Fogwill
Fogwill
Fogwill
Historiador y político procedente de la izquierda nacional, Julio Fernandez Balaibar pasó su
exilio en Suecia, donde tuvo tiempo de reponerse de su sorpresa por la virtual ausencia de
discusiones sobre la literatura nacional, hasta comprender que los suecos carecen
preocupaciones sobre la literatura nacional, porque tienen literatura nacional.
x x En esos años, cuando Videla figuraba presidiendo el país, una noche, en la ciudad de
Concordia, gracias al entusiasmo de su encuentro con un poeta publerino y un polaco exiliado
en estas tierras, Emilio Renzi pudo dar forma al modelo que da cuenta de por qué el mayor
escritor argentino del siglo XX se caracterizó por escribir mal. "La ficción de Arlt es su estilo... La
ficción de Arlt está hecha, en el plano lingüístico, del mismo material con el construye sus temas.
Por eso dan risa los que dicen que es un gran escritor a pesar de su estilo... La literatura de Arlt,
es una máquina que funciona toda ella con el mismo combustible..."
No creo que deba atribuirse al azar que el primero en llamar la atención sobre Los Soria de
Laiseca haya sido el cronista de ese encuentro de un intelectualito porteño, y un centroeuropeo
formado en Cambridge bajo la tutela de Wittgenstein,. Acababan de aparecer Respiración
Artificial y ese libro de diálogos con la Ocampo, y llevaba una quincena tratando de terminar la
mil trescientas noventa páginas oficio monstruosamente mecanografiadas por Laiseca, cuando
reconocí las iniciales de Piglia al pie ese columna elogiosa que le dedicó en Punto de Vista.
xx -El mundo es un pañuelo -me dije- Y los Soria, -anoté para salir del paso- es un fractal.
x x Había pasado cerca de ciento cincuenta horas leyéndolo, odiando a Laiseca en las jornadas
durante las que su trabajo apunta a horadar minuciosamente la paciencia del lector, adorándolo
cada vez que su imagen se me representaba como parte de algo sublime inalcanzable y
amándolo al cabo de cada capítulo interminable, cuando volvía a la convicción de que su
empeño en torturarme perseguía el goce de producir un cambio en mí, convenciéndome, al
mismo tiempo de que yo lo merecía.
La Soria de la novela es un estado que limita con Cataluña, Chanchín del Norte, la Unión
Soviética y Tecnocracia. Es una geografía tan imposible y pertinente como los hechos narrados,
como la biografía de cualquiera de tantos personajes que habitan el libro, como cualquiera de
las frases con que Laiseca los construye y registra sus destinos.
x Desde que García Marketing aterrizó un hombrecito con alas en un gallinero e hizo llover
perfume o puré sobre Macondo, no hay taller literario en el que falte un relato de uno que
vuela, ni editorial que no promuevan obras como esa novela de María Granata donde alguien
padece ataques repentinos de carisma. Con estos recursos se pueden acumular premios, fotos
en Clarín y montañas de justificable olvido. Es el camino opuesto al de Laiseca. En los Soria las
nubes no exhalan perfumes de rosal y nadie vuela y ni siquiera se interesa por levitar. El delirio
organizado elude cualquier lugar común, y toda desopilancia es pertinente y se imbrica con
precisión en la geometría de su conjunto. Por ser gigante, a veces llega a narrarse en escala real,
y, entonces, una receta de repostería puede ser, efectivamente, una verdadera receta de
respostería o una asamblea sindical puede transcurrir en real time dando lugar a sus debidas
actas, resoluciones ejecutivas, resquemores entre miembros de una y otra tendencia gremial.
x -¿Alguien se aburre?
x Hay un arte que el joven Wagner importó de Oriente que sabe convertir al tedio en una
pasión. Cuando el arte de la novela renuncia al modelo sinóptico audiovisual y asume la lengua
como su única disponibilidad, el paso de la escala narrativa a la escala "real" asimila el tiempo de
la lectura al tiempo del acontecimiento y algo se modifica en el lector.
-¿Qué es?
Muchos han entregado sus vidas para que nadie quede fuera de la posibilidad de respondérselo,
pero, es sabido que el humano prefiere reiterarse diariamente en la vida, a descubrirse
contenido en un mensaje que muestra su permanencia en la constante del tiempo real.
xSoria es un anagrama de "arios", aunque la historia no transcurra allí, sino en su vecino
Tecnocracia. El personaje central se llama Personaje y como muchos de los personajes del
relato, habita soria, pero es oriundo de otra nación.
xxEn los primeros dos mazos de fotocopias del manuscrito hay aventuras que evocan la
narrativa del renacimiento aunque transcurran en escenografías que invitan a pensar en
Eumeswil o en Locus Solus. Pero Los Soria es una novela demasiado argentina para referirla a
Rabelais, Junger o Roussel.
xxx-¿Habría que referirla a Borges?
xNo: Borges se burlaba de Laiseca. Cuando apareció la colección de relatos Matando Enanos
a Garrotazos alguien intentó comentárselo y el viejo rehusó argumentando que jamás toleraría
un libro cuyo título incurre en un gerundio. Laiseca no teme gerundios, rimas ni cacofonías que
enervan la noche de los narradores. Me imagino que desde arriba de sus dos metros y pico mira
el reloj y siente que "tiempo" es el mas gerúndico de los sustantivos abstractos y que, que por
efectos del microclima de su entorno Borges murió privado de esa noción de tiempo que Laiseca
-el maestro de de Los Poemas Chinos- refleja en la voz del guerrero que en su última noche,
antes de emprender el cruce del desierto afirma: "el rocío aumenta el peso de mi túnica/ el
sueño danza lejos de mí/ ignorando las puertas que le ofrecen mis ojos". O en la escritura del
poeta exquisito de la corte, que rodeado de "objetos blandos e indoloros" percibe, en gerundio,
que escribiendo: "la tinta al deslizarse produce un ruido ensordecedor/ y el pequeño dedal de
malaquita/ crece hasta contener el Río Amarillo" , tiempo en el que solamente un Laiseca puede
reparar, y que, al quedar suspendido en en la pintura de una rosa bermellón, lo "aturde con el
perfume de miles de flores".
xxxxxCuando emprende la creación de la compleja geografía humana y política de Tecnocracia,
como el Arlt de Emilio Renzi, Laiseca elude este tipo de excelencias de la lengua y de la
autobservación para las que es el mas capacitado. Llegado al tercer mazo de fotocopias el lector
se entrega definitivamente a creer y cree, preguntándose si acaso no había creído antes en
Francia, España, Norteamérica, con la misma confianza que lo llevó hasta llegó a creer en
Argentina. De la mano de Laiseca se cree en Soria, en Tecnoracia y en el inmenso desierto que
las circunda y donde solo habita el anti-ser, y queda en suspenso toda creencia previa en Rusia,
Italia, Chile y el Kuwait. Y ésto, no porque las nacionalidades son meras convenciones pictóricas
punteadas en el mapa, sino porque, desde Los Soria, se las entiende constituidas de algo que
excede la realidad del mapa y de la superficie del planeta que los mapas intentan representar, y
que necesita la mano de un poeta como Laiseca para ser indicado.
(* ) este registro de una lectura de Los Soria data de 1982. Desde entonces, la noción de fractal
se ha trivializado al extremo de que cualquier tarado con Macintosh puede comprase un CD Rom
que, sin mayor dificultad, instala un programa que fractaliza lo que se le antoje: El 30 de
diciembre de 1997, Infoseek detectaba 34.256 páginas de internet con referencias a
fractales; Yahoo poco mas de 39.000.