Como Vencer El Pecado

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“COMO VENCER EL PECADO”

Romanos 8. 1- 10 / 12-14
“ahora no hay condenación para los que están en Cristo
Jesús”, enseñando que el Espíritu Santo habita en todo
cristiano genuino (v. 1-11). Por lo tanto, la nueva vida del
creyente no está caracterizada por la carnalidad, sino por las
cosas de Dios.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del
pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de
carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos

conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la


carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en
las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el
ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios.
9Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad
está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.

ADVERTENCIA DE DIOS / de vida o muerte

12Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos


conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas
si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos
los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir;
pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne,
vivirán”.
Tenemos la responsabilidad de hacer morir todos los días el
pecado,
o como dijo John Owen, “mortificar el pecado”. Así se
evidenciará que somos hijos de Dios (v. 14).

De este lado de la eternidad, no dejaremos de pecar


completamente. Como hombres imperfectos, siempre vamos
a cometer errores.
Pero aquí el apóstol Pablo nos explica que, con la ayuda del
Espíritu Santo, podemos vencer el pecado para que no gane
ventaja sobre nuestras vidas.

El fracaso de muchos cristianos radica en que no fueron


humildes para reconocer sus debilidades,
nunca confesaron sus pecados, y nunca fueron confrontados.

¿Cómo podemos luchar contra el pecado? Déjame compartir


contigo algunos principios prácticos que nos ayudarán:
1. Reconoce tu condición de pecador.
El fracaso de muchos cristianos radica en que no fueron
humildes para reconocer sus debilidades, nunca confesaron
sus pecados, y nunca fueron confrontados.
“El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que
los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios
28:13).

Nada debería ser excusa para no confesar tus pecados


El inicio de una vida cristiana llena de fruto comienza cuando
vamos a Cristo en arrepentimiento y fe, dejando que su gracia
nos transforme.

Incluso si piensas que no tienes problemas con algún pecado


habitual.
debes reconocer que somos vulnerables si nos descuidamos.
Si no tratamos con los pecados ocultos en nuestras vidas,
ponemos en duda nuestra certeza de salvación (1 Jn. 3:9).
9
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque
la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
nacido de Dios.

Simiente, del latín sementis = procede de semilla o semen

2. Practica las disciplinas espirituales.


Seguramente ya sabes que necesitas orar, leer la Biblia,
congregarte, ayunar, etc. Pero parece que cada día son más los
cristianos que no son constantes en las disciplinas
espirituales que tanto necesitamos.
Si Jesús usó la Palabra para vencer, ¿cuánto más necesitamos
nosotros de ella?
La Biblia nos habla de muchos hombres piadosos que tenían
comunión con Dios, pero Jesús es el mejor ejemplo de todos.
Los evangelios nos muestran a Jesús en acción, no solo
sanando enfermos y liberando a los cautivos, sino
practicando las disciplinas espirituales.

Mateo 4:1-11,
En el episodio de la tentación en el desierto, vemos cómo el
Hijo de Dios derrota al enemigo usando bien la Palabra.
Cada vez que el diablo lo atacaba, Jesús respondía con las
Escrituras. Él conocía, estudiaba, y memorizaba la Palabra.

Si Jesús usó la Palabra para vencer,


¿cuánto más necesitamos nosotros de ella?
Nuestras continuas derrotas por el pecado se deben a que
estamos vacíos de la Escritura.
Necesitamos perseverar en el hábito de atesorarla. “¿Cómo
puede el joven guardar puro su camino? Guardando Tu
palabra…
Salmo 119:9,11
9¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra. 10 Con todo mi corazón te
he buscado; No me dejes desviarme de tus
mandamientos. 11 En mi corazón he guardado tus
dichos, Para no pecar contra ti.

Si de oración se trata, Jesús también es nuestro ejemplo y


maestro por excelencia.
Mateo 6:13 vemos la importancia que Él otorga a la oración
como un arma para vencer la tentación y mortificar el pecado.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
13

mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la


gloria, por todos los siglos. Amén.

Sin la oración es imposible vencer en la lucha contra el


pecado.
“Velen y oren para que no entren en tentación” (Mateo 26:41).
“La oración y el pecado no pueden vivir en el mismo
corazón” :
o la oración consumirá el pecado,
o el pecado ahogará la oración”.

La oración y atesorar la Palabra de Dios


son dos de los hábitos más importantes que necesitamos para
hacer morir el pecado a diario.
3. Reconoce tus zonas de peligro.
Debemos ser sabios al reconocer nuestras debilidades, o,
dicho de otra forma,
saber cuáles son tus zonas de peligro
Mateo 26:41
Velad y orad, para que no entréis en tentación;
41

el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la


carne es débil.
1 Pedro 5:8
8Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar;
Así como COVID19 es una zona de riesgo para quienes estén
cerca, rodeada de carteles que dicen “¡Peligro!”, nosotros
también debemos cuidarnos de lo que nos hace daño.
Hay escenarios, situaciones, estados de ánimo, lugares, y
tiempo en donde somos más vulnerables a las tentaciones.

No podemos luchar contra el pecado sin tener la mirada


puesta en Cristo.

Teniendo la mirada en Jesús


Por supuesto, no podemos luchar contra el pecado sin tener
la mirada puesta en Cristo. Su sangre derramada por nosotros
es la mayor motivación a vivir en santidad, y el mayor
consuelo cuando hemos fallado en eso.
Jesús nos dará las fuerzas necesarias para vencer, para la
gloria de Dios:
os haga aptos en toda obra buena para que
21

hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo


que es agradable delante de él por Jesucristo; al
cual sea la gloria por los siglos de los siglos.
Amén.”, Hebreos 13:21.

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