Vampiro
Vampiro
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Este artículo es sobre la criatura mítica. Para otros usos de este término, véase Vampiro
(desambiguación).
Un vampiro es, según el folclore de varios países, una criatura que se alimenta de la
esencia vital de otros seres vivos (usualmente bajo la forma de sangre) para así
mantenerse activo. En algunas culturas orientales y americanas aborígenes,
esta superstición es una deidad demoníaca o un dios menor que forma parte
del panteón siniestro en sus mitologías.
En la cultura europea y occidental, así como en la cultura global contemporánea, el
prototipo de vampiro más popular es el de origen eslavo, es decir, el de un ser humano
convertido después de morir en un cadáver activo o retornado depredador chupador de
sangre.1
Índice
1Orígenes del mito
2Etimología
3Sinónimos
4Características y atributos
5Origen de un vampiro
6Identificación del vampiro
7Protección contra un vampiro
7.1Prácticas preventivas
7.2Talismanes, sustancias y objetos protectores
7.3Destrucción de un vampiro
7.3.1Métodos
8Historia de los vampiros
8.1Los vampiros en la Antigüedad
8.2El vampiro en la Edad Media
8.3El vampiro en la edad moderna
8.4El vampiro en la edad contemporánea
8.4.1El vampiro en la cultura contemporánea
8.5Personajes históricos relacionados con el vampirismo
8.5.1Vlad Draculea
8.5.2Condesa Elizabeth Báthory
8.5.3Gilles de Rais
8.5.4Henry Fitzroy
9El vampiro en la ciencia
9.1Vampiro y zoología
9.2Vampiro y medicina
9.2.1¿Enfermedades vampíricas?
9.2.1.1La peste
9.2.1.2El carbunco
9.2.1.3La anemia
9.2.1.4La rabia
9.2.1.5Porfiria
9.2.1.6Enfermedades psiquiátricas
9.2.2Vampiros y medicina forense
10El vampiro en el arte
10.1El vampiro en la literatura
10.1.1Literatura académica o erudita
10.1.2Literatura de ficción
10.2El vampiro en las artes escénicas
10.3El vampiro en la escultura
10.4El vampiro en la pintura
10.5El vampiro en la pantalla
10.5.1Cine
10.5.2Televisión
10.6El vampiro en los cómics y mangas
11Véase también
12Referencias
13Bibliografía
14Enlaces externos
Orígenes del mito[editar]
Artículo principal: Creencias sobre vampiros
Es probable que el mito del vampiro en el folclore de muchas culturas desde tiempos
inmemoriales, provenga inicialmente de la necesidad de personificar la "sombra", uno de
los arquetipos primordiales en el inconsciente colectivo, según la conceptualización
de Carl Gustav Jung, y que representa los instintos o impulsos humanos reprimidos más
primitivos. Así, sería la encarnación del mal como entidad y una representación del lado
salvaje del hombre o de su atavismo bestial, latente en su sistema límbico y en conflicto
permanente con las normas sociales y religiosas.23
Aun así, el mito tal como es conocido en nuestros días proviene, además del citado temor
a los bajos instintos, de una compleja combinación de varias supersticiones, entre las que
se incluyen las creencias sobre la sangre (a la que se atribuye el ser fuente de poder o
vehículo del alma); el temor a la depredación, a la enfermedad y a la muerte (de la cual la
expresión más palpable es el cadáver), así como fascinación temerosa por
la inmortalidad y el instinto de supervivencia.4.
Algunos estudiosos sugieren que el mito del vampiro, sobre todo el que se popularizó en
Europa después del siglo XVII, se debe en parte a la necesidad de explicar, en un
contexto de pánico colectivo, las epidemias causadas por enfermedades reales que
asolaron Europa, antes de que la ciencia lograra explicarlas racionalmente (Ver:Vampiro y
Medicina).
Etimología[editar]
"Vampiro" es una palabra que comenzó a ser usada en Europa en el siglo XVIII. En
el Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, fue incluida por
primera vez en la novena edición, de 1843.5 Tiene origen en el término "vampire"
del inglés y francés, proveniente a su vez del término vampir en lenguas eslavas y
del alemán, derivado del polaco wampir y este a su vez del eslavo arcaico oper, del cual
existen raíces indoeuropeas paralelas en el turco y el persa. Significa a la vez: "ser
volador", "beber o chupar" y "lobo". Por otra parte, hace también referencia a cierto tipo
de murciélago hematófago.
Según el Diccionario Oxford de Inglés, la primera aparición de la palabra "vampire"
(vampiro, en inglés) fue en 1734, en un diario de viaje titulado Travels of three English
gentlemen (Viajes de tres caballeros ingleses), publicado posteriormente en el "Harleian
miscellany" en 1745.67
El término inglés deriva (posiblemente a través del "vampyre" francés) del "vampir"
alemán, que aparece a principios del siglo XVIII proveniente del
término serbio "вампир/vampir.89101112 La voz serbia wampira (wam = sangre, pir =
monstruo) designa al muerto que, según leyendas de la Europa Central, regresa a
alimentarse con la sangre —y, según ciertas variantes, con la carne— de los seres que en
vida estuvieron más próximos a él. De tal raíz surgen las siguientes
denominaciones: vampyr en holandés; wampior o upior en polaco; upir en
eslovaco; upeer en ucraniano. Este término ingresó "oficialmente" a la lengua alemana en
(1732) cuando fue reportado el caso de Arnold Paole (Ver: El vampiro en la edad
moderna). Sin embargo, los vampiros no eran un tema nuevo para las publicaciones en
alemán. Después de que Austria obtuvo el control del norte de Serbia y Oltenia con
el Tratado de Passarowitz en 1718, los funcionarios reportaron las prácticas locales
de exhumar cuerpos y "matar vampiros". Estos informes, elaborados entre 1725 y 1732,
recibieron amplia difusión.13
Aunque la etimología exacta no es clara,14 entre las formas proto-eslavas propuestas
están *ǫpyrь y *ǫpirь.15 Otra teoría menos extendida es que las lenguas eslavas han
tomado la palabra de un término turco para "bruja" (por ejemplo, del tártaro "ubyr").1516
El primer uso registrado de la forma antigua rusa "Упирь (Upir')" comúnmente se cree que
está en un documento del año 655 (del calendario bizantino o 1047 d. C.)17 Se trata de
un colofón en un manuscrito del Libro de los Salmos escrito por un sacerdote que
transcribió el libro del alfabeto glagolítico al cirílico para el
príncipe novgorodiano: Volodymyr Yaroslavovych.18 El sacerdote afirma que su nombre es
"Upir' Likhyi " (Оупирь Лихыи), lo que significa algo así como "Vampiro perverso" o
"Vampiro hiriente".19 Este nombre aparentemente tan extraño ha sido citado como un
ejemplo de supervivencia del paganismo y el uso de apodos como nombres de
personas.20
Otro uso temprano de la antigua palabra rusa se encuentra en la traducción rusa de
la homilía "Palabra de San Gregorio", fechada muchas veces entre los siglos XI al XIII,
donde se menciona el culto pagano de los "upyri".2122
Sinónimos[editar]
Existen diferentes nombres o variantes locales para referirse al vampiro, tales como:
brucolaco (en español, proveniente del griego vrykolakas).
kyuuketsuki (吸血鬼) (en japonés)
nosferatu (del griego nosophoro o νοσοφορος, portador de enfermedad)
strigoï o strigoiul , moroi y pricolici (rumano).23
draugr (nórdico antiguo)
vampyrus (latín)
vrolok (eslovaco)
La forma serbia "vampir" tiene paralelos en virtualmente casi todas las lenguas eslavas:
vampir (вампир) en búlgaro y macedonio.
upir/upirina en idioma croata.
upir en idioma checo
upiór y wąpierz en idioma polaco, tal vez por influencia del eslavo oriental.
upyr (упир) en idioma ucraniano.
upyr(упыр) en idioma bielorruso, del antiguo eslavo oriental упирь (upir').
vampiry o vurdalak y upyr (упырь) en ruso.
En Grecia se les denominaba tympaniaios o vrykolakas dependiendo de su origen.2425
En el folclore caribeño, particularmente en Haití y Granada, se le denomina "loogaroo"
(deformación del término francés para hombre lobo, "loup-garou") a un personaje -
usualmente una mujer anciana- que se despoja de su piel y en forma de 'globo de luz'
roba sangre en la noche para ofrendarla al demonio a cambio de poderes mágicos.26
Los cronistas ingleses medievales, como Walter Map y Guillermo de Newburgh,
denominan en latín al vampiro como "sanguisuga", es decir hematófago.2728
Características y atributos[editar]
Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en
una publicación acreditada.
Este aviso fue puesto el 4 de marzo de 2012.
Maquillaje de vampiro para una protesta contra el Banco Mundial. Nótese los rasgos
tradicionales: tez pálida y ojeras (propias de un cadáver), además de los largos colmillos
para atacar y desangrar a sus víctimas.
Ilustración de "Varney the Vampire" de 1847.
La descripción de estas criaturas varía según el folclore de cada región. Además la
mayoría de atributos de un vampiro según la cultura contemporánea provienen de la
literatura, sobre todo de la novela Drácula y las películas basadas en ella, así como de
los cómics y videojuegos, a veces contradiciendo la naturaleza primordial del vampiro
tradicional original. Por eso, de las siguientes características, solo algunas son las
esenciales o comunes en el folclore general o como parte de las creencias de ciertas
regiones; otras son inventadas por los novelistas y libretistas de cine o diseñadores de
videojuegos.
Fueron humanos, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de
ahí que se les llame no-muertos, revinientes o redivivos. Esta naturaleza determina
su aspecto físico básico:
Entre los eslavos, griegos24 y pueblos de Europa del este, un cadáver desenterrado era
considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre (presuntamente de
sus víctimas) de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran
más largos que cuando había sido enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable
de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición.1
En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y
poseían unas largas uñas y largos y puntiagudos caninos (colmillos).
En Bulgaria y Polonia se les atribuye tener un solo orificio nasal así como una especie de
aguijón en la punta de la lengua.29
Según la creencia en el folclore rumano, tienen la posibilidad de transformarse en
animales como gatos o perros, ovejas y caballos.23La forma más mencionada en la ficción
popular es la del murciélago y en niebla.
Otras características:
Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de
que también son antropófagos y en algunas culturas se consideraba que la sangre no era
la base de su sustento, sino el "fluido vital" humano o la energía psíquica.
No se reflejan en los espejos ni tienen sombra, tal vez como una manifestación de la
carencia de un alma. Este atributo no es universal, pues por ejemplo el vampiro
griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo, pero es muy popular
gracias a novelistas como Bram Stoker, que lo menciona en su novela Drácula.
Los vampiros, por su naturaleza demoníaca o su origen sacrílego, no soportan los
símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o agua
bendita, y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia.
Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos
pero se debilitan junto a las corrientes de agua.
Aunque en general se supone los vampiros son vulnerables a la luz del sol, entre los
eslavos se creía que no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos
podían viajar a otro pueblo y llevar allí una vida normal.29
Algunas tradiciones sostienen que un vampiro no puede entrar en una casa si no es
invitado por el dueño; pero que una vez es invitado puede entrar y salir a placer.
En algunas zonas de Europa del este, se cree que el vampiro es un ser lujurioso que
vuelve al lecho conyugal a procrear con su esposa, engendrando así criaturas con
características especiales (que varían en cada región) a las que se conoce
como dhampiros.
Tienen una afinidad natural con la magia negra y concretamente con la nigromancia, que
dominan con mayor facilidad que el hechicero no vampiro más diestro.
Origen de un vampiro[editar]
En el conjunto de creencias populares se pueden distinguir unas formas básicas, a veces
complementarias entre sí, para que un ser humano se convierta en vampiro:
Por predisposición desde el nacimiento: En Rumanía tenía más posibilidades de ser
un strigoi, el séptimo o duodécimo hijo cuyos hermanos mayores eran todos del mismo
sexo. O tener unas marcas de nacimiento como el hueso sacro pronunciado, abundante
vello corporal y haber nacido encapuchado, es decir con la cabeza envuelta en parte de
la membrana placentaria, o haber ingerido parte de la misma.30 Entre los eslavos también
tenían mayor probabilidad de convertirse en vampiros los nacidos en Sábado Santo.31
Por muerte prematura o violenta: En la antigua Grecia,24 en donde se denominaban
vrykolakas o brucolacos a los así originados, al igual que entre búlgaros, eslavos,31 y en
ciertas culturas africanas y en Indonesia, se creía que los niños, adolescentes y en
general las personas que habían tenido una muerte prematura o en circunstancias
anormales, por suicidio o violencia, podían convertirse en fantasmas vagabundos o
vampiros.32
Por incumplimiento de rituales funerarios y religiosos: En
Grecia, Bulgaria y Rumanía también se creía que alguien se convertía en vampiro
después de morir si quienes debían ocuparse de preparar y vigilar debidamente el
cadáver no realizaban los rituales adecuados o no cumplían bien su tarea, como impedir
que un animal, especialmente un perro o gato, e incluso una persona pasaran sobre el
mismo.3124 Esta creencia es similar en los hindúes que consideraban que los espíritus
o Pitrs, en espera de reencarnar, pueden convertirse en vampiros si nadie les recuerda y
realiza los shraadh, rituales funerarios de rigor para facilitar su reencarnación.33
Como maldición por acciones criminales o sacrílegas: En la antigua China también se
creía que se convertían en vampiros ciertos criminales, tradición similar a la existente
entre los eslavos y los griegos, quienes creían que los vampiros eran brujas o personas
que se habían rebelado contra la Iglesia mientras estaban vivos, vendiendo su alma al
diablo y que al morir sus cuerpos podían ser poseídos por demonios. En la Europa
cristiana y especialmente entre los griegos, esta creencia era reforzada con los conceptos
desarrollados por el cristianismo basados en la idea neoplatónica de la vida después de la
muerte y la idea de la supervivencia del alma hasta el día del Juicio Final a pesar de la
corrupción del cuerpo, de aquellos que murieran arrepentidos de sus pecados y que
hubieran recibidos los últimos sacramentos.25 Por eso, los griegos y los eslavos creían
que todos aquellos que no fueran enterrados en tierra consagrada (en particular
los suicidas y los excomulgados) o los que no hubieran recibido la extremaunción, tenían
la mayor posibilidad de convertirse en vampiros o tympaniaios.124
Por mordedura de un vampiro: Según casi todas las tradiciones, especialmente entre
los eslavos,1 aquella persona que moría después de ser mordida por un vampiro se
convertiría a su vez en uno. Los escritores ocultistas aducen que esta manera solo es
posible si hay aceptación por parte de la víctima.34 Los autores de literatura de ficción le
han dado a esta manera de convertirse en vampiro una connotación sexual intensa, muy
atractiva para propósitos dramáticos.
Identificación del vampiro[editar]
Existen numerosos y variados rituales que se utilizaban para identificar a un vampiro. La
comprobación más socorrida consistía en la exhumación del cadáver sospechoso para
verificar directamente si tenía las características tradicionales y destruirlo,124 práctica que
llegó a ocasionar numerosas profanaciones de tumbas.
Uno de los métodos descritos por el abad Calmet, citado por el padre Feijoo,35 para
localizar la tumba de un vampiro, consistía en guiar a un muchacho virgen montado en un
caballo también virgen a través de un cementerio; el caballo se negaría a avanzar sobre la
tumba en cuestión. Generalmente se requería que el caballo fuera negro, aunque en
Albania era necesario que fuera blanco. La aparición de agujeros en la tierra sobre la
tumba también era tomada como un signo de vampirismo.
Otra evidencia de la actividad de un vampiro en la localidad incluía la excesiva lluvia o
granizo, así como la enfermedad y muerte de familiares o conocidos, así como del
ganado, en los días siguientes a la muerte y enterramiento del sospechoso. Algunos
también se manifestaban mediante pequeños actos similares a los de un poltergeist, tales
como mover muebles de la casa, producir ruidos y dar golpes.12423
Protección contra un vampiro[editar]
Prácticas preventivas[editar]
El Vampiro, litografía del siglo XIX por R. de Moraine (siglo XIX) ilustrando el momento en
que después de haberlo exhumado se destruye a un vampiro clavándole una estaca en el
pecho.
Para evitar que un muerto se convirtiera en un vampiro, entre los celtas una de las
prácticas más extendidas era enterrar el cuerpo cabeza abajo, así como también
colocar hoces o guadañas cerca de la tumba, para evitar que los demonios poseyeran el
cuerpo o para apaciguar al muerto y que no se levantara de su ataúd. Con igual propósito
los tracios y los búlgaros antiguos solían amputar las extremidades, cortar los talones y
los tendones de las rodillas o perforar otras partes del cuerpo.31
En Rodas y en la isla de Quíos (Grecia) se ponía una cruz de cera entre los labios del
cadáver, así como una pieza de cerámica con la inscripción “Jesucristo conquista” para
evitar que se convirtiera en vampiro o vrykolakas.36
En Europa Oriental era frecuente introducir un diente de ajo en la boca, y a veces en cada
uno de los nueve orificios corporales, de los muertos así como atravesarles el corazón
con un objeto corto punzante, antes de inhumarlos.30 En las regiones sajonas de
Alemania se colocaba un limón en la boca del sospechoso de ser un vampiro.
Los gitanos clavaban agujas de hierro y acero en el corazón del cadáver y colocaban
pequeños fragmentos de acero dentro de la boca, sobre los ojos, en las orejas y entre los
dedos durante el entierro. También introducían espino en un calcetín del muerto, le
clavaban una estaca de espino en las piernas o rodeaban la tumba con una barrera de
plantas espinosas.31 En Bulgaria, los arqueólogos han encontrado varios esqueletos de
origen medieval cuyo tórax había sido apuntillado con estacas de hierro, una práctica
común hasta principios del siglo XX realizada para evitar que personajes a los que se
había considerado malvados regresaran convertidos en vampiros.37 En Polonia se han
encontrado enterramientos en los que los sospechosos de vampirismo eran decapitados y
la cabeza colocada entre las piernas.38
Talismanes, sustancias y objetos protectores[editar]
Numerosos objetos y sustancias, que varían de región en región, son mencionados en las
leyendas sobre vampiros por su efecto apotropaico, es decir, por tener la propiedad de
alejarlos o destruirlos. En Europa se cree que una rama de rosa silvestre o de espino
pueden dañar al vampiro, así como el ajo o el azufre y objetos sagrados como un crucifijo,
un rosario o el agua bendita.
En algunas regiones de Sudamérica, cuando una mujer deja en la casa a su hijo dormido,
pone sal y unas tijeras al lado del niño para ahuyentar a vampiros y brujas.39
Otros métodos comunes en Europa incluían esparcir semillas de mostaza o arena sobre
el tejado de la casa a proteger o en la tierra de una tumba sospechosa de contener a un
vampiro para mantenerlo ocupado durante toda la noche contando los granos caídos.
Historias chinas similares relatan que si un vampiro se encontraba con un saco de arroz,
tendría que contar todos los granos uno por uno; es una temática que se puede encontrar
también en los relatos del subcontinente indio y en Sudamérica, sobre brujas y otros tipos
de espíritus malignos o traviesos.31
Aunque no se los considera como un objeto de protección, el que los vampiros no se
reflejen en los espejos ha hecho que fueran utilizados para mantenerlos alejados: eso se
conseguía situándolos en una puerta, mirando hacia afuera.
Destrucción de un vampiro[editar]
Estuche para cazador de vampiros (1840) exhibido en uno de los museos de Ripley.
En los Balcanes, existía el cazador de vampiros que podía ser un religioso o un dhampiro,
que según la tradición gitana es el hijo o descendiente de un vampiro con el poder de
detectarlos —aunque fueran invisibles— y destruirlos.
Hasta principios del siglo XX, unos estuches o «kits» con las herramientas tradicionales
para destruir vampiros eran ofrecidos a los viajeros que iban a visitar Europa del Este en
particular. Actualmente, estos equipos son propiedad de ciertos museos de curiosidades o
de coleccionistas aficionados a lo esotérico.40
Métodos[editar]
Tradicionalmente, existen varias formas para eliminar a un vampiro:
Estacado o clavar una estaca en el corazón de los cadáveres sospechosos de ser
vampiros. Es el método más citado, particularmente en las culturas eslavas del sur. Se
usaban estacas y punzones de madera o hierro. El fresno era la madera preferida en
Rusia y en los estados bálticos, el espino en Serbia y en Bulgaria,31 y el roble en la región
de Silesia. La estaca solía clavarse apuntando a la boca en Rusia y en el norte
de Alemania, o al estómago en el noreste de Serbia. Esto es similar al acto preventivo de
enterrar objetos afilados, como hoces o guadañas, junto al cadáver y apuntando hacia él,
de forma que cuando el cuerpo se hinchara le penetrase en la piel lo suficiente, para
evitar que el no-muerto se levantara del ataúd.
La decapitación era el método preferido en las áreas germánicas y eslavas del oeste. La
cabeza se enterraba junto a los pies, tras las nalgas o alejada del cuerpo.41 Este acto se
veía como un modo de acelerar la marcha del alma, debido a que —en algunas culturas—
se creía que esta permanecía en el cuerpo.
La incineración completa del cadáver o del corazón y el rociar la tumba con agua
hirviendo eran las medidas más habituales en Grecia.36 También, sobre todo en casos
recalcitrantes, se desmembraba el cuerpo y se quemaban las partes o se hervían en
vino.24 Los rumanos, eslavos y gitanos utilizaban las cenizas para preparar bebidas que
suministraban a los familiares o víctimas a modo de cura.42
Repetir el funeral, cambiando de lugar la tumba, rociando agua bendita sobre el cadáver,
o con un exorcismo, era una medida propugnada en los Balcanes y especialmente por la
Iglesia en Grecia para evitar la incineración, pues esta disminuía la posibilidad de
salvación del alma.24
Rituales de magia: En Bulgaria se practicaba un ritual consistente en el embotellamiento
del vampiro —que según la creencia búlgara es un espectro incorpóreo—, llevado a cabo
por personas que se dedicaban a ello, sirviéndose de una botella especialmente
preparada que contenía un fragmento de un icono (estampa de un santo) así como algo
del alimento favorito del vampiro. Este lo atraía irresistiblemente a su interior y el vampiro
quedaba atrapado allí, ya que el hechicero se apresuraba a cerrarla con un corcho. La
botella, con el vampiro dentro, era arrojada al fuego para destruirlo.29
Historia de los vampiros[editar]
Artículo principal: Vampiros en la mitología
Los vampiros en la Antigüedad[editar]
Ilustración moderna de un vampiro.
Inicialmente la mayoría de menciones de seres con características vampíricas en la
Antigüedad son parte del folclore y de los mitos en casi todas las civilizaciones,
desde Egipto y Sumeria hasta las culturas indoamericanas.
En Mesopotamia se invocaba a los dioses protectores para que acabaran con los Utukku,
seres culpables de las enfermedades y las pestes, que pueden considerarse como
antecesores de los vampiros.
En la antigua China se creía en la existencia de los Jiang Shi o vampiros zombis, con
extremidades rígidas de manera que solo pueden avanzar dando pequeños saltos y con
los brazos extendidos. Son completamente ciegos, pero presienten a las personas por su
respiración y si muerden a una persona, la convierten también en otro muerto viviente.
En el Antiguo Egipto la diosa de la guerra Sejmet, hija de Ra y llamada "la terrible", asoló
la tierra para castigar a los hombres y solo pudo ser apaciguada embriagándola con un
brebaje de color rojo semejante a la sangre que bebía.
En el folclore árabe y africano se menciona la existencia de unos demonios necrófagos y
vampiros, que cambian de forma a su antojo, llamados guls —en árabe, "Al-ghul"
(demonio)—, que se convertían en tales por haber tenido una muerte violenta. En uno de
los relatos de Las mil y una noches llamado Honor de un Vampiro el protagonista es un
Ghul.43
En el judaísmo uno de sus arquetipos míticos es Lilith, la primera mujer de Adán, de quien
se decía que se alimentaba de la sangre de los niños no circundados y es inspiradora de
muchos personajes de vampiresas seductoras en la ficción por su acentuado carácter
sexual.
En la India los vetala (demonios vampiros) ocupan un lugar importante en las narraciones
y, como parte de la corte de Siva, rondan los lugares de cremación. Igualmente en las
mitologías budista, hinduista y mitología jainista, un preta es un espíritu atormentado, el
alma de un fallecido condenado a sufrir una eterna hambre de sustancias repugnantes o
de sangre lo cual lo torna peligroso para los vivos.
En América, el pueblo amerindio Mapuche tiene entre sus creencias la existencia de un
ser vampírico conocido como el Pihuychen que atacaría principalmente a animales, pero
también a humanos. Igualmente creían en la existencia de una criatura vampírica acuática
conocida como Trelke-wekufe (El cuero). Posteriormente ambos seres formarían también
parte de la tradición chilena. Los Aztecas creían en unas diosas temibles
llamadas Cihuateteo, espíritus de mujeres que morían durante el parto y que provocaban
pestes, atacaban a los niños y en las noches a los viajeros especialmente en los cruces
de caminos.44 Según el Popol Vuh, los Mayas creían que el guardián de Xibalbá era un
murciélago con rasgos humanos llamado Camazotz que decapitaba a los extraños.45 Un
mito del pueblo Shuar que habita en la selva amazónica en Ecuador y Perú dice que los
"Jencham", como denominan a los murciélagos hematófagos que habitan las cavernas, se
originan en hombres que fueron así transformados por su gusto en derramar la sangre.46
En Europa, la mitología griega incluye la leyenda de Lamia, hija de Belo, rey de Libia,
quien por sostener un romance con Zeus sufrió la ira de la diosa Hera, que asesinó a sus
hijos y la convirtió en un monstruo despiadado que mataba niños y seducía a viajeros
extraviados para devorarlos y alimentarse con su sangre. Otro mito griego es la Empusa,
ser monstruoso con pies de bronce que podía transformarse en una bella mujer para
seducir a los hombres y beber su sangre o devorarlos. En las leyendas rumanas se habla
de los strigoi, deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de
los humanos mientras estos dormían.
Los romanos tenían a los larvae, no-muertos que no habían pagado sus crímenes en vida,
y se vengaban de su estado esquelético y fantasmal absorbiendo la vida de los vivos.
Entre los francos la Ley Sálica, promulgada en el siglo V, prevé multas a quienes
practiquen el vampirismo: «...La mujer vampiro que devore a un hombre, comprobándose
su culpabilidad, deberá pagar una multa de 8000 deniers, o sea, 200 sous».34
En España forman parte del mito criaturas como las guaxas en Asturias,47
las guajonas en Cantabria48 y las meigas chuchonas en Galicia, brujas con un solo
colmillo que les sirve para succionar la sangre de sus víctimas, sobre todo niños.49 En
las Islas Canarias también existía el mito de las brujas-vampiro que succionaban la
sangre de los recién nacidos, como las llamadas Brujas del Bailadero de Anaga,
en Tenerife.50
El vampiro en la Edad Media[editar]
Grabado francés para ilustrar "Histoire des vampires et des spectres malfaisants"
publicado en 1820.
En la Edad Media los vampiros empiezan a ser parte de mitos y leyendas relacionados
con personajes reales (Ver:Personajes históricos relacionados con el vampirismo) o con
sucesos e identidades míticas con algún trasfondo real.
En la Saga Eyrbyggja que data del siglo XIII, sobre la colonización de Islandia, se cuenta
cómo un jefe normando, Thorolf, regresa de su tumba para aterrorizar a la población
hasta que su cadáver es incinerado. También aparece este tipo de monstruo,
llamado draugr en islandés, en la Saga de Grettir.
En Rusia las creencias sobre vampiros, ligadas al culto a los antepasados como parte del
paganismo eslavo persistente, eran motivo de preocupación entre los evangelizadores
cristianos en el siglo XI, según se desprende de los comentarios del traductor al ruso de
una homilía de San Gregorio Magno.5152
En la Grecia cristiana se creía también en los Vrykolakas o tympanios, que atacaban a su
familia y amigos después de muertos.
En Inglaterra Walter Map en su obra De Nugis Curialium (1190) y William de Newburgh en
el libro V de su Historia rerum Anglicarum (1196), incluyen relatos tradicionales de
vampiros.53
En España, en la región catalana del Alto Ampurdán (Gerona), se originó en el siglo
XII una leyenda un poco olvidada pero que quizá sea la más importante sobre vampiros
en la península Ibérica, y es la del Conde Estruch, Estruc o Estruga, un anciano caballero
feudal defensor de la cristiandad, que vivió en el Castillo de Llers, destruido durante la
guerra civil española, y de quien se decía que murió asesinado y, como consecuencia de
una maldición por su represión de las costumbres paganas que persistían en la zona, se
convirtió en vampiro, aterrorizando mucho tiempo a los habitantes de la comarca,
seduciendo también a jóvenes mujeres que quedaban embarazadas para dar a luz
engendros monstruosos que morían al nacer.54
Igualmente en la población de Tarragona llamada Pratdip, nombre que en catalán significa
“Prado de dips”, existe la leyenda de los “Dips”, perros vampíricos que asolaron la
comarca y cuya figura aparece en el escudo de la población, así como en retablos de la
ermita dedicada a Santa Marina, la patrona local. En esa población existen también las
ruinas de un castillo que la tradición oral local atribuye fue la morada de Onofre de Dip,
señor feudal presuntamente convertido en vampiro.55
En Escocia existe una leyenda que se remonta al reinado de Jacobo VI de Escocia en
el siglo XVI, sobre Sawney Beane, quien conformó una salvaje e incestuosa familia de
caníbales y vampiros que asoló la comarca de East Lothian durante 25 años, hasta que
fueron descubiertos en la cueva en que vivían y ajusticiados en Leith Walk.56
El vampiro en la edad moderna[editar]
El escritor esloveno Janez Vajkard Valvasor escribió a fines del siglo XVI sobre un
vampiro o strigoi de Istria llamado Jure Grando Alilović (1579-1656), al que se considera
el primer vampiro moderno documentado. Y desde comienzos del siglo XVIII las
menciones del vampiro pasaron de las tradiciones populares a las publicaciones
periodísticas y eruditas en Europa, apareciendo descripciones y análisis de casos
específicos, de los cuales el más emblemático es el de un hajduk serbio llamado Arnold
Paole que motivó la inquietud de las autoridades del Imperio austrohúngaro hasta el punto
que comisionaron sucesivas investigaciones conducidas por médicos militares autriacos
que incluyeron la exhumación y examen de los cadáveres sospechosos. El 13 de febrero
(1731), el padre de uno de los investigadores, el vienés Dr. Johann Friedrich Glaser,
corresponsal del diario Commercium Litterarium de Núremberg, remitió al periódico una
carta describiendo el caso tal y como se lo relató su hijo mediante una misiva fechada el
18 de enero. Más tarde el médico Johannes Flückinger, quien condujo la segunda
investigación, publicó en Belgrado la obra Visum et Repertum (1732).57 Este libro, que
circuló con profusión por Europa, popularizó el vocablo latino "vampirus" que no se
empleaba con normalidad hasta entonces.58y junto a la carta de Glaser fueron difundidos,
citados y reproducidos en numerosos tratados (Ver El vampiro en la literatura) y artículos
contribuyendo así a la propagación de la creencia en vampiros entre los europeos cultos.
Los errores en estos informes médicos que dieron origen a la leyenda se explican hoy día
por la poca comprensión que se tenía en la época sobre el proceso de descomposición de
los cadáveres.
En el llamado Siglo de las Luces, cuando se propugna el triunfo de la razón y el
desprestigio de las supersticiones, se intentó desvirtuar las leyendas sobre vampiros. En
1746 el monje benedictino de la abadía de Sénones y exégeta de la Biblia Dom Augustin
Calmet publicó su obra Dissertations sur les apparitions des anges, des démons & des
esprits et sur les revenans et vampires de Hongrie, de Boheme, de Moravie & de
Silesie... (más conocido como Tratado sobre los vampiros y traducido al español por
Lorenzo Martín del Burgo) con la intención de desacreditar el mito mediante argumentos
cristianos;1 pero tanto esta como otras obras que nacieron a la sombra de la Ilustración en
contra del mito de los vampiros, como la Dissertatione sopra i vampiri (1774) del
arzobispo de Florencia Giuseppe Davanzati, solo consiguieron incrementar aún más la
creencia en ellos.
Igualmente el español Benito Jerónimo Feijoo, quien escribe en cursivas y con
mayúsculas la palabra "Vampiro", pues en el siglo XVIII, a pesar de estar generalizado su
uso apenas comenzaba a ser un término aceptado por la Academia, en su ensayo
comentando la obra de Augustin Calmet desecha la existencia de los vampiros afirmando:
«Por otra parte, pretender que por verdadero milagro los "Vampiros", o se conservan
vivos en los sepulcros o, muertos como los demás, resucitan, es una extravagancia,
indigna de que aún se piense en ella. ¿Qué fin se puede imaginar para esos milagros?
¿Por qué se obran solo en el tiempo dicho? ¿Por qué solo en las regiones expresadas?
Se han visto resurrecciones milagrosas. Y no solo se deben creer las que constan en la
escritura, aunque no tengan el grado de certeza infalible que aquellas. Pero en esas
resurrecciones se ha manifestado algún santo motivo, que Dios tuvo para obrarlas. En las
de los "Vampiros" ninguna se descubre».35
En L'Encyclopédie (1751) dirigida por Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert aparece la
siguiente definición: «Vampiro. Es el nombre que se le ha dado a pretendidos demonios
que se succionan durante la noche la sangre de cuerpos vivos y la llevan a cadáveres en
los que puede verse la sangre salir de la boca, nariz y los oídos. El padre Calmet hizo
sobre el tema una obra absurda de la cual no se le hubiera creído capaz, pero que sirve
para demostrar hasta qué grado el espíritu humano se deja llevar por la superstición».59
Pero fue sin duda el poema narrativo del romántico alemán Gottfried August
Bürger Lenore (1773) el que puso de moda el tema del vampiro en la literatura junto con
el relato El vampiro (1819) de John William Polidori.
El vampiro en la edad contemporánea[editar]
El vampiro, que ya desde el siglo XIX es un icono universal en la literatura de ficción,
sigue presente en crónicas periodísticas y en leyendas urbanas actuales. El caso más
famoso en EUA en tiempos recientes y clásico en el folclore de Nueva Inglaterra, ajustado
a los cánones del mito, es el incidente sucedido con Mercy Brown fallecida a los 19 años
a causa de tuberculosis en Exeter, Rhode Island, y cuya exhumación en 1892 fue
realizada ante el temor de que se había convertido en vampiro.60
Igualmente es notable, en la Inglaterra del siglo XX, el caso del vampiro del cementerio de
Highgate, en el suburbio londinense, que a finales de la década de los 60 fue el escenario
de una leyenda urbana según la cual era rondado por un vampiro con características
fantasmagóricas que se cobró algunas víctimas antes de ser destruido con intervención
de autodenominados cazadores de vampiros, que incluso llegaron a organizar una
cacería la noche del 13 de marzo de 1970, cuando decenas de curiosos y ocultistas
invadieron el cementerio en busca del supuesto vampiro.6162
En regiones del África postcolonial y en pleno siglo XXI, se siguen produciendo rumores
sobre vampiros asociados a los colonos, misioneros o representantes de organismos
europeos y adaptados a la modernidad, pues se mencionan vehículos automotores, sobre
todo de los pintados de color rojo, usados para raptar a las víctimas y el uso
de jeringas para extraerles la sangre.63
El vampiro en la cultura contemporánea[editar]
El arquetipo del vampiro está presente en la cultura contemporánea principalmente de
cuatro maneras:
Como prototipo de personajes de los videojuegos, los cómics o la literatura popular y el
cine.
Como icono y disfraz que no puede faltar en Halloween, particularmente
el estereotipo popularizado por Hollywood que encarnó el actor Béla Lugosi.
Como paradigma o referencia de ciertas subculturas o tribus urbanas, como la subcultura
gótica
Como referencia lexicográfica en el lenguaje cotidiano y el término en español, según el
diccionario de la RAE, describe también a "Persona codiciosa que abusa o se aprovecha
de los demás" y el verbo vampirizar a "Abusar o aprovecharse de alguien o de algo".64
Algunos autores denominan vampiros psíquicos o emocionales a los perpetradores
de acoso laboral, moral, psicológico y mobbing), atribuyéndoles desórdenes de la
personalidad.65
Personajes históricos relacionados con el vampirismo[editar]
Existen personajes reales cuyas vidas inspiraron la figura del vampiro en el folclore y en la
literatura de ficción contemporánea.
Vlad Draculea[editar]
Artículo principal: Vlad Draculea
Véase también: Drácula
Vlad Tepes.
También conocido como Vlad III o Vlad Tepes, es un noble héroe nacional rumano que en
el siglo XV luchó contra la invasión de los otomanos y es famoso por la crueldad de sus
métodos. Inspiró la novela "Drácula" de Bram Stoker por lo cual es relacionado con el
tema aunque no existe evidencia histórica que bebiera sangre de sus víctimas ni las
leyendas locales lo señalan de ser vampiro.23
Vlad III, que realmente era valaco y no transilvano según Bram Stoker, es
apodado Tepes que significa "Empalador" en rumano, por su método más famoso para
escarmentar a su enemigos. Draculea significa hijo de Dracul que a su vez significa
el dragón, y que era el título de su padre, Vlad II, un voivoda (príncipe) caballero de
la Orden del Dragón. Debido a su éxito en expulsar a los turcos de Valaquia, por lo cual
vivió en constante estado de guerra durante 1431 y 1476, y liberar la comarca de la
delincuencia, se le considera un héroe nacional en Rumania y el salvador de Europa pues
Valaquia junto con la vecina Transilvania, constituyen la puerta meridional de Europa que
todo invasor procedente de Asia, tenía que pasar obligatoriamente si intentaba conquistar
por el sur las fértiles llanuras europeas. Su historia es relatada en la canción titulada Von
ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei escrita por Michael
Beheim, juglar germánico súbdito del rey húngaro Matías Corvino, en cuya corte conoció
a Vlad cuando este se refugió allí huyendo de sus enemigos.66
La leyenda siniestra de Draculea surge como mínimo desde su época, cuando sus
enemigos solo podían explicar sus victorias militares atribuyéndole
poderes necrománticos. En el siglo XX su figura ha tratado de ser reivindicada.
Condesa Elizabeth Báthory[editar]
Artículo principal: Erzsébet Báthory
Véase también: Carmilla
Elizabeth Báthory.
Llamada "La Condesa Sangrienta", este personaje vivió entre los siglos XVI y XVII e
inspiró a Sheridan Le Fanu para crear en 1872 a la protagonista de su famosa
narración Carmilla.
Elizabeth, importante aristócrata húngara y famosa en su época en Europa por su belleza,
fue acusada de secuestrar en su castillo de Čachtice (en la actual Eslovaquia) a
numerosas doncellas vírgenes, nobles y campesinas, a quienes torturaba y desangraba
hasta la muerte para obtener la sangre que usaba en sus baños y bebía (aunque esto
último no se comprobara en el proceso), como parte de prácticas de magia negra en que
era asistida por un séquito de brujas, bajo la creencia de que así se conservaría bella y
lozana. El corto proceso, ordenado e impulsado por el emperador Matías II y
el palatinado, finalizó el 7 de enero de 1611, y mientras sus cómplices fueron torturadas y
condenadas a pena de muerte en la hoguera, a Elizabeth por su condición aristocrática y
la importancia política de su estirpe solo la condenaron a vivir emparedada en sus
aposentos, que fueron sellados para siempre y en los cuales uno de sus carceleros la
encontró muerta en agosto de 1614.67
En el siglo XX algunos cuestionan la verdadera magnitud de sus crímenes y la validez de
las acusaciones, atribuyéndole un carácter político a su proceso, cuyos archivos se
conservan aún y son la fuente primaria de lo que se ha escrito sobre ella. En todo caso, la
condesa Báthory es referencia ineludible en los estudios sobre el mito europeo del
vampiro pues su historia se entremezcla con las leyendas relacionadas con él mismo.
Gilles de Rais[editar]
Artículo principal: Gilles de Rais
Este aristócrata francés del siglo XV, que luchó en los años finales de la Guerra de los
Cien Años junto a Juana de Arco, torturó y dio muerte a unos 300 niños durante 8 años
hasta que en el año 1440 fue capturado, procesado y ejecutado.
Henry Fitzroy[editar]
Artículo principal: Henry Fitzroy
El personaje real, hijo bastardo de Enrique VIII y conde de Nottingham y duque de
Richmond y Somerset, murió a los 17 años, posiblemente de tuberculosis. Aunque su
muerte no está esclarecida ni hay referencias históricas a actividades criminales o
vampirismo, inspiró a la escritora Tanya Huff un personaje del mismo nombre, un vampiro
"bueno" novelista y detective, que protagoniza La saga de la sangre (Blood Ties),
convertida en serie de televisión.
El vampiro en la ciencia[editar]
En el siglo XVIII y en el contexto de la Ilustración surgieron escritos críticos buscando
desvirtuar el mito del vampiro. Voltaire dedica al tema, con su ironía característica, un
aparte en su Diccionario Filosófico68 y Fray Benito Jerónimo Feijoo dedica igualmente con
tono crítico al tema de "Vampiros y brucolacos" una de sus "Cartas eruditas y curiosas"
(1774) a propósito del tratado escrito por un contemporáneo suyo, el monje Augustin
Calmet llegando a la conclusión que los sucesos son el resultado de una imaginación
supersticiosa y del embuste.35 Con el tiempo, otros eruditos y científicos han tratado de
explicar los orígenes del mito y los fenómenos que lo componen a la luz de las ciencias
exactas y sociales.
Vampiro y zoología[editar]
Artículo principal: Desmodontinae
La ciencia llama "vampiro" (nombre que le dio el naturalista Conde de Buffon en 1761)
al murciélago hematófago conocido como Desmodus rotundus que habita en una amplia
región de América del Sur, de hábitos nocturnos y se alimenta habitualmente de sangre
de ganado bovino, equino o porcino a los que ataca mientras duermen, gracias a sus
agudizados sentidos para localizarlas, acercándose a ellas volando, arrastrándose por el
suelo o saltando, para morderles en los hombros, espalda, región perianal, en las patas,
pezuñas, así como en la base de los cuernos o en las orejas.
Son animales de pequeño tamaño, entre los 6 y los 9 centímetros y un peso de 25-40
gramos, pelaje denso color café grisáceo, cara aplanada, orejas pequeñas y puntiagudas,
hocico corto y labio inferior en forma de V, con incisivos superiores anchos y filosos e
inferiores pequeños, siendo los caninos largos, de punta aguda y borde posterior afilado.
Este aspecto inspira a los maquilladores y encargados de los efectos especiales en las
películas, las imágenes más aterradoras para presentar en aspecto más bestial a un
personaje vampiro.
Vampiro y medicina[editar]
De las ciencias, la medicina es la que más ha intentado explicar y esclarecer los orígenes
del mito del vampiro folclórico.
En el siglo XVIII la ola de superstición desatada hizo que surgieran obras como Los
vampiros a la luz de la medicina (1749)69 de Próspero Lambertini que llegaría al papado
con el nombre de Benedicto XIV desde donde siguió luchando contra las falsas creencias,
o el Informe médico sobre los vampiros (1755) de Gerard van Swieten, médico y
archidiácono de María Teresa de Austria, donde tras criticar el vampirismo y considerar
poco frecuente aunque dentro de la normalidad los casos de incorruptibilidad de los
muertos, desacreditaba a médicos y comisarios pues en muchas ocasiones y siguiendo
sus indicaciones se realizaban sacrilegios, poniendo en entredicho el buen nombre del
finado, violando tumbas y ultrajando cadáveres.70
¿Enfermedades vampíricas?[editar]
El neurólogo español, Juan Gómez Alonso, propone una razonable explicación del mito a
partir de ciertas enfermedades que por sus síntomas y signos, así como por su impacto
social, sirven para dar algún sustento científico a la leyenda del vampiro en el folclore
europeo.71
La peste[editar]
La peste, enfermedad infecciosa producida por la Yersinia pestis y transmitida por las
pulgas de las ratas y otros roedores, es la más factible para explicar en forma simple pero
verosímil las epidemias de vampiros en la edad media. Precisamente este fenómeno
también es descrito como trasfondo de la historia principal de un vampiro en obras
cinematográficas como el Nosferatu de Murnau o de Herzog.
Durante el siglo XIV, especialmente en Prusia oriental, Silesia y Bohemia, para evitar el
contagio las víctimas de la enfermedad eran enterradas prematuramente sin constatar la
muerte clínica. Muchos de estas víctimas de enterramiento vivo sufrieron por ello una
larga y atroz agonía, infligiéndose heridas en su intento de escapar de sus tumbas. No es
de extrañar, por tanto, que en la exhumación se encontraran al cadáver conservado y con
manchas de sangre, lo que a falta de una mejor explicación estimularía la imaginación
supersticiosa de la gente atribuyéndoles una condición de vampiros.
El carbunco[editar]
Esta enfermedad muy contagiosa, capaz de crear gravísimas epidemias, producida por
el Bacillus anthracis que puede transmitirse de los animales al hombre, podría semejar la
sintomatología de una víctima de un vampiro. Los afectados presentan fiebre alta, sed
intensa, convulsiones, dificultad respiratoria y alucinaciones que se atribuyen a la falta de
oxígeno, con una sensación de asfixia que podía ser expresada por parte de la víctima
como el estrangulamiento a manos de un vampiro. Los cadáveres presentan ausencia de
coagulación de la sangre, frialdad y rigidez; y de igual forma se descompone más
lentamente. En una época donde no se tenían conocimiento de muchas enfermedades se
podía pensar que en estos cadáveres aún se presentaba vida. El ántrax o carbunco es la
mejor explicación para casos tradicionalmente considerados de vampirismo, esto es:
muertes de personas después de dificultades respiratoria, convulsiones y septicemia, al
igual que de animales herbívoros, y cadáveres con sangre no coagulada, con miembros
flexibles y con lenta descomposición. El carbunco generalmente se presenta en zonas
pastoriles en brotes indeterminados atacando a vacas, ovejas, cabras y seres humanos
principalmente.
La anemia[editar]
Esta enfermedad clásica, frecuentemente asociada a las anteriores, consistente en un
déficit en la cantidad o calidad de los glóbulos rojos de la sangre encargados de
transportar el oxígeno a todo el cuerpo, también puede explicar la creencia en la
afectación de los vecinos y familiares allegados al presunto vampiro. Las supuestas
víctimas presentaban una severa palidez acompañada de intensa fatiga, cansancio y
respiración entrecortada, síntomas y signos clínicos que se pueden explicar con este
trastorno que no siempre se debe a la pérdida de sangre, sino que hace parte también del
cuadro de una desnutrición, ya sea por falta de adecuada alimentación por las propias
enfermedades, o las carestías debidas a las guerras, cuando no por ayunos con
motivaciones religiosas que tenían el objetivo de purgar los pecados y verse libre del
peligro de la peste.
La rabia[editar]
La rabia, infección viral del Sistema Nervioso, es la enfermedad transmisible que
científicamente explicaría adecuadamente el mito del vampiro, especialmente cuando su
auge en Europa coincide con epidemias de esta afección durante los siglos XVI y XVII, en
particular la ocurrida en Hungría entre 1721 y 1728.
Se transmite a los humanos generalmente por mordedura de animales
como perros, lobos y murciélagos, portadores habituales de la enfermedad y que en el
folclore han sido relacionados con los vampiros. En 1733 ya se mencionaba que el
vampirismo era una enfermedad contagiosa de una naturaleza parecida a la que
sobreviene tras la mordedura de un perro rabioso.
Durante el periodo de incubación y fase preclínica (habitualmente entre 1 año y 3 meses),
puede manifestarse con sensaciones anormales como parestesias, dolor en la zona de
mordedura y sintomatología inespecífica inicial (fiebre, pérdida de apetito, fatiga,
depresión, temor, ansiedad y sueños angustiosos) semejando una progresiva
transformación de la persona en un vampiro.
La fase clínica, correspondiente a una encefalitis dada la predilección del virus por afectar
al sistema límbico (importante en el control de las emociones y la conducta), se
caracteriza por un cuadro de "rabia furiosa" consistente en síntomas similares a los
asignados al vampiro folclórico como son: inquietud y agitación crecientes que pueden
llegar hasta la agresividad, insomnio persistente, fotofobia, alteración del ritmo del sueño y
modificaciones de la conducta sexual expresadas como hipersexualidad. Debido a
frecuentes espasmos musculares en cara, faringe y laringe, el paciente emite sonidos
roncos y ahogados con una retracción de los labios de forma que asoman los dientes
como si fuera un animal. Una exaltación de los reflejos, puede causar accesos de furor
maníaco frente a pequeños estímulos, como leves contactos, corrientes de aire, luz y
ruidos, ciertos olores o excitaciones mínimas como ver su imagen reflejada en un espejo.
Las pesadillas y las alucinaciones también suelen estar presentes en este tipo de cuadro
florido de la rabia que generalmente es mortal.
El espasmo muscular y los reflejos anormales en faringe producen característicamente un
rechazo del paciente al agua o hidrofobia (y, por consiguiente, a ver su imagen reflejada
en ella), nombre por el cual se conoce también a esta enfermedad, causado por los
intensos dolores al intentar tragar agua o simplemente con su visión. Los problemas para
tragar su propia saliva, causan que la misma se acumule y gotee de su boca formando
espumarajos.
Porfiria[editar]
En particular el tipo de porfiria eritropoyética congénita o enfermedad de Günther,
producida por una anomalía genética y hereditaria, se ha alzado con el título de
"enfermedad de los vampiros"; pero, aunque rara y llamativa, no sirve para explicar las
formas epidémicas del vampirismo debido a que es muy poco frecuente o escasamente
diagnosticada.72
La enfermedad se caracteriza bioquímicamente por una alteración genética de la actividad
de la enzima encargada de metabolizar las porfirinas pigmentos precursores del
grupo Hemo componente de la hemoglobina que se encarga del transporte de oxígeno en
la sangre y le da su característico color rojo. El resultado es una acumulación excesiva en
los tejidos de estas sustancias, lo cual clínicamente se manifiesta en una serie de
síntomas, signos y complicaciones que coinciden con ciertas características atribuidas
vampiros del folclore, como son:73
Fotosensibilidad: El depósito de porfirinas en la piel produce una hipersensibilidad a la
luz solar de 400 o más nm de longitud de onda, lo que desencadena un proceso de
producción de peróxidos que, al liberar oxígeno atómico en los tejidos, provoca
destrucción celular, manifestándose por un fuerte enrojecimiento, agrietamiento y
sangrado de la piel, formación de ampollas que se infectan fácilmente, causando
erosiones y úlceras que al cicatrizar dejan marcas y deformaciones en la zona afectada.
Además, el organismo en un intento de proteger la piel del sol desarrolla hirsutismo o
crecimiento anormal del vello en la frente, pómulos y extremidades y en zonas inusuales
como las palmas de las manos, característica que por ejemplo Bram Stoker incluye en su
novela al describir por primera vez al conde Drácula.
Deformidades faciales o "Facies vampírica": Producida cuando las lesiones faciales son
extensas, recidivantes y mutilantes, destruyendo los labios (que dejan la dentadura al
descubierto, dando la apariencia a los dientes de ser de mayor tamaño que el normal),
los cartílagos de la nariz, mostrando frontalmente los agujeros nasales, o los auriculares,
dando ocasionalmente un aspecto puntiagudo a las orejas. Igualmente, con la
acumulación de porfirinas los ojos pueden aparecer de color rojizo y en los dientes
aparece la llamada eritrodoncia por el depósito porfirínico en la dentina.
Palidez extrema y ansiedad por la sangre: Los defectos en la producción de
hemoglobina producen anemia con toda su sintomatología característica, de la cual es
destacable la palidez general, tal y como se describe la imagen clásica del vampiro. Un
tratamiento habitual de la anemia son las transfusiones de sangre o del grupo Hemo, que
no solo mejoran la anemia sino que frenan la producción de porfirinas y muchos atribuyen
que por esa razón los pacientes tiene ansiedad por la sangre. Antiguamente la terapéutica
médica para las anemias incluía beber sangre de otros animales, lo cierto es que los
jugos digestivos la destruyen y para tener cierto beneficio y que pudiera absorberse una
mínima parte del grupo Hemo, el paciente tendría que ingerir más cantidad que la que se
necesita vía intravenosa.
Intolerancia al ajo: Esta hortaliza, parte de los elementos clásicos para ahuyentar
vampiros, que se usa desde tiempos antiguos al atribuírsele propiedades antisépticas,
antiparasitarias, expectorantes o hipotensivas, al parecer según estudios recientes
produciría un bloqueo de la coagulación de la sangre al inhibir la agregación plaquetaria y
uno de sus elementos, el disulfuro de alilo, por otra parte, podría destruir el grupo Hemo,
todo lo cual podría aumentar el malestar del paciente con porfiria.74
Disociación emocional o mental del paciente: Este tipo de porfiria no trastorna,
curiosamente, la sensación de bienestar del enfermo, aunque por el tipo de vida al que se
encuentra sometido es frecuente que se alteren las facultades mentales, lo que podría
explicar las obsesiones y crueldades que se atribuyen a los vampiros.
Prevalencia entre grupos familiares: Aunque la porfíria no explica bien las epidemias de
vampiros, si puede asociarse al mito por su prevalencia entre grupos poblacionales
cerrados o familias endogámicas, dado su mecanismo de transmisión genética,
basándose en el derecho de pernada frecuente en la sociedad feudal, lo cual supone la
transmisión del material genético del noble señor feudal afectado de porfiria a las familias
de sus siervos o del pueblo llano, produciéndose varios casos en un mismo periodo y con
relativa frecuencia y explicando así la prevalencia en el entorno familiar del supuesto
vampiro original. Por otra parte, entre las diversas variedades de la porfiria (especialmente
en la aguda intermitente, variegata y coproporfiria) puede desencadenarse crisis por la
ingesta de alcohol o por el estrés intenso que se ocasionaría con relativa facilidad en el
ámbito supersticioso de la población crédula de los vampiros.
Enfermedades psiquiátricas[editar]
Artículo principal: Vampirismo
La atracción patológica por beber sangre ha sido la causa de que en la historia se
registren muchos casos de personajes reales con conducta vampírica, cuya compulsión
solo ha podido ser explicada psiquiátricamente al no encontrarse un sustrato infeccioso o
somático como en las enfermedades antes descritas.
Psicosis y esquizofrenia son los diagnósticos más frecuentes de los psiquiatras forenses y
expertos en criminalística para explicar la conducta vampírica de personajes reales, en su
mayoría asesinos seriales, como el caballero Gilles de Rais o la condesa Erzsébet
Báthory antes citados, y criminales contemporáneos mencionados por las noticias en
nuestros días (Ver: Pacientes de vampirismo famosos).
Recientemente nuevas propuestas de clasificación de los trastornos mentales
relacionados con la sexualidad o de las parafilias, asignan al vampirismo una categoría
particular, deslindando y diferenciando este trastorno de otras filias como la necrofilia o
el sadismo, para explicar y describir mejor la conducta criminal motivada por el placer
libidinoso derivado de la vista, contacto o bebida de sangre de sus víctimas.
Vampiros y medicina forense[editar]
Tras un tiempo de estar sepultados, como parte del natural proceso de putrefacción y
fermentación. dadas las condiciones de temperatura, humedad y nutrientes adecuadas,
en especial en los pulmones y en el sistema digestivo de algunos cuerpos se desarrollan
una gran cantidad de bacterias y esporas productoras de gases que se acumulan en los
tejidos.
Comúnmente, cuando se creía que un difunto se había transformado en vampiro, días
después de su funeral se desenterraba el cadáver para corroborar la sospecha. Si se
intentaba manipular el cuerpo exhumado y clavar una estaca en su pecho, por la presión
ejercida sobre los pulmones podía producirse la exhalación de una especie de "suspiro" o
grito, que sería en realidad un escape de los gases de putrefacción, haciendo pensar a los
exhumadores que el cadáver era en efecto un vampiro activo y que la estaca había dado
fin a su existencia.
Esta labor de exhumación, en la que participaban sacerdotes, autoridades de las aldeas e
incluso los familiares del difunto, era temida ya que muchos sufrían serios trastornos
debidos a la inhalación de estos gases producto de la fermentación o descomposición
orgánica y cargados de bacterias que brotaban del cadáver al ser manipulado.
El vampiro en el arte[editar]
El vampiro en la literatura[editar]
Artículo principal: Vampiros en la literatura
Literatura académica o erudita[editar]
Portada del tratado de Calmet sobre fantasmas y vampiros, versión en alemán (1752).
Los escritos que intentan compilar y analizar racionalmente el tema con argumentos
filosóficos, teológicos y científicos, aparecen en Europa en los siglos XVII y XVIII cuando
incidentes atribuidos a vampiros, probablemente epidemias e histeria colectiva, barrieron
numerosos países de Europa Oriental. Esto produjo un interés generalizado en el tema,
generando comentarios de escritores de la talla de Voltaire, Descartes y Rousseau o el
padre Benito Jerónimo Feijoo quien en sus "Cartas eruditas y curiosas" (1742) dedica la
carta XX a comentar el ensayo sobre vampiros escrito por Calmet.35
Entre los primeros tratados publicado en Europa sobre vampiros está el titulado
"Conceptos racionales y cristianos sobre vampiros o chupasangres" escrito
en 1733 por Johann Christoph Harenberg filósofo, teólogo e historiador alemán.75 Pero
uno de los autores más famosos sobre el tema fue
el monje benedictino francés Dom Augustin Calmet (1672-1757), abad de Senones,
destacado exégeta e ideólogo de la Inquisición que escribió, entre otras muchas obras, un
libro titulado El Mundo de los Fantasmas que incluye el ensayo titulado Negociación y
explicación de la materia y características de los Espíritus y los Vampiros, y así de los
retornados de la muerte en Hungría, Moravia, etc. Con esta obra,1 Calmet realizó la
primera diferenciación clara entre los vampiros y los demás espíritus y demonios
planteando interrogantes sobre la naturaleza del vampiro, si está realmente muerto, o
mediante qué mecanismo es capaz de escapar de la tumba, y qué clase de energía
mueve su cuerpo, concluyendo que, a pesar de su naturaleza maligna, los vampiros son
seres creados por Dios. Igualmente señala que el paganismo no era causa suficiente para
conversión en vampiro, pues de lo contrario los romanos y griegos, que adoraban a
dioses paganos, se habrían transformado todos en vampiros.
En 1820 el editor Chez Masson publicó en París "Histoire des vampires et des spectres
malfaisans: avec un examen du vampirisme" de autor anónimo pero que algunos
atribuyen al famoso escritor ocultista francés Collin de Plancy y en el cual se propone una
visión racionalista del mito.
En Inglaterra el tema del vampirismo fue tratado en “The Vampire. His Kith and Kin”
(1928) y en El Vampiro en Europa (1929) por Montague Summers, quien realiza estudio
sobre el tema y describe la presencia vampírica a lo largo de la historia, desde la Antigua
Grecia hasta la época moderna, en diversos países de Europa.
Literatura de ficción[editar]
Véase también: Novela gótica
Si bien en el siglo XVIII Goethe en su obra La novia de Corinto (Die Braut von Korinth)
(1797) le da la protagonista el carácter de una vampiresa, los relatos literarios sobre
vampiros proliferan prácticamente a partir del siglo XIX en medio de la corriente literaria
del momento, es decir el romanticismo. En 1816, el poeta inglés Lord Byron pasaba unos
días en las orillas del Lago Leman (Suiza) junto a un amigo, el médico John William
Polidori. Mientras se hallaban en medio de una fiesta con el reconocido poeta Percy
Shelley y su última mujer, Mary, se desató una tormenta alpina, que los obligó a
permanecer en el interior de la casa, contando historias de miedo para entretenerse,
hasta que en un determinado momento algunos de los presentes se retaron a escribir la
mejor historia de terror y misterio de todos los tiempos. Como resultado Mary
Shelley empezó a escribir su famosa novela Frankenstein, un mito mefistofélico de
nuestro tiempo; Byron escribe el poema épico The Giaour, en el cual ya está presente la
combinación del horror y de la lujuria que el vampiro siente y el concepto de los no-
muertos que pueden pasar su maldición a los vivos, pero no llegó a completar la obra. Su
amigo Polidori lo incluye en su obra titulada El Vampiro, un Cuento, novela publicada en
1819 cuyo protagonista, el «señor Ruthven», está inspirado en el propio Byron. Una
secuela no autorizada de esta novela es llamada Lord Ruthwen ou les Vampires (1820)
del autor francés Cyprien Bérard, seudónimo de Charles Nodier, que la adaptó en el
primer melodrama de vampiros teatral.
En 1841 en Rusia se publicaron dos relatos del género gótico fantástico sobre vampiros,
escritos por Alekséi Konstantínovich Tolstói (1817-1875): El vampiro centrado en la figura
del “upyr” ruso, y La familia del Vurdalak ambientado en Serbia y basado igualmente en el
mito eslavo.76
Entre 1845 y 1847 aparece en Londres Varney the Vampire or The Feast of
Blood, folletín victoriano de horror gótico, cuyo autor no está plenamente identificado pero
se atribuye sea James Malcolm Rymer o Thomas Preskett, ambos muy prolíficos y
conocidos en el campo de los llamados "Penny Dreadful" (folletín escabroso).77
En 1872, se publica Carmilla, novela corta escrita por Joseph Sheridan Le Fanu que
muestra muchas características del terror gótico, e incluye una leve influencia de
contenido erótico particular propio de los vampiros.
La novela gótica más famosa sobre vampiros sin duda es Drácula, del escritor
irlandés Bram Stoker, publicada en 1897, cuyo protagonista personifica la fascinación de
lo prohibido y es una figura simbólica clásica de la sexualidad reprimida, característica de
la sociedad victoriana en la que el autor vivió. Inspirándose en la medieval Saga de
Grettir, el escritor estadounidense del naturalismo Frank Norris escribió Grettir en la granja
de Thorhall / Grettir at Thorhall-Stead (1903).
En 1954 el escritor Richard Matheson publica la novela de ciencia ficción Soy leyenda que
narra un futuro mundo postapocalíptico regido por vampiros, y el protagonista es el último
humano. Matheson desarrolla la quizás sea la primera explicación racional del
vampirismo, descubriendo en la trama que es provocado por una bacteria. La novela
cuenta con varias adaptaciones fílmicas.
La más importante revisión literaria del mito del vampiro después de Drácula, se produjo a
finales del siglo XX (1976), cuando la escritora norteamericana Anne Rice publicó
las Crónicas Vampíricas, una trilogía compuesta por las novelas Entrevista con el
Vampiro, Lestat el Vampiro y la Reina de los Condenados, que después, dado su enorme
éxito comercial y cinematográfico, ha continuado con secuelas como Memnoch el
Demonio y Armand el Vampiro. Los vampiros concebidos por Rice son personajes
adaptados al gusto de las sociedades contemporáneas, aptos para todos los públicos,
carentes de la maligna crueldad sin remordimientos de sus antecesores literarios y de los
personajes reales que los inspiraron; mostrándose como unos entes elitistas,
posmodernos y confusos, solo un poco pervertidos, con sentimientos de culpabilidad y
humanizados, sumergidos en el pensamiento filosófico de la Nueva Era sin representar la
maldad y bestialidad en estado puro que caracterizan al vampiro mítico tradicional o
folclórico.
A partir de 1986, el escritor británico Brian Lumley, aportó al género literario de vampiros
su serie Necroscopio (las Crónicas Necrománticas) que narra los enfrentamientos de su
protagonista contra diversos seres de naturaleza vampírica a los que, desmarcándose
completamente de las convenciones y tradiciones del mito, presenta como parásitos que
se sirven de los humanos y animales para sobrevivir, mejorando biológicamente a
sus hospedadores otorgándole poderes sobrehumanos, mientras sustituyen
progresivamente su personalidad.
A principios de los 90 aparece The Vampire Diaries, una serie de novelas escritas por L.
J. Smith, quien también explota el mito en su saga Night World.
En 2004 se publicó Déjame entrar (Låt den rätte komma in), novela del
escritor sueco John Ajvide Lindqvist, destacada por tener como protagonistas a Oskar, un
solitario niño acosado por sus compañeros de colegio, y a Eli una vampiresa que aparenta
12 años, mostrando otra visión no menos siniestra del mito y para la cual el autor confiesa
haberse inspirado en su propia niñez, en Carmilla y en la película The crying game (Juego
de lágrimas).78
En 2005 aparece la saga de gran éxito sobre vampiros modernos, compuesta por las
novelas Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer, escritas por Stephenie Meyer,
sobre el romance entre Edward Cullen, un vampiro de 100 años con apariencia de tener
17 y Bella Swan, una adolescente normal.
En 2008 se empieza a publicar otra saga sobre vampiros y adolescentes, escrita
por Claudia Gray y compuesta
por: Medianoche (2008), Adicción (2009), Despedida (2010) y Renacer (2011)
protagonizada por Bianca, hija de vampiros, que se enamora de Lucas, un joven caza-
vampiros.
En 2012 se publicó El umbral del bosque, novela gótica escrita por Patricio
Sturlese ambientada en el siglo XVII, que incorpora mitos sobre vampiros del folclore
escandinavo.
El vampiro en las artes escénicas[editar]
Philip Burne-Jones, The Vampire, 1897.
Ópera: la opera en dos actos Der Vampyr (El vampiro), con música compuesta
por Heinrich Marschner y libreto de Wilhelm August Wohlbrück basado en la obra de John
William Polidori, se estrenó en Leipzig. en 1828 con gran éxito. En el 2000 se presentó en
Madrid una versión en castellano.
Teatro: En 1820 en Londres y Dublín se representó una versión teatral basada en la obra
del doctor Polidori. Drácula apareció en el teatro por primera vez en 1897, con la
obra Drácula, o el No-Muerto escrita por el propio Bram Stoker y la première tuvo lugar en
el Royal Lyceum Theatre de Londres. Más popular resultó la versión de Hamilton Deane,
estrenada en 1923, que para simbolizar al murciélago introduce en la caracterización del
personaje la capa de terciopelo o cuero negro en el exterior y seda roja en el interior,
quizás el más característico de los leitmotivs vampíricos. Bela Lugosi, el actor que más
brillantemente ha representado ese papel en el cine y en el teatro, fue enterrado envuelto
en su capa en cumplimiento de sus deseos.79
El musical Tanz der Vampir (El baile de los vampiros), con música de Jim Steinman y
basado en la película homónima de Roman Polanski quien también dirigió la producción
original, fue estrenado 1997 en Viena y ha sido representado en todos los continentes.
Ballet: probablemente el primero que trató el tema del vampiro fue Polichinel vampire,
ballet-pantomima en un acto escrito por François Alexis Blache, con música de M.
Alexandre y representado por primera vez en 1823.80 Luego aparece Morgano de Paul
Taglioni y J. Hetzel (Berlín, 1857). A este le siguió Il Vampiro con música de Paolo Giorza,
producido en Milán en 1861.. En 1956, en Inglaterra se representó Vampaera de Peter
Darrell. En 1980 apareció Love, Dracula de James Kudeka, interpretado por Les Royal
Ballets Canadians, y en 1992, Dracula de Stuart Sebastian, ejecutado por el Dayton Ballet
y el American Repertory Ballet.
El vampiro en la escultura[editar]
Apenas ha sido representada la figura del vampiro en la escultura. Prácticamente las
únicas obras sobre tema vampírico son las que representan a seres mitológicos que, sin
ser vampiros, están relacionados con ellos o incluso pueden considerarse origen del mito,
como las lamias o ciertas representaciones de Lilith.
El vampiro en la pintura[editar]
En pintura destacan obras como El vampiro de Edvard Munch, realizada en el
año 1895 o El Vampiro Glorioso, de Boleslas Biegas, que data de 1916 y pretende ser un
alegoría del horror de la Primera Guerra Mundial, aunque también de la mujer fatal,
representada por un ser con más semejanza con las lamias que con el vampiro
propiamente dicho.
El vampiro en la pantalla[editar]
Se han filmado una infinidad de películas y series de terror en cine y televisión sobre
vampiros. Y el mito ha inspirado esporádicamente también a muchos comediantes, tales
como Los Tres Chiflados, Bud Abbot y Lou Costello, quienes incorporaron el personaje
del vampiro en sus comedias.
Cine[editar]
Artículo principal: Vampiros en el cine
Véase también: Anexo:Películas de vampiros