Suicidio Asistido
Suicidio Asistido
Suicidio Asistido
Presentación – objetivos
Hoy en día varios autores jurídicos plantean que dentro de la constitución se encuentra
amparado un derecho a morir, indicando con tal nombre la renombrada muerte digna. Pero,
¿qué se indica con dicho vocablo? O en otras palabras ¿qué es lo que dignifica la muerte y que
no? ¿Y cuál es el alcance de la dignidad de la muerte? ¿Cuál es el papel que juega dentro de
este derecho a morir la eutanasia, la ortotanasia y la distanasia?
Hipótesis
Existe un derecho a morir dignamente amparado en la constitución nacional, cuyo límite se
encuentra en el juego armónico de los derechos a la vida, libertad e intimidad, los cuales no
incluyen a la eutanasia, ni a la distanasia.
El concepto de Muerte.
No hace demasiado tiempo una persona de forma irrevocable se encontraba viva o muerta,
considerando al fin de la vida como un momento instantáneo. Pero con el avance de la
tecnología médica esta sencilla afirmación se ha hecho incierta “...ante la institucionalización
de la prolongación de la agonía como paso intermedio y obligatorio entre la vida y el fin de la
existencia.” Como lo expresa claramente Noel Maas y Miguel Danielian en “Derecho a morir
con dignidad” – Rev. ED 89-855 -. La crisis de la noción de muerte comenzó alrededor del año
1967 con el 1er.transplante cardiaco en donde la principal discusión se refería a sí era “un
proceso” o “un instante único”.
Jorge Bustamante Alsina (Nació el 10/08/1913. Premio Konex 1996. Abogado y Doctor en
Jurisprudencia (UBA). Profesor de Derecho Civil en la UBA.) considero la cuestión de la luz de
la ley 24193 diciendo que “... la muerte no es un momento, sino un proceso de cesación
progresiva del funcionamiento de los distintos órganos comenzando por la paralización
irreversible de alguna función vital y terminando con la muerte celular” (determinación del
momento de la muerte y la presunción legal del consentimiento del dador en el trasplante
cadavérico de órganos-ll 1994-E-1338). Es en razón de ello que la ley 24183 establece en su
artículo 23 ciertos requisitos indispensables a través de los que se puede deducir que el
proceso ha comenzado su curso, momento a partir del cual se puede decir que la persona
está muerta, aunque el referido proceso no haya concluido. Las pautas dadas por el citado
artículo refieren ni más ni menos a las condiciones mínimas para determinar lo que
comúnmente denominamos “muerte cerebral” a la que podemos indicar como el 1er. paso
del procedimiento que conlleva al final del ser.
El término dignidad.
El diccionario enciclopédico Salvat define a la dignidad como "Realce, Excelencia" y a la vez
como "Gravedad o decoro de las personas en la manera de comportarse”. Las definiciones
consideradas nos dan la pauta de que la dignidad se encuentra íntimamente ligada con el
concepto de vida más que el de muerte, dado que sería el realce un acto humano. dignidad
como una cualidad intrínseca de las personas, inalienable y propia de cada una de ellas, por el
solo hecho de serlo, utilizándolo como sinónimo de “preeminencia”, reconociendo como base
su propia individualidad y la facultad para decidir sobre ella.
Nos trae ahora el deber de indicar de donde surge el derecho a la muerte digna, lo que no
dudo en afirmar que se halla en el derecho a la vida, la libertad e intimidad, ya que la muerte
es simplemente su culminación, parte de ella misma, aclarando que la dignidad nunca es de la
muerte sino de la persona.
Desde el punto de vista de la víctima, la eutanasia puede ser voluntaria (esta incluye al
suicidio asistido) o involuntaria, según sea solicitada o no. Puede ser perinatal si se aplica a los
recién nacidos deformes, deficientes o con limitaciones que les hacen merecedores de tal
suerte. Será agónica si se aplica a enfermos terminales. Se llama eutanasia eugenésica,
económica o social si la muerte se busca como medio para purificar la raza o para liberar a la
familia o a la sociedad de la carga de las llamadas "vidas sin valor": pacientes con lesiones
cerebrales irreversibles, ancianos u otras personas tenidas por socialmente improductivas,
gravosas, etc.
DISTANASIA
Etimológicamente la palabra distanasia viene del griego dis (dificultad o anomalía) y thánatos
(muerte); consiste en retrasar la muerte de un paciente infligiendo al moribundo dolor o
sufrimientos adicionales, secundarios a los efectos adversos de las terapias que se aplican,
producto de una lucha desmesurada contra la muerte. También se conoce como
ensañamiento o encarnizamiento terapéutico y obstinación terapéutica.
ORTOTANASIA
La ortotanasia designaría la actuación correcta frente a la muerte: ayudar al enfermo y a su
familia a enfrentarla, mediante el alivio del dolor, del sufrimiento y de las demás molestias
que tenga el paciente con una enfermedad terminal, acompañándolo de cerca y apoyándolo
durante sus últimos días. Esta conducta respeta plenamente la dignidad de la persona
humana, ayudándole a afrontar el crucial momento de la muerte.
Bergoglio de Broumer y Bertoldi señalan que “legalizar la eutanasia activa involucra además
de sus consecuencias inmediatas, el peligro de la aplicación extensiva de este principio a otras
situaciones diferentes de aquellas que ubican justificado inicial y limitadamente su
reconocimiento legal”.
La eutanasia pasiva, al vincularse con las formas aceptadas de prácticas médicas, no es fácil
determinar su licitud o ilicitud. Marta T. Bergoglio de Brower y María V. Bertoldi señalan que
“Cuando se trata de la omisión deliberada de medios terapéuticos ordinarios y útiles no hay
duda que se trata de eutanasia, puesto que se produce una muerte evitable en principio al
eliminar procedimientos que eran de por sí aptos para mantener la vida. Se trataría de un
homicidio cometido por omisión...”. Pero la no utilización de medios desproporcionados o
extraordinarios cuya omisión terapéutica no tiene eficacia causal (se trata de un paciente en
la fase terminal que opta por qué no se utilice ningún medio desproporcionado para alargar
su vida, el medico deberá acatar su elección. Esto es lo que comúnmente se llama
ortotanasia.
Asimismo el bien jurídico “vida” está protegido como un interés público y no como un
derecho subjetivo privado, por lo que podemos deducir que no se puede consentir en la
propia muerte.
El Linvig will es la expresión de voluntad hecha por un enfermo que sabe que
irremediablemente va morir en poco tiempo, para que el lapso que lo separe de la muerte
transcurra dentro del marco de posibilidad que la más amplia información técnico científico a
su disposición y alcance le permita.
Según la palabra de Dario Luis Cuneo en “Los testamentos de vida o Living will y la voluntad
de vivir dignamente”: disponer del modo en que habrá el interesado de hacer su ultimo lapso
de vida, más que relacionarse con su muerte, y en consecuencia con los conceptos de “eu”,
“ortho” o “distanasia”, se vincula con el “bien vivir”.
“Si por testamento vital se entiende el mandato hecho a una persona para que acabe con su
propia vida en caso de estar gravemente enfermo, impedido o con fuertes dolores, tal
testamento es nulo y totalmente ineficaz, porque nadie puede obligar a otro a matarlo ni por
acción, ni por omisión. En cambio, si por testamento vital se entiende la expresión de la
voluntad de una persona de renunciar a que le sean aplicados medios desproporcionados
para alargarle mecánica o artificialmente la agonía, cuando ya no sea posible salvarle la vida,
tal testamento es válido jurídica y éticamente”.
Cabe concluir que no hay disponibilidad del bien jurídico tutelado por parte del enfermo, pues
frente a la producción del daño no tiene alternativa para evitarlo, la única posibilidad cierta
de elección que le resta es sobre el modo en que habrá de enfrentar y soportar lo inevitable,
por lo tanto el ejercicio de esta opción entra dentro del marco de libre disponibilidad del
paciente.
Fallos jurisprudenciales.
El caso del jurídicamente incapaz [1]
En este fallo se presenta un paciente que padece una infección en el cuadro del pie derecho
conocido como "pie diabético" por lo que diversos estudios médicos coincidieron que era
necesario hacer una intervención quirúrgica a fin de amputar el miembro hasta la rodilla. Esto
se debía a que se encontraba afectado por una diabetes "mellitus" complicada con trastornos
arteriales que produjeron lesiones gangrenosas en el pie derecho, por lo que se considera que
era necesario realizar esa intervención quirúrgica “...de las zonas gangrenosas y aquéllas
susceptibles de gangrenarse por déficit irrigatorio” ya que era la única terapia posible para
evitar el deterioramiento general de su estado de salud dado el progreso de la sepsis
gangrenosa.
Por otra parte pericialmente se informaba que solamente la amputación podía aliviar el
problema vascular aunque no cambiaría “sustancialmente” su cuadro de diabetes al ser una
enfermedad sistemática que afecta a otros órganos. Ante esto el juez de la cuestión
interpretó que se debía respetar la libertad personal del paciente, así como también su
intimidad y privacidad, indicando que el valor "vida" contra la voluntad del propio paciente,
no podía prevalecer frente al principio de la dignidad del ser humano. Su fallo fue a favor del
respeto de la voluntad del paciente, sin perjuicio de lo cual el centro hospitalario en cuestión
debía practicarle las curaciones terapéuticas que resguarden el respeto a su condición de
persona.
El caso Cruzan
Nancy Beth Cruzan de 32 años permaneció durante 7 años en un persistente estado
vegetativo como consecuencia de lesiones sufridas en un accidente automovilístico ocurrido
en 1983. Sus padres en la condición de cuidador, teniendo en cuenta los deseos de Nancy,
requirieron al tribunal del circuito de Jasper Country permiso para retirar la sonda que
alimentaba a su hija. Basaron su pedido en que el tratamiento era muy costoso, no
beneficiaba a su hija y solo prologaba su agonía. Además dieron testimonio Cristy Cruzan y
Athena Comer, hermano y amiga respectivamente, quienes afirmaron que Nancy les había
dicho que en caso de que algo le sucediera no quería que su vida se mantuviera en forma
artificial.
El juez en primera instancia ordeno llevar a cabo lo requerido por sus padres, pero el fallo fue
apelado por el guardián “Ad Liten” y la Suprema Corte de Misouri revocó el fallo en razón de
que las declaraciones de Nancy hechas a su hermano y a su amiga “no eran claras y
convincentes evidencias dadas por adelantado” conforme el estatuto de aquel Estado.
El caso llegó a decisión de la Suprema Corte Federal por la vía del “writ of certiorari” (Según la
ley, certiorari es un proceso judicial para buscar la revisión judicial de una decisión de un
tribunal inferior o agencia gubernamental), procedimiento judicial mediante el cual un
tribunal superior cuenta con la facultad de abocarse al conocimiento de resoluciones recaídas
en distancias inferiores cuando concurre para ello razones especiales importantes. Aquí se
hallaban en juego la interpretación de los alcances constitucionales en materia de derechos
fundamentales de la persona.
La Corte por una estrecha mayoría (5 a 4) resolvió denegar la autorización requerida de retirar
el tubo de gastronomía a través del cual se alimentaba e hidrataba artificialmente. Ambas
“Todo tratamiento médico debe ser analizado desde la óptica del beneficio potencial del
paciente.”.
Cuidados paliativos.
Actualmente se ha afirmado que una tendencia a respecto del cuidado y tratamiento de los
enfermos “terminales” en especial el respeto de su integridad, considerándolo como un
individuo dentro de un grupo social, del cual se intenta no excluirlo por su condición. Este
procedimiento se refiere a los cuidados paliativos que fueron definidos por la OMS como “la
atención global e integral de las personas que padecen una enfermedad avanzada, progresiva
e incurable y las familias de estas personas” (definición citada por el Dr. Mainetti en “La
asistencia al enfermo terminal: una opción ética y eficiente”). Para ello realizan distintas
actividades como el acompañamiento emocional y apoyo espiritual a la persona enferma; la
interacción con los familiares, a fin de clarificar la situación y orientando (en la etapa previa o
posterior al fallecimiento del ser querido), la asistencia primordialmente domiciliaria.
Conclusión
Se han desarrollado hasta aquí diferentes aspectos de lo que comúnmente se define como
“muerte digna” y las distintas practicas con las cuales se logra esta.
La primera premisa, cabe recordar, era que “existe un derecho a la muerte digna”. Aquí no
hay lugar a duda alguna, ya que la mayoría de las doctrinas ha sido uniforme en esta cuestión
manifestando que esta surge de los artículos 33 - derechos implícitos -, 19 y 75 inciso 22 a 24
de la Carta Magna, haciendo mención a la relación entre la dignidad de la persona y el
derecho a la intimidad, especialmente consagrado por la norma fundamental.
Entre estos intentos, Richard McCormick ha sostenido que si bien todas las personas poseen
una igualdad de valor, pero pudiendo llegar a ser desigual el valor de la vida en cada persona.
En base a ello, dice que la persona cuenta con un “potencial psicológico y humano que
supone unas mínimas capacidades para el establecimiento de relaciones afectivas e
intelectuales con los demás”. Que si se pierde, la vida humana pierde toda calidad, razón que
justificaría moralmente que los enfermos en estadio terminal dejaran de recibir insumos
médicos en circunstancias límite.
Por otro lado, Joseph Fletcher señaló criterios mínimos que se deben alcanzar a cumplir, al
menos en una parte substancial –defectos de nacimiento o como resultado de una
enfermedad devastadora- o su categoría de humana se disuelve y su vida pierde todo sentido,
ya que no le produciría jamás una cuota de bienestar personal (calidad de vida).
Dicho esto, solo podríamos reafirmar que los testamentos vitales o living will, se
comprenderían limitados por el concepto de dignidad, propio de la persona y hasta por la
propia libertad la cual si bien necesariamente tiene un campo de actuación, tampoco llega a
ser absoluta, utilizando a esta como sinónimo de “derechos, sin obligaciones.”
Asimismo si la persona decide “no vivir mas”, nos lleva a plantear hasta que punto puede
llegar ha ser libre su voluntad pues, se opondría al instinto natural de conservación. Y
teniendo en cuenta que la libertad si bien es un derecho/garantía, también trae deberes
necesarios, los que si negamos se podría llegar al extremo descripto por Albert Camus en “el
Extranjero” que, como bien observa Mario Vargas Llosa es “...la deprimente imagen de un
hombre al que la libertad que ejercita no lo engrandece moral o culturalmente; más bien, lo
priva de solidaridad, de entusiasmo y de ambición”.
Bibliografía
1. Noel Maas y Miguel Danielian “Derecho a morir con dignidad” – Rev. ED 89-855.-
2. Alfredo Lemon “La más secreta intimidad (el derecho constitucional en los umbrales de la
muerta)”, La Ley 1993-E-829.
3. Pedro F. Hooft y Jorge Luis Manzini “El Caso Cruzan: ¿Eutanasia, ortotanasia o
encarnizamiento terapeutico? (El estado vegetativo persistente y los tratamientos de soporte
vital: Interrogantes éticos y jurídicos)”.ED 149-947.
4. Mario Daniel Montoya “El derecho constitucional a morir (Principios establecidos por la
Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos en el caso Cruzan)”, LA LEY 1991-A-1065.
5. Jorge Bustamante Alsina “Determinación del momento de la muerte y la presunción legal
del consentimiento del dador en el transplante cadavérico de órganos”, La LEY 1994-E-1338.
6. Carlos Rodríguez Varela, “Eutanasia, avance hacia su despenalización” La LEY 1990-D-1163.
7. María Teresa Bergoglio de Brouwer de Koning y María Virginia Bertoldi de Fourcade, “La
Eutanasia, distanasia y ortotanasia. Nuevos enfoques de una antigua cuestión” ED 149-947.
8. Darío Luis Cuneo “Los testamentos de vida o “Living Will” y la voluntad de vivir
dignamente”, ED.
11. “Nacer y Morir con dignidad” Estudios sobre bioetica”, Domigo M. Basso.
12. Legislación provincial de Río negro. Ley n° 3076. Salud Pública. Derechos del Paciente.
Determinación. Sanc.: 20/3/97. Promul.: 11/4/97. Publ.: 21/4/97.
13. Legislación de la Provincia de Tucumán. Ley 6952. Salud pública. Derechos del paciente.
Determinación. Difusión. Sanc.: 15/3/99. Promul.: 22/4/99. Publ.: 4/5/99.
14. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala H, Buenos Aires, febrero 21 de 1991; "J.,
J.".
15. Fallo del Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 3, Mar del Plata,
setiembre 18 de 1995.-"Dirección del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) de Mar
del Plata s/ Presentación".
16. José Luis Mainetti, “La asistencia al enfermo terminal: una opción ética y eficiente”.
18. Proyecto de ley del Régimen de los derechos de los enfermos Terminales de las
Comisiones de Acción Social y Salud Pública.
19. Raúl Aníbal Etcheverry, “Derecho Comercial y Económico. Contratos Parte Especial”.
Notas:
[1] Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala H, Buenos Aires, febrero 21 de 1991; "J.,
J." 2da. Instancia.-
[2] Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional N° 3, Mar del Plata, setiembre
18 de 1995.-"Dirección del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) de Mar del Plata s/
Presentación".
Bioética & Derecho
Colección: Derecho, Economía y Sociedad
DEBATE - DERECHO A MORIR DIGNAMENTE
¿Qué significado tiene la muerte para quien desea terminar con su agonía, o qué importancia
puede tener la muerte para quien no percibe su propia existencia? ¿en realidad un tercero puede
sufrir más y puede este decidir sobre la vida de quien padece?
Hipótesis el derecho a la muerte digna, va en contravía
con el derecho a la vida, la libertad e intimidad,
ya que la muerte es simplemente su
culminación, aclarando que la dignidad nunca
es de la muerte sino de la persona.
PRINCIPIO DE DIGNIDAD HUMANA La Constitución establece que el Estado
colombiano está fundado en el respeto a la
dignidad de la persona humana; esto significa
que, como valor supremo, la dignidad irradia el
conjunto de derechos fundamentales
reconocidos, los cuales encuentran en el libre
desarrollo de la personalidad su máxima
expresión. El principio de la dignidad humana
atiende necesariamente a la superación de la
persona, respetando en todo momento su
autonomía e identidad.
El término dignidad. Es cualidad inherente con la que cuentan
todos los seres humanos y que no siempre es
reconocida: posibilita la capacidad de decidir
por sí mismos, elegir su destino, actuar en
consecuencia con sus deseos; ser digno
comprende ser lo mejor que uno puede ser
con lo que tiene a su alcance.
Eutanasia y su evolución histórica.
El término eutanasia deriva de los vocablos griegos "eu" cuyo significado es bueno y de
"thanatos" que significa muerte, por consiguiente su significado etimológico es "buena muerte".
En el transcurso de la historia al término se le han ido atribuyendo diferentes significados,
"muerte rápida y sin dolor", "muerte tranquila, fácil, suave, natural".
Las prácticas eutanásicas y el suicidio por motivos altruistas, eran bastante frecuente en los
pueblos primitivos, pudiéndose destacar tres categorías: suicidios de hombres una vez han
llegado a la vejez o son atacados por una enfermedad; suicidios de mujeres a la muerte de su
marido; suicidios de clientes o servidores a la muerte de sus jefes.
Tanto en Grecia como en Roma, hubo numerosos defensores y algún detractor de la eutanasia,
como lo atestiguan numerosos documentos y testimonios literarios.
Platón en su obra Fedón describe el comportamiento de Sócrates en sus últimos días. "Sócrates
fue condenado a muerte, sus amigos le prepararon un plan de fuga, pero él prefirió acatar la ley
y murió por ello. Pasó sus últimos días de vida con sus amigos y seguidores. Poco antes de
cumplir su sentencia se bañó, para evitar con ello que las mujeres tuvieran que lavar su cadáver.
Una vez limpio bebió el veneno, y cuando sintió sus piernas ya pesadas, se acostó dignamente
sobre sus espaldas, sin quejarse ni mostrando sufrimiento alguno, si no al contrario él era la
persona más optimista que se encontraba en ese lugar ya que toda la demás gente sufría al
saber que Sócrates iba a morir, con esto despertó la admiración de cuantos lo rodeaban", o en
su libro III de La República también afirma que "cada ciudadano tiene un deber que cumplir en
todo estado bien organizado y habrá que establecer una legislación para el estado que cuide de
los ciudadanos bien constituidos de alma y cuerpo, pero respecto a los que no son sanos
corporalmente se les dejará morir".
El Estoicismo fue la filosofía más influyente en el Imperio romano durante el periodo anterior al
ascenso del cristianismo. La base de la ética estoica se fundamenta en que el bien no está en los
objetos externos, sino en la condición del alma en sí misma, en la sabiduría y en el dominio,
mediante los que una persona se libera de las pasiones y deseos que perturban su vida. Séneca,
Epícteto y Marco Aurelio son los tres filósofos estoicos cuyos escritos se conservan, y ven así la
eutanasia.
Séneca, basándose en que la ley eterna fija un solo modo de iniciar la vida, pero varios para salir
de ella, nos ha transmitido su opinión al respecto cuando dice "es al hombre a quien
corresponde decidir libremente sobre el sentido y su capacidad de soportar su existencia en el
cuerpo", "no se debe ni querer demasiado a la vida ni odiarla demasiado, sino buscar un
término medio y ponerle fin cuando la razón lo aconseje", "no se trata de huir de la vida sino de
saber dejarla" o "es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento".
Epícteto ve la muerte como una afirmación de la libertad. "la vida a veces no tiene rumbo
alguno y solo provoca sufrimientos tanto para el enfermo como para sus familiares, es por lo
que el enfermo tiene el derecho a decidir".
Marco Aurelio, en su Libro III "una de las funciones más nobles de la razón consiste en saber si
es o no, tiempo de irse de este mundo".
En la Edad Media la Iglesia Católica siguió condenando el suicidio, y por tanto la eutanasia, por
atentar contra: el amor debido a sí mismo, la sociedad y el derecho exclusivo de Dios sobre la
vida del hombre, y además ordenó la confiscación de todas las propiedades del suicida y todo
tipo de humillaciones para el cadáver. Sin embargo, no logró suprimirlo del todo, puesto que en
determinadas circunstancias se siguió produciendo, en las ordalías medievales se utilizaba un
puñal corto y afilado para "rematar" a los heridos sin posibilidad de curación, que recibía, no por
casualidad, el nombre de "misericordia".
En 1605 Francis Bacon introduce por primera vez, la actual concepción de eutanasia: "la acción
del médico sobre el enfermo incluyendo la posibilidad de apresurar la muerte".
David Hume, (1711 a 1776) justifica la eutanasia cuando dice "si el disponer de la vida humana
fuera algo reservado exclusivamente al todopoderoso, y fuese infringir el derecho divino el que
los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara para
conservar la vida, como el que decidiese destruirla".
Los Utilitaristas, a finales del siglo XVIII y en el XIX, en su pensamiento mantienen que cualquier
acción es moralmente buena cuando produce mayores beneficios que perjuicios, y por lo tanto,
el valor ético de la conducta está determinado por el carácter práctico de los resultados.
Bentham identifica el "bien" con el placer o la felicidad, y el "mal" con el dolor o la infelicidad y
defiende "el mayor bien para el mayor número de gente". En relación a la eutanasia su
posicionamiento está basado en que será mayor el bien y la felicidad, tanto para el enfermo
como para su familia, si se ayuda al enfermo a morir de una forma digna, que si se le ayuda a
prolongar el sufrimiento.
La Revolución Francesa creó la tradición jurídica de la no punición del suicidio que se refleja en
la casi totalidad de la actual codificación penal.
Karl Binding y Alfred Hoche en 1920 utilizan el término eutanasia, para proponer la muerte de
personas social y económicamente inadaptadas como los enfermos mentales o minusválidos.
A finales de 1939, Hitler autorizó, por primera vez, la aplicación de la eutanasia, a un niño ciego,
deficiente mental, y con sólo dos extremidades, que se encontraba ingresado en una clínica de
Leipzig. En 1939 la Alemania Nazi aprobó una norma por la que se obligaba a informar a las
autoridades, del nacimiento de niños con defectos físicos, y tres peritos decidían si el niño debía
o no seguir viviendo. Poco después, Hitler dictó las normas legales que legitimaron la eutanasia
en Alemania. Por primera vez en la historia, una autoridad política, emanada de unas elecciones
democráticas, aprobaba la supresión de "vidas humanas sin valor".
Considerando que en ciertos casos el artículo 326 del Código Penal entraba en
conflicto con el derecho fundamental a la vida, la Corte estableció ciertas
condiciones en las que podía llegar a aplicarse el llamado 'Homicidio por piedad'.
"Homicidio por piedad. El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos
sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable,
incurrirá en prisión de seis (6) meses a tres (3) años" - Código Penal, Art. 326.
"(…) Por eso, el deseo de morir dignamente que expresó (…) en su solicitud
verbal inicial, no parece para la Sala ser otra cosa que un deseo profundo de vivir
dignamente, tanto así, que al pronunciarse en voz alta se confunde, diciendo,
prácticamente, que la vida que vivía el accionante, al momento de presentar su
solicitud, no merecía a su juicio ser vivida" - Corte Constitucional.
Capacidad mental
El caso también sirvió para que la Corte se refiriera a la capacidad mental que se
requiere para dar consentimiento pues, aunque los pacientes padezcan de una
enfermedad mental que les impida otorgarlo, no en todos los casos la familia
podría sustituir ese consentimiento. Según la Corte: "esa es una figura que aún no
ha tenido suficiente evaluación a la luz del derecho constitucional".
A pesar de que en el caso citado la Corte afirma que la situación pudo mejorarse
gracias al acompañamiento familiar y de las entidades involucradas, es necesario
repasar las reglas para apelar a la eutanasia.
Mal incurable
Además de que el consentimiento presentado deba ser libre e informado, quien solicite el
procedimiento debe ser una persona mayor de edad que haya sido "diagnosticada por un
médico experto" y que sufra un mal "patológico grave" e irreversible".
Evaluación del Comité
La solicitud presentada es examinada por un comité técnico-científico que estudia el caso.
Este comité será integrado por un abogado, un médico especialista y un psiquiatra.
Reiteración
Dentro de los siguientes 10 días luego de recibir la petición, el comité debe definir si el
paciente reitera su deseo y, de ser así, cuenta con un plazo de menos de 15 días para realizar
la eutanasia.
Presentación de objeción
Cuando un médico deba practicar la muerte por piedad y se declare 'objetor de conciencia', se
contará con 24 horas para nombrar otro médico que sí la realice. Esto es responsabilidad del
comité.
"La Constitución establece que el Estado colombiano está fundado en el respeto
a la dignidad de la persona humana; esto significa que, como valor supremo, la
dignidad irradia el conjunto de derechos fundamentales reconocidos, los cuales
encuentran en el libre desarrollo de la personalidad su máxima expresión. El
principio de la dignidad humana atiende necesariamente a la superación de la
persona, respetando en todo momento su autonomía e identidad" Corte
Constitucional, Sentencia C-239/97
https://www.slideshare.net/LauraRomeroPinto/linea-jurisprudencial-eutanasia-laura-
romerodesarrollodelalinea-2