El Sujeto, El Anti-Sujeto Y El Retorno Del Sujeto
El Sujeto, El Anti-Sujeto Y El Retorno Del Sujeto
El Sujeto, El Anti-Sujeto Y El Retorno Del Sujeto
Unidad 1. Lectura 4.
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Se reproduce para uso exclusivo de los estudiantes de Teología del CFT, de la PUJ.
Entre corchetes [...] se indica el número de página del párrafo precedente, en el original.
Fuente: Hinkelammert, Franz, “El sujeto, el antisujeto y el retorno del sujeto”, en: El asalto al poder mundial y la
violencia sagrada del imperio, DEI, San José de Costa Rica 2003, p.271-294.
Desde hace muchos años apareció en América Latina y el Caribe la discusión sobre el sujeto, sobre el ser humano
en cuanto sujeto. Su surgimiento tiene mucho que ver con la crítica a un concepto anterior del sujeto. Era el concepto
de un sujeto social, como clase social o movimiento popular. Esto estaba unido a la concepción de clases y
movimientos como sujeto de cambio o sujeto de revolución.
Sin desechar completamente tales concepciones del sujeto, apareció con la crítica otra dimensión del sujeto.
Podríamos decir también -inclusive con Camus-: sujeto como rebelión. Rebelión no implica necesariamente
revolución, pero es necesariamente una actitud de distanciamiento de la cual nacen respuestas. Toda alternativa
presupone esta rebelión.
La discusión de esta nueva dimensión del sujeto se manifiesta en América Latina y el Caribe desde los años
ochenta, y en el DEI hemos abierto una plataforma de discusión correspondiente desde entonces. Cuanto más se
imponía en el mundo la tal llamada estrategia de globalización, más se hacía necesaria esta referencia [271] al ser
humano como sujeto, y específicamente como sujeto negado por la lógica de este proceso. Todas las crisis
provocadas por este proceso de globalización -la crisis de la exclusión, del socavamiento de las propias relaciones
sociales y del ambiente- guardan íntima relación con esta negación del sujeto humano.
Hablamos mucho de la necesidad de alternativas frente a esta estrategia y discutimos las posibilidades de tales
alternativas. Evidentemente, es preciso efectuar tales discusiones y en el DEI hemos intentado participar en ellas. Sin
embargo, estas discusiones dejan un vacío. ¿Por qué se requieren alternativas? ¿Qué es lo que nos mueve hacia ellas?
La respuesta cínica hoy en boga es que no hay nada en juego. A pesar de que se hable de valores como la justicia
u otros, estos valores están en conflicto con una realidad a la cual solo distorsionan. Son simples "juicios de valor"
que ninguna ciencia de lo real puede sostener. Asoma el realismo del tipo de la "Realpolitik", que desde Bismarck
hasta Kissinger se nos enfrenta. Los valores nos impiden ser realistas: éste es el cinismo al cual nos enfrentamos.
Así, todos los movimientos alternativos son tildados de altamente irrealistas, peligrosos. Impiden ser realistas.
Ante esta postura de realismo político, de nada vale repetir valores. Se transforman en simple sermón de
domingo. De esta manera, No obstante, nuestra discusión y presión por alternativas pierden su sustento. Esta
discusión y presión son necesarias, pero igualmente es necesario darles un sustento. Hay que dar razón del porqué de
las alternativas. Esta razón no la podemos dar simplemente como supuesta, aun cuando nos parezca obvia. De hecho,
suponemos la vigencia de valores que están disolviéndose. Es una disolución que socava cualquier posibilidad de
sostener alternativas frente al actual sistema de globalización.
afirmación sobre la realidad en la que vivimos como seres humanos. "Yo soy solamente si tú también eres", es una
afirmación sobre lo que es, y en este sentido es un juicio empírico. Con todo, de esta afirmación sobre la realidad se
siguen comportamientos. Pero es la realidad la que los exige, no un juicio de valor. Luego, es un llamado al realismo,
no a valores. Un realismo del que se derivan determinados valores, en cuanto optamos por este realismo afirmando
nuestra vida. Puedo optar al revés. Entonces tengo que asumir el suicidio -aunque sea a plazo- como consecuencia
del asesinato del otro. El realismo es, pues, dar cuenta de esta disyuntiva y optar por vivir.
La frase de Tutu implica la siguiente afirmación acerca de la realidad: “el asesinato es suicidio”. Se nota entonces
que la afirmación "el asesinato es suicidio" no implica, de por sí, una ética determinada. Caracteriza la realidad como
realidad objetiva y se basa en un juicio empírico. La caracteriza como realidad circular: la bala que disparo sobre el
otro lo atraviesa para dar vuelta a la tierra y pegarme a mi mismo en la espalda. La globalización solo aumenta la
velocidad de la bala y acorta el intervalo entre el disparo y la vuelta de la bala en mi espalda. Este intervalo se toma
cada vez más corto y se acortará todavía más.
Ahora bien, el juicio empírico que lleva a la conclusión de que el asesinato es suicidio, no se basa en un cálculo.
Ningún cálculo lleva a este resultado. Se trata de un juicio del tipo que David Hume denomina una "inferencia de la
mente". Es un juicio que caracteriza la realidad entera como realidad redonda. Está encima del cálculo. Es un
postulado de la razón práctica.
Por eso la conciencia de la globalidad de la tierra se llama: el asesinato es suicidio. En el interior de esta
globalidad solamente podemos afirmar nuestra vida. Al hacerlo, surgen las alternativas y su necesidad.
Por eso, de igual modo, se trata del juicio constitutivo de cualquier resistencia. Pero no únicamente de la
resistencia. También del cinismo. Se puede hacer la opción al revés, no obstante desemboca en el cinismo. [273]
Sin embargo, aparentemente hay otra posición que niega este hecho de que el asesinato es suicidio. Es la posición
subyacente al cálculo de interés en nombre del mercado. El cálculo del interés sostiene un juicio contrario. Es el
juicio: derrotando al otro, salgo ganando. Por ende: el asesinato no es suicidio. Pero implica igualmente un juicio de
caracterización de la realidad entera, una inferencia de la mente en el sentido de David Hume. Sostiene que la bala
que disparo contra el otro, lo atraviesa sin volver hacia mí. Salgo ganando al derrotar y, al fin, asesinar al otro. Toda
la teoría burguesa de la competencia presupone esto. Subyace el concepto de un mundo lineal y plano,
precopernicano, que en un mundo que se hace cada vez más global y por tanto más redondo, parece sumamente
simplista. La lucha a muerte en la competencia de los mercados es proclamada como motor del interés general. La
lucha por asesinar al otro es vista como fuente de la vida. Vicios privados-virtudes públicas. Es la mano invisible que
nos asegura que la realidad es tal, que el asesinato no es suicidio. También éste es un postulado de la razón práctica,
contrario al primero.
Aparecen entonces dos postulados de la razón práctica contrarios. Uno es “el asesinato es suicidio”, mientras el
contrario sostiene “el asesinato es afirmación de la vida de parte del asesino”. Si los dos postulados derivan de
juicios empíricos y si sus resultados son contrarios, uno de los dos tiene que ser falso. Empero, juicios de hecho, que
siempre son juicios basados en el cálculo de intereses y por consiguiente juicios parciales, no pueden decidir. Se
requiere una opción que no es ética. Es una especie de apuesta de Pascal. Esta opción, sin embargo, implica de nuevo
un juicio de caracterización de la realidad entera, una inferencia de la mente. Es el juicio de que el realismo de la
sostenibilidad de la vida humana no puede darse sino a partir del postulado: el asesinato es suicidio.
Este postulado conduce a fundamentar una ética, en cuanto el ser humano emerge como sujeto para afirmar su
vida. Se hace sujeto al afirmar la lucha por no asesinar como fuente de la vida, de la cual puede nacer el bien común.
Aun así tiene que luchar. En esta lucha por no asesinar aparece la necesidad de una ética de la vida. Es lucha a partir
de una rebelión: me rebelo, luego existimos. Nos rebelamos, luego podemos existir. La lucha por una sociedad en la
que quepan todos los seres humanos y la naturaleza también, es la consecuencia. Igualmente es consecuencia el
hecho de que esta lucha no es posible sino como lucha solidaria. Pero el norte es siempre la orientación en una
realidad en la cual el asesinato es suicidio.
Esto es entonces el ser humano como sujeto, en cuanto retorna: afirma su vida en un realismo basado en el
postulado: el asesinato es suicidio. El hacerse sujeto es, por tanto, de antemano un acto intersubjetivo. No hay sujeto
solitario, y el yo-sujeto rompe los límites del yo-individuo. [274]
A partir de este análisis es claro que lo que vivimos es la negación del sujeto. No obstante, el sujeto negado no
deja de existir. Se manifiesta ahora en la forma del anti-sujeto, del odio al sujeto, del sujeto que se niega a sí mismo,
de la autodestrucción del sujeto. Negatio positio est. Pero la "positio" refleja lo negado en forma invertida. No sale
de la negación, sino que la refuerza.
Hay una famosa frase de Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”. Es ambivalente, puesto que sueño se
puede referir al soñar o al dormir. Deseo transformarla sin pretender que necesariamente eso corresponde a la
intención de Goya. Sería entonces: “El soñar de la razón produce monstruos”. Aun así sigue siendo ambivalente,
ahora con respecto al significado de razón. La transformo otra vez: “El soñar de la razón instrumental-calculadora
produce monstruos”.
Efectivamente, la irracionalidad de lo racionalizado se torna invisible por la fabricación de monstruos. Son
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monstruos que representan en forma invertida el sujeto negado. Produce monstruos y está en el interior de su
producción.
que perseguirlas para cortarlas también. La manera de hablar acerca de estas masacres revela lo que son. Se habla
casi exclusivamente de «liquidar», «eliminar», «extirpar» y «exterminar». Este es el lenguaje de todas las fábricas de
muerte del siglo XX.
En la actualidad se trata de la construcción de una conspiración mundial terrorista, la cual actúa por todos lados y
a cada momento y lleva un único apellido cuando su cabeza se levanta. Tiene así el apellido Noriega, Husein,
Milosevic, Arafat o Bin Laden, y tendrá muchos más.
Estas conspiraciones monstruosas y proyectadas las conocemos del siglo XX. La primera mitad de ese siglo
estuvo dominada por la construcción del monstruo de la conspiración judía, inventada por la Ojrana, policía secreta
de la Rusia zarista antes de la Primera Guerra Mundial. Otra fue la conspiración comunista a partir de la Segunda
Guerra Mundial- considerada antes como parte de la conspiración judía mundial en cuanto ‘bolchevismo judío’-, y a
la cual Reagan se refería como "Reino del mal". Una conspiración parecida se construyó en la Unión Soviética: la
conspiración trotskista.
Terminada una conspiración, el poder necesita otra para poder desenvolverse sin límites y sin estar amarrado por
derecho humano alguno. Parece que hoy, y por cierto futuro, la conspiración terrorista le proporcionará ese
instrumento para el ejercicio absoluto de su poder. Ya se ha empezado a incluir en esta conspiración terrorista
mundial a los movimientos de los críticos de la globalización, surgidos con Seattle, Davos, Praga, Génova y Quebec,
[277] y que en los últimos años se han reunido en Porto Alegre. Sin embargo, corremos el peligro de que finalmente
estos monstruos devoren a todos y, por tanto, incluso a quienes los proyectaron en los otros. Son muertos que
ordenan.
La concepción de la actual conspiración mundial terrorista toma rasgos muy parecidos a los de la conspiración
mundial judía en la primera mitad del siglo XX. El antisemitismo nunca fue la persecución de una minoría, siempre
se persiguió a la mayoría. Aun así, se lo hizo en nombre de la minoría judía. El antisemitismo sirvió para denunciar
cualquier resistencia como acto judío, a pesar de que no participara ningún judío. Por eso hasta el bolchevismo era
"bolchevismo judío". Lo mismo se construye ahora con el mundo islámico. Se lo usa como puente para denunciar a
todo el mundo en nombre de la respuesta a un supuesto terrorismo islámico. AI-Qaeda es ya la descendiente de esta
función, cumplida antes por los judíos. Aparece en todas partes, aunque no esté. Nos dicen que se reunió en el sur de
América Latina, en la triple frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina. Supuestamente AI-Qaeda colabora con las
FARC en Colombia. E igualmente se publica que los de Al-Qaeda han estado preparando atentados contra el Papa, lo
que los lleva al umbral de ser asesinos de Dios. Inclusive hay una campaña que denuncia al propio profeta Mahoma
como terrorista. Es evidente lo que ella significa: todos los terroristas, sépanlo o no, siguen a Mahoma. Es previsible
que durante el próximo Foro Social Mundial se publicite la participación de miembros y simpatizantes de AI-Qaeda.
No se trata, empero, de ningún choque de culturas. Se trata de la difamación de una cultura en nombre del ataque
a todas las culturas. Así como durante el antisemitismo todo el mundo con tendencias disidentes se hallaba bajo la
sospecha de estar implicado en el "pecado de los judíos" o en la "locura judaica", ahora aparece su implicación en
alguna supuesta locura islámica. La fuerza de convicción parece ser la misma. Subliminalmente podría desempeñar
un papel en esta transformación el hecho de que también los árabes, entre quienes nació el islam, son semitas. Ya en
las cruzadas se identificó israelitas con ismaelitas, que era el nombre para los árabes. Este nuevo antisemitismo se
dirige contra estos ismaelitas. Es obvio que el peligro actual es que resulte un proyecto de aniquilamiento semejante
al holocausto, solo que más devastador todavía.
Ahora bien, detrás de toda conspiración mundial siempre se encuentra el diablo universal. El actual presidente
Bush, por tanto, se presenta como predicador en contra del diablo de manera parecida a como ya lo hiciera Reagan, y
en sus enemigos ve "the evils's face" (La cara del malo o del diablo). En su viaje a los Balcanes visitó Rumania
donde habló tanto de Husein como de [278] Ceausescu como dictadores que nos muestran esta "evil's face". La lucha
contra la conspiración mundial se revela, entonces, como un gran exorcismo. Al hablar de este exorcismo, Bush dijo
que antes de comenzar a hablar vio un arco iris, de donde concluyó: «God is smiling on us today» (Dios hoy nos
sonríe)1.
Cuando se realiza la actual propaganda anti-diablo, no se trata de algo simplemente metafórico. El diablo de Bush
es el monstruo que la razón instrumental produce al soñar. Todo lo que se percibe como distorsión de esta marcha de
la razón instrumental, aparece en el soñar de esta razón como diablo. A través de Bush, el propio sistema sueña su
diablo. Para Goya, Napoleón, con su diablo respectivo, era el enemigo de la diosa razón de la Revolución Francesa.
Las mismas conspiraciones mundiales son parte de este soñar de la razón instrumental, que arrasa con el mundo.
Bush proviene de la sociedad estadounidense, que probablemente es hoy la sociedad del mundo más fascinada
por las luchas con el diablo en todas las dimensiones de la vida humana. En muchos movimientos cristianos
fundamentalistas, los servicios religiosos tienen enteramente el carácter de exorcismo. Eso invade ahora la política
mundial, que pierde su racionalidad al ser transformada en lucha contra el diablo, cuya cara es la conspiración
mundial terrorista fabricada en función de esta transformación del imperialismo en lucha contra el diablo. Y así
1
Según CNN, Internet, saturday, november 23,2002 Posted: 12:13 PM EST
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como para luchar contra el monstruo hay que hacerse también monstruo, ahora hay que hacerse diablo también para
poder luchar contra el diablo. Monstruos fabricados, diablos fabricados y proyectados. No existen, por tanto, límites
para esta lucha. Todo es lícito.
No obstante, estas proyecciones de monstruos no nos dicen nada o casi nada ni de Bin Laden, ni de Al-Qaeda, ni
de Arafat, ni de Husein. Tampoco sobre ninguna pretendida conspiración. Entonces, ¿sobre quién nos dicen algo?
Estas proyecciones, en efecto, no son completamente vacías ni son simple mentira. Pese a que ellas no dicen nada
o casi nada sobre Bin Laden, Arafat o Husein, dicen algo. Dicen algo sobre quien realiza estas proyecciones, y dicen
poco sobre quien se proyectan. Cuando el presidente Bush (padre) describía a Husein como un Hitler, cuando toda la
población estadounidense lo seguía en esto y cuando, finalmente, toda la comunidad de las naciones casi sin
excepción seguía esta proyección del monstruo en Husein, eso nos dice algo sobre el presidente Bush, sobre los
EEUU y sobre la situación de la comunidad de las naciones.
Ahora que, siempre debemos suponer algo que subyace a este tipo de proyección, y es: para luchar contra el
monstruo, hay que [279] hacerse monstruo también. Ya Napoleón decía: «Il faut opérer en partisan partout ou il y a
des partisans» (Para luchar contra el partisano, hay que hacerse partisano también).
Posiblemente, desde ambos lados en lucha se hace la proyección mutua del monstruo, uno frente al otro. Esto es,
ambos se hacen monstruos para luchar contra su respectivo monstruo. Sin embargo, eso no significa que ambos
tengan razón. Al contrario, por más que se transformen en monstruos para poder llevar a cabo esta lucha, ninguno la
tiene. Porque la proyección polarizada es la creación mutua de la injusticia en nombre de la justicia -"justicia
infinita" -, la cual actúa por ambos lados de igual manera. Nunca es cierta, ni siquiera en el caso en que el otro, en
quien se proyecta el monstruo, parece realmente un monstruo. La mentira es un producto del propio mecanismo:
hacerse monstruo para luchar contra el monstruo.
Este monstruo es el anti-sujeto. Proyecta el monstruo en los otros, para acallar al sujeto. El sujeto no desaparece,
es transformado en este anti-sujeto que proyecta los monstruos en otros para hacerse monstruo también. Resulta,
entonces, que la negación del sujeto produce monstruos que son el sujeto substitutivo. Son fetiches. Pero los fetiches
viven y actúan.
Como consecuencia se manifiesta la racionalidad del pánico, la cual Kindleberger describe magistralmente:
"Cuando todos se vuelven locos, lo racional es volverse loco también"2.
Se trata de una lógica resultante de las fuerzas compulsivas de una competencia totalizada que se encuentra en un
movimiento vacío. Es una racionalidad de la locura, que tapa las salidas. Kindleberger lo afirma de la manera
siguiente: “Cada participante en el mercado, al tratar de salvarse a sí mismo, ayuda a que todos se arruinen” 3. [280]
Si cada uno ayuda a que todos se arruinen, cada uno también ayuda a arruinarse a sí mismo. Porque cada uno es
parte de todos. Uno tapa la salida al otro. Todos persiguen el monstruo y, para poder perseguirlo, se transforman en
monstruos. Se pierde de vista la realidad y, por consiguiente, se la destruye.
Pero cuando uno tapa la salida al otro, la competencia cambia su lógica. Como ya no hay salida, cada uno corre
para asegurarse ser el último en caer. Surge una lucha a muerte que ya no busca salidas, sino ser este último que
caiga. Se han cerrado los horizontes y todos han ayudado a cerrarlos. Se ha renunciado a la salida para que el más
poderoso se imponga como el último en caer. Esto lo hace con la vaga esperanza de que si por alguna razón aparece
una salida, él todavía podrá aprovechada.
En el Coliseo romano se practicaba un juego cruel, que parece una parodia de esta situación producida hoy
mundialmente. En este juego se mandaba a cien gladiadores a la arena. Tenían que luchar indiscriminadamente entre
sí, hasta que no quedara nadie con vida. Y si el último quedaba con vida, se lo degollaba. Mas había una vaga
esperanza. En el último momento el emperador podía levantar el pulgar como señal de poner fin al juego y en tal
caso el último gladiador salía con vida. El juego se llamaba "sine missione" 4. No es nuestra famosa "misión
imposible", sino un juego sin misión. Por eso, su nombre también podría ser traducir como "sin sentido". Hoy hay
juegos electrónicos que semejan una copia de este juego del Coliseo5.
2
Kindleberger cita a un especulador de la bolsa, quien dice: "When the rest of the world are mad, we must imitate
them in some measure" (Cuando todos se vuelven locos, lo racional es volverse loco también). Kindleberger, Charles
P. Manias, Panics and Crashes: A History of Financial Crises. New York, Basic Books, 1989, págs. 134 y 33, 38 y
45.
3
"Each participant in the market, in trying to save himself, helps ruin all". Ibid., págs.178s. Con todo, se asusta por
las consecuencias y las reduce a casos singulares: "...I conclude that despite the general usefulness of the assumption
of rationality, markets can on occasions... act in destabilizing ways that are irrational overall, even when each
participant in the market is acting rationally" (Concluyo que a pesar de la utilidad general de los presupuestos de
racionalidad, los mercados pueden ocasionalmente... actuar de maneras desestabilizadoras que son por completo
irracionales, aunque cada uno de los participantes en el mercado actúe de forma racional). Ibid., pág. 45.
4
Agradezco la información sobre este juego a Elsa Tamez.
5
Hay un juego electrónico denominado "Robot Coliseum (RK12-2)", que se anuncia: "Make your own robots to
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Todo el mundo juega hoy este juego sine missione, el cual es ahora mucho más cruel que en tiempos de los
romanos. Monopolizar el agua, el trigo, el petróleo, los genes, monopolizado todo es el medio para aplastar a los
otros. Por eso la lucha no es por ningún interés específico, sino por el todo. El imperio trata de determinar quiénes
pueden sobrevivir como últimos y, finalmente, determina al último que caerá. Surge asimismo la vaga esperanza del
último gladiador de que haya un emperador que lo deje salir con vida levantando su pulgar.
Son esperanzas que funcionan como narcóticos. En 1992, en la conferencia sobre el ambiente en Río de Janeiro,
decía Bush (padre): “Aunque exista calentamiento del aire, los países ricos encontrarán soluciones gracias a su
tecnología”6. [281]
El emperador aquí es la ilusión de un progreso tecnológico capaz de subsanar los daños que la propia tecnología,
en su aplicación indiscriminada, está originando. Los fundamentalistas cristianos de los EEUU que acompañan este
fundamentalismo del mercado, tienen otro emperador que levantará el pulgar al último que quedará después de esta
tribulación: ¡Cristo viene!
Se sabe que el asesinato es suicidio. Aun así, se trata de extender el intermedio entre el asesinato y el suicidio
para poder seguir asesinando.
Aquí, aparentemente, el sujeto es asumido por el anti-sujeto sin capacidad de retorno.
Aparece un "hoyo negro". Después de la reciente detención de al-Nashiri, sospechoso de ser un alto dirigente de
AI-Qaeda, la CNN dio la siguiente noticia:
Sin vacilar, un US-oficial dice: "El ha sido de alguna ayuda en términos de información". La clave para
lograr información consiste en encontrar el punto débil de al-Nashiri, como lo dice Cindy Capps del Centro
para Estudios de Contrainteligencia (Center for Counterintelligence Studies). "Cada persona tiene un botón
que se puede apretar", indica Capps, un ex-especialista del FBI para interrogatorios. "Tienes que encontrar
este botón".7
Buscan el botón, y todos sabemos lo que eso significa. Sin embargo, las palabras del especialista en torturas
tienen un referente que nos muestra la parodia. Georges Orwell, en su novela 1984, nos presenta a O'Brien, el
torturador del Big Brotber, quien reflexiona muy perspicazmente sobre sus métodos de tortura8:
- Me preguntaste una vez que había en la habitación 101. Te dije que ya lo sabías. Todos lo saben. Lo que
hay en la habitación 101 es lo peor del mundo 8 (pág. 297).
- Lo peor del mundo -continuó O'Brien- varía de individuo a individuo. Puede ser que le entierren vivo o
morir quemado, o ahogado o de muchas otras maneras. A veces se trata de una cosa [282] sin importancia,
que ni siquiera es mortal, pero que para el individuo es lo peor del mundo (pág. 298).
- El dolor no basta siempre. Hay ocasiones en que un ser humano es capaz de resistir el dolor incluso hasta
bordear la muerte. Pero para todos hay algo que no puede soportarse, algo tan inaguantable que ni siquiera
se puede pensar en ello. No se trata de valor ni de cobardía (págs. 298s.).
Es difícil decir si el torturador Capps es una parodia de O'Brien, o a la inversa. Con todo, no puede haber mucha
duda de que O'Brien es el instructor de Capps. Éste aprendió concientemente con O'Brien, y el O'Brien de Orwell se
ha convertido en el tipo ideal del torturador para los torturadores de hoy. Ha llegado a ser un ideal para la
aproximación.
Es el ideal del sujeto negado sin retorno. Capps-O'Brien apuntan a esta meta: el sujeto torturado convertido al
amor al torturador. También los torturadores tienen un gran ideal. Es el ideal del infierno en la tierra.
La propia razón instrumental sueña, y está soñando, estos monstruos. ¿Por qué lo hace? En su marcha por el
mundo -la estrategia de globalización es hasta hoy la última etapa de esta marcha de los Nibelungos- sueña todos los
obstáculos a esta marcha en forma de monstruos por exterminar. Con eso, todas las alternativas posibles son
fácilmente transformadas en monstruos por matar. Los problemas concretos -hoy sobre todo la exclusión de la
población y la crisis ambiental-, cuya solución exige las alternativas, son relegados a un segundo o tercer plano y
pierden significación en relación a la lucha contra los monstruos. La misma realidad concreta desaparece. No
obstante, esto precisamente abre el paso a la marcha sin límites de la razón instrumental-calculadora. Por esta razón,
no puede haber salida sin disolver tales monstruos. La sola discusión de alternativas no los disuelve.
fight to the deathin the arena". Es de Ryan Koopmans, [email protected]. Pero en general abundan juegos del
modo de jugar llamado "arcade", que suelen ser del mismo tipo: uno contra todos hasta la muerte.
6
Según Mohamed Larbi Bouguerra. "Au service des peuples ou d'un impérialism écologique", en Le Monde
Diplomatique, mayo 1992, pág. 9.
7
Without elaborating, one U.S official said: "He has been of some help in terrns of information". The key to getting
the information is finding al-Nashiri's weak spot, according to Cindy Capps, with the Center for Counterintelligence
Studies. "Every person has a button that can be pushed", said Capps, a former FBI interrogator. "But you have to find
the button". (Noticias CNN Internet, saturday, november 23, 2002).
8
Orwell, George.1984. Barcelona, Ediciones Destino, 1979.
Unidad 1, lectura 4 7
tan activas para tapar la salida, muestran dónde hay que buscarla. Está allí, donde ponen el tapón. Ponen piedras en el
camino del sujeto, sin embargo, como dice Erich Kastner, hasta con las piedras que se nos ponen en el camino se
puede construir algo. [285]
En la actualidad hay muchas parodias de este tipo. Pero estas dos pueden mostrar la forma en que aparecen.
Todas presentan esta "voluntad contraria como enfermedad".
4. INTERCULTURALIDAD Y FUNDAMENTALISMO.
Vivimos en una sociedad que ha perdido sus fundamentos y ha entrado en un período de abierta decadencia. Lo
que está colapsando son las relaciones sociales mismas. Se trata de algo peor que la crisis de la exclusión y del
ambiente. Con la crisis de las relaciones sociales colapsa la propia posibilidad de enfrentar las otras crisis. En tal
situación, evidentemente no basta con concebir alternativas y presionar por ellas. Hay que reconstituir aquel fun-
damento que funda la posibilidad de la concepción de alternativas y de su realización.
Ésta es la razón por la que debemos retomar al sujeto. El sujeto humano que afirma su vida de manera realista, lo
que significa que lo hace en una realidad de la cual sabe que el asesinato es suicidio. Este es el fundamento perdido,
sin el cual nadie podrá enfrentarse al sistema de muerte. Es lo contrario a lo que hoy hacen los tal llamados
fundamentalismos.
Al igual que la ortodoxia jamás es la fe verdadera, el fundamentalismo jamás nos expresa qué es el fundamento.
El fundamentalismo, en todas sus formas, se basa en la negación del sujeto. Sin embargo, el fundamento es el sujeto.
El sujeto es la palabra que está en el inicio de todas las cosas. Por eso la palabra es la vida. En el inicio está el grito
del sujeto, el sujeto como grito, el grito que es sujeto. Es la interpelación de todo en nombre del sujeto. La palabra es
un grito. En el inicio está el grito. El grito es rebelión: en el inicio está la rebelión. Ya Camus piensa la rebelión en
este sentido. Cuando él dice: "Yo me rebelo, luego existimos", contesta a Descartes, en cuya tradición tendría que
decir: Yo me rebelo, luego existo. La rebelión estaría vaciada9.
Pienso que únicamente a partir de la afirmación de ese sujeto es posible disolver los monstruos fabricados, lo
mismo que asegurar realistamente la discusión y promoción de las alternativas necesarias.
¿Dónde está este sujeto? Está en el origen de todas las culturas sin excepción. Está como ausencia presente, que
exige ser recuperada [286] en cada momento10. Lo vimos desde la cultura africana, citando a Desmond Tutu: "Yo soy
solamente si tú también eres". Es fácil hallar formulaciones muy parecidas en las culturas indígenas de América
Latina. Pero está de igual modo en las culturas mundiales de tradición judeocristiana, islámica, oriental, etc., si bien
en estas culturas está más escondido.
Para dar el ejemplo del judeocristianismo y su mandamiento del amor al prójimo. Según Lévinas, la traducción
correcta del llamado al amor al prójimo es: Ama a tu prójimo, tú lo eres. En esta forma, el sujeto es evidente. El "tú
lo eres" expresa de otra manera el: asesinato es suicidio. Como tal, no obstante, es ambivalente; por tanto, le sigue el:
ama a tú prójimo como actitud realista frente a la vida. No se trata de ningún juicio de valor ni de una exigencia
desde afuera de la realidad, sino de la exigencia de afirmar la vida en términos realistas. Eso significa, en términos de
una realidad cuya característica es el: asesinato es suicidio. Por consiguiente, se trata de un llamado a ser sujeto.
No obstante, nuestra traducción corriente esconde este llamado a ser sujeto, diciendo: ama a tu prójimo como a ti
mismo.
Ahora bien, este ser sujeto del ser humano está en cada una de las culturas humanas, mas está escondido, muchas
veces negado. Está, aunque negado. Sin embargo: "negatio positio est". Está presente en esta forma. Tal negación del
sujeto no es un proceso arbitrario. Toda cultura debe institucionalizarse como civilización con sus leyes, rituales, etc.
Pero institución es necesariamente administración de la muerte. La infinitud del sujeto es sometida a la finitud de la
9
Sería la rebelión, tal como la ve la empresa Apple: "El mundo está lleno de rebeldes e inconformistas. Son personas
que se dedican a diseñar, inventar, inspirar, sorprender. Y para la gente con imaginación, una herramienta adecuada
puede marcar la diferencia con el resto. Apple es el líder en herramientas para profesionales de la creación".
Propaganda Comercial de Apple distribuida en 1998 con el título "Think different".
10
Así lo ve Girard: "El logos joanico es ciertamente el Logos extraño a la violencia; por tanto es un Logos siempre
expulsado, un Logos que no está nunca en las culturas humanas y que no determina nunca nada en ellas de forma
directa; estas culturas se basan en el Logos de Heráclito, esto es, en el Logos de la expulsión, en el Logos de la
violencia que no sigue siendo fundadora más que en la medida en que se la desconoce. El Logos de Juan es el que
revela la verdad de la violencia haciéndose expulsar. Se trata en primer lugar de la pasión, como es lógico, pero bajo
una forma de generalidad que presenta el desconocimiento del Logos, su expulsión por parte de los hombres, como
un dato fundamental de la humanidad". Girard, René. El misterio de nuestro mundo. Claves para una interpretación
antropológica. Diálogos con J. M. Oughouruan y G. Lefort. Salamanca, Sígueme, 1982, pág. 307. "El Logos del
amor deja hacer; se sigue dejando expulsar por el Logos de la violencia, pero su expulsión es revelada cada vez
mejor, develando así que el Logos de la violencia no existe en realidad más que expulsando al verdadero Logos,
siendo por así decirlo un parásito del mismo". Ibid., pág. 310.
Unidad 1, lectura 4 9
cultura determinada e institucionalizada, que necesariamente lo niega. Aun así, toda cultura tiene que recuperar este
sujeto negado frente a su propia institucionalización (una especie de negación de la negación). Por eso, la cultura se
desarrolla y tiene historia. Y en cada cultura podemos descubrir este proceso circular, el cual parte del sujeto en su
infinitud, pasa a su [287] negación institucionalizada, para llegar continuamente a la recuperación del sujeto, lo que
mueve la cultura como su historia.
La sociedad moderna es la única sociedad humana que ha interrumpido este círculo del sujeto, su negación y su
recuperación. Eso le confiere su enorme poder de conquista, tanto de todas las poblaciones de la tierra como de la
naturaleza misma. Pero a eso se debe igualmente su extrema capacidad destructora, tanto del ser humano como de la
naturaleza externa a él.
La sociedad moderna -tomando modernidad como el período histórico desde el siglo XV en adelante- efectúa la
negación del sujeto sin admitir ninguna recuperación de éste sujeto frente a esta negación. Lo hace por la
absolutización y posterior totalización de las leyes del mercado. Polanyi habla de la "salida del cauce"
("disembedding") del mercado, el cual se desentiende de las condiciones de posibilidad de la vida humana y, por
tanto, la subvierte con la tendencia a destruida.
Con ello se pierde de vista la realidad como condición de posibilidad de la vida humana. Lo que queda de la
realidad no es más que un gran montón de elementos, frente a los cuales no cabe sino la acción medio-fin y el cálculo
del máximo de ganancias. Se trata de un montón de elementos a disposición de acciones calculadas linealmente para
el provecho de la producción y el consumo, y de una lucha sin cuartel para acceder a estos elementos.
En el grado en que ahora no se replantea el sujeto para reconstituir la realidad y el realismo de la vida, aparecen
los fundamentalismos. El sistema se vuelve ciego.
La palabra fundamentalismo tiene su origen en un movimiento cristiano surgido a principios del siglo XX en los
EEUU. Surgido como movimiento sin mayor relevancia, adquiere importancia no solo nacional sino también
internacional, durante la segunda mitad de ese siglo. Tal auge del fundamentalismo cristiano no se explica sin tomar
en cuenta la aparición de otro fundamentalismo, el cual adquiere importancia desde el decenio de los sesenta y se
impone al mundo a partir del golpe militar en Chile, en 1973, y de los gobiernos de Margaret Thatcher en Inglaterra
y de Ronald Reagan en los EEUU. Es el fundamentalismo del mercado, que no tiene sus raíces directamente en
movimientos religiosos. Se lo llama así desde los años noventa, y la expresión la asumió luego el economista Stiglitz.
El fundamentalismo del mercado, nacido del neoliberalismo, declara definitivamente la negación del sujeto, esta vez
en términos mundiales y globales. Toda intervención en el mercado es vista ahora como una distorsión por eliminar.
Aparece el pillaje global como estrategia mundial, sin tomar en cuenta ni la globalidad ni la complejidad del mundo.
Es el tiempo de los "terribles simplificateurs", que Jacobo Burckhardt anunciara ya en el siglo XIX. [288]
El fundamentalismo cristiano, con su antiliberalismo, resultó una corriente ideal y de gran fuerza para acompañar
al fundamentalismo del mercado de la estrategia llamada globalización. Sin este apoyo, difícilmente Reagan y hoy
Bush habrían conseguido el apoyo masivo que obtuvieron. Además, aquel fundamentalismo complementa la
corriente que sustenta teóricamente a la estrategia de globalización. Justamente, los argumentos del fundamentalismo
cristiano contestan a las críticas que reprochan a tal estrategia las catástrofes que produce. Aceptan que estas
tendencias catastróficas están en marcha, pero las asumen como voluntad de Dios expresada ya en profecías antiguas
que pretendidamente anuncian estas catástrofes para el tiempo actual. Llaman pues a aceptarlas hasta el final como
"tribulaciones" mandadas por Dios, a las cuales seguirá el "¡Cristo viene!". A la irresponsabilidad de los responsables
del proceso, le dan justificación divina.
Ahora bien, en el momento en que estos dos fundamentalismos se aparejan, brotan otros fundamentalismo
religiosos en las culturas amenazadas por el proceso de homogeneización impulsado por el mercado mundial. Entre
éstos se encuentra el fundamentalismo islámico, y probablemente también el actual fundamentalismo del Vaticano y
otros. Con todo, estos fundamentalismos de contestación llevan a respuestas ciegas sin ninguna capacidad
alternativa. En casos extremos desembocan en un terrorismo ciego sin destino, el cual puede engendrar situaciones
caóticas que tampoco admiten salidas.
Ésta es la situación en la que debemos plantear de nuevo la cuestión del sujeto. Me parece el punto de partida
para poder enfrentar este sistema racionalmente y en la perspectiva de soluciones alternativas. Hay que hacerlo
partiendo de las culturas tradicionales de la humanidad, por la simple razón de que todas ellas justo se originan en
este sujeto humano. Esto en el sentido de un principio de generación: las culturas se generan a partir del sujeto,
aunque pasen por su negación. Emerge aquí un plano de encuentro intercultural en función de hacer presente el
sujeto humano frente al fundamentalismo del mercado y su destructividad. Esto constituye asimismo un desafío para
las culturas. Ellas tienen que ser llamadas a recuperar su origen para poder defenderse, como culturas, frente al
fundamentalismo del mercado. Solo pueden enfrentarlo en nombre del sujeto en su origen, pero tampoco pueden
sostenerse como culturas de tradición, sin enfrentar en nombre de este sujeto al fundamentalismo del mercado que
las amenaza en su esencia. A partir de allí visualizo la posibilidad de una interculturalidad para el futuro, que no
amenace a ninguna cultura en su especificidad, y dé la posibilidad de actuar de común acuerdo frente al
fundamentalismo del mercado que las amenaza a todas. [289]
Unidad 1, lectura 4 10
11
Hayek, Friedrich von. "Entrevista", en Mercurio (Chile), 19.04.1981.
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con la ilusión de que el simplismo pueda un día funcionar. Y existe una fórmula para este proceso: la elimi nación de
las distorsiones del mercado. Ella resume bien qué es el fundamentalismo del mercado. Tales distorsiones derivan de
la complejidad del mundo. Cada solución compleja en correspondencia con la complejidad del mundo, es una
distorsión del mercado. Su eliminación destruye la complejidad del mundo y lo vuelve invivible.
Este es el proceso de destrucción en curso en la actualidad. En 1991, Maucher, presidente de la multinacional
suiza Nestlé, declaró que quiere ejecutivos con "instinto asesino" ("Killerinstinkt") 12. El "instinto asesino" es
ciertamente el instinto básico que se necesita para continuar con esta estrategia. Y parece haber suficiente. El
informativo Attac da la siguiente noticia:
Reproducimos estas declaraciones de Ángel María Caballero, presidente de la Asociación Nacional por la
Salvación Agropecuaria, denunciando las actividades ilícitas de la multinacional Nestlé, que envía leche de
Uruguay y la remarca para ocultar su origen y su vigencia vencida.
Estas declaraciones cobran nueva actualidad porque el periódico El Tiempo del sábado 7 de diciembre,
registra que a las 200 toneladas de leche decomisadas la semana anterior, se suman otras 120 toneladas,
decomisadas cuando nuevamente estaban en proceso de reetiquetado para simular que fueron producidas
dentro del país y para ocultar que se trata de leche vencida no apta para consumo humano. Estos hechos
revelan la corrupción de las multinacionales que juegan con la salud humana con tal de realizar grandes
ganancias.13
Llamar hoy a respetar la complejidad del mundo, equivale a llamar a terminar con un proceso de destrucción de
la complejidad en pos de hacerla compatible con las soluciones simplistas de los terribles simplificadores. [292]
Pero los terribles simplificadores hablan otro lenguaje. Ya lo vimos en Hayek, cuando presenta al mercado como
instrumento único, que sería complejo en sí. Se ruega la complejidad del mundo, no obstante se hace pasar esta
negación como respeto a esa complejidad. Es el lenguaje de la novela 1984 de Orwell, en el cual la guerra es paz, la
tortura es amor al prójimo.
Este mismo lenguaje se manifiesta hoy en otro nivel. Se trata del lenguaje sobre el tal llamado terrorismo. Lo que
los ejecutivos del sistema llaman hoy terrorismo, es en sí una terrible simplificación. El fenómeno al cual se refieren
es sumamente diverso, tanto en sus expresiones como en sus causas. Aun así, la terrible simplificación lo reduce a
algo muy simple. Lo reduce para responder en términos igualmente simples. No queda entonces más que una sola
respuesta: el terrorismo del Estado. Los terribles simplificadores no ven más que un enfrentamiento entre el
terrorismo de otros y el propio terrorismo del Estado. Según la confrontación, aparece entonces el terrorismo total
(del Estado) contra el terrorismo.
Pero lo que se enfrenta como "terrorismo" es un fenómeno extremadamente complejo. Exige respuestas en todos
los planos de la sociedad. Exige respuestas en el plano económico de la estrategia de globalización, que ya en sí
resultó una estrategia terrorista, al igual que en los planos sociales e, inclusive, de la cultura. Los terribles
simplificadores, por el contrario, reducen todo a un único problema -el llamado terrorismo- y a una única respuesta
-la del terrorismo del Estado, sea esta la represión policial que cada vez más vuelve a la tortura sistemática, sean las
guerras de destrucción de países enteros bajo el pretexto de la guerra contra el terrorismo.
No obstante, continúan hablando de la complejidad. Cuando hoy amenazan hasta con la guerra atómica contra
países indefensos, lo hacen en nombre del respeto a la complejidad. Así, a finales del año 2020 un oficial del
gobierno estadounidense presentó un documento sobre "Estrategia Nacional para Combatir Armas de Destrucción
Masiva" (National Strategy to Combat Weapons of Mass Destruction). En nombre de este combate anunció el uso
indiscriminado de armas de destrucción masiva en manos del gobierno de los EEUU en el mundo entero. Sobre esta
amenaza a todo el mundo, sin embargo, dijo: “Es la primera vez que se ve una estrategia compleja para enfrentar una
amenaza compleja” (It' s the first time you're seeing a complex strategy to deal with a complex threat) 14. [293]
Es la amenaza del terrible simplificador, expresada en nombre del respeto a la complejidad. Se simplifica tanto,
que el resultado puede ser la destrucción de todo.
La discusión sobre la complejidad del mundo está perdiendo su sentido, y será muy difícil recuperado.
12
En la revista suiza Arbeitgeber, 1/1991.
13
[email protected], dec. 15 16:45:09 2002
14
CNN, wednesday, december 11, 2002 Posted: 2:02 AM EST (0702 GMT): "The sixpage document, dubbed
'NationalStrategy toCombat Weapons ofMass Destruction', is a joint report from National Security Adviser
Condoleezza Rice and Homeland Security Director Tom Ridge".