Documental Performatico
Documental Performatico
Documental Performatico
Documental Performativo
Características
Se trata de documentales que no tienen una construcción a priori y que también
modifica las formas de hacer guiones ya que se piensan como aproximaciones a
situaciones, no escenas ya prefijadas. Se piensan escenas a partir de premisas,
objetivos. Se pasa del documental clásico en donde se dice “el mundo es así” por un
punto de vista subjetivo en donde se reemplaza por “yo digo que el mundo es así”. El
documentalista actúa, ya sea interviniendo con su cuerpo o su voz en off, de manera
que el lugar de enunciación se funde con el espectador, apelando a él directamente.
Esta presencia del yo del documental performativo puede divide en tres formas
diferentes según Pablo Piedras:
a) La propiamente autobiografía, “una cercanía extrema entre el objeto y el sujeto de
la enunciación”,
b) los relatos de experiencia y alteralidad, donde el feedback entre la vivencia del
realizador y el objeto de enunciación permite observar que “la experiencia y
percepción del sujeto enunciador profundamente conmovida y el objeto del relato
resignificado al ser atravesado por un mirada fuertemente subjetivizada” y
c) ”los relatos epidérmicos”, en donde la primera persona esta débilmente vinculada a
la historia.
En resumen: en el documental performativo habla un sujeto sobre si mismo, un sujeto
con el otro y un sujeto sobre el otro.
¿Y cuáles son las consecuencias? Por una parte el sujeto no es ‘él mismo’ en términos
absolutos sino que es para la cámara; y por otra parte el documental ya no es objetivo
porque el cineasta se expresa a sí mismo en su relación con la realidad que registra.
Reflexiones finales
A lo largo del trabajo intentamos demostrar que varias de las propuestas de la teoría
de la performance y del documental performativo pueden relacionarse pero es
necesario señalar que no todas las características aparecen en ambos campos. Según
Peggy Phelan:
la única vida de la performance es en el presente. La performance no puede ser
guardada, grabada, documenta, o participar de cualquier otra manera en la circulación
de representaciones de representaciones: una vez que lo hace, se convierte en otra
cosa que una performance13 Peggy Phelan, Unmarked. The politics of performance.
Londres, Routledge, 1993; p. 146.
Y esto en los
documentales se ve claramente. No se pretende declamar grandes verdades que
sirvan para cualquier situación.
En la década del 90 se llega a tal punto basar el relato en la oscilante perspectiva
del yo – un yo fragmentado, parcial, individual, enigmático y emocional - que
decanta en lo que llamaremos documental performático donde el realizador que
está detrás de la cámara no sabe para dónde va la historia, no sabe qué le va a
pasar o qué va a pensar el personaje.
Los Rubios es una película realizada por Albertina Carri en el 2003 y por su complejidad y
originalidad, es un film paradigmático en el documental argentino. La historia se basa, como
hija de desaparecidos, en el hecho de prácticamente no haber conocido a sus padres.
Obligada a “construir” a sus padres a través del recuerdo, la evocación de terceros y la
propia imaginación, Los Rubios desiste en realizar esa construcción a través de la memoria.
De esta manera, se produce una deconstrucción del horror donde la realizadora busca
rearmar la identidad de sus padres y encuentra que sólo es posible el diálogo con la propia
identidad. En tanto sus recuerdos presentan inevitablemente fusionados con los de otros, en
Albertina Carri memoria y ficción tienden a hacerse indiscernibles. De allí que Los rubios
adopte una forma híbrida entre el documental, la reconstrucción ficcional y el ensayo. “Mi
nombre es Analía Couceyro y en esta película represento el personaje de Albertina Carri”,
dice a cámara, en una de las primeras escenas, la actriz Analía Couceyro.
De allí en más, la película pendula entre la primera y la tercera persona, con Carri filmando a
la actriz que representa su papel y con el equipo de rodaje como elenco.
Del mismo modo y con total coherencia de forma y contenido, Los rubios navegará entre
distintas formas de representación, incluyendo la investigación documental (con testimonios
filmados de quienes conocieron a Roberto Carri y Ana María Caruso), el género “cine dentro
del cine”, el film de denuncia (ex vecinos de los secuestrados huyen de la cámara, como sólo
puede hacerlo quien todavía tiene algo para ocultar), la confesión mediada o crudamente
personal, la dramatización y hasta la utilización de muñequitos Playmobil para representar –
desde la mirada de ese niña que era Carri cuando se llevaron a sus padres– escenas
aparentemente tan poco representables como pueden serlo el secuestro y definitiva
desaparición.
Como resultado, Los rubios logra narrar la tragedia al mismo tiempo que reflexiona sobre el
modo de hacerlo, como bien lo demuestra la inclusión de ensayos en los que la actriz, en su
papel de realizadora, repite ante cámara un monólogo que la directora incesantemente pule y
corrige, ante la mirada de una segunda cámara que a su vez la registra a ella.
A diferencia de esa “ficción de la memoria” que fue Los rubios, de Albertina Carri, M no
reniega de su carácter documental, pero aun así se permite introducir elementos narrativos o
signos provenientes del campo de la ficción. De hecho, esta construcción de sí mismo como
personaje que hace Prividera en la manera de “poner el cuerpo” en el film y de afirmar la
subjetividad de su mirada, lo convierten en un documental performativo