AUTOEXIGENCIA
AUTOEXIGENCIA
AUTOEXIGENCIA
La exigencia excesiva
Esa necesidad impuesta por alcanzar una meta nos puede llevar a la creencia
errónea de que se puede y se debe lograr la perfección en todas o la mayoría
de las áreas de nuestra vida.
Es bueno que nos animemos a llevar a cabo la siguiente tarea reflexiva: separaremos en
dos columnas las cosas que hacemos al cabo del día, en función de sí las sentimos como
una obligación o forman parte de nuestras elecciones. En la primera, escribiremos “Debo
o tengo que” y en la segunda “Quiero o me gustaría”. Veamos un ejemplo muy sencillo:
“Debo quedarme este fin de semana en casa porque tengo que limpiar, poner lavadoras y
planchar. Sin embargo, quiero irme a la playa porque me gustaría desconectar de toda la
semana de trabajo y tumbarme a descansar”.
Cuando nos encontramos ante esta tesitura, la mente comienza a realizar un balance
de pros y contras por cada una de las opciones “adelantar las tareas de casa ”o“
descansar en la playa“. Y aquí es donde emerge la necesidad de control, de estructurar
nuestra vida en función de lo deseable, de lo que se espera de nosotros o del ideal que
hemos articulado en nuestra cabeza.
Incluso boicoteamos nuestro deseo de ir a la playa con la excusa de que si vamos, el
lunes tendremos mucha más tarea acumulada, la de la casa y la del día a día del trabajo,
colegio, compromisos, etc. Y es esta anticipación ansiosa y negativa la que provoca la
angustia por tenerlo todo atado, la obsesión por aprovechar el tiempo y el miedo a no ser
productivos.
Elegir tomar las riendas de nuestra vida sin autoexigencias nos liberará del estrés, la
presión, la frustración o impotencia que nos generan las obligaciones autoimpuestas a
partir de un ideal de excelencia o perfección.
•Trabajar en la gestión emocional, sacando de nuestra vida lo que nos genera malestar.
•Cambiar el enfoque de nuestra vida persiguiendo una felicidad basada en nuestra salud y
bienestar.