Cornford, Francis. de La Religión A La Filosofía (Prefacio)
Cornford, Francis. de La Religión A La Filosofía (Prefacio)
Cornford, Francis. de La Religión A La Filosofía (Prefacio)
'1',
;.': .l ..~.
FRANCISM. CORNFORD
DE LA RELIGIÓN
A LA FILOSOFÍA
v·
'.\~
EDITORIAL ARIEL, S. A.
BARCELONA
:;;-.:-t~.~
..
", .;:.~.;~;~;?:.-..... ,
'''''1
:.' :~:!
'?:
.'.
.,,", ., ~
~. .!
¡, PREFACIO.
j¡
_~ _'" a. ••.'" •••••.••••• """'...,. ~ '" •..•.••• , •...•...•..•••• ~u'-' .•...•..
, •.. PKbtALlU 7
-I"~;"
.~pd6n. Las maneras de pensar que, en filosofía, logran defini- ·I)~,"·'··"
escuelas occidentales; ,dominadas por los ¡jitagóricos, se enraizan
dones daras y afirmaciones explícitas ya estaban implícitas en las ····lr:
~;'.'~.:
en ciertaS creencias en torno a la naturaleza de lo divino:y del
irtácionales intuiciones de lo mitológico. '. , .
.,". de~Íino del abrÍa humana. Sobre tales ciencias construyen la filo~o"
, Diógenes Laercio agrupó a los filósofos en dos familias, la '1,:
sofía de la naturaleza. Agarrándose, con no menor energía que
jónica y la itálica, encabezadas, respectivamente, por Anaximan- la tradición de los científicos, al convencimiento, caracteristica- ~:
,;~,.,
drú y Pitágoras, y parece que ya los mismos griegos adivinaron mente heleno, de que el mundo ha de ser racional, aquellas filo-
.' que eran dos las tendencias que habían conformado sus siste- sofías.occidentales se presentan corno una serie de intentos por
,;'::-'mas de pensamiento. Corno trataré de mostrar, estaban en lo justificar esa fe en la razón. Parménides, de manera temeraria,
'\'. cierto' al opinar así: existian dos tradiciones, que pueden califi- condena al mundo sensible a ser irreal cuando le parece que éste
",," .carse, respectivamente, de «científica» y «mística» y que, movi- se halla en pugna con las consecuencias lógicas de su precon-
das:por dds' impulsos que es posible distinguir, terminaron por cepciqn religiosa. Empédocles derrocha raudales de ingenio por
,di\iergir; según líneas cada vez másdispates, alllegár a conclu- conseguir una reconciliación con la ciencia. Platón sucumbe en el
.sion~s~bpuestas;Ap1bos impulsos todavía 'actúan en e! pensa- esfuerzo titánico de mantener los pies en la tierra y sostener
t',,·, mientb actu~Ü'por la simple tazón de que corresponden a dos ne- el cielo. Asi, lo que más preocupa a estos tres filósofos, queda
;,J, á§idades permanentes de la naturaleza del hombre y, a la vez, resumido en los términos «Dios» y «alma»: precisamente esos
" " catacterizañdos conocidos tipos de temperamento humano. vocablos de los que la ciencia prescinde con tanta complacencia .
.' " .Enhuestros días, se ha entendído e interpretado con mayor Esas dos tendencias, o temperamentos, que, en la serie de
•flÍeilidad la tendencia científica, porque coincide con el hábito de sistemas filosóficos han dejado tan claro testimonio de sus carac-
--pimsamientd'de una edad que también comporta ese carácter. teristicas aspiraciones y visiones de la vida y la naturaleza, no
'lirtplHida por una profunda necesídad de dominar el mundo aparecieron de pronto en la centuria de Anaximandro y Pitá-
baciéíidcilo inteligible, la ciencia' avanza firmemente hacia su goras.La musa filosófica no es una Atenea sin madre: si el
ItH!tá;haCiil.un modelo conceptual perfectamente claro de la rea- intelecto individual es su padre, su antepasado más antiguo y
lidatI! adaptado de tal modo que explique todos los fenómenos augusto es la religión. Anterior a Anaximandro hallamos el jonio
con la fórmulaIilás simple que pueda encontrarse. Malheur au Hornero, con su tropel de luminosos olimpicos; tras Pitágoras
vague: míeux vaut le jaux! En las escuelas jónicas de la Grecia vislumbramos las contorsionadas formas de Orfeo y Dioniso. Es,
otienÜl.l, la ciencia alcanza su cenit con el atomismo. Cuando pues, natural suponer que las dos tradiciones filosóficas están em-
contemplamos su logro final, advertimos que, al suprimir «lo parentadas, respectivamente, con los tipos de religión helena
vagO»! no ha hecho sino prescindir de todas aquellas cosas en que -el olímpico y eldionisíaco- en que aquellos mismos tempera-
. el otro tipo tnentalhalla toda la valía y significación del universo. mentos en contraste habían hallado símbolos rníticos para expre-
. 'Lds dioses han desaparecido; el alma ha quedádo reducida a un sar sus sentimientos respecto a la vida de la .naturaleza y del
,polvode'partículas materiales; la vida, en definitiva, ha abando- hombre.
'nado a la naturaleza, tal es la predestinada conclusión de una .Principiando con la tradición de los científicos, intentaré
ciencia que, al inspirarse en la ideal lucidez de lo geométrico probar la posibilidad de seguir un auténtico hilo conductor
, ' deséchó la biología. Admirable en cuanto instrumento de bús- desde el supremo logro de aquella ciencia-la representación de
qubdaenla haturaleza inerte, pulsa, sin embargo, una tecla que un mundo de átomos individuales, gobernados por el azar o la
horroriza a los hombres que, movidos por su temperamento necesidad- hasta la máxima consecución de la religión olímpica,
opuesto a aquél, no querrán buscar lo vivo entre lo inerte. reflejada en el supranatural mundo homérico de dioses individua-
El espiritu místico, aguijoneado por una necesidad distinta, les subordinados al destino (Moira). Esa sujeción de todos los
avanza en otras direcciones. Para Pitágoras, la filosofíano cons- ' poderes individuales, divinos y humanos, a la Moira es el más
tituía una rnera curiosidad, sino un modo de vida y de muerte. Las profundo y -a primera vista--e1 más desconcertante dogma de
¡
. ~.
;..,.
. ..-( .. ,:pREFACIO <., .. ,' .'J
:,,7/1'1':.'
~:;:.-.•...
10 DE LA RELIGIÓN A LA FiLOSOFÍA
f.unÓl;lmentaldeJoQos ellos: el de la «natu,raleza deJas cosas>},l¡;¡
este tipo de religión. Trataré así en el prirriercapítulo de es- physis. En la filosofía griega, el objeto, denotado po~ taltérrrú~~.
bozar un análisis de laMoira que, en e1'pasadú,actúadesde es uno concreto: -Se trata de un continuo material que, a la vez,
Aniudmandro hasta Homero y Hesíodo, con ánimo dedejat clara "
es~ivo y divino, alma y Dios, una substancia, por tanto,. in-o.
la persistencia de tal concepción a lo largo de todo el transcur- vestida con propiedades míticas. Esasubstancia, Yno losmúltiples
so de la ciencia helena, en la cual llena el puesto que ahdra ocupa fenómenos que la naturaleza nos presenta a través de nues- ..•....•
. ~.""
I@
, ,~. i,•\
bE LA RELIÓí6N A'LA FILOSOFíA
idbs pbslÍlllidÓs
dé la 'feligi6~ y retornar a l~'«iülttiraIeza de las (
j~ogas»h,:h l:eálidadvüel~ea:lá &preseritaCión'btigltJaria de laql1e
\11~;;,_
.' hffuiSmárrtit610gía había tomádo'forma. 'Deque ahora le llame- .:.;~::.
Ui6s.«metafísica» en vez dé «supranatura.1»n<rs~ deduce que
eh'síhayaml1dado esencialmente de carácter. Antes bien, lo que
"",,:.
.h¡¡"'cámbiarlo ésla actitud del hombre respecto, a ella, actitud re..
I
1, La primera fecha cierta nos·.laproporciona un eclipse de Sol acaecido en
el añ'o 585; se afirma que Tales, el fundador de la escuela, lo había predicho,
I,
I
\