Vision General Del NT 4
Vision General Del NT 4
Vision General Del NT 4
Por fin llegan los evangelios escritos tal como hoy los conocemos, en los que sus
autores, utilizando por lo menos parte de este material escrito (unos una parte, otros
otra), ademá s de sus recuerdos personales inmediatos (vistos y oídos por ellos
mismos) y mediatos (lo oído de otros "testigos" de la vida de Jesú s), redactan y ponen
por escrito de hecho lo que la predicació n de la Iglesia primitiva transmitía de lo que
Jesú s había dicho y obrado, y de lo que era seguir a Jesú s.
En los Evangelios, pues, tenemos hoy seleccionados, bajo la inspiració n del Espíritu
Santo, los hechos y dichos de Jesú s que las primeras comunidades cristianas, dirigidas
por los apó stoles, después de la Muerte y Resurrecció n de Jesú s consideraron má s
importantes, y el sentido que tenían esos dichos y hechos de Jesú s para aquellas
comunidades concretas.
Ninguno de los discursos que aparecen en los sinó pticos (por ejemplo los cinco
importantes discursos de Mateo: el de la montañ a" caps. 5 al 17; el apostó lico: cap. 10;
el de las pará bolas: cap. 13; el eclesiá stico: cap. 18; el escatoló gico: caps 24 y 25
aparece en Juan. Y los discursos que Juan tiene en los caps. 3 al 17, no aparecen en los
sinó pticos.
El lenguaje de los otros tres es popular, concreto, vivo (sobre todo en Marcos). El de
Juan es má s solemne, a veces abstracto. No tiene ninguna de las pará bolas del Reino.
En los sinó pticos, el tema central de la predicació n de Jesú s es el Reino (48 veces en
Mateo, 34 en Lucas, 13 en Marcos). En Juan el tema central es la Vida (35 veces).
Los sinó pticos se fijan má s en lo que Jesú s hace y enseñ a. Juan centra su atenció n ante
todo en la persona misma de Jesú s, el Cristo, el Hijo de Dios, que exige a todo hombre
una fe incondicional;
Segú n los sinó pticos, los hombres se dividen en justos y pecadores. Juan los divide en
creyentes o incrédulos.
Y así muchas diferencias que nos indican que, aunque sustancialmente coincidan los
cuatro evangelios, cada uno se expresa de modo distinto, porque van destinados a
comunidades diversas, cada una con sus circunstancias y su problemá tica. Ademá s de
que cada evangelista tiene su problemá tica. Ademá s de que cada evangelista tiene su
personalidad propia y sus experiencias, que quedan reflejadas en sus escritos. Y así
cada evangelista resalta una faceta especial o particular del mismo Cristo, porque
nadie puede abarcar al Cristo total, nadie puede tener una visió n total de Cristo.
Pero es indudable que hay un solo Cristo, aunque tengamos imá genes distintas del
mismo Cristo. Hay un solo Evangelio, un solo mensaje de Cristo, aunque se exprese en
cuatro formas distintas en los cuatro libros que llamamos evangelios. Hay un solo
Señ or Jesú s, pero de él tenemos cuatro retratos vivos. Y esto, porque los autores de los
evangelios, al adaptar y actualizar el mensaje de Jesú s a los ambientes de sus
comunidades, no lo deforman, permanecen fieles a él.
Los cuatro autores de los Evangelios (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan)
han sido relacionados simbó licamente con los cuatro seres vivientes del Apocalipsis
4,7:
"El primer Viviente, como un leó n; el segundo Viviente, como un novillo; el tercer
Viviente tiene un rostro como de hombre; el cuarto viviente es como un á guila en
vuelo." Ap 4,7.
La moderna crítica literaria aplicada por los exégetas de la Iglesia Cató lica ha
permitido profundizar enormemente en las cuestiones sobre los Evangelios. Las
herramientas de las que disponemos son la crítica científica: crítica de las fuentes,
crítica de la forma literaria, crítica redaccional y crítica de las tradiciones. A
continuació n se exponen las conclusiones estudiadas hoy en día en las facultades de
teología.
Fecha, idioma y lugar: Marcos escribió su evangelio, el primero de los sinó pticos, hacia
el añ o 50-60. El idioma utilizado fue el griego. Desde Clemente de Alejandría es
tradició n situar el lugar de composició n en Roma.
Destinatarios: Marcos escribió para cristianos provenientes del mundo pagano, por lo
que no presta demasiado interés a las cuestiones de la Ley Mosaica, que no interesan a
sus lectores y sí pone cuidado en explicar las costumbres judías, que sus lectores
desconocen y por ello precisan de una explicació n.