Doctrina - IJ-LXXV-274
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El art. 1 Ley N° 25.065 contiene la siguiente definición de sistema de tarjeta de crédito: “Se entiende por
‘sistema de tarjeta de crédito’ al conjunto complejo y sistematizado de contratos individuales cuya finalidad
es: a) posibilitar al usuario efectuar operaciones de compra o locación de bienes o servicios u obras, obtener
préstamos y anticipos de dinero del sistema, en los comercios e instituciones adheridos; b) diferir para el
titular responsable el pago o las devoluciones a fecha pactada o financiarlo conforme alguna de las
modalidades establecidas en el contrato; c) abonar a los proveedores de bienes o servicios los consumos del
usuario en los términos pactados.”. Así, la ley define en forma prioritaria al sistema como un complejo
contractual que por estar sistematizado produce efectos jurídicos en torno a una finalidad común, lo cual
implica que es causa generadora de efectos contractuales.
A su vez, el art. 4 define a la tarjeta de crédito en forma imprecisa y secundaria, ya que expresa: “Se
denomina genéricamente tarjeta de crédito al instrumento material de identificación del usuario, que puede
ser magnético o de cualquier otra tecnología, emergente de una relación contractual previa entre el titular y
el emisor”. Es decir, se la describe como un mero elemento material de identificación personal que emerge de
un contrato previo, lo cual implica que no es causa sino efecto.
Lo expuesto significa que la tarjeta no tiene valor intrínseco sino derivado, ya que su valor proviene del
contrato de emisión que integra el sistema en el cual se la origina, se la usa según las reglas del sistema y se
la elimina por caducidad o anulación. También significa que la tarjeta no es el instrumento habilitante para
operar en el sistema, ya que no siempre ni necesariamente se exige la presentación de la tarjeta para operar.
El sistema vale por sí mismo no sólo porque da origen, modo de uso y fin a la tarjeta sino también porque
puede operar y subsistir sin la tarjeta. Ello se demuestra con las numerosísimas operaciones por teléfono,
internet o correo en las que no se utiliza la tarjeta plástica sino sólo el número de la misma. Dicho número
permite registrar las operaciones del usuario en la cuenta de tarjeta de crédito que el mismo tiene en el
sistema. Los movimientos y saldo de esta cuenta se informan en el resumen de cuenta que se envía
mensualmente al usuario. Dicho resumen de cuenta confirma la existencia de una cuenta de tarjeta de crédito
sobre la cual el usuario opera con el emisor. Esta cuenta es el elemento habilitante que necesita el usuario, ya
que no puede operar en el sistema si no es titular de una cuenta de tarjeta de crédito con el emisor. No debe
confundirse la cuenta de tarjeta de crédito con la cuenta corriente bancaria que el usuario puede tener con el
banco emisor. La cuenta de tarjeta de crédito no es una cuenta corriente bancaria sin una cuenta corriente
mercantil.
El sistema de tarjeta de crédito se compone con contratos que vinculan a cada usuario con cada entidad
emisora y a cada comercio adherido con cada entidad pagadora, o a cada uno de ellos con cada entidad
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emisora/pagadora en caso que ésta acumule ambas funciones. Estos contratos son funcionalmente
interdependientes porque los contratos de usuarios adquieren su razón de existencia en función de la
existencia de contratos de comercios y todos están coordinados bajo el objeto común de la operación
comercial del sistema de tarjeta. Al respecto cabe citar: “El sistema de tarjeta de crédito es un negocio
jurídico complejo y sistematizado con finalidad lucrativa que se perfecciona mediante una serie de contratos
bilaterales de diferente naturaleza, consensuales, sinalagmáticos y de ejecución continuada. Asimismo, las
tarjetas de crédito son documentos mercantiles impropios de naturaleza probatoria de vínculos
contractuales”[1]
b) A su vez, los contratos de usuarios y de comercios adheridos implican la apertura de una cuenta por cada
contrato de usuario de comercio, en la cual se asientan y liquidan las operaciones que cada usuario y cada
comercio respectivamente efectúan en el sistema. La mera recepción de un “resumen de cuenta” por parte
del usuario que contiene el número de su, confirma lo expuesto. Pero además lo confirman varios artículos de
la Ley N° 25.065 que identifican elementos típicos de una cuenta, como los son:
Art. 39 b) “El resumen de cuenta que reúna la totalidad de los requisitos legales”.
Art. 40 b) “Las constancias de la presentación de las operaciones que dan origen al saldo acreedor de cuenta
reclamado”.
Art. 42 “Los saldos de Tarjetas de Créditos existentes en cuentas corrientes abiertas a ese fin exclusivo”.
c) De lo expuesto se infiere que la operación de tarjeta de crédito es una operación de cuentas. Esta
inferencia suele reflejarse indirectamente en fallos judiciales, de los cuales se citan textualmente como
ejemplo los siguientes párrafos en los que se hace referencia a una cuenta que no es bancaria sino de tarjeta
de crédito, sobre la que se emite el resumen de cuenta que informa las operaciones y deuda del usuario:
Ejemplo 1: “Quien emite la tarjeta de crédito no hace sino administrar cuentas en una suerte de
intermediación financiera, como resultado de la cual y con relación al usuario, presenta el resumen y
liquidación que en la medida que no se acredite haberse abonado o se demuestre su falsedad no requiere
prueba corroborante a través de documentación respaldatoria, como es el caso de los cupones de compra,
pues aquél ha sido el documento previsto contractualmente en la relación entre emisor-usuario para anoticiar
y exigir el pago de lo debido.”[2]
Ejemplo 2: “…El Banco de la Provincia de Buenos Aires acreditó en la cuenta de los actores los importes
correspondientes a la cancelación total de la deuda originada en las compras efectuadas entre los días
27/10/1997 y el 29/10/1997 (v. inimpugnada peritación contable, fs. 358, pto. VIII; fs. 361, pto. X y fs. 362,
pto. XII). Tal circunstancia fue advertida por los actores –o debió serlo- en los resúmenes de los meses de
julio, agosto y septiembre de 1999 (fs. 39, 181/183 y 228/230). Nótese que reconocen haberlos recibido y
advertido en ellos que ‘…le vinieron los saldos con cero pesos de deuda…’ (sic) (v. absolución de posiciones de
fs. 497vta. Y 499vta.). Incluso el coautor Rafael Joaquín Van Bommel reconoció que nunca abonaron –ni le
fueron debitadas en su cuenta- las operaciones efectuadas con la tarjeta de crédito en el período
comprendido entre el 27 y el 29/10/1997 (fs. 499vta.)…” [3]
Ejemplo 3: “…Por el contrario, y respecto de la relación entre el usuario y el dador del crédito rotativo,
teniendo en cuenta que se ejecutan los ‘consumos puros y otros débitos fácilmente liquidables’, considero que
se trata de la pretensión de cobro justificada por cuentas de venta con los cupones acompañados de
operaciones liquidadas o bien que se presumen líquidas de acuerdo al art. 847 inc. 1 del Cód. de
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Comercio…”[4] (Nota del autor: el artículo 847 inc. 1 Código de Comercio refiere a deudas justificadas por
cuentas de venta aceptadas, liquidadas o que se presumen liquidadas).
Ejemplo 4: “La carta documento intimaba al demandado a regularizar su situación de moroso relativamente a
la tarjeta Argencard. Aún cuando resulta equivocado designar, lo que vulgarmente se hace, como ‘socio’ al
‘usuario’ de estos sistemas: conf. Reynoso, D.G. ‘Tarjeta de Crédito, Estructura Legal y Operativa del Sistema’
Bs. As. 2000, p.123, ninguna respuesta provocó esta intimación por parte del demandado. El silencio
observado a la hora de recibir una intimación como la del sub lite, en la que se hace referencia concreta a la
deuda, debe ser tenido como un reconocimiento de esa deuda y de las cuentas a las que se refiere, que deben
considerarse ‘cuentas liquidadas’…”[5]
d) Expuesta la condición de ser el sistema una operación de cuentas corresponde determinar cuál es el tipo y
naturaleza de las referidas cuentas.
El sistema de tarjeta de crédito opera con base en cuentas que vinculan y obligan en forma bilateral y
conmutativa al usuario con la entidad emisora y al establecimiento con la entidad pagadora en un intercambio
recíproco de valores. Por tanto se trata de cuentas contractuales, de las que existen como contratos
nominados sólo dos: la cuenta corriente bancaria y la mercantil legisladas en el Código de Comercio. Todas las
demás cuentas son unilaterales y por tanto no son contractuales.
La cuenta del sistema de tarjeta no es cuenta corriente bancaria pues no opera como tal, no tiene sus
características, no admite pago de cheques y no necesariamente se radica ni administra en un banco.
Numerosas entidades emisoras o administradoras de sistemas de tarjeta de crédito no son bancos pero abren y
administran cuentas corrientes de tarjeta de crédito. Más aún, la Ley N° 25.065 admite que las emisoras de
tarjeta pueden ser entidades no bancarias ni financieras.
Por sus formas extrínsecas, las cuentas del sistema de tarjeta son corrientes pero no son bancarias, por lo
tanto son mercantiles aún cuando el emisor o el pagador sea un banco. No debe confundirse la cuenta
corriente mercantil de la tarjeta con la cuenta corriente bancaria que el titular de la tarjeta puede
adicionalmente tener en el banco que emite su tarjeta y en la cual suelen debitarse los saldos deudores de
resumen de cuenta de tarjeta de crédito.
Por sus aspectos intrínsecos, estas cuentas corrientes son mercantiles porque el registro de operaciones que se
cursan por el sistema y que se exponen en el resumen de cuenta guarda fuerte similitud con la descripción de
la cuenta corriente mercantil contenida en los arts. 771; 777 y concordantes del Cód. Com.. Al respecto se
transcriben los dos artículos mencionados:
Artículo 771. La cuenta corriente es un contrato bilateral y conmutativo, por el cual una de las partes remite a
la otra, o recibe de ella en propiedad, cantidades de dinero y otros valores sin aplicación a empleo
determinado, ni obligación de tener a la orden una cantidad o un valor equivalente, pero a cargo de
“acreditar” al remitente por sus remesas, liquidarlas en las épocas convenidas, compensarlas de una sola vez
y hasta la concurrencia del “débito y crédito” y pagar el saldo.
1) que los valores y efectos remitidos se transfieran en propiedad al que los recibe;
2) que el crédito concedido por remesas de efectos, valores o papeles de comercio, lleve la condición de que
éstos serán pagados a su vencimiento;
4) que todos los valores del débito y del crédito produzcan intereses legales, o los que las partes hubiesen
estipulado;
5) que el saldo definitivo sea exigible desde el momento de su aceptación, a no ser que se hubiesen remitido
sumas eventuales que igualen o excedan la del saldo, o que los interesados hayan convenido en pasarlo a
nueva cuenta.
Por lo expuesto y por la comparación que se efectúa abajo, la cuenta en la que se registran operaciones de
tarjeta de crédito es una cuenta corriente mercantil.
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Esta definición se explica porque cuando se afilia a un usuario y se emite su tarjeta se abre una cuenta
contractual, cuyos titulares son el usuario y la entidad emisora de la tarjeta, en la que se asientan las
operaciones del usuario. Asimismo, cuando se adhiere un comercio se abre una cuenta contractual en la que
se asientan las operaciones del comercio y sus titulares son el comercio y la entidad pagadora, que es aquella
con la cual el comercio contrata su adhesión al sistema.
Si bien la entidad emisora mantiene la relación de cuenta con cada usuario y la entidad pagadora con cada
comercio, en un sistema de los denominados “abiertos” cada cuenta es administrada por la entidad
administradora por orden y en beneficio de cada emisor y cada pagador. Por lo contrario, en un sistema de los
denominados “cerrados” el emisor es simultáneamente pagador y administrador porque acumula tales
actividades.
Tomando como ejemplo la cuenta del usuario, sus características y movimientos son básicamente como se
describe a continuación, lo cual se enmarca en los artículos 771 y 777 arriba transcriptos:
La cuenta del usuario se abre por causa del contrato que vincula al mismo con la entidad emisora, el cual es
bilateral y conmutativo.
Para operar en la cuenta de tarjeta de crédito el usuario no tiene obligación de tener dinero u otros valores
depositados a la orden previamente.
En la cuenta se registran las operaciones del usuario bajo la forma de asientos deudores o acreedores
abstractos, es decir, sin mención de su causa u origen ni aplicación a empleo determinado ya que el resumen
de cuenta no describe la operación efectuada (sólo menciona indicativamente el nombre del establecimiento
adherido pero no informa cuál fue la operación con dicho establecimiento e incluso frecuentemente el nombre
informado no corresponde al establecimiento en el cual realmente se efectuó la operación).
Cada consumo del usuario se registra como asiento acreedor del emisor porque es deuda del usuario, lo cual
implica un valor expresable en dinero que se remite y recibe en propiedad.
Cada reintegro por Impuesto al Valor Agregado, por bonificaciones, por descuentos, por cargos impugnados o
por otros conceptos habituales que efectúa el emisor a favor del usuario se registra como asiento deudor del
emisor porque es crédito del usuario, lo cual implica un valor expresable en dinero que se remite y recibe en
propiedad.
Cada pago del usuario por cancelación de saldo, por intereses, por aranceles o por otros conceptos habituales
se registra como asiento deudor del emisor porque disminuye el crédito de éste, lo cual implica un valor
expresable en dinero que se remite y recibe en propiedad.
Las remesas y recibos de valores en el resumen de cuenta de tarjeta de crédito demuestran un intercambio
recíproco de valores entre usuario y emisor.
En la fecha de cierre se liquida la cuenta compensando asientos acreedores con deudores que se cancelan
hasta el importe del menor, lo cual arroja un saldo que, si no es impugnado, será deudor para el usuario
siempre que se haya registrado mayor valor de asientos acreedores para el emisor. No obstante, el saldo
puede ser deudor para el emisor en caso que se haya registrado mayor valor de asientos deudores para éste.
En caso que el deudor sea el usuario queda obligado a pagar el saldo. Si el deudor fuera el emisor, su
obligación de pagar el saldo se cumple mediante acreditación a cuenta de futuros saldos deudores del usuario.
La predominancia de la cuenta corriente mercantil en el sistema de tarjeta de crédito fue reconocida por la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial en dos fallos, uno con cita de la obra del autor de este
artículo, cuyos párrafos relevantes se transcriben:
“…El complejo cuadro que por lo general se deriva de esta operatoria, se presenta en lo tocante al vínculo
entre el agente del sistema organizador y el tarjeta-habiente o usuario, como manifestación de una
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contratación innominada (art. 1143, Cód. Civil) – ello con prescindencia de que quizá constituya una
manifestación de lo que, curiosamente, algunos programas académicos denominan “contratación típicamente
mercantil” - pero que traduce una marcada predominancia de componentes fuertemente analógicos con la
cuenta corriente mercantil (v. para un exhaustivo análisis del tema, Reynoso, Daniel Gerardo, “Sistema de
tarjeta de crédito”, Buenos Aires 1995, pág. 52 y ss.). Ello sentado, aprecio de plena aplicación la normativa
del art. 788 del cód. de com.; en cuyo marco adelanto que propiciaré la modificación del fallo apelado con el
alcance que resulta del dispositivo legal, esto es, la pertinencia de capitalizar los intereses…”[6].
“…dado que el complejo cuadro que se deriva de operatorias parabancarias como la de la especie (Nota del
autor: se refiere a tarjetas de crédito), traduce marcada predominancia de componentes fuertemente
analógicos con la cuenta corriente (mi voto en ‘Servicios Integrales c. Expreso Lanin’ 26-5-95 publicada en ED,
167-138) …”[7].
e) Por todo lo expuesto se concluye en que la deuda del usuario a favor del emisor no consiste en el pago de
precios de sus consumos sino en la obligación legal (art. 771 Cód. Com.) de pago del saldo deudor aceptado de
su cuenta.
f) Una consecuencia importante de este planteo es que si la operación de tarjeta no es el pago de una compra
ni de una locación sino una operación de cuenta abstracta no es admisible involucrar ni responsabilizar al
emisor de tarjeta en una denuncia del usuario por infracción a la ley de defensa del consumidor por parte del
comercio adherido.
g) Una segunda consecuencia importante del planteo es que el denominado “cupón” no es necesario ni es
soporte legal de la deuda del usuario porque la causa de tal deuda es el saldo deudor de la cuenta corriente
mercantil que liga al usuario con el emisor. Dicho saldo deudor se informa en el resumen de cuenta, el cual si
no es impugnado en tiempo produce la aceptación tácita del saldo que lo convierte en deuda exigible. La
posibilidad de impugnar también significa que el saldo deudor de cuenta no responde a una liquidación
unilateral del emisor, ya que se requiere la conformidad del deudor para que el saldo sea exigible. Esta
posición ha sido aceptada legislativamente, ya que la ley 25.065 no incluye ni regula al cupón ni lo exige para
la cobranza judicial mediante preparación de vía ejecutiva.
La ley omite considerar al cupón como instrumento legal, no lo define ni menciona y no lo exige como
documento necesario para la acción judicial de cobranza. Esto tiene fuertes beneficios legales porque
contribuye a la exactitud en la determinación de la relación contractual de cuenta corriente entre los
participantes del sistema. Ello permite caracterizar la obligación de pago del usuario como un saldo deudor de
cuenta aprobada, lo cual fija el tratamiento adecuado de tal obligación. Asimismo fue aceptada por la
práctica judicial, como se observa en los fallos cuyos párrafos pertinentes se citan textualmente como
ejemplos a continuación:
Ejemplo 2: “…La falta de impugnación de las liquidaciones de una tarjeta de crédito en tiempo oportuno,
genera la inversión de la carga probatoria, de manera tal que si el usuario de la tarjeta omite cuestionar los
resúmenes dentro del plazo pactado, es él quien debe acreditar las irregularidades o inexactitudes contenidas
en los resúmenes antes aceptados en forma silente…”[8]
Ejemplo 3: “…La falta de presentación de los cupones de venta no constituye un impedimento para la
procedencia del reclamo tendiente al cobro del saldo deudor resultante de los gastos efectuados mediante la
utilización de una tarjeta de crédito, si en el caso del deudor no formuló observación alguna a los resúmenes
de cuenta…”[9]
h) Una tercera consecuencia de este planteo, más importante aún, es que la deuda por saldo deudor de
resumen de cuenta de tarjeta de crédito es título ejecutivo. No enerva esta consecuencia sino que la afianza
el hecho de que la ley 25.065 establezca la facultad del emisor de acudir al proceso de preparación de vía
ejecutiva para el cobro de la deuda, ya que al ser una facultad no excluye el procedimiento ejecutivo directo.
Debido a que el fundamento de la causa de la deuda es el saldo aceptado de la cuenta sin necesidad legal de
aportar los cupones, resulta aplicable el artículo 787 del Código de Comercio que establece que el acreedor
por la cuenta podrá girar contra el deudor y si éste no acepta el giro tiene acción ejecutiva para reclamar el
pago. La expresión “girar contra el deudor” significa exigir el pago, porque en términos del derecho comercial
el “girado” es el obligado al pago.
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28/7/2020 El sistema de tarjeta de crédito es una operación de cuentas
Tampoco enerva esta consecuencia el hecho de que el artículo 42 de la ley 25.065 establezca que los saldos
de tarjeta de crédito en cuentas corrientes abiertas a ese fin exclusivo no serán susceptibles de cobro
ejecutivo directo. Ello porque la cuenta corriente mercantil de tarjeta de crédito no tiene por fin exclusivo
registrar operaciones de tarjeta de crédito, ya que también se registran operaciones en las que no se requiere
el uso de la tarjeta, como por ejemplo donaciones a entidades de bien público, acuerdos de débito
automático con proveedores para el pago de facturas, reintegros de IVA y otros impuestos, adelantos de
dinero, incorporación de créditos originados en débitos correlativos de cuentas corrientes bancarias o de
cuentas de caja ahorros, cargos por aranceles de afiliación al sistema, cargos por impuestos a favor de fiscos
nacionales, provinciales y municipales y otras similares. En ninguna de las operaciones mencionadas se utiliza
la tarjeta de crédito, por lo que esta cuenta no tiene fin exclusivo para operaciones efectuadas mediante el
uso de la tarjeta de crédito.
Esta finalidad es errónea, como surge al analizar cada inciso del art. 1 de la Ley N° 25.065:
Inciso a): No es incorrecto decir que el sistema posibilite efectuar compras, locaciones u obtener préstamos.
Pero ello es extrínseco porque no integra la estructura del sistema sino que sólo describe alguna de sus
manifestaciones. Existen numerosos objetos que también posibilitan compras, locaciones y préstamos y no por
ello integran el sistema de tarjeta de crédito, como la cuenta corriente bancaria, el cheque, pagarés, órdenes
de compra y de pago, los “vales”, los denominados “tickets de comidas o de provisiones”, los sistemas de
débito y crédito automático y el dinero efectivo.
Además, el inciso es incompleto. En el sistema de tarjeta, además de compras, locaciones y préstamos pueden
cursarse donaciones, señas, garantías, reservas, aporte de cuotas sociales a asociaciones de toda índole,
aranceles públicos o privados, impuestos, tasas, contribuciones, depósitos y obligaciones de cualquier otra
índole.
Por último, la objeción más importante es que en realidad las compras, locaciones y préstamos no pertenecen
al sistema por ser ajeno al mismo lo que cada usuario hace con su tarjeta. El sistema no recibe ni emite
información de compras ni locaciones, no las registra ni asume responsabilidad por las mismas. En el sistema
no existe referencia a las operaciones entre usuarios y establecimientos, ya que los cupones y resúmenes de
cuenta no informan sobre qué ni en qué condiciones las partes compraron, vendieron, locaron o prestaron.
Recuérdese que el cupón no es un instrumento jurídico ni necesario para el sistema, por lo que la ley no lo
incluye en su normativa. El hecho que el resumen de cuenta contenga nombres de comercios no significa
identificar qué hizo el usuario en tal comercio y no necesariamente aparece el nombre del comercio en el cual
realmente operó el usuario. Por ello es que los asientos correspondientes a operaciones con tarjeta que se
registran en el resumen de cuenta son abstractos sin aplicación a empleo determinado.
En síntesis, al admitirse en cuenta la operación original deja de ser obligación de pago de precio y, por
novación, se registra en cuenta como un asiento abstracto con signo acreedor o deudor, según corresponda. Al
liquidarse la cuenta por compensación entre asientos deudores y acreedores arroja un saldo que, si no es
impugnado, será deudor y exigible. Por tanto, la deuda del usuario no es por pago de precio de compra o
locación sino por la obligación de pago de saldo deudor aceptado de cuenta corriente mercantil.
Inciso b): Este inciso describe erróneamente el diferimiento y la financiación. Diferir un pago es prorrogar su
vencimiento entre deudor y acreedor. Esto no ocurre en el sistema de tarjeta de crédito. Por un lado, el
usuario no es deudor del establecimiento porque éste no le reclama pago alguno, por lo que nada hay que
pueda diferirse. Por otro lado, el usuario debe pagar al emisor al vencimiento el saldo deudor de su resumen,
vencimiento que tampoco se difiere. El usuario puede optar por la financiación, pero ello no es diferir sino
efectuar pagos parciales, el primero de ellos al vencimiento.
Se afirma que el sistema de tarjeta difiere pagos porque el saldo del resumen se paga después de la
prestación del establecimiento adherido. Tal afirmación no es válida. En numerosas operaciones el pago del
saldo se efectúa antes de la provisión del bien o servicio, como cuando se adquiere un bien a ser provisto en el
futuro, por ejemplo compra de ropa que se deja para arreglos, pasajes de transporte para futuro viaje,
reserva de hotel para futuras vacaciones, compra de entradas para espectáculos, compra de libros en el
extranjero para ser remitidos al país y otras similares.
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28/7/2020 El sistema de tarjeta de crédito es una operación de cuentas
La financiación no es elemento definitorio porque es extrínseca. En la práctica la misma tiene tres orígenes: el
establecimiento adherido, la entidad emisora o una entidad ajena al sistema. En ningún caso pertenece
estructuralmente al sistema y no es necesaria ni obligatoria sino optativa en todos los casos.
El establecimiento financia cuando decide ofrecer cuotas para la operación individual que realiza con el
usuario y asume el esfuerzo financiero de cobrar en cuotas. No obstante, suele pactar con el sistema el cobro
anticipado de las cuotas aceptando un descuento equivalente al interés por el adelanto, para lo cual también
asume ese esfuerzo financiero.
La emisora financia cuando decide permitir al usuario efectuar un pago parcial del saldo deudor. Para ello la
emisora otorga un crédito revolving que se asocia a la cuenta corriente mercantil del usuario, similar al
acuerdo de sobregiro que un banco asocia a la cuenta corriente bancaria. Debe destacarse que este crédito no
lo da el sistema sino la emisora por sí, como si fuera un establecimiento adherido, es optativo para la misma y
es independiente de la cuenta mercantil del usuario. Por tanto esta financiación es extrínseca al sistema.
Una entidad ajena al sistema decide financiar cuando la emisora no es una entidad financiera. En estos casos
la emisora y la entidad ajena coordinan sus estructuras legales y operativas de modo que la entidad ajena
proveerá fondos automáticamente a las cuentas de los usuarios que hagan pago parcial de su saldo deudor.
Por tanto esta financiación también es extrínseca.
Inciso c): Este inciso es erróneo porque en el sistema no se pagan consumos ni se pagan a los proveedores los
consumos de los usuarios.
Al comentar el inciso a) se expresa que las compras, locaciones y préstamos del usuario no pertenecen al
sistema y que ningún documento del sistema contiene, instrumenta ni identifica tales contratos. También se
expresa que por la novación que la admisión en cuenta produce, los consumos de los usuarios no ingresan en el
sistema y que las operaciones que se cursan por el mismo no responden a pagos de precios de compras o
locaciones sino a saldos de cuenta resultantes de la compensación de asientos acreedores y deudores
abstractos. La cuenta del usuario es independiente de la del establecimiento y por ello el sistema paga el
saldo acreedor al establecimiento aún cuando el usuario no pague su saldo deudor.
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[1] Parodi, Horacio Duncan, “Títulos de crédito”, t. III, ed. Abaco, Buenos Aires, 2003, pág. 448, así citado en
CNCom., sala B, 31/05/2005-Hilgenberg, Olga Sofía y otro c/Visa Argentina S.A. y otro s/Ordinario.
[2] ClaCiv. Y Com., La Plata, sala III, 2004/07/27.- Banco Municipal de La Plata c. Poveda, Gustavo. LLBA,
2005-82. LL Rep. LXV 2005 J-Z página2458.
[3] CNCom., sala B, 31/05/2005 – Hilgenberg, Olga Sofía y otro c/ Visa Argentina S.A. y otro s/ Ordinario-.
[4] CNCom., sala E, 08/08/2003 – Diners Club Argentina S.A.C.y T. c/ Rivero, Tomás-Voto en disidencia del Dr.
Martín Arecha. LL t. 2003-F.
[5] Utsupra.com 1853/97 Banco de la Nación Argentina c/ Tremul Mario s/Cobro de pesos. 8/10/02 CNCiv y
Com Fed Sala II.
[6] CNCom., sala B, mayo 26-1995. Servicios Integrales c. Expreso Lanin y Michuletz Emden Curt Joaquin. E.D.
T. 167, p. 138-139.
[7] CNCom., sala B, agosto 29-1996. Diners Club Argentina S.A.C. y de T. c. Hanono de Juaya, Sara s/
Ordinario. E.D.
[8] CNCom., sala D, 17/09/2003, HSBC Bank Argentina c/ Sierra Ortega, Manuel. Rep. La Ley año 2004 J-Z.
[9] ST Corrientes, 06/02/2004, Banco de Corrientes S.A. c/ Maciel, Juan C. y otros. Rep. La Ley año 2004 J-Z.
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