Resumen Ética para Amador

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Resumen: Ética para Amador.

Capítulo 1: De que va la ética?

El autor busca de alguna manera enseñarnos un elemento clave y es que ciertas cosas uno puede
aprenderlas o no, a voluntad de cada quien. A su juicio, nadie tiene la capacidad de saberlo todo
en la vida, es decir que no existe otra alternativa que elegir y aceptar la humildad lo mucho que
ignoramos. Se explica que hay algunas cosas que nos convienen en la vida y otras que
sencillamente no. El autor se refiere específicamente a ciertas cosas que no nos conviene si
queremos seguir viviendo. Él llama a las cosas que nos convienen como “buenas” dado que nos
hacen bien, mientras que aquellas que no nos conviene las llama “malo”. Un punto clave en todo
esto es saber lo que nos conviene, es decir aprender a diferenciar entre lo bueno y lo malo,
conocimiento que todos intentamos adquirir. El autor también nos explica en el comienzo del libro
que hay algunas cosas que pareciéndose buenas pueden resultar bastante perjudiciales para
nuestra vida, de allí la importancia de tener discernimiento antes de hacer las cosas.

Partiendo del ejemplo de las hormigas y llevándolo a nuestra vida, el autor aclara que los seres
humanos tenemos distintas formas de pensar y por lo tanto el criterio de lo bueno y lo malo no
puede nunca llegar a ser el mismo para todo el mundo. Para eso nos presenta diferentes ejemplos
de la libertad de los hombres, como por ejemplo en la Iliada. En este libro de la Ilíada, su autor
Homero Simpson narra la historia de Héctor, considerado como el mejor guerrero de Troya que
espera firme a Aquiles, éste más fuerte que Héctor y posiblemente va a matarle. Héctor se debe
enfrentar a Aquiles aun sabiendo que éste es más fuerte, pero lo hace solo para defender a su
familia.

El hombre, si lo comparamos con los animales, se podría decir que una de sus diferencias es que es
un ser racional al que se le da la opción de elegir y por lo tanto eso implica la posibilidad de
equivocarnos constantemente. Un animal tiene una vida programada por la naturaleza, y no tiene
otra opción que cumplir ese cronograma.

En cambio, los hombres nacemos con la particularidad de ser libres, cada uno tiene una vida por
delante que debemos construir nosotros mismos. Un punto que aclara el autor de la “Ética para
Amador” durante el primer capítulo del libro es que el ser humano no es libre para elegir lo que
pasa, sino libres de responder a lo que nos pasa de tal o a cuál modo.

Capítulo 2: Órdenes, costumbres y caprichos.

En ocasiones, las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido.
Existen momentos en los cuales elegimos, aunque preferimos no tener que elegir.

Uno de los primeros autores en hablar acerca de este tema fue el mismo Aristóteles. La mayoría
de las veces invertimos mucho tiempo en dando vueltas a lo que nos conviene o no nos conviene
hacer en esta vida, sin embargo, la verdad es que una buena parte de lo que hacemos en nuestras
vidas lo hacemos prácticamente de manera automática, sin darle demasiadas vueltas al mundo.
En el ejemplo de la persona que piensa en levantarse o no ha actuado prácticamente de manera
intuitiva, sin plantearse muchos problemas. La verdad del caso es que en ocasiones darle muchas
vueltas a lo que debemos hacer sencillamente nos paraliza. ¿Por qué he hecho lo que hice? Explica
que nuestras acciones debemos decidir nosotros. Lo que hacemos cada día, en cambio, pueden
llegar a convertirse e costumbres que ya hacemos sin pensar, un ejemplo que coloca él es lavarnos
o peinarnos, acciones que hacemos durante el día de manera automática y no programadas.

Motivo es la razón que tienes o al menos crees tener para hacer determinada cosa. Uno de los
tipos de motivación que reconocer es el de que yo te mando a que hagas tal o cual cosa, a estos
motivos de les conoce como “órdenes”. Sin embargo, al motivo que solemos hacer siempre y de
manera repetitiva casi sin pensar se le llama “costumbres”.

También existe otro tipo de motivo que parece ser la ausencia del motivo. A éste se le conoce
como “caprichos”. Los “funcionales” introducen aquellos gestos que haces como puro y directo
instrumento para conseguir algo. Cada uno de los motivas inclina tu conducta en una dirección u
otra, explica más o menos tu preferencia por hacer lo que haces frente a las otras muchas cosas
que podrías hacer.

Al momento de hacer las cosas, las hacemos por diferentes motivos:

Por órdenes: Esperando o un castigo o una recompensa

Por costumbres: Porque es algo que estás habituado a hacer y ya hacer sin pensarlo.

Por capricho: Porque es algo que nos provoca hacer simplemente.

Evidentemente y de acuerdo a la evaluación de los expertos en el tema, una gran parte de las
cosas que hacemos en la vida las hacemos simplemente por capricho, no obstante, se debe tener
bien claro que no todo se guía por lo que nosotros queremos o no queremos hacer, sino que
también existen otras personas que quiere hacer cosas muy diferentes a las nuestras, que hasta
las pueden ver mal y por esa razón existen las órdenes.

Capítulo 3: Haz lo que quieras.

El autor nos exhorta a hacer lo que creamos conveniente para nosotros y dejar a un lado las
órdenes o costumbres que nos llevan a limitar nuestra libertad. Para nadie es un secreto que una
buena parte de las actividades que hacemos a diario en nuestra vida las hacemos porque nos las
mandan: Para ser aceptado en un grupo, para quedar bien delante de los demás o simplemente
por capricho de hacerlas así.

Hay cuestionamientos a la hora de hacer lo que queremos, por ejemplo, cuando uno tiene que
salir a exponer el pellejo junto a las murallas de Troya desafiando el ataque de Aquiles como lo
hizo Héctor o cuando hay que decidir entre tirar al mar la carga para salvar a la tripulación o tirar
unos cuantos de la tripulación para salvar la carga.

Una palabra crucial en todo esto es “libertad” siendo éste el asunto que ocupa propiamente la
ética. ¿Qué es la libertad? En pocas palabras podríamos decir que es el poder de elegir entre sí o
no. Digan lo que digan esto es lo que me conviene y por eso es lo que quiero, aquello que no me
conviene no lo quiero. La libertad entonces está relacionada con la capacidad de decidir.
Pero también debemos tener en cuenta que estamos decidiendo. Sería lo más opuesto de dejarse
llevar. Para no dejarnos llevar no existe otra opción que intentar pensar al menos dos veces lo que
estamos próximos a hacer o la decisión que estamos a punto de tomar, aunque esto a veces
implique tiempo y hasta dolor de cabeza. Siempre es bueno pensarlo dos veces antes de elegir.

¿Por qué hago tal cosa? Lo estoy haciendo porque me mandan, porque es costumbre o
simplemente porque me da la gana de hacerlo. Aquí podemos notar que existe una gran confusión
entre lo bueno o lo malo referente a lo que preferimos hacer. Recordemos que, según este autor,
“bueno” es lo que consideramos que nos hace bien y “malo” lo que consideramos que nos puede
perjudicar.

“Lo hago porque me lo mandan” ¿Lo está haciendo por miedo a un castigo? O ¿Por qué estás
esperando un premio? Algo bastante similar ocurre con las llamadas “costumbres” ¿Por qué tengo
que hacer lo que suele hacerse? Ni que fuera esclavo de quienes me rodean. Cuando me interrogó
sobre mis “caprichos”, el resultado es el mismo. Muchas veces tengo ganas de hacer cosas que
enseguida se vuelven contra mí, de las que me arrepiento luego.

En pocas palabras: Pueden existir órdenes, costumbres y caprichos que nos motiven a actuar, sin
embargo, no en todos los casos sucede de esa manera. Hay una cosa que tienen en común tanto
las órdenes como las costumbres y es que parece que vienen de afuera, es decir se te imponen sin
pedirte permiso, todo lo contrario de los caprichos.

Los caprichos parecen venir de nuestro interior, brotan sin que nadie te los mande ni a nadie e
principio creas imitarlos. Si en este momento te preguntarán ¿Cuándo te sientes más libre? Si al
cumplir órdenes, al seguir costumbres o al hacer tu capricho, la respuesta más segura será que te
sientes más libres cuando hacer tu capricho, porque representa algo más nuestro y que no
depende de nadie más que de ti.

Una palabra que debemos definir es la “moral”. Etimológicamente tiene que ver con las
costumbres, dado que esto es lo que significa la voz latina mores, y también tiene que ver con las
órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales suenan así “debes hacer tal cosa” “ni se te
ocurra hacer tal otra cosa”.

¿Qué es la moral? En pocas palabras podemos decir que es un conjunto de comportamientos y


normas que solemos aceptar como válidos. La “ética” vendría siendo la reflexión sobre por qué lo
consideramos válidos, mientras que la comparación con otras morales que tienen personas
diferentes.

¿Cuándo un hombre es bueno? Es quizá una de las interrogantes más difíciles de encontrarle una
respuesta debido a que según los expertos, nadie sabe ni lo sabrá jamás cuándo un hombre es
bueno. Para cada persona el hombre bueno es el que realiza unas acciones que a él le benefician o
que piensa de su misma manera, es decir para poder determinar que un hombre es realmente
bueno, deberíamos estar dentro de él cada vez que realiza una acción. Simplemente, haz lo que
quieras.
Capítulo IV: Date la buena vida

El autor afirma que como seres humanos debemos tratar de ir abandonando las órdenes y
costumbres, los premios y castigos. Él recomienda no preguntarle a nadie sobre lo que debe hacer
con su vida, en cambio esa pregunta debería ser para nosotros mismos.

Pero la verdad es que en situaciones importantes o cuando nos tomamos lo que vamos a hacer
verdaderamente en serio, todas estas motivaciones corrientes resultan insatisfactorias: vamos,
que saben a poco, como suele decirse. Él plantea que la buena vida humana es buena vida entre
humanos, o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena ni humana.

Bien es cierto que las cosas a nuestro alrededor nos pueden resultar atractivas e interesantes,
incluso los animales son simpáticos para nosotros, sin embargo, los hombres lo que realmente
anhelamos es ser humanos, no herramientas ni bichos. Ser humanos también amerita que seamos
tratados como tal, porque eso de la humanidad depende en buena medida de lo que los unos
hacemos con otros.

El autor de este interesante artículo señala que la buena vida humana es “la vida entre seres
humanos”. Los hombres somos humanos y por ese motivo esperamos ser tratamos como tal por
eso “darse la buena vida” no debe significar algo diferente a “dar la buena vida”. En sistema en el
cual vivimos los humanos es un mundo lingüístico, una realidad de símbolos y leyes sin la cual no
sólo seríamos incapaces de comunicarnos sino de captar el significado de todo lo que nos rodea.

El autor plantea el aspecto económico el cual considera se encuentra presente en cada aspecto de
la vida y un problema de la sociedad que creo que es la que nos está comiendo a partir de la gran
variedad de problemas que se presentan a partir del dinero. Tener dinero y riquezas no es
sinónimo de presentar una buena vida.

Ejemplo claro de ello es la historia del comerciante Jane, quien a pesar de tener demasiado dinero
y poder, no era feliz debido a que para conseguir todo lo que tenía en su vida, había tenido que
crearse una gran cantidad de enemigos, quienes lógicamente no le podían dar el cariño que él
necesitaba para ser completamente feliz. Es importante decir que ese cariño no puede ser
proporcionado por ningún otro ser vivo a excepción del humano.

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