Derecho Laboral Maternidad
Derecho Laboral Maternidad
Derecho Laboral Maternidad
PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL DE
LA MADRE GESTANTE DURANTE
EL PERIODO DE PRUEBA EN UNA
RELACIÓN LABORAL DEL RÉGIMEN
PRIVADO
Francisco Vite-Talledo
Piura, julio de 2018
FACULTAD DE DERECHO
Maestría en Derecho Público con Mención en Derecho Constitucional
__________________________________
Director de Trabajo de Investigación
Infinitas gracias a quienes siempre estuvieron dispuestos a brindarme su apoyo, que
me comprendieron en mis peores momentos, que fueron mi motor de impulso cuando las
fuerzas me abandonaban y que con cada palabra de aliento me hicieron comprender que los
sueños están hechos para ser cumplidos. El presente Trabajo de Investigación se lo dedico
con todo mi afecto, cariño y total esfuerzo a ustedes:
Mis padres.
Santos Francisco Vite Querevalú.
Maritza Haydee Talledo Granda.
Al Dr. Luis Castillo Córdova, quien fue mi Director de Tesis de Pregrado y que
actualmente es también mi Director del Trabajo de Investigación del Programa de Maestría
de Derecho Público, por su especial dedicación, sus certeras y constructivas críticas, sus
sugerencias académicas y consejos de amigo.
Resumen Analítico Informativo
Contenido: El texto del trabajo de investigación está dividido en cinco partes: la primera,
dedicada al análisis de los aspectos básicos y fundamentales del derecho al trabajo y su
incidencia respecto del derecho a la igualdad, para ello se examinará su concepto,
naturaleza jurídica, eficacia, regulación y contenido constitucionalmente protegido, ello
desde los elementos sustanciales que caracterizan a todo derecho fundamental. La segunda
parte, analiza cuál es la condición actual de la madre gestante en una relación laboral,
específicamente durante el periodo de prueba, evidenciando su especial vulnerabilidad y
justificando la necesidad de que se le confiera una protección reforzada que tutele
correctamente sus derechos y que se condiga con la exigencia del derecho a la igualdad y
el contenido constitucional del derecho al trabajo. La tercera parte, comprende un estudio a
la institución del despido laboral y se enfoca en estudiar cómo dicha figura puede resultar
aplicable frente a la actuación arbitraria del empleador cuando vulnera derechos
fundamentales de una trabajadora gestante durante el periodo de prueba; la cuarta parte, se
concentra en justificar la necesidad de implementar un mecanismo de protección
constitucional reforzado que tutele el derecho al trabajo de la madre gestante durante el
periodo de prueba, proponiéndose la observancia de deberes como la debida motivación y
debido procedimiento y argumentándose la necesidad de una reforma legislativa de nuestro
ordenamiento jurídico laboral, específicamente en los temas vinculados al periodo de
prueba, y la quinta, expone la conveniencia de establecer un medio adecuado para proteger
a la madre gestante durante el periodo de prueba, para cuyo efecto se evalúan la idoneidad
entre la vía judicial ordinaria o la vía constitucional.
Introducción ......................................................................................................................... 1
2.4. Hacia una solución que garantice el derecho al trabajo de la madre gestante
durante el periodo de prueba ...................................................................................... 87
mayor fuerza, al inicio y durante su vigencia. Así, con especial fijación, realizaremos un
análisis minucioso que permita identificar la presencia de actos arbitrarios y
discriminatorios encubiertos en decisiones del empleador cuando el sujeto pasivo (madre
gestante) desarrolla sus funciones laborales durante el periodo de prueba.
Así, se efectuará un bosquejo critico a la institución del periodo de prueba, dejando
entrever los vacíos legales que su regulación permite, en tanto, como se ha previsto
legalmente, solo cuando se supera dicho lapso de tiempo en la relación laboral, recién se
podrá alcanzar la protección contra el despido, no valorando que con tal condición se
faculta al empleador a desvincular a sus trabajadores por aspectos no relacionados a su
capacidad de adecuación al puesto de labores, sino por causas vinculadas a la
discriminación por su condición y/o estado.
Ya en un tercer capítulo se justificará brevemente cuáles son las causas justas de
despido, es decir, se identificará qué acciones o conducta desplegadas por el trabajador,
incluida la madre gestante, pueden traer consigo el inicio del procedimiento de despido y
finalmente la extinción de la relación laboral. A continuación, ya descendiendo en el tema
que nos convoca en la presente investigación, se realizará un estudio de los presupuestos
que denotan la comisión de un supuesto de despido injustificado como consecuencia de la
discriminación de la madre gestante, explicándose cómo dicho actuar irregular se puede
manifestar durante el periodo de prueba y la modalidad exacta de despido que dicha
actuación del empleador desencadena.
Y es que, el eje de la presente investigación intentará abordar el problema jurídico
que se presenta cuando el empleador, bajo el pretexto de ejercer su poder de dirección y su
facultad discrecional para resolver contratos laborales, decide comunicar a la madre
gestante que no superó el periodo de prueba en la relación laboral, no porque sus
condiciones, experiencia y competencias no se ajustan al puesto desempeñado, sino por el
simple hecho de haberse enterado de modo cierto que ésta se encuentra en estado de
gestación y por pretender evitar “sobrecostos laborales” como son: los periodos de
descanso pre y post natal y el subsidio por lactancia; actuación que resulta totalmente
arbitraria y que transgrede no solo el derecho al trabajo, sino también el derecho a la
igualdad, y por ende dicho acto será catalogado como un despido nulo.
A la par, a efectos de no transgredir la defensa del empleador, analizaremos las
circunstancias fácticas de la relación laboral entre el empleador y la madre gestante, es
decir, que según la condición física de la madre gestante se indicará que, para obtener la
3
referida protección reforzada, será necesario que la trabajadora haya informado a través de
medio certero y fiable su condición especial (estado de embarazo), de tal forma que el
empleador pueda encontrarse debidamente informado de la condición de su trabajadora y
poder respetar y hacer cumplir los derechos que a ésta le benefician y tutelan, cerrando las
puertas a justificaciones relacionadas con la falta o carencia de información.
A continuación, en un cuarto capítulo se propondrá como alternativa de protección,
para la mujer gestante que es despedida de forma encubierta durante el periodo de prueba,
la existencia de un procedimiento adecuado que garantice su derecho de defensa y que
otorgue al empleador, la posibilidad de demostrar que su accionar, esto es, disponer la no
superación del periodo de prueba de la madre gestante, obedece a cuestiones objetivas
relacionadas a su capacidad de adecuación al puesto y al desempeño de ésta respecto de las
funciones propias del cargo, y no que solo se corresponde a una maniobra arbitraria y
discriminatoria que trate de encubrir un despido nulo.
Se justificará también, por qué es importante que el empleador, como parte
beneficiada de la asimetría de la relación laboral, deba motivar las razones que lo llevaron
a determinar que la madre gestante no ha llegado a superar el periodo de prueba, y por
ende que resulta constitucional y ajustado a derecho disponer la extinción del vínculo
laboral pese a que dicha trabajadora posea la condición especial de madre gestante. Así, se
incidirá en el por qué dicha imposición de regularidad en la motivación se condice con el
contenido constitucionalmente protegido del derecho al trabajo, realizando especial énfasis
en que el goce de dicho derecho es una de las garantías y facultades sustanciales y
connaturales a la dignidad y naturaleza humanas.
Desde esta perspectiva, se advertirá que nuestro legislador ha omitido otorgar una
adecuada protección a favor de la madre gestante cuando ésta se encuentra en el periodo de
prueba de una relación laboral, puesto que ha dado carta abierta a los empleadores para
que, bajo su amplio poder de dirección y facultad discrecional, dispongan la no superación
del periodo de prueba de personas con dicha condición, encubriendo un evidente despido
nulo, cuyo motivo únicamente se asienta en supuestos de discriminación, como son: el
derecho de la mujer de ser madre, denotándose con ello un vacío por defecto en la
protección del contenido del derecho al trabajo respecto de las madres en estado de
gestación.
Finalmente, en un quinto capítulo, se abordará la necesidad de que, ante una eventual
actuación arbitraria o inmotivada por parte del empleador, podamos identificar qué acción
4
o vía legal resulta más idónea para otorgar protección a la madre durante el periodo de
gravidez frente a un despido nulo, por lo que procederemos a analizar si la vía laboral
ordinaria resulta realmente idónea para satisfacer u otorgar protección al derecho al
trabajo, o si por el contrario, conviene más decantarse por la tutela constitucional a través
de la acción de amparo.
Capítulo 1
Determinación del contenido constitucionalmente protegido del derecho
al trabajo y su incidencia respecto del derecho a la igualdad
1
PECES-BARBA, Gregorio, Derechos fundamentales, 4º ed., Universidad Complutense, Madrid, 1996, p.
91.
2
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales, editorial Jurídica
Grijley E.I.R.L, Lima, 2008, p. 4.
3
SERNA, Pedro, “La dignidad de la persona como principio de derecho público”, en Derecho y Libertad,
número 4, 1995, p. 294 citado por CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales.
Elementos para una teoría general, Lima, Palestra editores, 2007, p. 50.
4
STC Exp. N° 53/1985, F.J. 8.
5
STC Exp. N° 02049-2007-AA/TC, F.J. 3.
7
6
STC Exp. N° 00020-2012-AI/TC, F.J. 75.
7
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter y SOSA SACIO, Juan Manuel, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter (Editor),
La Constitución Comentada. Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 41.
8
STC Exp. N° 02273-2005-HC/TC, F.J. 10.
8
9
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales, ob. cit., p. 5.
10
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, Lima,
Palestra editores, 2007, p. 37.
11
PRIETO SANCHÍS, Luis, Estudios sobre derechos fundamentales, Debate, Madrid, 1992, p. 20.
9
humana, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos
jurídicos a nivel nacional e internacional”12.
Además, se tiene que desde el punto de vista del constitucionalista CASTILLO
CÓRDOVA, los derechos fundamentales son derechos humanos constitucionalizados,
cuya conceptualización nuclear los define como “aquellas concretas expresiones de
la dignidad, libertad e igualdad humanas dispuestas jurídicamente, que han sido
recogidas –expresa o implícitamente- en la norma constitucional, y que vinculan
positiva y negativamente al poder político al punto de legitimar su existencia y
actuación”13.
Y es que no podemos obviar que, las definiciones que se trajeron a colación,
encuentran respaldo en los enunciados normativos contenidos en los artículos 114 y
4415 de la Constitución Política del Perú, en virtud de las cuales se lleva a
comprender que el Estado, en su condición de ente gubernamental ostenta el deber de
proteger y hacer efectivo el ejercicio de los derechos fundamentales, a tal punto que
dicha obligación en su puesta en marcha se acaba disgregando en dos vertientes, una
negativa y una positiva. Desde la vertiente negativa, se entenderá como la no
interferencia del Estado respecto del ejercicio de los derechos fundamentales;
mientras que desde su vertiente positiva, se comprenderá como la actividad de
promoción que tendrá el Estado, no solo para hacer viable que la persona humana
ejerza de forma natural sus derechos sino que estará orientada a desplegar una gama
de estrategías y políticas para que con el efectivo ejercicio de los derechos
fundamentales se logre la efectiva satisfacción de las necesidades humanas
alcanzando altos grados de realización.
Lo antes detallado también ha sido materia de discusión en el Tribunal
Constitucional, el que ha mencionado que “en su dimensión subjetiva, los derechos
fundamentales no solo protegen a las personas de las intervenciones injustificadas y
arbitrarias del Estado de terceros, sino que también facultan al ciudadano para exigir
al Estado determinadas prestaciones concretas a su favor o defensa; es decir, éste
12
PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique, Los Derechos fundamentales, 7º edición, Tecnos, Madrid, 1998, p. 46.
13
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, ob. cit.,
p. 111.
14
Constitución Política del Perú. “Artículo 1.- La defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad son el fin supremo de la sociedad”.
15
Constitución Política del Perú. “Artículo 44.- Son deberes primordiales del Estado: defender la
soberanía nacional; garantizar la plena vigencia de los derechos humanos (…)”.
10
debe realizar todos los actos que sean necesarios a fin de garantizar la realización y
eficacia plena de los derechos fundamentales. El carácter objetivo de dichos derechos
radica en que ellos son elementos constitutivos y legitimadores de todo el
ordenamiento jurídico, en tanto que comportan valor materiales o instituciones sobre
los cuales se estructura (o debe estructurarse) la sociedad democrática y el Estado
constitucional”16. Es por ello que dichos derechos fundamentales posibilitan que sus
titulares alcance los más altos grados de realización personales para la satisfacción de
sus necesidades.
El Derecho es una ciencia que no puede existir al margen de la persona
humana, sino que por el contrario, es precisamente a través de su existencia que
encuentra cada uno de sus grados de aplicación. Así, los derechos fundamentales al
ser un medio para que la persona humana alcance el mayor grado de realización y
satisfacción de sus necesidades, requiere que la justificación de su existencia y de su
obligatoriedad no provenga de la ley, que únicamente los reconoce e instituye, sino
que demandará que sus origenes dimanen de la dignidad humana misma, ya que el
Derecho se origina, justifica y termina con la persona humana a quien, por su sola
naturaleza, le vienen conferidos y otorgados derechos humanos con la finalidad que,
a través de su ejercicio razonable y armónico, puedan representar cuotas legitimas
que contribuyan a la efectiva satisfacción de sus necesidades humanas.
Los derechos fundamentales, como derechos humanos constitucionalizados,
pueden ser denominados también como derechos constitucionales, los cuales, en
palabras de Pereira Menaut, son “pretensiones, facultades e inmunidades de las
personas individuales, inherentes a su naturaleza humana, y normalmente
reconocidas por las principales constituciones, las cuales, empero, no las crean ni
constituyen, sino que simplemente las reconocen o declaran, facilitando así su
ulterior protección legal y jurisprudencial”17.
Nuestra Constitución a la par con la de otros países, no crea ni establece
derechos fundamentales o constitucionales, únicamente los reconoce, los consagrada,
siendo que su existencia tendrá como real objetivo ser una barrera contundente que
suponga un límite efectivo al poder, en pos del ejercicio razonable de los derechos
fundamentales.
16
STC Exp. N° 03330-2004-AA/TC, F.J. 9.
17
PEREIRA MENAUT, Antonio Carlos, En defensa de la Constitución, Piura, Universidad de Piura, 1997, p.
422.
11
18
VITE TALLEDO, Francisco E., La Constitucionalidad de la determinación y ejecución del mandato de
detención judicial y su protección a través del Hábeas corpus, Piura, Universidad de Piura, Facultad de
Derecho, 2014, p. 8.
12
19
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, ob. cit.,
p. 232.
20
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, primera edición, Lima, Palestra
editores, 2017, p. 28.
21
CIANCIARDO, Juan, El conflictivismo en los derechos fundamentales, Pamplona, Eunsa, 2000, p. 283.
22
MESÍA RAMÍREZ, Carlos, “El contenido esencial de los derechos fundamentales. Significado, teorías y
jurisprudencia”, en Gaceta Constitucional, N° 02, 2008, p. 26.
23
Veáse CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales, ob. cit., p. 20.
13
como tal, segundo, ilimitable porque ni el legislador ni nadie pueden desconocer esas
fronteras inmanentes o internas que vinculan de modo fuerte al poder quien no puede
transgredirlas restringiendo, limitando o sacrificando el contenido constitucional del
derecho fundamental que se trate y tercero, delimitable porque el legislador, el
órgano ejecutivo y el órgano judicial van perfilando con sus normas, actos y
sentencias el contenido constitucional del derecho fundamental en cada caso
concreto, la labor del poder político -en todo caso- es ir perfilando y sacando a la luz
esos contornos o fronteras internas e inmanentes del contenido de los derechos
fundamentales.
El contenido constitucional o contenido esencial de un derecho fundamental así
entendido “será vinculante no sólo respecto del legislador –que es de quien
normalmente se predica la vinculación- sino también del Ejecutivo y del Judicial
como órganos del poder público, e incluso respecto de los particulares”24. En otros
palabras, el contenido constitucional de todo derecho fundamental es uno solo y todo
él vincula de modo efectivo, tanto al poder político (eficacia vertical), como a los
particulares (eficacia horizontal), definiendo a que tiene derecho una persona en el
caso concreto y permitiendo que, con el ejercicio razonable del derecho, su titular
alcance los grados de realización necesarios que se condigan con su dignidad y
satisfagan sus necesidades.
24
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Principio de proporcionalidad y hábeas corpus“, en Temas penales en la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Anuario de Derecho Penal, 2008, pp. 28-29.
25
TORRES DEL MORAL, Antonio, Principios de Derecho Constitucional español, Madrid, Anhter, 1992, p.
342.
14
26
SERNA, Pedro, “Derechos Fundamentales: El mito de los conflictos. Reflexiones teóricas a partir de un
supuesto jurisprudencial sobre intimidad e información”, en Humana Iura, N° 04, Pamplona, 1994, p.
225.
27
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, ob.cit.,
p. 243.
28
STC Exp. N° 01417-2005-AA/TC, F.J. 21.
15
29
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Principio de proporcionalidad y hábeas corpus”, ob. cit., p. 54.
30
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, ob. cit.,
p. 251.
16
34
STC Exp. N° 00537-2006-AA/TC, F.J. 11.
35
VITE TALLEDO, Francisco E., La Constitucionalidad de la determinación y ejecución del mandato de
detención judicial y su protección a través del Hábeas corpus, ob. cit, p. 16.
36
STC Exp. N° 03179-2004-AA/TC, F.J. 17.
18
privada. La dignidad de la persona trae consigo la proyección universal, frente a todo tipo
de destinatario, de los derechos fundamentales, de modo que no hay ámbito social que se
exima de su efecto normativo y regulador, (…). En consecuencia, los derechos
fundamentales vinculan, detentan fuerza regulatoria en las relaciones jurídicas de derecho
privado, lo cual implica que las normas estatutarias de las entidades privadas y los actos de
sus órganos deben guardar plena conformidad con la Constitución y, en particular, con los
derechos fundamentales”37.
Los derechos fundamentales “son eficaces verticalmente hablando, en el sentido que
su cumplimiento resulta ser de obligatoria observancia respecto del poder político, de tal
manera que éste no sólo debe abstenerse de infringir su contenido esencial o constitucional,
en calidad de núcleo irreductible, sino que tiene el deber de promover el pleno ejercicio de
tal contenido a partir de medidas y políticas adecuadamente diseñadas. Del mismo modo,
presenta una eficacia horizontal, que premune a los derechos fundamentales o
constitucionales de una peculiaridad que obliga a los particulares a respetarlos, esto en el
ámbito de las relaciones jurídicos privadas y en toda actuación que lo demande y exija”38.
Así, al Estado le corresponde la labor de servir a la persona humana a fin de que ésta
alcance los más altos grados de perfección posibles, puesto que el poder del que se
encuentra investido el Estado ha sido conferido por el pueblo, por ende los beneficiarios de
todas las políticas que el Estado presente, apruebe y aplique deben estar necesariamente
orientadas a la protección y vigencia de los derechos fundamentales, de tal forma que se
respete la dignidad humana como valor supremo, espiritual, moral e inherente a la persona.
Por otro lado, en lo concerniente a la sociedad, debe afirmarse que los derechos
fundamentales en su eficacia horizontal vinculan a la sociedad de forma tal que todos los
miembros que la componen deberán orientar su comportamiento al respeto y cumplimiento
de tales derechos. Y es que, la sociedad será legítima en tanto su accionar se encuentre en
consonancia con las exigencias de justicia que la Constitución depara. Así, encuentra
sustento la afirmación que “los derechos humanos evolucionan hasta configurarse ya no
solo en límites al poder, sino como participación de los ciudadanos en el poder, esto es, en
la adopción de las decisiones colectivas de gobierno”40. Consecuentemente, es en este
contexto es que surge la idea de democracia, a través de la cual se faculta la participación
de los ciudadanos para la incorporación en el ordenamiento jurídico de derechos subjetivos
que permitan alcanzar adecuados grados de realización y satisfacción de necesidades a las
personas.
Por añadidura, los derechos fundamentales, en palabras de Pérez Tremps son “el
reflejo jurídico de los valores éticos de libertad y dignidad básicos en la sociedad
democrática”41, que legitiman la existencia del Derecho, garantizando que el ordenamiento
jurídico sea constitucionalmente valido, irradiando al Estado, no solo la obligación de
actuar en sentido positivo (creación de políticas favorables a la persona), sino también, y
en sentido negativo, imponiendo deberes de abstención frente al ejercicio regular de los
derechos fundamentales; siendo que, en justa medida, ambos efectos deberán expandirse a
las relaciones entre los privados (eficacia horizontal), estrictamente en el ámbito de la
sociedad, estableciendo auténticos límites a la autonomía privada y la promoción de un
ambiente propicio para el desarrollo de la persona.
Finalmente, y para contribuir a que el orden y la vigencia de los derechos
fundamentales sea efectivo, cobrará importancia la presencia del ente encargado de
40
SQUELLA, Agustín, Estudios sobre derechos humanos, p. 144, citado por CASTILLO CÓRDOVA, Luis,
Derechos fundamentales y procesos constitucionales, ob. cit., p. 18.
41
PÉREZ TREMPS, Pablo, “La Interpretación de los derechos fundamentales”, en Estudios de Derecho
Constitucional, citado, p. 122, citado por CARPIO MARCOS, Edgar, La interpretación de los derechos
fundamentales, Lima, Palestra editores, 2004, p. 45.
20
administrar justicia, es decir, la existencia del órgano judicial, el cual “interviene para
proteger la definición constitucional –o legislativas según las circunstancias- de los
derechos, ya sea ante el mismo poder público, como ante los particulares. Todos los
derechos fundamentales, como manifestación de su carácter objetivo o prestacional,
requieren de una actuación positiva tanto por parte de los tribunales del Poder Judicial
como –y principalmente- del Tribunal Constitucional”42.
42
CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los Derechos Constitucionales. Elementos para una teoría general, ob. cit.,
p. 286.
43
STC Exp. N° 00008-2005-AI/TC, F.J. 18.
21
44
Constitución Política del Perú. “Artículo 22.- El trabajo es un deber y derecho. Es base del bienestar
social y un medio de realización de la persona”.
45
Artículo 2, inciso 15.- Toda persona tiene derecho: 15. A trabajar libremente, con sujeción a ley.
22
46
ELÍAS MANTERO, Fernando “Derecho al trabajo”, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter (Editor), La
Constitución comentada. Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 268.
47
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Derecho al trabajo y la adecuada protección contra el despido arbitrario”,
en Igualdad, Derechos Sociales y control de Políticas Públicas en la Jurisprudencia Constitucional,
Cuadernos sobre Jurisprudencia Constitucional, N.° 12, septiembre 2017, Palestra Editores, Lima,
2017, p. 129.
48
Cfr. CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Derecho al trabajo y la adecuada protección contra el despido
arbitrario”, en Igualdad, Derechos Sociales y control de Políticas Públicas en la Jurisprudencia
Constitucional, Cuadernos sobre Jurisprudencia Constitucional, ob. cit., p. 129.
23
49
CHANAMÉ ORBE, Raúl, Comentarios a la Constitución, Quinta edición, Lima, Jurista Editores, 2008, p.
236.
50
STC Exp. N° 02673-2008-HC/TC, F.J. 5.
24
51
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Derecho al trabajo y la adecuada protección contra el despido arbitrario”,
en Igualdad, Derechos Sociales y control de Políticas Públicas en la Jurisprudencia Constitucional,
Cuadernos sobre Jurisprudencia Constitucional, ob. cit., p. 131.
25
Nueva Ley Procesal de Trabajo (solo por mencionar algunas), entre otras, las
mismas que se aplicarán con sujeción a lo dispuesto por la Constitución.
De esta forma, queda claro que todas las leyes que nuestro
ordenamiento jurídico prevé en materia laboral, deban aplicarse con sujeción
y plena observancia de la Constitución, garantizando que el derecho al trabajo
se encuentre correctamente protegido y que su contenido esencial sea
concretamente delimitado, ya sea cuando se expresen actos entre privados o
cuando se emitan actos por parte de los órganos del Estado, mas aún porque
éste último tiene como principal objetivo garantizar la plena realización de la
persona.
Es por ello que en el presente trabajo, con especial fijación en el
régimen laboral privado y respecto de un especial sector de la población:
mujeres trabajadoras en estado de gestación; se pretenderá armonizar los
actos emitidos por el empleador respecto al contenido esencial o
constitucional del derecho al trabajo, específicamente en su dimensión
prestacional de permanencia en el empleo, todo ello con sujeción a un plano
de igualdad y de proscripción de la discriminación; efectuándose, de ser
necesaria, una crítica a las instituciones jurídicas comúnmente aceptadas y
reconocidas en la doctrina laboral, así como proponiendo reformas
legislativas que promuevan un protección reforzada respecto de este grupo
especialmente vulnerable.
que el trabajador es una Persona con valor absoluto (su dignidad)” 52. Sobre
esta última característica podemos afirmar que permitirá “sostener la
obligación jurídica de respetar derechos fundamentales como la libertad, la
igualdad, el debido proceso, el honor, etc”53.
Siendo así, como formulación general del contenido esencial del
derecho al trabajo se pueden apreciar tres ámbitos; primero, el
reconocimiento de la libertad de trabajo a la persona, es decir, reconocer que
la persona es libre de trabajar o no; segundo, la necesaria creación de
empleos, de lo cual subyace, en primer término, el deber del Estado de
fomentar la implementación de puestos de trabajo que atiendan la demanda de
la sociedad y en segundo término, asegurar el acceso a los puestos de trabajo,
que implica la exigencia a los poderes públicos y privados de garantizar su
acceso en condiciones óptimas, sin vulnerar la libertad y el principio de
igualdad; y tercero, referente al desarrollo o permanencia en el empleo y la
correcta terminación del vínculo laboral, lo que supone no solo, el pago al
trabajador de una remuneración digna que le permita satisfacer sus
necesidades y por ende alcanzar grados de realización personales, sino
también asegurar la adecuada permanencia en el empleo o, en su defecto, la
razonable extinción del vínculo laboral.
52
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 63.
53
Ibidem.
54
STC Exp. N° 00263-2012-AA/TC, F.J. 3.3.1.
31
55
Vease CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 66.
56
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 66.
32
57
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 67.
33
b) En el derecho constitucional
En el Derecho Constitucional se ha positivizado el Derecho al
trabajo como un derecho social, y a su vez como un derecho
fundamental, en la medida que es calificado como un bien humano cuyo
ejercicio y goce confiere a su titular grados de realización y promueve la
satisfacción de sus necesidades. Al estar reconocido en la Constitución,
el derecho al trabajo se interrelaciona y armoniza con otros derechos
fundamentales para hacer viable su ejercicio. Estando a lo antes
expuesto, para delimitar el contenido del derecho al trabajo, debemos
comenzar señalando que la Constitución Política del Perú en su artículo
22 ha establecido que “El trabajo es un deber y un derecho. Es base del
bienestar social y un medio de realización de la persona”.
Desde el artículo bajo mención, se define al trabajo, no solo como
un derecho, el cual al ser ejercido, permite un bienestar para la persona
humana, ya que facilita que ésta alcance grados de realización y el
perfeccionamiento del ser, que conlleva, en buena cuenta, al bienestar de
la persona en sociedad; sino también que es susceptible de ser definido
como un deber, en la medida que impondrá a su titular cuotas de
exigibilidad para hacer todo lo que se encuentre a su alcance con la
finalidad de lograr su propia manutención y con ello garantizar su
existencia, e incluso la de las personas que dependen de ella.
Por lo tanto, resultará de suma importancia interpretar dicha
disposición constitucional, tratando de concluir desde ella “la siguiente
norma constitucional de máximo grado de indeterminación normativa:
N22: Está ordenado respetar el contenido esencial del derecho
fundamental al trabajo. Junto con esta norma iusfundamental hay otras
que tienden a concretarla. Estas concreciones pueden ser tenidas como
otros tantos derechos fundamentales, (…)”58.
Esto significa que al delimitar el contenido del derecho se
observará que, desde su núcleo, se desprenden como componentes, otras
tantas exigencias de índole constitucional que se manifiestan para hacer
comprensible la naturaleza del derecho al trabajo y por ende, hacer viable
58
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 75.
34
59
Cfr. HESSE, Konrad. Grundzuge des Verfassungsrechts der Bundesrepubik Deutschland, 20 Auflage.
Heidelberg, 1995, pp. 127-136. MAURER, Hartmut. Staatsrecht C.H. Beck´sche, Munchen, 1999,
pp.265-270; citado por CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., pp.
75-76.
35
60
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 76.
36
61
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 81.
62
STC Exp. N° 04058-2004-AA/TC, F.J. 5.
63
STC Exp. N° 02450-2007-AA/TC, F.J. 4.
37
68
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 77.
39
puestos de trabajo que puedan ser ocupados por la persona, a efectos que
ésta puede satisfacer sus necesidades.
A partir de dicha obligación de promoción, que se encuentra a
cargo del Estado, es que se acepta que “(…) el derecho al trabajo no
otorga a su titular la facultad de acceder a un concreto puesto de trabajo.
Lo que constitucionalmente se ha dispuesto a este respecto es que el
poder político tiene la obligación de promover las condiciones para el
progreso social y económico, en especial mediante políticas de fomento
del empleo productivo y de educación para el trabajo (artículo 23 de la
Constitución peruana)”69.
Ahora bien, también contribuye con el estudio del componente de
acceso al empleo como parte de la dimensión prestacional del contenido
constitucional del derecho al trabajo, lo previsto por el artículo 26 de la
Constitución que dispone: “En la relación laboral se respetan los
siguientes principios: 1. Igualdad de oportunidades sin discriminación”,
de cuyo enunciado normativo se desprende la siguiente norma
constitucional “N26.1: Está ordenado respetar la relación laboral, el
principio de igualdad de oportunidades sin discriminación”70, ello alude a
que el componente de acceso al empleo no solo implique un deber de
promoción por parte del Estado, sino también la existencia de un
principio que garantice el acceso al trabajo en condiciones de igualdad de
oportunidades en los procesos de selección, rechanzadose todo tipo de
discriminación.
Por otro lado, como segundo componente de la dimensión
prestacional del contenido del derecho al trabajo, tenemos al componente
de la permanencia en el empleo, del cual se puede afirmar que una de sus
primeras atribuciones es la de conferir a la persona que desempeña un
trabajo y se encuentra inmersa en una relación laboral, la potestad de
percibir una remuneración digna, lo cual se deduce de lo dispuesto por el
artículo 24 de la Constitución Política del Perú: “El trabajador tiene
derecho a una remuneración equitativa y suficiente, que procure, para él
69
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, “Algunas críticas al criterio del Tribunal Constitucional sobre la procedencia
del amparo en defensa del Derecho al Trabajo”, en Diálogo con la Jurisprudencia, ob. cit., p.40.
70
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 84.
40
71
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge “Deber y derecho al trabajo”, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter (Editor),
La Constitución comentada, Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 709.
41
75
Idem, p. 130.
43
76
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob.cit., p. 77.
77
Idem, pp. 76-77.
44
78
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter y SOSA SACIO, Juan Manuel “Igualdad ante la ley”, en GUTIERREZ
CAMACHO, Walter (Editor), La Constitución comentada. Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima,
2013, p. 109.
79
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter y SOSA SACIO, Juan Manuel “Igualdad ante la ley”, en GUTIERREZ
CAMACHO, Walter (Editor), La Constitución comentada. Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima,
2013, p. 103.
80
STC Exp. N° 00018-2003-AI/TC, F.J. 2.
46
81
STC Exp. N° 00018-1996-AI/TC, F.J. 2.
51
poderes públicos y de los particulares. En tanto derecho implica una exigencia de ser
tratado de igual modo respecto a quienes se encuentran en una idéntica situación,
debido a que los derechos a la igualdad y a la no discriminación se desprenden de la
dignidad y naturaleza de la persona humana”82.
Consecuentemente podemos concluir que nuestro ordenamiento nacional
concatenado con el derecho convencional y analizado desde la perspectiva del
Tribunal Constitucional ha establecido el rechazo tajante hacia todo tipo de
conductas que sugieran la existencia de tratos discriminatorios en la relación laboral,
ya sea respecto de los hombres, como respecto de las mujeres, propiciando, por el
contrario, normas que garanticen un ambiente laboral en el que primen condiciones
de igualdad y paridad que permitan el adecuado ejercicio del derecho al trabajo, tanto
en su dimensión de libertad como en su dimensión prestacional.
Por ello, es que el Estado, en su rol prestacional, debe asegurar, a través de
medidas legislativas, que el acceso al empleo, así como su permanencia en el mismo
se encuentren exentas de limitaciones inconstitucionales vinculadas a la
discriminación, toda vez que ello supone el quebrantamiento y el desconocimiento de
la dignidad humana e imposibilitan que la persona pueda satisfacer sus necesidades y
por ende alcanzar óptimos grados de realización personales.
En el presente apartado nos importa de sobremanera referirnos a la
discriminación de la cual puede ser víctima la madre gestante durante la relación
laboral, ya sea por razón de sexo o por la condición física de ser madre. Así, tiene
dicho el Tribunal Constitucional que, “la discriminación por razón de sexo
comprende aquellos tratamientos peyorativos que se fundan no solo en la pura y
simple constatación del sexo de la víctima, sino en la concurrencia de razones o
circunstancias que tengan con el sexo de la persona una conexión directa e
inequívoca. Tal como sucede con el embarazo, elemento o factor diferencial que, en
tanto que hecho biológico incontrovertible, incide de forma exclusiva sobre las
mujeres. Por lo tanto, cualquier distinción de trato (distinción, exclusión o
restricción) en el ámbito público o privado que sea desfavorable para la mujer por
razón de su estado de gravidez, debido a que le impide injustificadamente gozar o
ejercer los derechos fundamentales de que es titular, constituye un acto
82
STC Exp. N° 05652-2007-AA/TC, F.J. 17.
52
discriminatorio que es nulo de pleno derecho por contravenir el inciso 2) del artículo
2 de la Constitución”83.
En este orden de ideas, resulta fundamental recordar que la protección “del
derecho de igualdad y no discriminación de la mujer trabajadora sigue siendo uno de
los problemas más importantes y graves a los que se enfrenta el ordenamiento
jurídico laboral en la actualidad, tanto desde la perspectiva de los tratamientos
peyorativos directos, contra los que aún se sigue luchando, como desde los
comportamientos encubiertos, motivados por circunstancias o condiciones que tienen
una conexión necesaria e inescindible del sexo de las personas y que, por ello,
afectan de modo especialmente intenso las relaciones de trabajo de aquel sexo del
que son características. La situación de embarazo es el paradigma de circunstancia
que deriva en el mayor número de supuestos de actos discriminatorios contra la
mujer trabajadora, tanto desde el acceso al empleo, como en la determinación de
condiciones de trabajo, su promoción profesional y, especialmente, en la terminación
de la relación contractual”84.
Y es que, como resulta de pleno conocimiento “la discriminación contra la
mujer es un fenómeno social que aún pervive en las sociedades, lo cual genera una
vulneración del derecho a la igualdad sin sufrir discriminación por ninguna razón,
motivo o circunstancia. En lo que al caso incumbe cabe enfatizar que la
discriminación basada en el sexo constituye una forma de violencia contra la mujer
que vulnera el derecho a la integridad; y que, sin duda, la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer es una asunto de trascendencia social así
como una obligación internacional del Estado”85.
En atención a dichas consideraciones es que el ordenamiento jurídico ha
previsto la existencia de normas orientadas a promover el respeto y la protección de
la madre gestante al interior de una relación laboral. Y es que del artículo 29, literal
e) del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral brota la siguiente norma N29.e: “Está ordenado sancionar
con nulidad el despido que tenga por motivos el embarazo, durante cualquier
momento del periodo de gestación o dentro de los 90 días siguientes al mismo”.
83
STC Exp. N° 01151-2010-AA/TC, F.J. 3.
84
CAIROS BARRETO, Dulce María, “La confirmación constitucional de la nulidad objetiva del despido de
la trabajadora embarazada”, en Relaciones Laborales, Núm. 22, Madrid, 2008, pp. 45-46.
85
STC Exp. N° 05652-2007-AA/TC, F.J. 9.
53
86
STC Exp. N° 05652-2007-AA/TC, F.J. 22.
55
87
RUIZ RIQUERO, José Humberto, “La protección de la trabajadora embarazada y de las personas con
discapacidad en el marco de una relación jurídico - laboral”, en Gaceta Constitucional y Procesal
Constitucional, Tomo 113, Lima, Gaceta Jurídica S.A, 2017, p. 114.
57
88
STC Exp. N° 02510-2002-AA/TC, F.J. 2.
89
ÁVALOS JARA, Oxal Víctor, “Alcances sobre la tutela frente al despido de la madre trabajadora”, en
Diálogo con la Jurisprudencia, N° 207, 2015, p. 22.
58
periodo de prueba, sino también cuando este periodo de evaluación para adecuación
al puesto de labores aún se encuentre vigente, ello en la medida que, como se
detallará más adelante, muchos empleadores toman como pretexto la inexistente
protección y carente amparo de los derechos laborales de la madre gestante en esta
etapa, para encubrir actos arbitrarios y discriminatorios orientados a vulnerar
derechos laborales y que tiene cómo única finalidad desvincular a mujeres en estado
de gravidez para eliminar las posibles “cargas laborales” que dicho estado trae
consigo. En este orden de ideas, en los capítulos venideros se justificará como la
presente propuesta se adecua correctamente al contenido esencial del derecho al
trabajo y, en buena cuenta, evitará la segregación laboral de las trabajadoras por
causas relacionadas a su condición de futuras madres.
desempeño durante los meses del periodo de prueba, no se logró adecuar al perfil del
puesto de labores y por ende, correspondía la extinción de la relación laboral, ya que,
solo así, se entenderá por satisfecha la vigencia de la dimensión prestacional del
contenido constitucional del derecho al trabajo en su dimensión de permanencia en el
empleo.
90
STC Exp. N° 02148-2010-AA/TC, F.J. 5.
62
91
Casación Nº 4957-2011 – La Libertad, publicada en el diario oficial El Peruano el 28 de febrero de
2013.
63
92
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge y VINATEA RECOBA, Luis, Guía Laboral, Lima, Gaceta Jurídica, 2015, p.
49.
93
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, 1° edición, Ibidem Ediciones, Madrid, 1995, p. 40.
64
94
BALLESTER PASTOR, María Amparo, El periodo de prueba, Valencia, Tirant lo Blanch, 1995, p. 9.
65
95
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 42.
96
Idem, p. 67.
97
Idem, p. 38.
66
98
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 49.
68
una primera potestad, la cual radica en contratar o no, estableciendo como limite
inmanente el respeto al orden público y a la normativa vigente.
Ahora bien, por su parte la doctrina ha indicado que la libertad de contratación,
“consiste en la facultad que reconoce el ordenamiento legal a los particulares para
autorregular sus relaciones jurídico-económicas con los demás. De esta manera, el
Derecho otorga a los particulares el poder de crear la norma que regulará sus
relaciones económicas, sus negocios y de las personas con quienes se vinculará. La
libertad de contratación, entonces, no es otra cosa que la posibilidad de que los
particulares decidan libremente sobre su patrimonio, determinando con la misma
libertad el contenido de sus convenios y sin mayor peligro de la intervención del
Estado. En esta línea, lo querido por las partes debe ser respetado por todos, incluido
el Estado, siempre que tal acuerdo no colisione con la ley” 99, lo que sugiere no solo
la existencia de un limite inherente en dicha libertad, el cual supone la infracción a la
ley, sino que establece una segunda potestad, orientada a la capacidad de las partes
para poder determinar el contenido del contrato o convenio que surja producto de la
ejecución de dicha libertad.
En el mismo sentido, el Tribunal Constitucional ha indicado sobre dicha
libertad que, “según el artículo 1351 del Código Civil el contrato es el acuerdo de
dos o más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica
patrimonial. Por tanto, es un acto bilateral o trilateral, o de demás personas, que
emana de la manifestación de voluntad coincidente de las partes intervinientes. Uno
de los elementos esenciales del contrato es, precisamente, la autonomía de la
voluntad, la cual tiene un doble contenido: a) la libertad de contratar (consagrada en
los artículos 2, inciso 14), y 62 de la Constitución Política del Perú) llamada también
libertad de conclusión, que es la facultad de decidir cómo, cuando y con quién se
contrata; y 2) la libertad contractual, también conocida como libertad de
configuración interna, que es la de determinar el contenido del contrato”100,
pronunciamiento que permitir inferir que el derecho a la libertad de contratación
contiene dos libertades: la primera, la de contratar o no, siempre que sea con fines
lícitos y la segunda, la libertad de determinar el contenido del contrato o convenio
que surja de la ejecución de la primera libertad.
99
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter “Libertad de contratación”, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter (Editor),
La Constitución comentada. Tomo I, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 255.
100
Cfr. STC Exp. N° 01869-2010-AA/TC, F.J. 5.
69
101
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter “Libertad de contratación”, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter (Editor),
La Constitución comentada. Tomo II, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 107.
70
102
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales (…), ob. cit., p. 67.
103
Ibidem.
104
STC Exp. N° 00858-2003-AA/TC, F.J. 22.
71
105
Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitivida Laboral
aprobado con Decreto Supremo Nº 003-97-TR (27/03/1997):
Art. 10.- Periodo de prueba. El periodo de prueba es de tres meses, a cuyo término el trabajador
alcanza derecho a la protección contra el despido arbitrario.
72
106
STC Exp. N° 05652-2007-AA/TC, F.J. 9.
107
MARTÍNEZ VIVOT, Julio J, Discriminación laboral: despido discriminatorio, Buenos Aires, Ciudad
Argentina, 2000, p. 27.
73
periodo de prueba dentro de la relación laboral puede llegar a permitir que existan
múltiples desvinculaciones laborales basadas en la causal encubierta de
discriminación por motivo de estado de gestación de las mujeres, lo cual vacía el
contenido del derecho al trabajo, en su dimensión prestacional de permanencia en el
empleo y resquebraja el principio de igualdad.
Visto ello y como se justificará en el desarrollo del presente Trabajo de
Investigación, existe la necesidad de instaurar una protección reforzada a favor de la
trabajadora gestante cuando se encuentra inmersa en el periodo de prueba dentro de
una relación laboral. Y es que, “durante el período de prueba la trabajadora
embarazada no puede ver resuelto su contrato por razón de su embarazo, porque tal
extinción supondría una discriminación por razón de sexo constitucionalmente
prohibida. Pero lo anterior no significa que toda resolución del contrato de una
trabajadora embarazada durante dicho período de prueba haya de calificarse como
nula si no existen indicios de discriminación o si, existiendo, la empresa acredita que
el cese se produjo por causas razonables y justificadas”108.
Lo antes mencionado nos compele a reconocer que la correcta aplicación del
periodo de prueba en una relación laboral, da pie y establecer parámetros fijos para
excluir que, con motivo de dicho periodo, se puedan cometer actos de discriminación
en contra de una mujer en estado de gestación, es decir, que en un plano de respeto y
promoción de la dignidad humana como valor de la persona, se hace necesario
reconocer primero, que la trabajadora gestante durante el periodo de prueba es un
sujeto especialmente vulnerable en tanto el Artículo 10 de la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral no ha conferido un tratamiento especial o una protección
reforzada para ésta, en armonía con el componente de permanencia en el empleo,
propio de la dimensión prestacional del contenido constitucional del derecho al
trabajo, por lo que ha dejado abierta la posibilidad de que el empleador extinga el
contrato laboral amparándose en decisiones discriminatorias y no estrictamente al
desempeño de la trabajadora y a los estandares funcionales de adecuación al cargo.
108
QUINTANILLA NAVARRO, R.Y., “Extinción del contrato de trabajo durante el periodo de prueba y lesión de
derechos fundamentales”, en Revista Española de Derecho del Trabajo, Núm. 164, Pamplona, 2014, p.
341.
75
109
QUINTANILLA NAVARRO, R.Y., “Extinción del contrato de trabajo durante el periodo de prueba y lesión
de derechos fundamentales”, en Revista Española de Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 336.
110
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., pp. 38-39.
77
con su capacidad laboral y su perfil profesional respecto del desarrollo del puesto de
labores, es decir, deberá motivar adecuadamente dicha causal para que no exista
duda que la extinción del contrato obedeció a razones objetivas y no a cuestiones
asociadas a la discriminación.
En resumen, para que exista armonía entre el derecho al trabajo y el derecho a
la libertad de contratación, debe existir cohesión entre dos factores bien definidos;
primero, que la trabajadora gestante sepa que no superó el periodo de prueba en la
relación laboral debido a que su perfil y capacidades no son las idóneas para el cargo
o puesto de labores en la empresa, ello con sujeción al componente de permanencia
en el empleo propio de la dimensión prestacional del derecho al trabajo, y segundo,
que el empleador, en ejercicio de su libertad de contratación, haya determinado la no
superación del periodo de prueba, con razones objetivas debidamente motivadas en
aspectos profesionales, de experiencia y desempeño de la trabajadora, y no
limitándose a emitir una decisión carente de razones, impulsada tácitamente en
aspectos de discriminación hacia la mujer por su estado de gravidez.
111
STC 17/2003 del Tribunal Constitucional de España, de 30 de enero, F.J. 3.
78
Para lograr tal protección, primero debe reconocerse la importancia de que “la
mujer embarazada no sea excluida o disuadida de aspirar a un empleo u
obstaculizada en su promoción profesional. Consideramos que debería calificarse
como una discriminación directa tanto el despido por razón del embarazo como la
negativa a contratar a una mujer embarazada cuando se acredite el estado de la
trabajadora y el empresario no haya probado la causa justa que justifique su
despido”112. De modo que “la protección a la maternidad o la prohibición de
discriminación por razón de ella se extiende tanto al acceso al empleo como la
permanencia en este, así como a los actos peyorativos o los que, sin que tengan esa
intencionalidad, resulten objetivamente discriminatorios”113.
En este sentido, debemos afirmar que, la facultad y derecho que confiere la
institución del periodo de prueba al empleador para disponer la extinción del vínculo
laboral de una trabajadora gestante sin expresión de causa, necesita ser replanteada;
en el sentido que dicha facultad debe ser ejercida en armonía con el contenido del
derecho al trabajo, esto es, que de acuerdo con la esencia misma del periodo de
prueba, si el empleador pretende disponer la no superación de dicho periodo,
teniendo conocimiento del estado de la trabajadora, deberá imponérsele a éste la
obligación excepcional de justificar el motivo de dicha decisión, ello con la finalidad
de despejar toda presunción de que dicha decisión haya sido tomada, exclusivamente,
por razones de discriminación a causa del estado natural de gravidez de la mujer y de
esta forma lograr la vigencia de la dignidad humana que caracteriza a la persona
como valor supremo de la sociedad y del Estado.
Este condicionamiento en el proceder del empleador ya ha sido abordado por el
Tribunal Constitucional peruano, al señalar que “la protección de la mujer no se
limita a la de su condición biológica durante el embarazo y después de este, ni a las
relaciones entre la madre y el hijo durante el periodo que sigue al embarazo y al
parto, sino también se extiende al ámbito estricto del desarrollo y a las vicisitudes de
la relación laboral, razón por la cual condiciona las potestades organizativas y
disciplinarias del empleador. Por ello, el artículo 23 de la Constitución Política
prescribe que el Estado protege especialmente a la madre que trabaja”114. Y es que,
112
PACHECO ZERGA, Luz, “El Despido discriminatorio de una mujer embarazada. La ruta hacia la igualdad
de oportunidades”, en Repositorio Institucional Pirhua, Universidad de Piura, Lima, 2009, p. 14.
113
Idem, p. 11.
114
STC Exp. N° 05652-2007-AA/TC, F.J. 51.
79
en justa medida, lo antes expuesto, alude al rol garantista que el Estado debe tener
con sujeción y respeto a la dimensión prestacional del contenido del derecho al
trabajo, específicamente en su componente de permanencia en el empleo.
Así, la tutela del componente de permanencia en el empleo como parte
sustancial de la dimensión prestacional del contenido del derecho al trabajo demanda
que durante toda la relación laboral, incluido el periodo de prueba, deba asegurarse
que la trabajadora gestante, no pueda ser desvinculada por un hecho discriminatorio,
como lo es su estado de gravidez, motivo por el cual, al menos debe garantizarse que,
ante la decisión emitida por el empleador (no superación del periodo de prueba), se le
confiera la posibilidad de accionar su derecho de defensa en orden a la protección de
sus intereses; y ello se podrá lograr, en el plano jurídico, con la implementación de
un debido procedimiento en cuyo interin se le otorgue a la trabajadora la potestad de
contravenir y defenderse de la decisión emitida por el empleador, que considera
discriminatoria.
A partir de lo expuesto precedentemente, se puede afirmar la existencia de un
deber adicional a cargo del empleador, para garantizar que la decisión de no
superación del periodo de prueba de la madre gestante sea producto de que dicha
persona no resulte ser adecuada para el puesto de labores por el desempeño
negligente demostrado durante dicho periodo, y no por razones netas de
discriminación; resulta también idóneo proponer el establecimiento de algún tipo de
procedimiento al que la trabajadora gestante pueda acogerse cuando se considere
víctima o se sienta vulnerada en su derecho al trabajo, procedimiento que tenga como
finalidad subsecuente garantizar el ejercicio del derecho de defensa de la trabajadora
y ofrezca la prerrogativa al empleador de demostrar que su decisión se ajusta a Ley y
se basa en razones absolutamente objetivas que despejen cualquier indicio de
transgresión a normas de carácter constitucional o de origen natural a la persona
humana, como lo es la dignidad humana.
Si consideramos que, ante una situación de tensión, lo ideal es un
procedimiento legal que avale el derecho de defensa y pueda hacer “frente a un
natural conflicto surgido en el seno de la convivencia social, lo debido a la persona
es la superación plena y oportuna del mismo a través del logro de un bien humano
que tiene este triple contenido. Este bien humano, por esta razón, bien puede
denominarse como proceso debido. Si las controversias no son resueltas con base en
80
115
CASTILLO CÓRDOVA, Luis “Debido proceso y tutela jurisdiccional”, en GUTIERREZ CAMACHO, Walter
(Editor), La Constitución comentada. Tomo III, 2° edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 59.
81
defensa de ambas partes en el conflicto. Por lo tanto, dicho procedimiento puede ser
asimilado a la protección reforzada propuesta para lograr la vigencia del derecho al
trabajo de la trabajadora gestante durante el periodo de prueba.
En resumen, la trabajadora gestante, de considerarse vulnerada en su derecho al
trabajo (permanencia en el empleo), al haber recibido la carta de no superación del
periodo de prueba sin expresión de causa o cuando éstas resulten insuficientes o
aparentes, tendrá el derecho de ofrecer al empleador, en un plazo prudencial de 6
días, sus descargos argumentando que su desempeño fue el correcto y adecuado al
puesto, mientras que luego de expuestos los referidos descargos, el empleador
emitirá un decisión final rectificando la decisión o ratificando la misma, siendo que
en este último caso, deberá haber ofrecido los medios probatorios o antecendentes
idóneos que permitan dilucidar que la trabajadora gestante, pese a encontrarse en
estado de gravidez, no era la persona adecuada para ocupar dicho puesto en la unidad
empresarial, por su desempeño deficiente.
116
STC 61/2009 del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, de 10 de noviembre, F.J. 3 (negrita y cursiva
es nuestro).
117
STC 17/2003, de 30 de enero, F.J. 3.
84
118
Ibidem.
119
MARTÍNEZ VIVOT, Julio J, Discriminación laboral: despido discriminatorio, ob. cit., p. 102.
85
cualquier otra índole, o los producidos con motivo del embarazo, o por la condición
de afiliado o representante de un sindicato), incausada (despido producido de
manera verbal o mediante comunicación escrita, sin expresión de causa alguna
relacionada con la conducta o el desempeño laboral del trabajador que la justifique)
o fraudulenta (se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o
imaginarios, o se le atribuye una falta no prevista legalmente)”120. No obstante, el
despido que se condice con la finalidad propuesta: “defender a la trabajadora
gestante durante el periodo de prueba”, será el despido nulo.
Por lo tanto, considerando que nos encontramos ante una vulneración de la
dimensión prestacional del contenido constitucionalmente protegido del derecho al
trabajo en su componente de permanencia en el empleo resulta adecuado el despido
nulo, cuya definición se ha visto contenida en el STC Exp. Nº 00976-2001-AA/TC,
de cuyo fundamente 20, a decir de Castillo Córdova, se puede desprender la siguiente
norma N20: “Está ordenado tener como nulo el despido que se produce con violación
de los derechos fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución o los
tratados relativos a la promoción, defensa y protección de los derechos humanos”121.
Y es que, el despido nulo “es entendido como aquel despido que vulnera o
afecta derechos fundamentales y es en esa medida (que afecta derechos primarios
constitucionales) que la afectación es superior y requiere de una protección mayor,
traducida esta en la reposición del trabajador. La intensidad de la tutela jurisdiccional
es superior en el caso del despido nulo (tutela ‘restitutoria’ ya que restituye al
trabajador a su puesto de trabajo) a diferencia del despido arbitrario (tutela
‘resarcitoria’ ya que resarce mediante una suma de dinero)”122.
En resumen, el hecho que el empleador disponga la no superación del periodo
de prueba respecto de una trabajadora en estado de gestación, sin haber satisfecho la
obligación excepcional de justificar los motivos para determinar que dicha
trabajadora no resultó ser la idónea en el desempeño del puesto de labores, o que
dichos motivos solo sean aparentes, implicará, como presunción, que la extinción del
contrato de trabajo se produjó como resultado de la vulneración del contenido
constitucional del derecho al trabajo en su dimensión prestacional (componente de
120
STC Exp. N° 02563-2012-AA/TC, F.J. 3.3.1.
121
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 218.
122
ALVA CANALES, Armando Alfonso, Despido laboral: nuevos criterios jurisprudenciales, Lima, Gaceta
Jurídica, 2016, p. 17.
87
permanencia en el empleo) por discriminación con motivo del embarazo y por ende
deparará para su titular la potestad de solicitar el resarcimiento o la restitución de su
derecho, invocando el despido nulo.
Por dichas consideraciones, no nos parece correcta la posición esgrimida por el
Tribunal Constitucional peruano, cuando manifiesta que, “es necesario determinar si
la actora superó el periodo de prueba pactado y sí, por ende, alcanzó la protección
contra el despido arbitrario, pues obviamente carecería de sentido analizar si se
produjo el alegado despido si antes la actora no tenía protección contra el despido
arbitrario”123, ya que la protección reforzada por despido en su modalidad de despido
nulo debe irradiarse también al periodo de prueba dentro de la relación laboral, ya
que de lo contrario traería consigo el riesgo de vulneración del derecho al trabajo de
la mujer gestante durante el periodo de prueba en una relación laboral, pues se
permitiría a los empleadores legitimar evidentes actos discriminatorios.
2.4. Hacia una solución que garantice el derecho al trabajo de la madre gestante
durante el periodo de prueba
Bien vistas las cosas, la trabajadora gestante, por su especial y vulnerable
posición dentro de la relación laboral, le asiste una protección reforzada cuando se
encuentra inmersa en el periodo de prueba, la cual se logrará extendido la protección
contra el despido prevista en el Artículo 27 de la Constitución Política del Perú y el
artículo 10 del Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de
Productividad y Competitividad Laboral aprobado mediante el Decreto Supremo Nº
003-97-TR (27/03/1997), al periodo de prueba, calificando como nula la extinción
del vínculo laboral por despido, que se materializa durante el periodo de prueba por
haber sido fruto de un acto discriminatorio contra la trabajadora gestante.
Una solución que garantizará la dimensión prestacional del contenido
constitucional del derecho al trabajo en su componente de permanencia en el empleo
pasará primero, por imponer al empleador la obligación excepcional de justificar y/o
motivar las razones que lo obligan a disponer la no superación del periodo de prueba
de la trabajadora gestante, con la finalidad de disipar todo tipo de dudas que
impliquen considerar que dicha decisión fue tomada únicamente para vulnerar el
derecho al trabajo de la empleada y desvincularla de la relación laboral a sabiendas
123
STC Exp. N° 02456-2012-AA/TC, F.J. 3.3.2.
88
124
MARTÍNEZ VIVOT, Julio J, Discriminación laboral: despido discriminatorio, ob. cit., p. 102.
89
Será justamente dicha acción de despido nulo la que hará factible la protección
de la dimensión prestacional del contenido constitucional del derecho al trabajo en su
componente de permanencia en el empleo de la trabajadora gestante, e incluso, como
se anticipará más adelante, por el efecto mismo de la acción permitirá que la
trabajadora pueda ser reincorporada en el puesto de labores resarciéndose de esta
forma el derecho conculcado.
De esta forma, tomando en consideración los argumentos antes expuestos, se
puede dar respuesta en sentido negativo al problema jurídico ¿es constitucionalmente
válido que el empleador, en virtud de su facultad discrecional, disponga la extinción
del contrato laboral de una trabajadora gestante durante el periodo de prueba, sin
expresar justificación legal alguna?, ya que la única forma de que el Artículo 10 de la
Ley de Productividad y Competitividad Laboral sea válido material y formalmente,
es que con sujeción al respeto de la dignidad humana y a la luz de las exigencias
reconocidas en la Constitución, se le confiera a la trabajadora gestante la posibilidad
de accionar el despido nulo cuando vea resuelto su contrato de trabajo durante el
periodo de prueba a causa de un factor discriminatorio asociado a su estado de
gravidez (discriminación encubierta) y se le permita retornar a su puesto de labores,
caso contrario el artículo bajo mención tendría que ser excluido del ordenamiento
jurídico por ser materialmente inconstitucional.
Capítulo 3
Despido justificado frente a la actuación arbitraria del empleador que
vulnera derechos fundamentales: despido nulo contra la madre gestante
durante el periodo de prueba
Sin embargo, pese a que existe protección contra el despido, tambien se debe decir
que existirán situaciones en las que resulte razonable y justo despedir a una persona, por
ello, nuestra legislación nacional ha previsto y regulado la institución del despido
justificado en los artículos 22, 23, 24 y 25 del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado mediante el
Decreto Supremo Nº 003-97-TR (27/03/1997), otorgándole al empleador la facultad de
extinguir el contrato de trabajo cuando concurran causas justas de despido relacionadas a la
capacidad o con la conducta del trabajador, siendo que para dicha finalidad el empleador
deberá seguir un procedimiento regular que ofrezca al trabajador la posibilidad de ejercer
su derecho de defensa y contravenir las afirmaciones imputadas en el procedimiento de
despido, con miras a hacer valer el contenido constitucional de su derecho al trabajo.
Así, desde el artículo 23 del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y
Competitividad Laboral aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 003-97-TR
(27/03/1997) se ha contemplado la posibilidad de que el empleador pueda poner fin al
contrato de trabajo cuando logre demostrar que existen causas justas relacionadas con la
capacidad del trabajador, tales como:
1. Deficiencias físicas, intelectuales, mentales, sensoriales sobrevenidas cuando,
realizados los ajustes razonables correspondientes, impiden el desempeño de sus
tareas, siempre que no exista un puesto vacante al que el trabajador pueda ser
transferido y que no implique riesgos para su seguridad y salud o la de terceros.
2. El rendimiento deficiente en relación a la capacidad del trabajador y con el
rendimiento promedio en labores y bajo condiciones similares.
3. La negativa injustificada del trabajador a someterse a examen médico previamente
convenido o establecido por Ley, determinantes de la relación laboral, o a cumplir las
medidas profilácticas o curativas prescritas por el médico para evitar enfermedades o
accidentes.
Por otro lado, desde el artículo 24 del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de
Productividad y Competitividad Laboral aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 003-
97-TR (27/03/1997), la Ley también ha conferido dicha facultad de despido justificado
cuando concurran causas justas relacionadas con la conducta del trabajador, como son:
1. La comisión de falta grave (las mismas que son ampliamente abordadas en el artículo
25 del referido Texto).
2. La condena penal por delito doloso.
93
126
PLÁ RODRÍGUEZ, Américo, “Extinción del contrato de trabajo en Uruguay”, en AA.VV. La Extinción de
la relación laboral, AELE Editorial, Lima, 1987, p. 346.
127
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Causales de despido en la Jurisprudencia de Tribunal
Constitucional, Gaceta Jurídica S.A, Soluciones Laborales, 1º edición, Lima, 2015, p. 7.
94
injustificado, y por ende sería pasible de ser sancionado, de acuerdo a lo previsto por la
normativa laboral y procesal vigente.
De esta forma, se puede llegar a concluir que “el hecho de que el despido se
encuentre regulado por Ley (o a nivel de diversos pronunciamientos jurisprudenciales), eso
no le resta lesividad. Todo despido supondrá de una u otra manera, al menos una parte
afectada o perjudicada. Y no nos referimos necesariamente al trabajador”128, ello en la
medida que, si el empleador no logra justificar correctamente el despido dentro de las
causales que le confiere la normativa laboral, incurrirá en cualquiera de los despidos que
prevé nuestra jurisprudencia: despido arbitrario, despido nulo, despido incausado o despido
fraudulento, pudiendo resultar sancionado por la autoridad judicial con la reposición del
trabajador o con la obligación de indemnizarlo.
128
ALVA CANALES, Armando Alfonso, Despido laboral: nuevos criterios jurisprudenciales, ob. cit., p. 7.
95
129
STC Exp. N° 03683-2012-AA/TC, F.J. 4.3.1.
96
130
ALVA CANALES, Armando Alfonso, Despido laboral: nuevos criterios jurisprudenciales, ob. cit., p. 13.
97
ser tutelado de forma idónea por nuestro Estado demócratico de Derecho, tanto en su
dimensión prestacional como en su dimensión de libertad.
Dicho ello, podemos inferir que el despido, “además de ser aquella decisión
causalizada por la cual el empleador determina unilateralmente la extinción del vínculo
laboral, es aquel acto rodeado de una serie de formalidades cuyo incumplimiento llega
inclusive a provocar la invalidez del cese, a tal punto de que algunas veces se ha puesto en
tela de juicio su supuesto carácter formal”131.
En definitiva, el procedimiento de despido, tal como se encuentra previsto en nuestra
legislación nacional de derecho privado, no solo implica un mero formalismo que tendrá
que seguir el empleador si pretende extinguir legalmente el vínculo laboral con el
trabajador, sino que depara para éste último una serie de garantías de naturaleza
constitucional, tales como el derecho de defensa en dos expresiones marcadas; primero, en
el sentido que el trabajador tendrá la facultad de contravenir las imputaciones efectuadas
por el empleador en un plazo de 6 días naturales y segundo, que resultará prohibido que el
empleador, una vez iniciado el procedimiento de despido contra el trabajador, pueda
invocar falta grave distinta a la ya aducida a través de la carta de imputación de cargos,
mientras que tambien contendrá el deber a la debida motivación de la decisión, en tanto el
trabajador debe encontrarse convencido que la decisión adoptada por el empleador fue
justa, mas no arbitraria.
131
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Causales de despido en la Jurisprudencia de Tribunal
Constitucional, ob. cit., p. 9.
98
Así, corresponde precisar brevemente cuáles son las causas que motivan el despido y
que se encuentran relacionadas a la capacidad del trabajador:
1. Las deficiencias físicas, intelectuales, mentales o sensoriales sobrevenidas cuando,
realizados los ajustes razonables correspondientes, impiden el desempeño de sus
tareas, siempre que no exista un puesto vacante al que el trabajador pueda ser
transferido y que no implique riesgos para su seguridad y salud o la de terceros: cabe
precisar que la causal señalada no solo faculta al empleador a proceder de forma
inmediata con el despido sino que, por el contrario, imprime una suerte de deber
excepcional de verificar si dentro de la estructura organizacional de la empresa existe
algún otro puesto vacante que pueda ser asignado al trabajador, siempre que no
perjudique aún más sus condiciones físicas o mentales.
2. El rendimiento deficiente en relación con la capacidad del trabajador y con el
rendimiento promedio en labores y bajo condiciones similares: la presente causal
comprende la obligación a cargo del empleador de demostrar que el rendimiento del
trabajador deviene en deficiente, comparado con el personal que realiza funciones y
ostenta condiciones laborales similares. Y es que, esta causal tiene como origen la
evaluación negativa que ha determinado el empleador dentro de la relación laboral
respecto de la capacidad y pericia del trabajador para el desempeño de sus funciones,
la cual supone o demanda la imposibilidad de mantener vigente la relación laboral en
tanto el accionar del trabajador puede generar problemas y perjuicios al empleador.
3. La negativa injustificada del trabajador a somerterse a examen médico previamente
convenido o establecido por Ley, determinantes de la relación laboral, o a cumplir las
medidas profilácticas o curativas prescritas por el médico para evitar enfermedades o
accidentes: la presente causal tiene como principal objetivo salvaguardar la salud del
propio trabajador que se niega a someterse al examen médico, y la de los demás
trabajadores de la empresa, en tanto la negativa injustificada del trabajador fomenta o
genera un riesgo innecesario en las condiciones laborales e incluso da cabida a que la
autoridad administrativa de trabajo pueda imponer multas por no cumplir con las
medidas de seguridad y salud en el trabajo.
Por otro lado, también debemos pronunciarnos sobre las causas justas de despido
relacionadas con la conducta del trabajador, las mismas que se encuentran y especificadas
en número de tres: a) La comisión de falta grave, b) La condena penal por delito doloso y
99
132
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Causales de despido en la Jurisprudencia de Tribunal
Constitucional, ob. cit., p. 32.
100
solicitar el apoyo del sector al que pertenece la empresa: esta causal tiene como
presupuesto un accionar doloso del trabajador, quien teniendo las facultades y
capacidades necesarias para desempeñar sus funciones acordes con el estándar exigido
dentro del centro de labores, decide disminuirlo intencionalmente para generar
perjuicio al empleador o provocar inestabilidad en la actividad económica que éste
realiza.
3. La apropiación consumada o frustrada de bienes o servicios del empleador o que se
encuentran bajo su custodia, así como la retención o utilización indebidas de los
mismos, en beneficio propio o de terceros, con prescindencia de su valor: la presente
falta grave sanciona la conducta ilícita del trabajador, quien, a sabiendas que el bien o
servicio no le pertenecen, decide apropiárselo o retenerlo indebidamente ocasionando
una pérdida o la afectación al patrimonio del empleador, así como el quebrantamiento
de la buena fe laboral.
4. El uso o entrega a terceros de información reservada del empleador: la sustracción o
utilización no autorizada de documentos de la empresa; la información falsa al
empleador con la intención de causarle perjuicio u obtener una ventaja; y la
competencia desleal: esta causal presupone el quebrantamiento del deber de
confidencialidad que orienta toda relación laboral, por tanto origina que la confianza o
la buena fe que debería existir entre el trabajador y el empleador se extinga y por tanto
se haga inviable la subsistencia del vínculo laboral.
5. La concurrencia reiterada en estado de embriaguez o bajo influencia de drogas o
sustancias estupefacientes, y aunque no sea reiterada cuando por la naturaleza de la
función o del trabajo revista, excepcional gravedad: en atención de dicha causal se
debe indicar que “la gravedad de la inconducta no solo está dada por la concurrencia al
trabajo bajo los efectos del alcohol o de drogas, sino que haría falta también que haya
una costumbre de acudir al centro de labores en alguno de tales estados”133, es decir,
que exista antecedentes de dicha conducta por parte del trabajador (reiteración) y que
estas hayan sido correctamente documentadas y sancionadas.
6. Los actos de violencia, grave indisciplina, injuria y faltamiento de palabra verbal o
escrita en agravio del empleador, de sus representantes, del personal jerárquico o de
otros trabajadores, sea que se cometan dentro del centro de trabajo o fuera de él
133
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Causales de despido en la Jurisprudencia de Tribunal
Constitucional, ob. cit., p. 53.
101
cuando los hechos deriven directamente de la relación laboral. Los actos de extrema
violencia, tales como toma de rehenes o de locales podrán adicionalmente ser
denunciados ante la autoridad judicial competente: la presente causal presupone y
sanciona las inconductas del trabajador agresor, quien transgrede los deberes
elementales de respeto y trato acorde de sus similares superiores o inferiores
jerárquicamente hablando, generando con ello que se destruya el adecuado clima
laboral existente en el centro de labores y por ende mermando el normal desarrollo de
la actividad del empleador.
7. El daño intencional a los edificios, instalaciones, obras, maquinarias, instrumentos,
documentación, materias primas y demás bienes de propiedad de la empresa o en
posesión de esta: con esta causal el legislador sanciona el perjuicio económico que el
trabajador le origina al empleador, ya que con su accionar provoca la pérdida
económica y el desmedro en los bienes de propiedad de la empresa afectando, en
cierto modo, la continuidad de las actividades, o al menos paralizándolas
temporalmente, lo que supone una inevitable pérdida económica.
8. El abandono de trabajo por más de tres días consecutivos, las ausencias injustificadas
por más de cinco días en un periodo de treinta días calendario o más de quince días en
un periodo de ciento ochenta días calendario, hayan sido o no sancionadas
disciplinariamente en cada caso, la impuntualidad reiterada, si ha sido acusada por el
empleador, siempre que se hayan aplicado sanciones disciplinarias previas de
amonestación escritas y suspensiones: con esta falta grave se sanciona la
irresponsabilidad continua del trabajador, quien sin motivo alguno y sin previo aviso
se sustrae de su obligación de asistir al centro de labores y provoca que las actividades
que se encontraban a su cargo sean suspendidas y se frustre el normal funcionamiento
de la estructura organizacional de la empresa.
9. El hostigamiento sexual cometido por los representantes del empleador o quien ejerza
autoridad sobre el trabajador, así como el cometido por un trabajador cualquiera sea la
ubicación de la víctima del hostigamiento en la estructura jerárquica del centro de
trabajo: esta causal, finalmente, permite sancionar al personal que, con total desprecio
al respeto y la tranquilidad que toda persona merece dentro de su centro de trabajo,
ocasiona un daño psicológico de naturaleza sexual a sus compañeros o compañeras de
trabajo, prevaliéndose o no de su posición dentro de la estructura organizacional de la
empresa.
102
134
PACHECO ZERGA, Luz, “El Despido discriminatorio de una mujer embarazada. La ruta hacia la igualdad
de oportunidades”, en Repositorio Institucional Pirhua, ob. cit., p. 14.
135
Véase la SENTENCIA 17/2007 del Tribunal Constitucional de España, de fecha 12 de febrero, FF.JJ. 6,
7 y 8.
104
laboral de una trabajadora gestante) si es que éste se limita a dar por concluido el
vínculo laboral sin expresar causal relacionada con la capacidad o desempeño de la
trabajadora gestante durante el periodo de evaluación, ello en la medida que existe
una presunción de nulidad implícita en la decisión, que se instaura a modo de una
protección reforzada que le depara la dimensión prestacional del contenido
constitucional del derecho al trabajo, en su componente de permanencia en el empleo
a favor de la trabajadora gestante para evitar que dicha extinción del vínculo se
produzca motivada exclusivamente en un aspecto discriminatorio.
Siendo así, la decisión que adopte el empleador respecto a la superación o no
del periodo de prueba, tendrá implícita una presunción de nulidad, por lo tanto si el
empleador pretende levantar dicha presunción y tornar constitucional la extinción del
contrato, deberá justificarla en razones objetivas relacionadas con el desempeño y el
perfil profesional de la trabajadora gestante, y consecuentemente, no limitar la
extinción del vínculo laboral a cuestiones discriminatorias. “Así pues, el poder de
dirección queda sometido a una limitación teleológica, causada por la protección del
interés empresarial, siempre que éste resulte lícito, por supuesto.”136, de tal forma
que si el proceder se sustenta en la vulneración del algún derecho fundamental se
habrá defraudado a la Constitución y por lo tanto, su sanción será la nulidad.
Y es que, considerando lo antes expuesto, la trasgresión bajo comentario
representa un abuso de la facultad discrecional del empleador que le depara su
derecho a la libertad de contratación en la medida que con su ejercicio extralimitado
vulnera el contenido constitucional del derecho al trabajo en su dimensión
prestacional específicamente en su componente de permanencia en el empleo.
En resumen, si durante el periodo de prueba, el empleador decidiese determinar
que una trabajadora gestante no llego a superar dicho periodo, tendrá a su cargo,
como obligación implícita, justificar tal decisión en razones objetivas relacionadas
con el perfil profesional, la capacidad o el desempeño de la trabajadora, caso
contrario se presumirá que dicha decisión, en su condición de acto jurídico, deviene
en nulo en la medida que la razón extintiva se considerará ligada al hecho biológico
de gestación, es decir, sujeta a razones de discriminación contra la madre gestante,
pudiendo ser pasible de los efectos que depara la acción judicial del despido nulo,
136
SEGALÉS, Jaime, Derecho al trabajo, relación obligatoria y deuda formativa empresarial, Granada,
Comares, 2001, p. 59.
105
por haber afectado el contenido constitucional del derecho al trabajo, tal como se
sustentará en apartados venideros.
137
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, El despido en el derecho laboral peruano, Lima, Ara editores E.I.R.L,
2006, p. 291.
138
PEDRAJAS MORENO, Abdón, Despido y derechos fundamentales: estudio especial de la presunción de
inocencia, Madrid, Trotta, 1992, p. 25.
106
139
ALVA CANALES, Armando Alfonso, Despido laboral: nuevos criterios jurisprudenciales, ob. cit., p. 17.
107
140
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, El despido en el derecho laboral peruano, ob. cit., p. 291.
108
143
MONTOYA OBREGÓN, Lesly Marina, “El despido nulo en el marco constitucional y en la jurisprudencia
peruana”, en Gaceta Constitucional y Procesal Constitucional, Tomo 117, Lima, Gaceta Jurídica S.A,
2017, p. 128.
110
144
QUINTANILLA NAVARRO, R.Y., “Extinción del contrato de trabajo durante el periodo de prueba y lesión
de derechos fundamentales”, en Revista Española de Derecho del Trabajo, ob. cit., p. 354.
111
145
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 94.
Capítulo 4
Hacia la implementación de un mecanismo de protección constitucional
que tutele el derecho al trabajo de la madre gestante durante el periodo
de prueba
146
BALLESTER PASTOR, María Amparo, El periodo de prueba, ob. cit., p. 55.
114
147
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 81.
148
Cfr. PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba
como despido, ob. cit., p. 82.
115
149
SENTENCIA 94/1984 del Tribunal Constitucional de España, de fecha 16 de octubre de 1984, F.J. 3.
150
SENTENCIA 166/1988 del Tribunal Constitucional de España, de fecha 26 de septiembre de 1988, F.J.
2.
116
probandi”151, con lo cual se concluye que no basta la voluntad resolutoria del empleador o
el simple ejercicio de la facultad discrecional de resolver el contrato de trabajo durante el
periodo de prueba, sino que éste debe justificar los motivos en que dicha decisión
encuentra sustento, es decir, que existirá la inversión de la carga de la prueba directamente
atribuida al empleador.
De igual manera, sobre la obligación de motivar la resolución del contrato laboral, el
Tribunal Constitucional Español ha señalado que existe “un principio de justicia, que opera
en el tratamiento de las reglas de la prueba, apoya la conclusión de que asuma el
empresario la carga de probar los hechos generadores de la extinción de la relación laboral,
bien constituyan causa legítima subsumible en alguna de las de ruptura unilateral de
aquélla, a impulso del empresario, bien sin legitimar el despido por causas excluyentes de
su procedencia o por incurrir en nulidad, se presenten razonablemente como ajenos a todo
propósito discriminatorio atentatorio a un derecho constitucional”152, con ello se fija
postura respecto del rechazo tajante de actos o conductas discriminatorias que pretendan
afectar la relación laboral en todas sus facetas, y con mayor énfasis, durante el periodo de
prueba, etapa del contrato laboral en que se dectecta una mayor posibilidad de
vulnerabilidad de derechos fundamentales.
Así, a la luz del pronunciamiento del Tribunal Constitucional Español, e incluso
desde la doctrina, como la expuesta por MARTINEZ VIVOT quien afirma que “si la
trabajadora entiende que el empleador puso fin al régimen de prueba, conforme a su legal
derecho, sin expresar causa, pero componiendo un acto discriminatorio, por tener
conocimiento que la aspirante a empleada estaba embarazada, y lo hace por tal, y no por
otra circunstancia, puede promover la acción prevista en la ley citada”153, será posible
arribar a la conclusión que la resolución del contrato de trabajo de una trabajadora gestante
durante el periodo de prueba, podrá darse siempre y cuando la decisión del empleador,
como facultad discrecional motivada, no se fundamente en cuestiones asociadas a la
discriminación por razón de la especial condición de la mujer gestante, sino que tal
potestad discrecional estará limitada al respeto al contenido constitucional del derecho al
trabajo, entendido, en su dimensión prestacional de permanencia en el empleo.
151
Idem, F.J. 5 (negrita y cursiva nuestras).
152
SENTENCIA 38/1981 del Tribunal Constitucional de España, de fecha 23 de noviembre de 1981,
F.J. 3.
153
MARTÍNEZ VIVOT, Julio J, Discriminación laboral: despido discriminatorio, ob. cit., p. 102.
117
154
SENTENCIA C-299 de 1998 Corte Constitucional de Colombia; Carlos Gaviria Díaz, parágrafo 62.
155
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 26.
118
Y finalmente, como tercer aspecto, nuestra legislación nacional debe prever como
remedio para este despido discriminatorio encubierto, la posibilidad de que la trabajadora
gestante, que se consideré afectada por dicho acto infraconstitucional, pueda interponer la
acción de despido nulo, con la finalidad de obtener, como resarcimiento idóneo, la
reposición en su puesto de labores, y solo a libre elección y una vez fundada la pretensión,
la indemnización como si de un despido arbitrario se tratase, para lo cual hemos propuesto
una reforma del Artículo 10 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, a saber:
“El periodo de prueba es de tres meses, a cuyo término el trabajador alcanza derecho a la
protección contra el despido arbitrario. No osbtante, estará ordenado que el trabajador goce
de protección contra el despido nulo, durante el periodo de prueba, siempre que se
vulneren sus derechos fundamentales”, reforma que ha sido fruto de un exámen de
constitucionalidad que partió de un análisis armonizador entre el derecho a la libertad de
contratación y el contenido constitucional del derecho al trabajo en su dimensión
prestacional de permanencia en el empleo.
156
STC Exp. Nº 00917-2007-AA/TC, F.J. 14.
157
STC Exp. Nº 03075-2006-AA/TC, F.J. 4.
119
158
Sent. T-499A, 8/4/2017 Corte Constitucional de Colombia, F.J. 3.4.3, último párrafo.
159
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Comentarios al Código Procesal Constitucional, Tomo II, segunda edición,
Lima, Palestra Editores, 2006, p. 59.
160
STC Exp. N.° 03891-2011-AA/TC, F.J. 12.
120
161
Sent. T-1302194,22/05/2006 Corte Constitucional de Colombia, F.J. 2.1.
162
STC Exp. N° 04910-2012-AA/TC, F.J. 4.3.1, tercer párrafo.
163
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., pp. 35-36.
121
164
STC Exp. N° 03433-2013-AA/TC, F.J. 4.4.1.
165
STC Exp. N° 00616-2011-HC/TC, F.J. 4.
123
166
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales (…), ob. cit., p. 57.
126
en qué casos corresponde legítimamente tener por no superado el periodo de prueba y por
finalizada la relación laboral, y en qué casos es ilegítima la resolución contractual en la
medida que con ello se esta configurando un acto de discriminación contra una trabajadora
gestante; resulta obligatorio, para la tutela del derecho al trabajo establecer una
modificación del primer párrafo del artículo 10 de la Ley de Productividad y
Competitividad Laboral, una modificación al artículo 6 de la Ley Nº 30709, Ley que
prohíbe la discriminación remunerativa entre varones y mujeres y una incorporación que
vendrá dirigida al Texto Único Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de
Productividad y Competitividad Laboral aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 003-
97-TR (27/03/1997) sobre la existencia de un procedimiento de no superación del periodo
de prueba, a saber:
a) Modificación del tenor del primer párrafo del artículo 10 del Texto Único
Ordenado del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad
Laboral aprobado mediante el Decreto Supremo Nº 003-97-TR (27/03/1997) en el
sentido que dice:
Artículo 10.- El período de prueba es de tres meses, a cuyotérmino el trabajador
alcanza derecho a la protección contra el despido arbitrario.
Sin embargo, resulta más acorde con el contenido del derecho al trabajo de la
mujer trabajadora gestante el que se establezca una modificación del texto del referido
artículo de correctamente en los siguientes términos:
Artículo 10.- El periodo de prueba es de tres meses, a cuyo término el trabajador
alcanza derecho a la protección contra el despido arbitrario. No osbtante, estará
ordenado que el trabajador goce de protección contra el despido nulo, durante el
periodo de prueba, siempre que se vulneren sus derechos fundamentales.
Partiendo de dicha modificación del texto del primer párrafo del Artículo 10, se
ofrecerá una reforzada protección al contenido constitucionalmente protegido del
derecho al trabajo en su dimensión prestacional de permanecia en el empleo de la
trabajadora gestante toda vez que ello “tiene como finalidad ayudar a la realización de
la persona y a obtener de él un medio de subsistencia. Si esta es la finalidad, entonces,
forma parte del contenido constitucional del derecho al trabajo el trato digno del
trabajador, con respeto irrestricto a sus derechos fundamentales (artículo 23º CP), así
como la ‘igual oportunidad para todos de ser promovidos, dentro de su trabajo, a la
128
categoría superior que les corresponda, sin más consideraciones que los factores de
tiempo de servicio y capacidad’ (artículo 7º.c del Pacto internacional de Derechos
económicos, sociales y culturales)”167.
En resumen, con sujeción a la referida interpretación se puede llegar a ofrecer
una efectiva y reforzada protección a favor de la trabajadora gestante evitando que, a
través de actos discriminatorios, el empleador extinga el vínculo laboral de ésta y
como consecuencia de ello, se imponga a éste la obligación de motivar con razones
objetivas la resolución del contrato en la etapa de periodo de prueba, garantizando para
ello la existencia de un debido procedimiento que haga viable la expresión de su
derecho de defensa, solo así la facultad discrecional contenida en el artículo 10 de la
Ley de Productividad y Competitividad Laboral no podrá llegar a vulnerar el derecho
fundamental al trabajo, en su dimensión prestacional de permanencia en el empleo,
armonizado debidamente.
b) Modificación del tenor del artículo 6 de la Ley Nº 30709, Ley que prohíbe la
discriminación remunerativa entre varones y mujeres, en el sentido que
actualmente dispone:
Artículo 6. Prohibición de despido y no renovación de contrato por motivos
vinculados con la condición del embarazo o el período de lactancia.
Queda prohibido que la entidad empleadora despida o no renueve el contrato de
trabajo por motivos vinculados con la condición de que las trabajadoras se encuentren
embarazadas o en período de lactancia en el marco de lo previsto en el Convenio OIT
183 sobre protección de la maternidad.
Sin embargo, resulta más acorde con el contenido del derecho al trabajo de la
mujer trabajadora gestante el que se encuentre redactado en los siguientes términos:
Artículo 6. Prohibición de despido, de dar por no superado el periodo de
prueba y la no renovación de contrato por motivos vinculados con la condición
del embarazo o el período de lactancia.
Queda prohibido que la entidad empleadora despida, determine la no superación
del periodo de prueba o no renueve el contrato de trabajo por motivos vinculados con
la condición de que las trabajadoras se encuentren embarazadas o en período de
167
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derechos fundamentales y procesos constitucionales (…), ob. cit., pp. 85-
86.
129
168
PIQUERAS PIQUERAS, María del Carmen, La extinción del contrato durante el período de prueba como
despido, ob. cit., p. 71.
169
BALLESTER PASTOR, María Amparo, El periodo de prueba, ob. cit., p. 53.
130
170
ALVA CANALES, Armando Alfonso, Despido laboral: nuevos criterios jurisprudenciales, ob. cit., p. 17.
171
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, El despido en el derecho laboral peruano, ob. cit., p. 291.
172
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 77.
173
REY PÉREZ, José Luis, El derecho al trabajo y el ingreso básico: ¿cómo garantizar el derecho al
trabajo?, Madrid, Dykinson, 2007, p. 174.
132
corresponde abordar la regulación positiva que del despido nulo estipula nuestro
ordenamiento jurídico.
De acuerdo a lo regulado en el Artículo 29 del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral aprobado mediante el
Decreto Supremo N 003-97-TR, nuestra legislación ha establecido una lista taxativa de
situaciones que configurarían el despido nulo:
174
STC Exp. N° 00976-2001-AA/TC, F.J. 20.
133
175
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., pp. 221-222.
176
Idem, pp. 223-224.
135
177
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Reposición del trabajador por las vías ordinaria y amparo, Gaceta
Jurídica S.A, Soluciones Laborales, 1º edición, Lima, 2014, p. 8.
178
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, El despido en el derecho laboral peruano, ob. cit., p. 326.
136
En buena cuenta, “la ‘nulidad’ del despido, y su efecto, la reposición del trabajador,
establecidas por la ley laboral, guardan congruencia con el sistema general de protección a
los derechos fundamentales que deriva de la propia Constitución, que se basa en el
principio de la tutela restitutoria, a través de las acciones de garantía”179.
A través de la naturaleza jurídica de la reposición, entendida como la esencia misma
de dicha institución, implicará que le depare a su titular (trabajadora gestante) la potestad
de restituirle su derecho al trabajo que indebidamente le fue arrebatado por el empleador al
momento en que dispuso, sin justificación alguna ni expresión de causa, la extinción del
vínculo laboral durante el periodo de prueba, es decir, le devolverá la facultad de continuar
ejerciendo el derecho al trabajo “como expectativa legítima de toda persona a obtener de la
sociedad en que vive, un puesto de trabajo que le permita subsistir y desarrollarse”180, e
incluso, como beneficio de dicha reposición, obtendrá la superación automática del periodo
de prueba, así como con la declaratoria de indeterminación de la relación laboral a modo
de sanción que compela a los empleadores a respetar derechos fundamentales.
179
Idem, p. 335.
180
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, prólogo de Américo Pla Rodríguez, Derecho a la estabilidad en
trabajo, Lima, Asociación Laboral para el Desarrollo ADEC-ATC, 1991, p. 21.
137
181
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Reposición del trabajador por las vías ordinaria y amparo, ob. cit.,
p. 14.
182
Ibidem.
183
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge, Los contratos de trabajo y otras instituciones del derecho laboral, ob.
cit., p. 513.
184
Idem, p. 512.
138
185
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Reposición del trabajador por las vías ordinaria y amparo, ob. cit.,
p. 17.
186
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge, Los contratos de trabajo y otras instituciones del derecho laboral, ob.
cit., p. 511.
139
plantea como pretensión principal única”, de lo cual brota la siguiente norma N2.2:
“Está ordenado que los juzgados especializados de trabajo conozcan en proceso
abreviado laboral, los procesos relacionados con la reposición, siempre que esta se
plantee como pretensión principal única”.
Y es que en el referido proceso abreviado, se muestra como un proceso de
máxima celeridad, ya que después de la interposición de la demanda, el Juez emitirá
un auto en el que admitirá a trámite la demanda y citará a las partes procesales a
audiencia de conciliación, luego de celebrada esta, y en caso de no arribarse a
conciliación, de conformidad con el Artículo 43, inciso 3 de la Ley Nº 29497, el
demandado podrá presentar su contestación de demanda y se pogramará fecha de la
audiencia de juzgamiento, tal como lo prevé el Artículo 44 de la Ley Nº 29497, en la
cual podrán confrontar posiciones, participar activamente de la actuación de medios
probatorios, fijar sus alegatos de cierre y finalmente tener la posibilidad de obtener el
fallo de la sentencia en la misma audiencia, en el plazo no mayor de 60 minutos o
someterse a la reserva que efectúe el Juez para emitir sentencia dentro del plazo
máximo de 05 días hábiles, tal como lo tiene previsto el artículo 47 de la Ley Nº
29497.
Sin perjuicio de ello, cabe recalcar que la NLPT introduce una innovación
bastante importante en materia de carga de la prueba, que resulta de aplicación para
la protección de la trabajadora gestante, cuando ésta se considera discriminada
durante el periodo de prueba, en tanto, establece en su artículo 23, numeral 23.5 lo
siguiente: “En aquellos casos en que de la demanda y de la prueba actuada aparezcan
indicios que permitan presumir la existencia del hecho lesivo alegado, el juez debe
darlo por cierto, salvo que el demandado haya aportado elementos suficientes para
demostrar que existe justificación objetiva y razonable de las medidas adoptadas y de
su proporcionalidad”.
De esta disposición brota la siguiente norma N23.5: “Está ordenado que el Juez
dé por cierto el hecho lesivo alegado cuando de la demanda y de la prueba actuada
aparezcan indicios que permitan presumir su existencia, salvo que el demandado
haya aportado elementos suficientes para demostrar que existe justificación objetiva
y razonable de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad”.
Consecuentemente, se puede afirmar que “la NLPT engloba en un solo
artículo, aunque en distintos incisos, la carga de la prueba de la causal de nulidad
140
187
DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Reposición del trabajador por las vías ordinaria y amparo, ob. cit.,
p. 21.
188
Cfr. DE LAMA LAURA, Manuel Gonzalo. Reposición del trabajador por las vías ordinaria y amparo, ob.
cit., p. 19.
141
que los reponga en el ejercicio de sus derechos o que, por lo menos, les permita obtener un
monto indemnizatorio por la afectación y perjuicios generados con el cese súbito e
injustificado en sus labores.
De manera puntual nos referimos a que dichos sujetos tendrán la facultad de incoar
un proceso judicial ordinario o decantarse por accionar un proceso constitucional para
lograr la salvación de sus derechos y, en buena cuenta, alcanzar la posibilidad de que con
el imperio de la Ley, se imponga la sanción prevista a quienes afectaron sus derechos
fundamentales y, consecuentemente, se opte por la materialización de la tutela judicial con
la recta administración de justicia y su correlativa paz social.
En este orden de ideas, a nivel de nuestra práctica jurídica hemos podido advertir que
se viene incurriendo en diversas confusiones al momento de accionar dichos procesos. Y es
que, en no pocas circunstancias, se desconoce cuáles son las condiciones para la
interposición de cada uno de ellos, lo que ha desencadenado que muchas causas
susceptibles de ser vistas por la justicia ordinaria sean tramitadas en el fuero constitucional
bajo el único argumento de máxima celeridad y sumariedad de los mismos (amparización),
lo cual no es solo una incorrección jurídica, sino que tambien genera dilaciones indebidas
en la administración de justicia. Por ende, no podemos continuar nuestro análisis sin, al
menos, efectuar un bosquejo de los presupuestos que nos guíen de forma certera para poder
definir si nuestra controversia jurídica debe ser tramitada al interior de un proceso judicial
ordinario o, si por el contrario, resulta más idónea la apertura de un proceso constitucional.
Así, debemos señalar que existen, por lo menos, tres elementos diferenciadores entre
los procesos judiciales ordinarios y los procesos constitucionales; el primero de ellos,
radica en que los procesos judiciales ordinarios están diseñados para brindar la protección,
tanto al contenido constitucional, como al contenido infraconstitucional de un derecho
fundamental cuyo tutela se lleva a debate, en cambio los procesos constitucionales
únicamente ofrecerán salvaguarda al contenido constitucional de un derecho fundamental.
Consecuentemente, si a su centro son llevados agresiones al contenido infraconstitucional
de un derecho fundamental, se habrá incurrido en la causal de improcedencia regulada en
el Artículo 5, inciso 1 del Código Procesal Constitucional, del que brota la siguiente norma
N5.1: “Está ordenado que no procedan los procesos constitucionales cuando los hechos y
el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al contenido
constitucionalmente protegido del derecho invocado”.
142
Bien vistas las cosas, “si bien es cierto que todos los procesos judiciales son idóneos
para defender el contenido jurídico de los derechos fundamentales, también es verdad que
debido al valor de la Persona y al valor de la Constitución, está justificada la existencia de
unos procesos especiales destinados a la defensa del contenido constitucional de los
derechos fundamentales, de modo que los procesos de amparo (habeas corpus y habeas
data) aparecen como esencial y radicalmente inidóneos para atender la protección del
contenido infraconstitucional o accidental de los derechos fundamentales”189.
El segundo elemento diferenciador se enfoca en que los procesos judiciales
ordinarios gozan de un etapa probatoria que le faculta a las partes el ofrecimiento,
cuestionamiento y actuación de medios probatorios que sustenten sus pretensiones y
generen convicción en el juzgador; a diferencia de ello, los procesos constitucionales se
caracterizan por ser sumarios, es decir, que en su tramitación ostentan máxima celeridad en
pos de la salvación inmediata y pronta del contenido esencial del derecho fundamental,
puesto que ofrecen tutela urgente con la finalidad de que no se produzca el riesgo de que la
agresión se convierta en irreparable, razón por la cual en su composición no existe etapa
probatoria, siendo que únicamente se admitirán medios probatorios que no requieren
actuación y siempre que el Juzgador lo considere necesarios. Esto último se establece en el
Artículo 9 del Código Procesal Constitucional, del cual brota la siguiente norma N9: “Está
ordenado que en los procesos constitucionales no exista etapa probatoria, solo
excepcionalmente, serán procedentes los medios probatorios que no requieran actuación
sin que con ello se afecte la duración del proceso”.
Y es que, en dicho orden expositivo la cuestión decisiva “no es la prohibición de
actuación de pruebas, sino la duración sumaria del proceso constitucional como medio para
salvar el contenido constitucional del derecho fundamental y con ello reestablecer la
posición jurídica de la Persona y de la Constitución alteradas por un agresión
iusfundamental”190.
El tercer y último elemento diferenciador radica en la propia esencia de cada
proceso, sobre el particular, haremos referencia al proceso de amparo (cuyo análisis es de
suma importancia para el presente trabajo). Y es que, mientras que el proceso de amparo,
en su condición de proceso constitucional, se constituye como un proceso especial al cual
solo se recurre ante una agresión manifiesta del contenido constitucionalmente protegido
189
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 179.
190
Idem, p. 183.
143
de un derecho fundamental y siempre que no exista una vía judicial ordinaria igualmente
satisfactoria, por su carácter residual; a los procesos judiciales ordinarios se podrá recurrir
siempre, aunque no sea vía procedimental igualmente satisfactoria que el amparo.
Siendo así, debe reconocerse pues, que los procesos constitucionales “son las vías
específicas que se cuentan para efectivizar el control de constitucionalidad de manera
directa o indirecta, y el mecanismo procesal que se aplica para garantizar efectivamente la
protección de los derechos humanos”191. No olvidemos que su protección inmediata viene
impuesta por la naturaleza misma del derecho fundamental, la cual se enfoca en la
dignidad humana de la persona. Mas aún, si consideramos que la finalidad de los procesos
constitucionales, entre ellos la acción de amparo es “preservar la integridad del derecho
constitucional y, consecuentemente, hacer cesar de modo rápido toda situación de
restricción, sacrificio o violación que pudieran sufrir en su contenido jurídico los derechos
con rango constitucional”192.
Por ende, en palabras de CASTILLO CÓRDOVA, para arribar a una correcta
procedencia de la acción de amparo, se debe analizar la norma que se desprende del
Artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Constitucional la cual, “podría ser enunciada así:
N5.2: Está prohibida la demanda de amparo cuando exista una vía procedimental
específica igualmente satisfactoria para la protección del contenido constitucional del
derecho fundamental agredido manifiestamente”193, la misma que concretada con el
Artículo 200, inciso 2 de la Constitución Política del Perú supone la siguiente redacción
que contempla norma constitucional directamente estatuida, norma constitucional de
origen legal y norma constitucional adscripta de origen jurisprudencial:
“N200.2: Está permitido el proceso de amparo frente a agresiones manifiestas del
contenido constitucional de los derechos fundamentales protegidos por el amparo, salvo
exista una vía procedimental específica igualmente satisfactoria que el amparo para la
protección del contenido constitucional del derecho fundamental. Un proceso ordinario es
vía igualmente satisfactoria que el amparo cuando copulativamente se cumple en el caso
191
GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, “El Derecho Procesal Constitucional como ciencia. Alcances y contenidos”.
En: La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional, Estudios en Homenaje a Hector Fix Zamudio en
sus cincuenta años como investigador del derecho. Universidad Nacional Autónoma de México,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1º edición, Tomo I, 2008, p. 755, citado por BOTTON GIRÓN,
Dante Abraham, “El amparo laboral: Evolución en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
peruano”, en Gaceta Constitucional & Procesal Constitucional, Tomo 112, editorial Gaceta Jurídica
S.A, Lima, Abril 2008, p. 15.
192
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Comentarios al Código Procesal Constitucional, Tomo I, ob.cit., p. 111.
193
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 186.
144
concreto que: a. el proceso tiene una estructura idónea; b. la resolución que se fuera a
emitir en el proceso brinde tutela idónea; c. el tránsito del proceso ordinario no
produzca riesgo de irreparabilidad de la agresión; y d. no exista necesidad de tutela
urgente”194.
En conclusión, visto desde el aspecto de protección del derecho al trabajo, “el
proceso constitucional de amparo procede cuando exista agresión manifiesta del contenido
constitucional de un derecho fundamental y no exista una vía judicial tan sumaria y eficaz
como el amparo. Predicado esto del derecho fundamental al amparo, la formulación sería
la siguiente: procede el proceso constitucional de amparo cuando exista agresión
manifiesta del contenido constitucional del derecho fundamental al trabajo y no exista un
proceso judicial laboral tan sumario y eficaz como el amparo”195.
194
Idem, p. 190. Vease que, por una cuestión de orden expositiva, el autor ha señalado que la parte no
resaltada es la norma constitucional directamente estatuida, la parte en cursiva es la norma
constitucional de origen legal, y la parte en cursiva y negrita es la norma constitucional adscripta de
origen jurisprudencial.
195
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., pp. 191-192.
145
196
STC Exp. N° 00474-2016-AA/TC, F.J. 5.
197
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 181.
198
VITE TALLEDO, Francisco E., La Constitucionalidad de la determinación y ejecución del mandato de
detención judicial y su protección a través del Hábeas corpus(…), ob. cit., p. 168.
146
199
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 221.
200
Ibidem.
147
sobre los cuales se configura son pasibles de probarse a través de medios de prueba que no
requieren una etapa de actuación probatoria, es decir, a través de medios de prueba de
actuación inmediata”201. Consecuentemente, para que el despido nulo sea invocable a
través del amparo, los hechos que materializan la agresión deben poderse probar sin
recurrir a una etapa probatoria, caso contrario, si los “hechos requiriesen de una etapa de
actuación probatoria, el camino procesal procesal de defensa que se ha de seguir será la vía
judicial ordinaria, pensada esencialmente para atender cuestiones litigiosas”202.
Por ello, es que acierta CASTILLO CÓRDOVA al concluir del artículo 200, inciso 2 de
la Constitución Política del Perú, la siguiente norma:
“N200.2: Está permitido el proceso de amparo frente a agresiones manifiestas del
contenido constitucional de los derechos fundamentales protegidos por el amparo”203.
De lo cual, se puede concluir que, si se impide la interposición de la acción de
amparo cuando nos encontramos ante una agresión evidente y manifiesta al contenido
constitucional del derecho fundamental, se atacará directamente el contenido de la norma
bajo comentario, puesto que se vaciará el contenido mismo de la acción de amparo y se
restringirá indebidamente el acceso al justiciable de una garantía eficaz para salvaguardar y
reponer en el ejercicio del derecho constitucional al sujeto afectado.
Finalmente, el tercer elemento presupone que para que el despido nulo sea tramitable
en la vía de amparo, no debe existir una vía procedimental, específica, igualmente
satisfactoria, que permita la salvación del derecho fundamental al trabajo, es decir, solo
será invocable el amparo siempre que en la vía ordinaria no exista un proceso capaz de
ofrecer similar tutela al derecho.
Dicho ello, resulta prudente mencionar que el Tribunal Constitucional ha
reproducido fundamentos jurídicos objetivos y subjetivos que contribuirán a identificar
cuándo nos encontramos ante una vía igualmente satisfactoria a la del amparo. Así, en la
Sentencia emitida en el Exp. Nº 02383-2013-PA/TC tiene dicho que: “Desde la perspectiva
objetiva, el análisis de la vía específica idónea puede aludir tanto: (1) a la estructura del
proceso, atendiendo a si la regulación objetiva del procedimiento permite afirmar que
estamos ante una vía célere y eficaz (estructura idónea)', o (2) a la idoneidad de la
protección que podría recibirse en la vía ordinaria, debiendo analizarse si la vía ordinaria
podrá resolver debidamente el caso iusfundamental que se ponga a su consideración (tutela
201
Idem, p. 180.
202
Ibidem.
203
Idem, p. 185.
148
idónea). Este análisis objetivo, claro está, es independiente a si estamos ante un asunto que
merece tutela urgente”204.
De esta interpretación del Tribunal Constitucional, es posible concluir una norma
N13 en los siguientes términos: “Está ordenado, desde una perspectiva objetiva, considerar
a una vía ordinaria como igualmente satisfactoria cuando el procedimiento es uno célere y
eficaz (estructura idónea), desde el cual pueda obtenerse la salvación efectiva del derecho
fundamental agredido (tutela idónea)”205.
También tiene dicho el Tribunal Constitucional que “desde una perspectiva subjetiva,
una vía ordinaria puede ser considerada igualmente satisfactoria si: (1) transitada no pone
en grave riesgo al derecho afectado, siendo necesario evaluar si transitar la vía ordinaria
puede tornar irreparable la afectación alegada (urgencia como amenaza de irreparabilidad)
3. situación también predicable cuando existe un proceso ordinario considerado como ‘vía
igualmente satisfactoria’ desde una perspectiva objetiva; (2) se evidencia que no es
necesaria una tutela urgente, atendiendo a la relevancia del derecho involucrado o a la
gravedad del daño que podría ocurrir (urgencia por la magnitud del bien involucrado o del
daño)”206.
Desde esta declaración del Tribunal Constitucional es posible concluir la norma N14
en los términos siguientes: “Está ordenado, desde una perspectiva subjetiva, considerar a
una vía ordinaria como igualmente satisfactoria si transitarla no pone en grave riesgo la
salvación del derecho afectado (urgencia como amenaza de irreparabilidad); y si se
evidencia que no es necesaria una tutela urgente (urgencia por la magnitud del bien
involucrado o del daño)”207.
Así, desde la doctrina, CASTILLO CÓRDOVA, tiene dicho que los fundamentos capaces
de determinar si nos encontramos ante una vía específica igualmente satisfactoria se
encontrarán comprendidos en la regla jurídica que proviene del fundamento 15 de la
referida Sentencia del Tribunal Constitucional, el cual obedece al siguiente tenor: “N15:
Está ordenado que un proceso ordinario es vía igualmente satisfactoria que el amparo,
cuando copulativamente se cumple en el caso concreto que: a. el proceso tiene una
estructura idónea; b. la resolución que se fuera a emitir en el proceso brinde tutela idónea;
204
STC Exp. Nº 02383-2013-AA/TC, F.J. 13.
205
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 188.
206
STC Exp. Nº 02383-2013-AA/TC, F.J. 14.
207
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 188.
149
208
Idem, p. 189.
209
STC Exp. Nº 00206-2005-AA/TC, F.J. 6.
210
STC Exp. Nº 00206-2005-AA/TC, F.J. 15.
150
despido nulo: vulneración del derecho a la libertad sindical, vulneración del derecho a la
igualdad por discriminación por razón de sexo, raza, religión, opinión idioma o de
cualquier otra índole, como por la condición de embarazada de la trabajadora o por la
condición de impedido físico o mental”211.
Lo que concordado con la norma que dimana del fundamento 9 de la STC 0206-
2005-PA, “N9: Está permitido el amparo constitucional para conocer los casos de urgencia
relacionados con la violación de los derechos constitucionales que originan un despido
nulo”212, permite concluir que, pese a que en nuestro ordenamiento laboral existe un
proceso abreviado laboral que se caracteriza por ser “un proceso sumario del que se puede
reconocer estructura idóna y tutela idónea (elementos exigidos por la norma N13 de la STC
02383-2013-PA) para la salvación del derecho fundamental al trabajo”213, lo
constitucionalmente correcto será que “cuando el despido se base en las causales que
refiere la norma N16 de la STC 0206-2005-PA, el proceso laboral abreviado no podrá ser
tenido como un vía igualmente satisfactoria debido a que no se ha cumplido la
característica prevista y exigida en el norma N14 de la STC 02383-2013-PA, lo que
permite sostener la procedencia de la demanda de amparo constitucional para estos
supuesto”214.
En resumen, cuando nos encontremos ante la decisión inmotivada del empleador de
extinguir el contrato laboral de una trabajadora gestante durante el periodo de prueba, la
tutela idónea, según lo previsto en la N16 de la STC 0206-2005-PA, se recibirá desde la
interposición de la acción de amparo, puesto que la extinción del contrato obedecerá a un
supuesto de discriminación por motivo de embarazo, por lo que el proceso abreviado
laboral no será, para este caso en particular una vía procedimental igualmente satisfactoria.
211
CASTILLO CÓRDOVA, Luis, Derecho al trabajo y proceso de amparo, ob. cit., p. 227.
212
Idem, p. 225
213
Ibidem.
214
Idem, p. 227.
Conclusiones
Decima. Bajo los presupuestos mencionados, se debe optar por modificar el tenor del
artículo 10 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral. La modificación que se
propone es la siguiente: “Artículo 10.- El periodo de prueba es de tres meses, a cuyo
término el trabajador alcanza derecho a la protección contra el despido arbitrario. No
osbtante, estará ordenado que el trabajador goce de protección contra el despido nulo,
durante el periodo de prueba, siempre que se vulneren sus derechos fundamentales”.
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