación destrozada por los ruidos de su garganta


dolorida

que salían sin control.

Se retiró lo suficiente como para examinarla, su mano temblorosa


empujaba sus

rizos rebeldes de la cara. Sangre derramada de los labios ligeramente


entreabiertos,

220

dejando al descubierto la minúscula punta de los colmillos. Su corazón


apretó en el

pecho.

—Neshamá, no me dejes.

Adrián empujó su dedo en la boca de ella, lo corto con la punta de un


colmillo

afilado.

—Aliméntate—, la convenció. —Apacienta el hambre o morirás y me


mataras

contigo.

Esperó un sinfín de momentos. Cuando ella no se movía, Adrián se retiró y


se

cortó la yema de un segundo dedo, empujar los dos dedos sangrantes en los

recovecos interesantes de su boca.

Sus labios temblaron. —Sí, Neshamá Sheli. Bebe. Vuelve a mí.

Un bajo y suave gemido se le escapó. Su garganta trabajó tomando como


una

pequeña golondrina.

—Bebe de mí—, la urgió. —Toma lo que necesitas.

Otro suave y blando gemido de la garganta. Sus párpados se agitaron, el


color
tan transparente en la piel que se podía ver la red fina de venas azules que
circulan

en ella. Sus parpados se abrieron, revelando iris ámbar de vampiro.

Su mirada estaba fuera de foco, su respiración siguió siendo demasiado


baja. Él

comenzó a retirar sus dedos, pero su lengua se movió, fijándolos en el


paladar de su

boca. Ella estaba demasiado débil para mantenerlos y él se soltó, curvando


sus

labios con un sombrío sonreír cuando gruño en protesta.

Adrián llevo los dedos sangrantes sobre el espesor de su arteria en el


cuello. La

boca de Lindsay siguió ciegamente, como dejando pistas a un niño con


hambre. Él

cogió la parte posterior de su cabeza en su mano y la dirigió.

Su lengua lamió atrás y adelante sobre su vena palpitante, empujándola


hacia el

para que siguiera el proceso. Cuando sus colmillos traspasaron su piel, su


pene se

endureció al instante. su boca tiro rítmicamente, con el envío de la lujuria


y el

deseo que irradia hacia el exterior desde el lugar donde se alimentaba.

Su piel se empezó a calentar, su cuerpo gano fuerza con cada trago. Su


gemido

vibró contra él y se sacudió con la punta de la sensación. Lindsay comenzó


a

frotarse contra él, ronroneando, sucumbiendo al placer sexual de los


vampiros que

se encuentran en la alimentación.

Colgar su pierna por encima de él, hundía su sexo contra su muslo, dejando
un

pista una mancha de humedad detrás. Alargó la mano hacia sus caderas,
más

excitado imaginando los próximos años, los interminables días con la


mujer que

amaba por siempre a su lado.

—ponme dentro de ti, Linds. Móntame hasta que te vengas—. Sus


colmillos se

deslizaron libres de su piel.

—Hasta que tú te vengas—, ella respiro, montándolo.

221

Su lengua lamió a través de las perforaciones individuales, cerrándolos.

Llegando entre ellos, ella envolvió sus manos, calentándose alrededor de


su pene y

lo colocó en su entrada. Lo enfundo en un golpe hábil y duro de sus caderas


que lo

hizo arquear la espalda con un silbido de placer.

—Dios mío. . . Adrián.


Ella acarició su sien contra la suya, su aliento caliente, ya que soplaba a
través de

su oído.

—Te he echado tanto de menos.

—Luego se quedó inmóvil. Cuando ella no se movía y respiraba a duras


penas,

Adrián levantó el torso para buscar su rostro.

—Lindsay? ¿Qué pasa?

Ella se cubrió la boca con la mano, sus ojos de color ámbar oscurecidos
con la

conmoción y el horror.

—¡Oh! Lo siento, Adrián. Yo…— Él la tomó por la cara entre las manos.

—¿Por qué?— Cuando ella negó con la cabeza, sus ojos se desbordaron
con gotas

de lágrimas.

Con sus brazos se tapó los pechos, una muestra de lástima que no podía
soportar

ver. Su sexo fuerte y húmedo se deslizó alzándose a lo largo de su pene


cuando se

movió para dejarlo.

—He cambiado. No soy-— Adrián rodó y la puso bajo sus pies. —Te
quiero ahora

más que nunca.


—Tu no-.

—Oh, sí, sí puedo. Lo hare.

El capturo sus brazos sobre su cabeza y con sus rodillas le abrió más

ampliamente los muslos. Él se retiraba y profundizaba con un exquisito


placer,

torturándolos a los dos. Luego, se clavó en ella con un movimiento rápido


y duro.

Ella abrió la boca, los ojos muy abiertos y hermosos.

Los ojos de Lindsay, que vio el eran de un vampiro, con un alma pura y
generosa

brillando. Ojos que lo vieron con tanta claridad en la oscuridad de su


habitación

oscura. Se echó hacia atrás y empujó de nuevo.

—La sensación de la alimentación de mi cuello me tiene tan malditamente

caliente por ti. Siente lo grueso que estoy. Qué tan duro me ha s puesto. Me
haces

girar.

Sus muslos se apretaron alrededor de las caderas de Adrián, juntándolo

dulcemente. Sus ojos se cerraron en señal de gratitud a su aceptación.


Hambre

rizaba como el hierro caliente alrededor de su columna vertebral y el


gimió. La

sensación de ella era tan sublime, que quemaba, restaurándole la vida al


igual que
su sangre lo había hecho para ella.

—No me importa. Nunca lo hará. Es quien tú eres, eso es lo que amo.

222

Los dedos de Lindsay se clavaron en sus palmas de las manos, y un


punzada de

dolor en las uñas recién formadas le atravesó el cuerpo. Eso le regreso a él,
también.

Su pene alargado con su agradecimiento, la lleno hasta que ella se retorcía.


Él

estaba en casa, su alma, completada por la proximidad de su la suya-


Lindsay, por

lo valiente y abnegada.

Cautivado por la sensación debajo de él, lo envolvía, se dirigió hacia ella


con

embestidas poderosas. Vio cómo el placer le peso en los párpados y aflojo


la boca

exuberantemente. Sus alas se extendían hacia fuera y lejos de la cama,


temblando

del deseo ardiente que se construía con cada embestida profunda.

—No puedo vivir sin ti—, gruñó. —No voy a dejar que me lo hagas.

Ella se arqueó en sus caderas golpeando, su cuerpo elegante, incluso más

poderoso que antes. Lo suficientemente fuerte como para tomar todo lo que
tenía

que dar y seguir exigiendo más.


—Te amo.

Acostándola en su espalda Adrián, le acomodo sus talones y la acomodo


contra

él.

—Tómame Linds. Hazme venir.

Ella le echó los brazos de seda alrededor del cuello y metió las rodillas a
cada

lado de las suyas. Empujando las caderas, ella lo montó, llevándolo rápido
y duro

con fluidas ondulaciones graciosas. Ella era formidable ahora y le arrasó


con placer.

La rítmica bofetada de su pelvis contra la suya era tan erótica, que se


mordió el

labio inferior para contener la avalancha a causa del orgasmo.

Todavía no… Demasiado pronto… Has que dure.

—No lo retengas—, ella gimió. —Estoy esperando por ti.

Él cogió la nuca de ella en la mano, tirando de su boca a la suya. Sus labios

sellados, sus respiraciones jadeantes mezcladas, ya que llegaron a sus


clímax juntos.

Temblando con el poder de la misma. Sacudidos por la conexión pura y sin

adulterar entre ellos.

5¡n restricciones. Por fin.

—¿EJjjah, también?—, Preguntó Lindsay, sus dedos acariciando a través


del

pecho de Adrián. —¿Se fue con ellos?

—Su cuerpo no estaba entre los muertos, así que supongo que sí.

Eso le hacía daño. Las acciones de Elijah podrían muy bien enfrentarlo
contra el

hombre que amaba. Pensó en el mensaje que el Lycan había dejado en su


teléfono,

la fecha de su llamada después de la caída el levantamiento.

Quería verla, le preguntó si necesitaba ayuda. Y porque era su amigo, ella


quería

ayudarle a él. Estaba dividida en todos lados, en deuda con todo el maldito
mundo

por salvar su culo en un momento u otro.

—¿Qué vamos a hacer?— Al volver la cabeza, Adrián apretó los labios a


su frente.

223

—Estamos recuperándonos y reagrupando. A continuación, se evaluara los

daños y empezaremos a reconstruir.

—pero hay tan pocos de ustedes.

—podemos hacerlo—. Él parecía tan seguro.

—¿Qué tan bien confías en tus centinelas?

—Con mi vida—. Ella se quedó sin aliento.


—La persona que me arrebató desde punto Angel y me llevo a Syre…

—¿Sí?

—. . . tenía alas—. Adrián se sacudió con sorpresa.

—Lo siento—. Ella trató de calmarlo con golpes suaves de su mano sobre
el

pecho. —No pud e ver de quién se trataba. Me golpeó por detrás con algún
tipo

compresión en el cuello.

Se quedó callado durante mucho tiempo, pero fue la agitación que sentía la
que

se reflejaba en los fuertes vientos que rodeaban la casa.

—Escondes tus emociones muy bien—, dijo en voz baja. —pero el clima te

delata—. Él la miró con los ojos muy abiertos.

—¿Cómo sabes eso?

—Siento el cambio del clima en ti. Estoy un poco en sintonía con ese tipo
de cosa.

Siento las emociones a través del viento. Es como si me hablara. Lo utilizo


para que

me avise sobre los Inhumanos también, pero tengo la sensación de la s


diferencias

por mi cuenta. Supongo que mi radar meteorológico era verdaderamente


mío y no

un eco de las capacidades de Shadoe—. Su boca se curvó en una de sus


sonrisas
llenas raras.

—¿Qué?— Lindsay estaba deslumbrada por esa sonrisa, y curiosa por su


causa.

—Yo he rogado por una señal de cualquier signo-en absoluto-que el


Creador me

absuelve de la culpa por enamorarme. Cuando el tiempo comenzó a


responder a

mis estados de ánimo, pensé que era un recuerdo a mis defectos. pero tal
vez es la

señal que pedí, un regalo por traerte a mí.

—Eso es hermoso.

—Y la esperanza, la cual necesito ahora mismo. Todos nosotros—. Ella lo


abrazó.

—Cuando era másjoven, yo solía pensar que mi sexto sentido me hacía un

monstruo.

—No. Esto te hace mía.

Se quedaron en silencio por un rato. Lindsay casi dormida, arrullada por la

cadencia constante de los latidos del corazón de Adrián y la sensación de


su cuerpo

caliente, sólido presionado contra el suyo.

—¿La echas de menos?—, Le preguntó después de un tiempo. Su pecho se

expandió en una respiración profunda. Él no fingiría no comprender.

224
—Debería-le debo mucho, pero eso fue hace tanto tiempo y te necesito
tanto. Es

difícil ver más a llá de ti. Aunque, para ser honesto, no estoy tratando muy
duro.

Me encanta la vista.

—Está bien si piensas en ella. Le dije que no lo me molestaría contigo si tú


lo

hicieras.

—¿Hablaste con ella?

Lindsay puso sus manos sobre el cordón apretado de los músculos que

atravesado el abdomen de Adrián, a continuación, puso la barbilla sobre


ellos.

—Ella va a estar contigo. Era una profesional tratando con todas esas vidas

pasadas y recuerdos, mientras yo me estaba ahogando con ellos. Tuve que


luchar

por ti—. Sus

ojos azules flameaban con el calor de sus emociones.

—¿De verdad lo hiciste?

—Sabes, ¿qué es cierto?, después de todas las veces que trate de alejarme,

finalmente me di cuenta que no podría vivir o morir sin ti. Así que le dije a
ella, que

si ella te tenia, yo tendría siempre al menos una parte de ti, y ella siempre
tendría
que compartir conmigo. Al parecer, ella decidió que no te compartiría
conmigo y te

quería solo para ella, y no quería que pensaras en mí—. La sonrisa de


Adrián hiso

que apretara los dedos de los pies.

—Eso suena a ella.

—Estoy muy agradecida—, ella admitió.

—Ella entregó su alma, así que yo pude tener la mía.

—Yo la amare siempre por eso. pero tú tienes mi corazón y mi alma,


Lindsay.

—Lo sé—. Después de un momento, el exhaló sonoramente.

—Quizás esta. . . experiencia, fue buena para ella también. Shadoe no era
una

mala persona, pero no era alguien que sacrificaba sus deseos por el bien de
los

demás.

—¿Estás pensando que ella maduro durante sus incontables vidas?

—Me gustaría pensar que así fue. por su bien.

Lindsay miró hacia abajo a los dedos de él, mientras trazaba una tenue
línea de

pelo oscuro que dividía sus abdominales y la llevó a lugares deliciosos


hacia abajo.

Después de todo lo que había atravesado y todo lo que había perdido,


todavía tenía
a Adrián.

Ella lo amaba por un sin número de cosas.

—Le dije que me gustaría tener todo, lo que pudiera conseguir, cuando se
tratara

de ti.

Él se giró hábilmente, enjaulándola debajo de él. Enmarcado por sus alas

desplegadas, era misterioso y apuesto.

225

Impresionante.

—Entonces será mejor que estés preparada para que tomes todo de mí.

—Sí, Neshamá—. Ella deslizó los brazos alrededor de su cuello. —Todo


de ti.

Siempre.

Capítulo 24

Traducción y corrección: Mayte 008

—Como me temía—, dijo Damián: —Hemos perdido el pack de Andover y


River

Forest. Estamos manteniendo a raya a los demás por ahora, pero si nos
atacan

desde el exterior, mientras luchan contra el motín en el interior, más


caerán.

Adrián estaba en la barandilla de la cubierta y observó a sus Centinelas


mover
sus alas en el aire por encima de él. El cielo matinal de color rosa y gris iba
dando

paso a un polvo azul suave.

—Tendremos que encontrar una manera de tener más recursos. En el


ínterin, la

enfermedad se está propagando través de las filas de vampiros como un


reguero de

pólvora. Tal vez todo lo que realmente tenemos que hacer es sentarnos y
esperar.

No voy a contar con ello, pero es una posibilidad.

—Estás mejor hoy—, señaló Damián. —Más poderoso—, agrego.

—Más feliz. Listo para tomar el mundo.

—Es el sexo el que está hablando.

Adrián se giró al sonido de la voz de Lindsay, la encontró de pie a unos


pocos

metros de él. Ella volvió sobre su cabeza y se subió en sus puntas de los
pies,

estirando su esbelto cuerpo hermoso muy a su placer. Se enderezó y


frunció la nariz

a Damien.

—Lo siento. Yo realmente no quiero hacer alarde de las normas, y ser

irrespetuosa. Es sólo que es una cosa de hombres que dicen en la mañana


después

de que él no dejo conciliar el sueño a su novia.


por la mañana después de…

Adrián miró hacia el sol en el cielo, y luego lanzó una mirada a Damián,
cuya

boca se había quedado entreabierta. Lindsay parecía ajena al hecho de que


ella

estaba de pie en la luz del sol.

—Me gustaría volver a entrenar—, prosiguió. —Voy a necesitarlo para que


pueda

cubrirles el trasero y encontrar a los vampiros quienes mataron a mi


madre. No voy

a renunciar a la caza de esos hijos de puta hasta matarlos y hacerlos pagar.


Y

necesito saber a ciencia cierta, que pasó con mi papá. Sí hay una cuenta
que saldar

allí, tengo que saberlo. Si realmente fue sólo un accidente, tengo que saber
eso,

también.

—Todo lo que requieras, Neshamá—, Adrián le aseguró, ocultando su


asombro.

Damián se acercó y le habló en voz baja.

226

—Ella debería estar incendiándose con este nivel de la l uz solar. ¿Cómo es

posible que no esté?

Adrián se sentó en la barandilla y vio pasar a Lindsay hacer una elaborada


rutina

de gimnasia sexy sin darse cuenta.

—No lo sé, pero sospecho que mi sangre, tiene algo que ver con esto.
Muchos

fallen tienen una inmunidad temporal.

—Otros vampiros han mordido Centinelas antes. No eran entonces ni


siquiera

capaces de practicar yoga, en un techo descubierto.

—pero sólo Lindsay tiene sangre para beber exclusiva de un Centinela


después

de haber sido cambiada por uno de los Fallen. Cada célula en su cuerpo se
nutre de

la sangre que la protege. Siempre que sigua bebiendo de mí, ella podía
quedarse

con los beneficios.

—Un Minion con los dones de los Fallen. Damián levantó una mano a la
frente,

como si el tuviera dol or.

—Si la sangre del Centinela cura la enfermedad de los vampiros y da


inmunidad

a los sanos, y otros aprenden de esto seremos cazados hasta la extinción.


Lo sabes.

—S¡n los Lycans, seremos comida para patos.

—Síobhán está probando si la sangre Lycan es una alternativa. Una vez


fueron

Serafines, también.

Damián se quedó en silencio por un momento.

—Voy a orar por un milagro. —Oremos por todos nosotros.

Adrián puso sus manos sobre la barandilla y se inclinó con su rostro hacia
el sol.

La brisa de la mañana sopló a través de sus plumas en un saludo suave del


nuevo

día.

-Vamos a necesitarlo.

Un Vistizo a:

05 de Junio 2012

Encadenado en la oscuridad, Trevor, aguanta el dolor y el terror cuando los

vampiros, lentamente drenan la vida de él. Él encuentra la misericordia en


la

Centinela Siobhán, un hermoso ángel vengador con alas letales. Ella saca a
Trevor

desde las profundidades del infierno, envolviéndolo con la suavidad de sus


plumas,

mismas que se usaron como hojas para reducir a sus verdugos.

Siobhan ha visto demasiado para ser sorprendida por nada, pero el mortal
que

encuentra en la fosa de una guarida de vampiros la sacude hasta la médula.


Roto y

cerca de la muerte, su belleza masculina devastadora, le mueve el corazón


que no se

había dado cuenta que poseía. A pesar de que está encargada de la


erradicación de

la enfermedad de los vampiros, que está arrasando a su mundo, ella cuida a


Trevor

regresándole la salud, al curarlo se despierta un deseo prohibido.

Pero la verdadera prueba está aún por venir. Siobhán, se enfrenta a un


destino

aún más oscuro que el de Trevor, ya que cae en desgracia por el amor
mortal…

227

Era la criatura más hermosa que había visto nunca.

Trevor la miró desde la distancia, su ángel de la guerrera. Era una cosa


pequeña

pero feroz, su cuerpo vestido de camuflaje urbano y botas del ejército. Su


pelo era

negro como el suyo y sus ojos tan azules, que su iris brillaba como si se
llenara con

llamas cerúleas. Era una belleza contradictoria, una parte de otro mundo y
otra

parte mujer contemporánea.

Llevaba el pelo de estilo liso, alrededor de su rostro picante y su cuerpo


delgado
y curvilíneo, enmarcó unas alas increíblemente impresionantes. Eran
enormes y

pesadas sin duda, pero las movía con facilidad. No eran blancas como en
los

dibujos e imágenes de ángeles que había visto toda su vida. Eran


multicolores y le

recordaban las plumas de color rosa pálido del amanecer, con tonos
oscuros de azul

y morados con un toque de filamentos de oro. Eran tan femeninas, como


lúdicas y

seductoras.

Con un suspiro, Trevor se hundió más en el miasma en que flotaba, con una

sensación de calor y paz. Se había ido del infierno al cielo... a causa de


ella. Lo había

salvado. Ella había matado a las cosas que lo habían torturado durante
tanto

tiempo, terminando sus vidas repulsivas con horribles muertes.

Había escuchado sus gritos con una alegría maníaca y vio las grandes
cantidades

de sangre que salpicaban la ropa de su ángel de la guarda y su hermoso


rostro que

había amado mucho más.

Entonces ella había terminado ese infierno, lo quemó hasta los cimientos.
Ella

había estado allí con él y lo vio arder en llamas, asegurándose de que él


sabía que su

calvario estaba terminado en verdad.

Él había sido vengado.

Su gratitud y adoración por ella era tan intenso que quedó anegado. Se
estrelló

sobre él como las olas, suavemente se impuso sobre él, desbordando sus
ojos en

lágrimas.

—Trevor.

Él suspiró al escuchar su nombre, pronunciado con su voz melodiosa.


Había un

ritmo en sus palabras que lo conmovió, lo atrajo. Pensó que podría seguir
esa voz a

cualquier lugar. Incluso fuera de la bendición, la inconsciencia o lo


cómodo.

—Trevor, despierta ahora.

Al abrir los ojos, miró hacia arriba para encontrar a su ángel inclinado
sobre él y

su aliento quedo atrapado en su belleza incandescente. Tenía la piel pálida,

cremosa y se enmarca muy bien por el pelo manchado de negro. Sus labios
eran de

lujo y de bayas maduras, tan suaves que en un futuro, le gustaría poder


tocarlos con

la punta de los dedos. Fue la primera cosa que había visto, aún después de
días sin

fin en una oscuridad total. Y si ella también era la última cosa que viera,
moriría

siendo un hombre feliz.

—Gracias.

228

Él se sorprendió por la fuerza y la plenitud de su voz. Parecía sorprendido


por

ella también, parpadeando un momento antes de la más mínima


insinuación de un

ceño fruncido estropeado el espacio entre las cejas.

Tragando saliva, se dio cuenta de que su garganta ya no estaba reseca y


dolorida.

Y entonces lo comprendió. Ella no le había salvado la vida, lo había venido


a

recoger después de su muerte.

—Maldita sea—, gruñó. — Morí en ese hoyo del infierno.

—¿Cómo dices? —Que estoy muerto, ¿verdad?

Miró alrededor, encontrando el cielo para estar… no es lo que había


esperado.

Estaban en una pequeña habitación sin ventanas.

Se acostó en un sofá. Había una mesa de café y un centro de


entretenimiento con
el equipamiento de serie. Una puerta se alzaba, parecía conducir a un
cuarto de

baño, mientras que otra llevaba a… otro lugar.

—No, no lo estás—. Su boca se curvó en algo parecido a una sonrisa, y su


corazón

dio un vuelco a la vista de ella. —¿ Cómo te sientes?

Trevor hizo un rápido inventario mental, sorprendió al encontrar que se


sentía

muy bien. Impresionante, realmente.

—Me siento muy bien.

—Tuve que hacerte un corte de cabello—, dijo con una mueca de dolor

lamentándolo. — Lo siento mucho, pero estaba en mal estado.

Se sentó, lo que permitió que las mantas cayeran sobre sus hombros hacia
su

regazo. Se metió las manos por el cabello, evaluando su longitud. Observo


los

brazos, buscó evidencia de las picaduras que había sufrido y no las halló.
Entonces

él la miró fijamente, preguntándose si finalmente se había vuelto loco y


este

encuentro era un simple producto de su imaginación retorcida.

—¿ Dónde están tus alas? —Escondido.

—Puedo verlas.
Mierda. ¿Significaba que no podía verlas?

—¿ Quieres?

—Sí. Sí, lo harías. Por favor.

Se puso de pie y dejo un espacio de seguridad en abierto. Vio cómo, unos

zarcillos sinuosos de humo aparecieron por encima de sus hombros y poco


a poco

tomaron la forma y el fondo de las alas. Las mismas magníficas-como-el-


amanecer,

las alas que él recordaba. Incapaz de contenerse, se apartó las mantas y se


levantó.

Él se acercó a ella con la mano extendida, con ganas de tocarlas.

Trevor. Dios, él amaba su voz. Incluso ahora, cuando sonó ahogada.

—¿ Sí?

Sus alas desaparecieron un instante antes de que él las tocara.

229
Un hambre tan salvaje
(Adelanto)

03 de Julio 2012

—Tenemos que averiguar si existen o no otros Alphas.

Elías miró al Lycan que caminaba junto a él, maravillado por la facilidad
con que

Stephan había entrado en el papel de su Beta.

Instinto muy ponderado en todo lo que hicieron ya que se trataba de un


pack de

novatos, una verdad sin resolver más para Elijah de lo que lo calmaría. Él
hubiera

preferido que su destino hubiera sido determinado por sus propias manos y
no por

la sangre de demonio que fluía por sus venas.

Pero cuando atravesó el pasillo de piedra a lo largo, el número de ojos


verdes

viéndole, le devolvía una mirada con la prueba irrefutable de la forma


dominante

de un Lycan, en su naturaleza que era más vil.

Cada uno de ellos tenía el iris verde luminoso debido a una línea de sangre
mixta

de criaturas. Cubrían las paredes con los cientos de miradas cuando iba
pasado,
formado a los lados a través de las cuevas de roca roja en el sur de Utah,
que él

había elegido como su cuartel general.

Ellos pensaban que era un maldito Mesías, el Lycan que los podría llevar a
una

nueva era de independencia. No se dio cuenta de que sus expectativas y


esperanzas

para la libertad lo encarcelaron.

—Lo he hecho una prioridad—, aseguró Stephan. — Pero la mitad de los


Lycans

que enviamos no vuelven.

—Tal vez se están volviendo al redil de los Centinelas. En lo que a calidad


de

vida se van, porque tenían mejores condiciones de trabajo con los ángeles.

—¿Es un precio demasiado alto a pagar por la libertad?— Preguntó


Stephan.

—Todos sabemos que los Centinelas no tienen ninguna oportunidad si


tomamos

la ofensiva. Hay menos de 200 de ellos en existencia. Nuestros números


están en

las decenas de miles de personas.

La punzada suave de Elijah por ser proactivo en vez de reactivo no se


perdió en

él. Podía sentirlo en el aire a su alrededor, el crepitar de la energía Lycan,


listos y
dispuestos a cazar.

—Todavía no—, dijo.

—No es tiempo— Un brazo salió disparado y lo agarró.

—¿Qué coño estás esperando?

Elijah hizo una pausa y se volvió hacia el macho musculoso, cuyos ojos
brillaban

en la penumbra de la cueva. El licántropo estaba erizado y a medio cambió,


los

brazos y el cuello cubierto con una piel de color grisáceo. La bestia en


Elijah gruñó

una advertencia, pero tenía un comprobado control, por lo que le hicieron


Alpha.

230

—¿Me estás desafiando, Nicodemus?-, le preguntó con suavidad peligrosa.

Había estado esperando por esto, sabía que iba a venir. Sólo sería el primer

desafío de muchos, hasta que estableciera su dominio a través de destreza


física,

además de una necesidad instintiva de él Lycan para seguir un líder. Las


fosas

nasales del Lycan enojado, su pecho subiendo y bajando mientras luchaba


en

contra de su bestia. Al carecer del control de Elijah, Nic iba a perder.


Curioso por el

agarre del hombre a su brazo, le dijo Elijah:


—Sabes dónde encontrarme.

Luego le dio la espalda al desafío y se fue a la distancia, la bestia


deliberada de

Nic estaba hostigada. Cuanto antes se terminara con esto, mejor. Nic le
había

preguntado lo que estaba esperando. Lo que esperaba era cohesión,


confianza,

lealtad, cimentación que enmarcara y contuviera a todos los Packs juntos.


Mayor

números o no, no había manera de que fueran a ganar, contra un bien


ordenada

unidad militar de elite como los Centinelas, sí no trabajaban juntos.

Una mujer se le acercó a la carrera cerca de agitación, que irradia de su


tensa

cara.

—Alpha—, lo saludó. —Tiene un visitante. Una vampiro—. Sus cejas se

levantaron.

—¿ Un vampiro? ¿Cómo una?

—Sí. Ella pidió ver al Alfa.

La curiosidad de Elijah estaba más que despierta. Los Lycans habían sido

creados por los Centinelas, con el único propósito de cazar y contener a los

vampiros. El hecho de que el Lycans, se hubieran rebelado contra el


control de los
Centinelas, no significaba que había olvidado su odio arraigado contra los

chupasangres. Para una vampiro caminar en esta cueva solo, era suicida.

—Muéstrale la gran sala—, dijo.

El licántropo se volvió y corrió de vuelta por donde había venido, con


Elijah y

Stephan siguiéndola a un ritmo más tranquilo. Stephan negó con la cabeza.

—¿ Qué jodidos?

—Está desesperada, por alguna razón.

—¿ Por qué eso sería nuestro problema? — Encogiéndose de hombros y


Elías

dijo:

—Podría ser en nuestro beneficio.

—¿ De verdad quiere llegar a ser una casa segura para los chupasangres

perdedores?

—Déjame ver si entendí bien: nos rebelamos y nos sentimos mejor, ¿pero
unos

atornillados vampiros son unos perdedores?— Stephan frunció el ceño.

—Sabes tan bien como yo, que el Pack, no tomara a los vampiros.

231

—Los tiempos han cambiado. En caso de que no se hayan dado cuenta,


estamos

muy malditamente desesperados, también.


Elías estaba pasando por encima del umbral en el gran salón, cuando oyó el

gruñido detrás de él. Embistiendo hacia adelante, cambió a su forma lupina


antes

de que sus patas golpearan el suelo de piedra. Se dio la vuelta, en el


momento que

Nicodemo cargo contra él, tomando de lleno la embestida que golpeó en él.

Se dio la vuelta, con sus pies, corrigiéndose a sí mismo, a tiempo para


coger a su

rival por la mitad del cuello. Con una sacudida de la cabeza, Elijah lanzó al
otro

Lycan a un lado de la habitación.

Entonces él gritó su furia, el sonido reverbero a través de la gran sala. Nic

derrapo de lado en sus patas y luego hiso tracción y atacó de nuevo. Elijah
corrió

hacia él para interceptarlo.

Colisionaron con una fuerza brutal, sus mandíbulas abiertas. Nic lo agarró
por la

pata delantera y lo mordió duro. Elijah fue hacia el flanco, con los dientes

mordiendo en profundidad, su bestia gruñendo con el gusto embriagador de


la

sangre caliente y rica.

Pateo fuera a su atacante, Elijah arranco un trozo de carne y lo arrojo a la

distancia. Nic gritó y se giró a su alrededor, cojeando.


Elijah se agachó y se preparó para saltar, cuando el aroma exuberante a
cerezas

maduras, se deslizó a través de sus sentidos jugándole una broma como


zarcillos. El

perfume se extendió por él, quemando a través de su sangre y le envío

agresivamente un bombeo a través de sus venas. Estaba harto de jugar

bruscamente con Nicodemo.

Elijah saltó por delante, girando en el aire para evitar las fauces gruñendo
de Nic

y bajando en la espalda del Lycan. Lo capturo por la garganta, Elijah lo


inmovilizó

en el suelo, las mandíbulas abiertas apretadas lo suficiente como para herir


y

advertir, pero no lo suficiente para matar. Sin embargo, sólo el menor


aumento de

la presión cortaría el aire de Nic.

Nic se retorció durante unos momentos, agitando sus miembros en un


esfuerzo

para sacudir a su oponente. A continuación, la pérdida de sangre y el


agotamiento

le robaron su fuerza. Él gimió por su liberación y Elijah lo dejó ir.

El gruñido de Elijah retumbó en la sala. Se dio la vuelta, su mirada se


ajustó a

todos los Lycan en la habitación. Ellos estaban en pie alrededor del


perímetro, sus
miradas bajaron más rápido.

Satisfecho de que él había hecho su punto de vista, por el momento,


cambió su

atención fija en aquel olor maduro y dulce, se enfrentó a la puerta de arco a


la gran

sala, olor que hacia su pene duro.

—Consíganme una muda de ropa—, dijo a la habitación en grande,


indiferente

de quién lo hiciera, mientras se hiciera.

—Y una toalla húmeda.

232

Apenas había terminado de hablar, cuando ella apareció, justo tal como la

recordaba, botas negras de tacón, Body de lycra negro que se pegaba a cada
curva,

color rojo escarlata el pelo que le caía hasta la cintura y los colmillos
blancos como

perlas. Parecía algo salido de un sueño húmedo y quería follarla casi tan
mal, como

él quería matarla.

La lujuria era instintiva y mal recibida, la furia se mezclaba con tristeza y


dolor.

Había matado a su mejor amigo en un lenta, agonizante muerte al tratar de


llegar a

él.
Tenga cuidado con lo que deseas, perra.

Mostrando sus dientes en una sonrisa aparente, él dijo su nombre, —


Vashti—.

Su mirada se redujo mientras recogía su olor.

—Tu.

***

Mierda.

Vash se quedó mirando al desnudo y salpicado de sangre Lycan de pie, a


través

de la habitación y cerró los puños. La falta del peso familiar de su vaina de


la

espada en la espalda la tenía volviendo loca, pero ahora eso le molestó.

Había matado a su compañero y él iba a pagar. Se dirigió más cerca,


pisándole

los talones, sus botas hacían clic a través del suelo de piedra irregular.

Ellos vivían en una cueva maldita y peleaban entre sí como si fueran


animales.

Maldito perro.

Ella había tratado de hablar con Syre de esa diligencia, pero el líder de los

vampiros no se dejó llevar. Creía en el viejo dicho: "el enemigo de mi


enemigo es mi

amigo", el camino los conducía hacia una guerra y ella podría haber estado
de
acuerdo con eso, si hubieran hablando de alguien más que no fueran los
Lycans.

—El nombre es Elijah—, corrigió él, mirándola con la mirada fija de un


cazador

natural con los ojos reducidos fijos en su presa.

Otro hombre se le acercó con una toalla en una mano y la ropa en la otra.
Elijah

tomó la toalla y comenzó a limpiar la sangre de la boca y la mandíbula. Su


mirada

no se apartaba de la suya, cuando la tela se movió a través de su amplio


pecho y los

brazos. Pero Vash encuentro a regañadientes su atención atraída, por la


caricia de

la tela de la toalla blanca sobre la piel de oro.

Él era poderosos músculos de pies a cabeza, muy bien definidos en una


forma en

que ella no podía dejar de apreciar. No había una onza de carne ajena a él y
su

virilidad era incuestionable, incluso sin su despliegue de un impresionante


pene y

pesados testículos.

Su aroma estaba en el aire, una fragancia a tierra, pero estimulante, del


olor a

clavos y de la bergamota que era rico, con las feromonas masculinas.

Le entregó la toalla al Lycan junto a él, a continuación acarició el pene


largo y

grueso de la raíz a la punta.

233

—¿Te gusta lo que ves?—, Se burló con una voz profunda, que le afectó

físicamente.

La sangre brotaba de una herida fea en la pantorrilla, el olor tan delicioso


le

hacía agua la boca por probarla. Se obligó a levantar la mirada de su ingle


con

insolente ocio.

—Sólo maravillándome de que no hueles a perro mojado—. Sus fosas


nasales se

dilataron. —Tú hueles como chivo expiatorio—. Vash se rió suavemente.

—Estoy aquí para ayudarles, Lycan. Ustedes están seguros mientras estén
bajo

tierra, pero tendrá que

salir a la superficie a algún momento, y bajo el cielo abierto es donde los

ángeles los masacraran a todos. Dado que ya están peleando entre ustedes

mismos, no tendrán la oportunidad en el infierno, contra los Centinelas de


Adrián

sin aliados.

Los licántropos alrededor de la sala retumbaron su disgusto, por la idea


misma.
Ella alzó la voz y habló a la asamblea en general.

—Estoy totalmente de acuerdo con ustedes. No quiero trabajar con ustedes

tampoco.

-Sin embargo, viniste porque Syre te ha enviado —, dijo Elías, mientras se


ponía

un par de jeans sueltos. — Te dirigió directamente a la guarida de los


lobos a su

orden—. Ella se enfrentó a él una vez más, con su mentón elevado.

—Estamos más civilizados que ustedes, Lycan. Sabemos el valor de una

jerarquía en el poder.

Se acercó a ella, su paso elegante, descalzo y depredador. El abdomen


apretado,

los músculos flexionados al caminar, su mirada fascinante. Una oleada de


calor se

movió a través de ella, cuando su olor se hizo más fuerte.

Joder.

Ella había sido célibe demasiado tiempo, si un Lycan podía hacerla poner

caliente. Sus manos en puños cuando el se detuvo frente a ella.

Demasiado cerca.

Invadiendo su espacio personal. Tratando de intimidar con su cuerpo


poderoso y

fuertemente superó el hambre. Ella vio la necesidad en sus ojos y olía en el


aire a su
alrededor.

Él la odiaba, pero él la deseaba.

A pesar de su estatura y tacones, Vash tenía que inclinar la cabeza hacia


atrás

para mirarlo.

—Sólo dime: a la mierda. Y yo estoy fuera de aquí. Sólo accedí a presentar


la

oferta. Yo realmente no quiero que aceptes.

—Ah, pero no tengo ninguna intención de dejarte ir, hasta que entres en

detalles—. Él cogió un mechón de su pelo entre sus dedos y lo frotó.

234

—Y quiero ver tu cara cuando averigües, que yo no maté a tu amigo—. Ella


se

quedó sin aliento por la sorpresa y no de la sensación de los dedos


cepillando los

nudillos sobre su pecho.

—Mi sentido del olfato es tan malditamente bueno como el tuyo—. Uno de
los

lados de su boca se elevó en una sonrisa cruel.

—¿ Tu revisaste mi muestra de sangre con los anticoagulantes? — Dio un


paso

atrás.

—¿ Qué carajos?
—Fue enviada. La sangre que encontraste era de un almacén de pruebas.
Pero

tú sin embargo, eres culpable de matar a mi amigo. Espero que te acuerdes


de él,

ya que su asesinato firmó tu sentencia de muerte. El pelirrojo que clavaste


en un

árbol. ¿Y dejaste como muerto?

Él la rodeó. Decenas de pares de ojos color esmeralda, veía ella con abierta

hostilidad. Las posibilidades de salir de la cueva con vida disminuyen a


cero.

—Si me matan ahora— advirtió, — tendrán tantos vampiros y a los


Centinelas

detrás de ti.

—Eso es problemático— murmuró, el dio la vuelta por su espalda. — Pero


hay

algo que quiero más que a mi vida. Si me ayudarás a conseguirlo, voy a


dejar que

me maten de una manera que parezca en legítima defensa—. Elijah se


detuvo

frente a ella de nuevo.

—Estoy escuchando.

—Sácalos de la habitación—. Con un movimiento de su brazo, hizo un


gesto a

todo el mundo.
—¿ Alpha…? —, Cuestionó Stephan.

—No te preocupes—, dijo Elijah. — Yo puedo con ella—. Ella soltó un


bufido.

—Puedes intentar, cachorro. No se te olvide, que tengo un poco de eones


más

que tu—. En menos de un minuto, la habitación estaba vacía.

—Estoy esperando— dijo, sus ojos brillando peligrosamente.

—Uno de tus perros, mató a mi compañero. Rabia Familiar y el dolor


corrió

por sus venas como el ácido.

—Si tú piensas que lo que le hice a tu amigo era malo, no fue nada
comparado

con lo que le hicieron a Charrón. Tú me ayudarás a encontrar al


responsable y

déjame matarlo. Seré toda tuya—. Su mirada se estrechó.

—¿ Cómo piensas buscar a este Lycan? ¿Qué harás para buscarlo?

—Tengo la fecha, hora y lugar. Sólo necesito saber quién estaba en la zona

entonces. Puedo reducir el número a partir de ahí.

—Tal lealtad sedienta de sangre—. Volvió la cabeza para mirarlo.

—Yo podría decir lo mismo acerca de ti.

235

—Tú tendrías que estar conmigo—, el señaló. — Espero estar presente en


cualquier momento que interrogaras a un miembro de la manada. Podría
tardar

días, quizás semanas.

El olor de su deseo se hizo más fuerte por el momento y ella-maldita sea-


no era

inmune.

—He estado buscando por años. Unas pocas semanas más, no me matara.

—No, pero yo lo haré. Con el tiempo. Mientras tanto, no tengo lo que tú


quieres

— dijo en voz baja, —a no ser que quieras joder conmigo.

Tragó saliva, condenando pulso elevado, porque ella sabía, que él podía

escucharlo.

—Por supuesto que no. Eres un animal —. Él le rodeó una vez más,
apoyándose

en ella e inhalando profundamente.

—¿Eso es tu excusa? 5 Son hechos de manera artesanal y cada pieza es


única.

Gozan de fama mundial como el reloj más caro del mundo.

9 Se fabrican enteramente a mano (Daimler Chrysler, Sindelfingen,


Alemania.).

En su acabado

236

También podría gustarte