Cormillot - Basta de Gente Toxica
Cormillot - Basta de Gente Toxica
Cormillot - Basta de Gente Toxica
1
Qué nos pasa
Dado que tendemos a sentir empatía con quienes nos ro-
dean, por lo general nos ponemos en sintonía con sus emo-
ciones. Por eso, a pesar de haberse levantado enérgico y
radiante, si usted se cruza o comparte algún tiempo con al-
guien que irradia nerviosismo, tristeza o queja perpetua, es
altamente probable que termine sintiéndose de la misma for-
ma y sin causas personales aparentes. Ese es el primer efec-
to nocivo que generan las personas tóxicas. Cuando esta si-
tuación se hace sostenida, erosiona el bienestar, baja las de-
fensas, favorece enfermedades o afecta el estado de ánimo.
Estas personalidades no gustan de andar solas. Tratarán de
absorber su tiempo y su energía para hacerle entender que lo
que ellos dicen, hacen, opinan y sienten, es la verdad más ab-
soluta e incuestionable… e intentarán arrastrarlo a su círculo
de toxicidad.
2
♦ EL QUEJOSO PERPETUO. Todo está mal, y si no es así, lo
estará pronto. La desdicha es moneda corriente, siente des-
confianza y miedo, busca ser el protagonista de la vida más
desgraciada... y contársela, claro. Qué hacer: quéjese más.
Si hace un atisbo de lamentar su desgracia aumentará su
queja y lo usará de paño de lágrimas.
♦ EL CRITICÓN. Es propenso a ver “la paja en el ojo ajeno”, se
alimenta de los errores del otro, los critica y enjuicia como
actos imperdonables. Qué hacer: no se sume a los chismes
de pasillo. Aunque a veces es tentador, alimentar esta per-
sonalidad puede ser un boomerang: “¿sabías que fulanito
me dijo que vos…”.
♦ EL “ESTRELLITA MÍA”. Inseguro y emocionalmente inmadu-
ro, depende de la demostración del otro, de la mirada del
otro, de las palabras del otro, de su tiempo, su energía, su
atención… Busca ser el centro, reclama escucha y todo lo
quiere, siempre y ya. Qué hacer: decidir de antemano un
nivel máximo de tolerancia que no atente contra su humor ni
su paciencia. Pasado el límite, inventar excusas, ocupa-
ciones, pendientes... y huir.
♦ EL TEMEROSO. Vive preocupado y ansioso, pendiente de lo
que pasaría si… Todo le genera temor y una consecuente
urgencia de pedir ayuda permanente. Qué hacer: sugerirle
la visita a un terapeuta y asegurarle que puede mejorar su
calidad de vida. Con este “tóxico” no hay otras opciones.
♦ EL CULPABILIZADOR. Si algo sale bien, es mérito de él. Si
algo sale mal, es culpa del otro. Qué hacer: resguardar su
autoestima y recordar que nadie puede hacerlo sentir mal
sin su consentimiento.
♦ EL ENVIDIOSO. Parecido al criticón, vive comparándose.
Como es inseguro y piensa que no puede lograr lo que
desea, siente una profunda angustia que calma descalifi-
cando a quien sí lo posee. Qué hacer: elija a quién contarle
las cosas buenas que le pasan; usted sabe quiénes se
alegrarán con su bienestar.
3
♦ EL MANIPULADOR. Usa la información con la que cuenta
para hacer creer a los demás que aquello que sostiene es
útil y necesario, cuando en realidad responde únicamente a
sus intereses. Qué hacer: manténgase alerta. Abundan y
usan piel de cordero. Priorice siempre lo que sea positivo
para usted.
¡Hasta la próxima!
PROF. DR. ALBERTO CORMILLOT