Oración - Rema Mar Adentro

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5º Domingo T.O.

C - 2016
Celebración – Rema mar adentro

Rema mar adentro…

+ Tiempo para acoger el momento de oración…


(Silencio, pacificación, disposición personal,…)
Agradecemos a Dios el don de nuestra vida y vocación cantando: Tú, Señor
Tú, Señor, cada mañana llamas a mi puerta y me dices: Ven.
Yo quiero seguirte con todas mis fuerzas, que se haga tu voluntad.
Sabes que no tengo nada, que soy muy débil y pecador.
Mi vida te ofrezco, mis pies, mis manos, te entrego mi corazón.
Tú Señor, has tomado todo lo que soy,
me seduce tu evangelio y tu verdad, tu amor y tu amistad.
Tú Señor, me has mostrado un modo de vivir,
un camino de renuncia y caridad, contigo soy feliz.

+ Proclamación del Evangelio: Lc 5, 1-11


La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando
él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla;
los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a
una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra.
Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a
Simón: “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar”. Simón contestó:
“Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada;
pero, por tu palabra, echaré las redes”.
Pausa – Momento de silencio - Siento tu llamada y confío en ti (2)
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba
la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a
echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se
hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
“Apártate de mí, Señor, que soy un pecador”.
Pausa – Momento de silencio - Siento tu llamada y confío en ti (2)

1
Y es que el asombro se había apoderado de él y de
los que estaban con él, al ver la redada de peces que
habían pescado; y lo mismo les pasaba a Santiago y
Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de
Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora
serás pescador de hombres." Ellos sacaron las barcas
a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor – Gloria a ti, Señor Jesús
Pausa – Momento de silencio - Siento tu llamada y
confío en ti (2)

+ Momento de silencio y contemplación para acoger la Palabra – Tu


modo
Adaptación de la oración de Pedro Arrupe, SJ. "Invocación a Jesucristo modelo"

Señor, enséñame tu modo de tratar con los discípulos, con los pecadores, con los niños, con los
fariseos o con Pilatos y Herodes... Enséñame a ser compasivo con los que sufren: con los pobres, con
los leprosos, con los ciegos, con los paralíticos…; muéstrame cómo Señor, enséñame tu modo de
tratar con los discípulos, con los pecadores, con los niños, con los fariseos o con Pilatos y Herodes...
Enséñame a ser compasivo con los que sufren: con los pobres, con los leprosos, con los ciegos, con los
paralíticos…; muéstrame cómo manifestabas tus emociones profundísimas hasta derramar lágrimas…
Esa es la imagen tuya que contemplo en el Evangelio: ser noble, sublime, amable, ejemplar, poseedor
de la perfecta armonía entre vida y doctrina; aquella manera dura para contigo mismo, con
privaciones y trabajos; pero para con los demás lleno de bondad y amor y de deseo de servirles. Tu
constante contacto con tu Padre en la oración, antes del alba, o mientras los demás dormían, era
consuelo y aliento para predicar el Reino.
Enséñame tu modo de mirar, como miraste a Pedro para llamarlo o para levantarlo; o como miraste al
joven rico que no se decidió a seguirte; o como miraste bondadoso a las multitudes agolpadas en
torno a Ti; o con ira cuando tus ojos se fijaban en los insinceros. Quisiera conocerte como eres: tu
imagen sobre mí bastará para cambiarme. Desearía verte como Pedro cuando, sobrecogido de
asombro tras la pesca milagrosa, toma conciencia de su condición de pecador en tu presencia.

+ Canto de meditación: Rema mar adentro


Maite López – Deseos

¡Rema mar adentro! (4)


Tú que calmas tempestades y caminas sobre las aguas. Conoces todos los mares, experto en
profundidades. Aquí tienes nuestras redes y nuestra pequeña barca. Nuestra vida y nuestro corazón
ardiente. Tú, pescador de hombres, llévanos contigo a trabajar.
¡Rema mar adentro! (4)
Nos esperas en la orilla con las brasas encendidas. Después de bregar de noche: trabajo duro y estéril.
Non nos falte tu palabra y el calor de tu presencia. De la mesa compartida que da Vida. Tú, pescador
de hombres, invítanos una vez más.
¡Rema mar adentro! (4) ¡Soltando amarras, izando velas, ensanchando horizontes, descubriendo rutas
nuevas!

2
Tú que vienes con nosotros y manejas el timón. Haznos compartir la pesca, aumenta la tripulación.
Eres tú nuestra esperanza y nuestra seguridad. La ruta segura y el motor de a bordo. Tú, pescador de
hombres, vuélvenos a seducir.

+ Oración compartida
Agradecemos, desde nuestro interior, el don de nuestra vocación, el llamado que Él nos ha hecho…
Después de varias participaciones cantamos: Siento tu llamada y confío en ti (2)

+ Oración comunitaria: En esta barca


Florentino Ulibarri

Muchos dicen que en esta barca vamos, más que nunca, a la deriva; que es muy antigua y nada
atractiva, que ha perdido seguridad y rumbo, que hace aguas por todas las esquinas a pesar de los
arreglos y proclamas; y que sus timoneles desconciertan a quienes se acercan con fe y ganas.
Dicen que sólo ofrece palabras; que coarta la libertad y la gracia; que ata, en nombre de Dios, la
esperanza anunciándose servidora humana; y que se cree tan verdadera y necesaria que las personas
honestas y sanas acaban  dejando que pase, olvidándola o rechazándola.
Y aunque se pase las noches bregando ya no pesca nada en las aguas que surca ni puede compartir
con otras barcas las fatigas y gozos de las grandes redadas. Antes de quedar varada en la orilla,
todavía puede, siguiendo tu palabra, remar mar adentro y echar las redes, pero se halla falta de
pericia y confianza.
Y, sin embargo, esta barca, tan llena de miserias, tan humana, tan poco atractiva y desfasada, a la que
ya pocos miran y es objeto de risas y chanzas, es la que nos llevó por el mar de Galilea y nos enseñó a
no temer tormentas, y a descubrirte, sereno, en la popa.
Esta barca a la que Tú te subiste, para hacernos compañía y prometernos ser pescadores y entrar en
tu cuadrilla, todavía recibe ráfagas de brisa y vida y es, aunque no lo comprendamos, nuestra casa,
hogar y familia para andar por los mares de la vida a ritmo y sin hundirnos, con la esperanza florecida.
Amén.

+ Tú, Señor
Tú me has hecho un hombre nuevo, un
hombre libre, capaz de amar. María me
enseña a ser sencillo, viviendo en fidelidad.
Tú me has puesto entre los hombres como
testigo de tu verdad. Ser sal de la tierra, ser
luz del mundo, tu fuerza me bastará.
Tú Señor, has tomado todo lo que soy, me
seduce tu evangelio y tu verdad, tu amor y
tu amistad.
Tú Señor, me has mostrado un modo de
vivir, un camino de renuncia y caridad,
contigo soy feliz.

3
María, discípula del Señor

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