Y Diras Gracia Sobre Gracia

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Y DIRÁS ¡GRACIA SOBRE GRACIA!

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Pr. Luis Alberto Núñez

Existen dos personas en la narración bíblica de los cuales es necesario hablar hoy y
considero que es de parte de Dios: La historia de Zorobabel (gobernador de Jerusalén
después del destierro) y de Josué sumo sacerdote (en el libro de Esdras él es llamado
Jesúa, pero en el libro de Zacarías él es llamado Josué). Cuando el pueblo de Israel fue
llevado cautivo a Babilonia por el rey Nabucodonosor, estuvieron allí bajo el dominio de
Babilonia por 70 años. Al final de ese período el imperio babilónico cayó y en su lugar
se levantó el imperio persa.

En ese tiempo hubo un rey persa llamado Ciro, la aparición de este rey había sido
profetizada por Isaías muchos siglos antes. El profeta mencionó su nombre y declaró que
él sería usado por Dios para mandar al pueblo de Israel de vuelta a su tierra. Ciro devolvió
todos los utensilios del Templo y permitió que el pueblo de Israel volviera a reedificar el
templo en Jerusalén.

Esdras, Nehemías, Hageo, Zacarías, Zorobabel y Jesúa (o Josué) fueron todos


contemporáneos. Todos ellos estuvieron involucrados de alguna manera en la
reconstrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén. Cuando comenzaron la
reconstrucción, los enemigos se levantaron.

“Entonces la gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo atemorizó para que no
siguiera edificando” (Esdras 4:3)

Los samaritanos empezaron a escribir cartas al emperador de Persia, que en aquel


momento ya no era Ciro, sino Artajerjes, diciendo que los judíos estaban reconstruyendo
el templo y que cuando hubieran terminado ya no pagarían impuestos al gobierno persa,
esa era una mentira de parte de los enemigos del pueblo de Dios. Ellos estaban intentando
mostrar que los líderes judíos se estaban rebelando contra el rey. La Biblia dice que el rey
se enfadó y envió una carta mandando detener toda obra de reconstrucción.
“Cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, de Simsai,
el secretario, y de sus compañeros, salieron apresuradamente hacia Jerusalén, donde
estaban los judíos, y les hicieron cesar los trabajos utilizando la fuerza y la violencia.
Así se detuvo la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, la cual quedó
suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia”
(Esdras 4:23-24)

La reedificación del templo, en el Antiguo Testamento la Casa de Dios, se detuvo.


Todo por causa de esas cartas mentirosas ¿sabes cuánto tiempo se detuvo? ¡15 años!
Hasta que Dios levantó dos profetas: Hageo y Zacarías. De entre todos los profetas del
Antiguo Testamento, Zacarías fue el más joven. Él probablemente tenía alrededor de 20
años cuando comenzó su ministerio. Hageo y Zacarías profetizaron para Zorobabel y
Jesúa.

“Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que
estaban en Judá y Jerusalén en el nombre del Dios de Israel, quien estaba con ellos.
2Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y

comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; junto a ellos


estaban los profetas de Dios que los ayudaban” (Esdras 5: 1-2)

Por 15 años, la obra de reedificación quedó parada, pero ahora estos dos líderes
fueron reavivados para continuar con el trabajo ¿Qué pasó para que tuvieran ese
despertar? Desde el punto de vista natural la obra se detuvo a causa de las calumnias y la
oposición de los samaritanos, pero desde el punto de vista espiritual ¿cuál fue la causa de
la paralización de la obra? Muchos ven las cosas solo como acontecimientos naturales en
su vida, pero necesitan percibir que las circunstancias, por lo general, son puertas para
una intervención espiritual maligna. Cada vez que se presente una adversidad o un
obstáculo en medio de tu caminar, en tu familia, en tu trabajo o en tu ministerio, son los
momentos donde, en primer lugar, debes creer y declarar que Dios está contigo, que Él te
ama, que no te dio la espalda, que jamás te desechó, recuerda que nosotros “conforme a
lo que está escrito hablamos porque creemos” (2 Corintios 4:13).

Si te das cuenta, verás en esta historia que el diablo había logrado paralizar a Jesúa
y Zorobabel, los líderes, por medio de la intimidación natural a través de las personas,
pero los profetas trajeron un mensaje de fe y ellos creyeron y porque ellos creyeron en lo
que Dios les dijo recibieron el favor de Dios. Quisiera esta vez hablar acerca de la
intervención del profeta Zacarías.

1. El mensaje de Dios para el sacerdote Josué

La manera como reaccionó el sacerdote Josué, por el creer, definió sus próximos
días y cambió la historia. Así será también contigo, si tu posición es creer en la obra
consumada de Cristo en lugar de creer a las voces de la adversidad y del maligno, el
resultado será maravilloso.
“Luego me mostró al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de
Jehová, mientras el Satán (otra traducción usa el término “ángel acusador”, lo
mismo que Apocalipsis 12:10) estaba a su mano derecha para acusarlo. Entonces dijo
Jehová al Satán: «¡Jehová te reprenda, Satán! ¡Jehová, que ha escogido a Jerusalén,
te reprenda! ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?». Josué, que estaba
cubierto de vestiduras viles, permanecía en pie delante del ángel. Habló el ángel y
ordenó a los que estaban delante de él: «Quitadle esas vestiduras viles». Y a él dijo:
«Mira que he quitado de ti tu pecado y te he hecho vestir de ropas de gala». Después
dijo: «Pongan un turbante limpio sobre su cabeza». Pusieron un turbante limpio
sobre su cabeza y lo vistieron de gala. Y el ángel de Jehová seguía en pie. Y el ángel
de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres
por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa,
también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te daré lugar. Escucha
pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti,
porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo. Porque he
aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos;
he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la
tierra en un día. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros
convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera”
(Zacarias 3:1-10)

Satanás estaba a lado de Josué para acusarlo, para condenarlo. Ahora entendemos
porqué la obra estuvo detenida por quince años. Puedes creer que es una causa natural,
que era la resistencia de los samaritanos, pero existía una causa espiritual más profunda:
el espíritu de condenación, acusación y de intimidación. Es verdad que Jesúa estaba con
la ropa sucia, casi siempre el diablo nos acusa de cosas que realmente hicimos, por eso el
caer en tentación es un arma maligna, porque siempre nos expondrá a la acusación, a la
condenación. El Señor mandó que se quitara las vestiduras sucias y dijo: "He aquí que
he hecho que pase de ti tu iniquidad y te vestiré de finos trajes". Hoy nuestra iniquidad
ha sido perdonada y nuestros pecados no los recuerda. Estamos vestidos de la justicia de
Cristo. En la visión se le mandó que se colocara el turbante en la cabeza. Este turbante
era la mitra sacerdotal, que tenía una placa en la frente donde se leía: "santidad al Señor",
Él estaba sin la mitra, sin la cual no podía servir al Señor.

a. Mírate como Él te ve

Esta es la obra de Dios. Lo que el Señor quiere mostrar es cómo te ve por causa de
la obra que Él hizo, porque ahora tú y yo somos sacerdotes por causa de la obra de Cristo,
entonces a pesar de tus pecados El te ve como limpio y santo ¿Por qué es importante
entender esta verdad? porque Satanás quiere que te veas a través de tus actitudes erradas
y que estas te definan, pero Dios quiere que te veas como Él te ve, porque cuanto más te
ves como Él te ve, por causa de la obra de Cristo en la cruz quien llevó tus pecados y te
cambio de naturaleza, más te comportarás como lo que realmente eres.

Se cuenta de una historia muy interesante, dice que un campesino que retornaba a
su casa después del trabajo, encontró un huevo que había caído de su nido y que no se
dañó. Cuando él tomó el huevo aun estaba caliente y decidió llevarlo a su casa e
inmediatamente lo colocó entre los huevos de una gallina que comenzaba a empollarlos.
Cuando los huevos de la gallina eclosionaron, coincidentemente este huevo también lo
hizo y salieron todos los polluelos. Al inicio todos eran muy parecidos y la mamá gallina
les ayudó a aprender como conseguir gusanos rascando la tierra y esa fue la vida de este
aguilucho hasta que un día vió un águila volando por el cielo y notó que se parecía a ella,
cuando se miró percibió que era distinto a los demás. Al día siguiente espero con ansias
que el águila apareciera, pero no apareció. Así pasaron los días y decició que era igual
que los otros y tenía que comportarse como los otros lo hacían, pero un bello día
nuevamente apareció en el cielo aquella águila y al pasar muy cerca pudo observarla y
notar que era muy parecida, entonces extendió sus alas e intento volar, pero solo consiguió
levantarse unos cuantos centímetros. Saltaba y saltaba, pero entonces los demás
comenzaron a presionarlo a través de insultos, de miramientos, de burlas y le dijeron que
su destino era ser como ellos. Al día siguiente volvió a aparecer nuevamente el águila,
entonces después de mirarlo detenidamente, estuvo más convencido que era igual a esa
águila y prosiguió con sus intentos de volar, cada vez lo hacía más alto. Su naturaleza no
estaba vinculada a la tierra, era de los cielos. De la misma manera, tú fuiste engendrado
en una nueva naturaleza y cuanto más contemples a quien te engendró en esta nueva
naturaleza (1 Pedro 1:23) más serás transformado en lo que Él definió que eres.
Contempla la gloria del Señor y serás transformado de gloria en gloria (2 Corintios 3:18).

b. El arrepentimiento no es condición para la obra consumada, el


arrepentimiento es la consecuencia de creer en la obra consumada

Quiero que percibas algo interesante, el Señor le muestra que debe arrepentirse,
andar en sus caminos y esto permitirá que tenga el privilegio de asumir un gran propósito,
estar a cargo del cuidado del templo ¡aleluya! pero ¿te diste cuenta que el Señor no
condiciona la nueva oportunidad a su arrepentimiento? tampoco le condiciona su amor.
Dios primero le muestra que lo ve santo y luego le muestra la necesidad de arrepentirse
¿que significa eso? que la obra de Dios en nosotros, a través de Cristo, no está
condicionada por nuestra actitud, sea buena o mala, sino está basada al amor que demostró
por nosotros y ahora que nos vemos como lo que somos, debemos actuar con base en lo
que somos ¡ese es el verdadero arrepentimiento! no es solamente tristeza por errar, es un
cambio de mentalidad (metanoia), es decir, debo verme como lo que soy en Cristo, ese es
el verdadero arrepentimiento porque me llevará a actuar con base en lo Dios dice que soy
¡aleluya!

La gran verdad es que Dios nos ve siempre santos, por eso tenemos acceso a su
presencia pues hemos sido justificados ¿qué es la gracia? no es libertad para que peques
deliberadamente, sino es para que te veas como Él te ve y esto te lleve a la victoria, porque
actuarás como lo que eres. El favor de Dios fluye cuando le creemos y una prueba de esto
es que Josué se levanto para edificar, cuando le crees a Dios el favor se derrama.

Cuando aceptamos la condenación inmediatamente salimos de la posición del favor


de Dios. Ellos estaban paralizados porque no estaban debajo del favor, pero en el
momento en que Josué se arrepintió él tuvo la visión de que sus vestiduras fueron
cambiadas y sus iniquidades perdonadas. En ese momento, el favor volvió y la obra pudo
continuar. Una vez que entendemos que tenemos una nueva ropa y no estamos bajo
condenación podemos fluir nuevamente en la edificación. El motivo por el cual la obra
para es porque aceptamos la condenación.
Aceptar la condenación es estar de acuerdo con Satanás y discrepar con la obra de
la cruz. Es deshonroso caer en el pecado, pero es aún más deshonroso es aceptar la
condenación.
Cuando aceptas quedarte bajo condenación el favor cesa, pero cuando tienes la visión de
que todo pecado fue pagado en la cruz y que somos libres de toda condenación
inmediatamente el favor vuelve a fluir sobre nosotros. Cuando el acusador te condena y
tu aceptas la condenación, estás diciendo, entre líneas, que Jesús no hizo un buen trabajo
en la cruz, estás diciendo que Cristo no consumó la obra, estás despreciando a tu abogado
(1 Juan 2:1-2). La condenación no viene solo con el pecado, muchas veces viene
disfrazada de crítica, supuestamente constructiva y de advertencias que tienen el objetivo
de generar miedo.

2. El mensaje de Dios para Zorobabel

En el capítulo 3, Zacarías profetiza para Josué, pero en el capítulo 4 no solo revela


cuál era el problema de Zorobabel, sino de la misma manera trae una profecía para él. Él
simplemente no entendía el momento que vivía y atribuía la situación a un problema
natural, pero no comprendía que detrás estaba la acusación, la mentira del maligno. A
Josué Dios le mostró que tenía que verse como era visto por Dios para vencer toda
acusación, para tener un verdadero arrepentimiento tenía que verse como Dios lo veía,
como santo. Hoy de la misma manera, debemos vernos como lo que somos por causa de
la obra de Cristo.

“Él continuó y me dijo: Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel: No por fuerza ni


por poder, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién eres tú, gran
monte? Ante Zorobabel serás una llanura; porque él colocará la piedra de remate, en
medio de aclamaciones: ¡Hágala gracia y gracia para ella!” (Zacarías 4: 6-7)

¿Quién eres tu gran monte?

Zorobabel, como gobernador y como líder político, lo más probable es que su deseo
era reconstruir Jerusalén y el templo, entonces vio las demandas logísticas, las
necesidades materiales y observó constantemente el panorama político debido a la
ordenanza del rey. No tenía dinero, no tenía ejército, no tenía capacidad, entonces visto
de manera natural, todo era imposible, entonces se levantó delante de él una montaña, un
gran monte que cada día crecía, durante 15 años y que tal vez no solo crecía, sino que le
decía, cada vez mas fuerte, conforme pasaba el tiempo ¡es imposible! ¡no podrás!, esto
de hecho trajo sobre él la formación de varios sentimientos negativos, podemos nombrar
dos principales que tienen que ver con la frustración:
a. Frustración por falta de recursos

Naturalmente hablando, los recursos son lo primero que miramos ante los desafíos
de Dios. Si recordamos la historia de los discípulos que se acercaron a Jesús para decirle
que no había comida para alimentar a los miles de oyentes, Jesús les dijo: “denles ustedes
de comer” (Mateo 6:35-40). Ellos inmediatamente miraron lo que no tenían, “ni
doscientos denarios alcanzarían para dar de comer a estas personas”, observa, una
montaña se levantó delante de ellos, un gran monte que crece conforme pasan los días,
muchos sentimientos de frustración pasan, sentimientos de que Dios no te comprende,
sentimientos de injusticia, que tus sueños no serán alcanzados, entonces decaes de la
gracia, dejas de creer para ver lo natural solamente, frente a tu célula, una montaña se
levantó porque creíste que no funciona porque los intentos que hiciste no dieron
resultados. Encuentras lideres, aun discipuladores que siguen diciendo ¿por qué
informes? ¿por qué nos presionan? parejas que a pesar de acompañarlos se separan, etc.
Frente a un proyecto de vida, personal también, la incertidumbre aparece, ahora solo ves
una montaña.

b. Frustración por compararte con otros que prosperan

Hay otros alrededor que experimentan éxitos, que experimentan prosperidad, un


sentimiento de incapacidad entra en ti, de fracaso, la comparación te lleva a creer que eres
menos, entonces tu defines tu destino vinculado a la mediocridad, a la renuncia y entras
en un cansancio del alma, dejas de ser feliz, la montaña va creciendo cada vez que miras
a otros exitosos, no hay recursos, no hay capacidad.

Zorobabel tenía delante de si un monte, sus ojos veían ese monte, cada mañana se
levantaba para ver ese sombrío monte, cada vez el sol llagaba más tarde a su ventana, es
entonces que Dios le envía un mensaje, recuerden que a Josué Dios le dijo: “mira que he
quitado de ti tu pecado” él tenía que ver primero como Dios lo veía, tenía que ver la obra
de Dios en él, lo mismo pasa con Zorobabel, Dios le dice “no es con espada ni con ejército,
sino con mi espíritu” ¡aleluya! es decir, Dios no envía ángeles para ordenar que quiten la
montaña, Dios no le dice al profeta que de una orden para quitar la montaña, Dios le dice
a Zorobabel, es con mi Espíritu, es conmigo, no es con tus capacidades, no es con los
recursos, es con mi Espíritu, confía primero en eso, aun cuando todo diga lo contrario,
aun cuando haya un edicto contrario ¡Es entonces! por favor observa esto ¡es entonces!
cuando esa revelación viene, que el monte será llanura, ante toda persona que tiene esta
revelación toda montaña será llanura ¡aleluya!
Tus días son definidos por cómo ves el favor de Dios en ti

Un hijo de Dios necesita la revelación de la justificación, de la revelación de la


gracia. Solo así puede experimentar el favor de Dios, nuestros días son definidos no por
las circunstancias, sino como nos vemos en medio de ellas. Vives aceptando la
condenación, la intimidación, la resistencia a través de las circunstancias o vives para
creer en la obra consumada. Nehemías tuvo, de la misma manera, una montaña delante
de él, pero esta se disipó cuando creyó en el poder de Dios: “concédeme buen éxito”
(Nehemías 1:1-2, 11).

Días gloriosos

Dios le dijo a Josué que su destino sería gobernar su casa, cuidar de sus atrios y le
dijo a Zorobabel que él colocaría la última piedra, él concluiría un proyecto, celestial y
tú serías influenciado para creer en la gracia, entonces los de tu alrededor gritarán ¡es
gracia! Lo mejor es que cada persona que está a tu alrededor sea llevada a creer que es
gracia. Al final de este periodo dirás gracia sobre gracia.

La piedra de remate era la última piedra a ser colocada. Cuando Zorobabel colocara
la piedra de remate habría aclamaciones diciendo: ¡hay gracia sobre gracia! La obra de
edificación solo puede suceder si entendemos que es por la gracia y no por nuestros
propios méritos. Es necesario declarar la gracia cada día sobre nosotros. Mientras
esperamos merecer la obra queda detenida por que salimos de la gracia. Decaímos de la
gracia cuando confiamos en nuestra justicia propia, cuando confiamos en nuestra propia
fuerza para edificar. Pero cuando confiamos en la gracia, entonces entendemos que es por
el Espíritu del Señor.

Para predicar el evangelio debemos ser libres de la condenación que te dice que no
tienes autoridad, que tus fallas te incapacitan, que tus errores te hacen inepto, es obvio
que hay cosas que son tan visibles que te quitarán la autoridad ante las personas, pero no
la unción, no tu posición ante Dios.

¿Quién eres oh monte? El Señor le muestra que es ese monte quien lo detuvo ¿cuál
es el monte que te detuvo? ante ti no es nada, no por tus fuerzas, no por tus capacidades,
es porque el Espíritu de Dios está contigo, es porque su poder está contigo que tienes que
ver que ese monte es nada. Necesitas creer y levantarte para predicar el evangelio como
el ministro que eres, olvida lo que quedó atrás y prosigue a la meta, porque no es con
espada, es con el Espíritu del Señor, es decir, la meta fue determinada por Él, decide ir
allá porque será con Él, no en tus fuerzas. Este año tiene que ser caracterizado por el vivir
creyendo en su gracia y experimentaremos favor, lo que más debemos desear este año es
el favor de Dios y este sola vendrá por el creer en su gracia.

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