Pasión de Cristo

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Pasión de Cristo 

o de Jesús es la denominación convencional utilizada para englobar


los episodios evangélicos que narran los sucesos protagonizados por Jesucristo entre
la última cena y su crucifixión y muerte (el ciclo narrativo puede detenerse ahí
-comprendiendo aproximadamente una noche y el día siguiente- o continuarse con su
entierro y resurrección, al tercer día -el cómputo cronológico ha sido históricamente
objeto de debate-). También es el tema más utilizado en el arte cristiano.
La palabra castellana "pasión" proviene de la latina passĭo, -ōnis, siendo esta un calco de
la griega πάθος (pathos).1 Hace referencia a los sufrimientos de Cristo, entre los que se
incluyen: la traición de uno de sus discípulos (Judas Iscariote) y la negación de otro (San
Pedro), la oración del huerto (aceptación trágica de su destino mientras los apóstoles,
dormidos, le dejaban solo en el Huerto de los Olivos -Getsemaní-), su prendimiento (tras
ser señalado con el "beso de Judas" y renunciar a que sus discípulos le defendieran), su
periplo judicial entre Anás, Caifás, Pilatos y Herodes (el juicio de Cristo, con sus
interrogatorios y enigmáticas respuestas), en el transcurso del cual se producen diversos
episodios de burlas y torturas a cargo de los soldados (Cristo en la columna, coronación de
espinas, los llamados improperios), la presentación a la multitud (Ecce Homo), la
alternativa presentada a elección popular (salvar a Cristo o a Barrabás), su condena a
muerte con el "lavado de manos" de Pilatos, el Via Crucis (el camino, cargado con la cruz,
atravesando Jerusalén -por la actualmente llamada Via Dolorosa- hasta el monte Calvario -
Gólgota-, con varias caídas -debe ser ayudado por Simón de Cirene- y encuentros
-con Verónica, que le seca el rostro, con su madre, con las mujeres de Jerusalén-),
el expolio (ser despojado de sus ropas), y la crucifixión entre dos ladrones (Dimas y
Gestas).

Iconografía
El vía crucis1 o viacrucis23 (en latín: «camino de la cruz») es una de las devociones o
prácticas de oración más extendidas entre los católicos.4 Se realiza el Viernes Santo y refiere
los diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret desde su prendimiento hasta
su crucifixión, sepultura y posterior resurrección. La expresión se usa también comúnmente
para expresar todo tipo de dificultades que se presentan en la vida cuando se quieren
alcanzar ciertos objetivos.
También conocido como "estaciones de la cruz" y "vía dolorosa", se trata de un acto de
piedad, un camino de oración, basado en la meditación de la pasión y muerte de Jesucristo,
en su camino al Calvario. El camino se representa con una serie de catorce imágenes de la
Pasión, denominadas estaciones, correspondientes a incidentes particulares que, según la
tradición católica, Jesús sufrió por la salvación de la humanidad basados en los relatos
evangélicos y la tradición. También se llama via crucis al recorrido de cruces que señalan un
camino o una ruta donde se puede realizar este ejercicio piadoso.

ESTACIONES
La forma tradicional de esta práctica piadosa consta de las siguientes quince estaciones:
III estación. Cristo caído (1698), escultura de Nicola Fumo en la iglesia de San Ginés (Madrid).

 Primera estación: Jesús es condenado a muerte.


 Segunda estación: Jesús carga la cruz
 Tercera estación: Jesús cae por primera vez.

 Cuarta estación: Jesús encuentra a su madre María.


 Quinta estación: Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
 Sexta estación: Verónica limpia el rostro de Jesús.
 Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
 Octava estación: Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
 Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
 Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
 Undécima estación: Jesús es clavado en la cruz.
 Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
 Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su
madre María.
 Decimocuarta estación: Jesús es sepultado.
 Decimoquinta estación: Jesús resucita al tercer día de ser crucificado.

Reforma de Juan Pablo II[editar]


El Viernes Santo de 1991,78 con la autoría de Juan Pablo II, se creó un nuevo viacrucis con 15
Estaciones basadas todas ellas en momentos del Nuevo Testamento, ya que el primigenio se
basa en pasajes recogidos de la Tradición cristiana, algunos recogidos en los evangelios
apócrifos, entre los que se encontraban el encuentro de Jesús con María, su madre y el acto
en el que la Santa Mujer Verónica le enjuga el rostro a Jesús. Este nuevo viacrucis comienza
con la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní y finaliza con la sepultura de Jesús. A
veces, se añade una Décima quinta Estación dedicada a la Resurrección de Cristo. Fue un
intento de acercar ecuménicamente a todas las confesiones cristianas, y aunque se usa
alternativamente al tradicional, en ningún caso lo ha sustituido. El nuevo via crucis es:
Cristo crucificado (h. 1632), por Velázquez (Prado, Madrid).

 Primera Estación: Jesús en el huerto de los Olivos.


 Segunda Estación: Jesús, traicionado por Judas, es arrestado.
 Tercera Estación: Jesús es condenado por el Sanedrín
 Cuarta Estación: Jesús es negado por Pedro
 Quinta Estación: Jesús es condenado a muerte por Pilato
 Sexta Estación: Jesús es flagelado y coronado de espinas.
 Séptima Estación: Jesús carga la cruz.
 Octava Estación: Jesús es ayudado por Simón el Cirineo a llevar la cruz.
 Novena Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
 Décima Estación: Jesús es crucificado.
 Undécima Estación: Jesús promete su reino al buen ladrón.
 Duodécima Estación: Jesús en cruz, su madre y el discípulo
 Decimotercera Estación: Jesús muere en la cruz.
 Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado.
 Decimoquinta Estación: Jesús Resucita de entre los muertos [Vigilias
Pascuales].
Episodios de la Pasión en el arte[editar]
Son innumerables las obras de arte que representan episodios de la Pasión. La Pasión de
Cristo es un tema recurrente en el arte cristiano. Su representación puede incluirse dentro del
más amplio ciclo de la vida de Cristo, puede adecuarse estrictamente a los límites propios del
concepto "Pasión", o incluso limitarse a una parte restringida de este (por ejemplo, al conjunto
de las escenas del camino del Calvario), o a un solo episodio evangélico.
Entre los más representados:

 la Última cena y el Lavatorio de pies;


 la oración en Getsemaní;
 el prendimiento de Jesús y las distintas fases de su juicio;
 la flagelación;
 la subida al Calvario;
 la crucifixión;
 el descendimiento de la cruz (con las formas específicas de la Pietà y del Llanto
sobre Cristo muerto).
Hay diversos elementos iconográficos identificativos de la Pasión de Cristo o de cada una de
sus escenas. Los más usuales son:

 Las treinta monedas de plata que costó la traición de Judas Iscariote.


 La espada o dos espadas citadas en los pasajes evangélicos que van desde
la última cena hasta el prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos.
 El gallo cuyo canto (profetizado por Cristo) anunció las tres negaciones de San
Pedro.
 El pilar y el látigo. Véase Cristo en la columna.
 La corona de espinas, el manto (a veces confundido con la túnica de Cristo) y
otros los atributos reales usados para hacerle mofa, incluida la inscripción "INRI".
 La cruz y los instrumentos (llamados Arma Christi o instrumentos de la Pasión)5
usados para clavarlo a ella (martillo, tenazas y los clavos de Cristo -cuyo número y
disposición han sido históricamente objeto de debate-). Véase Cristo crucificado.
 La esponja con vinagre que le dan para calmar su sed y los dados con los que los
soldados se rifaron sus vestidos (véase Las Siete Palabras).
 La lanza con la que le hirió Longinos.
 El cáliz que recogió la sangre de sus heridas, y que se identifica legendariamente
con el de la última cena (Santo Grial)
 La escalera usada para bajar el cuerpo. Véase Descendimiento de Cristo.
 La vasija que contenía la mirra con que José de Arimatea ungió el cuerpo de
Cristo6 y el Santo Sudario usados en su entierro
La palabra "Cristo" significa "ungido", y la crismación o unción es un elemento importante en
varios rituales cristianos, así como símbolo de diferentes tópicos cristianos. Para San Cirilo de
Jerusalén este ritual identifica al cristiano con Cristo, insistiendo en sus implicaciones
sensoriales ("el cristiano es perfume de Cristo").7 La iconografía de las vasijas o tarros que
contienen perfumes o ungüentos (y su interpretación metafórica -el alma, la gracia divina,
los sacramentos-) és de la Pasión (los regalos de los magos de Oriente,8 la que conservó
el santo prepucio tras la circuncisión de Jesús,9 la que utilizó la mujer que perfuma con sus
cabellos los pies de Cristo en casa de Simón el fariseo10 o en Betania -María de Betania-11 o la
que ungió su cabeza quebrando la vasija de perfume12 -la personalidad de estas mujeres
tradicionalmente se asocia hasta confundirse, identificándose con María Magdalena-,13 o las
que llevaban las Tres Marías al sepulcro -que hallaron vacío después de la resurrección-).14
Véase unción con perfume de Jesús15 y olor de santidad.16

ARMA CHRISTI
Arma Christi o los instrumentos de la Pasión son objetos asociados a la Pasión de Cristo en
el simbolismo católico medieval que representan una serie de méritos en forma de armas
heráldicas conquistados por Jesucristo frente a Satanás.
El sentido espiritual es tener presente los hechos memorables de la Pasión de Cristo para
poder interiorizarlos y meditar en el dolor que Cristo pasó en esta Tierra, así, mirando cada
objeto representado, se pasa de unos a otros, en el orden natural de los acontecimientos
reseñados en los Evangelios.

Símbolos de la Pasión
Aunque el uso de las armas no es indiscriminado, es posible que en función del ámbito
cultural o época histórica se escojan con preferencia unos elementos sobre otros, hay un
conjunto mínimo formado por: la Cruz, la Corona de espinas, el Pilar o Columna de la
Flagelación, la vara con la Santa Esponja, la Santa Lanza, los Santos Clavos y el Velo de la
Verónica. En algunos casos, los menos, es posible ver las cabezas de las figuras de la
Pasión, incluyendo a Judas, Caifás, o el hombre que se burló de Cristo tras escupir su rostro.

La Última Cena
 El Santo Grial o cáliz utilizado por Jesús en la Última Cena para instituir el
sacramento de la Eucaristía y que algunas tradiciones afirman que José de
Arimatea usó para recoger la sangre derramada por Jesús en la crucifixión.
 Las treinta monedas de plata que recibió Judas Iscariote como recompensa por
entregar a Jesucristo.

La última cena1 o sagrada cena son denominaciones convencionales de un episodio


evangélico2 y un tema artístico muy representado en el arte cristiano.
Fue la última ocasión en la que Jesús de Nazaret se reunió con sus discípulos (los
doce apóstoles) para compartir el pan y el vino antes de su muerte. El cristianismo considera
ese momento como el de la institución del sacramento de la eucaristía, y a esas "especies"
como "el cuerpo y la sangre" de Cristo, aunque cada confesión cristiana difiere en su
celebración litúrgica (misa cotidianamente y anualmente el oficio del Jueves Santo) y en su
interpretación teológica (transubstanciación en el catolicismo).
Entre los hechos que se incluyen en la narración de este episodio están el lavatorio (Cristo
lavó los pies de los apóstoles) y dos profecías de Cristo, que se cumplieron en las horas
inmediatas: la traición de Judas3 y la negación de Pedro.4 También se enuncia el
denominado mandamiento del amor (amaos los unos a los otros como yo os he amado)5 y
otras frases de Cristo de menos evidente interpretación,6 que dieron origen a la teoría política
medieval de las dos espadas.
Algunas supersticiones populares (derramar sal, triscaidecafobia) tienen origen en lo narrado
en este episodio evangélico.
Tras la cena, Cristo y once de los apóstoles (todos menos Judas) salieron de la ciudad de
Jerusalén, produciéndose los siguientes episodios que inician la Pasión (la oración del huerto
de los olivos y el prendimiento).

ICONOGRAFÍA DE LA ULTIMA CENA


El tema ha sido tratado en todo tipo de soportes por el arte cristiano. La obra más difundida
es el mural de Leonardo da Vinci (refectorio de Santa Maria delle Grazie, Milán, (1494-1497).
Se encuentra en la pared sobre la que se pintó originalmente. Leonardo escogió representar el
momento posterior al anuncio de Cristo de que uno de los presentes lo traicionará, cuando
todos se preguntan «¿Soy yo, Señor?». Separándose de la iconografía de otras obras
renacentistas, no representa a Judas delante de la mesa, sino incluido entre los demás
apóstoles; y en lugar de representar a Jesucristo integrado en el grupo, con Juan en su
regazo, Leonardo opta por aislar su figura en el centro y agrupar a los apóstoles de tres en
tres, caracterizando a cada uno de ellos a través de su actitud y movimiento. En una posible
referencia a El Banquete de Platón (y, en su época, a De Amore, del neoplatónico Marsilio
Ficino), estructuró a los apóstoles en cuatro tríadas, de las cuales las dos del extremo
luminoso (a la derecha) corresponden a tríadas platónicas, significando la primera que el Amor
es el Deseo de la Belleza, que se perfecciona en Dios.

La última cena de Leonardo

Cenacolo, en plural cenacoli (en italiano "cenáculo" -el lugar de Jerusalén donde se celebró


la última cena-), es el término utilizado en Italia para designar determinados espacios
arquitectónicos, donde se representa ese tema pictórico, muy
habitualmente refectorios (comedores) de conventos. La coincidencia entre el uso de la
estancia y la decoración que se pinta en sus muros ya es en sí misma una ambigüedad "entre
lo vivo y lo pintado", que se acentúa cuando los artistas eligen dar importancia a la
representación de los muebles y elementos arquitectónicos del cenáculo de Jerusalén, de
inevitable proyección hacia los muebles y, sobre todo, los elementos arquitectónicos de la
estancia real que alberga la pintura, lo que estimula la técnica del trampantojo.18
Entre los cenacoli florentinos, tras los más tempranos, de fra Angelico y Andrea Del Castagno,
donde ya es visible la utilización de las leyes de perspectiva en la mesa y los planos de las
paredes, hay al menos tres cenacoli donde Ghirlandaio experimenta con el ilusionismo
arquitectónico, mientras que el más conocido es el de Da Vinci, que cierra el Quattrocento:

Comunión de los apóstoles, fra Angelico, 1440-1442.


 

Cenacolo di Sant'Apollonia, Del Castagno, 1445-1450.


 

Cenacolo di San Marco, Ghirlandaio, 1486.


 

Cenacolo della Badia di Passignano, Ghirlandaio, 1476.


 

Cenacolo di Ognissanti, Ghirlandaio, 1480.


 

Última Cena de la Capilla Sixtina, Cosimo Rosselli, 1481-1482.


 


Cenacolo di Fuligno, Perugino, 1493-1496.
 

Cenacolo de Sante Marie delle Grazie, Leonardo, 1495-1497.


 

Cenacolo de Andrea del Sarto, 1511-1527.

El Santo Grial o, simplemente, Grial, es el recipiente o copa usada por Jesucristo en la Última


Cena. La relación entre el Grial, el Cáliz y José de Arimatea procede de la obra de Robert de
Boron Joseph d'Arimathie, publicada en el siglo XII. Según este relato, Jesús, ya resucitado,
se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania.
Siguiendo esta tradición, autores posteriores cuentan que el mismo José usó el cáliz para
recoger la sangre y el agua emanadas de la herida abierta por la lanza del centurión en el
costado de Cristo y que, más tarde, en Britania, estableció una dinastía de guardianes para
mantenerlo a salvo y escondido. La búsqueda del Santo Grial es un importante elemento en
las historias relacionadas con el rey Arturo (el Ciclo Artúrico o Materia de Bretaña) donde se
combinan la tradición cristiana con antiguos mitos celtas referidos a un caldero divino.
Otras leyendas acerca del Grial se entrecruzan con las relativas a las distintas copas antiguas
que se consideran el Santo Cáliz.

La Oración del Huerto


 El ángel que asistió a Jesús y le porta los objetos de la Pasión (un cáliz y una
cruz)

El prendimiento[editar]
 La linterna o antorcha utilizada por los soldados que arrestaron a Jesús.
 La espada utilizada por San Pedro, cuando cortó la oreja a Malco, un criado del
Sumo Sacerdote y que milagrosamente Jesús regresó a su estado original.
 Los bastones utilizados por los soldados que arrestaron a Jesús.
 La mano de Caifás, el sumo sacerdote del sanedrín (tribunal religioso) que
abofeteó a Jesús al considerarlo blasfemo. Como otros participaron en el escarnio,
como los criados, la mano también representa a su vez la de los que golpearon a
Jesús.
 Las cadenas o cuerdas que unían a Jesús durante la noche en la cárcel.
 El gallo que cantó tras la tercera vez que San Pedro negó a Jesús.
 La túnica inconsútil de Jesús, sin costuras, que en modo de burla le hizo
vestir Herodes Antipas como señal de desprecio al no contestarle a las preguntas
que le formuló.
 El pilar o columna donde Jesús fue mandado azotar.
 El flagelo o látigo, con el que Jesucristo recibió los 39 latigazos.
 Una vara de abedul con el que le azotaban el rostro y que le adjudicaron
como cetro a modo de burla.
 Las uñas del flagelo que son las causantes de las cuatro heridas en los
antebrazos y espalda.
 La clámide púrpura, tomándolo a burla, vistiéndolo como rey.
 La corona de espinas al objeto de burlarse cruelmente de Jesús.

El camino del Calvario[editar]


 La Vera Cruz: La cruz en la que Jesús fue crucificado.
 El Velo de la Verónica, donde es enjugado el rostro del Nazareno, quedando su
semblante plasmado sobre el lienzo: La Santa Faz.
La crucifixión
 Las tres cruces donde estaba Jesús, acompañado de dos condenados, Dimas (El
buen ladrón) y Gestas (el mal ladrón).
 Los dados con los que los soldados romanos echaron a suerte las vestiduras de
Jesús.
 El martillo que se utilizó para clavar brazos y piernas a la cruz.
 Los tres clavos utilizados en la crucifixión.
 El título I.N.R.I.: Iēsus Nazarēnus Rex Iuadeōrum (Jesús el nazareno, rey de los
judíos).
 La caña con una esponja, con el que la hiel y el vinagre fueron ofrecidos a Jesús
crucificado.
 La jarra conteniendo hiel y vinagre.
 La lanza del centurión Longino con la que infligió las cinco llagas al costado de
Jesucristo.
 El Sol, la Luna y una Estrella: que simbolizan el eclipse total de sol que se
produjo en su expiración.
 Una calavera y una tibia que simboliza la redención del primer hombre, Adán, así
como el propio monte Gólgota donde Jesús es crucificado.

El descendimiento y entierro[editar]
 Las escaleras utilizadas para la descender el cuerpo de Jesús.
 Las tenazas utilizadas para extraer los clavos.
 Mirra, utilizada para ungir el cuerpo de Jesús.
 El sudario o sindone que se utilizó para envolver el cuerpo de Jesús y darle
sepultura.

EL CICLO DE LA PASIÓN DE CRISTO EN EL ARTE


Estamos en plena Semana Santa, los días en los que el mundo
cristiano conmemora la Pasión de Cristo, representada en el
arte a través de uno de los ciclos iconográficos más largos
pero también de los más tardíos, pues en el Paleocristiano no
se representa la Crucifixión y en Bizancio, aunque aparece,
no es muy habitual.
Maestà de Duccio di Buoninsegna, retablo de comienzos del siglo XIV conservado en el
Museo dell'Opera del Duomo de Siena, que contiene uno de los ciclos de la Pasión más
completos que se conocen

Estos grandes ciclos, minuciosamente detallados, son ya


propios del Gótico, cuando se tiende al sentimentalismo y al
naturalismo y las representaciones se decantan más por los
asuntos narrativos en vez de por los místicos, pues si el
arte de Bizancio y del Románico iban más dirigidos a
teólogos, a gente formada, el Gótico buscaba resultar
comprensible para el pueblo y conmoverlo, algo que no podía
lograrse con asuntos incomprensibles para gentes que no
conocían las Escrituras.

Pero el Ciclo de la Pasión también es uno de los más


representados a partir del Gótico porque junto con la Pascua
de Natividad, que se celebra en la Navidad, la Pascua de
Pasión y Resurrección era habitual que se conmemorara con una
puesta en escena en la propia iglesia, con secuencias que
incluso influyeron en la propia iconografía adoptada en el
ciclo en las obras plásticas.

Entrada en Jerusalén
Aunque estrictamente hablando el ciclo tendría que incluir
desde el arresto de Jesucristo hasta su muerte, lo habitual
es que comience con la Entrada en Jerusalén, narrada por los
cuatro Evangelistas de forma muy similar. Jesús se dirige a
Jerusalén para acudir a las celebraciones del templo con
motivo de la Pascua judía montado en asno y acompañado de sus
discípulos y cuando está llegando a la ciudad sus seguidores
salen a recibirle cantando el Osana. Es un episodio que
persigue que se cumpla una profecía de Zacarías que anunció
que el Mesías llegaría a Jerusalén montado en burro. En
el Evangelio de Juan se dice que los seguidores tomaron ramas
de palmera y salieron a su encuentro, de ahí la costumbre del
Domingo de Ramos. En el Evangelio de Mateo no se habla de
ramas sino de que le tiraban sus mantos para que Él los
pisara.
Entrada en Jerusalén (1), pintura mural procedente de la ermita de San Baudelio de
Berlanga, en Soria

Los Actos de Pilatos completan la narración diciendo que


fueron los “hijos de los hebreos”, forma de denominar a los
judíos, los que salieron a recibirle, algo que en el arte ha
dado pie a una interpretación errónea y puede que aparezcan
niños saliendo a recibirle. También se habla de que Zaqueo,
que era bajito y no podía ver lo que sucedía, se subió a un
árbol, algo que también puede verse representado.
Entrada en Jerusalén en la Maestà del Duccio

Expulsión de los mercaderes del templo


Una vez en la ciudad, Jesús entró en el templo, donde había
muchos mercaderes haciendo sus negocios, se enfada porque ve
la casa de su Padre convertida en un mercado y los expulsa
dándoles latigazos. Aunque el episodio también es narrado por
los cuatro Evangelistas, no se ponen de acuerdo sobre su
ubicación en el tiempo. El Evangelio de Juan lo relata al
comienzo de la vida pública de Jesús y es precisamente su
relato el que suele representarse incluido en el ciclo de la
Pasión. Jesús vuelca las mesas de los mercaderes y les echa
fuera del templo, y hay vendedores de bueyes, ovejas y
palomas si la fuente es Juan.
Expulsión de los mercaderes del templo de El Greco en la iglesia de San Ginés de Madrid
(2)

Lavatorio de pies
Justo antes de la Última Cena puede aparecer El Lavatorio de
pies, un episodio que sólo se narra en el Evangelio de Juan y
que responde a la costumbre oriental en la que los criados de
una casa lavaban los pies a los invitados a un banquete. Se
le representa al propio Jesús en ese acto como demostración
de su humildad. En Bizancio es habitual que Cristo esté de
pie, porque se entendía como demasiado humillante que
estuviera arrodillado, como aparece representado en
occidente.

Lavatorio de pies de Tintoretto en el Museo Nacional del Prado de Madrid (3)

Última Cena
La Última Cena es una de las escenas cumbres del ciclo, de
ahí que vaya a dedicarle un post monográfico que publicaré en
breve.
Lavatorio y Última Cena en la Maestà del Duccio

Oración en el Huerto
Terminada la cena, Jesús se retira a orar, acompañado de
algunos de sus discípulos, al Huerto de los Olivos o de
Jetsemaní. La fuente más utilizada es el Evangelio de Lucas.
Es como una última tentación porque Jesús le pide a su padre
que le libre de la muerte. Sufre pero es confortado, o por
Dios Padre o por un ángel. Después del siglo XVI puede
aparecer un cáliz con la Sagrada Forma en la escena, que
aunque no tiene ningún sentido narrativo busca reflejar el
pasaje en el que Cristo le dice a su padre: “aparta de mí
este cáliz”, alusión simbólica a su sacrificio.
Oración en el huerto en una vidriera de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, en Burgos

Por lo menos le acompañan tres de sus discípulos. Aunque en


el Evangelio de Lucas no se precisa quiénes son, en
el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos se dice que
son Pedro, Santiago el Mayor y Juan, sus más allegados.

Duccio representa los dos momentos simultáneos: Cristo se


aparta, duda, es reconfortado, vuelve donde sus discípulos y
les amonesta por haberse quedado dormidos y expuestos a las
tentaciones, ante las que hay que permanecer vigilantes.

Oración en el Huerto en la Maestà del Duccio

Prendimiento
La escena del Prendimiento puede aparecer en combinación con
la Oración en el Huerto, pero si sólo aparece una de los dos,
la habitual es la primera. Se supone que sucede de noche. Los
soldados llegan con el populacho que porta antorchas y
faroles. Se elige el momento en el que Judas besa a Jesús,
señal para identificarlo ante los soldados. Santiago de la
Vorágine en la Leyenda Dorada dice que fue necesario porque
se parecía mucho a Santiago el Mayor, que era su primo. De
todos modos, no hay que olvidar que era un saludo normal al
maestro y no tenía que levantar sospechas. Los Evangelios no
dicen dónde le besa; lo normal era en la mano pero en las
representaciones lo hace en la mejilla; también puede
abrazarlo o incluso besarlo en la boca, como en Giotto. A
Judas se le representa feo, a veces pelirrojo y suele vestir
de amarillo, color de la traición.

El Evangelio de Lucas y el Evangelio de Juan hablan de las


distintas reacciones de los discípulos: Pedro se vuelve
violento y le corta la oreja a Malco, siervo del Sumo
Sacerdote que iba entre la multitud, pero Jesús le sana y
conmina a Pedro para que se aplaque. Se elige este pasaje
para contraponer la violencia de Pedro con la mansedumbre de
Jesús que, tras haber orado, acepta todo lo que le va a
ocurrir porque es su misión. El resto de los discípulos salen
corriendo. El Evangelio de Marcos incluso relata cómo uno de
ellos fue agarrado por el manto pero logra huir desnudo.
El Beso de Judas, el Prendimiento y Pedro cortándole la oreja a Malco en la Maestà del
Duccio
El Beso de Judas, el Prendimiento y Pedro cortándole la oreja a Malco de Fra Angelico en
una de las celdas del Convento de San Marcos de Florencia

Proceso
El siguiente pasaje es el Proceso. Jesús sufre un proceso
religioso ante el Sanedrín y otro civil ante Pilatos. Aunque
es un pasaje largo sólo aparece completo en ciclos muy
extensos. Según el Evangelio de Juan se le juzga por blasfemo
por decir que es el Mesías. Primero le llevan, atado, ante
Anás, que no se pronuncia y lo remite a Caifás, presidente
del Sanedrín y su yerno. El pasaje ante Anás es muy
excepcional y es más normal representarlo ante Caifás. A
veces se suman ambos y la comparecencia se realiza ante los
dos personajes aunque en el pasaje evangélico sean dos
escenas sucesivas.
Cristo ante Anás y Primera negación de Pedro en la Maestà del Duccio

Caifás interroga a Jesús y como éste afirma que es hijo de


Dios, Caifás se rasga las vestiduras, precepto judío cuando
se oye una blasfemia, y el Sanedrín le condena a muerte.

Cristo de los ultrajes


Tras el interrogatorio, Caifás, igual que después hará
Pilatos, entrega a Jesús al populacho para que se burle de
él. Le ponen una venda en los ojos y comienzan a pegarle,
escupirle, insultarle... reclamándole, ya que se dice
profeta, que adivine quién se lo hace. La escena se distingue
de la Coronación de Espinas porque aquí lleva venda en los
ojos y no corona.

Negación de Pedro
La Negación de Pedro es una escena accesoria. En la Última
Cena, cuando los discípulos se escandalizan cuando Jesús les
comunica que uno de ellos le va a traicionar, les replica que
no lo hagan porque todos serán escandalizados de Él, y cuando
Pedro contesta que él no lo hará, Jesús le dice que le negará
por tres veces antes de que cante el gallo, y aunque Pedro
será el único que le acompañe tras ser detenido, ya que los
demás huyen, cuando es reconocido como uno de sus seguidores,
lo niega en tres momentos distintos y cuando el gallo canta
se da cuenta de que se ha cumplido lo que Jesús le dijo en la
Cena. Por eso a veces el gallo es atributo de Pedro. Su
representación, que desaparece tras Trento porque no deja en
buen lugar al Padre de la Iglesia Católica, fue sustituida
por las Lágrimas de San Pedro, episodio más honroso y
manifestación de su arrepentimiento tras las negaciones.
Cristo de los ultrajes y Negación de Pedro mientras Cristo está ante Caifás en
la Maestà del Duccio

Comparecencia ante Pilato


Como los judíos no tenían autoridad sobre las penas
capitales, prerrogativa de Roma, necesitaban que la condena a
muerte del Sanedrín fuera ratificada por la autoridad romana,
el prefecto Poncio Pilato. Pero los judíos necesitaban un
motivo político que alegar y aluden a que se ha proclamado
Rey de los Judíos, que es un agitador político que pone en
peligro la hegemonía del emperador romano. Se le acusa de
estar en relación con los zelotas y hasta de ser uno de sus
cabecillas, movimiento que tiene su origen en Galilea, patria
de Jesús y de todos sus discípulos salvo de Judas, que es
quien le traiciona.
Cristo ante Pilato en una sarga de Oña en el Museo de Burgos

Los Evangelios tratan a Pilato de forma amable y cargan las


culpas de la muerte de Jesús en los judíos. Pilato parece
querer salvarle de algo que considera injusto y primero dice
que el tema no le incumbe y le manda a Herodes Antipas,
tetrarca de Galilea a las órdenes de Roma que, como no tiene
autoridad alguna, lo remite de nuevo a Pilato después de
vestirle de blanco.
Cristo ante Herodes en la Maestà del Duccio
Cristo ante Pilato tras haber estado ante Herodes en la Maestà del Duccio

Los siguientes intentos de salvarle son diferentes en


los Evangelios Sinópticos. En Pascua el gobernador tenía la
costumbre de liberar a un preso. Decide sacar a uno de los
más peligrosos y sanguinarios, Barrabás, y pregunta al pueblo
a quien quiere que salve esperando que diga a Jesús, pero el
pueblo pide salvar a Barrabás. Es una escena que se
representa excepcionalmente.

Flagelación
El Evangelio de Mateo y el Evangelio de Marcos colocan
la Flagelación justo antes de la Crucifixión, cuando ya ha
terminado el proceso. Sin embargo, el Evangelio de Lucas y
el Evangelio de Juan la sitúan antes porque es como otro
intento de Pilato de salvar a Jesús aplicándole un severo
castigo y confiando en que el pueblo se conforme con eso, de
ahí que todavía no porte la corona de espinas. Jesús aparece
semidesnudo y atado a una columna. En la Edad Media la
columna es alta y delgada porque toma como referencia una
reliquia custodiada en Jerusalén de estas características,
pero a partir del siglo XVI la columna suele ser baja y
gruesa porque se toma otra reliquia, la custodiada en
la Basílica de Santa Práxedes en Roma. 
Flagelación en la iglesia de San Maurizio de Milán

Estas escenas sufren un proceso de dramatización a medida que


avanza el Gótico, influyendo en ello los Dramas Litúrgicos o
Misterios, de gran arraigo popular en el Gótico final con los
dos temas ya mencionados de la Natividad y Pasión, tradición
que se mantiene en la actualidad. También a fines del Gótico,
con el auge del culto mariano, puede aparecer la Virgen entre
el tumulto. Los Evangelios dicen que fueron cuarenta
latigazos, pero este hecho también se exagera y Santa
Brígida, en sus visiones, llega a afirmar que fueron más de
cinco mil.

Coronación de Espinas
Otra de las vejaciones que sufre Cristo en su Pasión es
la Coronación de Espinas. El relato de los Evangelios varía.
Pilato entrega a Cristo a los soldados para que hagan con él
lo que quieran, y como ha sido condenado por proclamarse Rey
de los Judíos, le disfrazan de Rey para mofarse, con una
túnica roja, color de los emperadores, un manto, una corona
de espinas y una vara como cetro. En un primer momento la
corona de espinas no se representa como un suplicio sino como
una simple burla, pero con el tiempo se va exagerando su
importancia y haciéndose más evidente, convirtiéndose en un
tema frecuente en el Gótico, coincidiendo con la adquisición
de San Luis de Francia de la reliquia de la corona de espinas
y la construcción de la Sainte Chapelle para albergarla. La
escena adquiere más importancia en los ciclos y con el tiempo
se exageran las heridas que produce. Santa Brígida describe
que la corona descendía hasta casi el centro de la frente y
que la sangre corría abundantemente por el rostro de Cristo.
Flagelación y Coronación de espinas en la Maestà del Duccio

Coronación de espinas y Flagelación en el retablo mayor de la colegiata de San Antolín de


Medina del Campo

Ecce Homo
El siguiente pasaje relata cuando Pilato saca a Jesús al
balcón del Pretorio y lo enseña al pueblo exclamando “Ecce
Homo” (he aquí al hombre). Su intención es salvarle dando el
castigo recibido por suficiente, pero el pueblo pide su
crucifixión y Pilato no tiene más remedio que condenarle. Esa
frase da lugar a un modelo iconográfico en el que Jesús
aparece con las manos atadas, una soga al cuello, semidesnudo
y mostrando las heridas de los latigazos, a veces con manto
púrpura y coronado de espinas. Es una representación que
persigue conmover y se convierte en independiente en el
Gótico final como imagen icónica de piedad, fuera del Ciclo
de la Pasión. Es propia de esta época, en el ámbito de la
exacerbación de la violencia para conmover al fiel.
Tablas del Ecce Homo y Cristo atado a la columna en el Museo Machado de Castro de Coímbra

Pilato lavándose las manos


Pero como Pilato sigue convencido de la injusticia que se va
a cometer, según el Evangelio de Mateo, se proclama inocente
de la sangre del justo y se lava las manos, gesto simbólico
de inocencia judío y no propio de los romanos (en el acervo
popular el gesto ha quedado como símbolo de no querer saber
nada de un asunto, desentenderse de algo). Es una
representación que siempre aparece en los ciclos porque
supone el fin del proceso.
Pilatos lavándose las manos en la Maestà del Duccio
Cristo camino del Calvario o Cristo con la
Cruz a cuestas
Cristo sale del Pretorio camino del suplicio. Se le condena a
crucifixión, un suplicio de procedencia persa que pretende no
profanar la tierra con los cadáveres de los condenados,
porque es la ejecución romana para las gentes de estatus
social bajo, la más ignominiosa. Los miembros de la clase
alta eran condenados a morir decapitados, por eso, aunque san
Pedro fue crucificado, san Pablo, que era ciudadano romano,
fue decapitado. La condena judía habitual era por lapidación,
que es como muere, por ejemplo, san Esteban.

Según el Evangelio de Juan Cristo cargó la cruz él solo, algo


habitual en la condena. Sin embargo los Evangelios
Sinópticos relatan que como estaba muy débil tras los
suplicios y no podía con ella, los soldados llamaron a Simón
de Cirene para que la cargara él. Son dos versiones que dan
lugar a representaciones diferentes en las que puede aparecer
Cristo que lleva la cruz solo, llevándola el Cireneo solo o
cargándola los dos. La escena puede presentar otros
personajes. El Evangelio de Lucas dice que le seguían mujeres
llorando y otros personajes insultándole. Otra figura
secundaria es la Verónica, que le enjuga el rostro y éste
queda marcado en el paño.
Cristo camino del Calvario ayudado por el Cireneo y con la Verónica arrodillada en
el retablo de la Santa Cruz de la iglesia de San Lesmes de Burgos

También puede aparecer la Virgen, siempre con nimbo, aunque


salvo en el Evangelio de Juan, que la sitúa al pie de la
cruz, los Evangelios Sinópticos no la mencionan durante toda
la Pasión. Pero cuando el culto a la Virgen adquiere gran
importancia y, sobre todo, a partir de san Buenaventura, la
Virgen aparece incluso ante Pilato, en la Flagelación... como
testigo que presencia el sufrimiento de su hijo, trazándose
una Pasión paralela, la Compassio Mariae. Las Actas de
Pilato, Apócrifo del siglo II, introduce a María y a otros
personajes secundarios, como Juan, que acompaña a la Virgen y
también está al pie de la cruz, por lo que es normal que
también hiciera el camino del Calvario; o dos o tres santas
mujeres; una de ellas puede ser María Magdalena, que va de
rojo, con el pelo suelto y generalmente rubio; también pueden
aparecer los dos ladrones que después son crucificados junto
a Cristo, desnudos y con las manos atadas.

Subida al Calvario en la iglesia de San Maurizio de Milán

Cristo de la Paciencia o de la Humildad


Una vez que Cristo llega al monte Calvario, espera a que
realicen el proceso previo a su ejecución. En las
representaciones aparece sentado en una roca, desnudo o con
un simple paño porque era costumbre que los soldados se
repartieran las vestiduras de los condenados. En este caso se
dice que se la jugaron porque como no tenía costuras no se
pudo partir. Esta escena no es habitual en la Edad Media pero
sí la del Cristo de la Paciencia, esperando su condena. Puede
ampliarse con otros personajes y también extraerse como otra
imagen de piedad, igual que la del Ecce Homo.
Cristo de la Paciencia de Pedro Roldán en un retablo de la iglesia del Hospital de la
Caridad de Sevilla

Crucifixión
Puede aparecer simplemente el Crucificado o ser una escena
que recrea el acontecimiento histórico, con más personajes.
No se encuentra antes del siglo VI y va introduciéndose muy
poco a poco, sin imponerse hasta los siglos X o XI.

Por ser otra de las escenas cumbres del ciclo, le dedicaré


otro post aparte.
Crucifixión en la Maestà del Duccio

Crucifixión en la Capilla de San Blas del claustro de la catedral de Toledo

Descendimiento
Igual que la Crucifixión, su representación es tardía,
surgida en el siglo IX en Bizancio, y es puramente narrativa,
sin valor litúrgico o simbólico especial. Los relatos
evangélicos coinciden, más o menos. en que Cristo muere en
viernes. El sábado es el día sagrado de los judíos, en el que
no pueden trabajar, por lo que se hace necesario bajarlo de
la cruz para no esperar al domingo para poder enterrarlo. Un
judío rico seguidor de Jesús, José de Arimatea, miembro del
Sanedrín, fue a hablar con Pilato para solicitar permiso para
bajarle de la cruz y enterrarle el mismo viernes.

La representación tiene dos momentos: cuando lo están


desclavando y cuando lo bajan. Los Evangelios no coinciden en
el número e identidad de los presentes, pero la fuente más
detallada es las Actas de Pilato, que enumera a seis. Siempre
está José de Arimatea, que es el que también compra el
sudario y cede su propia sepultura para el enterramiento; es
el único que coincide en todas las fuentes junto con
Nicodemo, magistrado fariseo amigo de Jesús que ayuda a
desclavar a Cristo. Arimatea es más mayor y va más ricamente
vestido. Suele ser el que coge directamente el cuerpo, labor
más digna. Nicodemo es más joven y suele estar quitando los
clavos.
Descendimiento en uno de los machones del claustro del monasterio de Santo Domingo de
Silos

Descendimiento en la Maestà del Duccio


Descendimiento en el Museo Diocesano Catedralicio de Valladolid

Es normal que también aparezcan María y san Juan. El


propio Evangelio de Juan, cuando relata el acontecimiento,
sitúa al apóstol allí, junto a la Virgen. En Bizancio y en el
Románico se sitúan igual que en la Crucifixión, a derecha e
izquierda, de pie y Juan con la mano llevándosela a la cara
como gesto de dolor. En el Románico, José de Arimatea es el
que coge el cuerpo y María y Juan son sólo testigos.
Avanzando el Gótico, María adquiere mayor protagonismo y coge
el cuerpo.También pueden aparecer las Santas Mujeres, sin
identificar o con María Magdalena destacada.

Deposición
La Deposición puede confundirse con el Descendimiento y su
representación no es habitual porque no aporta demasiado.
Representa el momento en el que, una vez descendido, tumban
el cuerpo de Cristo en una piedra sobre un paño blanco.
Aparece en horizontal sobre una piedra. En la escena aparecen
José de Arimatea y Nicodemo ungiendo el cadáver y María, Juan
y otros personajes.
 
Deposición en la iglesia de San Maurizio de Milán

Llanto sobre el cuerpo de Cristo


El Llanto sobre el cuerpo de Cristo es muy habitual y similar
a la Deposición y un tema también bastante tardío, de fines
del siglo XII y característico de Bizancio tardío y del
Gótico, vinculado a la Compasio Mariae, basado en los relatos
de los místicos, que insisten en el papel sufriente de María
coincidiendo con su aumento de protagonismo, convirtiéndose
en el personaje principal de la escena.
Llanto sobre Cristo muerto en el retablo de la Santa Cruz de la iglesia de San Lesmes de
Burgos

Es una escena de dolor de los cercanos a Cristo, interesa el


dolor de los allegados en vez de la muerte de Jesús, buscando
la complicidad con el espectador.
Llanto ante Cristo muerto en el Museo Diocesano Catedralicio de Valladolid

Entierro
Los Evangelios relatan que Cristo fue enterrado en un
sepulcro cedido por José de Arimatea. Hay representaciones
muy fieles que reflejan un sepulcro excavado en la roca,
propio de los enterramientos judíos de la época. Aparecen los
mismos personajes que en el Llanto y refleja el mismo dolor.
En occidente es más habitual un sepulcro normal de la zona.
Entierro de Cristo en la Maestà del Duccio
Entierro de Cristo en el Museo Machado de Castro de Coímbra

Traslado a la sepultura
En el Gótico final, para no ser tan repetitivo en un ciclo,
el Entierro puede sustituirse por el Traslado a la sepultura,
en parte ligado al auge de los Autos Sacramentales y a la
aparición de Cofradías del Santo Entierro, organizaciones
seglares agrupadas en torno a un culto y que atienden a
gentes pobres, realizando las ceremonias en los entierros.

Santo Entierro de Juan de Juni en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid

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