ENSEÑAR Documento Marco
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DOCUMENTO MARCO
Autoridades
Presidente
Ing. Mauricio Macri
Ministro de Educación
Dr. Alejandro Finocchiaro
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Parte I: Antecedentes
Introducción
Garantizar una educación de calidad para todos los estudiantes del país es uno de los fines
de la política educativa nacional establecidos por la Ley de Educación Nacional (LEN), N°
26.206. El cumplimiento de este objetivo requiere de la creación y garantía de las condiciones
que faciliten a los niños, niñas y adolescentes el ejercicio de su derecho a un aprendizaje
relevante para participar activamente en la vida cívica, cultural, científica y productiva de la
sociedad. En este marco, la LEN y las políticas educativas se plantean el desafío de extender
la escolaridad obligatoria y velar por que todos completen sus trayectorias educativas en la
forma y en el tiempo adecuado.
La calidad de un docente es un tema complejo y está determinada por una serie de factores,
entre ellos, sus creencias y concepciones, conocimientos, actitudes y valores, prácticas de
enseñanza y responsabilidad, todos estos elementos van definiendo el perfil del maestro a lo
largo de su formación y de su trayectoria profesional. La formación docente –inicial y
continua- tiene incidencia crítica (Delannoy, 2000).
La relevancia del docente, en el contexto de los grandes desafíos educativos que enfrenta el
siglo XXI, invita a pensar una estrategia de mejora de la formación inicial. A tal fin, resulta
necesario contar con un diagnóstico de los estudiantes que están próximos a graduarse como
maestros y profesores, que permita a su vez sumarse a otras evidencias con el propósito de
revisar los planes de estudio, y brindar un mejor acompañamiento a los docentes noveles y
promover la reflexión pedagógica al interior de los institutos formadores.
Este tipo de evaluaciones formativas busca retroalimentar a los actores para orientar futuras
decisiones, en vez de sancionar o seleccionar a los estudiantes de acuerdo a sus logros al-
canzados (Scriven, 1967), y se considera fundamental dentro de los enfoques constructivistas
que predominan en los sistemas educativos modernos (Martínez Rizo, 2016).
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Por su parte, el Plan Nacional de Educación Argentina Enseña y Aprende (Res. CFE 285/16 y
el Plan Nacional de Formación Docente 2016-2021 (Res. CFE 286/16) establecen el trabajo con-
junto entre Nación y las 24 jurisdicciones para la mejora sistemática de la formación docente
inicial y continua como medio de asegurar los aprendizajes indispensables para el desarrollo
integral de los niños, niñas, jóvenes y adultos del país. Como parte del Objetivo 1 “mejorar la
calidad de la formación inicial”, se plantea la línea (d) para la profundización de los disposi-
tivos de evaluación integral del sistema formador que se implementarán junto con las eva-
luaciones periódicas del desarrollo curricular ya instrumentadas.
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principio en los informes y análisis de información y en los instrumentos y
dispositivos de evaluación.
Por su parte, la sanción de los lineamientos curriculares nacionales para la FDI se propuso
integrar y dar coherencia y complementariedad a los múltiples planes de estudio de la
formación inicial en las distintas jurisdicciones, retomando las bases y principios comunes
a todo el territorio, y avanzando en la especificación de una serie de capacidades y
conocimientos que se espera dominen los egresados al inicio de su profesión.
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variada. No obstante, la vocación de unidad nacional hace que el Estado trabaje en el diseño
de dispositivos de evaluación que recojan y operacionalicen lo común, en pos de cumplir con
los objetivos compartidos.
Los ideales de justicia y de logro de mejores y más dignas condiciones de vida para todos los
estudiantes, el desarrollo de procesos democráticos dentro de las instituciones educativas, el
compromiso por los resultados de aprendizaje, el juicio pedagógico y la reflexión crítica sobre
el propio ejercicio profesional son valores que atraviesan los planes de carrera y diseños
curriculares de las jurisdicciones, de los lineamientos nacionales, y que deberían plasmarse
en el ejercicio diario de la docencia.
Por su parte, el Art. 95° de la LEN define los elementos que son objeto de la evaluación:
Finalmente, el Art. 96° de la LEN define que el CFE es el ámbito de concertación de la política
de información y evaluación, y que las jurisdicciones participarán en el desarrollo e imple-
mentación del sistema de evaluación e información periódica.
Dentro del gran espectro de variables que conciernen a la evaluación docente, hubo un am-
plio consenso en torno a la necesidad de evaluar, en primer lugar, la formación docente ini-
cial. En 2010, un estudio sobre expectativas y valoraciones docentes realizado por el IIPE-
Buenos Aires, encargado por el Ministerio de Educación, reveló que casi el 70% de los docen-
tes acordaba con evaluar la formación docente (IIPE-UNESCO, 2010).
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En este contexto, y para avanzar en el cumplimiento de la ley, en 2011 el Consejo Federal de
Educación resolvió implementar estrategias y acciones para “definir los aspectos conceptua-
les y criterios para una política nacional de evaluación de la formación y las prácticas docen-
tes, de directivos y de supervisores…” (Res. CFE 134/11, Art.8°). La misma Resolución subraya
en su art. 5° la necesidad de evaluar los diseños curriculares y construir acuerdos para desa-
rrollar una evaluación integradora que permita identificar capacidades y saberes sustantivos
para el efectivo ejercicio de la docencia en los estudiantes de 2°, 3° y 4° año, monitorear el
desarrollo curricular y las condiciones institucionales.
En este marco, y en función de los acuerdos federales de la Mesa de Educación Superior, una
primera etapa de evaluación de los estudiantes de la formación docente se inició en 2013, con
el fin de obtener un diagnóstico que permitiera mejorar las políticas. Los dispositivos y los
procesos implementados en esas primeras evaluaciones se orientaron a desarrollar procesos
de autoevaluación y co-formación entre los distintos actores involucrados, y surgieron en
base a un consenso entre distintos actores del sistema (INFD, 2015a). Se constituyeron equi-
pos institucionales que dinamizaron y protagonizaron el proceso de evaluación en los profe-
sorados de nivel inicial y primario: la evaluación se propuso “como un estudio de carácter
exploratorio con perspectiva investigativa y tiene el objetivo de constituirse en una expe-
riencia formativa para todos los actores que participen (…) y fundamentalmente para los
estudiantes” 1
Dada la modalidad, los objetivos establecidos por el anterior proceso de evaluación y los ins-
trumentos implementados la sistematización de la información no fue tarea sencilla, dificul-
tándose la obtención de una visión de conjunto sobre los aprendizajes y las capacidades de
los estudiantes. En dicha oportunidad se focalizó en recuperar la perspectiva de los actores
(estudiantes) sobre su proceso formativo y en generar la reflexión sobre el trabajo cotidiano
de las instituciones formadoras. En consecuencia, se adoptó un diseño flexible y colaborativo
1 Evaluación integral de la formación docente. Evaluación de estudiantes 2013-2015. Memoria Técnica, pp. 20.
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que favoreció la construcción de conocimiento por parte de todos los involucrados (docentes,
estudiantes, autoridades, responsables de las políticas y equipos técnicos jurisdiccionales).
Uno de los modelos teóricos más difundidos y en uso en distintos sistemas educativos es el
planteado por Darling-Hammond (2012). En este modelo se proponen tres etapas de la
evaluación docente: durante la formación, al inicio del ejercicio profesional antes del cargo
base y en las etapas avanzadas del ejercicio profesional para estímulos y promociones. En
cada una de estas etapas, varían los componentes que definen la calidad del maestro y que
son objeto de la evaluación, como se ve en el gráfico a continuación. En este modelo, los
insumos de la evaluación acompañan el avance en la carrera profesional.
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•Conocimientos. •Prácticas de •Gestión.
enseñanza.
•Creencias y •Aprendizajes de
concepciones. •Prácticas de los estudiantes.
evaluación.
•Valores y •Valoraciones de la
actitudes. •Prácticas de comunidades
gestión. educativa
•Capacidades (directivos,
socioemocionales. •Responsabilidad. docentes,
estudiantes y
familiar).
Evaluar es una tarea compleja. Para cada objetivo que se persigue, se debe pensar en
instrumentos y mecanismos de implementación diferentes, factibles de ser aplicados a gran
escala. En el mundo existe una tradición más consolidada de evaluación a docentes, de la
enseñanza y de las instituciones formadoras. Actualmente nuestro país no dispone de
información suficiente, consolidada y comparable sobre las capacidades de los egresados de
la formación docente.
En la región, Brasil implementa un mecanismo de ingreso al sistema superior, dentro del cual
se incluyen las carreras magisteriales para las cuales aplica la conocida Prova Nacional de
Concurso para o Ingresso na Carreira Docente, que consiste en la realización de concursos
para la asignación de docentes a las plazas disponibles en todo el país.
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Desde 2004, Colombia también evalúa a los estudiantes de docencia en un proceso que
concluye con la inserción del docente en el sistema, inicialmente durante un periodo de
prueba que conduciría a la titularización en el cargo; Guatemala aplica un proceso similar. En
la evaluación se miran aptitudes, experiencia, competencias básicas, relaciones
interpersonales y condiciones de personalidad de los aspirantes a ocupar cargos en la carrera
docente, para determinar un listado de “elegibles” para la carrera docente (Mezzadra y Veleda,
2014).
En los casos de Chile y Perú, la evaluación docente aparece como consecuencia del
establecimiento consensuado de estándares que definen lo que es un buen docente (Perú) o
la buena enseñanza (Chile). En estos casos, se definió una serie de dominios que debe
manejar un docente, que pueden resumirse en: (a) la preparación de la enseñanza; (b)
responsabilidades profesionales (como, por ejemplo, la reflexión sobre su práctica); (c)
ejercicio de una actitud inclusiva (es decir, enseñar para todos los estudiantes); (d) creación
de un ambiente adecuado de aprendizaje (por ejemplo, el mantener altas expectativas para
todos); y (e) participación en la comunidad escolar.
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Parte II: Propuesta 2017
El Ministerio de Educación y Deportes de la Nación a través de la Secretaría de Evaluación
Educativa, en conjunto con el INFD, se propone implementar una evaluación diagnóstica en
una muestra representativa de estudiantes residentes de institutos de formación docente de
todo el país y censal, en aquellas provincias que lo demanden.
• Contar con insumos para el diseño de estrategias de apoyo a los docentes noveles
durante sus primeros años de ejercicio profesional.
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Para que el ejercicio de la docencia se centre en la práctica de la enseñanza, esta es-
tructura formativa debe garantizar que el docente desarrolle al menos dos tipos de capacida-
des:
• Capacidades académicas, lo que implica dominar los conocimientos básicos para ad-
quirir nuevos aprendizajes.
• Capacidades profesionales, lo que implica dominar, entre otras, capacidades tales
como gestión de conflictos para propiciar un buen clima de aprendizaje; conducción
de los procesos grupales y facilitación del aprendizaje individual a través de estrate-
gias de enseñanza eficaces; planificación, considerando todas las variables intrínse-
cas a la situación de clase; toma de decisiones sobre la administración de los tiempos
para permitir el logro de aprendizajes del conjunto de los alumnos; coherencia entre
lo enseñado y lo evaluado; selección y utilización de nuevas tecnologías para promo-
ver el aprendizaje (Res. 24/07, CFE).
Modelo de evaluación
Las características del contexto de la formación docente en la Argentina han derivado en la
decisión de avanzar, en una primera instancia, en una evaluación diagnóstica que arroje in-
formación sobre algunas de las dimensiones de la formación docente de los estudiantes en
el último año de los profesorados de nivel primario y de los estudiantes que estén cursando
profesorados de las asignaturas incluidas en el ciclo básico del nivel secundario.
La ausencia de un marco referencial común para la formación docente es una limitación para
diseñar los instrumentos de evaluación, lo que no impide construir un modelo evaluativo que
valore las dimensiones básicas comunes de la formación docente que deberían estar presen-
tes en todos los futuros egresados del país. En consecuencia, los Lineamientos Curriculares
Nacionales (Res.24/07) constituyen el referente a considerar en este modelo evaluativo. Estos
lineamientos son el primer nivel de concreción del currículo sobre el cual se elaboran, poste-
riormente, los diseños curriculares de las jurisdicciones (2° nivel de concreción) y los proyec-
tos y programas institucionales (3° nivel de concreción). Allí se detallan, entre otras cosas,
las capacidades que implica la docencia como práctica centrada en la enseñanza:
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8. Involucrar activamente a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo.
9. Acompañar el avance en el aprendizaje, identificando factores que lo potencien como
los obstáculos que constituyen dificultades para el aprender.
10. Tomar decisiones sobre la administración de los tiempos y el ambiente del aula, para
permitir el logro de aprendizajes del conjunto de los alumnos.
11. Conducir los procesos grupales y facilitar el aprendizaje individual.
12. Reconocer y utilizar los recursos disponibles en la escuela para su aprovechamiento
en la enseñanza.
13. Seleccionar y utilizar nuevas tecnologías de manera contextualizada.
14. Reconocer las características y necesidades del contexto inmediato y mediato de la
escuela y de las familias.
15. Participar en el intercambio y comunicación con las familias para retroalimentar su
propia tarea.
16. Trabajar en equipo con otros docentes, elaborar proyectos institucionales comparti-
dos y participar y proponer actividades propias de la escuela.
Para la definición del perfil del buen docente es preciso valerse de diferentes herramientas
que permitan captar lo más fielmente posible todos los aspectos de la práctica docente. Sa-
bemos que aun los instrumentos más sofisticados tienen limitaciones para recolectar infor-
mación sobre el manejo de habilidades más complejas. De acuerdo a Martínez Rizo (2016), los
tres instrumentos básicos que permiten obtener la información más acabada sobre la calidad
del docente son: aquellos basados en la interrogación (pruebas), aquellos basados en la ob-
servación (protocolos de observación) y aquellos basados en el análisis de materiales (análi-
sis de producciones de los evaluados.
Prueba
Análisis de
Observación
producciones
En sucesivas etapas, el modelo de evaluación que se propone incluirá a estos tres tipos de
instrumentos.
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Dispositivos de evaluación y capacidades específicas que serán ob-
jeto de evaluación y valoración diagnóstica
Comunicación escrita
Si bien existe un conjunto más amplio de capacidades académicas, en esta evaluación se
comenzará por valorar la comunicación escrita. En los últimos años, las habilidades de lec-
tura y escritura en los estudiantes de niveles terciario y universitario han sido objeto de nu-
merosas investigaciones (Carlino, 2002). Algunos estudios sobre formación docente inicial
en Argentina indican que los estudiantes de institutos de formación docente presentan pro-
blemas en el manejo de ciertas competencias básicas como la lecto-comprensión de textos
académicos (Mezzadra y Composto, 2008).
Los enfoques teóricos actuales, tales como Writing across the curriculum (Kelly y Bazerman,
2003), enfatizan en la necesidad y la importancia de la escritura a través de las disciplinas,
ya que a esta mirada subyace una concepción de la escritura como fuente de aprendizaje. Se
escribe no sólo para transmitir un conocimiento, sino para que, a partir de la escritura, la
relectura y revisión se asimilen nuevos conceptos. Por ese motivo, la escritura es también un
medio para aprender (Navarro, 2014).
• Extraer información.
• Interpretar información.
• Reflexionar y evaluar.
Por su parte, dentro de Escritura, se evalúa una capacidad general, la de producir textos es-
critos, a través de cuatro dimensiones:
Criterio pedagógico
Los Lineamientos Curriculares Nacionales para la Formación Docente Inicial aprobados por
CFE, establecieron hace ya 10 años, una serie de capacidades que debe dominar un docente
y los principios que deben guiar su práctica, en aras de construir una escuela en dirección a
una sociedad justa. En esta primera etapa, se han tomado algunas de las capacidades profe-
sionales propuestas en estos Lineamientos y se las ha agrupado de modo de organizar el
instrumento de evaluación.
A tales efectos, el área que en la evaluación Enseñar se denomina como “criterio pedagógico”
tiene como objetivo estudiar el conjunto de decisiones y acciones planificadas, organizadas
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e implementadas por los docentes con el objetivo de promover el aprendizaje en sus estu-
diantes.
Se parte del supuesto de que, más allá de las contribuciones de las didácticas específicas, es
posible y deseable estudiar la actuación docente de un modo general, “como fenómeno inte-
gral e intencional”, puesto que los conocimientos generales de la enseñanza son transversa-
les aquellos de cada una de las disciplinas (Davini, 2016).
El área de Criterio Pedagógico quedó definida por cinco capacidades: planificación de la en-
señanza; implementación de estrategias de aprendizaje; evaluación de los aprendizajes;
gestión del ambiente áulico; y reflexión sobre la práctica. Para 2017, se decidió enfocar la
evaluación en las tres primeras capacidades, definidas como las más relevantes durante el
proceso de juicio de expertos2.
2 La cantidad de indicadores a incluir por capacidad en el área de Criterio Pedagógico para Enseñar 2017 puede
variar en función de los resultados de la prueba piloto, que están siendo analizados al momento de esta impre-
sión (septiembre 2017).
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De acuerdo al proceso federal de juicio de expertos, liderado por la Secretaría de Eva-
luación Educativa, a través del cual se consultó el peso relativo de cada una de las capacida-
des que integran el área de Criterio Pedagógico, la tabla de especificaciones quedó confor-
mada del siguiente modo:
En esta primera etapa 2017, el diagnóstico se enfocará en las tres capacidades identificadas
como más relevantes: planificación de la enseñanza, implementación de estrategias de en-
señanza y evaluación de los aprendizajes.
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Características de los dispositivos de evaluación e información
Se desarrollarán dos modalidades de evaluación: una dirigida a la muestra representativa y
otra destinada a ser aplicada de modo exploratorio a una muestra acotada a un número de
casos. Esta última modalidad pretende indagar sobre posibles formas más acabadas (aunque
costosas) de evaluación de futuros docentes.
• Los saberes y capacidades que debe dominar un futuro docente. Se evalúan a través
de un instrumento de evaluación conformado por preguntas abiertas, producción es-
crita, análisis de casos y opción múltiple.
• Algunos valores, creencias, actitudes, así como variables del contexto que ayuden a
entender las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Serán relevadas a través de un
cuestionario complementario que deberá responder el estudiante.
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Población meta y marco muestral
La población objeto de la evaluación es la de los estudiantes de IFDs estatales y privados de
todo el país que estén realizando su Residencia (4° año teórico) de las carreras de:
En todos los casos, se aplicará el instrumento a todos los estudiantes de 4° de los institutos
evaluados.
Por una cuestión metodológica, quedarán fuera de la muestra/ censo aquellos institutos cuya
matrícula de estudiantes residentes (reportada o proyectada) sea inferior a los 15 casos, ex-
cepto en jurisdicciones con poca matrícula.
En síntesis, se utilizará una metodología que combina criterios censales para los estudiantes,
muestrales para algunas jurisdicciones y censales para tanto para las jurisdicciones que lo
requirieron como para aquellas con pocos institutos, de modo de lograr representatividad pú-
blico-privada a ese nivel).
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