PLEGARIAS

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PLEGARIA EUCARÍSTICA II

V/. El Señor esté con ustedes.


R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.
CP En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, Padre santo,
siempre y en todo lugar,
por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas;
tú nos lo enviaste
para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo
y nacido de María, la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad,
para destruir la muerte
y manifestar la resurrección,
extendió sus brazos en la cruz,
y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso,
con los ángeles y los santos,
proclamamos tu gloria, diciendo:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
100. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP
S anto eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad;
101. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC por eso te pedimos que santifiques estos dones
con la efusión de tu Espíritu,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de manera que sean para nosotros
Cuerpo y ✠ Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor.
Junta las manos.
102. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con
claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.
El cual,
______________________________________________________________
En la Misa vespertina del Jueves Santo:
en esta misma noche,
cuando iba a ser entregado a su Pasión,
voluntariamente aceptada,
______________________________________________________________
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora
haciendo genuflexión.

103. Después prosigue:


Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos;
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo
genuflexión.
104. Luego dice una de las siguientes fórmulas:
CP Este es el Misterio de la fe.
O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
105. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
___________________________________________________________________
En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí en el domingo,
día en que Cristo ha vencido a la muerte
y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal;
En la Natividad del Señor y durante su octava:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí (en la noche santa) en el día santo
en que la Virgen María
dio a luz al Salvador del mundo;
En la Epifanía del Señor:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí en el día santo
en que tu único Hijo,
eterno como tú en la gloria,
se manifestó en la realidad
de nuestra propia carne;
Desde la Misa de la Vigilia pascual hasta el segundo domingo de Pascua:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí (en la noche santísima) en el día santísimo
de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo;
En la Ascensión del Señor:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí en el día glorioso
en que Cristo ha sido constituido
Señor del cielo y de la tierra;
En el domingo de Pentecostés:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia
extendida por toda la tierra
y reunida aquí en el día
en que la efusión de tu Espíritu
ha hecho de ella sacramento
de unidad para todos los pueblos;
________________________________________________________________
y con el Papa N.,
con nuestro Obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

INTERCESIONES PARTICULARES
En las misas de Pascua, de su octava y en la del bautismo de adultos:
Acuérdate también de nuestros hermanos N. y N.
que hoy, por medio del bautismo (y de la confirmación),
han entrado a formar parte de tu familia;
ayúdales a seguir a Cristo, tu Hijo,
con ánimo generoso y ferviente.
En la misa del bautismo de niños:
Acuérdate también de nuestros hermanos N. y N.
(de aquellos hermanos nuestros)
que hoy has hecho renacer
del agua y del Espíritu Santo,
librándolos del pecado;
tú que los has incorporado,
como miembros vivos, al cuerpo de Cristo,
inscribe también sus nombres en el libro de la vida.
En la misa de confirmación:
Acuérdate también de tus hijos N. y N.
que, regenerados en el bautismo, hoy has confirmado,
marcándolos con el sello del Espíritu Santo:
custodia en ellos el don de tu amor.
En la misa de primera comunión:
Acuérdate de tus hijos N. y N.
que por vez primera invitas en este día
a participar del pan de vida
y del cáliz de salvación,
en la mesa de tu familia;
concédeles crecer siempre en tu amistad
y en la comunión con tu Iglesia.
En la misa del matrimonio:
Acuérdate de tus hijos N. y N.
que en Cristo hoy han fundado una nueva familia,
iglesia doméstica y sacramento de tu amor,
y concédeles que la gracia de este día
se prolongue a lo largo de toda su vida.
En la misa por los difuntos:
Recuerda a tu hijo (hija) N.,
a quien llamaste (hoy)
de este mundo a tu presencia;
concédele que, así como ha compartido ya
la muerte de Jesucristo,
comparta también con él
la gloria de la resurrección.
C2 Acuérdate también de nuestros hermanos
que se durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo san José, los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.
Junta las manos.
106. Toma la patena con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados,
dice:
CP Por Cristo, con él y en él,
o a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

PLEGARIA EUCARÍSTICA III


V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

Sigue el prefacio, dicho según las rúbricas, que concluye:


Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna. en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
122. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
CP anto eres en verdad, Padre,
S y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
109. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
CC Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de manera que sean
Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
junta las manos
que nos mandó celebrar estos misterios.
110. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con
claridad, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
________________________________________________________________
En la misa vespertina del Jueves santo:
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el extremo
y, mientras cenaba con sus discípulos,
_________________________________________________________________
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora
haciendo genuflexión.
111. Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice:
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos;
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco.
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora
haciendo genuflexión.

112. Luego dice una de las siguientes fórmulas:


CP Éste es el Misterio de la fe.
O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

113. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:


CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo, san José,
los apóstoles y los mártires,
[san N.: santo del día o patrono]
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2 Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
al tu servidor, el Papa N.,
a nuestro obispo N.,
al orden episcopal,
a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.

INTERCESIONES PARTICULARES
En las misas de Pascua, de su octava y en la del bautismo de adultos:
Confirma en la fidelidad cristiana a tus hijos [N. y N.] que hoy, por medio
del bautismo: [y del don del Espíritu] has llamado a formar parte de tu
pueblo y concédeles andar siempre en una vida nueva.

En la misa del bautismo de niños:


Ayuda a nuestros hermanos [N. y N.], que hoy has hecho renacer del agua y
del Espíritu Santo librándolos del pecado; tú que los has incorporado, como
miembros vivos, al Cuerpo de Cristo, inscribe también sus nombres en el
libro de la vida.
En la misa de la confirmación:
Ayuda a tus hijos [N. y N.], que hoy has confirmado marcándolos con el
sello del Espíritu Santo; custodia en ellos el don de tu amor.
En la misa de primera comunión:
Ayuda a tus hijos [N. y N.], que por vez primera invitas en este día a
participar del pan de vida y del cáliz de salvación, en la mesa de tu familia;
concédeles crecer siempre en tu amistad y en la comunión con tu Iglesia.
En la misa del matrimonio:
Ayuda a tus hijos [N. y N.], que en Cristo hoy han fundado una nueva
familia, iglesia doméstica y sacramento de tu amor, y concédeles que la
gracia de este día se prolongue a lo largo de toda su vida.
________________________________________________________________
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia.
_________________________________________________________________________
En los domingos, cuando no hay otro recuerdo más propio, puede decirse:
en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho
partícipes de su vida inmortal.
En la Natividad del Señor y durante su octava:
(en la noche santa) en el día santo en que la Virgen María dio a luz al
Salvador del mundo.
En la Epifanía del Señor:
en el día santo, en que tu único Hijo, eterno como tú en la gloria, se
manifestó en la verdad de nuestra carne hecho hombre.
Desde la misa de la Vigilia pascual hasta el segundo domingo de Pascua:
(en la noche gloriosa) en el día glorioso de la resurrección de
nuestro Señor Jesucristo según la carne.

En la Ascensión del Señor


en el día glorioso de la Ascensión, en el que Cristo ha sido constituido
Señor del cielo y de la tierra.
En el domingo de Pentecostés:
en el día en que la efusión de tu Espíritu ha hecho de ella sacramento de
unidad para todos los pueblos.
______________________________________________________________________

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,


a todos tus hijos dispersos por el mundo.
*A nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
__________________________________________________________________
115. Cuando esta plegaria eucarística se utiliza en las misas de difuntos, puede
decirse:
* Recuerda a tu hijo [hija] N.
a quien llamaste [hoy]
de este mundo a tu presencia:
concédele que, así como ha compartido ya
la muerte de Jesucristo
comparta, también, con él
la gloria de la resurrección,
cuando Cristo haga surgir de la tierra a los muertos,
y transforme nuestro cuerpo frágil
en cuerpo glorioso como el suyo.
Y a nuestros hermanos difuntos
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria;
allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos,
porque, al contemplarte como tú eres, Dios nuestro,
seremos para siempre semejantes a ti
y cantaremos eternamente tus alabanzas,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.

116. Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados,


dice:
CP Por Cristo, con él y en él,
o a ti, Dios Padre omnipotente,
CC en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

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