Liturgia y Vida Cristiana

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6.

Liturgia y vida cristiana


La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza. Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros
la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en
Cristo y aquella glorificación de Dios a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin (SC,
10).

1. La Liturgia fuente de santificación


La Liturgia tiene como finalidad el culto agradable a Dios y la santificación o salvación de los
hombres. Por eso, los últimos documentos de la Iglesia, sobre todo, desde la Mediator Dei, de
Pío XII, ha quedado más esclarecido este tema.

a. La Liturgia es fuente de santificación


Porque:
 nos otorga la vida del Espíritu en el bautismo;
 nos devuelve la vida del Espíritu en la penitencia;
 hace crecer y madurar en nosotros la vida del Espíritu por la Eucaristía;
 nos conecta al misterio pascual de Jesucristo en los sacramentos;
 renueva en nosotros la intervención de la historia de la salvación por la Palabra de Dios,
proclamada en la celebración, y que tiene eficacia sacramental;
 la oración litúrgica de los fieles es la misma oración de la Iglesia y del mismo Jesucristo:
 nos da la vida verdadera en Cristo.

b. La Liturgia actúa para que los bautizados


 vivan en coherencia con su fe;
 realicen la alianza de amor con el Señor;
 celebren la Eucaristía, y
 se comprometan en la caridad (SC, 10).

c. La Liturgia también es fuente de oración personal


Ya que la vida de Cristo, en su Cuerpo místico perfecciona y eleva la vida propia o
personal de cada uno de los fieles, debe ser rechazada cualquier oposición entre oración del
Iglesia y oración personal, más aún, sus mutuas relaciones deben ser reforzadas
incrementadas. La meditación debe encontrar un continuo alimento en las lecturas, en los
salmos y en las otras partes de la Liturgia de las Horas. La misma recitación del Oficio Divino
debe adaptarse, dentro de lo posible, a las necesidades de una oración viva y personal... La
vida entera de los fieles, durante cada una de las horas del día y de la noche, constituye como
una 'leitourgia', mediante la cual ellos se ofrecen en servicio de amor a Dios y a los hombres
(Pablo VI, constitución apostólica Laudis canticum).

2. La Liturgia cumbre del culto a Dios


La Liturgia es el culto de la Iglesia y de Jesucristo al Padre en el Espíritu. Hacia este culto
debe ser dirigida toda la actividad humana y espiritual de los bautizados. Por eso, la SC llama a
la Liturgia cumbre. La vida espiritual se actualiza en la respuesta al don de Dios, recibido en la
Liturgia como: vida teologal (fe, esperanza y caridad), conformación a la voluntad de Dios y a
imagen de Cristo. El trabajo, el compromiso, el testimonio, el servicio caritativo tienen como
último fin: congregar a todos en la fraternidad cristiana de la Eucaristía.
3. Disposiciones necesarias
Por eso, los fieles deben:
acercarse a la Liturgia con recta disposición de ánimo;
poner en consonancia su alma con su voz;
colaborar con la gracia divina y
participar en ella consciente, activa y fructuosamente (SC, 11).

La constitución Sacrosanctum Concilium afirma que: la participación en la sagrada Liturgia


no abarca toda la vida espiritual (SC, 12) y recuerda la necesidad de las obras del cristiano,
como la observancia de los mandamientos, las obras de caridad y apostolado (SC, 9); la
preparación remota y próxima para una participación (SC, 11) la oración personal y la
ascesis (SC, 12).

4. Relación de la Liturgia con la vida


La Liturgia no debe ser un contacto fugaz y pasajero con Cristo y sus misterios.
No puede reducirse a un encuentro superficial. Debe prolongarse a la existencia.
Hay que integrar Liturgia y vida. Podríamos expresarlo así: La Liturgia para la vida y la vida para
la Liturgia. Es decir, el don de la salvación que Jesucristo nos regala en la Liturgia, debe
impregnar toda nuestra vida diaria. Y ésta la debemos ir haciendo para incorporarla a la
Liturgia, al misterio pascual, en la celebración. El cristiano ha de ir integrando así, en un círculo
virtuoso: Liturgia-vida-Liturgia.

a. En dinamismo de continuidad
La Liturgia se abre a la vida. En ella, el cristiano debe realizar su propia vocación y vivir el
Evangelio. Los misterios celebrados en la Liturgia deben continuarse y manifestarse en la vida.
La Liturgia ha de insertarse en la vida: la necesidad de una coherencia entre la fe y la vida, el
aspecto ético dé la Liturgia o la dimensión litúrgica de toda la existencia humana.

b. En dinamismo de interioridad
Toda la vida cristiana es Liturgia, si es vida en el Espíritu, en cuanto que se lleva a la vida lo
que se ha celebrado en la Liturgia. Porque el bautismo sitúa al cristiano en un estado litúrgico
permanente.
Aunque, en sentido estricto, no todas las acciones del cristiano son Liturgia, sin embargo, la
Liturgia constituye. propiamente, la espiritualidad de la Iglesia. Las diversas escuelas de
espiritualidad acentúan uno u otro aspecto del misterio cristiano. Pero, la espiritualidad oficial de
la Iglesia es la Liturgia.
La espiritualidad litúrgica es la que armoniza plenamente el ritmo vital del creyente con el ritmo
de la Liturgia de la Iglesia. El cristiano ha de insertar en su propia vida existencial el proceso de
muerte y vida que siguió Jesucristo en su misterio pascual. Una vida espiritual sin contacto
asiduo y profundo con la Liturgia en toda su riqueza, se verá empobrecida y correrá el riesgo de
perder su identidad cristiana.

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